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Fuckin' Perfect {novela colectiva.
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Re: Fuckin' Perfect {novela colectiva.
Wri, hablamos por MP y me cuentas al idea?
Y de paso yo te cuento miles de las que tengo pero nunca hago :P
Y de paso yo te cuento miles de las que tengo pero nunca hago :P
Spark.
Re: Fuckin' Perfect {novela colectiva.
dice que stá escribiendo pero espero que suba pronto, yo tambien escribo (de otra enecé) así que la entiendo(? pero esperoq ue suba prontis
Spark.
Re: Fuckin' Perfect {novela colectiva.
Capítulo 04.
Mackenna salió de su habitación con un gran abrigo rojo cubriéndole el cuerpo hasta las rodillas, sin mostrar el negro y corto vestido sin mangas que mostraba sus piernas y sus brazos al completo. Se puso unas sandalias y rezó para que su madre no estuviera en la sala, o tendría que volver a mentirle.
Atravesó la sala de estar en silencio y salió de su casa sin hacer ni el menor ruido, dirigiéndose al gran casino al que ni una noche podía faltar. No quería, y tampoco podía. Siguió caminando en la fría noche, abrigándose con su calor corporal hasta que estuvo a dos cuadras del casino; entró en un pasaje y se sacó el abrigo, que escondió entre unas cajas, del bolso que llevaba sacó unos tacos de siete centímetros y los dejo bien puestos en sus píes. Revisó el dinero que llevaba en el bolso y supo que en esa noche podría duplicarlo o hasta, con algo de suerte, triplicarlo.
Se paró derecha y con confianza, sólo con un bolso con dinero dentro y su celular y caminó hasta la entrada del casino, sonrió al guardia y dio unos billetes en la entrada, luego vio todo el lugar: jóvenes jugando desesperados en las máquinas, gente más sofisticada (como lo llamaba ella) alrededor de mesas, con cartas en la mano y cosas valiosas para apostar. Sonrió.
Con los años se había vuelto una profesional con los juegos, y también con las apuestas, pero también muchas veces se había quedado sin casa y tuvo que seguir apostando cosas que no tenía para recuperarla. Pero la suerte siempre estuvo de su lado, por lo que miedo no tuvo cuando sacó la mitad de los billetes que tenía y los puso sobre la mesa en la que llevaba ya veinte minutos.
―¿Cuánto es? –preguntó un hombre en traje.
Una vez, él había amenazado con matarla si no le devolvía su dinero, y le dio la el cuarto del total sin decirle. Desde ese momento que el gordo y canoso hombre en traje era el único que la intimidaba, pero lo escondía tan bien que hasta ella misma se lo creía.
―Mil –mintió Mackenna sonriendo, mientras apoyaba sus codos en la mesa y su cabeza en las manos. Sonrió con ternura fingida.
El hombre puso la misma cantidad de dinero sobre la mesa, y luego dio vuelta sus cartas, poniéndolas en la mesa y sonriendo con auto suficiencia. Ella fingió sentirse triste, miró sus cartas y mientras las daba vuelta y las ponía sobre la mesa, su tristeza se transformó en una sonrisa tierna.
―Trampa –dijo rápidamente el hombre.
―Como digas –respondió la chica, tomando los dos puñados de billetes y guardándolos como pudo, pero sin perder ni la compostura ni la dignidad –. Ah, y cuídate, querido –dijo y le guiñó un ojo.
No solía apostar mucho, pero cuando podía y quería lo hacía, y siempre terminaba con más dinero del que tenía cuando usaba las máquinas. Se dirigió a una de las máquinas y vio hacia arriba, como le pasaba a veces. Allí, en un espacio del segundo piso al que ella nunca podría entrar estaba del casino, hablando animosamente con alguien, a su lado, pero sin decir nada, estaba un chico alto, o al menos más que ella, moreno y con unos ojos que, a pesar de que estaba bien lejos, resaltaban considerablemente.
Volvió a prestar atención a la máquina, sin saber que ahora él era quien la miraba.
“Enna, ¿aún no estás en tu casa? Tú mamá me llamó vuelta loca, apresúrate.” Decía el mensaje de Nina, su prima. Lo leyó cuando estaba saliendo, así que contestó con un simple “voy llegando”.
Se despidió del guardia con una sonrisa y salió del lugar, en camino hacia el pasaje donde había dejado su abrigo y zapatos bajos. Llegó, se cambio los zapatos y cuando se ponía el abrigo sintió una voz detrás, una voz que le puso los pelos de punta.
―Volvemos a lo de la otra vez, querida –escuchó mientras se volteaba –, pero ahora, quiero todo mi dinero.
―Lo gané; acéptalo –respondió, ocultando el miedo.
―Y tu acepta –dijo acercándose – que me darás mi dinero, o simplemente, te mato.
Lo miró a los ojos y luego vio a dos hombres detrás de él, no eran tan gordos, pero si daban miedo. Tenías que apostar justo hoy y justo con este viejo, Mackenna, le dijo una voz en su cabeza. Lo volvió a mirar y corrió al lado de él, justo cuando uno de los hombres la atrapaba por la cintura y le quitaba el bolso. Recurrió a su última opción.
―¡Ayuda! –gritó con todas sus fuerzas.
Le quitaron su bolso y cuando vio que iba a recibir un buen golpe en el estómago, todo fue interrumpido por una voz:
―¡Déjenla, ahora! –la voz de un chico, un chico que no conocía, pero que no sonaba como una amenaza.
―No te metas, chiquillo.
―Me meto. Ella ganó, el dinero es de ella –volteó la cabeza y miró a la chica –. Déjenla, o llamo a seguridad.
Con brusquedad el hombre soltó a Mackenna y el otro le devolvió su bolso, con todo el dinero dentro. Le dieron una fría mirada y se subieron a un auto negro que recién ella había notado, segundos después, sólo había dos personas en esa calle.
Mackenna no solía decir “gracias”, de hecho, no recordaba la última vez que lo había hecho, pero tuvo un repentino sentimiento de gratitud, cosa que era de esperarse, y las palabras salieron de su boca antes de que pudiera retenerlas:
―Gracias.
―No es nada –respondió el moreno acercándose –. Te siguieron un buen rato ahí dentro, era de esperarse que te hicieran algo aquí. Ese hombre es peligroso, ¿sabías?
―Sí… pero eso no me quita las ganas de querer venir a jugar –respondió Mackenna, bajando la mirada.
Él la miro, con sus sandalias blancas y su bolso agarrado con fuerza, mientras se abrazaba a sí misma, tiritando del frío por ese diminuto vestido. A diario veía a chicas así, pero ninguna le había llamado tanto la atención, y a ninguna otra la miraba cada día desde la parte alta del casino.
―Zayn Malik –dijo extendiendo la mano.
―Mackenna Kaely –respondió ella, y lo volvió a mirar los ojos–. Dime Enna, si quieres –concluyó correspondiéndole la mano.
Atravesó la sala de estar en silencio y salió de su casa sin hacer ni el menor ruido, dirigiéndose al gran casino al que ni una noche podía faltar. No quería, y tampoco podía. Siguió caminando en la fría noche, abrigándose con su calor corporal hasta que estuvo a dos cuadras del casino; entró en un pasaje y se sacó el abrigo, que escondió entre unas cajas, del bolso que llevaba sacó unos tacos de siete centímetros y los dejo bien puestos en sus píes. Revisó el dinero que llevaba en el bolso y supo que en esa noche podría duplicarlo o hasta, con algo de suerte, triplicarlo.
Se paró derecha y con confianza, sólo con un bolso con dinero dentro y su celular y caminó hasta la entrada del casino, sonrió al guardia y dio unos billetes en la entrada, luego vio todo el lugar: jóvenes jugando desesperados en las máquinas, gente más sofisticada (como lo llamaba ella) alrededor de mesas, con cartas en la mano y cosas valiosas para apostar. Sonrió.
Con los años se había vuelto una profesional con los juegos, y también con las apuestas, pero también muchas veces se había quedado sin casa y tuvo que seguir apostando cosas que no tenía para recuperarla. Pero la suerte siempre estuvo de su lado, por lo que miedo no tuvo cuando sacó la mitad de los billetes que tenía y los puso sobre la mesa en la que llevaba ya veinte minutos.
―¿Cuánto es? –preguntó un hombre en traje.
Una vez, él había amenazado con matarla si no le devolvía su dinero, y le dio la el cuarto del total sin decirle. Desde ese momento que el gordo y canoso hombre en traje era el único que la intimidaba, pero lo escondía tan bien que hasta ella misma se lo creía.
―Mil –mintió Mackenna sonriendo, mientras apoyaba sus codos en la mesa y su cabeza en las manos. Sonrió con ternura fingida.
El hombre puso la misma cantidad de dinero sobre la mesa, y luego dio vuelta sus cartas, poniéndolas en la mesa y sonriendo con auto suficiencia. Ella fingió sentirse triste, miró sus cartas y mientras las daba vuelta y las ponía sobre la mesa, su tristeza se transformó en una sonrisa tierna.
―Trampa –dijo rápidamente el hombre.
―Como digas –respondió la chica, tomando los dos puñados de billetes y guardándolos como pudo, pero sin perder ni la compostura ni la dignidad –. Ah, y cuídate, querido –dijo y le guiñó un ojo.
No solía apostar mucho, pero cuando podía y quería lo hacía, y siempre terminaba con más dinero del que tenía cuando usaba las máquinas. Se dirigió a una de las máquinas y vio hacia arriba, como le pasaba a veces. Allí, en un espacio del segundo piso al que ella nunca podría entrar estaba del casino, hablando animosamente con alguien, a su lado, pero sin decir nada, estaba un chico alto, o al menos más que ella, moreno y con unos ojos que, a pesar de que estaba bien lejos, resaltaban considerablemente.
Volvió a prestar atención a la máquina, sin saber que ahora él era quien la miraba.
“Enna, ¿aún no estás en tu casa? Tú mamá me llamó vuelta loca, apresúrate.” Decía el mensaje de Nina, su prima. Lo leyó cuando estaba saliendo, así que contestó con un simple “voy llegando”.
Se despidió del guardia con una sonrisa y salió del lugar, en camino hacia el pasaje donde había dejado su abrigo y zapatos bajos. Llegó, se cambio los zapatos y cuando se ponía el abrigo sintió una voz detrás, una voz que le puso los pelos de punta.
―Volvemos a lo de la otra vez, querida –escuchó mientras se volteaba –, pero ahora, quiero todo mi dinero.
―Lo gané; acéptalo –respondió, ocultando el miedo.
―Y tu acepta –dijo acercándose – que me darás mi dinero, o simplemente, te mato.
Lo miró a los ojos y luego vio a dos hombres detrás de él, no eran tan gordos, pero si daban miedo. Tenías que apostar justo hoy y justo con este viejo, Mackenna, le dijo una voz en su cabeza. Lo volvió a mirar y corrió al lado de él, justo cuando uno de los hombres la atrapaba por la cintura y le quitaba el bolso. Recurrió a su última opción.
―¡Ayuda! –gritó con todas sus fuerzas.
Le quitaron su bolso y cuando vio que iba a recibir un buen golpe en el estómago, todo fue interrumpido por una voz:
―¡Déjenla, ahora! –la voz de un chico, un chico que no conocía, pero que no sonaba como una amenaza.
―No te metas, chiquillo.
―Me meto. Ella ganó, el dinero es de ella –volteó la cabeza y miró a la chica –. Déjenla, o llamo a seguridad.
Con brusquedad el hombre soltó a Mackenna y el otro le devolvió su bolso, con todo el dinero dentro. Le dieron una fría mirada y se subieron a un auto negro que recién ella había notado, segundos después, sólo había dos personas en esa calle.
Mackenna no solía decir “gracias”, de hecho, no recordaba la última vez que lo había hecho, pero tuvo un repentino sentimiento de gratitud, cosa que era de esperarse, y las palabras salieron de su boca antes de que pudiera retenerlas:
―Gracias.
―No es nada –respondió el moreno acercándose –. Te siguieron un buen rato ahí dentro, era de esperarse que te hicieran algo aquí. Ese hombre es peligroso, ¿sabías?
―Sí… pero eso no me quita las ganas de querer venir a jugar –respondió Mackenna, bajando la mirada.
Él la miro, con sus sandalias blancas y su bolso agarrado con fuerza, mientras se abrazaba a sí misma, tiritando del frío por ese diminuto vestido. A diario veía a chicas así, pero ninguna le había llamado tanto la atención, y a ninguna otra la miraba cada día desde la parte alta del casino.
―Zayn Malik –dijo extendiendo la mano.
―Mackenna Kaely –respondió ella, y lo volvió a mirar los ojos–. Dime Enna, si quieres –concluyó correspondiéndole la mano.
- Abre aquí e.e:
- Aquí está mi capítulo... no le encuentro mucha emoción, pero es mejor que los primeros intentos de capítulo que tuve ayer :3 Ojalá les guste (:
Saludos bellas criaturas n.n
Siguiente: ZarryHorTomPay {Aida}
S w i f t i e.
Re: Fuckin' Perfect {novela colectiva.
Oh, que pesioso todo. (?)
Zayn la mira siempre desde la parte alta del casino, que adorable.
El viejo chocho ese, no me gusta, nada de nada.
Espero el de Aida, aunque no sé yo si aparecerá, ya que no ha comentado aún:c
Well, eso, me ha gustado mucho el capítulo Maca:)
Shau♥
Zayn la mira siempre desde la parte alta del casino, que adorable.
El viejo chocho ese, no me gusta, nada de nada.
Espero el de Aida, aunque no sé yo si aparecerá, ya que no ha comentado aún:c
Well, eso, me ha gustado mucho el capítulo Maca:)
Shau♥
vendetta.
Re: Fuckin' Perfect {novela colectiva.
me gustó el cap, sé que el viejuno ese traerá más de un dolor de cabeza... Ahora, Maca, espero que subas en el Verano porfa please
sí, aunque uizas se le olvidó revisar el tema o algo, idk.
sí, aunque uizas se le olvidó revisar el tema o algo, idk.
Spark.
Re: Fuckin' Perfect {novela colectiva.
Me ha gustado mucho^^
Zayn es una completa ternura.
Igual que a Ruth,a mi tampoco me gusta el viejo ese.
Espero el de Aida^^
Zayn es una completa ternura.
Igual que a Ruth,a mi tampoco me gusta el viejo ese.
Espero el de Aida^^
raymond.
Re: Fuckin' Perfect {novela colectiva.
Cambio de turno.
Aida, como no he tenido noticias tuyas últimamente, me temo que tendré que eliminarte, ya que, no has avisado ni nada. Pero bueno, si me contestas o sé algo de ti durante la próxima semana, estás dentro de nuevo^^
SIGUIENTE: Future Sra. Styles. {Lidia}
vendetta.
Re: Fuckin' Perfect {novela colectiva.
Capítulo 05.
Aplausos inundaron sus oídos, la castaña no se limitó a hacer nada, solo a salir de allí. Lo único que quería era cambiarse y esperar en la especie de "camerino" donde se preparaba para hacer su show diario, no le gustaba su trabajo, para nada, pero lo tenía hacer si quería que su hermana sobreviviera.
Suspiró frustada luchando por que sus lagrimas no cayeran por sus ojos, muchos pensarían que su vida era perfecta por ser hija de una famosa modelo, pero no lo era, para nada. A su hermana pequeña le detectaron cáncer dos años atrás y el tratamiento era demasiado caro y ella como hermana mayor, quería ayudarla, era una de las personas que mas amaba y posiblemente la única que "notaba su existencia". Desde pequeña, al ser la mediana de todos los hermanos, era la que menos atención recibía se centraban en todos menos en ella, en sus hermanos mayores y los pequeños era la atención de su casa, ¿Ella? La ignorada.
- Lo has hecho perfectamente Alexa.- Le felicitó el director del club quiñándole un ojo.
"Alexa" era el artístico que había optado, era su segundo nombre, para hacerle mas fácil reaccionar ante ese nombre.
- Gracias.- agradeció con una sonrisa mientras recogía las cosas y las metía en su fiel bolsa.
- No tienes que agradecer nada, sabes que digo la verdad.- dijo con una gran sonrisa en la cara. John era su jefe, no mas de 25 años, rubio con ojos verdosos y con una perfecta sonrisa. A Marie siempre le había atraído pero estaba seguro que alguien como él no se fijaría en una chica como ella.
- ¿Me puedo ir ya?- preguntó esperanzada la oji-chocolate.
- Claro que sí, no te olvides, mañana te quiero aquí a las 17:00 hrs. tendrás que hacer ese show privado que te comuniqué.- Aviso.
- Claro, no lo he olvidado.
Esas fueron las palabras de la chica antes de salir de aquel club, suspiró, estaba cansada, muy cansada. Un fuerte dolor de cabeza hacía que su vista visualizará bien, aunque en realidad la casua de eso es que sus amigas gafas no estaban sobre su nariz.
Una vez que se encontraba lejos del club, quitó la mascará que yacía sobre su bello rostro, sus débiles ojos se notaban cansado, sus labios estaban secos y su nariz estaba roja, debido al frío que hacía a altas alturas de la noche.
Miro su mano derecha y como deseó estar en la situación de su hermana mayor en ese momento, su hermana era perfecta, chica con una cabellera negra y larga, flequillo aun lado, ojos marrones verdosos, adorada por su familia y con solo casi 22 años estaba comprometida. Marie, nunca había tenido novio formal, había dado su primer beso; si, al igual que había perdido su virginidad. Pero lo que es un novio formal de esos que duran meses hasta años, no. Esperaba alguna vez tener uno, pero era una cosa imposible, ¿quién iba a querer a una chica de físico que se encontraba por todos lados? ¿Sin cuerpo de modelo y siendo stripper por la noche para pagarle el tratamiento a su hermana? Nadie y para su desgracia, lo sabía.
Sus ojos se cerraban, al igual que su sueño aumentaba, se lamentaba de no haber cogido el coche -regalo de su cumpleaños número 18, por parte de su prima.- para llegar al club, pero si lo hacía y veían la matrícula, corría peligro en que descubriera que realmente era Marie Moon, la hija de la modelo.
More Than Friends sonaba por la calle, era su teléfono móvil. En la pantalla apareció el nombre "Alice".
- ¿Qué quieres enana?- preguntó al ver que la que llamaba era la misma persona que tenía su mismo físico.
- Son las dos de la mañana de un jueves y mañana hay clases, ¿vendrás a casa?- preguntó preocupada.
- No creo que te importe.- dijo fría mientras seguía caminando.
- No seas así Moon, sabes que como hermana me preocupo.- dijo.
"Hermana" le había usado el termino ese en vez de decir "Gemelas" era lo que mas le dolía, que la persona con la que había pasado dentro del mismo vientre durante casi nueve meses, no le importe, porque a ella, Alice le importaba y mucho.
-Si, si.- dijo ella sin hacer mucho caso.- Llegaré a casa en cuánto llegue, no me esperes porque no te pedí que lo hagas.
-Vale, adiós fea.- dijo.
-Adios.- se despidió.
Le había llamado “fea” y era lo que hizo que su corazón latiera rápidamente de felicidad, así era como se llamaban de pequeñas “Enana, fea, loca, niña, clon, copia” eran algunos motes, que con el tiempo, se habían ido disminuyendo a no dirigirse ni siquiera la palabra, en el instituto se ignoraba y en casa, igual, eran iguales, desconocidas iguales, era lo que hoy día eran.
Rió un poco al recordad las tonterías que hacían juntas, en la infancia todo fue como un cielo despejado con un sol y con pajaritos cantando, hasta los 11 años fue cuándo recibía más atención, después llego la lluvia que tapó su vida, haciendo como si sobrará, solo estaba en su casa por su pequeña Anne, si no, se hubiera mudado mucho antes a casa de sus tíos.
Cuándo su pequeña de ojos azules cogió cáncer, su mundo se vino abajo, su madre –la cuál la fama que tenía como modelo se le subió a la cabeza.- no le hacía caso y se negó a pagarle el tratamiento, esa era la razón por la que trabajaba allí y no lo pagaba la rubia de su madre. Aquella cuarentona era el demonio en persona.
El oído de un claxon llenó sus oídos.
-¿Te llevo guapa?- dijo una voz ronca desde el coche, bajo la ventana y dejo ver a un chico de ojos esmeraldas y con cabeza llena de rulos.
-No gracias, voy caminando.- Dijo temerosa y sonriendo falsamente.
-Vamos Alexa, no seas así.- Continuó con una pizca de maldad en su voz.
La chica giró asustada, ¿Cómo sabía que era “Alexa”? Entonces lo reconoció, era un chico que solía visitar el club y que nunca, quitaba la mirada de ella.
El miedo recorrió todo su cuerpo, ¿iba o no?
Sigue: Writer{Ruth}
- Spoiler:
- Sé que he tardado mucho y lo siento, esto es lo único que me ha salido y no me ha gustado mucho, espero que a vosotras aunque sea un poco. Espero el capítulo de Ru.
raymond.
Re: Fuckin' Perfect {novela colectiva.
WRI ESPERO TU CAAAAAAAAAAAP
ahora, el cap me gustó, se supieron muchas cosas sobre ella muy rápido. Oh, tiene una gemela, y su hermanita tiene cáncer :c y su madre es una bitch -.-
ahora, el cap me gustó, se supieron muchas cosas sobre ella muy rápido. Oh, tiene una gemela, y su hermanita tiene cáncer :c y su madre es una bitch -.-
Spark.
Re: Fuckin' Perfect {novela colectiva.
Puta vida tete._. No, en serio, Marie tiene una vida muy muy complicada.
Ya odio a su madre...
Me ha gustado mucho el cap! Y a las que no han comentado, COMENTAD BITCHES DE CACA.
Hoy o mañana subo, sí?
Beshush♥
Ya odio a su madre...
Me ha gustado mucho el cap! Y a las que no han comentado, COMENTAD BITCHES DE CACA.
Hoy o mañana subo, sí?
Beshush♥
vendetta.
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