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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Friendzone.
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Re: Friendzone.
aw, cosita. no creo que me pase algo. xd. pero mira, esta es la verdadera razón:
"Fuimos al doctor (es obligatorio, si no, no me hacen el justificante y si no me hacen el justificante, no puedo recuperar las faltas fácilmente D:) yyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy... resulta que no era intoxicación; es influenza. e.e Y voy a morir en una semana. e.e Ah, no. XD Son principios de influenza (fiebre e infección en la garganta), y si no me cuido, me uniré a las ocho personas de mi ciudad que ya fallecieron por lo mismo. "
"Fuimos al doctor (es obligatorio, si no, no me hacen el justificante y si no me hacen el justificante, no puedo recuperar las faltas fácilmente D:) yyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy... resulta que no era intoxicación; es influenza. e.e Y voy a morir en una semana. e.e Ah, no. XD Son principios de influenza (fiebre e infección en la garganta), y si no me cuido, me uniré a las ocho personas de mi ciudad que ya fallecieron por lo mismo. "
Kurt.
Re: Friendzone.
ay no sabia que era el cumple de cams ;_; aksjdgas feliz cumple bby, pasala lindo, te amo<3
hood.
Re: Friendzone.
estoy mejor, no quiero que le pase naa de naa' a mi deyus hemozaKurt. escribió:aw, cosita. no creo que me pase algo. xd. pero mira, esta es la verdadera razón:
"Fuimos al doctor (es obligatorio, si no, no me hacen el justificante y si no me hacen el justificante, no puedo recuperar las faltas fácilmente D:) yyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy... resulta que no era intoxicación; es influenza. e.e Y voy a morir en una semana. e.e Ah, no. XD Son principios de influenza (fiebre e infección en la garganta), y si no me cuido, me uniré a las ocho personas de mi ciudad que ya fallecieron por lo mismo. "
Buuuuut... la última parte me asusta, bastante
Invitado
Invitado
Re: Friendzone.
como no sé nada de eso voy a buscarlo en wikipedia, ah xd.Kurt. escribió:de hecho, no sé cuál de las dos es peor. XD intoxicación o influenza. XD
Invitado
Invitado
Re: Friendzone.
La influenza o gripe es una enfermedad respiratoria contagiosa producida por los virus de la influenza. Puede causar desde una enfermedad leve hasta una grave y en algunos casos puede ser mortal. Algunas personas, como los ancianos, los niños pequeños y las personas con ciertas afecciones de salud tienen un riesgo alto de sufrir complicaciones graves a causa de la influenza
Las siguientes son las cifras promedio anuales en los Estados Unidos:
Entre el 5 y el 20% de la población contrae influenza; más de 200,000 personas son hospitalizadas debido a complicaciones de la influenza, y alrededor de 36,000 personas mueren a causa de la influenza.
CUÍDATE DEYA, CUÍDATE
Las siguientes son las cifras promedio anuales en los Estados Unidos:
Entre el 5 y el 20% de la población contrae influenza; más de 200,000 personas son hospitalizadas debido a complicaciones de la influenza, y alrededor de 36,000 personas mueren a causa de la influenza.
CUÍDATE DEYA, CUÍDATE
Invitado
Invitado
Re: Friendzone.
jir ai em, sir. ._./ lo lamento.:c es que me la he pasado durmiendo, leyendo, comiendo, leyendo, durmiendo.:c pero, pero, pero, me daré prisa con el cap.:c aunque hoy otra vez tienen que venir unas compañeras a hacer un puente colgante.:c por tercera vez. xd. y es el de San Francisco.
Kurt.
1. Zoey Kensington.
Capítulo 1
Zoey Kensington || Hogar de los Kensington's || 5:15 pm.
Recuerdo haber leído una vez que, luego de una larga tormenta, sale el Sol. Bien, de acuerdo, pero en este momento en verdad necesito que salga el Sol. No es que esté apresurando a la Madre naturaleza, ni que esté desesperada, pero sí estoy aburrida. No, ¿a quién engaño? Estoy desesperada. Es simplemente frustrante que las malditas nubes no terminen de desahogarse completamente, porque, rayos, ¿no han tenido suficiente con dos malditos días lloviendo consecutivamente? Hoy es el día, el gran día y probablemente no podré salir porque está lloviendo. ¿Acaso esto es karma? ¿Qué he hecho mal? ¡Necesito ir a comprar mi guitarra! Mi poca paciencia se está agotando y… Un momento, ¿qué fue eso? Levanto la mirada de donde creo provino esa agua y… Otra gota cae, pero en mi ojo, y chillo. Una gotera. Una maldita gotera. Grito y bajo las escaleras corriendo, voy hasta la cocina, donde mi madre está, haciendo la comida, supongo.
—¡Mamá! —grito y me tiro en la isla de la cocina, mis brazos alrededor de mi cabeza, tapando mi rostro completamente—. ¡Hay una maldita gotera en mi estudio!
—¿Una gotera? —pregunta, y aunque no la veo, sé que está masticando algo—. Le diré a Robert que llame a alguien y la arregle.
No me siento correctamente, pero esta vez dejo mis brazos debajo de mi mandíbula para poder ver todo mi entorno. Ah, una zanahoria, eso estaba comiendo. Hay un montón más a un lado de la tabla para cortar de madera.
—¿De casualidad podrías hacer que parara de llover? —pregunto y frunzo mis labios cuando lanza una carcajada.
—De seguro parará de llover pronto, querida.
—¡No ha parado de llover en dos días, Anna!
Sonríe tiernamente y me controlo para no estrellar mi mano contra mi frente cuando no dice nada más. Esto es una desventaja más de que mi madre adoptiva sea algo más joven que la mayoría de las demás madres. Es un poco más… Despreocupada y el que yo sea lo contrario a ella, en algunas ocasiones, me saca de mis casillas. Detesto cuando más bien yo parezco la madre y ella la hija. Oh, un dolor de cabeza viene en camino.
—Anna —le llamo, me paro y camino hacia ella para luego descansar ambas de mis manos en sus hombros, le doy mi mirada más seria—, te juro por Dios que si no voy en las próximas dos horas a comprar mi guitarra, colapsaré. Convulsionaré, ¡explotaré!
—Basta, Zoey —murmura y pone los ojos en blanco, para mis zarandeos a sus hombros y continúa—: seguramente Carlos no venderá la guitarra. Sabe cuánto la deseas y no la venderá a nadie más. Además, no creo que esté abierta en este momento la tienda de instrumentos.
—¿Qué? No, no, no. ¡Carlos sabe cuánto la deseo, sí, pero al igual que un montón de chicos más! ¡Tuve que rogarle, ponerme de rodillas, comprarle el almuerzo para que la guardara para mí hasta que pudiera obtener todo el dinero necesario! Madre —digo a punto de las lágrimas, tomo su rostro entre mis manos, fuerte, para que sepa qué tan mal estoy y digo—: me he matado trabajando para obtener todo el dinero necesario. Me dijo que me daba hasta el día de hoy, no más. Si no voy hoy, la venderá.
—¿Y por qué no me pediste el dinero a mí?
Oh, esa voz. Mi padre. Me doy media vuelta y le sonrío, pero no exactamente alegre, ya que por la expresión de mi madre, sé que tal vez no debí haber hablado en un momento y lugar tan vulnerable a la escucha de mi padre.
Se supone que debía guardar el secreto de mi madre: no decirle nada a mi padre acerca de la guitarra, ya que en los últimos meses han tenido problemas económicos y yo no puedo intervenir en ello. Por eso mismo, tuve que conseguir un trabajo de medio tiempo.
—Y-yo… bueno…
Mi madre comienza a balbucear, pero es interrumpida por el timbre, luego por la puerta abierta sin esperar a ser recibido y los tres sabemos exactamente de quién se trata. Una llamarada de alegría se enciende en mi cuerpo y cuando me doy cuenta, estoy corriendo hasta la entrada, y me lanzo en sus brazos y lo aprieto, muy fuerte.
—Hey —me saluda y me devuelve el abrazo—. ¿Qué tal tu vida, sedentaria?
—Pésima, estuve a punto de colgarme del ventilador de mi habitación con mi cinturón atado al cuello —bromeo y cierro los ojos cómoda, sintiendo su pecho vibrando por la risita.
—Me da gusto haber llegado a tiempo —me levanta del mentón y me hace verlo directo a los ojos—. ¿Qué va mal?
—Mi guitarra… Está lloviendo a cántaros y… —paro de hablar cuando me doy cuenta de que, si bien está mojado de su cabello y de su ropa, no parece que haya emergido de una tormenta.
Definitivamente no salió de la tormenta que hace minutos me recordaba mi miseria.
—Oh, sí, ya no está lloviendo tan fuerte —me dice, asegurándome que todo es real y sonrío como si hubiera visto una maldita fuente de chocolate debajo de mi árbol de navidad.
Claro que, no es navidad, y no tengo una fuente de chocolate.
—Oh, Dios, Dios, Dios —chillo, salto y aplaudo escandalosamente—. ¡Has venido a darme la más maravillosa noticia!
Voy a la cocina y luego de una rápida despedida a mis padres, tomo a Harry de la mano y salimos de la casa —yo casi arrastrándolo, pero él sin quejarse— y lo obligo a conducir hasta la tienda musical.
—Entonces… Hoy es el gran día —me sonríe y me ve de reojo, no distrayéndose mucho de la carretera, por todo eso del gran basurero que dejó la tormenta.
—Sí, un día perfecto, al parecer —suspiro y apoyo mi cabeza en la ventana del auto—. El cielo está perfecto —agrego viendo el maravilloso tono grisáceo que cubre el cielo.
—Sabía que lo comentarías —asiente con la cabeza, su sonrisa aún en sus labios. Frunce un poco el ceño y luego vuelve a sonreír—. Por cierto, hablando de cosas que amas, en el asiento trasero hay una bolsa de papel, ábrela.
Ahora yo frunzo el ceño y volteo, obedeciendo cada una de sus órdenes. Una sonrisa me ilumina el rostro cuando descubro lo que es.
—¡Un maldito café y una dona de maple! —grita con voz chillona y me hace soltar una carcajada.
—Esa es mi línea, imbécil —le digo, fingiendo indignación y le ofrezco un lado de la dona para que muerda. Así lo hace y luego me agradece inclinando levemente su cabeza—. Gracias, Harry.
—No hay de qué, Evs —me dice cuando traga el pedazo de dona y yo arrugo la nariz.
—En serio de que te aprovechas de tu honor.
—¿De qué hablas?
—Idiota —me burlo y mastico otro bocado, luego tomo un sorbo de mi café. Me estremezco por unos repentinos escalofríos y sonrío—. Ya sabes —finjo una voz ronca, una asquerosa imitación de la suya—, sólo por ser tu mejor amigo me darás el permiso de ser la única persona que te pueda llamar por tu segundo nombre.
Ríe en carcajadas y no me le uno sólo seguir comiendo.
Cuando llegamos a la tienda, sonrío ampliamente al notar que Carlos recién está abriendo y me bajo corriendo del auto, dejando a un Harry negando con la cabeza por mi comportamiento.
—¡Carlos! —le saludo con una sonrisa y él me sonríe en respuesta.
—Hola, Zoey, ¿qué se te ofrece?
¿Qué?
—Ya sabes, mi guitarra, Carlos —digo como si fuera lo obvio —porque lo es— y mi sonrisa tira hacia abajo, pero trato de mantenerla ahí.
—Ah, sí, sobre eso, Zoey…
Oh, no. No. Esto no puede ser posible. Un momento, ¿me está temblando el ojo? ¿DESDE CUÁNDO TENGO UN TIC EN EL OJO? Por la mirada preocupada de Harry puedo notar que mi aspecto debe ser vergonzoso, con una fea mueca que antes era una sonrisa y mi recién descubierto tic en el ojo izquierdo. Eso, y que siento que toda la sangre de mi rostro ha sido drenada. Parece que el mundo se ha parado, el tiempo, y lo único que continúa con su ritmo son mis pensamientos, con el débil latido de mi pobre corazón.
—¡Mentira! —grita de repente Carlos, con una sonrisa juguetona y un brillo en los ojos, su manos formadas en un intento de pistolas. El mundo ha vuelto a funcionar—. Claro que tu guitarra sigue dispo…
No termina la oración porque me he lanzado hacia él, dispuesta a estrangularlo lenta y dolorosamente con mis manos heladas. Sin embargo, mis intenciones son detenidas por las manos de Harry tomándome por la cintura. Me siento un poco mejor por mi fantasía frustrada cuando veo el terror en los ojos de Carlos. Susurros de Harry intentando calmarme logran su objetivo, como si de anestesia se tratara y dejo que mi cuerpo caiga en sus brazos como un peso muerto. Él es bastante fuerte, y me carga como si yo no pesara nada. Sus manos debajo de mis brazos para que no caiga el suelo, ya que mi trasero está a unos quince centímetros de tocarlo.
—Recuérdame no volver a bromear sobre tus guitarras contigo, Zoey —dice Carlos, abriendo la puerta de la tienda.
Sonrío y río nerviosamente, mientras juego con mis dedos en mi regazo. Me alegro que Carlos se haya tomado mi explosión de nervios de una buena manera, no esté enojado y, sobre todo, que no me impida la venta de mi guitarra. O me ponga una demanda por intento de homicidio.
—Perdón por lo de hace rato, Carlos. Colapsé, y lamento que hayas tenido que soportar mi crisis nerviosa.
—Nah, tranquila. Debí haber sabido que contigo no se juega.
Bueno, eso no se lo discutiría.
Cuando por fin tengo la guitarra en mis manos, y me convierto en su dueña por ley, por la iglesia y de todas las maneras posibles, no puedo contener mi felicidad y le dedico a Carlos la Luna, las estrellas, todas mis canciones favoritas y hasta Harry me acompaña cantando una que otra canción en muestra de agradecimiento. Asustamos a varios clientes, aunque algunos nos dan unos que otros billetes, Carlos termina sonrojado y, prácticamente, nos corre de la tienda.
—Bueno —digo sentándome en la silla giratoria de mi estudio, luego de guardar mi nueva y hermosa guitarra en mi habitación, estiro mis pies y los coloco encima de mi escritorio de trabajo. Una taza con chocolate caliente está en mis manos, y me hago a la esquina, cuidadosa de no estar debajo de la gotera—, eso valió la pena.
—Lo valió —concuerda Harry, toma un sorbo del chocolate y pone los pies en el escritorio igual que yo, pero está del lado opuesto y hace que nuestras puntas del pie choquen entre sí—. Podremos formar una banda en el colegio y llevarle la serenata a cualquiera que nos lo pida. No gratis, obviamente.
Río por la idea. Está un poco obsesionado con la cultura mexicana, y debo decir que he contribuido en parte con ello. Pero no me arrepiento, es genial entrar en nuevos hobbies y obsesiones con mi mejor amigo.
—Oh, seríamos los mejores. Pediremos mucho dinero, seremos millonarios, y formaremos una empresa de mariachis.
—Nos amarán —corrobora asintiendo y sonríe.
Se acerca hasta mi lado en la otra silla giratoria, mientras sonríe como un niño pequeño, y me da un codazo juguetón.
—¿Qué te ocurre? —pregunto y río.
—Nada. Tenía ganas de hacerte reír —se encoje de hombros y siento algo caliente en mi estómago.
No creo que haya sido el chocolate caliente.
—Ay, qué cursi —río y despeino su cabello rizado.
—No soy cursi —frunce el entrecejo y sólo río más.
—Tienes razón, eres infantil, más bien.
—¡Tampoco soy infantil! ¡Me estás difamando, Kensington!
Nuestras carcajadas llenan el estudio y puedo decir que toda la casa también. Papá y mamá por fin se fueron a trabajar, pudiendo manejar ahora que ya no llueve y ha pasado tiempo suficiente para que alguien haya limpiado el desastre dejado por la tormenta. Y, como normalmente sucede, Harry se ha quedado conmigo, haciéndome compañía. Hacer el chocolate caliente, juntos, fue toda una aventura. Una aventura que tuvimos que limpiar con trapeador.
Paramos de reír casi al mismo tiempo y ahora Harry me observa detenidamente, con un brillo en sus ojos. Ah, sus ojos. Una envidia para la humanidad completa. Con su tono verde juguetón a uno azul, juntándose y creando el iris más hermoso. Pero no, nunca debería nadie de saber lo que opino de sus ojos. “Ah, sí, son verdes, o azules, yo qué sé” es la respuesta que siempre doy. Ya que, si les contesto de manera poética, mal pensarían mi amistad con Harry. Harry Styles. El chico que toda chica del instituto quiere en su cama. El popular y guapo Harry Styles, que es mejor amigo de la chica de aspecto punk rock. Pero siendo justos, Harry no es del tipo de chico que se avergüenza por salir con alguien antisocial —no completamente, pero sí algo, y gruñona, muy gruñona—, pues él siempre me da un trato especial y me tiene por sobre sus demás amigos o las demás personas. Aunque yo trato de no estar a su alrededor en el colegio —intentos fallidos, él siempre termina estando junto a mí, ni idea de cómo—, porque quienes lo rodean son más del tipo superficial e ignorante. No es mi clase de gente.
—Oye… —susurra y me saca de mis pensamientos—. Tienes algo aquí… —se acerca a mi rostro y pasa su dedo por mis labios, dejando paso a un frescor en la zona—. Bigote de leche —me sonríe y se separa, pero no mucho, unos cuantos milímetros.
Parpadeo varias veces y asiento.
—Querrás decir de chocolate.
—Es lo mismo —se encoge de hombros.
Y cuando estoy a punto de contradecirlo, como siempre hago, una gota de agua cae en su cabeza y con una expresión de confusión completamente adorable, levanta la cabeza al techo, sigo su acción y vemos la gotera, con una nueva gota de agua preparándose para caer de nuevo.
—¿Y eso?
—Ah, sí, por la tormenta de todo el fin de semana. Le dije a mi mamá, y me dijo que le diría a papá… Nadie la ha arreglado.
Precisamente cuando termino de articular palabra alguna, Harry ya está echando la casa patas arriba en busca de los materiales para arreglar la gotera.
—¡Joder, deberías al menos saber dónde están las cosas, Zoey, es tu casa! —me grita desde el piso de abajo.
Yo estoy dando vueltas en mi silla y me detengo un segundo, con náuseas aproximándose y le grito en respuesta:
—¡Gracias, pero no está en mi lista de Cosas por hacer en la vida, ser un albañil!
Regresa con todo lo necesario en mano y arregla el techo. No sin tener que soportar mis burlas a él o sus comentarios ofensivos a mí por el poco conocimiento que le tengo a mi propia casa. Entonces termina, le agradezco por todo, y en contra de nuestra voluntad, regresa a casa cuando falta poco para que sea media noche. De todos modos, al día siguiente lo veré en clases. Ese es nuestro pequeño consuelo.
—¡Mamá! —grito y me tiro en la isla de la cocina, mis brazos alrededor de mi cabeza, tapando mi rostro completamente—. ¡Hay una maldita gotera en mi estudio!
—¿Una gotera? —pregunta, y aunque no la veo, sé que está masticando algo—. Le diré a Robert que llame a alguien y la arregle.
No me siento correctamente, pero esta vez dejo mis brazos debajo de mi mandíbula para poder ver todo mi entorno. Ah, una zanahoria, eso estaba comiendo. Hay un montón más a un lado de la tabla para cortar de madera.
—¿De casualidad podrías hacer que parara de llover? —pregunto y frunzo mis labios cuando lanza una carcajada.
—De seguro parará de llover pronto, querida.
—¡No ha parado de llover en dos días, Anna!
Sonríe tiernamente y me controlo para no estrellar mi mano contra mi frente cuando no dice nada más. Esto es una desventaja más de que mi madre adoptiva sea algo más joven que la mayoría de las demás madres. Es un poco más… Despreocupada y el que yo sea lo contrario a ella, en algunas ocasiones, me saca de mis casillas. Detesto cuando más bien yo parezco la madre y ella la hija. Oh, un dolor de cabeza viene en camino.
—Anna —le llamo, me paro y camino hacia ella para luego descansar ambas de mis manos en sus hombros, le doy mi mirada más seria—, te juro por Dios que si no voy en las próximas dos horas a comprar mi guitarra, colapsaré. Convulsionaré, ¡explotaré!
—Basta, Zoey —murmura y pone los ojos en blanco, para mis zarandeos a sus hombros y continúa—: seguramente Carlos no venderá la guitarra. Sabe cuánto la deseas y no la venderá a nadie más. Además, no creo que esté abierta en este momento la tienda de instrumentos.
—¿Qué? No, no, no. ¡Carlos sabe cuánto la deseo, sí, pero al igual que un montón de chicos más! ¡Tuve que rogarle, ponerme de rodillas, comprarle el almuerzo para que la guardara para mí hasta que pudiera obtener todo el dinero necesario! Madre —digo a punto de las lágrimas, tomo su rostro entre mis manos, fuerte, para que sepa qué tan mal estoy y digo—: me he matado trabajando para obtener todo el dinero necesario. Me dijo que me daba hasta el día de hoy, no más. Si no voy hoy, la venderá.
—¿Y por qué no me pediste el dinero a mí?
Oh, esa voz. Mi padre. Me doy media vuelta y le sonrío, pero no exactamente alegre, ya que por la expresión de mi madre, sé que tal vez no debí haber hablado en un momento y lugar tan vulnerable a la escucha de mi padre.
Se supone que debía guardar el secreto de mi madre: no decirle nada a mi padre acerca de la guitarra, ya que en los últimos meses han tenido problemas económicos y yo no puedo intervenir en ello. Por eso mismo, tuve que conseguir un trabajo de medio tiempo.
—Y-yo… bueno…
Mi madre comienza a balbucear, pero es interrumpida por el timbre, luego por la puerta abierta sin esperar a ser recibido y los tres sabemos exactamente de quién se trata. Una llamarada de alegría se enciende en mi cuerpo y cuando me doy cuenta, estoy corriendo hasta la entrada, y me lanzo en sus brazos y lo aprieto, muy fuerte.
—Hey —me saluda y me devuelve el abrazo—. ¿Qué tal tu vida, sedentaria?
—Pésima, estuve a punto de colgarme del ventilador de mi habitación con mi cinturón atado al cuello —bromeo y cierro los ojos cómoda, sintiendo su pecho vibrando por la risita.
—Me da gusto haber llegado a tiempo —me levanta del mentón y me hace verlo directo a los ojos—. ¿Qué va mal?
—Mi guitarra… Está lloviendo a cántaros y… —paro de hablar cuando me doy cuenta de que, si bien está mojado de su cabello y de su ropa, no parece que haya emergido de una tormenta.
Definitivamente no salió de la tormenta que hace minutos me recordaba mi miseria.
—Oh, sí, ya no está lloviendo tan fuerte —me dice, asegurándome que todo es real y sonrío como si hubiera visto una maldita fuente de chocolate debajo de mi árbol de navidad.
Claro que, no es navidad, y no tengo una fuente de chocolate.
—Oh, Dios, Dios, Dios —chillo, salto y aplaudo escandalosamente—. ¡Has venido a darme la más maravillosa noticia!
Voy a la cocina y luego de una rápida despedida a mis padres, tomo a Harry de la mano y salimos de la casa —yo casi arrastrándolo, pero él sin quejarse— y lo obligo a conducir hasta la tienda musical.
—Entonces… Hoy es el gran día —me sonríe y me ve de reojo, no distrayéndose mucho de la carretera, por todo eso del gran basurero que dejó la tormenta.
—Sí, un día perfecto, al parecer —suspiro y apoyo mi cabeza en la ventana del auto—. El cielo está perfecto —agrego viendo el maravilloso tono grisáceo que cubre el cielo.
—Sabía que lo comentarías —asiente con la cabeza, su sonrisa aún en sus labios. Frunce un poco el ceño y luego vuelve a sonreír—. Por cierto, hablando de cosas que amas, en el asiento trasero hay una bolsa de papel, ábrela.
Ahora yo frunzo el ceño y volteo, obedeciendo cada una de sus órdenes. Una sonrisa me ilumina el rostro cuando descubro lo que es.
—¡Un maldito café y una dona de maple! —grita con voz chillona y me hace soltar una carcajada.
—Esa es mi línea, imbécil —le digo, fingiendo indignación y le ofrezco un lado de la dona para que muerda. Así lo hace y luego me agradece inclinando levemente su cabeza—. Gracias, Harry.
—No hay de qué, Evs —me dice cuando traga el pedazo de dona y yo arrugo la nariz.
—En serio de que te aprovechas de tu honor.
—¿De qué hablas?
—Idiota —me burlo y mastico otro bocado, luego tomo un sorbo de mi café. Me estremezco por unos repentinos escalofríos y sonrío—. Ya sabes —finjo una voz ronca, una asquerosa imitación de la suya—, sólo por ser tu mejor amigo me darás el permiso de ser la única persona que te pueda llamar por tu segundo nombre.
Ríe en carcajadas y no me le uno sólo seguir comiendo.
Cuando llegamos a la tienda, sonrío ampliamente al notar que Carlos recién está abriendo y me bajo corriendo del auto, dejando a un Harry negando con la cabeza por mi comportamiento.
—¡Carlos! —le saludo con una sonrisa y él me sonríe en respuesta.
—Hola, Zoey, ¿qué se te ofrece?
¿Qué?
—Ya sabes, mi guitarra, Carlos —digo como si fuera lo obvio —porque lo es— y mi sonrisa tira hacia abajo, pero trato de mantenerla ahí.
—Ah, sí, sobre eso, Zoey…
Oh, no. No. Esto no puede ser posible. Un momento, ¿me está temblando el ojo? ¿DESDE CUÁNDO TENGO UN TIC EN EL OJO? Por la mirada preocupada de Harry puedo notar que mi aspecto debe ser vergonzoso, con una fea mueca que antes era una sonrisa y mi recién descubierto tic en el ojo izquierdo. Eso, y que siento que toda la sangre de mi rostro ha sido drenada. Parece que el mundo se ha parado, el tiempo, y lo único que continúa con su ritmo son mis pensamientos, con el débil latido de mi pobre corazón.
—¡Mentira! —grita de repente Carlos, con una sonrisa juguetona y un brillo en los ojos, su manos formadas en un intento de pistolas. El mundo ha vuelto a funcionar—. Claro que tu guitarra sigue dispo…
No termina la oración porque me he lanzado hacia él, dispuesta a estrangularlo lenta y dolorosamente con mis manos heladas. Sin embargo, mis intenciones son detenidas por las manos de Harry tomándome por la cintura. Me siento un poco mejor por mi fantasía frustrada cuando veo el terror en los ojos de Carlos. Susurros de Harry intentando calmarme logran su objetivo, como si de anestesia se tratara y dejo que mi cuerpo caiga en sus brazos como un peso muerto. Él es bastante fuerte, y me carga como si yo no pesara nada. Sus manos debajo de mis brazos para que no caiga el suelo, ya que mi trasero está a unos quince centímetros de tocarlo.
—Recuérdame no volver a bromear sobre tus guitarras contigo, Zoey —dice Carlos, abriendo la puerta de la tienda.
Sonrío y río nerviosamente, mientras juego con mis dedos en mi regazo. Me alegro que Carlos se haya tomado mi explosión de nervios de una buena manera, no esté enojado y, sobre todo, que no me impida la venta de mi guitarra. O me ponga una demanda por intento de homicidio.
—Perdón por lo de hace rato, Carlos. Colapsé, y lamento que hayas tenido que soportar mi crisis nerviosa.
—Nah, tranquila. Debí haber sabido que contigo no se juega.
Bueno, eso no se lo discutiría.
Cuando por fin tengo la guitarra en mis manos, y me convierto en su dueña por ley, por la iglesia y de todas las maneras posibles, no puedo contener mi felicidad y le dedico a Carlos la Luna, las estrellas, todas mis canciones favoritas y hasta Harry me acompaña cantando una que otra canción en muestra de agradecimiento. Asustamos a varios clientes, aunque algunos nos dan unos que otros billetes, Carlos termina sonrojado y, prácticamente, nos corre de la tienda.
—Bueno —digo sentándome en la silla giratoria de mi estudio, luego de guardar mi nueva y hermosa guitarra en mi habitación, estiro mis pies y los coloco encima de mi escritorio de trabajo. Una taza con chocolate caliente está en mis manos, y me hago a la esquina, cuidadosa de no estar debajo de la gotera—, eso valió la pena.
—Lo valió —concuerda Harry, toma un sorbo del chocolate y pone los pies en el escritorio igual que yo, pero está del lado opuesto y hace que nuestras puntas del pie choquen entre sí—. Podremos formar una banda en el colegio y llevarle la serenata a cualquiera que nos lo pida. No gratis, obviamente.
Río por la idea. Está un poco obsesionado con la cultura mexicana, y debo decir que he contribuido en parte con ello. Pero no me arrepiento, es genial entrar en nuevos hobbies y obsesiones con mi mejor amigo.
—Oh, seríamos los mejores. Pediremos mucho dinero, seremos millonarios, y formaremos una empresa de mariachis.
—Nos amarán —corrobora asintiendo y sonríe.
Se acerca hasta mi lado en la otra silla giratoria, mientras sonríe como un niño pequeño, y me da un codazo juguetón.
—¿Qué te ocurre? —pregunto y río.
—Nada. Tenía ganas de hacerte reír —se encoje de hombros y siento algo caliente en mi estómago.
No creo que haya sido el chocolate caliente.
—Ay, qué cursi —río y despeino su cabello rizado.
—No soy cursi —frunce el entrecejo y sólo río más.
—Tienes razón, eres infantil, más bien.
—¡Tampoco soy infantil! ¡Me estás difamando, Kensington!
Nuestras carcajadas llenan el estudio y puedo decir que toda la casa también. Papá y mamá por fin se fueron a trabajar, pudiendo manejar ahora que ya no llueve y ha pasado tiempo suficiente para que alguien haya limpiado el desastre dejado por la tormenta. Y, como normalmente sucede, Harry se ha quedado conmigo, haciéndome compañía. Hacer el chocolate caliente, juntos, fue toda una aventura. Una aventura que tuvimos que limpiar con trapeador.
Paramos de reír casi al mismo tiempo y ahora Harry me observa detenidamente, con un brillo en sus ojos. Ah, sus ojos. Una envidia para la humanidad completa. Con su tono verde juguetón a uno azul, juntándose y creando el iris más hermoso. Pero no, nunca debería nadie de saber lo que opino de sus ojos. “Ah, sí, son verdes, o azules, yo qué sé” es la respuesta que siempre doy. Ya que, si les contesto de manera poética, mal pensarían mi amistad con Harry. Harry Styles. El chico que toda chica del instituto quiere en su cama. El popular y guapo Harry Styles, que es mejor amigo de la chica de aspecto punk rock. Pero siendo justos, Harry no es del tipo de chico que se avergüenza por salir con alguien antisocial —no completamente, pero sí algo, y gruñona, muy gruñona—, pues él siempre me da un trato especial y me tiene por sobre sus demás amigos o las demás personas. Aunque yo trato de no estar a su alrededor en el colegio —intentos fallidos, él siempre termina estando junto a mí, ni idea de cómo—, porque quienes lo rodean son más del tipo superficial e ignorante. No es mi clase de gente.
—Oye… —susurra y me saca de mis pensamientos—. Tienes algo aquí… —se acerca a mi rostro y pasa su dedo por mis labios, dejando paso a un frescor en la zona—. Bigote de leche —me sonríe y se separa, pero no mucho, unos cuantos milímetros.
Parpadeo varias veces y asiento.
—Querrás decir de chocolate.
—Es lo mismo —se encoge de hombros.
Y cuando estoy a punto de contradecirlo, como siempre hago, una gota de agua cae en su cabeza y con una expresión de confusión completamente adorable, levanta la cabeza al techo, sigo su acción y vemos la gotera, con una nueva gota de agua preparándose para caer de nuevo.
—¿Y eso?
—Ah, sí, por la tormenta de todo el fin de semana. Le dije a mi mamá, y me dijo que le diría a papá… Nadie la ha arreglado.
Precisamente cuando termino de articular palabra alguna, Harry ya está echando la casa patas arriba en busca de los materiales para arreglar la gotera.
—¡Joder, deberías al menos saber dónde están las cosas, Zoey, es tu casa! —me grita desde el piso de abajo.
Yo estoy dando vueltas en mi silla y me detengo un segundo, con náuseas aproximándose y le grito en respuesta:
—¡Gracias, pero no está en mi lista de Cosas por hacer en la vida, ser un albañil!
Regresa con todo lo necesario en mano y arregla el techo. No sin tener que soportar mis burlas a él o sus comentarios ofensivos a mí por el poco conocimiento que le tengo a mi propia casa. Entonces termina, le agradezco por todo, y en contra de nuestra voluntad, regresa a casa cuando falta poco para que sea media noche. De todos modos, al día siguiente lo veré en clases. Ese es nuestro pequeño consuelo.
- D:
se ve tan putamente pequeño. :ay:PERO LES JURO QUE SON SEIS PINCHES PÁGINAS EN WORD. :ay:ay, bueno.:c lo había comenzado a escribir pero no me gustó, así que lo borré y comencé desde cero, y obviamente, de distinta manera. B| así que, bueno, tiene algo de comedia.:c no sé cómo se les haga.:c y esou. que sigue mi hermosa Connu.:c <3 las amo.<3
PD. sigo viva. e.e ahque.
Kurt.
Re: Friendzone.
DEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEYUS, JOE, YA ME HABÍAS ASUSTADO :'3Kurt. escribió:jir ai em, sir. ._./ lo lamento.:c es que me la he pasado durmiendo, leyendo, comiendo, leyendo, durmiendo.:c pero, pero, pero, me daré prisa con el cap.:c aunque hoy otra vez tienen que venir unas compañeras a hacer un puente colgante.:c por tercera vez. xd. y es el de San Francisco.
sjksdfs, ¿puente colgante, san francisco? yo nunca he hecho uno, ahq ;_; Soo... me alegra saber que estás bien deyus :A:Ahora leo
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Re: Friendzone.
Adoréeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee el capítulo, Deyushinsky<3 No, srsly, está bieeeeen boni:3 Zoe es taaaaaaaaaaan... ¿ella? Sdjskjfjs me encanta, y eso que sean distintos y ella sea medio punk y ella sea tan skdsjfs es sjdkjks xd. Siento que uso mucho sjskjkfs, pero es mi expresión preferida para decir que algo es genial, fantástico, maravilloso, perfecto, como tú, tu capítulo, y la sensual de Kengiston(? Ni idea si he escrito bien su apellido but me da paja ir a ver si está mal y corregirlo, u know(? xdd. Ya te lo he dicho mil veces, y nunca jamás en mi vida me cansaré de repetírtelo una y otra y otra vez: escribes fantabulosamente perfecto, increíble<33 Te adoro<33 Y siento mi bs de comentario, pero tengo sueño y esú;-; Igual, el punto es que el capítulo no pudo haber sido mejor Deyus<3 Tiamuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu<3
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Re: Friendzone.
cami :manlycrypls: szkdjskdagskjghksaj ilysm <33Camz. escribió:ay no sabia que era el cumple de cams ;_; aksjdgas feliz cumple bby, pasala lindo, te amo<3
sampaio.
Re: Friendzone.
ajgsdajs ay que hemoso. zoey es gruñona. ¡me encanta! adfhasg además harry es tan tierno con ella. son como la pareja de chico malo y bravo y chica inocente y tierna, pero al revez. (?) además yo lo vi largo, dey<3 estuvo hermoso. amo como escribes, por ctm:c el capítulo no puede haber sido mejor, bc la actitud de zoey me recuerda a mi mejor amiga :3 me encantó y ya te lo dije, but, ¡me encanta como escribes! <3 esou. bai.
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