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Los Inmortales 2 [Zayn Malik y Tú]
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Los Inmortales 2 [Zayn Malik y Tú]
narrysgirl escribió:srry pero niall tampoco me da muy buena espina algo trama ese pequeñín, bueno, me gustoooo síguela pronto
ntp, ni te fiees.
Harriet
Re: Los Inmortales 2 [Zayn Malik y Tú]
narrysgirl escribió:aweeee se van al hotel juju pillines
bien golosos XD jaja
Harriet
Re: Los Inmortales 2 [Zayn Malik y Tú]
✖ Capìtulo 8Mi otra mitad
✖
La mañana siguiente, cuando me encuentro a Zayn en el aparcamiento, todas mis preocupaciones desaparecen.
Porque en el momento en que abre la puerta para ayudarme a salir del coche, noto lo saludable que parece y lo increíblemente guapo que es; y cuando lo miro a los ojos, todas las cosas extrañas que pensé ayer quedan atrás.
Estamos más enamorados que nunca.
En serio. Apenas puede mantener las manos alejadas de mí durante la clase de lengua. Se inclina constantemente sobre mi mesa y me susurra cosas al oído, para fastidio del señor Robins, de Stacia y de Honor.
Y cuando bajamos al comedor, no para de acariciarme la mejilla y de mirarme a los ojos, solo deteniéndose para dar un trago de su bebida, para luego continuar donde lo había dejado y murmurarme palabras dulces al oído.
Por lo general, cuando actúa así lo hace en parte para demostrarme su amor y en parte para aplacar los ruidos y la energía circundantes: todas las visiones aleatorias, sonidos y colores que me bombardean sin cesar. Desde que rompí el escudo psíquico que creé hace unos cuantos meses, un escudo que mantenía todo a raya y me dejaba tan ajena a esas cosas como antes de morir y adquirir poderes psíquicos, aún no he encontrado nada que lo reemplace y me permita canalizar las energías que quiero y bloquear las que no quiero.
Y, puesto que Zayn jamás ha tenido que lidiar con algo así, no sabe muy bien cómo enseñarme. Sin embargo, ahora que ha vuelto de nuevo a mi vida, eso ya no parece tan urgente, ya que el sonido de su voz puede silenciar el mundo y el roce de su piel hace que mi cuerpo se estremezca.
Y cuando lo miro a los ojos… Bueno, digamos solo que me quedo abrumada por su cálido, maravilloso y magnético carisma, como si solo estuviéramos él y yo, como si todo lo demás hubiese dejado de existir.
Zayn es el escudo psíquico perfecto. Mi otra mitad.
Y cuando no podemos estar juntos, las imágenes y los pensamientos telepáticos que me envía me producen el mismo efecto calmante.
No obstante, hoy todos esos dulces susurros no están destinados solo a protegerme… se deben sobre todo a los planes que tenemos. A que ha alquilado una suite en el Montage Resort. Y a lo mucho que lleva deseando que llegue por fin esta noche.
—¿Te haces la más mínima idea de lo que es esperar algo durante cuatrocientos años? —murmura mientras mordisquea con los labios el lóbulo de mi oreja.
—¿Cuatrocientos? Creí que llevabas seiscientos vagando por el mundo —replico al tiempo que me aparto un poco para verle mejor la cara.
—Por desgracia, pasaron un par de siglos hasta que di contigo —susurra mientras desliza la boca desde mi cuello hasta mi oreja—. Dos siglos muy solitarios, debo añadir.
Trago saliva con fuerza. Porque sé que la « soledad » de la que habla no implica que estuviera « solo ». Más bien lo contrario. Con todo, no le digo nada al respecto. De hecho, no pronuncio ni una palabra. Estoy decidida a dejar todo eso atrás, a olvidar mis inseguridades y a dar el siguiente paso. Tal y como prometí que haría. Me niego a pensar en cómo pasó esos doscientos años sin mí. O en cómo pasó los siguientes cuatrocientos mientras se recuperaba del hecho de haberme perdido. Y tampoco voy a pensar siquiera en los seiscientos años que han pasado desde que comenzó a estudiar y practicar las… las « artes amatorias ».
Y, desde luego, con toda seguridad, no voy a preocuparme por las hermosas, elegantes y experimentadas mujeres que ha conocido durante todos esos siglos. De ninguna manera. Yo no. Me niego incluso a pensarlo siquiera.
—¿Te paso a buscar a las seis? —pregunta al tiempo que recoge el cabello de mi nuca y lo retuerce para convertirlo en un largo cordón dorado—. Podemos ir primero a cenar.
—Aunque en realidad ninguno de los dos comemos —le recuerdo.
—Ah, es verdad. Buena observación. —Sonríe mientras me suelta el pelo, que cae sobre mis hombros, y me coge por la cintura—. No obstante, estoy seguro de que podremos encontrar otra cosa en que ocupar nuestro tiempo, ¿no crees?
Le devuelvo la sonrisa. Ya le he dicho a Sabine que me quedaré a pasar la noche en casa de Haven y espero que ella no intente comprobarlo. Solía creer en lo que yo le decía, pero desde que me pillaron bebiendo, me expulsaron y casi dejé de comer, tiene cierta tendencia a investigar las cosas más a fondo.
—¿Estás segura de que esto no te supone ningún problema? —pregunta Zayn, que ha interpretado la expresión de mi cara como indecisión, cuando solo son nervios. Sonrío y me inclino para besarlo, impaciente por disipar todas las dudas (las mías más que las suyas), justo en el momento en el que Miles arroja su mochila sobre la mesa y dice:
—¡Ay, mira, Haven! ¡Han vuelto a las andadas! ¡Los tortolitos han regresado!
Me aparto de Zayn con la cara roja de vergüenza. Haven se echa a reír y se sienta al lado de Miles mientras examina la mesa.
—¿Dónde está Niall? —pregunta—. ¿Alguien lo ha visto?
—Estaba en clase de tutoría. —Miles se encoge de hombros mientras quita la tapa de su yogur y se inclina sobre el guión.
« Y antes estaba en historia », pienso al recordar cómo lo he ignorado durante toda la clase a pesar de sus numerosos intentos por llamar mi atención, y cómo, cuando ha sonado el timbre, me he quedado atrás fingiendo buscar algo en mi mochila. Prefería enfrentarme con la mirada del señor Muñoz y sus conflictivas ideas sobre mí (mis buenas notas frente a mi innegable rareza) que a la de Niall.
Haven se encoge de hombros, abre la caja de su magdalena y suspira antes de decir: —Bueno, fue bonito mientras duró.
—¿De qué estás hablando? —Miles levanta la mirada mientras ella, con los labios fruncidos y la mirada abatida, señala más adelante. Cuando todos seguimos con la mirada la dirección que indica su dedo, vemos que Niall no deja de hablar y de reírse con Stacia, Honor, Craig y el resto de la tropa « guay »—. Bah. —Se encoge de hombros—. Ya verás como vuelve…
—Eso no lo sabes —dice Haven, que quita el papel de su magdalena roja sin apartar la mirada de Niall.
—Por favor… Lo hemos visto mil veces antes. Todos los chicos nuevos con la más mínima posibilidad de ser guays han pasado por esa mesa en algún momento. Pero los que son guays de verdad nunca duran mucho allí… porque los que son guays de verdad acaban aquí. —Se echa a reír mientras da unos golpecitos en la mesa amarilla de fibra de vidrio con sus brillantes uñas de color rosa.
—Yo no —digo, ansiosa por apartar el tema de conversación de Niall, consciente de que soy la única a la que le hace feliz ver que nos ha abandonado por una panda mucho más chic—. Empecé aquí desde el primer día —les recuerdo.
—Sí, claro… —Miles se echa a reír—. Pero yo me refería a Zayn. ¿Recuerdas que permaneció durante un tiempo en el otro bando? Pero al final recuperó el buen juicio y regresó; y lo mismo hará Niall.
Bajo la vista hasta mi bebida y empiezo a darle vueltas a la bote-en la mano. Porque, aunque sé que Zayn jamás fue sincero durante su breve coqueteo con Stacia, que solo lo hizo para llegar hasta mí y para descubrir si a mí me importaba, las imágenes de ellos dos juntitos están grabadas a fuego en mi cerebro.
—Sí, es cierto —dice Zayn al tiempo que me da un apretón en la mano y me besa en la mejilla; percibe lo que pienso, aunque no siempre pueda leerme el pensamiento—. Está claro que recuperé el buen juicio.
—¿Lo ven? Lo único que nos queda es tener fe en que Niall haga lo mismo. —Miles asiente—. Y, si no lo hace, es que en realidad nunca ha sido guay de verdad, ¿no creen?
Haven se encoge de hombros y pone los ojos en blanco mientras se lame la pizca de glaseado que se le ha quedado pegada al pulgar.
—Lo que tú digas —murmura.
—De todas formas, ¿por qué te importa tanto? —Miles la mira con los ojos entornados—. Creía que estabas colada por Josh.
—Estoy colada por Josh —replica ella, que evita la mirada de mi amigo mientras se sacude unas migas inexistentes del regazo. Sin embargo, cuando la miro y veo que su aura fluctúa y destella en un engañoso tono verde, sé que no dice la verdad.
Está colada por Niall, está claro.
Y, si Niall se fija en ella, pasará algo así como « Adiós, Josh; hola escalofriante chico nuevo ».
Le quito el envoltorio a mi almuerzo y finjo que solo me interesa la comida cuando escucho:
—Oye, colega, ¿a qué hora es el estreno?
—La obra empieza a las ocho. ¿Por qué? ¿Vas a venir? —pregunta Miles. Sus ojos se iluminan y su aura adquiere un resplandor que demuestra sin lugar a dudas que espera que lo haga.
—No me lo perdería por nada del mundo —asegura Niall, que se sienta junto a Haven y le da un golpe en el hombro de una forma muy falsa y zalamera. Es evidente que sabe muy bien el efecto que causa en ella y que no le incomoda explotarlo.
—Bueno, ¿qué tal la vida con la banda guay? ¿Ha sido todo lo que soñabas que sería? —pregunta ella con una voz que, si no viera su aura, consideraría juguetona. Pero sé que lo pregunta en serio porque su aura no miente. Niall se inclina hacia ella y le aparta el flequillo de la cara delicadeza. Un gesto tan íntimo que Haven se sonroja.
—¿De qué hablas? —pregunta Niall con la mirada clavada en la de mi amiga.
—Ya sabes, la mesa A, esa en la que estabas sentado… —murmura ella, esforzándose por mantener la compostura bajo los efectos el hechizo del chico nuevo.
—El sistema de castas de la hora del almuerzo —dice Miles, que rompe el encantamiento y aparta a un lado el yogur a medio terminar—. Pasa lo mismo en todos los institutos. Todo el mundo se divide en grupos diseñados para dejar a los demás fuera. La gente no puede evitarlo; lo hace sin más. ¿Y esos con los que estabas? Son el grupo que está ariba, lo que, dentro del sistema de castas del instituto, los convierte en los Gobernantes. A diferencia de la gente con la que estás sentado ahora… —se señala a sí mismo con el dedo—, también conocida como los Intocables.
—¡Menuda gilipollez! —exclama Niall al tiempo que se aparta de Haven y le quita el tapón a su refresco—. Eso no son más que tonterías. No me lo trago.
—Da igual que lo creas o no. Las cosas son como son. —Miles se encoge de hombros antes de echar una mirada anhelante a la mesa A. Porque, a pesar de que no deja de decir que nuestra mesa es la guay de verdad, lo cierto es que es muy consciente de que a ojos del resto de los estudiantes de Bay View no tiene nada de guay.
—Puede que las cosas sean así para ti, pero no para mí. A mí no me va lo de la segregación, colega. Prefiero una sociedad libre y abierta, un amplio espacio vital en el que barajar todas mis opciones. —Luego mira a Zayn y añade—: ¿Y tú? ¿Crees en todo eso? Zayn se limita a realizar un gesto de indiferencia con los hombros sin apartar la mirada de mí.
No pueden importarle menos los grupos VIP o no VIP, quién es guay y quién no. La única razón por la que se apuntó a este instituto soy yo, y también soy la razón por la que continúa en él.
—Bueno, es agradable tener un sueño. —Haven suspira mientras inspecciona sus cortas uñas negras —. Pero es incluso mejor cuando existe la posibilidad, por remota que sea, de que se cumpla.
—Ah, es ahí donde te equivocas, encanto. Eso no es ningún sueño. —Niall sonríe de una forma que hace que el aura de mi amiga adquiera un tono rosa resplandeciente—. Yo me encargaré de que se cumpla. Ya lo verás.
—¿En serio? ¿Acaso te crees el Che Guevara del instituto Bay View? —Mi voz tiene un tono cortante que no me esfuerzo por disimular. Aunque para ser sincera, me sorprende más haber dicho « acaso » que el tono de mi voz. ¿Desde cuándo hablo yo de esa manera? Sin embargo, cuando miro a Niall y veo su extensa y abrumadora aura amarillo-anaranjada, sé que ese chico también me está afectando a mí.
—Pues la verdad es que sí. —Esboza una sonrisa lánguida y me mira a los ojos de una forma tan penetrante que me hace sentirme desnuda… como si lo viera todo, como si supiera todo y no hubiese nada que ocultar—. Puedes considerarme un revolucionario, porque para finales de la semana que viene el sistema de castas de la hora del almuerzo llegará a su fin. Vamos a romper esas barreras auto-impuestas, a juntar todas las mesas y a montar una fiesta.
—¿Se trata de una predicción? —Lo miro con los ojos entornados, intentando librarme de toda esa energía indeseada que me envía. No obstante, él se limita a reír, sin ofenderse en lo más mínimo. Una risa que a simple vista resulta tan cálida, cautivadora y agradable que nadie adivinaría lo que hay detrás de ella: un matiz escalofriante, un indicio de malicia, una amenaza apenas velada y dirigida solo a mí.
—Lo creeré cuando lo vea —dice Haven mientras se limpia las miguitas rojas de los labios.
—Creer es poder —asegura Niall con los ojos clavados en mí.
—Bueno, ¿qué te ha parecido todo eso? —pregunto justo después de que suene el timbre. Niall, Haven y Miles se dirigen a clase mientras Zayn y yo nos hemos quedado atrás.
—¿El qué? —replica él, haciendo que me detenga.
—Lo de Niall y todas esas tonterías suyas acerca de la revolución de la hora del almuerzo —le digo, ansiosa por obtener alguna prueba de que no me estoy mostrando celosa, posesiva o loca… de que Niall es realmente escalofriante y de que eso no tiene nada que ver conmigo. Sin embargo, Zayn se limita a encogerse de hombros.
—Si no te parece mal, preferiría no pensar en Niall en este momento. Estoy mucho más interesado en ti. (XD)
Me estrecha contra su cuerpo y me da un beso largo e intenso, de los que te dejan sin aliento. Y, aunque estamos justo en medio del pasillo es como si no existiera nadie más a nuestro alrededor. Como si el mundo entero se hubiera hundido en este único punto. Y para cuando me separo de él, estoy tan nerviosa, tan acalorada y tan jadeante que apenas puedo hablar.
—Vamos a llegar tarde —consigo decir al final antes de cogerlo de la mano y tirar de él hacia clase. Sin embargo, como es más fuerte que yo, no se mueve de donde está.
—Estaba pensando una cosa… ¿Qué dirías si nos la saltamos? —susurra deslizando los labios sobre mi sien y mi mejilla para llegar a la oreja—. Ya sabes, desaparecer el resto del día… Hay muchos lugares mejores en los que podríamos estar.
Su seductor carisma está a punto de convencerme, pero lo miro y sacudo la cabeza antes de apartarme. Bueno, ya sé que él terminó de estudiar hace cientos de años y que ahora le parece bastante aburrido. Y, aunque yo también lo encuentro bastante tedioso (obtener conocimientos instantáneos sobre todas las materias que intentan enseñarme hace que asistir a clase parezca un sinsentido), es una de las pocas cosas de mi vida que resulta más o menos normal. Y desde el accidente, desde que me di cuenta de que jamás volvería a ser normal, lo cierto es que aprecio mucho más ese tipo de cosas.
—Creí que habías dicho que debíamos mantener una apariencia de normalidad a cualquier precio —le digo antes de tirar de él una vez más. Zayn avanza a regañadientes—. ¿Asistir a clase y fingir interés no forma parte de esa normalidad?
—Pero ¿qué puede haber más normal que unos adolescentes en plena efervescencia hormonal que se saltan las clases del viernes para empezar antes el fin de semana? —Sonríe, y la calidez de sus preciosos ojos oscuros está a punto de persuadirme. Sin embargo, hago un gesto negativo con la cabeza y lo agarro aún más fuerte para arrastrarlo hacia el aula.
✖
La mañana siguiente, cuando me encuentro a Zayn en el aparcamiento, todas mis preocupaciones desaparecen.
Porque en el momento en que abre la puerta para ayudarme a salir del coche, noto lo saludable que parece y lo increíblemente guapo que es; y cuando lo miro a los ojos, todas las cosas extrañas que pensé ayer quedan atrás.
Estamos más enamorados que nunca.
En serio. Apenas puede mantener las manos alejadas de mí durante la clase de lengua. Se inclina constantemente sobre mi mesa y me susurra cosas al oído, para fastidio del señor Robins, de Stacia y de Honor.
Y cuando bajamos al comedor, no para de acariciarme la mejilla y de mirarme a los ojos, solo deteniéndose para dar un trago de su bebida, para luego continuar donde lo había dejado y murmurarme palabras dulces al oído.
Por lo general, cuando actúa así lo hace en parte para demostrarme su amor y en parte para aplacar los ruidos y la energía circundantes: todas las visiones aleatorias, sonidos y colores que me bombardean sin cesar. Desde que rompí el escudo psíquico que creé hace unos cuantos meses, un escudo que mantenía todo a raya y me dejaba tan ajena a esas cosas como antes de morir y adquirir poderes psíquicos, aún no he encontrado nada que lo reemplace y me permita canalizar las energías que quiero y bloquear las que no quiero.
Y, puesto que Zayn jamás ha tenido que lidiar con algo así, no sabe muy bien cómo enseñarme. Sin embargo, ahora que ha vuelto de nuevo a mi vida, eso ya no parece tan urgente, ya que el sonido de su voz puede silenciar el mundo y el roce de su piel hace que mi cuerpo se estremezca.
Y cuando lo miro a los ojos… Bueno, digamos solo que me quedo abrumada por su cálido, maravilloso y magnético carisma, como si solo estuviéramos él y yo, como si todo lo demás hubiese dejado de existir.
Zayn es el escudo psíquico perfecto. Mi otra mitad.
Y cuando no podemos estar juntos, las imágenes y los pensamientos telepáticos que me envía me producen el mismo efecto calmante.
No obstante, hoy todos esos dulces susurros no están destinados solo a protegerme… se deben sobre todo a los planes que tenemos. A que ha alquilado una suite en el Montage Resort. Y a lo mucho que lleva deseando que llegue por fin esta noche.
—¿Te haces la más mínima idea de lo que es esperar algo durante cuatrocientos años? —murmura mientras mordisquea con los labios el lóbulo de mi oreja.
—¿Cuatrocientos? Creí que llevabas seiscientos vagando por el mundo —replico al tiempo que me aparto un poco para verle mejor la cara.
—Por desgracia, pasaron un par de siglos hasta que di contigo —susurra mientras desliza la boca desde mi cuello hasta mi oreja—. Dos siglos muy solitarios, debo añadir.
Trago saliva con fuerza. Porque sé que la « soledad » de la que habla no implica que estuviera « solo ». Más bien lo contrario. Con todo, no le digo nada al respecto. De hecho, no pronuncio ni una palabra. Estoy decidida a dejar todo eso atrás, a olvidar mis inseguridades y a dar el siguiente paso. Tal y como prometí que haría. Me niego a pensar en cómo pasó esos doscientos años sin mí. O en cómo pasó los siguientes cuatrocientos mientras se recuperaba del hecho de haberme perdido. Y tampoco voy a pensar siquiera en los seiscientos años que han pasado desde que comenzó a estudiar y practicar las… las « artes amatorias ».
Y, desde luego, con toda seguridad, no voy a preocuparme por las hermosas, elegantes y experimentadas mujeres que ha conocido durante todos esos siglos. De ninguna manera. Yo no. Me niego incluso a pensarlo siquiera.
—¿Te paso a buscar a las seis? —pregunta al tiempo que recoge el cabello de mi nuca y lo retuerce para convertirlo en un largo cordón dorado—. Podemos ir primero a cenar.
—Aunque en realidad ninguno de los dos comemos —le recuerdo.
—Ah, es verdad. Buena observación. —Sonríe mientras me suelta el pelo, que cae sobre mis hombros, y me coge por la cintura—. No obstante, estoy seguro de que podremos encontrar otra cosa en que ocupar nuestro tiempo, ¿no crees?
Le devuelvo la sonrisa. Ya le he dicho a Sabine que me quedaré a pasar la noche en casa de Haven y espero que ella no intente comprobarlo. Solía creer en lo que yo le decía, pero desde que me pillaron bebiendo, me expulsaron y casi dejé de comer, tiene cierta tendencia a investigar las cosas más a fondo.
—¿Estás segura de que esto no te supone ningún problema? —pregunta Zayn, que ha interpretado la expresión de mi cara como indecisión, cuando solo son nervios. Sonrío y me inclino para besarlo, impaciente por disipar todas las dudas (las mías más que las suyas), justo en el momento en el que Miles arroja su mochila sobre la mesa y dice:
—¡Ay, mira, Haven! ¡Han vuelto a las andadas! ¡Los tortolitos han regresado!
Me aparto de Zayn con la cara roja de vergüenza. Haven se echa a reír y se sienta al lado de Miles mientras examina la mesa.
—¿Dónde está Niall? —pregunta—. ¿Alguien lo ha visto?
—Estaba en clase de tutoría. —Miles se encoge de hombros mientras quita la tapa de su yogur y se inclina sobre el guión.
« Y antes estaba en historia », pienso al recordar cómo lo he ignorado durante toda la clase a pesar de sus numerosos intentos por llamar mi atención, y cómo, cuando ha sonado el timbre, me he quedado atrás fingiendo buscar algo en mi mochila. Prefería enfrentarme con la mirada del señor Muñoz y sus conflictivas ideas sobre mí (mis buenas notas frente a mi innegable rareza) que a la de Niall.
Haven se encoge de hombros, abre la caja de su magdalena y suspira antes de decir: —Bueno, fue bonito mientras duró.
—¿De qué estás hablando? —Miles levanta la mirada mientras ella, con los labios fruncidos y la mirada abatida, señala más adelante. Cuando todos seguimos con la mirada la dirección que indica su dedo, vemos que Niall no deja de hablar y de reírse con Stacia, Honor, Craig y el resto de la tropa « guay »—. Bah. —Se encoge de hombros—. Ya verás como vuelve…
—Eso no lo sabes —dice Haven, que quita el papel de su magdalena roja sin apartar la mirada de Niall.
—Por favor… Lo hemos visto mil veces antes. Todos los chicos nuevos con la más mínima posibilidad de ser guays han pasado por esa mesa en algún momento. Pero los que son guays de verdad nunca duran mucho allí… porque los que son guays de verdad acaban aquí. —Se echa a reír mientras da unos golpecitos en la mesa amarilla de fibra de vidrio con sus brillantes uñas de color rosa.
—Yo no —digo, ansiosa por apartar el tema de conversación de Niall, consciente de que soy la única a la que le hace feliz ver que nos ha abandonado por una panda mucho más chic—. Empecé aquí desde el primer día —les recuerdo.
—Sí, claro… —Miles se echa a reír—. Pero yo me refería a Zayn. ¿Recuerdas que permaneció durante un tiempo en el otro bando? Pero al final recuperó el buen juicio y regresó; y lo mismo hará Niall.
Bajo la vista hasta mi bebida y empiezo a darle vueltas a la bote-en la mano. Porque, aunque sé que Zayn jamás fue sincero durante su breve coqueteo con Stacia, que solo lo hizo para llegar hasta mí y para descubrir si a mí me importaba, las imágenes de ellos dos juntitos están grabadas a fuego en mi cerebro.
—Sí, es cierto —dice Zayn al tiempo que me da un apretón en la mano y me besa en la mejilla; percibe lo que pienso, aunque no siempre pueda leerme el pensamiento—. Está claro que recuperé el buen juicio.
—¿Lo ven? Lo único que nos queda es tener fe en que Niall haga lo mismo. —Miles asiente—. Y, si no lo hace, es que en realidad nunca ha sido guay de verdad, ¿no creen?
Haven se encoge de hombros y pone los ojos en blanco mientras se lame la pizca de glaseado que se le ha quedado pegada al pulgar.
—Lo que tú digas —murmura.
—De todas formas, ¿por qué te importa tanto? —Miles la mira con los ojos entornados—. Creía que estabas colada por Josh.
—Estoy colada por Josh —replica ella, que evita la mirada de mi amigo mientras se sacude unas migas inexistentes del regazo. Sin embargo, cuando la miro y veo que su aura fluctúa y destella en un engañoso tono verde, sé que no dice la verdad.
Está colada por Niall, está claro.
Y, si Niall se fija en ella, pasará algo así como « Adiós, Josh; hola escalofriante chico nuevo ».
Le quito el envoltorio a mi almuerzo y finjo que solo me interesa la comida cuando escucho:
—Oye, colega, ¿a qué hora es el estreno?
—La obra empieza a las ocho. ¿Por qué? ¿Vas a venir? —pregunta Miles. Sus ojos se iluminan y su aura adquiere un resplandor que demuestra sin lugar a dudas que espera que lo haga.
—No me lo perdería por nada del mundo —asegura Niall, que se sienta junto a Haven y le da un golpe en el hombro de una forma muy falsa y zalamera. Es evidente que sabe muy bien el efecto que causa en ella y que no le incomoda explotarlo.
—Bueno, ¿qué tal la vida con la banda guay? ¿Ha sido todo lo que soñabas que sería? —pregunta ella con una voz que, si no viera su aura, consideraría juguetona. Pero sé que lo pregunta en serio porque su aura no miente. Niall se inclina hacia ella y le aparta el flequillo de la cara delicadeza. Un gesto tan íntimo que Haven se sonroja.
—¿De qué hablas? —pregunta Niall con la mirada clavada en la de mi amiga.
—Ya sabes, la mesa A, esa en la que estabas sentado… —murmura ella, esforzándose por mantener la compostura bajo los efectos el hechizo del chico nuevo.
—El sistema de castas de la hora del almuerzo —dice Miles, que rompe el encantamiento y aparta a un lado el yogur a medio terminar—. Pasa lo mismo en todos los institutos. Todo el mundo se divide en grupos diseñados para dejar a los demás fuera. La gente no puede evitarlo; lo hace sin más. ¿Y esos con los que estabas? Son el grupo que está ariba, lo que, dentro del sistema de castas del instituto, los convierte en los Gobernantes. A diferencia de la gente con la que estás sentado ahora… —se señala a sí mismo con el dedo—, también conocida como los Intocables.
—¡Menuda gilipollez! —exclama Niall al tiempo que se aparta de Haven y le quita el tapón a su refresco—. Eso no son más que tonterías. No me lo trago.
—Da igual que lo creas o no. Las cosas son como son. —Miles se encoge de hombros antes de echar una mirada anhelante a la mesa A. Porque, a pesar de que no deja de decir que nuestra mesa es la guay de verdad, lo cierto es que es muy consciente de que a ojos del resto de los estudiantes de Bay View no tiene nada de guay.
—Puede que las cosas sean así para ti, pero no para mí. A mí no me va lo de la segregación, colega. Prefiero una sociedad libre y abierta, un amplio espacio vital en el que barajar todas mis opciones. —Luego mira a Zayn y añade—: ¿Y tú? ¿Crees en todo eso? Zayn se limita a realizar un gesto de indiferencia con los hombros sin apartar la mirada de mí.
No pueden importarle menos los grupos VIP o no VIP, quién es guay y quién no. La única razón por la que se apuntó a este instituto soy yo, y también soy la razón por la que continúa en él.
—Bueno, es agradable tener un sueño. —Haven suspira mientras inspecciona sus cortas uñas negras —. Pero es incluso mejor cuando existe la posibilidad, por remota que sea, de que se cumpla.
—Ah, es ahí donde te equivocas, encanto. Eso no es ningún sueño. —Niall sonríe de una forma que hace que el aura de mi amiga adquiera un tono rosa resplandeciente—. Yo me encargaré de que se cumpla. Ya lo verás.
—¿En serio? ¿Acaso te crees el Che Guevara del instituto Bay View? —Mi voz tiene un tono cortante que no me esfuerzo por disimular. Aunque para ser sincera, me sorprende más haber dicho « acaso » que el tono de mi voz. ¿Desde cuándo hablo yo de esa manera? Sin embargo, cuando miro a Niall y veo su extensa y abrumadora aura amarillo-anaranjada, sé que ese chico también me está afectando a mí.
—Pues la verdad es que sí. —Esboza una sonrisa lánguida y me mira a los ojos de una forma tan penetrante que me hace sentirme desnuda… como si lo viera todo, como si supiera todo y no hubiese nada que ocultar—. Puedes considerarme un revolucionario, porque para finales de la semana que viene el sistema de castas de la hora del almuerzo llegará a su fin. Vamos a romper esas barreras auto-impuestas, a juntar todas las mesas y a montar una fiesta.
—¿Se trata de una predicción? —Lo miro con los ojos entornados, intentando librarme de toda esa energía indeseada que me envía. No obstante, él se limita a reír, sin ofenderse en lo más mínimo. Una risa que a simple vista resulta tan cálida, cautivadora y agradable que nadie adivinaría lo que hay detrás de ella: un matiz escalofriante, un indicio de malicia, una amenaza apenas velada y dirigida solo a mí.
—Lo creeré cuando lo vea —dice Haven mientras se limpia las miguitas rojas de los labios.
—Creer es poder —asegura Niall con los ojos clavados en mí.
—Bueno, ¿qué te ha parecido todo eso? —pregunto justo después de que suene el timbre. Niall, Haven y Miles se dirigen a clase mientras Zayn y yo nos hemos quedado atrás.
—¿El qué? —replica él, haciendo que me detenga.
—Lo de Niall y todas esas tonterías suyas acerca de la revolución de la hora del almuerzo —le digo, ansiosa por obtener alguna prueba de que no me estoy mostrando celosa, posesiva o loca… de que Niall es realmente escalofriante y de que eso no tiene nada que ver conmigo. Sin embargo, Zayn se limita a encogerse de hombros.
—Si no te parece mal, preferiría no pensar en Niall en este momento. Estoy mucho más interesado en ti. (XD)
Me estrecha contra su cuerpo y me da un beso largo e intenso, de los que te dejan sin aliento. Y, aunque estamos justo en medio del pasillo es como si no existiera nadie más a nuestro alrededor. Como si el mundo entero se hubiera hundido en este único punto. Y para cuando me separo de él, estoy tan nerviosa, tan acalorada y tan jadeante que apenas puedo hablar.
—Vamos a llegar tarde —consigo decir al final antes de cogerlo de la mano y tirar de él hacia clase. Sin embargo, como es más fuerte que yo, no se mueve de donde está.
—Estaba pensando una cosa… ¿Qué dirías si nos la saltamos? —susurra deslizando los labios sobre mi sien y mi mejilla para llegar a la oreja—. Ya sabes, desaparecer el resto del día… Hay muchos lugares mejores en los que podríamos estar.
Su seductor carisma está a punto de convencerme, pero lo miro y sacudo la cabeza antes de apartarme. Bueno, ya sé que él terminó de estudiar hace cientos de años y que ahora le parece bastante aburrido. Y, aunque yo también lo encuentro bastante tedioso (obtener conocimientos instantáneos sobre todas las materias que intentan enseñarme hace que asistir a clase parezca un sinsentido), es una de las pocas cosas de mi vida que resulta más o menos normal. Y desde el accidente, desde que me di cuenta de que jamás volvería a ser normal, lo cierto es que aprecio mucho más ese tipo de cosas.
—Creí que habías dicho que debíamos mantener una apariencia de normalidad a cualquier precio —le digo antes de tirar de él una vez más. Zayn avanza a regañadientes—. ¿Asistir a clase y fingir interés no forma parte de esa normalidad?
—Pero ¿qué puede haber más normal que unos adolescentes en plena efervescencia hormonal que se saltan las clases del viernes para empezar antes el fin de semana? —Sonríe, y la calidez de sus preciosos ojos oscuros está a punto de persuadirme. Sin embargo, hago un gesto negativo con la cabeza y lo agarro aún más fuerte para arrastrarlo hacia el aula.
Harriet
Re: Los Inmortales 2 [Zayn Malik y Tú]
ay Dios mío, ojalá y todos los capítulos estubiera así de amoroso zaynie, me lo quiero llevar a mi casaaaaa es tan bello
narrysgirl
Re: Los Inmortales 2 [Zayn Malik y Tú]
chicas decidi que las otras ideas de novelas (que publique en el tema anterior de los inmortales) no las subire por el momento, pero si estoy subiendo está:
https://onlywn.activoforo.com/t71480-honeymoon-avenue-louis-tomlinson-harry-styles-y-tu
es de Louis, Harry&tú.
https://onlywn.activoforo.com/t71480-honeymoon-avenue-louis-tomlinson-harry-styles-y-tu
es de Louis, Harry&tú.
Harriet
Re: Los Inmortales 2 [Zayn Malik y Tú]
Perfecto..ahora me paso por Honey Moon avenue..o como se llame.
PD: OMG Niall malo? Porque..si es muy mono el duende:( Jopee
Sigue cielo, amo a Zayn<3
TQTQTQTQTQTQ,ANNA<3
PD: OMG Niall malo? Porque..si es muy mono el duende:( Jopee
Sigue cielo, amo a Zayn<3
TQTQTQTQTQTQ,ANNA<3
Anna Payne1D
Re: Los Inmortales 2 [Zayn Malik y Tú]
hola! soy nueva lectora y queria que subas, me parece interesante la saga y queria seguir leyendo! besos
valelu malik
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