El comienzo ||Zayn Malik||.

por **Miilu** Dom 26 Ene 2014, 8:26 pm

Ficha.:

El comienzo.

— ¡No mereces el amor de nadie!—grité para luego dejar a mi estúpido, ahora ex-novio, sólo en la cafetería. ¿Cómo podía hacerme eso? Después de ¡2 años! Tal vez no será mucho para él, pero ¿sabe si quiera lo que es soportarlo por tanto tiempo?
Corrí por la calle, hasta Avenue Street, donde paré para secarme, con la manga del buzo, las lágrimas. Esto era triste, realmente triste y desalentador.
Choqué con alguien, mientras caminaba, antes de caer alguien me sostuvo la mano, y me ayudo a estabilizarme. Era un chico, creo que de mi edad, bastante lindo, diría yo.
— ¿_____?
¿Es que me conocía? —; ¿Y tú eres...?
— Malik, eh, Zayn— dijo algo, anonadado podría decirse. No respondí, sabía que su nombre me era familiar, pero no tenía la más mínima de dónde lo había escuchado.— Fuimos a la escuela juntos, último año, ¿recuerdas? Tal vez no, no teníamos muchas clases juntos...
Lo interrumpí —¡Oh, hombre, si! Eras ese chico, mejor dicho, «el chico». Todas querían acostarse contigo. ¿Cómo olvidarlo?
— Que linda forma de recordarme.
— ¡Vale, perdón! Fue lo único que se me ocurrió—. Reí nerviosa, sonrió.— ¿Cómo te va en la vida?
— Bien, buscando un poco más de aventura—, confundida torcí un poco la cara, tratando de encontrar una respuesta seria, río nuevamente—; no, no de esa forma. Soy un diseñador buscando algo mejor que estar sentado en un ordenador la mayor parte del día, ¿y qué tal tu?
— Bien, en parte, me recibí hace poco de maestra, y... mi novio acaba de dejarme—fruncí el ceño, y arrugué la nariz.
Obtuve una mirada y una sonrisa triste de parte de él— ¿Queres hablar de eso? Podemos ir a tomar un café.
— Mh... no creo, supon...
Interrumpió—, ¿recuerdas aquella vez que te hice la tarea de biología? Buen día para devolverme el favor, y acompañarme a tomar un café.
— Está bien, como diga señor.
Enganchó su brazo con el mío y caminamos hacía la cafetería más cercana, en la cual había estado hace tan solo 15 minutos, con el tarado de mi ex, Dylan.
Debería haber sido raro, que tan desprevenidamente, me tomará del brazo, pero casi siempre, me acuerdo haberlo visto enganchado del brazo de las chicas, era ya una manía suya, supongo.
Empujó la puerta con la mano que tenía libre, y me hizo entrar, una ola de satisfacción invadió mi cuerpo cuando ví que Dylan ya no estaba más.
Nos sentamos en una mesa frente al gran ventanal, y una agradable, señorita, menor a nosotros, de unos 17 años supongo, se nos acercó a tomar nuestra orden, o mejor dicho la orden y el teléfono de Zayn.
— Café y medialunas para los dos—dijo, sonriéndome, sabía que esa chica casi babeaba nuestra mesa por él, así que mirándome picaronamente, decidió hacerle una broma.
— ¿Algo más?—contestó eufórica, y sonriente.
— De mi parte nada —me miró, y agregó—: Mi amor, ¿queres algo más?
Decidí seguirle la broma, ¿total? no perdía nada—. No, bebe, creo que con eso está bien. ¡Gracias! Te podes ir.
La pequeña zorra, se alejó de nosotros tan rápido como vino, ambos empezamos a reír.
— Extrañaba eso—dijo Zayn, aún riendo. Era raro, él y yo nunca habíamos sido amigos cercanos, solo nos veíamos para estudiar con otros amigos, o en el almuerzo, nada de otro mundo. Aunque secretamente, creo que siempre estuve enamorada de sus ojos color miel, y su persona, sigue siendo hermoso, aún con 21 años.
— Eso fue muy raro, ¡pobre chica!
— Nah, se lo merecía, la gente aprende, por las buenas o por las malas. Así que, ¿qué pasó con tu novio?

~

Luego de eso, intercambiamos números de teléfono, y prometí avisarle, si necesitaba algo, «lo que sea», fueron sus palabras exactas. Al mismo tiempo nos dimos cuenta de que vivíamos a sólo 3 cuadras, y nunca nos habíamos dado cuenta, ¡eso también fue muy raro!
Una semana después me preparaba, como para cualquier día para ir al colegio con mis adorables alumnos de primero. Salí a la calle, y tomé el bus. Estábamos en invierno, lo cual era en parte bueno, y en parte malo.
Extrañaba estar con Dylan, aunque, ahora es un estúpido, siempre significó mucho para mí, y pensar que me dejó sólo porque un familiar suyo "estaba mal", aunque siempre va a ser una especie de mentira para mí.
Cuando llegué, me quité los guantes y firmé mi entrada, como todos los días.
Salí a la puerta, para decirle a los chicos que ya podían entrar al aula, y en eso algo llama mi atención...
Dylan... rubia oxigenada... besos... ¿niño?... ¿¡NIÑO!?
Tyler. De repente, todo cobra un extraño sentido en mi cabeza, como si la lámpara mágicamente se encendiera. ¿Raro? No, obvio, aunque tan ciega que estaba, no lo vi.
Avisé que estaría fuera unos minutos, me acerqué a Dylan, y a la rubia oxigenada madre de Tyler.
— ¡Hola!—aplaudí, para llamar su atención— ¿cómo están?
— ¡¿_____?!
— ¿Ustedes se conocen?—intervino la rubia.
— Cállate—dije a secas y proseguí— Así que esta chica es tu familiar, ¿no? Se nota que está muy mal... ¡ESTÚPIDO!
Mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas, no quería llorar, no era el momento, no podía mostrarme débil frente a ellos.
— Yo... puedo explicarte.
— ¡¿Qué vas a explicarme?! ¿Qué tenías un hijo de 6 años, que nunca conocí? ¿Que me dejaste por... ¡ESTO!?—señalé a la rubia, la cual se ofendió y me fulminó con la mirada.
— No exactamente eso— empujó su pelo hacía atrás y rió nerviosamente.
Agarré mi bolso, y nuevamente, avisé que no daría clases hoy. Salí, corriendo, no sabía hacía donde ir, pero tampoco quería estar cerca del colegio, de Dylan, de la rubia oxigenada, ni de Tyler.
Dylan era una mentira con patas.
No sé que me llevó a tocar el timbre, sólo, sé que necesitaba a alguien con quien a hablar, y no se me ocurría otra persona que no fuera él.
— ¿____? ¿Qué haces aquí?—dijo saliendo a la calle con los ojos entrecerrados, cuando me vio llorar, se acercó y me dio un abrazo—; entra.
— Él.... él...— mi voz se iba apagando— ¡me engañó—chillé.
Limpió, mis lagrimas y me ofreció un pañuelo.
Luego de media hora de explicaciones, y lágrimas, habló.
— Tengo una idea.
— ¿Qué?—dije débilmente.
— Aventura—dijo, para luego señalar un aviso turístico pegado a la pared. "Francia, Inglaterra, Irlanda..." y supongo que otros 10 países más conformaban el fondo del afiche.
Titubee— No puedo hacerlo.
— ¡Vamos! Será divertido—sonrío—, espera.
Se dirigió escaleras arriba y a los 5 minutos bajó vestido y con una pequeña maleta. Tomó y mi mano, y puede decirse que me arrastró, hasta mi departamento. Me obligó, a hacer una pequeña maleta al igual que la que él había hecho. Bueno, no obligarme, exactamente, porque de verdad quería salir y aventurarme, por ahí.
¡Esto era lo más loco que hice en toda mi corta vida!
¿Dónde tenía la cabeza? ¿Y los pies?
Escapar con el primer chico que se me cruzara no estaba en mis planes, pero así sucedió.
Tomamos el primer vuelo a París, Francia, la ciudad del amor.
Era el comienzo de algo nuevo, de algo que nunca pude haber esperado.
Todo el mundo tiene su otra mitad, o media naranja, como quieran llamarlo. Y siempre creí que en algún momento, encontraría a mi otra mitad, como mi madre, o como mis amigas, quienes ya están casadas, y viven felizmente.
Pero, alto. ¿Quién dice que todavía no encontré a la mía?

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