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JOSEPH - JOE Y _____
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: JOSEPH - JOE Y _____
CAPITULO DOCE PARTE FINAL
____ frunció el ceño ante las imágenes conflictivas que pasaban por su mente y que no tenían sentido.
—Pero eres mayor que él.
—No.
Su ceño se incrementó. Aimee parecía por lo menos diez años mayor que los veintipocos de Joe.
—¿Cuántos años tiene Joe?
—No lo sé exactamente. No conozco a nadie que lo sepa con exactitud pero sé que es mayor que yo. Él no lo dice y yo no pregunto. A propósito, me dijo que te dijera que te traerá algo de ropa. —Antes de que _____ pudiera decir una palabra más, Aimee se había ido.
_____ yacía en la cama con aquellas palabras dándole vueltas en la cabeza. Había mucho más en todo esto de lo que sabía y la molestaba que todos pensaran que era tan estúpida que no lo sabía.
¿Qué pasaba con Joseph? ¿Quién era en realidad?
Y ¿cuántos años tenía?
Una sombra se posó sobre la cama. El corazón dejó de latirle un momento hasta que se dio cuenta de que la sombra era Justina.
—¡Me has asustado!
—Lo siento. Hay algo que he olvidado darte. Era tan pequeño que no lo puse en la bolsa con el resto. —Sacó una bolsita del bolsillo—. Creo que lo encontrarás realmente interesante.
______ la miró ceñuda cogiendo la bolsita y sacó una moneda. No se sorprendió puesto que encontraban muchas monedas. El reverso era el mismo que en otras monedas de Didymus.
Pero cuando la volteó dio un grito ahogado.
El rostro que había en la moneda era el de Joseph.
issadanger
Re: JOSEPH - JOE Y _____
CAPÍTULO TRECE
No fue Joe quien le trajo a _____ las ropas después. Él la había enviado con Aimee, quien tenía un sarcástico humor, pero si él quería ser un cobarde después de haberla encerrado, que así fuera. Además, le gustaba Aimee que tenía un picante sentido del humor y aguda inteligencia.
Esto también le daba tiempo para planear una venganza sobre el alto Gótico que la irritaba hasta la distracción.
Sin nada mejor que hacer, ______ se dio una ducha en el pequeño cuarto de baño, cuidando de no mojarse las suturas. Estaba extremadamente cansada de estar descansando en cama. No entendía como podía sentirse tan bien dado lo que le había sucedido. Honestamente estaba un poco dolorida del casi fatal desenlace.
Era tan extraño.
No queriendo estar a solas donde los pensamientos de Dimitri y la preocupación por su equipo la hicieran lastimarse, dejó la habitación y se dirigió al área del bar, buscando distracción. Cuando salió, Justina y Katherine se levantaron de una pequeña mesa redonda donde habían estado sentadas… Justina mirando hacia la puerta de ______ y Katherine escaneando el bar a su alrededor de ellas.
No sabía dónde estaban las otras sacerdotisas, pero el hecho de que esas dos estuvieran allí la hizo arquear una ceja.
—¿Qué estáis haciendo? —les preguntó, curiosa acerca de su nerviosa vigilancia.
Katherine apartó la mirada avergonzada.
—Estamos vigilándote para asegurarnos que nadie te molesta.
Bueno, al menos el hombre no las había mantenido encerradas en la habitación. Debería estar agradecida por algo de libertad.
—¿Órdenes de Joe?
Justina sonrió.
Finalmente encontré a alguien que es incluso más mandón que tú. ¿Quién sabe? Por no mencionar que él es mucho más fiero.
Ja, Ja, pensó _____ sarcásticamente. Ella no encontraba eso particularmente divertido… más aún, porque ella estaba recibiendo el final de su mangoneo.
—¿Dónde está?
Probablemente fuera acechando a la pelirroja o a alguna otra mujer.
Katherine indicó por encima del pasamano que bajaba a la zona del almacén. _______ bajó la mirada, entonces jadeó cuando vio al hombre de regreso en el escenario en el cual no habían puesto un foco sobre él. No había error en el gigante vestido de negro que tocaba una guitarra negra adornada con llamas rojas.
Justina se unió a ellas en el pasamano.
—El guitarrista de la banda se pilló dos dedos justo antes que se supone que tocarían, así que le rogaron a Ash que lo sustituyera.
_______ se quedó absolutamente atónita cuando vio sus largos dedos volar sobre el cuello en perfectos acordes.
—Apártate.
Justina sonrió abiertamente.
—Yeah, lo sé, es impresionante, ¿No?
No, él daba bandazos pasando de lo impresionante e iba directo al reino del dios de la guitarra. Debido a que ella misma tocaba, podía apreciar fácilmente el talento que llevaba a hacer que pareciera y lo hiciera sonar sin tanto esfuerzo. No cometió ni un simple error.
Y cuando rompió en un agudo Solo rivalizado por Hendrix, Rhodes o Van Halen, el público se volvió loco.
Antes de que _______ se diese cuenta de lo que estaba haciendo, se dirigió bajando las escaleras para verle tocar desde cerca.
Joe normalmente no miraba al público esas pocas veces que había tocado con los Howlers… lo cual era sólo durante las sesiones de prueba o cuando el bar estaba cerrado a cualquier cosa no sobrenatural, pero por alguna razón sintió una poco característica compulsión a hacerlo ahora.
Él vio inmediatamente a ________ al frente con Justina y Katherine detrás de ella.
El tiempo pareció detenerse cuando se encontró aquellos preciosos ojos marrones que siempre parecían mirar a través de él, directamente a su alma. Mientras se quedaba ante ella, se olvidó de todo, especialmente cuando finalmente oyó sus pensamientos acerca de aquellas personas que lo rodeaban.
¿Por qué vives en las sombras alejado de todo el mundo? Deberías salir al frente y brillar con ese talento. Nunca he oído un mejor guitarrista. ¿Cómo lo haces? ¿Naciste con una guitarra en las manos?
Ella lo miraba con respeto. Eres tan hermoso, Joseph. Todo en ti. ¿Por qué te ocultas del mundo y de mí en particular? Yo jamás te lastimaría…
La sinceridad de aquellas palabras lo alcanzaron como nada lo había hecho antes. Pero más que ellas, eran otros vislumbres que finalmente tuvo de ella. Algunos de ellos nunca los habría supuesto. Su alma era tan hermosa. Su corazón increíblemente amable. Él solía tratar con aquellos que, al igual que él, estaban hastiados. Aquellos que sólo esperaban lo peor de otras personas y del mundo.
Pero ella no. Incluso ella veía el mal a su alrededor con una infantil esperanza.
Dioses, como quería tocar esa pureza. Sentir la mágica manera en la que ella veía lo mejor en las personas, incluso, aunque no se lo merecieran. Más que nada, quería verse a sí mismo de la manera que ella lo hacía. Ser la persona que ella pensaba que era, en vez del animal que él mismo sabía que era.
Sólo durante un minuto.
Ese tendría que ser el mayor regalo que nadie le había dado y ella ni siquiera se daba cuenta de que lo había hecho. Era sólo quién y qué era ella. Eso era lo que lo hacía perfecto.
Y quería devolverle el favor cuando terminaran el repertorio de Godsmack que estaban tocando. Él fue hacia el cantante de la banda, Angel Santiago, quien tenía el largo pelo marrón y una pícara sonrisa, y le susurró.
Angel sacudió la cabeza, riéndose.
—Por ti, tío, cualquier cosa. —Angel fue a donde estaban los otros, mientras Joe ajustaba el micrófono frente a él para acomodarlo a su altura.
Un instante después, Joe dio un respingo cuando un foco se volvió directamente sobre él. Él nunca había soportado ese tipo de atención y cada parte de él quería huir para esconderse.
Pero _____ tenía una estúpida fantasía y la parte de él que ella había tocado sin saberlo quería dársela.
La garganta seca por la vergüenza y el miedo, encontró su mirada.
—Esto es para _______.
El abrió con los acordes de “Save´ Me” de Nikelback. Al momento de hacerlo, quiso morir cuando se dio cuenta de lo malamente jodido que estaba… en público. El club estaba lleno de gente y animales en forma humana que sabían quién y lo que él era. Seres que matarían por saber quién era ______ y por qué él le dedicaba esa canción cuando jamás había hecho tal cosa.
Más que eso, debía haber enfadado a _______ por vincular su nombre al de él. Maldición. Lo sabía perfectamente. Nadie quería ser visto con él. Jamás.
¿Cuándo iba a aprender el más básico de los hechos? Las personas decentes no querían estar con él en público. Él era una vergüenza. Una abominación.
Pero ya era demasiado tarde. Todo lo que podía hacer era ver de pasar por esto y esperar que ella no hiciera pública su bofetada por el atrevimiento cuando esto terminara.
Soy un idiota.
_______ no podía respirar mientras oía la canción de Joe. Él tenía una voz asombrosa. Baja y profunda, esta la hacía temblar.
Buenos dioses del Olimpo…
Nunca antes había escuchado esa canción pero la letra era hermosa…
Las puertas del cielo no se abren para mí.
Con esas alas rotas estoy cayendo.
Y todo lo que veo eres tú.
Esas letras le trajeron lágrimas a los ojos. Durante toda su vida, había tenido la fantasía de que un guapo tío de una banda cantara para ella. Sabía lo que estúpido que era, pero allí estaba ahora Joe de entre todos los hombres cantando para ella.
Era tan irreal y tan maravilloso. Más que nada, la hacía querer llorar.
Y cuando la canción terminó, y los focos se apagaron. Joe dejó la guitarra sobre el stand de la batería y saltó bajando del escenario.
—Nos tomaremos veinte minutos de descanso —dijo el cantante principal.
_______ apenas lo oyó mientras Joe se acercaba lentamente a ella y por primera vez vio la vacilación en su poderoso andar. Inseguro, se detuvo ante ella.
Joe se encogió, temeroso de su reacción.
—Lo siento si yo… —él iba a decir avergonzarte, pero antes de que consiguiera terminar la frase, ella le quitó las gafas y lo agarró en el más fiero besos que jamás había conocido.
Todo a su alrededor retrocedió cuando los labios de ella prendieron fuego a todo su cuerpo. Este no era exigente o doloroso. Era un beso de compromiso. De cariño.
Uno que le hizo gruñir de necesidad cuando ella cubrió su cara con sus manos, arrastrándolas bajando por su cuerpo para sostenerle tan cerca de ella que la cabeza le giró con incredulidad.
Y en ese momento, todo lo que quiso era estar dentro de ella. Para tenerla sosteniéndole así mientras sin que hubiese nada entre ellos. Solo piel contra piel.
_____ no podía respirar cuando saboreó a Joseph. Su cuerpo era tan increíblemente duro. No dudaba que no hubiese una simple molécula que no estuviese musculada y definida. Excepto por sus labios. Eran tan suaves como un susurro y sabían a puro poder masculino.
—Maldición, Joe, consigue una habitación.
Joe se tensó ante el sonido de la voz de Dev cuando el oso pasó junto a él. Pero todavía estaba incrédulo de que _____ lo hubiese agarrado de esa manera en público. Ninguna mujer había hecho algo así antes. Él siempre había estado relegado a las sombras… a lugares donde nadie podría verlos juntos.
El hecho de que ella lo hubiese besado abiertamente…
Era el cielo.
Mordiéndose el labio, ______ se apartó para ver su cara salpicada de rojo. Si era de rabia, esfuerzo o vergüenza, no podía decirlo con seguridad.
—Lo siento. Espero no haberte ofendido.
Joe sacudió la cabeza mientras tendía la mano a su mejilla. Tirando de ella contra él, enterró la cara en su pelo e inhaló la dulzura de su esencia, Era una esencia en la que quería bañarse hasta estar cubierto con cada pulgada de su piel y marcarle como suyo.
______ cerró los ojos ante el más estrecho abrazo que jamás había tenido. Ella lo abrazó de regreso y lo sostuvo mientras la gente pasaba a su alrededor. Nunca había sido partidaria de las muestras de afecto en público, y aún así con él era diferente.
Nada parecía importar excepto estar con él aquí mismo y ahora.
Joe apretó los ojos cuando las crudas emociones lo atravesaron. Déjala ir. Empújala a un lado. Eso era la cosa más sensata que podía hacer. La más segura.
Pero no podía. Había vivido toda su vida para otras personas, intentando complacerlas y fallando con cada intento. Primero había sido su padre humano, después su tío. Los clientes que había tomado.
Y entonces Artemisa.
Nunca había sido lo bastante bueno para merecer su amor. Lo bastante bueno para que ellos le hicieran sentirse de la manera en que lo hacía ______. Para ella, él no era ni puta ni dios. Ninguna profecía o un tipo de vergüenza.
Sólo era un hombre.
Y ese hombre quería hacerle el amor.
No seas estúpido. No lo hagas. Sólo conseguirás herirte, Joe. Lo sabes bien.
issadanger
Re: JOSEPH - JOE Y _____
CAPITULO TRECE PARTE DOS
Artemisa te hará sufrir hasta que ruegues por la muerte… y entonces te torturará incluso más.
Aún así cuando miraba en esos profundos ojos marrones que lo veían como un humano con sentimientos, estuvo perdido. Más que nada, estaba cansado de no tomar nada para si mismo. De sacrificarse por la felicidad de otras personas mientras él no tenía a nadie que lo hiciese sentir así de importante.
De repente anhelaba tener a alguien que lo sostuviera cerca y lo aliviara. ¿Sería eso tan egoísta?
Su resolución se volvió bajo el peso de la conciencia. Jodido si lo era.
Si tenía que pagar por eso después, lo haría. Había sufrido insoportablemente por mucho menos que _____. Y ella iba a curar cada cicatriz.
Dando un paso atrás, tomó su mano en la de ella y la condujo escaleras arriba y a su habitación. Él cerró la puerta, aislándolos de los sonidos y las personas de abajo, entonces se volvió a mirarla.
_____ no estaba preparada para la ferocidad de su beso cuando la presionó contra la pared. Había sido siempre tan reservado y frío que ella nunca había sospechado cuan sexy podría ser para él perder el control de esta manera.
El hecho de que ella fuera la única que lo conducía a esto, sólo la ponía más caliente. Sus labios la atormentaron cuando sus manos empezaron a desabotonarle la blusa. Ella tragó ante el calor golpeando a través de ella. Nunca antes había estado con un hombre.
Y apenas le conocía.
Y aún así se dio cuenta de que Pam tenía razón. Si no dormía con Joe, se arrepentiría de ello durante el resto de su vida. No había nada en él que la hiciera impaciente y calmada. Algo que tocaba su corazón de una manera que nadie lo había hecho antes.
Quería estar con él. Sostenerlo cerca y no dejarle ir jamás.
Joe se apartó de sus labios y abrió el último botón de su blusa. Sus pechos, cubiertos por encaje púrpura, eran pequeños e invitantes. Adorables y perfectos. Él continuaba esperando a que ella lo empujara a un lado y lo rechazara.
No lo hizo.
Respirando profundamente, alcanzó el broche dorado entre sus pechos. Sus miradas se encontraron y la cruda hambre allí prendió fuego en él cuando abrió el sujetador y liberó los pechos a su mirada. Ahuecó el derecho en su mano, asombrado de la suavidad de su piel cuando su tenso pezón acarició su palma. Muriéndose por saborearlo, hundió la cabeza para succionarla suavemente.
______ jadeó cuando él revoloteó su lengua sobre el pezón. Con cada lametón, su estómago se contraía bruscamente. Su boca estaba tan caliente cuando succionaba y jugueteaba. Su respiración le quemaba la piel. Ella ahuecó su cabeza hacia ella, incapaz de creer cuando placer le daba.
Él se movió hacia el otro pecho mientras le desabrochaba los pantalones. _______ se sintió ya mojada.
—Tócame por favor. —rogó ella, muriéndose por algo que saciara el fuego en su interior.
______ la complació cuando deslizó la mano bajo la cinturilla de sus braguitas. Dejó que el pequeño vello acariciara sus dedos mientras hundía su mano bajando furtivamente hasta que pudo deparar los tiernos pliegues de su cuerpo y correr su dedo bajando su hendidura.
Ella hizo un estrangulado lloriqueo de placer. Sonriendo con satisfacción, hundió la mano más abajo para dejar que su humedad cubriera sus dedos antes de mover la mano para masajearla.
_____ chilló cuando sintió su cuerpo explotando con placer. Nunca antes había tenido un orgasmo. Era crudo y era increíble e incluso un poco aterrador. Las palabras no podían describir lo que sentía. Ella se agarró a Joe cuando él continuó incrementando el éxtasis. Él se hundió de rodillas frente a ella.
Todavía temblorosa y húmeda, bajó la mirada para encontrar esa hambrienta mirada plateada. Él se estiró para bajarle los jeans por las piernas con un fiero intento que la dejó incluso aún más sin respiración. Ella deslizó una pierna y después la otra así de modo que quedó completamente desnuda de la cintura para abajo. Su camisa estaba abierta.
Joe no podía respirar cuando le echó un vistazo de esa manera. Era tan hermosa y todo lo que él quería era complacerla… tener sus manos sobre su cuerpo, sin lastimarlo o exigir su sumisión para hacerla sentirse más poderosa. Solo simplemente complacerle. Calmarlo. Se llevó su delicada mano a los labios de modo que pudiera saborear la punta de sus dedos. La esencia y su dulce sabor endurecían su pene hasta el punto de no poder hacer otra cosa que atacarla donde estaba. Pero quería saborearla lentamente.
La única cosa en el universo en la que sobresalía era en esto y quería que ella conociera la altura de sus habilidades.
Ella se estiró bajando a acariciarle el pelo de la nuca. Joe enterró la cara contra su muslo y mordisqueó la tierna piel allí mientras ella le acariciaba la mejilla.
—Por favor, no me tires del pelo —jadeó en un ronco susurro, sin querer que nada estropeara ese momento.
—Yo nunca te lastimaría, Joe.
Y eso era por lo que él se estaba arriesgando a la ira de una diosa para estar con ella. Por una vez en su vida, quería hacerle el amor a alguien que no le hiciera sentirse igual que la mierda por ello. Cubriendo su mano con la suya, giró la cara para que así pudiera besar su suave palma.
______ estaba atónita por su ternura. Él le recordaba a un cervatillo cuando le succionaba los dedos. Y cuando él levantó la mirada para verla, ella vio el puro dolor y tormento en su interior. Su alma estaba tan desnuda como su cuerpo lo estaba para él.
Le lamió la palma en una sensual pasada antes de alcanzar a enterrar sus labios contra el centro de su cuerpo.
_______ lloriqueó cuando el placer la cegó. Se estiró por su pelo, sólo para contenerse a sí misma. En vez de eso, se aferró al pomo de la puerta con una mano y se mordió los nudillos de la otra.
Su cuerpo cobró vida propia mientras la lamía y jugueteaba con su lengua. Alzó sus manos para separar sus pliegues de modo de su lengua pudiera lamer y hurgar profundamente en su interior.
Joe gozó en el sabor de la parte más privada de su cuerpo. Los restos de su último orgasmo lo hacían hambriento del suyo propio, pero más que eso, hacía que quisiera oírla gritar su nombre.
Muriéndose por estar profundamente dentro de ella, deslizó su dedo en su interior, entonces se congeló cuando encontró lo último que se esperaba.
Se congeló interiormente.
—¿Eres virgen?
______ frunció el ceño ante el veneno en su voz cuando escupió la palabra como si esta la disgustara.
—¿Eso es un problema?
Él se alejó de ella como si hubiera descubierto leprosa.
—¿Por qué no me lo dijiste?
—No pensé que importara.
Él le dedicó una fiera mirada que hizo que se cerrara la blusa
—Importa. ¡Maldita sea, mujer!
Ella se quedó completamente asombrada por su inesperada respuesta. ¿Por qué estaría tan enfadado por el hecho de que nunca hubiese estado con otro hombre?
—Pensé que a los hombres les gustaba tener vírgenes.
Joe se pasó la mano a través del pelo mientras luchaba para mantener su temperamento bajo control. Pero no era rabia lo que sentía. Había shock, culpa y un hambre por ella, tan profunda que no estaba seguro cómo podía contenerse con ella.
—Yo no soy la mayoría de los hombros. —Él recogió los jeans del suelo y se los tendió.
Ella jadeó ante él.
—¿Y qué es esto? ¿Vas a dejarme sólo porque nunca he estado con nadie?
—Eso es exactamente lo que voy a hacer. —intentó llegar a la puerta, pero ella se puso frente a esta mientras le miraba con su propia brillante furia.
—Oh el horror de esta situación, —dijo ella, su tono tan espeso con el sarcasmo que él necesitaría una motosierra para cortarla—. Que me dirías si bajo las escaleras y me lío con el primer hombre que vea, ¿Sería entonces lo bastante buena para ti?
Los celos lo atravesaron ante el mero pensamiento.
Ella entrecerró su mirada sospechosamente.
Joe se quedó sin respiración cuando imágenes de ella con cualquier otro lo atravesaron. No, no la quería con nadie más, pero al mismo tiempo no quería ser el primero para ella. No quería lastimarla y honestamente, no quería que lo recordase o se arrepintiera de algo. Ella se merecía algo mejor que eso. Alguien mejor que él con quien acostarse.
—¿Cómo puedes ser virgen a tu edad?
—No tengo noventa años, Joseph. Buena desgracia. Te lo dije, he tenido malas experiencias con los hombres. Cada vez que intentaba dormir con uno, sucedía algo. O alguien nos interrumpía o… en un caso el tío se cayó de la cama cuando se subió a ella y se rompió la clavícula.
Ella tomó su cabeza en las manos y lo obligó a mirarla.
—Yo quiero estar contigo, Joe. Sin ataduras. Sin compromisos. Soy una mujer adulta y no voy a acecharte. Solo quiero amarte durante un rato.
Esas palabras lo abrasaron y al mismo tiempo quiso maldecir por que le hacían imposible el alejarse de ella.
—No te mereces estar tendida en una habitación en un bar para tu primera vez.
—Y eso es justo aquí, porque yo quiero estar contigo. Tú eres el único hombre al que he conocido que pensaría en eso.
Porque él sabía lo que era ser despiadadamente violado y estar angustiado por ello. Por alguna razón, la primera vez se quedaba en la memoria de todo el mundo. Eso fue por lo que siempre se aseguró de tener especial cuidado con vírgenes y por que había sido tan bueno en lo que hacía. Nadie se merecía ser humillado de la manera en que él lo había sido. Llorar por el dolor de esto y que se burlaran mientras él rogaba piedad.
Deja tu maldito lloriqueo, puta. Esto terminará cuando yo acabe contigo. Él le había abofeteado con tanta fuerza con el dorso de la mano, que le había roto la nariz. Ahí tienes. Ese dolor apartará el otro de tu mente.
¿Por qué con todos los poderes que tenía no podía purgar sus propios recuerdos? ¿Por qué once mil años no eran suficientes para hacer que el dolor se desvaneciera?
Todo lo que quería era un momento libre de esos recuerdos. Un lugar a salvo donde nadie le recordara lo que le habían hecho. De lo que se había hecho a si mismo.
______ frunció el ceño ante las sombras que vio en los ojos de Joe como si algún doloroso recuerdo lo torturase. Ella quería aliviar ese dolor más que nada. ¿Por qué no la dejaba?
—¿Joe?
Él alcanzó a bajar la mano sobre la cicatriz donde la habían operado.
—No deberías salir de la cama.
—No me duele. No lo entiendo, pero no me duele. Y no quiero volver a la cama sola. ¿Vas a hacer que te suplique?
Joe curvó los labios.
—Tú no suplicas por nada.
Ella le bajó la cabeza de modo que pudiera besarle.
Joe gruñó cuando ella removió en su interior un parte animal que le asustaba. Pero se negaba a admitirlo.
—No voy a tomarte igual que a una puta en el cuarto de atrás, ________. Deja que acabe de tocar con los Howlers.
Ella lo miró con sospecha.
—¿Entonces volverás?
La vacilación en sus ojos hizo que se doliera por él. Él dejó escapar un profundo suspiro antes de hablar.
—Volveré.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo.
Ella le besó la punta de la nariz, esperando que él estuviese siendo honesto con ella.
—Voy a retenerte con eso.
Joe tragó. No tenía que hacerlo. Una vez hacía una promesa, estaba enlazado por las leyes del universo a verla cumplida o morir.
—Descansa hasta que yo vuelva. —la besó en profundidad.
______ se derritió ante la sensación issadanger
Re: JOSEPH - JOE Y _____
Owww Joseph es un amor! :amor: :aah: :enamorado:
Lo amo!! Quiero que sea feliz! :yoli:
Síguela!
Lo amo!! Quiero que sea feliz! :yoli:
Síguela!
aranzhitha
Re: JOSEPH - JOE Y _____
Que ternura aww. Joseph solo quiere que la rayis tenga su primera vez especial *-*
Es el mejor hombre -seudo Dios- del mundo
Es el mejor hombre -seudo Dios- del mundo
CoteDreamer
Re: JOSEPH - JOE Y _____
CAPITULO TRECE PARTE TRES
______ se derritió ante la sensación de su brazo alrededor de ella mientras le ahuecaba la mejilla con su otra mano y hacía estragos en su boca.
Él se echó atrás y dejó escapar otro profundo suspiro como si luchase por la fuerza para dejarla ir.
Ella le sonrió.
—No me hagas esperar demasiado.
Él asintió mientras la dejaba vestirse.
______ se puso la ropa antes de salir otra vez para encontrar a Justina y Katherine de vuelta en las escaleras. El calor incendió sus mejillas hasta que recordó que esa habitación estaba completamente insonorizada.
—¿Me puedes dejar el teléfono móvil?
Justina lo sacó y se lo tendió.
Ella llamó a Pam.
—Hey, dulzura… no, estoy bien. Estoy en el Bar Santuario a la altura de Ursulines. ¿Alguna posibilidad de que os tenga a las dos aquí?
—Claro. Estaremos allí enseguida.
_____ colgó el teléfono y se lo devolvió a Justina.
—Sólo para vuestra información, voy a salir fuera unos minutos, volveré pronto.
La expresión de Katherine se volvió severa e inamovible.
—No vas a air a ningún lado sin nosotras. Tenemos órdenes estrictas de mantenerte a salvo a toda costa.
Joe… casi podría golpearle por esto, pero entonces otra vez esa parte protectora que adoraba de él era lo mejor. Al menos algunas veces.
Incapaz de lucha, ______ alzó las manos.
—Bien. Solo no se lo digáis a Joe. Saldremos a dar una vuelta y regresaremos antes de que él termine el próximo bloque.
Katherine no parecía convencida.
—No estoy tan segura de eso.
—Oh, vamos. Será a la vuelta de la esquina. Estaremos bien. Además la avanzadilla va por delante. Sabremos estar atentas.
Katherine todavía se resistía.
—Yo confío en ella —dijo Justina— Es testaruda, pero no estúpida. ______ no lo haría si pensase realmente que hay un problema.
Katherine finalmente cedió.
—De acuerdo. Así que, ¿A dónde vamos?
______ sonrió abiertamente.
—Es una sorpresa.
___ vaciló en el umbral de la sobre iluminada tienda. Quizás no fuera tan buena idea después de todo… echó una mirada por encima del hombro de Pam quien estaba orgullosa mostrando su más preciada posesión, su clásica camiseta de la gira de Duran Duran de 1984.
Pam la empujó hacia delante, entrando en la tienda.
—Oh cállate y entra. Este es uno de mis lugares favoritos y es perfecto para lo que quieres.
Lo cual realmente no consolaba a _______ ya que el sentido de la moda de Pam era el polo opuesto al suyo propio. Mientras ella era conservadora, Pam era escandalosa.
Kim la empujó desde atrás mientras Justina y Katherine optaban por permanecer fuera en Bourbon Street.
—Vamos, chicas, estamos bloqueando la salida. Aquí hay peligro de incendio.
Los ojos de _______ se ensancharon cuando profundizó más en la Caja de Pandora, la cual estaba llena con corsés de clavos y cuero negro y osos de peluche. Todo tipo de juguetes sexuales y ungüentos. ¡Oh mi mundo! Puede que fuera aventurera, pero la verdad, algunas de aquellas cosas eran demasiado para ella… al igual que los diminutos bikinis de hombre que tenían una trompa de elefante donde debería estar cierta parte de la anatomía masculina.
—Creo que iremos a la pequeña tienda de lencería de la esquina.
—Esto es mucho mejor —Pam la empujó a un mostrador de bragas comestibles.
_____ se encogió ante el pensamiento de ponerse algo como eso… ¿Le gustaría a Joe?
—No estoy lista para todo esto. ¿No podemos introducirme lentamente?
Pam bufó.
—¡Eres una mojigata! ¿Cómo puede una mujer que vive a para tirarse en caída libre encogerse por unas bragas comestibles?
—Porque nadie me ve las bragas cuando salto y ciertamente no se las comen para sacármelas.
Pam le dedicó una malvada risa.
—Créeme, las braguitas son mucho más divertidas que saltar en paracaídas. Y dada la altura de Joe, lo veo más como una pértiga de salto —ella alzó las cejas juguetonamente.
_____ puso los ojos en blanco.
—¿Qué hay de esto? —Kim sostuvo un par de llamativas esposas rosas—. Estas podrían ser divertidas… ooo y mira el dicho sexual. Consigue girarte para posiciones y actos.
—Hola, ¿Puedo ayudaros, chicas?
______ se volvió para encontrar una mujer no mucho más baja que ella con el largo pelo castaño y un muy redondo y embarazado cuerpo. Vestida toda de negro, tenía un collar de púas que estaba decorado con cadenas y amatistas. Ella sonrió cuando Pam se volvió a saldarla.
—Hey, chica, ¿Cómo te ha ido con esos látigos?
Pam sonrió con orgullo.
—Igual que un encantamiento, hasta que los rompimos. Los hombres apestan.
La mujer le hizo un diabólico guiño.
—Sí, pero es entonces cuando más los amamos.
Pam se rió.
—Tabitha Magnus, te presento a mi amiga ______ Kafieri.
Tabitha tomó aire con fuerza mientras levantaba la cara y llevaba su mano en un gesto de cortarse la garganta.
—Ex-nay on the Greek ame-nay. Mi marido está en la trastienda haciendo la contabilidad y tiene un problema mental con todo lo Griego.
Kim la miró sorprendida.
—¿De veras? Pensé que era Italiano.
—Lo es. Es todo ese rol de Roma contra Grecia que nunca ha superado realmente. Es un cabeza hueca, pero le amo.
Pam indicó el vientre de Tabitha.
—Obviamente, y considerando tu condición y la tienda de tu propiedad, diría que al menos lo amas.
Tabitha se rió insidiosamente mientras colocaba una protectora mano sobre su distendido vientre.
—Cariño, si vieras a ese hombre desnudo, también lo harías tú. —se rió— Así que, ¿Qué puedo hacer por vosotras, chicas?
—______ está planeando tener sexo.
—¡Pam! —_____ se habría escondido bajo el perchero más cercano de no ser por que contenía alas sexuales y otras cosas en las que no quería pensar.
Pam le dedicó un inocente guiño.
—Bueno lo estás, ¿no? No es como si Tabby no fuera a adivinarlo por el hecho de que estemos aquí. Por no mencionar que puedes ver que ella tiene a algo suyo. —ella indicó otra vez el estómago de Tabitha.
Tory gruñó mientras sacudía la cabeza, entonces habló a Tabitha.
—Me disculpo por Pam. Le golpeé accidentalmente la cabeza con un bate de beisbol cuando estábamos en quinto grado y le saqué la seriedad. Nunca ha sido la misma desde entonces.
Tabitha se rió.
—No puedes avergonzarme. Créeme. Pam y yo estamos cortadas por el mismo patrón. Así que háblame un poco de ese tío y te encontraré la cosa perfecta para él.
_______ sonrió ante el mero pensamiento de Joe. Ella no sabía porque pero esto la hacía sentirse mareada y caliente.
—Bueno, él es alto y de pelo negro.
—Alto, por favor —bufó Pam mientras Kim se reía— El hombre es un gigante. Ella encontró al único tío de dos metros siete que he visto jamás. Ooh y Tab debes conocerlo. El es gótico y maravilloso.
—Y griego. —susurró Kim.
Tabitha frunció el ceño mientras las miraba sospechosamente.
—¿De veras? Él suena igual a un amigo mío… —arrugando la nariz, negó con la cabeza—. Pero no, no puede ser él.
—¿El quién?
—Joe Parthenopaeus.
______ abrió los ojos desmesuradamente.
Entonces también lo hizo Tabitha.
—¡NO! —jadeó en total incredulidad— ¿Has conseguido una pieza de Joe? ¡Oh dios mío, chica, lo hiciste! —Tabitha empezó a abanicarse con las manos y cacareó de excitación— Si tienes algo de dinero, haz fotos. Conozco mujeres en todo el mundo que pagarían muchísimo por verle denudo, ¡Yo misma incluida!
Pam chocó los cinco con ella.
______ enterró la cara contra el hombro de Kim mientras ella le palmeaba la cabeza.
—Aquí, aquí bebé. Nosotras ocultaremos después su cuerpo en el maletero.
Tabitha empezó a correr alrededor de la tienda, sacando cosas desde debajo de los estantes y estanterías.
—Joe definitivamente requiere algo negro… no espera. Rojo. Rojo picante. —Ella sostuvo un peludo teddy up, haciendo una mueca y sacudiendo la cabeza antes que ______ pudiera siquiera decir algo—. No es realmente tu color. ¡Oh, espera! —corrió a la trastienda, saliendo después con un diáfano babydoll negro que tenía pequeñas calaveras y tibias con suaves lazos rosas sobre sus cabezas—. Perfecto para Joe. Le encantará.
_____ tuvo que estar de acuerdo. Pero eso la hacía preguntarse cuan bien le conocía Tabitha.
—¿Tabitha habéis tú y Joe…?
—Por favor, no. Ni lo deseo —ella se inclinó para susurrarle a _____ al oído—. Y no le digas a mi marido que dije esto porque eso solo lo haría enloquecer. Antes de que conociera a mi bebé, soñé a menudo con tener un pedazo de ese hombre si sabes lo que quiero decir y desde que estás aquí ahora sé que lo sabes.
Tabitha fue a una estantería en la parte de atrás de la tienda y agarró dos libros.
—También querrás estos.
_______ frunció el ceño ante la cubierta del primero que mostraba a una mujer en un corsé sosteniendo un pepino.
—¿Cómo Chupar su Pepino?
Tabitha asintió orgullosa.
—Personalmente mi favorito. Es todo lo que necesitas saber para volver loco a un hombre.
El siguiente libro era incluso más extraño. Este era incluso shrink—wrapped . _______ lo miró sospechosamente.
—¿Manga Sutra?
—Joe adora el manga. —Tabitha palmeó el libro y sonrió abiertamente—. Estará muy interesado en este, no es que piense que no sabe todo lo que hay en el. Pero… puede venir bien. —Tabitha fue al frente de la tienda y abrió el cristal del gabinete cerca de la caja registradora antes de empezar a sacar otras cosas.
issadanger
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