Rebelde||N.C.||Audiciones Abiertas

Llovía, llovía mucho. Me acuerdo como si hubiese sido ayer. Las frías gotas provenientes del apagado cielo se estrellaban con fuerza contra mi piel, causandome desagradables escalofríos. Mis piernas corrían lo más rápido que podían mientras mis ojos llorosos buscaban un lugar en el cual refugiarse de aquella tremenda tormenta. Los recuerdos inundaban mi mente causandome un horrible dolor de cabeza. ¿Es que nunca iba ha parar? Sus insensibles comentarios hacían que mi corazón se rompiera en pedazos mientras el se reía del resultado. Sus estúpidas, aunque poderosas palabras, me afectaban más de lo que hubiese deseado. Cuantas más escenas se colaban por mi mente más rápido escapaban mis pies intentando llevarme lo más alejada posible de ese monstruo sin sentimientos. Las calles desaparecían de mi vista para dar lugar a un interminable camino de piedras y rocas, que me acompañaron hasta el final de mi viaje. Al otro extremo del camino se encontraba un gran vacío del cual no se podía distinguir el fondo. Una ráfaga de viento frío me recorrió la larga melena que tenía recogida en una trenza y me dio el no deseado valor para acabar con toda aquella tortura. Estaba a un solo paso de encontrar la paz y la felicidad. ¿Que más daba? Ya no me queda nada en este mundo lleno de guerras y disputas. Todo es discriminaciónn, racismo y más estupideces que no hacen falta nombrar ya que cobran vida cada día en las mentes de todos nosotros. Miré el vacío una vez más, esperando coger fuerzas para dar un pequeño paso. Miré hacia el cielo oscuro repleto de nubes negras, cerré los ojos y me balanceé un poco cayendo en picado hacia ese gran abismo. Esperaba, como dicen en las películas y los libros, que toda mi vida pasase a cámara rápida por mi mente. Pero son puras chorradas. Como todo en esta cruel vida...

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Abrí los ojos. No había muerto ¿O si? Miré a través de mis manos y pude diferenciar la figura de unas rocas delante de mi. Mi cuerpo era medio transparente ¿Cómo era eso posible? Me levanté, notando el gran dolor en todo mi cuerpo. Pero no tenía ninguna herida. Miré a mi alrededor y vi un cuerpo tirado en medio de la nada. Corrí hacia este, preocupada. Pero al darme cuenta de quien era retrocedí unos pasos por el miedo, el asombro y la incertidumbre. ¿Era yo? ¿Lo estaba soñando o era realidad? Para mi mala suerte, era yo. Entonces, eso significaba que estaba muerta. Era un alma perdida en busca de consuelo y alguna manera de ser feliz. Estaba totalmente equivocada. No encontraría la paz tirándome desde allá arriba. Todo es un círculo. No hay ni vida ni muerte. Somos como marionetas manejadas por seres inexistentes.
Me senté, apoyada en la pared, y me puse a llorar. ¿Qué haría ahora? ¿Qué se supone que debía hacer? Nunca encontrarían mi cuerpo en este lugar. Y yo nunca podría escapar de ese infierno. Tendría que ver como mi cuerpo se pudre ante mis ojos.Y, por primera vez en la vida, deseé volver a tener la vida de antes. Donde todo era real y lógico. Donde todas las cosas tenían una causa y un porqué...Espera ¿Qué es eso que sentía? Era una sensación extraña en lo más profundo de mi vientre. No dolía. No hacía cosquillas. Tan solo estaba ahí. De repente, una luz cegadora salió de mis manos, de mis pies, de todo mi cuerpo. Y segundos más tarde...nada. No sabía donde estaba. Ni sabía porqué estaba allí. Todo era blanco ¿O era negro? No lo sé. No existían los colores en mi cabeza. Caminé y corrí desesperada por todo el lugar, esperando encontrar la salida o la entrada a lo que sea que me esperaba. Y de golpe, un vacío bajo mis pies. Estaba cayendo de nuevo por el mismo barranco por el que había muerto. En el que, esta vez, aterricé con conciencia. Me incorporé y me miré las manos. Las veía perfectamente. Me levanté del suelo rápidamente, haciendo caso omiso de los exagerados dolores provenientes de todas partes de mi anatomía. Estaba viva ¿Cómo ha podido pasar?

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No tengo ni idea de si toda aquella aventura fue un sueño, una pesadilla o la mismísima realidad. Lo único que sé es que llegué tarde a mi propio funeral.