Hateful Wonderland.

por **♕Bitch-san♕** Miér 4 Dic - 3:47

±Nombre: Hateful Wonderland.

± Autor: Bitch-san.

± Adaptación: No.

± Género: Fantasia, Gore, Terror, Misterio.

± Advertencias: Gore, sangre, lenguaje fuerte, etc.

± Otras páginas: Nope.

Hateful Wonderland.

''Es doloroso, es doloroso, sáquenme de aquí, por favor'' --- chillaba la ingenua Alice.

Sinopsis.

¿Alguna vez viviste dentro de tu peor pesadilla? Yo digo que no. Ahora que lo pienso, Invitado, tú tienes suerte. Si tu vida es un infierno, te aseguro que puedes escapar. Tienes salvación. Todos ustedes, todos ustedes no han caído todavía, pero les aseguro, les aseguro por lo que más quieran, que Hateful Wonderland existe. Ese país, ese mundo los comerá vivos. Los traumatizará, querrán salir, pero no podrán. Una vez que caes, no te levantas, no huyes, es como si te amputaran las piernas. Todos los humanos se han suicidado al ver tanto horror, tantas cosas desconocidas para ellos. Algunos se han perdido, otros se han muerto, otros han caído en varias trampas, y otros... nadie nunca supo qué fue de ellos. No hay manera de salvarse... ¿O sí? Esta vez, Alice, ha caído, ha caído entre tantos. ¿Logrará sobrevivir? ¿Morirá? ¿O simplemente no resistirá? Sus personalidad debe ser demasiado fuerte, debe haber sufrido grandes pérdidas, debe ser de hierro, para soportar todas las criaturas, fantasmas, ciudades de... Hateful Wonderland. Y tú... ¿Quieres descubrir todas las atrocidades junto con Alice? ¿O simplemente morir en el intento?

---''Quiero morir, quiero morir, sáquenme de aquí por favor''

---''Eso es imposible, es imposible querida''

---''Me pareció que alguien dijo eso, mientras me veía agonizar''

por **♥desttinyjonas♥** Miér 4 Dic - 4:07

primera lectora
uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu:AA: siguela, te lo suplico, simplemente me encanto

por **JotaImagine** Miér 4 Dic - 17:49

Madre mía, con la palabara "Wonderland" ya me has atrapao' y tienes aun fiel lectora de tu historia. Espero que la sigas pronto, eh.

¡Se feliz!
Jota

Por cierto, "Bitch-san" es tan Diabolik Lovers.

por **Loupisky** Jue 5 Dic - 2:25

por **♕Bitch-san♕** Jue 5 Dic - 17:48

Capítulo I

Abrió sus ojos, hoy era el día del gran evento. Con tan solo catorce años y medio, Alice, fue obligada por parte de la ley a ceder matrimonio a un muchacho adinerado de veintiún años. Como toda niña de catorce años con una mente limpia y razonable, estaba totalmente en contra de tal arreglo, sobre todo por el fetiche de dinero por parte de su familia solamente para pagarle la universidad más cara a su hermana mayor. Luego, para pagar una semejante suma de dinero para encontrar a su hermana de tan solo quince años, Ellen. Hacía mucho ya que ésta estaba desaparecida, nadie nunca supo qué le sucedió, pero se decía que cuando fue a hacer las compras, alguien la raptó para prostituirla, o eso suponían todos ya que la ciudad tanto en la noche como en el día no era segura. Alice bufó, sentía algo en su pecho, como si fuera una caja de metal pesada. Caminó sin ánimos. El reloj marchaba a la vez que marcaba las doce y media. Pudo observar por el balcón de su habitación, que su madre y el resto de los familiares estaban haciendo los preparativos para tal ''especial'' día. Caminó lentamente hacia la ducha, prendió el agua helada y solamente se quedó parada, mirando hacia la cerámica blanca del piso. No se lavó el pelo, ni el cuerpo. Solo dejó correr el tiempo. Desnuda, volvió nuevamente a su dormitorio. Sacó de su armario el vestido blanco de su madre. No tan solo era obligada a casarse, si no también es obligada a casarse con el vestido que su madre usó anteriormente, la pobre niña ni siquiera tuvo la oportunidad de elegir el vestido con el que ella soñó hace tiempo, desde que era una completa cría sin conocimiento alguno. La criada entró a la habitación, y mientras Alice se arreglaba el corset sin mucho esfuerzo, ella la peina y le secaba el cabello. El vestido era blanco, impecable, estilo princesa. No tenía mangas, y le retocaban su pequeño busto perfectamente. Alice la miró sin sentimiento alguno. -Vamos niña, muévete hacia afuera- le ordenó la mujer. Sintiéndose como basura, ella bajó las gruesas escaleras de madera con mucho cuidado para no tropezar. Dio una mirada general para el salón de su casa, era la última vez que lo vería ya que su familia arregló con la ajena que Alice se iría a vivir con el muchacho, para ellos era mejor, otra boca menos que alimentar. El odio de la pequeña crecía hacia todos sus familiares. Puso una postura firme y ni bien salió al jardín, dio una mirada muerta con indiferencia para toda su familia. No quería que le hablasen, quería que éste día se acabara de una maldita vez. Su respiración se volvía pesada al escuchar la alegría de todos sus familiares, el cotilleo, y demás. Algún día todos lo pagarán... pensaba ella. Después de unos quince minutos, su padre la cogió del brazo y la llevó dentro de la casa. El novio había llegado, y debía colocarse en el altar. -Pequeña, hoy es el día en el que te harás mujer, estoy orgulloso- musitaba el padre hacia Alice. Pero ella hacía caso omiso. Ella no estaba orgullosa de entregarle su mano a un tipo que recién en aquel momento vería por primera vez, no. Ella, siendo arrastrada por su padre, recibió todas las miradas. Se sentía incómoda, nerviosa, con ganas de vomitar en aquel preciso instante, por suerte supo controlarse, era suficientemente madura para aquello ¿O no?... El padre soltó su codo, y la dejó frente a su futuro esposo. -Hola- susurró él, que era tres centímetros más alto que la pequeña. Ella no lo saludó, solamente miró al cura, de manera vacía. -Hoy es un día especial para éstos dos jóvenes que deciden unir sus manos para el sagrado matrimonio...- y ahí comenzó el típico parloteo de tres horas y media, el que siempre estaba en una boda. También estaban los familiares hipócritas, y los amigos de la familia que asistieron con obligación, ya que no pintaban nada en esta historia. -Usted... señor Petrikov, ¿Acepta a Alice White como esposa, para cuidarla, respetarla y amarla hasta que la muerte los separe?- preguntó el cura. -Sí- salió de la boca del muchacho. Ésta vez la pregunta iba dirigida a Alice. -Y usted... señorita White, ¿Acepta a Anthon Petrikov como esposo, para cuidarlo, respetarlo y amarlo hasta que la muerte los separe?- ... Alice vaciló. Primero, dio una mirada hacia todos los invitados, luego miró al novio, y susurró un ligero ''Lo siento''. La niña de cabellos café comenzó a correr, en tanto todos los invitados se levantan desesperadamente en busca de la pequeña. Alice recorrió todo el salón de su casa, no sabía en dónde esconderse, hasta que al final de un pasillo vio la entrada, la entrada al sótano. Con rapidez, se metió allí y cerró la puerta. Se quedó contra ella, con su mano en el pecho, escuchando como los demás infestaban la casa con su presencia gritando: ¡Encuentren a la traicionera!. Se quitó cuidadosamente los tacones que le hacían doler los pies, y se ató el pelo con dos coletas que le llegaban casi hasta la cadera. El sótano era un lugar oscuro, y entraba la luz solamente por una pequeña ventana colocada en una parte no tan alta de la pared. Alice se sentó frente a ella, para vigilar quién se fue y quién no, pero pasados apenas unos diez minutos, un calvo se agachó y observó a Alice por la pequeña entrada de luz. -¡Está en el sótano!- gritó él. A la niña se le aceleró el corazón, y rápidamente comenzó a buscar un escondite entre varias cajas viejas. Sentía como abrían la puerta que al parecer se había trabado. Su miedo crecía, crecía tanto hasta que con su pie desnudo sintió algo como una manija, fría y de metal. Ella se sentó en el suelo y la examinó por un segundo. Sin dudarlo, levantó la manija y se tiró hacia el agujero que había allí, no podía llevar a un lugar que no fuera tierra ¿Cierto?... Lo último que escuchó, fueron los pasos de los invitados, furiosos, entrando para revisar el lugar. Alice caía, y caía, solamente esperando de no hacerse daño. ¿Quién iba a decir que en lugar de escapar, la niña quedó encerrada en un mundo paralelo? Bienvenida a Hateful Wonderland, Alice.

por **♕Bitch-san♕** Miér 11 Dic - 2:40

Capítulo II

Alice despertó gracias a una luz azul, muy potente, que casi le deja una ceguera. Su gran vestido de novia ahora estaba sucio por una tierra negra, y la parte inferior del vestido estaba algo descocida. Ya no podía oír a la gente gritando, buscándola, claro que no. Todo... era silencio. La luz azul desaparecia lentamente hacia arriba, Alice la siguió con la mirada, hasta encontrarse con el cielo. Posó sus manos en las paredes que la rodeaban, llenas de tierra, pero lo único que salió fue... un grito agudo. Se había hecho daño y sus manos tenían unos cuantos raspones que le ardían, ahora sucios de tierra húmeda, le ardían peor. Suspiró y se puso de pie, haciendo equilibrio a su voluntad. Levantó la cabeza, en vez de encontrarse con ese pasaje de madera polvoriento, ahora... observaba el cielo. ¿Pero cómo era posible? -Es imposible- dijo para ella misma, la niña no podía creer lo que estaba frente a sus ojos. A pesar de sus heridas, decidió subir hacia... ¿Hacia dónde? No tenía idea, pero le traía una gran curiosidad infantil. Cuidadosamente, colocó sus manos sobre las paredes, haciendo fuerza, para luego apoyar un pie sobre unos desniveles, y luego el otro. Dolía demasiado, pero ella se movía como podía. Logró escalar a duras penas unos siete centímetros, pero al colocar mal un pie, resbaló, cayendo de espalda hacia la tierra, de nuevo. -Ah...- suspiró apenas, con la voz entrecortada. No sólo sus manos le ardían, si no que ahora, dolían sus piernas y espalda de manera insoportable. Quedó varias horas allí tirada, sin querer moverse, pues sentía que agonizaba a pesar de que el daño no era tanto como el que ella creía. Pobre, pobre Alice... Tiempo pasado, casi a punto de cerrar los ojos, observó a alguien asomarse a un agujero, pero ésta figura misteriosa desapareció después de dos minutos. De un golpe, Alice abrió los ojos y se puso de rodillas, levantando la cabeza para luego gritar con toda la poca fuerza que ésta traía encima: -¡Ayúdeme, por favor, quien sea!- hizo una pausa, solamente se escuchó un eco de su desesperación. Al ver que nadie venía, bajó la cabeza y derramó un par de lágrimas. Estuvo así varios segundos, hasta que sintió una mano posarse sobre su hombro. -No es tan malo, niñita- Alice escuchó una voz masculina, algo aguda. Volteó la cabeza lentamente, con lágrimas aún cayendo por sí solas de sus ojos. Lo que vio... fue bastante, bastante irreal. Se trataba de un muchacho pálido, llevaba ojeras violetas por debajo de sus ojos que... eran completamente, completamente blancos. No había orbes en él, solamente vacío. Alice abrió sus ojos como platos (entre lágrimas) y lo apartó asustada, con alteración. El muchacho solamente entró a reír. Perpleja ante él, se le quedó observando. El chico de cabello gris, se recostó en el suelo, sonriendo. -Eres la octava- soltó. Alice lo miraba, era extraño, pero no perturbador o algo parecido. -Sáqueme de aquí- ordenó la pequeña. El muchacho dirigió sus ojos hacia ella. -Está bien, pero vas a tener que darme algo a cambio, después, claro está- Alice vaciló, pero su desesperación era tal, que al final terminó aceptando el trato. El extraño se puso de pie, y dio un chasquido con sus dedos. Unas mariposas azules, vinieron y comenzaron a volar alrededor de ambos, haciéndolos levitar hasta la cima, hasta la dulce, dulce tierra firme. Al pisar la tierra, la pequeña de coletas dejó de sentir dolor. Se miró las manos, y no habían rastros de heridas o cortadas. Luego, sorprendida, miró al chico. -De nada- le dijo con él, con un tono divertido en su voz, para luego proseguir. -Ahora, obtendré mi recompensa- anunció. El muchacho se acercó a Alice, tomándola del mentón, para luego juntar sus labios con los de ésta, una vez terminado aquel cálido beso, se apartó de Alice, relamiéndose sus labios. Ella llevó ambas manos a su boca, para luego susurrar: -Usted robó mi primer beso-. Estaba tan sonrojada, que aquello hizo reír al extraño ladrón. -Eres una virgen muy linda, no pude evitarlo- sonrió, a la vez que aquellas palabras daban un color rojo más potente a las mejillas de Alice. -Mi nombre es Duke- musitó alegre. -Lisa- mintió Alice. Tal como fue educada, nunca le diría su verdadero nombre a alguien que apenas conocía. -Alice, es un lindo nombre- y Duke le guiñó un ojo. Ella lo miró con el ceño fruncido, luego apartó la mirada y dio la vuelta, para empezar a caminar. Duke empezó a seguirla. -No puedes irte sin mi, no conoces este lugar tanto como yo, Alice, yo voy a ser tu guía- pero ella hizo caso omiso, primero vaciló, y luego decidió dejarlo a cargo de ella, con algo de indiferencia. -Estamos en Hateful Wonderland- Haciendo oídos sordos al peligrisáseo, Alice admiraba el ambiente que la rodeaba. Era un bosque frondoso, oscuro, y estaba lleno de mariposas azules. Era un lugar hermoso, según ella. Un perfecto escape hacia la realidad, o mejor dicho, a su antigua realidad. -¿Qué debo saber de éste lugar?- preguntó Alice hacia Duke. -No hay escapatoria- replicó él, y Alice, se detuvo. Le dedicó una mirada fría, se dio la vuelta, empujándolo levemente, corriendo hacia el agujero antiguo, buscándolo con desesperación. Corría, corría, pero nada encontraba. Ella estaba segura, de que el agujero había estado allí todo aquel tiempo. Entonces, se echó en cuatro patas en el piso, con una mirada perdida, sollozando. -¿Dónde, dónde, dónde?- decía ella. -Es tarde- le aclaró Duke, a la vez que la tomaba en sus brazos, llevándola nuevamente, hacia otra dirección.

por **Loupisky** Sáb 14 Dic - 0:06

:S ME ESTÁ GUSTANDO :wut: !! SERÉ TU LECTORA C:

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