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"No me olvides" (Jared Leto y Tu)

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"No me olvides" (Jared Leto y Tu) Empty "No me olvides" (Jared Leto y Tu)

Mensaje por karla Felix Dom 06 Ene 2013, 5:32 pm

Nombre: "No me Olvides"
Autor: Es un libro de Sienna Anderson
Adaptación: Sii, esta novela es un libro de Sienna Anderson pero yo la quise adaptar a Jared.
Género: Drama, Suspenso, Hot, Romance.
Advertencias: Contiene capitulos Hot. Algunos capitulos son vastante largos.
Otras páginas: Es un libro.

Antes que nada quisiera presentarme mi nombre es Karla y esta novela NO ES MIA es una adaptacion con Jared Leto Me gusto y quise compartirla con ustedes P.D.Soy Echelon espero y les guste tanto como ami.


Prólogo:

Una noche de verano, _______ Carmichael fue secuestrada. Tres meses más tarde, una familia la encontró inconsciente en un bosque que rodeaba al lago Big Bear, en California. Después de ser llevada de urgencia al hospital, _______ recupera el conocimiento, pero no la memoria; no recuerda nada de sus meses en cautiverio ni de su captor.

Cuatro años más tarde, una serie de asesinatos se suceden en la tranquila ciudad de Fresno. _______ ha cambiado de domicilio y de nombre y sigue sin recordar. Sin embargo, el asesino parece dispuesto a que ella no lo olvide: las víctimas se le parecen sorprendentemente y se empeña en imitar la escena de su secuestro.

Jared Leto está a cargo del caso y es quien relaciona los asesinatos y el secuestro de _______. Entonces, decide buscarla y convencerla de que debe ayudarle con la investigación. A pesar de que el primer contacto entre ambos —un simple apretón de manos— es tan intenso como un rayo, _______ se niega de plano a colaborar. Pero cuando el criminal logra entrar a su casa para dejarle un mensaje _______ correrá a los brazos del detective Leto para pedir ayuda. Jared, que sabe que no es conveniente involucrarse sentimentalmente con _______, no ve otro camino que llevarla a vivir con él para protegerla. Allí, el deseo luchará con el deber y terminará por imponerse. El asesino, por su parte, va cerrando el círculo sobre ella: le deja mensajes a través de sus víctimas y ataca a sus amigas. Su furia se desatará, sin embargo, cuando compruebe lo que sucede entre _______ y Jared. Y será el detective el que se dará cuenta de que no está involucrado en un caso común, sino que debe salvar a la mujer que ama.

"No me olvides" (Jared Leto y Tu) Sienna+Anderson+-+Nomeolvides
"-Te enviare nomeolvides para ayudarte a recordar"

Dejen sus comentarios para saber que les parecio y para subirles el primer capitulo:)


Última edición por karla Felix el Sáb 06 Abr 2013, 5:25 pm, editado 2 veces
karla Felix
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"No me olvides" (Jared Leto y Tu) Empty Re: "No me olvides" (Jared Leto y Tu)

Mensaje por ShineBrigthLikeADiamond Dom 06 Ene 2013, 5:54 pm

Por diiiooooooooooooooooooooooooooooos!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Jared Letooo!!!! Yeaaah!!! You rock babeee!! /m/

Yo la leooo!!!
Creo que estas en sección equivocada pero igual la leereé!!!!
ShineBrigthLikeADiamond
ShineBrigthLikeADiamond


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"No me olvides" (Jared Leto y Tu) Empty Re: "No me olvides" (Jared Leto y Tu)

Mensaje por karla Felix Lun 07 Ene 2013, 11:43 am

Capítulo 1

Septiembre de 2006.

—¡Mama, mama! —los gritos de Thomas Paddington retumbaron en el lago Big Bear esa mañana de principios de otoño.

Thomas, un niño de diez años, extremadamente delgado y demasiado alto para los años que tenía, corría a toda prisa en medio del bosque, mientras dejaba escapar su aliento en cada zancada.

La pequeña cabaña que su familia había alquilado para pasar el fin de semana, con la intención de pescar y cazar liebres o algún que otro venado, parecía no aparecer nunca ante sus ojos.
Cuando por fin la divisó, tampoco aminoró la marcha.

Penny, su hermana mayor, le salió al encuentro.

—¡Por Dios, Tommy! ¡Vas a alarmar a todo el mundo! —le gritó y frunció el ceño.

Antes de subir los escalones de madera, Tommy se detuvo en seco para poder recuperar el aire.

—¿Dónde está mamá? —Tommy hizo caso omiso a las quejas de su hermana y se escabulló en la cabaña antes de que ella lograra sujetarlo por el brazo. Corrió hacia la cocina y se abalanzó sobre el regazo de su madre.

—¡Tommy, cariño! ¿Qué sucede? ¡Tu padre y yo pensábamos que estabas peleando con tu hermana!

Christine Paddington acomodó los mechones rojizos de su hijo más pequeño detrás de sus orejas, y le apoyó una mano en el pecho.

—¡Tú corazón está realmente acelerado! —dijo, y comenzó a preocuparse, sin duda, no se trataba de ninguna de las rabietas que él y Penny estaban acostumbrados a tener.
—¿Qué sucede, Tommy? —Preguntó su padre mientras probaba un pedazo de pastel—. Creía que ibas a poner algunos señuelos esta mañana, estoy ansioso por ir a cazar.

Tommy respiró hondo y lanzó sendas miradas a sus padres.

—¡Mamá, papá! —Estiró el brazo y señaló hacia fuera—. ¡Hay una joven allí, creo que está muerta!
Burt Paddington se levantó de un salto, y la silla terminó estrellándose contra el suelo.

—Tommy, ¿qué dices?

—¡La he visto, papá! —aseguró y abrió sus ojos azules como platos. Christine lo sujetó de los hombros y lo obligó a mirarla.

—¿Dónde?

—En el bosque, junto al tronco caído —explicó.

Christine y su esposo se miraron un instante, ambos eran conscientes de que Tommy tenía una imaginación bastante activa, pero también sabían que su hijo jamás inventaría semejante historia, solo con la intención de jugar con ellos.

—Será mejor que vayamos a echar un vistazo. —Burt se puso su viejo sombrero de fieltro y, tras de pedirle a su esposa que se quedase con Penny en la cabaña, tomo la escopeta que colgaba de la pared y salió en compañía de su hijo.

Padre e hijo caminaban rápido por el sendero donde, segundos antes, Tommy había aparecido corriendo desesperado. Iban impulsados, sobre todo, por la ansiedad de descubrir lo que les estaría esperando en medio de aquel bosque.

—Ya falta poco —murmuró Burt y se abrió camino a través de unos matorrales—. ¿Estás seguro de que era por aquí?

—Sí, papá. —Tommy se puso la mano sobre la frente porque los rayos de sol le estaban dificultando la visión—. Estaba allí, junto al árbol caído.
Cuando por fin el árbol al que Tommy se refería apareció ante sus ojos, Burt Paddington se sintió embargado por una sensación inquietante. ¿Y si la muchacha que Tommy había visto estaba muerta? No quería ni siquiera pensar en esa posibilidad. Lanzo un vistazo a su hijo y, con ambas manos, apretó la escopeta contra su pecho. Se cercioró de que estuviera cargada y lista para ser usada, en caso de ser necesitarlo. Cualquier cosa podía suceder en un lugar apartado como aquel.

No habían visto a ningún excursionista ni a ningún cazador desde la tarde anterior, y no estaba dispuesto a arriesgar la vida de su familia ni la suya.

—Tú, quédate aquí.

Tommy asintió sin siquiera protestar mientras observaba aterrado como su padre se acercaba al lugar donde, minutos antes, había visto a la muchacha.
Burt rodeo algunos pinos, creyó paralizarse de miedo cuando una bandada de petirrojos salió de entre los árboles y pasó volando casi al ras de su cabeza.

—¡Demonios! —Se acomodo su sombrero y siguió caminando.
Entonces la vio. Estaba tendida sobre un colchón de hojas y ramas. No se movía, estaba quieta, demasiado quieta. Paso por encima del tronco caído y se acerco a ella. No estaba simplemente dormida, de lo contrario, se habría despertado al oírlo llegar. Parecía tener algo más de veinte años.

Llevaba un fino vestido de algodón, y su cabello castaño era una mata enredada en una trenza a un costado de la cabeza. Sus brazos estaban extendidos al costado del cuerpo, y tenía evidentes marcas de ataduras alrededor de las muñecas. Estaba descalza, y sus pies lastimados y sucios aun sangraban. ¡Por Dios! ¿Qué le había sucedido a aquella muchacha?

Se arrodillo a su lado y tomo su mano, estaba fría, húmeda, pero aun podía sentir su pulso, aunque débil.

—¿Está muerta, papa?

Tommy le hablaba a su padre, pero sus ojos azules estaban clavados en la muchacha que parecía estar allí desde hacía días.

—No, Tommy, no lo está. —Puso una mano en la frente sucia de la joven, estaba casi tan fría como la piel de sus manos—. Debemos ocuparnos de ella antes de que sea demasiado tarde.

Tommy asintió sin pronunciar palabra, mientras su padre se colgaba la escopeta sobre su espalda y cargaba a la muchacha en sus brazos.

—Tú adelántate y dile a mama que prepare la camioneta, debemos llevarla hasta el hospital de Loma Linda de inmediato.

Tommy no respondió, solo dio media vuelta y empezó a desandar el sendero hacia la cabaña. De vez en cuando, se daba la vuelta y observaba cómo su padre intentaba apresurar el paso con la muchacha colgando de sus brazos.

—Resiste, jovencita —le pidió a viva voz—. No voy a permitir que mueras ahora que te hemos encontrado.


Toda la familia Paddington decidió acompañar a Burt hasta el hospital de Loma Linda. Christine y Penny se habían ubicado en el asiento trasero del Land Rover, junto a la muchacha que, todavía, seguía sin reaccionar. Tommy, que iba sentado junto a su padre, no dejaba de contemplarla. Temía que, en cualquier momento, su respiración pausada se detuviera definitivamente, sin duda, aquel era un temor que compartían todos en la camioneta. El miedo latente de que, en cualquier momento, la joven desconocida muriese en los brazos de Christine. Burt hacía lo imposible para que los sesenta kilómetros que separaban la pequeña ciudad de Loma Linda del lago Big Bear se acortaran rápidamente, pero el tráfico, un tanto pesado esa mañana, no ayudaba demasiado.

—¿Aún respira?
Christine le respondió que sí a su esposo, por enésima vez.

Cuando tomaron Barton Road y el edificio apareció ante ellos, Burt recorrió el trayecto que quedaba sin importarle recibir una multa por exceso de velocidad. Consiguió estacionar en un puesto libre en la parte frontal del hospital, y, sin perder tiempo, volvió a cargar a la muchacha en brazos y enfilo hacia el interior, seguido por su esposa y sus dos hijos.

—¡Necesitamos un medico con urgencia! ¡Esta muchacha se está muriendo! —grito e irrumpió en la sala de emergencias.

Dos enfermeras se acercaron a él y lo guiaron hasta un pequeño cuarto rodeado de cortinas blancas.

—Por favor, señor, recuéstela sobre la camilla y retírese —le pidió una de las enfermeras.
Burt la coloco con sumo cuidado sobre la camilla fría y, antes de dejarla allí, le apretó la mano.

—Señor, debe retirarse.

—Sí, sí. —Retrocedió unos pasos y, a través de las cortinas entreabiertas, pudo observar a los médicos abalanzarse sobre ella con agujas y unos estetoscopios que colgaban de sus cuellos.
Con una pequeña linterna esculcaban las pupilas de sus ojos. Escuchó palabras que no alcanzó a comprender, mientras una de las enfermeras le ponía una máscara de oxigeno que le cubría casi todo el rostro. Otra enfermera se acerco nuevamente a él para ordenarle que se marchase de allí. Echó una última mirada a aquella joven que parecía estar librando una batalla, en clara desventaja, contra la misma muerte. Salió y se reunió con su familia para hacer lo único que estaba a su alcance, orar y esperar que todo saliera bien.

—¿Señor Paddington? —Un sujeto desgarbado y de cabello rojo se detuvo frente a él.
—El mismo —respondió Burt y se levantó de su asiento.
—Soy el comisario Trevor Cassidy. Tengo entendido que usted y su hijo han encontrado a una jovencita moribunda en los bosques que rodean el lago Big Bear. —Extendió la mano.
Burt se seco el sudor acumulado en la palma de su mano debido a los nervios y a la angustia de la espera, y respondió a su saludo.
—Así es, esta mañana, mi hijo Tommy —señaló al pequeño, que dormía sobre el regazo de su madre cerca de ellos— había salido a poner algunas trampas, y ha sido entonces cuando la ha encontrado. Ha corrido a alertarnos y me ha llevado hasta el lugar donde la había visto. Estaba muy mal cuando la he encontrado. Sin perder tiempo, la hemos traído hasta Loma Linda y estamos aquí esperando que nos den alguna novedad —explicó.
—Está bien. —Le sonrió amable.
Burt Paddington se dejó caer en su asiento, pero se puso de pie al instante.
Un medico atravesaba el pasillo y caminaba raudamente hacia ellos. Burt lo reconoció como uno de los que había atendido a la joven en la sala de emergencias.
—¿Los señores son familiares de la señorita que ha ingresado esta mañana?
—No, doctor —respondió Burt—. Nosotros la hemos traído, pero ni siquiera sabemos quién es.
—Doctor, soy el comisario Cassidy —intervino el policía—. Alguien de su hospital nos ha llamado.
—Sí, es evidente que la joven ha sufrido alguna especie de tortura. Tiene varias laceraciones en las muñecas, presenta también un deterioro general, además de desnutrición y deshidratación aguda —indicó con seriedad—. Esta joven ha recorrido un largo trayecto antes de ser encontrada, sus pies están muy lastimados.
—¿Se va a poner bien? —Burt hablaba por él y por el resto de su familia que se había unido a la conversación para ponerse al tanto de las novedades.
—Deberá permanecer un tiempo internada, pero el pronóstico es bastante alentador. —Palmeo el hombro de Burt—. Si no la hubiesen encontrado, no habría resistido otro día más en aquel bosque.
Burt Paddington no era un hombre que se emocionara con facilidad, pero aquellas palabras le provocaron un nudo en la garganta. Asintió y se quedo en silencio mientras apretaba la mano de su esposa.
—¿Podría hablar con la muchacha? —pregunto el comisario Cassidy.
—Me temo que eso deberá esperar. No ha recuperado el conocimiento todavía y, con los sedantes que le hemos dado, no lo hará hasta mañana.
—Está bien, doctor. Gracias.
—De nada, lo veré mañana.
Trevor Cassidy observó una vez más a Burt Paddington.
—¿Ha verificado si llevaba alguna identificación, algo que nos indique quién es?
Burt negó con la cabeza.
—Nada, llevaba solamente un vestido sin bolsillos, y no he encontrado un bolso o algo que se le parezca junto a ella. —Hizo una pausa—. Pareciera que tan solo hubiese surgido de la nada.
—No, amigo. Vino de alguna parte y, de acuerdo con lo que ha dicho el doctor, desde muy lejos. Es muy probable que alguien la esté buscando.
—Seguramente —repitió Burt.
—Pobre muchacha —dijo Christine y abrazó a Tommy contra su pecho.
—Les agradecería que pasaran por la comisaría para declarar. Abriremos una investigación, y será necesario contar con su testimonio y el de su hijo. —Miró a Tommy, quien todavía parecía estar conmocionado por lo sucedido.
—¿Es necesario que Tommy declare? —Christine no quería que su hijo tuviera que pasar por aquello.
—Me temo que sí. —Alargó la mano y le tocó la frente al niño—. Apuesto a que Tommy estará encantado de visitar la comisaría.
Los ojos azules y enormes de Tommy Paddington lo miraron fijamente.
—¿Hay más policías y armas allí?
Cassidy soltó una carcajada.
—Sí, pequeño, sí. Yo mismo me encargaré de que conozcas cada rincón de la comisaría —le prometió.
—¡Viva! —gritó y soltó a su madre. Era increíble cómo los niños podían de un momento a otro, cambiar su estado de ánimo; pasar de la tristeza a la euforia en solo un instante.
Segundos antes, estaba abrumado por el hallazgo de la joven moribunda y después, parecía estar contento con la idea que le proponía el comisario Cassidy.
—Los veré allí más tarde, entonces. —Saludó a la familia Paddington y se marchó. Debía ponerse a trabajar en aquel caso de inmediato, alguien en alguna parte, seguramente, estaba sufriendo por la ausencia de aquella jovencita.


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"No me olvides" (Jared Leto y Tu) Empty Re: "No me olvides" (Jared Leto y Tu)

Mensaje por karla Felix Lun 07 Ene 2013, 11:49 am

Jackson Leto (El sera el papa de Jared) se aflojó el cuello de la corbata y lanzó un suspiro de alivio.Una llamada, una simple llamada telefónica había bastado para poner fin a tres meses de angustia y terror. La había estado esperando durante tanto tiempo que ya creía imposible que, a esas alturas, alguien pudiera devolverle la paz con tan solo un par de palabras. Esa paz que le había sido robada impunemente meses atrás.
«La han encontrado.» Tres palabras que repicaban en su cabeza sin cesar mientras caminaba por los pasillos de la comisaria de Loma Linda. El clima era agobiante, y una multitud de gente parecía atiborrar cada rincón de la pequeña comisaria. Deseaba llegar a la oficina de Cassidy y ponerse al tanto de las novedades. Había llegado desde Fresno y esperaba marcharse de allí con las respuestas que había estado buscando.
Sonrió cuando, por fin, una mujer de unos cincuenta años, pequeña y regordeta, se acerco a él.
—Disculpe, ¿podría decirme dónde puedo encontrar al comisario Cassidy?
—¿Es usted el teniente Jackson Leto, verdad? —pregunto mientras estudiaba su apariencia.
Jackson frunció el ceño.
—Sí. ¿Cómo se ha dado cuenta?
La mujer se acomodo las gafas que insistían en bajar por el puente de su nariz.
—Podría decirle que, después de trabajar aquí durante tantos años, he sido bendecida con la capacidad de reconocer de inmediato a un policía cuando lo veo, pero la respuesta es más simple. Trevor me dijo que usted vendría, y a leguas se nota que usted no es de aquí —respondió y se encogió de hombros.
—Entiendo. —Le sonrió y, a pesar de lo que le había dicho, el presintió que lo de su capacidad era más real de lo que ella creía.
—Venga conmigo.
La siguió a través del pasillo y, cuando se detuvieron ante una puerta de vidrio con las persianas cerradas, la mujer se dio media vuelta y lo miró.
—Él lo está esperando —le indicó y se alejó por donde había venido.
—Gracias… —Habría querido preguntarle su nombre, pero ella ya había desaparecido de su vista.
—Adelante. —La voz de Trevor Cassidy denotaba preocupación.
—Comisario, soy el teniente Jackson Leto de la División de Personas Desaparecidas de la Policía de Fresno —se presentó.
Cassidy extendió la mano y lo invitó a sentarse.
—Me alegra que haya podido venir, Teniente. —Apagó su cigarrillo en el cenicero—. ¿Fuma?
—No, lo dejé hace algunos años.
—Muy bien por usted.
Jackson Leto estaba impaciente; deseaba escuchar lo que aquel hombre tenía que decirle.
—Cuando buscamos en la base de datos de personas desaparecidas en California en los últimos meses y dimos con su caso, no creímos obtener resultados tan pronto —explicó mientras se apoyaba contra el respaldo de la silla.
—¿Están seguros de que se trata de la misma persona? —No quería pensar que su viaje hasta allí había sido en vano.
—Por completo; hemos visto las fotografías y, aunque la muchacha está bastante desmejorada, sin duda es la misma.
Jackson Leto respiró hondo. Una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro; después de tanto tiempo había comenzado a reír nuevamente.
—Quisiera verla.
—Podemos ir ahora mismo, si quiere. Acabo de llamar al hospital, y el doctor me ha informado de que ya ha despertado.
Ambos se pusieron de pie y abandonaron la oficina con rumbo al hospital. Jackson sintió, entonces, que una luz blanca, radiante y poderosa se abría ante él después de haber estado caminando a través de un túnel oscuro y desolador.

No era la primera vez que despertaba, pero, aún así, aquel cuarto impecablemente limpio y pintado de blanco le seguía pareciendo un lugar extraño. Todo le parecía raro; desde las enfermeras que se acercaban para cambiarle el suero o para constatar su estado, hasta los médicos que pasaban a verla y preferían guardar silencio cada vez que ella los acosaba a preguntas. Nadie quería explicarle lo que estaba haciendo en aquel lugar. Nadie le contaba por qué había ido a parar a aquel hospital. Intentó encontrar las respuestas a esas mismas preguntas dentro de su cabeza, pero fue inútil.
Se movió en la cama y, entonces, vio la marca en sus muñecas. Pasó la yema de los dedos por la línea roja que apenas comenzaba a cicatrizar. Movió las piernas y la invadió una punzada de dolor; tuvo la sensación de que mil agujas se clavaban en la planta de sus pies. Tironeó de las sábanas y se cubrió la boca con la mano para no gritar. El dolor era apenas soportable y, no era para menos, tenía los pies terriblemente hinchados, y se podía ver un hilo de sangre seca sobre las vendas.
Volvió a cubrirse y apoyó de nuevo la cabeza en la almohada. ¿Qué había sucedido con ella? ¿Por qué no lograba recordar cómo había terminado lastimada de aquella manera?
Una enfermera entró a su habitación. Le sonrió y levantó las sábanas.
—¿Te duele? —preguntó.
—Sí, bastante.
—Bien, te traeré un calmante y enviaré a alguien para que te cambie el vendaje —le respondió mientras revisaba sus pies.
—¿Podría decirme qué fue lo que me sucedió?
—Lo siento, señorita Carmichael; el doctor Wilard no nos autoriza a darle ese tipo de información.
Iba a protestar, pero sabía que sería en vano; la enfermera no le diría nada. Al menos, en aquel lugar sabían quién era ella. Tuvo la extraña sensación de que había escuchado su propio apellido después de no haberlo oído durante mucho tiempo.
—Iré a por el calmante. —Volvió a cubrirla con la sábana—. Regreso enseguida.
—Gracias. —Se quedó mirándola hasta que abandonó la habitación y, al hacerlo, dejó la puerta abierta. Si no le hubiesen dolido tanto los pies, se habría levantado de esa cama y habría buscado algún teléfono para poder llamar a su hermano. Seguramente, Kevin estaría preocupado por ella; había prometido llegar temprano a casa y, en ese momento, sin saber cómo y por qué se encontraba malherida en aquel hospital. Oyó unos pasos que se acercaban por el pasillo; de seguro la enfermera regresaba con el calmante. Un hombre alto, con el cabello entrecano y bigotes entró en su habitación.
—¿Quién es usted? —Era la primera vez que veía a aquel hombre.
—Señorita Carmichael, soy el teniente Leto y he venido desde Fresno para hablar con usted —le informó mientras se acercaba a la cama.
Ella arqueó las cejas.
—¿De Fresno?
Jackson Leto asintió con un leve movimiento de cabeza.
—Pero… no entiendo. —Quiso echar un vistazo a través de la ventana, aunque desde su cama no alcanzaba a ver nada—. ¿Acaso no estamos en Fresno?
—No, estamos en Loma Linda, a unas seis horas de Fresno.
—¡Pero eso no es posible! —Estaba aturdida, sin entender lo que estaba sucediendo—. ¿Cómo he llegado hasta aquí? Anoche, después de dejar la universidad, fui hasta la biblioteca; Kevin me llamó para decirme que una pizza de pepperoni estaba esperándome en casa.
—¿Eso es lo último que recuerda? —Las ilusiones de encontrar, por fin, respuestas se desvanecieron en un segundo.
—Sí. —Se tomó la cabeza con ambas manos—. Salí de la biblioteca y perdí el autobús, luego… —Se detuvo de repente.
—¿Qué sucedió luego?
Quiso recordar lo que se suponía que había sucedido después de perder el autobús, pero no pudo. Pese a hacer un esfuerzo por traer los recuerdos a su mente solo había un enorme hueco en su memoria.
—¡No puedo recordarlo! —Sacudió la cabeza de un lado a otro y se detuvo cuando una terrible jaqueca comenzó a martillarle el cerebro.
Jackson Leto se sentó junto a ella y la tomó de las manos.
—Cálmese, ya recordará todo lo sucedido.
Le temblaban las manos, se sentía completamente perdida, y aquel extraño pretendía consolarla por algo que ni siquiera ella sabía de qué se trataba.
—¿Qué es lo que usted sabe? ¿Por qué un policía viene hasta aquí para hablar conmigo?
La contempló y, más que nunca, sintió pena por ella.
—Tal vez deberíamos esperar.
—No. —Sus ojos castaños estaban suplicando una respuesta suya—. Dígame lo que ha pasado.
Sus manos delgadas y temblorosas seguían entre las suyas, las apretó con más fuerza, necesitaba de él en aquel momento.
—Señorita Carmichael… —Hizo una larga pausa antes de continuar—. Usted desapareció una noche, hace tres meses, cuando salía de la biblioteca de la universidad. Nadie ha sabido nada de usted durante todo ese tiempo, hasta el día de ayer cuando apareció cerca del lago Big Bear y fue traída hasta este hospital.

----------------------------------------------------
Su cuerpo cayó pesadamente sobre la hierba todavía húmeda. Sus rodillas se enterraron en el lodo, pero no le importó. Golpeó el suelo, una y otra vez, con los puños cerrados hasta que los nudillos de sus dedos se enrojecieron. Ningún dolor se comparaba al dolor de haberla perdido, no había nada en el mundo que calmara la angustia que le provocaba su partida.
La había cuidado durante casi tres meses, se había desvivido por atenderla, por pasar el mayor tiempo posible a su lado. Había abandonado todo y a todos con tal de dedicarse a ella en cuerpo y alma.
¿Y cómo le había pagado ella? Huyendo, huyendo de él como si fuera un animal rabioso, alguien a quien ni siquiera se le podía tener lástima sino repulsión.
Había salido a buscarla, había seguido su rastro de la misma manera que un cazador sanguinario persigue la pista de su presa más preciada. Sin embargo, había llegado demasiado tarde. Un hombre y un niño la habían encontrado antes que él y se la estaban llevando, la estaban apartando de su lado para siempre. No pudo hacer nada, solo se había quedado allí, escondido entre la maleza, observando cómo aquellos extraños se la arrancaban de su vida.
Se arrojó al suelo y, cuando el barro frío le toco la cara, cerró los ojos. Sólo la veía a ella. Cada rincón de su mente estaba impregnado con su imagen su rostro aniñado, su cabello castaño trenzado que le caía sobre los hombros. Extendió la mano, en un intento por llegar hasta ella, pero, cuando abrió los ojos y descubrió que estaba solo en medio de aquel bosque, creyó morir.
Estaba anocheciendo, pero, para un hombre como él, la oscuridad era la compañía perfecta, su cómplice más fiel. Se puso de pie, sus brazos rígidos colgaban a ambos lados de su cuerpo. Comenzó a caminar mientras se abría paso entre los matorrales, pausadamente, tomándose todo el tiempo del mundo. Después de todo, no tenía prisa por regresar, ella ya no estaba esperándolo. Levantó la vista al cielo, la luz de la luna iluminó su rostro, una sonrisa sádica se dibujo en él. No importaba el tiempo que le llevara, podría esperar toda la eternidad si fuera necesario, pero la encontraría, y nuevamente estarían juntos, esa vez para siempre…


Como les habia dicho chicas algunos capitulos son bastantes largos, no se desesperen en el siguiente capitulo ya saldra Jared
Esta novelas es Muy emocionante, ami me encanto y espero que a ustedes tambien, no se arrepentiran de leerla. Un saludo para mi primera lectora ShineBrigthLikeADiamond espero que te haigan gustado los caps:))
karla Felix
karla Felix


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"No me olvides" (Jared Leto y Tu) Empty Re: "No me olvides" (Jared Leto y Tu)

Mensaje por Alazz Lun 07 Ene 2013, 2:24 pm

Esto no va aquí, por favor, pide que trasladen el tema a su subforo correspondiente. Gracias(:
Alazz
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"No me olvides" (Jared Leto y Tu) Empty Re: "No me olvides" (Jared Leto y Tu)

Mensaje por karla Felix Lun 07 Ene 2013, 7:19 pm

onlydamonn escribió:Esto no va aquí, por favor, pide que trasladen el tema a su subforo correspondiente. Gracias(:

Gracias! no me habia dado cuenta:) , ya deje un mensaje Gracias:)
karla Felix
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Mensaje por Bree. Lun 07 Ene 2013, 8:17 pm

Muevo el tema a músicos / rock. Desde ahora puedes buscarlo ahí (:
Bree.
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Mensaje por karla Felix Lun 07 Ene 2013, 9:36 pm

Bueno ahora que ya se resolvió todo lo de la "seccion" (Gracias a las que me habisaron) ya puedo seguir la novela, si hay comentarios subire caps. Besos las quiero, Comenten no me gustan los fantasmas :))
karla Felix
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Mensaje por Rosie M. ♥ Jue 10 Ene 2013, 12:30 pm

Hola,mmm bueno soy Rosie... y no tenes ni idea de como me emocione cuando vi una novela de Jared Leto.. . Y me parece interesanste, yo también soy Echelon... Y tengo una galería por donde hablo con otras chicas, que también son Echelon. Aunque ya no contestan los mensajes ni nada.
También estaba pensando en publicar una novela de Jared Leto, pero es un tipo diferente...
En Fin sube capítulo pronto... Te voy a agregar a mi lista de amigos..
Rosie!...
En mi firma aparece el lugar si quieres hablar conmigo
.
Rosie M. ♥
Rosie M. ♥


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Mensaje por karla Felix Vie 11 Ene 2013, 8:46 pm

Rosie M. ♥ escribió:Hola,mmm bueno soy Rosie... y no tenes ni idea de como me emocione cuando vi una novela de Jared Leto.. . Y me parece interesanste, yo también soy Echelon... Y tengo una galería por donde hablo con otras chicas, que también son Echelon. Aunque ya no contestan los mensajes ni nada.
También estaba pensando en publicar una novela de Jared Leto, pero es un tipo diferente...
En Fin sube capítulo pronto... Te voy a agregar a mi lista de amigos..
Rosie!...
En mi firma aparece el lugar si quieres hablar conmigo
.

Hola Rosie, Bienvenida, Ya te acepte en mi lista de amigos :))
y que esperas, no la pienses mas y sube tu novela,:D
si llegas a publicar tu novela de Jared cuanta con migo! !yo la leeria con mucho gusto!
que bueno saber que tu tambien eres Echelon C:
Ahorita mismo subo cap (: Besos y Saludos!
-Karla xoxo
karla Felix
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Mensaje por karla Felix Vie 11 Ene 2013, 11:03 pm

Capítulo 2. (Parte 1)
Cuatro años más tarde.

Jared Leto estacionó su Mustang negro junto a la acera. La avalancha de curiosos que ya se había dado cita en el lugar debía llevar horas allí. Seguramente, para los vecinos de aquella zona residencial de Fresno, un homicidio no era cosa de todos los días, y aquel acontecimiento, sin duda, despertaba no solo la curiosidad y el morbo esperado, sino también
una gran inquietud.
Llevaba trabajando en la División de Crímenes Violentos ya más de seis años. Sin embargo, a pesar de enfrentarse a cosas que poca gente soportaría, nunca había llegado a acostumbrarse del todo. Ignoraba cuánto tiempo le llevaba a alguien habituarse a lidiar con la muerte cara a cara, casi a diario. No es que no le afectara ni mucho menos, pero en los
años que llevaba en ese trabajo, había aprendido a dejar los escrúpulos de lado. Procuraba que cada escena de un crimen tuviera para él un significado particular. Se había obligado a ver cada caso con ojos frescos. Creía que era una nueva perspectiva, lo único que podía ayudarle a seguir adelante con su trabajo y con su vida.
Se abrió paso entre la multitud; pudo esquivar no solo a los curiosos sino también a la prensa que, como de costumbre, ya se encontraba en el lugar del hecho preparada para dar la primicia. Pasó junto a unos reporteros que desistieron de abordarlo para hacerle alguna pregunta. La mirada fulminante que les lanzó fue suficiente para que se sintieran
amedrentados.

Caminó hacia la entrada de la residencia. El lugar ya estaba acordonado, y un par de oficiales se aseguraban de que nadie se acercara demasiado.
—Buenos días, muchachos —saludó, se agachó y pasó por debajo de la cinta policial amarilla.
—Buenos días, detective.
Raudamente, saltó los tres escalones que lo separaban de la entrada principal que estaba abierta, y busco a su compañera.
Rachel Parker venía a su encuentro, contoneaba no solo su cabello color rojo fuego, sino también sus caderas. Jared la observó mientras se acercaba. Sin duda era un ejemplar digno de admirar, y no era raro que todos los policías giraran sus cabezas para dedicarle un par de miradas. Su altura y sus piernas interminablemente largas, sumadas a su melena ondulada y un par de ojazos grises, hacían de ella una mujer muy llamativa.
«Demasiado sexy para ser policía», pensó Jared cuando la tuvo cerca.
—¿Cómo estás, Leto? —saludó mientras se ponía una mano en la cintura.
Jared le sonrió.
—No tan bien como tú, Parker —respondió. Hacía dos años que eran compañeros, y les divertía aquel juego de usar sus apellidos para hablarse entre ellos.
Rachel frunció el ceño y le hizo señas para que la siguiera.
—¿Qué tenemos?
—Alison Warner ha sido encontrada muerta esta mañana, a las siete y treinta. —Atravesaron la sala y subieron las escaleras en medio de un par de técnicos forenses que estaban sentados en uno de los escalones recogiendo fibras de la alfombra.
—¿Vivía sola? ¿Quién la ha encontrado?
—Vivía sola, y una amiga suya, con la que supuestamente debía reunirse anoche, ha notificado el hecho. La llamó varias veces durante la noche, pero no logró comunicarse con ella.
Esta mañana ha venido hasta la casa y ha encontrado a su amiga muerta —explicó sin detenerse.
Entraron a la habitación de la víctima; a simple vista, aquella parecía ser, sin duda, la escena primaria del crimen. Un fotógrafo y un médico, ambos del equipo forense, se encontraban trabajando en el lugar. Jared observó todo como si, analizando sus pormenores, pudiera descubrir lo que había sucedido allí. Había cosas que representaban un extraño déjà vu, una
escena que ya habían visto con anterioridad.
—Jared, Rachel, ¿cómo estáis? —saludó el forense, a la vez que apartaba por un segundo la atención de la víctima para concentrarse en los policías.
—Hemos tenido días mejores, Steven —dijo Rachel mientras recorría la habitación con especial cuidado de no pisar los pétalos de flores esparcidos por encima y alrededor de la cama.
—Lo sé.
—¿Tienes ya la causa de la muerte? —quiso saber Jared, aunque sabía de antemano su respuesta.
—Podré decirte más después de la autopsia. —Le indicó que se agacharan—. Pero a priori diría que es muy probable que haya sido estrangulada.
Ambos policías observaron los rastros de sangre en los ojos de la víctima.
—Hemorragia petequial —aseveró Jared.
—Así es, amigo. —No se sorprendió ante su afirmación; después de varios años trabajando para la policía, aquellos términos exclusivamente médicos no le eran del todo desconocidos.
—Igual que la mujer asesinada hace dos semanas en el boulevard Golden State —dijo Rachel, tras lanzar un suspiro.
—Me temo que no es lo único que tienen en común, Rachel. —Sacó un par de guantes de látex del maletín del forense y se arrodilló—. Las dos víctimas llevan el mismo peinado, y ambas son castañas.
—Sí, lo había notado.
Jared levantó el vestido de la joven y no se sorprendió con lo que vio.
—El mismo maldito tatuaje, justo debajo de la cintura; las mismas malditas flores regadas por toda la habitación —señaló Rachel contrariada. No era la primera vez que se enfrentaban a un asesino en serie, pero los dos años que llevaba en la División de Crímenes Violentos le decían que se estaban enfrentando a alguien muy diferente. Un loco demasiado inteligente
como para no dejar huellas ni fibras en las escenas de los crímenes; alguien que buscaba, mediante sus víctimas, revivir la imagen de alguna mujer que, de seguro, había tenido un significado crucial en su vida.
—Debe de ser su madre —murmuró.
—¿Qué has dicho? —Jared levantó una ceja.
—Este maldito demente seguramente pretende traer de nuevo a su madre; y lo hace con sus víctimas.
Jared se puso de pie y así permitió que Steven continuase con los estudios preliminares.
—No creo que sea a su madre a quien trata de revivir. —Se pasó una mano por encima de cabello negro—. Observa las trenzas, el vestido corto y de estilo juvenil; además, las dos víctimas son jóvenes; si quisiera representar a su madre buscaría a mujeres mayores, no a jovencitas.
—Sí, es probable que tengas razón. —Buscó un par de guantes para ella.
—¿Cuándo murió, Steven? —Jared observó el rostro de la muchacha. Estaba blanco y tenía los labios entreabiertos en una mueca casi siniestra. Pero lo que más le llamaba la atención eran sus ojos; estaban muy abiertos, parecían guardar el terror y la angustia que debía de haber padecido en sus últimos segundos de vida.
—Según la temperatura del hígado, lleva unas seis horas muerta.
Jared observó su reloj.
—Eso quiere decir que fue asesinada, aproximadamente, a las dos de la madrugada.
Steven asintió.
—¿Qué hay del tatuaje? ¿Fue realizado post mortem como en la otra víctima?
—Es muy probable; si lo hubiese hecho cuando aún estaba viva, no habría resistido el dolor y se habría desmayado; y sabemos que intentó estrangularla mientras estaba despierta. No creo que hubiese esperado a que despertase para luego estrangularla.
—Es paciente, pero no tanto —acotó Rachel mientras echaba un vistazo al tatuaje de un nudo celta grabado en la piel de la víctima a fuego vivo. Al menos, no había estado consciente cuando el desgraciado se lo había hecho.
—Quiere que lo miren a los ojos mientras las está estrangulando. Eso indica, probablemente, que siente cierta especie de conexión con las víctimas o con la mujer que trata de caracterizar a través de ellas. —Jared lanzó una mirada a sus manos—. Le coloca las manos sobre el pecho, como si estuviera buscando una manera de redimirse ante la mujer que
busca representar.
—No puede haber redención para un sádico como él —respondió Rachel a la vez que se dejaba vencer por la rabia. Sabía que debía aprender a controlar su temperamento explosivo, pero le hervía la sangre cada vez que se enfrentaba a crímenes tan crueles como aquel.

Jared esbozó una sonrisa comprensiva. Conocía a su compañera mejor que nadie y, muchas veces, había sido él el encargado de calmar su furia.
Uno de los técnicos forenses que estaban trabajando en la escalera entró en la habitación y, con cuidado, comenzó a recolectar los pétalos de flores en bolsas de papel.
—¿Qué crees que significan? —preguntó Rachel mientras observaba al joven hacer su trabajo.
—Sin duda, es un mensaje; tal vez los pétalos de nomeolvides tengan un significado simbólico para él.
—Es un loco.
—Es más que eso —corrigió Jared—. Sabe lo que hace, Rachel.- Es un asesino completamente organizado, no deja evidencias físicas en la escena, planea con tiempo sus crímenes, estudia a sus víctimas con minuciosidad antes de dar el gran paso, llega hasta ellas y ejerce su poder. No está loco, al menos, no en el sentido al que tú te refieres.-
—Como sea, Leto. Debemos atraparlo y acabar con su locura antes de que vuelva a atacar —sentenció y salió de la habitación.
Jared asintió.
—Bajemos y echemos un vistazo al resto de la casa.
Recorrieron la planta baja en un intento por buscar el lugar por donde había entrado el asesino. La puerta principal no había sido forzada.
—¡Detective! —Un oficial lo llamó desde la cocina—. ¡Venga a echar un vistazo a esto!
—Ve tú; yo, mientras tanto, voy a interrogar a la amiga de la víctima —le indicó Rachel y se dirigió hacia la sala.
—Dime que has encontrado algo realmente bueno —dijo Jared ya en la cocina.
—Entró por aquí, detective. —Corrió la cortina en dónde había un círculo recortado en el cristal de la puerta.
Se acercó y abrió la puerta que daba a un patio trasero, delimitado por una cerca de madera. Había algunos sectores en donde la hierba había sido apenas aplastada, pero no lo suficiente como para poder tomar alguna huella de calzado. Salió al patio y comenzó a caminar; casi seguro era el mismo trayecto que horas antes había hecho el asesino. Cuando
llegó hasta el fondo de la propiedad, echó un vistazo a la banqueta de madera apoyada contra la cerca.
—Dile a alguno de los forenses que venga —gritó.
—Enseguida, señor.
Segundos después, un hombre cuarentón(que si parecía de 40._.) enfundado en su mono blanco apareció en el patio.
—Busque huellas en la banqueta y en la puerta de la cocina —le indicó—. Es muy probable que se haya marchado saltando por aquí.
—Por supuesto.
Se quedó observando con atención cómo el forense echaba un polvillo oscuro sobre la banqueta para luego levantar las huellas dactilares. Jared dudaba que alguna de ellas perteneciera al asesino, pero, aún así, no podían dejar pasar nada por alto. Cometería algún error y, entonces, finalmente, lo atraparían.
karla Felix
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Mensaje por karla Felix Vie 11 Ene 2013, 11:17 pm

Capítulo 2. (Parte 2)

—¿Quieres un poco? —Rachel le ofreció un vaso de té helado.
—No, gracias. Sabes que detesto el té —gruñó Jared desde su escritorio.
—Si bebieras un poco menos de café y probaras mi delicioso té verde no tendrías ese humor tan —levantó la vista al cielo raso y busco un adjetivo que no ofendiera a su compañero— especial.
—Sabes que no puedo vivir sin mi ración diaria de cafeína —replicó e intentó esbozar una sonrisa—. Será mejor que nos pongamos a trabajar.
—Sí, será lo mejor. —Acercó su silla al escritorio de Jared y comenzó a leer unos papeles que sacó de una carpeta.
—He revisado una y mil veces el caso de la muerte de Anna Beasley y, cada vez que lo leo, me aterran las coincidencias con la muerte de Alison Warner —dijo y lanzó un suspiro.
—¿Qué fue lo que te dijo la amiga de Alison?
—Que comenzó a preocuparse cuando faltó a su cita sin avisar y luego no respondía al teléfono. —Sacó su libreta de anotaciones—. Según ella, llegó a su casa cerca de las siete y treinta, como Alison no respondía, tomó la llave que ella misma le había dado y entró a la casa, el resto ya lo sabes.
—¿Te dijo algo del aspecto que tenía Alison cuando la encontró? —quiso saber.
—Sí, me comento que le extrañó muchísimo verla vestida así y peinada con una trenza. Según ella, Alison nunca usaba esa clase de vestidos, y rara vez usaba trenza.
—Lo que tenemos, entonces, es que ambas víctimas tienen cierto parecido a alguien que pertenece a su mundo. Su fantasía consiste en hacerlas parecer lo más parecidas posible a ese alguien a quien busca representar una y otra vez.
—Tal vez, la clave sea descubrir quién es esa mujer —comentó Rachel mientras arrojaba su libreta sobre las carpetas.
Jared asintió en silencio. Sus ojos azules se habían clavado en la pizarra ubicada detrás del escritorio en donde iban registrando los pormenores del caso. De repente, dio un respingo y saltó de su silla.
—¡Por Dios, Leto! ¿Quieres matarme de un infarto o qué?
Él ni siquiera la escuchaba; su atención estaba en las fotografías de ambas víctimas.
Rachel se le unió y se cruzó de brazos.
—¿Y bien?
—Hay algo familiar en ellas —dijo y frunció el ceño. Recorrió ambos rostros, una y otra vez, mientras buscaba algo que le dijera que no estaba equivocado.
—¿Qué quieres decir?
—Yo he visto antes a esa mujer, Rachel —aseveró y la miró.
—¿Te refieres a la mujer que el asesino quiere revivir en su fantasía?
—Sí, sí. —Cruzó la oficina como una tromba y, a grandes zancadas, dejó el pasillo atrás.
Rachel corría detrás de él, pero sabía exactamente hacia dónde se dirigía su compañero. Bajaron las escaleras que llevaban al sótano y, cuando Rachel logró alcanzarlo, él ya estaba revisando uno de los expedientes abandonados en un viejo fichero de metal. Rachel echó un vistazo a lo que se había convertido en la oficina de casos no resueltos.
—¿Me vas a decir qué buscas exactamente? —Se plantó a su lado, pero él seguía ocupado revisando unos papeles que había sacado del fichero.
—¡Voilà! —exclamó después de unos segundos.
A Rachel le agradó la expresión de triunfo en su rostro. Aquella carrera hasta el sótano tal vez había valido la pena, después de todo.
Sacó entonces una fotografía.
—Mira y dime lo que ves. —Puso la fotografía ante sus ojos.
—A ver. —La tomó y la observó con atención. La misma expresión de triunfo apareció en su rostro cansado.
—¡Por Dios! —exclamó. La joven de la fotografía guardaba gran similitud con las dos víctimas halladas. Tenía el cabello y los ojos castaños, la trenza a un costado de su cabeza estaba casi deshecha, pero seguía siendo una trenza—. ¿Quién es? ¿Acaso es otra víctima, una que no hemos relacionado con este caso?
Jared sacudió la cabeza.
—¡No, no! —Le entregó el archivo—. Esta joven fue secuestrada hace cuatro años y, de alguna manera, logró huir de su captor. El caso nunca fue resuelto; ella apareció tres meses después, pero no recordaba nada de lo sucedido.
Rachel lo escuchaba mientras leía los pormenores del caso.
—El tatuaje, lleva el mismo tatuaje —comentó al observar una foto del nudo celta marcado a fuego.
—Sí, se lo hicieron mientras estuvo cautiva —afirmó pensativo.
Rachel distinguió un nombre familiar cuando estuvo a punto de cerrar la carpeta.
—Jared. —Hizo una pausa—. El investigador del caso fue…
—Sí, fue mi padre, Rachel —dijo, a la vez que terminaba la frase de su compañera. Una sombra de tristeza cubrió el color Azul de sus ojos.
—Deberías hablar con él, tal vez pueda ayudarnos.
—Lo sé. —Sabía que sería difícil tratar aquel asunto con su padre después de tantos años, pero debía intentarlo.
—Si lo deseas, puedes ir ahora, yo, mientras tanto, iré al laboratorio para ver si hay alguna novedad —dijo y apoyo una mano en su hombro.
Él asintió, aun cuando parecía no haber escuchado nada de lo que le había dicho. Echó un vistazo a su reloj, habían pasado quince minutos de las siete.
—Espero que me dejen verlo a estas horas.
—A cualquier problema les muestras tu placa y pan comido, Leto. —Rachel le sonrió y le dio el ánimo que necesitaba.
—Tienes razón. —Se dirigió hacia la escalera—. Avísame si los del laboratorio han encontrado algo.
Rachel le dijo que sí y volvió a poner toda su atención en el expediente que llevaba en las manos.

Apenas puso un pie fuera de la jefatura, los periodistas se abalanzaron sobre él como moscas a la miel. Cualquier intento de esquivarlos, esa vez, sería inútil. Respiró hondo y se armó de la paciencia necesaria para enfrentarlos.
—¡Detective, detective! —La marea de hombres y mujeres que sostenían sus micrófonos y grabadoras se arremolinó alrededor suyo.
—¡Con calma, por favor! —pidió y levanto las manos para evitar que un micrófono terminara en su boca—. Soy el detective Jared Leto y responderé a sus preguntas.
—Detective Leto, estamos en directo para el noticiario de las siete —le anunció una mujer morena que se abría paso entre sus colegas—. ¿Puede confirmar, finalmente, que estamos ante un asesino en serie, que los dos asesinatos fueron cometidos por la misma persona?
En todos sus años como policía sabía a la perfección qué preguntas responder y cuáles no, y aquella, definitivamente, pertenecía a la segunda categoría.
—Señorita, no puedo confirmar lo que usted dice —respondió, de manera escueta, ante la expresión de fastidio de la mujer.
—¡Detective, para el Fresno Bee! —Una mujer le acerco la grabadora a la cara—. ¿Es verdad que en las escenas de los crímenes se encontraron pétalos de flores alrededor de las víctimas?
A Jared no le sorprendió la pregunta con anterioridad, en varias ocasiones, se había filtrado información importante que había llegado hasta la prensa. Y, muchas veces, aquello significaba un tropiezo en la investigación.
Jared frunció el ceño.
—No sé cómo ha llegado hasta la prensa esa información, pero cualquier dato que se revele en el momento inadecuado solo puede estropear nuestro trabajo.
—Pero ¿es verdad, entonces? —insistió la reportera.
—¿Es verdad? —Todos lo acribillaron con la misma pregunta, mientras el avanzaba hacia su automóvil.
—Prefiero no responder —dijo y subió al vehículo.
—Eso suena a afirmación, detective —dijo el reportero que le había hecho la pregunta en primer lugar.
—Piense lo que quiera. —Comenzó a subir el cristal de la ventanilla—. No más comentarios, muchas gracias.
Su agradecimiento sonaba falso, y en realidad lo era. Odiaba aquello, era una de las partes engorrosas que conllevaba su trabajo y estaba seguro de que nunca se acostumbraría. El deber de la prensa era mantener informada a la comunidad, pero a veces, sentía que algunos hacían su trabajo solo para saciar su propia curiosidad o por pura morbosidad.
Encendió el motor de su Mustang y se marchó a toda prisa. Dejó a los periodistas con la palabra en la boca.


Se que algunos capitulos son y seran demaciado largos y por eso los divido en partes pero creanme que vale la pena leerlos, Esta novela se pondra muy emocianate mas adelante ya veran :D , Espero que les haigan gustado Mañana subire capitulos, Beosos se cuidan -Karla xoxo
karla Felix
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Mensaje por Rosie M. ♥ Sáb 12 Ene 2013, 10:38 am

No importa que sean largos los capítulos, es más; mejor todavía... de verdad me encanta esta novela, y me da curiosidad.
Y aparte de esto, sobre la novela que quería publicar, lo voy a hacer...Digo, no me voy de vacaciones a ningún lado por que soy re loser (? Lo hago. Pero va a tardar.

¿No estas ansiosa por el nuevo álbum? yo me estoy muriendo.

Rosie!...♥
Rosie M. ♥
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Mensaje por karla Felix Sáb 12 Ene 2013, 3:55 pm

Rosie M. ♥ escribió:No importa que sean largos los capítulos, es más; mejor todavía... de verdad me encanta esta novela, y me da curiosidad.
Y aparte de esto, sobre la novela que quería publicar, lo voy a hacer...Digo, no me voy de vacaciones a ningún lado por que soy re loser (? Lo hago. Pero va a tardar.

¿No estas ansiosa por el nuevo álbum? yo me estoy muriendo.

Rosie!...♥

Me alegra saber que te encanta la novela, no importa cuanto tardes, ya lei tu novela y me quede intrigada, esta muy interesante,no puedo esperar a leer el primer capitulo.. :DD
-¿No estas ansiosa por el nuevo álbum? que si estoy ansiosa? jaja al igual que tu, me estoy muriendoo! no puedo esperar a oir las nuevas canciones!
Besos y saludos!
karla Felix
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Mensaje por karla Felix Sáb 12 Ene 2013, 8:44 pm

Capítulo 2 (Parte 3)

En los pasillos de la clínica de reposo, el aire olía demasiado a mentol. Jared se quitó las gafas de sol y colocó ambas manos en los bolsillos de sus pantalones mientras esperaba que la enfermera que aquella tarde cuidaba a su padre viniera a buscarlo. Absorto en la vista del enorme jardín trasero ni siquiera oyó cuando ella se le acercó.
—Señor Leto, no lo esperaba hasta la próxima semana. Su padre se encuentra en la sala de visitas —le indicó, con una expresión de cansancio en el rostro. Había visto a aquella mujer llamada Eve cientos de veces y siempre llevaba esa misma expresión en su arrugado rostro. Supuso que no sería demasiado agradable trabajar en un lugar como aquel; seguramente, tratar con los pacientes a diario sin sentirse afectada debía de ser difícil. Él visitaba a su padre una vez por semana y cada vez que lo hacía, salía de allí con mal sabor en la boca. La clínica era hermosa, una mansión de estilo colonial en las afueras de la ciudad, pero lo que se respiraba allí dentro distaba mucho de ser placentero.
Siguió a la enfermera a través de la enorme sala de visitas. Distinguió la figura encorvada de su padre sobre una mesita junto a la ventana. Estaba armando un puzle, aquella había sido su afición desde que había ingresado en la clínica tres años antes.
—Señor Leto. —La enfermera tocó el hombro del anciano—. Su hijo ha venido a visitarlo —le anunció y esbozó apenas una sonrisa.
Pero Jackson Leto no apartó la vista de la mesa.
Jared le dijo a la enfermera que los dejara a solas y cuando ella se alejó para atender a otro paciente que demandaba su atención tomó una silla y se sentó frente a su padre.
Lo observó mientras insistía en colocar una pieza del rompecabezas en un lugar donde no parecía encajar. Lanzó un suspiro, aún le costaba ver a su padre de aquella manera. Jackson Leto siempre había sido un hombre fuerte y bien plantado. Jared lo había admirado desde niño, no solo como padre sino como profesional. Siempre supo que también él se convertiría en policía, y esa decisión se la debía a él. Su padre era respetado y reconocido dentro de la fuerza policial, sin embargo, sus superiores no titubearon ni un segundo cuando decidieron darlo de baja, tres años atrás. Jared recordó el día en que su padre había llegado a casa después de haberle comunicado, oficialmente, que ya no podría seguir ejerciendo sus tareas como teniente de la policía de Fresno. Desde ese preciso momento, su vida cambió, y Jackson Leto ya no volvió a ser el mismo nunca más. Se encerraba en casa y apenas comía. Jared se vio obligado a contratar a alguien para que cuidara de su padre mientras él trabajaba, pero nadie duraba más de un par de semanas a su lado. Se había vuelto irascible y, más tarde, cuando apenas hablaba y, el psicólogo le dijo que había caído en un gran pozo depresivo, no tuvo más remedio que seguir sus consejos e internarlo en aquel lugar. Le había dolido mucho hacerlo, siempre habían estado juntos desde la muerte de su madre cuando él tenía quince años, y separarse de su padre significó un dolor tan grande como la pérdida de su madre. Lo visitaba religiosamente cada semana y, muchas veces, apenas hablaba con él. Vivía sumido en aquellos rompecabezas que él mismo le compraba no bien terminaba de armar uno. Esperaba que ese día no estuviese demasiado medicado y lograra entablar una conversación con él.
—Papá. —Extendió el brazo sobre la mesa de madera y tocó su mano huesuda—. ¿Me oyes?
Tras una fracción de segundo, Jackson Leto levantó la mirada y clavó sus pequeños ojos en el rostro de su hijo.
—Jared… —balbuceó, y el marrón de sus ojos pareció recobrar su brillo habitual.
—Sí, papa, soy Jared —le respondió y apretó su mano—. ¿Cómo estás hoy?
Jackson se encogió de hombros un par de veces.
—Sobrevivo otro día más, hijo.
A Jared se le hizo un nudo en la garganta. Deseaba levantarse de aquella silla, arrastrar a su padre fuera de aquel lugar y llevarlo de regreso a casa, pero sabía que no era posible.
—Cuando te recuperes, volverás a casa conmigo. —Sus palabras sonaron más a un deseo que a una realidad.
—Sabes que eso no va a pasar, hijo. Jamás volveré a ser el mismo de antes. —Soltó la pieza de color celeste que sostenía en la mano—. Mi vida acabó cuando me quitaron la posibilidad de seguir cumpliendo con mi trabajo.
Hubiese querido creer que había sido una injusticia lo que le habían hecho a su padre, pero sabía que no era así. Había cometido un error, y ese error casi le había costado la vida a otro policía. El hecho de haber trabajado en el caso del secuestro de _______ Carmichael y de haberse entregado a él en cuerpo y alma sin obtener ningún resultado había sido devastador para él. El juego del gato y el ratón que el secuestrador se había empeñado en jugar con él fue el disparador que puso en picado no solo su vida profesional, sino también personal. Cuando el caso se cerró, después de que la joven apareciera con vida, su padre aún seguía dedicando el tiempo que no tenía a trabajar extraoficialmente para resolverlo. Aquello consumió sus fuerzas y su capacidad mental, a tal límite de no poder concentrarse en los nuevos casos que le eran asignados.
—Papá, necesito hablar contigo de un asunto —comenzó a decir inquieto, no sabía cómo reaccionaría su padre al hablar nuevamente de aquel tema que había estado evitando durante los últimos tres años—. Se trata del caso en el que estabas trabajando; el de la joven secuestrada en la Universidad Estatal de California…
—_______ Carmichael —le interrumpió Jackson.
Jared asintió con un leve movimiento de cabeza. Percibió que la expresión en el rostro de su padre había cambiado.
—¿Sabes?, a pesar de tener la cabeza embotada por los medicamentos la mayor parte del tiempo, no hay un día en que no piense en ella. —Cerró los ojos un instante, y la imagen de aquella jovencita asustada que no comprendía lo que le estaba sucediendo vino a su mente como un recuerdo fresco, casi vívido.
—¿Qué puedes decirme de ella, papá?
—¿Por qué quieres saber de ella, Jared? —Se movió intranquilo en su silla.
—Según el expediente de su caso, apareció tres meses después de haber sido secuestrada, sin recordar nada de lo sucedido durante su cautiverio.
—Así es, yo mismo hablé con ella tras su reaparición en el hospital a donde había sido trasladada. La pobrecita creía que la noche anterior había salido de la universidad; era como si el tiempo que había estado secuestrada se hubiera evaporado de su mente.
—¿Nunca recordó nada?
Jackson sacudió la cabeza.
—No, yo seguí viéndola durante unos meses, y nunca llegó a recuperar la memoria —sonrió con amargura—. Creo que, en parte, ni siquiera deseaba hacerlo; estaba horrorizada de lo que pudiera llegar a recordar —añadió.
—Entiendo.
—Nunca me lo dijo abiertamente, pero estoy seguro de que le desagradaba que yo insistiera en seguir viéndola para ver si había tenido algún progreso. —Volvió a tomar la pieza color celeste que había abandonado minutos antes—. Con el tiempo, hasta se cambió el apellido, decidida a comenzar una nueva vida y dejar todo ese suceso en el pasado.
Aquel dato no figuraba en el expediente del caso.
—¿Recuerdas cuál es el apellido que usa ahora?
Jackson frunció el ceño y entreabrió la boca.
—¿Por qué tanto interés en ella, hijo?
Debía decirle la verdad, no tenía otra opción.
—Creemos que hay alguien que intenta revivir su imagen a través de otras mujeres a las que luego asesina —explicó sin rodeos; no cabían las medias palabras con su padre.
La pieza del rompecabezas cayó sobre la mesa.
—Es él… es él —balbuceó con la mirada clavada en la pequeña pieza de cartón que acababa de caer de su mano.
—Estamos casi seguros de que se trata del mismo hombre que secuestró a _______ Carmichael hace cuatro años —aseveró y observó a su padre atentamente.
—Mitchell —dijo él de repente.
—¿Perdón?
—Mitchell, ahora se hace llamar _______ Mitchell —le indicó, sin mirarlo a la cara.
—Ok, creo que sería de gran ayuda si lograra hablar con ella. —Se tranquilizó cuando los ojos de su padre se volvieron hacia él—. ¿Crees que seguirá sin recordar todavía?
—No lo sé —respondió con ironía—. ¿Cómo podría saberlo encerrado aquí dentro?
Jared sabía que su padre no lo culpaba a él de aquel encierro, pero, en ese momento, se sintió el blanco de sus reproches.
—Papá…
—No digas nada, hijo. No es tu culpa que yo haya terminado en este lugar. —Intentó esbozar una sonrisa para él—. Deberás averiguarlo por ti mismo; búscala y lo sabrás.
—No creo que quiera ayudarnos con este caso. Si, como tú dices, ha cambiado su identidad para poder seguir con su vida, dudo que mi visita sea de su agrado —dijo mientras lanzaba un suspiro.
—Inténtalo, Jared—le pidió—. Busca a la muchacha; tal vez ella sea la clave para resolver el caso. —Hizo una larga pausa antes de continuar hablando—. Atrapa a ese malnacido y ponlo donde debe estar antes de que siga causando más daño. Termina mi trabajo, hijo.
Jared no pudo hacer otra cosa sino asentir. Debía atrapar al sujeto y valerse de cualquier recurso para lograrlo. El primer paso sería encontrar a _______ Carmichael o Mitchell y hablar con ella. Lo atraparía, aunque fuera la última cosa que hiciera en la vida. Se lo debía a la familia de las víctimas, a la misma _______ y, sobre todo, se lo debía al hombre que le había dado la vida.


Bueno aqui esta el capitulo de hoy, Espero les haiga gustado, Subire capitulos diarios, a menos que salga un imprevisto :))
Las quiero Saludos C:
karla Felix
karla Felix


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