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"La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Queremos caps!
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Lalalala! :B
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Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Capítulo 23
El frío cortante atravesó el pesado abrigo de Joe. Finalmente fueron capaces de encontrar una ligera huella en la nieve, a casi una milla fuera de la ciudad. Él y Kevin alumbraron el terreno con las linternas, moviéndose tan rápido como podían a través de la ventisca.
Caían copos y húmedos, cubriendo las huellas casi tan rápido como las descubrían.
—Hay una choza justo delante —le gritó Joe a Ashley, quién venía en la retaguardia.
Avanzaron la distancia restante, por la fuerte ventisca, hasta llegar a la vieja choza que estaba a pocos pasos. Cogió el rifle y se lo echó sobre el hombro, preparándose para disparar.
Kevin caminaba detrás de él, apuntando la puerta con el rifle.
—Ilumina la puerta, entraré —ordenó Joe.
Contó hasta tres y embistió la vieja puerta de madera. Se rompió y Joe tropezó hacia dentro. Kevin se apresuró detrás de él, iluminando, mientras tenía el arma preparada.
— ¡Allí, en el rincón! —exclamó Joe.
Ashley entró detrás de ellos, con la pistola en la mano.
— ¿Encontraron algo? —preguntó ella jadeante.
Joe no contestó. Su atención estaba enfocada en el pequeño niño acurrucado en el rincón de la choza. Arrodillándose en frente del niño, Joe alcanzó y tocó la fría piel del niño.
Para su alivio, el niño se meció y abrió sus ojos.
—Gracias a Dios —murmuró Joe.
Inmediatamente, Ashley empezó a dar órdenes por el radio, mientras daba su posición. Pidió EMS y pidió al operador que informe los padres que el niño había sido encontrado.
—Sean —dijo Joe suavemente—. Hemos llegado a llevarte a casa.
—El hombre malo dijo que no podía volver a casa —tartamudeó Sean—. No hasta…
— ¿No hasta qué? —exigió Ashley.
Con la ceja fruncida en confusión y los labios temblando por el frío, Sean contestó:
—Dijo que tenía que cumplir mi objetivo. ¿Que significa?
Joe miró a los otros y encogió los hombros. ¿Qué chalado raptaba a un niño y lo dejaba para morir de frío?
Se agachó y cogió a Sean, acunándole en los brazos.
—Te llevaremos a casa, Sean. Tu madre estuvo muy preocupada.
—No dejes que el hombre malo le haga daño —murmuró Sean contra la camisa de Joe.
—No te preocupes, hijo. No podrá herir a tu madre.
Sean levantó la cabeza.
—No a mamá. La mujer. El hombre malo dijo que iba a ocuparse de una mujer.
Helados escalofríos de miedo empezaron a recorrer el cuerpo de Joe. Miró a los otros, y el terror empezó a llenarle.
—Cógelo —ordenó a Kevin.
Después de que Kevin tomó al niño en los brazos, Joe buscó su teléfono. Marcó el número de la casa y esperó mientras sonaba. Dejó sonar veinte veces antes de renunciar. Juró por lo bajo.
—Es medianoche —dijo Ashley—. Probablemente están durmiendo.
—Ya, y mi señal es mala —dijo Joe, intentando disipar la horrible premonición que sentía—. Volveré a intentarlo cuando lleguemos a la ciudad.
— ¿Preparados para irse? —preguntó Ashley mientras aseguraba la cuerda del trineo.
Kevin dejó a Sean en el trineo y lo arropó con el edredón. Después, él y Joe cogieron la cuerda y empezaron a empujar el trineo por la nieve. Había como una hora hasta la ciudad, y Joe estaba muy preocupado.
Cuarenta cinco minutos más tarde, sin aliento y avanzando lentamente por la nieve, Joe y Kevin se pararon un momento para descansar.
—Ya no queda mucho —dijo Ashley.
Joe asintió, sin aliento para contestar. Su móvil sonó, acabando con el silencio de la noche. Joe dejó la cuerda y buscó frenéticamente el teléfono y contestó:
—Joe.
—Joe... —la voz de ____, débil y trémula, se escuchó por la línea.
—¿____? —se sentía aliviado.
—Joe, gracias a Dios —la voz parecía un poco más fuerte—. No tengo mucho tiempo. —Podía oír lágrimas en su voz, y se sintió aterrado—. Mató a Nick —sollozó ella.
La sangre de Joe se heló.
—____, ____, ¿cariño, dónde estás? ¿Estás bien? —gritó.
—No sé donde estoy —contestó, la voz estaba desesperada—. Él me llevó. Por favor ven a buscarme —la voz se rompió.
— ¡Maldita bruja, dame esto!
Joe apretó el teléfono, paralizado, mientras oía la escena del otro lado del teléfono. ____ llorando. Joe oyó una bofetada. Y el teléfono se colgó
— ¡Dulce Jesus!
Kevin lo agarró por el hombro.
— ¿Qué demonios está pasando?
—____ —Joe dijo sofocado—. Dijo que Nick está muerto. Y que alguien la tiene.
Kevin dejó la linterna que llevaba.
—Tenemos que ir a la cabaña. Nick. Dios mío. —Joe no podía formar otro pensamiento coherente.
—Pueden marcharse —dijo Ashley—. Puedo llevar a Sean de aquí. Irán más rápido sin el trineo. Llamaré por radio pidiendo refuerzos, cogeré un coche tan rápido como puedo. Mis ayudantes están cerca.
Joe no esperó a oír algo más. Él y Kevin empezaron a correr por la nieve. Nick. Muerto. Las palabras se repetían una y otra vez, llenando su mente como una enfermiza letanía.
El bastardo les atrajo, secuestrando un niño, y ahora tenía a ____. Su sangre se enfrió. Más que la nieve que envolvía sus piernas. ____ moriría si no la encontraran y rápido.
Adelante, el brillo de las luces de la ciudad resplandecía contra la nieve. Joe aumentó la velocidad, decidido a llegar al jeep tan rápido como era posible. Kevin se mantenía detrás de él, absteniéndose de expresar los miedos que merodeaban en sus pensamientos.
Llegaron a la parte de atrás de la tienda de Riley y continuaron corriendo alrededor del aparcamiento, cruzando la calle, donde estaba aparcado el Land Rover. Varias personas, incluso los padres de Sean gritaron preguntas, pero Joe ignoró todo, menos al coche.
Se lanzó en el asiento del conductor, encendió el motor y le dio marcha atrás. Kevin apenas entró, antes de que Joe se disparara calle abajo.
El camino hasta en la cima de la montaña parecía eterno y a cada minuto, Joe rezaba.
—Dios, no te los lleves.
Agarró el volante, tomando las curvas más rápido que nunca.
—Que estén bien. No te lleves a Nick.
Tomaron el camino de entrada, y los dos saltaron hacia la puerta. La casa estaba oscura. Joe entró bruscamente, gritando el nombre de Nick. Kevin pasó por su lado, alcanzando el interruptor.
Maldijo cuando las luces no se encendieron y volvió a gritar el nombre de Nick.
Joe paró en seco cuando escuchó un bajo gemido. Saltó por encima del sofá, hacia el pasillo, en dirección a las habitaciones de huéspedes.
— ¡Consígueme luz! —le gritó a Kevin.
— ¡Nick! ¡Nick! —Joe se lanzó al suelo, al lado de su hermano herido.
Kevin apareció con una linterna y alumbró el cuerpo de Nick. Su pecho estaba cubierto de sangre, pero sus párpados temblaron cuando la luz le dio en la cara.
—Nick, soy yo, Joe. ¿Puedes oírme?
— ¿Cómo no podría, cuándo me estás gritando en el maldito oído? —se quejó Nick.
Joe suspiró de alivio, y se relajó.
—Bastardo, me quitaste diez años de vida.
—____ —empezó Nick, y su voz se rompió—. Tiene a ____.
— ¿Dónde te disparó? —exigió Joe, sin centrarse en ____ por solo un momento. Tenía que tomarlo de uno a uno, y en este minuto, necesitaba estar seguro que Nick estaba bien.
—En el hombro —contestó Nick, jadeando.
— ¿Puedes levantarte?
Nick se movió y gimió de dolor.
— ¡Joe! — llamó Ashley desde la puerta—.¿Estás aquí?
—Aquí —contestó Kevin, moviendo la linterna hacia ella—. ¿Cómo llegaste tan rápido?
—He dejado al niño en la ciudad y vine tan rápido como pude. ¿Jesus Cristo, qué demonios pasó aquí? —preguntó mientras se arrodillaba al lado de Nick.
—Ayúdame a ponerme de pie, maldita sea —dijo Nick desesperado—. Tiene a ____.
— ¿Quién la tiene, Nick? —exigió Joe.
Él y Kevin levantaron a Nick, y Joe le pasó un brazo alrededor para que no se cayera. Guiaron a Nick hacia el sofá y lo sentaron.
—Tenemos que llevarte al hospital —dijo Kevin.
—No.
—Nick, no estás en forma para ir a ninguna parte, solo al hospital.
—Atravesó la carne —jadeó—. No me voy a ninguna parte, mientras que ____ sigue fuera con ese bastardo —se rompió—. Le hizo daño. Lo oí pegándola.
Joe apretó los dedos en puños. Él también oyó al bastando pegando ____.
— ¿Qué más oíste, Nick? ¿Dijo algo? Tenemos que encontrarla.
—Hizo una llamada. Dijo algo sobre una lejana cabaña y cabos sueltos.
— ¡Cristo! —cabaña lejana. Cual si hubieran bastantes esparcidas por los Rocosos.
—Actuó cual si fuera cerca —dijo Nick, mientras puso una mano en el hombro. Sangre roja brillante escapaba a través de sus dedos.
—Necesitas ir al hospital. Ashley, ¿puedes asegurarte de que llegará allí? —preguntó Joe.
—No iré —dijo Nick mordaz.
—Solo nos retrasarías —dijo Joe—. No podemos perder ni un minuto. La matará.
Nick miró desoladamente a Joe.
—La he fallado.
—Cree que estás muerto —dijo Joe—. Lo mejor que puedes hacer es ir al hospital, para evitar que suceda lo que piensa ella.
Nick se levantó.
— ¿Cómo sabes lo que piensa ella?
Joe le explicó rápidamente la llamada y dispuso con Ashley que lleve a Nick al hospital. Su mente trabajaba furiosamente, intentando formar un plan de acción.
—Vamos, Kevin.
Se paró suficientemente para coger más munición para los rifles y salió corriendo de la casa hasta el jeep. Kevin saltó a su lado.
—Cerca, cabaña lejana. ¿Cree qué podía haberla llevado a Blythe Meadow? —preguntó Kevin mientras Joe conducía.
—Es un buen lugar —asintió Joe—. Encaja. Si no allí, quizá en la vieja cabaña del minero. Comprobaremos a las dos.
Kevin miró la ventana en silencio. Entonces, se volvió hacia Joe con ojos llenos de angustia.
— ¿Y si lleguemos demasiado tarde?
Joe agitó la cabeza y apretó el pie en el acelerador.
—No podemos llegar demasiado tarde, Kevin. No podemos.
#Ale
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Capítulo 24
____ abrió los ojos lentamente, sorprendida por el esfuerzo que necesitaba hacer. El aire era helado a su alrededor, y le dolía la mandíbula. No reconoció el entorno. Estaba en un cuarto de una cabaña, acostada en el suelo. Movió los brazos y descubrió que ya no tenía las esposas que tenía antes.
Sombras pálidas de luz entraban por la ventana. Amanecía. Así que llevaba allí hay por lo menos dos horas.
Lágrimas escapaban de sus párpados. Nick. Nunca le había dicho que lo amaba. Y ahora ya no tendría la oportunidad de decirlo.
Un sonido la sorprendió y el dolor asaltó su cadera, cuando el raptor la pateo.
—Veo que está despierta. Bueno. Ahora levántate.
Lo miró cautelosamente. Fue la primero vez que lo hizo de verdad. Esperaba encarar un hombre vil y brutal, pero solo veía lo que parecía ser un hombre amable, de apacible altura y tamaño medio.
Sonrió como si leyendo sus pensamientos.
—No te dejes engañar por mi buen aspecto, mí querida. Ahora, te puedes levantar tú sola o puedo obligarte, y te aseguro, no será una experiencia agradable.
Quedó paralizada por el terror. Quiso vomitar. Puso las manos en el suelo y consiguió impulsarse para ponerse de pie. En cuanto se levantó, el hombre le agarró el brazo y la empujó en dirección a una silla.
—Toma asiento.
Se hundió en la silla situada tras un viejo escritorio. La silla estaba rota y crujió cuando coloco su peso en ella, por un momento, temió que se desmoronaría.
Puso su mano en el escritorio para equilibrarse. Estaba helada. Más helada que en cualquiera otro momento de su vida. No había ningún calor en la cabaña.
Ninguna protección contra el frío. Sentía los miembros congelándose. Temblaba incontrolablemente. Una vez que comenzó, no podía parar.
El hombre encendió un cigarrillo y perezosamente, sopló el humo. Apoyándose contra la mesa, la observó con ojos fríos.
—No tengo paciencia para rodeos. Voy a matarte.
El pánico la inundo. Su garganta se endureció, y por un momento no pudo respirar. No quería morir.
—Voy a ser civilizado al respecto.
Pareció asombrarse con su proclamación. Hasta emitió una risa seca.
—Voy a ofrecerte una elección. Una muerte rápida e indolora, o —pausó para hacer efecto— puede ser problemática, prolongada, y muy dolorosa. Tu elección.
Sintió que la boca se le secaba.
—Todo lo que tienes que hacer es decirme a quien más le contaste lo qué pasó en la noche de su boda. Muy simple. El Sr. Bardwell está muy ansioso para proteger sus intereses. Lo que sería difícil en una celda de prisión, estoy seguro que te puedes imaginar.
Sacó un grande y afilado cuchillo, a medida que hablaba. Acarició el metal frío y brilloso con las puntas de los dedos, moviéndolos de la extremidad hasta la punta.
La mente de ____ se desboco. Era un bastardo hablador. Claramente disfrutaba de la situación. Obviamente si hablaba, terminaría con el asunto en minutos. Miró el cuchillo, el terror recorriéndole todo el cuerpo.
Cerró los ojos e intentó encontrar valor. Recordó a Nick y se mordió el interior la mejilla para alejar el llanto. No podía permitirse que aquel bastardo escapase después de lo que hizo.
— ¿Entonces lo qué será, Sra. Bardwell? ¿Podemos tener una breve conversación antes de su intempestivo fallecimiento?
Con las manos abiertas sobre escritorio, se quedó en pie.
—Vete al infierno —escupió.
Sus ojos se endurecieron. Cruzó el espacio entre ellos y sin advertencia, agarró su brazo y lo empujó hacia atrás. La giró hacia el escritorio. Gimió de dolor y él continuó a haciendo una presión enorme en su brazo.
Empujó más alto. Gritó en agonía y sintió un crujido.
¡Había quebrado su brazo!
Soltándola, dejó su brazo caer, oscilando a su lado. Sintió que la vista se le nublaba cada vez más, hasta se temió desmayarse por el dolor. Llevó la mano el escritorio, intentando mantenerse de pie. Las puntas de los dedos encontraron un lápiz y ella lo agarró.
Se sintió invadida por la ira, la adrenalina zumbando por sus venas, se giró, con el lápiz en la mano y lo hundió en el rostro de su torturador. Ahondó en su mejilla, y él se alejó con un aullido de dolor.
Ella no desaprovechó el tiempo. Ignorando el terrible dolor de su brazo, se arrojo hacia él, golpeándolo con la rodilla en el ingle. Una vez, dos veces y una tercera hasta que él cayó al suelo.
Ella no dudo ni un momento. Corrió.
Llegó la puerta de la cabaña y salió. La helada nieve alcanzaba sus caderas, mientras intentaba caminar.
Su corazón palpitaba. Nunca conseguiría salir de allí. La nieve estaba demasiado alta. Demasiado profunda. Con aquella ropa, ella se congelaría antes de encontrar un lugar seguro.
Apretó su mandíbula hasta sentir dolor. No moriría en las manos del bastardo. Si ella moría, no sería sin luchar.
Ignorando el dolor, el frío y el adormecimiento que afectaba sus miembros, luchó para seguir adelante, determinada poner tanta distancia como pudiera entre ella y su raptor.
Se dirigió a los árboles, intentando perderse en el área boscosa. Una risa histérica broto de su garganta. ¿Cómo podía perder a alguien, con tres pies de nieve?
Sintió la cabeza tirada hacia atrás. La tiró la mano que agarraba su pelo con firmeza. No se intimidó, luchando con uñas y dientes. Sentía que la supervivencia era posible.
El metal brilló en el inicio del sol matutino. Entonces sintió el dolor estallando en el pecho. Cayó en la nieve, vagamente consiente del hombre agarrando un cuchillo arriba de ella. El brazo sano se hundió en el hielo.
La mano palpó, hasta encontrar una piedra. La agarró firmemente, y se dispuso para hacer su última tentativa.
Con un grito de ira, arrastró el brazo adelante y batió en la cabeza del hombre con la piedra, mientras el cuchillo bajaba en su dirección. Esta vez la alcanzó debajo del hombro, haciendo un largo corte en el brazo.
Él cayó con el rostro en la nieve, y ella no le dio tiempo para recobrarse. Rodó, levantando la piedra de nuevo y golpeó tan fuerte como podía. Él se quedo quieto, y ella arrojo la piedra.
Rodó y se alejo, intentando desesperadamente recobrar el control.
El mundo giraba y giraba a su alrededor, estaba agonizando. Él la apuñaló en el pecho. Podía sentir la sangre caliente corriendo por la piel. El brazo caído osciló del lado. De alguna manera tenía que hallar un modo de llegar a casa.
Tropezó colina abajo, lejos de la cubierta de los árboles. Ahora necesitaba estar en el claro. Su esperanza era ser rescatada.
Cerró los ojos. Nunca les diría que los amaba. Lágrimas calientes caían, mezclándose con la sangre que corría libremente por su cuerpo. Si solamente pudiera decirlo.
Joe aceleraba el jeep hasta el límite. Durante dos horas, buscaron en cada rincón de la montaña. Existía solo una posibilidad más, y a pesar de sus esfuerzos, estaba perdiendo rápidamente la esperanza.
—Después de la siguiente curva, salga de la carretera —indicó Kevin, con voz lúgubre—. Esperemos que la nevada no haya hecho el trayecto intransitable.
Joe tomo la curva y frenó hasta precipitarse en la salida.
— ¡Joe, mira! —clamó Kevin.
Joe no perdió el tiempo. Había marcas frescas. Recién hechas. De un vehículo. Aceleró por el declive áspero, deslizando y oscilando en la nieve. Controlando el coche con dificultad, por el camino, hasta la vieja cabaña minera.
Un SUV negro se reflejó en la luz solar. Joe rugió cuando paró, agarró el rifle y saltó fuera del jeep. Kevin lo siguió rápidamente, el arma de fuego apuntada y lista.
Frunció el ceño cuando vio la puerta totalmente abierta. Miró por la ventana y vislumbró el interior. Estaba desierto.
Él y Kevin entraron rápido.
—Alguien estuvo aquí —murmuró Kevin— recientemente. —Agarró un cigarrillo caído en el suelo y lo arrojo lejos.
El corazón del Joe palpitaba, mientras miraba a su alrededor. Había señales visibles de una pelea. Sangre en el suelo. Se volvió y corrió hacia la puerta, sus ojos buscaban señales frescas en la nieve.
Las profundas huellas de la nieve se alejaban de la cabaña, hasta los árboles, a lo lejos. Él y Kevin salieron del porche y empezaron a seguir las pisadas.
Algunos segundos más tarde, Kevin levantó la mano para detener a Joe.
— ¡Mira!
Apuntó un cuerpo a lo lejos. Corrieron hasta hallar un hombre hundido en la nieve. Le sangraba la cabeza.
Joe lo giró. Estaba inconsciente. La esperanza aumentó el ritmo de su corazón. ¿____ había escapado?
Entonces sus ojos vieron la sangre roja oscura que manchaba la nieve. Sangre que no venía del hombre. Sus ojos siguieron las salpicaduras a través de la nieve, seguían colina abajo.
— ¡Vamos! —gritó él.
Descendieron la colina, siempre siguiendo el rastro de sangre. Joe rezando todo el tiempo. Dios, déjanos encontrarla. Haz que ella esté bien.
— ¡Joe, está allí!
Joe miró hacia delante, a tiempo, para ver a ____ tambalearse y hundirse en la nieve. Corrió las restantes treinta yardas, con el corazón gritando todo el tiempo.
Cuando llegó a ella, la agarró y la abrazó.
—Oh Dios —gimió.
Había tanta sangre. Bañaba todo su frente. El brazo estaba caído en un ángulo extraño, hinchado y descolorido.
—¡____! ____, cariño —lloró él.
Kevin se arrodilló a su lado y le ayudó sacarla de la nieve.
Sus ojos temblaron levemente. La desorientación los nublaba. Empezó a empujar y empujar, intentando levantarse.
Estaba llena la adrenalina, que empezaba a desaparecer. Empezó a temblar violentamente.
—Está entrando en choque —dijo Joe—. Tenemos que sacarla de aquí, ahora. Llame por el radio. Diles que tengan el helicóptero esperando. Tenemos que sacarla de la montaña lo más rápido posible.
—Nick —clamó—. Oh Dios, Nick —ella luchaba débilmente contra Joe, y lágrimas se deslizaban por su cara.
—Shhh, cariño. Nick está bien. Te lo juro.
Ella no pareció escucharlo.
—Nunca les dije que… nunca les dije que los amo —susurró.
Joe la estrechó más contra de él. Enterró los labios en su pelo y parpadeó para alejar las lágrimas.
—Dios, yo también te amo, cariño. Yo también te amo.
Se levantó, agarrándola cuidadosamente en sus brazos. No tenía idea de la extensión de sus heridas, pero tenía que bajar rápidamente la montaña.
Kevin se adelanto, haciendo un camino en la nieve para Joe. Lucharon para ascender la colina, cada paso era dolorosamente lento. Finalmente, vieron el jeep. Kevin siguió enfrente, redoblando sus esfuerzos.
—Toma el botiquín de primeros auxilios —le pidió Joe—. Yo me sentaré detrás con ella. Necesito intentar parar la hemorragia.
Kevin entró y agarró el botiquín de primeros auxilios, varios mantas y un montón de vendas.
En cuanto Joe se sentó con ____, Kevin encendió el motor y siguió por el trecho, en dirección a la carretera principal.
— ¿Cómo está, Joe? Necesito saber algo —preguntó Kevin, la desesperación era presente en su voz.
—El bastardo le quebró el brazo. Parece con que la apuñaló en el tórax. ¡Cristo, tiene tanta sangre!
Encontró la herida, la vendo firmemente. Llevó un dedo a su cuello, sintiéndole el pulso. Era débil e irregular, pero batía contra la piel.
Mantuvo las fajas apretadas con firmeza contra la herida del tórax. Necesitaba reducir el flujo de sangre.
—Nick…
____ estaba solo medio consciente, y completamente inconsciente de la presencia de él y Kevin. Joe alejó el pelo de su rostro.
—Está todo bien con Nick, cariño. ¿Me oyes?
Balanceó la cabeza, pequeños gemidos ásperos escapaban de su garganta.
—Frío…tan frío.
—Aumente el calor, Maldición —gritó Joe a Kevin.
Juntó las mantas más apretadas alrededor de ella, intentando infundir calor en su cuerpo.
El ruido del radio lo interrumpió, y oyó contestar a Kevin, pero su atención estaba en ____ y en la sangre que empapaba las vendas de sus manos.
—El helicóptero está casi aquí —le llamó Kevin—. Van a aterrizar en el pasto de Duffy. Estaremos allí en aproximadamente dos minutos.
Joe respiro con alivio. Estaban casi allí; cuanto más rápido llegara ____ al hospital, tendrá más oportunidades de supervivir.
— ¿Alguna noticia sobre Nick? —pregunto Joe.
—Ashley dijo que lo trasladaron a Denver. Al mismo hospital al cual enviarán a ____. Están preocupados por la cantidad de sangre que perdió.
La voz del Kevin mostraba su preocupación, y los nervios de Joe se agitaron más aun.
— ¿Pero está bien, verdad?
—Dijo que perdió la conciencia antes de despegar. No sabía nada más.
— ¡Mierda!
Cerró los ojos y quiso aullar de furia y frustración. Lágrimas escapaban de sus párpados, y él cerró los ojos con firmeza para no dejarlas salir. Nunca se había sentido tan impotente en toda su vida.
Dos de las personas más importantes de su vida, aparte de Kevin, arrancadas de su lado.
Se agarró al asiento, cuando el jeep paró abruptamente. La puerta se abrió inmediatamente, y el médico del helicóptero empezó a examinar ____.
El médico gritó instrucciones, y dos enfermeros corrieron para atenderla. Joe salió del coche y los dejó asumir el control.
Una mano se deslizó por su hombro, y Joe se volvió para ver a Ashley.
—Solo quiero que sepas cuanto siento lo que ocurrió, Joe.
—Lo sé, Ashley.
— ¿hay alguna cosa qué pueda hacer?
Se volvió a mirarla.
—Hemos dejado al hombre en la vieja cabaña minera. Probablemente estará muerto. Podrías enviar a uno de tus ayudantes a traerlo.
Ashley lo miro con agudeza.
— ¿No lo mataste, verdad, Joe?
—No, pero quise hacerlo —respondió él.
Los médicos sacaron a ____ del coche y la se acostaron en la camilla. Joe y Kevin corrieron allí, pero los detuvo el paramédico.
—La situación es crítica, señor. Lo siento, pero no podemos malgastar ni un segundo.
Joe abrió la boca, queriendo hacer a pregunta, pero se detuvo. En vez de eso, observó mientras ellos empujaban la camilla al helicóptero. El médico de vuelo entró y le dio señal para despegar al piloto. Segundos más tarde, el helicóptero cortaba el aire y volaba en dirección a Denver.
—Vamos, Joe —le llamó Kevin con voz cansada. Sonaba como si él también se estuviera conteniendo a duras penas—. Nos llevara algunas horas para llegar a Denver.
Joe, arrastrándose, siguió a Kevin y se subieron en el jeep. Tenía miedo. Miedo de lo que encontraran cuando llegarán al hospital.
____ abrió los ojos lentamente, sorprendida por el esfuerzo que necesitaba hacer. El aire era helado a su alrededor, y le dolía la mandíbula. No reconoció el entorno. Estaba en un cuarto de una cabaña, acostada en el suelo. Movió los brazos y descubrió que ya no tenía las esposas que tenía antes.
Sombras pálidas de luz entraban por la ventana. Amanecía. Así que llevaba allí hay por lo menos dos horas.
Lágrimas escapaban de sus párpados. Nick. Nunca le había dicho que lo amaba. Y ahora ya no tendría la oportunidad de decirlo.
Un sonido la sorprendió y el dolor asaltó su cadera, cuando el raptor la pateo.
—Veo que está despierta. Bueno. Ahora levántate.
Lo miró cautelosamente. Fue la primero vez que lo hizo de verdad. Esperaba encarar un hombre vil y brutal, pero solo veía lo que parecía ser un hombre amable, de apacible altura y tamaño medio.
Sonrió como si leyendo sus pensamientos.
—No te dejes engañar por mi buen aspecto, mí querida. Ahora, te puedes levantar tú sola o puedo obligarte, y te aseguro, no será una experiencia agradable.
Quedó paralizada por el terror. Quiso vomitar. Puso las manos en el suelo y consiguió impulsarse para ponerse de pie. En cuanto se levantó, el hombre le agarró el brazo y la empujó en dirección a una silla.
—Toma asiento.
Se hundió en la silla situada tras un viejo escritorio. La silla estaba rota y crujió cuando coloco su peso en ella, por un momento, temió que se desmoronaría.
Puso su mano en el escritorio para equilibrarse. Estaba helada. Más helada que en cualquiera otro momento de su vida. No había ningún calor en la cabaña.
Ninguna protección contra el frío. Sentía los miembros congelándose. Temblaba incontrolablemente. Una vez que comenzó, no podía parar.
El hombre encendió un cigarrillo y perezosamente, sopló el humo. Apoyándose contra la mesa, la observó con ojos fríos.
—No tengo paciencia para rodeos. Voy a matarte.
El pánico la inundo. Su garganta se endureció, y por un momento no pudo respirar. No quería morir.
—Voy a ser civilizado al respecto.
Pareció asombrarse con su proclamación. Hasta emitió una risa seca.
—Voy a ofrecerte una elección. Una muerte rápida e indolora, o —pausó para hacer efecto— puede ser problemática, prolongada, y muy dolorosa. Tu elección.
Sintió que la boca se le secaba.
—Todo lo que tienes que hacer es decirme a quien más le contaste lo qué pasó en la noche de su boda. Muy simple. El Sr. Bardwell está muy ansioso para proteger sus intereses. Lo que sería difícil en una celda de prisión, estoy seguro que te puedes imaginar.
Sacó un grande y afilado cuchillo, a medida que hablaba. Acarició el metal frío y brilloso con las puntas de los dedos, moviéndolos de la extremidad hasta la punta.
La mente de ____ se desboco. Era un bastardo hablador. Claramente disfrutaba de la situación. Obviamente si hablaba, terminaría con el asunto en minutos. Miró el cuchillo, el terror recorriéndole todo el cuerpo.
Cerró los ojos e intentó encontrar valor. Recordó a Nick y se mordió el interior la mejilla para alejar el llanto. No podía permitirse que aquel bastardo escapase después de lo que hizo.
— ¿Entonces lo qué será, Sra. Bardwell? ¿Podemos tener una breve conversación antes de su intempestivo fallecimiento?
Con las manos abiertas sobre escritorio, se quedó en pie.
—Vete al infierno —escupió.
Sus ojos se endurecieron. Cruzó el espacio entre ellos y sin advertencia, agarró su brazo y lo empujó hacia atrás. La giró hacia el escritorio. Gimió de dolor y él continuó a haciendo una presión enorme en su brazo.
Empujó más alto. Gritó en agonía y sintió un crujido.
¡Había quebrado su brazo!
Soltándola, dejó su brazo caer, oscilando a su lado. Sintió que la vista se le nublaba cada vez más, hasta se temió desmayarse por el dolor. Llevó la mano el escritorio, intentando mantenerse de pie. Las puntas de los dedos encontraron un lápiz y ella lo agarró.
Se sintió invadida por la ira, la adrenalina zumbando por sus venas, se giró, con el lápiz en la mano y lo hundió en el rostro de su torturador. Ahondó en su mejilla, y él se alejó con un aullido de dolor.
Ella no desaprovechó el tiempo. Ignorando el terrible dolor de su brazo, se arrojo hacia él, golpeándolo con la rodilla en el ingle. Una vez, dos veces y una tercera hasta que él cayó al suelo.
Ella no dudo ni un momento. Corrió.
Llegó la puerta de la cabaña y salió. La helada nieve alcanzaba sus caderas, mientras intentaba caminar.
Su corazón palpitaba. Nunca conseguiría salir de allí. La nieve estaba demasiado alta. Demasiado profunda. Con aquella ropa, ella se congelaría antes de encontrar un lugar seguro.
Apretó su mandíbula hasta sentir dolor. No moriría en las manos del bastardo. Si ella moría, no sería sin luchar.
Ignorando el dolor, el frío y el adormecimiento que afectaba sus miembros, luchó para seguir adelante, determinada poner tanta distancia como pudiera entre ella y su raptor.
Se dirigió a los árboles, intentando perderse en el área boscosa. Una risa histérica broto de su garganta. ¿Cómo podía perder a alguien, con tres pies de nieve?
Sintió la cabeza tirada hacia atrás. La tiró la mano que agarraba su pelo con firmeza. No se intimidó, luchando con uñas y dientes. Sentía que la supervivencia era posible.
El metal brilló en el inicio del sol matutino. Entonces sintió el dolor estallando en el pecho. Cayó en la nieve, vagamente consiente del hombre agarrando un cuchillo arriba de ella. El brazo sano se hundió en el hielo.
La mano palpó, hasta encontrar una piedra. La agarró firmemente, y se dispuso para hacer su última tentativa.
Con un grito de ira, arrastró el brazo adelante y batió en la cabeza del hombre con la piedra, mientras el cuchillo bajaba en su dirección. Esta vez la alcanzó debajo del hombro, haciendo un largo corte en el brazo.
Él cayó con el rostro en la nieve, y ella no le dio tiempo para recobrarse. Rodó, levantando la piedra de nuevo y golpeó tan fuerte como podía. Él se quedo quieto, y ella arrojo la piedra.
Rodó y se alejo, intentando desesperadamente recobrar el control.
El mundo giraba y giraba a su alrededor, estaba agonizando. Él la apuñaló en el pecho. Podía sentir la sangre caliente corriendo por la piel. El brazo caído osciló del lado. De alguna manera tenía que hallar un modo de llegar a casa.
Tropezó colina abajo, lejos de la cubierta de los árboles. Ahora necesitaba estar en el claro. Su esperanza era ser rescatada.
Cerró los ojos. Nunca les diría que los amaba. Lágrimas calientes caían, mezclándose con la sangre que corría libremente por su cuerpo. Si solamente pudiera decirlo.
Joe aceleraba el jeep hasta el límite. Durante dos horas, buscaron en cada rincón de la montaña. Existía solo una posibilidad más, y a pesar de sus esfuerzos, estaba perdiendo rápidamente la esperanza.
—Después de la siguiente curva, salga de la carretera —indicó Kevin, con voz lúgubre—. Esperemos que la nevada no haya hecho el trayecto intransitable.
Joe tomo la curva y frenó hasta precipitarse en la salida.
— ¡Joe, mira! —clamó Kevin.
Joe no perdió el tiempo. Había marcas frescas. Recién hechas. De un vehículo. Aceleró por el declive áspero, deslizando y oscilando en la nieve. Controlando el coche con dificultad, por el camino, hasta la vieja cabaña minera.
Un SUV negro se reflejó en la luz solar. Joe rugió cuando paró, agarró el rifle y saltó fuera del jeep. Kevin lo siguió rápidamente, el arma de fuego apuntada y lista.
Frunció el ceño cuando vio la puerta totalmente abierta. Miró por la ventana y vislumbró el interior. Estaba desierto.
Él y Kevin entraron rápido.
—Alguien estuvo aquí —murmuró Kevin— recientemente. —Agarró un cigarrillo caído en el suelo y lo arrojo lejos.
El corazón del Joe palpitaba, mientras miraba a su alrededor. Había señales visibles de una pelea. Sangre en el suelo. Se volvió y corrió hacia la puerta, sus ojos buscaban señales frescas en la nieve.
Las profundas huellas de la nieve se alejaban de la cabaña, hasta los árboles, a lo lejos. Él y Kevin salieron del porche y empezaron a seguir las pisadas.
Algunos segundos más tarde, Kevin levantó la mano para detener a Joe.
— ¡Mira!
Apuntó un cuerpo a lo lejos. Corrieron hasta hallar un hombre hundido en la nieve. Le sangraba la cabeza.
Joe lo giró. Estaba inconsciente. La esperanza aumentó el ritmo de su corazón. ¿____ había escapado?
Entonces sus ojos vieron la sangre roja oscura que manchaba la nieve. Sangre que no venía del hombre. Sus ojos siguieron las salpicaduras a través de la nieve, seguían colina abajo.
— ¡Vamos! —gritó él.
Descendieron la colina, siempre siguiendo el rastro de sangre. Joe rezando todo el tiempo. Dios, déjanos encontrarla. Haz que ella esté bien.
— ¡Joe, está allí!
Joe miró hacia delante, a tiempo, para ver a ____ tambalearse y hundirse en la nieve. Corrió las restantes treinta yardas, con el corazón gritando todo el tiempo.
Cuando llegó a ella, la agarró y la abrazó.
—Oh Dios —gimió.
Había tanta sangre. Bañaba todo su frente. El brazo estaba caído en un ángulo extraño, hinchado y descolorido.
—¡____! ____, cariño —lloró él.
Kevin se arrodilló a su lado y le ayudó sacarla de la nieve.
Sus ojos temblaron levemente. La desorientación los nublaba. Empezó a empujar y empujar, intentando levantarse.
Estaba llena la adrenalina, que empezaba a desaparecer. Empezó a temblar violentamente.
—Está entrando en choque —dijo Joe—. Tenemos que sacarla de aquí, ahora. Llame por el radio. Diles que tengan el helicóptero esperando. Tenemos que sacarla de la montaña lo más rápido posible.
—Nick —clamó—. Oh Dios, Nick —ella luchaba débilmente contra Joe, y lágrimas se deslizaban por su cara.
—Shhh, cariño. Nick está bien. Te lo juro.
Ella no pareció escucharlo.
—Nunca les dije que… nunca les dije que los amo —susurró.
Joe la estrechó más contra de él. Enterró los labios en su pelo y parpadeó para alejar las lágrimas.
—Dios, yo también te amo, cariño. Yo también te amo.
Se levantó, agarrándola cuidadosamente en sus brazos. No tenía idea de la extensión de sus heridas, pero tenía que bajar rápidamente la montaña.
Kevin se adelanto, haciendo un camino en la nieve para Joe. Lucharon para ascender la colina, cada paso era dolorosamente lento. Finalmente, vieron el jeep. Kevin siguió enfrente, redoblando sus esfuerzos.
—Toma el botiquín de primeros auxilios —le pidió Joe—. Yo me sentaré detrás con ella. Necesito intentar parar la hemorragia.
Kevin entró y agarró el botiquín de primeros auxilios, varios mantas y un montón de vendas.
En cuanto Joe se sentó con ____, Kevin encendió el motor y siguió por el trecho, en dirección a la carretera principal.
— ¿Cómo está, Joe? Necesito saber algo —preguntó Kevin, la desesperación era presente en su voz.
—El bastardo le quebró el brazo. Parece con que la apuñaló en el tórax. ¡Cristo, tiene tanta sangre!
Encontró la herida, la vendo firmemente. Llevó un dedo a su cuello, sintiéndole el pulso. Era débil e irregular, pero batía contra la piel.
Mantuvo las fajas apretadas con firmeza contra la herida del tórax. Necesitaba reducir el flujo de sangre.
—Nick…
____ estaba solo medio consciente, y completamente inconsciente de la presencia de él y Kevin. Joe alejó el pelo de su rostro.
—Está todo bien con Nick, cariño. ¿Me oyes?
Balanceó la cabeza, pequeños gemidos ásperos escapaban de su garganta.
—Frío…tan frío.
—Aumente el calor, Maldición —gritó Joe a Kevin.
Juntó las mantas más apretadas alrededor de ella, intentando infundir calor en su cuerpo.
El ruido del radio lo interrumpió, y oyó contestar a Kevin, pero su atención estaba en ____ y en la sangre que empapaba las vendas de sus manos.
—El helicóptero está casi aquí —le llamó Kevin—. Van a aterrizar en el pasto de Duffy. Estaremos allí en aproximadamente dos minutos.
Joe respiro con alivio. Estaban casi allí; cuanto más rápido llegara ____ al hospital, tendrá más oportunidades de supervivir.
— ¿Alguna noticia sobre Nick? —pregunto Joe.
—Ashley dijo que lo trasladaron a Denver. Al mismo hospital al cual enviarán a ____. Están preocupados por la cantidad de sangre que perdió.
La voz del Kevin mostraba su preocupación, y los nervios de Joe se agitaron más aun.
— ¿Pero está bien, verdad?
—Dijo que perdió la conciencia antes de despegar. No sabía nada más.
— ¡Mierda!
Cerró los ojos y quiso aullar de furia y frustración. Lágrimas escapaban de sus párpados, y él cerró los ojos con firmeza para no dejarlas salir. Nunca se había sentido tan impotente en toda su vida.
Dos de las personas más importantes de su vida, aparte de Kevin, arrancadas de su lado.
Se agarró al asiento, cuando el jeep paró abruptamente. La puerta se abrió inmediatamente, y el médico del helicóptero empezó a examinar ____.
El médico gritó instrucciones, y dos enfermeros corrieron para atenderla. Joe salió del coche y los dejó asumir el control.
Una mano se deslizó por su hombro, y Joe se volvió para ver a Ashley.
—Solo quiero que sepas cuanto siento lo que ocurrió, Joe.
—Lo sé, Ashley.
— ¿hay alguna cosa qué pueda hacer?
Se volvió a mirarla.
—Hemos dejado al hombre en la vieja cabaña minera. Probablemente estará muerto. Podrías enviar a uno de tus ayudantes a traerlo.
Ashley lo miro con agudeza.
— ¿No lo mataste, verdad, Joe?
—No, pero quise hacerlo —respondió él.
Los médicos sacaron a ____ del coche y la se acostaron en la camilla. Joe y Kevin corrieron allí, pero los detuvo el paramédico.
—La situación es crítica, señor. Lo siento, pero no podemos malgastar ni un segundo.
Joe abrió la boca, queriendo hacer a pregunta, pero se detuvo. En vez de eso, observó mientras ellos empujaban la camilla al helicóptero. El médico de vuelo entró y le dio señal para despegar al piloto. Segundos más tarde, el helicóptero cortaba el aire y volaba en dirección a Denver.
—Vamos, Joe —le llamó Kevin con voz cansada. Sonaba como si él también se estuviera conteniendo a duras penas—. Nos llevara algunas horas para llegar a Denver.
Joe, arrastrándose, siguió a Kevin y se subieron en el jeep. Tenía miedo. Miedo de lo que encontraran cuando llegarán al hospital.
#Ale
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Capítulo 25
Joe consiguió sacar de quicio por lo menos a seis personas, antes de descubrir dónde estaban Nick y ____. Dio vueltas por Emergencias, hasta que lo amenazaron con ser detenido si no se calmaba.
____ había sido llevada a cirugía, pero Nick estaba aún en Emergencias, recibiendo una transfusión de sangre. Al principio, les dijeron que Joe y Kevin no podían verlo todavía, pero después de que Joe juró que destruiría el vestíbulo pedazo a pedazo, la enfermera cedió y permitió que entraran.
Joe abrió la puerta, ansioso por ver a su hermano menor.
La apariencia de Nick lo conmocionó. A su lado, Kevin también contuvo el aliento.
Pálido, demacrado, ojeras alrededor de los ojos, Nick era horrible, para decirlo simplemente. Su hombro estaba fuertemente envuelto en vendas, y salían de él suficientes cables como para alimentar la electricidad de una pequeña ciudad.
Los ojos de Nick temblaron al abrirse, cuando entraron sus hermanos. Levantó la cabeza, el dolor marcando profundas arrugas en su frente.
— ¿Dónde está? ¿La habéis encontrado? —exigió.
Joe se detuvo al lado de la cama, con las rodillas débiles por el alivio. No había pasado nada con Nick, que algunos días en el hospital no pudieran arreglar.
—La encontramos —murmuró Joe.
— ¿Dónde está? —masculló Nick con los dientes apretados.
Joe se pasó la mano por el pelo, intentando desesperadamente mantener la compostura.
—Está aquí. En el hospital —Kevin habló más alto.
A Nick le brillaron los ojos.
— ¿Cómo está?
—No lo sabemos —dijo Joe.
Nick volvió la mirada en dirección a Joe, tragó saliva y preguntó:
— ¿Qué pasó?
Joe cerró los ojos.
—La apuñaló en el pecho y le quebró un brazo. Está en cirugía. La trajeron hasta aquí en helicóptero. No sabemos mucho.
Nick volvió a hundirse entre las almohadas, con el rostro pálido. Las lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Joe sintió una punzada dolorosa en el corazón. No volvió a ver a Nick llorar desde que eran niños.
— ¿Ella… ella estará bien? —murmuró él.
Joe cambió una mirada con Kevin. No quería mentirle, pero Nick no estaba en condiciones de sobrellevar ese tipo de carga.
—Creo que ella se pondrá bien —dijo Joe, rezando para que no fuera mentira.
—No la protegí. La fallé —dijo Nick desoladamente.
—Yo les fallé a ambos —dijo Joe—. No debí dejarlos solos. Pero ahora, no podemos pensar en estas cosas.
Kevin puso una mano en el hombro sano de Nick.
— ¿Cómo te sientes?
—Estoy furioso —dijo Nick airadamente—. Permití que ese bastardo se saliera con la suya.
— ¿Qué dijo el médico sobre tu hombro? —preguntó Joe, volviendo firmemente el tema de conversación a Nick.
Nick cerró de nuevo los ojos y se hundió más profundo en la almohada.
—Dijo que estaré bien. Me dio sangre, cosió la herida. Quiere que me quede un día o dos, pero en líneas generales, dijo que soy un bastardo afortunado.
Abrió un ojo para mirar fijamente a Joe.
— ¿Cómo la encontraron? ¿Qué pasó? No me han contado nada.
—Podemos hablar de eso más tarde —pidió Joe. Estaba seguro de que no necesitaba enfurecer a Nick más de lo que ya estaba.
—No me protejan —Nick dijo ferozmente—. ¡Díganme exactamente qué le sucedió, Maldición!
—Si no te calmas, conseguirás que nos expulsen de aquí —dijo Kevin.
Fueron interrumpidos cuando la puerta se abrió y una enfermera asomó la cabeza en la habitación.
— ¿Sr. Jonas? La Sra. Bardwell salió de la cirugía. Pensé que usted querría saberlo. Está en recuperación, pero el doctor bajará en algunos minutos para hablar con usted.
— ¿Cuándo podremos verla? —exigió Joe.
—Tendrán que preguntarle al doctor. Ya sabe que usted está aquí. No tardará.
Joe suspiró con frustración.
— ¿Sabe por lo menos cómo está?
La enfermera sonrió amablemente.
—Pasó bien por la cirugía.
Sintió un vacío en el estómago, y por un momento, pensó que podría desmayarse. El alivio lo invadió de forma tan aplastante, que tuvo que buscar rápido un lugar para sentarse o iba a caer.
Se dejó caer en la silla situada al lado de la cama de Nick y hundió la cabeza entre las manos.
—Gracias a Dios —oyó susurrar a Kevin.
Joe no se había dado cuenta de lo asustado que había estado. No, hasta ahora. Su respiración salía entrecortada, mientras luchaba por calmar sus violentas emociones. Apretaba los dedos en puños y luego los aflojaba.
Pasaron varios minutos y los hermanos permanecieron sentados en silencio. Entonces se abrió la puerta y entró un hombre mayor vestido de verde. Les lanzó una mirada y se ajustó las gafas.
— ¿Están aquí por la Sra. Bardwell?
—No la llame así —gruñó Nick—. Su nombre es ____.
El doctor parpadeó sorprendido.
—Tomaré eso como un sí.
Joe se levantó y extendió la mano.
—Joe Jonas. Y sí, estamos aquí por ____. ¿Cómo está?
El médico estrechó la mano de Joe.
—Dr. Phillips. Hice la cirugía en la Sra.… ____ —se autocorrigió.
— ¿Está bien? —preguntó Kevin ansioso.
—Está bien, considerando la condición en la que llegó. Perdió una gran cantidad de sangre. Sufrió una fractura compuesta en el radio. También sufrió una laceración de seis pulgadas en el hombro izquierdo, además de una severa herida de cuchillo en el tórax. Pude reparar algo del tejido dañado y cerrar el corte. Afortunadamente, la hoja del cuchillo no alcanzó órganos vitales. Dos centímetros más a la derecha y habría perforado un pulmón.
Joe se dejó caer pesadamente otra vez en la silla.
— ¿Cuándo podremos verla?
—Está en recuperación. La trasladaremos a un nivel más bajo de cuidados, menor que UTI y un poco mayor que la sala normal de internación. Quiero monitorizar su progreso por algunos días. No veo razón para que ustedes no puedan entrar a verla en cuanto salga de la recuperación.
— ¿Usted nos puede avisar cuando la trasladen? —preguntó Kevin.
—Pediré a la enfermera que venga a buscarlos —prometió el Dr. Phillips.
—Gracias —dijo Joe—. Se lo agradecemos.
El doctor asintió y caminó fuera de la sala, cerrando la puerta al salir.
Joe se volvió hacia Nick.
— ¿Cuándo te van a llevar a una habitación?
—No tengo ni una maldita idea —refunfuñó Nick—. Han estado palpándome y pinchándome con agujas todo el tiempo.
Joe vio el dolor en los ojos de Nick. Lanzó un vistazo a Kevin, para ver si él también lo había notado. Kevin apretó los labios, convertirlos en una fina línea.
— ¿Has tomado algo para el dolor, amigo? —preguntó.
Nick le dirigió una mirada enojada.
—No, Maldición. Quería permanecer despierto y consciente hasta estar seguro que ____ estaba a salvo.
—De acuerdo, ahora que sabes que está bien, voy a llamar a la enfermera para que te dé algo.
—No lo necesito —dijo Nick entre dientes.
—Nick, te dispararon. No puede sentirte tan genial —Kevin levantó la voz—. Deja de ser un idiota obstinado y toma la medicina.
—Puedes tomarla por las buenas o juro que te sujetaré mientras la enfermera clava una aguja en tu trasero —dijo Joe.
—Que te jodan —gruñó Nick.
Pero se dejó caer pesadamente en la cama, los ojos cansados y llenos de dolor. Joe buscó el botón de llamada y lo pulsó. Pocos minutos más tarde, una enfermera entró rápidamente, con una jeringa en la mano.
—Ya era hora de que me permitiera medicarlo, jovencito —dijo, lanzando una mirada severa en dirección a Nick.
Se inclinó para sujetar la vía en la muñeca de Nick y rápidamente inyectó el medicamento contra el dolor. Palmeó suavemente su brazo.
—Ahora intente descansar un poquito.
Joe dio vuelta la silla para enfrentar a Nick, y se volvió a sentar.
Kevin atrapó la única silla que quedaba libre y la colocó al pie de la cama.
—Díganle a ____… díganle que la amo —Nick pidió con la voz desvaneciéndose.
—Lo haré —prometió Joe bajito—. Ahora intenta descansar para poder decírselo tú mismo.
La cabeza del Nick se hundió en la almohada y sus ojos se cerraron.
Joe se recostó en la silla y enlazó las manos atrás de la cabeza.
Miró fijamente al techo, los diseños del cielorraso danzaban ante su vista. Estaba tan cansado. Había envejecido una década durante aquella noche. ¿Había sido solamente la noche anterior cuando había estado sentado en la sala, reflexionando sobre lo buena que era la vida?
Las cosas habían cambiado de un momento a otro.
Kevin y él continuaron sentados en silencio, mientras los minutos pasaban. Kevin se veía tan cansado como se sentía Joe. Pero ninguno descansaría hasta que no vieran a ____.
Debió adormilarse momentáneamente, porque lo sobresaltó la puerta abriéndose.
— ¿Son ustedes Joe y Kevin? —preguntó una enfermera.
Joe se incorporó.
—Sí señora, somos nosotros.
Hizo un ademán para que la siguieran.
Una vez en el pasillo, los miró con ojos preocupados.
—Sacamos a la Sra. Bardwell de la recuperación, pero está bastante agitada. Ha estado preguntando por ustedes. No queremos darle sedantes tan pronto después de la anestesia. Quizás la presencia de ustedes la calme.
—Vamos —pidió Joe.
Siguieron a la enfermera, y Joe tuvo que controlar sus zancadas para no adelantarla. Su impaciencia casi hervía, mientras permitía que ella los guiara por los retorcidos pasillos, hacia el ascensor.
Después de lo que pareció toda una vida, la enfermera entró en una gran sala que albergaba varios cubículos más pequeños. En el centro se encontraba el puesto de control de enfermería, donde otras dos enfermeras se movían presurosas entrando y saliendo de los cubículos.
—La Sra. Bardwell está allá en el final —la enfermera indicó.
Caminó delante de ellos, hizo a un lado la cortina e indicó a Joe y Kevin que pasaran al cubículo. Joe entró. Contuvo el aliento cuando vio a ____ sobre la cama, cautiva por una multitud de tuberías y cables que salían de todas partes.
Sollozos ahogados provenían de ella, y las lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Miraba hacia el otro lado, y él rodeo la cama, para poder enfrentarla.
—____. ____, cariño, estoy aquí —dijo, mientras se acercaba.
Kevin lo siguió, aproximándose al otro lado de ____.
Ella cerró los ojos y se giró, alejándose de Joe.
Kevin deslizó una mano por su pelo y se inclinó para besarla.
—Me rompes el corazón —dijo Kevin con voz ronca.
—Nick —susurró ella—. Oh Dios, Nick.
Joe se mordió el interior de la mejilla, para evitar desmoronarse. Se inclinó hacia delante, necesitaba tocarla, asegurarse por sí mismo de que ella estaba viva.
—Cariño, Nick está bien, te lo juro. Está abajo, en Emergencias, esperando una habitación.
Ella agitó la cabeza y gimió, la agonía deslizándose por la garganta.
—Muñeca, escúchanos —suplicó Kevin—. No es bueno para ti estar tan alterada.
Joe la observaba, el pánico aumentando rápidamente en su interior. La enfermera revoloteaba en la entrada del cubículo, la preocupación grabada en el rostro.
____ no estaba consciente de lo que pasaba a su alrededor. Estaba demasiado afligida. Creía que Nick estaba muerto.
Joe se volvió hacia la enfermera mientras Kevin continuaba reconfortando a ____.
—Nuestro hermano, Nick Jonas, está abajo, en Emergencias, esperando por una habitación. Haga traer aquí su cama.
La enfermera frunció el entrecejo.
—De ninguna manera. No tenemos manera de instalar una habitación doble aquí. Esta es una unidad de cuidados especiales. Tenemos que poder monitorear de cerca a nuestros pacientes.
—Y yo le estoy diciendo que el único modo de calmarla es traer a mi hermano aquí —insistió Joe—. No me importa qué tiene que hacer para conseguirlo. Simplemente hágalo.
—Yo no tengo autoridad para hacerlo —protestó la enfermera—. Tendré que llamar al médico de guardia y correr el riesgo de darle un sedante a ella.
—Pondré este maldito hospital patas arriba si tengo que hacerlo —se empecinó Joe—. No se equivoque conmigo. No sobre este asunto. Él necesita un cuarto. Necesita ser cuidado. Puede venir aquí. Hay espacio para otra cama. Demonios, podría ponerlo en el cubículo de al lado y sacar la cortina. ¡No me interesa cómo lo hará, sólo quiero que lo haga!
—Yo no puedo autorizar algo así —dijo la enfermera—. Solamente el médico que la atiende puede hacerlo.
—Entonces llámelo —exigió Joe—. Quiero hablar con él. Llámelo ahora mismo. Estamos perdiendo el tiempo.
La enfermera se retiró, y pocos segundos más tarde el Dr. Phillips asomó la cabeza por la puerta.
— ¿Sr. Jonas, qué está pasando aquí?
Joe explicó deprisa su pedido. Mientras hablaba, el médico se acercó al lado de la cama de ____ y oyó sus ahogados sollozos. Dejó vagar la mirada por el cuarto, como considerando el pedido de Joe. Entonces suspiró.
—No me llevo bien con la intimidación, Sr. Jonas. Lo que está pidiendo usted, es muy irregular. Sin embargo, tengo que reconocer que quizás lo mejor para esta jovencita sea ver a su hermano. Tal vez eso la calme. Tendré que llamar al médico de Emergencias y organizar todo con él, pero no veo por qué no podríamos hacer una excepción por esta vez. Mucho dependerá de cuán estable sea la condición de su hermano. Tengo entendido que sufrió una herida de bala.
Joe sintió que el alivio lo inundaba.
—Gracias, doctor.
Retomó su posición al lado de la cama de ____, cogiendo su mano sana. El brazo izquierdo estaba enyesado, y su tórax y hombro izquierdo estaban envueltos en pesados vendajes.
Nunca la había visto tan vulnerable. Las lágrimas continuaban escapando de sus ojos cerrados, sentía que el corazón se le apretaba en respuesta. Se inclinó y besó su frente.
—Te amo, cariño —susurró—. Lamento tanto no habértelo dicho nunca.
Mientras él y Kevin mantenían la vigilia, ____ se durmió finalmente. Su respiración se volvió más estable, y el flujo de lágrimas por fin se paró. La cabeza caía abatida contra la almohada, el rostro pálido tenía manchas rojas causadas por el llanto.
Algunos minutos más tarde, la misma enfermera a quien Joe había acorralado entró bulliciosamente, echándole una mirada de contrariedad.
—Me dieron instrucciones de abrir el cubículo contiguo al de la Sra. Bardwell. Como imagino que ustedes no aceptarán irse a casa, haré traer una silla y un sofá pequeño también.
Joe relajó la expresión.
—Gracias —dijo con sinceridad—. Esto significa mucho para nosotros.
La expresión de la enfermera se suavizó.
—Sé que ustedes están preocupados por ella. Pero nosotros estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo por cuidarla bien. —Después sonrió traviesamente—. Además, lo más probable es que su hermano hubiera acabado aquí, de cualquier forma. El hospital está casi lleno, y él necesita más cuidados que los de una sala normal, pero no es un candidato para la UCI. Y por lo que he oído, no está siendo exactamente cooperativo.
Los labios de Joe se distendieron en una sonrisa.
—Sí, ése es nuestro Nick. Pero cambiará de actitud cuando pueda ver a ____. Ha estado muy preocupado por ella.
En menos de una hora, las cortinas entre los dos cuartos habían sido descorridas y dos ordenanzas habían traído una silla y un sofá que dejaron entre las dos camas.
Treinta minutos más tarde, una enfermera doblaba la esquina, empujando a Nick en una silla de ruedas. Ella se veía bastante infeliz con su carga, y Nick también parecía desalentado.
Ella hizo rodar la silla en dirección a la cama libre, pero él usó la mano sana para detener las ruedas. La enfermera apretó los labios, y meneó la cabeza.
—Debe meterse ya en la cama, Sr. Jonas. Consiguió lo que quería. Lo traje en la silla de ruedas, cuando no debería estar fuera de la cama, pero se acostará inmediatamente o lo llevaré de vuelta a Emergencias.
Nick la ignoró, sus ojos se paseaban obsesivamente sobre ____.
—Ayúdame a incorporarme —le pidió con voz ronca a Joe.
—Nick, deberías estar en la cama —comenzó Joe.
—Tengo que verla —dijo Nick.
Joe miró a la enfermera que encogió los hombros derrotada.
—Haga cualquiera cosa que consiga meterlo en la cama lo más deprisa posible —dijo.
—Échame una mano, Kevin —dirigió Joe—. Vamos a hacer esto rápido.
Joe se inclinó sobre Nick, y él le pasó el brazo sano alrededor del cuello, apoyándose en su hermano para incorporarse. Nick tembló recostado a Joe, y el sudor brotó en su frente. El rostro se le puso de color blanco pastoso, y Joe supo que le había costado muy caro el gasto de tanta energía.
Kevin y él llevaron a Nick hasta la cama, donde ____ estaba acostada. Con los ojos llenos de lágrimas Nick la miró y acercó la mano para acariciarle la mejilla, después secó la humedad de su propio rostro.
—Lo lamento tanto —dijo, con un nudo en la garganta.
Ella se removió en el sueño.
—Nick —murmuró. Entonces las lágrimas se deslizaron desde sus párpados cerrados una vez más.
Nick finalmente perdió la batalla por permanecer en pie. Su cuerpo se aflojó y Joe y Kevin reaccionaron a tiempo para atraparlo. Lo arrastraron a la cama y con ayuda de la enfermera lo acomodaron.
Ella procedió a reconectar todos los cables y vías de medicación, antes de dejarlos a solas.
—Promete que me llamarás cuando ella despierte —pidió Nick, fijando en Joe sus ojos exhaustos.
—Lo haré —contestó Joe—. Ahora descansa un poco. No le harías ningún bien en estas condiciones.
Nick asintió y cerró los ojos. Estaba dormido antes de que su cabeza se reclinara completamente sobre la almohada.
Joe giró y se dejó caer en el sofá mientras Kevin ocupaba la silla cercana.
—Estuvimos cerca de perderlos —dijo en voz baja.
Kevin asintió.
—Muy cerca.
—Hay que hacer algo con ese bastardo.
De nuevo, Kevin movió la cabeza.
Joe apretó y aflojó los puños. Repitió la acción una y otra vez.
—Mataré yo mismo a ese hijo de puta antes que dejarlo acercarse de nuevo a mi familia
Joe consiguió sacar de quicio por lo menos a seis personas, antes de descubrir dónde estaban Nick y ____. Dio vueltas por Emergencias, hasta que lo amenazaron con ser detenido si no se calmaba.
____ había sido llevada a cirugía, pero Nick estaba aún en Emergencias, recibiendo una transfusión de sangre. Al principio, les dijeron que Joe y Kevin no podían verlo todavía, pero después de que Joe juró que destruiría el vestíbulo pedazo a pedazo, la enfermera cedió y permitió que entraran.
Joe abrió la puerta, ansioso por ver a su hermano menor.
La apariencia de Nick lo conmocionó. A su lado, Kevin también contuvo el aliento.
Pálido, demacrado, ojeras alrededor de los ojos, Nick era horrible, para decirlo simplemente. Su hombro estaba fuertemente envuelto en vendas, y salían de él suficientes cables como para alimentar la electricidad de una pequeña ciudad.
Los ojos de Nick temblaron al abrirse, cuando entraron sus hermanos. Levantó la cabeza, el dolor marcando profundas arrugas en su frente.
— ¿Dónde está? ¿La habéis encontrado? —exigió.
Joe se detuvo al lado de la cama, con las rodillas débiles por el alivio. No había pasado nada con Nick, que algunos días en el hospital no pudieran arreglar.
—La encontramos —murmuró Joe.
— ¿Dónde está? —masculló Nick con los dientes apretados.
Joe se pasó la mano por el pelo, intentando desesperadamente mantener la compostura.
—Está aquí. En el hospital —Kevin habló más alto.
A Nick le brillaron los ojos.
— ¿Cómo está?
—No lo sabemos —dijo Joe.
Nick volvió la mirada en dirección a Joe, tragó saliva y preguntó:
— ¿Qué pasó?
Joe cerró los ojos.
—La apuñaló en el pecho y le quebró un brazo. Está en cirugía. La trajeron hasta aquí en helicóptero. No sabemos mucho.
Nick volvió a hundirse entre las almohadas, con el rostro pálido. Las lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Joe sintió una punzada dolorosa en el corazón. No volvió a ver a Nick llorar desde que eran niños.
— ¿Ella… ella estará bien? —murmuró él.
Joe cambió una mirada con Kevin. No quería mentirle, pero Nick no estaba en condiciones de sobrellevar ese tipo de carga.
—Creo que ella se pondrá bien —dijo Joe, rezando para que no fuera mentira.
—No la protegí. La fallé —dijo Nick desoladamente.
—Yo les fallé a ambos —dijo Joe—. No debí dejarlos solos. Pero ahora, no podemos pensar en estas cosas.
Kevin puso una mano en el hombro sano de Nick.
— ¿Cómo te sientes?
—Estoy furioso —dijo Nick airadamente—. Permití que ese bastardo se saliera con la suya.
— ¿Qué dijo el médico sobre tu hombro? —preguntó Joe, volviendo firmemente el tema de conversación a Nick.
Nick cerró de nuevo los ojos y se hundió más profundo en la almohada.
—Dijo que estaré bien. Me dio sangre, cosió la herida. Quiere que me quede un día o dos, pero en líneas generales, dijo que soy un bastardo afortunado.
Abrió un ojo para mirar fijamente a Joe.
— ¿Cómo la encontraron? ¿Qué pasó? No me han contado nada.
—Podemos hablar de eso más tarde —pidió Joe. Estaba seguro de que no necesitaba enfurecer a Nick más de lo que ya estaba.
—No me protejan —Nick dijo ferozmente—. ¡Díganme exactamente qué le sucedió, Maldición!
—Si no te calmas, conseguirás que nos expulsen de aquí —dijo Kevin.
Fueron interrumpidos cuando la puerta se abrió y una enfermera asomó la cabeza en la habitación.
— ¿Sr. Jonas? La Sra. Bardwell salió de la cirugía. Pensé que usted querría saberlo. Está en recuperación, pero el doctor bajará en algunos minutos para hablar con usted.
— ¿Cuándo podremos verla? —exigió Joe.
—Tendrán que preguntarle al doctor. Ya sabe que usted está aquí. No tardará.
Joe suspiró con frustración.
— ¿Sabe por lo menos cómo está?
La enfermera sonrió amablemente.
—Pasó bien por la cirugía.
Sintió un vacío en el estómago, y por un momento, pensó que podría desmayarse. El alivio lo invadió de forma tan aplastante, que tuvo que buscar rápido un lugar para sentarse o iba a caer.
Se dejó caer en la silla situada al lado de la cama de Nick y hundió la cabeza entre las manos.
—Gracias a Dios —oyó susurrar a Kevin.
Joe no se había dado cuenta de lo asustado que había estado. No, hasta ahora. Su respiración salía entrecortada, mientras luchaba por calmar sus violentas emociones. Apretaba los dedos en puños y luego los aflojaba.
Pasaron varios minutos y los hermanos permanecieron sentados en silencio. Entonces se abrió la puerta y entró un hombre mayor vestido de verde. Les lanzó una mirada y se ajustó las gafas.
— ¿Están aquí por la Sra. Bardwell?
—No la llame así —gruñó Nick—. Su nombre es ____.
El doctor parpadeó sorprendido.
—Tomaré eso como un sí.
Joe se levantó y extendió la mano.
—Joe Jonas. Y sí, estamos aquí por ____. ¿Cómo está?
El médico estrechó la mano de Joe.
—Dr. Phillips. Hice la cirugía en la Sra.… ____ —se autocorrigió.
— ¿Está bien? —preguntó Kevin ansioso.
—Está bien, considerando la condición en la que llegó. Perdió una gran cantidad de sangre. Sufrió una fractura compuesta en el radio. También sufrió una laceración de seis pulgadas en el hombro izquierdo, además de una severa herida de cuchillo en el tórax. Pude reparar algo del tejido dañado y cerrar el corte. Afortunadamente, la hoja del cuchillo no alcanzó órganos vitales. Dos centímetros más a la derecha y habría perforado un pulmón.
Joe se dejó caer pesadamente otra vez en la silla.
— ¿Cuándo podremos verla?
—Está en recuperación. La trasladaremos a un nivel más bajo de cuidados, menor que UTI y un poco mayor que la sala normal de internación. Quiero monitorizar su progreso por algunos días. No veo razón para que ustedes no puedan entrar a verla en cuanto salga de la recuperación.
— ¿Usted nos puede avisar cuando la trasladen? —preguntó Kevin.
—Pediré a la enfermera que venga a buscarlos —prometió el Dr. Phillips.
—Gracias —dijo Joe—. Se lo agradecemos.
El doctor asintió y caminó fuera de la sala, cerrando la puerta al salir.
Joe se volvió hacia Nick.
— ¿Cuándo te van a llevar a una habitación?
—No tengo ni una maldita idea —refunfuñó Nick—. Han estado palpándome y pinchándome con agujas todo el tiempo.
Joe vio el dolor en los ojos de Nick. Lanzó un vistazo a Kevin, para ver si él también lo había notado. Kevin apretó los labios, convertirlos en una fina línea.
— ¿Has tomado algo para el dolor, amigo? —preguntó.
Nick le dirigió una mirada enojada.
—No, Maldición. Quería permanecer despierto y consciente hasta estar seguro que ____ estaba a salvo.
—De acuerdo, ahora que sabes que está bien, voy a llamar a la enfermera para que te dé algo.
—No lo necesito —dijo Nick entre dientes.
—Nick, te dispararon. No puede sentirte tan genial —Kevin levantó la voz—. Deja de ser un idiota obstinado y toma la medicina.
—Puedes tomarla por las buenas o juro que te sujetaré mientras la enfermera clava una aguja en tu trasero —dijo Joe.
—Que te jodan —gruñó Nick.
Pero se dejó caer pesadamente en la cama, los ojos cansados y llenos de dolor. Joe buscó el botón de llamada y lo pulsó. Pocos minutos más tarde, una enfermera entró rápidamente, con una jeringa en la mano.
—Ya era hora de que me permitiera medicarlo, jovencito —dijo, lanzando una mirada severa en dirección a Nick.
Se inclinó para sujetar la vía en la muñeca de Nick y rápidamente inyectó el medicamento contra el dolor. Palmeó suavemente su brazo.
—Ahora intente descansar un poquito.
Joe dio vuelta la silla para enfrentar a Nick, y se volvió a sentar.
Kevin atrapó la única silla que quedaba libre y la colocó al pie de la cama.
—Díganle a ____… díganle que la amo —Nick pidió con la voz desvaneciéndose.
—Lo haré —prometió Joe bajito—. Ahora intenta descansar para poder decírselo tú mismo.
La cabeza del Nick se hundió en la almohada y sus ojos se cerraron.
Joe se recostó en la silla y enlazó las manos atrás de la cabeza.
Miró fijamente al techo, los diseños del cielorraso danzaban ante su vista. Estaba tan cansado. Había envejecido una década durante aquella noche. ¿Había sido solamente la noche anterior cuando había estado sentado en la sala, reflexionando sobre lo buena que era la vida?
Las cosas habían cambiado de un momento a otro.
Kevin y él continuaron sentados en silencio, mientras los minutos pasaban. Kevin se veía tan cansado como se sentía Joe. Pero ninguno descansaría hasta que no vieran a ____.
Debió adormilarse momentáneamente, porque lo sobresaltó la puerta abriéndose.
— ¿Son ustedes Joe y Kevin? —preguntó una enfermera.
Joe se incorporó.
—Sí señora, somos nosotros.
Hizo un ademán para que la siguieran.
Una vez en el pasillo, los miró con ojos preocupados.
—Sacamos a la Sra. Bardwell de la recuperación, pero está bastante agitada. Ha estado preguntando por ustedes. No queremos darle sedantes tan pronto después de la anestesia. Quizás la presencia de ustedes la calme.
—Vamos —pidió Joe.
Siguieron a la enfermera, y Joe tuvo que controlar sus zancadas para no adelantarla. Su impaciencia casi hervía, mientras permitía que ella los guiara por los retorcidos pasillos, hacia el ascensor.
Después de lo que pareció toda una vida, la enfermera entró en una gran sala que albergaba varios cubículos más pequeños. En el centro se encontraba el puesto de control de enfermería, donde otras dos enfermeras se movían presurosas entrando y saliendo de los cubículos.
—La Sra. Bardwell está allá en el final —la enfermera indicó.
Caminó delante de ellos, hizo a un lado la cortina e indicó a Joe y Kevin que pasaran al cubículo. Joe entró. Contuvo el aliento cuando vio a ____ sobre la cama, cautiva por una multitud de tuberías y cables que salían de todas partes.
Sollozos ahogados provenían de ella, y las lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Miraba hacia el otro lado, y él rodeo la cama, para poder enfrentarla.
—____. ____, cariño, estoy aquí —dijo, mientras se acercaba.
Kevin lo siguió, aproximándose al otro lado de ____.
Ella cerró los ojos y se giró, alejándose de Joe.
Kevin deslizó una mano por su pelo y se inclinó para besarla.
—Me rompes el corazón —dijo Kevin con voz ronca.
—Nick —susurró ella—. Oh Dios, Nick.
Joe se mordió el interior de la mejilla, para evitar desmoronarse. Se inclinó hacia delante, necesitaba tocarla, asegurarse por sí mismo de que ella estaba viva.
—Cariño, Nick está bien, te lo juro. Está abajo, en Emergencias, esperando una habitación.
Ella agitó la cabeza y gimió, la agonía deslizándose por la garganta.
—Muñeca, escúchanos —suplicó Kevin—. No es bueno para ti estar tan alterada.
Joe la observaba, el pánico aumentando rápidamente en su interior. La enfermera revoloteaba en la entrada del cubículo, la preocupación grabada en el rostro.
____ no estaba consciente de lo que pasaba a su alrededor. Estaba demasiado afligida. Creía que Nick estaba muerto.
Joe se volvió hacia la enfermera mientras Kevin continuaba reconfortando a ____.
—Nuestro hermano, Nick Jonas, está abajo, en Emergencias, esperando por una habitación. Haga traer aquí su cama.
La enfermera frunció el entrecejo.
—De ninguna manera. No tenemos manera de instalar una habitación doble aquí. Esta es una unidad de cuidados especiales. Tenemos que poder monitorear de cerca a nuestros pacientes.
—Y yo le estoy diciendo que el único modo de calmarla es traer a mi hermano aquí —insistió Joe—. No me importa qué tiene que hacer para conseguirlo. Simplemente hágalo.
—Yo no tengo autoridad para hacerlo —protestó la enfermera—. Tendré que llamar al médico de guardia y correr el riesgo de darle un sedante a ella.
—Pondré este maldito hospital patas arriba si tengo que hacerlo —se empecinó Joe—. No se equivoque conmigo. No sobre este asunto. Él necesita un cuarto. Necesita ser cuidado. Puede venir aquí. Hay espacio para otra cama. Demonios, podría ponerlo en el cubículo de al lado y sacar la cortina. ¡No me interesa cómo lo hará, sólo quiero que lo haga!
—Yo no puedo autorizar algo así —dijo la enfermera—. Solamente el médico que la atiende puede hacerlo.
—Entonces llámelo —exigió Joe—. Quiero hablar con él. Llámelo ahora mismo. Estamos perdiendo el tiempo.
La enfermera se retiró, y pocos segundos más tarde el Dr. Phillips asomó la cabeza por la puerta.
— ¿Sr. Jonas, qué está pasando aquí?
Joe explicó deprisa su pedido. Mientras hablaba, el médico se acercó al lado de la cama de ____ y oyó sus ahogados sollozos. Dejó vagar la mirada por el cuarto, como considerando el pedido de Joe. Entonces suspiró.
—No me llevo bien con la intimidación, Sr. Jonas. Lo que está pidiendo usted, es muy irregular. Sin embargo, tengo que reconocer que quizás lo mejor para esta jovencita sea ver a su hermano. Tal vez eso la calme. Tendré que llamar al médico de Emergencias y organizar todo con él, pero no veo por qué no podríamos hacer una excepción por esta vez. Mucho dependerá de cuán estable sea la condición de su hermano. Tengo entendido que sufrió una herida de bala.
Joe sintió que el alivio lo inundaba.
—Gracias, doctor.
Retomó su posición al lado de la cama de ____, cogiendo su mano sana. El brazo izquierdo estaba enyesado, y su tórax y hombro izquierdo estaban envueltos en pesados vendajes.
Nunca la había visto tan vulnerable. Las lágrimas continuaban escapando de sus ojos cerrados, sentía que el corazón se le apretaba en respuesta. Se inclinó y besó su frente.
—Te amo, cariño —susurró—. Lamento tanto no habértelo dicho nunca.
Mientras él y Kevin mantenían la vigilia, ____ se durmió finalmente. Su respiración se volvió más estable, y el flujo de lágrimas por fin se paró. La cabeza caía abatida contra la almohada, el rostro pálido tenía manchas rojas causadas por el llanto.
Algunos minutos más tarde, la misma enfermera a quien Joe había acorralado entró bulliciosamente, echándole una mirada de contrariedad.
—Me dieron instrucciones de abrir el cubículo contiguo al de la Sra. Bardwell. Como imagino que ustedes no aceptarán irse a casa, haré traer una silla y un sofá pequeño también.
Joe relajó la expresión.
—Gracias —dijo con sinceridad—. Esto significa mucho para nosotros.
La expresión de la enfermera se suavizó.
—Sé que ustedes están preocupados por ella. Pero nosotros estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo por cuidarla bien. —Después sonrió traviesamente—. Además, lo más probable es que su hermano hubiera acabado aquí, de cualquier forma. El hospital está casi lleno, y él necesita más cuidados que los de una sala normal, pero no es un candidato para la UCI. Y por lo que he oído, no está siendo exactamente cooperativo.
Los labios de Joe se distendieron en una sonrisa.
—Sí, ése es nuestro Nick. Pero cambiará de actitud cuando pueda ver a ____. Ha estado muy preocupado por ella.
En menos de una hora, las cortinas entre los dos cuartos habían sido descorridas y dos ordenanzas habían traído una silla y un sofá que dejaron entre las dos camas.
Treinta minutos más tarde, una enfermera doblaba la esquina, empujando a Nick en una silla de ruedas. Ella se veía bastante infeliz con su carga, y Nick también parecía desalentado.
Ella hizo rodar la silla en dirección a la cama libre, pero él usó la mano sana para detener las ruedas. La enfermera apretó los labios, y meneó la cabeza.
—Debe meterse ya en la cama, Sr. Jonas. Consiguió lo que quería. Lo traje en la silla de ruedas, cuando no debería estar fuera de la cama, pero se acostará inmediatamente o lo llevaré de vuelta a Emergencias.
Nick la ignoró, sus ojos se paseaban obsesivamente sobre ____.
—Ayúdame a incorporarme —le pidió con voz ronca a Joe.
—Nick, deberías estar en la cama —comenzó Joe.
—Tengo que verla —dijo Nick.
Joe miró a la enfermera que encogió los hombros derrotada.
—Haga cualquiera cosa que consiga meterlo en la cama lo más deprisa posible —dijo.
—Échame una mano, Kevin —dirigió Joe—. Vamos a hacer esto rápido.
Joe se inclinó sobre Nick, y él le pasó el brazo sano alrededor del cuello, apoyándose en su hermano para incorporarse. Nick tembló recostado a Joe, y el sudor brotó en su frente. El rostro se le puso de color blanco pastoso, y Joe supo que le había costado muy caro el gasto de tanta energía.
Kevin y él llevaron a Nick hasta la cama, donde ____ estaba acostada. Con los ojos llenos de lágrimas Nick la miró y acercó la mano para acariciarle la mejilla, después secó la humedad de su propio rostro.
—Lo lamento tanto —dijo, con un nudo en la garganta.
Ella se removió en el sueño.
—Nick —murmuró. Entonces las lágrimas se deslizaron desde sus párpados cerrados una vez más.
Nick finalmente perdió la batalla por permanecer en pie. Su cuerpo se aflojó y Joe y Kevin reaccionaron a tiempo para atraparlo. Lo arrastraron a la cama y con ayuda de la enfermera lo acomodaron.
Ella procedió a reconectar todos los cables y vías de medicación, antes de dejarlos a solas.
—Promete que me llamarás cuando ella despierte —pidió Nick, fijando en Joe sus ojos exhaustos.
—Lo haré —contestó Joe—. Ahora descansa un poco. No le harías ningún bien en estas condiciones.
Nick asintió y cerró los ojos. Estaba dormido antes de que su cabeza se reclinara completamente sobre la almohada.
Joe giró y se dejó caer en el sofá mientras Kevin ocupaba la silla cercana.
—Estuvimos cerca de perderlos —dijo en voz baja.
Kevin asintió.
—Muy cerca.
—Hay que hacer algo con ese bastardo.
De nuevo, Kevin movió la cabeza.
Joe apretó y aflojó los puños. Repitió la acción una y otra vez.
—Mataré yo mismo a ese hijo de puta antes que dejarlo acercarse de nuevo a mi familia
#Ale
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Capítulo 26
____ abrió sus ojos lentamente y parpadeó para alejar las telarañas. Por un momento, no recordó en donde se encontraba o por qué estaba en aquel lugar desconocido. Y cuando recordó, un dolor como nunca haya conocido, se arrastró lentamente por su sistema.
Nick.
Cerró los ojos e intentó recordar todos lo que ocurrió, pero todo lo que le venía en la memoria era a Nick cayendo, la mano sobre el pecho cubierto de sangre.
Lágrimas calientes llenaron sus ojos y escaparon de los párpados. Las sentía escurrirse lentamente y caer por sus mejillas. Una mano caliente agarró su rostro y suavemente le secó la humedad.
Abrió los ojos para ver a Joe de pie junto a ella, con una mirada preocupada en su rostro. Parpadeó de nuevo para enfocarle. Lentamente se dio cuenta del resto del entorno. Estaba en un cuarto de hospital. Miró al otro lado, donde vio a Kevin dormido en una silla.
La ausencia tan visible de Nick mandó otro espasmo de agonía por su corazón. De su garganta, se le escapó un sollozo —uno al que intentó reprimir— pero que amenazó sofocarla con su intensidad. Finalmente, fue forzada a dejarlo salir.
Sonó severo y feo, hasta en sus propios oídos. Y una vez liberado, surgieron más hasta que cada respiración trajo otro llanto.
—____, escúcheme, cariño. Tiene que escucharme. Nick está bien. No está muerto. Está aquí.
Joe agarró su barbilla, forzándola mirarlo, penetrándola con sus ojos verdes.
— ¿Entiendes lo que te estoy diciendo? —exigió él.
Entonces oyó a alguien en el fondo.
— ¡Déjame, maldita sea!
— ¿Nick? —susurró ella. No podía ser. Lo vio caer. Escuchó el disparo. Sintió su sangre.
Luchó para sentarse y casi perdió el conocimiento, por el dolor que se esparció por su pecho. Joe juró encima de ella y la forzó a acostarse.
—Despacio, cariño. No te hagas daño.
Detrás de Joe, surgió Nick, su cara demarcada, ojos inyectados de sangre, la mitad de su parte superior envuelta en vendas. Se volvió borroso ante ella, mientras que sus ojos se llenaban de lágrimas. Nunca había notado tan hermosa vista en su vida.
—Cristo, Nick, no deberías estar levantado —protestó Joe.
Nick empujó a Joe a un lado, y en el momento siguiente, ____ se sintió abrazada contra el cuerpo de Nick. Presionó su mejilla contra su pecho, una masa de vendas empujaba su rostro. No le importaba. No le importaba el dolor que sentía en tal incomoda posición.
Él la besó en la frente.
—Gracias a Dios que estás bien —susurró él.
Se alejó y ____ agarró su mano entre las suyas.
—No te vayas.
—Odio interrumpir —empezó Joe—. Pero los dos sienten mucho dolor deben descansar. Eso significa vuelve tu culo en la cama, Nick. Os quiero recuperados, para que podamos ir para casa.
____ oyó la preocupación de su voz. También vio dolor en los ojos de Nick. Su propio dolor estaba rápidamente asumiendo el control. Pero primero tenía que decirlo.
Llevó la mano para tocar el rostro de Nick.
—Te amo. Debería habértelo dicho antes.
Nick cogió su mano y besó su palma.
—Yo también te amo.
Joe pasó un brazo alrededor de Nick y lo alejó. Nick se apoyó contra su hermano. ____ miró hacía arriba donde Kevin estaba a su lado.
— ¿Está bien? —preguntó ella en voz baja.
—Está mejor que tú —dijo Kevin secamente. Hesito un momento, antes de tocarle el pelo—. Nos asustaste, muñeca.
Ella no contestó. ¿Cómo podía decirle qué ellos no podían haber estado más asustados qué ella? Nunca estuvo tan aterrada en toda su vida. No quiso morir con tanto remordimiento. Las cosas se volvieron claras en aquellos horribles minutos en la nieve, cuando estaba segura de que nunca más volvería a ver a Joe, Kevin o Nick.
—Te amo —dijo ella, permitiendo que toda la emoción escapara en aquéllas tres pequeñas palabras.
Kevin se agachó para apretar su frente contra la suya.
—Yo también te amo, muñeca. Tanto. No quiero volver a estar tan cerca de perderte nunca más.
Cerró los ojos mientras él la besó suavemente en los labios.
—Me duele —dijo ella bajito.
Kevin se levantó inmediatamente.
—Llamaré la enfermera.
Ella sonrió, estremeciendo por el esfuerzo. Sintió la mano de Joe acariciando su brazo y su hombro. Tiernamente empujó su pelo detrás de la oreja.
—Descansa, cariño. Estamos aquí. No nos vamos a ir.
____ oyó entrar a la enfermera, sintió la picadura de la aguja, y segundos más tarde dio la bienvenida al olvido.
—T... te amo —dijo arrastrando las palabras, mientras que el rostro de Joe se desdibujaba.
—Yo también te amo, cariño. Ahora descansa.
En los días siguientes, ____ durmió la mayor parte del tiempo. Nick se puso más y más irritado, hasta que la enfermera finalmente desistió de intentar mantenerlo en la cama. El cuarto día, le dieron el alta oficialmente.
El mismo día, movieron a ____ a una habitación normal. Joe se relajó finalmente. Nick y ____ estaban fuera de peligro. Pronto los tendría en casa, donde pertenecían.
Se sentó en la silla, al lado de la cama de ____ mientras ella dormía y estiró el cuello. Friccionó los ojos cansados y se preguntó como volvería a dormir otra noche, antes de estar seguro de que la amenaza del esposo de ____ desaparecía.
Del otro lado del cuarto, Nick estaba sentado en el sofá, con varios cojines a su alrededor. Su hermano menor no había descansado suficiente después de su herida, Joe lo sabía, pero no sabía como hacer a Nick que se sentara.
Kevin se sentó en una silla cerca de Nick, el cansancio se veía en sus ojos. Todos estaban cansados. Querían la misma cosa. Ir a casa.
El móvil de Joe sonó, y él respondió rápidamente, para no molestar ____. Se puso de pie y caminó hacia la puerta, lejos de la cama de ____.
—Joe.
—Joe, soy Ashley. ¿Es un mal momento?
—No, ¿qué pasa?
Ashley hesitó por un momento.
— ¿Cómo están Nick y ____?
—Mejor. Hoy le dieron el alta a Nick y movieron a ____. Los dos necesitan mucho descanso, pero ellos estarán bien.
—Oh, es fenomenal, Joe. Mira, llamo porque pensé que debía saber que encontramos al tío que disparó a Nick e intentó matar ____. Está muerto.
—Mierda.
—Sí, dímelo a mí. Quería vivo al bastardo. Joe, sabes lo que difícil es acusar Mason Bardwell de cualquier cosa.
—Sí, lo sé —gruñó Joe.
— ¿Qué quieres qué haga?
Joe suspiró y se pasó la mano por su pelo.
—No haga nada aún. Necesito hablar con Cal, también con Nick y Kevin. No podemos hacer nada que pueda poner a ____ en peligro.
—Te diré si descubro algo más —prometió Ashley.
—Gracias —dijo Joe antes de colgar el teléfono.
Se dio la vuelta para ver a ____ estudiándolo.
—Hola —dijo mientras se acercaba a la cama. Se agachó y la besó en la frente, después alejó el pelo de su mejilla.
— ¿Cómo te sientes?
Sus ojos de canela lo miraban preocupados.
— ¿Quién era al teléfono?
Él no quería disgustarla, pero no iba a mentirla.
—Era Ashley. El hombre quien te hirió… está muerto.
Algo salvaje relampagueó en su rostro.
—Muy bien. Casi mató Nick —dijo mordaz.
—Casi te mató, cariño.
— ¿Cómo está Nick? —preguntó ella.
Joe parpadeó por el abrupto cambio de tema. Pero cuando estaba despierta, ____ se concentraba en la salud de Nick. Sabía que aún estaba tratando con el susto de casi perderlo. Era un sentimiento íntimamente familiar. Echó un vistazo y vio a Kevin y a Nick dormidos.
—Están descansando.
____ cerró los ojos por un momento, los abrió y asintió.
—Él no debería estar fuera de la cama.
Joe se agachó para volver a besarla. No podía tocarla el suficiente. La besaba, la tocaba cada vez que tenía la oportunidad.
—Quiero ir a casa —susurró ella.
—Lo sé, cariño. Pronto. Te lo prometo.
Acarició su pelo y sentó en la cama, cuidando de no sacudirla demasiado.
Ella pareció haberse retirado dentro de ella. Algo que pasaba cada vez con más frecuencia desde que se despertó. Lo preocupaba. No tenía ni idea de lo que estaba pensando.
Empezó a preguntarla, pero sus ojos se agitaron, y ella los cerró lentamente. Se quedó con ella hasta que oyó su suave e rítmica respiración, indicando que se quedó dormida. Se sentó en la silla, iba a descansar un poco.
#Ale
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Capítulo 27
____ miró fijamente el techo, sus pensamientos vueltos un caos. Joe, Kevin y Nick estaban dormidos. Le parecía que estaban tan incómodos como en el infierno, pero no quería hacer nada que pudiera despertarlos.
La culpa pesaba como una tonelada en su pecho. Cada vez que cerraba los ojos, veía a Nick cayendo de nuevo. Su peor temor había sido el peligro que estaba atrayendo hacia los hermanos. Un miedo que ahora se justificó.
Era hora de tomar una decisión, para evitar que algo malo volviera a suceder a Joe, Kevin o Nick. Especialmente a Nick. ¡Les amaba tanto! La idea de perder a alguno de ellos, creaba un dolor insoportable en su corazón.
Lanzó una mirada a Joe, a pocos pasos de distancia. Su móvil estaba en la mesita de noche cerca a su cama. Lo observó fijamente por un largo momento, y luego lo alcanzó sigilosamente.
Sabía que Ashley había sido la última en llamar, por lo que su número debía estar guardado. ____ abrió despacio el teléfono y presionó los botones para buscar la última llamada recibida. Y entonces llamó
Algunos segundos más tarde, oía la voz de Ashley, filtrada por la línea.
— ¿Ashley? Soy… soy ____ Bardwell —dijo con voz más fuerte.
Hubo una pausa larga.
— ¿Qué puedo hacer por usted, Sra. Bardwell?
____ respiró profundamente y echó un vistazo para tener la certeza de que no había despertado a los hombres.
—Necesito que contacte con el fiscal de distrito de San Francisco —pidió en casi un murmullo.
Otra pausa larga.
— ¿Joe sabe que me está llamando? —preguntó Ashley.
—No, y quiero mantenerlo así —____ declaró con firmeza—. Mire, Ashley... Sé que no le gusto, pero también sé que le interesa Joe. ¿Quiere que le suceda lo mismo que a Nick? Tengo que hacer lo que pueda para mantenerlo a salvo. Para mantener a todos a salvo.
— ¿Qué quiere que le diga al fiscal?
—Dígale que tengo información sobre Mason Bardwell, que podría interesarle mucho. Dígale donde encontrarme. No voy a discutirlo por teléfono. Tiene que ser personalmente.
— ¿Está segura de estar tomando una decisión correcta? —preguntó Ashley.
Si ____ no conociera los hechos, juraría que había preocupación real en la voz de la otra mujer.
—Es mi única opción. Yo no puedo dejar que ellos mueran por mi causa.
El silencio cayó sobre las dos mujeres. Finalmente, Ashley dijo.
—Está bien, haré esa llamada.
—Gracias —le agradeció suavemente ____.
Cerró el teléfono y lo puso cuidadosamente en su lugar. Entonces se hundió en las almohadas, exhausta por el esfuerzo que había hecho.
Dos días más tarde, llegó el fiscal, con dos oficiales de patrulla, flanqueándolo. Entraron en el cuarto de ____, despertando la reacción inmediata de los hermanos.
El miedo apretó el pecho de ____, hasta obligarla a luchar por la respiración. Sabía quién era él y por qué estaba allí.
— ¿Qué demonios está ocurriendo? —exigió Joe, cuando el fiscal entró en el cuarto, irguiéndose en toda su estatura.
Kevin y Nick también se levantaron. Una pesada tensión nubló el cuarto, tan espesa que podría ser cortada con cuchillo.
—Calma, hijo. Me llamo David Masterson. Soy el fiscal de distrito de San Francisco.
Joe se cruzó de brazos y permaneció parado, con las piernas separadas, mirando fija y desafiantemente al fiscal.
—Eso no explica por qué está aquí.
—Le pedí que viniera —dijo ____ con suavidad.
Todos los ojos se giraron hacia ella. Nick se acercó a la cama, cerniéndose protector sobre ella. Como mucho, eso se veía gracioso. Con el pecho y los hombros llenos de fajas, parecía una momia medio vestida.
—Quizás pueda estar un momento a solas con la Sra. Bardwell —habló más fuerte el fiscal.
—Al infierno si lo permitiré —protestó Nick.
____ dejó que su mano sana descansara en el brazo de Nick.
—Estaré bien, Nick.
Joe la contemplaba fijamente, sin desviar la mirada.
— ¿Qué es lo que has hecho, ____?
—Por favor entiende, Joe. No puedo permitir que alguno de vosotros vuelva a estar lastimado por mi causa.
Joe soltó una larga blasfemia. Ella se estremeció por su ferocidad.
David Masterson señaló a los dos policías.
—Si me hacen el favor, escolten afuera a estos caballeros, así la Sra. Bardwell y yo podemos conversar en privado.
— ¡Al demonio con usted! —se apartó Kevin.
—Kevin, por favor —pidió ____—. Déjame hacer esto a mi manera. Te pido que salgas. Hazlo por mí.
Las miradas que le lanzaron mostraban sentimientos heridos mezclados con ira, pero los tres finalmente se giraron, y salieron.
El fiscal se acercó y le lanzó una mirada especulativa.
— ¿Le importa si tomo asiento? —preguntó.
Ella meneó la cabeza y lo observó mientras se acomodaba en la silla que Joe desocupó.
—Mi oficina ha estado buscándola desde hace tiempo, Sra. Bardwell. ¿Hay alguna razón particular que causara su desaparición?
____ lo miró con firmeza. No permitiría que él le quitase la primera baza.
Esta reunión sería en sus condiciones y sólo en sus condiciones.
—Yo le pedí que viniera, Sr. Masterson. Yo haré las preguntas.
Irguió una ceja.
—Muy bien. ¿Qué puedo hacer por usted?
—Usted no habría venido hasta aquí si no estuviera muy interesado en Mason Bardwell —comenzó ella.
Él asintió.
—Es verdad.
—Lo vi asesinar a un hombre en la noche de nuestra boda —dijo rápidamente.
El fiscal se levantó y se inclinó hacia adelante, la urgencia brillando en sus ojos.
— ¿Usted lo vio? ¿Está segura?
____ se estremeció y cerró los ojos momentáneamente.
—No existe la menor posibilidad de haber interpretado equivocadamente lo que vi, Sr. Masterson. Disparó a un hombre.
— ¿Hubo algún otro testigo? Piénselo bien, Sra. Bardwell. Es muy importante.
—Por favor. No me llame Sra. Bardwell —dijo despacio—. Me llamo ____. Y sí, había otra persona presente. Su compañero de negocios, Thomas Goins.
David se sentó de vuelta, el triunfo brillaba en sus ojos.
— ¿Está dispuesta a prestar testimonio sobre lo que vio?
—Fue por eso que le pedí que viniera hasta aquí —dijo ella—. Pero tengo condiciones.
De nuevo, él irguió la ceja.
— ¿De qué clase de condiciones estamos hablando?
—Quiero protección. Es el culpable de que yo esté en este hospital. Por su culpa, Nick Jonas casi murió. No dudará en matarnos a mí, o a ellos.
—Desde luego, tomaríamos todas las precauciones necesarias — estuvo rápidamente de acuerdo.
—Quiero que Joe, Kevin y Nick sean protegidos también. No les gustará. No querrán aceptarlo. Pero no pondré un pie en el tribunal a menos que usted garantice que alguien estará cuidando de ellos hasta que todo termine.
—____, si usted me ayuda a deshacerme de Mason Bardwell, cuidaré personalmente de ellos. Estamos detrás de él desde hace años. Está metido hasta el cuello en el crimen organizado en el área de la Bahía de San Francisco. Hasta ahora, nosotros no hemos tenido nada concreto de que acusarle. Cuando la Sheriff Greene me llamó y dijo que usted quería verme, cogí el primer vuelo hasta aquí, esperando que usted me diría lo que acaba de contarme.
____ se puso pálida.
— ¿Crimen organizado?
David asintió. La estudió por un momento.
—Éste no es probablemente el mejor momento para decírselo, aunque no puedo imaginar un momento ideal para contar este tipo de cosas; bien, tenemos fuertes sospechas de que él estuvo involucrado en la muerte de sus padres.
Abrió la boca, conmocionada.
— ¡Pero ellos murieron en un accidente! ¡Fue un accidente!
—Lo fue. Un accidente bastante sospechoso. Estaba involucrado en varias inversiones con ellos. Esas inversiones resultaron muy malas. Una semana antes del accidente, vinieron a mi oficina diciendo que tenían pruebas de que él estaba envuelto en un fraude.
____ dejó caer la cabeza sobre la almohada. Las lágrimas inundaron sus ojos y ella las enjugó furiosamente.
— ¿Y usted nunca hizo nada sobre eso?
Su voz se hizo más suave.
—Nunca tuvimos pruebas suficientes para hacer una acusación. Créame, si las hubiéramos tenido, habría hecho todo lo posible para condenarlo.
— ¿Qué tengo qué hacer? —preguntó ella—. Quiero a ese bastardo en prisión por todo lo que hizo.
—Bien, tomaré su declaración. Luego pediré una orden de prisión para el Sr. Bardwell. La trasladaremos a un escondite secreto, donde permanecerá hasta la audiencia. Organizaré también la protección policial para los Jonas.
— ¿Cuánto tiempo tardará todo? —preguntó suavemente.
—No lo sé. No le mentiré. Puede prolongarse algún tiempo, pero haré todo lo que pueda para conseguir fijar rápidamente la fecha del juicio.
Tragó saliva, sintiendo un nudo en la garganta. ¿Cuánto tiempo estaría separada de Joe, Kevin y Nick? ¿Y la querrían ellos de vuelta cuándo todo terminara? A pesar de odiar la idea de estar separada de ellos, sabía que tenía que hacerlo. Por sus padres, por los hombres que amaba, y más importante, por ella misma.
—Vamos a hacerlo —susurró—. Haga los arreglos.
Él se inclinó hacia delante y le sostuvo la mano entre las suyas.
—Gracias, ____. Está haciendo algo muy valiente.
¿Valiente? ¿O estúpido? Ella no estaba segura. Sólo sabía que tendría que enfrentar a tres hombres muy enfadados. Los hombres que amaba más que cualquiera otra cosa en su vida. Y aquí estaba, haciendo lo que menos deseaba hacer. Dejándolos.
#Ale
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Hola lo se que las abandone y feo
pero he tenido vastante inconvenientes por ejemplo la muerte de un amigo muy querido.
Estoy en salsa casino y bueno un novio a quien atender jejeje...
Perdoneme...digame cuantos cap. quieren para el proximo maraton =)
pero he tenido vastante inconvenientes por ejemplo la muerte de un amigo muy querido.
Estoy en salsa casino y bueno un novio a quien atender jejeje...
Perdoneme...digame cuantos cap. quieren para el proximo maraton =)
#Ale
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaayy!
Lo estaba esperando!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Por fin casi me muero tanto tiempo sin nove T.T
Please no nos hagas esto otra vez o definitivamente morire, ! T.T
Pobre Nick.... Pobre My ... Todos sufren po mi TTTTTTTTTTTTTTT____________________TTTTTTTTTTTTTTTTTTTTTTTTTTTTTTTT
Que impotencia
Please sube mas seguido
Lo estaba esperando!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Por fin casi me muero tanto tiempo sin nove T.T
Please no nos hagas esto otra vez o definitivamente morire, ! T.T
Pobre Nick.... Pobre My ... Todos sufren po mi TTTTTTTTTTTTTTT____________________TTTTTTTTTTTTTTTTTTTTTTTTTTTTTTTT
Que impotencia
Please sube mas seguido
Invitado
Invitado
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
SI CAP!!! :cheers:
siguela!!!
siguela!!!
siguela!!!
siguela!!!
Vanee LovatoD'Jonas
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
oow ssoY tu nueeva y fieeL LeeqtooRaa :D
Invitado
Invitado
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Muy geniales tus caps! :D
Siguela! :D
Siguela! :D
Feer :)x.
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