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Hijos de la Luna, Lágrimas del Sol.
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Hijos de la Luna, Lágrimas del Sol.
6.
UN AÑO DESPUÉS
Narra Bree
Había sido llevada a un hospital por la contusión, no sabía por qué había pasado pero sí recordaba todo, el hábitat verde y lleno de vida que compartí con Blake, él huyó antes de que los paramédicos aparecieran y no lo había visto desde entonces. Terminé la escuela y decidí entrar en la Academia de combate, Bruno ya se había graduado y lo enviaron al otro lado de Sydwood, en donde estaba La División, en donde sería enviado a misiones en Riafgod. Lo nuestro no duró casi nada…
Estaba en mi primer año en la Academia, era bastante buena en la parte física. Mi especialidad eran los cuchillos, podía manejarlos fácilmente: cuchillos, navajas, lanzas, hachas, de todo tipo. Cada día me preguntaba qué pasó con Blake, me llenaba de intriga, y no cumplí nuestra promesa: buscar qué significaba ese brillo en nuestras marcas. Raramente, nunca me había vuelto a pasar, lo del brillo me refiero.
Era de noche, el insomnio me volvía a atacar. Mis compañeras de cuarto: Jez, Phoebe, Grace y Keira dormían con placer en sus camas. Me levanté en silencio, tomé mi encendedor y salí de la habitación. Me dirigí a la Sala de Entrenamiento de la Academia, esperando poder distraerme un poco.
No había visto a mi familia desde que entré: aquí no se permiten las visitas. Se supone que eso es para que crezcamos con odio y sirvamos en la batalla, ese es mi punto de vista. ¿Cómo estará Devon? Me pregunto qué tan grande debería de estar. Eva… La última vez que la vi, ni me despedí, estaba enojada con ella no recordaba por qué. Mis padres ya se habían ido a trabajar sin despedirse cuando la nave llegó por mí. Recuerdo que le di un beso y un abrazo a Devon, tomé mi equipaje y salí de mi hogar.
Estaba en pijama en la sala, me dirigí al armario de las armas y saqué una bolsa de terciopelo rojo repleta de toda clase de cuchillos y navajas, ahí me gustaba guardar mis cuchillos. Me dirigí al panel y preparé la estación número seis: combate para profesionales. Era rápido, tenías que esquivar hologramas de guerreros de Riafgod que habían servido hace poco tiempo, en el último enfrentamiento pequeño que hubo. Tenía un cuchillo en cada mano, y cuchillos regados por el suelo. Respiré hondo con los ojos cerrados y sonó el cohete que indicó el inicio.
Un guerrero apareció a mi izquierda, dispuesto a lanzar una flecha hacia mi pecho, me arrojé al suelo y en una vuelta ágil lancé el primer cuchillo, a quién le dio a la altura del pecho. El siguiente que se asomó estaba a seis metros de mí, a mi derecha, dispuesto a lanzar su hacha. Me levanté y corrí hacia él, cuando éste dio una vuelta para lanzar el hacha, me lancé al suelo dando dos vueltas erróneas con el cuchillo aún en mi mano izquierda. Me coloqué de rodillas y me deslicé, rocé su pierna izquierda, luego me levanté detrás de él y lo apuñalé por detrás. El cuchillo desapareció con él. En la pista de obstáculos, en donde estaban los cuchillos, también había rocas de todo tamaño, un guerrero apareció justo en frente de mí con un cuchillo largo en su mano, abalanzó el cuchillo hacia mi pecho y lo esquivé, corrí por detrás de él pero éste me tomó del cabello, solté un gemido y solté una patada hacia atrás. Cuando éste me soltó, corrí hacia un cuchillo escondido detrás de una roca y cuando me levanté, el guerrero me estaba dando las espaldas, tratando de tomar aire. La roca en la que estaba escondido el cuchillo era grande, me apoyé de ella con el pie derecho y me ayudó a saltar, aterricé sobre la espalda del guerrero, insertando mi cuchillo en su espalda. Éste cayó al suelo. Vi una flecha volar sobre mi cabeza, pero ésta no me dio, me lancé al suelo, luego me apoyé de espaldas a una roca. Tomé un cuchillo a mi izquierda, me levanté y al instante una flecha me atravesó el estómago, sin hacerme daño claro, sólo era un holograma. Solté un gruñido y el simulador se apagó instantáneamente, había perdido. Solté el cuchillo en el suelo y salí del simulador.
Llegué a la entrada de la sala y salí, me encontré en el pasillo de la Academia más frió y desolado que podía existir. Me senté en el suelo, apoyándome de la pared. Encendí y apagué mi encendedor varias veces, suspirando, frustrada. Harta, de todo. Escuché pisadas, al voltear a mi derecha era Phoebe, estaba caminando hacia la cocina. Siempre iba ahí para comer algo por la noche. La seguí, no quería estar sola. Pero era tarde, se había encerrado en el congelador para comer helado de seguro. Me senté afuera, a esperarla. Encendí y apagué el encendedor otras veces más, entonces lo encendí y me quedé observándolo, cuando lo apagué me di cuenta de que el paño a mi izquierda se estaba incendiando, me sobresalté y soplé, pero era inútil. Lo arrojé al suelo, me levanté y le di patadas para ver si así se apagaba, volví a escuchar pisadas a lo lejos, me asusté y salí corriendo después de asegurarme que el fuego había parado.
Regresé a mi habitación y me recosté en mi cama, escuché una ventana rompiéndose, mucho cristales. Me levanté y me asome por la puerta, corrí de vuelta a la cocina, ahí había escuchado el estruendo, cuando giré a mi derecha, me encontré con la escena de la puerta de la cocina abierta, adentro estaba ardiendo en llamas.
-Fuego…- susurré.- ¡Fuego! ¡Alguien pida ayuda! ¡Fuego! ¡Un incendio!- comencé a gritar, corrí de vuelta a mi cuarto, encendí la luz y desperté a todas mis compañeras.- ¡Creí que lo había apagado! ¡Fue un accidente!
-¿Qué?- dijo Jez.
-¡Un incendio!
-¡¿Qué?! ¡Bree estás loca!- gritó, despertó a nuestras demás compañeras. Yo tomé uno de los cuchillos que solía guardar para una emergencia y golpeé el mango contra la alarma de incendio, el cristal se rompió y comenzó a sonar. Corrí a los demás dormitorios.
-¡Fuego! ¡Hay un incendio! ¡Levántense!- el edificio de los muchachos ya estaría informado y sería evacuado como al de las mujeres. Los profesores y la Directora nos llevaron en orden afuera del edificio, lo mismo pasó con el de los chicos. Nos reunieron a todos afuera del campus y comenzaron a pasar lista, primero las mujeres.
-¿Bree Thomas?- dijo mi nombre.
-¡Presente!- exclamé, la señorita volvió a ver su lista.
-¿Phoebe Perkins?- un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Nadie respondió.- ¿Alguien ha visto a Phoebe? ¡Phoebe Perkins!
- ¡Está en el congelador!- grité, yo era una de las primeras en la fila, corrí lo más rápido que pude, desesperada por encontrar a Phoebe, los bomberos no me alcanzaron cuando pasé por un lado, entré por la puerta de atrás de la cocina, pasé entre los escombros y me dirigí al congelador, un bombero me tomó entre sus brazos, pero yo lo pateé y corrí hasta abrir el congelador, Phoebe salió y se posó a mi lado, yo la abracé y corrimos a toda prisa por entre la puerta. Yo tocía más que nunca y ella estaba temblando, le sobé los brazos y caminamos hasta llegar con las chicas, quienes me aplaudían por salvarla.
Cuando apagaron el fuego, nos dejaron volver todos a nuestros respectivos dormitorios. Iba camino a mi dormitorio, cuando alguien me tomó por el brazo y me arrastró un poco. Un chico rubio, facciones marcadas, fuertes brazos, piel ligeramente bronceada y sonrisa perfecta.
-Creo que esto es tuyo, Bree Thomas…- dijo, nunca había hablado con él, me sorprendía que conociera mi nombre, mostró en su mano mi encendedor ligeramente quemado.
-Yo… Nunca quise encenderlo, fue un accidente. Creí que lo había apagado…- respondí.
-Eso no me lo tienes que explicar a mí…
-¿Cómo sabías que era mío?- me lo entregó bruscamente en la mano.
-Te vi jugar con él en la cocina…
-Así que era tú.- respondí, las pisadas que oí por segunda vez.- ¿Qué hacías en el dormitorio de las chicas?
-Quería verte…- dijo apenado.
-Pero no te conozco…
-Venía a conocerte.
-¿A las doce de la noche? ¿Qué clase de psicópata hace eso?
-Jez me dijo que pasara por su dormitorio, Keira me dijo que querías conocerme…
-Lo siento, no sé ni tu nombre…
-Me llamo Fred, Fred Dix.
-¿Dix?- me reí.- ¿Qué clase de apellido es ése?
-¿Qué clase de nombre es Bree?- me reí con él.
-De acuerdo, tú ganas.
-Me tengo que ir antes de que me atrapen… Y por cierto…- se acercó a mi oído.- Sé que no quisiste iniciar el fuego, te vi tratando de apagarlo, y sé quién es el culpable…- el chico se fue tan silenciosamente como una sombra.
UN AÑO DESPUÉS
Narra Bree
Había sido llevada a un hospital por la contusión, no sabía por qué había pasado pero sí recordaba todo, el hábitat verde y lleno de vida que compartí con Blake, él huyó antes de que los paramédicos aparecieran y no lo había visto desde entonces. Terminé la escuela y decidí entrar en la Academia de combate, Bruno ya se había graduado y lo enviaron al otro lado de Sydwood, en donde estaba La División, en donde sería enviado a misiones en Riafgod. Lo nuestro no duró casi nada…
Estaba en mi primer año en la Academia, era bastante buena en la parte física. Mi especialidad eran los cuchillos, podía manejarlos fácilmente: cuchillos, navajas, lanzas, hachas, de todo tipo. Cada día me preguntaba qué pasó con Blake, me llenaba de intriga, y no cumplí nuestra promesa: buscar qué significaba ese brillo en nuestras marcas. Raramente, nunca me había vuelto a pasar, lo del brillo me refiero.
Era de noche, el insomnio me volvía a atacar. Mis compañeras de cuarto: Jez, Phoebe, Grace y Keira dormían con placer en sus camas. Me levanté en silencio, tomé mi encendedor y salí de la habitación. Me dirigí a la Sala de Entrenamiento de la Academia, esperando poder distraerme un poco.
No había visto a mi familia desde que entré: aquí no se permiten las visitas. Se supone que eso es para que crezcamos con odio y sirvamos en la batalla, ese es mi punto de vista. ¿Cómo estará Devon? Me pregunto qué tan grande debería de estar. Eva… La última vez que la vi, ni me despedí, estaba enojada con ella no recordaba por qué. Mis padres ya se habían ido a trabajar sin despedirse cuando la nave llegó por mí. Recuerdo que le di un beso y un abrazo a Devon, tomé mi equipaje y salí de mi hogar.
Estaba en pijama en la sala, me dirigí al armario de las armas y saqué una bolsa de terciopelo rojo repleta de toda clase de cuchillos y navajas, ahí me gustaba guardar mis cuchillos. Me dirigí al panel y preparé la estación número seis: combate para profesionales. Era rápido, tenías que esquivar hologramas de guerreros de Riafgod que habían servido hace poco tiempo, en el último enfrentamiento pequeño que hubo. Tenía un cuchillo en cada mano, y cuchillos regados por el suelo. Respiré hondo con los ojos cerrados y sonó el cohete que indicó el inicio.
Un guerrero apareció a mi izquierda, dispuesto a lanzar una flecha hacia mi pecho, me arrojé al suelo y en una vuelta ágil lancé el primer cuchillo, a quién le dio a la altura del pecho. El siguiente que se asomó estaba a seis metros de mí, a mi derecha, dispuesto a lanzar su hacha. Me levanté y corrí hacia él, cuando éste dio una vuelta para lanzar el hacha, me lancé al suelo dando dos vueltas erróneas con el cuchillo aún en mi mano izquierda. Me coloqué de rodillas y me deslicé, rocé su pierna izquierda, luego me levanté detrás de él y lo apuñalé por detrás. El cuchillo desapareció con él. En la pista de obstáculos, en donde estaban los cuchillos, también había rocas de todo tamaño, un guerrero apareció justo en frente de mí con un cuchillo largo en su mano, abalanzó el cuchillo hacia mi pecho y lo esquivé, corrí por detrás de él pero éste me tomó del cabello, solté un gemido y solté una patada hacia atrás. Cuando éste me soltó, corrí hacia un cuchillo escondido detrás de una roca y cuando me levanté, el guerrero me estaba dando las espaldas, tratando de tomar aire. La roca en la que estaba escondido el cuchillo era grande, me apoyé de ella con el pie derecho y me ayudó a saltar, aterricé sobre la espalda del guerrero, insertando mi cuchillo en su espalda. Éste cayó al suelo. Vi una flecha volar sobre mi cabeza, pero ésta no me dio, me lancé al suelo, luego me apoyé de espaldas a una roca. Tomé un cuchillo a mi izquierda, me levanté y al instante una flecha me atravesó el estómago, sin hacerme daño claro, sólo era un holograma. Solté un gruñido y el simulador se apagó instantáneamente, había perdido. Solté el cuchillo en el suelo y salí del simulador.
Llegué a la entrada de la sala y salí, me encontré en el pasillo de la Academia más frió y desolado que podía existir. Me senté en el suelo, apoyándome de la pared. Encendí y apagué mi encendedor varias veces, suspirando, frustrada. Harta, de todo. Escuché pisadas, al voltear a mi derecha era Phoebe, estaba caminando hacia la cocina. Siempre iba ahí para comer algo por la noche. La seguí, no quería estar sola. Pero era tarde, se había encerrado en el congelador para comer helado de seguro. Me senté afuera, a esperarla. Encendí y apagué el encendedor otras veces más, entonces lo encendí y me quedé observándolo, cuando lo apagué me di cuenta de que el paño a mi izquierda se estaba incendiando, me sobresalté y soplé, pero era inútil. Lo arrojé al suelo, me levanté y le di patadas para ver si así se apagaba, volví a escuchar pisadas a lo lejos, me asusté y salí corriendo después de asegurarme que el fuego había parado.
Regresé a mi habitación y me recosté en mi cama, escuché una ventana rompiéndose, mucho cristales. Me levanté y me asome por la puerta, corrí de vuelta a la cocina, ahí había escuchado el estruendo, cuando giré a mi derecha, me encontré con la escena de la puerta de la cocina abierta, adentro estaba ardiendo en llamas.
-Fuego…- susurré.- ¡Fuego! ¡Alguien pida ayuda! ¡Fuego! ¡Un incendio!- comencé a gritar, corrí de vuelta a mi cuarto, encendí la luz y desperté a todas mis compañeras.- ¡Creí que lo había apagado! ¡Fue un accidente!
-¿Qué?- dijo Jez.
-¡Un incendio!
-¡¿Qué?! ¡Bree estás loca!- gritó, despertó a nuestras demás compañeras. Yo tomé uno de los cuchillos que solía guardar para una emergencia y golpeé el mango contra la alarma de incendio, el cristal se rompió y comenzó a sonar. Corrí a los demás dormitorios.
-¡Fuego! ¡Hay un incendio! ¡Levántense!- el edificio de los muchachos ya estaría informado y sería evacuado como al de las mujeres. Los profesores y la Directora nos llevaron en orden afuera del edificio, lo mismo pasó con el de los chicos. Nos reunieron a todos afuera del campus y comenzaron a pasar lista, primero las mujeres.
-¿Bree Thomas?- dijo mi nombre.
-¡Presente!- exclamé, la señorita volvió a ver su lista.
-¿Phoebe Perkins?- un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Nadie respondió.- ¿Alguien ha visto a Phoebe? ¡Phoebe Perkins!
- ¡Está en el congelador!- grité, yo era una de las primeras en la fila, corrí lo más rápido que pude, desesperada por encontrar a Phoebe, los bomberos no me alcanzaron cuando pasé por un lado, entré por la puerta de atrás de la cocina, pasé entre los escombros y me dirigí al congelador, un bombero me tomó entre sus brazos, pero yo lo pateé y corrí hasta abrir el congelador, Phoebe salió y se posó a mi lado, yo la abracé y corrimos a toda prisa por entre la puerta. Yo tocía más que nunca y ella estaba temblando, le sobé los brazos y caminamos hasta llegar con las chicas, quienes me aplaudían por salvarla.
Cuando apagaron el fuego, nos dejaron volver todos a nuestros respectivos dormitorios. Iba camino a mi dormitorio, cuando alguien me tomó por el brazo y me arrastró un poco. Un chico rubio, facciones marcadas, fuertes brazos, piel ligeramente bronceada y sonrisa perfecta.
-Creo que esto es tuyo, Bree Thomas…- dijo, nunca había hablado con él, me sorprendía que conociera mi nombre, mostró en su mano mi encendedor ligeramente quemado.
-Yo… Nunca quise encenderlo, fue un accidente. Creí que lo había apagado…- respondí.
-Eso no me lo tienes que explicar a mí…
-¿Cómo sabías que era mío?- me lo entregó bruscamente en la mano.
-Te vi jugar con él en la cocina…
-Así que era tú.- respondí, las pisadas que oí por segunda vez.- ¿Qué hacías en el dormitorio de las chicas?
-Quería verte…- dijo apenado.
-Pero no te conozco…
-Venía a conocerte.
-¿A las doce de la noche? ¿Qué clase de psicópata hace eso?
-Jez me dijo que pasara por su dormitorio, Keira me dijo que querías conocerme…
-Lo siento, no sé ni tu nombre…
-Me llamo Fred, Fred Dix.
-¿Dix?- me reí.- ¿Qué clase de apellido es ése?
-¿Qué clase de nombre es Bree?- me reí con él.
-De acuerdo, tú ganas.
-Me tengo que ir antes de que me atrapen… Y por cierto…- se acercó a mi oído.- Sé que no quisiste iniciar el fuego, te vi tratando de apagarlo, y sé quién es el culpable…- el chico se fue tan silenciosamente como una sombra.
PaolaStyles16
Re: Hijos de la Luna, Lágrimas del Sol.
7.
¿Qué? El chico me tenía confundida. Un chico que todos los días me pasaba por al lado, ¿me quería conocer? ¿Qué rayos?
AL DÍA SIGUIENTE
Me levanté temprano de mi cama, era un día lluvioso. La luz blanca se filtraba por la única ventana de nuestra habitación. Tomé mi toalla y me dirigí al baño grande del dormitorio, con mi ropa colgando del brazo izquierdo. La mayoría de las chicas todavía no se habían levantado; mejor para mí. Era la única en el baño, algunas chicas venían a lavarse las manos pero hasta ahí. El agua caliente cayó sobre mi frente, solté un suspiro y pasé mis manos por mi cabello. No sé cuánto tiempo duré debajo del agua con los ojos cerrados, pero era relajante. Sentí que algo comenzó a presionar mi palma derecha, en donde está mi Marca. Levanté la mano, fue entonces cuando sentí una punzada y solté un gemido de dolor. Me dolía mucho el brazo, sentía que tenía algo pesado sobre él. Fue entonces cuando lo vi. Chispas, brotando de mi palma; comienza a arder, es entonces cuando una llama salta de mi palma y aterriza en mi pie, me quema y doy un brinco de dolor. Cerré el agua caliente y cuando se tornó fría, adentré mi palma, comenzó a salir humo y grité de dolor. La quité, pero seguían saliendo chispas, tomé mi toalla y me envolví, seguí viendo mi palma, fue entonces cuando el fuego comenzó a brotar, y una llama como la de una vela se formó en mi palma. Me acerqué y la observé, parecía tan tranquila, y ya no ardía. Sentía un punto caliente, pero no dolía. Cerré el puño, no sentí alguna quemadura, cuando lo volví a abrir la llama seguía intacta.
-¿Bree?- escuché en el fondo, era Jez.- Oí que estabas aquí.- cuando ella se muestra, da un brinco al ver la llama.- ¡Bree!- salió corriendo hacia mí y tomó mi muñeca, me llevó a uno de los lavamanos y adentró mi mano en agua fría, la llama se extinguió y me comenzó a arder después. Mi Marca era de un rojo vivo, una herida fresca, punzante.- ¡¿Por qué no hiciste nada?! ¡Te quedaste ahí observando!
-¡No ardía!- exclamé.- Jez, no me ardía. No sentía nada, sólo un punto caliente.- Jez se quedó boquiabierta cuando respondí.- Tal vez no te he contado lo que sucedió el verano pasado…
Me senté con ella y le expliqué todo lo que sucedió, con Bruno, Blake, mi Marca, todo. Ella no supo qué responder, sólo se levantó y se fue. Yo me volví a adentrar en la ducha y después de vestirme con esto: (tercera imagen de izquierda a derecha) http://4.bp.blogspot.com/-8rfEOsIMlog/UDqRQuWgbQI/AAAAAAAACcU/yn55FTdOfiY/s1600/outfi2.png. Llevaba el uniforme de combate en mi bolso, mi última clase era Defensa Personal. Iba saliendo de mi dormitorio, y vi a todas las chicas corriendo por el pasillo aterradas, gritando.
-¿Qué sucedió?- les pregunté pero ellas no respondieron. Un chico con un cuchillo en la mano apareció de repente, me tomó del brazo y después de una vuelta ágil me tiene prisionera en sus brazos. Forcejeo pero el chico es demasiado fuerte. Esa era una de las cosas que odiaba de Sydwood, los hombres tenían esa cualidad de ser más fuerte que los de Riafgod. Me llevó a rastras por el pasillo, al salir vi a toda la multitud de estudiantes de la Academia reunidos detrás de una cinta amarilla policial, están los guardias de Sydwood detrás de la nave principal, con sus armas en las manos. Algunos tenían arcos, otros hachas, otros cuchillos; listos para disparar. El chico que me tenía como rehén era pelirrojo, pecas, ojos azules, cabello desordenado y brazos firmes y tensos. El cuchillo estaba justo a la altura de mi garganta. Yo sólo esperaba a que se acercara más a los guardias.
-¡Bajen sus armas! ¡O juro que la mato!- gritó, su voz era grave, lo que me erizó la piel. Los guardias hicieron caso, cuando estábamos a unos seis metros de los guardias, hice mi movida. Le golpeé el abdomen con mi codo, el se agachó gimiendo de dolor, me volteé, tomé su brazos, con su pierna derecha apoyé mi pie izquierdo, dando una vuelta perfecta y quedando a su espalda, doblándole el brazo, se lo pegué a la espalda y él se retorció de dolor. Se lo entregué a los guardias.- ¿La vuelta en arco? ¿Enserio?- se rió.- Un poco anticuado.- los guardias lo adentraron en la nave.
-¿Por qué lo están arrestando?- pregunté a uno de los guardias.
-Arrestamos al pirómano que ha estado iniciando incendios en las Academias de Sydwood.- él inició el incendio aquí. Alguien me tomó del brazo con delicadez.
-Yo me la llevo, ¿está bien?- preguntó una voz masculina. Al voltear, era Fred.
-Adelante.- dijo el guardia. Me tomó de la mano Fred y salimos del campo en el que estábamos.
-¿Qué quieres?- pregunté.
- ¡Hola, Fred! ¿Cómo estás? Yo bien, ¿y tú?- dijo y se rió.
-No estoy de bromas, ¿qué es lo que quieres?
-A ti.
-No es gracioso.- me tardé en responder.- ¿Fuiste tú el que llamó a los guardias por el incendio?
-Sí.
-Gracias.
-No hay de qué. Me puedes dar las gracias si te conviertes en mi compañera en Defensa Personal.
-Pero siempre estás con Chris.
-Lo sé, pero hoy no quiero. Quiero ir contigo.- me volvió a tomar de la mano pero la apartó de inmediato.- ¡Auch! ¡Estás caliente! Déjame ver tu palma.
-No.
-Déjame verla.
-No, Fred.- pero no me hizo caso, me tomó bruscamente de la palma. Y eso me erizó la piel, pensar que hizo lo mismo que hizo Blake cuando lo conocí. Se quedó viendo mi Marca.
-¿Qué te sucedió?
-Nada, me gusta remarcarla.- mentí.
-¿Eres una suicida, Bree?- preguntó y reímos.
-No, idiota.- se posó del lado izquierdo y me tomó esa mano.
-Mejor.- respondió.
- ¡Idiota!- exclamé riendo y lo empujé, pero éste se volvió a posar a mi izquierda y me abrazo mientras seguíamos caminando.
-Acompáñame a tomar un café.
-Sí, yo también necesito uno.- nos dirigimos al puesto de café más cerca, luego nos sentamos en el césped y nos pusimos a hablar. Pasó una hora y ya teníamos que ir a clases.
Al final del día, tenía Defensa Personal. Fui a los vestidores de las mujeres a cambiarme. Me encontré con mis compañeras de cuarto. Las saludé y ellas a mí, nos pusimos a hablar mientras que nos cambiábamos. El traje de Defensa Personal, no sólo en esa clase sino en todas las que implique trabajo físico, era una licra ajustada de color vino tinto, con botas militares de color negro y para las mujeres el cabello sujeto a una cola. Todas salieron y yo me quedé con Jez.
-Necesito hablar contigo.- dijo.
-¿Qué sucede?- se acercó a mi rostro.
-Aléjate de Fred.- fruncí el ceño y me reí.
- ¡Fred y yo no somos nada!- me volví a reír.
-No seas estúpida, los vi tomados de la mano y abrazándose. Aléjate de él.
-Bueno, primero que nada yo no quiero nada con él. Segundo es él el que siempre me busca a mí y siempre me anda abrazando o tomando mi mano. Así que por qué no vas e intentas llamar su atención actuando como puta, es lo que mejor haces.- dije y ella me dio una palmada en la mejilla. Yo me reí.- Mi turno.- intentó darme un puñetazo pero lo esquivé, al igual que el segundo intento, me lancé al suelo y le di una patada a la altura de los tobillos, haciendo que ésta cayera al suelo. La tomé de su traje y la choqué contra los casilleros.- No te metas conmigo.- le advertí y me fui de los vestidores. Me dirigí hacia donde estaba Fred, quien me saludó abrazándome y levantándome. Visualicé a Jez al final, mirándome con odio. Yo sonreí.
-¿Entonces? ¿Serás mi compañera?
-¿Por qué no?- dije y me reí. Jez se nos acercó y saludó a Fred con un abrazo.
-¿Quieres ser mi compañero?- le preguntó Jez.
-Lo siento, ya está conmigo.- respondí, ella tensó la mandíbula.
-Bueno, no importa, me pondré con Keira.- respondió.- Adiós, Fred.
-Ella está como… Enamorada de mí, ¿o algo así?- preguntó Fred cuando se fue.
-Se podría decir que sí. Ahorita me amenazó con que te dejara en paz.- dije y me reí.
- ¿Qué? ¡No puede ser!- dijo y se rio conmigo.
-¡Muy bien chicos, formen tres filas!- ordenó nuestra profesora.- Quiero presentarles al nuevo estudiante.- dijo ella cuando habíamos terminado de hacer las filas. Un chico castaño se levantó de una silla situada detrás de la profesora, no me había dado cuenta de que él estaba ahí. Era castaño oscuro, piel ligeramente bronceada, brazos fuertes, alto, sonrisa simpática.- Va a estar con ustedes en su clase avanzada de Defensa Personal, su nombre es Blake…
¿Qué? El chico me tenía confundida. Un chico que todos los días me pasaba por al lado, ¿me quería conocer? ¿Qué rayos?
AL DÍA SIGUIENTE
Me levanté temprano de mi cama, era un día lluvioso. La luz blanca se filtraba por la única ventana de nuestra habitación. Tomé mi toalla y me dirigí al baño grande del dormitorio, con mi ropa colgando del brazo izquierdo. La mayoría de las chicas todavía no se habían levantado; mejor para mí. Era la única en el baño, algunas chicas venían a lavarse las manos pero hasta ahí. El agua caliente cayó sobre mi frente, solté un suspiro y pasé mis manos por mi cabello. No sé cuánto tiempo duré debajo del agua con los ojos cerrados, pero era relajante. Sentí que algo comenzó a presionar mi palma derecha, en donde está mi Marca. Levanté la mano, fue entonces cuando sentí una punzada y solté un gemido de dolor. Me dolía mucho el brazo, sentía que tenía algo pesado sobre él. Fue entonces cuando lo vi. Chispas, brotando de mi palma; comienza a arder, es entonces cuando una llama salta de mi palma y aterriza en mi pie, me quema y doy un brinco de dolor. Cerré el agua caliente y cuando se tornó fría, adentré mi palma, comenzó a salir humo y grité de dolor. La quité, pero seguían saliendo chispas, tomé mi toalla y me envolví, seguí viendo mi palma, fue entonces cuando el fuego comenzó a brotar, y una llama como la de una vela se formó en mi palma. Me acerqué y la observé, parecía tan tranquila, y ya no ardía. Sentía un punto caliente, pero no dolía. Cerré el puño, no sentí alguna quemadura, cuando lo volví a abrir la llama seguía intacta.
-¿Bree?- escuché en el fondo, era Jez.- Oí que estabas aquí.- cuando ella se muestra, da un brinco al ver la llama.- ¡Bree!- salió corriendo hacia mí y tomó mi muñeca, me llevó a uno de los lavamanos y adentró mi mano en agua fría, la llama se extinguió y me comenzó a arder después. Mi Marca era de un rojo vivo, una herida fresca, punzante.- ¡¿Por qué no hiciste nada?! ¡Te quedaste ahí observando!
-¡No ardía!- exclamé.- Jez, no me ardía. No sentía nada, sólo un punto caliente.- Jez se quedó boquiabierta cuando respondí.- Tal vez no te he contado lo que sucedió el verano pasado…
Me senté con ella y le expliqué todo lo que sucedió, con Bruno, Blake, mi Marca, todo. Ella no supo qué responder, sólo se levantó y se fue. Yo me volví a adentrar en la ducha y después de vestirme con esto: (tercera imagen de izquierda a derecha) http://4.bp.blogspot.com/-8rfEOsIMlog/UDqRQuWgbQI/AAAAAAAACcU/yn55FTdOfiY/s1600/outfi2.png. Llevaba el uniforme de combate en mi bolso, mi última clase era Defensa Personal. Iba saliendo de mi dormitorio, y vi a todas las chicas corriendo por el pasillo aterradas, gritando.
-¿Qué sucedió?- les pregunté pero ellas no respondieron. Un chico con un cuchillo en la mano apareció de repente, me tomó del brazo y después de una vuelta ágil me tiene prisionera en sus brazos. Forcejeo pero el chico es demasiado fuerte. Esa era una de las cosas que odiaba de Sydwood, los hombres tenían esa cualidad de ser más fuerte que los de Riafgod. Me llevó a rastras por el pasillo, al salir vi a toda la multitud de estudiantes de la Academia reunidos detrás de una cinta amarilla policial, están los guardias de Sydwood detrás de la nave principal, con sus armas en las manos. Algunos tenían arcos, otros hachas, otros cuchillos; listos para disparar. El chico que me tenía como rehén era pelirrojo, pecas, ojos azules, cabello desordenado y brazos firmes y tensos. El cuchillo estaba justo a la altura de mi garganta. Yo sólo esperaba a que se acercara más a los guardias.
-¡Bajen sus armas! ¡O juro que la mato!- gritó, su voz era grave, lo que me erizó la piel. Los guardias hicieron caso, cuando estábamos a unos seis metros de los guardias, hice mi movida. Le golpeé el abdomen con mi codo, el se agachó gimiendo de dolor, me volteé, tomé su brazos, con su pierna derecha apoyé mi pie izquierdo, dando una vuelta perfecta y quedando a su espalda, doblándole el brazo, se lo pegué a la espalda y él se retorció de dolor. Se lo entregué a los guardias.- ¿La vuelta en arco? ¿Enserio?- se rió.- Un poco anticuado.- los guardias lo adentraron en la nave.
-¿Por qué lo están arrestando?- pregunté a uno de los guardias.
-Arrestamos al pirómano que ha estado iniciando incendios en las Academias de Sydwood.- él inició el incendio aquí. Alguien me tomó del brazo con delicadez.
-Yo me la llevo, ¿está bien?- preguntó una voz masculina. Al voltear, era Fred.
-Adelante.- dijo el guardia. Me tomó de la mano Fred y salimos del campo en el que estábamos.
-¿Qué quieres?- pregunté.
- ¡Hola, Fred! ¿Cómo estás? Yo bien, ¿y tú?- dijo y se rió.
-No estoy de bromas, ¿qué es lo que quieres?
-A ti.
-No es gracioso.- me tardé en responder.- ¿Fuiste tú el que llamó a los guardias por el incendio?
-Sí.
-Gracias.
-No hay de qué. Me puedes dar las gracias si te conviertes en mi compañera en Defensa Personal.
-Pero siempre estás con Chris.
-Lo sé, pero hoy no quiero. Quiero ir contigo.- me volvió a tomar de la mano pero la apartó de inmediato.- ¡Auch! ¡Estás caliente! Déjame ver tu palma.
-No.
-Déjame verla.
-No, Fred.- pero no me hizo caso, me tomó bruscamente de la palma. Y eso me erizó la piel, pensar que hizo lo mismo que hizo Blake cuando lo conocí. Se quedó viendo mi Marca.
-¿Qué te sucedió?
-Nada, me gusta remarcarla.- mentí.
-¿Eres una suicida, Bree?- preguntó y reímos.
-No, idiota.- se posó del lado izquierdo y me tomó esa mano.
-Mejor.- respondió.
- ¡Idiota!- exclamé riendo y lo empujé, pero éste se volvió a posar a mi izquierda y me abrazo mientras seguíamos caminando.
-Acompáñame a tomar un café.
-Sí, yo también necesito uno.- nos dirigimos al puesto de café más cerca, luego nos sentamos en el césped y nos pusimos a hablar. Pasó una hora y ya teníamos que ir a clases.
Al final del día, tenía Defensa Personal. Fui a los vestidores de las mujeres a cambiarme. Me encontré con mis compañeras de cuarto. Las saludé y ellas a mí, nos pusimos a hablar mientras que nos cambiábamos. El traje de Defensa Personal, no sólo en esa clase sino en todas las que implique trabajo físico, era una licra ajustada de color vino tinto, con botas militares de color negro y para las mujeres el cabello sujeto a una cola. Todas salieron y yo me quedé con Jez.
-Necesito hablar contigo.- dijo.
-¿Qué sucede?- se acercó a mi rostro.
-Aléjate de Fred.- fruncí el ceño y me reí.
- ¡Fred y yo no somos nada!- me volví a reír.
-No seas estúpida, los vi tomados de la mano y abrazándose. Aléjate de él.
-Bueno, primero que nada yo no quiero nada con él. Segundo es él el que siempre me busca a mí y siempre me anda abrazando o tomando mi mano. Así que por qué no vas e intentas llamar su atención actuando como puta, es lo que mejor haces.- dije y ella me dio una palmada en la mejilla. Yo me reí.- Mi turno.- intentó darme un puñetazo pero lo esquivé, al igual que el segundo intento, me lancé al suelo y le di una patada a la altura de los tobillos, haciendo que ésta cayera al suelo. La tomé de su traje y la choqué contra los casilleros.- No te metas conmigo.- le advertí y me fui de los vestidores. Me dirigí hacia donde estaba Fred, quien me saludó abrazándome y levantándome. Visualicé a Jez al final, mirándome con odio. Yo sonreí.
-¿Entonces? ¿Serás mi compañera?
-¿Por qué no?- dije y me reí. Jez se nos acercó y saludó a Fred con un abrazo.
-¿Quieres ser mi compañero?- le preguntó Jez.
-Lo siento, ya está conmigo.- respondí, ella tensó la mandíbula.
-Bueno, no importa, me pondré con Keira.- respondió.- Adiós, Fred.
-Ella está como… Enamorada de mí, ¿o algo así?- preguntó Fred cuando se fue.
-Se podría decir que sí. Ahorita me amenazó con que te dejara en paz.- dije y me reí.
- ¿Qué? ¡No puede ser!- dijo y se rio conmigo.
-¡Muy bien chicos, formen tres filas!- ordenó nuestra profesora.- Quiero presentarles al nuevo estudiante.- dijo ella cuando habíamos terminado de hacer las filas. Un chico castaño se levantó de una silla situada detrás de la profesora, no me había dado cuenta de que él estaba ahí. Era castaño oscuro, piel ligeramente bronceada, brazos fuertes, alto, sonrisa simpática.- Va a estar con ustedes en su clase avanzada de Defensa Personal, su nombre es Blake…
PaolaStyles16
Re: Hijos de la Luna, Lágrimas del Sol.
Personajes:
Bree: http://data3.whicdn.com/images/32574925/tumblr_m1o0n6bYjX1r83779_large.gif http://data1.whicdn.com/images/32575067/tumblr_m4qymf0k391rx8twro3_500_large.gif http://25.media.tumblr.com/tumblr_m308my52681r53qxoo1_500.gif
Blake: http://media.tumblr.com/tumblr_m41c0wFgNB1qhj5vqo2_500.gif http://24.media.tumblr.com/tumblr_m9hsralJu71qjnrebo4_500.gif
Fred: http://img.zszywka.pl/1/0137/0763/ludzie/ash-lt3.gif http://31.media.tumblr.com/7242536d61e1b54c028d8941be00c911/tumblr_mvkkl0NNms1sln57io1_500.gif
Jez: http://media.tumblr.com/tumblr_mekrnypIEn1rx4mla.gif http://25.media.tumblr.com/tumblr_lsez2uO6n01qkbdglo1_500.gif
Eva: http://25.media.tumblr.com/3d74f750a23aa8970e7ec588de2f422e/tumblr_mhvzmuXb411qbv2r4o1_500.gif http://notanarchaeologyblog.files.wordpress.com/2013/03/pitchperfect11.gif?w=558
Bree: http://data3.whicdn.com/images/32574925/tumblr_m1o0n6bYjX1r83779_large.gif http://data1.whicdn.com/images/32575067/tumblr_m4qymf0k391rx8twro3_500_large.gif http://25.media.tumblr.com/tumblr_m308my52681r53qxoo1_500.gif
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Fred: http://img.zszywka.pl/1/0137/0763/ludzie/ash-lt3.gif http://31.media.tumblr.com/7242536d61e1b54c028d8941be00c911/tumblr_mvkkl0NNms1sln57io1_500.gif
Jez: http://media.tumblr.com/tumblr_mekrnypIEn1rx4mla.gif http://25.media.tumblr.com/tumblr_lsez2uO6n01qkbdglo1_500.gif
Eva: http://25.media.tumblr.com/3d74f750a23aa8970e7ec588de2f422e/tumblr_mhvzmuXb411qbv2r4o1_500.gif http://notanarchaeologyblog.files.wordpress.com/2013/03/pitchperfect11.gif?w=558
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Re: Hijos de la Luna, Lágrimas del Sol.
Bree y Blake: http://25.media.tumblr.com/tumblr_maismesIDo1qfisvuo1_500.gif http://data1.whicdn.com/images/32644044/tumblr_m75awx3zEJ1ry5syuo1_500_large.gif
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Re: Hijos de la Luna, Lágrimas del Sol.
8.
Fin de la narración.
Los ojos del castaño se posaron sobre Bree, y ésta no sabía cómo sentirse. El chico le dirigió una sonrisa de medio lado y la examinó de pies a cabeza. A la chica le comenzaron a temblar las piernas y las manos, Fred se había dado cuenta de que el castaño le había lanzado un guiño y se volteó hacia Bree, la profesora ya había terminado el anuncio y los mandó a calentar con sus parejas. La chica parpadeó varias veces al sentir que alguien la tomaba del brazo, era Fred, con su mandíbula tensa.
-¿Estás bien?- le preguntó, y Bree sólo asintió. Bajó la mirada, no sabía cómo sentirse. ¡No sabía nada! ¡Estaba completamente confundida! Cuando se dirigía a calentar con su compañero, la profesora la llamó para que se acercara. A la chica le temblaban las piernas, Blake dejó su mochila sobre la silla en la que estaba sentado y llevaba una sonrisa confiada en su rostro, lo cual humillaba y molestaba a Bree.
-Bree, quiero que por hoy seas la compañera del nuevo ingresado. Fred trabajará con… ¡Mira! ¡Ya llegó Chris! Fred trabajará con él y tú trabajarás con Blake por hoy.- dijo la profesora con su voz aguda e irritante. Bree la detuvo interponiéndose en su camino.
-Disculpe, no me siento muy cómoda con esa decisión.
-¿Por qué?
-Yo… Yo lo conozco desde hacía mucho tiempo, y no me siento cómoda trabajando con él.- respondió, balbuceando.
-Querida eres una de las mejores, aparte Chris y Fred trabajan bien juntos, es sólo por hoy. No más discusión.- dijo e hizo sonar su silbato. Bree suspiró volteando los ojos y se cruzó de brazos.
-¿Y bien?- dijo Blake.
-¿Qué?- respondió Bree, cortante.
-¿No me saludarás?- dijo Blake, confiado.
-Vete a la mierda.- respondió ella. El chico se rió, su sonrisa… Su sonrisa le erizó la piel a Bree, era demasiado radiante para ser verdad. En ése momento, Bree recordó lo injusta que puede ser la vida a veces… ¿Cómo él podía estar parado ahí, riendo en frente de ella, actuando como si todo estuviera bien y aún así ella sentirse protegida? ¿A salvo? No era justo, no era para nada justo.- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo te dejaron entrar, Riafgod?- lo acusó. Él borró la sonrisa de su rostro.
-Papeles falso, y por cierto…- se acercó bastante a ella.- No repitas ese lugar.
- ¿Y tu Marca? Se supone que la tienen que revisar…
-Lo sé…- el chico llevaba puesto guantes de color negro que dejaban sus dedos sobresalir. Se bajó el cuello del uniforme de forma que la sedujo un poco y mostró una pequeña parte de su pecho, estaba una Marca, con líneas hacia todos lados.
-¿Qué…?- ahogó un grito Bree.
-Es falsa, la real está en mi palma.- explicó.
-¿Cómo diablos te la hiciste?
-¿Te crees la única suicida aquí?- dijo riendo, pero eso no causó nada de gracia en Bree. Ésta empalideció.- Es broma, pero sí dolió.- respondió.
-Vamos calentar, no quiero que me causes más problemas.- dijo Bree. La chica se fue hacia donde todos calentaban y estiraban con sus compañeros. Ésta comenzó a calentar al lado de Blake, y notaba que éste no le quitaba la mirada de encima.- ¿Podrías dejar de ser tan asqueroso? O por lo menos disimula.- exclamó Bree, enojada.
-¿Por qué estás tan molesta? ¿No me has extrañado?- dijo con su sonrisa confiada de medio lado. Eso la irritó más.
-No.- respondió seca.
-Cuando me viste comenzaste a temblar, eso significa que me extrañaste y te puso nerviosa el verme de nuevo.- dijo, Bree guardó silencio.
-Cállate, ¿por qué dices esas cosas cuando no son ciertas?- fue lo único que se le ocurrió.
-No lo sé, pero hace que te sonrojes.- me dice. La profesora les mandó a hacer ejercicios, Bree estaba más furiosa que nunca y necesitaba descargarse. Les mandaron a hacer con sus compañeros ejercicios como: ataques por el frente, por detrás, a los lados, golpes, movidas, todo. Y para la sorpresa de Bree, Blake era incluso mejor que ella. Les mandaron a hacer el último ejercicio, Bree era la atacante. Después de unas movidas fallidas por su parte, Blake acabó sujetando el brazo izquierdo de Bree encogido pegado a su espalda, y ella se dobló un poco por el dolor, soltando gemidos. Mientras que él tenía su brazo derecho pasando el pecho de Bree, con su mano derecha en el hombro izquierdo de Bree, exhalaban precipitadamente.
-Si llego a tu cuello…- dijo Blake, moviendo su brazo lentamente hasta que su mano tomaba el cuello de Bree.- Y lo tuerzo… Estás muerta…- dijo, pero ella no respondió. La dejó libre y se acabó la clase.
Fin de la narración.
Los ojos del castaño se posaron sobre Bree, y ésta no sabía cómo sentirse. El chico le dirigió una sonrisa de medio lado y la examinó de pies a cabeza. A la chica le comenzaron a temblar las piernas y las manos, Fred se había dado cuenta de que el castaño le había lanzado un guiño y se volteó hacia Bree, la profesora ya había terminado el anuncio y los mandó a calentar con sus parejas. La chica parpadeó varias veces al sentir que alguien la tomaba del brazo, era Fred, con su mandíbula tensa.
-¿Estás bien?- le preguntó, y Bree sólo asintió. Bajó la mirada, no sabía cómo sentirse. ¡No sabía nada! ¡Estaba completamente confundida! Cuando se dirigía a calentar con su compañero, la profesora la llamó para que se acercara. A la chica le temblaban las piernas, Blake dejó su mochila sobre la silla en la que estaba sentado y llevaba una sonrisa confiada en su rostro, lo cual humillaba y molestaba a Bree.
-Bree, quiero que por hoy seas la compañera del nuevo ingresado. Fred trabajará con… ¡Mira! ¡Ya llegó Chris! Fred trabajará con él y tú trabajarás con Blake por hoy.- dijo la profesora con su voz aguda e irritante. Bree la detuvo interponiéndose en su camino.
-Disculpe, no me siento muy cómoda con esa decisión.
-¿Por qué?
-Yo… Yo lo conozco desde hacía mucho tiempo, y no me siento cómoda trabajando con él.- respondió, balbuceando.
-Querida eres una de las mejores, aparte Chris y Fred trabajan bien juntos, es sólo por hoy. No más discusión.- dijo e hizo sonar su silbato. Bree suspiró volteando los ojos y se cruzó de brazos.
-¿Y bien?- dijo Blake.
-¿Qué?- respondió Bree, cortante.
-¿No me saludarás?- dijo Blake, confiado.
-Vete a la mierda.- respondió ella. El chico se rió, su sonrisa… Su sonrisa le erizó la piel a Bree, era demasiado radiante para ser verdad. En ése momento, Bree recordó lo injusta que puede ser la vida a veces… ¿Cómo él podía estar parado ahí, riendo en frente de ella, actuando como si todo estuviera bien y aún así ella sentirse protegida? ¿A salvo? No era justo, no era para nada justo.- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo te dejaron entrar, Riafgod?- lo acusó. Él borró la sonrisa de su rostro.
-Papeles falso, y por cierto…- se acercó bastante a ella.- No repitas ese lugar.
- ¿Y tu Marca? Se supone que la tienen que revisar…
-Lo sé…- el chico llevaba puesto guantes de color negro que dejaban sus dedos sobresalir. Se bajó el cuello del uniforme de forma que la sedujo un poco y mostró una pequeña parte de su pecho, estaba una Marca, con líneas hacia todos lados.
-¿Qué…?- ahogó un grito Bree.
-Es falsa, la real está en mi palma.- explicó.
-¿Cómo diablos te la hiciste?
-¿Te crees la única suicida aquí?- dijo riendo, pero eso no causó nada de gracia en Bree. Ésta empalideció.- Es broma, pero sí dolió.- respondió.
-Vamos calentar, no quiero que me causes más problemas.- dijo Bree. La chica se fue hacia donde todos calentaban y estiraban con sus compañeros. Ésta comenzó a calentar al lado de Blake, y notaba que éste no le quitaba la mirada de encima.- ¿Podrías dejar de ser tan asqueroso? O por lo menos disimula.- exclamó Bree, enojada.
-¿Por qué estás tan molesta? ¿No me has extrañado?- dijo con su sonrisa confiada de medio lado. Eso la irritó más.
-No.- respondió seca.
-Cuando me viste comenzaste a temblar, eso significa que me extrañaste y te puso nerviosa el verme de nuevo.- dijo, Bree guardó silencio.
-Cállate, ¿por qué dices esas cosas cuando no son ciertas?- fue lo único que se le ocurrió.
-No lo sé, pero hace que te sonrojes.- me dice. La profesora les mandó a hacer ejercicios, Bree estaba más furiosa que nunca y necesitaba descargarse. Les mandaron a hacer con sus compañeros ejercicios como: ataques por el frente, por detrás, a los lados, golpes, movidas, todo. Y para la sorpresa de Bree, Blake era incluso mejor que ella. Les mandaron a hacer el último ejercicio, Bree era la atacante. Después de unas movidas fallidas por su parte, Blake acabó sujetando el brazo izquierdo de Bree encogido pegado a su espalda, y ella se dobló un poco por el dolor, soltando gemidos. Mientras que él tenía su brazo derecho pasando el pecho de Bree, con su mano derecha en el hombro izquierdo de Bree, exhalaban precipitadamente.
-Si llego a tu cuello…- dijo Blake, moviendo su brazo lentamente hasta que su mano tomaba el cuello de Bree.- Y lo tuerzo… Estás muerta…- dijo, pero ella no respondió. La dejó libre y se acabó la clase.
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Re: Hijos de la Luna, Lágrimas del Sol.
9.
Bree dejó que sus manos cayeran de planas en el suelo, jadeando, en busca de aire. El castaño se dirigió a su bolso, justo donde lo había dejado, sacó una botella de agua y le dio un sorbo. La chica se levantó tambaleante y fue en busca de su botella de agua, tomó su bolso y se lo colgó a la espalda después de sacar la botella, le dio un buen sorbo.
-¿Fue mucho para ti?- se dirigió a ella el castaño, riendo.
-Cállate y aléjate de mí.- Bree se volteó y Blake la siguió.
-Ay vamos, no te pongas así.
-¿Así cómo?
-¿Te molesta que te haya ganado en esa clase? Por favor.- exclamó Blake.
-No es por eso que estoy así.
-¿Entonces?
-Eres tú. El que estés aquí. No te quiero cerca de mí, ¡no te quiero en Sydwood! ¿Por qué no regresas?- exclamó la castaña, harta.
-No puedo.- tardó en responder.
-¿Por qué no?
-Necesito resolver unas cosas aquí.
-¿Cómo cuales?
-Tú. Necesito entenderte.- la chica seguía jadeando, exhausta. Se detuvo en seco y el chico se detuvo enfrente de ella.
-¿A qué te refieres?- tardó en responder la chica.
-Ya me oíste, necesito entenderte, necesito entender qué fue lo que pasó ése último día, y por qué pasó lo que pasó.
-¿Qué sucedió? No sucedió nada, nos encontramos, hablamos y eso fue todo.- mintió la chica, se acercó a él.- Nadie tiene que saber lo que en verdad pasó.- susurró.
-¿Por qué lo niegas? ¿Por qué lo evitas? Sé que también te come el alma entender qué sucedió, por eso fue que entraste aquí. Querías distraer tu mente de eso.- la chica no respondió, porque era verdad. Siguió caminando pero el chico la seguía por detrás sin que ella supiera, muy lejos de ella. La chica llegó a su dormitorio, Jez, Keira, Phoebe y Grace estaban alistadas para salir.
-¿A dónde van?- preguntó ingenuamente Bree. Ninguna quiso responder, Grace las miró a todas y les volteó los ojos, se acercó a Bree.
-Vamos a El Precipicio, es un nuevo club a las afueras de aquí, nos vamos a escapar.- dijo Grace, y Bree rió con ella. A pesar de que ahora Jez había puesto a casi todas en su contra, Bree daba las gracias porque Grace no le dio la espalda. Todas se fueron cuando apagaron las luces del pasillo, Bree se quedó sola. Se quitó su uniforme y lo dejó en el cesto de ropa sucia, quedó en ropa interior. Suspiró, fue en ése momento en el que recordó lo hipersensible que es ella, y comenzó a llorar. ¿Por qué Blake le hacía eso? Ya le había causado suficiente dolor cuando partió, aunque ella no quisiera aceptarlo. Recordó lo fácil que para ella es ser herida, y se odió por eso. La chica había sufrido demasiado durante toda su vida, desde muy poca edad, y no quería seguir sufriendo. Quería que alguien detuviera ése dolor, y aunque Bree lo negara, el único que podía detenerlo era Blake.
Bree esta tirada en el suelo, llorando inconsolablemente. Se dirigió a la nevera de su habitación, sacó una botella de ron y comenzó a beber, dio dos tragos profundos y alguien tocó a su puerta. Corrió nuevamente a la nevera y dejó su botella ahí, cerró con llave. Se secó algunas lágrimas y corrió al baño, tomando su bata favorita de seda color morado oscuro. Se dirigió a la puerta y abrió, no se preocupó porque su rostro se viera como si hubiera llorado. Sólo abrió la puerta hasta donde la cadena de seguridad llegaba, se asomó y para su sorpresa, era Blake.
-Necesitamos hablar.- dijo Blake antes de que ella pudiera decir algo.
-No quiero hablar contigo.- respondió la chica, pero antes de terminar la frase su voz se quebró.
-Déjame pasar.- la chica lo pensó por un momento, cerró la puerta e indecisa movió la cadena, volvió a abrir la puerta y dejó pasar al chico rápidamente. El chico se detuvo justo debajo de la luz y Bree pensó que se veía como un ángel… Pero, ¿qué sabía ella? Nunca había visto un ángel, ¿cómo podía estar pensando en eso en un momento como ése?
-¿Qué quieres? ¿De qué quieres hablar? ¿De nuestras Marcas? ¿Te enseño la mía? ¿Es eso para lo que viniste?- habló rápidamente la chica.
-¿Has estado llorando?- preguntó el chico de repente, la chica derramó una lágrima y se dejó caer sobre el suelo, con sus manos cubriendo su rostro.- ¿Qué sucedió?
-Nada.- respondió ésta entre sollozos.
-Uno no llora por nada. Puedes decirme, ¿quién es el chico que te lastimó?
-¿Por qué supones que fue un chico?
-Es lo más probable. Dime quién es, lo mataré.- Bree se rió.
-El suicidio es horrible.- al principio Blake no lo entendió, pero después sintió un escalofrío recorrer su espalda al darse cuenta de que Bree lloraba a causa de él. Se sentó en el suelo, en frente de ella.
-¿Esto es por Defensa Personal? Me refiero, ¿porque te vencí?- la chica se rió y negó con la cabeza, secando algunas lágrimas.
-No, idiota.- respondió. El chico rió con ella.
-¿Entonces por qué?
-Te reirás si te digo.- respondió la chica con una sonrisa falsa en su rostro, las lágrimas seguían bajando por sus mejillas y cayendo sobre su bata de seda.
-Puedes confiar en mí.
Narra Blake
-Puedes confiar en mí.- repetí, esperando su respuesta. Ya había secado sus lágrimas y yo esperaba que no volviera a llorar, pero una lágrima bajó por su ojo izquierdo y recorrió rápidamente su mejilla, ella tenía la vista fijada en el suelo, frunció los labios. Me acerqué a ella y tomé su barbilla, levantando su hermoso y delicado rostro. La miré a los ojos, mostrando mi compasión por ella, coloqué mi mano derecha en su mejilla izquierda, y con el pulgar sequé la lágrima que se asomaba por su ojo, ella sonrió sin mostrar sus dientes. Me acerqué más a ella, pegando mis piernas a las suyas, la tomé por su cuello y la acerqué a mi pecho, abrazándola. La envolví en mis brazos, y ella siguió llorando.- Puedes llorar todo lo que quieras, aquí estaré toda la noche si es necesario.- se separó de mí, puso a un lado sus piernas y volvió a colocar su rostro rojizo en mi pecho, soltando lágrimas sobre mi camiseta.
-Vas a terminar escurriendo por mis lágrimas.- dijo Bree y reí con ella.
-Descuida, a mí no me importa.- la tomé con más fuerza. Enserio no la quería dejar ir, y ya se estaba tranquilizando.
-Soy un desastre, ¿verdad? Te estoy confundiendo bastante con respecto a todo.- dijo más tranquila y se separó de mí, riendo.
-Un poco, pero si quieres ven y jódeme la vida con tus desastres y confusiones, pero ven.- dije, ella sonrió y se me quedó mirando, y yo a ella.
-Hagamos un trato.
-Dime.
-No te confundo más si tú no me lastimas.
-Trato hecho.- la tomé de las mejillas y la acerqué a mí, pero ella se detuvo, era obvio que no quería besarme por más que yo quisiera besarla a ella. Fruncí los labios, me acerqué y besé su frente, para luego levantarme e irme.
Bree dejó que sus manos cayeran de planas en el suelo, jadeando, en busca de aire. El castaño se dirigió a su bolso, justo donde lo había dejado, sacó una botella de agua y le dio un sorbo. La chica se levantó tambaleante y fue en busca de su botella de agua, tomó su bolso y se lo colgó a la espalda después de sacar la botella, le dio un buen sorbo.
-¿Fue mucho para ti?- se dirigió a ella el castaño, riendo.
-Cállate y aléjate de mí.- Bree se volteó y Blake la siguió.
-Ay vamos, no te pongas así.
-¿Así cómo?
-¿Te molesta que te haya ganado en esa clase? Por favor.- exclamó Blake.
-No es por eso que estoy así.
-¿Entonces?
-Eres tú. El que estés aquí. No te quiero cerca de mí, ¡no te quiero en Sydwood! ¿Por qué no regresas?- exclamó la castaña, harta.
-No puedo.- tardó en responder.
-¿Por qué no?
-Necesito resolver unas cosas aquí.
-¿Cómo cuales?
-Tú. Necesito entenderte.- la chica seguía jadeando, exhausta. Se detuvo en seco y el chico se detuvo enfrente de ella.
-¿A qué te refieres?- tardó en responder la chica.
-Ya me oíste, necesito entenderte, necesito entender qué fue lo que pasó ése último día, y por qué pasó lo que pasó.
-¿Qué sucedió? No sucedió nada, nos encontramos, hablamos y eso fue todo.- mintió la chica, se acercó a él.- Nadie tiene que saber lo que en verdad pasó.- susurró.
-¿Por qué lo niegas? ¿Por qué lo evitas? Sé que también te come el alma entender qué sucedió, por eso fue que entraste aquí. Querías distraer tu mente de eso.- la chica no respondió, porque era verdad. Siguió caminando pero el chico la seguía por detrás sin que ella supiera, muy lejos de ella. La chica llegó a su dormitorio, Jez, Keira, Phoebe y Grace estaban alistadas para salir.
-¿A dónde van?- preguntó ingenuamente Bree. Ninguna quiso responder, Grace las miró a todas y les volteó los ojos, se acercó a Bree.
-Vamos a El Precipicio, es un nuevo club a las afueras de aquí, nos vamos a escapar.- dijo Grace, y Bree rió con ella. A pesar de que ahora Jez había puesto a casi todas en su contra, Bree daba las gracias porque Grace no le dio la espalda. Todas se fueron cuando apagaron las luces del pasillo, Bree se quedó sola. Se quitó su uniforme y lo dejó en el cesto de ropa sucia, quedó en ropa interior. Suspiró, fue en ése momento en el que recordó lo hipersensible que es ella, y comenzó a llorar. ¿Por qué Blake le hacía eso? Ya le había causado suficiente dolor cuando partió, aunque ella no quisiera aceptarlo. Recordó lo fácil que para ella es ser herida, y se odió por eso. La chica había sufrido demasiado durante toda su vida, desde muy poca edad, y no quería seguir sufriendo. Quería que alguien detuviera ése dolor, y aunque Bree lo negara, el único que podía detenerlo era Blake.
Bree esta tirada en el suelo, llorando inconsolablemente. Se dirigió a la nevera de su habitación, sacó una botella de ron y comenzó a beber, dio dos tragos profundos y alguien tocó a su puerta. Corrió nuevamente a la nevera y dejó su botella ahí, cerró con llave. Se secó algunas lágrimas y corrió al baño, tomando su bata favorita de seda color morado oscuro. Se dirigió a la puerta y abrió, no se preocupó porque su rostro se viera como si hubiera llorado. Sólo abrió la puerta hasta donde la cadena de seguridad llegaba, se asomó y para su sorpresa, era Blake.
-Necesitamos hablar.- dijo Blake antes de que ella pudiera decir algo.
-No quiero hablar contigo.- respondió la chica, pero antes de terminar la frase su voz se quebró.
-Déjame pasar.- la chica lo pensó por un momento, cerró la puerta e indecisa movió la cadena, volvió a abrir la puerta y dejó pasar al chico rápidamente. El chico se detuvo justo debajo de la luz y Bree pensó que se veía como un ángel… Pero, ¿qué sabía ella? Nunca había visto un ángel, ¿cómo podía estar pensando en eso en un momento como ése?
-¿Qué quieres? ¿De qué quieres hablar? ¿De nuestras Marcas? ¿Te enseño la mía? ¿Es eso para lo que viniste?- habló rápidamente la chica.
-¿Has estado llorando?- preguntó el chico de repente, la chica derramó una lágrima y se dejó caer sobre el suelo, con sus manos cubriendo su rostro.- ¿Qué sucedió?
-Nada.- respondió ésta entre sollozos.
-Uno no llora por nada. Puedes decirme, ¿quién es el chico que te lastimó?
-¿Por qué supones que fue un chico?
-Es lo más probable. Dime quién es, lo mataré.- Bree se rió.
-El suicidio es horrible.- al principio Blake no lo entendió, pero después sintió un escalofrío recorrer su espalda al darse cuenta de que Bree lloraba a causa de él. Se sentó en el suelo, en frente de ella.
-¿Esto es por Defensa Personal? Me refiero, ¿porque te vencí?- la chica se rió y negó con la cabeza, secando algunas lágrimas.
-No, idiota.- respondió. El chico rió con ella.
-¿Entonces por qué?
-Te reirás si te digo.- respondió la chica con una sonrisa falsa en su rostro, las lágrimas seguían bajando por sus mejillas y cayendo sobre su bata de seda.
-Puedes confiar en mí.
Narra Blake
-Puedes confiar en mí.- repetí, esperando su respuesta. Ya había secado sus lágrimas y yo esperaba que no volviera a llorar, pero una lágrima bajó por su ojo izquierdo y recorrió rápidamente su mejilla, ella tenía la vista fijada en el suelo, frunció los labios. Me acerqué a ella y tomé su barbilla, levantando su hermoso y delicado rostro. La miré a los ojos, mostrando mi compasión por ella, coloqué mi mano derecha en su mejilla izquierda, y con el pulgar sequé la lágrima que se asomaba por su ojo, ella sonrió sin mostrar sus dientes. Me acerqué más a ella, pegando mis piernas a las suyas, la tomé por su cuello y la acerqué a mi pecho, abrazándola. La envolví en mis brazos, y ella siguió llorando.- Puedes llorar todo lo que quieras, aquí estaré toda la noche si es necesario.- se separó de mí, puso a un lado sus piernas y volvió a colocar su rostro rojizo en mi pecho, soltando lágrimas sobre mi camiseta.
-Vas a terminar escurriendo por mis lágrimas.- dijo Bree y reí con ella.
-Descuida, a mí no me importa.- la tomé con más fuerza. Enserio no la quería dejar ir, y ya se estaba tranquilizando.
-Soy un desastre, ¿verdad? Te estoy confundiendo bastante con respecto a todo.- dijo más tranquila y se separó de mí, riendo.
-Un poco, pero si quieres ven y jódeme la vida con tus desastres y confusiones, pero ven.- dije, ella sonrió y se me quedó mirando, y yo a ella.
-Hagamos un trato.
-Dime.
-No te confundo más si tú no me lastimas.
-Trato hecho.- la tomé de las mejillas y la acerqué a mí, pero ella se detuvo, era obvio que no quería besarme por más que yo quisiera besarla a ella. Fruncí los labios, me acerqué y besé su frente, para luego levantarme e irme.
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Re: Hijos de la Luna, Lágrimas del Sol.
10.
-¡Blake!- la escuché gritar a mis espaldas, me volteé y volví a tocar la puerta, en menos de un segundo Bree ya había abierto la puerta, con una sonrisa en su rostro.- ¿Por qué te vas?
-No tengo más nada que hacer aquí.- respondí cínico, la sonrisa de Bree se esfumó de su rostro y fue entonces cuando me maldije por dentro. ¿Por qué? ¿Por qué tenía que tratar así a las personas que más me importan? Era una mierda con ella, por eso me iba. No sabía cómo hacerla sentir feliz, mi simple presencia le molestaba, de seguro. Hice ademán de voltearme para irme, pero ella me tomó de la muñeca, volteé extrañado.
-No me dejes sola.- dijo con su cabeza baja; con una timidez que me pareció tierna. Me acerqué a ella y aparté un mechón de su rostro colocándolo detrás de su oreja, lo que hizo que levantara la mirada hasta mis ojos. Sus ojos brillaban, jamás había visto un resplandor como ése hasta ésa noche.
-Tus ojos.- exclamé, eso la confundió porque frunció el ceño.
-¿Qué tienen?- preguntó.- Son cafés.- se rió.- Muy comunes.
-No…- negué.- Los tuyos…- me mordí el labio, deseando besarla pero sin poder hacerlo.- Son brillantes… Son hermosos…- la alagué, rápidamente vi que se sonrojó y se apartó de mí de un salto, como si algo la hubiera electrocutado.- ¿Qué sucede?
-Sentí una punzada en mi mano.- dijo, e inmediatamente pudimos ver el brillo, emanando de nuestras manos. Como estábamos en el pasillo, Bree me tomó por mi camiseta y me jaló hasta llegar a su cuarto y cerrar la puerta, corrió y cerró las persianas.- Tienes que ver esto.- dijo Bree, levantó su mano mostrando su palma izquierda, yo me quedé quito y observé… Observé las chispas…
Fin de la narración.
Blake quedó estático al ver el fuego salir de la mano de Bree, paralizado. Nunca había visto una cosa así, pero no le impresionaba. Pues él podía hacer algo parecido.
-Ahora es mi turno.- la chica frunció el ceño y esperó. El castaño levantó su palma, y Bree se acercó más al ver que provenía agua de su palma, como una pequeña fuente.
-¿Cómo…?- la castaña no sabía qué decir.
-Yo también tengo mis trucos.- respondió éste. La chica rió, y debatió consigo misma si era porque estaba nerviosa o porque de verdad le dio risa lo que dijo; se quedó con la primera opción. Bree cerró el puño y apagó la llama, éste hizo lo mismo.
-¿Qué trucos puedes hacer con eso?- preguntó interesada.- ¿Cuándo descubriste que podías hacerlo?
-Hace unos meses. Puedo hacer esto.- el chico volvió a mostrar la pequeña fuente de agua sobre su palma derecha y luego comenzó a hacer círculos con su dedo índice, la pequeña fuente comenzó a dar vueltas en línea hacia arriba, hasta formar un pequeño tornado de agua. La chica estaba sorprendida, Bree lo había descubierto ése mismo día en la mañana y no sabía hacer nada.- ¿Y tú?
-Lo descubrí hoy.- se avergonzó.- Déjame ver qué puedo hacer.- La chica mostró la llama sobre su palma y comenzó a mover la mano, la cerró y la volvió a abrir rápidamente, de repente en cada punta de sus dedos había un pequeño fragmento de la llama, como si fueran cinco velas. La castaña ahogó un grito y Blake se acercó a su palma.- No sé cómo rayos lo hice.- Bree quedó boquiabierta.
-Dones…- escupió en un susurro Blake.
-¿Qué?- el chico miraba a la nada y a la vez pensaba en todo, Bree no entendía.
-Una vez leí sobre eso.- tardó bastante en responder.- Hay algunas personas que desarrollan dones, no son nada normales, los últimos registrados en tener dones fueron: Skyler y Raj. Los dos provenían de Riafgod, pero Raj tenía descendencia de Sydwood, nunca se supo qué pasó con ellos. Pero muchas personas escribieron sobre esos dones, muchas personas que los conocían de toda la vida.- hubo un silencio en la habitación que los asustó.
- Tú crees… ¿Tú crees que eso nos pase a nosotros?- preguntó balbuceando la chica. Blake se acercó al ver que estaba a punto de romper a llorar, la envolvió en sus brazos y no la soltó después de un rato.
-Todo va a estar bien, hermosa.- prometió Blake, besó su cabeza de forma protectora, y Bree comenzaba a calmarse.- Nadie te hará daño…- él quería decirlo, pero no podía… No podía… Pero lo dijo:- No lo permitiré…
-¡Blake!- la escuché gritar a mis espaldas, me volteé y volví a tocar la puerta, en menos de un segundo Bree ya había abierto la puerta, con una sonrisa en su rostro.- ¿Por qué te vas?
-No tengo más nada que hacer aquí.- respondí cínico, la sonrisa de Bree se esfumó de su rostro y fue entonces cuando me maldije por dentro. ¿Por qué? ¿Por qué tenía que tratar así a las personas que más me importan? Era una mierda con ella, por eso me iba. No sabía cómo hacerla sentir feliz, mi simple presencia le molestaba, de seguro. Hice ademán de voltearme para irme, pero ella me tomó de la muñeca, volteé extrañado.
-No me dejes sola.- dijo con su cabeza baja; con una timidez que me pareció tierna. Me acerqué a ella y aparté un mechón de su rostro colocándolo detrás de su oreja, lo que hizo que levantara la mirada hasta mis ojos. Sus ojos brillaban, jamás había visto un resplandor como ése hasta ésa noche.
-Tus ojos.- exclamé, eso la confundió porque frunció el ceño.
-¿Qué tienen?- preguntó.- Son cafés.- se rió.- Muy comunes.
-No…- negué.- Los tuyos…- me mordí el labio, deseando besarla pero sin poder hacerlo.- Son brillantes… Son hermosos…- la alagué, rápidamente vi que se sonrojó y se apartó de mí de un salto, como si algo la hubiera electrocutado.- ¿Qué sucede?
-Sentí una punzada en mi mano.- dijo, e inmediatamente pudimos ver el brillo, emanando de nuestras manos. Como estábamos en el pasillo, Bree me tomó por mi camiseta y me jaló hasta llegar a su cuarto y cerrar la puerta, corrió y cerró las persianas.- Tienes que ver esto.- dijo Bree, levantó su mano mostrando su palma izquierda, yo me quedé quito y observé… Observé las chispas…
Fin de la narración.
Blake quedó estático al ver el fuego salir de la mano de Bree, paralizado. Nunca había visto una cosa así, pero no le impresionaba. Pues él podía hacer algo parecido.
-Ahora es mi turno.- la chica frunció el ceño y esperó. El castaño levantó su palma, y Bree se acercó más al ver que provenía agua de su palma, como una pequeña fuente.
-¿Cómo…?- la castaña no sabía qué decir.
-Yo también tengo mis trucos.- respondió éste. La chica rió, y debatió consigo misma si era porque estaba nerviosa o porque de verdad le dio risa lo que dijo; se quedó con la primera opción. Bree cerró el puño y apagó la llama, éste hizo lo mismo.
-¿Qué trucos puedes hacer con eso?- preguntó interesada.- ¿Cuándo descubriste que podías hacerlo?
-Hace unos meses. Puedo hacer esto.- el chico volvió a mostrar la pequeña fuente de agua sobre su palma derecha y luego comenzó a hacer círculos con su dedo índice, la pequeña fuente comenzó a dar vueltas en línea hacia arriba, hasta formar un pequeño tornado de agua. La chica estaba sorprendida, Bree lo había descubierto ése mismo día en la mañana y no sabía hacer nada.- ¿Y tú?
-Lo descubrí hoy.- se avergonzó.- Déjame ver qué puedo hacer.- La chica mostró la llama sobre su palma y comenzó a mover la mano, la cerró y la volvió a abrir rápidamente, de repente en cada punta de sus dedos había un pequeño fragmento de la llama, como si fueran cinco velas. La castaña ahogó un grito y Blake se acercó a su palma.- No sé cómo rayos lo hice.- Bree quedó boquiabierta.
-Dones…- escupió en un susurro Blake.
-¿Qué?- el chico miraba a la nada y a la vez pensaba en todo, Bree no entendía.
-Una vez leí sobre eso.- tardó bastante en responder.- Hay algunas personas que desarrollan dones, no son nada normales, los últimos registrados en tener dones fueron: Skyler y Raj. Los dos provenían de Riafgod, pero Raj tenía descendencia de Sydwood, nunca se supo qué pasó con ellos. Pero muchas personas escribieron sobre esos dones, muchas personas que los conocían de toda la vida.- hubo un silencio en la habitación que los asustó.
- Tú crees… ¿Tú crees que eso nos pase a nosotros?- preguntó balbuceando la chica. Blake se acercó al ver que estaba a punto de romper a llorar, la envolvió en sus brazos y no la soltó después de un rato.
-Todo va a estar bien, hermosa.- prometió Blake, besó su cabeza de forma protectora, y Bree comenzaba a calmarse.- Nadie te hará daño…- él quería decirlo, pero no podía… No podía… Pero lo dijo:- No lo permitiré…
PaolaStyles16
Re: Hijos de la Luna, Lágrimas del Sol.
11.
Fue entonces cuando lo soltó…
-Te quiero, y no dejaré que el mundo se destruya para entonces decírtelo. Te quise desde el primer momento en que te vi, aunque suene apresurado y un poco repetido. Pero algo en ti me llamó la atención, algo misterioso, no sé qué clase de mujer eres…
-¿Qué clase de mujer crees que soy?- interrumpió la chica, nerviosa.
-Un poco misteriosa, no lo sé… Supongo que todavía no lo he descubierto… ¡No interrumpas y deja que termine, joder! Sé que a veces puedo ser algo intimidante, cínico, como si no me importaras y lo único que quisiera es follarte, pero no es así. Me importas…- se rió.- ¡Me importas demasiado, maldición! A veces… A veces quisiera que no me importaras tanto…- Bree levantó su mirada algo decepcionada.- Para así dejar de sufrir cada maldito día por no tenerte cerca de mí… Por no poder acariciar tu cabello e hipnotizarte como lo estoy haciendo ahora…- Bree no se había dado cuenta de que él colocaba un mechón detrás de su oreja hasta que lo dijo.- Por no poder poseer tus labios…- se acercó a ella lentamente, cuando estaban a milímetros, la castaña desvió su cabeza y lo que hizo fue abrazarlo y darle un beso en la mejilla. No sabía si en verdad lo amaba de la misma manera…- Sé que no me quieres de la misma manera, he sido una mierda contigo…- ambos rieron.- Nunca dejaré que alguien te lastime de la misma manera que yo lo hice… Es lo único que puedo prometerte.- Blake se volteó e hizo ademán de abrir la puerta para irse. La castaña gritó su nombre, éste volteó y volvió a acerrar la puerta, todo pasó demasiado rápido. De un segundo a otro, la chica corrió al encuentro de sus brazos y se lanzó sobre él, rodeando su cintura con sus piernas y colocando sus labios sobre los de él. Ni siquiera ella misma sabía qué la atraía tanto a él, pero le atraía… Estaba completamente enamorada de él, y eso era lo que importaba. La chica permaneció así durante un tiempo, disfrutando del roce tóxico e impactante de sus labios con los de ella, como si sus labios estuvieran hechos como piezas de rompecabezas que encajaban a la perfección. Bree sintió que volaba, por fin sintió que estaba viva.
-Entonces…- dijo ésta.- Ahora que me tienes, ¿qué vas a hacer conmigo?- preguntó.
-Ponerte en un lugar a salvo, en el que nadie pueda hacerte daño.- respondió Blake con una sonrisa en su rostro. Por primera vez en mucho tiempo, sonreía de verdad, se sentía a gusto.
-¿Y ya? ¿Qué más vas a hacer conmigo?- dijo la chica.
-Querida, no me tientes.- respondió Blake riendo, Bree rió con él.
-¡Eres un idiota!- exclamó.
-¡¿Ah sí?! ¡¿Pues sabes qué?!- Blake se dobló hacia el frente con Bree aún colgando de él, la chica gritó de desesperación mientras reía.- Éste idiota te ama.- le susurró al oído.
-¡No me sueltes!- exclamó.
-Jamás.- respondió, Blake se irguió con la muchacha aún en sus brazos. Se acercó a unir sus labios con los de ella de manera placentera y duradera, justo lo que había anhelado desde hace más de tres años. Bree mordió su labio inferior, lo que le dio escalofríos. Dio varios pasos mientras seguían besándose, llegaron hasta una de las camas y Blake se dejó caer sobre ésta, encima de Bree.
-¿Qué vas a hacer conmigo?- el chico ignoró su pregunta y siguió besándola.- No quiero que me hagas daño, no quiero que me rompas el corazón. ¿Qué vas a hacer conmigo?- Blake no entendía por qué ella repetía tanto esa pregunta.
-Bree, quiero hacer de todo contigo menos eso, no te voy a lastimar. A partir de ahora, vamos a estar unidos más que nunca.
-Demuéstralo.- le pidió Bree, el chico se le ocurrió algo peligroso. Sus manos fueron directas a su cuello y se desabrochó una cadena larga de plata y se la mostró a la chica.
-Quiero dártela.
-Pero… No puedes… Es tu cadena de nacimiento, de Riafgod, no me la puedes dar así como así, va contra las leyes.- dijo Bree.
-Ya hemos quebrantado bastantes a lo largo de estos tres años, una más no hará la diferencia.- dijo Blake, a lo que Bree respondió riendo.- Ahora tu turno.
-¿Qué?
-Demuéstrame que no me vas a lastimar y que estaremos unidos a partir de ahora.- pidió el chico. Bree se llevó sus manos a su cuello y se quitó la cadena de ella de oro, con un dije en forma de su Marca, la de Blake era igual pero con la forma de su propia Marca. Ambos se pusieron las cadenas del otro, y a partir de ese momento, juraron su amor y sellaron su trato con un beso apasionado, los dijes brillaron al igual que sus Marcas. Pero no les dieron importancia, estaban demasiado ilusionados el uno con el otro, que no podían prestarle atención a lo demás.
Pasaron las horas, se hicieron las tres de la mañana y Blake seguía en el cuarto de Bree.
-Te quiero, me he enamorado de ti. Y creo que el mundo, en las circunstancias en las que se encuentra, es un poco menos malo porque existes.- soltó Blake. Bree respondió con un beso.- A veces pienso que dejarás de existir, y la simple idea me aterra. Me aterra pensar que no eres real, que sólo eres producto de mi retorcida, perturbada y depresiva mente. Pienso que en algún momento desaparecerás… Y no quiero eso…
Fue entonces cuando lo soltó…
-Te quiero, y no dejaré que el mundo se destruya para entonces decírtelo. Te quise desde el primer momento en que te vi, aunque suene apresurado y un poco repetido. Pero algo en ti me llamó la atención, algo misterioso, no sé qué clase de mujer eres…
-¿Qué clase de mujer crees que soy?- interrumpió la chica, nerviosa.
-Un poco misteriosa, no lo sé… Supongo que todavía no lo he descubierto… ¡No interrumpas y deja que termine, joder! Sé que a veces puedo ser algo intimidante, cínico, como si no me importaras y lo único que quisiera es follarte, pero no es así. Me importas…- se rió.- ¡Me importas demasiado, maldición! A veces… A veces quisiera que no me importaras tanto…- Bree levantó su mirada algo decepcionada.- Para así dejar de sufrir cada maldito día por no tenerte cerca de mí… Por no poder acariciar tu cabello e hipnotizarte como lo estoy haciendo ahora…- Bree no se había dado cuenta de que él colocaba un mechón detrás de su oreja hasta que lo dijo.- Por no poder poseer tus labios…- se acercó a ella lentamente, cuando estaban a milímetros, la castaña desvió su cabeza y lo que hizo fue abrazarlo y darle un beso en la mejilla. No sabía si en verdad lo amaba de la misma manera…- Sé que no me quieres de la misma manera, he sido una mierda contigo…- ambos rieron.- Nunca dejaré que alguien te lastime de la misma manera que yo lo hice… Es lo único que puedo prometerte.- Blake se volteó e hizo ademán de abrir la puerta para irse. La castaña gritó su nombre, éste volteó y volvió a acerrar la puerta, todo pasó demasiado rápido. De un segundo a otro, la chica corrió al encuentro de sus brazos y se lanzó sobre él, rodeando su cintura con sus piernas y colocando sus labios sobre los de él. Ni siquiera ella misma sabía qué la atraía tanto a él, pero le atraía… Estaba completamente enamorada de él, y eso era lo que importaba. La chica permaneció así durante un tiempo, disfrutando del roce tóxico e impactante de sus labios con los de ella, como si sus labios estuvieran hechos como piezas de rompecabezas que encajaban a la perfección. Bree sintió que volaba, por fin sintió que estaba viva.
-Entonces…- dijo ésta.- Ahora que me tienes, ¿qué vas a hacer conmigo?- preguntó.
-Ponerte en un lugar a salvo, en el que nadie pueda hacerte daño.- respondió Blake con una sonrisa en su rostro. Por primera vez en mucho tiempo, sonreía de verdad, se sentía a gusto.
-¿Y ya? ¿Qué más vas a hacer conmigo?- dijo la chica.
-Querida, no me tientes.- respondió Blake riendo, Bree rió con él.
-¡Eres un idiota!- exclamó.
-¡¿Ah sí?! ¡¿Pues sabes qué?!- Blake se dobló hacia el frente con Bree aún colgando de él, la chica gritó de desesperación mientras reía.- Éste idiota te ama.- le susurró al oído.
-¡No me sueltes!- exclamó.
-Jamás.- respondió, Blake se irguió con la muchacha aún en sus brazos. Se acercó a unir sus labios con los de ella de manera placentera y duradera, justo lo que había anhelado desde hace más de tres años. Bree mordió su labio inferior, lo que le dio escalofríos. Dio varios pasos mientras seguían besándose, llegaron hasta una de las camas y Blake se dejó caer sobre ésta, encima de Bree.
-¿Qué vas a hacer conmigo?- el chico ignoró su pregunta y siguió besándola.- No quiero que me hagas daño, no quiero que me rompas el corazón. ¿Qué vas a hacer conmigo?- Blake no entendía por qué ella repetía tanto esa pregunta.
-Bree, quiero hacer de todo contigo menos eso, no te voy a lastimar. A partir de ahora, vamos a estar unidos más que nunca.
-Demuéstralo.- le pidió Bree, el chico se le ocurrió algo peligroso. Sus manos fueron directas a su cuello y se desabrochó una cadena larga de plata y se la mostró a la chica.
-Quiero dártela.
-Pero… No puedes… Es tu cadena de nacimiento, de Riafgod, no me la puedes dar así como así, va contra las leyes.- dijo Bree.
-Ya hemos quebrantado bastantes a lo largo de estos tres años, una más no hará la diferencia.- dijo Blake, a lo que Bree respondió riendo.- Ahora tu turno.
-¿Qué?
-Demuéstrame que no me vas a lastimar y que estaremos unidos a partir de ahora.- pidió el chico. Bree se llevó sus manos a su cuello y se quitó la cadena de ella de oro, con un dije en forma de su Marca, la de Blake era igual pero con la forma de su propia Marca. Ambos se pusieron las cadenas del otro, y a partir de ese momento, juraron su amor y sellaron su trato con un beso apasionado, los dijes brillaron al igual que sus Marcas. Pero no les dieron importancia, estaban demasiado ilusionados el uno con el otro, que no podían prestarle atención a lo demás.
Pasaron las horas, se hicieron las tres de la mañana y Blake seguía en el cuarto de Bree.
-Te quiero, me he enamorado de ti. Y creo que el mundo, en las circunstancias en las que se encuentra, es un poco menos malo porque existes.- soltó Blake. Bree respondió con un beso.- A veces pienso que dejarás de existir, y la simple idea me aterra. Me aterra pensar que no eres real, que sólo eres producto de mi retorcida, perturbada y depresiva mente. Pienso que en algún momento desaparecerás… Y no quiero eso…
PaolaStyles16
Re: Hijos de la Luna, Lágrimas del Sol.
12.
El sol se asomaba por las cortinas de las ventanas, pronto amanecería. Bree despertó envuelta por los brazos de Blake, preguntándose qué había pasado anoche. Blake le había confesado su amor incondicional a Bree, y ella, insegura, respondió lo mismo. No sabía si eso estaba bien, pero era tan placentero… Bree ya se había cansado de estar sola, de deprimirse por cualquier estupidez como lo sucedido ayer en la clase de Defensa Personal, y creía que a lo mejor Blake podía hacerla un poco más fuerte, emocionalmente.
La chica tenía sus manos entrelazadas con los de Blake en frente de sus ojos, acarició el pulgar del castaño y sonrió, se sintió cómoda, cálida, protegida… A salvo.
El chico se movió gruñendo, luego bostezo y se levantó un poco, apoyándose de su codo. Bree se hizo la dormida, pero cómo estaban tan unidos ella sintió que sonrió, cómo su abdomen se movió, y se volvió a acostar al lado de ella. Le dio un beso en la espalda, la chica se volteó hacia él.
-¿Te he despertado?
-No.- dijo la chica con una sonrisa en su rostro, el chico posó su mano sobre su mejilla y la acaricio, luego le devolvió la misma sonrisa tierna y placentera.
-Ven.- susurró Blake, colocó su mano en su nuca y la acercó a su pecho. La castaña apoyó su cabeza sobre su pecho y cayó rendida mientras que él acariciaba y jugaba con sus rizos. Cuando volvió a despertar, dos horas después por el ruido de su alarma, buscó con su mano el cuerpo de Blake, pero sintió las sábanas frías, ya se había ido. Sonrió, porque sabía que había quedado dormida hasta el último momento con Blake. Abrió los ojos y se sentó, eran las seis de la mañana y tenía que prepararse para sus estudios. Se levantó sin ganas de la cama y se dirigió a su clóset, tomó una toalla limpia y se dirigió al baño del dormitorio.
Las gotas cálidas de agua caían resbalaban por su rostro, era una sensación satisfactoria. Cuando terminó de ducharse, se secó con la toalla y se dirigió nuevamente a la habitación. Sus compañeras no habían llegado, Bree se preguntó por qué. Pero qué más daba, no era como si fueran sus amigas. Se vistió con esto: http://www.polyvore.com/cgi/set?id=104867262&.locale=es. Algo muy sencillo, guardó su traje para la última clase: Entrenamiento de su Función, les dicen “Funciones” a lo que te dedicas en la academia, puede ser: hachas, arcos, mazos, espadas, lanzas, entre otras funciones. En mi caso, serían los cuchillos. En ése momento, la chica sintió que un frío intenso le quemaba el abdomen a pesar de que estuviera usando la sudadera. Se dobló hacia delante y luego, el frío se detuvo. Fue como un pinchazo. La chica corrió a un espejo y se levantó la camiseta, y lo vio… Una herida fresca, como un punto, en el que se derramaba una línea de líquido color negro hasta llegar a sus pantalones, la chica corrió y tomó la toalla que había usado, se secó el líquido oscuro, y de repente dejó de fluir. Vio más de cerca la herida, era un punto de color negro. ¿Qué había sido ése líquido? Se colocó algodón y cinta adhesiva para sostener el algodón, y se volvió a bajar la camiseta. Cuando Bree estaba nerviosa, siempre solía jugar con collar, el que tiene un símbolo con su Marca. Levantó la mano y comenzó a sujetar firmemente el collar, el collar de Blake. ¿Y si había sido eso? Bree lo consideró, pero le pareció estúpido. Tomó uno de los aerosoles para curar su herida, ya le quedaban pocos. Tomó el frasquito todo de color blanco, lo batió y luego lo colocó en su abdomen; primero sintió dolor, luego se alivió. Cuando bajó la mirada, la herida había desaparecido. Sonó el timbre, la chica tomó su bolso y salió de la habitación. Al voltearse, dio un brinco al verlo.
-¿Qué? ¿Así de feo soy?
-¡Fred! ¡Me asustaste!- exclamó Bree.
-Tenemos que hablar…- susurró, volvió a abrir la puerta y entraron a la habitación de la chica.
-¿Qué sucede?
-No me gusta ése chico, ¿Blake? No me da buena espina.- la chica cerró los ojos y suspiró, su mejor amigo odiaba a su novio.
-Fred… No hay nada que puedas hacer.- dijo ella, Fred frunció el ceño.
-¿A qué refieres?
-Yo…- tardó en responder, tomó aire y lo soltó.- Estoy enamorada de él.
El sol se asomaba por las cortinas de las ventanas, pronto amanecería. Bree despertó envuelta por los brazos de Blake, preguntándose qué había pasado anoche. Blake le había confesado su amor incondicional a Bree, y ella, insegura, respondió lo mismo. No sabía si eso estaba bien, pero era tan placentero… Bree ya se había cansado de estar sola, de deprimirse por cualquier estupidez como lo sucedido ayer en la clase de Defensa Personal, y creía que a lo mejor Blake podía hacerla un poco más fuerte, emocionalmente.
La chica tenía sus manos entrelazadas con los de Blake en frente de sus ojos, acarició el pulgar del castaño y sonrió, se sintió cómoda, cálida, protegida… A salvo.
El chico se movió gruñendo, luego bostezo y se levantó un poco, apoyándose de su codo. Bree se hizo la dormida, pero cómo estaban tan unidos ella sintió que sonrió, cómo su abdomen se movió, y se volvió a acostar al lado de ella. Le dio un beso en la espalda, la chica se volteó hacia él.
-¿Te he despertado?
-No.- dijo la chica con una sonrisa en su rostro, el chico posó su mano sobre su mejilla y la acaricio, luego le devolvió la misma sonrisa tierna y placentera.
-Ven.- susurró Blake, colocó su mano en su nuca y la acercó a su pecho. La castaña apoyó su cabeza sobre su pecho y cayó rendida mientras que él acariciaba y jugaba con sus rizos. Cuando volvió a despertar, dos horas después por el ruido de su alarma, buscó con su mano el cuerpo de Blake, pero sintió las sábanas frías, ya se había ido. Sonrió, porque sabía que había quedado dormida hasta el último momento con Blake. Abrió los ojos y se sentó, eran las seis de la mañana y tenía que prepararse para sus estudios. Se levantó sin ganas de la cama y se dirigió a su clóset, tomó una toalla limpia y se dirigió al baño del dormitorio.
Las gotas cálidas de agua caían resbalaban por su rostro, era una sensación satisfactoria. Cuando terminó de ducharse, se secó con la toalla y se dirigió nuevamente a la habitación. Sus compañeras no habían llegado, Bree se preguntó por qué. Pero qué más daba, no era como si fueran sus amigas. Se vistió con esto: http://www.polyvore.com/cgi/set?id=104867262&.locale=es. Algo muy sencillo, guardó su traje para la última clase: Entrenamiento de su Función, les dicen “Funciones” a lo que te dedicas en la academia, puede ser: hachas, arcos, mazos, espadas, lanzas, entre otras funciones. En mi caso, serían los cuchillos. En ése momento, la chica sintió que un frío intenso le quemaba el abdomen a pesar de que estuviera usando la sudadera. Se dobló hacia delante y luego, el frío se detuvo. Fue como un pinchazo. La chica corrió a un espejo y se levantó la camiseta, y lo vio… Una herida fresca, como un punto, en el que se derramaba una línea de líquido color negro hasta llegar a sus pantalones, la chica corrió y tomó la toalla que había usado, se secó el líquido oscuro, y de repente dejó de fluir. Vio más de cerca la herida, era un punto de color negro. ¿Qué había sido ése líquido? Se colocó algodón y cinta adhesiva para sostener el algodón, y se volvió a bajar la camiseta. Cuando Bree estaba nerviosa, siempre solía jugar con collar, el que tiene un símbolo con su Marca. Levantó la mano y comenzó a sujetar firmemente el collar, el collar de Blake. ¿Y si había sido eso? Bree lo consideró, pero le pareció estúpido. Tomó uno de los aerosoles para curar su herida, ya le quedaban pocos. Tomó el frasquito todo de color blanco, lo batió y luego lo colocó en su abdomen; primero sintió dolor, luego se alivió. Cuando bajó la mirada, la herida había desaparecido. Sonó el timbre, la chica tomó su bolso y salió de la habitación. Al voltearse, dio un brinco al verlo.
-¿Qué? ¿Así de feo soy?
-¡Fred! ¡Me asustaste!- exclamó Bree.
-Tenemos que hablar…- susurró, volvió a abrir la puerta y entraron a la habitación de la chica.
-¿Qué sucede?
-No me gusta ése chico, ¿Blake? No me da buena espina.- la chica cerró los ojos y suspiró, su mejor amigo odiaba a su novio.
-Fred… No hay nada que puedas hacer.- dijo ella, Fred frunció el ceño.
-¿A qué refieres?
-Yo…- tardó en responder, tomó aire y lo soltó.- Estoy enamorada de él.
PaolaStyles16
Re: Hijos de la Luna, Lágrimas del Sol.
AYYY PASAN TANTAS COSAS AYY
Bree ya se enamoro de Blake y yo era así :baba:jajaja Blake es sensual xD
Ayy grr (?) jajaja. Blake es muy parloso, rudo y sensual (?) jajaja.
Me sorprendió cuando entro a la clase de defensa personal.
Esa Jez ¬¬ que se pudra la muy washi washi
Ayy a mi me agrada Fred.
Está muy interesante la historia. Me diste mucho que leer.
Está súper tierno que se hallan intercambiado las cadnas.
Mmm no puedes cambiar tu nombre de perfil, es definitivo, aunque quizá el staff a veces pone jornadas para que cambies el nombre (solo lo han hecho una vez) A mi también me gustaría cambiarlo. Pero no se si vuelvan a hacer eso.
asljfdkaslfkl escribes genial.
Síguela, besos.
Bree ya se enamoro de Blake y yo era así :baba:jajaja Blake es sensual xD
Ayy grr (?) jajaja. Blake es muy parloso, rudo y sensual (?) jajaja.
Me sorprendió cuando entro a la clase de defensa personal.
Esa Jez ¬¬ que se pudra la muy washi washi
Ayy a mi me agrada Fred.
Está muy interesante la historia. Me diste mucho que leer.
Está súper tierno que se hallan intercambiado las cadnas.
Mmm no puedes cambiar tu nombre de perfil, es definitivo, aunque quizá el staff a veces pone jornadas para que cambies el nombre (solo lo han hecho una vez) A mi también me gustaría cambiarlo. Pero no se si vuelvan a hacer eso.
asljfdkaslfkl escribes genial.
Síguela, besos.
Invitado
Invitado
Re: Hijos de la Luna, Lágrimas del Sol.
Gracias vale:') Ahorita me pongo a escribir el sigiente capítulo;)
PaolaStyles16
Re: Hijos de la Luna, Lágrimas del Sol.
13.
Fred tensó la mandíbula, Bree nunca lo había visto así de lo poco que lo conocía. El chico se dobló, tomó su mochila e hizo ademán de irse, pero Bree lo detuvo tomándolo por el antebrazo.
-¿Qué tienes?- le preguntó. El chico seguía con la mandíbula tensa y la vista baja.
-Nada que importe.- respondió fríamente, con una voz tan oscura que le provocó a Bree escalofríos, la chica tenía que levantar la mirada, ya que Fred pasaba del metro ochenta. Tomó el rostro del rubio entre sus manos delicadamente y le lanzó una mirada dulce.
-Fred… Dime, por favor. Puedes contar conmigo…- pero el chico la interrumpió.
-¿Cómo esperas que sea lo que quieres que sea si me siento tan sólo y tú andas ligando con un chico que simula ser malo?- Bree se quedó sin palabras, no sabía qué responder… ¿Acaso Fred le estaba confesando que la amaba? ¡Llevaban menos de una semana que se conocían!
-¿Qué mierda estás tratando de decirme? ¡Te conozco desde hace menos de una semana!
-He tratado de ser perfecto, pero nada ha funcionado.- respondió.
-¿De qué hablas, Fred?- preguntó Bree con voz exhausta.
-¡Que estoy enamorado de ti, joder!-exclamó, cosa que Bree no quería escuchar.
-Fred, yo…- pero fue demasiado tarde, Fred ya había puesto sus manos fuertes sobre las mejillas de Bree y la había besado con firmeza, como si fuera la última vez. Sus labios iban sincronizados, Bree trataba de apartarse de él empujándolo pero él era demasiado fuerte, cuando por fin se relajó y se dejó llevar, él se separó de ella jadeante.
-Tenía que hacerlo… Por lo menos una vez…- dijo y frunció el ceño.- Bree, ¿qué es esto?- Fred tomó la cadena de Blake y la observó furioso.- ¡¿Te das cuenta de lo que es esto?!- le gritó.- ¡Es una cadena de Riafgod! ¿De dónde la sacaste? ¿Cómo la obtuviste? ¡¿Qué te pasa, Bree?!- le comenzó a gritar Fred.- ¡¿Qué haces con una de éstas?! ¡¿No sabes lo que te puede hacer?!- Fred se la arrancó del cuello, rompiéndola, unos rayos centelleantes de color blanco se iluminaron rodeando la cadena rota y después cayeron al suelo, sin vida.- ¡Estarías muerta en menos de tres días!- le grito con más fuerza y enojo. Se le acercó intimidante.- ¿Dónde la has conseguido?
-Me la he conseguido por ahí…- mintió pésimo.
-¡Por favor, Bree! ¡Nadie “sólo se consigue” una cadena del Otro Sector tirada en el suelo!-añadió.- Te repito la pregunta, ¿en donde la conseguiste? ¿Alguien te la dio?- Bree guardó silencio.- ¡Respóndeme o llamo ya mismo a los guardias!- exclamó Fred.
-Les dirás quién es de todas maneras…- susurró con una voz inocente Bree.
-De acuerdo, te prometo que no lo haré… Puedes confiar en mí.- respondió Fred. La chica tomó aire, llenando sus pulmones. Hasta aquí llegaba el secreto.
-Blake.- respondió. El chico empalideció.
-Sabes Bree…- tardó bastante en responder.- Pensé que todavía tenía respeto por ti por el que salieras con él, pero esto… Esto me da lástima…- se acercó a ella.- Siento lástima por ti.- le escupió las palabras en el rostro y se marchó de la habitación, dejando a Bree con el corazón roto, hasta recordar a Blake. Después de unos minutos, corrió al dormitorio de los chicos, preguntando por Blake. Un chico pálido y de cabello casi albino le indicó el camino, diciendo que era su compañero. Tocó la puerta impaciente, un Blake vistiendo con un suéter de lana marrón arremangado hasta los codos y unos pantalones un poco ajustados de color negro y unas botas militares abrió la puerta, tambaleante, luciendo terrible de rostro. La chica saltó a sus brazos, Blake dio tres pasos largos hacia atrás del empujón y cerró la puerta, Bree colocó sus piernas alrededor de la cintura del castaño, alegre y calmada porque él estaba vivo. Según Fred, cambiar así de collares te podía matar en menos de tres días, y la chica estaba angustiada. Olió el perfume en el suéter del chico, y la relajó. Se bajó de su cintura y, antes que nada, lo tomó por el rostro y lo acercó a sus labios, desesperada. Tuvo que ser un beso corto, Bree no podía esperar a quitarle el collar del cuello.
-¡Rápido, quítate eso!- el chico le lanzó una mirada. Bree volteó los ojos.- ¡No tu ropa, idiota! ¡El collar! ¡Quítatelo!
-¿Por qué?
-¡Puedes morir!- las lágrimas estaban a punto de resbalar de sus ojos. Había sido su culpa, todo… Blake se quitó el collar y se lo entregó.
-Supongo que ya te enteraste…- la chica frunció el ceño.
-¡¿Ya sabías?!- le gritó. El chico sólo la miró, ésa fue su respuesta.- ¡¿POR QUÉ NO DIJISTE NADA?!
-Porque, Bree…- se acercó a ella y entrelazaron sus dedos, la chica había comenzado a llorar.- Prefiero morir ahora amando a alguien que sé que me ama tanto como yo a ella, que morir viejo y solo, estorbando a todo el mundo…- Bree no entendía.
-¿Qué? ¿A qué te refieres?- ambos guardaron silencio.- ¿Quieres morir?- le preguntó. El chico sonrió.
-Qué te puedo decir…- se acercó a Bree, colocó su nariz sobre la de ella, quien lloraba sin parar. Él secó algunas de sus lágrimas.- Lo que nos hacemos a nosotros cuando amamos es imperdonable… Supongo que ése es el encanto de autodestruirse.- Bree levantó la mirada, no podía entender que Blake estuviera hablando de eso sonriendo, y que ella se sintiera tan a salvo. Aunque no lo estaba.
-No quiero perderte, Blake.- dijo la castaña con voz entrecortada.- No quiero que te vayas.- Blake todavía tenía sus manos sobre las mejillas de Bree, tomó una de sus manos y la besó, vio cicatrices en las muñecas. Levantó la mirada hacia él.
-Amar es destruir.- dijo Blake. La chica le dio una sonrisa pequeña de medio lado, acercó su muñeca y besó las cicatrices del castaño, Blake no hizo nada, sólo la observó. Callada, quieta, se veía tan tímida que le causó ternura. Respondió a su choque de miradas con un beso cálido y placentero.
Fred tensó la mandíbula, Bree nunca lo había visto así de lo poco que lo conocía. El chico se dobló, tomó su mochila e hizo ademán de irse, pero Bree lo detuvo tomándolo por el antebrazo.
-¿Qué tienes?- le preguntó. El chico seguía con la mandíbula tensa y la vista baja.
-Nada que importe.- respondió fríamente, con una voz tan oscura que le provocó a Bree escalofríos, la chica tenía que levantar la mirada, ya que Fred pasaba del metro ochenta. Tomó el rostro del rubio entre sus manos delicadamente y le lanzó una mirada dulce.
-Fred… Dime, por favor. Puedes contar conmigo…- pero el chico la interrumpió.
-¿Cómo esperas que sea lo que quieres que sea si me siento tan sólo y tú andas ligando con un chico que simula ser malo?- Bree se quedó sin palabras, no sabía qué responder… ¿Acaso Fred le estaba confesando que la amaba? ¡Llevaban menos de una semana que se conocían!
-¿Qué mierda estás tratando de decirme? ¡Te conozco desde hace menos de una semana!
-He tratado de ser perfecto, pero nada ha funcionado.- respondió.
-¿De qué hablas, Fred?- preguntó Bree con voz exhausta.
-¡Que estoy enamorado de ti, joder!-exclamó, cosa que Bree no quería escuchar.
-Fred, yo…- pero fue demasiado tarde, Fred ya había puesto sus manos fuertes sobre las mejillas de Bree y la había besado con firmeza, como si fuera la última vez. Sus labios iban sincronizados, Bree trataba de apartarse de él empujándolo pero él era demasiado fuerte, cuando por fin se relajó y se dejó llevar, él se separó de ella jadeante.
-Tenía que hacerlo… Por lo menos una vez…- dijo y frunció el ceño.- Bree, ¿qué es esto?- Fred tomó la cadena de Blake y la observó furioso.- ¡¿Te das cuenta de lo que es esto?!- le gritó.- ¡Es una cadena de Riafgod! ¿De dónde la sacaste? ¿Cómo la obtuviste? ¡¿Qué te pasa, Bree?!- le comenzó a gritar Fred.- ¡¿Qué haces con una de éstas?! ¡¿No sabes lo que te puede hacer?!- Fred se la arrancó del cuello, rompiéndola, unos rayos centelleantes de color blanco se iluminaron rodeando la cadena rota y después cayeron al suelo, sin vida.- ¡Estarías muerta en menos de tres días!- le grito con más fuerza y enojo. Se le acercó intimidante.- ¿Dónde la has conseguido?
-Me la he conseguido por ahí…- mintió pésimo.
-¡Por favor, Bree! ¡Nadie “sólo se consigue” una cadena del Otro Sector tirada en el suelo!-añadió.- Te repito la pregunta, ¿en donde la conseguiste? ¿Alguien te la dio?- Bree guardó silencio.- ¡Respóndeme o llamo ya mismo a los guardias!- exclamó Fred.
-Les dirás quién es de todas maneras…- susurró con una voz inocente Bree.
-De acuerdo, te prometo que no lo haré… Puedes confiar en mí.- respondió Fred. La chica tomó aire, llenando sus pulmones. Hasta aquí llegaba el secreto.
-Blake.- respondió. El chico empalideció.
-Sabes Bree…- tardó bastante en responder.- Pensé que todavía tenía respeto por ti por el que salieras con él, pero esto… Esto me da lástima…- se acercó a ella.- Siento lástima por ti.- le escupió las palabras en el rostro y se marchó de la habitación, dejando a Bree con el corazón roto, hasta recordar a Blake. Después de unos minutos, corrió al dormitorio de los chicos, preguntando por Blake. Un chico pálido y de cabello casi albino le indicó el camino, diciendo que era su compañero. Tocó la puerta impaciente, un Blake vistiendo con un suéter de lana marrón arremangado hasta los codos y unos pantalones un poco ajustados de color negro y unas botas militares abrió la puerta, tambaleante, luciendo terrible de rostro. La chica saltó a sus brazos, Blake dio tres pasos largos hacia atrás del empujón y cerró la puerta, Bree colocó sus piernas alrededor de la cintura del castaño, alegre y calmada porque él estaba vivo. Según Fred, cambiar así de collares te podía matar en menos de tres días, y la chica estaba angustiada. Olió el perfume en el suéter del chico, y la relajó. Se bajó de su cintura y, antes que nada, lo tomó por el rostro y lo acercó a sus labios, desesperada. Tuvo que ser un beso corto, Bree no podía esperar a quitarle el collar del cuello.
-¡Rápido, quítate eso!- el chico le lanzó una mirada. Bree volteó los ojos.- ¡No tu ropa, idiota! ¡El collar! ¡Quítatelo!
-¿Por qué?
-¡Puedes morir!- las lágrimas estaban a punto de resbalar de sus ojos. Había sido su culpa, todo… Blake se quitó el collar y se lo entregó.
-Supongo que ya te enteraste…- la chica frunció el ceño.
-¡¿Ya sabías?!- le gritó. El chico sólo la miró, ésa fue su respuesta.- ¡¿POR QUÉ NO DIJISTE NADA?!
-Porque, Bree…- se acercó a ella y entrelazaron sus dedos, la chica había comenzado a llorar.- Prefiero morir ahora amando a alguien que sé que me ama tanto como yo a ella, que morir viejo y solo, estorbando a todo el mundo…- Bree no entendía.
-¿Qué? ¿A qué te refieres?- ambos guardaron silencio.- ¿Quieres morir?- le preguntó. El chico sonrió.
-Qué te puedo decir…- se acercó a Bree, colocó su nariz sobre la de ella, quien lloraba sin parar. Él secó algunas de sus lágrimas.- Lo que nos hacemos a nosotros cuando amamos es imperdonable… Supongo que ése es el encanto de autodestruirse.- Bree levantó la mirada, no podía entender que Blake estuviera hablando de eso sonriendo, y que ella se sintiera tan a salvo. Aunque no lo estaba.
-No quiero perderte, Blake.- dijo la castaña con voz entrecortada.- No quiero que te vayas.- Blake todavía tenía sus manos sobre las mejillas de Bree, tomó una de sus manos y la besó, vio cicatrices en las muñecas. Levantó la mirada hacia él.
-Amar es destruir.- dijo Blake. La chica le dio una sonrisa pequeña de medio lado, acercó su muñeca y besó las cicatrices del castaño, Blake no hizo nada, sólo la observó. Callada, quieta, se veía tan tímida que le causó ternura. Respondió a su choque de miradas con un beso cálido y placentero.
PaolaStyles16
Re: Hijos de la Luna, Lágrimas del Sol.
Les quiero preguntar algo a l@s lector@s de esta nove: ¿Qué les gutarías que pasara? Dejen sus comentarios:3:ilusion:
PaolaStyles16
Re: Hijos de la Luna, Lágrimas del Sol.
14.
-Lo siento.- dijo repentinamente Bree, sus palabras atropellaron el beso que se dieron.- Se rompió.- sacó los pedazos de su bolsillo trasero.
-Si no te gustaba o no lo querías, me lo tuviste que haber dicho. Un simple: “no me gusta” o “no lo quiero” era suficiente, no tenías que romperlo.- terminó de decir Blake, la chica rió con él.
-¡Claro que no!- aclaró.- Digo sí, sí me gustaba y sí lo quería, pero… Supongo que ya entiendes a lo que me refiero.- dijo balbuceando. Le entregó los pedazos al chico.
-¿Te enseño un truco?- preguntó, la chica frunció el ceño. En cuanto Blake tomó el collar entre sus manos, las piezas rotas se volvieron a unir rápidamente, como imanes. El mismo resplandor brillante de color azul recorrió la cadena de plata, sellándola así.- ¡Ta-da!- exclamó Blake.
-¡Creí que no tenía arreglo!- exclamó la chica.
-Eso lo puedes hacer tú también si le llega a pasar algo a la tuya.- aclaró Blake.
-Wow, no tenía ni idea. Ya que nunca he roto la mía…
-Nunca has sido una niña mala.- dijo Blake burlándose, la chica le soltó unos golpes riendo.
-¡Eres un idiota!- el chico la tomó por la cintura y la cargó colocándola encima de su hombro, dando vueltas. Bree reía y se mareaba, cayeron encima de la cama de él riendo. Ella le soltó dos golpes más y un empujón. El chico la acercó a él de sorpresa y le dio un beso, apasionado. Fue entonces cuando se apartó Blake y le lamió la nariz jugando, ella rió y se echó hacia atrás. Ambos se quedaron mirando el uno al otro… Como un ciego miraría por primera vez a su esposa. Blake apoyó su nariz en la de Bree, ambos cerraron los ojos al mismo tiempo.
-Me vuelves loco.- dijo melancólico.- Nunca había sentido esto por nadie…- la chica le dio un pico.- Te amo, ¿sí?- y lo dijo. Era la primera vez que lo decía, y Bree se había quedado sin habla. No sabía qué responder, un “yo también” sería muy cínico, un “yo más” (poco creíble), así que no dijo nada. Se acercó a él y le dio un beso apasionado: ésa fue su respuesta.- ¿Me amas?- le pidió Blake de repente. Lamentablemente, Blake no se había tomado el beso como una respuesta.
-¿Es un chiste?- se rió Bree, y Blake permaneció quieto, observándola.- Me duele que dudes de si te amo. ¡Claro que te amo! Si no lo hiciera, te dejaría morir de soledad. Cosa que no planeo hacer… Blake, te amo. Te amo demasiado, ¿acaso no es suficiente?- el chico la miró, ella lo entendió y bajó la vista. Suspiró y las lágrimas se asomaron por el rostro. El chico levantó su rostro colocando su dedo en su barbilla, la miró de manera condescendiente, cosa que Bree odio. Soltó un gruñido y apartó la mano del chico con rabia, se levantó. Hizo ademán de irse pero el chico la detuvo, tomándola por su codo huesudo.
-¿Qué tienes?
-¿Sabes Blake?- Bree estaba: dolida, enojada, lastimada, deprimida… No sabía… ¡No sabía nada! ¡Estaba tan enojada que comenzó a llorar!- No necesito tu lástima…- se secó unas lágrimas y se acercó al muchacho.- ¡Te la puedes meter por el culo si quieres! ¡Vete a la mierda! ¡Qué bolas tienes, bastardo!- se volteó rápidamente y se fue. Esos cambios de humor… No eran normales, y Bree estaba lejos de tener la menstruación. Ella necesitaba ver a alguien… No podía… No podía ser bipolar…
------------------------------------------------------
Disculpen que éste capítulo fuera tan corto:( he estado distraída, hoy no tengo inspiración, creo lo odiarán:'( Enserio, mis diculpas.
-Lo siento.- dijo repentinamente Bree, sus palabras atropellaron el beso que se dieron.- Se rompió.- sacó los pedazos de su bolsillo trasero.
-Si no te gustaba o no lo querías, me lo tuviste que haber dicho. Un simple: “no me gusta” o “no lo quiero” era suficiente, no tenías que romperlo.- terminó de decir Blake, la chica rió con él.
-¡Claro que no!- aclaró.- Digo sí, sí me gustaba y sí lo quería, pero… Supongo que ya entiendes a lo que me refiero.- dijo balbuceando. Le entregó los pedazos al chico.
-¿Te enseño un truco?- preguntó, la chica frunció el ceño. En cuanto Blake tomó el collar entre sus manos, las piezas rotas se volvieron a unir rápidamente, como imanes. El mismo resplandor brillante de color azul recorrió la cadena de plata, sellándola así.- ¡Ta-da!- exclamó Blake.
-¡Creí que no tenía arreglo!- exclamó la chica.
-Eso lo puedes hacer tú también si le llega a pasar algo a la tuya.- aclaró Blake.
-Wow, no tenía ni idea. Ya que nunca he roto la mía…
-Nunca has sido una niña mala.- dijo Blake burlándose, la chica le soltó unos golpes riendo.
-¡Eres un idiota!- el chico la tomó por la cintura y la cargó colocándola encima de su hombro, dando vueltas. Bree reía y se mareaba, cayeron encima de la cama de él riendo. Ella le soltó dos golpes más y un empujón. El chico la acercó a él de sorpresa y le dio un beso, apasionado. Fue entonces cuando se apartó Blake y le lamió la nariz jugando, ella rió y se echó hacia atrás. Ambos se quedaron mirando el uno al otro… Como un ciego miraría por primera vez a su esposa. Blake apoyó su nariz en la de Bree, ambos cerraron los ojos al mismo tiempo.
-Me vuelves loco.- dijo melancólico.- Nunca había sentido esto por nadie…- la chica le dio un pico.- Te amo, ¿sí?- y lo dijo. Era la primera vez que lo decía, y Bree se había quedado sin habla. No sabía qué responder, un “yo también” sería muy cínico, un “yo más” (poco creíble), así que no dijo nada. Se acercó a él y le dio un beso apasionado: ésa fue su respuesta.- ¿Me amas?- le pidió Blake de repente. Lamentablemente, Blake no se había tomado el beso como una respuesta.
-¿Es un chiste?- se rió Bree, y Blake permaneció quieto, observándola.- Me duele que dudes de si te amo. ¡Claro que te amo! Si no lo hiciera, te dejaría morir de soledad. Cosa que no planeo hacer… Blake, te amo. Te amo demasiado, ¿acaso no es suficiente?- el chico la miró, ella lo entendió y bajó la vista. Suspiró y las lágrimas se asomaron por el rostro. El chico levantó su rostro colocando su dedo en su barbilla, la miró de manera condescendiente, cosa que Bree odio. Soltó un gruñido y apartó la mano del chico con rabia, se levantó. Hizo ademán de irse pero el chico la detuvo, tomándola por su codo huesudo.
-¿Qué tienes?
-¿Sabes Blake?- Bree estaba: dolida, enojada, lastimada, deprimida… No sabía… ¡No sabía nada! ¡Estaba tan enojada que comenzó a llorar!- No necesito tu lástima…- se secó unas lágrimas y se acercó al muchacho.- ¡Te la puedes meter por el culo si quieres! ¡Vete a la mierda! ¡Qué bolas tienes, bastardo!- se volteó rápidamente y se fue. Esos cambios de humor… No eran normales, y Bree estaba lejos de tener la menstruación. Ella necesitaba ver a alguien… No podía… No podía ser bipolar…
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Disculpen que éste capítulo fuera tan corto:( he estado distraída, hoy no tengo inspiración, creo lo odiarán:'( Enserio, mis diculpas.
PaolaStyles16
Re: Hijos de la Luna, Lágrimas del Sol.
15.
Bree despertó jadeando: todo había sido un sueño, recapacitó. Lamentablemente, lo que sí había sido verdad era que pasó la noche con Blake, pero él no le había confesado su amor. ¿Qué pasaba? ¿Acaso Bree sentía algo por ese irritante chico? ¡Era imposible! ¡Ellos eran demasiado diferentes!
Bree estaba enredada por los brazos de Blake, cuando volteó para verlo, él ya la estaba viendo.
-¿Dormiste bien?- le preguntó y luego rió.- Estuviste gritando casi toda la noche.- la chica se zafó de sus brazos y se levantó.
-¡¿Qué haces aquí?!
-Bueno, me preocupaba que fueras a hacer alguna estupidez estando tan ebria y deprimida, así que cuando caíste dormida me quedé despierto, cuidándote… Un simple “gracias” es suficiente.
-¿Por qué debería darte las gracias? Nadie te pidió que te quedaras…- el chico balbuceó por un segundo.
-Sólo trataba de ayudarte.- dijo, la chica guardó silencio, suspiró volteando los ojos. Blake también volteó los ojos y se levantó.- Como sea, me voy.- hizo ademán se irse pero Bree lo detuvo diciendo:
-¡No, espera! Ahg…- dijo, no sabía qué podía decir.- Quiero que me enseñes lo que hiciste ayer… Lo del agua…- improvisó, no sabía qué más decir.
-¿Para qué?
-Quiero verlo.- el chico se acercó a ella y le mostró el truco, fue entonces cuando un chorro de agua saltó hacia el rostro de Bree y se mojó toda. Blake se comenzó a reí, Bree prendió sus dedos en fuego y lanzó una pequeña llama al hombro de Blake. Éste se quitó su chaqueta y la arrojó al suelo; cuando vio que el fuego se propagaba comenzó a pisotear su chaqueta hasta apagarlo. Ésta vez era Bree la que reía. Se volteó dándole la espalda y siguió riendo, Blake se abalanzó sobre ella y la tomó por la cintura, le dio varias vueltas, se tropezó con sus propios pies y ambos cayeron al suelo. Las palmas de Bree cayeron de planas, el castaño cayó de perfil a su lado; ambos estaban riendo a carcajadas. Se sentaron uno en frente del otro y no apartaron sus miradas.- ¿Qué?- dijo por fin Bree, riendo.
-Nada, es que eres muy bonita.- dijo Blake; ésta se sonrojó.
-¿Debería decir “gracias” o cerrar la boca?- dijo la castaña y Blake comenzó a reír con ella. Éste se acercó a Bree y apartó un mechón de su oreja, Bree se estremeció un poco y cuando se enderezó la luz blanca del día se puso sobre su rostro. Cuando volteó, su reloj decía que eran a penas las cinco y media, no tenían clases ése día, (sábado), así que Bree quiso seguir durmiendo.- ¡Oh, rayos!- exclamó.
-¿Qué sucede?
-¡Tengo una competencia de tiro con hacha! ¡Lo olvidé, es a las seis y queda al otro lado del campus!- ésta se adentró corriendo al baño, se duchó rápidamente y se puso el otro uniforme que tenía igual al de Defensa Personal: color vino tinto y rayas gruesas a los lados color negro. Sus botas militares, se ató una cola y ya estaba lista. Tomó su bolso e introdujo su hacha favorita, ya la perfeccionaría cuando llegara, si es que llegaba. Cuando estaba a punto de salir por la puerta, se volteó hacia Blake.- Tienes que irte, nadie puede saber esto.
-¿Con: “esto”, a qué te refieres?
-A que pasé la noche contigo.- dijo, Blake tardó en responder.
-De acuerdo, mejor para mí.- añadió Blake, se levantó y se fue escapando por la ventana, la chica se precipitó a asomarse, ya que su habitación estaba en el tercer piso. El chico se escondió detrás de los arbustos que estaban casi pegados a la pared, y luego bajó por la escalera de incendios del dormitorio de al lado.
La puerta de la habitación de Bree sonó y ella fue a ver quién estaba ahí. Cuando abrió, los ojos verdes de Fred la estaban observando, ésta dio unos pasos hacia atrás.
-¡Fred! ¿Qué sucede? ¿Qué haces aquí?
-Bree…- dijo seriamente.- Tienes que acompañarme.
-¿Qué sucedió?
-Creo que lo tienes que ver tú misma…
Bree despertó jadeando: todo había sido un sueño, recapacitó. Lamentablemente, lo que sí había sido verdad era que pasó la noche con Blake, pero él no le había confesado su amor. ¿Qué pasaba? ¿Acaso Bree sentía algo por ese irritante chico? ¡Era imposible! ¡Ellos eran demasiado diferentes!
Bree estaba enredada por los brazos de Blake, cuando volteó para verlo, él ya la estaba viendo.
-¿Dormiste bien?- le preguntó y luego rió.- Estuviste gritando casi toda la noche.- la chica se zafó de sus brazos y se levantó.
-¡¿Qué haces aquí?!
-Bueno, me preocupaba que fueras a hacer alguna estupidez estando tan ebria y deprimida, así que cuando caíste dormida me quedé despierto, cuidándote… Un simple “gracias” es suficiente.
-¿Por qué debería darte las gracias? Nadie te pidió que te quedaras…- el chico balbuceó por un segundo.
-Sólo trataba de ayudarte.- dijo, la chica guardó silencio, suspiró volteando los ojos. Blake también volteó los ojos y se levantó.- Como sea, me voy.- hizo ademán se irse pero Bree lo detuvo diciendo:
-¡No, espera! Ahg…- dijo, no sabía qué podía decir.- Quiero que me enseñes lo que hiciste ayer… Lo del agua…- improvisó, no sabía qué más decir.
-¿Para qué?
-Quiero verlo.- el chico se acercó a ella y le mostró el truco, fue entonces cuando un chorro de agua saltó hacia el rostro de Bree y se mojó toda. Blake se comenzó a reí, Bree prendió sus dedos en fuego y lanzó una pequeña llama al hombro de Blake. Éste se quitó su chaqueta y la arrojó al suelo; cuando vio que el fuego se propagaba comenzó a pisotear su chaqueta hasta apagarlo. Ésta vez era Bree la que reía. Se volteó dándole la espalda y siguió riendo, Blake se abalanzó sobre ella y la tomó por la cintura, le dio varias vueltas, se tropezó con sus propios pies y ambos cayeron al suelo. Las palmas de Bree cayeron de planas, el castaño cayó de perfil a su lado; ambos estaban riendo a carcajadas. Se sentaron uno en frente del otro y no apartaron sus miradas.- ¿Qué?- dijo por fin Bree, riendo.
-Nada, es que eres muy bonita.- dijo Blake; ésta se sonrojó.
-¿Debería decir “gracias” o cerrar la boca?- dijo la castaña y Blake comenzó a reír con ella. Éste se acercó a Bree y apartó un mechón de su oreja, Bree se estremeció un poco y cuando se enderezó la luz blanca del día se puso sobre su rostro. Cuando volteó, su reloj decía que eran a penas las cinco y media, no tenían clases ése día, (sábado), así que Bree quiso seguir durmiendo.- ¡Oh, rayos!- exclamó.
-¿Qué sucede?
-¡Tengo una competencia de tiro con hacha! ¡Lo olvidé, es a las seis y queda al otro lado del campus!- ésta se adentró corriendo al baño, se duchó rápidamente y se puso el otro uniforme que tenía igual al de Defensa Personal: color vino tinto y rayas gruesas a los lados color negro. Sus botas militares, se ató una cola y ya estaba lista. Tomó su bolso e introdujo su hacha favorita, ya la perfeccionaría cuando llegara, si es que llegaba. Cuando estaba a punto de salir por la puerta, se volteó hacia Blake.- Tienes que irte, nadie puede saber esto.
-¿Con: “esto”, a qué te refieres?
-A que pasé la noche contigo.- dijo, Blake tardó en responder.
-De acuerdo, mejor para mí.- añadió Blake, se levantó y se fue escapando por la ventana, la chica se precipitó a asomarse, ya que su habitación estaba en el tercer piso. El chico se escondió detrás de los arbustos que estaban casi pegados a la pared, y luego bajó por la escalera de incendios del dormitorio de al lado.
La puerta de la habitación de Bree sonó y ella fue a ver quién estaba ahí. Cuando abrió, los ojos verdes de Fred la estaban observando, ésta dio unos pasos hacia atrás.
-¡Fred! ¿Qué sucede? ¿Qué haces aquí?
-Bree…- dijo seriamente.- Tienes que acompañarme.
-¿Qué sucedió?
-Creo que lo tienes que ver tú misma…
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