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Chico de Alquiler (Larry Stylinson) ¡HOT!
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Página 2 de 4. • 1, 2, 3, 4
Re: Chico de Alquiler (Larry Stylinson) ¡HOT!
Me da ganas de asesinar a su padre, pobre los gemelos :(
Louis da placer y ... satisfacción , en cambio los otros solo quieren acostarse y marcharse
SIGUELA
Louis da placer y ... satisfacción , en cambio los otros solo quieren acostarse y marcharse
SIGUELA
~Megan~
Re: Chico de Alquiler (Larry Stylinson) ¡HOT!
Aww que bien :DBrookneyBrowny escribió:si a mi si me gusto :P
VaaneStylesHoran <3
Re: Chico de Alquiler (Larry Stylinson) ¡HOT!
Mall , eso se vera despues. xDDimples'sHarold escribió:que se muera ya el desgraciado muérete y deja a herencia lo único bueno que harás en tu vida
¿que tienen los peques? primero pensé que eran ..... ¡no me acuerdo el nombre! bueno eso.. pero luego fue descartada porque estaban a lo que decía su padre
Si, la verdad es terrible como los trata, pobeshitos :/
VaaneStylesHoran <3
Re: Chico de Alquiler (Larry Stylinson) ¡HOT!
Mal, pobeshitos :(~Megan~ escribió:Me da ganas de asesinar a su padre, pobre los gemelos :(
Louis da placer y ... satisfacción , en cambio los otros solo quieren acostarse y marcharse
SIGUELA
Louis mi tommo mi lou lou ha.
¡Ahora la sigo! ¡Beso!
VaaneStylesHoran <3
Re: Chico de Alquiler (Larry Stylinson) ¡HOT!
Si, ahora subo cap :)Fan_23_Bromances escribió:Siguela porfa
VaaneStylesHoran <3
Re: Chico de Alquiler (Larry Stylinson) ¡HOT!
¡Que gusto que te haya encantado! :DLiseth escribió:me encanto quiero ya el siguiente capitulo ;)
¡Beso! Ahora subo capi
VaaneStylesHoran <3
Re: Chico de Alquiler (Larry Stylinson) ¡HOT!
¡Ahora subo capi! :DValeKuong escribió:Siguela :D
VaaneStylesHoran <3
Re: Chico de Alquiler (Larry Stylinson) ¡HOT!
capitulo 3
— Taylor, lo hice.
Incluso a las nueve de la noche, el Soho aun estaba lleno. Las tiendas de sexo estaban abiertas, así como las salas de cine y restaurantes. Sólo las tiendas más aburridas cerraban a las siete. Louis se dirigió hacia Tisbury Court, con la esperanza de ver si Hazza estaba allí en su caja. Dos noches seguidas. ¿Eso era repugnante? ¡No! Todo lo que quería era darle al chico su dinero. ¿Qué clase de prostituto se olvidaba de tomar su dinero después de una transacción?
«Transacción. Eso era todo lo que fue, así que no empieces a actuar como un idiota y tener ideas estúpidas ».
— ¿Qué?— Taylor casi olvidaba su acento cockney y, después de su curiosidad inicial, lo tomó de nuevo
— . ¿Qué?— repitió, dejando que la“e”se deslizara al final.
— Ya sabes. Tuve sexo— murmuró, escaneando a su alrededor. Aunque la calle estaba llena, no le prestaban el más mínimo interés. Alto, delgado y siempre torpe y usando pantalones de pana, no era de extrañar que nunca hubiera tenido un novio. ¿Quién iba a salir con un nerd como él?
— ¡Alle-jodida-Luya!— Taylor gritó al teléfono. Louis lo separó de su oreja.
— Pensé que estarías feliz.
— Lo estoy. Entonces, ¿fue de una sola noche o una cita real?
— Una sola noche— murmuró.
— Oh, bueno. Al menos lo hiciste. ¿Era bonita? Porque sería terrible si fuera un perro y sólo lo hicieras para no seguir virgen en tu trigésimo cumpleaños.
Si podía decirle a alguien, era a Taylor. Haciendo una pausa en la creciente oscuridad en la esquina entre las calles Whitcomb y Orange, Louis miró a derecha e izquierda como si una multitud de curiosos se esforzaran por escuchar sus palabras.
— Tay, era un hombre— susurró.
— ¿Eres gay?
«Oh Dios, no »
Ella iba a volverse contra él. Como de costumbre, había juzgado mal la situación. Él nunca lo hacia bien cuando se trataba de personas.
— ¡Excelente!
El alivio lo inundó y preguntó:
— ¿En serio?
La repentina risa de su hermana envió otro fuerte dolor que rasgó su tímpano.
— Espera a que los viejos lo averigüen.
— ¡No!— Su voz se elevó un par de octavas— No se lo puedes decir. Sabes cómo es mamá.
— ¿Por qué no?— Se oía realmente decepcionada.
— Sabes por qué. Ella se aterrorizaría por que los vecinos lo descubrieran.
Con un tono de real decepción, Taylor dijo:
— Está bien. No diré una palabra. Entonces... ¿quién es él? ¿Vas a verlo de nuevo?
— No, te lo dije. Fue sólo algo de una noche. Será mejor que me vaya.
— Mantenme informada— dijo Taylor antes de que él colgara y siguiera por la calle Tisbury Court, tratando de recordar exactamente por dónde había caminado en el callejon anoche.
El olor era repugnante aun cuando Louis se abrió paso a través de la basura del oscuro callejón. Dos hombres, uno frente a la pared y el otro jodiendo su trasero, completamente ignorantes de Louis, terminaban su asunto. Gracias a Dios que Hazza había accedido a ir a casa con él. Joder en un oscuro callejón maloliente no era un recuerdo que quería recordar. Al menos no para su primera vez. Una caja contra la pared a la izquierda hizo que su corazón se acelerara.
— ¿Hazza?
— ¿Qué tú quieres?— La tapa se abrió lentamente, revelando a un hombre viejo y sucio con el cabello enmarañado. Louis aceleró el paso. Quizás Hazza no estaba allí esta noche. Quizás había encontrado otro callejón mejor para vivir. Quizás estaba con otro cliente. Eso era todo lo que Louis era, un cliente.
Qué idiota, actuando como si se tratara de una relación. En la entrada al lado de la calle, se giró de nuevo hacia Tisbury Court cuando una voz familiar lo hizo dar la vuelta.
— ¿Lou Lou?
Su corazón se disparó. Hazza estaba en las sombras, apoyado contra la mugrienta pared.
— Se te olvidó tu dinero anoche.— Louis metió una mano en el bolsillo de atrás y sacó treinta libras
— Toma.
Hazza tomó el dinero y se lo metió en el bolsillo.
— Gracias, amigo.
Louis luchó por decir algo, pero su cerebro le falló, como siempre parecía hacer en situaciones sociales, se dirigió a la entrada, viendo durante medio minuto la gente caminar por la calle. Era mejor irse antes de verse como el tonto desesperado que era.
»
— Ven aquí, Lou. — El tono fue suave. Se giró de frente a Hazza de nuevo, y el joven lo agarró del frente de la camisa y lo jaló más profundamente en la oscuridad, empujándolo contra la pared. Hazza olía muy limpio teniendo en cuenta la forma en que vivía. De pie tan cerca que sus planos vientres se tocaban, Hazza tomó la cintura de los pantalones de Louis entre sus dedos, desabrochó el cinturón y bajó la cremallera. Pasó de cero a mil. En un segundo estaba ansioso por ver a Hazza, esperando que el joven quisiera hablar con él un momento, quizás ir a su casa con él de nuevo, al siguiente su corazón latía con fuerza, y su willy estaba rígido y tan excitado que temía que pudiera gritar como lo había hecho la noche anterior.
— Respira— dijo Hazza. Obedeciendo, Louis logró controlarse lo suficiente para que cuando la cálida mano se cerró alrededor de su pene, no gritara ni eyaculara. Literalmente sentía sus rodillas débiles, apoyó sus manos sobre los hombros de Hazza y presionó su espalda con más fuerza contra la pared. El mal olor del callejón fue sustituido por el aroma limpio y dulce del chico frente a él. El placer palpitaba en su pene y corría hacia sus caderas y nalgas y luego hacia abajo a sus rodillas. Louis centró toda su atención en la suave y tibia mano en su willy, deslizándose hacia arriba y hacia abajo, con lo que su placer era más y más alto. Incapaz de contenerse, comenzó a gemir en voz alta.
»
— ¡Cállate!— Hazza dijo al oído
— Los polis revisan estos callejones.
— ¡Oh Dios, lo siento!— El semen se derramó de su pene a la mano de Hazza. Golpeó su cabeza hacia atrás contra la pared contanta fuerza que casi se desmayó. Jadeando como un perro en el sol, se desplomó hacia adelante a los brazos de Hazza
— Gracias— le murmuró al oído al joven
— No he traído más efectivo.
— Acepto una tarjeta de crédito— dijo Hazza con calma, frotándose las manos en sus jeans negros — ¿Quieres ir a comer algo?
Sorprendido por la sugerencia, Louis asintió mientras se acomodaba los pantalones.
— Sí, genial. Me muero de hambre.
De su caja de cartón, Hazza tomó su mochila.
— Vamos.
Bajo la farola de Tisbury Court Louis miró tímidamente a Hazza. Esto era una estupidez. Se sentía como una cita real en lugar de un encuentro con un chico de alquiler en un callejón.
— ¿Quieres un kebab?
— Soy un vegano.
— Claro. Lo dijiste anoche.
— Vamos a la fabrica de Tofu
— ¿No está cerrada?
Hazza se carcajeó y se metió las manos en los bolsillos mientras seguía caminando. Pocos centimetros mas alto que Louis y mucho más delgado, Hazza tenía un paso casual, largos pasos que Louis se encontró admirando y tratando de imitar. Se metió las manos en los bolsillos de sus pantalones, dejando que sus caderas se balancearan ligeramente. En el momento en que se detuvieron afuera de la fábrica de Tofu, pensó que lo tenía dominado.
»
— Oh, ya veo. Es el nombre del restaurante. Y es vegan.
Hazza abrió la puerta, y vagó en el interior, detrás de un mostrador de cristal se podían ver alimentos de aspecto extraño que emanaban olor a especias. Con las manos aun casualmente en los bolsillos, siguió a Hazza a una mesa y luego trató de sacar sus manos. La noche era húmeda, y el paseo le había tomado veinte minutos. Entre la emoción de estar con Hazza y el calor de la noche, las palmas le habían sudado hasta el punto en que parecía que se habían adherido a la parte interior de los bolsillos. ¡No podía sacar sus manos!
Viendo cómo Hazza inclinó su delgado cuerpo en el asiento de madera, Louis se sentía inútil, tratando de sacar las manos sin que se notara su dificultad. Si pudiera sentarse, podría manejarlo por debajo la mesa sin ser descubierto, pero la silla estaba escondida, así que no podía hacer nada más que quedarse mirándola.
— ¿Qué sucede?— La curiosidad hizo que el negro de su delineador se notara más cuando Hazza levantó la vista hacia él. ¿Por qué siempre tenía que ser un total imbécil? Un total y absolutamente patético Billy No Mates. Un pobre y triste estúpido.
— Mis manos están atoradas en mi bolsillos. Realmente sudo mucho cuando estoy nervioso.
Hazza hundió su cabeza en su pecho. Estaba avergonzado, obviamente, al ser visto con un tonto idiota que no podía lograr sacar sus manos de los bolsillos. Probablemente se levantaría y se escaparía en un momento, dejando a Louis incapaz incluso de abrir la puerta para salir. Sintió el calor que subía a su rostro desde su cuello y bañaba sus mejillas.
Hazza sacudió los hombros con alegría.
— ¡Ven aquí!— Agarró los brazos de Louis y comenzó a jalar, riendo histéricamente mientras lo hacía. Otros clientes los miraban con desaprobación.
— ¿Les importa?— Un hombre corpulento con un delantal blanco se acercó a ellos— Se trata de un restaurante familiar.
— Sus manos están atrapados en sus bolsillos— dijo Hazza en voz alta— ¡No te quedes ahí parado! Ayúdanos.
Para el momento en el que Hazza y el corpulento chef pudieron liberar sus manos, las mejillas de Louis eran de un rojo escarlata, y todo el mundo estaba mirándolo. Era como uno de esos malos sueños donde te encuentras vagando desnudo por la plaza Trafalgar.
— Ahora siéntense y compórtense— ordenó el hombre del delantal, claramente disgustado con ellos.
Hazza seguía riendo mientras leían el menú y ambos pidieron arroz al curry tailandés con tofu y un vaso de jugo de papaya. ¿Qué en la tierra había pasado con la vida tranquila y respetable de Louis, en las últimas veinticuatro horas? Había tenido sexo con un prostituto, no una vez sino dos veces. Una vez en un sucio callejón. Había hecho el ridículo cada vez que intentaba ir a la moda. El joven frente a él, cuyos ojos azules eran un imán para los suyos, obviamente lo consideraba un nerd semiretardado de la peor especie. La emoción que había surgido en su interior cuando Hazza había dicho
“ven aquí ”
y luego lo masturbó era algo que nunca había experimentado antes. Ahora lo único que quería era alejarse de él con los últimos jirones de su dignidad intacta. Una sombra cayó sobre ellos cuando el hombre grande trajo su orden. Temeroso, Louis levantó la vista sorprendido al ver la cara del hombre ablandarse con algo parecido a una sonrisa.
— Disfrútenlo, chicos. Hacen una buena pareja— dijo amablemente.
— No somos una pareja. Es un prostituto.— Las palabras brotaron de la lengua de Louis antes de que pudiera detenerlas. Los ojos amables cambiaron a furiosos antes de ver el techo.
— Sólo coman y lárguense de aquí. — Louis dejó caer la barbilla sobre el pecho. ¿Por qué no podía mantener la boca cerrada?
— Gracias por decirles a todos que soy un culo de alquiler.— Hazza tomó el tenedor y tomó un gran bocado.
— No sé por qué dije eso. Lo siento mucho. Una cosa llega a mi cabeza y sale de mi boca antes de me de cuenta. No puedo evitarlo.
Mirándolo a los ojos, Hazza tomó un gran trago de su jugo de papaya, pero no respondió. Louis vio su comida, incapaz de probarla. Cuando se molestaba, su apetito era siempre lo primero en irse. Tomó su cartera del bolsillo de atrás y sacó una tarjeta de crédito.
— Déjame pagar por la…tú sabes.— Le ofreció la tarjeta. Hazza la miró durante un momento.
— ¿Estas tomándome el pelo?
— No.
Hazza volvió a reír, escupiendo comida por la boca.
— Tú no…¿en serio?— Por un momento, Louis se quedó atónito. ¿Qué demonios había hecho ahora? Miró su tarjeta de crédito en la mano. De repente la estupidez de intentar pagar a un prostituto con una tarjeta de crédito lo golpeó, y también se echó a reír. Nunca se había reído así en su vida. Cuando su jugo de papaya salió volando de la mesa, el hombre del delantal salió corriendo de detrás del mostrador.
— ¡Fuera, los dos! ¡Ahora!
Por un momento, Louis se sintió aterrorizado, sin saber qué hacer. ¡Qué cosa más humillante ser echado de un restaurante! Hazza tomó su mano y lo arrastró del lugar, corriendo como el infierno por la calle, riéndose. La adrenalina corrió a través de sus músculos. La única vez que había estado tan emocionado fue cuando escribió por primera vez en las revistas científicas.
— Joder, Lou, eres tan raro— dijo Hazza cuando se detuvieron.
— Lo sé. No puedo evitarlo. Supongo que eso significa que no querrás venir conmigo a casa de nuevo, ¿no?
— Sí, me encantaría.
— No pensé que lo harías, pero pensé en preguntar... ¿Qué?
— Te dije que me encantaría.
Una más pequeña oleada de adrenalina inundó sus entrañas cuando Hazza lo tomó de la mano mientras caminaban por las calles tranquilas a Bloomsbury. En el momento que llegaron allí estaba un poco más calmado, pero estaba muy consciente de estar sosteniendo la mano de otro hombre en público. ¿Qué pasaría si se encontraba con el Doctor Howard o uno de sus ayudantes del laboratorio? Entonces tendría que dar algunas explicaciones.
«Es Hazza, es un prostituto, y vamos a mi casa para tener sexo y le voy a pagar »
Podía oírse a sí mismo decir eso. Arriba, el calor los golpeó cuando Louis abrió la puerta de su departamento. Encendió la lámpara y lanzó las llaves sobre la mesa.
— ¿Te importa si tomo una ducha para refrescarme? Aquí es como un horno en las noches calientes.
— Adelante.— Hazza se dejó caer en el sofá y puso sus pies que estaban enfundados en unas botas negras sobre la mesa de café. Al verlo por un momento, Louis se maravilló de él. Todo loque Hazza hacía era tan fresco y confiado. ¿Cómo vivía en la calle sin familia y podía seguir siendo tan seguro de sí mismo?
Hazza lo miró.
— ¿Qué?
Louis se encogió de hombros, incapaz de responder. En el minúsculo baño lanzó su ropa al suelo y se metió en la ducha. Siempre se había sentido avergonzado por su delgadez, y sólo Dios sabía lo que Hazza pensaba del tamaño de su nariz. Si el viejo adagio fuera cierto de que se puede juzgar el tamaño del willy de un hombre por el tamaño de su nariz, entonces la gente debería de asumir que Louis estaba muy bien dotado. Tomó el jabón y empezó a bañarse. Cuando sintió una mano en su trasero, gritó y se dio la vuelta, apoyándose contra la pared. Presa del pánico al ser visto desnudo bajo la luz brillante del cuarto de baño sin sombras, envolvió sus brazos alrededor de su estrecho pecho.
La risa brotó de Hazza, que estaba desnudo, tan pálido y delgado como Louis, pero mucho menos tímido. Un par de tatuajes adornaban la parte superior de sus brazos. Pero fue la parte interior del antebrazo derecho de Hazza, cubierto con numerosos cortes frescos, los que atraparon su vista. Mirándolo más de cerca, vio cicatrices, algunas más tenues, algunas aun rosadas pero sanadas en el otro brazo de Hazza y el pecho El joven entró en el pequeño espacio y cerró la puerta de plástico de la ducha. Ayer por la noche habían estado en la oscuridad cuando estaban desnudos. Mirándolo ahora, Hazza probablemente se habría ido si no le hubiera pagado. Entre el índice y el pulgar, Hazza sostenía un pequeño paquete, de papel cuadrado. Lo abrió con los dientes, sacó el condón, y arrojó el papel sobre los azulejos cayendo cerca del agujero de drenaje.
— Eso podría causar un bloqueo — dijo Louis, sabiendo que sonaba estúpido pero estaba con ganas de distraerse. Suwilly estaba hacia afuera, y cuando Hazza lo agarró, él lanzó un grito y se corrió al instante. Jadeando, se miró a sí mismo
— Soy un idiota. Lo siento.
— Tranquilo. Tú polla aun está dura. — A pesar de que casi no podía soportar el contacto de las ágiles manos de Hazza en su sensible pene, Louis miró al joven mientras le colocaba el preservativo, y mirándolo directamente a los ojos, Hazza le dijo
— Jódeme— y se giró hacia la pared. Era la cosa más sexy que le había sucedido. Se quedó mirando las nalgas pequeñas y redondas y los delgados muslos del joven y su willy sobresaliendo. Con agua corriendo sobre su cuerpo, apretó su vientre contra la espalda de Hazza, sin saber qué hacer. Con las dos manos apoyadas contra la pared de azulejos, Hazza lo miró por encima del hombro. El delineador negro alrededor de sus ojos corría por sus mejillas ya que el agua caliente caía en su rostro. Por un momento, parecía muy aterrador.
— Jódeme.
— Nunca he hecho esto antes.— La voz de Louis se oía extraña y jadeante
— ¿Qué hago?
Hazza movió las manos detrás de él y separó sus nalgas, y luego presionó su frente contra la pared.
-Solo metelo.
Con sus dedos, Louis cautelosamente recorrió entre las nalgas de Hazza, localizando el ano y luego dirigió la punta de su pene a ese lugar.
— Si empujo directamente, ¿te va a doler?
— Puede doler un poco. Hazlo de todos modos— dijo Hazza en un largo suspiro
— Hazlo, ¡por el amor de Dios! Con un empuje duro de sus caderas, Louis se empujó dentro. La presión del ajuste era increíblemente excitante, disparando rayos de placer a través de su willy y parte baja de suvientre. En un momento tuvo que detenerse para controlarse. Si se corría demasiado rápido, le negaría a Hazza el placer que el joven quería, y aunque difícilmente la situación era una de esas en que los amantes hacían feliz al otro, tenía un fuerte deseo de asegurar que Hazza consiguiera lo que quería. Con ambas manos, agarró a Hazza por la cintura y comenzó a empujar. Hazza echó la cabeza hacia atrás y gimió fuerte. Los gritos largos y fuertes excitaron aun más a Louis y aun así se distrajo para no correrse con demasiada rapidez.
Alerta a todos los sonidos y movimientos que Hazza hacía, se empujó con fuerza, buscando su propio placer mientras veía las señales de que el joven estaba a punto de alcanzar el orgasmo. Por fin, Hazza se quedó completamente rígido, cada músculo de su cuerpo se tensó. El grito que salió de su garganta retumbando en la diminuta habitación era más fuerte que el murmullo del agua. Louis reaccionó instantáneamente llegando al orgasmo, que se extendió por su cuerpo como un reguero de pólvora, haciéndolo jadear. Aún empalado en Hazza, Louis envolvió sus brazos alrededor de él. Era el más increíble y maravilloso sentimiento de intimidad que hubiera experimentado y se resistía a dejarlo ir. Hazza se mantuvo apretado contra la pared de la ducha, inmóvil mientras Louis se aferraba a su espalda.
— Quédate ahí un momento— murmuró Hazza. Actuando por impulso, Louis besó las orejas de Hazza y la parte posterior de su cuello. Frotó la mejilla contra la mejilla de Hazza. Lentamente, después de varios minutos, permitió que su flácido willy se deslizara hacia fuera. El condón se cayó, uniéndose al paquete de aluminio que estaba sobre el desagüe. Hazza se giró en sus brazos y lo jaló a un fuerte abrazo. Durante mucho tiempo se quedaron abrazados mientras el agua caía sobre sus cuerpos.
— Me gustaría que fueras mi novio, Hazza.— Las palabras salieron antes de que pudiera detenerlas, y no quería detenerlas. Quería ser honesto y abierto. No sabía cómo ser de otra manera. Sin moverse, Hazza dijo:
— Sí, bueno, no lo soy. Soy un puto.
— ¿Te cortas?— Louis preguntó en voz baja.
— No seas estúpido. Tuve un accidente.— Hazza dejó de hablar abruptamente. Apretó la cintura de Louis aún más fuerte, apoyando la mejilla en el hombro de Louis.
— Hay viejas cicatrices en todo tus brazos y pecho— insistió Louis, sin saber si era una buena idea presionarlo.
— Se llama escarificación. Es una forma de arte— dijo Hazza.
— Hazza, no hay nada de artístico en estas cicatrices.
Muy suavemente, Hazza dijo:
— Sí, me corto. ¿Te hace sentir mejor el saberlo?
— Si, lo hace. Quiero que seas sincero conmigo. Pero ¿por qué?
La mayor parte del tiempo Louis se había sentido con miedo, sobre todo al inicio de una nueva empresa. De vez en cuando había estado deprimido cuando todos a su alrededor parecían tener una pareja, excepto él. Pero ¿por qué iba alguien a sentirse tan mal como para cortar su propia carne?
— No lo sé— dijo Hazza.
— Apenas puedo oírte, Hazza.
Sin soltar la cintura de Louis, Hazza dio un paso atrás.
— Dije, no lo sé.— Sonrió
— Mejor no hablar de eso. Vamos a entrar en el dormitorio y lograr joder de nuevo.
Distrayéndose fácilmente del confuso tema, Louis le sonrió.
— Me encantan tus ojos. Son tan verdes, pero con el maquillaje corrido te ves como uno de esos animales que he visto en la tele. Los que tienen en Estados Unidos. Una linda risita escapó de Hazza, y sus ojos se arrugaron.
— ¿Un mapache?
— Sí, eso, un mapache.
Hazza se echó agua en los ojos y se frotó el maquillaje que quedaba.
— Este soy yo al natural.
— Me gustas así— dijo Louis
— . Me gustas de las dos maneras. Con y sin el maquillaje.— Con un dedo tocó la punta de la recta nariz de Hazza
— Me gusta tu nariz tan pequeña. La mía es como de un halcón.
— Me gustan los halcones.— Hazza tocó la nariz de Louis — Me gusta tu nariz
Nadie le había dicho nunca eso antes.
— Estaba pensando en hacerme una cirugía de nariz... ¿qué te parece?
Hazza levantó la vista hacia él.
— No lo hagas.
Bajo el agua corriendo Hazza se puso de rodillas. Louis preguntaba lo que estaba haciendo mientras miraba a cima de la cabeza de Hazza. Estuvo a punto de gritar cuando Hazza tomó su willy y lo chupó dentro de su boca. Jadeando duro, Louis sentía sus rodillas débiles, de gelatina, mientras que Hazza lo chupaba duro. Colocó ambas manos sobre la cabeza de Hazza como si le fuera a dar una bendición. Louis no había creído posible poder correrse tres veces en rápida sucesión, pero lo hizo, sus fluidos bombeaban en la boca de Hazza. Cuando el último vestigio de placer fue arrancado de su willy, esperó, sin poder moverse. Hazza envolvió los brazos alrededor de la cintura de Louis, aferrándose a él.Louis nunca en su vida se había sentido tan indeciblemente agradecido y contento y saciado como se sentía en ese momento.
«Podría morir ahora mismo y no arrepentirme de nada »
.
— Hazza, párate.— Hazza obedeció
— Entra en la habitación y déjame hacerte feliz.— Tomó el dulce rostro del joven con ambas manos, mirándolo
— ¿Qué quieren que haga por ti?
— Quiero que me abraces y me hables.
— ¿Alguna otra cosa?— Louis preguntó.
— ¿De sexo? Amo el sexo. Es genial. Pero ahora quiero que me abraces y me hables.
— Tus deseos son órdenes para mí — dijo Louis. Louis se secó con una toalla. Se cepilló los dientes y enjuagó el cepillo de dientes con agua corriente durante varios minutos antes de entregárselo a Hazza.
— Lo siento, pero no tengo uno de repuesto. Tiendo a no comprar cosas por el estilo hasta que las necesito. Este es bastante nuevo. Me lo dio el dentista el mes pasado en mi revisión.
— Eres gracioso, Lou.— Hazza lo tomó y se cepilló los dientes.
— Supongo que eso es mejor que ser raro.
Entraron al dormitorio. En el momento en que se acostaron, Louis tomó a Hazza en sus brazos. Como si nunca hubiera sido abrazado en su vida, Hazza se acurrucó mas cerca.
— Eso fue la cosa más increíble del mundo — dijo Louis.
— ¿Qué?— Hazza pasó una pierna sobre la cadera de Louis.
— Que tú pusieras el condón en mi willy y dijeras esas palabras.
— ¿Willy?— Hazza se carcajeó
— Sólo los niños de cinco años dicen Willy
— No puedo decir las palabras que dices. Me crié de esa manera. En mi casa todo lo que tiene que ver con el sexo es todo insinuación y eufemismo. Cuando tenía quince años, mi padre dijo:
“Un día encontrarás una chica, y vas a querer estar cerca de ella. Si no puede esperar hasta que estés casado, asegúrate de protegerte”
.
Pensé que estaba hablando de mis clases de karate. No me podía imaginar a una chica dándome un golpe en la garganta. Hazza se carcajeó tan fuerte que Louis podía sentir las vibraciones del vientre de Hazza contra el suyo. Cuando pudo hablar de nuevo, Hazza dijo:
— Nosotros tampoco hablamos exactamente de sexo en la casa, pero cuando estás con otros tipos y en los clubes y los estás consiguiendo, no puedes decir:
“Chupa mi Willy”El tipo estaría histérico.
— Exactamente eso. Nunca he estado en clubes con otros tipos. Unas cuantas cervezas en el bar con los estudiantes después de clases fue a lo más que llegué a socializar en la universidad. Y ha sido todo cuesta abajo desde entonces. Fui una sola vez a club gay. Ninguno de los hombres me dio ni un ápice de atención. Me tomé una cerveza y me marché como Billy No Mates.
— ¿Es por eso que estabas buscando un chico de alquiler?
— Parece triste, sí. — Bien podría admitirlo.
— Di polla— dijo Hazza.
— No, no puedo— dijo Louis.
— ¡Sí puedes!— Hazza empujó a Louis sobre su espalda y se apoyó en un codo, mirándolo directamente. No podía dejar de sonreír. Hazza lo hacía sentirse mareado.
— Adelante. Dilo. Di joder y polla.
¿Qué le pasaba? Era como si Louis hubiera enmudecido ante un par de palabras estúpidas. La risa de Hazza no le ayudaba. Le hacía querer reír sin saber por qué.
»
— Vamos, Lou. Di polla.Puedes hacerlo.
Salió como un murmullo.
— Polla.
— Más fuerte— dijo Hazza. Tenía la sonrisa más pícara del mundo. Tenía un leve hoyuelo en la barbilla cuando se reía y hoyuelos en las mejillas cuando sonreía. Al mirarlo, Louis se sentía delirante y deliciosamente feliz. Todo en su mundo monótono subía en una emocionante rampa con Hazza.
— Polla— dijo un poco más alto.
— Grítalo.
— ¡Los vecinos!
— Vamos, grítalo. Está bien, lo voy a hacer para mostrarte cómo.
— ¡Hazza, no!— Louis saltó y se giró arriba de Hazza, tratando de presionar su mano sobre la boca de Hazza, pero era demasiado tarde. La habitación retumbó con las palabras:
— ¡Polla! ¡Joder!
Finalmente Louis consiguió el control sobre él colocándose encima de Hazza, tapándole la boca con la mano. Completamente inmóvil, Hazza levantó la vista hacia él, haciendo ruidos“mmmm” detrás de la mano.
— Sólo voy a retirar mi mano si me prometes no gritar.
Hazza asintió. Lentamente Louis apartó la mano. Hazza comenzó a reír de nuevo, haciendo rebotar a Louis encima de él.
— Di las palabras, o voy a empezar a gritar de nuevo.
— Polla — murmuro Louis
— ¡Joder!— Rodó sobre su espalda, jalando a Hazza con él hasta que sus posiciones se inviertieron.
Hazza apoyó la cabeza en el pecho de Louis, acostado muy quieto.
— Ahora di “hazme una paja”— Hazza recorrió una larga lista de palabras coloquiales relacionadas con el sexo, mientras que Louis repetía las palabras. Algunas eran más divertidos que otras, pero se rieron de todas ellas. Después de un gran momento, Hazza se bajó. Louis rodó sobre su costado, dándole a Hazza un fuerte abrazo
— Pon tu pierna encima de mí, Lou.
Louis apoyó su muslo sobre la cadera de Hazza y jaló las piernas de Hazza más cerca agarrando su pantorrilla.
— ¿Así?
— Sí, así. ¡Abrázame fuerte!
Hazza se durmió rápidamente, pero Louis se quedó despierto durante mucho tiempo, pues no quería perder ni un minuto de estar con este encantador, gracioso y sexy joven. Una hora más tarde, Louis aun no podía dormir, se levantó, se puso los lentes y salió desnudo a la sala. Había estado pensando todo el día en arreglar algo de su trabajo. Por razones de seguridad nunca guardaba toda la información en su disco duro. Todo lo relacionado con su trabajo se guardaba en tarjetas de memoria. En el cajón de su escritorio estaba la información acerca de la fórmula del pesticida
La única otra copia estaba en la caja fuerte de su laboratorio. Nadie iba a poner sus manos sobre el compuesto original de Lintrane. Las pruebas habían demostrado que era letal para los humanos, cuando se suponía que debía matar solamente a los insectos. Había estado trabajando en revisar la fórmula durante semanas y ahora era completamente segura, y es la que iba a presentar a la empresa farmacéutica. Louis tomó la memoria con los datos poco fiables, la llevó a la cocina y la puso sobre la tabla de madera paracortar. Con el mazo para carne que su madre le había comprado y que nunca había usado para cocinar, rompió la tarjeta de memoria y luego la dejó caer en un vaso de plástico lleno de agua, echó sal en él, y volvió a la cama. Hazza seguía en la misma posición que había estado cuando Louis se fue.
Se acostó, jaló al joven a sus brazos, y finalmente se quedó dormido.
¡Holaaas que gusti que les halla gustado ! :D
¡Bienvenidos Nuevos lectores/as!
— Taylor, lo hice.
Incluso a las nueve de la noche, el Soho aun estaba lleno. Las tiendas de sexo estaban abiertas, así como las salas de cine y restaurantes. Sólo las tiendas más aburridas cerraban a las siete. Louis se dirigió hacia Tisbury Court, con la esperanza de ver si Hazza estaba allí en su caja. Dos noches seguidas. ¿Eso era repugnante? ¡No! Todo lo que quería era darle al chico su dinero. ¿Qué clase de prostituto se olvidaba de tomar su dinero después de una transacción?
«Transacción. Eso era todo lo que fue, así que no empieces a actuar como un idiota y tener ideas estúpidas ».
— ¿Qué?— Taylor casi olvidaba su acento cockney y, después de su curiosidad inicial, lo tomó de nuevo
— . ¿Qué?— repitió, dejando que la“e”se deslizara al final.
— Ya sabes. Tuve sexo— murmuró, escaneando a su alrededor. Aunque la calle estaba llena, no le prestaban el más mínimo interés. Alto, delgado y siempre torpe y usando pantalones de pana, no era de extrañar que nunca hubiera tenido un novio. ¿Quién iba a salir con un nerd como él?
— ¡Alle-jodida-Luya!— Taylor gritó al teléfono. Louis lo separó de su oreja.
— Pensé que estarías feliz.
— Lo estoy. Entonces, ¿fue de una sola noche o una cita real?
— Una sola noche— murmuró.
— Oh, bueno. Al menos lo hiciste. ¿Era bonita? Porque sería terrible si fuera un perro y sólo lo hicieras para no seguir virgen en tu trigésimo cumpleaños.
Si podía decirle a alguien, era a Taylor. Haciendo una pausa en la creciente oscuridad en la esquina entre las calles Whitcomb y Orange, Louis miró a derecha e izquierda como si una multitud de curiosos se esforzaran por escuchar sus palabras.
— Tay, era un hombre— susurró.
— ¿Eres gay?
«Oh Dios, no »
Ella iba a volverse contra él. Como de costumbre, había juzgado mal la situación. Él nunca lo hacia bien cuando se trataba de personas.
— ¡Excelente!
El alivio lo inundó y preguntó:
— ¿En serio?
La repentina risa de su hermana envió otro fuerte dolor que rasgó su tímpano.
— Espera a que los viejos lo averigüen.
— ¡No!— Su voz se elevó un par de octavas— No se lo puedes decir. Sabes cómo es mamá.
— ¿Por qué no?— Se oía realmente decepcionada.
— Sabes por qué. Ella se aterrorizaría por que los vecinos lo descubrieran.
Con un tono de real decepción, Taylor dijo:
— Está bien. No diré una palabra. Entonces... ¿quién es él? ¿Vas a verlo de nuevo?
— No, te lo dije. Fue sólo algo de una noche. Será mejor que me vaya.
— Mantenme informada— dijo Taylor antes de que él colgara y siguiera por la calle Tisbury Court, tratando de recordar exactamente por dónde había caminado en el callejon anoche.
El olor era repugnante aun cuando Louis se abrió paso a través de la basura del oscuro callejón. Dos hombres, uno frente a la pared y el otro jodiendo su trasero, completamente ignorantes de Louis, terminaban su asunto. Gracias a Dios que Hazza había accedido a ir a casa con él. Joder en un oscuro callejón maloliente no era un recuerdo que quería recordar. Al menos no para su primera vez. Una caja contra la pared a la izquierda hizo que su corazón se acelerara.
— ¿Hazza?
— ¿Qué tú quieres?— La tapa se abrió lentamente, revelando a un hombre viejo y sucio con el cabello enmarañado. Louis aceleró el paso. Quizás Hazza no estaba allí esta noche. Quizás había encontrado otro callejón mejor para vivir. Quizás estaba con otro cliente. Eso era todo lo que Louis era, un cliente.
Qué idiota, actuando como si se tratara de una relación. En la entrada al lado de la calle, se giró de nuevo hacia Tisbury Court cuando una voz familiar lo hizo dar la vuelta.
— ¿Lou Lou?
Su corazón se disparó. Hazza estaba en las sombras, apoyado contra la mugrienta pared.
— Se te olvidó tu dinero anoche.— Louis metió una mano en el bolsillo de atrás y sacó treinta libras
— Toma.
Hazza tomó el dinero y se lo metió en el bolsillo.
— Gracias, amigo.
Louis luchó por decir algo, pero su cerebro le falló, como siempre parecía hacer en situaciones sociales, se dirigió a la entrada, viendo durante medio minuto la gente caminar por la calle. Era mejor irse antes de verse como el tonto desesperado que era.
»
— Ven aquí, Lou. — El tono fue suave. Se giró de frente a Hazza de nuevo, y el joven lo agarró del frente de la camisa y lo jaló más profundamente en la oscuridad, empujándolo contra la pared. Hazza olía muy limpio teniendo en cuenta la forma en que vivía. De pie tan cerca que sus planos vientres se tocaban, Hazza tomó la cintura de los pantalones de Louis entre sus dedos, desabrochó el cinturón y bajó la cremallera. Pasó de cero a mil. En un segundo estaba ansioso por ver a Hazza, esperando que el joven quisiera hablar con él un momento, quizás ir a su casa con él de nuevo, al siguiente su corazón latía con fuerza, y su willy estaba rígido y tan excitado que temía que pudiera gritar como lo había hecho la noche anterior.
— Respira— dijo Hazza. Obedeciendo, Louis logró controlarse lo suficiente para que cuando la cálida mano se cerró alrededor de su pene, no gritara ni eyaculara. Literalmente sentía sus rodillas débiles, apoyó sus manos sobre los hombros de Hazza y presionó su espalda con más fuerza contra la pared. El mal olor del callejón fue sustituido por el aroma limpio y dulce del chico frente a él. El placer palpitaba en su pene y corría hacia sus caderas y nalgas y luego hacia abajo a sus rodillas. Louis centró toda su atención en la suave y tibia mano en su willy, deslizándose hacia arriba y hacia abajo, con lo que su placer era más y más alto. Incapaz de contenerse, comenzó a gemir en voz alta.
»
— ¡Cállate!— Hazza dijo al oído
— Los polis revisan estos callejones.
— ¡Oh Dios, lo siento!— El semen se derramó de su pene a la mano de Hazza. Golpeó su cabeza hacia atrás contra la pared contanta fuerza que casi se desmayó. Jadeando como un perro en el sol, se desplomó hacia adelante a los brazos de Hazza
— Gracias— le murmuró al oído al joven
— No he traído más efectivo.
— Acepto una tarjeta de crédito— dijo Hazza con calma, frotándose las manos en sus jeans negros — ¿Quieres ir a comer algo?
Sorprendido por la sugerencia, Louis asintió mientras se acomodaba los pantalones.
— Sí, genial. Me muero de hambre.
De su caja de cartón, Hazza tomó su mochila.
— Vamos.
Bajo la farola de Tisbury Court Louis miró tímidamente a Hazza. Esto era una estupidez. Se sentía como una cita real en lugar de un encuentro con un chico de alquiler en un callejón.
— ¿Quieres un kebab?
— Soy un vegano.
— Claro. Lo dijiste anoche.
— Vamos a la fabrica de Tofu
— ¿No está cerrada?
Hazza se carcajeó y se metió las manos en los bolsillos mientras seguía caminando. Pocos centimetros mas alto que Louis y mucho más delgado, Hazza tenía un paso casual, largos pasos que Louis se encontró admirando y tratando de imitar. Se metió las manos en los bolsillos de sus pantalones, dejando que sus caderas se balancearan ligeramente. En el momento en que se detuvieron afuera de la fábrica de Tofu, pensó que lo tenía dominado.
»
— Oh, ya veo. Es el nombre del restaurante. Y es vegan.
Hazza abrió la puerta, y vagó en el interior, detrás de un mostrador de cristal se podían ver alimentos de aspecto extraño que emanaban olor a especias. Con las manos aun casualmente en los bolsillos, siguió a Hazza a una mesa y luego trató de sacar sus manos. La noche era húmeda, y el paseo le había tomado veinte minutos. Entre la emoción de estar con Hazza y el calor de la noche, las palmas le habían sudado hasta el punto en que parecía que se habían adherido a la parte interior de los bolsillos. ¡No podía sacar sus manos!
Viendo cómo Hazza inclinó su delgado cuerpo en el asiento de madera, Louis se sentía inútil, tratando de sacar las manos sin que se notara su dificultad. Si pudiera sentarse, podría manejarlo por debajo la mesa sin ser descubierto, pero la silla estaba escondida, así que no podía hacer nada más que quedarse mirándola.
— ¿Qué sucede?— La curiosidad hizo que el negro de su delineador se notara más cuando Hazza levantó la vista hacia él. ¿Por qué siempre tenía que ser un total imbécil? Un total y absolutamente patético Billy No Mates. Un pobre y triste estúpido.
— Mis manos están atoradas en mi bolsillos. Realmente sudo mucho cuando estoy nervioso.
Hazza hundió su cabeza en su pecho. Estaba avergonzado, obviamente, al ser visto con un tonto idiota que no podía lograr sacar sus manos de los bolsillos. Probablemente se levantaría y se escaparía en un momento, dejando a Louis incapaz incluso de abrir la puerta para salir. Sintió el calor que subía a su rostro desde su cuello y bañaba sus mejillas.
Hazza sacudió los hombros con alegría.
— ¡Ven aquí!— Agarró los brazos de Louis y comenzó a jalar, riendo histéricamente mientras lo hacía. Otros clientes los miraban con desaprobación.
— ¿Les importa?— Un hombre corpulento con un delantal blanco se acercó a ellos— Se trata de un restaurante familiar.
— Sus manos están atrapados en sus bolsillos— dijo Hazza en voz alta— ¡No te quedes ahí parado! Ayúdanos.
Para el momento en el que Hazza y el corpulento chef pudieron liberar sus manos, las mejillas de Louis eran de un rojo escarlata, y todo el mundo estaba mirándolo. Era como uno de esos malos sueños donde te encuentras vagando desnudo por la plaza Trafalgar.
— Ahora siéntense y compórtense— ordenó el hombre del delantal, claramente disgustado con ellos.
Hazza seguía riendo mientras leían el menú y ambos pidieron arroz al curry tailandés con tofu y un vaso de jugo de papaya. ¿Qué en la tierra había pasado con la vida tranquila y respetable de Louis, en las últimas veinticuatro horas? Había tenido sexo con un prostituto, no una vez sino dos veces. Una vez en un sucio callejón. Había hecho el ridículo cada vez que intentaba ir a la moda. El joven frente a él, cuyos ojos azules eran un imán para los suyos, obviamente lo consideraba un nerd semiretardado de la peor especie. La emoción que había surgido en su interior cuando Hazza había dicho
“ven aquí ”
y luego lo masturbó era algo que nunca había experimentado antes. Ahora lo único que quería era alejarse de él con los últimos jirones de su dignidad intacta. Una sombra cayó sobre ellos cuando el hombre grande trajo su orden. Temeroso, Louis levantó la vista sorprendido al ver la cara del hombre ablandarse con algo parecido a una sonrisa.
— Disfrútenlo, chicos. Hacen una buena pareja— dijo amablemente.
— No somos una pareja. Es un prostituto.— Las palabras brotaron de la lengua de Louis antes de que pudiera detenerlas. Los ojos amables cambiaron a furiosos antes de ver el techo.
— Sólo coman y lárguense de aquí. — Louis dejó caer la barbilla sobre el pecho. ¿Por qué no podía mantener la boca cerrada?
— Gracias por decirles a todos que soy un culo de alquiler.— Hazza tomó el tenedor y tomó un gran bocado.
— No sé por qué dije eso. Lo siento mucho. Una cosa llega a mi cabeza y sale de mi boca antes de me de cuenta. No puedo evitarlo.
Mirándolo a los ojos, Hazza tomó un gran trago de su jugo de papaya, pero no respondió. Louis vio su comida, incapaz de probarla. Cuando se molestaba, su apetito era siempre lo primero en irse. Tomó su cartera del bolsillo de atrás y sacó una tarjeta de crédito.
— Déjame pagar por la…tú sabes.— Le ofreció la tarjeta. Hazza la miró durante un momento.
— ¿Estas tomándome el pelo?
— No.
Hazza volvió a reír, escupiendo comida por la boca.
— Tú no…¿en serio?— Por un momento, Louis se quedó atónito. ¿Qué demonios había hecho ahora? Miró su tarjeta de crédito en la mano. De repente la estupidez de intentar pagar a un prostituto con una tarjeta de crédito lo golpeó, y también se echó a reír. Nunca se había reído así en su vida. Cuando su jugo de papaya salió volando de la mesa, el hombre del delantal salió corriendo de detrás del mostrador.
— ¡Fuera, los dos! ¡Ahora!
Por un momento, Louis se sintió aterrorizado, sin saber qué hacer. ¡Qué cosa más humillante ser echado de un restaurante! Hazza tomó su mano y lo arrastró del lugar, corriendo como el infierno por la calle, riéndose. La adrenalina corrió a través de sus músculos. La única vez que había estado tan emocionado fue cuando escribió por primera vez en las revistas científicas.
— Joder, Lou, eres tan raro— dijo Hazza cuando se detuvieron.
— Lo sé. No puedo evitarlo. Supongo que eso significa que no querrás venir conmigo a casa de nuevo, ¿no?
— Sí, me encantaría.
— No pensé que lo harías, pero pensé en preguntar... ¿Qué?
— Te dije que me encantaría.
Una más pequeña oleada de adrenalina inundó sus entrañas cuando Hazza lo tomó de la mano mientras caminaban por las calles tranquilas a Bloomsbury. En el momento que llegaron allí estaba un poco más calmado, pero estaba muy consciente de estar sosteniendo la mano de otro hombre en público. ¿Qué pasaría si se encontraba con el Doctor Howard o uno de sus ayudantes del laboratorio? Entonces tendría que dar algunas explicaciones.
«Es Hazza, es un prostituto, y vamos a mi casa para tener sexo y le voy a pagar »
Podía oírse a sí mismo decir eso. Arriba, el calor los golpeó cuando Louis abrió la puerta de su departamento. Encendió la lámpara y lanzó las llaves sobre la mesa.
— ¿Te importa si tomo una ducha para refrescarme? Aquí es como un horno en las noches calientes.
— Adelante.— Hazza se dejó caer en el sofá y puso sus pies que estaban enfundados en unas botas negras sobre la mesa de café. Al verlo por un momento, Louis se maravilló de él. Todo loque Hazza hacía era tan fresco y confiado. ¿Cómo vivía en la calle sin familia y podía seguir siendo tan seguro de sí mismo?
Hazza lo miró.
— ¿Qué?
Louis se encogió de hombros, incapaz de responder. En el minúsculo baño lanzó su ropa al suelo y se metió en la ducha. Siempre se había sentido avergonzado por su delgadez, y sólo Dios sabía lo que Hazza pensaba del tamaño de su nariz. Si el viejo adagio fuera cierto de que se puede juzgar el tamaño del willy de un hombre por el tamaño de su nariz, entonces la gente debería de asumir que Louis estaba muy bien dotado. Tomó el jabón y empezó a bañarse. Cuando sintió una mano en su trasero, gritó y se dio la vuelta, apoyándose contra la pared. Presa del pánico al ser visto desnudo bajo la luz brillante del cuarto de baño sin sombras, envolvió sus brazos alrededor de su estrecho pecho.
La risa brotó de Hazza, que estaba desnudo, tan pálido y delgado como Louis, pero mucho menos tímido. Un par de tatuajes adornaban la parte superior de sus brazos. Pero fue la parte interior del antebrazo derecho de Hazza, cubierto con numerosos cortes frescos, los que atraparon su vista. Mirándolo más de cerca, vio cicatrices, algunas más tenues, algunas aun rosadas pero sanadas en el otro brazo de Hazza y el pecho El joven entró en el pequeño espacio y cerró la puerta de plástico de la ducha. Ayer por la noche habían estado en la oscuridad cuando estaban desnudos. Mirándolo ahora, Hazza probablemente se habría ido si no le hubiera pagado. Entre el índice y el pulgar, Hazza sostenía un pequeño paquete, de papel cuadrado. Lo abrió con los dientes, sacó el condón, y arrojó el papel sobre los azulejos cayendo cerca del agujero de drenaje.
— Eso podría causar un bloqueo — dijo Louis, sabiendo que sonaba estúpido pero estaba con ganas de distraerse. Suwilly estaba hacia afuera, y cuando Hazza lo agarró, él lanzó un grito y se corrió al instante. Jadeando, se miró a sí mismo
— Soy un idiota. Lo siento.
— Tranquilo. Tú polla aun está dura. — A pesar de que casi no podía soportar el contacto de las ágiles manos de Hazza en su sensible pene, Louis miró al joven mientras le colocaba el preservativo, y mirándolo directamente a los ojos, Hazza le dijo
— Jódeme— y se giró hacia la pared. Era la cosa más sexy que le había sucedido. Se quedó mirando las nalgas pequeñas y redondas y los delgados muslos del joven y su willy sobresaliendo. Con agua corriendo sobre su cuerpo, apretó su vientre contra la espalda de Hazza, sin saber qué hacer. Con las dos manos apoyadas contra la pared de azulejos, Hazza lo miró por encima del hombro. El delineador negro alrededor de sus ojos corría por sus mejillas ya que el agua caliente caía en su rostro. Por un momento, parecía muy aterrador.
— Jódeme.
— Nunca he hecho esto antes.— La voz de Louis se oía extraña y jadeante
— ¿Qué hago?
Hazza movió las manos detrás de él y separó sus nalgas, y luego presionó su frente contra la pared.
-Solo metelo.
Con sus dedos, Louis cautelosamente recorrió entre las nalgas de Hazza, localizando el ano y luego dirigió la punta de su pene a ese lugar.
— Si empujo directamente, ¿te va a doler?
— Puede doler un poco. Hazlo de todos modos— dijo Hazza en un largo suspiro
— Hazlo, ¡por el amor de Dios! Con un empuje duro de sus caderas, Louis se empujó dentro. La presión del ajuste era increíblemente excitante, disparando rayos de placer a través de su willy y parte baja de suvientre. En un momento tuvo que detenerse para controlarse. Si se corría demasiado rápido, le negaría a Hazza el placer que el joven quería, y aunque difícilmente la situación era una de esas en que los amantes hacían feliz al otro, tenía un fuerte deseo de asegurar que Hazza consiguiera lo que quería. Con ambas manos, agarró a Hazza por la cintura y comenzó a empujar. Hazza echó la cabeza hacia atrás y gimió fuerte. Los gritos largos y fuertes excitaron aun más a Louis y aun así se distrajo para no correrse con demasiada rapidez.
Alerta a todos los sonidos y movimientos que Hazza hacía, se empujó con fuerza, buscando su propio placer mientras veía las señales de que el joven estaba a punto de alcanzar el orgasmo. Por fin, Hazza se quedó completamente rígido, cada músculo de su cuerpo se tensó. El grito que salió de su garganta retumbando en la diminuta habitación era más fuerte que el murmullo del agua. Louis reaccionó instantáneamente llegando al orgasmo, que se extendió por su cuerpo como un reguero de pólvora, haciéndolo jadear. Aún empalado en Hazza, Louis envolvió sus brazos alrededor de él. Era el más increíble y maravilloso sentimiento de intimidad que hubiera experimentado y se resistía a dejarlo ir. Hazza se mantuvo apretado contra la pared de la ducha, inmóvil mientras Louis se aferraba a su espalda.
— Quédate ahí un momento— murmuró Hazza. Actuando por impulso, Louis besó las orejas de Hazza y la parte posterior de su cuello. Frotó la mejilla contra la mejilla de Hazza. Lentamente, después de varios minutos, permitió que su flácido willy se deslizara hacia fuera. El condón se cayó, uniéndose al paquete de aluminio que estaba sobre el desagüe. Hazza se giró en sus brazos y lo jaló a un fuerte abrazo. Durante mucho tiempo se quedaron abrazados mientras el agua caía sobre sus cuerpos.
— Me gustaría que fueras mi novio, Hazza.— Las palabras salieron antes de que pudiera detenerlas, y no quería detenerlas. Quería ser honesto y abierto. No sabía cómo ser de otra manera. Sin moverse, Hazza dijo:
— Sí, bueno, no lo soy. Soy un puto.
— ¿Te cortas?— Louis preguntó en voz baja.
— No seas estúpido. Tuve un accidente.— Hazza dejó de hablar abruptamente. Apretó la cintura de Louis aún más fuerte, apoyando la mejilla en el hombro de Louis.
— Hay viejas cicatrices en todo tus brazos y pecho— insistió Louis, sin saber si era una buena idea presionarlo.
— Se llama escarificación. Es una forma de arte— dijo Hazza.
— Hazza, no hay nada de artístico en estas cicatrices.
Muy suavemente, Hazza dijo:
— Sí, me corto. ¿Te hace sentir mejor el saberlo?
— Si, lo hace. Quiero que seas sincero conmigo. Pero ¿por qué?
La mayor parte del tiempo Louis se había sentido con miedo, sobre todo al inicio de una nueva empresa. De vez en cuando había estado deprimido cuando todos a su alrededor parecían tener una pareja, excepto él. Pero ¿por qué iba alguien a sentirse tan mal como para cortar su propia carne?
— No lo sé— dijo Hazza.
— Apenas puedo oírte, Hazza.
Sin soltar la cintura de Louis, Hazza dio un paso atrás.
— Dije, no lo sé.— Sonrió
— Mejor no hablar de eso. Vamos a entrar en el dormitorio y lograr joder de nuevo.
Distrayéndose fácilmente del confuso tema, Louis le sonrió.
— Me encantan tus ojos. Son tan verdes, pero con el maquillaje corrido te ves como uno de esos animales que he visto en la tele. Los que tienen en Estados Unidos. Una linda risita escapó de Hazza, y sus ojos se arrugaron.
— ¿Un mapache?
— Sí, eso, un mapache.
Hazza se echó agua en los ojos y se frotó el maquillaje que quedaba.
— Este soy yo al natural.
— Me gustas así— dijo Louis
— . Me gustas de las dos maneras. Con y sin el maquillaje.— Con un dedo tocó la punta de la recta nariz de Hazza
— Me gusta tu nariz tan pequeña. La mía es como de un halcón.
— Me gustan los halcones.— Hazza tocó la nariz de Louis — Me gusta tu nariz
Nadie le había dicho nunca eso antes.
— Estaba pensando en hacerme una cirugía de nariz... ¿qué te parece?
Hazza levantó la vista hacia él.
— No lo hagas.
Bajo el agua corriendo Hazza se puso de rodillas. Louis preguntaba lo que estaba haciendo mientras miraba a cima de la cabeza de Hazza. Estuvo a punto de gritar cuando Hazza tomó su willy y lo chupó dentro de su boca. Jadeando duro, Louis sentía sus rodillas débiles, de gelatina, mientras que Hazza lo chupaba duro. Colocó ambas manos sobre la cabeza de Hazza como si le fuera a dar una bendición. Louis no había creído posible poder correrse tres veces en rápida sucesión, pero lo hizo, sus fluidos bombeaban en la boca de Hazza. Cuando el último vestigio de placer fue arrancado de su willy, esperó, sin poder moverse. Hazza envolvió los brazos alrededor de la cintura de Louis, aferrándose a él.Louis nunca en su vida se había sentido tan indeciblemente agradecido y contento y saciado como se sentía en ese momento.
«Podría morir ahora mismo y no arrepentirme de nada »
.
— Hazza, párate.— Hazza obedeció
— Entra en la habitación y déjame hacerte feliz.— Tomó el dulce rostro del joven con ambas manos, mirándolo
— ¿Qué quieren que haga por ti?
— Quiero que me abraces y me hables.
— ¿Alguna otra cosa?— Louis preguntó.
— ¿De sexo? Amo el sexo. Es genial. Pero ahora quiero que me abraces y me hables.
— Tus deseos son órdenes para mí — dijo Louis. Louis se secó con una toalla. Se cepilló los dientes y enjuagó el cepillo de dientes con agua corriente durante varios minutos antes de entregárselo a Hazza.
— Lo siento, pero no tengo uno de repuesto. Tiendo a no comprar cosas por el estilo hasta que las necesito. Este es bastante nuevo. Me lo dio el dentista el mes pasado en mi revisión.
— Eres gracioso, Lou.— Hazza lo tomó y se cepilló los dientes.
— Supongo que eso es mejor que ser raro.
Entraron al dormitorio. En el momento en que se acostaron, Louis tomó a Hazza en sus brazos. Como si nunca hubiera sido abrazado en su vida, Hazza se acurrucó mas cerca.
— Eso fue la cosa más increíble del mundo — dijo Louis.
— ¿Qué?— Hazza pasó una pierna sobre la cadera de Louis.
— Que tú pusieras el condón en mi willy y dijeras esas palabras.
— ¿Willy?— Hazza se carcajeó
— Sólo los niños de cinco años dicen Willy
— No puedo decir las palabras que dices. Me crié de esa manera. En mi casa todo lo que tiene que ver con el sexo es todo insinuación y eufemismo. Cuando tenía quince años, mi padre dijo:
“Un día encontrarás una chica, y vas a querer estar cerca de ella. Si no puede esperar hasta que estés casado, asegúrate de protegerte”
.
Pensé que estaba hablando de mis clases de karate. No me podía imaginar a una chica dándome un golpe en la garganta. Hazza se carcajeó tan fuerte que Louis podía sentir las vibraciones del vientre de Hazza contra el suyo. Cuando pudo hablar de nuevo, Hazza dijo:
— Nosotros tampoco hablamos exactamente de sexo en la casa, pero cuando estás con otros tipos y en los clubes y los estás consiguiendo, no puedes decir:
“Chupa mi Willy”El tipo estaría histérico.
— Exactamente eso. Nunca he estado en clubes con otros tipos. Unas cuantas cervezas en el bar con los estudiantes después de clases fue a lo más que llegué a socializar en la universidad. Y ha sido todo cuesta abajo desde entonces. Fui una sola vez a club gay. Ninguno de los hombres me dio ni un ápice de atención. Me tomé una cerveza y me marché como Billy No Mates.
— ¿Es por eso que estabas buscando un chico de alquiler?
— Parece triste, sí. — Bien podría admitirlo.
— Di polla— dijo Hazza.
— No, no puedo— dijo Louis.
— ¡Sí puedes!— Hazza empujó a Louis sobre su espalda y se apoyó en un codo, mirándolo directamente. No podía dejar de sonreír. Hazza lo hacía sentirse mareado.
— Adelante. Dilo. Di joder y polla.
¿Qué le pasaba? Era como si Louis hubiera enmudecido ante un par de palabras estúpidas. La risa de Hazza no le ayudaba. Le hacía querer reír sin saber por qué.
»
— Vamos, Lou. Di polla.Puedes hacerlo.
Salió como un murmullo.
— Polla.
— Más fuerte— dijo Hazza. Tenía la sonrisa más pícara del mundo. Tenía un leve hoyuelo en la barbilla cuando se reía y hoyuelos en las mejillas cuando sonreía. Al mirarlo, Louis se sentía delirante y deliciosamente feliz. Todo en su mundo monótono subía en una emocionante rampa con Hazza.
— Polla— dijo un poco más alto.
— Grítalo.
— ¡Los vecinos!
— Vamos, grítalo. Está bien, lo voy a hacer para mostrarte cómo.
— ¡Hazza, no!— Louis saltó y se giró arriba de Hazza, tratando de presionar su mano sobre la boca de Hazza, pero era demasiado tarde. La habitación retumbó con las palabras:
— ¡Polla! ¡Joder!
Finalmente Louis consiguió el control sobre él colocándose encima de Hazza, tapándole la boca con la mano. Completamente inmóvil, Hazza levantó la vista hacia él, haciendo ruidos“mmmm” detrás de la mano.
— Sólo voy a retirar mi mano si me prometes no gritar.
Hazza asintió. Lentamente Louis apartó la mano. Hazza comenzó a reír de nuevo, haciendo rebotar a Louis encima de él.
— Di las palabras, o voy a empezar a gritar de nuevo.
— Polla — murmuro Louis
— ¡Joder!— Rodó sobre su espalda, jalando a Hazza con él hasta que sus posiciones se inviertieron.
Hazza apoyó la cabeza en el pecho de Louis, acostado muy quieto.
— Ahora di “hazme una paja”— Hazza recorrió una larga lista de palabras coloquiales relacionadas con el sexo, mientras que Louis repetía las palabras. Algunas eran más divertidos que otras, pero se rieron de todas ellas. Después de un gran momento, Hazza se bajó. Louis rodó sobre su costado, dándole a Hazza un fuerte abrazo
— Pon tu pierna encima de mí, Lou.
Louis apoyó su muslo sobre la cadera de Hazza y jaló las piernas de Hazza más cerca agarrando su pantorrilla.
— ¿Así?
— Sí, así. ¡Abrázame fuerte!
Hazza se durmió rápidamente, pero Louis se quedó despierto durante mucho tiempo, pues no quería perder ni un minuto de estar con este encantador, gracioso y sexy joven. Una hora más tarde, Louis aun no podía dormir, se levantó, se puso los lentes y salió desnudo a la sala. Había estado pensando todo el día en arreglar algo de su trabajo. Por razones de seguridad nunca guardaba toda la información en su disco duro. Todo lo relacionado con su trabajo se guardaba en tarjetas de memoria. En el cajón de su escritorio estaba la información acerca de la fórmula del pesticida
La única otra copia estaba en la caja fuerte de su laboratorio. Nadie iba a poner sus manos sobre el compuesto original de Lintrane. Las pruebas habían demostrado que era letal para los humanos, cuando se suponía que debía matar solamente a los insectos. Había estado trabajando en revisar la fórmula durante semanas y ahora era completamente segura, y es la que iba a presentar a la empresa farmacéutica. Louis tomó la memoria con los datos poco fiables, la llevó a la cocina y la puso sobre la tabla de madera paracortar. Con el mazo para carne que su madre le había comprado y que nunca había usado para cocinar, rompió la tarjeta de memoria y luego la dejó caer en un vaso de plástico lleno de agua, echó sal en él, y volvió a la cama. Hazza seguía en la misma posición que había estado cuando Louis se fue.
Se acostó, jaló al joven a sus brazos, y finalmente se quedó dormido.
¡Holaaas que gusti que les halla gustado ! :D
¡Bienvenidos Nuevos lectores/as!
VaaneStylesHoran <3
Re: Chico de Alquiler (Larry Stylinson) ¡HOT!
Al final no cogió nada pero lo que ha roto no es lo que quería o.. no? me lío yo sola
son muy oñshfiudszgfpysdi
son muy oñshfiudszgfpysdi
Dimples'sHarold
Re: Chico de Alquiler (Larry Stylinson) ¡HOT!
me a encantado ohow espero el siguiente prontito ;) se igual o mejor aun muy interesante
Liseth
Re: Chico de Alquiler (Larry Stylinson) ¡HOT!
Hola. Soy un nuevo y Fiel lector. Me llamo Alejandro, tengo 16, Soy LS Y Blah Blah Blah Me encanta esta Fic. En el primer capitulo lo que me mato fue que Lou dijiera ''— ¿Te gustaría que toque tu pene?''o Y yo asi de como que :gemz: Bueno el capitulo 2 Me encanto me quede como: :oooh: :bossassbitch: El capitulo 3 Tambien me encanto ahq :aah: :eaea: Bueno espero que la sigas, solo eso. c:
AleCoexist
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