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The Duff - Kody Keplinger Kevin&Tu Adaptación

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The Duff - Kody Keplinger Kevin&Tu Adaptación - Página 2 Empty Re: The Duff - Kody Keplinger Kevin&Tu Adaptación

Mensaje por ~.Cattita.Jonas'Miller.~ Miér 06 Ago 2014, 7:57 pm

Capítulo 14
Me di cuenta de que estaba nerviosa por la forma en que dio un paso hacia mí. Parecía frágil, y sus ojos estaban muy abiertos, yo podía adivinar, el miedo. Por una buena razón, también. A diferencia de mi padre, sabía que tenía la intención de enviar los papeles de divorcio, y yo la odiaba por ello.
Por no advertirnos a ninguno de nosotros. Así que le dispare una advertencia y me aparté cuando ella se acercó a mí.
Esto debió confirmar sus preocupaciones, porque miró al suelo y se centró en la punta de su zapato.
—Te he echado de menos, _______— Dijo mi madre.
—Claro que sí.
—Sra. Piper ¿firmó la autorización de salida? —Preguntó la secretaria, sentándose en su silla detrás del mostrador.
—Sí, lo hice —Dijo la mamá. Con su voz suave y natural. — ¿Podemos irnos? —
—Si pueden hacerlo —Rió la secretaria. Ella ahuecó su pelo y agregó: —Y yo quería que supiera, que me compré su libro. Ha sido como un salvavidas para mí. Lo leí hace un mes.
Mamá sonrió. —Oh, gracias. Me alegro de conocer a una de las diez personas que lo han leído.
La secretaria le sonrió. —Me cambió la vida.
Puse los ojos en blanco.
Todo el mundo quería a mi madre. Ella era graciosa, inteligente, y magnífica. Ella se parecía mucho a Uma Thurman, —tan lejos de ser la Duff como tu consigas posible. Todos sus defectos se escondían detrás de esa cara bonita, y su sonrisa que podía hacer creer a la gente que ella era perfecta. La secretaria, se rió y saludó cuando mamá me llevó fuera de la escuela, era otra tonta.
— ¿Exactamente dónde vamos? No me moleste en disimular mi disgusto. Ella se lo merecía.
—Um... no sé —Admitió mamá.
Sus tacones sonaban suavemente en el pavimento al caminar. El sonido se detuvo cuando llegamos a su coche, un Mustang rojo que parecía ser nuevo. No era difícil saber que le había impulsado a venir desde el Condado de Orange.
—Algún sitio que haga calor —Dijo ella estaba tratando de sonar alegre. —Me estoy congelando.
—Si te pones algo de ropa decente, puede que no tengas ese problema. —Abrió bruscamente la puerta del pasajero y retiró cosas de su asiento antes de sentarse dentro —Lo siento, esto no es California. Aquí hace frío.
—Oh, California no es como lo pintan —Dijo mamá.
Parecía tensa mientras ella se metía en el coche, y su burbujeante risa era claramente nerviosa, no humorística. —No es tan divertido como se ve en las películas, ¿sabes?
— ¿En serio? Eso es raro. Parece que te gusta más que Hamilton. Pero, bueno, te gusta estar en cualquier lugar, menos aquí, ¿no?
La risa murió, y el coche se quedó en silencio. Mamá arrancó el coche y salió del estacionamiento.
Por último, susurró, —_______, porque hay que hablar de esto. No creo que entiendas lo que estoy pasando ahora.
—Sí, parece difícil mamá —Le espeté. —Sé que el Condado de Orange debe haber sido un infierno real. ¿Cómo te las arreglaste?
—_______ Lynne Piper, no sigas con esa actitud. —Gritó. —A pesar de lo que piensas de mí en este momento, sigo siendo tu madre, y me merezco un cierto respeto.
— ¿En serio? — Resople yo. — ¿El mismo respeto que mostraste por papá enviando los documentos del divorcio de mierda sin avisarle primero a él o a mí? .Por el amor de Dios, Madre, ¿qué diablos es lo que te pasa?
Más silencio.
Sabía que esto nos llevaría a ninguna parte. Sabía que debía escucharla, considerar su versión, y compartir mis sentimientos razonablemente. Había visto lo suficiente al Dr. Phil para saber que era necesario ceder, pero yo no quería hacerlo. Egoísta, infantil, inmadura... Yo podría haber sido todas esas cosas, pero la cara de mi padre, las botellas de cerveza vacías que había recogido la semana pasada, y los papeles de divorcio, simplemente seguían apareciendo en mi mente. ¿Escuchar? ¿Tenerla en cuenta? ¿Ser razonable? ¿Cuáles eran las opciones? Ella era tan infantil y egoísta como yo. La única diferencia era que ella lo disimulaba mejor.
Mamá dejó escapar un lento suspiro antes de parar el coche al lado de la carretera. Apago el motor sin decir una palabra, y yo mire por la ventilla el paisaje, que estaba lleno de matas de maíz altas de verano, cuando finalmente mire arriba. El cielo gris de febrero, dijo todo. Frío. Desolado. Un día desperdiciado. Un esfuerzo inútil. Pero yo no hablaría primero. Tendría que ser ella ya que debía ser una adulta, por una vez en su vida.
Los segundos pasaban. El único sonido en el coche era nuestra respiración. La de mamá era entrecortada, vacilante, como si estuviera a punto de hablar, pero cambiaba de idea antes de que la primera palabra que escapara de sus labios. Esperé.
—_______ —Dijo finalmente. —Estuvimos en silencio por lo menos cinco minutos. —Yo soy.... Lo siento. Estoy tan... lo siento. —Yo no dije nada. —Yo no quería que terminara así.
Por su tono de voz me hizo preguntarme si estaba llorando, pero no giré mi cabeza. —No he sido feliz durante mucho tiempo, y después de que la abuela murió, tu papá me sugirió hacer un viaje. Me pareció que podría ayudar. Como si pudiera escapar por un rato, dar unas cuantas conferencias en diferentes ciudades, y después volver y todo sería mejor. Volver a lo que solía ser cuando tu padre y yo nos casamos. Pero...
Sus dedos largos y delgados temblaban alrededor de mí la mano. De mala gana, la miré. No había lágrimas en sus mejillas, pero pude ver un brillo en sus ojos brumosos. La presa simplemente no se había roto todavía. — Pero me equivoqué—, dijo. —Pensé que podría escapar de mis problemas, pero yo estaba tan equivocada, _______. No importa dónde vaya o lo que haga para distraerme, la realidad me puso al día con el tiempo. Llegué a casa, y después de unos días, me sentí otra vez, como antes de ir de viaje. Yo me quedaría fuera un poco más, seguiría con las conferencias, ir un poco más lejos...hasta que no pude ir más lejos en absoluto. Me alcanzó en el otro lado del país, y yo... he tenido que hacerle frente.
— ¿A qué?
—No quiero estar con tu padre nunca más.
Ella se miró las manos, todavía entrelazadas entre sí. —Me encanta tu padre, pero no estoy enamorada de él... no de la forma en que él está enamorado de mí. Eso es como un cliché, pero es verdad. No puedo seguir mintiendo y haciendo creer que las cosas están bien entre nosotros. Lo siento.
— ¿Así que quieres el divorcio?
—Sí.
Suspiré y miré por la ventanilla. Aún gris. Todavía frío.
—Tienes que decírselo a papá— le dije. -El piensa que fue un error. No puede creer... que tú podrías hacernos eso a nosotros.
— ¿Me odias?
—No
La respuesta en realidad no me sorprendió, aunque fue una respuesta que me salió de forma automática. Quería odiarla. No tanto por lo del divorcio, por la manera en que había ido la relación en los últimos años, la idea de vivir con una madre soltera no era tan nueva o perturbadora. Y, honestamente, había estado esperando que se separaran por un
tiempo. Realmente, yo hubiera querido odiarla por papá. Por el dolor que sabía que le estaba causando.
Esa noche había sufrido una recaída. Pero se me ocurrió entonces. Ella no causó la recaída. Podría culparla todo lo que quisiera, pero eso no serviría de nada. Ella tenía que asumir la responsabilidad de su propia vida, y papá tenía que hacer lo mismo. Los últimos tres años habían sido el camino hasta este fracaso y solo habíamos mirado para otro lado.
Mi madre por fin hizo frente a la realidad. Papá tendría que enfrentarse a ello, también.
—No te odio, mamá.
El cielo se había vuelto negro después de que hubiéramos dejado el aparcamiento de la escuela.
Habíamos pasado la tarde dando vueltas por Hamilton hablando de todo lo que ella había perdido. De la misma manera que hicimos cada vez que ella regresó de una gira. Sólo que esta vez, ella no volvería a casa. Al menos no para quedarse.
—Voy a ir a ver a tu padre ahora... supongo —Dijo mamá.
—Tal vez deberías pasar la noche con Casey. Es lo mejor, no sé cómo va a reaccionar.... Eso es una mentira. Yo sé cómo va a reaccionar, y no va a ser bueno.
Asentí con la cabeza, esperando que ella se sintiera mal, aunque las definiciones de no bueno eran diferentes. No había mencionado su recaída por ella, sobre todo desde que había pasado sin ningún tipo de drama significativo.
Ella tenía miedo de las lágrimas y los gritos, las cosas que se deben esperar en una confrontación de este tipo. Yo no quería que se preocupara por el consumo de alcohol, también. Realmente no había sido gran cosa al final.
—Dios, -susurró. —Me siento horrible. Le voy a decir a mi marido que quiero el divorcio el Día de San Valentín. Soy una... una puta. Tal vez debería esperar hasta mañana.
—Tienes que decírselo, mamá. Si no lo haces ahora nunca lo harás. —Me desabroche el cinturón de seguridad. -Voy a llamar a Casey y ver si puedo quedarme con ella. Tienes que ir ahora... antes de que sea demasiado tarde.
-Está bien. Ella respiro profundamente y lo dejó escapar lentamente. —Está bien, lo haré.
Abrí la puerta del Mustang y salí. —Va a ir bien. —Mamá negó con la cabeza y jugueteó con las llaves del contacto.
—Tú no eres la que tienes que ser la adulta— murmuró. —Yo soy la madre. Me tranquiliza saber que vas a estar bien. Esto es tan disfuncional.
—La funcionalidad está sobre valorado. —Le sonreí de manera tranquila— Hablaré contigo mañana. Buena suerte.
—Gracias-suspiró ella—. —Te quiero, _______.
—Yo también.
—Adiós, cariño.
Cerré la puerta y me alejé del coche. Con mi sonrisa todavía firmemente intacta, me despedí y vi cómo el pequeño Mustang de color rojo salía del estacionamiento hacia la carretera, donde dudó, como si dudara que hacer. Pero mi madre siguió conduciendo. Así que seguí saludando.
Tan pronto como las luces traseras desaparecieron, dejé que la sonrisa desapareciera de mi cara.
Sí, yo sabía que las cosas estarían bien. Sabía que mamá estaba haciendo lo correcto. Sí, sabía que se trataba de un paso a la dirección correcta, para mis padres. Pero yo sabía que papá no lo vería así... al menos no al principio. Me alegre por la tranquilidad de mamá, pero sabía que papá estaba mal.
Saqué las llaves del coche de mi bolsillo trasero y abrí la puerta. Después lancé mis cosas al asiento del pasajero, me metí dentro y cerré la puerta, poniendo un muro entre el frío de la noche de febrero y mi cuerpo. Por varios minutos, me senté en el coche en silencio, tratando de no pensar o preocuparme de mis padres.
Eso era imposible, por supuesto. Metí la mano en mi bolso y comencé a buscar entre el desorden de los envoltorios de chicle y bolígrafos. Por último, localicé mi teléfono. Lo saque y detuve el pulgar cerca del teclado.
No llame a Casey.
Esperé a través de tres tonos antes de que me contestaran.
—Hola. Soy _______. Um, ¿todavía estás ocupado?
— ¿Me estás tomando el pelo?
Yo miré boquiabierta el espejo retrovisor y vi mi cara enrojecida.
¿Otra vez? ¿En serio? Eran las diez, una hora antes de la que me había dicho Kevin que estaría desocupado. No me extrañaría encontrarlo con alguna rubia de piernas largas a escondida en su dormitorio cuando subiera las escaleras, pero la escena me pareció que era muy diferente. Kevin estaba jugando al Soul Calibur IV. Y porque soy una masoquista, lo desafié.
Dios mío, yo tenía que encontrar la manera de ganarle.
Algo más astuto que la mierda de un personaje animado que realmente me hacía sentir mejor. Antes de saberlo, ya no estaba preocupada siquiera por mamá o papá. Las cosas estarían bien. Tenían estarlo. Tenía que ser paciente y dejar que las cosas sucedieran. Y mientras tanto, tuve que patear el culo de Kevin... o tratar de conseguirlo, por lo menos.
—Ya te dije, soy genial en todo, —bromeó, poniendo el mando de la PS3 en el suelo entre nosotros.
—Eso incluye videojuegos.
Vi como el personaje de Kevin se movió por la pantalla, haciendo una especie de extraña danza de victoria.
—No es justo—, murmuré. —Su espada era más grande que la mía.
—Mi espada es la más grande de todo el mundo.
Le lance el mando a la cabeza, pero, por supuesto, se agachó y no le di. Maldita sea. — Pervertido.
—Oh, vamos, — se rió. —Duffy tú lo sabes bien.
Yo le fruncí el ceño un momento, pero yo podía sentir como se disipaba mi enfado. Por último, negué con la cabeza y sonreí.
—Bueno, tienes razón. Pero sabes que los chicos que presumen de ello casi siempre no dicen la verdad.
Kevin frunció el ceño. —Los dos sabemos que eso no es cierto. Lo has comprobado un montón de veces. —Él sonrió, se inclinó hacia mí, besando mi oreja. —Te lo puedo desmostar de nuevo si tú quieres... y sabes que quieres.
—Yo... yo no creo que sea necesario, —logré decir. Sus labios se movían por el cuello, enviando una corriente eléctrica hasta mi espina dorsal.
—Oh, —gruñó él juguetón. —Te lo demuestro.
Me reí cuando me empujó al suelo, una de sus manos capturo perfectamente el espacio por encima de mi cadera izquierda donde estaba lo más delicado. Lo había descubierto hace un par de semanas, y yo estaba furiosa conmigo misma por dejar que él usara eso contra mía. Ahora podía hacerme que me retorciera y me riera sin control cada vez que quisiera, y me di cuenta que estaba totalmente bajó el patán.
Sus dedos sondearon el punto sensible sobre mi cadera como su boca se mudó de la clavícula a mi oído. Me estaba riendo tan fuerte que apenas podía respirar. No es justo. Así no es justo. Hice un intento para darle una patada, pero él atrapo la pierna y empezó a hacerme cosquillas otra vez.
Justo cuando pensé que podría morir por falta de oxígeno, sentí vibrar algo en mi bolsillo trasero. --¡Para, para! —Rogué empujando a Kevin. Él se separo, y me senté, tratando de
recuperar el aliento, y cogí el teléfono de mi bolsillo. Yo esperaba que fuera mamá, para contarme como iban las cosas, pero cuando mire la pantalla, me sobresalte.
—Oh, mierda. Casey. —Miré hacia Kevin, permanecía tendido sobre el suelo, con las manos metidas detrás de la cabeza. Su camiseta se había subido un poco, y sólo podía ver los huesos de la cadera, asomando por debajo de la tela verde. —No digas nada —le dije. — Ella no puede saber que estoy aquí. Se dio la vuelta y contesté al teléfono, entonces dije, tan suavemente como pude.
— ¿Hola?
—Hola. Pareces enfadada. ¿Qué diablos te pasó esta noche? Jess dijo que las tres quedaríamos en el
Día de San Valentín, pero nunca apareciste.
—Lo siento—le dije—. Tuve un imprevisto.
—_______, has estado diciendo eso mucho últimamente. Siempre te surge algo o...
De repente, sentí el aliento de Kevin en la parte trasera de mi cuello.
Se había levantado del suelo y se deslizó detrás de mí sin que me diera cuenta. Sus brazos se deslizaron por la cintura, sus dedos abrieron el botón de mis vaqueros antes de que pudiera darme cuenta. —... Y Jess tenía esperanzas de que haríamos algo divertido...
No podía concentrarse en las palabras que Casey estaba diciendo cuando Kevin deslizó su mano por debajo de mis pantalones, los dedos moviéndose más y más.
Yo no podía decir una palabra. No podía decirle que lo dejara, ni mostrar ninguna reacción. Si lo hiciera, Casey sabría que no estaba sola. Sin embargo, Dios, pude sentir como mi cuerpo se convertía en una bola de fuego.
Kevin estaba riendo en mi cuello, sabiendo que me estaba volviendo loca.
—... Yo no entiendo lo que te pasa. —Me mordí los labios para no jadear cuando los dedos de Kevin llegaron al lugar de mi excitación, me hizo temblar las rodillas. Podía sentir la sonrisa en los labios mientras se movía por mi oído. Imbécil. Él estaba tratando de torturarme. Yo no podía manejar esto mucho tiempo. —_______, ¿estás ahí?
Kevin mordió el lóbulo de mi oreja y siguió hurgando dentro de mis vaqueros.
—Casey, tengo que dejarte.
— ¿Qué? _*...
Colgué el teléfono y lo deje caer al suelo. Empuje a Kevin lejos de mí y me di la vuelta para enfrentarme a él. Efectivamente, él sonreía.
—Eres un hijo de...
—Oye, dijo, levantando las manos en señal de rendición. —Me has dicho que no era capaz.
Cogí el mando de la consola para reiniciar el videojuego, decidida a darle una lección por jugar conmigo así. Yo ya le había metido en unos cuantos golpes buenos antes de que Kevin fuera capaz de recuperar su propio mando y luchara.
—Y tú me acusas de ser un tramposo —Dijo, bloqueando el puñetazo a mi chica gladiador.
—Bueno, te lo mereces —Le espeté, golpeando con furia los botones.
No importaba. Incluso con mi ventaja espectacular, todavía me golpeaba. Maldita sea.
—Feliz Día de San Valentín, Duffy—. Kevin volvió a sonreír mirándome con sus ojos grises brillantes llenos con el triunfo engreído.
¿Por qué tienen que hacer eso? .Me pregunté por qué mis pensamientos giraron hacia mis padres. Mamá le había dado la noticia, Sin embargo, papá... ¿Estaría gritando o llorando?
—_______.
Me di cuenta de que había estado mordiendo el labio un poco fuerte, entonces sentí el sabor metálico de la sangre cuando tocó la punta de mi lengua. Parpadeé y vi a Kevin,
que me observaba de cerca. Me miró un buen rato, pero en vez de preguntarme si algo iba mal o si estaba bien. Pulsó de nuevo los botones del mando. —Vamos —Dijo. —Me lo voy a tomar con calma esta vez.
Forcé una sonrisa.
—No seas estúpido—Le dije a Kevin. —Voy a patearse el culo en este momento. Te he dado ventaja. Se echó a reír, sabiendo que era mentira. —Ya lo veremos —Y empezamos otra vez a jugar.
~.Cattita.Jonas'Miller.~
~.Cattita.Jonas'Miller.~


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The Duff - Kody Keplinger Kevin&Tu Adaptación - Página 2 Empty Re: The Duff - Kody Keplinger Kevin&Tu Adaptación

Mensaje por ~.Cattita.Jonas'Miller.~ Miér 06 Ago 2014, 7:58 pm

Capítulo 15
Yo nunca había escuchado algo tan malditamente alto en mi vida. Sonó como una bomba que estaba pasando fuera justo al lado de mi oreja...una bomba que pulsaba al ritmo — Thriller — de Michael Jackson. Atontada me di la vuelta y tomé mi teléfono vibrando de arriba de la mesita de noche, mirando la hora antes de contestar. Las cinco de la mañana. — ¿Hola? —gemí. —Siento que te despierte, cariño —dijo mamá a través del altavoz. - No desperté a Casey también, ¿verdad? — —Mm-mm. Estás bien. ¿Qué pasa? —Me fui de la casa hace aproximadamente dos horas — dijo. —Tu papa y yo tuvimos una larga conversación, pero... no lo manejo muy bien, _______. Sabía que no lo haría. De todas formas, he estado dando vueltas desde entonces, tratando de ver qué hacer a continuación. He decidido registrarme en un hotel en Oak Hill durante unos días para poder pasar más tiempo contigo, y este fin de semana voy a comenzar a moverme para Tennessee. Tu abuelo necesita a alguien para cuidar de él. Sera un buen lugar para establecerse. No lo crees? —Claro, — murmuré. —Lo siento, —dijo mama. — Debí haberte dicho esto mas tarde. Vuelve a dormir. Llámame cuando salgas de la escuela, y te digo en cual hotel estoy. ¿Tal vez podemos ir a ver una película esta noche? — —Suena bien. Adiós, mamá—. — Adiós, bebe —. Puse mi teléfono en la mesita de noche y estire mis brazos sobre mi cabeza, ahogando un bostezo. Esta cama, con su cómodo colchón y sus costosas sabanas, era malditamente demasiado cómoda. Nunca había tenido tanta dificultad para levantarme en la mañana, pero eventualmente logre plantar mis pies sobre la alfombra. — ¿Adónde vas? — pregunto Kevin con una voz semidormida. —A casa — jale de mis pantalones. —Tengo que tomar una ducha y alistarme para la
escuela —. Se levantó en un codo para mirarme. Su cabello era un desastre, rizos cafés cayendo en sus ojos y sobresaliendo en la parte de atrás. —Puedes ducharte aquí, — ofreció. —Incluso podría unirme si tienes suerte—. —No, gracias—.Tomé mi chaqueta del piso y la colgué sobre mi hombro. — ¿Despertaré a tus padres si salgo por la puerta de enfrente? — —Eso será difícil considerando que ellos no están aquí—. — ¿No regresaron a casa anoche? —. —.Ellos no estarán en casa en una semana, —.dijo Kevin. —Y Dios sabe cuánto tiempo se quedaran. Un día. Tal vez dos—. Ahora que lo pienso, nunca he visto otro coche en la entrada de la casi-mansión. Kevin parece ser el único aquí cuando vengo—. Que es malditamente a menudo estos días—. — ¿Donde están? —. —.No lo recuerdo—. Se encogió de hombros y rodo sobre su espalda de nuevo. —.Viaje de negocios. Vacaciones en el Caribe, nunca puedo mantenerme al tanto con ellos—. — ¿Que hay sobre tu hermana?—. — Amy se queda con nuestra abuela cuando mis padres están fuera, —.dijo. —Que es esencialmente todo el tiempo—. Lentamente me moví de regreso a la cama. —.Así que,- —.dije en voz baja, sentándome en la orilla del colchón. — ¿Por qué no te quedas ahí, también? Apuesto a que a tu hermana le gustará tenerte cerca—. —Podría ser, — asintió Kevin. —Sin embargo, mi abuela, es una historia diferente. Ella me detesta. No aprueba mí— hizo comillas en el aire— estilo de vida. Aparentemente soy una desgracia para el apellido Rush, y mi padre debería de estar avergonzado de mí. —Su risa era hueca y vacía— Porque él y mi madre son el ejemplo de perfección, sabes—. — ¿Como sabe tu abuela sobre tu, eh, estilo de vida? — —Oye los rumores de sus amigas. Viejas brujas escuchan a sus nietas desmayándose por mí ¿y quién las puede culpar? — y luego le dicen a mi abuela todo. En realidad yo podría gustarle si saliera seriamente con una
chica por un tiempo, pero una parte de mi no quiere darle la satisfacción. No debería de cambiar mi vida para que se adapte a la de ella o a la de cualquier otra persona—. —Entiendo lo que quieres decir—.Y lo hacía. Porque yo tenía el mismo pensamiento un millón de veces a lo largo de los años. Recientemente incluso me refería a él. Sería fácil cambiar la opinión de Kevin sobre mí, pasar el rato con personas diferentes o traer a otra chica a mi círculo de amigos— como la de primer año del juego de baloncesto— para
evitar ser la Duff. Pero ¿por qué debería de hacer algo solo para arreglar lo que él o alguien más piensa sobre mí? No debería de hacerlo. Ni tampoco él. Sin embargo, de alguna manera, su situación se sentía diferente. Eché un vistazo alrededor de la habitación, sintiéndome estúpida incluso por compararlo con la cuestión de Duff. Entonces, sin querer, me encontré a mi misma preguntando, — ¿Pero no te sientes solo? En esta casa tan grande solo tu—. Oh Dios mío. Estaba realmente sintiendo pena por Kevin? ¿Kevin el mujeriego? ¿El ricachón Kevin? ¿El idiota de Kevin? De todas las emociones que sentía por él, la simpatía nunca había llegado. ¿Qué demonios estaba pasando? Pero si había algo que nos podía relacionar, sería el drama familiar. Por lo que parecía Kevin y yo teníamos algunas cosas en común. Ugh. —Te olvidas que raramente estoy solo—. Se sentó y me miro con una sonrisa. Sin embargo no llego a sus ojos. — Tú no eres la única que me encuentra irresistible, Duffy. Usualmente tengo un flujo sin fin de invitadas atractivas—. Me mordí el labio, no estando segura si debería de decir lo que tenía en mente. Finalmente, decidí decirlo y ya. No haría ningún daño, después de todo. —Escucha, Kevin, esto podría sonar extraño viniendo de mi, ya que te odio y eso, pero me puedes decir cosas si quieres—. Sonaba como algo salido de una cursi película de adolescentes. Fantástico. —Quiero decir, ventilé toda la mierda sobre Jake a ti, así que si tú quieres hacer lo mismo,... bueno, estoy bien con eso—. La sonrisa se deslizó por un segundo. — Tendré eso en mente—. Entonces se aclaró la garganta y agregó secamente, — ¿No dijiste que necesitabas ir a tu casa? No querrás llegar tarde a la escuela—. — Bien—. Me empecé a poner de pie, pero su cálida mano se cerró alrededor de mi muñeca. Me di la vuelta y lo encontré mirándome. Se inclinó hacia adelante y presionó sus labios contra los míos. Antes de que me diera cuenta de lo que estaba ocurriendo, se alejó y me susurro, —Gracias, _______—. — Um....no hay problema—. No sabía qué hacer con eso. Todas las otras veces que Kevin y yo nos habíamos besado, había sido un feroz guerrero haciéndolo. Una introducción al sexo. El nunca me había besado de una manera tan suave, sin avaricia, y como que me asustó. Pero no tenía tiempo de pensar en eso mientras corría por las escaleras y por el vestíbulo. Una vez que ya estaba en mi coche, tuve que acelerar — que yo realmente odiaba hacerlo— todo el camino hacia mi casa, y todavía no llegue ahí antes de las seis. Eso me dio solo una hora y media para ducharme, vestirme, y verificar a mi papá. Qué manera tan fantástica de comenzar la mañana. Mejor aun fue el hecho de que las luces de la sala estaban encendidas cuando me acerqué a mi entrada. No era una buena señal. Papa siempre— siempre— apagaba cada luz en la casa antes de acostarse. Lo trataba como un ritual. El hecho de que las había dejado encendidas era definitivamente un mal presagio. Oí el ronquido en cuanto entré en puntillas y al instante supe que había comprado más cervezas. Incluso antes de ver las botellas sobre la mesa de centro o su forma inconsciente en el sofá, yo sabía. Se había emborrachado lo suficiente como para perder
el conocimiento. Comencé a avanzar pero me detuve. Por mucho que quisiera, no tenía tiempo de limpiar el desastre de papá. Necesitaba ir arriba. Necesitaba ir a la escuela. Y mientras me arrastraba hacia mi habitación, me dije a mi misma que él estaría bien. Él solo estaba sorprendido, estaría bien, y este... episodio pasaría sin incidentes. Yo apenas podía sostener en contra del hombre que tomara unos cuantos tragos, considerando la bomba que mama le dejo caer, no? Tome una ducha rápida y seque mi cabello que siempre me toma una eternidad, en serio, tal vez debería de cortar todo mi cabello como Casey en vez de perder mi tiempo) antes de ponerme ropa fresca. Después de cepillar mis dientes, me dirigí a la planta baja de nuevo y entré a la cocina para tomar un Pop-Tart para el camino. Entonces salí, por la puerta de enfrente. Para la hora que llegué a la escuela, el estacionamiento de los estudiantes estaba casi lleno. Tuve que aparcar en la última fila y correr— con mi mochila de veinte libras— a las puertas dobles. Por supuesto que para el momento en que llegué al pasillo principal me quedé sin aliento. Dios, pensé miserablemente mientras movía mi gordo trasero hacia español, no es de extrañar que sea la Duff. Estoy tan malditamente fuera de forma que es deprimente. Bueno al menos los pasillos estaban más o menos vacios. Eso significaba que nadie había presenciado lo patética que soy. —Hey, ¿a dónde fuiste ayer? — Pregunto Jessica cuando me dejé caer en mi escritorio solo segundos antes de que sonara la campana. —No estuviste en almuerzo o en inglés. Casey y yo estábamos un poco preocupadas—. —Me fui de la escuela temprano—. —Pensé que las tres íbamos a hacer algo para celebrar que el Día de San Valentín todas estábamos solteras—. — ¿Eso es un poco irónico, no te parece? — Suspiré y moví mi cabeza, tratando de no mirar en sus grandes ojos heridos... Dios, ella era buena haciéndome sentir culpable. Y yo sabía que iba a pagar por haberle colgado a Casey ayer por la noche. —Lo siento, Jessica. Algo surgió ayer. Te diré todo al respecto después de la escuela, ¿está bien? —. Antes de que pudiera decir algo, la Sra. Romalí se aclaro la garganta y grito, —Silencio, buenos días, amigos. Hoy vamos a comenzar con el tiempo presente progresivo, y les advierto desde ahora que es bastante malditamente difícil.- Y lo era. La Sra. Romalí nos pasó una hoja de trabajo que nos mantuvo ocupados hasta el final del bloque. Para la hora que la campana sonó, yo realmente me estaba cuestionando mi afecto por la clase de español, y no estaba sola. — ¿Es demasiado tarde para cambiar clases por el semestre? — Ángela le pregunto a Jessica y a mí cuando caminamos fuera del salón de clases. —Como un mes demasiado tarde, — le dije. —Maldita sea—.
—Adiós, _______! — gritó Jessica mientras corría dirigiéndose a su clase de Química. — ¡Nos vemos en el almuerzo!— La saludé con la mano y comencé a caminar hacia el otro pasillo. Hoy, sin embargo, realmente estaba esperando la clase de AP gobierno. Toby Tucker me había pedido que me sentara cerca de él. Ya no sería la chica solitaria de atrás del salón. Nunca pensé que cambiaria o que sería demasiado feliz cuando lo hiciera. ¿Qué puedo decir? El aislamiento auto-impuesto estaba finalmente comenzando a molestarme. Pero Toby no estaba ahí. Su asiento estaba completamente, 100% vacio cuando entre al salón (por una vez estaba demasiado temprano, de la manera que al Sr. Chaucer le gustaba), y mi corazón se hundió un poco...o tu sabes, demasiado. Al menos no me tenía que sentar sola. Janine prácticamente me arrastró hacia enfrente del salón, aparentemente perdida sin Toby para mantenerla entretenida. Ella debía ver decepcionada que yo no era ni cerca de inteligente con sus chistes políticos como su usual compañero. Todo lo que yo podía ofrecer eran algunos comentarios sarcásticos sobre la utilidad del sistema judicial. Dios, extrañaba a Toby. También él Sr.Chaucer. Parecía ponerse aburrido con su lectura ininterrumpida, y despidió la clase solo a medias cuando la campana
sonó, y su labio inferior sobresalía como el de un niño. Y dicen que los maestros no tienen favoritos. Estaba aliviada de estar afuera de ese salón, que parecía frio sin los comentarios esclarecedores de Toby, hasta que llegué a la cafetería. La mesa del almuerzo no era exactamente un ambiente amoroso y cálido esa tarde. Casey me miró durante todo el almuerzo, obviamente molesta de que le había colgado la noche anterior. Pero aparentemente no lo suficiente molesta para reunirse con Jessica y conmigo después de la escuela para escuchar mis excusas. Había prometido explicarles las cosas después de clases. Por supuesto, eso significaba que al segundo que la campana sonó, me arrastraron adentro del baño vacio y comenzaron a hacerme demandas como — ¡Escúpelo! — y — ¡afuera con eso! — antes de que pudiera tomar un maldito solo suspiro. Gemí y me deslicé por el frío muro de concreto para aterrizar sentada en el suelo. Abracé mis rodillas ligeramente y dije, — Está bien, está bien. Así que mama se presentó ayer por la tarde—. — ¿Ya regreso de su viaje? — pregunto Jessica. —No exactamente. Solo vino a hablar conmigo. Ella y mi Papa se van a divorciar—. Jessica puso una mano sobre su boca asombrada, y Casey se arrodilló a mi lado tomando mi mano. — ¿Estas bien, _*?- — pregunto, dejando su ira hacia mí. —Estoy bien, — dije. Sabía que ellas estarían más molestas sobre eso que lo que yo estaba. Casey, cuyos padres habían pasado por un largo y amargo divorcio, y Jessica, que no se podía imaginar nada más infeliz y perturbador. — ¿Es por eso que faltaste el Día de San Valentín anoche? — preguntó Jessica.
—Si, — dije. —Lo siento. Yo solo... Realmente no me sentía con ganas de celebrar—. —Debiste haber llamado, — dijo Casey. —O haberme dicho algo en el teléfono por la noche. Yo te hubiera escuchado, sabes—. —Lo sé. Pero realmente, estoy bien. Era solo cuestión de tiempo. Lo he estado esperando por un tiempo—. Me encogí de hombros. —Y, honestamente, no me molesta realmente. Quiero decir, ustedes saben que mi mama no ha estado mucho en el pasado por algunos años, así que realmente no cambiará mucho eso. Pero solo va estar en la ciudad por unos días, por lo que necesito irme ahora mismo—.Me puse de pie. — ¿Adónde vas? — preguntó Casey. —Le dije a mi mamá que veríamos juntas una película esta tarde. — Agarré mi mochila y me di un vistazo a mi reflejo en el espejo. —Lo siento. Chicas se que ustedes quieren hablar sobre eso o lo que sea, pero mi mamá se marcha al final de la semana, así que...— — ¿Estás segura que estas bien? — Pregunto Casey con escepticismo. Dudé, levante mi mano para cepillar algunas ondas castañas de mi cara. Les pude haber dicho entonces. Podría haberles dicho sobre papá y las botellas de cerveza y como estaba confundida. Ellas eran mis mejores amigas después de todo. Se preocupaban por mí. ¿Pero qué pasaría si delato a Papa, que podría pasar? ¿Y si se corriera la voz? ¿Qué pensaría la gente de él entonces? Yo no podría manejar eso. Incluso el pensar que mis mejores amigas lo juzgarían me incomodaba. El era mi papá, después de todo. Y esto era una cosa pequeña. El solo estaba pasando por un momento difícil. Nada de qué preocuparse. —Positivo, — dije, apartándome del espejo con una sonrisa forzada. —Pero debería irme ya. No quiero que Mama esperé —. —Diviértanse, — murmuro Jessica, sus ojos todavía bien abiertos con inocente sorpresa. Tal vez le debería haber dado la noticia más suavemente. Estaba casi fuera de la puerta del baño cuando Casey me llamó. —Hey, _*, espera un segundo—. — ¿Si? — —Vamos a salir este fin de semana, — dijo. —Para compensar por no haber salido el Día de San Valentín. Todas podríamos ir al Nest. Una Noche de Chicas Fuera. Será divertido. Incluso te compraremos helado—. —Claro. Te llamo más tarde, pero realmente tengo que irme—. Con un saludo, corrí fuera del baño. Sí, yo quería ir a ver una película con
mamá, pero esa no era la razón de mi prisa. Había algo más que tenía que hacer primero. Una vez que estuve en mi carro, no perdí tiempo en sacar mi teléfono. Marque el familiar
número y espere para que la voz profesional del hombre respondiera. —Has llamado a Tech Plus. Este es Ricky. ¿En qué le puedo ayudar?— Quería hablar con papá. Para asegurarme de que estuviera bien y dejarle saber que saldríamos de esto. Solo, tú sabes, ser de apoyo. Yo sabía que lo necesitaba. Después de la noche que tuvo, sabía que estaría teniendo un día horrible en el trabajo. Además, yo estaba lidiando con la noticia muy bien, podría al menos ayudarlo a salir de esto. —Buenas tardes, Ricky, — dije. — ¿Esta Mike Piper disponible? — —Me temo que no. El Sr. Piper no vino hoy—. Me senté ahí, aturdida por un minuto, sabiendo que significaba eso. Pero me saqué las preocupaciones arrastrándose en mi estómago. El solo estaba teniendo una mala resaca después de una mala noche. Probablemente más que suficiente para recordarle porque había dejado de beber en primer lugar. El estaría bien mañana. Tenía la esperanza. —Gracias, de todos modos, — dije. —Que tengas un buen día. —Colgué el teléfono y empecé a marcar otro número. Esta vez una mujer con una clara y alegre voz respondió. — ¿Hola? — —Hey, Mama. — Me esforcé para sonar al menos semi-optimista. Si estaba demasiado feliz, ella sabría que algo estaba sucediendo. Después de todo, yo solo no era del tipo lleno de vida. — ¿Todavía quieres ir a ver una película esta noche? — —Oh, hola, _______! — Exclamó mamá. —Sí, eso suena bien. Escucha, cariño, ¿has hablado hoy con tu papá? ¿El está bien? El se alteró tanto la noche anterior, y estaba llorando cuando me fui—. Por la forma en que hablaba, me di cuenta que no tenía ni idea de que había recaído, de que había tocado una botella. Si lo hiciera, su voz hubiera sido mucho más tensa, llena de preocupación. Tal vez incluso al borde del pánico. Pero sonaba calmada. Solo un poco preocupado. El hecho de que ella fuera tan ciega realmente me molestó. Quiero decir, el había dejado de tomar hace casi dieciocho años, pero aun así. El pensamiento debía de haber cruzado por su mente. Pero no quería ser yo la que le diera la noticia. —El está bien. Acabo de hablar con él hace un segundo. El va a estar en su trabajo hasta tarde esta noche, así que una película funciona muy bien para mí—. — Oh, está bien. Me alegra escuchar eso, — dijo mamá. —Que quieres ver? Ni siquiera sé que es lo que está en el cine ahora—. —Yo tampoco, pero estaba pensando que una comedia estaría bien—
~.Cattita.Jonas'Miller.~
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