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Cartas anónimas [Logan Lerman]
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Cartas anónimas [Logan Lerman]
seguila! me encanto el primer capitulo y el prólogo porfa subí pronto cap
Jezabel
Re: Cartas anónimas [Logan Lerman]
¡Gracias a todas las lectoras! luego contestaré los comentarios :D
Les dejo este mini-capítulo porque me estoy pasando por aquí de ráfaga, pero luego a la noche, seguramente subiré otra parte del capítulo. Si les suena aburrido, lo siento, pero realmente esta parte tenía que estar para algo que pasará más adelante.
En fin, espero que les guste y espero sus opiniones. Me verán -mejor dicho, me leeran- por aquí en la noche. Besos y hasta entonces :)
Les dejo este mini-capítulo porque me estoy pasando por aquí de ráfaga, pero luego a la noche, seguramente subiré otra parte del capítulo. Si les suena aburrido, lo siento, pero realmente esta parte tenía que estar para algo que pasará más adelante.
En fin, espero que les guste y espero sus opiniones. Me verán -mejor dicho, me leeran- por aquí en la noche. Besos y hasta entonces :)
Capítulo 2
Parte 1En cuanto pisó sus pies sobre la alfombra, pudo sentir una pesadumbre intensificándose en su pecho y su espina dorsal se puso tiesa de repente tras un escalofrío que la había recorrido de pies a cabeza. El ambiente pesado, casi tangible, logró tomarla por sorpresa, pues a pesar de no haber sido el mejor día de su vida, los sucesos habían estado –en su mayoría- a su favor. Eso era más que suficiente para sentirse amenazada en su hogar, donde estaba segura que no la pasaría tan bien como en el instituto.
Si bien asistía a un internado, todos los alumnos tenían la posibilidad de volver a sus casas cuando quisiesen, y a pesar de que Yedid no era partidaria de eso y prefería pasar sus ratos libres en una habitación escolar, su madre había convenido que ella regresaría cada día a casa al igual que su hermano.
Apenas recordaba la única vez que había dormido en el internado en vez de su hogar materno, y no había terminado bien, pues ésta se había enterado y los siguientes días se convirtieron en un verdadero infierno para Yedid (y para su hermano, quien la había ayudado).
Con el tiempo, Yedid aprendió a hacer caso a todas las órdenes que le daban y cayó poco a poco en un estado de sometimiento en que le era imposible salir. Jake, por su parte, también mantenía la cabeza baja la mayoría de las veces, pero también tenía momentos en los que se rebelaba no haciendo caso a las órdenes que sus padres le dictaban o haciendo vagos comentarios atacantes. Eso les había costado a ambos varias sesiones de golpes.
Yedid miró a su alrededor, pero no había nadie allí. Supuso que su madre y su nuevo marido se encontraban arriba haciendo vaya-a-saber-qué. Dejó su bolso sobre una de las sillas del comedor y comenzó a rebuscar algo para comer y calmar su hambre. Comenzó por los cajones, las estanterías sobre la mesada y en el refrigerador pero no encontró absolutamente nada. Finalmente decidió recurrir al plan de urgencia que horas atrás había planeado.
Su madre había llegado, luego de ir al mercado, con una bolsa llena de verduras y frutas de todas las clases y colores, desde manzanas rojas y verdes hasta peras, duraznos, maracuyás, naranjas y ananás. Luego le había ordenado a Yedid pelar y cortar todas las frutas y colocarlas en un recipiente a modo de cóctel, explicándole que serviría para que Richard –su padrastro- llevara al trabajo y le convidara a sus compañeros en la oficina.
Sin chistar, Yedid había comenzado con su labor, desganada por el intenso sabor dulce que desprendían las frutas y le hacía agua la boca. Lo malo era que, por más que quisiese, no podía tomar absolutamente nada.
Pero ni bien su madre se fue hacía el living, Yedid había aprovechado para apartar dos manzanas (una verde y una roja) para cuando su madre la castigase no dejándola cenar. Después, las había ocultado dentro del spar, que a pesar de tener grasitud era un buen escondite pues tenía el tamaño ideal y nadie iría allí en busca de comida.
Ese, era un buen momento para aprovechar una de las frutas.
Levantó la caja externa del spar e introdujo la mano hasta dar con la manzana de intenso color rojo. Se apuró a lavarla y la guardo en su bolso para luego emprender camino hasta su habitación.
Su habitación era la menos barbie que se podía esperar de una chica de su edad. Estaba decorada en tonos verdes oscuros y grises opacos
Una vez llegó allí, volvió a tomar la fruta entre sus manos, se quito los lentes de descanso y se recostó en la cama. Dio un mordisco y luego otro y otro, pero se detuvo al escuchar el click que hacía la puerta cuando alguien intentaba abrirla del otro lado. Dejó el brazo caer hasta ocultar la fruta, pero para su sorpresa, solo era Jake.
—Ah, eres tú. Me había asustado. ¿Quieres un mordisco?—dijo Yedid aliviada, alcanzándole la fruta a su hermano.
—No, gracias Yed. Ya te comido, una chica bonita me compro un sándwich. Pobre, me dio lástima no habérselo agradecido de la forma que ella quería –Jake se encogió de hombros—.Pero estaba rico de todas formas. Y tu, ¿de donde has sacado eso?- preguntó rápidamente con una ceja azada.
—Uno de los encargos de mamá.
—Se enojará si se entera.
—Pero no ocurrirá, porque tú no le dirás. –Guardó silencio por unos segundos— ¿No se supone que estarías en una reunión del club de teatro? Eso me dijo tu amigo Adam.
—Decidimos posponerlo algunos días. Aún no tenemos planeado cambiar de obra, además, necesitamos a Lady Macbeth, ¿no quieres hacerlo tú?
— ¡Ni loca!—exclamó Yedid—Dime, ¿a qué has venido?
Si algo sabía ella de su hermano era que solo pasaba por su habitación cuando buscaba algo puntual. Sin embargo, Jake intentaba iniciar conversación antes de pedir algo de mucha importancia.
—Por nada en especial, pero quería saber si ya has escrito la carta como te había dicho
—Si, aunque me hubiese gustado no haberlo hecho. Me arrepentí al instante, ¿contarle mis problemas a un desconocido? ¡Qué locura!—exclamó la chica, lanzado lo restante de la manzana en un cesto de basura, que luego tenia que sacar a la calle si no quería que su madre de enterara de su pequeño hurto.
— ¿Y sabes si te han respondido?—inquirió Jake, acomodándose en un puff allí.
—No lo sé, salí corriendo inmediatamente después. No quería que nadie me viera allí.
—Hum, seguro tendrás una respuesta el día de mañana, o un “feed-back”, como diría mi profesora de Lenguaje.
—Una “retroalimentación”, querrás decir. Por cierto, ¿quién era la chica del sándwich?
—Mía Cooper. Una chica de un año menos, seguro comparten algunas clases, digo, tú tienes varias de su año. —se encogió de hombros, quitándole importancia mientras se metía las manos en el bolsillo.
— ¡YEDID!—un gritó resonó en toda la caza.
—Mamá…- susurró Jake. —Ve, yo te ayudo, seguro quiere que prepares alguna cena…
Yedid se levantó de la cama, trastabillando en el pequeño escalón que dividía su habitación del pasillo. Jake la seguía justo detrás, con sus manos aún guardadas en el pantalón y con pasos repiqueteando en la madera del suelo. A ella jamás le había gustado el sonido que producía aquel pasillo cuando se caminaba por el, pues parecía crujir. Cuando era chica, pensaba que en cualquier momento caería al vacío, y en la actualidad, deseaba que eso pasara.
Cuando llegó a la cocina su madre la esperaba. Más allá del terrible carácter que las distanciaba, Yedid y su madre eran un calco: ambas cabelleras rubias pálidas (casi albinas) relucían bajo las luces de la misma manera y sus pares de ojos tenían el mismo tono celestino, además medían exactamente lo mismo. La única diferencia física entre ambas era que Yedid tenía apariencia más menuda y flacucha que la mujer que la había engendrado.
— ¿Acaso son siameses? La llamé a ella, no a ti. —dijo Beatrice como saludo, dirigiéndose a su hijo varón.
Jake levantó la vista, apretando la mandíbula notablemente mientras la observaba fijo.
— ¿Qué esperas? Vete. –ordenó, haciendo su ademán con su mano y dirigiendo su atención a la chica. — ¿A qué hora has llegado?
—No hace más de una hora. No recuerdo la hora en la que salí al colegio.
—Hoy es jueves.
—Lo sé.
—Richard invitó a algunos amigos a casa. Y no queremos que andes merodeando por la casa. Él les ha dicho que solo tengo un hijo varón para que tengan una comida solo de hombres, así que enciérrate en tu habitación y no te acerques para nada. –hizo una pausa. —Ahí te he dejado algunas cosas para que prepares una cena decente. DECENTE, ¿entiendes lo que eso significa o no se encuentra en tu diccionario?
—Si, ya mismo lo haré…
Si bien asistía a un internado, todos los alumnos tenían la posibilidad de volver a sus casas cuando quisiesen, y a pesar de que Yedid no era partidaria de eso y prefería pasar sus ratos libres en una habitación escolar, su madre había convenido que ella regresaría cada día a casa al igual que su hermano.
Apenas recordaba la única vez que había dormido en el internado en vez de su hogar materno, y no había terminado bien, pues ésta se había enterado y los siguientes días se convirtieron en un verdadero infierno para Yedid (y para su hermano, quien la había ayudado).
Con el tiempo, Yedid aprendió a hacer caso a todas las órdenes que le daban y cayó poco a poco en un estado de sometimiento en que le era imposible salir. Jake, por su parte, también mantenía la cabeza baja la mayoría de las veces, pero también tenía momentos en los que se rebelaba no haciendo caso a las órdenes que sus padres le dictaban o haciendo vagos comentarios atacantes. Eso les había costado a ambos varias sesiones de golpes.
Yedid miró a su alrededor, pero no había nadie allí. Supuso que su madre y su nuevo marido se encontraban arriba haciendo vaya-a-saber-qué. Dejó su bolso sobre una de las sillas del comedor y comenzó a rebuscar algo para comer y calmar su hambre. Comenzó por los cajones, las estanterías sobre la mesada y en el refrigerador pero no encontró absolutamente nada. Finalmente decidió recurrir al plan de urgencia que horas atrás había planeado.
Su madre había llegado, luego de ir al mercado, con una bolsa llena de verduras y frutas de todas las clases y colores, desde manzanas rojas y verdes hasta peras, duraznos, maracuyás, naranjas y ananás. Luego le había ordenado a Yedid pelar y cortar todas las frutas y colocarlas en un recipiente a modo de cóctel, explicándole que serviría para que Richard –su padrastro- llevara al trabajo y le convidara a sus compañeros en la oficina.
Sin chistar, Yedid había comenzado con su labor, desganada por el intenso sabor dulce que desprendían las frutas y le hacía agua la boca. Lo malo era que, por más que quisiese, no podía tomar absolutamente nada.
Pero ni bien su madre se fue hacía el living, Yedid había aprovechado para apartar dos manzanas (una verde y una roja) para cuando su madre la castigase no dejándola cenar. Después, las había ocultado dentro del spar, que a pesar de tener grasitud era un buen escondite pues tenía el tamaño ideal y nadie iría allí en busca de comida.
Ese, era un buen momento para aprovechar una de las frutas.
Levantó la caja externa del spar e introdujo la mano hasta dar con la manzana de intenso color rojo. Se apuró a lavarla y la guardo en su bolso para luego emprender camino hasta su habitación.
Su habitación era la menos barbie que se podía esperar de una chica de su edad. Estaba decorada en tonos verdes oscuros y grises opacos
Una vez llegó allí, volvió a tomar la fruta entre sus manos, se quito los lentes de descanso y se recostó en la cama. Dio un mordisco y luego otro y otro, pero se detuvo al escuchar el click que hacía la puerta cuando alguien intentaba abrirla del otro lado. Dejó el brazo caer hasta ocultar la fruta, pero para su sorpresa, solo era Jake.
—Ah, eres tú. Me había asustado. ¿Quieres un mordisco?—dijo Yedid aliviada, alcanzándole la fruta a su hermano.
—No, gracias Yed. Ya te comido, una chica bonita me compro un sándwich. Pobre, me dio lástima no habérselo agradecido de la forma que ella quería –Jake se encogió de hombros—.Pero estaba rico de todas formas. Y tu, ¿de donde has sacado eso?- preguntó rápidamente con una ceja azada.
—Uno de los encargos de mamá.
—Se enojará si se entera.
—Pero no ocurrirá, porque tú no le dirás. –Guardó silencio por unos segundos— ¿No se supone que estarías en una reunión del club de teatro? Eso me dijo tu amigo Adam.
—Decidimos posponerlo algunos días. Aún no tenemos planeado cambiar de obra, además, necesitamos a Lady Macbeth, ¿no quieres hacerlo tú?
— ¡Ni loca!—exclamó Yedid—Dime, ¿a qué has venido?
Si algo sabía ella de su hermano era que solo pasaba por su habitación cuando buscaba algo puntual. Sin embargo, Jake intentaba iniciar conversación antes de pedir algo de mucha importancia.
—Por nada en especial, pero quería saber si ya has escrito la carta como te había dicho
—Si, aunque me hubiese gustado no haberlo hecho. Me arrepentí al instante, ¿contarle mis problemas a un desconocido? ¡Qué locura!—exclamó la chica, lanzado lo restante de la manzana en un cesto de basura, que luego tenia que sacar a la calle si no quería que su madre de enterara de su pequeño hurto.
— ¿Y sabes si te han respondido?—inquirió Jake, acomodándose en un puff allí.
—No lo sé, salí corriendo inmediatamente después. No quería que nadie me viera allí.
—Hum, seguro tendrás una respuesta el día de mañana, o un “feed-back”, como diría mi profesora de Lenguaje.
—Una “retroalimentación”, querrás decir. Por cierto, ¿quién era la chica del sándwich?
—Mía Cooper. Una chica de un año menos, seguro comparten algunas clases, digo, tú tienes varias de su año. —se encogió de hombros, quitándole importancia mientras se metía las manos en el bolsillo.
— ¡YEDID!—un gritó resonó en toda la caza.
—Mamá…- susurró Jake. —Ve, yo te ayudo, seguro quiere que prepares alguna cena…
Yedid se levantó de la cama, trastabillando en el pequeño escalón que dividía su habitación del pasillo. Jake la seguía justo detrás, con sus manos aún guardadas en el pantalón y con pasos repiqueteando en la madera del suelo. A ella jamás le había gustado el sonido que producía aquel pasillo cuando se caminaba por el, pues parecía crujir. Cuando era chica, pensaba que en cualquier momento caería al vacío, y en la actualidad, deseaba que eso pasara.
Cuando llegó a la cocina su madre la esperaba. Más allá del terrible carácter que las distanciaba, Yedid y su madre eran un calco: ambas cabelleras rubias pálidas (casi albinas) relucían bajo las luces de la misma manera y sus pares de ojos tenían el mismo tono celestino, además medían exactamente lo mismo. La única diferencia física entre ambas era que Yedid tenía apariencia más menuda y flacucha que la mujer que la había engendrado.
— ¿Acaso son siameses? La llamé a ella, no a ti. —dijo Beatrice como saludo, dirigiéndose a su hijo varón.
Jake levantó la vista, apretando la mandíbula notablemente mientras la observaba fijo.
— ¿Qué esperas? Vete. –ordenó, haciendo su ademán con su mano y dirigiendo su atención a la chica. — ¿A qué hora has llegado?
—No hace más de una hora. No recuerdo la hora en la que salí al colegio.
—Hoy es jueves.
—Lo sé.
—Richard invitó a algunos amigos a casa. Y no queremos que andes merodeando por la casa. Él les ha dicho que solo tengo un hijo varón para que tengan una comida solo de hombres, así que enciérrate en tu habitación y no te acerques para nada. –hizo una pausa. —Ahí te he dejado algunas cosas para que prepares una cena decente. DECENTE, ¿entiendes lo que eso significa o no se encuentra en tu diccionario?
—Si, ya mismo lo haré…
Última edición por VirgiPaluvile el Mar 05 Nov 2013, 2:17 am, editado 1 vez
Sherlia
Re: Cartas anónimas [Logan Lerman]
Que loco como la tratan :/
Realmente me hace sentir mal leer eso jajaja, me pongo en su lugar y me da ganas de pegarles en la cara a todos (?)
SEGUILA!
Quiero saber que pasa :)
Realmente me hace sentir mal leer eso jajaja, me pongo en su lugar y me da ganas de pegarles en la cara a todos (?)
SEGUILA!
Quiero saber que pasa :)
Paty_Loca
Re: Cartas anónimas [Logan Lerman]
¡ME ENCANTA QUE TE GUSTE! Besos!Paty_Loca escribió:Ah, y sobre lo ultimo que subiste, estuvo buenisimo! Me encanta realmente como relatas las cosas :)
Sos una genia!
SEGUILA! Quiero saber como sigue jajajaja
Sherlia
Re: Cartas anónimas [Logan Lerman]
Listo cariño, y entre hoy y mañana, subo otro :3Ana(: escribió:Sube caaaaap. (:
Sherlia
Re: Cartas anónimas [Logan Lerman]
Hola! Bienvenida! Me alegra que haya nuevas lectoras. HASTA PRONTO :3Jezabel escribió:seguila! me encanto el primer capitulo y el prólogo porfa subí pronto cap
Pd.: ¿como te puedo decir? ¿Jezabel?
Sherlia
Re: Cartas anónimas [Logan Lerman]
Sakura. escribió:¡Hooola!
>Más te vale que me recuerdes ¬¬<
La trama esta genailosa .Acá me tenés como lectora leal (?
Logan es tan .sensualudo e.é
Askajdkla quiero saber que pasa smlkdjska. Ah descuida, así te quedo perfecto el capítulo. Eres una grandiosa escritora, ya te lo había dicho antes...
Besos Virgi ;)
PD: Si que me haces falta. Te he extrañado amiga.
¡SI, ME ACUERDO! Pero tuve que revisar tu perfil: ¿cómo OSAS cambiarte de nombre? ¿eh? ¿EH? desubicada (?
Logan esta muy .......ejem, ejem. :chkt:
Me alegra que te haya gustado el capítulo, ya sabes, baja autoestima de escritora.
BESOS, BESOS, BESOS!
Logan esta muy .......ejem, ejem. :chkt:
Me alegra que te haya gustado el capítulo, ya sabes, baja autoestima de escritora.
BESOS, BESOS, BESOS!
Sherlia
Re: Cartas anónimas [Logan Lerman]
Si las cosas me salen bien, mañana por la tarde subo un capítulo. El miércoles tengo integradora, así queserá hasta entonces. y si estoy muy deprimida por mi nota, ni esperen que ande por aca xD
Beso, beso, mua mua.
Beso, beso, mua mua.
Capítulo 2
Parte 2Logan guardó la nota recelosamente en una pequeña caja sobre su cómoda. La había releído unas diez veces y cada vez que lo hacía, volvía a formársele un aquel nudo en la garganta.
No podía conciliar el sueño pensando en la vida que aquella carta relataba mientras Rupert parecía pasársela en grande en su sueño (gemía por lo bajo y soltaba suspiros pausados entre ronquidos). Imaginar aquellas situaciones le inquietaba. ¿Tanto podía llegar a expresar un simple papel?
Dio vuelta otras dos veces en la cama antes de levantarse del todo, cansado de sus poco efectivos intentos de conseguir dormir.
Dos horas más tarde, el despertador sonó, logrando que Rupert por fin despertara y se dispusiera a realizar sus tareas diarias.
Logan se dirigió hacia su cama y rebusco entre la ropa alborotada lo que tanto buscaba, exactamente un sobre blanco, en cuyo interior se encontraba la contestación que enviaría para la chica de la carta original. Esperaba no parecer un idiota con lo que había escrito, y deseaba servir de consuelo para la Número 35, como el la había apodado aunque hubiese deseado saber su nombre verdadero.
Se vistió y cepillo los dientes en un pelín de tiempo, y justo cuando el primer timbre sonó, el ya estaba caminando por el pasillo. Su mejor amigo lo alcanzó, apurando su paso para estar a la altura de Logan. Luego, le puso una mano en el hombro, para frenarlo.
—¡Eh! ¿Llegas tarde a algún lado?—bromeó, sin darse cuenta de que no estaba tan errado.
Logan esperaba escabullirse hasta el buzón rojo, pero que su amigo le siguiera el rastro no ayudaba. Mas tarde, tal vez no podría dejar la carta, debía conseguir alguna forma de poder escapar de allí. Miró el cartel puesto sobre la pared: número 15. Estaba a doce pasillos de su objetivo.
Observó el panorama un segundo, hasta que se detuvo en la puerta de un baño.
—Tengo que ir, luego te veo en los entrenamientos. —Logan le dio una palmadita en la espalda a Rupert, y se metió en el lavado, sin darse cuenta que estaba dentro del baño de mujeres.
Saludó a una chica que entraba, mirándolo atónita con un:
—Bien día. —como si fuera normal verlo por allí.
Pero tuvo que retirarse en cuanto otra chica entró, gritándole que saliera “inmediatamente si no quería que le llamara al director“.
Espero uno segundos, hasta que no vio rastro de ningún alumno en los alrededores y luego, dio media vuelta, caminando varios pasillos hasta el número 3. Volvió a revisar que nadie anduviera merodeando por allí, y luego, se acercó al buzón que allí lo esperaba.
•••
Sentada en las gradas del campo de fútbol, se hallaban unas muchachas de unos diecisiete años.
Pero entre ellas, destacaba una en específico, con espeso cabello café oscuro que caía sobre su espalda. Sus largas piernas relucían bajo el sol y su postura recta no encajaba del todo con la imagen de chica-de-playa que ella se jactaba de tener. Aún así, los jugadores del equipo, que se encontraban del otro lado del campo estaban observándola desde hacía varios minutos.
Entre ellos, el co-capitán, Charles Bootpick se relamía los labios en pensar en esa chica, que había demostrado con el tiempo no ser una dama precisamente difícil.
—Esta muy buena. —certificó él. –Y dejó al novio. ¿Lo entienden? ¡Está soltera, madre mía!—un balón de football voló desde su lado izquierdo, golpeándole en el hombro.
—Pero no te será fácil, es más, no tienes casi imposible. Es mucho para ti. —aseguró otro jugador. –Su novio era una súper estrella o algo de eso. No lo recuerdo bien, pero sí sé que tenía un club de fans. Mi hermana lo amaba, para ella era como un dios griego o algo así…
—Tampoco está taaaan buena. —dijo Logan, arrastrando aquella palabra para acentuar más su punto de vista.
Varias cabezas se dieron vuelta para verlo, realmente confundidos frente al comentario del oji-azul. Uno de ellos alzó ambas cejas, consternado como si el hubiese dicho que había visto a una vaca volar, pero Logan continuaba apoyando su punto.
—Digo, —aclaró—no es una chica inalcanzable o una modelo de Vogué, además, tiene fama de “cortesana”, por así decirlo.—inclinó la cabeza hacia el lado derecho, mirándola de cerca.
—Eso dices tú, porque ella jamás te daría cabida. “Resentido adelantado”, diría yo. –terció Charles practicando algunas jugadas con el balón.
—¡Claro que no! ¡Podría tenerla en la palma de la mano en un segundo! Ya te lo dije, esa chica es fácil y también parece interesada, ¿crees de verdad que no saldría con Logan Wade Lerman, capitán de los Pavos Reales de Wedcom High School?
—¿Tan seguro de ti mismo, Lerman? ¿Quieres apostar?
•••
Yedid se arrastró a hurtadillas por el pasillo, acomodándose los lentes de montura cuadrada sobre el puente de la nariz con paso apurado buscando algún lugar donde meterse para pasar el receso.
De pronto, alguien la empujó, lanzándola sobre los casilleros y tomándola del cuello hasta que sus pies rozaban levemente el suelo. Yedid miró impactada a su contrincante, mientras comenzaba a respirar dificultosamente por la presión que ejercían sobre su garganta, encontrándose con una chica que su edad que la observaba indignada.
Sherlia
Re: Cartas anónimas [Logan Lerman]
New reader !!
Estaba buscando fic de Logan y puff aprecio la tuya y me encanto.
La historia es muy buena ,me parece muy original.
Yedid tiene un nombre muy original,pero tiene una vida muy agria,que bueno que tiene a su hermano.
Escribiria mas pero tengo hambre haha.
Espero ansiosa que subas .
Besus Isy.
Estaba buscando fic de Logan y puff aprecio la tuya y me encanto.
La historia es muy buena ,me parece muy original.
Yedid tiene un nombre muy original,pero tiene una vida muy agria,que bueno que tiene a su hermano.
Escribiria mas pero tengo hambre haha.
Espero ansiosa que subas .
Besus Isy.
prettygirl
Re: Cartas anónimas [Logan Lerman]
¿Y la dejas así? ¿Y LA DEJAS ASÍ?
Yo a ti te mato. Me has dejado con la intriga ¿Contenta? Espero que si porque si, para eso lo has dejado asi.
¿Quien coño es? Exijo que me lo digas!
Siguela pronto.
Besos.
Ana(: xx
Yo a ti te mato. Me has dejado con la intriga ¿Contenta? Espero que si porque si, para eso lo has dejado asi.
¿Quien coño es? Exijo que me lo digas!
Siguela pronto.
Besos.
Ana(: xx
Shelley
Re: Cartas anónimas [Logan Lerman]
Capítulo 3
Parte 1La joven que sostenía a Yedid la soltó de inmediato al notar que no era la persona que buscaba.
—Lo siento, lo siento, en serio lo siento…—repitió una y otra vez hasta que Yedid -que había caído al suelo inmediatamente-se acomodó para poder levantarse.
Yedid la miró aprensiva por unos segundos mientras se tocaba el cuello en la zona por donde la habían acorralado. Aún le dolía y podía jurar que incluso le había dejado las marcas. Volvió a mirarla una vez más. Tenía el cabello corto, con mechones apuntando hacia todas las direcciones y las puntas de un intenso color fucsia; sus ojos estaban cargados de abundante rímel negro y tenía unas cuántas pecas sobre el puente de la nariz.
Espero a que su respiración volviera a funcionar correctamente antes de hablar.
—¿Quién eres?—preguntó Yedid alarmada pensando en que hubiese sido más adecuado preguntar “¿De qué correccional has escapado?”.
—Lo siento—volvió a decir la desconocida. —, te confundí con otra persona. Creí que eras Clío, esa idiota. Ya me parecía raro que hubiese cambiado de color de cabello. Soy Iara Bachmann. –-Se presentó, estirando un brazo en dirección a Yedid.
—¿Pensabas matarla? A esa tal Clío…—preguntó la rubia sin preocuparse en revelar su nombre.
—Mmm…—respondió Iara. —No del todo, pero a nadie le hace mal un susto. Pero eso no importa ahora, ¿te encuentras bien? ¿Quieres que te acompañe hasta la enfermería?—preguntó con tono de voz preocupado mientras una aturdida Yedid le agarraba la mano para poder levantarse.
—No, no, estoy bien. —aseguró ella, ya de pie y acomodándose el uniforme escolar.
Miró el reloj de la pared, si no partía pronto y se apresuraba llegaría tarde y no podía permitirse una detención ese día, no al menos con el humor que su madre y su padrastro tenían últimamente.
Le echó otra mirada rápida, recelosa y de echó a andar por el pasillo, sin prestarle atención a Iara Bachmann, quien seguía el mismo camino algunos pasos hacia atrás. Luego, se metió en el aula de la clase de Tecnología.
•••Logan se frotó las manos por la emoción de saber que pronto podrá reírse todo lo que quisiera. El campo estaba vacío (excepto por los partícipes) y era la ocasión perfecta. Si sus cálculos eran correctos, no pasaría ningún profesor por allí en al menos una hora y para ese entonces, ya no habría nadie.
En la esquina derecha, la coartada estaba lista, eran tres chicas que habían accedido a ayudar con el plan en caso de que algún directivo se acercara. Si eso sucedía, ellas llevarían a cabo una distracción. Mientras tanto, los diez jugadores del equipo se encontraban ocultos detrás de las gradas, asomando sus cabezas cada tanto y esperando el momento de la acción.
—¿Estás seguro que las chicas harán lo suyo?—preguntó Logan, torciendo el gesto. No confiaba en esas…
—Si, obvio, las porristas aman este tipo de cosas. –contestó Charles.
Rupert señaló hacia el lateral derecho, donde las chicas aparecían, arrastrando con ellas a varios mate-atletas.
Lerman, junto con el resto del equipo, subieron a la cima de las gradas, donde los baldes ya estaban ubicados.
Esperaron unos segundos hasta que las porristas habían dejado a los chicos a punto y debajo de la zona de “acción”.
—Uno…-comenzó a contar Rupert. —Dos…—miró a Logan divertido y subiendo el barril para dejarlo en la posición ideal.—¡TRES!
Pasó demasiado rápido como para disfrutarlo realmente. Las porristas se alejaron de inmediato en cuanto oyeron la señal, corriendo por todo el campo hasta desaparecer de la vista (Clío Benoist fue la última en alejarse, pues antes le envió una ladina sonrisa a Logan) y luego, los muchachos se apuraron en volcar todo el contenido de los recipientes sobre los ojos. Litros y litros de pintura diluidos en una pequeña parte con agua cayendo sobre el pelo, el rostro y la ropa de las victimas. Éstos levantaron la vista de inmediato, topándose con los jugadores.
Era personal. El mes anterior, el equipo había requerido el campo de entrenamiento techado para poder hacer una última e intensa práctica antes de un partido culminante que se llevaba a cabo en unos pares de días. La intensa lluvia no les había permitido utilizar el campo abierto, pero siempre habían tenido la opción de usar la cancha de básquet.
Pero en esa ocasión, la cancha estaba ocupada por los mate-atletas que aún pudiendo usar su aula habitual, habían decidido cambiar de paisaje. Justo ese día. Además, en un cruce de palabras, ellos habían ofendido a Logan llamando a los del equipo “estúpidos”.
Pfff. Nadie decía eso sin ser víctima de una de sus bromas.
El equipo bajó de las gradas, con enormes sonrisas en sus rostros, riendo y aplaudiendo solo para aumentar el grado de ridículo en el que los otros se exponían.
—Y ahora, ¿Quiénes son los estúpidos?—se burló Logan mientras Charles sacaba una foto con su celular.
—Ustedes. —ironizó uno de los amigos de Charles.
No se dieron cuenta de que una profesora no había caído en la distracción de las porristas, y se acercaba hasta allí, hecha una fiera al ver a alumnos suyos completamente teñidos de diversos colores, todos ellos en las gamas de los rosas y violetas.
—¡¡¡Ustedes!!!—bramó, utilizando la misma palabra que había dicho el jugador.
Logan metió las manos en los bolsillos del pantalón, esperando el castigo que la profesora (una que había tenido el año anterior en tecnología) le daría.
—¡Estoy cansada de sus pesadas bromas!
—Lo siento, profe. –contestó Charles, sin estar arrepentido realmente.
—No me interesan en absoluto sus compunciones, señor Bootpick. Pero esto no quedará aquí. Quiero verlos a las cuatro en el aula número diez, y vayan con las cámaras de la sala de video. Me ayudarán en las clases. ¡Y espero que les sirva de lección! ¡Que barbaridad! Ahora los quiero ver lejos del campo. —ordenó, enviando miradas feas hacia todos los jugadores.
—¿Y que hacemos nosotros?—preguntó un mate-atleta cuya masa era completamente rosa chicle señalándose a sí mismo.
—Tendrán que ir por todos lados así, chicos. —musitó la mujer mirándolos de arriba hacia abajo.
Las victimas se fueron echando humo por las orejas, resbalando con la superficie de la cancha varias veces.
Logan y los demás se miraron entre ellos, antes de estallar en carcajadas.
—Estamos castigados, pero valió mucho la pena.
Esperaba que no hubiera ningún rastro en el cuello que significara alguna marca duradera, porque no creía que resultara estético los dedos índice y pulgar de Iara impresos en esa zona.
Abrió la puerta, encontrándose con el aula repleta de alumnos con un solo asiento vacío justo al lado del pizarrón. Fue a tomar asiento de inmediato antes de que la profesora (que aún no había llegado) se percatara de su tardanza.
La profesora Amelia Bittbutter era una mujer joven (rondaba los veinte años), que vestía con jeans gastados y camisas veraniegas. La mayoría de los alumnos del internado padecían un amor platónico por ella pues, además de inteligente, era cordial tanto en clases como en los corredores.
Sus módulos eran relativamente buenos, aunque demasiado extensos: dos largas horas frente a una computadora, televisor u otro aparato electrónico eran un suplicio, sobre todo los días soleados ya que el aula se encontraba en la parte inferior del edificio y apenas entraba un poco de luz por las ventanas. Parecía una cárcel. Al menos para Yedid.
Ese día parecía que las cosas iban a ser diferentes.
La mujer entró a los pocos minutos, poniendo orden a la clase y regañando a algunos alumnos como hacía siempre y luego, fue a su escritorio. Seguido de ella, entraron unos diez alumnos, todos ellos con el abrigo de los Pavos Reales, el equipo de football, cargando varias cajas.
La profesora les envió una mirada severa al ver que ellos ponían mala cara, y luego, se dirigió a sus alumnos.
—Buen día, clase. Hoy nos visitan algunos alumnos de último año, que nos ayudarán a realizar varios proyectos. Estarás aquí varias semanas, así que espero que los traten con la amabilidad que -a pesar de todo- se merecen. Dentro de las cajas hay algunas cámaras de video. Quiero que para dentro de tres semanas nos tengan preparado algún informe sobre leyendas urbanas. Será evaluado y espero su colaboración y la de nuestros invitados. Se organizaran en grupos de a tres personas. –ordenó.
Yedid miró a su alrededor. Veintitrés alumnos buscando alguien con quien agruparse, ignorándola por completo. Se había cruzado de brazos esperando a que alguien no tuviera más opción que colocarse con ella.
Una joven y un chico se dieron vuelta hacia su dirección, escrutándola antes de que él hablara:
—¿Quieres hacerlo con nosotros?—Yedid asintió.
—¿Ya están todos los grupos formados? Perfecto, ahora cada uno de los jóvenes se pondrá con los grupos y juntos entregarán el proyecto. Lo quiero ver en mis manos dentro de cuatro semanas. –señaló a los jugadores y seguido de eso se sentó en la silla de su escritorio, respirando profundamente antes de comenzar a revisar algunos papeles.
Dos jóvenes se acercaron a Yedid. Ambos eran morochos, aunque uno más claro mientras el pelo del otro era azabache. Charles Bootpick y Logan Lerman eran sus nombres, Yedid los conocía, como todo el colegio. Sin embargo nunca había tenido trato con ninguno. Ellos probablemente compartían clases con su hermano pero ella casi no tenía relación con alguien que no fuera de su año, solo los que se encargaban del periódico estudiantil y con el cual ella debía colaborar (obligada por su psicóloga con el pretexto de “integración social”) en el puesto de presentación final.
Aquello era nuevo. Ese día ya había tenido relación con cinco personas más de lo habitual -incluida la chica que la había intentado ahorcar- y sus compañeros de clase.
—Parece que seremos sus ayudantes. —dijo Bootpick, susurrando aunque siendo escuchado de todas formas.
La compañera de grupo se presentó con el nombre de Malena Dickens y el joven como Cooper Bunsen. Yedid no dijo su nombre, se volvió a acomodar los lentes que se habían deslizado un poco.
—Esto va a ser bastante largo. —señaló Logan.
__________________________
Espero que les guste el capítulo. Dije que iba a publicar el miércoles pero me retrase un día porque ya había subido una parte el martes, así que me permití saltarme un día.
Espero que les guste, como siempre y me alegra ver sus mensajes y comentarios (ya me encargaré de responderlos todos).
Esta parte es batsante más larga que de costumbre, y tiene más contenido. Por otra parte, no olviden a Iara porque tomará más importancia en la segundaparte del capítulo. Besos con mucha saliva (eww) para ustedes, y espero que tengan un muy buen fin de semana, porque no creo subir hasta el sábado mínimo.)
Espero que les guste, como siempre y me alegra ver sus mensajes y comentarios (ya me encargaré de responderlos todos).
Esta parte es batsante más larga que de costumbre, y tiene más contenido. Por otra parte, no olviden a Iara porque tomará más importancia en la segundaparte del capítulo. Besos con mucha saliva (eww) para ustedes, y espero que tengan un muy buen fin de semana, porque no creo subir hasta el sábado mínimo.)
Sherlia
Re: Cartas anónimas [Logan Lerman]
AMO.LAS.NUEVAS.LECTORAS. ¡Bienvenida!prettygirl escribió:New reader !!
Estaba buscando fic de Logan y puff aprecio la tuya y me encanto.
La historia es muy buena ,me parece muy original.
Yedid tiene un nombre muy original,pero tiene una vida muy agria,que bueno que tiene a su hermano.
Escribiria mas pero tengo hambre haha.
Espero ansiosa que subas .
Besus Isy.
Me suuuuper alegra que te guste mi historia, en serio.
Yedid es un nombre que en lo persona me gusta mucho. Cuando lo escuche por primera vez me dijeron que era de hombre, pero siempre me había sonado de mujer, así que me fijé bien y super que es un nombre para ambos sexos. Como Sam, o Taylor. ¡Y amo a Jake!
¿Hambre? Yo tengo justo al lado una enorme torta de chocolate con dulce de leche, así bien golosa, rellena y grande, pero no como porque no me gusta el dulce de leche :/ ¿Querés que te convide?
Besos Isy!!!
Sherlia
Re: Cartas anónimas [Logan Lerman]
Ay, si, soy bien bitch.Ana(: escribió:¿Y la dejas así? ¿Y LA DEJAS ASÍ?
Yo a ti te mato. Me has dejado con la intriga ¿Contenta? Espero que si porque si, para eso lo has dejado asi.
¿Quien coño es? Exijo que me lo digas!
Siguela pronto.
Besos.
Ana(: xx
Ya verás quuién es, en el capítulo que acabo de subir...
Hasta pronto, Ana, nos leemos :)
Sherlia
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