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Historia

kaitlin Roxanne Finnigan nació un diecisiete de Enero en Londres, Inglaterra. Era una fría noche de invierno, pero a pesar de la niebla y la nieve que amenazaba con dejarlos sin luz, las estrella brillaban mas que nunca en el cielo.
A pesar de que su madre, Samantha Peverell, se había opuesto rotundamente a llamarla por ese nombre, Steve gano la partida y nombro a su hija Kaitlin... Su pequeña Kay.
El hombre de apenas treinta cinco año se sentía orgulloso de su hazaña. Ella era su pequeña, su princesa...Y la trataba como tal, dándole lo mejor, todo lo que su trabajo como chef en un restaurante de segunda mano podía darle.
Amaba a su hija, y se lo demostraba a diario con cada acción, a diferencia de su madre.
Samantha siempre fue una mujer fría, que no mostraba sus sentimientos. Pero desde que había nacido Kay, ella parecía estar hecha de piedra. No demostraba nada hacia el pequeño fruto del amor que creía tener con Steve... Sino todo lo contrario, le tenia celos, la odiaba. Al igual que sus otros tres hijos. Peter, Elliot y la pequeña Sasha, pero con Kay, era distinto...
Kay le había quitado su libertad, le había quitado a su marido, y aunque solo tuviese unos poco años de edad, Samantha sabia que también seria mas bella que ella.
No puedo resistir mas junto a ella, y fue entonces cuando decidió marcharse.
Era un caluroso día de verano, Roxie lo recuerda bien. Puede ver mas allá de sus ojos, cuando su madre se despidió con un casto beso en la frente y se marcho de la casa dejándola sola, junto a su padre, y sus tres hermanos menores.
Steve, cayo en un abismo cuando su bella esposa lo abandono. Le faltaba un soporte a su vida, le faltaba Samantha, y a Kay, una madre.
La adolescencia llego rápidamente a la vida de la castaña. Ella había borrado todo recuerdo de su niñez. Creía que esa era la única manera de avanzar y ser feliz con el simple hecho de que su madre la había rechazado. Pero aun así, siempre había algo que le recodaba a Samantha.
Un olor, un comentario por parte de su padre, su primer novio.
Matthew Sparks era todo lo que su madre hubiese querido para ella. Alto, con un físico perfectamente trabajado, y apasionado. Kay llego a querer tan rápido a ese chico, que creyó que el era el amor de su vida. Ese príncipe que solo existía en las novelas románticas que leía todas las noches antes de dormir.
Tenia solo quince años, pero ella se sentía toda una mujer cada vez que el la miraba. Sentía el ardor de su mirada en su piel, y el revoloteo de las mariposas en sus estomago. Todo indicaba que estaba locamente enamorada de Matthew.
Hasta que la engaño. Al principio, no quería creerle a su mejor amiga cuando le afirmaba que lo había visto con una de las porristas del equipo de futbol, tuvo que verlo con sus propios ojos para darse cuenta la clase de chico que era. Las mujeres solo eran diversión para el, y era muy inteligente y manipulador para hacerlas caer a sus pies.
Se sintió sucia, tonta y demasiado ingenua. Ella había confiado en el, se había entregado por completo a ese amor que sentía por aquel rubio que se había encontrado un día cualquiera en la biblioteca. El amor dejo de tener significado para ella.
Ahora, ella y sus hermanos estaban solos. Su padre solo podía brindarle un techo donde vivir, y Kay se vio obligada a conseguir un trabajo de medio tiempo para ayudar a su familia, y cumplir su sueño.
Los libros eran su única escapatoria, el único lugar en donde podía sentirse segura.