La Estación 《 Larry Stylinson 》

Pow amor mio, mi corazón, mi cielo y mi todo

jejejeje que bueno que comentas y no te preocupes

que bueno que te encanto eso es genial

jejejeje ami también me pasa que

cuando me emociono y leo por la noche quiero

gritar pero recuerdo que no puedo por que si lo hago mi madre

me castiga jejejjee

Si ya se Louis el alias "Odio el amor, soy muy frio"

Esta volviendo a enamorarce

y 

a olvidar los fantasmas del pasado jejjeje intente

que fuera romántico pero no tanto porque 

bueno fue como que su primera vez para ambos y quería no sé

algo diferente pero que gusto que te haya gustado

bueno me nos leemos luego

portate bien

besos y abrazos

te quieroooooo :(L):  :(L):  :(L): 

¡Hola,  bienvenida Gabriela!

que gusto que te guste la novela

y jejejje me gusta eso de fiel lectora jejeje

la sigo pronto, gracias por comentar espero leerte pronto

besos.

 :(L):  :(L):  :(L):  

REBE!!!

Si, me tenias tan abandonada  jejejejejje ok no

que gusto me da que ya tienes internet, jejejeje yo te quieroooooooo

muuuucho jejejeje

que gusto que te encantara el capítulo

si Louis junto valor y le dio mucho amor jejeje

Louis en verdad quiere a Harry y no saldría corriendo pero

por un momento lo pense jejejee que gusto volverte a leer

sigo pronto el viernes tal vez, besos.

 :(L):  :(L):  :(L):   

18° Capítulo 

Acaba de hacer lo que nunca, pensé que haría. Había tenido sexo con un hombre, peor aun, había sido con mi sobrino, siempre pensé en el acto del sexo anal como algo desagradable, pero esa noche había cambiado por completo mi percepción de aquello.
Me encontraba en su cama, ya que era individual nuestros cuerpos estaban muy cercanos. Nuestros cuerpos, desnudos chocaban de vez en cuando. Ambos estábamos en silencio, tal vez esperando a que el otro hablara primero, pero nadie lo hacía. No sabía qué decir, ni cómo, pues con esto era como si aceptara sus sentimientos, y no sólo aceptarlos, sino que también se los devolvía.
Nunca me había imaginado teniendo sexo con algún hombre hasta que hace unas semanas Harry se entrometía en mis sueños y en mis fantasías sexuales, pensé que estaba volviéndome loco. Tomé mi ropa que se encontraba en el suelo, revuelta con la de Harry, me vestí con mi camisa y me dispuse a levantarme de la cama.
 

    
—¿Te vas? —dijo Harry. Pensé que ya estaba dormido.
    

—Sí. La cama está muy pequeña —contesté sin voltearle a ver.
    

—Entonces vamos a tu cuarto —No contesté nada— bueno yo sólo decía, no lo tomes tan a pecho. —Regresé a la cama y me senté a su lado.
    

—¿Estás bien? —preguntó.
    

—Sí, claro —contesté no muy convincente— Me acordé de que eres mí so...
    

—Shh, déjalo así —me interrumpió colocando su mano derecha en mi mejilla.
    

—Y además de otras cosas —dije tomando su mano.
    

—Creo que los dos pensamos en las mismas cosas... ¿te arrepientes de haberlo hecho? —preguntó preocupado. Yo seguía tomando su mano, pero al momento de escuchar aquella pregunta, la solté automáticamente. Me quedé en silencio y el empezó a preocuparse más. Claro que no me arrepentía, pero me avergonzaba decírselo.
 
    
—Está bien, si te arrepentiste, no te culpo, creo que fuimos demasiado lejos.
    

—No, no—balbuceé nervioso—está bien, de veras.
    

—¿De verdad? Pero aun tú todavía estás confundido, ¿no? —permanecí inmóvil a su lado.


 
La verdad es que todavía no estaba seguro de lo que realmente sentía por él, entre que si era mi sobrino, entre que si era hombre, entre que si yo era mucho más grande que él, aun no podía manejar todo eso, apenas comenzaba a asimilar el hecho de sentía que algo muy fuerte por él, como para aceptar todo de golpe.
 
    
—No es que esté confundido del todo, pero son demasiadas cosas.
    

—No importa.
    

—Mañana hablamos —murmuré.

 

Antes de que pudiera abandonar la cama de Harry, me aprisionó con sus brazos y me besó en los labios en forma de despido.
 

Al día siguiente me levanté temprano, para hacer parte del aseo de la casa. Aproximadamente como a las 10:00 a.m, se levantó Harry, entró a la cocina y nos saludamos como si no hubiera pasado nada, pero nuestras miradas entrecruzadas nos delataron.
Su rostro se sonrojó a tal punto en que llegó a parecerme adorable.
 
     
—¡Deja de verme! —refunfuñó aun más sonrojado. Comencé a reírme y él se quejó de nuevo—. ¿Con que riéndote de mí, no? —dijo y entonces se colgó de mi cuello y me besó salvajemente, metiéndome su lengua una y otra vez en mi interior. Entonces tuvimos que parar con aquel beso que se tornaba cada vez más intenso. Nos mirábamos perplejos, pues podíamos escuchar la puerta del garaje abrirse.
 
    
—Puta madre, ya llegaron —Lo solté y Harry se apartó de mí nervioso.
    

—Ah, yo voy a mi cuarto, no sé con qué cara las vería —habló casi para sí y corrió a refugiarse en su habitación.


 
Yo también me puse nervioso, pero pronto esos nervios se esfumaron al darme cuenta de que a mi esposa, cada vez le preocupaba menos mi persona, a tal punto de tratarme casi casi como a un mueble más de la casa. Al notar la cara de amargura que puso al verme, me alegraba de haber hecho eso con Harry; pero entonces veía a Susan que me saludaba tan alegre, deseosa de ver a sus padres felices, que se "querían", me hizo sentir bastante culpable, llevándose casi todo el peso de la balanza.
 
    
—¿Dónde está Hazz, papi? —preguntó Susan al ver que no salía a saludarlas.
    

—Ah, aun está durmiendo.
    

—Oye Louis, yo voy a irme otra vez hoy, mi prima va a necesitar ayuda de ahí me voy al trabajo, así que llegaré mañana en la tarde.
    

—Siempre llegas tarde —reproché y ella sólo me miró con desprecio.
La verdad me daba igual que llegara tarde, que se fuera otro día.
Por mí que se fuera un año entero si eso era lo que quería. Subí a ver a Harry, pero se había metido a bañar, así que me dirigí al estudio. Después de algunos minutos, entró Harry.
 
    
—¿Ya fuiste a saludarlas? —pregunté apenas alzando la vista de la computadora.
    

—No.
    

—Tarde o temprano tendrás que verles las caras —comenté en forma de reclamo.
    

—Lo sé—suspiró— pero...—se sentó en un extremo del escritorio. Aparté la mirada del monitor para volear a verle.
    
     
—Anda, ve a saludarlas —dije dándole unas palmaditas en no de sus muslos. Harry asintió.
 
     
—Por cierto, ya me deshice del cuerpo del delito. —dijo guiñándome un ojo y abandonando el lugar.

 
No fue hasta que salió que, comprendí a qué se refería. Sentí mis orejas hervir de vergüenza. Unas horas después llegó Mark de su pequeño viaje. Lo primero que me preguntó en cuanto me vio fue dónde estaba su mamá.
 
     
—Regresó a cuidar a tu tía, llega mañana.
     

—Ah, mañana—dijo desconfiado—, ¿y mañana va a salir con sus tonterías de que se va a ir de nuevo, no? —dijo molesto.
     

—¿Y ahora por qué te enojas tanto Mark? —pregunté turbado. Él pareció molestarse más.
     

—Ay papá, no sé si no quieres verlo, o sólo te haces—reclamó y se dirigió escaleras arriba.

 
¿Qué había querido decir con eso? Al parecer las cosas entre ellos dos no habían mejorado del todo. Mark estaba molesto con su madre, y yo no sabía el por qué. Y mientras a él le molestaba que su madre estuviera fuera de casa, yo lo festejaba como no tienen idea. La vibra que sentía cuando estaba con ella era bastante insoportable. Desde hace mucho tiempo, ya no nos contábamos lo que habíamos hecho en el día, o algo, cualquier tontería que pudiera llevarnos a una plática sana. Siempre que hacíamos el intento de conversar, ya ni siquiera como los esposos que algún día fuimos, como gente educada, se nos salía todo de control y terminábamos peleando; ella culpándome de todos sus males, y yo culpándola de los míos.

 
Desde que había llegado Harry a vivir con nosotros, encontré de nuevo a una persona a la que podía decirle cómo me había ido en el día, e igualmente preguntarle a él, mantener una conversación por horas, sin importar el tema, porque siempre, siempre, estaban dispuestas las palabras. Conforme fui hablando más con él, nos dimos cuenta de que concordábamos en muchas cosas, y aunque a veces discrepábamos en muchas otras, nunca terminábamos peleando, bueno, sólo cuando empezaba a preguntar por su mamá, yo comenzaba a mostrarme incómodo. Pero no pasaba de ahí. Había encontrado en Harry todo eso que en mi esposa ya no lo tendría nunca más. Pero maldita sea, ¿por qué teníamos que ser familiares? El hecho de que fuésemos hombres ya no me importaba tanto, con él encontraba esa paz interior que tanto necesitaba mi alma, pero ¿ser familiares? ¿Llevarle más de diez años? Eso sí me atormentaba en demasía.

 
En la noche sólo cenamos Susan, Harry y yo, pues Mark había salido con su novia, cada día buscaba cualquier pretexto para no estar en la casa. Mientras, nosotros dos, escuchábamos lo que nos platicaba Susan, acerca de la visita del día anterior, lo que había hecho y de más. Creo que en todo el transcurso de la cena, apenas y cruzamos miradas Harry y yo, pues él en cuanto me mantenía la mirada se sonrojaba y se ponía muy tenso. Susan notó que Harry se comportaba de manera extraña, pero él lo negó rápidamente, haciéndolo aun más obvio. Afortunadamente mi hija para su edad, era bastante prudente.
 
 
 
No podía dormir, sólo estaba dando vueltas en la cama, cambiando de posición cada cierto lapso de tiempo, tomaba agua, volvía a cambiar de posición y nada, simplemente no podía conciliar el sueño. Entonces escuché como se abría lentamente la puerta, y una cabeza con rizos se asomaba furtivamente. Era como si me hubiera leído los pensamientos, desde hace rato estaba pensando en él, en que me gustaría que llegara y me hiciera compañía hasta quedar dormido. En ese momento no tuve duda de que teníamos un lazo muy fuerte.
 
    
—¿Louuis? —dijo susurrando al tiempo que abría un poco más la puerta y trataba de ver si estaba dormido o despierto.
    

—Ven aquí—murmuré sentándome en la cama y haciéndole señas con la mano. Harry se sobresaltó.
 
    
—¿Es en serio?
    

—Sí, pero cierra la puerta con el seguro, por si acaso— dije susurrando al tiempo que Harry asentía y volvía a cerrar lentamente la puerta y colocaba el seguro. Aunque ninguno de mis hijos había entrado en la habitación de noche por años, no quería correr riesgos, más de los que ya estábamos dejando correr.
 
     
—Pero no me acostaré del lado de tu esposa —reprochó.
     

—Está bien —me moví al lado derecho de la cama y volví a hacerle señas con la mano para que fuera a mi lado.
     

—¿Y Mark está aquí? —preguntó a la vez que se introducía en la cama y se cubría con las colchas.
      

—Sí, llegó hace rato, por eso te dije que pusieras el seguro —dije en tono bajo, pero ya no al punto de susurrar. Nuestras caras estaban frente a frente, Harry se aproximó más a mí y hundió cabeza en mi hombro. Era tan cálido y relajante sentir su cuerpo cerca del mío.
 
    
—¿Entonces me dejarás dormir aquí? —preguntó girándose para darme la espalda y yo rodearlo con uno de mis brazos.
    

—¿No dijiste ayer que querías estar en mi cama?
    

—¡Sí, si!—contestó alegre. Con mi otra manó le acaricié los cabellos, mientras le preguntaba:
 
    
—Oye, ¿qué te gusta de mí? Soy muy viejo para ti, y soy tu tío, estoy casado, tengo hijos por qué...

    
—Oye, oye —dijo interrumpiéndome, volvió a girarse para quedar frente a mí de nuevo— para empezar no eres viejo, eres un hombre maduro, y eso te hace más guapo—solté una risita y él se aferró a mi cuello mientras proseguía—, ya sé que eres mi tío, eres casado, tienes hijos pero ¿qué quieres qué haga? Me gustaste y ya, tu forma de ser, la forma en cómo me tratas —dijo sonriendo y acercando su rostro al mío— Es algo que no se puede evitar, ¿o sí? Mejor dime por qué sientes esto por mí, no soy la mejor persona, y lo sabes, he hecho cosas que me avergüenzan y desearía nunca haberlas hecho, soy muy inútil también.
    
     
—No lo eres, sólo te falta seguridad, Harry, todos hemos hecho cosas por las cuales avergonzarnos —recordé a Diana y solté un largo suspiro— pero ni modo, hay que vivir con esos errores, son parte de la vida. ¿Y por qué siento esto por ti? Al principio no sabía exactamente el por qué, pero creo que me complementas, en todos los aspectos. —sentí como un peso menos se desvanecía en mi pecho al decirle esto, y él sonrió un poco.
   
     
—¿Entonces eso quiere decir qué?
     

—¿Qué te devuelvo los sentimientos? Creo que sí, pero tardaré un poco en adaptarme a esto, nunca había estado con un hombre y es extraño.
     

—No importa, no importa —murmuró emocionado y se aferró de lleno a mi cuello— gracias Louis, gracias por no decirme inútil a pesar de que sí lo soy.
     

—Que no lo eres, y mejor ve sacándote eso de la cabeza. Muchas veces has ayudado a Susan, y otras más a mí —no iba a decirle en qué ocasiones, prefería guardármelas. Y para que dejara de decir tantas cosas decidí besarle, a ver si así se calmaba.


Había acabado de aceptar de lleno sus sentimientos, lo cual nos convertía en amantes, amantes incestuosos par ser más concreto; es cierto que ya había pasado por esto (con su propia madre, mi hermana), pero esta vez era algo mucho más extraño, y emocionante. Íbamos a tener que ingeniárnoslas para no ser descubiertos. Y yo iba a tener que poner bien claro mis verdaderos sentimientos hacia él, para no herirlo, y para no herirme.

 
Permanecimos uno junto al otro. Rodeándolo con mis brazos, no dejé que se apartara de mí en toda la noche. Hace tanto tiempo que no dormía así con alguien, que  me sentía en paz con tan sólo tener la proximidad de un cuerpo cálido. Un cuerpo querido y preciado para mí.


Al día siguiente, cuando me desperté, ya había salido Harry de la habitación. Logré escuchar ruido proveniente de la cocina, supuse que era Mark, pues él siempre era el que se iba más temprano de la casa. Me dirigí al baño para bañarme pero se encontraba ocupado, se oía el ruido de la regadera, Susan no podía ser porque ella se bañaba en las noches, así que Harry era el que estaba dentro. Tan sólo de pensar en él, mi cuerpo se estremeció. Bajé para bañarme en el otro baño, ahí estaba Mark en la cocina arreglando sus cosas para irse, lo saludé.
 
    
—Hola papá ¿vas a usar éste baño? —dijo señalando hacia la puerta de éste.
    

—Sí, Harry está usando el otro —sentí que cuando había dicho Harry, mi voz, mi rostro, mi cuerpo, todo me había delatado, claro que sólo eran invenciones mías, pues Mark ni se inmutó.
    

—¿Mi mamá sí viene hoy, no?
    

—Pues sí.
    

—¿Y a ti no te molesta que ya casi no esté aquí, que busque pretextos para irse? —preguntó mirándome, por lo que tuve que medir bien las palabras y gestos con los que le contestaría.
    

—¿Por qué la pregunta, Mark?
    

—Por nada —cambió su semblante a uno de molestia—, sólo preguntaba. Ya me voy —dijo esto último tomando sus cosas y agitando su mano en forma de despido.

 
El canto de los pájaros comenzó a escucharse, como un recordatorio de que tenía que apresurarme a arreglarme.
Estaba seguro de que Mark sabía o sospechaba de algo, pero bueno, no era como si me importara mucho que mi esposa buscara miles de pretextos para estar el mayor tiempo posible fuera de casa. Sólo podía estar pensando en alguien en esos momentos. Sí, ya saben quién.








¡Hola!, espero les guste este nuevo capítulo que sinceramente a mi no me gusto pero tenía que subir algo ya que tuve un espacio libre jejejeje bueno dejen sus comentarios para saber que les parecio, comenten, besos.