falling } zayn malik.

Suspiré estirando mi cuello en lo alto para buscar a Harry entre la multitud que se hallaba en el gimnasio de la escuela por pedido del director. Maldije internamente recordando que le había dicho que me esperara al salir del aula de historia.
Volví a intentar encontrarlo cuando sin querer, choque con la espalda de alguien.
— Lo siento.— titubeé.
Este giro quedando frente a mí, y me arrepentí de no haberme fijado por donde iba. Sus ojos se estrecharon en mí y sin más, volvió a darme la espalda.
Me aleje hacia la otra punta del gimnasio y subí a las gradas donde vi a mi ruliento amigo hablando con un par de chicos. Lo acuse frente a ellos por no esperarme y él solo se encogió de hombros.
— No te escuché.
Rodé los ojos y nos sentamos en las gradas cuando el director empezó a hablar. Al parecer alguien le había hecho el favor de pintarle el auto de rosa, con una gran flor en el techo. Tras el largo discurso sobre lo irresponsables y rebeldes que éramos todos y de que averiguaría quien había sido, nos liberó de la tortura que duro casi hora y media.
Harry me iba hablando sobre los planes que tenia el fin de semana mientras yo sacaba mis libros del casillero y guardaba otros. Acepte cuando me ofreció llevarme a casa al terminar la jornada y nos dirigimos a clase.
Mi teléfono vibro ruidosamente contra mi escritorio provocando que el maestro Cohen de ciencias volteara a verme.
— Sin celulares.— gruñó.
Oí a Harry reír por lo bajo y lo ignore tomando mi móvil. En la pantalla vi un mensaje de Sharon, tan oportuna como siempre.
De: Molesta.
Te espero en casa luego de la escuela. Por favor, por favor, por favor, por favor:(
Bufé por dentro al darme cuenta que Harry había vuelto a cambiar los nombres de mis contactos. Me pregunto que se habrá puesto a si mismo.
— ¡SIN CELULARES!—
Salté de mi silla cuando un grito resonó en todo el aula y una gran regla azoto con fuerza mi escritorio. El maestro Cohen me miraba con el rostro enrojecido de furia.
— A dirección.— ordenó tajante. Quise defenderme, pero él movió la regla indicándome la salida. Sin emitir sonido alguno me levante de mi silla y camine hacia la puerta.— Swan — voltee a verlo—, deje su teléfono en mi escritorio. Y si es que se me da la gana, lo tendrá al finalizar la clase.— refunfuñando obedecí y salí hacia la oficina del director.
Al salir de la dirección con una leve reprimida y aviso sobre el mal uso de celulares en el horario de clases, me dirigí al baño de mujeres viendo que solo faltaban un par de minutos para que sonara la campana.
Para llegar al baño debía cruzar el pabellón cerca del patio donde se juntaban todos en el receso. Caminé sin prisa, segura de que si tocaba la campana, Harry recogería mis útiles.
Tosí al sentir el olor a cigarrillo y me detuve para ver de donde venia. En la escuela estaba prohibido fumar, pero siempre había algún idiota que trataba de hacerlo a escondidas. Mi vista se topo con su cuerpo apoyado contra un árbol mientras daba largas caladas al cigarrillo que tenía en una mano, guardando la otra en el bolsillo delantero de sus pantalones. Al cabo de unos segundos, se dio cuenta de mi presencia posando sus ojos en mí. De pronto me sentí diminuta ante su intensa mirada.
Luego de lo que parecieron unos minutos, tiro la cotilla del cigarro al césped y la piso apagándola por completo. No tengo idea de por qué seguía parada como una idiota obsevándolo.  Lo vi caminar tranquilo con ambas manos en sus pantalones, y me puse a pensar lo misterioso que era. Siempre estaba solo, se conocían muchas historias de él en la escuela. Hasta lo tenían como el matón y el más temido de todos, cuando nunca se supo de alguna pelea en la que estuviera metido por lo que era muy estúpido tacharlo de abusivo.
Me congele en mi sitio cuando se detuvo frente a mí. Sus ojos pardos me recorrieron por completo. Relamió sus labios antes de hablar.
— Permiso.—
Su voz. Nunca había escuchado su voz antes, y para ser sincera, le quedaba justa. Terminaba de dar lo único que podría faltarle a su misteriosa personalidad. Di un paso hacia al costado, y paso a mi lado rozándome por muy arriba. Sin embargo, fue la cercanía suficiente para que su perfume se impregnara en mí. Dulce. Quién lo diría. Lo mire por el rabillo del ojo alejarse por donde yo había venido. Sacudí la cabeza quitando el rastro de perfume de mi mente que dejo en el camino. Quise recordar a dónde me dirigía, cuando la campana sonó y me vi obligada a volver al aula.  
Al salir de la escuela Harry estaba esperándome apoyado en su camioneta, regalo de sus padres por su cumpleaños número dieciséis. Al verme sonrió marcando sus hoyuelos. Trote hasta él sosteniendo mi bolso, contra mi pecho para que no se cayera nada. Harry abrió la puerta del acompañante y luego la cerró cuando ya estuve dentro. Rodeo su Range Rover y entro saltando al asiento del conductor.
— Vamos a casa de Sharon, me dijo que fuera a la salida.— abroché mi cinturón de seguridad y oí hablar a Harry bufar cuando inserto la llave en la hendidura. Girándola, el motor rugió con fuerza.
— ¿Tengo opción?— dijo mientras conducía por la carretera.
— No creo.— Suspiro tirando de sus rulos hasta acomodarlos de modo que quedaron ligeramente elevados al frente. Hizo un par de maniobras con el cambio y el acelerador y condujo hasta la casa de Sharon. Nunca entendí por qué ellos dos nunca lograron congeniar. Harry siempre decía que Sharon era insoportable, tediosa y  molesta. Y ella, que él era un aburrido nene de mamá. Se odiaban, nunca se podían ver y si lo hacían era solo por yo estaba en el medio y tenían que soportarse por un tiempo. A veces, molestaba a Harry diciéndole que terminaría enamorándose de Sharon y él solo me ignoraba o decía que nunca caería en sus garras.
— ¿Peyton?— voltee a ver a Harry que mantenía la mirada fija en el camino.— Me preguntaba qué harías el sábado por la tarde.
Fruncí el ceño en el cuarto de segundo que él se volteó a verme y volvió su vista al frente. Los nudillos se le hicieron blancos al apretar el volante con fuerza.
— Supongo que nada.— dije mirándolo. Él asintió. El resto del camino fue en silencio. Un silencio sepulcral. Llegamos a la casa de Sharon y estacionó en la entrada. Sacando el seguro a la puerta, me desabroche el cinturón de seguridad y salí de la camioneta. Cerré la puerta y me acerque a la ventanilla.
— ¿Paso por ti para la escuela mañana?— preguntó.
— Seguro.— sonreí.
Él se estiró hacia mí y plante un beso en su mejilla. Segundos después lo veía alejarse por la carretera de vuelta. Suspiré y caminé hacia la casa de Sharon, tocando el timbre.
— Llegas tarde.— Sharon me recibió arrastrándome a su cuarto escaleras arriba. Parecía emocionada y hiperactiva que de costumbre. Deduje que la visita sería solo para contarme algún chisme que había escuchado por ahí.

o m g . me parece que harry es algo molesto, pero le gusta la selala, eso es seguro. zayn se relamió los labios bc ama a la selala y se la quiere re coger, yo lo sé (?) idk, me encanto el cap. la parte de zayn creo que fue la que más me gusto bc fue impotente, miestriosa, pero algo tierna bc peyton lo seguía mirando como bobita   creo que amaré este fic, anto :c y me voy a enamorar de zaynchu :c más de lo que ya estoy :c bueno, seguila, besho :mua: (?)