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Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
malejaDjonas escribió:Nueva lectora :D
Siguelaaaa esta genial
bienvenida :D
Micaa *-*
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
New Reader! :D
S I G U E L A A A A A A
S I G U E L A A A A A A
Dayi_JonasLove!*
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
mily perdon por lo tarde jaja siguela plis
Nani Jonas
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
Por aqi de nuevo Yo fastidiandooo :P
Siguelaa qorazoon
Qieroo leer!!
Siguelaa qorazoon
Qieroo leer!!
Invitado
Invitado
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
Dayi_JonasLove!* escribió:New Reader! :D
S I G U E L A A A A A A
Bienvenida :D
Micaa *-*
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
Joe se sonrió con sorna mientras conducía hacia la casa de _________, al día siguiente.
Todavía le hacía gracia la respuesta de Richard cuando, esa mañana, lo había llamado para decirle quién iba a ser su esposa.
-¡Me tomas el pelo! -había exclamado-. ¡_______ Fairlane! ¡Ese cardo!
Una descripción divertida, pero muy adecuada, en opinión de Joe.
La sorpresa de Richard había remitido al explicarle Joe los lucrativos términos que le había ofrecido a la dueña de Se Buscan Esposas.
-Es asombroso lo que algunas mujeres son capaces de hacer por dinero -había comentado Richard con un cinismo que reflejaba la opinión de Joe.
Aun así, no le cabía duda de que __________ impresionaría al viejo Helsinger, una vez le comprara ropa decente. ___________ no podía haber vestido siempre como el día anterior. Había tenido un amante durante cuatro años. Y los hombres casados que tenían amantes se inclinaban siempre por mujeres muy provocativas, no por estiradas feministas que ocultaban sus encantos femeninos tras una indumentaria poco favorecedora.
Joe estaba deseando desvelar los encantos femeninos de ________. Había vislumbrado un busto más que notable bajo aquella espantosa chaqueta gris. Y _______ era lo bastante alta como para tener buenas piernas. Joe se había fijado en sus tobillos finos cuando ella se había sentado en el restaurante, cruzando las piernas.
Pero lo de sus zapatos era una lástima. Los zapatos negros de tacón grueso no le sentaban bien a ninguna mujer. Ni los trajes pantalón grises y rancios.
Le encantaría verla con vaqueros ceñidos, de ésos que no dejaban nada a la imaginación, una camiseta provocativa y zapatos de tacón de aguja.
Al darse cuenta de que estaba excitado, recordó que no era sensato seguir aquella línea de pensamiento, y se reprendió con firmeza por las veleidades de su cuerpo mientras paraba el coche frente a la casa de __________.
Era un chalé adosado, uno entre una larga hilera de casas idénticas que se extendía calle abajo. Lo único que las diferenciaba era el color de la pintura.
Algunas eran un poco chillonas, pero la de ________ estaba pintada en colores tradicionales: paredes color crema, tejado y barandillas verde oscuro, y un toque de burdeos aquí y allá. La puerta principal, el canalón y los alféizares de las ventanas eran burdeos. El diminuto jardín delantero estaba pavimentado con anticuadas baldosas de terracota, y tenía tiestos verdes llenos de palmeras en cada rincón.
Joe se quedó allí cinco minutos antes de bajar del coche y acercarse despacio a la puerta para llamar al timbre.
- Llegas tarde -le espetó ella al abrir la puerta.
-Cinco minutos no es tarde -replicó él, pensando de pasada que su aspecto sólo había mejorado ligeramente.
Seguía llevando pantalones, esta vez de lino negro, que había conjuntado con una tiesa camisa de color crema parecida a la blusa de un uniforme de colegio. Su pelo, que llevaba recogido en la nuca con una cinta negra, era también un poco de colegiala.
Joe no sentía debilidad por las colegialas. Le gustaba que las mujeres parecieran mujeres.
Sólo el rostro de _______ obtuvo su aprobación. Parecía haberse tomado algunas molestias en ese aspecto, y el maquillaje hacía que sus grandes ojos azules parecieran más grandes y más azules, y que su boca...
Mejor no mirarle la boca, pensó con severidad Joe. Unos labios carnosos pintados con carmín escarlata podían ponerle muy nervioso.
Su perfume también era seductor.
-¿Nos vamos? -dijo bruscamente.
-Voy a por el bolso y la chaqueta.
-No necesitas chaqueta. Estamos a veintiocho grados.
_______ lo miró con frialdad, y Joe deseó de pronto haber llevado su chaqueta.
-Siempre llevo chaqueta. En Sidney nunca se sabe cuándo va a cambiar el tiempo.
-Está bien -dijo él encogiéndose de hombros-. ¿Siempre eres tan quisquillosa? -masculló cuando ella regresó con un bolso negro.
No, quiso confesarle _________, a la que la vergüenza había hecho ponerse un poco colorada. «Pero llevo un cuarto de hora sentada aquí, esforzándome por no correr a la ventana cada vez que pasaba un coche, y diciéndome que era una locura sentirse así por un hombre que sólo quiere que interprete un papel. Y detestándome por sentirme físicamente enferma cuando llegó la una y media y no apareciste».
-Supongo que estoy un poco nerviosa -dijo a modo de excusa-. No todos los días acepto casarme con un hombre al que apenas conozco.
-No te estarás arrepintiendo, ¿verdad? -preguntó él.
___________ sofocó un escalofrío mientras lo recorría con la mirada. Vestido con vaqueros y chaqueta de cuero, le había parecido muy atractivo. Ese día lo encontraba impresionante.
¿Era el sueño de la noche anterior lo que había aumentado hasta aquel punto el deseo que sentía por él? ¿O eran los vaqueros negros y ceñidos y la camisa, igualmente negra y ceñida, lo que despertaba en ella el ansia de tocar aquel magnífico cuerpo?
Todavía le hacía gracia la respuesta de Richard cuando, esa mañana, lo había llamado para decirle quién iba a ser su esposa.
-¡Me tomas el pelo! -había exclamado-. ¡_______ Fairlane! ¡Ese cardo!
Una descripción divertida, pero muy adecuada, en opinión de Joe.
La sorpresa de Richard había remitido al explicarle Joe los lucrativos términos que le había ofrecido a la dueña de Se Buscan Esposas.
-Es asombroso lo que algunas mujeres son capaces de hacer por dinero -había comentado Richard con un cinismo que reflejaba la opinión de Joe.
Aun así, no le cabía duda de que __________ impresionaría al viejo Helsinger, una vez le comprara ropa decente. ___________ no podía haber vestido siempre como el día anterior. Había tenido un amante durante cuatro años. Y los hombres casados que tenían amantes se inclinaban siempre por mujeres muy provocativas, no por estiradas feministas que ocultaban sus encantos femeninos tras una indumentaria poco favorecedora.
Joe estaba deseando desvelar los encantos femeninos de ________. Había vislumbrado un busto más que notable bajo aquella espantosa chaqueta gris. Y _______ era lo bastante alta como para tener buenas piernas. Joe se había fijado en sus tobillos finos cuando ella se había sentado en el restaurante, cruzando las piernas.
Pero lo de sus zapatos era una lástima. Los zapatos negros de tacón grueso no le sentaban bien a ninguna mujer. Ni los trajes pantalón grises y rancios.
Le encantaría verla con vaqueros ceñidos, de ésos que no dejaban nada a la imaginación, una camiseta provocativa y zapatos de tacón de aguja.
Al darse cuenta de que estaba excitado, recordó que no era sensato seguir aquella línea de pensamiento, y se reprendió con firmeza por las veleidades de su cuerpo mientras paraba el coche frente a la casa de __________.
Era un chalé adosado, uno entre una larga hilera de casas idénticas que se extendía calle abajo. Lo único que las diferenciaba era el color de la pintura.
Algunas eran un poco chillonas, pero la de ________ estaba pintada en colores tradicionales: paredes color crema, tejado y barandillas verde oscuro, y un toque de burdeos aquí y allá. La puerta principal, el canalón y los alféizares de las ventanas eran burdeos. El diminuto jardín delantero estaba pavimentado con anticuadas baldosas de terracota, y tenía tiestos verdes llenos de palmeras en cada rincón.
Joe se quedó allí cinco minutos antes de bajar del coche y acercarse despacio a la puerta para llamar al timbre.
- Llegas tarde -le espetó ella al abrir la puerta.
-Cinco minutos no es tarde -replicó él, pensando de pasada que su aspecto sólo había mejorado ligeramente.
Seguía llevando pantalones, esta vez de lino negro, que había conjuntado con una tiesa camisa de color crema parecida a la blusa de un uniforme de colegio. Su pelo, que llevaba recogido en la nuca con una cinta negra, era también un poco de colegiala.
Joe no sentía debilidad por las colegialas. Le gustaba que las mujeres parecieran mujeres.
Sólo el rostro de _______ obtuvo su aprobación. Parecía haberse tomado algunas molestias en ese aspecto, y el maquillaje hacía que sus grandes ojos azules parecieran más grandes y más azules, y que su boca...
Mejor no mirarle la boca, pensó con severidad Joe. Unos labios carnosos pintados con carmín escarlata podían ponerle muy nervioso.
Su perfume también era seductor.
-¿Nos vamos? -dijo bruscamente.
-Voy a por el bolso y la chaqueta.
-No necesitas chaqueta. Estamos a veintiocho grados.
_______ lo miró con frialdad, y Joe deseó de pronto haber llevado su chaqueta.
-Siempre llevo chaqueta. En Sidney nunca se sabe cuándo va a cambiar el tiempo.
-Está bien -dijo él encogiéndose de hombros-. ¿Siempre eres tan quisquillosa? -masculló cuando ella regresó con un bolso negro.
No, quiso confesarle _________, a la que la vergüenza había hecho ponerse un poco colorada. «Pero llevo un cuarto de hora sentada aquí, esforzándome por no correr a la ventana cada vez que pasaba un coche, y diciéndome que era una locura sentirse así por un hombre que sólo quiere que interprete un papel. Y detestándome por sentirme físicamente enferma cuando llegó la una y media y no apareciste».
-Supongo que estoy un poco nerviosa -dijo a modo de excusa-. No todos los días acepto casarme con un hombre al que apenas conozco.
-No te estarás arrepintiendo, ¿verdad? -preguntó él.
___________ sofocó un escalofrío mientras lo recorría con la mirada. Vestido con vaqueros y chaqueta de cuero, le había parecido muy atractivo. Ese día lo encontraba impresionante.
¿Era el sueño de la noche anterior lo que había aumentado hasta aquel punto el deseo que sentía por él? ¿O eran los vaqueros negros y ceñidos y la camisa, igualmente negra y ceñida, lo que despertaba en ella el ansia de tocar aquel magnífico cuerpo?
Micaa *-*
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
me encanto el cap tienes qe seguirla pronto porfavor
Nani Jonas
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
hola soy nueva siguela esta muy interesante la nove siguelaaa qeremos leer masss!!!!!
P3yo29
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
P3yo29 escribió:hola soy nueva siguela esta muy interesante la nove siguelaaa qeremos leer masss!!!!!
Bienvenida :D
Micaa *-*
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
Bienvenida a la nueva lectora.....................Chicas a lo mejor mñn les subo cap es que estoy adaptando por eso no e subido pero les prometo que mñn o ahora les subo cap las quiero :hug: :hug:
Micaa *-*
Re: Un Matrimonio escandaloso Joe & Tu *Terminada*
Esa mañana nada se ocultaba a su mirada. Podía verlo todo, desde los anchos hombros a los increíbles bíceps, pasando por el vientre plano como una tabla y las estrechas caderas.
__________ iba al gimnasio tres veces en semana, y estaba acostumbrada a ver cuerpos en forma. Pero el de Joe era algo más.
Joe hacía que Brandon pareciera un alfeñique, y no lo era. Estaba en plena forma y bien tonificado.
-No -dijo-. El hecho de que seas amigo de Richard Crawford dice mucho en tu favor. Richard es muy formal. Pero anoche estuve dándole vueltas y quiero que firmemos un acuerdo prenupcial que incluya las garantías que me prometiste.
Si le preocupaba que él se opusiera, se había equivocado.
-Me parece bien -contestó él con otro encogimiento de hombros.
-¿Estás de acuerdo?
-Claro. En asuntos de dinero conviene no dejar nada al azar. Le diré a Rich que prepare una reunión con su equipo legal del banco. Ellos redactarán el contrato prenupcial en los términos que te comenté.
Al oír a Joe mencionar la palabra banco, ________ dejó escapar un gemido.
-Ay, Dios, lo había olvidado.
-¿El qué?
-Les prometí a mis padres hacer una gestión en su banco hoy mismo. Tienen algunos problemas de dinero -añadió, y al instante deseó no haberlo hecho-. Lo había olvidado por completo.
-¿Dónde está su banco? Puedo llevarte cuando acabemos.
-¿No te importa? No está en la ciudad. Está en Parramatta.
-No hay problema. No creo que tardemos mucho en pedir la licencia. Si nos damos prisa, claro.
A ________ la alegró ponerse en marcha, hasta que Joe se subió en su todoterreno negro junto a ella y cerró la puerta. Una vez más, aquel espacio cerrado y la masculinidad arrolladora de Joe consiguieron acelerarle la respiración y hacer que se arrepintiera de haberle pedido que la llevara a Parramatta.
¿Qué le pasaba?
Qué pregunta tan tonta. La respuesta estaba sentada justo a su lado, con toda su perturbadora virilidad.
__________ respiró hondo y exhaló lentamente al tiempo que se decía que no había nada de malo en mirar; o incluso en desear a Joe. Los hombres lo hacían constantemente. Lo malo sería permitir que Joe se diera cuenta del efecto que tenía en ella.
De pronto se alegraba de haberse puesto una ropa tan formal. Se habría despreciado a sí misma se hubiera intentado pasar por una seductora.
Al final, el destino, y el viernes por la tarde, la libraron del viaje a Parramatta. Entre los problemas para aparcar y las largas colas, eran las cuatro cuando consiguieron el certificado de nacimiento de Joe, y después su licencia de matrimonio.
-Es muy tarde para ir a Parramatta -dijo ella cuando salieron de la oficina del registro civil.
-¿Corre prisa lo de tus padres? -preguntó Joe-, ¿No puede esperar hasta el lunes?
-Tendrá que esperar, supongo -contestó ella, molesta por haber olvidado la promesa que le había hecho a su madre.
-¿Qué problema tienen exactamente? -pregunte Joe mientras caminaban hacia el aparcamiento.
________ se mordió el labio inferior. Sabía que había sido un error mencionarlo. Lo último que quería era que Joe supiera por qué iba a casarse con él. Contarle una historia lacrimógena y decirle que iba a hacerlo por una noble causa parecía demasiado ridículo.
Era preferible que Joe siguiera pensando que quería el dinero para ella. No quería que se compadeciera de ella. Compasión era lo último que quería de él, pensó con perversa sorna.
Pero, al mismo tiempo, tenía que ofrecerle una explicación verosímil. Joe no era tonto
__________ iba al gimnasio tres veces en semana, y estaba acostumbrada a ver cuerpos en forma. Pero el de Joe era algo más.
Joe hacía que Brandon pareciera un alfeñique, y no lo era. Estaba en plena forma y bien tonificado.
-No -dijo-. El hecho de que seas amigo de Richard Crawford dice mucho en tu favor. Richard es muy formal. Pero anoche estuve dándole vueltas y quiero que firmemos un acuerdo prenupcial que incluya las garantías que me prometiste.
Si le preocupaba que él se opusiera, se había equivocado.
-Me parece bien -contestó él con otro encogimiento de hombros.
-¿Estás de acuerdo?
-Claro. En asuntos de dinero conviene no dejar nada al azar. Le diré a Rich que prepare una reunión con su equipo legal del banco. Ellos redactarán el contrato prenupcial en los términos que te comenté.
Al oír a Joe mencionar la palabra banco, ________ dejó escapar un gemido.
-Ay, Dios, lo había olvidado.
-¿El qué?
-Les prometí a mis padres hacer una gestión en su banco hoy mismo. Tienen algunos problemas de dinero -añadió, y al instante deseó no haberlo hecho-. Lo había olvidado por completo.
-¿Dónde está su banco? Puedo llevarte cuando acabemos.
-¿No te importa? No está en la ciudad. Está en Parramatta.
-No hay problema. No creo que tardemos mucho en pedir la licencia. Si nos damos prisa, claro.
A ________ la alegró ponerse en marcha, hasta que Joe se subió en su todoterreno negro junto a ella y cerró la puerta. Una vez más, aquel espacio cerrado y la masculinidad arrolladora de Joe consiguieron acelerarle la respiración y hacer que se arrepintiera de haberle pedido que la llevara a Parramatta.
¿Qué le pasaba?
Qué pregunta tan tonta. La respuesta estaba sentada justo a su lado, con toda su perturbadora virilidad.
__________ respiró hondo y exhaló lentamente al tiempo que se decía que no había nada de malo en mirar; o incluso en desear a Joe. Los hombres lo hacían constantemente. Lo malo sería permitir que Joe se diera cuenta del efecto que tenía en ella.
De pronto se alegraba de haberse puesto una ropa tan formal. Se habría despreciado a sí misma se hubiera intentado pasar por una seductora.
Al final, el destino, y el viernes por la tarde, la libraron del viaje a Parramatta. Entre los problemas para aparcar y las largas colas, eran las cuatro cuando consiguieron el certificado de nacimiento de Joe, y después su licencia de matrimonio.
-Es muy tarde para ir a Parramatta -dijo ella cuando salieron de la oficina del registro civil.
-¿Corre prisa lo de tus padres? -preguntó Joe-, ¿No puede esperar hasta el lunes?
-Tendrá que esperar, supongo -contestó ella, molesta por haber olvidado la promesa que le había hecho a su madre.
-¿Qué problema tienen exactamente? -pregunte Joe mientras caminaban hacia el aparcamiento.
________ se mordió el labio inferior. Sabía que había sido un error mencionarlo. Lo último que quería era que Joe supiera por qué iba a casarse con él. Contarle una historia lacrimógena y decirle que iba a hacerlo por una noble causa parecía demasiado ridículo.
Era preferible que Joe siguiera pensando que quería el dinero para ella. No quería que se compadeciera de ella. Compasión era lo último que quería de él, pensó con perversa sorna.
Pero, al mismo tiempo, tenía que ofrecerle una explicación verosímil. Joe no era tonto
Micaa *-*
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