Writers {Writers #1}.

Comentario de Jacky:

Hola, Jacky. Siempre nos gusta más lo que no tenemos... es como un karma o es la Ley de Murphy, no lo sé, es algo raro. Me dio risa lo de que le vas a dar tirabuzones a tu amiga, jajaja.
Alfred es un personaje simpático, y va a ser interesante. Sue es buena, quizás en algún momento quieras amarrarla o sellarle la boca pero es buena. Julián no sabe lo que siente, jaja.
Espero que te haya ido bien con ese huevo (:

Comentario de Tami:

Sue cree tener un don, en realidad, en eso de juntar parejas.
¿Qué Gus? El Julián de la realidad y la Sue de la realidad me han inspirado de lo lindo esta semana (:
Y sí, siempre me descubres. No me extraña que en algún momento me digas quién inspira a Julián.
PD: oh, no había entendido el sarcasmo.

         —¿Qué te gustaría recibir para tu cumple mes con tu novio? —le pregunté a Connie mientras cocinaba su cena.
         —Una cena romántica, para dos, en el Jardín de Rosa.
         —¿Con violinista?
         —Sí —se emocionó toda ella. Yo me burlaba internamente. —Eres toda una romántica. No lo habría pensado.
         —Supongo que leer novelas románticas sirve de algo, ¿no? La cosa es que un amigo no sabe qué regalarle y lo estoy ayudando.
         —Supieras que no me como mucho lo de un amigo. ¿Tú que quisieras?
         —Estoy indecisa. Supongo que un libro que sea significante para él sería un gesto muy lindo —me sentí ruborizada cuando analicé lo que acababa de decir porque había pensado en Julián regalándome un poemario. —Para mi novio por ahora inexistente, claro está —añadí.
         —Creo que pides demasiado. Otra cosa bonita, y creo que más propicia para un cumple mes, es un dulce. ¿Qué tal ponquesitos³ decorados?
         —Me gusta esa idea. Gracias.
         Me fui a mi habitación y le escribí en un mensaje la idea a Julián. Él no respondió.
         Yo, como no tenía gran cosa por hacer, saqué la libreta que me regaló hace tiempo Josep, un chico con el que salí a principios de la carrera, uno con el cual me tomé un cafecito, aunque ni me guste, el café, y escribí la historia que me imaginé para Alfred conmigo. En ella dediqué muchos elogios a sus largos dedos.

La verdad es que no había leído este minicapítulo. Pues no sé quienes te inspiran para Julián y Maru. El café, ahww.
Acá no se ven mucho los Cupcake, pero me encantaría probarlos.

Fue una semana pesada y la que viene creo que va a ser peor porque el examen que viene es de una materia que no se me hace tan fácil que digamos. Es mucho de memorización y de poca lógica.
Este mini-cap no tuvo mucha audiencia, sin embargo, yo la seguiré. Tampoco recibí respuesta a la pregunta de si quieren el POV de Julián, por lo que yo tomé la decisión.

Comentario de Tami:

Si te gusta la torta y la crema de azúcar y mantequilla te van a gustar los ponquesitos. Acá ahora están muy de moda, de todo tipo desde full calorías a fitness.
PD: ¿reconociste ese café, cierto?

 
          Mis sueños a veces son extraños. Bueno, muchas veces son extraños. Sobre todo aquellos que me dejan más pensativa de lo normal el resto del día.
          Hoy tuve uno de esos.
          Andaba con papá por un centro comercial. Íbamos bien arreglados, lo que significa que yo llevaba un vestido y él camisa de mangas largas y zapatos italianos.
          En un punto, él me pidió que lo esperara en un pasillo mientras él se fue por otro. Pasó un rato y no volvía, por tanto decidí buscarlo en ese pasillo al que entró. Al menos ese no fue el baño de hombres.
          Caminé otro rato hasta que lo conseguí con una mujer bien arreglada, mayor que mi mamá pero menor que mi papá, como de unos sesenta años, era fuerte y con el cabello corto, ondulado y rubio.
          Le pregunté a él que quién era ella y tan solo dijo que una amiga, pero era obvio que algo más que una amiga tenía que ser por la actitud cariñosa de adolescentes en la que los encontré. Inmediatamente, trató de comprar mi silencio dándome dinero para que me fuera a alguna tienda y comprara lo que quisiera. Lo acepté, me hacían falta unos nuevos zapatos de tela.
          Igualmente yo abriría la boca con mamá, solo que primero me aprovecharía de la situación y buscaría antes unos cómodos zapatos Keds.
 
          —Siento que es como una señal de algo —le dije a Julián cuando íbamos de camino a la universidad. —¿Crees que mi papá podría serle infiel a mi mamá a estas alturas de su matrimonio? Quiero decir, tienen como veintidós años de casados.
          —No, Maru. Fue un simple sueño.
          —Sabes que soy supersticiosa con algunas cosas, y esta es una de ellas.
          —Llama a tu casa y pregunta o cuéntales.
          —No creo que pueda. No se me da bien contar mis preocupaciones o mis sentimientos… creo que te haces una idea —giré mi cabeza hacia él que manejaba concentrado, frunciendo levemente el ceño.
          —Lo sé —apartó su mano de la palanca de cambios para cubrir la mía y frotó mis nudillos. —Piensa más bien que es la premonición de que te comprarás un par de zapatos Keds.
          Reí. Quería creerle. Quería sentirme tan despreocupada como lo era él con estas cosas.
          Con lo único que se preocupaba él era con las asignaciones si llegaba el momento de entregarlas y no las había preparado o si en pleno examen su cabeza se encontraba como un hervidero de ideas anárquicas que no se dejan organizar en conceptos lógicos y coherentes.
          Pasé el resto del día con mi preocupación disfrazada de risilla nerviosa. Presagiaba algo y no me parecía que fuera ir de compras o encargar zapatos por internet.
          —¿Has pensado en algo para Sandra? —Julián interrumpió mis pensamientos y mi mirada vacía a una pared autografiada por los estudiantes.
          —Me recomendaron que para un cumple mes puede ser apropiado un dulce, como ponquesitos decorados. Yo te digo que añadas uno de esos poemas desgarradores de tan románticos que son.
          —¿Algún autor en particular?
          —No, no recuerdo ninguno que me guste… y por gustarme me refiero a entender lo que está diciendo.
          Él emitió un sonido de risa muda. Una de esas espiraciones repentinas que significan una risa oculta.
          —Haré eso. Gracias por la ayuda. Ahora tengo que buscar el lugar en que hagan esos ponqués.
          Alguien detrás de mí bajó la capucha de mi suéter negro que estaba cubriendo mi cabeza. La expresión de Julián cambió un poco a ser más tensa.
          —Hoy parece que llevas una nube negra en la cabeza con esa vestimenta —la voz de Alfred me llegó como un susurro.
          —Algo así…
          —¿Quieres hablar de ello?
          —No. Gracias por ofrecerte a escuchar.
          —De nada.
          Julián pasó por varias expresiones que eran dignas de haber grabado y ver luego a distintas velocidades para burlarme de él. Con lo último se relajó notablemente y yo le alcé una ceja.
          —Parece que no eres el único que se preocupa por las razones de mis malas caras.
          —Es que… —guardó silencio un momento como midiendo lo que iba a decir— vestirte con jeans, un suéter de capucha y, encima, —tomó con una mano la capucha—llevar esto puesto sobre la cabeza, es demasiado llamativo de que hay problemas en tu vida.
          —Y yo que quería pasar desapercibida el día de hoy.
          —Te lo digo como amigo: nunca vas a pasar desapercibida.
          —¿Y eso lo dices por qué?
          —Porque nadie puede ignorar a Maru Ramírez.
          No le entendía nada. Era como dar vueltas en un círculo, ya que este nunca tiene final.
          —Sigo sin entender.
          Él sonrió de medio lado y cambió el tema.
          —Tú no vas a casa el fin de semana, ¿cierto?
          —No.

Reconocí el café. Wait, ¿tendremos opinión de Julián? ahhh, super.
Mis sueños son así de raros como los de Maru. Por ejemplo hoy mismo que soñé que abrazaba a un chico y luego estaba en una casa de acogida de niños y no los trataban bien y no sé pero creo que yo los iba a denunciar, y luego abrazaba al chico nuevamente. El otro día hice un Brownie.
Julián me confunde, pero aún no he descifrado quién es la inspiración para el personaje.

¡Siento no haberte comentado antes! Realmente lo leí, pero es que mi ordenador se bloqueaba cada dos por tres y me desanimó para comentarte entonces y lo dejé para más tarde. Ese tarde nunca llegó debido a trabajos deberes, recuperaciones de mates, éxcesis de cansancios... Y ahora dejemos en paz a lo que no viene a cuento y pongámonos a comentar, esta vez sí, el capítulo (no te comento el pequeño porque ya no me acuerdo) Y lo de Julián... mejor elijas tú;es tu novela, es tu decisión... Pero como sé que no te contesten fastidia bastante, a mí especialmente me gusta tener varias perspectivas de las cosas o sea que sí.
Conozco lo de tener sueños raros: a mí me puede pasar cuando duermo dos cosas: o sueño con las cosas más extrañas del mundo o no me acuerdo. (Con extraño me refiero a gente sicótica que va soltando serpientes en no sé donde, parejas de enamorados que les acusan de no sé qué y bueno... que les pasan cosas malas :(, sueños que ya se transforman en ideas para historias de terror... Cosas así) Pero Maru hace bien en pensar en si sueño le está avisando de algo, no por superstición, si no porque LO HACEN. En los sueños el subconsciente nos muestra cosas que hemos dado por alto y las une todas y hace hipótesis y tal. Somos más listos dormidos que despiertos xd.
De todas formas, cómo empiezas el capítulo te quedó mu profesional. Te lo digo ahora porque antes se me olvidó comentártelo jeje.
Ah, los poemas desgarradores románticos... creo que Maru ha tenido una buena idea... Al menos es más original que bombones o rosas. Y Alfred... sigo sin hacerme una idea de cómo es (no es malo, solo digo que lo estás presentando de una forma muy misteriosa)
Para acabar... el final no lo entendí muy bien, así que espero la continuación.
Un beso :P

Estaba perdida de estos lares porque no he tenido tiempo de escribir y la persona que me conoce sabe que soy muuuuy prevenida, por lo que no quería subir hasta haber adelantado algo, cosa que no he hecho. Lo intenté hacer pero fue la semana del parcial de micro y, a la siguiente, tuve el parcial de macro y ni lo intenté porque esa materia se me dificulta más. Temo que pueda confundir inspiraciones o que me pierda de la idea original porque soy "bombardeada" diariamente con ideas -sin que la gente lo sepa.
Hechas las mini-votaciones queda en definitiva ir realizando el POV de Julián. No crean que eso será inmediatamente.
Por si tienen curiosidad, saqué 75/100 en el parcial de micro y el de macro todavía no han publicado las notas -y tengo miedis.

Comentario de Tami:

Tú me conoces, Tamii
¡Qué risa ese sueño! Ojalá hayas disfrutado tu brownie.
Yo creo que sabes quién inspira a Julián, algo me dice que sí, es solo que no te animas a decirme tu sospecha   y el verdadero Julián te confundiría, por eso este es así.

Comentario de Jacky:

No te disculpes que yo entiendo y ya me tienen que disculpar a mí por no continuar antes la historia. Tomé un break de mi estudio de las primeras 3 semanas de la uterina -en las que somos primero un cigoto y luego blastocisto, ni siquiera embrión o mucho menos feto. Es un tema muy lindo.
Creo que debería recomendarte una historia, que se supone está en este foro, que la escribí en base a un sueño rarísimo que tuve. Aunque mi mente es una angelita con lo que al terror se refiere.
Es interesante tu visión de los sueños, me agrada.
El Alfred real es bastante misterioso. Con decirte que le dicen Vampi (de vampiro), jajaja.
La idea de ese final era imitar los finales que dejan los escritores profesionales... a tu libre albedrío y con ganas de leer más para poder entender.

Ya suboo.

         Estudiante del programa de Letras, se vienen grandes cosas para desarrollar tu creatividad, ampliar tus conocimientos, liberar tu mente y distraerte sanamente.

         El lunes 16, interesantes personalidades se reunirán en el auditorio para servir de inspiración a todo el programa especial que se viene, al compartir sus experiencias.

         ¡Completamente gratis!

         La actividad incluirá certificado de asistencia y un refrigerio del todo inspirador.

         —Cachitos y jugo de naranja, de seguro —dije con pesimismo.
         —Las actividades se ven buenas. Creo que sirvió de algo hablar con el secretario de eventos.
         —¿Qué le dijiste exactamente?
         —Es secreto —me guiñó un ojo Julián. —Pero te puedo decir que lo más que hice fue sugerirle actividades que involucren al estudiantado, en las que haya incentivos y aprendizaje, incluyendo invitados interesantes.
         —Y todavía niegas que vas a ser el sustituto de Ventura en la presidencia del Centro de Estudiantes.
         —No lo seré porque nunca me postularé.
         —Tienes madera para eso. Poder de convencimiento.
         —Y soy honrado, honesto y no un ladrón —enfatizó eso con un movimiento de cabeza.
         —Las palabras de un político. Yo votaría por ti para la presidencia del Centro.
         —¿No me entendiste? ¡Todo político es un mentiroso, hipócrita y ladrón! ¡Y yo no lo soy!
         —Si tú lo dices…
         —Creo que el cartel es un poco tonto —dijo Julián, cambiando de tema por completo. Es  experto haciendo eso.
         —Un poco es poco. Demasiado aburrido hasta para una estudiante de letras como yo.
         —Empapelaron todo el edificio con los ridículos carteles, volantes, listas de inscripción…
         —¡Hurra! —dije con desdén.
         A dónde quiera que mirara, había un dichoso anuncio hecho en papeles del todo llamativos pero con una escogencia de palabras con las que hasta un niño chiquitín se sentiría enfermo u obstinado. Es que, en serio, “divertirse sanamente” es el eslogan de los padres, profesores y psicólogos que ayudan a combatir las adicciones. Se supone que el evento era organizado por estudiantes para estudiantes. ¿A quién pretendían engañar?
         Sin embargo, en más de un momento durante la jornada me quedaba casi invisible mientras trataba de descifrar qué ocultaba ese cartel, de qué trataría todo aquello.
         Era oficial: por primera vez quería que llegara el lunes.

         Cuando llegué a mi residencia en la tarde, después de un día normal de clases, recordé todo lo mal que me sentí el día anterior cuando vi el suéter negro colgando del respaldo de una silla.
         Cinco de la tarde. Decidí llamar a mi mamá y según ella todo estaba normal.
         —De verdad, Maru. No hay nada por lo que tengas que preocuparte —insistió la última vez que le pregunté antes de cortar la llamada.

         Siete de la noche. En mi teléfono comenzó a sonar el tono de llamada de mi casa y salté de la cama para desconectarlo del cargador y contestar la llamada.
         —¿Aló?
         —Maru —la voz de mamá se oía atormentada—, pasó algo que odiarás saber pero que odiarás más no saberlo —escuché su suspiro al otro lado de la línea. —Javiera se fue de la casa.
         Me quedé en estado de shock y no podía moverme o siquiera pensar. Fue como si sacaran la vida de mi cuerpo pero yo siguiera allí. Mi madre volvió a oírse a través del auricular y me recuperé un poco.
         —¿Maru, estás bien?
         —No. Bueno, sí. Nada de qué inquietarse por mí. Es sólo que…
         —¿Impactante? Sí. Tus tíos están destrozados. Me da miedo que tu tío pueda recaer en la bebida.
         —¿Se sabe el nombre del… —medí el calificativo a usar porque estaba hablando con mi mamá— desgraciado?
         —No. Con decirte que ni se sabe quién es o dónde vive.
         —¡Qué desgracia! ¡Qué asco de vida! ¡Qué…! —mamá interrumpió mi lista de emociones.
         —Sí, Maru. Son miserables.
         —Creo que debería ir a casa este fin de semana, después de todo.
         —Por favor.
         —¿Y papá? —hubo silencio y un suspiro de completa frustración por parte de mamá. Eso significaba que él estaba más molesto que yo, inclusive. —Me voy mañana por la tarde con Julián.
         —Gracias, hija. Necesitamos una mente fría como la tuya.
         —Sí, mamá, lo imagino.
         Colgué.
         Empecé a ordenar mi maleta para tenerla lista para mañana.
         —Javiera, ridícula mojigata, eres una pequeña gran puta —susurré y con una amargura que no me dejaba desde que supe lo que pasó me fui a bañar.
         Estuve un buen rato sentada en la tapa del sanitario, pensando y pensando en los móviles que pudieron haber llevado a mi prima a tomar la decisión más estúpida que se puede tomar. Como se dice, ella se fue de Guatemala para Guatepeor.
         Me levanté y antes de entrar a la ducha me vi en el espejo. Mi cara estaba enrojecida de la rabia, mis ojos vidriosos y muy verdes y mi rictus característico de molestia.
         En ese momento quise llorar pero no me lo permití porque llorar es estar triste y yo no lo estaba. Estaba furiosa. Debía golpear, destruir, gritar o patalear, pero las lágrimas pudieron conmigo y el nudo de mi garganta se deshizo solo un poco con el recorrido de un par de gotitas saladas de mis ojos.
         Me odié por sentirme débil.
         También me sentí caliente.
         El sonido de un cohete me sacudió y finalmente me metí a la ducha.
         Agradecí mentalmente que todo esto haya sucedido un jueves y no un lunes. Y hablando de eso, ya como que no quería que fuera lunes.

De verdad que no Ari, no sé. Sé que eres previsora eso si.
¿y si a mí me gustó el anuncio? Soy aburrida.
Julián y sus movimientos, me lo imagino todito.
Te mando inspiración y gracias por el capítulo.

Taescaab escribió:De verdad que no Ari, no sé. Sé que eres previsora eso si.
¿y si a mí me gustó el anuncio? Soy aburrida.
Julián y sus movimientos, me lo imagino todito.
Te mando inspiración y gracias por el capítulo.

No eres aburrida porque te haya gustado el anuncio.
Gracias por la inspiración, es bien recibida.

Me olvidé aclarar que los cachitos son panes rellenos de jamón en cubitos. Son deliciosos

Estoy en examen así que no tengo tiempo de explayarme mucho. Solo diré que yo también quiero un concurso o_o. Ah... así es como me sentía este mismo viernes. Quería darle una cosa que me había pedido una amiga (componer una cancion, alguien más decente no encontró -por suerte, su voz puede con eso y más) pero cómo tenía un examen que aún no había empezado a estudiar... (lo que no hice hasta el domingo a la tarde....) y eso. ¿Y a que te refieres con que se fue de casa? Se escapó con no sé quién? ¿y eso pasa aún en pleno siglo xxi?
Y en respuesta a tu respuesta... las primeras líneas no entendí ni una palabras (bueno, que tiene algo que ver con fetos, embriones y reproducción....). Por cierto, tú que está en el mundillo, ¿me podrías decir que hace una enfermera? Si lo sabes, claro. Es que estoy pensando en qué estudiar, y eso.
Pues sigueeeeeeeee..... y eso.

Siento que debo disculparme por tanta ausencia.
Había estado muy ocupada con las clases, ya que iba a terminar mi interminable segundo semestre y estaba dando todo de mí.
¿No sé si conocen la situación de incertidumbre -para no entrar en detalles politiqueros- que vive mi país Venezuela?
Lo cierto es que se suspendieron mis clases cuando solo me faltaban dos parciales y una práctica para terminar un semestre que ha durado un año. Imaginen mi frustración.
Eso es desde el 12F pero he mantenido la esperanza de que todo el conflicto iba a terminar muy pronto y no he escrito. Lo cierto es que estamos a 22F y no veo progreso. Ni para adelante ni para atrás.
Inicié lecturas variadas: clásicos, espirituales y hasta YA con Tamii y no me he dedicado a escribir.
No quieran matarme, pues si lo hacen no sabrán más de esta historia.
Voy a retomar el hábito en los próximos días porque me quedé, oficialmente, sin capítulos escritos.

Spoiler:

Comentario de Tamii:

Quizás no te he hablado lo suficiente del verdadero Julián como para que lo sospeches.
No eres aburrida. No eres tan exquisita como Maru, jaja.
Gracias por enviarme inspiración

Comentario de Jacky:

Todas debemos querer un concurso para darnos a conocer y salir de este confinamiento en el foro.
Me refiero a que su novio le hizo propuestas, le pintó castillitos y unicornios voladores, y la boba se lo creyó y se fue a vivir con él. Y sí, pasa más de lo que puedas creer, a menos desgraciadamente en Venezuela.
No estoy muy segura de lo que hace una enfermera. Muchos dicen que hace la parte que el médico no quiere hacer pero eso es un poco de tabú. La enfermera, en muchos casos, tienen más experiencia y conocimiento que el médico. Ella verdaderamente cura y el otro se lleva el crédito
En la universidad donde estudio dan enfermería y las admiro porque el pensum de estudios del primer semestre es verdaderamente rudo en comparación al de medicina. No es para asustarte ni nada, es para que sepas que la enfermería es una buena opción.
Si es lo que quieres hacer, ¡adelante!

Comentario funny.:

   Tengo una nueva lectora
¡BIENVENIDA!
Me siento muy halagada y feliz por tu comentario. Muchas gracias. Espero verte seguido por aquí.

         Cuando terminé de bañarme, la ira seguía en mis entrañas, disfrazada de deseo. Quería, lo que alguna vez vi en un libro, un follamigo.
         Hice un repaso mental de los posibles candidatos y era demasiado pobre: Alfred, Alex o, en caso extremis, Julián. Nada interesante, realmente.
         Tomé mi celular y antes analicé uno por uno para determinar a cuál llamar para hacerle la proposición.
         1. Alfred: Julián dice que yo le atraigo pero no me quiere cerca de él y tampoco me explica las razones de su determinación. Es sexualmente interesante, mas no he llegado tan lejos con él. Supongo que no me rechazaría al final pero no sé qué podría suceder después. Queda descartado.
         2. Alex: anduve con él durante un tiempo, muy corto, y terminamos enrollados en una cama cada vez que salíamos de paseo como pareja. Eso creo que pasó unas seis veces. Él es discreto y técnicamente nunca terminamos. No obstante, hay hostilidad silenciosa entre nosotros dos. Tampoco creo que me rechace pero lo odiaré más cuando sigamos ignorándonos mutuamente frente a los demás. Otro descartado.
         3. Julián: no estoy segura si debería llamarlo mi mejor amigo. Tiene su novia, a la cual yo respeto más que él mismo. Presume de ser débil frente a las mujeres. Por ello, puedo suponer que, tampoco me rechazaría, al menos lo intentaría en un gesto de solidaridad. Y yo no podría verlo nunca más a la cara. ¡Más que descartado!
         Todavía mi piel estaba húmeda, de hecho, seguía envuelta en una toalla. Y seguía caliente en ese lugar íntimo entre mis piernas.
         Entré de nuevo al baño para resolver eso que no me dejaba pensar coherentemente.
         Me imaginé con Alex, como en una de esas veces en que salimos al cine, luego fuimos a su apartamento y después fuimos a su cuarto. Él me desvistió a besos y yo prácticamente le desgarré la ropa (llegó a rasgarse un poco la costura de una de sus franelas Benetton, en una ocasión).
         Lo tiré a la cama y me subí sobre él.
         Perdí las inhibiciones y lo cabalgué.
         Me retorcí de placer encima de él y después me desplomé sobre él.
         Un clásico. Hasta luce poético. Julián estaría orgulloso de mí si sabe de este verso improvisado. Luego le partiría la cara a Alex por maldito.
         Siguiendo el esquema clásico, retozamos abrazados un rato. Nos vestimos, salimos de la habitación como si hubiésemos estado haciendo un ávido estudio del lenguaje; cuando la verdad es que terminábamos de hacer un ávido estudio de nuestros cuerpos y la fisiología de ellos… sin ser estudiantes de medicina.

         Cuando finalmente ya había acabado con el asunto pensé que la única alternativa era irme de fiesta. Nuevamente me paseé en los posibles acompañantes masculinos, porque no pensaba ir con amigas, y no me quedó más remedio que conformarme con Julián. Quisiera salir o no.
         Las botas cortas que llevaba esta mañana eran muy cómodas. Color caqui y con cordones.
         Unos cortos y deshilachados shorts de jean deslavado se verían bien. Rebusqué un top en las gavetas, sin éxito.
         Había una franela blanca, con un estampado de letras negras que decía “Don't speak a word”, sin mangas, de puntas asimétricas que dejaba ver un poco mis costados. Los agujeros para los brazos eran anchos y tenía que usar debajo un top de deportista. Nunca había tenido la oportunidad de usarla hasta entonces, así que la estrenaría.
         Al cuarto tono, Julián respondió su celular.
         —Voy para tu apartamento. Surgió algo.
         —¿Cómo te vienes?
         —En taxi, ¿cómo más, si no?
         —Te iba a buscar.
         —No, gordo. Gracias.
         Llamé al taxista y mientras tanto preparé la mini cartera y me maquillé un poco los ojos con sombra blanca y negra, y delineador negro. Me pasé rímel negro en las pestañas y brillo rosa en los labios.
         Le escribí un mensaje de texto a Julián.

         Ya voy en el taxi. Estás pendiente.

         Dentro del taxi me hice un moño alto y elegante para dejar al descubierto mi cuello, que antes de salir de la habitación perfumé con mis propias feromonas. No perdía la esperanza de conseguir suerte esta noche, como cantaba Pharrel en Get Lucky a través de los parlantes del auto.
         En menos de quince minutos ya había llegado al portal del edificio. Antes de llamar al intercomunicador ya había sonado la electricidad en señal de que la puerta se hallaba abierta.
         Empujé y caminé hasta el ascensor. Presioné el botón de llamada. Subí en él e inmediatamente se cerraron las puertas y comenzó el ascenso hasta el piso 4.
         Se abrieron las puertas y un Julián en franela y shorts de algodón me esperaban en el pasillo. Su ceño estaba arrugado y los ojos achicados.
         —¿Qué pasó?
         Lo ignoré, pasando a su lado y dirigiéndome directamente hacia la puerta de su apartamento. Él me siguió con el único sonido de las pisadas de sus mocasines. Giró el cerrojo y entramos.
         Me arrojé pesadamente al sofá.
         —Nos vamos de fiesta —solté. —Ve a vestirte, yo espero acá.
         —¿Por qué?
         —No quiero hablar de ello. Ve que perdemos tiempo.
         —No quiero ir de fiesta.
         —Algo me decía que esa iba a ser tu respuesta—fingí ofenderme. —Me tomé la molestia de venir hasta acá para persuadirte y ni así te convencí.
         —Maru, son casi las nueve y media de la noche —no pestañeé, porque esa no era una excusa para mí. —Mañana hay clase.
         —No importa. Vamos y punto.
         —¿Qué es lo que sucede?
         —Mañana me voy a mi casa.
         Él pedía con sus ojos más detalles.
         —Llevo por dentro un montón de rabia que no quiero compartir contigo. Puedo malhumorarte y no es mi intención. Solo quiero liberarlo bailando al ritmo de sonidos estridentes que acallen mi furia.
         —¿Pero eso se debe a qué? ¿Desde cuándo no me cuentas algo? —se arrodilló frente a mí y me miraba muy fijamente.
         —Desde que debo contarte algo por lo que siento pena ajena.
         —¿Pena ajena? —su cara era de suma preocupación y que barriera con su pulgar mis nudillos me estremeció en un nuevo nivel que desconocía.
         La distracción es lo que me iba a salvar. En mi caso, retomar el punto que me llevó allá.
         —¿Te vistes, te visto o le pido a Alfred que se vaya de fiesta conmigo?
         —¡No!
         —¿No qué?
         —No a todo —su expresión preocupada pasó a una de frustración. —Vamos a hablar.
         —No lo haré —respondí con la serenidad que utilizo cuando estoy molesta pero determinada.
         Él soltó el aire contenido con intermitencia. Inclinó la cabeza un poco hacia abajo, luego la subió y se pasó la mano por el pelo. Yo no le quité la mirada en ningún momento. Cualquiera pensaría que estaba a punto de comérmelo.
         —Eres obstinada y terca como una mula —entrecerró los ojos y me estudió. —Si te dejo ir de fiesta me sentiré culpable porque no sé qué te pueda pasar. Estás tomando decisiones bajo la influencia de la ira.
         »Prometimos cuidarnos entre nosotros. Tú en nombre de Sandra y mi mamá, y yo en nombre de tus padres.
         »¿Si tomamos unos tragos acá mismo, en el apartamento, lograrás relajarte?
         Sonreí con victoria. Mejor eso que nada, ¿no?
         —Sí. Gracias, Julián. Siempre puedo contar contigo —salté del mueble y rodeé mis brazos alrededor suyo.
         —Vas a hacer que salga a esta hora a comprar tequila.
         —Sí, tequila. ¡Qué bien me conoces! Hoy voy a batir mi récord.
         Él frunció los labios y negó con la cabeza. Entró a su habitación para vestirse.
         Salió muy rápido. Se puso bermudas y una camisa encima de la franela que llevaba puesta. No se cambió los mocasines.
         —Cuando nos vean, afuera van a pensar que soy tu zorra de esta noche.
         —No repitas eso nunca más —masculló con molestia. —Primero, no salgo con zorras. Segundo, no eres una zorra. Tercero, eres mi amiga y salgo contigo si me da la gana.
         ¿Acaso la noche va de listas ridículas?
         Cogió los dos juegos de llaves, las del apartamento y las del auto, que descansaban en una mesita a la entrada.
         Cuando ambos estuvimos en el pasillo, él me tomó de la mano sin ningún tipo de reparo.
         —Si la gente va a pensar algo, que sea que eres mi hermosa novia.
         Yo me ruboricé de inmediato. A veces olvido que ese tipo de frases él las usa con las otras y que para mí pierden sentido.
         Cuando subimos al ascensor, y este se cerró, me puse en las puntas de mis pies para susurrarle en el oído y accidentalmente le rocé la oreja con mis labios:
         —Nada de besos esta noche, ¿de acuerdo, bebé?