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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Hooked Love.
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Re: Hooked Love.
ily!! :luuv:
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
---------
Re: Hooked Love.
HDUIGSASDJSAJDLÑSDLÑJAFUSDBGLASK
Creo que hoy subo
Creo que hoy subo
Bart Simpson
Re: Hooked Love.
genial!!
cómo estás??
cómo estás??
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
---------
Re: Hooked Love.
Enferma como siempre
Repito, espero que sus expectativas sobre mi escritura no sea tan alta porque no me ha quedado tan bueno
Repito, espero que sus expectativas sobre mi escritura no sea tan alta porque no me ha quedado tan bueno
Bart Simpson
Re: Hooked Love.
todo lo que escribís es perfecto y punto :enojao:
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
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Re: Hooked Love.
Bueh, estaré terminando el cap
Te amodoro, Ally
Te amodoro, Ally
Bart Simpson
Re: Hooked Love.
te amodoro más preciosa
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
---------
Re: Hooked Love.
Bueh, les dejo mi cap. Espero que les guste :skip:
Y eso, un saludo a todas y lamento la demora.
Y eso, un saludo a todas y lamento la demora.
Bart Simpson
Re: Hooked Love.
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
---------
Re: Hooked Love.
Capitulo 08
Riah Birdwistle
- Lo siento señorita Birdwistle pero no me queda de otra que llamar a sus padres – dijo el policía detrás de su escritorio.
- En la universidad me dijeron que mi proyecto sería acerca de lo que yo – me apunté el pecho. – Considerara arte, oficial Snow.
- Riley – enfocó su mirada en mí. – Dibujarles bigotes a los anuncios no es arte.
- Para mí lo es – me crucé de brazos y lo observé con el ceño fruncido.
- ¡Pero pudiste tomar otro cartel que no viera mucha gente, no ese de la banda One Direction! – sus manos se movían haciendo gestos exagerados.
- Fue el primero que vi, oficial Snow. Además no es tan grande – me excusé.
- ¡Mide diez metros cuadrados! – se levantó – Ni siquiera logro entender cómo hiciste para alcanzarlo.
- Magia, oficial Snow. Soy hechicera – revoloteé los ojos ya cansada.
- Sal de aquí, quedas advertida y de cualquier modo llamaré a ambos padres.
El hombre me miró fijamente con sus ojos celestes, acto seguido levanté mi trasero y mi existencia de aquella silla de madera tiesa. Es ridículo, no es como si haya puesto un hechizo en la foto de los One Destination, fue sólo un dibujito.
Caminé unas diez cuadras desde la jefatura observando cómo mis pies se movían. Seguro mi madre intentaría asesinarme, no creo que Ben suavice las cosas cuando he estado frente a él cientos de veces por cometer “crímenes” que mejor dicho son arte… al menos para mí.
Ben Snow es el jefe de policías en la jefatura del norte de Londres, es un hombre admirable que debe romper las reglas cuando la hija de su mejor amigo se mete en problemas pero, es algo que no puedo evitar. Quiero ser buena estudiante y termino en la jefatura, deseo ser buena hija y una vez más voy a la jefatura, tan sólo falta que en un intento de ir al baño termine en la jodida jefatura.
Tampoco es como si mi suerte fuera una mierda, o bueno, sólo en algunos aspectos de los cuales no me quejo. No soy de esas chicas locas que se golpean el pecho por no tener a su príncipe azul pero es como si mi familia hubiese sido maldecida por el idiota que anda en pañales flechando al primer estúpido que se le cruza por el camino. Pero no me malinterpreten, yo sé amar… amo a mi hermana Astrid y a mi perro.
Algo es algo, ¿no?
Pude notar el barandal blanco de mi hogar a unos cuantos metros y ya me sentía cansada de escuchar a Hannah gritarme y sermonearme durante unos quince minutos, fue bastante drama con el arresto para que mi madre me haga pasar otro momento de mierda. Arrastro los pies hasta llegar al barandal y empujo la puerta para entrar, acto seguido mi perro me recibe tal y como si una niñita tonta hubiese mojado sus bragas por ver a Justin Bieber, sin embargo, en mi perro es adorable y no asqueroso.
- ¡Hola, mi amor! – me coloqué en cuclillas para acariciar mejor al juguetón chihuahua – ¿Extrañaste a mamá?
- ¿A su mamá que no le da de comer? – preguntó desde el umbral de la puerta mi hermana mayor.
Caminé hacia la entrada e ignoré a la castaña. Eché un vistazo al lugar asegurándome de que Hannah no estuviera cerca. Cuando supe que el área estaba limpia subí las escaleras hasta mi habitación.
Cuando me aseguré de que la puerta tuviese seguro, me recosté sobre la cama y comencé a sobar mis sienes por un instante antes de quedarme dormida.
Mi profundo sueño fue opacado por gritos provenientes de la planta baja, Astrid peleaba con su novio Caleb el idiota. Tapé mi cabeza con la almohada para dejar de escuchar pero al parecer ocurrió todo lo contrario: gritos fuertes seguidos de un golpe, el portazo de la puerta y un silencio sepulcral.
Me levanté de la cama y bajé las escaleras corriendo, Tridie yacía sentada en la alfombra del recibidor mientras escondía su rostro entre sus piernas y sollozaba lo bastante fuerte como para que se escuchara en toda la casa.
- Lo hizo una vez más, ¿no? – pregunté sintiendo la ira acumularse en mi pecho.
Mi hermana no me contestó pero sabía que él lo había hecho, sabía que se atrevió a tocar a mi hermana, o mejor dicho, a propinarle uno que otro coñazo en la cara. Me acerqué a ella hasta quedar en cuclillas, sobé su espalda esperando bridarle un poco de ánimo pero la chica seguía ahí llorando desconsoladamente.
- No fue su culpa – logró decir entre sollozo y sollozo. Me tardé menos de medio segundo en asimilar cada palabra que salió de sus labios.
- Esto no puede seguir así, tonta – me levanté y tomé asiento sobre el sillón – Nunca nada es su culpa y tú nunca dejas de ser una idiota – mi voz sonó amarga mientras hablaba.
- Si estás aquí sólo para decirme eso será mejor que te largues – giró unos cuantos grados el rostro y pude apreciar el rojizo en su mejilla suponiendo que pronto sería un moretón.
- Bien, eres una idiota, Astrid – me levanté – Espero que no terminemos muertas a causa de la mierda que tienes como novio.
- ¡Que te largues! – gritó una vez más y sosteniendo la dignidad que yo si tengo, me marché hasta mi habitación.
* * *
Caminaba con destino al Starbucks, es un café muy caro, eso lo sé pero por suerte tengo a Cade, mi tonto amigo musculoso millonario. Llegué a mi destino ignorando todo lo que sucedía, estaba jodida en cierto modo como para ponerme a contemplar la belleza de la vida que al parecer se niega a cruzarse por mi camino.
- ¿Qué hay, chica ruda? – se levantó a saludarme una vez que estaba a dos mesas de donde se encontraba él.
- No soy una chica ruda – golpeé su hombro y tomé asiento.
- Has ido a prisión como mil veces – carcajeó y pude notar el lindo hoyuelo que se formó en su mejilla.
- Ninguna ha sido mi culpa – recargué la barbilla en la palma de mi mano – Culpo de todos mis pesares a la maldita universidad.
- Riah, la universidad te pide arte, no actos de vandalismo – entrecierra los ojos.
- ¿Qué? ¿Ahora eres mi padre? – dije burlona mientras tomaba uno de los sobres de azúcar y rasgaba el papel para abrirlo – Además para mí y para muchos es arte.
- No cuando Zayn Malik tiene un enorme bigote mexicano – se burló y yo le lancé el azúcar en la cara.
- ¡AUCH! ¡Me cayó en el ojo! – restregaba ambos ojos mientras lo observaba sin interés alguno, no me malinterpreten, Cade es como una hermana para mí a pesar de que es un chico y tiene sexo gonadal masculino pero, hay veces en las que quisiera zarandear su cuello tan fuerte que su cabeza salga volando.
- Te lo ganaste por ser un idiota – suspiré fuerte observando el menú. Cade guardó silencio un momento mientras seguía restregando su ojo y acto seguido se preparó para hablar.
- Mi mente psíquica me dice que tuviste un pésimo día – rascó su mentón sin dejar de observarme raro.
- De hecho lo tuve ayer – dejé caer la palma de mi mano sobre el menú y lo miré a los ojos.
- Bien – asintió un par de veces – En ese caso puedes pedir todo lo que quieras del menú, nena.
Sonreí de lado, el chico sabía cómo animar a alguien decaído y aunque no sea exactamente el apoyo que me gustaría tener, el café es una de mis pasiones al igual que el panini de tres quesos.
Después de un gran bufet salimos a dar un paseo por el lugar, me mantenía callada como de costumbre. No quería agobiar a mi amigo con los problemas amorosos de mi hermana.
- Mira quién viene por ahí – dijo Cade apuntando al extremo del puente con el dedo índice.
- ¡Riah! – pude escucharla gritar desde el otro lado.
- Vamos – Cade tomó mi mano y me obligó a correr hasta encontrarnos con Natalie.
- Cariño, te extrañé – dijo mientras me estrangulaba entre sus brazos.
Natalie es del tipo de chica que cualquier hombre mujeriego desea. Es una bella rubia de ojos celestes y cabello más lacio que el de los chinos pero, a pesar de su buen aspecto físico, tiene un grandísimo corazón; del tipo de persona que llora cuando la mamá de Dumbo le canta o, cuando se da cuenta que el amor fraternal entre Elsa y Anna es tan verdadero como los duraznos gigantes.
- Y yo a ti, cursi – correspondí el abrazo.
- ¡Wow! – se separó de golpe de mí – ¡Dios! Deberíamos intentarlo nosotras – dijo apuntando con gran entusiasmo y fue cuando noté la rejilla llena de candados con nombres escritos, medía como cuatro metros o más y no se veía espacio alguno entre candado y candado.
- Eso es muy estúpido – confesé con honestidad mientras me cruzaba de brazos.
- ¡Claro que no! – dijo con expresión ofendida mi rubia amiga – De hecho es muy romántico.
- Concuerdo con la ruda – soltó Cade ganándose un codazo de mi parte – ¡Auch!
- No lo es – defendió Nat – Es romántico – sus ojos se clavaron en uno de los candados.
- Es como obligar a alguien a que te dé amor – observé la rejilla – A pesar de que no creo en esta ridiculez de que un simple candado de metal une a dos personas haciendo que mueran de amor entre ellos – señalé –, Es infantil el “amarrar” a alguien con un tonto candado – hice las comillas en el aire.
- Pues si es tan estúpido e infantil – comenzó a decir con resentimiento mi amiga – Te reto a que lo hagas – mis ojos se abrieron como platos – De cualquier modo un candadito con nombres no puede unir a dos personas – levantó la ceja reprochándome lo que le había dicho.
- Vámonos ya de esté lugar – jalé a ambos de los brazos evitando aquél comentario de mi rubia amiga – Tanta cursilería me da alergia.
No caminamos ni cinco metros cuando la mirada de mi amiga se posó en el gigantesco cartel de cinco chicos con exceso de maquillaje y cada uno con un estilo de bigote diferente gracias a mí.
- ¡Dios mío! – cubrió su boca con ambas manos para que la fuerte carcajada no saliera de sus labios.
- A eso le llamo obra de arte – reí con entusiasmo mientras cruzada de brazos apreciaba el cartel de la banda de famositos.
- Si no te conociera – tomó mis hombros entre sus manos – Pensaría que eres la princesita rica capitana de porristas y no la chica que hace vandalismo en el centro de Londres – niega aun riendo.
- En primera, no soy rica, el dinero lo tiene mi progenitor; y en segunda, no andaré por toda la universidad mostrando los calzones a cualquier imbécil que se me cruza por el camino y por último, no hago vandalismo. Creo arte – dramaticé con movimientos de manos.
- Eso es lo que me gusta escuchar – comentó Cade sobando su barbilla y observando mi obra de arte tal y como si estuviese pensando.
- Bien, olvidando el tema del grupo bigotón – se arregló el vestido y carraspeó para después seguir hablando – Hoy en Shades a las nueve de la noche para una gran fiesta.
- No sé si pueda ir – comencé a caminar y ellos igualaron mi paso – Don papá me castigó el auto y doña mamá castigó mi libertad.
- Riley – la rubia detuvo mi paso – Es mi bienvenida, debes estar ahí.
- ¿Bienvenida? – fruncí el entrecejo divertida – Viajaste sólo una semana.
- De cualquier modo es una bienvenida por mi llegada – se excusó y caminó cruzada de brazos, tal y como si estuviese ofendida.
- Haré todo lo posible por asistir – revoleé los ojos con fastidio. Esta rubia me lleva siempre por el mal camino aunque parezca un pequeño ángel caído del cielo.
* * *
Dios, ya pasaban de las nueve y no podía salir de casa. Hannah discutía con Marcus, es increíble que aun separados sigan peleando como perros y gatos.
Observé la ventana de mi habitación planeando escapar por ahí pero es una idea muy estúpida, si me caigo quedo hecha puré de Riley. Abrí la puerta procurando que no rechine y salí de mi habitación, eché un vistazo hacia las escaleras de dónde provenían los gritos de mis tontos padres y al asegurarme de que no subirían caminé hasta la habitación de mi hermana.
Toqué una vez y no me respondió. Toqué dos veces más y nada.
- Astrid – susurré y toqué una vez más la puerta con mis nudillos. Un minuto después mi hermana abrió la puerta.
- ¿Qué quieres? – su expresión era seria y amarga, miré su mejilla y como lo supuse, ahora estaba morada.
- Necesito que me ayudes, debo salir – revoleó los ojos.
- ¿No estabas castigada? – preguntó recargándose en el marco de la puerta y cruzó sus brazos.
- ¿Me ayudas o no? Puedes ir conmigo a la fiesta – resoplé ya fastidiada.
Me observó unos segundos con los ojos entrecerrados, como si dudara. Por dentro creí que iba a cerrarme la puerta en la cara por lo que le dije ayer, pero en lugar de eso, se limitó a revolear los ojos y resoplar.
- Bien, espérame unos segundos – di un brinquito antes de abrazarla, ella respondió el abrazo por lo que supuse que había perdonado mis imprudentes palabras hacia ella y su novio el imbécil.
Caminé hasta el inicio de las escaleras y asomé el rostro, noté cómo Hannah y Marc seguían hiriéndose entre sí con palabras pero ahora en susurros y mis ganas de golpearlos a ambos aumentaron. Mi pecho comenzó a subir y bajar con intensidad y un nudo a formarse en mi garganta, quería bajar y gritarles que paren su mierda, correr al imbécil que tengo como padre y quizá dormir a mi madre con cloroformo invisible o algo por el estilo.
- Vámonos – susurró a mis espaldas mi hermana.
Pegué un brinquito del susto, me tomó por sorpresa pero me devolvió a la realidad. Suspiré y tomé la mano de mi hermana. Bajamos las escaleras hasta llegar a la puerta.
- Riah y yo saldremos – anunció mi castaña hermana. Me limité a observar la expresión de disgusto por parte de nuestros padres.
- No se tarden – dijo mamá mientras cruzada de brazos tomaba asiento en uno de los sillones.
Aliviada salí del infierno de peleas, observé a mi hermana y solté su mano para avanzar hasta la acera. Abrí la puerta del barandal y salí sin darme cuenta que Astrid se había quedado plantada fuera de la puerta.
- ¿No vas? – pregunté mirándola.
- Veré a Cal – contestó observando la pantalla de su celular mientras caminaba hasta mí. Revoleé los ojos, me fastidia ese estúpido y más ella que no abre los ojos.
- Como quieras, por favor no dejes que siga siendo un idiota contigo – me acerqué y busqué su mirada la cual estaba apagada y nostálgica. La abracé una vez más – Te quiero, hermana.
- Igual yo – respondió mi abrazo estrechándome más fuerte.
Una vez que me separé de ella, besé su mejilla y caminé hacia mi derecha. Le eché un vistazo y ella caminaba a paso lento, parece que Cade me ha pegado de su mente psíquica porque algo dentro de mí me dice que vaya por ella y la obligue a ir a la fiesta. Sin embargo, me obligué a sacar esos pensamientos de mi mente y seguir caminando hasta encontrar un taxi que pueda llevarme hasta Shades en el centro de Londres.
- ¡Taxi! – grité levantando la mano para que el tipo que conducía el vehículo rojizo se detuviera, una vez que lo hizo corrí hasta el mismo y entré – A Shades por favor.
Shades es uno de los bares más conocidos en Londres debido a que grandes celebridades suelen rentar el lugar para festejar cumpleaños o simplemente van a tomar una copa… o a emborracharse hasta la médula.
Me da igual todo eso, sólo voy por Natalie.
Observé mis botines de cuero negro y reparé en los estoperoles plateados, después detallé mi skinny jean color negro y me aseguré de tener dinero en una bolsa y en la otra mi celular, alisé mi blusa de lentejuelas plateadas y me cerré la cremallera de mi chaqueta de cuero negro. Muy dark para el gusto de Nat.
A pocas calles del local observé el enorme anuncio aún colgado del muro del edificio, One Destination con bigotes. No pude evitar soltar una risita, se ven demasiado graciosos. Giré el rostro hacia el parabrisas donde pequeñas gotas comenzaban a azotar el vidrio y maldije en mis adentros por no tener un paraguas a la mano, espero que Cade sea caballero y se ofrezca a llevarme a casa.
- Aquí está bien – anuncié al taxista una vez que estaba a unos cuantos metros del local.
Pagué con unos cuantos billetes y salí del auto dejándole algo de propina. Caminé a grandes zancadas hasta la acera cubriéndome la cabeza, trabajé demasiado ondulando mi cabello y no iba a dejar que el agua lo arruinase. Una vez que estuve frente al bar un tipo gorila se colocó frente a mí, sus labios comenzaron a moverse y yo no escuchaba nada debido a la música que provenía del lugar.
- No le entendí – grité con sinceridad para que pudiera escucharme.
- Pregunté si está en la lista – respondió con expresión amarga.
- ¡Oh! Sí, búsqueme como Riley Birdwistle – señalé la tablilla en sus manos. Tardó aproximadamente unos dos minutos para encontrarme en la lista.
- Puede pasar – quitó el seguro de la correa que impedía el paso y se hizo a un lado para dejarme el paso libre.
Entré a paso lento detallando todo, el lugar estaba repleto de gente así que comencé a buscar a mis amigos con la mirada. Creí que esto era un bar, no un prostíbulo. Las luces iluminan la pista y los universitarios bailan muy pegados entre sí, tanto que me da asco.
- ¡Riah! – escuché un agudo grito por encima de la música. Me giré y encontré ahí a mi rubia amiga sosteniendo una copa mientras sus brazos se extendían en mi dirección. Caminé hasta ella y la chica me abrazó, no encontré otra explicación racional aparte de que se ecnontraba ebria.
- Hola, Nat – me separé de ella – Pude venir.
- ¡Lo sé! Estoy tan feliz – tomó mis manos y las apretó con fuerza, acto seguido me jaló hacia ella – Ven, necesitas un trago.
Pasamos entre la multitud esquivando a chicos y chicas, segundos después me encontraba en un lugar apartado donde Cade convivía con otros compañeros de la universidad. Tomaban shot tras shot de tequila y yo sentía náuseas de tanto alcohol, sin embargo, quería beber tanto como ellos.
Nat tomó mi chaqueta y la colgó en un pequeño perchero de la mini zona VIP donde se encontraban los demás. Tomé asiento y al instante un shot de tequila ya estaba frente a mí listo para ser bebido, así que sin pensármelo dos veces, levanté el vaso de cristal y bebí todo el contenido sintiendo ese ligero ardor en la garganta.
* * *
No sabía exactamente cuánto tiempo había transcurrido desde que llegué pero ahora todos mis pesares estaban fuera de mis pensamientos, bendito sea el alcohol. A unos cinco metros vi a un chico con el que acababa de besarme, él me miraba con sus intensos ojos azules y era hora de esconderme de él así que me senté hasta la esquina del mini VIP, justo a un lado del perchero, observé a la rubia acercarse hasta mí mientras subía la parte superior de su vestido straple.
- ¡Riah! – habló fuerte y muy apenas pude escucharla debido al volumen alto de la música.
- Estás muy ebria – le dije al oído.
- No tanto, querida – soltó una carcajada contagiándome su risa aguda y chillona.
- Me encanta tu fiesta – admití sonriente.
- Lo noté cuando estabas tragándote con el rubio aquél – señaló a algún lugar del local.
- ¡Oh vamos! Sólo fue un besito, además jamás lo volveré a ver. De eso me aseguraré – tomé un sorbo de mi vodka.
- Sí, claro – entrecerró los ojos – Pero en fin, olvidemos eso por un momento. Te tengo una sorpresa – su sonrisa se extendió de manera exagerada.
- Odio las sorpresas – arrugué la nariz y di el último sorbo para indicarle al mesero que me trajese un vodka con cerezas.
- Esta te encantará – su expresión y tono de malicia me decía todo lo contrario. La miré seria, presentía que la rubia haría algo estúpido.
- Sólo dime qué es – contesté con tono amargo y tajante.
- Tranquila, amiga. No hay motivo para enojarse – besó mi mejilla – ¿Recuerdas lo que hablamos hoy en el puente?
Fruncí el entrecejo de golpe intentando recordar la charla de la mañana hasta que los estúpidos candados llegaron a mi mente, al instante revoleé los ojos y asentí.
- Pues… – se tomó su tiempo para continuar – He comprado esto.
En sus manos sostenía dos candados metálicos adornados con pequeños corazones en color rojo metálico, dos llaves en forma de corazón y dos marcadores permanentes. Arrugué la cara ante los objetos.
- Esto es ridículo, Nat – levanté la ceja aún sorprendida.
- No lo es, tú dijiste que sólo era una farsa, comprobémoslo – entrecerré mi mirada y la miré directo a los ojos.
- ¿Estás retándome? – pregunté burlona.
- Así es, te lo dije en la tarde, Riah – su sonrisa angelical ahora era la del mismísimo diablo.
- Bien, lo guardaré y un día de estos me haré bruja para obligar a alguien a amarme – tomé uno de los candados, la llave y el plumón y los guardé en una de las bolsas de mi chaqueta.
Las horas transcurrían y yo disfrutaba del momento, bebía lo necesario para estar animada, mas no lo suficiente como para ponerme a vomitar en medio de la pista.
Cuando me movía al compás de la música electrónica, mi celular comenzó a vibrar como loco. Lo saqué de mi bolsillo y leí el nombre de quien me llamaba en la pantalla.
“Llamada entrante de Astrid cara de perro”
Fruncí el entrecejo porque Astrid jamás llamaba a menos que la situación fuera más que urgente, pero el teléfono dejó de vibrar y supuse que no era tan urgente por lo que seguí en lo mío.
Baile, alcohol, baile, alcohol, éxtasis, alcohol, baile, baile y más baile.
Todo estaba tan tranquilo, yo me sentía feliz, había olvidado hasta el por qué me encontraba en este lugar. Bailaba con un chico de unos veintitrés años de edad, cabello negro intenso, ojos azules como el mar y cuerpo divino ante mis ojos y créanmelo, mis pupilas dilatadas por el cristal pueden ver más de lo que quisiera, su trasero es divino y en pocas palabras, es perfecto.
No sé de dónde saco movimientos tan raros y pegados con este tipo, Daniel o Dave, algo así era su nombre, o… ¿Acaso era Dean? Si lo era pues no lo recuerdo.
Estaba a punto de probar sus rosados labios pero mi celular vibró tal y como si estuviese regañándome por mis acciones, no me quedó de otra que disculparme con Daniel o Dean, como quiera que se llame, y ver la pantalla. La llamada entraba de un número desconocido, dudé un momento en contestar pero insistía así que corrí como pude al baño de chicas para escuchar mejor y contesté.
- ¿Sí? – hice todo lo posible para que mi voz sonara como la de una persona normal y no una loca alcohólica y drogadicta.
- ¿Riley Birdwistle? – preguntaron del otro lado de la bocina.
- Esa soy yo, ¿en qué puedo ayudarle? – caminé por el pasillo hasta llegar al enorme espejo, desde aquí podía ver mis pupilas dilatadas al 90 por ciento de mis ojos.
- Señorita Birdwistle, nos comunicamos con usted desde el Hospital Mercy para informarle que su hermana Astrid Birdwistle llegó algo grave con una contusión fuerte en la parte occipital del cráneo – explicó con paciencia en su voz.
- Espere, no entiendo eso – dije apenada.
- Su hermana llegó al hospital con un golpe en la cabeza, fue grave cuando la atendimos pero por ahora está fuera de peligro – continuó.
- ¿Qué demonios? – mi respiración aumentó y al parecer todo lo que ingerí se esfumó de repente de mi organismo – ¿Ella está bien?
- Está estable pero nadie ha respondido por ella a excepción de un joven de nombre Caleb Hoffman y su hermana pidió que nos comunicásemos con usted.
- Muy bien, llegaré en un momento. Muchísimas gracias – mi voz tembló al escuchar el nombre del imbécil ese.
- Por nada, señorita.
Y dicho eso, la persona al teléfono colgó. Mi pecho ardió de la irá y lo único que pude hacer fue caminar a grandes zancadas hasta mi chaqueta, tomarla y salir del lugar. Estaba furiosa, ¿acaso era el hospital donde terminaban las personas por amor? Y no me refiero a cuando alguna mujer pare a sus críos.
La lluvia caía a mares, parecía como si un huracán estuviese azotando Londres. Caminé entre las calles para despejar un poco mi mente, no iba a llegar al hospital a golpear al imbécil de Caleb, estoy más que segura que él lo hizo, no entiendo sus razones ya que mi hermana es una de las mejores personas que alguien pudiera conocer, ¿cómo puede alguien como ella merecer algo así? ¿Cómo es posible que se pueda dañar a alguien que se ama?
Giré el rostro hacia mi derecha donde una pantalla pasaba un comercial de una pareja feliz besándose, dos ancianos caminando por el parque tomados de la mano y dos mocosos como de 4 años dándose un inocente beso. ¿Por qué nadie podía ser honesto? El amor no es algo que pueda existir entre dos personas que acaban de conocerse, el único amor que existe es el que se le tiene a los hermanos o los padres.
Incluso mis padres me dan una idea de lo que es la realidad, un dramático divorcio y ahora mi hermana en el hospital golpeada por el inútil de su novio, yo no me voy a enamorar, de eso puedo estar bien segura.
Ningún chico vale la pena por más idiota y cariñoso que se vea, todos y sin excepción son iguales. Primero te hablan lindo, te compran rosas, te llevan a cenar o suelen cantarte al oído pero, yo no soy tan idiota para caer en eso e incluso reto al estúpido de cupido. Sé que él quiere que yo me enamore como loca de un idiota para que después me tome a coñazos hasta mandarme al hospital pero eso no sucederá.
No me enamoraré… no lo haré.
Mi cabello empapado se pegaba a mi piel y dentro de mis botas había una laguna, mis jeans estaban más mojados que el piso del lugar y mis tetas ahora más frías por el agua que un iceberg. Caminé lentamente apretando los puños con tanta fuerza que pequeñas cortadas comenzaban a formarse en mis palmas causadas por las uñas de mis dedos.
Me abracé a mi chaqueta y dentro del bolsillo parecía como si tuviese una roca, metí la mano dentro y el candado con la llave pegada en él hizo que mi ira aumentara, levanté la mirada y justo la estúpida rejilla repleta de candados se atravesó en mi camino. Caminé a paso veloz hasta ahí y observé con odio los candados de metal.
- ¡¿Esto es lo que quieres que haga?! – grité hacia el cielo con pose retadora – ¡¿Harás que alguien se enamore locamente de mí como yo de él?!
Mi respiración parecía la de un toro furioso. Busqué en mi bolsillo y ahí permanecía el plumón que Natalie me obsequió, lo miré y luego al candado. ¿A quién carajo iba a poner?
Por un momento pensé en Cade pero descarté esa idea en el instante que recordé que es mi mejor amigo y único soporte masculino. Eché un vistazo por el lugar, era difícil ver por la lluvia pero un enorme anuncio se me cruzó por la mirada, cinco chicos con bigote falso para escoger.
Pensé en el rubio pero no, me recuerda al chico con el que me besuqueé hace un momento, después observé al de cara de idiota con bigote italiano, debajo de su rostro decía “Louis Tomlinson”, no me gusta su nombre. Después estaba “Liam Payne”, su apellido era extraño así que lo descarté, luego un rizado con sonrisa coqueta, justo como la de Caleb así que con vómito dije “¡NO!”, pero el último, el de bigote mexicano, el de ojos color miel, ése si iba a ser difícil para el pendejo de cupido.
Observé su nombre e hice hasta lo imposible para escribirlo en el puto candado debido a que llovía demasiado, pero cuando por fin lo logré, busqué un lugar donde colocar el tonto candado de corazones. Toda la rejilla estaba llena de ilusos que creían en estas tonterías, observé detenidamente los candados y miré uno que parecía tener siglos ahí, se miraba oxidado y flojo así que sin pensar lo tomé y jaloneé tanto que la rejilla rechinaba y se movía. Tomé el candado con fuerza y lo jalé hasta que me caí de sentón, creía que mi cóccix estaba fracturado pero eso no me importó porque el candado salió.
- ¡Ups! Lamento si arruiné su amor eterno pero no caben aquí – le dije al candado como toda una paranoica y después lo lancé al agua debajo del puente.
Con la llave abrí el candado y lo cerré con todas mis fuerzas en el lugar que desocupé a la fuerza. Lo miré por unos segundos mientras mis lágrimas de odio, rencor, orgullo e ira salían de mis ojos mezclándose con las gotas de lluvia.
Riah Birdwistle y Zayn Malik.
Mi respiración seguía siendo muy rápida aun cuando había lanzado ya la llave al agua, pero simplemente no podía controlar todo lo que sentía.
- ¡Haz algo ahora, ¿eh, Cupido?! ¡¿Dónde estás?! – grité una vez más hacia el cielo – ¡No he sentido tu estúpida flecha del amor, pedazo de mierda!
Miles de insultos para el idiota ese de pañales salieron de mis labios con todo el desprecio del mundo hasta que algo dentro de mi bolsillo se obligaba a vibrar. De inmediato tomé el teléfono y en la pantalla el nombre de Cade me anunciaba que estaba llamándome. Mis ojos se abrieron como platos y comencé a deslizar el bloqueo para contestar la llamada pero la pantalla parpadeaba una y mil veces.
- ¡¿Hola?! – contesté a gritos, no escuchaba nada, todo estaba entrecortado hasta que se silenció y la pantalla se volvió negra – ¡MIERDA!
Grité con todas mis fuerzas y lancé el aparato inservible con toda la amargura y odio del mundo al agua.
- Señorita, está prohibido lanzar objetos que no sean llaves al agua – un hombre de unos 60 años vestido con un impermeable amarillo, botas para agua y un paraguas apareció a unos dos metros de mí. Me limité a darle una mala mirada a pesar de que el hombre no tenía la culpa de nada de lo que me pasaba y me largué de ahí.
El agua seguía cayendo del cielo, parecía como un diluvio. Permanecía parada en una calle esperando a que un jodido taxi se dignara a pasar para poder ir a ver a mi hermana al hospital. Pero lo único que transitaba era uno que otro carro que pasaba como si esto fuera rápido y furioso empapándome más con el agua sucia de la calle, ni siquiera me dignaba en lanzarles una que otra maldición, ya había tenido suficiente, tanto que si un poco de coraje se acumulaba en mí, sufriría un infarto cardiaco o incluso cerebral.
Mi vista se concentraba hacia mi izquierda, justo de donde venían entrando los autos. De un instante al otro el agua dejó de caer sobre mí, ni siquiera miré hacia el cielo porque sabía perfectamente que el paraguas de un imbécil estaba cubriéndome.
- ¿Estás bien? – preguntaron a mi lado, me limité a cruzarme de brazos y no voltear a verlo.
- Estoy bien, gracias – contesté con tono extremadamente amargo.
- No lo parece – su tono de voz sonó preocupado pero adivinen qué… me importa una mierda.
- ¡Ya dije que estoy bien! – ¡bingo! Un taxi vació dio la vuelta e hice señas para que se detuviera.
- Sólo quería ayudar – respondió ofendido.
- No necesito la ayuda de nadie.
Contesté seca y salí de la protección de paraguas, ahora seguía mojándome como estúpida. Subí al taxi sin mirar al joven que quizá pudo ser un violador.
- Al hospital Mercy por favor.
El tipo taxista me echó un vistazo, quizá pensando que arruinaría sus sillones con el agua que escurría de toda mi ropa pero después se limitó a encender el motor, arrancar y observar el camino.
Sólo espero que le guste el dinero mojado.
Última edición por Peter Pan el Miér 18 Jun 2014, 4:58 pm, editado 1 vez
Bart Simpson
Re: Hooked Love.
Tan largo?? No creo que pueda, pero bueno, haré mi mejor intento, sólo por vos y por que te amo muchísimo.
Cora, ¿Sabés cual es una de las cosas que me encantan de vos? es tu habilidad de poder escribir capítulos tan largos. Pero no sólo es por que sean largos, normalmente cuando entro a una novela y veo muchas letras la lectura me parece un poco pesada y tediosa al momento de ir avanzando, pero con las tuyas puedo decir que nunca me ha sucedido eso. Todo lo contrario. Cuando veo un capítulo tuya cada letra, cada palabra, cada signo de puntuación (?) todo en el capítulo hace que me emocione con cada palabra y que al momento de terminar lo único que quiero es seguir leyendo, en serio. No sé como tenés la capacidad de escribir tanto y de todas maneras atrapar a la gente con tu escritura por que en serio es simplemente maravillosa.
Este capítulo no fue la excepción, todo fue perfecto y relataste el papel exactamente como me lo había imaginado cuando ro y yo hicimos los roles. Ella tiene una personalidad tan admirable alguna vez pensé en intentar tomar una personalidad diferente, tal vez una así como de chica ruda, pero no me sale al segundo me siento mal por lo que dije entonces pido perdón, creo que no me va o me funciona mucho esa personalidad pero bueno, así seré. Ahora simplemente me conformo con decir todo el diálogo contra esa persona en mi cabeza pero al final no digo nada, y luego me río por lo bueno que fue mi dialogo aunque ahora que lo pienso es un buen método, transforma el enojo a risas y nadie sale herido.. tada \o.o/ soy un genio, alguien por favor deme el premio nobel de la paz, me lo merezco jaja okno.
El punto ahora es que ya cambié toda la conversión y pasé de decir cuanto me encantaba tu capítulo a hablar de mis raras tendencias pacifistas
Volviendo al tema principal y a la razón del comentario, escribís precioso y amé cada letra y signo de puntuación del capítulo (?) y sé que es la segunda vez que lo digo, pero no hace mal recalcarlo
Ahora debo pedir perdón por comentar tu besho capítulo tan tarde, pero es que he estado enfrascada en el colegio pero ya mañana salgo a vacaciones por lo que estoy libre estos días y lo primero que quise hacer fue darte el comentario que merecías y que te debía desde un principio
Te amo preciosa, no puedo estar más orgullosa de la gran escritora que sos y de cuan agradecida estoy de que seas parte de la novela!!
Te amo mi cora
Cora, ¿Sabés cual es una de las cosas que me encantan de vos? es tu habilidad de poder escribir capítulos tan largos. Pero no sólo es por que sean largos, normalmente cuando entro a una novela y veo muchas letras la lectura me parece un poco pesada y tediosa al momento de ir avanzando, pero con las tuyas puedo decir que nunca me ha sucedido eso. Todo lo contrario. Cuando veo un capítulo tuya cada letra, cada palabra, cada signo de puntuación (?) todo en el capítulo hace que me emocione con cada palabra y que al momento de terminar lo único que quiero es seguir leyendo, en serio. No sé como tenés la capacidad de escribir tanto y de todas maneras atrapar a la gente con tu escritura por que en serio es simplemente maravillosa.
Este capítulo no fue la excepción, todo fue perfecto y relataste el papel exactamente como me lo había imaginado cuando ro y yo hicimos los roles. Ella tiene una personalidad tan admirable alguna vez pensé en intentar tomar una personalidad diferente, tal vez una así como de chica ruda, pero no me sale al segundo me siento mal por lo que dije entonces pido perdón, creo que no me va o me funciona mucho esa personalidad pero bueno, así seré. Ahora simplemente me conformo con decir todo el diálogo contra esa persona en mi cabeza pero al final no digo nada, y luego me río por lo bueno que fue mi dialogo aunque ahora que lo pienso es un buen método, transforma el enojo a risas y nadie sale herido.. tada \o.o/ soy un genio, alguien por favor deme el premio nobel de la paz, me lo merezco jaja okno.
El punto ahora es que ya cambié toda la conversión y pasé de decir cuanto me encantaba tu capítulo a hablar de mis raras tendencias pacifistas
Volviendo al tema principal y a la razón del comentario, escribís precioso y amé cada letra y signo de puntuación del capítulo (?) y sé que es la segunda vez que lo digo, pero no hace mal recalcarlo
Ahora debo pedir perdón por comentar tu besho capítulo tan tarde, pero es que he estado enfrascada en el colegio pero ya mañana salgo a vacaciones por lo que estoy libre estos días y lo primero que quise hacer fue darte el comentario que merecías y que te debía desde un principio
Te amo preciosa, no puedo estar más orgullosa de la gran escritora que sos y de cuan agradecida estoy de que seas parte de la novela!!
Te amo mi cora
Última edición por {Ally} el Jue 26 Jun 2014, 6:59 pm, editado 1 vez
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
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Re: Hooked Love.
Quiero un comentario tan largo como mi capítulo(???) :skip:
Bart Simpson
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