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"No me olvides" (Jared Leto y Tu)

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Mensaje por Rosie M. ♥ Vie 25 Ene 2013, 3:48 pm

LKASJDLAKSDJALKSDJ Me gusto mucho este capítulo, pensé que Brandon era el psicópata ese xD
Y de verdad la novela se esta poniendo mejor.
Yo tengo trece, y en unos meses voy a cumplir 14, aunque me da igual...
¿Cuantos años tenes? ¿Sos de Argentina? Porque estaban negociando para traer a Mars para aquí.. yo soy de aquí y te avisaba por si acaso.
Rosie M. ♥
Rosie M. ♥


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"No me olvides" (Jared Leto y Tu) - Página 3 Empty Re: "No me olvides" (Jared Leto y Tu)

Mensaje por karla Felix Sáb 26 Ene 2013, 12:42 am

-Capítulo 8-

Rachel le acercó el vaso y se lo colocó entre las manos.
—Bebe un poco. Es agua con azúcar.
_______ levantó la vista, tenía los ojos irritados de tanto llorar, la nariz enrojecida y la palidez instalada en su rostro.
—Gracias —balbuceó apenas. Clavó la mirada en la puerta por donde unos minutos antes Jared había desaparecido y bebió un pequeño sorbo del agua que la detective Parker le ofrecía.
—Regresará en cuanto le sea posible —le dijo Rachel. Era indudable que la joven estaba esperando que Jared apareciera por esa puerta de un momento a otro. Se sentó junto a ella y meditó un momento sobre la escena de la que había sido testigo. En otras circunstancias lo que había presenciado carecería de algún significado importante; pero cuando después de entrar en aquella oficina, completamente desencajada, se había arrojado entre los brazos de su compañero, supo de inmediato que allí había algo más. Tal vez algo de lo que ni ellos mismos eran conscientes.

El teléfono comenzó a sonar.
—Discúlpame. Debo responder. —Rodeó el escritorio y levantó el auricular—. Parker… —Hizo una pausa—. Entiendo —Comenzó a jugar con un bolígrafo—. No te preocupes, me encargaré de ella. Mantenme al tanto. Se lo diré, adiós.
—¿Era el detective Leto?
—Sí, está en tu casa con los peritos. Me ha dicho que intentes comunicarte con tu amiga para avisarle de que busque un lugar en donde pasar la noche —le informó mientras colocaba el auricular en su lugar.
—¿No podremos regresar a casa? —su voz sonaba todavía conmocionada.
—Me temo que no, ese lugar ya no es seguro.
—Creía que estaría protegida en un lugar como ese.
—A veces ningún lugar es seguro cuando te enfrentas a un psicópata como este. —Sus palabras eran duras y solo ayudaban a desanimarla aun más, pero debía ser sincera con ella.
Después de todo, el tipo había estado en la misma habitación con ella y nadie se había percatado de nada.
—No entiendo qué es lo que quiere de mí. —Juntó las rodillas y apoyó las manos en su regazo.
—No te esfuerces en entenderlo —le aconsejó—. Puedo decirte que he visto de todo, pero nunca ha dejado de sorprenderme.
—¿Cuánto hace que eres policía?
—Van a ser tres años en noviembre —respondió.
—¿Hace mucho que eres la compañera del detective Leto?
—Dos años. Yo trabajaba en la policía de Fremont y pedí mi traslado para incorporarme a la División de Crímenes Violentos. Allí me asignaron para trabajar junto a Jared.
_______ asintió. Hacía dos años que estaban, prácticamente, casi todo el día juntos; no era extraño entonces que hubiera alguna intimidad entre ellos.
—Supongo que lo conoces bien. —Ni siquiera supo por qué había hecho aquel comentario.
Rachel se sorprendió por lo que ella acababa de decirle; le pareció percibir un atisbo de celos oculto en aquellas palabras.
—Ya sabes, nunca se llega a conocer demasiado a una persona, pero con Jared hubo una conexión casi repentina, congeniamos desde el primer día y no podría elegir un mejor compañero que él. —Esperaba saciar su curiosidad con la respuesta que le había dado.
—Entiendo. —Terminó de beberse el agua con azúcar—. ¿Podría usar su teléfono para llamar a mi amiga?
—Por supuesto, habla tranquila. Regreso en un momento. —Recogió el vaso vacío y salió de la oficina.
_______, lentamente, se puso de pie y caminó hacia el teléfono, marcó el número de su amiga y cuando escuchó la voz de Leslie, intentó no derrumbarse por segunda vez.
—¿Qué sucede, _______?
¿Cómo reaccionaría ella cuando supiera que un extraño había estado en su casa la noche anterior y que habría ocurrido una tragedia si alguna de las dos lo hubiese descubierto?
—¿Tienes algún sitio en donde pasar la noche?
—¿Por qué me estás preguntando eso?
—No podremos volver a la casa, Leslie: él estuvo allí anoche.
Por unos segundos que parecieron eternos, _______ no escuchó nada del otro lado de la línea.
—¡Dios, _______! ¿Tú estás bien? Cuando he salido esta mañana de casa ni siquiera he pasado a despedirme a tu habitación; he preferido dejarte dormir después de lo tarde que habías llegado de tu reunión.
—Estoy bien, no me hizo nada.
—¿Dónde estás ahora?
—En la comisaría de policía, en la oficina del detective Leto.
—¿Qué harás tú?
La pregunta de su amiga la tomó desprevenida.
—No lo sé.
—Podríamos alquilar una habitación en algún hotel hasta que podamos regresar.
—No sé si voy a poder regresar, Leslie: ese lugar ya no es seguro.
—¿Qué te han dicho en la policía?
—Hasta ahora solo sé que no podemos regresar. Están recogiendo pruebas y entorpeceríamos su trabajo —le explicó mientras enredaba el dedo en el cable del teléfono.
—Seguramente. —Hizo una larga pausa—. Yo puedo quedarme en casa de Verónica; ya sabes, la rubia encargada de la sección de espectáculos. No creo que tenga problemas en hospedarme por algún tiempo.
—Muy bien, hazlo. Yo veré qué es lo que hago.
—La propuesta de compartir una habitación de hotel sigue pendiente —le recordó.
—Si no encuentro ninguna otra solución, te aviso, y vemos qué es lo que hacemos. ¿De acuerdo, Leslie?
—De acuerdo, _______. Llámame por cualquier cosa que necesites. A propósito, ¿crees que nos dejarán sacar algunas cosas de la casa?
—Le preguntaré a los detectives.
—Bien, cuídate, por favor. No permitas que ese loco se acerque a ti otra vez —le pidió afligida.
—Lo intentaré —le prometió, pero era consciente de que aquella promesa no dependía de ella.
Colgó y volvió a sentarse en la silla. La puerta permanecía cerrada y ni la detective Parker ni el detective Leto aparecieron durante el siguiente cuarto de hora. La impaciencia estaba acabando con la poca fortaleza que le quedaba. Pensó en salir de aquel lugar y regresar a su casa; necesitaba que alguien le explicara cómo aquel hombre había podido acercarse tanto a ella. Se le erizó la piel de solo pensar que había estado a su lado mientras ella dormía tan tranquila en su cama.
Debía también preocuparse por buscar un lugar en donde pasar la noche. Podría haber telefoneado a Kevin pero no estaba dispuesta a obligarlo a regresar a Fresno cuando hacía apenas veinticuatro horas que se había marchado. Además estaba en medio de la construcción de una escuela y corría contra reloj para poder terminarla a tiempo. La opción de llamar a Jennie ni siquiera se le pasó por la mente. Debía pensar en algo, de otro modo, acabaría durmiendo en la habitación de algún hotel.
Comenzó a golpear los pies contra el suelo; el sonido acompasado de los tacones de sus zapatos repiqueteando le trajo un poco de calma. Se reclinó hacia atrás y apoyó la cabeza contra la pared. Cerró los ojos y respiró hondo. No supo cuánto tiempo estuvo allí, solo supo que debía ser ya la hora del almuerzo, porque su estómago comenzaba a gruñir. La detective no había regresado aún y ella quería marcharse de aquel lugar.

De repente la puerta se abrió y Jared acortó la distancia que los separaba en un santiamén. _______ sintió que era arrastrada por una oleada de emociones cuando lo vio. Deseaba
que él, nuevamente, la estrechara entre sus brazos como había hecho temprano aquella mañana. Pero ya estaba más calmada y nada justificaría una acción semejante de su parte.
—¿Cómo estás? —le preguntó él y se sentó a su lado.
_______ se dio cuenta de que era la primera vez que él la tuteaba y aquella nueva intimidad le produjo un extraño hormigueo en la piel.
—Mejor, gracias.
—Habría querido venir antes, pero no he podido —le explicó mientras le ofrecía una sonrisa.
—¿Han podido encontrar algo?
—Hemos encontrado un par de huellas de pisadas en el sótano.
—¿Entró por allí?
—Presumimos que sí, la claraboya estaba entreabierta. Al parecer pisó algo de lodo antes de entrar en la casa y dejó un par de huellas. Las compararemos con las halladas en la casa de Tessa Hodgins para confirmar que se trata del mismo hombre.
_______ arqueó las cejas.
—Tú sabes que sí lo es —dijo y lo tuteó por primera vez ella también.
Él lanzó un suspiro, no podía evitar ponerse contento por el paso que habían dado casi sin darse cuenta. Era como si un muro de formalidad se hubiese derribado entre ellos.
—Sí, pero siempre es mejor contar con las evidencias para confirmarlo.
—¿Por qué crees que estuvo allí y no me hizo nada?
Jared se encogió de hombros; quería tener una respuesta sensata para ella pero no podía dársela cuando él mismo la ignoraba.
—En realidad, no lo sé; tal vez tenía miedo de arriesgar demasiado si te llevaba consigo. Creo que le da pánico ser atrapado antes de poder llevar a cabo su misión.
_______ apretó los labios.
—Matarme.
Jared se acercó aun más y le tomó ambas manos.
—No lo creo; si quisiera matarte, lo habría hecho anoche.
_______ intentó controlar los latidos de su corazón; no porque estuvieran hablando de que su vida estaba en peligro, sino porque la cercanía de Jared solo conseguía perturbarla.
Él sintió deseos de acariciar el cuello largo y arqueado que asomaba por encima de la camisa entallada que llevaba _______, pero sacudió la cabeza con violencia y rechazó la idea.
Debía recordar que se encontraban en su oficina y que ella acababa de pasar por una situación angustiosa. La poca fuerza de voluntad que le quedaba se desvaneció por completo cuando ella levantó los ojos hacia él.
Si en ese momento Rachel no hubiese irrumpido en la oficina habría cometido la mayor estupidez de su vida; algo que, definitivamente, no se podía permitir.
—¡Has llegado por fin! —su exclamación pareció quedar suspendida en el aire cuando observó cómo las manos de _______ Carmichael descansaban entre las manos de su compañero.
Jared las soltó de inmediato y se puso de pie.
—¿Dónde estabas? —le preguntó a Rachel sin mirarla directamente a los ojos.
—Estaba en la cafetería y me he entretenido hablando con Steven. —Miró un segundo a _______—. ¿Hace mucho que has regresado?
—No, en realidad acabo de llegar —respondió y se sentó en la punta del escritorio.
—¿Qué ha pasado en la casa?
Jared le explicó todo y, por unos minutos, mientras ellos hablaban, _______ se sintió una intrusa a pesar de que lo que estaban diciendo tenía estrecha relación con ella.
—¿Has conseguido dónde pasar la noche? —le preguntó de pronto Rachel.
_______ se puso de pie y se alisó la falda.
—No todavía; mi amiga Leslie se quedará en casa de una compañera de trabajo. Me ha dicho que si no encontraba nada, le avisara para que nos fuéramos a un hotel —les explicó.
—¿Qué hay de tu hermano?
—Preferiría no molestarlo. Está retrasado en su trabajo y mi presencia allí solo serviría para preocuparlo; además vive en Clovis.
Rachel asintió.
—Necesito hablar contigo en privado. —Jared sujetó a su compañera del brazo y la arrastró casi hasta el pasillo.
—¿Qué demonios haces, Leto? —Los ojos grises de Rachel se encendieron de furia.
—No podemos permitir que pase la noche en un hotel, ambos sabemos que debemos reubicarla en un lugar más seguro y esa casa ya no lo es.
—¿Qué sugieres?
—Que se quede contigo, en tu casa.
—Imposible, estoy de remodelaciones y hace una semana que estoy viviendo en casa de mi hermana; creía que te lo había contado.
—No lo sé, tal vez lo hiciste, pero no lo recordaba. —Se quedó un momento meditabundo y la expresión que se dibujó en su rostro no fue del agrado de Rachel.
—¿En qué estás pensando?
Jared tomó a su compañera por los hombros, en caso de que necesitara calmarla después de oír lo que tenía que decirle.
—Entonces se quedará en mi loft.
—¿En tu casa? —repitió perpleja—. ¿No estarás hablando en serio, verdad? —Sin embargo, lo conocía lo suficiente como para saber que no estaba bromeando con ella.
Él escuchó, con paciencia, la decena de razones por las cuales lo que quería hacer no era lo más apropiado, pero nada de lo que Rachel dijo le hizo desistir. Ella había comenzado a levantar la voz y estaban llamando la atención de todos en el lugar.
_______ también escuchó los murmullos desde la oficina. Se acercó a la ventana y descubrió que los que estaban discutiendo en el pasillo eran Jared Leto y su compañera. No alcanzaba a distinguir lo que decían pero ella parecía ser la que estaba más enojada, mientras que él se dedicaba a esquivar sus embestidas con tranquilidad.

Jared conducía e intentaba dirigir su atención solamente a la carretera, pero le era difícil con _______ sentada a su lado. La observó de reojo cuando se detuvieron en un semáforo.

Parecía estar más tranquila, tenía un brazo estirado sobre la ventanilla y el otro apoyado sobre su regazo. Le prestaba atención al panorama con la cabeza ladeada hacia un lado y sin poder evitarlo, la mirada de Jared se posó en las piernas que asomaban debajo de la falda color lila, que combinaba a la perfección con su camisa impecablemente blanca, a esas alturas, repleta de arrugas. Él se sintió cautivado por el suave movimiento de sus pechos al compás de su respiración. Su melena descansaba sobre el asiento y algunos mechones caían en desorden sobre un costado de su rostro, la observó mientras intentaba acomodárselos nuevamente detrás de las orejas y deseó poder hacerlo él mismo.

Un bocinazo de un automóvil que le exigía que se moviera lo devolvió a la realidad y cuando lanzó una maldición en voz alta _______ se volvió y clavó sus ojos castaños en los suyos
Jared desvió la mirada, a la vez que reanudaba la marcha _______ lo contempló durante un instante y, luego, volvió a dirigir su atención al exterior.

Se había subido a su automóvil casi sin chistar. Después de aquella discusión con su compañera, Jared fue por ella a la oficina y le dijo que la llevaría él mismo a un lugar seguro. Lo había notado demasiado molesto como para siquiera preguntarle hacia dónde se dirigían; solo se limitó a hacer lo que él le decía.

Al parecer, la riña que había tenido con la detective Parker había sido grave. Se preguntó qué clase de relación tendrían realmente. Rachel Parker le había dicho que estaban juntos desde hacía dos años y que conocía a su compañero más que a nadie en el mundo. _______ no estaba por completo segura, pero había creído percibir algo más que admiración de parte de ella. Quizá no solo se relacionaban en su trabajo, sino que lo hacían de una manera más personal e íntima. _______ tragó saliva; debía reconocer que aquella idea no le agradaba demasiado, sobre todo porque al parecer, la detective Rachel Parker veía en ella a una posible rival. Jared giró hacia la izquierda y siguió derecho a través de la avenida Manning; luego se introdujo en la calle Henderson Sur.

_______ lo miró otra vez.
—Creía que habías dicho que no podía volver a mi casa —dijo ella al reconocer el lugar que iban dejando atrás.
—Necesitas preparar una maleta solo con lo necesario.
—No necesitaré ninguna maleta, solo me hará falta darme una ducha y cambiarme de ropa. Es probable que mañana tu gente haya terminado y pueda regresar a casa —alegó confiada.
Jared detuvo el automóvil al borde del camino y apretó las manos en el volante.
—Me temo que eso no va a ser posible, _______ —le dijo con la vista fija en el parabrisas—. Tú, mejor que nadie, sabes que esa casa ya no es segura para ti; él pudo burlar todas las medidas de seguridad y meterse en tu habitación. —Apretó los nudillos con fuerza; aún no lograba sacarse del cuerpo la zozobra que le había provocado saber que aquel hombre había estado tan cerca de ella.

—¡Pero no puedo marcharme y dejar todo así sin más! —protestó indignada—. ¡No es justo que sea yo la que tenga que estar huyendo!
—Estoy de acuerdo contigo; no es lo justo, pero sí lo más seguro.

_______ levantó las manos.
—¿Y qué hay de mis cosas? Mis cuadros: ¡no puedo abandonar mi taller así como así!

Jared había sospechado que no iba a ser sencillo tener esa conversación con _______, pero debía convencerla de que lo que estaba haciendo era lo mejor para ella.

—Mira, por esta noche, quiero que recojas solo lo necesario y lo metas dentro de una maleta. Mañana veremos lo demás, ¿te parece bien?

_______ lanzó un suspiro de resignación y asintió con un leve movimiento de cabeza. No podía hacer otra cosa, no tenía más alternativa que hacer lo que Jared le dijera. Estaba en sus manos y era consciente de que si no confiaba ciegamente en él, estaría perdida.

Durante la poca distancia que los separaba de su casa estuvieron en completo silencio. Jared, complacido por la actitud que _______ había adoptado al saber que ya no podría volver a su casa al menos por un tiempo, y _______, por completo resignada a que su vida ya no sería la misma.

Finalmente llegaron a la entrada principal del complejo Pacific View y no hubo necesidad de detenerse ya que la reja estaba abierta. Un par de peritos estaban recolectando huellas dactilares de las barras de hierro. _______ los observó un instante mientras hacían su trabajo. Luego Jared aceleró la marcha y ella clavó la vista en la ventanilla.

—Hemos llegado —anunció él y apagó el motor del Mustang.
_______ le lanzó una mirada cortante; estaba enfadada pero sabía que no lo estaba con él, sino con la situación que estaba obligada a sobrellevar.

Se bajaron del automóvil y debieron sortear dos camionetas y un par de patrullas antes de alcanzar el porche de su casa. Había varios hombres en la sala; algunos buscaban huellas y otros iluminaban la alfombra con una lámpara de luz fluorescente.

—Ven, te acompañaré a tu habitación. De seguro, todavía están los peritos recogiendo evidencias.
_______ lo siguió a través de la escalera y fue testigo de cómo todos los que se encontraban en su casa lo saludaban con afecto. No había duda de que Jared Leto era muy respetado dentro de la fuerza policial.

Llegaron a su habitación y él entró primero; _______ titubeó un instante antes de animarse a entrar. Apenas unas horas antes, había huido despavorida de allí al descubrir el ramillete de nomeolvides sobre la almohada.

Jared le tocó el brazo y ella dio un respingo.
—Ponte estos guantes —le dijo y le entregó un par de guantes de látex.
Lo miró mientras él se ponía los suyos. Él levantó la mirada y le sonrió.
—Tú dirás qué es lo que quieres llevarte.

Por un momento se quedó prendada de sus ojos azules y de su sonrisa antes de poder reaccionar y responder.
—La… la maleta está en la parte superior del armario —le indicó.
—Bien, iré por ella. —Se dirigió hacia el armario y se detuvo a conversar con uno de los peritos que estaba reclinado sobre su cama. En una mano sostenía un pequeño sobre color marrón y en la otra, una pinza de metal que usaba para levantar, con seguridad, cabellos o algún tipo de fibra que pudiera haber dejado aquel hombre la noche anterior.

_______ se puso los guantes antes de que Jared regresara y caminó hacia el armario en primer lugar. Abrió el segundo cajón y se movió cuando él se paró tan cerca de ella con la maleta abierta. La colocó en el suelo y se puso las manos en la cintura.
La observó con atención mientras ella sacaba algunas prendas y las arrojaba dentro de la maleta. Se dispuso a abrir el tercer cajón, pero dudó un instante. No estaba muy segura de querer que Jared viera cómo sacaba su ropa interior.

Él captó su incomodidad de inmediato y, sin decir nada, dio media vuelta y volvió con el perito. _______ sacó las prendas y sin detenerse a pensar cuáles llevarse y cuáles no, las arrojó junto a las otras.

Jared, sin que ella lo notara, la estaba observando y a pesar de que ella había sacado su ropa interior con un rápido movimiento en un intento por esconderla de él, había alcanzado a ver una masa de encajes y seda de varios colores. Cerró los ojos un instante y se la imaginó vestida, solamente, con una de aquellas prendas.

—Ya he terminado aquí, detective.
Jared lo miró aturdido; por un segundo se había olvidado de que había alguien más en aquella habitación con ellos.

—Eh… sí, gracias —dijo y le dio una palmadita en el hombro.
_______ se acercó con la maleta entreabierta.
—¿Puedo colocarla sobre la cama?
Él asintió.

Puso la maleta abierta en la orilla de la cama y caminó hacia el armario. Sacó algunos pantalones, unos de corte más formal, y otros no tanto; unas cuantas camisas, algunos vestidos y un par de chaquetas. Todavía no sabía ni siquiera a dónde la llevaría, pero debía pensar que, tal vez, no podría regresar en unos cuantos días y debía seguir yendo a la editorial.

Se agachó y buscó un par de zapatos; eligió los de color negro que combinarían con cualquier atuendo que decidiera llevar. Jared seguía de pie a solo unos pasos de ella. _______ podía sentir que sus ojos estaban posados en su espalda, en el preciso lugar en el que la tela de su camisa comenzaba a quemarle. Decidió también llevar dos pares de sandalias; intentó incorporarse con todo aquello en las manos y cuando se dio la vuelta, tropezó con el borde de madera que sobresalía del armario. Los zapatos y las sandalias volaron por el aire y ella habría estampado su nariz en el suelo si Jared no la hubiera sujetado de los brazos.

—¿Estás bien?
_______ apenas pudo asentir con la cabeza. El calor que había quemado su espalda segundos antes comenzaba a invadir el resto de su cuerpo. Sobre todo en sus brazos, que las manos de Jared rodeaban con fuerza. Él redujo un poco la presión apenas ella recobró el equilibrio, pero el fuego que amenazaba con consumirla poco a poco no disminuía. Casi por inercia levantó la vista y descubrió que los ojos de Jared estaban clavados en su rostro y la devoraban con la mirada.
_______ bajó hasta su boca y deseó, en ese mismo instante, que él la besara aun cuando sabía que un beso suyo solo lograría excitarla más.

Los labios gruesos y apenas pintados de _______ se habían entreabierto y Jared supo que aquello era una clara invitación a ser explorados. Se los imaginó suaves y pecaminosamente dulces; con un sabor que tentaba y atormentaba al mismo tiempo. Cuando las manos de _______ se posaron en su pecho,

Jared creyó que el corazón le subiría hasta la garganta. Sus propias manos ya no seguían sosteniéndola por los brazos, sino que habían ascendido hasta sus hombros y, con los pulgares, le acariciaban el cuello. _______ cerró los ojos mientras aquel contacto arremolinaba un montón de sensaciones en su interior. Instintivamente se apretó contra él y, cuando sus caderas se recostaron sobre las suyas, Jared supo que si no se detenían en ese momento, ya no habría marcha atrás.

—Si ya has terminado de recoger todo lo necesario, será mejor que nos vayamos —dijo él y la soltó.
_______ se apartó de inmediato e hizo un esfuerzo por recuperar la serenidad.
—De acuerdo —respondió ella con voz neutra. No quería demostrarle cuánto le había afectado lo sucedido. La ayudó a levantar los zapatos y los acomodaron junto con las demás prendas. ______ lo observó mientras él cerraba la maleta. Todavía estaba perturbada y sus latidos no habían recuperado su ritmo normal, pero logró parecer confiada y serena cuando él alzó la vista y la miró.
—¿Nos vamos? —Sujetó la maleta con fuerza y comenzó a caminar hacia la puerta.

_______ asintió, dio un último vistazo a su habitación y antes de salir sacó una carpeta del cajón de su mesita de noche. Allí guardaba el memorando de la reunión en la editorial y a pesar de que tenía una copia en su oficina, prefirió llevárselo adonde fuera que Jared la estuviera trasladando. Lo siguió a través de la escalera y atravesaron la sala en medio de los peritos que todavía seguían trabajando. Se detuvieron en el porche y allí Jared le dijo que ya podía quitarse los guantes. Ella lo miró confundida; ni siquiera se había percatado de que aún llevaba los malditos guantes. Se los quitó y no supo qué hacer con ellos.

—Dámelos.
Se los dio y la piel áspera de la mano de Jared rozó la palma de su mano y provocó un momento de tensión. Él dejó la maleta en el suelo y tras quitarse también sus guantes, se los entregó a uno de los peritos para que se deshiciera de ellos.

Caminaron en silencio hacia el automóvil y minutos después abandonaban la zona oeste de Fresno para internarse en el Tower District. _______ no se había animado aún a preguntarle hacia dónde se dirigían. Después del pequeño acercamiento que habían tenido, él había actuado distante con ella. Se maldijo en silencio por haberse mostrado tan receptiva a su contacto y haber esperado que la besara: lo único que él había hecho era impedir que terminara en el suelo. La frialdad que le había demostrado luego se lo había confirmado. La había apartado y había reprobado cualquier actitud suya.

Prefirió concentrarse en admirar el lugar. No frecuentaba mucho aquella parte de la cuidad. Había estado algunas veces en uno de sus teatros más prestigiosos y había cenado en un restaurante alemán con su hermano para festejar su vigesimoquinto cumpleaños. Era un barrio demasiado elegante tal vez para su gusto, pero con muchísima vida social. Contaba con excelentes restaurantes y una decena de clubes nocturnos. Ella prefería el Boulevard Kearney o el tranquilo barrio de Sunnyside.

Tras recorrer la avenida principal durante casi tres kilómetros, Jared se desvió a la derecha y condujo por una calle menos poblada hasta detenerse finalmente frente a un gran edificio de ladrillos rojos y gastados ubicado justo en la esquina.

Él se bajó sin pronunciar palabra y sacó su maleta del maletero del Mustang. _______ continuaba todavía en su lugar. Lo miró a través del espejo retrovisor mientras rodeaba el automóvil y, en un segundo, estuvo a su lado. Abrió la puerta y la invitó a bajarse.

—Hemos llegado, bájate.
_______ no tuvo más remedio que obedecerle. El sol le dio en la cara y se puso la mano en la frente para poder ver mejor.
—¿Qué es este lugar? —preguntó mientras contemplaba el enorme edificio de tres plantas que ocupaba casi toda la manzana.
—Aquí es donde yo vivo..


Capitulo Diario.. Espero y les guste:)
karla Felix
karla Felix


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"No me olvides" (Jared Leto y Tu) - Página 3 Empty Re: "No me olvides" (Jared Leto y Tu)

Mensaje por karla Felix Sáb 26 Ene 2013, 12:50 am

Rosie M. ♥ escribió:LKASJDLAKSDJALKSDJ Me gusto mucho este capítulo, pensé que Brandon era el psicópata ese xD
Y de verdad la novela se esta poniendo mejor.
Yo tengo trece, y en unos meses voy a cumplir 14, aunque me da igual...
¿Cuantos años tenes? ¿Sos de Argentina? Porque estaban negociando para traer a Mars para aquí.. yo soy de aquí y te avisaba por si acaso.

Yo tambien tengo 13 y al igual que tu en unos meses cumplo los 14(18 de mayo)
Cuando los cumles tu?
Gracias por el aviso pero Soy de Mexico y la verdad nose si vallan a venir para aca, pero estoy ahorrando por si acaso:)
karla Felix
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"No me olvides" (Jared Leto y Tu) - Página 3 Empty Re: "No me olvides" (Jared Leto y Tu)

Mensaje por Rosie M. ♥ Sáb 26 Ene 2013, 10:34 am

No, puedo creerlo ¡¿Tu también cumples en Mayo?! Yo también... cumplo el 20, es algo del destino (? Okaay ya estoy exagerando. Genial... bueno. Pero como te dije antes, tal vez.. lo que no es probable que Mars venga a Argentina, pero si llegara a venir. Le pediría a mis papas que me regalen una entrada para ir a verlos, y es difícil, porque yo no vivo en Buenos Aires que es la capital, yo vivo en otra provincia. El regalo sería regalo adelantado de 15, adelantado 5 años xD... le plante la idea pero aun no aceptan T.T.

Respecto a la novela, askdjalksdjakdsl se esta poniendo cada vez mejor... yo trato de actualizar las mías pero es muy dificil ya cuando se tiene más de una YO TENGO TRES. Debería dejar de escribir un poco... pero ahora no escribo los capítulos, o sea los tengo escritos, pero tengo que pasarlos a la computadora y no lo hago por que soy muy vaga. Debería escribirlos directamente en mi computadora, lo único que escribo ahora son notas..
Nota para que, porque cunado se me prende el foco se me viene una super frase y después la pongo en un capítulo.

Bueno en fin. Que la pases bien.


Rosie!...♥
Rosie M. ♥
Rosie M. ♥


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Mensaje por Kiara17 Lun 28 Ene 2013, 7:12 pm

La persona que me lo envio, está todavia asombrada delo que ocurrio, ya que ella dice que lo hizo por hacerlo y que pidio algo que creia imposible de lograr. Probemos.

* Para ti mismo di el nombre de la única persona del sexo opuesto con quien quieras estar (tres veces...)...

* Piensa en algo que quieras lograr dentro de la próxima semana y repítelo para ti mismo(a) (seis veces)...

* Piensa en algo que quieras que pase entre tú y la persona especial (que dijiste en el no. 1) y dilo a ti mismo/a (doce veces)...

* Ahora haz un último y final deseo acerca del deseo que escogiste.

* Después de leer esto tienes 1 hora para mandarlo a 15 temas y lo que pediste se te hará realidad en 1 semana.

A la mayor cantidad de gente a quien lo mandes más fuerte se hará tu deseo. Si tu escoges ignorar esta carta lo contrario del deseo te sucederá, o esto no sucederá jamás...
Kiara17
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Mensaje por Kiara17 Lun 28 Ene 2013, 7:16 pm

La persona que me lo envio, está todavia asombrada delo que ocurrio, ya que ella dice que lo hizo por hacerlo y que pidio algo que creia imposible de lograr. Probemos.

* Para ti mismo di el nombre de la única persona del sexo opuesto con quien quieras estar (tres veces...)...

* Piensa en algo que quieras lograr dentro de la próxima semana y repítelo para ti mismo(a) (seis veces)...

* Piensa en algo que quieras que pase entre tú y la persona especial (que dijiste en el no. 1) y dilo a ti mismo/a (doce veces)...

* Ahora haz un último y final deseo acerca del deseo que escogiste.

* Después de leer esto tienes 1 hora para mandarlo a 15 temas y lo que pediste se te hará realidad en 1 semana.

A la mayor cantidad de gente a quien lo mandes más fuerte se hará tu deseo. Si tu escoges ignorar esta carta lo contrario del deseo te sucederá, o esto no sucederá jamás...
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Mensaje por karla Felix Mar 29 Ene 2013, 1:06 am

-Capítulo 9-

_______ le dirigió una mirada interrogante.

—¿Qué hacemos aquí?

—Buscamos un lugar seguro en el que puedas instalarte —respondió él con tranquilidad, y se puso en marcha.

—¡Espera! —Le tironeó de la chaqueta—. ¡No puedo quedarme aquí!

Jared se detuvo y lanzó un suspiro. Sabía que aquel momento llegaría. Se armó de paciencia y la miró a los ojos. Esperaba que ella comprendiera el porqué de aquella situación.

—Es perfecto, nadie podrá imaginarse jamás que tú estás aquí; es precisamente lo que necesitamos.

_______ sabía que los argumentos que Jared le estaba dando eran válidos, pero en su cabeza no lograba concebir que él y ella pudieran llegar a convivir bajo el mismo techo; mucho menos después de lo que había sucedido en la habitación de su casa. Era simple: no podía aceptar.

—No puedo; no puedo vivir aquí contigo —dijo por fin.

—¿Por qué no? —Preguntó él mientras dejaba la maleta en el suelo—. Es un lugar que no llama mucho la atención; hay suficiente espacio para que podamos convivir sin ningún problema y, además, a Sam le encantará tener un poco de compañía femenina.

_______ frunció el ceño.

—¿Sam?

—Sí, ya lo conocerás —dijo y sonrió de oreja a oreja—. Subamos y discutamos el asunto mientras comemos algo. No sé tú, pero yo vengo hambriento.

Volvió a recoger la maleta y comenzó a caminar hacia la entrada del edificio mientras _______ continuaba de pie en el mismo lugar. Aquello no podía estar sucediendo, debía hallar una solución y marcharse cuanto antes.

—¿Piensas quedarte ahí mucho tiempo? —le preguntó él mientras entraba.

_______ se cruzo de brazos para contrarrestar la rabia que estaba sintiendo. Había aceptado ayudarle y dejar que le buscara un lugar donde quedarse por su propia seguridad, pero nunca había esperado que él la llevara a su casa. Podría haberse quedado atornillada allí hasta que el sol que caía directamente sobre su cabeza terminase por asarla y demostrarle así que no estaba de acuerdo con lo que pretendía hacer; sin embargo sospechaba que él era capaz de dejarla allí; sabía que tarde o temprano, acabaría por ceder. Comenzó a avanzar pesadamente hacia él y cuando lo alcanzó junto a la puerta Jared se mordió el labio inferior para contener la risa.

—Qué bueno que hayas comprendido lo que es mejor para ti.

Cuando _______ lo miró, sus ojos castaños despedían chispas de cólera.
—Todavía no está dicha la última palabra —respondió secamente.

Caminaron hasta un montacargas enorme que funcionaba como ascensor y él le cedió el paso. Ella entró y se recostó contra la pared en el lado opuesto a Jared. Tenía la vista clavada en el techo y evitó tener contacto visual con él en todo momento. Segundos después, el ascensor se detuvo y Jared salió primero. _______ echó un vistazo al pasillo, aquel lugar parecía demasiado solitario.

—¿Hay otros inquilinos aparte de ti y del tal Sam? —preguntó mientras caminaba detrás de él.

—Solo hay cuatro lofts en el edificio, solo tres están habitados. Te van a encantar mis vecinos. —Se detuvo y le señaló una de las dos puertas que había en aquel pasillo—. Allí viven Mónica y Jessie, con la pequeña Priscilla; en el tercer piso, viven el señor y la señora McKey y sus cinco gatos. Ya irás conociéndolos a todos.

Según sus palabras Jared esperaba realmente que aceptara quedarse en aquel lugar. Sería mejor hablar en serio con él y hacerle entender que aquello no era más que una locura.

Llegaron hasta la puerta que estaba al final del pasillo y _______ supo que, detrás, se encontraba el mundo privado de Jared Leto; un mundo al que no estaba segura de querer entrar y, mucho menos, conocer.

Jared entró y arrojó las llaves dentro de una vasija de barro que descansaba sobre una mesita de mimbre.

—Bienvenida a mi hogar. —Extendió los brazos y la invitó a pasar.

_______ se preguntó a cuántas mujeres habría llevado a aquel lugar y les habría dicho lo mismo. Con seguridad la detective Rachel Parker había tenido el honor de conocer la casa también.

_______ se sorprendió gratamente cuando puso el primer pie dentro de aquel lugar. No era una vivienda tradicional sino un enorme loft con paredes revestidas en ladrillo rústico que imitaban la fachada externa del edificio. Unas columnas de hormigón, distribuidas de forma simétrica, parecían sostener el techo. Todo estaba ubicado en un solo ambiente. El salón comedor y la cocina estaban separados de lo que, supuso sería la habitación principal, por una puerta corredera de madera. Un gran ventanal daba a una terraza completamente cubierta donde _______ distinguió unos cuantos aparatos de gimnasia.

El salón apenas estaba amueblado; había un enorme juego de sofás color azul, adornado con almohadones de gobelino, y la mesa de centro era un baúl bajo de cuero color peltre. A un costado una estantería de madera de dos puertas sostenía una enorme pantalla de televisión.

Enfrente había una mesa de billar donde las bolas de marfil estaban esparcidas sobre el paño verde y gastado, como esperando una partida pendiente. Dos de los muros estaban cubiertos por posters de viejas películas de ciencia ficción y terror.

—¿Te gusta? —Por la expresión de fascinación en el rostro de _______ sabía de antemano cuál sería su respuesta.

_______ caminó por el salón y salió a la terraza. Jared corrió detrás de ella y se dejó contagiar por su entusiasmo; parecía que no le iba a costar tanto convencerla, después de todo.

Además de los aparatos de gimnasia y las pesas, había un juego de mesa y sillas de madera y macetones de terracota con flores de diversas variedades al pie del balcón. Se dirigió hacia el mirador y a pesar de no estar a demasiada altura, la vista desde allí era maravillosa. Se podía ver el centro de Fresno y se imaginó la belleza de aquel mismo panorama en una noche de luna llena.

—¡Es maravilloso, Jared! —En ese momento, todas las excusas que había recopilado en su cabeza para negarse a su loca idea de vivir con él se disiparon ante la magnitud y belleza de aquel sitio. Era consciente de que no debía mostrarse tan entusiasmada frente a él; en especial, después de haber protestado y rechazado su propuesta. Pero debía reconocer que no le molestaría pasar unos días en aquel lugar.

—Sí, lo es —dijo él y apoyó los codos en el balcón—. No lo cambiaría ni por la casa más lujosa del mundo.

_______ distinguió algo que se movía entre las enormes hojas verdes que caían de una de las jardineras. Se inclinó y con las manos apartó el follaje para descubrir quién estaba oculto mirándola con sus enormes ojos pardos. Un labrador, con el hocico ancho y respingón, se asomó con timidez.

—Hola, encanto. —Le acarició la cabeza al perro que parecía estar complacido por sus mimos—. ¿Cómo se llama? —quiso saber.

—Te presento oficialmente a Sam, el verdadero dueño de este lugar.
_______ sonrió.

—Entonces este es el famoso Sam —comentó mientras rascaba la barbilla al labrador.

—Pues sí. Parece un chico agradable cuando acabas de conocerlo pero, créeme, puede convertirse en un verdadero fastidio —bromeó.

—Yo no lo creo. —Lo miró con suspicacia—. ¿Sabes lo que dicen, no? Los perros siempre terminan pareciéndose a sus dueños.

Jared frunció el ceño.
—Si buscabas ofenderme, lo has logrado.

_______ sonrió.

—No seas tonto. —Volvió a dirigir toda su atención a Sam, que se empeñaba en lamer la mano de _______ como si fuera un delicioso hueso.

—¡Sam, compórtate! —le advirtió Jared; alzó la mano y le apuntó con el dedo.
—Déjalo, no me molesta. —Le acarició el lomo salpicado por dos manchas marrones y Sam se arrojó al suelo.

—Lo has conquistado realmente. —Aquello no era habitual. Sam siempre había sido un tanto receloso a la hora de recibir visitas; sobre todo cuando se trataba de mujeres—. No tiende a ser tan cariñoso con los extraños; en especial, con los de tu género.

_______ intentó ignorar su comentario pero si Sam hubiese podido hablar, le habría preguntado cuántas mujeres habían pasado por allí antes que ella.

—Tengo una conexión especial con los animales. —Su voz se tornó melancólica de repente.

Jared sabía que el recuerdo de haber visto la cabeza de su gato no le sería fácil de olvidar; tal vez, Sam y sus lengüetazos lograran animarla.

—¿Te imaginarás por qué lo llamé Sam, no?

—Creo que sí. ¿Eres fanático del cine de terror?

—No, no. Clásicos de terror y ciencia ficción —la corrigió.

—Ok, no es difícil concluir que lo llamaste así debido a Sam.M Karloff.

—El gran Sam.M Karloff —la volvió a corregir—. Supongo que habrás visto algunas de sus películas.
_______ negó con la cabeza.

—Eso tiene arreglo. Tengo una colección completa de películas del género.

—Suena interesante —no supo qué más decir, pues las películas de terror no eran sus favoritas; prefería una buena comedia romántica o alguna película de época.

—No te veo muy entusiasmada con la idea. —Sus labios se curvaron en una sonrisa.

—Me encantará ver alguna de tus películas —mintió.

—No te creo, pero no importa.

Sam lentamente se fue quedando dormido mientras ella le rascaba la barriga con suaves movimientos circulares.

—Así cualquiera se relaja —dijo Jared mientras observaba cómo los delgados dedos de _______ acariciaban la barriga prominente de su perro.

—Dejémoslo que duerma, al parecer, está cansado.

—Sí, de romper todo lo que encuentra a su paso.

—Es un perro y los perros suelen hacerlo; sobre todo para llamar la atención de sus dueños —le explicó mientras bajaba la voz.

—Entonces quisiera saber cuál es su secreto para haber obtenido la tuya casi de inmediato. —Él también había bajado la voz y sonaba más grave de lo habitual. Un escalofrío bajó por la espalda de _______.

Recordó las palabras de Leslie cuando le dijo lo sensual que era su voz, y debía reconocer que su amiga tenía razón.

Jared notó que su comentario la había perturbado.

—Entremos, así conoces el resto —le sugirió.
Ella asintió y regresaron al interior.

La siguiente parada era la cocina. Era pequeña, pero con el mobiliario necesario. En el centro, había una encimera con cajones y puertas a ambos lados; dos taburetes de madera la rodeaban. De la pared colgaban tres armarios con laminado plástico blanco con detalles en caoba.

—Es sencilla, pero confortable —comentó.

—La decoré yo mismo, y no solo la cocina. —Le tomó la mano—. Ven.

Ella se dejó llevar sin oponerse. Se detuvieron frente a la puerta corredera que Jared abrió en un santiamén. Como _______ había adivinado, aquella era su habitación y él estaba invitándola a conocerla. El suelo, a diferencia del resto del lugar que era de linóleo color ocre, era de madera de navío restaurada. Un armario con espejo biselado de estilo inglés descansaba junto a otra puerta que daba al cuarto de baño. La cama estaba rodeada con un dosel de bronce que le daba un aspecto muy señorial, y una manta color índigo combinaba a la perfección con las paredes empapeladas en azul celeste; una gran butaca descansaba junto a la ventana. Le llamó la atención la miniatura de una goleta sobre la mesita de noche.

—¿Te gusta navegar?

—Mucho. —Esbozo una sonrisa—. Tengo mi propio velero —le contó.

—¿De veras?

—Sí, está anclado en la bahía de San Francisco. De vez en cuando me gusta ir hasta allí y navegar en él hasta llegar a la bahía Suisun.

—Suena relajante.

—Lo es. —Metió ambas manos en los bolsillos de sus pantalones—. Me gustaría llevarte a dar un paseo algún día.

Lo dijo sin pensarlo, sin detenerse a considerar las consecuencias de aquel ofrecimiento, solo quería que ella pudiera experimentar la misma paz que él sentía cada vez que se internaba en el océano a bordo de su barco.

_______ no dijo nada, apenas le devolvió la sonrisa. La idea de salir a navegar con él sonaba excitante pero no estaba dispuesta a enfrentar el peligro que representaría estar a solas con él en alta mar.

_______ echó un nuevo vistazo a la cama. Al parecer era la única en el lugar y no entendía cómo él pretendía que ella durmiera allí. Era su habitación, su cama, su espacio, y ella no quería invadir su intimidad.

—Supongo que dormiré en el sofá del salón —afirmó.

—Supones mal, _______. Como un caballero que soy no puedo permitir que una dama duerma allí.
Dormirás en mi cama, yo usaré el sofá.

—Jared, no tienes por qué hacer eso; puedo perfectamente dormir en el salón.

—Si quieres compartir el sofá conmigo, no voy a poner ninguna objeción; pero creo que estaríamos más cómodos si tú duermes aquí. —Mantuvo una expresión grave pero había una chispa de risa en sus ojos.

_______ se sonrojó e intentó fruncir el ceño, sin embargo, una sonrisa, al fin, se abrió paso en sus labios.

—Creo que tienes razón pero todavía estas a tiempo de arrepentirte.

—Buscaré tu maleta para que acomodes tus cosas.

Cuando salió aprovechó para echar un vistazo al cuarto de baño.
Las paredes estaban completamente cubiertas de azulejos blancos estampados con motivos marinos. El conjunto de sanitarios eran de una tonalidad azulada, al igual que la bañera que yacía recostada en un rincón, rodeada por una cortina de plástico. Salió cuando escuchó a Jared entrar en la habitación.

—Aquí tienes. —Colocó la maleta sobre la cama.

—Gracias.

—Acabo de pedir una pizza —le avisó—. Supongo que debes estar hambrienta.

Comer ocupaba en ese instante el último lugar en su lista de prioridades a pesar de no haber probado bocado en lo que iba de día. Lo que más deseaba era darse un baño y relajarse un buen rato.

—En realidad no tengo hambre. —Se puso la mano en el vientre—. Tengo el estómago cerrado.

—Son los nervios, la tensión por la que has tenido que pasar.

Asintió; tenía razón en lo que decía aunque sabía muy bien que se debía a algo más, y ese algo tenía que ver precisamente con él.

—Me gustaría darme un baño y recostarme un rato —dijo ella mientras esperaba a que saliera de la habitación y la dejara sola.

—Por supuesto —respondió él sin moverse.

_______ se cruzó de brazos.
—¿No deberías esperar al repartidor de pizzas en otro sitio?

Jared la miraba fijamente, el color de sus ojos se había vuelto más intenso. _______ sintió que la garganta se le secaba.

—¿Podrías salir, por favor?

—Claro, por supuesto. Lo siento. —Estaba actuando como un tonto—. Siéntete como en tu casa, te guardaré un par de porciones —le dijo y cerró la puerta corredera tras él.

Ya sola, _______ se dejó caer sobre la cama y suspiró. Pasó las manos por la manta, se sentía suave al tacto como si fuera de terciopelo. Cerró los ojos en un intento por calmarse un poco. ¿Qué estaba haciendo allí, en la habitación de aquel hombre y recostada en su cama? Levantó los párpados y observó los cuatro delgados postes de bronce que se erguían alrededor del lecho. Le parecía estar en otra época, en un palacio señorial, y aquella cama perfectamente podría pertenecer a algún rey europeo. Se rió de sus propios pensamientos y de lo soñadora que solía ser a veces. Se levantó de un salto y preparó la bañera, regresó a la habitación y comenzó a quitarse la ropa, no sin antes cerciorarse de que Jared hubiera cerrado bien la puerta antes de irse. Buscó algo de ropa dentro de la maleta y volvió a meterse en el cuarto de baño.

Mientras tanto, en la cocina, Jared se estaba comiendo una porción de pizza de pepperoni acompañado por Sam. Habría preferido compartir aquel almuerzo improvisado con _______ pero comprendía que lo que más necesitaba ella era descansar. La imagen de _______ durmiendo en su cama lo estremeció.

No sabía cómo haría para ignorar lo que ella despertaba en él al tenerla tan peligrosamente cerca, pero tenía bien claro en su cabeza que no podía involucrarse con esa muchacha. Debía mantener su objetividad y pensar en ella solo como testigo potencial del caso en el que estaba trabajando y que debía resolver por el bien de tanta gente. Le dio un pedazo de pizza a Sam y guardó el resto en el horno porque, con seguridad, _______ se despertaría con hambre luego.

Tenía que volver a la comisaría, no había hablado con Rachel después de la discusión y quería ponerse al tanto de los resultados de las investigaciones en casa de _______.

Fue hasta la sala y buscó la chaqueta. La puerta de su habitación estaba como él la había dejado. No supo por qué, pero camino hasta ella y apoyó la cabeza contra la madera. No se escuchaba nada, con seguridad, ya estaría dormida. Apretó la manilla. Lo que estaba a punto de hacer no era lo más prudente, pero necesitaba verla antes de marcharse. Corrió con cuidado la puerta y la observó desde allí. Dormía tranquilamente, su rostro se veía apacible y su cabello caía sobre la almohada. Se había cubierto solo con las sábanas y la manta estaba a los pies de la cama. La blusa de manga corta que llevaba dejaba sus brazos desnudos, uno descansaba encima de la almohada, mientras que el otro caía sobre su vientre. Se quedó observando el movimiento de su pecho, que subía y bajaba al ritmo de su respiración. De pronto, _______ se movió inquieta y entonces Jared se percató de lo que estaba haciendo y cerró la puerta sin hacer el menor ruido. Caminó a toda prisa hacia la cocina, buscó un lápiz y un papel para dejarle una nota; la dejó sobre la mesa y salió.

En el pasillo, se cruzó con Mónica y Jessie Barton.

—Hola, Jared. ¿Cómo estás? —saludó el joven matrimonio.

—Estoy bien. Disculpenme, pero llevo prisa. —La puerta del montacargas se abrió—. Denle un beso a la pequeña Priscilla de mi parte.

—Lo haremos —respondió Jessie—. ¿Por qué no vienes a cenar esta noche?

—Se los agradezco, pero no puedo. —Les dedicó una sonrisa amable.

—No deberías trabajar tanto —dijo Mónica con el ceño fruncido.

—Ya me conoces, Mónica —respondió Jares y se encogió de hombros mientras la puerta del montacargas se cerraba.

Unos extraños arañazos en la puerta la despertaron. Por un momento no recordó dónde se encontraba y se asustó. Luego, cuando reconoció la habitación, comenzó a calmarse.

Apretó el rostro contra la almohada. Aún conservaba el perfume de Jared; ni siquiera el perfume de gardenias que ella usaba había disipado el fuerte aroma de su loción masculina. Se incorporó y observó la hora. Su reloj de pulsera le indicó que eran ya las tres de la tarde y por lo tanto había dormido más de dos horas. Miró hacia la puerta cerrada, parecía que alguien quería derribarla. Volvió a alarmarse, pero cuando escuchó los gimoteos de Sam del otro lado se levantó de inmediato y fue en su busca.

Apenas abrió la puerta, el perro se abalanzó sobre ella buscando sus manos.

—Hola, Sam. —Le apretó los mofletes y a él pareció no molestarle en absoluto—. Es bueno verte.

Luego, el labrador corrió y se metió debajo de la cama. Lo escuchó revolcarse sobre el suelo de madera.

—¿Qué haces ahí?

_______ se arrodilló y se agachó para poder ver mejor. Sam estaba mordiendo una vieja toalla hecha jirones.

—¡Eres un chico malo, Sam! —lo reprendió mientras movía la mano.

Sam dejó de morder y la miró con sus expresivos ojos pardos. Parecía que no era la primera vez que escuchaba aquellas palabras.

Se arrastró hacia ella y dejó los jirones a un lado.
—No debería hacerte mimos —le dijo con una seriedad que se esfumó cuando él comenzó a lamerle el rostro.

—¡Para! —La lengua húmeda le hacía cosquillas—. ¡Que te quedes quieto, Sam! ¡Esto no es gracioso!

No tuvo más remedio que tirarse al suelo y jugar un rato con la mascota. Cuando él, finalmente, desistió de ella y regresó bajo la cama, _______ notó que había algo además de la toalla hecha jirones, allí debajo.

—¿Qué tienes ahí?

Estiró el brazo, y su mano rozó una delicada tela, seda o algo parecido. Por fin, logró sacarla y descubrir de qué se trataba.

—¡Vaya, vaya! —Lo que _______ había hallado era un sujetador de seda color negro y adornado con encaje. Estaba sucio, pero seguía casi intacto. Con la prenda en la mano no supo qué hacer.

Seguramente, alguna de las amantes de Jared lo había olvidado allí. Pensó que, tal vez, pertenecía a su compañera. Podía imaginarse el motivo de la discusión que habían tenido Jared y la detective Parker aquella mañana. Lo más probable era que él le hubiese comunicado sus intenciones de llevarla a su loft, y, por supuesto, eso había enfurecido a la detective.

Se puso de pie, se dirigió al cuarto de baño y arrojó el sujetador en la cesta de la ropa. No era asunto suyo; sin embargo, le molestaba haberlo encontrado debajo de la cama de Jared. ¿Cómo haría él para llevar a alguna mujer con ella allí? Tal vez su vida amorosa se vería reducida por su culpa. No lo lamentaba; después de todo la idea de ofrecerle su casa había sido de él.

Regresó a la habitación pero ya no había señales de Sam. Sacó algo de ropa de la maleta y se decidió por unos vaqueros sencillos y una blusa. Se había despertado hambrienta y los ruidos en su estómago solo podrían aplacarse con algo de comida. Se recogió el cabello y abandonó la habitación.

El lugar estaba en completo silencio y Jared no estaba por ningún lado. Debía de haberse marchado mientras ella dormía. Echó un vistazo a la terraza y descubrió a Sam jugando con un hueso de goma encima de una de las banquetas que acompañaban a los complementos de gimnasia.

Entró en la cocina y vio la nota de inmediato. La sacó y la leyó.

«_______, te he dejado pizza en el horno. Dispón de todo como si fuera tuyo. Regreso más tarde, Jared.»

_______ hizo una bola con el papel y la tiró en al cesto de la basura.

Abrió el horno y sacó la caja de pizza. La colocó sobre la encimera que servía también de mesa y prefirió servirse un refresco antes que abrir una de las latas de cerveza que había visto. Se llevó un pedazo de pizza a la boca. Estaba fría pero no le importó. Encendió la radio y buscó la emisora de música más popular de Fresno, era la que siempre escuchaba. La melodía de una canción bastante melosa resonó en la cocina; al menos la música le haría compañía. La locutora de turno, de voz estridente, dio unos cuantos comerciales y luego dio paso al conductor de aquel programa vespertino.

Se llamaba Bob y se notaba que sabía hacer bien su trabajo. Los oyentes comenzaron a llamar a la estación para pedir sus temas preferidos. _______ canturreo las canciones que conocía y Sam regresó, curioso, a la cocina. _______ le dio otro pedazo de pizza y terminó de beberse su refresco mientras se balanceaba al ritmo de una canción que hablaba del amor no correspondido. El tema terminó y el locutor anunció que tenían una dedicatoria muy especial.

—Nos ha llamado un caballero que prefiere quedarse en el anonimato y mantener así el misterio, para dedicar una canción a una dama muy especial. Me pidió recitar una parte de la letra del tema que escucharemos a continuación. Dice así: «Te enviaré nomeolvides para ayudarte a recordar.» La canción es del año 1982; se titula Recuérdame y la intérprete es Patrice Rushen. _____(d), quien quiera que seas, tú eres la afortunada, y este tema va dedicado a ti.

_______ se quedó quieta, casi sin atreverse a respirar. Sintió una punzada de dolor aguda en la cabeza. Esa misma canción ya la había oído antes. Le era extrañamente familiar. El dolor de cabeza se hizo más persistente y tuvo que sentarse en uno de los taburetes para no caerse. Poco a poco la melodía se fue acabando y con ella cada nota que parecía perforar su cerebro. Sin embargo, la sensación que le había provocado se negaba a abandonarla…


Iba a subir dos capitulos hoy pero mañana en la mañana subo el otro:) Buenas noches:*
karla Felix
karla Felix


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Mensaje por Rosie M. ♥ Mar 29 Ene 2013, 5:58 pm

AJSDKAJDSLAKSDJ AME EL CAP KARLA ... pobre rayita, siempre le pasan cosas. Bueno ahora no tengo tiempo para contestarte bien, pero solo quiero que sepas que soy tu fiel lectora.
Espero el siguiente capítulo ansiosa.

Rosie!...♥
Rosie M. ♥
Rosie M. ♥


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"No me olvides" (Jared Leto y Tu) - Página 3 Empty Re: "No me olvides" (Jared Leto y Tu)

Mensaje por karla Felix Miér 30 Ene 2013, 12:03 am

-Capitulo 10-

Entró a su oficina y, por primera vez, se alegró de que su compañera no estuviera allí. No estaba con ánimo de soportar sus sermones de nuevo. Se quitó la chaqueta y encendió su portátil. Debía ponerse a revisar el caso una vez más y ver si no había pasado por alto alguna cosa.
La puerta se abrió y Rachel entró caminando enérgicamente. Pasó por su escritorio sin dirigirle la mirada y se sentó detrás del suyo. La observó de reojo mientras buscaba un bolígrafo en el portalápices de cerámica que decoraba su mesa desde el primer día que había llegado desde Fremont. Seguía molesta y no lo adivinó solo por no haberlo saludado al llegar, sino porque reconocía la expresión en su rostro cuando algo le disgustaba. Sus ojos se tornaban un poco más oscuros y la comisura de sus labios adquiría cierta rigidez. Le habría gustado darle un espejo para que se viera en aquel instante. Poco quedaba de la sensual detective Rachel Parker.
Aquello no podía continuar así: él, concentrado en la pantalla, y ella, fingiendo que leía unos informes importantes.
—Hace más de diez minutos que lees el mismo papel —comentó él sin mirarla.
Rachel no le dijo nada, solo dio vueltas a las hojas y fingió seguir leyendo.
—Parecemos dos chiquillos, Parker. —Despegó los ojos de la pantalla del portátil y la observó—. No podemos comportarnos como tales. Hablemos.
Ella le devolvió la mirada pero seguía tan fría como antes.
—Si quieres hablar del caso, adelante. No suelo mezclar los asuntos personales con el trabajo —enfatizó, con una sonrisa irónica.
—Yo tampoco lo hago —replicó y se recostó en su silla—. _______ es la principal testigo que tenemos, lo único que he hecho es ofrecerle protección. Ambos sabemos que su vida corre peligro.
—Lo sé perfectamente, Leto. Pero sigo creyendo que llevarla a vivir contigo no es lo más sensato. —Se cruzó de brazos por encima del escritorio y lo miró directamente a los ojos—. ¿Sabes lo que sucedería si nuestros superiores se enteran? Te quitarían el caso. ¡Estás arriesgando todo por una simple necesidad básica que tus pantalones no pueden contener! —No había querido decir aquello pero alguien tenía que hacerle entrar en razón.

—Nunca antes me habías hablado de esa manera, Parker.
—Nunca antes habías sido tan inconsciente. Puedes quedar fuera del caso —le recordó.
—No hay por qué alarmar a todo el mundo, nadie tiene por qué enterarse —comentó con tranquilidad. No quería perder los estribos, menos, cuando estaba a punto de vencer la resistencia de su compañera.
—¿Pretendes, además, que me convierta en tu cómplice y que arriesgue mi propio trabajo? —No podía creer que él le estuviera pidiendo aquello. ¿Hasta dónde llegaba su obsesión por aquella mujer?
Jared se levantó de su silla y se acercó a ella.
—Solo te pido que me comprendas y que, por una vez, olvides el protocolo. —Se sentó sobre el escritorio de su compañera—. Sabes que te necesito.
Rachel agachó la mirada y suspiró resignada.
—Está bien, no voy a decir nada. —Levantó la mano antes de que él hablara—. Pero debes prometerme una cosa primero.
No le gustaba hacer promesas sin saber primero en qué consistían.
—¿De qué se trata? —preguntó mientras fruncía el ceño.
—No te involucres sentimentalmente con _______ Carmichael. —Apoyó su mano en la de él—. Eso solo te llevaría a cometer errores. No lo arruines, Jared, no vale la pena.
Jared quería hacerle esa promesa y asegurarle que la cumpliría, pero sabía que era imposible.
—Me pides demasiado, Parker.
—Al menos, inténtalo, Leto. No solo por el caso, sino por ti y también por ella.
—¿A qué te refieres?
—_______ confía en ti; no es secreto para nadie que se siente segura a tu lado. —Recordó el momento cuando había ido a buscarlo tras descubrir que su secuestrador había estado en su casa—. Está demasiado vulnerable. Puede terminar por confundir las cosas y buscar algo más que tu protección, Jared.
Jared asintió. Rachel tenía razón y él lo entendía, pero también sabía que lo que le estaba pidiendo iba más allá de toda lógica y de toda razón. Podía ordenarle a su cabeza que hiciera hasta lo imposible para dejar de pensar en _______ cómo una mujer a la que deseaba con locura, pero era inútil cuando su corazón y cada poro de su piel le pedían a gritos lo contrario.

_______ trató de calmarse e hizo uso de una técnica de respiración que le había enseñado Leslie hacía un par de meses. Pero después de unos minutos se dio cuenta de que era inútil.
Había apagado la radio y estaba en el salón, recostada en el sofá. Sabía que no tenía nada que temer en aquel lugar; el loft de Jared se había convertido en una fortaleza para ella y él no la encontraría allí.

Se masajeó las sienes con los pulgares y el dolor de cabeza, poco a poco, comenzó a disminuir. Cada vez que le sucedía aquello era porque un recuerdo se empeñaba en aflorar a la luz, pero muy pocas veces lograba rescatar algo de verdad importante. Todo parecía desvanecerse cuando se esforzaba más por recordar. La melodía le era claramente familiar y la dedicatoria estaba sin duda dirigida a ella; sin embargo, y por más que lo intentara, no conseguía descubrir lo que significaba aquella canción en realidad. Su mente era una nebulosa gris donde, de vez en cuando, un rayo de luz lograba traspasar la oscuridad pero se desvanecía antes de que pudiera retenerlo en su memoria.
Se recostó en el sofá, se colocó en posición fetal y cerró los ojos. Intentó concentrarse pero fue en vano; los recuerdos venían y se iban con voluntad propia. Eran imprevisibles y se disparaban erráticamente; la tomaban por sorpresa y la dejaban débil y más confundida aún. Al final, su cuerpo y su mente fatigados sucumbieron al agotamiento y cayó en un tranquilo sopor.

—¿Crees que _______ lo habrá escuchado? —preguntó Rachel sentada en el asiento del acompañante del Mustang de Jared.
—No lo sé, pero está sola y tengo miedo de que algo le suceda.
Rachel percibió su preocupación y supo que no solo era porque estuviera bajo su cuidado. Nunca antes lo había visto actuar de aquella manera, hasta el punto, incluso, de arriesgar su propio empleo por una mujer.
—Quiere acercarse a ella y no se cansa de hacérselo saber. —Abrió la ventanilla del automóvil y sonrió complacida cuando la brisa fresca comenzó a jugar con su cabello—. Las muertes, el mensaje en la última víctima, las flores en su almohada y ahora le dedica una canción en la radio. Si no fuera por los crímenes y el mensaje en el cuerpo de Tessa Hodgins diría que se trata solamente de un hombre enamorado.
—Por más sádico que parezca, lo está, Rachel. —Hasta a él se le heló la sangre al decir aquello—. En su fantasía _______ lo ama tanto como él a ella y no concibe la vida de otro modo.
—Entiendo —meditó un segundo—, ¿por qué esperaría cuatro años para volver por ella?
A Jared también se le había pasado por la cabeza aquella pregunta cientos de veces.
—No lo sé. Tal vez durante todo ese tiempo no ha logrado dar con ella. _______ se cambió el apellido y abandonó casi todos los vínculos que la unían a la época de su secuestro.
Solo su hermano y su amiga han seguido formando parte de su vida después de eso.
—Sí, pero igual siento que hay algo que no encaja en todo este asunto. ¿Qué ha sucedido con él en esos cuatro años? ¿Dónde ha estado? ¿Qué ha hecho?
—Demasiadas preguntas y ninguna respuesta, Parker.
—Lo sé, lo sé —mascullo entre dientes. Odiaba encontrarse frente a un enigma que no podía resolver—. ¿Y si ha estado preso o internado en algún hospital psiquiátrico? —sugirió de repente.

Jared sabía que aquella no era una idea del todo descabellada.
—Podríamos revisar los registros y ver qué hallamos —sugirió ella.
—Rachel, sería como buscar una aguja en un pajar. No sabemos nada del sujeto, ninguna pista que al menos nos permita cotejar datos —le respondió antes de que se entusiasmara demasiado.
—Es realmente complicado este caso; creo que si no comete un error, nunca lo atraparemos. Es demasiado organizado y perfecto para mi gusto.
—No existe el crimen perfecto, Rachel. Lo atraparemos, te lo aseguro.
Ella asintió y recostó la cabeza en el asiento.
Minutos después ambos llegaron a la casa de Jared. Cuando entraron encontraron a _______ durmiendo en el sofá con Sam tendido a sus pies.
—¡Qué imagen tan adorable! —susurró Rachel.
Jared hizo caso omiso al comentario burlón que había hecho su compañera y observó el cuadro que tenía enfrente. Tuvo que reconocer que le gustaba la sensación provocada por aquella imagen.
—Dejemos que duerman. —Sujetó a Rachel del brazo y la arrastró hasta la cocina—. ¿Quieres una cerveza?
Rachel asintió. Echó un vistazo a la radio y miró a Jared. Él la encendió y descubrió que estaba sintonizada en la estación que había pasado aquel mensaje, pero no le extrañó porque él mismo escuchaba esa emisora de vez en cuando.
—¿Te han dicho cuándo nos entregarán la grabación con la llamada?
—Mañana mismo. El operador ha sido muy amable con nosotros —comentó Rachel distraída.
Jared sonrió al recordar la cara del pobre hombre embobado con su compañera y con el escote en su camisa.
—Ha sido más amable contigo y no lo culpo. —Le guiñó el ojo.
Rachel se sonrojó.
—Hagamos un brindis. —Extendió el brazo con la lata de cerveza fría en su mano—. Brindo por la amistad y por este trabajo que, aunque muchas veces apesta, no sabríamos vivir sin él.

Jared sonrió y ambos chocaron las latas haciendo que un poco de espuma se volcara encima de su camisa.
—Lo siento, Leto —dijo Rachel y reprimió una risita—. Será mejor que repare de inmediato este desastre. ¿Dónde tienes un paño?
—Allí, en el primer cajón.
Rachel sacó un paño de la encimera y lo mojó con agua.
—Déjame ver qué puedo hacer.
—No hace falta, Rachel. En serio, no te preocupes.
—Tú, déjame a mí —le indicó.
Pasó el paño húmedo sobre la mancha pero solo logró que se hiciera más grande.
—No resulta, Jared.
—Parece que no —respondió él y levantó la vista. Fue entonces cuando vio a _______ parada junto a la puerta con los brazos cruzados. No supo con exactitud cuánto tiempo llevaba allí, pero la expresión en su rostro le indicó que estaba un poco molesta.
—_______, te has despertado. —Apartó, nervioso, la mano de Rachel que aún seguía sobre su pecho y volcó toda su atención en ella.
—He escuchado murmullos y risas en la cocina —explicó mientras miraba de soslayo a Rachel.
—Lamentamos haberte despertado—dijo Rachel.
—No te preocupes —respondió con indiferencia. Se sintió una tonta por haber aparecido justo cuando parecían estar compartiendo un momento de intimidad. Más que nunca estaba convencida de que había algo más que una relación profesional entre ellos. No estaba segura de si soportaría que Jared la trajera a su loft, mientras ella estuviera allí.
—Nos han avisado de que habían dejado otro mensaje para ti, una dedicatoria a través de la KFCF; no sabíamos si lo habías escuchado o no y hemos querido venir a ver que estabas bien.
_______ se sentó en el taburete.
—Sí, lo he oído —dijo y entrelazó los dedos de la mano—. La canción que me ha dedicado…
—¿Qué pasa con ella? —Jared se sentó a su lado en el otro taburete.
—La he escuchado antes; de algún modo, me resulta familiar.
—¿Recordabas la canción? —Los ojos Azules de Jared se iluminaron.
—No exactamente. Sé que esta tarde no ha sido la primera vez que la he oído, pero no puedo recordar de dónde la conozco —explicó desanimada.
—Esa canción debe tener algún significado para él y también cree que significa lo mismo para ti.
—Me he esforzado por recordar más pero el dolor de cabeza es tan intenso que termino extenuada.

—¿Estás bien ahora? ¿No quieres que vayamos a ver a un doctor?
_______ esbozó una sonrisa cargada de amargura.
—No es necesario, Jared. La cabeza ya no me duele. Además, los médicos ya me han dicho que es normal.
—Tal vez estás comenzando a recordar.
—No te hagas ilusiones —le aconsejó. Después de cuatro años ella ya se había resignado a no saber lo que le había sucedido durante los tres meses que había estado secuestrada.
—Sigue su consejo, Jared —intervino Rachel—. No es bueno crear falsas expectativas.
Jared le lanzó una mirada fulminante. Detestaba cuando su compañera le hablaba con un doble sentido.
—Mañana mismo me pondré en marcha para encontrar al mejor especialista en hipnosis.
_______ asintió, aunque no le dijo que estaba asustada. No quería mostrarse temerosa delante de él una vez más.
—Bueno, será mejor que me vaya —dijo Rachel con una amplia sonrisa—. Mi hermana me espera para cenar.
—Te acompaño.
_______ los observó con atención desde la cocina. Rachel le estaba diciendo algo a Jared mientras él le sonreía. Luego ella le guiñó el ojo y antes de salir recibió una palmadita en el hombro de parte de él. Cuando él la miró ella apartó la vista de inmediato.
—¿Tienes hambre? —preguntó él, ya en la cocina.
—No, he perdido el apetito. —Se bajó del taburete y se dispuso a salir de aquel lugar donde se sentía por completo invadida por su presencia.
—¿Sucede algo? —La sujetó del brazo y le impidió el paso.
—No, pero me he comido dos porciones de pizza por la tarde y ahora no tengo hambre.
—¿Estás segura de que es solo eso? —Había un ligero desafío en el tono de su voz.
—Sí, segura. Prefiero irme a dormir, si no te importa —le dijo y lanzó una fugaz mirada a su mano que aún rodeaba su brazo.
—En absoluto. —La soltó—. Que duermas bien.
Antes de marcharse necesitaba decirle algo.
—Quería hablar contigo de un asunto.
—Te escucho. —Se cruzó de brazos y la tela de su camisa se tensó sobre los músculos de su pecho.
_______ alzó la mirada y se enfrentó a la intensidad de sus ojos Azules que aquella noche se habían oscurecido más.
—Se trata de mi trabajo. Estoy en medio de un proyecto importante, que dirijo y…
—¿De qué se trata? —la interrumpió para saber más.
—El lanzamiento de una colección de libros de arte a nivel internacional —le informó—. Jennie me confió este proyecto a mí y debo entregarme a él en cuerpo y alma. No puedo abandonar mi trabajo.
—Nunca te pediría que lo hicieras.
—Perfecto, entonces mañana iré a la editorial como todos los días —dijo satisfecha.
—Tampoco he dicho eso.
—¿Qué quieres decir?
—Puedes ir mañana a la editorial, pero le explicaras a tu jefa que las cosas no serán como antes.
—¿Qué demonios tratas de decirme?
—No podrás ir a la editorial todos los días como hacías antes. Eso sería un riesgo innecesario.
—¡Pero es mi trabajo! ¡No me lo puedes impedir! —Intentó controlar las lágrimas de impotencia.
—Habla con ella y, tal vez, podáis llegar a una solución que te convenga a las dos. —Hizo una pausa—. Es por tu propia seguridad, _______. Yo no puedo estar contigo las veinticuatro horas del día.
—¡Nunca te lo he pedido! —le espetó furiosa.
—Mañana te acompañare y si quieres, yo mismo puedo hablar con tu jefa y explicárselo.
_______ lo interrumpió.
—No, no hace falta. Yo puedo explicarle como están las cosas.
—Como quieras, pero sí te llevare hasta allí.
Asintió, le lanzo una última mirada y salió, casi corriendo, de la cocina para encerrarse en la habitación.

A la mañana siguiente, tal y como Jared le había dicho, él mismo se encargaría de llevarla a Sunrise Press.
_______ se despertó cerca de las ocho y tras darse un baño y vestirse con una falda azul oscuro y una camisa a tono, salió de la habitación. Llevaba aún el cabello suelto y cuando Jared la vio pensó que sin duda era una mujer hermosísima, simple y naturalmente bella. No necesitaba ni siquiera maquillarse; su rostro aniñado y fresco resaltaba por sí mismo.
_______ se detuvo en seco cuando lo vio salir de la cocina, llevaba puesto solo los pantalones de su pijama y su torso estaba desnudo.
No era la primera vez que veía a un hombre semidesnudo pero no pudo evitar sentirse turbada frente a él. Sus ojos se sintieron atraídos por el magnetismo animal que despedía Jared. Contempló sus hombros anchos, el pecho bien formado cubierto con un poco de vello oscuro que bajaba por su estómago, plano y firme, y terminaba perdiéndose bajo la tela de su pijama. Alzó la vista y sin poder evitarlo los colores se le subieron a la cara cuando se enfrentó a su mirada. Algo en sus ojos había cambiado, había deseo en ellos y _______ sintió la misma sacudida que provocaba un choque eléctrico.

—Buenos días.
Su voz sonaba más ronca de lo habitual y aquellas dos palabras solo lograron agitarla aun más. Era un simple saludo de buenos días pero a _______ le pareció que le estaba pidiendo que hicieran el amor allí mismo.
—Bu… buenos días. —_______ se interrumpió y tragó saliva.
—Tienes el desayuno listo; yo, mientras tanto, me daré una ducha —le indicó con una sonrisa.
_______ asintió y desvió la mirada. Lograba estremecerla con solo sonreírle y aquello ya no era normal.
Sola en la cocina tomó una taza de café y se comió una tostada. Luego, salió a la terraza y encontró a Sam, que aún descansaba en su posición favorita, las patas delanteras a ambos lados de la cabeza y los mofletes pegados al suelo.
Cuando Jared salió de la habitación la buscó en la cocina pero no la halló. Fue hasta la sala y entonces la vio en la terraza apoyada sobre el balcón. Se quedó un momento contemplándola antes de anunciarle su presencia.
Le estaba dando la espalda y su mirada bajó hasta la falda estrecha que se ceñía a sus caderas y terminaba por encima de sus rodillas. Su larga melena castaña caía libremente sobre la espalda y el sol le daba algunos matices dorados. Ella volvió el rostro y los rayos de sol iluminaron su perfil casi perfecto. Unas pestañas largas y espesas, una nariz redondeada y aquellos labios carnosos que, cada vez que la tenía cerca, solo deseaba besar.
_______ se dio la vuelta y entonces lo vio. Sabía que él estaba allí, había sentido su presencia aún sin verlo y cuando lo vio avanzar hacia ella tuvo que sostenerse con fuerza del balcón para controlar el temblor que le recorría el cuerpo. Era demasiado apuesto y su sola presencia atentaba contra ella y su fuerza de voluntad. Le dedicó una fugaz mirada. Se había puesto unos vaqueros azules que resaltaban los músculos de sus piernas y una camisa blanca tan estrecha que _______ percibió la firmeza de su pecho debajo de ella. Él se acerco más y antes de que pudiera decir o hacer algo ella intervino.
—Si no nos damos prisa, llegaremos tarde.
Pasó a su lado y lo dejó solo en medio de la terraza. Jared no tuvo más remedio que correr detrás de ella para alcanzarla.
—Necesito volver a mi rutina, recuperar mi vida —le dijo ella, de repente, mientras iban de camino a la editorial.
—Te escucho —le respondió con atención.
—Lo de mi trabajo, ya te lo expliqué; hablaré con Jennie y ella sabrá qué hacer al respecto. Pero hay otras cosas —hizo una pausa—. Mis pinturas, extraño pasar las horas encerrada en mi taller, tal vez no lo entiendas, pero para mí significan mucho.
—Comprendo.
—Hay algo más. Estoy acostumbrada a salir a correr todas las mañanas. Ya hace tres días que no lo hago y mi cuerpo me lo está pidiendo.
Jared la miró; debían existir muchas otras cosas que su cuerpo le pedía y que ella le negaba.
_______ se movió inquieta y creyó que el bolso que sostenía en la mano se le caería al suelo.
—¿En qué piensas? —Se arrepintió enseguida de haberle hecho esa pregunta al descubrir la manera en que él la estaba mirando.
—Veamos; para lo del taller, creo tener la solución perfecta. Solo déjame arreglar algunos asuntos y haré todo lo posible para que puedas recuperarlo.
—Gracias. —Un destello de alegría encendió sus ojos castaños.
—Con respecto a lo otro, no puedo obligarte a que no lo hagas, pero tienes un gimnasio a tu entera disposición en la terraza.
—Pero me gusta correr, sentir la brisa que golpea contra mi rostro.
—No puedes salir sola todas las mañanas, es peligroso y lo sabes —la interrumpió.
_______ estuvo a punto de protestar.
—¡Está bien, está bien! Veo que es importante para ti. —Sonrió de oreja a oreja—. Yo mismo te acompañaré, pero, cuando no pueda hacerlo, no saldrás tú sola, ¿de acuerdo?
_______ ni siquiera dudó un instante en aceptar su propuesta. Volvería a salir y a respirar la libertad que sentía que le estaban quitando al menos un rato cada mañana.
—Empezaremos mañana.
—¡Genial! —_______ le indicó que faltaban tres calles para llegar a la editorial y cuando por fin el Mustang se detuvo frente al edificio lo miró y le dijo:
—Jared, prefiero que me esperes aquí. No es necesario que subas conmigo —dijo mientras apretaba su pequeño bolso sobre su regazo.
Jared supo que aquellas palabras en realidad tenían un significado diferente. No quiero que subas conmigo, no quiero que nos vean juntos, no quiero que nadie me acose a preguntas.
Él aceptó de mala gana y la observó mientras entraba al edificio en el que se encontraba la editorial. Tal vez _______ no quería que alguien en especial la viera llegar acompañada de él. No conocía nada de su vida privada, solo lo que había leído en los expedientes. _______ y su hermano habían perdido a sus padres a una temprana edad y desde entonces Kevin, como su hermano mayor, se había hecho cargo de ella. Había tenido un novio y había roto con él antes de su secuestro. Además de eso, la vida privada e íntima de _______ Carmichael era un completo misterio para él. Nunca le había mencionado nada de ningún novio, pero no tenía por qué haberlo hecho, no era nadie en su vida como para tener que estar hablando de aquellos asuntos personales.
¿Y si, en efecto, estaba saliendo con alguien? Lo dudaba, nunca había visto a otro hombre cerca de ella, además de su hermano. Si tuviera algún novio escondido por ahí, _______ lo habría llamado cuando más lo necesitaba. Y él lo sabría. Además, si lo tuviera ya habría aparecido en su casa para llevársela de allí; ningún hombre en su sano juicio permitiría que su novia viviese con otro hombre bajo las circunstancias que fueran.
Apretó los dedos alrededor del volante. _______ no podía estar saliendo con alguien, simplemente, porque no podía concebir la idea de que otro hombre estuviera cerca de ella.
Jennie la recibió en su oficina de inmediato.
—_______, nos tenías alarmados. Te esperábamos ayer —dijo Jennie y la invitó a sentarse.
_______ se tranquilizó al percibir preocupación y no reproche en el tono de su voz.
—Lo siento, Jennie; habría querido llamarte, pero han pasado algunas cosas y…
—¿Qué ha sucedido? —preguntó inquieta; la expresión en el rostro de _______ no le agradaba.
_______ le relató todo lo sucedido lo mejor que pudo, no le ocultaría nada. Nunca lo había hecho y no iba a empezar en ese momento aunque su sinceridad tal vez le costara su empleo.
—Jennie, si quieres sacarme del proyecto y contratar a alguien más…
Jennie apretó la mano de _______.
—Jamás se me cruzaría por la cabeza hacer algo así —le aseguró._______ sonrió aliviada.
—Te elegí a ti y serás tú la que lleve este proyecto hasta el final.
—Pero no sé si podré venir todos los días hasta aquí y continuar con mi rutina de trabajo habitual, no hasta que lo atrapen.
—Lo entiendo.
—Mi «carcelero» no me lo permitiría —comento para poner un poco de humor a aquella situación tan angustiosa.
—Solo quiere protegerte y me alegro de que lo haga. —Jennie frunció el ceño—. ¡Todavía tengo la piel de gallina debido a lo que me has contado! ¿Cómo es posible que ese loco haya logrado llegar hasta tu habitación?
_______ negó con la cabeza.
—No lo sé, Jennie.
—Al menos ahora ya no estás en esa casa y alguien cuida de ti. —Le sonrió.
—Sé que debería sentirme agradecida pero me cuesta aceptar la realidad que me toca vivir. —Lanzó un suspiro—. Me siento protegida y cuidada pero no puedo evitar sentirme prisionera de ese hombre. Ese hombre que no puedo recordar y que sabe cosas de mi vida que yo ignoro.
—¿Qué tal esta tu «carcelero privado»? —pregunto y cambió de tema.
—Se llama Jared Leto, es detective de la División de Crímenes Violentos y trabaja en el caso del Asesino de las Flores, que no es otro que el hombre que me secuestró hace cuatro años.
—Bien. —Jennie notó algo de nerviosismo en ella—. Ya me has dado los datos de su currículum vitae, ahora dime lo más importante.
_______ se enderezó en la silla y jugó con una arruga de su falda.
—No te hagas la desentendida, _______. Sabes perfectamente a lo que me refiero.
—No sé a qué te refieres. —Se puso de pie y caminó hacia la ventana.
—Sí lo sabes —le replicó—. Quiero que me cuentes todo, si es guapo, si está soltero. ¿Ha pasado algo entre vosotros?
—Podrás conocer la respuesta a tu primera pregunta si te asomas por la ventana —le dijo.
Jennie no dudó un segundo en obedecerla.
—¿Es él?
_______ asintió.
Jared había salido del automóvil y estaba fumándose un cigarrillo, cómodamente recostado contra la parte trasera del Mustang.
—Pues ya quisiera yo estar en peligro para tener un hombre así encima de mí todo el tiempo —comentó, sin despegar los ojos de la ventana.
—Te lo cedo sin ningún problema.
—No, tú lo necesitas más.
_______ suspiró resignada.
—Lamentablemente, sí.
—¿Y qué hay de las demás preguntas?
_______ la miró, sabía que no le permitiría salir de allí sin recibir sus respuestas.
—Es soltero, creo, aunque estoy casi segura de que tiene algo con su compañera.
—¡Qué pena!
_______ hizo caso omiso a su comentario.
—Ahora responde a la última pregunta. —Jennie la tomó del hombro—. ¿Ha pasado algo entre tú y ese bombón relleno de músculos?
_______ estaba nerviosa pero Jennie consiguió hacerla reír.
—¿Te ríes por lo que acabo de decir o porque tienes algún secreto sucio que no me quieres contar?
—No hay ningún secreto —se apresuró a responder—. No ha pasado nada entre nosotros; él se limita a hacer su trabajo y yo trato de acostumbrarme a la idea de vivir continuamente bajo su vigilancia. —Era una mentira a medias y esperaba que Jennie no se diera cuenta de ello. «Una mentira que con solo un roce o un beso se convertiría en la verdad más absoluta», pensó.
Jennie la miraba con desconfianza. Entonces _______ prefirió cambiar de tema antes de que descubriera lo que en realidad sucedía.
—¿Has pensado en alguna solución?
—¡Pues arrójate a sus brazos y entonces te aseguro que definitivamente va a pasar algo!
—¡Jennie! ¡No estoy hablando de eso!
—Lo sé, perdóname. —Caminó hasta su escritorio—. Lo único que se me ocurre es que trabajes desde casa.
—¿Es eso posible?
—No es lo habitual, pero creo que no va a haber problemas.
—¿Y Brandon Tanner? Se suponía que trabajaríamos juntos.
—Lo haréis, por supuesto. Hablaré con él, no creo que tenga ningún inconveniente en visitarte en el Tower District.
—Jennie, ¿puedo pedirte un enorme favor?
—Lo que quieras —respondió y se volvió a sentar.
—No le cuentes a Brandon la verdad. Cuantas menos personas estén enteradas de todo este asunto, mejor —le pidió.
—Como quieras, pero le va a parecer extraño.
_______ meditó un segundo. Tenía razón, debía inventar una excusa lo suficientemente creíble para darle a Brandon Tanner. No quería perder la oportunidad de trabajar junto a él.
—Dile que no me he sentido bien y que prefiero quedarme en casa, al menos por el momento. Luego veré qué le digo.
—¿Cómo justificarás la presencia de tu detective en su propia casa?
Ni siquiera había pensado en ello.
—No sé, le diré que estoy viviendo con un amigo.
—Está bien, de todos modos, te reunirías con él solo por las tardes —le explicó.
—Perfecto, es cuando Jared casi no está en el loft —respondió complacida.
—Muy bien, hablaré hoy mismo con él y te avisaré.
_______ sacó un papel de su bolso.
—Este es el número de la casa de Jared.
—Gracias, lo llamaré y lo invitaré a salir —bromeó.
—Hazlo, no creo que dude en aceptar.
—Prefiero dejártelo a ti.
—Ya te he dicho que…
Sonó el teléfono de Jennie y no pudo terminar de hablar.
—Jennifer Shelton.
_______ la saludó con la mano y salió para dejarla hablar tranquila.
Al llegar a la acera, Jared seguía recostado sobre el Mustang pero ya no fumaba.
—¿Todo bien?
_______ asintió en silencio. Caminó hacia la puerta del lado del acompañante y dejó que Jared la abriera para ella.
—Gracias.
Cuando apoyó la mano en la parte superior de la puerta para subirse al Mustang sus dedos chocaron con la mano de Jared y _______ experimentó una fuerte oleada de calor que le subía por el cuello.
—¿Estás bien? —le preguntó él mientras aspiraba el aroma que despedía su cabello.
Ni siquiera se atrevió a mirarlo y como pudo se metió en el automóvil. Él sabía lo que su proximidad despertaba en ella y parecía disfrutar cada vez que se tocaban por accidente, aunque _______ presintió que aquel contacto poco había tenido de casual.
Él entró y encendió el motor. _______ no solo era consciente de su presencia y de las sensaciones que provocaba en ella, sino que comenzaba a aceptar que lo deseaba. Deseaba a Jared Leto más allá de toda lógica y de una manera casi irracional.
karla Felix
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"No me olvides" (Jared Leto y Tu) - Página 3 Empty Re: "No me olvides" (Jared Leto y Tu)

Mensaje por karla Felix Miér 30 Ene 2013, 12:16 am

Rosie M. ♥ escribió:No, puedo creerlo ¡¿Tu también cumples en Mayo?! Yo también... cumplo el 20, es algo del destino (? Okaay ya estoy exagerando. Genial... bueno. Pero como te dije antes, tal vez.. lo que no es probable que Mars venga a Argentina, pero si llegara a venir. Le pediría a mis papas que me regalen una entrada para ir a verlos, y es difícil, porque yo no vivo en Buenos Aires que es la capital, yo vivo en otra provincia. El regalo sería regalo adelantado de 15, adelantado 5 años xD... le plante la idea pero aun no aceptan T.T.

Respecto a la novela, askdjalksdjakdsl se esta poniendo cada vez mejor... yo trato de actualizar las mías pero es muy dificil ya cuando se tiene más de una YO TENGO TRES. Debería dejar de escribir un poco... pero ahora no escribo los capítulos, o sea los tengo escritos, pero tengo que pasarlos a la computadora y no lo hago por que soy muy vaga. Debería escribirlos directamente en mi computadora, lo único que escribo ahora son notas..
Nota para que, porque cunado se me prende el foco se me viene una super frase y después la pongo en un capítulo.

Bueno en fin. Que la pases bien.


Rosie!...♥


Dioooss! Solo dos dias de diferencia! asfjhaskjdasjfhsad jajajaja... Yo todabia nose si vendran a Mexico, Pero aunque vinieran yo no fuera, asi les ruege Patalee y llore no me llevarian, dicen que es un gasto inesesario que nose que y bla bla bla.... Pero esque ellos no entienden lo que para mi seria ir a un concierto de Mars :c

3 NOVELAS? Dios, supongo que si es un poco pesado, porque yo que no tengo ninguno novela, nomas Adapto y se me hace pesado sjfhkjfhsad

PD: Siento haberme tardado en contestar el mensaje es que ayer subi capitulo de volada y no me fije en nada :s Besos




karla Felix
karla Felix


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"No me olvides" (Jared Leto y Tu) - Página 3 Empty Re: "No me olvides" (Jared Leto y Tu)

Mensaje por karla Felix Miér 30 Ene 2013, 12:32 am

Rosie M. ♥ escribió:AJSDKAJDSLAKSDJ AME EL CAP KARLA ... pobre rayita, siempre le pasan cosas. Bueno ahora no tengo tiempo para contestarte bien, pero solo quiero que sepas que soy tu fiel lectora.
Espero el siguiente capítulo ansiosa.

Rosie!...♥


No te preocupes, Que bueno saber que te gusto el cap.
Comentes lo que comentes ami tus comentarios me hacen Feliz...con el simple echo de saber que alguien la lee soy Feliz :)

Aa y por sierto Rosie... tu no sabes de alguna novela de Jared que me puedas recomendar?, no importa si no es en este foro o si no esta terminada:D

Besos, Saludos, Te cuidas!♥
PD: Si llegas a ir al concierto de Mars me habisas:)
karla Felix
karla Felix


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Mensaje por karla Felix Jue 31 Ene 2013, 9:33 am

-Capítulo 11-

Mantenía la distancia, la suficiente para no perderlos de vista, la suficiente para no ser descubierto. No era la primera vez que veía a _______ con otro hombre, ya había pasado por aquella misma situación y cuatro años después, volvía a experimentar las mismas sensaciones que solo podían ser canalizadas a través de sus ansias de hacer daño.
Ningún hombre tenía derecho a acercarse a ella, ningún hombre podía, ni siquiera, respirar el mismo aire que su _____(d) respiraba. La había encontrado después de tanto tiempo, la había añorado cada día que no la tenía a su lado y su vida se había convertido en una constante agonía. No podía permitir que otro hombre le robara lo que solo a él le pertenecía.
Debía mandarle un nuevo mensaje. Las flores que había dejado junto a su almohada no habían servido de nada. Se había ilusionado después de cuatro años de ausencia, se había ilusionado con que _______ lo buscaría.
Parecía que todo lo que él hacía para acercarse a ella era inútil. La estaban escondiendo de él, la apartaban del alcance de su mano, la misma que acariciaba su rostro en la oscuridad y que ya había apagado la vida de tres muchachas.
Pero él era más astuto, un lobo olfateando el camino que deja la presa tras de sí. Había sido sencillo averiguar dónde estaba viviendo en ese momento, bastaba solo con seguir al detective. «Qué ironía», pensó con la mirada clavada en la parte trasera del Mustang que iba unos pocos metros más adelante. «El hombre que quiere alejarla de mí, terminará por enseñarme el camino hasta ella.»
Una sonrisa siniestra, plena de satisfacción, surcó su rostro. Dio las gracias en silencio por la oportunidad que la vida le estaba dando de nuevo. No la desaprovecharía. Esa vez, sería la última. Ya no habría tiempo para errores; _______ sería suya y nada ni nadie se lo impedirían.

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_______ revisaba uno de los contenidos del futuro lanzamiento de la colección de libros de arte que Jennie le había asignado. Pondría todo su esfuerzo para que «Art & Pleasure» fuera un éxito y estaba segura de que, con la ayuda de Brandon Tanner, lo conseguiría.

Se llevó el bolígrafo a los labios. No le había mencionado nada a Jared sobre la sugerencia de Jennie.

Habían regresado al loft y él había vuelto a salir para arreglar un asunto pendiente.

Estaba sola en el salón, arrodillada junto al baúl que hacía de mesa y con Sam echado a un lado. Le acarició la cabeza pero él estaba dormido. Sonrió complacida. Desde su llegada habían congeniado de inmediato, y _______ había cubierto con el perro el vacío que había dejado Otelo.

Leyó los papeles una vez más y creyó adecuado que la parte inicial de la colección estuviera dedicada a las primeras civilizaciones originarias del Mediterráneo. Podrían empezar con el arte egipcio, sumerio y persa, sin dejar de lado la cultura minóica y micénica. Hizo algunas anotaciones y remarcó algunas palabras importantes; lo comentaría con Brandon y Jennie para ver si estaban de acuerdo.

El ruido de llaves en la puerta la distrajo.

Jared entró y arrojo la chaqueta sobre el sofá. Habían pasado solo cuatro horas desde que la había dejado y había comenzado a sentir su ausencia desde hacía rato. Regresar a su casa y ver que allí estaba, le devolvía el alma al cuerpo, no solo porque se cercioraba de que estaba bien, sino porque verla ya se había convertido en una necesidad primordial para él.

—¿Estás ocupada?

—¿Tu qué crees? —contestó y le mostró la pila de papeles en la que estaba enfrascada hacía horas.

Avanzó hacia ella, la tomo de la mano y la obligó a ponerse de pie.

—¡Jared! ¿Qué diablos estás haciendo?

—Ven, tengo una sorpresa para ti.

_______ se dejó arrastrar hacia donde fuera que la estuviera llevando y, de inmediato, se contagió de su entusiasmo.

—¿Qué sorpresa es esa? —le preguntó mientras entraban en el montacargas—. ¿Adónde me llevas?

—No seas impaciente —dijo y una sonrisa enigmática se dibujo en su rostro—. Ya lo sabrás.

La llevó hasta el tercer piso, una pareja de ancianos les salió al paso.

—¿Qué tal, Jared?

—Señor y señora McKey, buenas tardes.

La pareja miró con curiosidad a la muchacha que lo acompañaba, nunca antes la habían visto.

—¿No vas a presentarnos? —preguntó Angela McKey sin apartar la mirada de _______.

—Sí, perdonen mi falta de cortesía. —Extendió el brazo sobre el hombro de _______—. Angela, Lewis, esta es _______ Carmichael, mi novia.

_______ le dio un codazo con disimulo en medio de las costillas. ¿Cómo se había atrevido a mentir de aquella manera?

—_______, cariño —dijo él y apretó los dientes—. Estos son Angela y Lewis McKey, los únicos habitantes de la tercera planta, además de sus cinco gatos.

_______ estrechó la mano de la simpática pareja y cuando por fin estuvieron a solas, se apartó y puso los brazos en jarras.

—¿Qué has hecho?

—Lo siento, debería haberles dado tu apellido falso —respondió él y fingió confusión.

—¡Sabes que no me refiero a eso!

Él la observó un instante; _______ Carmichael enfadada era realmente un espectáculo digno de admirarse. Su cuerpo se había tensado y su rostro parecía una caricatura exquisita con el ceño fruncido y los labios apretados. Hasta la chispa que emanaba de sus ojos castaños le hacía estar encantadora.

—¿Qué miras?

—Lo hermosa que te pones cuando te enfadas.

_______ contó hasta cinco y respiró hondo tres veces. Había logrado sacarla de sus casillas y en ese momento solo se estaba burlando de ella.

—No se me ha ocurrido otra cosa, lo siento —le dijo y recobró un tono más serio—. Los McKey son personas muy perspicaces y les habría parecido raro saber que hay una mujer viviendo conmigo —explicó.

—Podrías haberles dicho que era tu hermana o algo parecido.

—No habría sido lo más sensato.

—¿Por qué?

Jared caviló un segundo antes de responderle.

—Porque si se dan cuenta de la manera en que te miro, terminarían por denunciarme.

_______ se sonrojó, se aclaró la garganta y miró distraída hacia la puerta del montacargas.

—¿Cuál era la sorpresa que tenías para mí? —preguntó mientras contenía la respiración.

—Está ante tus ojos.

Lo único que _______ veía enfrente de ella, además del montacargas, era una puerta con el número 418 tallado en bronce. Cuando vio que sacaba unas llaves del bolsillo y la abría, supo que su sorpresa estaba allí dentro. No le fue difícil saber lo que era, reconoció el olor a óleo y a trementina apenas entró al lugar. Aquel olor tan amado y que extrañaba tanto.

—Si Mahoma no puede ir a la montaña, es mejor que la montaña venga a Mahoma —dijo Jared y la contempló. La furia que había experimentado segundos antes había desaparecido
y en ese instante parecía una niña sorprendida con el mejor de los juguetes. A Jared le resultó difícil decidir cuál de las dos _______ le atraía más.

—¿Cómo lo has logrado? —Comenzó a acomodar los lienzos que aún estaban sin terminar en un rincón.

—Este loft, como verás, es mucho más pequeño que el mío y hace ocho meses que está desocupado.
He hablado con el dueño del edificio, que además es un amigo, y no ha tenido ningún inconveniente en alquilármelo. Le he explicado que iba a ser usado como taller de pintura, y ha estado de acuerdo.

—Gracias, no sabes lo que significa para mí volver a tener mi taller. —Tomó los tubos de pintura y los pinceles y los puso sobre una mesita de madera—. Has traído todo lo que tenía en casa.

—Sí, yo mismo he supervisado la mudanza —respondió.

_______ asintió y Jared comprendió que aquel era su mundo y que, en ese momento, él estaba de más.

—Bajaré a casa, quédate el tiempo que quieras. —Le entregó las llaves—. Este lugar te pertenece ahora.

Lo vio caminar hacia la puerta; la invadió un deseo enorme de correr hasta él y abrazarlo por lo que acababa de hacer, pero no se atrevió.

—Gracias de nuevo, Jared —dijo en cambio.

—Ni siquiera lo menciones.

Cuando desapareció tras la puerta _______ dejó que una lágrima de emoción se deslizara por su mejilla. Tocó el áspero lienzo con la yema de los dedos y aspiró el olor de la pintura.

Tomó un pincel, lo hundió en la paleta y aquel simple movimiento le hizo sentirse viva nuevamente.

Cuando _______ regresó al loft, encontró a Jared acomodando las bolas de billar sobre el tapete verde.

—Creía que ya no regresabas —comento él.

—He perdido la noción del tiempo. —Sus papeles desparramados seguían encima del baúl—. Ordenaré este desastre —dijo mientras comenzaba a juntar los papeles y los acomodaba en sus respectivas carpetas.

—Parece bastante interesante —dijo él de repente.
_______ arqueo las cejas.

—¿Has estado espiando mis papeles?

—Espero que no te moleste.

—En absoluto, es solo que no pensaba que te interesara el arte.

—No como a ti, pero sé apreciar una buena obra de arte cuando la tengo enfrente —adujo con los parpados entrecerrados para que no pudiera adivinar sus pensamientos.

—Estoy segura de que sí —le respondió distraída.

Termino de juntar los papeles, y aquel sector del salón recobró su imagen habitual.

—¿Te gustaría jugar una partida? —le preguntó cuando vio que pretendía marcharse a la habitación para seguir trabajando.

—No sé jugar.

—Eso tiene solución, puedo enseñarte. —Él había tomado un taco y comenzó a afilarlo.

—Creo que mejor no —titubeó mientras él la observaba de reojo.

Comenzó a sentirse inquieta cuando Jared se giró para poder mirarla mejor. Había dejado el taco y se había sentado sobre la mesa. Sentía que sus ojos la recorrían de arriba abajo y, de inmediato, sus mejillas se tiñeron de rojo. Él sonrió ante aquella reacción, se cruzó de brazos y la miró con seriedad.

—¿Y bien? ¿Quieres que te enseñe o no? —preguntó y arqueó las cejas.

_______ era incapaz de reaccionar. «Vamos. Piensa una respuesta coherente», pero ni una sola palabra salía de sus labios. Era increíble el efecto que Jared causaba en ella.

—Perderías tu tiempo. Kevin intentó hacerlo una vez y no resultó.

—¡_______, deja de actuar como una niña! —Se levantó de su lugar—. Si no quieres reconocer que
tienes miedo… —dijo aunque no concluyó la frase.

Ella colocó de nuevo sus brazos en jarras y lo miró incrédula.
—¿Miedo? ¡No te creas que eres tan importante como para que alguien como yo pueda temerte! —comentó con ironía.

—Entonces demuéstrame que no es así —expresó Jared sin inmutarse.

—¡Yo no tengo nada que demostrarte! —se defendió _______, roja de furia a esas alturas.

—Entonces perdóname, pero debo pensar que con tu actitud me demuestras que la única razón por la que me rechazas es porque me temes —lo dijo consciente de lo que su comentario provocaría en ella.

_______ respiró profundo y agachó la cabeza unos segundos; su orgullo herido era más grande que la rabia que sentía en su interior.

—De acuerdo, pero te advierto que no lograrás mucho de mí. —Levantó la cabeza y lo miró desafiante.
—Toma —le dijo. Le arrojó uno de los tacos con tan mala suerte que ella no logró atraparlo y fue a dar al suelo.

_______ le lanzó una mirada fulminante y se agachó para levantarlo. Cuando lo hizo, la abertura lateral de su falda se movió y dejó ver buena parte de uno de sus muslos. Ella se levantó de inmediato y volvió a poner la tela en su lugar, pero a juzgar por la mirada vivaz de Jared, su gesto no había servido de nada. Trató de ignorarlo y se colocó junto a la mesa de billar, justo en el lado opuesto en que él se encontraba.

—Y bien —dijo mientras se paraba en actitud desafiante con la mano derecha sosteniendo el taco.

—Lo primero es que conozcas las reglas —dio un rodeo a la mesa para dirigirse hacia ella—. Debes meter las bolas en los diferentes agujeros y evitar que la bola ocho caiga en alguno de ellos; esa será la última en entrar. —Se paró a su lado y la miró.

_______ asintió y dio un paso al costado.

—¿Segura de que has entendido? —insistió él.

—¡No soy tonta! —le respondió ella y se inclinó sobre la mesa.

—¡Nunca he dicho eso! —se defendió él mientras levantaba ambas manos.

_______ no le contestó; intentaba apoyar el taco, de manera que pudiera abarcar su totalidad con ambos brazos, pero no era tan fácil; se sentía torpe y cuando quiso dar el primer golpe, el taco se deslizó sobre la bola y la movió apenas unos milímetros. Reacomodó la maldita bola para pegarle nuevamente pero fue inútil, volvió a fallar. Lanzó un soplo de fastidio mientras se incorporaba; temía enfrentarse a la mirada burlona de Jared, pero no tenía salida.

En efecto, Jared estaba parado detrás de ella, cruzado de brazos y con una risita insoportablemente socarrona que le llegaba de oreja a oreja.

—Buen intento —le dijo sin dejar de sonreír.

_______ lo miró y arrojó el taco sobre la mesa.
—Me rindo —respondió—. ¡Ni siquiera puedo sostener bien el taco!

—Eso tiene solución. —Jared tomó el taco—. Solo debes dejar que yo te guíe.

Ella no entendía exactamente lo que aquellas palabras significaban, pero en unos segundos Jared se encargó de hacérselo saber.

Él se había acercado poco a poco y se hallaba ya a tan solo unos milímetros de ella.

—Es cuestión de que sepas cómo sostener el taco. —Se pegó a su espalda y apoyó el brazo izquierdo sobre el suyo para ayudarla a tomarlo correctamente y buscó su otra mano para colocarla en el otro extremo del taco—. Luego, apoyas la punta contra la bola.

_______ intentaba concentrarse en lo que él le estaba explicando pero era imposible; solo podía pensar en la extraña intimidad que estaban compartiendo. Sus dedos fuertes apretando los suyos, sus brazos rozando su cintura, su aliento caliente humedeciendo su cuello y el olor de su loción que la estaba embriagando sin piedad. Jared se movió para permitir que _______ pudiera dar el primer golpe con su ayuda y cuando ella sintió que la tela áspera de sus vaqueros rozaba la parte posterior de sus piernas dio un respingo.

—¿Estás lista? —susurró él a su oído.

_______ entornó los ojos cuando sintió su voz grave tan peligrosamente cerca.

Asintió sin pronunciar palabra.
Con la ayuda de Jared, _______ por fin pudo asestar un buen golpe, al menos uno que dejara atrás sus dos intentos fallidos. Había logrado que una de las bolas cayera en el agujero más cercano y aquello significó un logro para ella.

Una sonrisa de orgullo iluminó su rostro y no fue capaz de reprimir el impulso de girarse y mirar a Jared.

Él también sonreía y por primera vez un atisbo de complicidad los sorprendió. Entonces sus ojos se encontraron y se quedaron en silencio un momento. Ninguno de los dos se atrevió a decir nada, como si una palabra pudiese romper la magia que los rodeaba.

Jared seguía pegado a ella, no había espacio entre sus cuerpos y sus brazos seguían sujetando los suyos. Él la obligó a soltar el taco y la giró lentamente. _______ se sintió atrapada entre el cuerpo poderoso de Jared y la mesa de billar; pero enseguida comprendió que había algo mucho peor para ella: sentirse atrapada por sus propios deseos. Se estremeció bajo la mirada penetrante de Jared; sentía que podía invadir los rincones más recónditos de su mente; era como si él pudiera comprender lo que pasaba dentro de ella, algo que ni ella misma alcanzaba todavía a descubrir.

_______ pudo sentir la respiración contenida en su pecho cuando él colocó ambas manos en su cintura. Su piel ardía debajo de la ropa y descubrió que, cuando sus manos se apoyaron con timidez en su pecho, la piel tostada de Jared también ardía debajo de las yemas de sus dedos.

Jared empezó a deslizar una mano por una de sus piernas hasta apoyarla en su muslo, para luego comenzar a subirla lentamente por debajo de la tela de algodón de su falda. Aquel contacto desató un torbellino de sensaciones en su interior y comprendió que no se detendría, no tenía fuerzas ya para luchar contra sus propios sentimientos. Respiraba con dificultad y sin darse cuenta se humedeció los labios con la punta de la lengua. Y cuando vio que la atención de Jared estaba centrada en sus labios mojados, se estremeció por lo que vendría a continuación. Los ojos de él devoraban su boca y, poco a poco, su cabeza bajó lentamente hacia su meta. _______ sintió el aliento tibio en sus labios y su respiración se aceleró. Sus bocas se unieron por fin, en un beso tierno primero, que terminó luego dando paso a sus deseos irrefrenables cuando sus lenguas se buscaron con furia. _______ se sorprendió por la violenta llamarada de placer que la recorrió y no pudo disimular su respuesta. Sintió que se tensaban los músculos de Jared cuando sus manos subían y bajaban acariciándole el pecho. Se dio cuenta de que él temblaba tanto como ella. Luego, él perdió el control y con un gemido aumentó la presión de sus labios. Jared jadeó de deseo cuando _______ se arqueó contra él y dejó que su cuerpo se amoldara al suyo.

Él abandonó aquellos labios que había deseado desde el primer momento en que la había visto y comenzó a bajar muy lentamente por su cuello. Hundió su rostro en la espesa cabellera de _______ y dejó que el aroma a gardenias lo volviera a embriagar. Se separó un poco y volvió a mirarla a los ojos, esos ojos castaños que tantas veces lo habían mirado con temor y que en ese momento estaban humedecidos por la pasión. De repente y sin previo aviso la tomó por la cintura, la levantó y la sentó en el borde de la mesa. _______ separó las piernas para que Jared se acercara nuevamente, cosa que él hizo, para continuar con lo que había dejado pendiente. Siguió recorriendo el cuello de _______ con su lengua tibia, mientras ella volvía a arremeter con sus manos temblorosas por debajo de su camisa, esa vez, acariciando su abdomen firme. Su respuesta fue inmediata y Jared empezó a desabrocharle los botones de la camisa sin dejar de besar el hueco de su hombro. Un brusco escalofrío de placer la recorrió cuando la cabeza de Jared se inclinó sobre su pecho y su boca empezó a humedecer la seda de su sujetador. _______ se agitó convulsivamente y sus manos empezaron a buscar con ímpetu el cierre de sus pantalones vaqueros.

Deseaba aquello más de lo que nunca había deseado ninguna otra cosa y su respuesta fue más violenta de lo que había creído posible. Jared comprendió que la necesitaba, que la deseaba con una intensidad que lo aturdía. Nunca antes se había sentido así, angustiado por su brusco despertar a una pasión que solo ella podía entregarle. De repente, logró recuperar el control y trató de apartarla.

—_______… no —murmuró todavía con la respiración acelerada.

Ella lo miró confundida.
—Esto no puede pasar —se separó y maldijo en silencio. Agachó la cabeza e intentó respirar con calma; ella vio el temblor de sus manos.

No entendía lo que estaba sucediendo; creía que él quería lo mismo que ella, pero comprobó que estaba equivocada. Sintió un fuerte deseo de salir corriendo, tenía la boca seca y el corazón le latía frenéticamente en el pecho.

—Lo siento, _______ —su voz era ronca, y _______ ya no quería seguir escuchando sus disculpas.

Estaba furiosa por su reacción y él lo sabía.
—Esto nunca debería haber sucedido, yo… yo no puedo.

Ella lo miraba todavía consternada, no podía creer que aquello estuviera pasando.
—Tienes toda la razón. —Logró bajarse de la mesa mientras luchaba contra las lágrimas que amenazaban con salir—. No te preocupes, no volverá a repetirse.

Jared se moría por estrecharla de nuevo entre sus brazos y dejar que la pasión los devorara de nuevo, pero debía dejarla ir. Todo se complicaría aún más si no lo hacía: el caso, su vida y la de _______ también.

Ella le lanzó una última mirada, dio media vuelta y se alejó a paso firme.

Jared se quedó unos segundos quieto, sin reaccionar, pero no tardó mucho tiempo en hacerlo. Una feroz patada a la mesa de billar fue su manera de exteriorizar la furia y la impotencia que llevaba dentro…


Este Fue uno de mis capitulos Favoritos, como se habran dado cuenta, ya empiezan alguna partes amorositas... skfjsdkfd sin duda esta a sido una de las mejores novelas que he leido :3
Espero que les haiga gustado tanto como ami Saludos y Besos:D
karla Felix
karla Felix


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"No me olvides" (Jared Leto y Tu) - Página 3 Empty Re: "No me olvides" (Jared Leto y Tu)

Mensaje por Abru Somerhalder Dom 03 Feb 2013, 9:32 pm

Aii genial el capitulo!! Beso
Abru Somerhalder
Abru Somerhalder


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Mensaje por Rosie M. ♥ Lun 04 Feb 2013, 7:55 am

Perdón por no comentar antes pero es que me fui de viaje y bueno, eso significa no computadora. kLKAJDALKSJDLASKDJK estos capítulos xD aksjdalksjdask espero que subas pronto.
Me encanta enserio, bueno saludos y marshugs
un abrazo psicológico.

Rosie!
Rosie M. ♥
Rosie M. ♥


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Mensaje por karla Felix Mar 05 Feb 2013, 3:40 pm

-Capítulo 12-

«_____(d), no te alejes, te necesito. He esperado cuatro años para que este reencuentro por fin se lleve a cabo.»
La voz se perdía, al igual que su sombra en una espesa bruma que la rodeaba y la enceguecía. No podía ver su rostro pero su voz parecía retumbarle en los oídos. Se aterrorizó cuando comprendió que se estaba acercando. No lo veía, pero lo sentía y el temor que le erizaba la piel era tan fuerte como su presencia misma.

Intentó abrir los ojos, pero no consiguió hacerlo. Sus párpados se negaban a obedecerla; no podía verlo, aunque presentía que él se estaba acercando.
«_____(d), por fin estaremos juntos. Nada ni nadie podrá ya separarnos. Te pertenezco y me perteneces y nuestra unión sellará nuestro amor para siempre.»
Lo sintió respirar junto a su rostro, su aliento tibio le helaba la sangre. Le pidió que no lo hiciera, le suplicó que la dejara ir, pero sus gritos de terror parecían perderse en medio de la oscuridad una y otra vez sin ser escuchados.
—¡Déjame! ¡No!
Unos brazos firmes la sujetaron con fuerza.
—¡No me hagas daño!
—¡_______, despierta!
La voz de Jared la obligó a abrir los ojos.
Por un segundo, no supo lo que estaba sucediendo; solo sabía que estaba aterrada y que el corazón le bombeaba muy fuerte dentro del pecho. Un escalofrío le recorrió la espalda.
—¿Estás bien? —Jared no la había soltado aún.
—Sí, sí —apenas balbuceó—. Solo ha sido una pesadilla.
—Me he asustado cuando te he oído gritar. —Por fin la soltó.
_______ se cubrió con las sábanas hasta el cuello.
—Lo siento, no quería asustarte. Tal vez debería haberte advertido de que esto sucedería —le dijo mientras se pasaba la mano por el cabello y lanzaba un suspiro.
—¿No es la primera vez?
_______ negó con la cabeza.
—No, las he tenido durante años. Comenzaron un tiempo después de mi reaparición —le explicó—.
Siempre es lo mismo, estoy en un lugar a oscuras y escucho una voz; pero no puedo ver nada.
Jared notó que _______ se había quedado absorta en sus pensamientos de repente.
—¿Qué sucede?
—Ha habido algo diferente esta vez. —Clavó sus ojos castaños en él—. Me llamaba «_____(d)»; nunca antes había surgido ese nombre en las pesadillas.
—Eso es una buena señal; tal vez, tus recuerdos están volviendo —adujo animado Jared.
—O tal vez solo es mi subconsciente. Tú mismo me mencionaste ese nombre y yo lo he trasladado a mi pesadilla.
Jared asintió; muy a su pesar sabía que _______ podía tener razón.
—¿No recuerdas nada más?
—No, todo está a oscuras y él me habla.
—¿Qué te dice?
—Que después de cuatro años, por fin vamos a estar juntos. —Cruzó ambos brazos sobre el pecho; con solo recordar aquellas palabras reavivaba el terror que experimentaba en sus pesadillas—. Me dice que nada ni nadie podrá separarnos.
—¿Algo más?
Ella negó con un movimiento de cabeza.
—Bien, será mejor que intentes dormir de nuevo. —Apoyó una mano sobre su regazo y _______, instintivamente, se movió hacia atrás. No era el miedo que había dejado la pesadilla, era el rastro que había dejado el contacto de la piel de Jared solo unas horas antes lo que le hizo reaccionar de esa manera.
Bajó la mirada, no podía volver a enfrentarse una vez más a aquellos ojos Azules que le recordaban cuán vulnerable se sentía junto a él. La emoción del beso aún latía en sus labios; el tacto de su lengua aún le ardía en la boca. Si tan solo apartase su mano de su regazo, si tan solo se levantase de aquella cama y se alejase de ella…
Pero Jared simplemente no podía hacerlo. Era como si se sintiera atado a _______ aun sabiendo que debía cortar cualquier lazo con ella antes de que las cosas se tornaran inmanejables. Las palabras de Rachel martilleaban en su cabeza y se debatían con el fuego que ardía en sus entrañas.
Nunca había deseado a alguien de esa manera. Y el no poder tenerla avivaba aun más su fuego. Reprimió las ansias desenfrenadas que tenía de besarla y estrecharla en sus brazos y terminar con lo que él mismo había interrumpido horas antes. Respiró hondo y se levantó de la cama; debía poner un poco de distancia entre ellos.
Ninguno dijo nada durante un incómodo momento.
—Que descanses, _______ —dijo Jared—. Dejaré la puerta abierta por si me necesitas.
—Gracias.
Recostó la cabeza en la almohada. Se maldijo a sí misma; por más que lo intentara no podía ignorar la decepción que sentía por no haber terminado lo que habían empezado. Sus dedos se clavaron en el colchón; era inútil, ya no podía negarlo o evitarlo, mucho menos, obviar el deseo que le palpitaba por las venas.

Medio dormida escuchó unas voces. Parecían provenir del salón comedor. Reconoció de inmediato la voz de Leslie que hablaba con Jared.
_______ pegó un salto y corrió hacia la puerta. Las ganas que tenía de ver a su amiga le hicieron olvidar por completo que aún llevaba ropa de cama cuando abandonó la habitación.
—¡Leslie! —De tres zancadas acortó la distancia que la separaba de su amiga. Hacía solo cuatro días que no se veían pero para ellas, que habían vivido juntas durante más de tres años, aquello parecía casi una eternidad.
—¡_______, amiga! —Se abrazaron y _______ no pudo ocultar las lágrimas—. ¡Vamos, no llores!
—Lo siento, soy una tonta.
—¿Cómo estás? —Preguntó mientras estudiaba su apariencia—. Te veo un poco más delgada.
—Tú también lo estás.
Leslie frunció el ceño.
—_______, un signo de pérdida de peso a mí me favorece —le tocó las mejillas—; en cambio a ti…
—¿Qué quieres decir? —preguntó y fingió enojo—. ¿Qué no me veo bien?
—Un poco demacrada, pero creo que es normal —acotó con amargura.
_______ asintió.
—¿Quieres un café?
La voz de Jared le recordó que no estaban solas; la forma en que él la estaba mirando, recostado muy tranquilo contra el marco de la cocina, le recordó también que aún llevaba puesto el pijama. Los colores se le subieron a la cara.
—Sí —murmuró—. Gracias.
Jared le sonrió no sin antes pasear sus ojos otra vez por su cuerpo. En ese momento podía ver finalmente lo que la noche anterior le habían ocultado las sábanas. Llevaba unos pantaloncitos cortos negros; eran holgados pero dejaban ver al completo sus muslos bien torneados y bronceados. Encima tenía puesta una blusa sin mangas y desde aquella distancia se podía ver que no llevaba nada debajo y que sus pechos se tensaban debajo de la tela de algodón cada vez que se movía.
_______ tuvo la sensación de estar desnuda en medio del salón y que, en un momento, se había convertido en un objeto en exhibición. Cuando Jared las volvió a dejar a solas para meterse en la cocina aún podía sentir la intensidad de su mirada que le quemaba la piel.
—¿Estás bien? —Leslie había notado su reacción.
—Sí, espérame en la cocina mientras me visto. Iba a salir a correr esta mañana pero ahora que estás aquí ¡ni loca te suelto!
—Mejor así; aunque en un par de horas debo estar en la redacción. —Bajó el tono de la voz—. Pero no me iré de aquí hasta que me cuentes todo.
_______ supo enseguida lo que su amiga quería decir con «todo». Al parecer, Leslie no había pasado por alto su nerviosismo frente a Jared.

Se escapó hacia la habitación antes de que la acosara a preguntas. Unos minutos después y ya vestida encontró a Leslie que hablaba, muy animada, con Jared.
—Jared me estaba contando que tienes tu taller aquí, en este mismo edificio —le comentó Leslie apenas puso un pie dentro de la cocina.
¿Jared? Parecía que su amiga ya tenía la suficiente confianza como para llamarlo así. Si no hubiese sabido que Leslie estaba perdidamente enamorada de su hermano habría sentido celos. ¡Dios! ¿Qué le estaba pasando? ¿Qué tenía aquel hombre que le hacía actuar de aquella manera?
—Así es —respondió mientras se acomodaba en el taburete que quedaba libre. Jared estaba de pie y no le había quitado los ojos de encima desde que la había visto traspasar el umbral de la puerta.
Se había vestido de manera informal, con unos pantalones capri color verde oliva y una camisola amarilla de manga cortas. Volvió a imaginársela usando solo su pijama y sintió que la sangre le quemaba las venas. Dejó la taza de café, se despidió de ambas y le reiteró a Leslie el gusto que le daba volver a verla.
—Regresaré por la tarde —le indicó antes de salir.
_______ asintió mientras se tomaba su café. Cuando se quedó a solas con su amiga temió enfrentarse a su mirada inquisidora.
—¡Cuéntame! ¿Ha sucedido algo entre Jared y tú?
_______ apoyó la taza con cuidado sobre la encimera.
—¿Jared? —preguntó y alzó una ceja—. Veo que has entrado en confianza con él de inmediato.
—¿A qué viene esa observación?
—No lo sé, es solo que hace apenas unos días que lo conoces y ya lo llamas «Jared». —_______pensó que no tenía derecho a hacer aquel comentario, después de todo lo suyo era peor. Hacía apenas unos días que conocía a Jared Leto y no lograba quitárselo de la cabeza.
—¿No estarás celosa, no?
—¡Por supuesto que no! —Soltó y se puso a la defensiva.
—Sabes que por quien suspiro es Kevin. —Hizo una pausa—. Aunque reconozco que «Jared» es encantador —subrayó.
—Lo sé.
—¿Qué me muero por tu hermano, o que tu detective es encantador?
—¡No es mi detective! —respondió. Odiaba cuando su amiga le hacía caer en sus propios errores.
—Como sea, debes reconocer que es sumamente atractivo y que compartir el mismo techo con un hombre así…
_______ la detuvo antes de que siguiera con sus conjeturas.
—Estás equivocada.
—Por lo que acabo de ver hoy, diría que no lo estoy —acotó con una sonrisita divertida.
—Hay una mujer en su vida, Leslie, y créeme que esa mujer no soy yo.
_______ percibió un atisbo de decepción en los ojos de su amiga.
—¿Quién es la afortunada?
—Su compañera, la detective Parker —respondió.
—¿Estás segura?
Ella asintió.
—Cuando vinieron a verme al periódico no noté entre ellos más que una relación de trabajo —comentó contrariada.

—Supongo que dejarán lo demás para cuando no están cumpliendo con su deber —acotó _______.
—¿No estarás equivocada? —Leslie se negaba a creer lo que estaba oyendo; mucho más después de
haber visto de qué manera el detective había mirado a su amiga aquella mañana.
—No. —Se mordió el labio—. Yo misma los he visto; se llevan muy bien y cuando están juntos hay cierta intimidad entre ellos; ya sabes, risas compartidas, recuerdos en común, cosas que los unen de una manera casi especial.
—Entiendo.
No le comentó el hecho de haber encontrado el sujetador debajo de su cama y tampoco le dijo que lo había arrojado con rabia dentro del canasto de la ropa sucia.
—Deberías ver cómo lo mira y lo molesta que se pone cuando yo estoy cerca. —Esbozó una sonrisa amarga—. Discutieron cuando supo que él me traería a vivir aquí.
Leslie se quedó un momento en silencio.
—¿En qué piensas? —Ya le daba miedo preguntar.
—¿Y si es ella la que está enamorada de él? Tal vez para Jared sea solo una buena amiga y nada más.
Una pequeña llama de esperanza se encendió dentro de _______.
—¿Tú crees? —No quería parecer demasiado entusiasmada con la idea.
—No lo sé, pero creo que sus dardos están apuntando hacia otra dirección —alegó y miró de reojo a su amiga.
—Hablando de dirección —quería cambiar de tema lo antes posible—, ¿cómo has llegado hasta aquí?
—Él me llamo. Me dijo que viniera a verte, que tal vez me necesitarías —respondió.
—Anoche tuve otra pesadilla. —Clavó su mirada en la taza de café vacía—. Esta vez, le sentí llamarme «_____(d)». Después de cuatro años es la primera vez que ese nombre aparece en mis sueños.
—¿Qué te dijo Jared?
—¿Él te lo ha comentado?
—Sí, me ha dicho que te despertaste en medio de la noche gritando aterrada.
—Tenía la ilusión de que ya no volvería a tener esas pesadillas. —Respiró hondo—. Pero siempre vuelven.
—Cuando todo esto termine desaparecerán por completo y volverás a estar tranquila —le dijo mientras apretaba su mano.
—Sin embargo, no puedo olvidar que aunque algún día lo atrapen ya han muerto tres chicas por mi culpa. —Era la primera vez que decía aquello.
—¡No es culpa tuya, _______!
—¿Por qué siento entonces que debería ser yo y no ellas? —Se le había quebrado la voz—. Él me buscaa mí y mientras no me tenga seguirá matando. Tal vez debería dejar que me encuentre.
—¡No lo digas ni en broma! —Se puso de pie y abrazó a su amiga por detrás—. Tú no eres culpable de nada. Aquí el único que debe pagar es ese loco —le aseguró.
—Esas chicas no merecían morir.
—Y tú tampoco merecías ser secuestrada y, cuatro años después, volver a vivir la misma pesadilla.
_______ apoyó la cabeza en el brazo de su amiga. Se sentía reconfortada junto a ella.
—Cambiemos mejor de tema. —Leslie se separó y enjugó las lágrimas de su amiga con la yema de sus pulgares.
—Solo si prometes no hablar de Jared —le pidió y trató de recuperar la calma.
—Está bien, lo prometo. —Volvió a sentarse en el taburete frente a ella—. En realidad, además de venir a verte, vengo hasta aquí a cumplir el encargo de un amigo.
_______ la miró curiosa.
—Uno de mis compañeros en el Fresno Bee, Peter Franklin, me pidió que hablara contigo e intentara convencerte —dijo con una sonrisa.
—¿Convencerme de qué?
—Peter es un excelente reportero y, además, un escritor prometedor —explicó.
—Sigo sin entender adónde quieres llegar.
—Él ha seguido el caso del Asesino de las Flores desde el comienzo y está interesado en escribir un libro sobre el tema.
—¿Qué tiene que ver eso conmigo?
Leslie carraspeó. Sabía que tal vez no había hecho bien pero cuando Peter la acosó a preguntas después de la visita de los detectives a la redacción del periódico, terminó por contarle lo que había estado sucediendo.
—Peter sabe que los asesinatos tienen que ver con tu secuestro —hizo una pausa—; yo misma se lo dije.
_______ estuvo a punto de protestar.
—Lo sé, lo sé y te pido perdón; pero la visita de Jared y su compañera me habían dejado devastada.

Peter estaba allí, comenzó a hacerme preguntas y terminé por contarle todo.
Debería estar enfadada con su amiga, pero no podía.
—No te preocupes, no tiene importancia —le dijo para quitarle el peso de haber cometido un error.
—Cuando supo que tú eras mi amiga, me pidió que te comentara lo de su libro. Quiere entrevistarse contigo, _______.
—No sé, Leslie. No me parece muy buena idea —respondió. No tenía ningún interés en que su historia saliera a la luz. Cuando todo aquello terminara lo enterraría para siempre en la más profunda oscuridad.
—Me rogó casi que intentara convencerte. —Hizo una pausa—. Solo quiere hablar contigo. Peter es un amigo y un compañero de trabajo excelente.
Con las alabanzas que su amiga hacía del sujeto se sintió en la obligación de, al menos, darle la oportunidad de escucharlo.
—Está bien, dile que hablaré con él.
—¡Perfecto! Le diré que te llame y así podréis concretar una cita.
_______ no tuvo más remedio que asentir ante el entusiasmo de su amiga a pesar de no estar completamente convencida de haber hecho lo mejor.

Jared y Rachel subieron las escaleras de la Universidad Fresno Pacific sin prisa. Dentro del edificio, en el área de Arqueología, los esperaba la doctora Felicity Grant, la experta en cultura
celta con la que Rachel había contactado un par de días antes.
Una joven delgada les indicó que la oficina de la doctora Grant era la última puerta al final del pasillo. Se encaminaron hacia allí y una mujer de unos cincuenta años, de cabello negro
entrecano y unas enormes gafas de carey, los recibió.
—Supongo que se trata de los detectives que querían hablar conmigo sobre el nudo celta —dijo y los invitó a entrar.
Ambos asintieron. La oficina era bastante grande y dos de las cuatro paredes estaban cubiertas con repisas que llegaban hasta el techo. Había libros, una cantidad enorme de
cuadernos y varios objetos que descansaban en los estantes. Apenas había espacio para colocar algo más. El portátil estaba encendido encima del escritorio, donde una maraña de
papeles parecía esperar a que la doctora Grant les volviera a prestar atención. Ella se sentó en su silla y los invitó a tomar asiento.
—¿Café o té?
—Nada, gracias —respondió Jared y se sentó al lado de su compañera—. Vayamos al grano.
—¿Ha traído la foto? —le preguntó a Rachel mientras los escudriñaba a ambos detrás de sus gruesas gafas.
Rachel sacó la fotografía de su bolso y se la mostró.
La doctora Grant se quedó un minuto en silencio.
—Interesante. —Entrecerró los ojos—. Sin duda es un símbolo celta. En la antigua Irlanda, antes de que
los romanos la invadieran, el arte de los celtas era representado en piedras.
El primer estilo usado en esos monumentos se llamó «La Tene». Sus diseños mostraban motivos en espiral, tramas entrelazadas y nudos que habían sido utilizados por los trabajadores del metal durante siglos. —Dejó la fotografía sobre el escritorio y fue hasta una estantería, regresó con un objeto entre las manos—. Este es un talismán, fue hallado hace unos veinte años en una excavación en Francia.

Data del período Hallstatt, más conocido como la edad de los príncipes, aproximadamente a mediados del siglo V antes de Cristo —explicó.
Se lo entregó a Rachel.
—Como podrán ver tiene un nudo celta grabado en el centro.
En efecto, encastrado en el centro de aquella pieza de metal se podía observar un nudo celta perfectamente tallado; idéntico al que aparecía tatuado en la piel de las tres víctimas y en _______.
—¿Qué significado tiene? —preguntó Rachel. Había investigado algo del asunto a través de Internet pero prefería escuchar la opinión de una experta.
—Pues los diseños más antiguos tenían, por cierto, un simbolismo espiritual que se fue perdiendo a través del tiempo y que también se vio influenciado por la llegada del Cristianismo y de otras culturas. —

Entrelazó sus manos encima del escritorio—. El continuo enroscado de los diseños sugería eternidad y conexión; algunos nudos han sido diseñados para ahuyentar espíritus malignos.
Jared presentía que lo que estaban oyendo tenía poco que ver con lo que ellos estaban buscando. Dejó que la mujer continuara hablando.
—La combinación de figuras humanas o de animales podía representar la naturaleza dependiente de dos o más nudos enlazados juntos y que simboliza a los amantes, a los cazadores y su presa, a la comunión entre Dios y el hombre y, en la Edad Media, a la Santísima Trinidad. Algunos nudos, como el que usted sostiene en su mano, fueron usados como talismanes mágicos para protección.
—Háblenos más de la parte en la que representa a los amantes —le pidió Jared.
—Los diseños más modernos incluían corazones entrelazados y otros «nudos de amor». —Observó de nuevo la fotografía del tatuaje—. Según unas reglas generales la forma del diseño a veces determinaba el significado de un nudo. Viendo este diseño, puedo decirles que, quien sea que haya tatuado este nudo celta, buscaba representar la unidad o la eternidad. Es un nudo que no se puede deshacer y se creía que era intercambiado por los amantes como deseo de que su relación fuera eterna; simboliza el complemento y la fusión de la pareja.
Jared y Rachel se miraron por un momento. Aquello sí les resultaba conocido.
—Gracias, doctora Grant.
—Hay algo más —les dijo y se acomodó las gafas por encima del puente de la nariz—. Es muy probable, es más, estoy casi segura, de que la persona que tatuó el nudo celta también lleva el suyo sobre su piel.
Salieron de aquella oficina tras agradecerle, una vez más, a la doctora Grant su cooperación.
—Interesante, ¿no crees? —preguntó Rachel mientras abría la puerta del acompañante del automóvil de
Jared—. El sujeto debe de tener tatuado el nudo en alguna parte de su cuerpo.
—Si tuviéramos al menos un sospechoso, todo sería más sencillo —respondió él, un poco menos animado que su compañera.
—No tardará en caer. Cada paso en nuestra investigación nos adentra más en su mundo.
Jared asintió y encendió el motor.
—¿Qué ha sucedido con la cinta de la emisora de radio?

—Mañana mismo estará en el laboratorio para ser analizada —respondió Rachel mientras se abrochaba el cinturón.
—Muy bien. —Le sonrió—. ¿Vuelves a la comisaría o prefieres que te lleve a casa de tu hermana?
Rachel le lanzó una mirada perspicaz.
—¿Acaso tienes prisa por deshacerte de mí?
—¿Cómo puedes pensar eso?
—Porque no ves la hora de dejarme por ahí y llegar a tu casa lo antes posible. —Torció la boca—. Y no creo que sea Sam el culpable de esa ansiedad.
Jared apartó la mirada de inmediato; temía que su compañera descubriera lo que había en sus ojos. ¿Qué diría ella si supiera del momento de intimidad que _______ y él habían compartido la noche anterior? Sin lugar a dudas pondría el grito en el cielo; y no era para menos.
—¿Hay algo que quieras decirme y que se supone que yo no debería saber? —lo interrogó.
—En absoluto —respondió con firmeza.
—¿Seguro?
—Seguro, detective Parker.
—Espero que me esté diciendo la verdad, detective Leto.
Jared tragó saliva y se quedo en silencio. No podía contárselo a Rachel; sobre todo cuando le había prometido que no cometería la locura de involucrarse con el único testigo que tenían en el caso. Él confiaba ciegamente en su compañera, e incluso muchas veces habían hablado de temas personales que nada tenían que ver con la labor policial. Él conocía todos sus secretos y ella conocía los suyos.

Bueno, no todos. Lo que había pasado con _______ y la manera en la que la deseaba cada vez que la tenía cerca y cómo anhelaba regresar a su casa tan solo para verla, eso no podría saberlo nunca.

Aunque, conociendo a su compañera, dudaba que no lo supiera ya.
Finalmente, una vez que logró escapar de sus preguntas y sus miradas inquisidoras, la dejó en el edificio donde vivía su hermana, abandonó aquella parte de Fresno y se interno en el Tower District. Observó su reloj. En veinte minutos llegaría a su casa. Se imaginó a _______ esperándolo vestida para la ocasión y oliendo a gardenias frescas; la cena lista y en la mesa dos velas y una botella de vino, Sam recostado junto al sofá completaba aquella escena que, vívidamente, se repitió una y otra vez durante el trayecto.
El montacargas estaba vacío cuando subió y no se encontró a nadie en el pasillo. Mejor así; llevaba prisa y no quería perder tiempo hablando con nadie, solo quería verla. Saber que ella estaba allí, al otro lado de la pared, aceleraba frenéticamente el ritmo de su corazón.
Entró y como de costumbre arrojó sus llaves dentro de la vasija de cerámica que descansaba sobre la mesita. Lo primero que distinguió fue el desorden de papeles y un portátil encima del baúl de cuero. Era extraño, no le había visto coger un portátil el día que fueron a su casa. Echó un vistazo al resto del lugar; no había señales de _______ por ninguna parte, tampoco Sam estaba donde siempre solía estar.
De repente, una sombra que se movía en la cocina alertó sus cinco sentidos. No era _______, la silueta que alcanzó a distinguir era la de un hombre. Sacó la pistola de la cartuchera y la sostuvo con fuerza entre las manos.
Había un intruso en su cocina y no sabía dónde estaba _______. Sintió que su cabeza comenzaba a latir mientras un sudor frío bajaba por su frente en pequeñas gotas. La garganta se le secó y comenzó a caminar hacia la cocina con la pistola empuñada hacia adelante. Ignoraba lo que estaba haciendo aquel hombre allí, pero se movía de forma pausada de un lado a otro dentro de su cocina. Se recostó contra la pared y cerró los ojos. Respiró hondo cinco veces y lentamente los volvió a abrir. Estaba preparado, era parte de su trabajo; ya había pasado por lo mismo antes, pero esa era la primera vez que le tocaba tan de cerca, en su propia vivienda.
Con un movimiento rápido se dio media vuelta y entró en la cocina sin hacer el menor ruido.
—¡Alto o disparo!



Perdon por no haberles subido capitulo durante varios dias, al igual que tu Rosie me fui de vacaciones pero yo si tenia la computadora pero como soy bien vaga no tenia tiempo ni de prenderla.... Saludos a todas!

Dios! Quien estará en su cocina? sera el asesino? sjghdjfskd las dejo con la duda:)
karla Felix
karla Felix


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