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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Soy toda tuya (Joe y tu) [TERMINADA]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Soy toda tuya (Joe y tu) [TERMINADA]
CAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAP
SandyJonas
Re: Soy toda tuya (Joe y tu) [TERMINADA]
Hola chicas
Perdon por desaparecerme
He estado FULL con tareas
Y ademas en mi casa estan construyendo y tengo que ayudar a mi madre a limpiar
Tambn el papa de una amiga mia murio ayer y un grupo de amigos fuimos a su casa para acompañarla
Espero en verdad me entiendan
Y como veo que me han pasado una pagina......................LES PONGO LOS DOS ULTIMOS CAPIS + EL EPILOGO :grupo: :grupo:
Perdon por desaparecerme
He estado FULL con tareas
Y ademas en mi casa estan construyendo y tengo que ayudar a mi madre a limpiar
Tambn el papa de una amiga mia murio ayer y un grupo de amigos fuimos a su casa para acompañarla
Espero en verdad me entiendan
Y como veo que me han pasado una pagina......................LES PONGO LOS DOS ULTIMOS CAPIS + EL EPILOGO :grupo: :grupo:
♫ Laura Jonas ♥
Re: Soy toda tuya (Joe y tu) [TERMINADA]
Capitulo 25
—Por favor —dijo Kaylee con suavidad—. No te muevas. No quiero hacerte daño, Jimmy, pero si me obligas, lo haré.
Con exagerada lentitud el Cadenas abrió las manos a ambos lados de la cabeza.
—No me estoy moviendo, ¿ves? Me quedo aquí tumbado y quietecito.
____________ se agachó a su lado para quitarle las armas que llevaba al cinto. Luego alzó la vista hacia su hermana.
—Maldita sea, Kaylee, no tenías que centrar su atención todo el rato sobre ti. ¡Podía haberte pegado un tiro!
—Saca las esposas para atarle, hermanita. Y coge una cuerda, para los tobillos. Ya te dije que iba a haber una pequeña variación a tu gran plan. Todo esto ha pasado por mi culpa, ¿por qué ibas a ser tú la que corriera peligro? Joder, ___________, te has pasado la vida lloriqueando por...
—Yo no lloriqueo.
—... Porque no me responsabilizo de mis actos. Pues bien, ahora que asumo mi responsabilidad resulta que eso tampoco te gusta. A ver si te aclaras.
________ cerró las esposas en torno a una muñeca del Cadenas y le dio unos golpecitos en el hombro.
—Pon la otra mano a la espalda y muévete un poco para que pueda esposártela. —Luego miró a su hermana—. Tienes razón, tienes razón. Lo siento. Estoy empezando a hablar como Joe, y no me gusta nada. —________ sonrió—. Has estado estupenda, Kaylee. Estoy muy orgullosa de ti.
—Eso ya está mejor.
_________ sacó la navaja del bolsillo de Jimmy y luego se fijó en el tacón de aguja de diez centímetros que lo había convertido en un ser tan dócil.
—Es una parte de la anatomía magnífica, ¿eh, Kaylee? —comentó—. Es una de esas deliciosas ironías que hacen que la vida sea tan gratificante, ¿no te parece?
—¿De qué demonios estás hablando? ¿Qué ironía? —replicó Kaylee.
__________ le dio una suave palmadita en el pie.
—Pues de cómo el bien más preciado de un hombre puede convertirse en su mayor lastre en un abrir y cerrar de ojos.
Kaylee sonrió.
—Ah, sí. Toda una ironía. Es genial, ¿verdad?
_________ cortó los cordeles de las cortinas y ató con firmeza los tobillos del Cadenas. Kaylee apartó despacio el tacón de sus genitales y Jimmy respiró aliviado por primera vez.
—¿Qué tal andas, Jimmy? —preguntó—. ¿Quieres sentarte?
—No. Me quedo aquí tumbado, si a ti no te importa.
—Como quieras. Oye, lo de antes no lo hemos dicho para tomarte el pelo. Creo que deberías hacer algún trato con las autoridades a cambio de testificar en contra de Hector. No dejes que te trate como a un idiota, porque eres mucho más inteligente de lo que él se cree.
—Sí, lo pensaré.
—Ya he llamado a la policía —informó _______ desde el otro lado de la cama—. Ahora intentaré llamar al otro hotel. —Al cabo de un momento colgó y se acercó a su hermana—. En la habitación no contestaban, así que he hablado con recepción. Van a informar a seguridad y enviarán a alguien. —Luego, llevándose a Kaylee a un aparte, añadió en voz baja—: Supongo que sabes que tendrás que entregarte también, ¿verdad?
Kaylee suspiró, y agarrando la falda de su vestido de licra meneó pensativa todo el cuerpo para distribuir bien la tela sobre el voluptuoso paisaje de sus curvas.
—Sí, ya lo sé. Supongo que dejaré que me lleve tu cazarrecompensas. —Luego ladeó la cabeza y miró a su hermana con expresión especulativa—. Hablando de eso, ________...
—Seguro que podemos librarte de la acusación de robo de coches...
—Ah, seguro que sí. Pero no cambies de tema. ¿Qué pasa entre tú y ese tío alto, oscuro y peligroso?
_________ miró a izquierda y derecha, y por fin clavó la vista en su hermana.
—Ay, Dios, Kaylee. Creo que estoy enamorada. No. —_______ sacudió la cabeza con impaciencia—. No lo creo, no. Lo sé. Es una locura, ¿verdad? Llevamos juntos... ¿qué... cinco o seis días? He perdido la noción del tiempo. Al principio, cuando me sacó de mi casa, lo único que quería era vengarme de él por haber puesto mi mundo patas arriba. Luego intenté demorar el viaje de todas las maneras posibles, para que a él le costara tiempo y dinero. Pero, madre mía... Es tan atractivo... Y es muy amable con las ancianas y tiene un gran sentido de la responsabilidad... de hecho, más de lo que debería...
—Con lo cual, claro, es tu alma gemela.
—Y ahora quiero ser la madre de sus hijos. Y no tengo ni idea de lo que siente por mí ni de lo que espera de esta relación. ¿Y si lo único que quiere es follar como conejos hasta que lleguemos a Miami?
—¿Se le da bien?
A __________ se le nubló la mirada.
—¡Madre mía! ¡Sí!
—Y por la cara que pone cuando te mira, yo diría que tú también eres buena. Y tengo que decirte, hermanita, que aunque seas mi gemela... vaya, que me sorprende un poco. —Kaylee se alzó de hombros—. Pero, en fin, son buenas noticias. Los tíos son un poco como las baldosas de la cocina: si las colocas bien el primer día, luego puedes pisarlas durante años. —Kaylee sonrió y le dio un golpecito con las caderas—. Créeme, __________, no tienes nada que temer. A este lo tienes en el bote.
La carcajada de _________ estaba teñida de histeria.
—Me parece que lo has entendido al revés. Vamos, que yo no sabía que podía ser así.
—Puede ser, pero es evidente que no por eso te has convertido en una de esas idiotas que renuncian a su identidad para convertirse en el felpudo de un hombre. Madre mía, si el tío hasta te había traído flores y decía que había sido un gilipollas. Esa es muy buena señal.
_________ desechó sus palabras con un gesto.
—Bah, eso es solo porque discutimos por esa manía ridícula que tiene él de echarse la culpa de todo cada vez que se tuercen las cosas. Bueno —admitió—, por eso y porque quería cambiar de tema con la excusa del sexo. No es que eso sea muy romántico, la verdad.
—Ay, cariño, las flores son siempre románticas. Además, tú no viste la cara que puso cuando le dije que Bobby y yo veníamos a buscarte. Yo sí que la vi, y del susto se me pusieron los pelos de punta.
—Por cierto —________ aprovechó la coyuntura para cambiar de tema—, ese Bobby... Para ser un tipo con el que apenas hablabas, parece conocerte muy bien.
Kaylee asumió una expresión tan tímida como le era posible.
—Bueno, la verdad es que esta semana hemos hablado bastante. Cree que deberíamos irnos juntos a Las Vegas. —Si su encogimiento de hombros pretendía expresar indiferencia, sus ojos contaban una historia muy distinta—. Claro que nos resultará un poco difícil si me meten en la trena.
—Hablaba en serio cuando te dije que lo solucionaríamos, Kaylee. Y me alegro de que vuestra relación vaya bien. Parece quererte mucho.
La policía llegó unos momentos más tarde, y las gemelas se vieron sumergidas en un torbellino de actividad mientras les tomaban declaración y se llevaban al Cadenas a un rincón de la habitación, donde lo mantuvieron vigilado. En medio de todo ello, irrumpieron en escena Joe y Bobby.
Joe buscó entre lo que parecía una gran multitud hasta que vio a ____________. Con Bobby pegado a los talones, se abrió paso en la habitación en dirección a ella. La agarró por los antebrazos y la alzó de puntillas mientras la escudriñaba de la cabeza a los pies para ver si estaba herida. Deseaba estrecharla contra él y envolverla en un abrazo como Bobby estaba haciendo con Kaylee, pero se sintió cohibido no solo por su sentido de la responsabilidad y de su mala conciencia por haberla metido en aquella situación, sino también porque la habitación estaba llena de desconocidos.
—¿Estás bien?
No le pasó por alto el hecho de que ella tampoco se arrojó a sus brazos. _________ se limitó a mirarle con insondables ojos verdes y asintió con la cabeza.
—¿Qué ha pasado? LaBon y yo estábamos preocupados. —Miró a Bobby y Kaylee, que a diferencia de él no parecían tener ningún problema a la hora de exhibir públicamente su afecto.
Finalmente cuando ya pensaba que tendría que ir a buscar una manguera de incendios para separarlos, se acercaron a _________ y a él. Joe se pasó los dedos por el pelo y miró a __________ con expresión de impotencia.
♫ Laura Jonas ♥
Re: Soy toda tuya (Joe y tu) [TERMINADA]
—¿Cómo demonios os escapasteis?
__________ y Kaylee les explicaron lo sucedido, interrumpiéndose la una a la otra.
_________ era tan inteligente, tan ingeniosa, y su última razón legítima para mantenerla a su lado se desvanecía a toda velocidad.
—¿Ha llamado alguien a los federales? —preguntó.
Y cuando las hermanas le dijeron que no, se alejó de mala gana para buscar a quien estuviera al mando.
Al cabo de una hora llegó el FBI y tomaron declaración a todo el mundo. Por fin solventaron todo a gusto de las diversas autoridades y se llevaron al Cadenas tras asegurarle que sería extraditado a Miami. Poco a poco la habitación se fue despejando de agentes.
Joe volvió con Bobby y las gemelas.
—Tengo que llevarte a Florida —informó a Kaylee.
Aquello le acercaría aún más a __________...
—Sí, ya lo sé.
Joe se volvió hacia ________, pero ella le miraba como si esperara que dijera algo pertinente. Pero con el nudo que tenía en el estómago y la mente nublada y torpe, le resultó imposible.
—Yo... eh... cogeré billetes en el primer vuelo que haya para Miami.
—Coge uno para mí también —terció ________ con voz queda. Cogió la mano de su hermana y miró a Joe con una mirada que él fue incapaz de interpretar.
—Y para mí —se apuntó Bobby.
—El tuyo lo pagas tú, LaBon —saltó Joe sintiéndose acosado como si estuviera haciendo algo mal, aunque no sabía muy bien por qué.
—No importa. —Bobby se encogió de hombros como si el asunto le diera igual y se volvió hacia Kaylee—. Voy a entregarme en cuanto lleguemos, princesa —prometió con apremio—. No pienso permitir que pagues por mi metedura de pata.
Kaylee se arrojó en sus brazos.
—Ay, Dios mío, Bobby, qué follón. Te quiero, ¿sabes?
—Yo también te quiero, princesa.
La carcajada de Kaylee no desprendía mucho humor.
—Pues ya ves de qué nos sirve.
—Habla por ti. A mí me sirve de mucho.
—Sí, pero a mí me gustaba la idea de Las Vegas —replicó ella sombría—. Y ahora uno de los dos se pudrirá en la cárcel.
—Qué va. —Bobby le apretó la mano—. No ocurrirá. —Y echándose hacia atrás, le pasó las manos por las caderas y le dedicó su sonrisa encantadora—. Confía en mí, princesa. Vamos a ir a Las Vegas. Voy a solucionarlo todo.
«Bravo por ti», pensó Joe sombrío mientras intentaba en vano que ___________ le mirase. «El malo lo solucionará todo.»
Y el bueno se quedará sin nada.
—¿Hector Sanchez?
Este miró con impaciencia al hombre del traje barato, pero dejó de dar instrucciones a su camarero. Viendo que no había nadie más que reclamara su atención salvo hombres de traje y corbata, se le pusieron los nervios de punta, pero replicó sereno:
—Yo soy Sanchez. ¿En qué puedo ayudarles, caballeros?
—Queda usted detenido por incitar al asesinato de Alice Mayberry. Tiene derecho a guardar silencio...
—¡Puñetero Cadenas! —gruñó entre dientes. Había empezado a sudar. Se volvió hacia el camarero, que le miraba con la boca abierta. Uno de los policías le esposó con las manos a la espalda mientras el otro le recitaba sus derechos—. Llama a mi abogado —ordenó, mientras se lo llevaban—. Su número está en la agenda de mi mesa. ¿Me has oído, Rex? —exclamó, al ver que el hombre seguía mirándole petrificado—. ¡Que llames a mi maldito abogado!
—Eres un idiota, Joe.
Joe miró ceñudo a Gary. Luego se dio media vuelta con precisión marcial y se alejó.
Gary salió tras él en su silla de ruedas.
—¿Vas a dejar que vuelva a Seattle así sin más? ¿Te has molestado en declararte, tío? ¿O en contarle tus intenciones?
Joe se volvió de nuevo hacia él, con todos los nervios tensos, en actitud belicosa.
—Puede que mis intenciones fueran echar unos cuantos polvos y largarme.
—Sí, ya. Por eso llevas aquí dos días dando vueltas como un león enjaulado, gruñendo y ladrando y haciéndole la vida imposible a cualquiera.
—Pues entonces lárgate de una puta vez —rugió Joe. Se metió los dedos en el pelo y se quedó mirando a su amigo con expresión de desolada tristeza que intentaba por todos los medios fingir que no sentía—. Joder, Gare, un amigo policía me ha contado que LaBon convenció a la mujer a la que le robó el coche de que retirase todos los cargos. ¡Esto es la leche! Ahora encima el tío se sale de rositas.
—¿Y eso qué tiene que ver con tu maestra?
—¿No lo entiendes? Ahora que su hermana ha solucionado sus problemas, dudo que _________ se quede por aquí mucho tiempo.
—¡Joder, tío! ¿Y por qué? Pero ¿acaso has intentado hablar con ella?
—¡Pues sí, entérate! Esta tarde fui precisamente con esa intención, aunque los hechos hablan por sí mismos.
—¿Y cómo has llegado a esa conclusión?
—A ver, no es que me haya estado precisamente buscando, ¿no? Seguro que estaba deseando perderme de vista. Pero de todas formas fui a hablar con ella, porque confieso que no sería la primera vez que saco conclusiones equivocadas.
Gary lanzó un gruñido de asentimiento, pero no dijo nada. Ya habían hablado demasiadas veces de lo que él deseaba de la vida, así como de su negativa a aceptar el dinero de Joe.
—Y nada, Gare. __________ no estaba en casa, así que le dejé en el buzón de Kaylee el billete de vuelta que le he comprado.
—Espero que te molestaras en escribirle una nota para que ella sepa que tú no quieres que se vaya.
—¿Eh?
—¡Ay, joder, Joe! ¡No me digas que le dejaste el billete sin más explicación! ¿Le dejarías también una nota, no?
Joe se lo quedó mirando.
—¿Y qué coño se supone que tengo que decirle en una nota?
—Mierda. —Gary se alzó hacia atrás sobre las ruedas y dio media vuelta a la silla. Impulsándose con furia en dirección contraria a su amigo, gruñó por encima del hombro—: Ya te lo he dicho antes, Joe. A veces eres un completo gilipollas.
__________ y Kaylee les explicaron lo sucedido, interrumpiéndose la una a la otra.
_________ era tan inteligente, tan ingeniosa, y su última razón legítima para mantenerla a su lado se desvanecía a toda velocidad.
—¿Ha llamado alguien a los federales? —preguntó.
Y cuando las hermanas le dijeron que no, se alejó de mala gana para buscar a quien estuviera al mando.
Al cabo de una hora llegó el FBI y tomaron declaración a todo el mundo. Por fin solventaron todo a gusto de las diversas autoridades y se llevaron al Cadenas tras asegurarle que sería extraditado a Miami. Poco a poco la habitación se fue despejando de agentes.
Joe volvió con Bobby y las gemelas.
—Tengo que llevarte a Florida —informó a Kaylee.
Aquello le acercaría aún más a __________...
—Sí, ya lo sé.
Joe se volvió hacia ________, pero ella le miraba como si esperara que dijera algo pertinente. Pero con el nudo que tenía en el estómago y la mente nublada y torpe, le resultó imposible.
—Yo... eh... cogeré billetes en el primer vuelo que haya para Miami.
—Coge uno para mí también —terció ________ con voz queda. Cogió la mano de su hermana y miró a Joe con una mirada que él fue incapaz de interpretar.
—Y para mí —se apuntó Bobby.
—El tuyo lo pagas tú, LaBon —saltó Joe sintiéndose acosado como si estuviera haciendo algo mal, aunque no sabía muy bien por qué.
—No importa. —Bobby se encogió de hombros como si el asunto le diera igual y se volvió hacia Kaylee—. Voy a entregarme en cuanto lleguemos, princesa —prometió con apremio—. No pienso permitir que pagues por mi metedura de pata.
Kaylee se arrojó en sus brazos.
—Ay, Dios mío, Bobby, qué follón. Te quiero, ¿sabes?
—Yo también te quiero, princesa.
La carcajada de Kaylee no desprendía mucho humor.
—Pues ya ves de qué nos sirve.
—Habla por ti. A mí me sirve de mucho.
—Sí, pero a mí me gustaba la idea de Las Vegas —replicó ella sombría—. Y ahora uno de los dos se pudrirá en la cárcel.
—Qué va. —Bobby le apretó la mano—. No ocurrirá. —Y echándose hacia atrás, le pasó las manos por las caderas y le dedicó su sonrisa encantadora—. Confía en mí, princesa. Vamos a ir a Las Vegas. Voy a solucionarlo todo.
«Bravo por ti», pensó Joe sombrío mientras intentaba en vano que ___________ le mirase. «El malo lo solucionará todo.»
Y el bueno se quedará sin nada.
—¿Hector Sanchez?
Este miró con impaciencia al hombre del traje barato, pero dejó de dar instrucciones a su camarero. Viendo que no había nadie más que reclamara su atención salvo hombres de traje y corbata, se le pusieron los nervios de punta, pero replicó sereno:
—Yo soy Sanchez. ¿En qué puedo ayudarles, caballeros?
—Queda usted detenido por incitar al asesinato de Alice Mayberry. Tiene derecho a guardar silencio...
—¡Puñetero Cadenas! —gruñó entre dientes. Había empezado a sudar. Se volvió hacia el camarero, que le miraba con la boca abierta. Uno de los policías le esposó con las manos a la espalda mientras el otro le recitaba sus derechos—. Llama a mi abogado —ordenó, mientras se lo llevaban—. Su número está en la agenda de mi mesa. ¿Me has oído, Rex? —exclamó, al ver que el hombre seguía mirándole petrificado—. ¡Que llames a mi maldito abogado!
—Eres un idiota, Joe.
Joe miró ceñudo a Gary. Luego se dio media vuelta con precisión marcial y se alejó.
Gary salió tras él en su silla de ruedas.
—¿Vas a dejar que vuelva a Seattle así sin más? ¿Te has molestado en declararte, tío? ¿O en contarle tus intenciones?
Joe se volvió de nuevo hacia él, con todos los nervios tensos, en actitud belicosa.
—Puede que mis intenciones fueran echar unos cuantos polvos y largarme.
—Sí, ya. Por eso llevas aquí dos días dando vueltas como un león enjaulado, gruñendo y ladrando y haciéndole la vida imposible a cualquiera.
—Pues entonces lárgate de una puta vez —rugió Joe. Se metió los dedos en el pelo y se quedó mirando a su amigo con expresión de desolada tristeza que intentaba por todos los medios fingir que no sentía—. Joder, Gare, un amigo policía me ha contado que LaBon convenció a la mujer a la que le robó el coche de que retirase todos los cargos. ¡Esto es la leche! Ahora encima el tío se sale de rositas.
—¿Y eso qué tiene que ver con tu maestra?
—¿No lo entiendes? Ahora que su hermana ha solucionado sus problemas, dudo que _________ se quede por aquí mucho tiempo.
—¡Joder, tío! ¿Y por qué? Pero ¿acaso has intentado hablar con ella?
—¡Pues sí, entérate! Esta tarde fui precisamente con esa intención, aunque los hechos hablan por sí mismos.
—¿Y cómo has llegado a esa conclusión?
—A ver, no es que me haya estado precisamente buscando, ¿no? Seguro que estaba deseando perderme de vista. Pero de todas formas fui a hablar con ella, porque confieso que no sería la primera vez que saco conclusiones equivocadas.
Gary lanzó un gruñido de asentimiento, pero no dijo nada. Ya habían hablado demasiadas veces de lo que él deseaba de la vida, así como de su negativa a aceptar el dinero de Joe.
—Y nada, Gare. __________ no estaba en casa, así que le dejé en el buzón de Kaylee el billete de vuelta que le he comprado.
—Espero que te molestaras en escribirle una nota para que ella sepa que tú no quieres que se vaya.
—¿Eh?
—¡Ay, joder, Joe! ¡No me digas que le dejaste el billete sin más explicación! ¿Le dejarías también una nota, no?
Joe se lo quedó mirando.
—¿Y qué coño se supone que tengo que decirle en una nota?
—Mierda. —Gary se alzó hacia atrás sobre las ruedas y dio media vuelta a la silla. Impulsándose con furia en dirección contraria a su amigo, gruñó por encima del hombro—: Ya te lo he dicho antes, Joe. A veces eres un completo gilipollas.
♫ Laura Jonas ♥
Re: Soy toda tuya (Joe y tu) [TERMINADA]
La verdad es que en este capi Joe es un verdadero IDIOTA :¬¬: :¬¬: :¬¬:
Pero el es asi
Pero el es asi
♫ Laura Jonas ♥
Re: Soy toda tuya (Joe y tu) [TERMINADA]
Capitulo 26 FINAL
—Si quieres saber mi opinión —comentaba Kaylee, mientras se acercaba con _________ a su casa de estuco de color salmón—, ese tío es un gilipollas. Y me sorprende, la verdad, porque creo que es de esos que van en busca de lo que quieren, y sé perfectamente que lo que quiere eres tú.
—Vaya, qué imaginación —replicó __________.
—Mira, perdóname, pero yo le vi los ojos, y te aseguro que le gustas un montón. —Entraron en un portal minúsculo y Kaylee abrió el buzón y se metió sus contenidos en el bolso. Luego se volvió hacia su hermana—. ¿Estás segura de que no quieres venir de celebración con nosotros?
—Segurísima.
—Te sentaría bien.
—No. Id vosotros. Bobby y tú necesitáis pasar un rato a solas. Y además no tengo ganas de fiesta.
—Bueno, vale. —Kaylee abrió la puerta de su piso y entró antes que __________ en el salón—. A ver si encuentro la otra llave de casa. No sé por qué no lo pensé antes.
—Pues seguramente porque hemos estado juntas casi todo el tiempo. —_________ estaba deseando que su hermana se marchara, puesto que necesitaba desesperadamente un poco de intimidad—. Oye, si no la encuentras no pasa nada. ¿Dónde voy a ir?
—Nunca se sabe. Ah, aquí está. —Kaylee la tiró sobre un plato que había en una mesa—. Te la dejo aquí por si la necesitas. Bueno, pues entonces nos vemos luego, ¿vale?
—Sí. Pásatelo bien. —«Vete de una vez»—. No te preocupes por mí, Kaylee —insistió, al ver que su hermana vacilaba en la puerta. Esbozó una sonrisa—. Estaré bien, de verdad. Anda, vete y pásatelo de miedo, que te lo mereces. Estoy muy orgullosa de ti, ¿sabes? Hiciste lo correcto por las razones correctas.
Kaylee alisó la tela de licra que se ajustaba a sus caderas y miró a su hermana a los ojos.
—Yo también estoy orgullosa de mí. He aprendido muchísimo esta última semana, entre otras cosas que no soy tan tonta como creía. ¡Bueno! —Se atusó un poco el ahuecado peinado y sacó pecho—. Pero vamos a dejarnos de pasteleos, que al final se me va a correr el rímel y voy a parecer un maldito mapache. Me voy. —Se dio la vuelta, pero en el último momento se volvió de nuevo mientras metía la mano en su voluminoso bolso—. Ah, toma. Clasifícamelas, ¿quieres? —Y le tendió el correo. Luego saludó a su hermana agitando una mano de uñas pintadas de rojo y se marchó.
La sonrisa de _________ se evaporó. Tiró las cartas sobre la mesa y se dejó caer en el sofá, echando hacia atrás la cabeza y mirando el techo al tiempo que exhalaba todo el aire de los pulmones en un sombrío suspiro.
Dios, se le había olvidado la espantosa humedad que hacía en Florida en verano. El aire, casi palpable, era pesado y caliente y la hacía sentirse mal.
Una amarga carcajada escapó de sus labios mientras se enjugaba con la muñeca el sudor que le perlaba la frente y las mejillas. Sí, ya. Como si el calor fuera la única razón por la que se sentía mal.
¿Qué demonios había pasado? Kaylee no era la única que esperaba que las intenciones de Joe fueran más allá de unos cuantos revolcones. Pero parecía que en un momento estaban haciendo el amor en la ducha y al siguiente los sucesos se habían disparado en un torbellino. Cuando todo estuvo de nuevo bajo control, Joe se había convertido una vez más en el hombre de gesto sombrío y mente cuadriculada que había conocido hacía una semana.
¿Cómo podía haberse equivocado tanto al juzgar la situación?
¿Y cómo demonios era posible que su vida se hubiera desbaratado de esa manera en tan corto plazo de tiempo?
Quería irse a su casa. Volver a la reconfortante familiaridad de su hogar, donde podría lamer sus heridas en privado. Reencontrarse con un guardarropa que no resaltara cada centímetro de su cuerpo y con una vida segura y cuidadosamente planeada.
Vale, tal vez eso sonara un poquito... aburrido. Pero las cosas le parecerían distintas una vez que recuperara su vida real.
Mientras se enjugaba la cara con el antebrazo, se acercó al termostato para encender el aire acondicionado. Luego volvió al sofá y cogió el correo de Kaylee. Lo clasificaría como le había pedido su hermana. Luego buscaría en la guía el teléfono de varias compañías aéreas para informarse de los vuelos.
Ya había pasado por una factura de teléfono, una oferta de una tarjeta de crédito y una postal de New Hampshire donde deseaban que Kaylee estuviera allí, cuando de pronto se detuvo ante un sobre con su nombre escrito. Se quedó allí sentada un momento, mirándolo sin hacer nada. Luego lo abrió y sacó un billete de ida para Seattle. El avión salía de Miami en dos días.
No se necesitaba ser muy listo para saber quién se lo había enviado. De pronto, _________ fue presa de un ataque de rabia. Una rabia pura, irracional, al rojo vivo.
No tenía ni idea de cómo había llegado al apartamento de Joe. No recordaba haber llamado a un taxi. Lo último que recordaba era estar sentada en el sofá de su hermana, mirando el billete que tenía en la mano, ardiendo de ira... Y de pronto estaba aporreando una puerta de cristal con la respiración agitada. Se protegía los ojos del sol con la mano mientras se esforzaba por ver el oscuro pasillo que se extendía al otro lado.
Al ver que no abrían de inmediato, le dio una furiosa patada a la puerta.
—¡Abre la maldita puerta, cobarde asqueroso!
Gary salió de la cocina al pasillo. El estrépito de la puerta principal le empezaba a poner de los nervios.
—Ya voy, ya voy —gritó—. ¡Un momento, joder!
Se inclinó hacia delante en la silla de ruedas para girar el pomo y abrir la puerta unos centímetros. Pero alguien terminó de abrirla desde el otro lado y la visión que apareció ante él lo dejó con la boca abierta.
—¡Jod...! —Tragándose la maldición, se quedó mirando a la pelirroja sin disimular su admiración.
Joe tenía razón: la mujer era de piel muy blanca. Lo que no había mencionado, sin embargo, es que era alta y con un cuerpo para pararle el corazón al más pintado. Su cabello relumbraba bajo el sol del mediodía. La mujer le miraba con unos ojos que la ira teñía de un verde muy brillante.
—No me extraña que haya estado como un caimán con dolor de muelas —murmuró. Se apartó de la puerta y la invitó a entrar—. Me imagino que habrás recibido el billete.
—¿Dónde está? —_________ se enjugó la frente con el antebrazo, mirando alrededor como si esperase que Joe saliera de pronto de una pared. Se acercó a la puerta más cercana y la abrió de un tirón, llamándole a gritos.
Gary fue detrás de ella.
—No está en casa. Ha ido a comprar tabaco. ¿Quieres una cerveza?
__________ le miró como si le viera por primera vez enarcando las cejas.
—Joe no fuma.
—Pues la verdad es que sí. Bueno, fumaba. Hasta hace un par de semanas. Lo había dejado, pero hace unos quince minutos decidió que no valía la pena.
—Sí, por lo visto lo mismo piensa de muchas cosas —asintió _________ con amargura.
—No puedo estar de acuerdo con eso. —Pero antes de que pudiera formular una defensa para salvar el pellejo a su amigo, oyó que la puerta se abría y se cerraba de golpe. Mierda, lástima: le habría venido bien tener un poco más de tiempo para apaciguar a la pelirroja. Dio la vuelta en la silla de ruedas para interceptar a su amigo, pero era demasiado tarde. Joe apareció en el umbral con gesto sombrío y un cigarrillo apagado en la comisura de la boca—. Tienes compañía —fue lo único que pudo decir Gary para advertirle.
Pero Joe ya había visto a __________. Se paró en seco. El corazón le martilleaba dolorosamente contra las costillas y todos sus sentidos parecían enervados. Dios, le parecía que habían pasado meses desde que la vio por última vez, pero solo habían sido dos días. Sin embargo allí estaba.
Esa era la parte positiva.
El lado negativo era que estaba hecha una furia. Joder, debería haber hecho caso a Gary; ahora lo comprendía. Echó a su amigo un rápido vistazo para ver si se le había ocurrido alguna idea brillante para sacarlo del follón en el que se había metido. Por lo visto no: Gary se marchaba de la habitación.
Joe se irguió y miró con cautela a __________, que se acercaba a él. Vale, fue un error no dejarle un mensaje con el billete de avión. Pero ahora podría arreglarlo.
—__________... —comenzó.
♫ Laura Jonas ♥
Re: Soy toda tuya (Joe y tu) [TERMINADA]
Ella le pegó el billete al pecho de un manotazo y alzó hacia él su nariz de institutriz. El cigarrillo que Joe llevaba colgado en los labios chocó contra el desafiante ángulo de la barbilla de ella. ________ lo apartó de un manotazo. Con las mejillas congestionadas y los ojos chispeando fuego verde, le miró iracunda. Y por absurdo que resultase, Joe se sintió mejor de lo que se había sentido en las últimas veinticuatro horas.
—¿Sabes qué puedes hacer con esto, Jonas? —exclamó __________, presionándole los pectorales con el billete.
—¿Quemarlo?
—Eso desde luego. Y cuándo esté ardiendo, te lo puedes meter por...
Hundiéndole las manos en el pelo para agarrarle la cabeza, Joe pegó la boca a la suya, acallando el resto de su sugerencia. _________ abrió mucho los ojos y le cogió las muñecas para apartárselas, pero Joe se mantuvo firme y aprovechó el hecho de que ella tuviese la boca abierta dispuesta a seguir protestando. Fue suficiente para meter la lengua y... ahí, sí, justo ahí. Dios, la sensación era maravillosa. Esta vez no pensaba dejarla ir sin luchar.
La besó hasta que la espalda de _________ perdió su rigidez. La besó hasta que ella se desplomó contra su pecho y su boca se tornó blanda y caliente en respuesta. Luego la hizo retroceder hasta la superficie vertical más próxima y siguió besándola.
Por fin se apartó de su boca para besarle el pómulo, la mejilla, el mentón, el cuello.
—Lo siento —dijo, y su voz sonó oxidada como una tubería vieja. Carraspeó, pero todavía estaba ronco al añadir—: Dios, pelirroja, lo siento. La he cagado. Es que me sentía responsable por haberte metido en este lío y tenía miedo... bueno, miedo no, terror de que el Cadenas te hiciera daño. Y habría sido por mi culpa.
__________ comenzó a darle golpes en el pecho.
—De eso ya hemos hablado. ¡Tú no eres responsable del mundo entero!
Él le envolvió los puños con las manos.
—Sí, eso lo sé... aquí. —Y le llevó la mano hacia su sien. Luego la bajó y se la apretó contra el corazón—. Pero aquí todavía lo estoy trabajando, ¿sabes? A veces tengo una visión muy limitada y se me olvida ver las cosas con perspectiva. Y luego, cuando creo que ya he aprendido estas importantes lecciones, me hago un lío y vuelvo a mis viejos hábitos. —Estrechó a __________ contra su pecho y apoyó el mentón en su cabeza.
Ella jugueteaba con su desvaída camiseta allí donde se internaba en los pantalones.
—¿Tu mal humor no se debía a que no fuiste tú el protagonista del rescate?
—¡No!
—Ya sé que te gusta estar a cargo de todo, hasta del más mínimo detalle.
—Estaba orgulloso de ti. Qué demonios —añadió, con un resoplido que era a medias una carcajada—, si hasta estaba orgulloso de tu hermana. No solo pudisteis con un tío que tenía tres pistolas, sino que además le convencisteis para que declarara ante el juez.
—Pues no parecías orgulloso —protestó __________—. Te comportaste como si yo no existiera. Bobby se comía a besos a Kaylee, ¿y tú qué hiciste? Me echaste un vistazo y luego me apartaste para irte a jugar a policías. Ojalá te hicieras policía de verdad de una vez.
—Oye —saltó él, algo picado—, tú tampoco te tiraste precisamente en mis brazos.
—Ya, bueno, eso es porque... —Pero __________ se interrumpió y Joe captó una cierta tensión en su postura. Se echó un poco hacia atrás para mirarla a los ojos.
—Porque ¿qué?
—Nada, da igual. ¿Sabes qué? A lo mejor tus razones son mucho más tontas. Quizá es que ya tenías a mi hermana y tu estúpida recompensa y ya no me necesitabas. Desde luego me dejaste tirada como un pañuelo usado.
Aunque Joe reconoció que se trataba de una táctica de distracción, funcionó, y de maravilla.
—¡Mentira! —rugió, soltándola—. ¡Tú sabes que es mentira! Puede que no se me dé bien manifestar mis sentimientos delante de una multitud, como tu queridísimo Bobby, pero pensaba hablar contigo en el avión. Pero luego nos dieron asientos separados y no pude. Y... bueno, que no tuve valor, ¿vale? Me rajé. Me sentía culpable de todo y pensé que tú también me echabas la culpa, y no quise hablar de mis sentimientos.
Joe se pasó la mano por el cabello, exasperado. __________ le miró a los ojos y respiró hondo, haciendo acopio de valor.
En vez de preguntar cuáles eran esos sentimientos, asumió el mayor riesgo de su vida y expresó los suyos:
—Te quiero, Joe.
—¿Qué? —Joe se quedó paralizado, con la mano todavía en el pelo y el codo apuntando hacia el techo.
—Te quiero. Por eso no me eché en tus brazos en la habitación del motel. Acababa de darme cuenta de lo que sentía, y de pronto llegaste tú. Pero venías con ese aire de eficiencia, con una expresión tan fría que pensé que no te interesaría saber lo que yo sentía.
Joe bajó el brazo despacio.
—Uy, sí. Sí que me interesa. Desde luego que me interesa. —Tragó saliva y su nuez de Adán recorrió la longitud de su cuello—. No hago más que repetirme que no se puede uno enamorar en una semana. Pero tengo ganas de salir corriendo a por un cura, cambiar las leyes para prohibir el divorcio y atarte a mí con todos los lazos legales que pueda encontrar o inventar. _________ no sabes lo mal que lo he pasado. Pensé que te irías, que volverías a tu vida y te olvidarías de mí, y estaba paralizado. Podrías tener a quien tú quisieras, ¿cómo demonios ibas a quererme a mí? —Joe dobló las rodillas para poner la cara a su nivel y con suavidad le apartó con los dedos el pelo de los hombros y acarició sus brazos arriba y abajo—. Pero te quiero, pelirroja. No sabes cuánto te quiero. —Le cogió la mano y esbozó una sonrisa torcida—. Bueno, qué me dices, ¿quieres casarte conmigo?
—Bueno, no lo sé. —________ le miró a través de una pantalla de pestañas—. Acabo de enterarme de que fumas, y no me gusta nada el tabaco. —Joe podía fumar tres paquetes al día, y aun así Catherine se arrojaría en sus brazos. Pero eso no tenía por qué decírselo—. Podría tener a quien yo quisiera, ¿recuerdas? —murmuró con modestia—. Tú mismo lo has dicho.
Joe sonrió de nuevo y pegó la pelvis a la suya, frotándose con suavidad mientras que con las manos seguía recorriendo sus brazos con caricias como plumas.
—¿Y quién te ha dicho que fumo? Es mentira. Me he reformado.
—Yo misma he visto las pruebas. Has entrado con un cigarrillo en la boca. —_________ se estremeció—. Un vicio espantoso.
—Pero no estaba encendido, ¿no?
—Pues... no.
—Pues ya está. Vamos a casarnos. No hay ninguna razón que lo impida.
________ alzó la nariz.
—A lo mejor no estoy preparada para un compromiso así.
—No me obligues a ponerme duro, pelirroja.
Ella frunció los labios y lanzó un resoplido de desdén.
—Muy bien. No digas que no te lo advertí. —Joe entornó los ojos—. Sé dónde viven las arañas más gordas. Y puedo dar con una en un tris —añadió, chasqueando los dedos.
_________ parpadeó.
—¿Serías capaz de utilizar mi mayor terror para salirte con la tuya?
Joe esbozó una sonrisa insolente y se pasó la lengua por los dientes mientras meneaba las cejas.
—Dios mío —exclamó ________—. Es deleznable. Eres una miserable serpiente. —Su rostro era el retrato del horror. Luego una lenta y traviesa sonrisa comenzó a dibujarse en sus labios—. ¡Me encanta!
—¿Sabes qué puedes hacer con esto, Jonas? —exclamó __________, presionándole los pectorales con el billete.
—¿Quemarlo?
—Eso desde luego. Y cuándo esté ardiendo, te lo puedes meter por...
Hundiéndole las manos en el pelo para agarrarle la cabeza, Joe pegó la boca a la suya, acallando el resto de su sugerencia. _________ abrió mucho los ojos y le cogió las muñecas para apartárselas, pero Joe se mantuvo firme y aprovechó el hecho de que ella tuviese la boca abierta dispuesta a seguir protestando. Fue suficiente para meter la lengua y... ahí, sí, justo ahí. Dios, la sensación era maravillosa. Esta vez no pensaba dejarla ir sin luchar.
La besó hasta que la espalda de _________ perdió su rigidez. La besó hasta que ella se desplomó contra su pecho y su boca se tornó blanda y caliente en respuesta. Luego la hizo retroceder hasta la superficie vertical más próxima y siguió besándola.
Por fin se apartó de su boca para besarle el pómulo, la mejilla, el mentón, el cuello.
—Lo siento —dijo, y su voz sonó oxidada como una tubería vieja. Carraspeó, pero todavía estaba ronco al añadir—: Dios, pelirroja, lo siento. La he cagado. Es que me sentía responsable por haberte metido en este lío y tenía miedo... bueno, miedo no, terror de que el Cadenas te hiciera daño. Y habría sido por mi culpa.
__________ comenzó a darle golpes en el pecho.
—De eso ya hemos hablado. ¡Tú no eres responsable del mundo entero!
Él le envolvió los puños con las manos.
—Sí, eso lo sé... aquí. —Y le llevó la mano hacia su sien. Luego la bajó y se la apretó contra el corazón—. Pero aquí todavía lo estoy trabajando, ¿sabes? A veces tengo una visión muy limitada y se me olvida ver las cosas con perspectiva. Y luego, cuando creo que ya he aprendido estas importantes lecciones, me hago un lío y vuelvo a mis viejos hábitos. —Estrechó a __________ contra su pecho y apoyó el mentón en su cabeza.
Ella jugueteaba con su desvaída camiseta allí donde se internaba en los pantalones.
—¿Tu mal humor no se debía a que no fuiste tú el protagonista del rescate?
—¡No!
—Ya sé que te gusta estar a cargo de todo, hasta del más mínimo detalle.
—Estaba orgulloso de ti. Qué demonios —añadió, con un resoplido que era a medias una carcajada—, si hasta estaba orgulloso de tu hermana. No solo pudisteis con un tío que tenía tres pistolas, sino que además le convencisteis para que declarara ante el juez.
—Pues no parecías orgulloso —protestó __________—. Te comportaste como si yo no existiera. Bobby se comía a besos a Kaylee, ¿y tú qué hiciste? Me echaste un vistazo y luego me apartaste para irte a jugar a policías. Ojalá te hicieras policía de verdad de una vez.
—Oye —saltó él, algo picado—, tú tampoco te tiraste precisamente en mis brazos.
—Ya, bueno, eso es porque... —Pero __________ se interrumpió y Joe captó una cierta tensión en su postura. Se echó un poco hacia atrás para mirarla a los ojos.
—Porque ¿qué?
—Nada, da igual. ¿Sabes qué? A lo mejor tus razones son mucho más tontas. Quizá es que ya tenías a mi hermana y tu estúpida recompensa y ya no me necesitabas. Desde luego me dejaste tirada como un pañuelo usado.
Aunque Joe reconoció que se trataba de una táctica de distracción, funcionó, y de maravilla.
—¡Mentira! —rugió, soltándola—. ¡Tú sabes que es mentira! Puede que no se me dé bien manifestar mis sentimientos delante de una multitud, como tu queridísimo Bobby, pero pensaba hablar contigo en el avión. Pero luego nos dieron asientos separados y no pude. Y... bueno, que no tuve valor, ¿vale? Me rajé. Me sentía culpable de todo y pensé que tú también me echabas la culpa, y no quise hablar de mis sentimientos.
Joe se pasó la mano por el cabello, exasperado. __________ le miró a los ojos y respiró hondo, haciendo acopio de valor.
En vez de preguntar cuáles eran esos sentimientos, asumió el mayor riesgo de su vida y expresó los suyos:
—Te quiero, Joe.
—¿Qué? —Joe se quedó paralizado, con la mano todavía en el pelo y el codo apuntando hacia el techo.
—Te quiero. Por eso no me eché en tus brazos en la habitación del motel. Acababa de darme cuenta de lo que sentía, y de pronto llegaste tú. Pero venías con ese aire de eficiencia, con una expresión tan fría que pensé que no te interesaría saber lo que yo sentía.
Joe bajó el brazo despacio.
—Uy, sí. Sí que me interesa. Desde luego que me interesa. —Tragó saliva y su nuez de Adán recorrió la longitud de su cuello—. No hago más que repetirme que no se puede uno enamorar en una semana. Pero tengo ganas de salir corriendo a por un cura, cambiar las leyes para prohibir el divorcio y atarte a mí con todos los lazos legales que pueda encontrar o inventar. _________ no sabes lo mal que lo he pasado. Pensé que te irías, que volverías a tu vida y te olvidarías de mí, y estaba paralizado. Podrías tener a quien tú quisieras, ¿cómo demonios ibas a quererme a mí? —Joe dobló las rodillas para poner la cara a su nivel y con suavidad le apartó con los dedos el pelo de los hombros y acarició sus brazos arriba y abajo—. Pero te quiero, pelirroja. No sabes cuánto te quiero. —Le cogió la mano y esbozó una sonrisa torcida—. Bueno, qué me dices, ¿quieres casarte conmigo?
—Bueno, no lo sé. —________ le miró a través de una pantalla de pestañas—. Acabo de enterarme de que fumas, y no me gusta nada el tabaco. —Joe podía fumar tres paquetes al día, y aun así Catherine se arrojaría en sus brazos. Pero eso no tenía por qué decírselo—. Podría tener a quien yo quisiera, ¿recuerdas? —murmuró con modestia—. Tú mismo lo has dicho.
Joe sonrió de nuevo y pegó la pelvis a la suya, frotándose con suavidad mientras que con las manos seguía recorriendo sus brazos con caricias como plumas.
—¿Y quién te ha dicho que fumo? Es mentira. Me he reformado.
—Yo misma he visto las pruebas. Has entrado con un cigarrillo en la boca. —_________ se estremeció—. Un vicio espantoso.
—Pero no estaba encendido, ¿no?
—Pues... no.
—Pues ya está. Vamos a casarnos. No hay ninguna razón que lo impida.
________ alzó la nariz.
—A lo mejor no estoy preparada para un compromiso así.
—No me obligues a ponerme duro, pelirroja.
Ella frunció los labios y lanzó un resoplido de desdén.
—Muy bien. No digas que no te lo advertí. —Joe entornó los ojos—. Sé dónde viven las arañas más gordas. Y puedo dar con una en un tris —añadió, chasqueando los dedos.
_________ parpadeó.
—¿Serías capaz de utilizar mi mayor terror para salirte con la tuya?
Joe esbozó una sonrisa insolente y se pasó la lengua por los dientes mientras meneaba las cejas.
—Dios mío —exclamó ________—. Es deleznable. Eres una miserable serpiente. —Su rostro era el retrato del horror. Luego una lenta y traviesa sonrisa comenzó a dibujarse en sus labios—. ¡Me encanta!
♫ Laura Jonas ♥
Re: Soy toda tuya (Joe y tu) [TERMINADA]
Este es mi capi favorito de TODA LA NOVE!!!!!
Me hace gracia como Joe le pide a _________ matrimonio :risa: :risa: :risa: :risa:
Y como dice que utilizara a una araña si se rehusa a no casarse :risa: :risa:
Si veo 5 comments mas subo el EPILOGO :grupo:
Me hace gracia como Joe le pide a _________ matrimonio :risa: :risa: :risa: :risa:
Y como dice que utilizara a una araña si se rehusa a no casarse :risa: :risa:
Si veo 5 comments mas subo el EPILOGO :grupo:
♫ Laura Jonas ♥
Re: Soy toda tuya (Joe y tu) [TERMINADA]
♫ Laura Jonas escribió:Este es mi capi favorito de TODA LA NOVE!!!!!
Me hace gracia como Joe le pide a _________ matrimonio :risa: :risa: :risa: :risa:
Y como dice que utilizara a una araña si se rehusa a no casarse :risa: :risa:
Si veo 5 comments mas subo el EPILOGO :grupo:
pienso lo mismooo me encantooo
jaja lo de la araña, y como _____
entro hecha una furia a la casa
y gary quedo embobado
me encanto hasta lagrimee
luego subiras otra? :(
no quiero que termine pero a
la vez quiero saber q pasara
sigue besooos
#Fire Rouge..*
Re: Soy toda tuya (Joe y tu) [TERMINADA]
me encnata la noev
jajajajajaja el final super
ya quieor el epilogo
jajajajajaja el final super
ya quieor el epilogo
andreita
Re: Soy toda tuya (Joe y tu) [TERMINADA]
me encanto l9o de la araña, jajaja
esta novela en verdad es genial!!! :D
esta novela en verdad es genial!!! :D
LittleThings
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