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ϟ Alina Gray ϟ La niña que vivió || Saga || HP (Harry, Draco y tú)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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ϟ Alina Gray ϟ La niña que vivió || Saga || HP (Harry, Draco y tú)
Nombre: Alina Gray, la niña que vivió.
Autor: Srita Aly Greengrass.
Género: Un poco de todo, aventuras, romance...
Adaptación: De los 7 libros de HP.
Advertencias: Ninguna.
Otras páginas: No.
Alina Gray, La niña que vivió
31 de Octubre de 1981
Alenka Sawicki llegó temprano a trabajar ese día, estaba contenta pues todo aquello que podía haber salido mal para que ella llegara tarde, ese día no había sucedido. Primero había logrado tomar al autobús doscientos quince cinco minutos después de las seis de la mañana; esto le había garantizado llegar a tiempo a la estación del metro de Moorgate para tomar la línea roja en dirección a Nothing Hill Gate, donde caminaría por unos escasos cinco minutos antes de llegar a su destino final. De haber sabido Alenka lo que encontraría al llegar, hubiera preferido no ser la primera en abrir la puerta.
De familia emigrante polaca, Alenka se había dedicado a la limpieza doméstica desde que era una adolescente. Su poco dominio del inglés le había impedido conseguir un mejor trabajo, pero con el tiempo había llegado a aceptar que posiblemente eso de las labores domésticas era algo para lo que estaba hecha. Trabajaba para cinco familias diferentes pero ahora le tocaba ayudar a la familia de doctores. De todas las familias a las qu ayudaba a Alenka le parecía que ellos eran los más agradables. Eso sí, estrictos con la limpieza pero Alenka era lo suficientemente hábil como para evitar que se le llame la atención. De hecho, recordaba solo una vez haber sido reprendida y eso había sido una distracción que no había llevado a futuras represarias salvo una promesa a tener más cuidado la siguiente vez. Incluso podía decir que les tenía un poco de cariño, sobre todo luego del nacimiento de su pequeña hija. Es por eso pues que encontrar una escena tan despiadada al abrir la puerta, le rompió el corazón.
Alenka había llamado a la policía apenas había recobrado la cordura. Un par de detectives se presentaron apenas minutos después de haber realizado la llamada y le hicieron muchas preguntas que Alenka apenas pudo responder en parte por el shock de una escena tan sangrienta y por otra parte debido a su poca habilidad con el idioma nativo del país en el que vivía. A los quince minutos después de las ocho, se encontraba de nuevo montada en la línea roja del metro esperando trasbordar en alguna otra estación para llegar a London Bridge.
-Un desastre total,- dijo uno de los detectives en la escena del crimen.
-Parece ser que han perdido el tacto.
El primer hombre miró a su compañero con represalia, evidentemente era superior a él en el cargo o por lo menos tenía más años de experiencia.
-¿Cuándo han tenido tacto antes?
El segundo negó con la cabeza y continuó revisando la escena sin hacer más comentarios.
-Dos mujeres y un hombre,- señaló el superior,- una de ellas tiene alrededor de cincuenta años, la otra, no más de treinta. Posiblemente hija de la primera.
-¿En serio?- replicó el otro que se encontraba observando al hombre en el charco de sangre.
-Mira, el parecido es innegable.
El detective más joven asintió antes de hablar.
-Éste de acá también tiene alrededor de treinta años, según la mucama es el esposo de la mujer joven. Ambos son médicos.
-Psicólogos,- aclaró el hombre mayor,- mira eso, Shacklebolt. Esos deben ser sus títulos.
El joven de piel oscura y amplios ojos negros se acercó a la pared de donde colgaban los cuadros que su compañero le había señalado y luego pasó la mirada a la repisa de la chimenea donde vio varias fotografías.
-¿Muggles?
-Eso parece.
-¿Pero por qué atacar Muggles?
-Aun no lo sabemos… ese Snape se ha vuelto cada vez más cobarde y casi no nos pasa información. Desde el asesinato de los Longbottom, el asunto se ha vuelto fuera de control. A veces no sé si Dumbledore es muy idiota o si Snape es buen engaño…
-O tal vez es honesto,- finalizó Shacklebolt.
Su superior no dijo nada más, siempre le molestaba abordar el tema del supuesto doble agente de Dumbledore. Había algo en él y en la manera en que el caso Longbottom se había manejado que nunca le había gustado. Luego de deshacerse de cualquier indicio de magia o de seres sobrenaturales, desocuparon la sala para dar paso a los policías muggles que no tardaban en llegar.
Cuando los policías muggles llegaron a la escena del crimen reportaron homicidio calificado en primer grado. Intentaron encontrar huellas dactilares pero descubrieron asombrados que no había nada con qué trabajar. Luego que los forenses terminaron de recoger las pocas muestras que tenía, se dispusieron a limpiar la escena del crimen. No fue hasta entonces que alguien se percató de que algo extraño sucedía. Inconsciente y dentro de la rejilla de la chimenea estaba el cuerpo de una niña de dos años. Su piel se veía oscura y llena de hollín.
-¿Está muerta?- quiso saber la detective temiendo que el hollín fuera más bien el cuerpo calcinado de la infante.
El otro extrajo la rejilla y sacó el cuerpo del orificio. Buscó su pulso y comprobó aliviado que la niña solo estaba inconsciente pero seguía con vida ¿Cómo había llegado ahí? ¿Acaso se había escondido o la habían escondido antes del ataque?
-Niña lista,- le dijo la detective acariciando su cabeza.
El informe médico señaló que estaba bien y al día siguiente fue puesta en manos de una trabajadora social hasta que se encontrara algún familiar que pudiera acogerla. Para su desgracia, todos los parientes que tenía en la vida habían muerto la noche anterior y el gobierno no tuvo más remedio que colocarla en una casa hogar en espera de una familia adoptiva.
Nunca se enteró Albus Dumbledore que la niña seguía con vida cuando los Aurores llegaron. Simplemente había optado por creer que había sido secuestrada por mortífagos o posiblemente algo peor le había pasado ya que al aparecer su nombre en la lista de gente mágica y siendo hija de muggles, se había convertido en blanco principal de ese tipo de ataques ya que Alina Gray no había sido la única niña cuya familia había sido asesinada por procrear sangres sucias. Al igual que los suyos, los Clearwater habían muerto meses antes y luego de ellos los Creevey con su pequeño bebé Collin. El mundo mágico se había puesto de cabeza pues todo aquel que tuviera un historial impuro corría peligro y todos actuaron con afán de ponerse a salvo. Nadie podía pararse a pensar si había sobrevivido o no una niña en el hogar Gray. O qué sería de ella ahora que no le quedaba ningún familiar en el mundo.
Alina Gray se había convertido, en efecto, en la niña que vivió. Pero no había nada heroico en eso. Nadie habría de recordar su nombre o pensar en hazañas al escuchar su nombre. Alina se había condenado a una vida muggle, lejos de los que eran como ella o de cualquier fuente de cariño al crecer.
Ahora empezaba su historia.
Última edición por ! † Imperfect Bitch † ! el Jue 02 Ago 2012, 8:44 am, editado 3 veces
Call me Aly.
Re: ϟ Alina Gray ϟ La niña que vivió || Saga || HP (Harry, Draco y tú)
Primera Lectora!! me ha encantado, tienes que seguir pronto.
Cuídate.
Lu
Cuídate.
Lu
Invitado
Invitado
Re: ϟ Alina Gray ϟ La niña que vivió || Saga || HP (Harry, Draco y tú)
Segunda Lectora ¡ALYY! ¡QUE BUENO VERTE DE NUEVO! ¡Ame la idea! Ahora mismo en #Grandes Escritoras*-*
Cherry
Re: ϟ Alina Gray ϟ La niña que vivió || Saga || HP (Harry, Draco y tú)
MaLu escribió:Primera Lectora!! me ha encantado, tienes que seguir pronto.
Cuídate.
Lu
¡La primera! Jajaja, una fiezztah.
Incantatem escribió:Segunda Lectora ¡ALYY! ¡QUE BUENO VERTE DE NUEVO! ¡Ame la idea! Ahora mismo en #Grandes Escritoras*-*
Anna Banana, bienvenida! ¡LOL! Todavía no,
Call me Aly.
Re: ϟ Alina Gray ϟ La niña que vivió || Saga || HP (Harry, Draco y tú)
ALSKALKSALSKALSK ALY!! Tu y tu perfeccion a la hora de escribir :D
Tercera y fiel lectora :B
Tercera y fiel lectora :B
wade wilson.
Re: ϟ Alina Gray ϟ La niña que vivió || Saga || HP (Harry, Draco y tú)
Alerion. escribió:ALSKALKSALSKALSK ALY!! Tu y tu perfeccion a la hora de escribir :D
Tercera y fiel lectora :B
Pola Cola. Jajaja, tu siempre eres bienvenida por aquí, que genial tenerte aquí junto a la Banana.
Call me Aly.
Re: ϟ Alina Gray ϟ La niña que vivió || Saga || HP (Harry, Draco y tú)
alkslaklsaislkasklasdj :B Yo sobrevivi a VOLDY! WIII
wade wilson.
Re: ϟ Alina Gray ϟ La niña que vivió || Saga || HP (Harry, Draco y tú)
La banana llego ._. asjkasjkasjkasjka xD Ame la idea. ¿Como va todo por Egipto? estas por allá verdad?Srita. Aly Greengrass escribió:Alerion. escribió:ALSKALKSALSKALSK ALY!! Tu y tu perfeccion a la hora de escribir :D
Tercera y fiel lectora :B
Pola Cola. Jajaja, tu siempre eres bienvenida por aquí, que genial tenerte aquí junto a la Banana.
¡Fiel lectora! se me olvido mencionar en el anterior comentario, sube pronto.
Cherry
Re: ϟ Alina Gray ϟ La niña que vivió || Saga || HP (Harry, Draco y tú)
¡OMG! Esto es super complicado de escribir.
Última edición por Srita. Aly Greengrass el Lun 09 Jul 2012, 12:41 am, editado 1 vez
Call me Aly.
Re: ϟ Alina Gray ϟ La niña que vivió || Saga || HP (Harry, Draco y tú)
Capítulo primero coming.
Call me Aly.
Re: ϟ Alina Gray ϟ La niña que vivió || Saga || HP (Harry, Draco y tú)
Alyna Gray y El Secreto de
Los Invencibles
Capítulo 1. "Cosas Raras"
Nueve años habían pasado desde que una niña había sido entregada en la casa Hogar del Sagrado Corazón de Jesús. Un hogar religioso que se encargaba del cuidado de niños desamparados cuyos padres habían muerto o los habían abandonado. Era un edificio que en su exterior parecía una hermosa gran casa victoriana, con una enorme estatua en la entrada de un Jesucristo extendiendo los brazos como dándole la bienvenida a todos los niños que ahí llegaban. Alyna Gray solo había tenido dos años cuando había cruzado esa puerta por primera vez e incluso ahora la veía con recelo y miedo. Siempre le había parecido que era como un centinela que custodiaba la entrada.
A lo largo de su estancia había tenido que aprender de la disciplina básica. Cuando aún era una bebé estaba en el área maternal pero tan pronto cumplió cuatro años, debido a la rapidez con la que había aprendido a hablar y a asearse a sí misma, habían considerado que era hora de hacerla independiente.
El orfanato era dirigido por monjas católicas. La hermana Mary era la madre superiora, una mujer cerca de los cincuenta años cuando Alyna había llegado. Era una mujer estricta e intransigente que exigía que las cosas se hicieran tan pronto ella lo comandara. Todas las niñas y niños del orfanato temblaban tan pronto entraba a alguna de las áreas donde ellos estuvieran porque sabían perfectamente que de un momento a otro comenzaría a gritar como loca porque el suelo no estaba lo suficientemente limpio o porque alguien traía la ropa mal remendada o el cabello no lo suficientemente bien peinado. Y era precisamente éste tercero el hecho que más dolores de cabeza le había dado a Alyna, literalmente ya que su cabello rizado hacía que la superiora se empeñara a cepillarle el pelo ella misma y lo apretaba con todas su fuerzas detrás de sus orejas luego de untarlo con una sustancia viscosa hecha en el orfanato y parecida al gel pero de un olor espantoso.
Y luego cuando le daban a Alyna un trocito de jabón para ducharse y solo diez minutos, ella siempre lloraba en el cuarto de baño porque el agua (una cubeta solo) no era suficiente, el jabón no era suficiente, el tiempo no era suficiente para dejar su cabello limpio. Y si al día siguiente la madre superiora intentaba peinarla de nuevo y se encontraba con una plasta pegajosa en lugar de cabellera, la reprendía y la bañaba en medo del patio plena luz del día para que sus compañeros aprendieran a no ser tan desagradables con la niña en la tina. Solo le había pasado una vez pues Alyna había aprendido a apretar su propio cabello para su propio beneficio. Aunque la madre superiora cada vez que pasaba a su lado parecía examinar su cabeza más de lo que lo hacía con las demás.
Pero esa no había sido la única pesadilla en la vida de Alyna. La parte social tampoco se le daba de la mejor manera. Posiblemente era debido a que siempre que estaban al lado de ella, cosas raras siempre tendían a suceder. Cosas que se movían sin explicación alguna, objetos rotos que se reparaban por sí solos. Una vez, Jacky Stevenson había roto el plato de Alyna porque decía que ella siempre recibía raciones más consistentes en la comida. Y como cada quien tenía un solo plato que debía cuidar con la vida porque de quebrarse, les servirían la comida en la mano como castigo. Sin embargo, Jacky Stevenson contempló sorprendida cómo luego de haberlo estrellado, el plato volvió a la normalidad como si nada. Y peor aún, que al contrario, mientras ella cenaba cereal con leche, su plato se rajó en varios pedazos haciendo un desorden en la mesa por lo que se le pidió limpiar todo el comedor hasta dejarlo impecable. Después de eso, Jacky se aseguró de que todo mundo pensara que Alyna estaba poseída por fantasmas que hacían lo que ella les ordenaba. El rumor no tardó mucho en expandirse y antes de que Alyna pudiera decir una sola palabra para defenderse, todo el colegio ya pensaba que era una niña maldita y que debían alejarse de ella. El comportamiento de sus compañeras fue drástico y evidente, la noche en que el rumor estaba en furor, Alyna vio sorprendida que las camas de sus compañeras de habitación estaban agrupadas hacia un lado de la habitación mientras que la de Alyna había sido confinada al rincón más lejano.
Ante la situación, Alyna pretendió no importarle. Pero en la noche, cuando nadie la veía y la escuchaba, acalló sus lágrimas en la almohada hasta que se quedó dormida. Y fue así que aprendió que estar sola era la única forma en que podía subsistir. Aprendió a ser autosuficiente, a hacer siempre lo que las monjas esperaban que hiciera para mantenerse fuera de problemas y a hablar con los demás huérfanos lo suficiente sin llegar nunca a la cordialidad. Y no es que ninguno de los otros hubiera intentado jamás ser amable con ella de cualquier forma. Alyna sabía que el miedo que le tenían era mayor pero eso era bueno, así por lo menos ya no se metían con ella y la dejaban en paz. Sus únicos amigos habían sido los pocos libros que se podía encontrar y los cuales no eran muchos. Había leído todos los libros que el orfanato tenía para la educación primaria en cuestión de meses y con el tiempo libre que se había ganado a los diez años luego de terminar su educación básica, Alyna se había dedicado a bosquejar en las hojas que encontraba, y que eran pocas, dibujos de su familia y lo poco que recordaba de ellos. Por alguna extraña razón, en su cabeza, siempre iban de blanco y junto a sus padres siempre había una mujer mayor ¿Posiblemente su abuela? Pero incluso esos pensamientos estaban manchados. Muchas veces, cuando Alyna aún tenía alrededor de cinco años, cuando Alyna dibujaba a sus padres, los dibujaba en un fondo rojo y muchas veces le costaba trabajo trazar los ojos.
Con su tiempo libre, Alyna también salía al jardín cada vez que le era posible. Pero a diferencia de sus compañeros que corrían como desquiciados como si no hubiera mañana, Alyna se quedaba sentada en un rincón y contemplaba con atención sus alrededores como si esperara algo ¿Qué esperaba? Ni siquiera ella lo sabía, pero sabía que algo interesante debía ocurrir alguna vez con su vida.
Y entonces sucedió.
Un día no muy diferente a los demás, Alyna caminaba por el patio recogiendo hojitas e intentando descubrir las pequeñas partículas que hacen que una hoja sea hoja, tal como había aprendido en un libro de ciencias, cuando fue distraída por un nuevo amigo que no esperaba tener. Un gato atigrado trepó a la pared del orfanato y se quedó mucho tiempo observándola hasta que finalmente decidió bajar y mirarla más de cerca. Ella sabía que la mayoría de los gatos eran huraños así que se acercó lentamente a él para intentar tocarlo y posiblemente sacarlo de ahí antes de que las madres lo vieran porque lo echarían a escobazos ya que decían que eran muy sucios. Pero para sorpresa de Alyna, el gato no huyó cuando ella se acercó. Tampoco parecía un gato cariñoso, más bien era como si la observara con curiosidad. Esa curiosidad típica de ellos pero que para ella era un poco perturbadora ya que se ponía a pensar en ello.
-Debes esconderte, gafas,- le dijo bautizándolo con el único nombre que se le ocurrió pues las manchas en su rostro simulaban una gafas alargadas alrededor de sus ojos,- si alguna de las madres te ve, estarás en problemas.
Alyna vio sorprendida cómo el gato asentía y salía de los terrenos del orfanato como si entendiera lo que le decía. Alyna se olvidó de él por el resto del día y siguió adelante con sus preocupaciones hasta el día siguiente que volvió a verlo posado en la pared del patio, y varias veces después en diferentes días posteriores. Alyna pronto notó que normalmente lo hacía en los fines de semana y muchas veces era a medio día. Y de no estar segura que los gatos no tenían sentimientos, habría jurado que varias veces le pareció que el gato estaba triste.
-¿Por qué estás triste, gafas? – le dijo una tarde de septiembre cuando Alyna ya tenía once años. El gato la miró sin pestañear antes de bajar al jardín no sin antes comprobar que no hubiera ninguna religiosa cerca. – No tiene caso ponerse triste ¿Qué ganarías con eso?
El gato colocó una pata en la rodilla de la niña que se encontraba sentada en el pasto del jardín con un viejo libro de cuentos que ya se sabía de memoria pero que le gustaba releer cada que tenía tiempo libre.
-Dicen las madres que me dejarán estudiar clases avanzadas muy pronto,- declaró Alyna acariciando la pata del felino. Sabía que por alguna extraña razón no era del tipo de gatos que les gustara ser abrazados, pero aun así era el ser más cordial que conocía,- si logro aprobar los exámenes de año trece con calificación perfecta me dejarán independizarme para ir a la universidad aunque sea muy joven. Ojala lo logra para cuando tenga quince años…
Alyna miró la densa pared de ladrillo que el gato escalaba tan seguido para entrar al orfanato. Luego frunció el entrecejo como molesta y abrió el libro en uno de los cuentos de en medio.
-No sé por qué sigues viniendo,- refunfuñó,- tú puedes estar en cualquier lugar que tú quieras. Ver todas las cosas que tú quieras…
En ese instante el gato pareció de verdad consternado. Era como si Alyna fuera a llorar, pero en lugar de eso apretó los labios y cerró el libro de golpe poniéndose de pie de un brinco.
-No olvides esconderte,- le dijo mientras se alejaba,- no te gustará si alguna de las madres te encuentra.
Pero un día no muy lejos de ese, una religiosa encontró al gato. O más bien lo vio mientras deambulaba por al patio posiblemente en busca de Alyna. La Hermana Martha era precisamente del tipo de personas que no soportaba a los gatos. Los consideraba antihigiénicos, desordenados y por si fuera poco era alérgica a ellos. Y sin más consideración que la que se le puede tener una rata, le tiró un escobazo que casi batea al animal de no ser porque era más rápido que la mujer en cuestión.
Para mala suerte de Alyna fue Jacky Stevenson quien vio la escena. Y posiblemente guiada por un viejo rencor de años por un plato roto fue el que la guió a acusarla frente a la hermana Martha y a la madre superior.
-La he visto darle de comer,- les dijo a ambas en la oficina de la hermana Mary,- es ella la que ha hecho que venga todos los días en busca de más comida.
El castigo de Alyna surtió efecto inmediato. Desde ese día sus raciones fueron reducidas a la mitad pues según la hermana Martha y la hermana Mary, si Alyna tenía suficiente comida de sobra para alimentar a un gato, era definitivamente porque estaba recibiendo más del que se merecía.
Entonces Alyna no dijo nada. No les iba a dar a ninguna de ellas el placer de verla llorar o demostrarles que la habían afectado de alguna forma. Sabía que la hermana Mary andaba tras de ella pues nunca más había logrado reprenderla por lo del cabello; que Jacky la odiaba por lo del plato roto y que la hermana Martha genuinamente odiaba a los gatos y a cualquier persona que pudiera manifestar algún gusto por ellos.
Una vez en su cuarto, Alyna se dio cuenta que tampoco podía llorar ni a solas. No es que no tuviera razones para hacerlo pero de pronto no le encontró el punto ¿Qué se iba a ganar con llorar? No podía evitar que su cabello de pronto le hiciera caso cuando ella le ordenaba quedarse quieto cuando la hermana Mary estaba cerca e incluso de pronto pareciera más limpio de lo que en realidad estaba cuando ella la inspeccionaba. Tampoco podía evitar que a Jacky le molestara que ella tuviera más comida, porque por alguna extraña razón, Alyna siempre había observado que en el camino del mostrador de la cocina a la mesa, el plato se le llenaba por sí solo hasta el tope ¿Y qué podía hacer ella al respecto? Si Jacky siempre tenía más hambre, ese era su problema. Después de todo ella era la niña sobre desarrollada con la cara llena de pecas y ojos amarillos como de búho que golpeaba a las más pequeñas por un trozo de pan. Tanto golpear niñas pequeñas la dejaba exhausta. ¿Y qué decir de la hermana Martha? Alyna no era responsable tampoco de que a ella no le simpatizaran los gatos.
Resignándose a su incapacidad de hacer algo que cambiara su destino, Alyna suspiró hondamente antes de darse vuelta en su cama, la cama del rincón y alejada de sus compañeras, antes de disponerse a dormir. Si tan solo su plato se hubiera llenado un poco más esa noche, pensó mientras el estómago le rugía e intentando conciliar el sueño.
A la mañana siguiente, Alyna encontró sorprendida un paquete de galletas dulces debajo de su cama. Sorprendida y alarmada porque alguien pudiera darse cuenta y reportar que se las había robado de la cocina, Alyna se las guardó debajo de la falda del uniforme gris del orfanato, recogió su cabello en una apretada coleta, terminó de arreglar su cama y salió a toda prisa en dirección a la capilla.
Todas las mañanas, las niñas y niños del orfanatorio debían asistir a la capilla a tomar la misa de las siete de la mañana. Alyna normalmente resistía toda la misa escuchando atentamente a lo que el padre tenía que decir. A veces estaba de acuerdo con lo que él decía, sobre todo en la parte que decía que se amaran los unos a los otros, pero otras veces simplemente bajaba la cabeza y pensaba "¿Por qué debo sentir culpa de haber nacido?". Claro que todo lo que Alyna pensaba nunca lo decía y se limitaba a seguir los protocolos que tanto el padre como el orfanato le exigieran. Siempre había creído que una vez que abandonara el orfanato estudiaría más libros que solo la simple biblia que a la fecha ya se sabía casi de pies a cabeza.
Luego de la misa, los niños y niñas debían ir al área del comedor y tomar su desayuno. Y finalmente luego de eso tenían la tarde para ellos. Era de las pocas tardes de la semana en que en verdad podían hacer lo que quisieran ya que los Lunes las niñas aprendían a bordar y a zurcir, los martes debían hacer algo en la cocina como limpiar o cocinar, los miércoles y viernes debían estudiar la biblia y los jueves y sábados practicaban en el coro que en época Navideña salía a la calle a cantar villancicos y a pedir dinero para recaudar fondos para las mejoras del orfanato. Alyna se había unido al coro no por la beneficencia, después de todo ella nunca había visto mejoras en los nueve años que llevaba ahí, sino por la oportunidad de al menos unos pocos días al año poder salir a la calle donde podía ver, para variar, una que otra cara diferente a las que diario veía dentro de esa vieja casa a la que había sido confinada desde mucho antes que tuviera memoria.
Alyna se sentó en un rincón del jardín que se ocultaba de la vista de todos tras un árbol de gardenias. En algún punto de su vida, el árbol había conocido a una enredadera que luego del primer abrazo, lo había cubierto por completo ocultando para siempre las flores entre las hojitas de la planta invasora. A Alyna siempre le había parecido maravillosa la manera en que dos plantas tan ajenas la una de otra, la gardenia del tipo floreciente y siempre bella y la enredadera siempre dependiente y jamás lejos del suelo por sí sola, hubieran de pronto formato una alianza tan única que había logrado que la hoja de la enredadera estuviera ahora donde nunca hubiera logrado por sí sola, mucho más cerca del cielo. Y que el árbol florido, por su parte, hubiera encontrado en la enredadera una aliada tan perfecta para que sus flores se resguardaran del frío y de los climas extremos. Pero sobre todo, a Alyna le encantaba el hecho que una vez sentada bajo su sombra era como si se volviera invisible y ajena al mundo que lo rodeaba. Era justamente ahí donde había conocido a "gafas" por primera vez y era ahí a donde iba a parar cuando no quería ser molestada.
A pesar de saber que estaba a salvo de los mirones, Alyna miró a su alrededor antes de sacar el paquete de galletas que había guardado debajo de su falda y se sentó en el pasto a la sombra de la gardenia-enredadera para disfrutar de su botín. La cocinera había recibido instrucciones de darle la mitad de su comida pero esa mañana se le había pasado la mano y Alyna apenas había recibido un cuarto de pan y suficiente sopa para sacar cinco cucharadas antes de que se le hubiera terminado. Solo recordar la expresión de Jacky hacía que Alyna temblara de coraje pero decidió contenerse pues sabía que debajo de su falda aún guardaba el botín que había aparecido como por arte de magia esa mañana debajo de su almohada.
Estaba apenas comiendo su primera galleta cuando el gato apareció en lo alto de la barda gris. Alyna apenas lo miró de reojo mientras engullía rápidamente, no se había dado cuenta de lo hambrienta que estaba hasta que los primeros bocados le resbalaron por la garganta y no pudo parar. Cuando hubo terminado la décima galleta, por fin miró al animal.
-Me las dejaste tú ¿Verdad?- le dijo mirándolo seriamente. No sabía de dónde había sacado eso pero por alguna extraña razón presentía que así había sido.
Le pareció notar como que el gato asentía y no quiso profundizar en si era o no posible que le hubiera entendido o que el gato hubiera sido capaz de introducir un paquete de galletas al orfanato y colocarlos debajo de su almohada; simplemente asumió que su sospecha era correcta y aceptó el hecho sin cuestionar más.
Viendo que el paquete ya estaba a la mitad, Alyna lo enrolló y lo volvió a esconder debajo de su falda. Luego, se sacudió las migajas del pecho, se acomodó las calcetas blancas y limpió sus zapatos negros con las yemas de los dedos. Luego de zafarse de un problema al comer a escondidas, no quería picar otro al entrar de nuevo al orfanato con los calcetines mal acomodados o los zapatos sucios.
-Gracias,- le dijo Alyna al gato de manera amable como si le hablara a una persona. El gato asintió.
Luego de eso y durante varias mañanas esporádicas, más comida empezó a aparecer debajo de su almohada. Por varios días a Alyna le preocupaba que alguien más la encontrara, pero un día que tuvieron que cambiar las sábanas, una de las niñas débiles de su habitación dehizo la cobija y la almohada juntas de la cama de Alyna y ésta contempló asombrada que ni el pastelillo que había guardado debajo ni la empanada estaban ya.
Alyna nunca pudo explicar lo que pasaba, por lo menos no para sí misma pues nunca soñó con decírselo a nadie. Hasta que un día de julio, luego de varios meses de conocer al gato y de comida de contrabando, el gato apareció en la misma pared mientras ella leía un libro de química que había logrado colar del área de la escuela disfrazado de biblia. Para ese entonces ella sabía presentir cuando se acercaría y normalmente lo saludaba antes de que hiciera evidente su presencia.
-Hola, gafas,- le dijo sin despegarse del libro apenas vio su silueta dibujada en el suelo frente a ella,- gracias por los muffins, estaban deliciosos.
Como pocas veces, el gato brincó hacia adentro de los aposentos. Alyna miró en ambas direcciones en busca de la rechoncha hermana Martha y se sintió aliviada de que no se encontrara cerca. Luego miró por fin al gato por primera vez y pudo notar que llevaba en el hocico algo que parecía un viejo sobre amarillento.
-¿Qué es?- inquirió la niña recibiéndolo de él como si se lo estuviera entregando.
De inmediato leyó su nombre y se apresuró a leer lo que adentro decía.
-Gafas,- le dijo luego de leer y releer la carta,- ¿Qué es esto? ¿Quién lo envió?
Pero Gafas no atendió a las preguntas de Alyna. Y no es que pudiera haberlo hecho de haber querido. Después de todo los gatos no hablan ¿O sí? El animal simplemente volvió a brincar a lo alto de la barda y desapareció del otro lado dejando a Alyna con más preguntas que respuestas. Seguramente alguien le había querido jugar una broma, pensó, desde hacía mucho que nadie se metía con ella que ya había dejado de desconfiar tanto.
Alyna decidió regresar a la casa pues era sábado y tenía práctica de coro en unos cuantos minutos. Ella no era particularmente buena con su voz aunque ya se había vuelto más diestra con el viejo piano que la hermana Mercedes le estaba enseñando a tocar y hacer eso era de las pocas cosas que disfrutaba.
Pero ese día no tuvo práctica de piano. En cuento ingresó a la habitación, la hermana Charlotte la estaba esperando acompañada de la hermana Martha para excluirla de la práctica del coro.
-Debe acompañarnos a ver a la madre superiora, señorita Gray,- le dijo la hermana Charlotte con esa cara de haber chupado un limón que siempre se cargaba.
-¿Para qué quiere verme la hermana Mary?- quiso saber Alyna.
-No hagas preguntas,- refunfuñó la misma que le había hablado en primer lugar y la tomó de la muñeca conduciéndola al pasillo en dirección a la oficina de la hermana Mary.
Alyna nunca había estado ahí a menos que estuviera en problemas. Había estado ahí luego del incidente del baño en el patio para pedirle disculpas a la madre superiora por lo sucio que estaba su cabello; para clarificar si hacía o no hacía trampa en sus exámenes impecables (asunto del cual la madre superior siempre había sospechado que Alyna mentía y la mandaba a rezar un rosario por si las dudas); y por el asunto del gato. Y mientras se acercaba más y más al inminente rostro inquebrantable de la hermana Mary, Alyna recapitulaba qué era lo que podía haber hecho mal ese día que le hubiera merecido haber sido llamada en presencia de la hermana superior ¿Es que alguien había descubierto por fin su comida debajo de la almohada? ¿O era posible que alguien la hubiera visto hablar con el gato?
Alyna respiró hondo mientras la hacían esperar fuera del despacho. Alyna alcanzó a escuchar la voz de la hermana Mary hablando con alguien más.
-Hay niños más pequeños y con mejores historiales de comportamientos,- decía la hermana Mary casi a modo de súplica,- esa niña es insufrible, se lo digo de una vez. Cuestiona todo lo que se le dice y…,- la hermana Mary carraspeó fuertemente y luego bajó la voz.
Alyna no pudo entender a bien lo que dijo además que la hermana Martha empezó a tocar la puerta para pasar.
-No quiero ningún otro niño a niña,- respondió serenamente la voz de otra mujer,- aunque si por mí fuera me los llevaría a todos de una vez.
Hubo un silencio un poco incómodo pues era evidente que la hermana Mary estaba digiriendo la respuesta que había escuchado y que tanto la hermana Charlotte como la hermana Martha habían escuchado también un trozo de la conversación pero tan pronto como la madre superiora les pidió pasar tuvieron que fingir que no había sido así. Incluida a Alyna.
-Le traigo a la señorita Gray,- dijo la hermana Charlotte haciendo a la niña entrar.
Alyna saludó inmediatamente con una reverencia tanto a la madre superiora como a la mujer sentada frente a la misma del otro lado del escritorio. La puerta de la que Alyna venía era de dentro del orfanato, mientras que la puerta detrás de la mujer era la que eventualmente llevaba al exterior. Alyna amaba esa puerta pues esa puerta representaba libertad y un mundo al que aunque sabía que faltaba mucho para pertenecer.
-Señorita Gray,- le dijo la madre superiora invitándola a tomar asiento al lado de la mujer frente a ella,- conoce a la señora McGonagall. Ella ha venido aquí a adoptarte.
Alyna se quedó el shock, hasta entonces nadie nunca había manifestado el deseo de adoptarla. O por lo menos no que ella supiera, y luego de escuchar el ahínco con el que la madre superiora había intentado persuadir a la mujer de no adoptarla, no le extrañaba que ni hubiera sido así. Observó a la mujer en cuestión, parecía tener alrededor de cuarenta o no más de cincuenta. Su expresión era muy seria, Alyna hubiera jurado que era una mujer que se dedicaba a la milicia de no ser que usaba ropas muy femeninas. Un vestido verde oscuro largo hasta debajo de las rodillas con cuello alto y mangas largas apenas adornado con encajes y un viejo broche dorado en el pecho en forma de un ave que no había visto nunca ¿Era ese un gallo exótico de esos de los Asiáticos? No se atrevió a preguntarle y también evitó el contacto visual.
-Mucho gusto,- repicó Alyna volviendo a hacer la reverencia. Había algo en las gafas de la mujer que le recordaba a las manchas de "gafas", cosa que la hizo casi de manera involuntaria sonreír a pesar de sí misma al hacer la reverencia.
No era propio de Alyna sonreír o de ser amable con nadie. La vida le había enseñado a esperar lo peor de todos y a no dejar que nada la afectara. Pero si esa mujer era la llave que abría la puerta detrás de ella. La puerta que la llevaba para siempre fuera de esas altas paredes de ladrillo gris, Alyna sonreiría para ella todo el tiempo que fuera necesario.
A lo largo de su estancia había tenido que aprender de la disciplina básica. Cuando aún era una bebé estaba en el área maternal pero tan pronto cumplió cuatro años, debido a la rapidez con la que había aprendido a hablar y a asearse a sí misma, habían considerado que era hora de hacerla independiente.
El orfanato era dirigido por monjas católicas. La hermana Mary era la madre superiora, una mujer cerca de los cincuenta años cuando Alyna había llegado. Era una mujer estricta e intransigente que exigía que las cosas se hicieran tan pronto ella lo comandara. Todas las niñas y niños del orfanato temblaban tan pronto entraba a alguna de las áreas donde ellos estuvieran porque sabían perfectamente que de un momento a otro comenzaría a gritar como loca porque el suelo no estaba lo suficientemente limpio o porque alguien traía la ropa mal remendada o el cabello no lo suficientemente bien peinado. Y era precisamente éste tercero el hecho que más dolores de cabeza le había dado a Alyna, literalmente ya que su cabello rizado hacía que la superiora se empeñara a cepillarle el pelo ella misma y lo apretaba con todas su fuerzas detrás de sus orejas luego de untarlo con una sustancia viscosa hecha en el orfanato y parecida al gel pero de un olor espantoso.
Y luego cuando le daban a Alyna un trocito de jabón para ducharse y solo diez minutos, ella siempre lloraba en el cuarto de baño porque el agua (una cubeta solo) no era suficiente, el jabón no era suficiente, el tiempo no era suficiente para dejar su cabello limpio. Y si al día siguiente la madre superiora intentaba peinarla de nuevo y se encontraba con una plasta pegajosa en lugar de cabellera, la reprendía y la bañaba en medo del patio plena luz del día para que sus compañeros aprendieran a no ser tan desagradables con la niña en la tina. Solo le había pasado una vez pues Alyna había aprendido a apretar su propio cabello para su propio beneficio. Aunque la madre superiora cada vez que pasaba a su lado parecía examinar su cabeza más de lo que lo hacía con las demás.
Pero esa no había sido la única pesadilla en la vida de Alyna. La parte social tampoco se le daba de la mejor manera. Posiblemente era debido a que siempre que estaban al lado de ella, cosas raras siempre tendían a suceder. Cosas que se movían sin explicación alguna, objetos rotos que se reparaban por sí solos. Una vez, Jacky Stevenson había roto el plato de Alyna porque decía que ella siempre recibía raciones más consistentes en la comida. Y como cada quien tenía un solo plato que debía cuidar con la vida porque de quebrarse, les servirían la comida en la mano como castigo. Sin embargo, Jacky Stevenson contempló sorprendida cómo luego de haberlo estrellado, el plato volvió a la normalidad como si nada. Y peor aún, que al contrario, mientras ella cenaba cereal con leche, su plato se rajó en varios pedazos haciendo un desorden en la mesa por lo que se le pidió limpiar todo el comedor hasta dejarlo impecable. Después de eso, Jacky se aseguró de que todo mundo pensara que Alyna estaba poseída por fantasmas que hacían lo que ella les ordenaba. El rumor no tardó mucho en expandirse y antes de que Alyna pudiera decir una sola palabra para defenderse, todo el colegio ya pensaba que era una niña maldita y que debían alejarse de ella. El comportamiento de sus compañeras fue drástico y evidente, la noche en que el rumor estaba en furor, Alyna vio sorprendida que las camas de sus compañeras de habitación estaban agrupadas hacia un lado de la habitación mientras que la de Alyna había sido confinada al rincón más lejano.
Ante la situación, Alyna pretendió no importarle. Pero en la noche, cuando nadie la veía y la escuchaba, acalló sus lágrimas en la almohada hasta que se quedó dormida. Y fue así que aprendió que estar sola era la única forma en que podía subsistir. Aprendió a ser autosuficiente, a hacer siempre lo que las monjas esperaban que hiciera para mantenerse fuera de problemas y a hablar con los demás huérfanos lo suficiente sin llegar nunca a la cordialidad. Y no es que ninguno de los otros hubiera intentado jamás ser amable con ella de cualquier forma. Alyna sabía que el miedo que le tenían era mayor pero eso era bueno, así por lo menos ya no se metían con ella y la dejaban en paz. Sus únicos amigos habían sido los pocos libros que se podía encontrar y los cuales no eran muchos. Había leído todos los libros que el orfanato tenía para la educación primaria en cuestión de meses y con el tiempo libre que se había ganado a los diez años luego de terminar su educación básica, Alyna se había dedicado a bosquejar en las hojas que encontraba, y que eran pocas, dibujos de su familia y lo poco que recordaba de ellos. Por alguna extraña razón, en su cabeza, siempre iban de blanco y junto a sus padres siempre había una mujer mayor ¿Posiblemente su abuela? Pero incluso esos pensamientos estaban manchados. Muchas veces, cuando Alyna aún tenía alrededor de cinco años, cuando Alyna dibujaba a sus padres, los dibujaba en un fondo rojo y muchas veces le costaba trabajo trazar los ojos.
Con su tiempo libre, Alyna también salía al jardín cada vez que le era posible. Pero a diferencia de sus compañeros que corrían como desquiciados como si no hubiera mañana, Alyna se quedaba sentada en un rincón y contemplaba con atención sus alrededores como si esperara algo ¿Qué esperaba? Ni siquiera ella lo sabía, pero sabía que algo interesante debía ocurrir alguna vez con su vida.
Y entonces sucedió.
Un día no muy diferente a los demás, Alyna caminaba por el patio recogiendo hojitas e intentando descubrir las pequeñas partículas que hacen que una hoja sea hoja, tal como había aprendido en un libro de ciencias, cuando fue distraída por un nuevo amigo que no esperaba tener. Un gato atigrado trepó a la pared del orfanato y se quedó mucho tiempo observándola hasta que finalmente decidió bajar y mirarla más de cerca. Ella sabía que la mayoría de los gatos eran huraños así que se acercó lentamente a él para intentar tocarlo y posiblemente sacarlo de ahí antes de que las madres lo vieran porque lo echarían a escobazos ya que decían que eran muy sucios. Pero para sorpresa de Alyna, el gato no huyó cuando ella se acercó. Tampoco parecía un gato cariñoso, más bien era como si la observara con curiosidad. Esa curiosidad típica de ellos pero que para ella era un poco perturbadora ya que se ponía a pensar en ello.
-Debes esconderte, gafas,- le dijo bautizándolo con el único nombre que se le ocurrió pues las manchas en su rostro simulaban una gafas alargadas alrededor de sus ojos,- si alguna de las madres te ve, estarás en problemas.
Alyna vio sorprendida cómo el gato asentía y salía de los terrenos del orfanato como si entendiera lo que le decía. Alyna se olvidó de él por el resto del día y siguió adelante con sus preocupaciones hasta el día siguiente que volvió a verlo posado en la pared del patio, y varias veces después en diferentes días posteriores. Alyna pronto notó que normalmente lo hacía en los fines de semana y muchas veces era a medio día. Y de no estar segura que los gatos no tenían sentimientos, habría jurado que varias veces le pareció que el gato estaba triste.
-¿Por qué estás triste, gafas? – le dijo una tarde de septiembre cuando Alyna ya tenía once años. El gato la miró sin pestañear antes de bajar al jardín no sin antes comprobar que no hubiera ninguna religiosa cerca. – No tiene caso ponerse triste ¿Qué ganarías con eso?
El gato colocó una pata en la rodilla de la niña que se encontraba sentada en el pasto del jardín con un viejo libro de cuentos que ya se sabía de memoria pero que le gustaba releer cada que tenía tiempo libre.
-Dicen las madres que me dejarán estudiar clases avanzadas muy pronto,- declaró Alyna acariciando la pata del felino. Sabía que por alguna extraña razón no era del tipo de gatos que les gustara ser abrazados, pero aun así era el ser más cordial que conocía,- si logro aprobar los exámenes de año trece con calificación perfecta me dejarán independizarme para ir a la universidad aunque sea muy joven. Ojala lo logra para cuando tenga quince años…
Alyna miró la densa pared de ladrillo que el gato escalaba tan seguido para entrar al orfanato. Luego frunció el entrecejo como molesta y abrió el libro en uno de los cuentos de en medio.
-No sé por qué sigues viniendo,- refunfuñó,- tú puedes estar en cualquier lugar que tú quieras. Ver todas las cosas que tú quieras…
En ese instante el gato pareció de verdad consternado. Era como si Alyna fuera a llorar, pero en lugar de eso apretó los labios y cerró el libro de golpe poniéndose de pie de un brinco.
-No olvides esconderte,- le dijo mientras se alejaba,- no te gustará si alguna de las madres te encuentra.
Pero un día no muy lejos de ese, una religiosa encontró al gato. O más bien lo vio mientras deambulaba por al patio posiblemente en busca de Alyna. La Hermana Martha era precisamente del tipo de personas que no soportaba a los gatos. Los consideraba antihigiénicos, desordenados y por si fuera poco era alérgica a ellos. Y sin más consideración que la que se le puede tener una rata, le tiró un escobazo que casi batea al animal de no ser porque era más rápido que la mujer en cuestión.
Para mala suerte de Alyna fue Jacky Stevenson quien vio la escena. Y posiblemente guiada por un viejo rencor de años por un plato roto fue el que la guió a acusarla frente a la hermana Martha y a la madre superior.
-La he visto darle de comer,- les dijo a ambas en la oficina de la hermana Mary,- es ella la que ha hecho que venga todos los días en busca de más comida.
El castigo de Alyna surtió efecto inmediato. Desde ese día sus raciones fueron reducidas a la mitad pues según la hermana Martha y la hermana Mary, si Alyna tenía suficiente comida de sobra para alimentar a un gato, era definitivamente porque estaba recibiendo más del que se merecía.
Entonces Alyna no dijo nada. No les iba a dar a ninguna de ellas el placer de verla llorar o demostrarles que la habían afectado de alguna forma. Sabía que la hermana Mary andaba tras de ella pues nunca más había logrado reprenderla por lo del cabello; que Jacky la odiaba por lo del plato roto y que la hermana Martha genuinamente odiaba a los gatos y a cualquier persona que pudiera manifestar algún gusto por ellos.
Una vez en su cuarto, Alyna se dio cuenta que tampoco podía llorar ni a solas. No es que no tuviera razones para hacerlo pero de pronto no le encontró el punto ¿Qué se iba a ganar con llorar? No podía evitar que su cabello de pronto le hiciera caso cuando ella le ordenaba quedarse quieto cuando la hermana Mary estaba cerca e incluso de pronto pareciera más limpio de lo que en realidad estaba cuando ella la inspeccionaba. Tampoco podía evitar que a Jacky le molestara que ella tuviera más comida, porque por alguna extraña razón, Alyna siempre había observado que en el camino del mostrador de la cocina a la mesa, el plato se le llenaba por sí solo hasta el tope ¿Y qué podía hacer ella al respecto? Si Jacky siempre tenía más hambre, ese era su problema. Después de todo ella era la niña sobre desarrollada con la cara llena de pecas y ojos amarillos como de búho que golpeaba a las más pequeñas por un trozo de pan. Tanto golpear niñas pequeñas la dejaba exhausta. ¿Y qué decir de la hermana Martha? Alyna no era responsable tampoco de que a ella no le simpatizaran los gatos.
Resignándose a su incapacidad de hacer algo que cambiara su destino, Alyna suspiró hondamente antes de darse vuelta en su cama, la cama del rincón y alejada de sus compañeras, antes de disponerse a dormir. Si tan solo su plato se hubiera llenado un poco más esa noche, pensó mientras el estómago le rugía e intentando conciliar el sueño.
A la mañana siguiente, Alyna encontró sorprendida un paquete de galletas dulces debajo de su cama. Sorprendida y alarmada porque alguien pudiera darse cuenta y reportar que se las había robado de la cocina, Alyna se las guardó debajo de la falda del uniforme gris del orfanato, recogió su cabello en una apretada coleta, terminó de arreglar su cama y salió a toda prisa en dirección a la capilla.
Todas las mañanas, las niñas y niños del orfanatorio debían asistir a la capilla a tomar la misa de las siete de la mañana. Alyna normalmente resistía toda la misa escuchando atentamente a lo que el padre tenía que decir. A veces estaba de acuerdo con lo que él decía, sobre todo en la parte que decía que se amaran los unos a los otros, pero otras veces simplemente bajaba la cabeza y pensaba "¿Por qué debo sentir culpa de haber nacido?". Claro que todo lo que Alyna pensaba nunca lo decía y se limitaba a seguir los protocolos que tanto el padre como el orfanato le exigieran. Siempre había creído que una vez que abandonara el orfanato estudiaría más libros que solo la simple biblia que a la fecha ya se sabía casi de pies a cabeza.
Luego de la misa, los niños y niñas debían ir al área del comedor y tomar su desayuno. Y finalmente luego de eso tenían la tarde para ellos. Era de las pocas tardes de la semana en que en verdad podían hacer lo que quisieran ya que los Lunes las niñas aprendían a bordar y a zurcir, los martes debían hacer algo en la cocina como limpiar o cocinar, los miércoles y viernes debían estudiar la biblia y los jueves y sábados practicaban en el coro que en época Navideña salía a la calle a cantar villancicos y a pedir dinero para recaudar fondos para las mejoras del orfanato. Alyna se había unido al coro no por la beneficencia, después de todo ella nunca había visto mejoras en los nueve años que llevaba ahí, sino por la oportunidad de al menos unos pocos días al año poder salir a la calle donde podía ver, para variar, una que otra cara diferente a las que diario veía dentro de esa vieja casa a la que había sido confinada desde mucho antes que tuviera memoria.
Alyna se sentó en un rincón del jardín que se ocultaba de la vista de todos tras un árbol de gardenias. En algún punto de su vida, el árbol había conocido a una enredadera que luego del primer abrazo, lo había cubierto por completo ocultando para siempre las flores entre las hojitas de la planta invasora. A Alyna siempre le había parecido maravillosa la manera en que dos plantas tan ajenas la una de otra, la gardenia del tipo floreciente y siempre bella y la enredadera siempre dependiente y jamás lejos del suelo por sí sola, hubieran de pronto formato una alianza tan única que había logrado que la hoja de la enredadera estuviera ahora donde nunca hubiera logrado por sí sola, mucho más cerca del cielo. Y que el árbol florido, por su parte, hubiera encontrado en la enredadera una aliada tan perfecta para que sus flores se resguardaran del frío y de los climas extremos. Pero sobre todo, a Alyna le encantaba el hecho que una vez sentada bajo su sombra era como si se volviera invisible y ajena al mundo que lo rodeaba. Era justamente ahí donde había conocido a "gafas" por primera vez y era ahí a donde iba a parar cuando no quería ser molestada.
A pesar de saber que estaba a salvo de los mirones, Alyna miró a su alrededor antes de sacar el paquete de galletas que había guardado debajo de su falda y se sentó en el pasto a la sombra de la gardenia-enredadera para disfrutar de su botín. La cocinera había recibido instrucciones de darle la mitad de su comida pero esa mañana se le había pasado la mano y Alyna apenas había recibido un cuarto de pan y suficiente sopa para sacar cinco cucharadas antes de que se le hubiera terminado. Solo recordar la expresión de Jacky hacía que Alyna temblara de coraje pero decidió contenerse pues sabía que debajo de su falda aún guardaba el botín que había aparecido como por arte de magia esa mañana debajo de su almohada.
Estaba apenas comiendo su primera galleta cuando el gato apareció en lo alto de la barda gris. Alyna apenas lo miró de reojo mientras engullía rápidamente, no se había dado cuenta de lo hambrienta que estaba hasta que los primeros bocados le resbalaron por la garganta y no pudo parar. Cuando hubo terminado la décima galleta, por fin miró al animal.
-Me las dejaste tú ¿Verdad?- le dijo mirándolo seriamente. No sabía de dónde había sacado eso pero por alguna extraña razón presentía que así había sido.
Le pareció notar como que el gato asentía y no quiso profundizar en si era o no posible que le hubiera entendido o que el gato hubiera sido capaz de introducir un paquete de galletas al orfanato y colocarlos debajo de su almohada; simplemente asumió que su sospecha era correcta y aceptó el hecho sin cuestionar más.
Viendo que el paquete ya estaba a la mitad, Alyna lo enrolló y lo volvió a esconder debajo de su falda. Luego, se sacudió las migajas del pecho, se acomodó las calcetas blancas y limpió sus zapatos negros con las yemas de los dedos. Luego de zafarse de un problema al comer a escondidas, no quería picar otro al entrar de nuevo al orfanato con los calcetines mal acomodados o los zapatos sucios.
-Gracias,- le dijo Alyna al gato de manera amable como si le hablara a una persona. El gato asintió.
Luego de eso y durante varias mañanas esporádicas, más comida empezó a aparecer debajo de su almohada. Por varios días a Alyna le preocupaba que alguien más la encontrara, pero un día que tuvieron que cambiar las sábanas, una de las niñas débiles de su habitación dehizo la cobija y la almohada juntas de la cama de Alyna y ésta contempló asombrada que ni el pastelillo que había guardado debajo ni la empanada estaban ya.
Alyna nunca pudo explicar lo que pasaba, por lo menos no para sí misma pues nunca soñó con decírselo a nadie. Hasta que un día de julio, luego de varios meses de conocer al gato y de comida de contrabando, el gato apareció en la misma pared mientras ella leía un libro de química que había logrado colar del área de la escuela disfrazado de biblia. Para ese entonces ella sabía presentir cuando se acercaría y normalmente lo saludaba antes de que hiciera evidente su presencia.
-Hola, gafas,- le dijo sin despegarse del libro apenas vio su silueta dibujada en el suelo frente a ella,- gracias por los muffins, estaban deliciosos.
Como pocas veces, el gato brincó hacia adentro de los aposentos. Alyna miró en ambas direcciones en busca de la rechoncha hermana Martha y se sintió aliviada de que no se encontrara cerca. Luego miró por fin al gato por primera vez y pudo notar que llevaba en el hocico algo que parecía un viejo sobre amarillento.
-¿Qué es?- inquirió la niña recibiéndolo de él como si se lo estuviera entregando.
De inmediato leyó su nombre y se apresuró a leer lo que adentro decía.
Señorita Alyna Christine Gray
Cama del rincón en la habitación para niñas del Orfanato del Sagrado Corazón
Londres, Inglaterra
Querida señorita Gray
Nos complace informarle que ha sido aceptada en la escuela de magia y hechicería de Hogwarts. Debido a circunstancias especiales que sabemos que ameritan su caso, le pedimos que espere la asistencia de un representante de nuestra institución para hacer todos los papeleos necesarios para su traslado.
Sin más por el momento me despido esperando tenerla pronto entre nosotros.
Sinceramente
Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore
Director de Hogwarts y miembro de honor del Tribunal del Wizegamot
Cama del rincón en la habitación para niñas del Orfanato del Sagrado Corazón
Londres, Inglaterra
Querida señorita Gray
Nos complace informarle que ha sido aceptada en la escuela de magia y hechicería de Hogwarts. Debido a circunstancias especiales que sabemos que ameritan su caso, le pedimos que espere la asistencia de un representante de nuestra institución para hacer todos los papeleos necesarios para su traslado.
Sin más por el momento me despido esperando tenerla pronto entre nosotros.
Sinceramente
Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore
Director de Hogwarts y miembro de honor del Tribunal del Wizegamot
-Gafas,- le dijo luego de leer y releer la carta,- ¿Qué es esto? ¿Quién lo envió?
Pero Gafas no atendió a las preguntas de Alyna. Y no es que pudiera haberlo hecho de haber querido. Después de todo los gatos no hablan ¿O sí? El animal simplemente volvió a brincar a lo alto de la barda y desapareció del otro lado dejando a Alyna con más preguntas que respuestas. Seguramente alguien le había querido jugar una broma, pensó, desde hacía mucho que nadie se metía con ella que ya había dejado de desconfiar tanto.
Alyna decidió regresar a la casa pues era sábado y tenía práctica de coro en unos cuantos minutos. Ella no era particularmente buena con su voz aunque ya se había vuelto más diestra con el viejo piano que la hermana Mercedes le estaba enseñando a tocar y hacer eso era de las pocas cosas que disfrutaba.
Pero ese día no tuvo práctica de piano. En cuento ingresó a la habitación, la hermana Charlotte la estaba esperando acompañada de la hermana Martha para excluirla de la práctica del coro.
-Debe acompañarnos a ver a la madre superiora, señorita Gray,- le dijo la hermana Charlotte con esa cara de haber chupado un limón que siempre se cargaba.
-¿Para qué quiere verme la hermana Mary?- quiso saber Alyna.
-No hagas preguntas,- refunfuñó la misma que le había hablado en primer lugar y la tomó de la muñeca conduciéndola al pasillo en dirección a la oficina de la hermana Mary.
Alyna nunca había estado ahí a menos que estuviera en problemas. Había estado ahí luego del incidente del baño en el patio para pedirle disculpas a la madre superiora por lo sucio que estaba su cabello; para clarificar si hacía o no hacía trampa en sus exámenes impecables (asunto del cual la madre superior siempre había sospechado que Alyna mentía y la mandaba a rezar un rosario por si las dudas); y por el asunto del gato. Y mientras se acercaba más y más al inminente rostro inquebrantable de la hermana Mary, Alyna recapitulaba qué era lo que podía haber hecho mal ese día que le hubiera merecido haber sido llamada en presencia de la hermana superior ¿Es que alguien había descubierto por fin su comida debajo de la almohada? ¿O era posible que alguien la hubiera visto hablar con el gato?
Alyna respiró hondo mientras la hacían esperar fuera del despacho. Alyna alcanzó a escuchar la voz de la hermana Mary hablando con alguien más.
-Hay niños más pequeños y con mejores historiales de comportamientos,- decía la hermana Mary casi a modo de súplica,- esa niña es insufrible, se lo digo de una vez. Cuestiona todo lo que se le dice y…,- la hermana Mary carraspeó fuertemente y luego bajó la voz.
Alyna no pudo entender a bien lo que dijo además que la hermana Martha empezó a tocar la puerta para pasar.
-No quiero ningún otro niño a niña,- respondió serenamente la voz de otra mujer,- aunque si por mí fuera me los llevaría a todos de una vez.
Hubo un silencio un poco incómodo pues era evidente que la hermana Mary estaba digiriendo la respuesta que había escuchado y que tanto la hermana Charlotte como la hermana Martha habían escuchado también un trozo de la conversación pero tan pronto como la madre superiora les pidió pasar tuvieron que fingir que no había sido así. Incluida a Alyna.
-Le traigo a la señorita Gray,- dijo la hermana Charlotte haciendo a la niña entrar.
Alyna saludó inmediatamente con una reverencia tanto a la madre superiora como a la mujer sentada frente a la misma del otro lado del escritorio. La puerta de la que Alyna venía era de dentro del orfanato, mientras que la puerta detrás de la mujer era la que eventualmente llevaba al exterior. Alyna amaba esa puerta pues esa puerta representaba libertad y un mundo al que aunque sabía que faltaba mucho para pertenecer.
-Señorita Gray,- le dijo la madre superiora invitándola a tomar asiento al lado de la mujer frente a ella,- conoce a la señora McGonagall. Ella ha venido aquí a adoptarte.
Alyna se quedó el shock, hasta entonces nadie nunca había manifestado el deseo de adoptarla. O por lo menos no que ella supiera, y luego de escuchar el ahínco con el que la madre superiora había intentado persuadir a la mujer de no adoptarla, no le extrañaba que ni hubiera sido así. Observó a la mujer en cuestión, parecía tener alrededor de cuarenta o no más de cincuenta. Su expresión era muy seria, Alyna hubiera jurado que era una mujer que se dedicaba a la milicia de no ser que usaba ropas muy femeninas. Un vestido verde oscuro largo hasta debajo de las rodillas con cuello alto y mangas largas apenas adornado con encajes y un viejo broche dorado en el pecho en forma de un ave que no había visto nunca ¿Era ese un gallo exótico de esos de los Asiáticos? No se atrevió a preguntarle y también evitó el contacto visual.
-Mucho gusto,- repicó Alyna volviendo a hacer la reverencia. Había algo en las gafas de la mujer que le recordaba a las manchas de "gafas", cosa que la hizo casi de manera involuntaria sonreír a pesar de sí misma al hacer la reverencia.
No era propio de Alyna sonreír o de ser amable con nadie. La vida le había enseñado a esperar lo peor de todos y a no dejar que nada la afectara. Pero si esa mujer era la llave que abría la puerta detrás de ella. La puerta que la llevaba para siempre fuera de esas altas paredes de ladrillo gris, Alyna sonreiría para ella todo el tiempo que fuera necesario.
Call me Aly.
Re: ϟ Alina Gray ϟ La niña que vivió || Saga || HP (Harry, Draco y tú)
Espero que os guste, es muy introducción *_____*
Call me Aly.
Re: ϟ Alina Gray ϟ La niña que vivió || Saga || HP (Harry, Draco y tú)
¡NUEVA LECTORA!
La LOCA de Ain llegó para torturarte con sus INACABLEMENTE LARGOS comentarios (lo sé, soy de lo más pesadísima)
Aish.. A ver... ¿Por donde empiezo? Bueno,s upongo que lo primero es lo primero y....¡AMÉ la novela! ¿Como puede ser que esribas tan bien? ¿Que tal si me pasa un poquítin (¡Con un poquitín de tu talento yo ya seré buena escritora! ¡YO! ¡imaginate lo buena escritora que eres...) de tu talento? Es que creo que te llevaste un buen trozo del que hay en el mundo ¬¬egoísta jajaja, ¡Nah! ¡Broma :)!
¡Me encantó Alyna! Pobrecilla... Me dio mucha pena la introducción... Que mala gente son los mortífagos y te prometro que me quedé en shock cuando... ¡Collin esta muerto! ¡Los Longbottom murieron! ¡Incluso la Penelope murió! ¡que injusto es todo! ¡Solo por haber nacido magos en una familia de muggles! ¡QUE RABIA! ¡Voy a encuhfarles la vairta con el maldito conjuro "Avada Kedavra" por un sitio que yo me sé! ¬¬...
Y la vida de Alyna en el orfanato... :( Pobrecillla... ¡Maldita madre superiora y su manía de los cabellos! ¡Bendito seas "gafas"! Y... ¡Mcgonagall!... ¡WE ALWAYS LOVE YOU! (okey, ya sé que no hablo inglés, jajajaja, pero.. ¿que se le va a hacer? XD)
Me alegré mucho al ver la carta y.. AL saber que nuestra querida Minerva adoptará a la niña :)
¡HERMOSA novela! De verdad, ¡me encanta y quiero saber MAAAS!
Bueno creo que ya debo dejar de marear...
Así que...
Chau :hi: Bss & :hug:
La LOCA de Ain llegó para torturarte con sus INACABLEMENTE LARGOS comentarios (lo sé, soy de lo más pesadísima)
Aish.. A ver... ¿Por donde empiezo? Bueno,s upongo que lo primero es lo primero y....¡AMÉ la novela! ¿Como puede ser que esribas tan bien? ¿Que tal si me pasa un poquítin (¡Con un poquitín de tu talento yo ya seré buena escritora! ¡YO! ¡imaginate lo buena escritora que eres...) de tu talento? Es que creo que te llevaste un buen trozo del que hay en el mundo ¬¬
¡Me encantó Alyna! Pobrecilla... Me dio mucha pena la introducción... Que mala gente son los mortífagos y te prometro que me quedé en shock cuando... ¡Collin esta muerto! ¡Los Longbottom murieron! ¡Incluso la Penelope murió! ¡que injusto es todo! ¡Solo por haber nacido magos en una familia de muggles! ¡QUE RABIA! ¡Voy a encuhfarles la vairta con el maldito conjuro "Avada Kedavra" por un sitio que yo me sé! ¬¬...
Y la vida de Alyna en el orfanato... :( Pobrecillla... ¡Maldita madre superiora y su manía de los cabellos! ¡Bendito seas "gafas"! Y... ¡Mcgonagall!... ¡WE ALWAYS LOVE YOU! (okey, ya sé que no hablo inglés, jajajaja, pero.. ¿que se le va a hacer? XD)
Me alegré mucho al ver la carta y.. AL saber que nuestra querida Minerva adoptará a la niña :)
¡HERMOSA novela! De verdad, ¡me encanta y quiero saber MAAAS!
Bueno creo que ya debo dejar de marear...
Así que...
Chau :hi: Bss & :hug:
Thalassa Deméter.
Re: ϟ Alina Gray ϟ La niña que vivió || Saga || HP (Harry, Draco y tú)
Hola! Bueno, primero que nada, me llamo Julieta; y considerame una lectora más, -adicta a tu novela- :D . Lo sé, es muuy pronto para decir eso, pero es verdad lo que dijeron en el anterior comentario (no sé tu nombre, Thalassa Deméter, perdón), ¡Escribes de maravilla! No tienes mucho que envidiar a J.K., salvo claro que los millones de dolares y de fans que tiene pero eso es de pesimista... perdona...
Ah, me conmovió la historia de Alyna, ¡No puedo creer que hasta lo del queridisimo Harry me parece poco en comparación! (Con todo lo que vengo diciendo, J.K. va a poner una maldición en su libro para que no los pueda leer más... :| ). Espero que sigas escribiendo, y aguardo ansiosa el siguiente capítulo.
Ahora si, no lo alargo más, Besos!
P.D: ¡No te olvides de escribir porque me quedo pensando que sucederá! (¿estará Harry?, espero que sí :roll: .., pero si no está no importa, los fanfics están para eso "cambiar la historia" ) Am... creo que no tengo nada más que decir...
¡Adiós! :)
Ah, me conmovió la historia de Alyna, ¡No puedo creer que hasta lo del queridisimo Harry me parece poco en comparación! (Con todo lo que vengo diciendo, J.K. va a poner una maldición en su libro para que no los pueda leer más... :| ). Espero que sigas escribiendo, y aguardo ansiosa el siguiente capítulo.
Ahora si, no lo alargo más, Besos!
P.D: ¡No te olvides de escribir porque me quedo pensando que sucederá! (¿estará Harry?, espero que sí :roll: .., pero si no está no importa, los fanfics están para eso "cambiar la historia" ) Am... creo que no tengo nada más que decir...
¡Adiós! :)
C.J. Potter
Re: ϟ Alina Gray ϟ La niña que vivió || Saga || HP (Harry, Draco y tú)
Thalassa Deméter. escribió:¡NUEVA LECTORA!
La LOCA de Ain llegó para torturarte con sus INACABLEMENTE LARGOS comentarios (lo sé, soy de lo más pesadísima)
Aish.. A ver... ¿Por donde empiezo? Bueno,s upongo que lo primero es lo primero y....¡AMÉ la novela! ¿Como puede ser que esribas tan bien? ¿Que tal si me pasa un poquítin (¡Con un poquitín de tu talento yo ya seré buena escritora! ¡YO! ¡imaginate lo buena escritora que eres...) de tu talento? Es que creo que te llevaste un buen trozo del que hay en el mundo ¬¬egoístajajaja, ¡Nah! ¡Broma :)!
¡Me encantó Alyna! Pobrecilla... Me dio mucha pena la introducción... Que mala gente son los mortífagos y te prometro que me quedé en shock cuando... ¡Collin esta muerto! ¡Los Longbottom murieron! ¡Incluso la Penelope murió! ¡que injusto es todo! ¡Solo por haber nacido magos en una familia de muggles! ¡QUE RABIA! ¡Voy a encuhfarles la vairta con el maldito conjuro "Avada Kedavra" por un sitio que yo me sé! ¬¬...
Y la vida de Alyna en el orfanato... :( Pobrecillla... ¡Maldita madre superiora y su manía de los cabellos! ¡Bendito seas "gafas"! Y... ¡Mcgonagall!... ¡WE ALWAYS LOVE YOU! (okey, ya sé que no hablo inglés, jajajaja, pero.. ¿que se le va a hacer? XD)
Me alegré mucho al ver la carta y.. AL saber que nuestra querida Minerva adoptará a la niña :)
¡HERMOSA novela! De verdad, ¡me encanta y quiero saber MAAAS!
Bueno creo que ya debo dejar de marear...
Chau :hi: Bss & :hug:
:affraid: Jajaja, ¡Mi Ain is here! :affraid: No me digas que tengo talento, porque sino me lo creeré y empezaré a flaquear, xD, es mejor solo sospecharlo, no saberlo.
Así que...Si, hay mucha gente que me he "cargado" por que
Ya McGonagall está hasta en la sopa. Es que a mi esa mujer siempre me gusto, y me pareció divertido y guay ponerla como que nos adopta, fue mi sueño durante mucho tiempo.
La madre superiora es din duda una PEEERRAAAA. xD. :bounce: :bounce:
Ain, t'amo, Besazos. :hug:
Call me Aly.
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