Diplomacia (Larry Stylinson) Epílogo

Jdjajcladjka toy con los medios taldos dx
Siguela pronto pls
Amo esto
Va a ser mas difícil que la porqueria su relación
But podran, lo se
Necesito mas pls
Un beso xxx
Love ya

Poco a poco se van destapando entre ellos 2 jijiji me encanta siguela!

Debby1D escribió:okay, la situación cambio bastante de un capitulo al otro. 
Louis ya esta considerando una relación clandestina, omg. JAJAJ
Ademas, esta ves si, los dos dejaron bien claras sus intenciones.
Y las otras dos no se dan cuenta de nada JAJAJAJ.
Sabes, me quedo una duda de algo que dijiste en un comentario después del capitulo anterior. Decís que Lou siempre se sintió atraído por los hombres. Eso lo especifica mas adelante? o en realidad ya lo dijo o lo insinuó en algún momento y yo estoy tan despistada que no lo note? JAJAJ
Seguila pronto por favor!
Adiós ♥

Hola
Si, cambio algo.
Oh, eso, oh lo siento se me escapo, pero el lo dice un poco mas adelante.
Lo siento, yo y mi gran bocota.
Espero que te guste lo que sigue!
Saludos 
Bye

Love4Larry escribió:Jdjajcladjka toy con los medios taldos dx
Siguela pronto pls
Amo esto
Va a ser mas difícil que la porqueria su relación
But podran, lo se
Necesito mas pls
Un beso xxx
Love ya

Hola
Que bueno que te guste!
Ya se vera como irán esos dos.
Ya actualizo
Bye

julyALC escribió:Lo enseño a cocinar dsjfndihgviugsfniln :P  creeme enserio me gusta muchisisimoooo! es una historia muy madura pero tambien muy bonita. graciaaaaaaas por subir. 

Hola
Aww, si le enseño a cocinar y la onda.
Que bueno que te guste
Si, es una historia madura, o algo.
Saludos
Bye

1dfu94 escribió:Poco a poco se van destapando entre ellos 2 jijiji me encanta siguela!

Que bueno que te guste
Ya la sigo
Bye

Sacnybell escribió:Omg los dos se atraen o:' Louis le enseño a hacer un pastel &' a cocinar &' Omg, yo se que los dos caerán rendidos a los pies de el otro?'8-)' buee me encanta de verdad me encanta *.*' 
seguila muy pronto un beso :hug: 

Oh si se atraen ambos
Oh si, eso esta algo seguro
Que bueno que te guste
Bye

El trabajo fue increíblemente estresante toda esa semana, y para cuando llegó el viernes, Louis estaba feliz de por fin poder mirar su correspondencia en la relativa paz y tranquilidad de su despacho. De hecho, era la primera vez en toda la semana que estaba en su oficina durante tiempo suficiente como para sentarse tras su mesa. Tenía una invitación para una exhibición de arte que tendría que atender esta noche, pero por ahora se contentaba con estar simplemente sentado y mirando la cantidad de cartas y documentos que requerían su atención. 

Su secretaria entró sigilosamente en el despacho, llevando consigo una bandeja con café y pastel, y una carpeta bajo el brazo. 

—Aquí tiene, señor Tomlinson. Es agradable que se haya dejado caer por el despacho —dijo, sonriéndole pícaramente. Como era ella quien llevaba su agenda, sabía exactamente qué había estado haciendo toda la semana, y sabía que había pasado gran parte de ésta sentado en la parte de atrás del coche oficial siendo llevado de una reunión a otra. 

Le tendió la carpeta después de haber dejado la bandeja sobre la mesa. 

—Este es el borrador de la legislación para los matrimonios del mismo sexo que están intentando aprobar en la Cámara y el Senado, y los debates previos que la preceden, completo con algunas encuestas que pude encontrar sobre cómo se sienten los belgas al respecto. Francamente, no sé por qué se monta tanto alboroto, pero supongo que mi opinión no es importante. 

Louis la miró, divertido. Era una secretaria impresionantemente eficiente, y algunas veces incluso parecía que podía leerle la mente. 

Esta vez no fue distinto. Había pedido a su equipo legal que le hiciera el borrador, pero había sido la señora Claessens la que había añadido los debates y encuestas, sabiendo que estaría interesado en más que la simple ley. Su actitud profesional implicaba que no podía dar su opinión, pero ya que era belga, y por tanto una ciudadana del segundo país del mundo que consideraba permitir que los matrimonios entre personas del mismo sexo tuvieran consideración legal, estaba interesado en saber qué pensaba sobre un asunto que consideraba un tema muy delicado en su propio país. 

—Vamos, señora Claessens, estoy seguro de que en la intimidad de este despacho me puede decir lo que piensa. Prometo no tenerlo en su contra. —Sonrió y tomó un sorbo de su café.
Le miró con actitud sospechosa. 
—Es posible que no esté de acuerdo conmigo, pero creo que es una ley muy adecuada. No entiendo por qué tardaron tanto en ponerla. 

Louis dejó los papeles en su mesa y tomó otro sorbo, todavía mirándola divertido. 

—Estoy segura de que usted, como americano, no lo ve así, pero quiero decir… Esas personas viven juntas, lo comparten todo, la casa, los niños, el coche, todo. Pero si uno de ellos muere, el otro se queda en la calle o tiene que ver cómo se llevan a sus hijos simplemente porque la unión con su pareja no está reconocida por la ley. Es una barbaridad. Y puede decírselo de mi parte a su Presidente. 

Louis rio al verla tirar de la parte frontal de su chaqueta, como si de esta manera pudiera subrayar su opinión. 

—Estoy totalmente de acuerdo con usted —respondió. 

—¿Lo está? —Pareció florecer de repente. 

—Sí, lo estoy. No se lo diga a mi Presidente, porque por supuesto no es la política de los Estados Unidos, pero en la intimidad de mi despacho puedo decirle que estoy de acuerdo. Aunque llevará algo de tiempo explicar a mis propios ciudadanos que si son del mismo sexo y desean casarse, su unión no será válida en Estados Unidos. 

La señora Claessens suspiró. 

—Y supongo que eso no va cambiar pronto, ¿verdad? —Louis la dedicó una sonrisa dolorida—. No lo creo. ¿Puedo llevarme estos los papeles ahora? —continuó, señalando la bandeja de documentos que ya había visto. 

—Claro, gracias —respondió Louis, observándola marcharse. 

En el último instante, se volvió. 

—Señor Tomlinson, casi se me olvida. El señor Styles ha estado intentando ponerse en contacto con usted. Tengo unas tres llamadas, pero nunca deja mensaje y no quiere que le pase a su teléfono móvil. Por supuesto no podía darle su número… y ha venido a la oficina dos veces. Tengo su número móvil. ¿Quiere que le llame?
El corazón de Louis había saltado en su pecho al oír el nombre de Harry. No habían vuelto a hablar desde lo que había pasado entre ellos el sábado. De hecho, tampoco se habían visto en más de una semana. 

«Probablemente piensa que le estoy evitando». 

—¿Señor Tomlinson? Es posible que sea importante. No dijo que fuera urgente pero, quiero decir, son cinco veces… 

Esto despertó a Louis de sus pensamientos. Miró a la mujer, que todavía estaba en la puerta mirándole compasiva. Al parecer, el joven británico había conseguido ganársela también. 

—¿Por qué no me da su número de teléfono y le llamo yo mismo? 

Unos momentos más tarde, volvió con un pequeño tarjeta que contenía el número de Harry. 

Una vez que estuvo solo en su despacho de nuevo, sostuvo la nota y miró el número. ¿Debería llamar? Si Harry había intentado localizarle por asuntos oficiales, habría dejado un mensaje. Así que esto era personal. 

No era que no hubiera pensado en Harry durante la última semana; pero había estado demasiado ocupado durante el día. Sin embargo, las noches eran otra cosa. Se había despertado más de una vez en mitad de la noche al darse cuenta de que estaba soñando con recorrer el cuerpo del guapo británico con las manos, pero los sueños no terminaban ahí. Se despertaba con una insistente erección, que demandaba algún tipo de alivio. La tercera vez que le ocurrió, se había levantado y había bajado las escaleras porque no quería despertar a Eleanor. Sentado delante de la televisión, viendo por veinteava vez una reposición de una serie de los ochenta, se había puesto cómodo en el sillón y había cerrado los ojos. Las imágenes de Harry fueron fáciles de conjurar mientras dejaba que su mano se introdujera en los pantalones de su pijama. Pensó en la radiante sonrisa del joven, en la apretada camisa negra que solía llevar, marcando su cuerpo bien delineado, en la sensación de la mano de Harry sobre la suya… 

Era fácil imaginarse besar los labios bien formados de Harry y apretar sus cuerpos juntos. Louis acarició su dura polla y casi pudo sentir como si fueran las manos de Harry sobre su cuerpo, acariciando su estómago, su boca sobre sus caderas, muslos, lamiéndole las tetillas. 

Podía casi imaginarse la boca de Harry descendiendo sobre su miembro hasta que, hasta que… 

Louis apretó su pene con fuerza y se corrió con el nombre de Harry en los labios. Después, los temblores recorrieron su cuerpo y finalmente se relajó contra el sofá.
Se dio cuenta de que había dicho el nombre del joven en alto, y que la casa estaba en un absoluto silencio. Se concentró en oír si quizá había despertado a Eleanor, pero todo continuó tranquilo. 

Ahora, sentado tras la mesa de su despacho, Louis sabía que no podía negar sus sentimientos por el joven. Tenía que hablar con Harry. 

Todo lo que podía esperar era que no hubiera malinterpretado las señales y que Harry simplemente le mirara con admiración. Quizá eso era todo; quizá Harry simplemente veía a Louis como a un ejemplo, algo a lo que aspirar. Sólo el tiempo podía decirlo. 
***** 
Detrás de su mesa fuera del despacho del embajador, Gertje Claessens revisaba los papeles que había sacado de la oficina de su jefe y se preguntaba a qué había venido la conversación que acababa de tener con él. ¿Había hecho bien dándole el teléfono de Harry? Por supuesto, no era asunto de su incumbencia el por qué Harry parecía tan desesperado por contactar con el señor Tomlinson. 

Le gustaba el joven británico. Era encantador, y muy educado también, sin ser tímido, y se había dado cuenta de un brillo cálido que aparecía en sus ojos cuando lo acompañaba al despacho del embajador. 
También le gustaba su jefe. Era cariñoso y generoso, sin darle muchas órdenes. En los pocos meses desde que había tomado su puesto, siempre la había tratado con respeto y más de una vez no sólo había pedido su opinión, sino que la había tomado en consideración. Eso era algo a lo que todavía no se había acostumbrado. 

Cómo pudo terminar con Doña-Perfecta-Mujer-de-Embajador, era algo que no entendía. La mujer era agradable para tenerla del brazo, pero había oído a Eleanor decirle a su marido que no podía entender por qué tenía una asistente personal «del tipo maternal», y Gertje la había catalogado inmediatamente. Por supuesto, siempre sería educada con Eleanor, pero lo estrictamente necesario. 

Darle a Louis el teléfono de Harry había sido lo correcto, concluyó, y no importaba cuáles eran las intenciones del joven inglés. Además, Louis Tomlinson ya era mayorcito. No habría llegado tan lejos en su carrera siendo tan joven por tomar las decisiones equivocadas. Cerró el archivador con actitud determinada, justo cuando Louis salía del despacho y la alcanzaba otra carpeta. 

—Bueno, creo que esto es lo último. Me voy a celebrar el veinte aniversario del día que conocí a mi mujer, así que ya sabe dónde puede localizarme, pero sólo si es necesario. —Se giró para salir, pero volvió una vez más—. Una vez que llegue a la exhibición de arte, puede llamarme porque hay una emergencia nacional. 

Ambos se rieron.
—Vamos, Excelencia, es arte —se burló Gertje. 

—No es el arte lo que es aburrido; son los políticos que creen que deben tener una opinión respecto a éste los que hacen que me suba por las paredes. —Louis puso los ojos en blanco antes de despedirse con la mano y salir de la oficina. 
***** 
  Harry estaba sentado en su despacho –del tamaño de un almacén de cosas para la limpieza en la embajada del Reino Unido– con su celular en la mano. Quería llamar a Louis, escuchar su voz suave y quedar para verse en algún sitio y poder hablar, continuar donde lo habían dejado la noche de la cena en su casa. Sólo que Louis había dejado bastante claro que prefería evitarle. Su secretaria le había dado una lamentable excusa cada vez que había llamado, y las veces que había ido hasta allí en su descanso para comer, no había sido capaz de pasar más allá de su puesto tampoco. Sin duda le habían dado instrucciones para no dejarle pasar. Como no tenía el número directo de Louis, tendría que pasar de nuevo a través de su perro guardián. 

Sabía que lo estaba llevando demasiado lejos, pero estaba seguro de que el embajador no sólo había reconocido sus sentimientos, sino que además había dado indicaciones de ser correspondidos. Sólo que ahora, la realidad se había hecho patente y como no estaban juntos, seguramente era mucho más fácil para Louis negar los sentimientos que estaban allí y elegir el camino fácil: la vida tranquila junto a Eleanor. 

Pero Harry no podía olvidar el modo en que Louis había pasado su mano por su espalda, tomándose su tiempo, sintiendo cada músculo y cada hueso deliberadamente. Torturando lentamente a Harry, que no podía demostrar lo bien que se sentía la cálida mano que lo acariciaba, porque los ojos de ambas mujeres estaban fijos en ellos. 
Harry se había masturbado cada mañana en la ducha, pensando en cómo se sentiría ser tocado de verdad por el embajador, besarle y hacerle el amor. Esa mañana casi le pilla Lucy, porque no la oyó entrar en el pequeño cuarto de baño. Obviamente no había sido tan silencioso como había pensado al correrse porque le preguntó si estaba bien. Había murmurado algo, temeroso de que metiera la cabeza a través de la cortina y pudiera darse cuenta de lo que acababa de ocurrir. 

—¡Maldita sea!
Harry se levantó de un salto y tomó su chaqueta del perchero junto a la puerta. Una vez más. Una vez más iría a la oficina de Louis y demandaría que le dejaran entrar. 
***** 
—No esta aquí, Harry, lo siento. —Gertje Claessens le miraba compasiva, observando como la desilusión se dibujaba en su rostro—. Escucha, siéntate un momento y deja que te prepare una taza de café. O té. ¿Bebes té, verdad? 

Harry sacudió la cabeza. 

—¿Le dio mi número de teléfono? 

—Sí, cariño, lo hice. 

Intentó sonreír. 

—Gracias, Gertje. —Y se giró para marcharse. 

—Harry… —Al girarse para mirarla se dio cuenta de que dudaba hablar—. Ve al Palais des Beaux Arts esta noche. Es la gala de apertura de la exhibición de arte indio-americano. Aquí tienes… —Buscó dentro de un cajón—. Esta es la invitación de reserva de Louis. Yo siempre pido alguna más, por si él y la señora Tomlinson no pueden llegar juntos. 

Con una gran sonrisa en su rostro, el joven dio dos pasos hacia delante, tomó su cabeza entre las manos y la dio un contundente beso en los labios. 

—No haga nada que yo no haría —lo oyó decir mientras se marchaba corriendo de la oficina. 
***** 
 Eleanor había pasado el día en un spa en Grimbergen. Había sido su bienvenida al club de Mujeres Americanas en Bélgica y, aunque no era exactamente su objetivo en la vida el pasar su tiempo del mismo modo que la mayoría de las mujeres expatriadas lo hacían, disfrutaba de un buen masaje tanto como cualquiera. 

Llevaba un top de color crema, unos cortos pantalones de tela ajustados y no llevaba sujetador, y se admiraba a sí misma en el gigante espejo del cuarto de baño, que ocupaba casi toda la pared. No se veía distinta esta mañana. Seguía siendo bastante delgada, sin ninguna de las curvas que tenía una verdadera mujer, y se temía que no tenía suficiente pecho como para llenar de verdad un sujetador. 
Gracias a Dios por los Wonderbras. Sin embargo, sí tenía músculo, y en todos los lugares adecuados, quizá porque era así cómo le gustaba a Louis. Su piel se sentía cuidada y suave después de todo un día de masajes y barro. 

Se tocaba su vientre plano cuando notó que Louis estaba parado en su lugar habitual junto a la puerta. 

—Hola, extraño… ¿te gusta lo que ves? —preguntó seductoramente. 

Eleanor podía ver a Louis quitarse despacio la camisa y colocarse tras ella. Al abrazarla, gimió como asentimiento. 

—Hola, Ele. Hueles a rosas y tu piel parece seda. 

Su tacto era suave y enseguida hizo que su piel tintineara mientras se apoyaba en su contra para sentirle más cerca. Comenzó a besarla el cuello y a rozar su creciente erección contra su culo, mientras metía la mano en sus pantalones. Eleanor disfrutaba de este nuevo lado de Louis que veía. Nunca había sido un compañero de cama muy aventurero, pero no importaba porque era un marido responsable. 

Sólo que ahora podía verse en el espejo mientras le besaba el hombro y usaba su dedo para acariciar su sexo de manera circular, haciéndola humedecerse. 

Echó la mano hacia atrás para desabrocharle los pantalones. Sentir los dedos de Louis sobre su sexo era fantástico, pero verle hacerlo, además, hizo que su corazón se acelerara. Quería sentirle dentro, quería que la tumbara sobre el lavabo y que se la metiera una y otra vez, mientras le observaba hacérselo. 

—Venga Louis, muéstrame lo que tienes. 

Esto hizo que mirara hacia el espejo, sus ojos azul celeste un poco nublados, sus labios rojos y húmedos por besarla el cuello. La coleta que Eleanor llevaba comenzó a deshacerse, y sonrió cuando se la acomodó para que el pelo quedara fuera de su cara. Louis dejó caer pantalones y calzoncillos al suelo y se los sacó, para enseguida arrodillarse para quitarle los pantalones. 
—Quiero ver cómo me follas, Louis, aquí, delante del espejo. ¿Te gustaría? —Inhaló con fuerza cuando la empujó contra el lavabo y la metió dos dedos. 

Cuando miró hacia arriba, comprobó que sonreía ampliamente. 

—Estás increíblemente húmeda, Ele. 

—Bueno, ¿y qué esperabas?
Gimió cuando sintió que sacaba los dedos y la penetraba inmediatamente. Se sentía bien tenerle dentro, y sabía demasiado bien que Louis era un amante poco egoísta. Esperaba que no se corriera enseguida con la intoxicante visión de ambos juntos y unidos en el espejo, pero al fin y al cabo, no estaba mirando. Podía sentir sus manos en las caderas, y su respiración en el cuello. 

Cuando comenzó a moverse despacio, se dio cuenta de que quería más, quería tener el control, lo que era mucho menos inusual que el hecho de que estaban siendo lo suficientemente arrojados como para follar delante del espejo del cuarto de baño, un espejo que ambos habían odiado desde el mismo instante en que habían entrado en la casa. Y ahora mismo se había convertido en indispensable. 

Eleanor se echó hacia atrás y obligó con su cuerpo a Louis a sentarse sobre el inodoro cerrado. Se había agarrado a su cintura y contuvo el aliento cuando cayeron sobre la dura superficie. Comprobó que desde donde estaban sentados tenía una visión completa de ambos en el espejo entre los dos lavabos. Abrió con cuidado las piernas y se inclinó hacia atrás para poder verle enterrado en su interior, su pene brillante y húmedo por sus fluidos. Con sus brazos alrededor de la cintura, se inclinó de nuevo hacia delante para apoyar las manos sobre las rodillas y usarlas como apoyo para comenzar a cabalgarle. 

Primero despacio, hasta que consiguió variar el ángulo de modo que él golpeara justo ese sitio en su interior, con la fricción correcta que la hizo respirar erráticamente y gemir. 

—Oh, Louis. Qué bien, Louis. 
Colocó las manos bajo sus costillas para ayudarla a moverse cuando incrementó la velocidad, y también comenzó a empujar hacia arriba. 

La vista del espejo era excitante, porque podía verse a sí misma cabalgando aquella polla dura y hermosa. Sabía que se iba a correr como hacía mucho tiempo que no lo hacía, cuando sintió la tensión comenzar a construirse en sus músculos. Louis también abrió las piernas, abriendo las suyas aún más. Hizo que perdiera algo de su equilibrio, pero cuando miró hacia arriba vio sus ojos, oscurecidos por la pasión de mirarse en la brillante superficie del espejo, y aquella mirada de Louis la hizo alcanzar el orgasmo, haciendo que se convulsionara alrededor de su duro miembro. Pudo sentir que enterraba su cabeza en la curva de su cuello, murmurando algo que sonaba como «sí, sí, ya puedes», mientras sus movimientos también se volvían erráticos y convulsos. 

Se dejó caer bruscamente sobre el cuerpo rendido de Louis, y se dio cuenta a través de la neblina de su orgasmo que ni si quiera se habían besado. El cuerpo de él estaba caliente y sudoroso bajo el suyo. 

—¿Estás bien? —susurró.
—Sí —dijo con voz ronca—. Dame un minuto. 

Mientras se levantaba de su incómoda posición y le sentía escurrirse de su cuerpo, decidió que ambos necesitaban una ducha antes de poder ir a algún sitio. 

Y tenían una exhibición de arte a la que atender.

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Ok, ok, se que lo ultimo no les gustara nada, y lo se a mi tampoco, quise quitarlo, pero en serio es importante para lo que pasara mas adelante, en serio, siento mucho si no les gusta, pero se compensara lo prometo.
Muchas gracias por leer, y sus comentarios, son la onda.
Bye

El final... Eeeeeewwww :quemierda: ... Me he saltado muchas partes del final jajajaja 
Pobre Harry desesperado y Louis no se queda corto jaja
Haver que pasa en la exposicion :ñomñom:

:muere: :muere: :muere: :muere: :muere: :muere: :muere: :muere: :muere: :muere: :muere: 

Ese final... ¬¬'
Tienes toda la razón a mi no me gusto nada ¬¬' Eleanor no se debe desaparecer  YAA! ahh yaps :( pero buee hay que esperar para lo que viene después como decis tu :'D me encanta seguila pronto'

Helou:3

¿Que decirte?
Me esta encantando:I

Estaba y yo yo ... iba a explotar u-u
Cada vez que se quedaban solos era como
Se vieneeee, el beso, pero no pasaba nada
Quiero beso o - o

y Louis con Eleanor:c
que feooo:c


Buenooo:3
Adios<3