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"La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
NUEVA LECTORA!!
Siguela me gusta!!
Sigue sigue sigue !!!
Siguela me gusta!!
Sigue sigue sigue !!!
Karli Jonas
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Bienvenidas a las nuevas lectoras
Mañana Maraton
Sigo sin internet como se podran dar de cuenta ¬¬ PORQUE NO LLEGAS¿?
Mañana Maraton
Sigo sin internet como se podran dar de cuenta ¬¬ PORQUE NO LLEGAS¿?
#Ale
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Ok NTP!! :) esperamos wiiiiiii siiii maratón!!
Karli Jonas
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Sii odio cuando pasa eso con el internet! -.-'#HOT escribió:Bienvenidas a las nuevas lectoras
Mañana Maraton
Sigo sin internet como se podran dar de cuenta ¬¬ PORQUE NO LLEGAS¿?
Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! MAraton! :D
Siguela! :D
Feer :)x.
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Nueva lectora!
Dios amo la nove!! Ni te imaginas como estoy! :¬w¬: :¬w¬:
Yo quiero mas!!!
P.D No te preocupes sube cuando puedas! :D
Dios amo la nove!! Ni te imaginas como estoy! :¬w¬: :¬w¬:
Yo quiero mas!!!
P.D No te preocupes sube cuando puedas! :D
StayMemiFaither
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
¨Nueva Lectora¨
No te imaginas cuanto AMO tu nove es la mejor,eres una gran escitora
Sigue sigue sigue !!!!!!!!!!!!!!
No te imaginas cuanto AMO tu nove es la mejor,eres una gran escitora
Sigue sigue sigue !!!!!!!!!!!!!!
Invitado
Invitado
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
olah!!! Nueva Lectora
siiguela please!!!!! amo la nove!!!!
siiguela please!!!!! amo la nove!!!!
Vanee LovatoD'Jonas
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Capítulo 15
Joe espió dentro del cuarto y observó a ____ durmiendo profundamente. Sonrió. Parecía un gatito, con los brazos enredados alrededor de la almohada. Era sorprendente que en tan poco tiempo ya no pudiera imaginar la vida sin ella.
Siempre supo, por su propia educación, que una situación así podía funcionar y funcionar bien para todas las partes involucradas, pero verlo y experimentarlo de primera mano lo confirmaba.
Y hablando de ello, debía telefonear a sus padres. Estarían interesados en saber sobre ____, y ni él ni Kevin o Nick habían conversado con ellos desde hacía más de un mes.
Silenciosamente, se retiró del cuarto y se encaminó hacia la sala de estar.
Kevin levantó los ojos del ordenador.
— ¿Continúa durmiendo?
Joe asintió.
—Creo que la dejamos exhausta.
Kevin sonrió y Joe se maravilló ante lo satisfecho y contento que se veía su hermano.
— ¿Has visto a Nick? Pensé que deberíamos telefonear a mamá y contarle sobre ____.
La preocupación relampagueó en los ojos del Kevin.
—Salió al granero. Creo que hoy sufre mucho, aunque él no lo admitiría. Se puso bastante grosero conmigo cuando le pregunté.
Joe blasfemó. Nick había mejorado tanto últimamente. La oscuridad en sus ojos casi se había desvanecido, y él sabía que ____ tenía mucho que ver con ello, pero además, Nick había mejorado físicamente desde su retorno de Irak. Estaba lejos de ser el herido cascarón de hombre que Joe y Kevin habían recogido en el Hospital del Ejército hace un año, aunque ocasionalmente, su pierna todavía le daba problemas.
Joe se volvió y caminó a pasos largos desde la sala de estar hacia la puerta de atrás. Sin molestarse en coger el abrigo, cruzó la pequeña distancia entre la cabaña y el granero. Entró y vio a Nick sentado en una bala de heno. Al acercarse, pudo percibir el rostro de Nick contraído de dolor. El sudor perlaba su frente y estaba pálido.
Nick estaba inclinado, masajeando el área de encima de su rodilla. Cuando Joe estaba a un metro de distancia, levantó la vista y lo vio. Dejó caer las manos y se levantó. Gimió cuando la pierna se le agarrotó. Joe se acercó y sostuvo a su hermano contra su cuerpo, para impedirle caer.
—Estoy bien —masculló Nick.
—No, no estás bien, maldita sea. Deja de intentar ocultarlo al resto de nosotros, por el amor de Dios.
—Olvídalo, Joe. Puedo lidiar con esto por mi cuenta.
—Podrías —aceptó Joe—. Pero no seas estúpido. Kevin y yo estamos aquí para ayudarte. Y ahora también está ____.
—No quiero que lo sepa —dijo ferozmente Nick.
Joe parpadeó sorprendido.
—Siéntate aquí —dijo, empujando de vuelta a Nick sobre el heno—. ¿Ahora, cuál demonios es tu problema?
Nick restregó distraídamente su pierna.
— ¿Hay alguna cosa que yo pueda hacer? ¿Quieres una píldora?
Nick agitó la cabeza.
No quiero más la porquería de píldoras. Es sólo una mala mañana. No sé por qué duele. Simplemente, duele.
—Tal vez debiéramos llevarte de vuelta al médico y permitir que te examine de nuevo.
—No hay nada que él pueda hacer.
Joe suspiró y se pasó la mano por el pelo.
—Maldición, Nick, no seas tan difícil. Desearía que hablaras conmigo. Aún no tengo la menor idea de qué demonios sucedió allá.
El dolor se asomó en el rostro de Nick antes de que sus ojos se volvieran pétreos y fríos.
—No hay nada de qué hablar. Me recuperaré.
Joe supo que el asunto estaba oficialmente cerrado. Nick podía ser una piedra cuando quería. Nada le gustaría más que patear el trasero de su hermano menor, pero eso no haría ningún bien. Nick no cedería. No hasta que estuviera listo.
—Iba a llamar a mamá y papá. Pensé que querrías hablar con ellos.
Nick agitó su mano.
—Ve tú primero. Estaré allí en un minuto.
Joe empezó a discutir, pero Nick lo paró.
—Simplemente vete. Por favor.
Fue el por favor el que lo logró. Nick raramente decía por favor, y el dolor traspasaba su voz. Joe supo que él no quería parecer débil frente a sus hermanos.
La ira lo sofocó. La ira por cualquiera fuera el infierno que había causado tal destrucción dentro de su hermano.
Joe giró y salió del granero.
____ se hundió más profundamente bajo el edredón, sin querer abandonar el cálido nido. Estaba cansada, deliciosamente exhausta, y necesitaba tanta motivación para levantarse y moverse como para hacer una visita al dentista.
Cerró los ojos y revivió el éxtasis que experimentó cuando los tres hombres le hicieron el amor. Solos, constituían una fuerza digna de ser tomada en cuenta, pero juntos eran imbatibles.
Ya los estaba extrañando. Aquella sensación la hizo saltar de la cama y salir en su busca. Tomó una de las viejas camisas de Joe y se la puso, le caía hasta las rodillas. Caminó de pies descalzos por el pasillo, deseando encontrar a alguno de ellos en la sala de estar, para disfrutar de una sesión de mimos.
Encontró a Kevin en el sofá. Él sonrió y palmeó levemente el lugar a su lado. Ella inmediatamente se enroscó alrededor de él, disfrutando la tibieza que emanaba de su cuerpo.
— ¿Quieres una manta? —preguntó mientras la abrazaba.
Agitó la cabeza.
—Contigo es suficiente —se enterró aún más entre sus brazos hasta que su calor le invadió el cuerpo—. ¿Dónde está todo el mundo?
—Nick está fuera en el granero y Joe habla por teléfono, en la cocina.
— ¿Con quién está hablando?
—Con nuestros padres.
Ella se puso rígida. Hasta ahora no había dedicado ni un solo pensamiento a sus padres. No habían existido. Recordó que Joe los había mencionado una vez, cuando le explicó que su madre, como ella, había participado en una relación con tres hombres.
— ¿Algo anda mal? —preguntó Kevin.
— ¿Tus padres… ellos saben sobre mí?
La miró y sonrió.
—Ahora lo saben.
Ella no pudo controlar una mirada de desánimo, y se dio cuenta de que Kevin la notó.
Arqueó una ceja.
—No pareces precisamente entusiasmada.
— ¿Saben todo?
Kevin continuó mirándola fijamente.
—Estoy seguro de que Joe les explicó la situación.
____ gimió.
—No es la imagen que yo hubiera querido mostrar a tus padres.
—Shhh, tranquila. Les gustarás. Estarán felices de que te hemos encontrado.
Joe entró con el teléfono en la oreja.
—De acuerdo, papá. Te pasaré con Kevin, y hablamos más tarde.
Le dio el teléfono a Kevin, y ____ se apartó. Se sentía rara, por ser el centro de la conversación. Se dirigió a la cocina, para escapar de la charla. Cuando se servía un vaso de jugo del refrigerador, Nick entró por la puerta del fondo.
Ella le sonrió con timidez.
—Buenos días.
El dolor relampagueaba en sus ojos, y cojeaba al caminar.
— ¿Nick, qué pasa? —exclamó, dejando su jugo a un lado y caminando rápidamente hacia él.
En cuanto lo tocó, él se puso rígido.
—Estoy bien.
Se apartó, herida por su comportamiento.
Él cerró los ojos y levantó la mano en gesto de paz para aplacarla.
—Lo siento. Estoy bien, de verdad.
Volvió a tomar el jugo y mantuvo la distancia. No sabía qué decir, por lo que prefirió permanecer callada.
Nick la miró fijamente por un largo momento, después salió cojeando hacia la sala. Su rechazo la hería, pero más que eso, se preguntaba qué había sucedido.
Sorbió el jugo y suspiró. Vivir con tres personalidades diferentes podía volverse muy fatigoso. Si ella estuviera más segura acerca de la relación, quizás no estaría todo el tiempo como pisando cáscaras de huevo, pero aún estaba aprendiendo acerca de los tres.
Kevin era tan abierto, mientras que Nick era completamente opuesto. Reservado, apartado del resto del mundo. Y Joe, bien, estaba aún intentando entenderlo, también.
—No te lo tomes personalmente —dijo Joe.
Levantó la mirada y lo vio de pie en la puerta por donde Nick había salido.
— ¿Qué está mal con él?
Joe abrió la nevera y sacó una cerveza. La abrió y tomó un largo trago.
—Es su pierna. Lo dispararon con una metralla en Irak. Le hizo mucho daño. Está mejorando, pero aún siente un dolor intenso, de vez en cuando.
— ¿Y él no quiere hablar con nadie sobre ello? —preguntó ella.
Joe agitó la cabeza.
—Desearía que lo hubiera hecho.
____ soltó el vaso y pasó un dedo por el borde.
—Tus padres. ¿Son como nosotros, verdad?
Joe asintió.
—Entonces no pensarán mal de mí.
Intentó no convertirlo en una interrogación, pero de alguna forma terminó sonando como una pregunta.
Joe sonrió.
—Relájate, cariño. Les gustarás.
Kevin entró sin prisas en la cocina. Joe levantó los ojos de la cerveza.
— ¿Terminaste de hablar con mamá y papá?
—Sí, Nick está hablando con mamá ahora. Espero que esté recibiendo un buen regaño. Está bastante preocupada por él.
Joe examinó a ____ de nuevo.
—Probablemente hoy, deberías dedicarte a hacer el equipaje. Mañana saldremos temprano.
Ella sonrió.
—No hay mucho para guardar.
—Resolveremos eso en Denver —dijo Kevin—. Te llevaremos a comprar todo lo que necesites.
Sonrió maliciosamente.
— ¿Incluso ropa íntima?
—Especialmente ropa íntima —confirmó Kevin.
—Si me saliera con la mía, no llevarías ropa íntima —murmuró Joe a su oreja.
Nick entró en la cocina, sus facciones desencajadas. Deslizó el teléfono a través de la mesa y cojeó hacia fuera.
____ siguió su avance, su corazón sufriendo por el dolor en su expresión. ¿Qué haría falta para atravesar las barreras que él levantaba?
No estaba segura de qué la despertó, pero sus ojos pestañearon y buscó en la oscuridad lo que había perturbado su sueño.
Aguzó los oídos para rastrear la fuente del ruido que había escuchado. Un bajo gemido se filtró desde el pasillo, después, un grito inarticulado. Se sentó, mirando frenéticamente alrededor. Joe y Kevin estaban profundamente dormidos en la cama, cerca a ella, pero Nick había desaparecido.
Tan cuidadosamente como podía para no despertarlos, salió de la cama. La casa estaba fría, y ella se envolvió en la camisa de franela de Joe, buscando calor.
Siguió por el pasillo en dirección al ruido, y se detuvo frente a la puerta de Nick. La abrió y escrutó el interior de la habitación. Nick yacía en la cama, en un enredo de sábanas. El edredón estaba retorcido y tirado al suelo.
Gimió de nuevo y se revolvió salvajemente, la cabeza moviéndose de un lado al otro.
—No —dijo en una voz espesa—. Dios, no. Deténgase, por el amor de Dios, ella no puede más.
____ se acercó, conmocionada al ver el rostro de Nick bañado en lágrimas. Sintió que el corazón se le apretaba dolorosamente. Se sentó a su lado en la cama y puso la mano sobre su frente.
—Nick, está todo bien. Soy yo, ____. Despierta.
Él dejó escapar un grito torturado, y el sonido golpeó directamente su corazón.
Lo abrazó fuerte, estrechándolo contra ella. Lo sostuvo, meciéndolo de un lado a otro, pasando las manos por su enredado pelo.
En respuesta, él la abrazó, estrujándola apretadamente contra su cuerpo.
—Estoy aquí, Nick —susurró ella—. Ya no debes sentir miedo.
—¿____?
Su voz se escuchaba amortiguada contra su pecho. Sonaba confundido. Inseguro.
Pasó los dedos por su pelo, calmándolo.
—Estoy aquí.
Él se puso tenso en sus brazos, después se alejó un poco.
—No quería despertarte.
Pero ella no lo dejaría alejarse.
—Habla conmigo, Nick —le pidió suavemente—. ¿Qué te pasó?
Él se acostó de nuevo, cerrando los ojos. Ella se recostó con él sobre la almohada, curvando los brazos alrededor de su estómago. Esperó, sin apresurarlo. Podía sentir la furiosa batalla en su interior.
Él restregó una mano sobre el rostro y respiró profundamente.
—Nos atraparon detrás de las líneas enemigas. Nuestra misión fue al garete en cuestión de minutos. La mayor parte de mi equipo consiguió salir pero me dispararon en la pierna con una metralla. Me quedé detrás. Maldita sea, me dejaron allí.
Contuvo el aliento. No sabía casi nada acerca de cuestiones militares, ¿pero no era parte de su credo de jamás dejes atrás a un compañero caído?
Sintió su respiración acelerada y supo que él luchaba por mantener sus emociones bajo control.
—Quise que se fueran. No quería ser un peso para ellos. Pero me abandonaron allí. Fui capturado y me llevaron a un maldito agujero.
Las palabras salían en ráfagas enredadas y confusas, como si le costara formular los pensamientos. Probablemente fuera la primera vez que hablaba sobre aquella experiencia.
—Durante dos semanas, vi y aguanté cosas que nunca imaginé posibles.
Su voz terminó en un grito, quebrándose al final.
—Había una soldado. Era británica. No la dejaban ni un momento en paz. Disfrutaban torturándola. Después de seis días, murió, y la dejaron allí tirada para que se pudriera.
Las lágrimas corrían por sus mejillas. Ella lo sostuvo más cerca, besando su pecho, intentando mantener sus propias lágrimas bajo control.
—Después de que murió, volvieron su atención hacia mí y otro soldado americano cautivo allí. Mi pierna estaba infectada. Tenía fiebre y estaba medio inconsciente, pero jamás olvidaré el dolor.
Otra vez se paró bruscamente, su pecho agitado por emociones incontrolables.
____ juntó su frente a la de Nick, sus lágrimas mezclándose con las de él. Lo abrazó, intentando desesperadamente aliviar su dolor.
La envolvió entre sus brazos y enterró el rostro en sus pechos.
—Te necesito.
Ella permitió que le quitara la camisa, y pronto estuvieron desnudos, carne presionando firmemente contra carne. Ella lo besó ardientemente, dejando que su pasión y su amor fluyeran hacia él.
Esta noche era ella la atacante, haciendo el amor al hombre de sus sueños. Sus lenguas se acoplaban y se batían en duelo. Dejó caer una lluvia de besos desde su mandíbula hasta el cuello y luego bajó por el tórax, rumbo a su tenso estómago.
Las manos de él acariciaban su pelo, atrayéndola más cerca, sujetándola con firmeza. Las manos de ella se deslizaban por los duros planos del cuerpo masculino, tocando, sintiendo, demostrándole su amor.
Ella lo montó, alojando su dureza en el hueco de la pelvis.
Se inclinó hacia delante, hundiendo las manos en su pelo. Lo atrajo hasta su boca, besándolo ferozmente. Entonces buscó debajo y aferró su verga, guiándolo dentro de su caliente humedad.
Las puntas de sus dedos corrieron por el pecho de Nick, acariciándolo mientras se alzaba, echaba la cabeza atrás y empezaba a cabalgarlo. Él acunó sus pechos en sus ásperas palmas, frotando sus pezones, estrujando la carne suave en sus manos.
Cabalgaron rápido, duro, cada uno buscando el placer que les aguardaba. Podía sentirlo tensarse bajo ella, profundamente clavado en su interior, y supo que él estaba cerca del orgasmo. Sintió la tensión en su abdomen, la maravillosa presión construyéndose, expandiéndose y finalmente estallando en una explosión de color y éxtasis.
Se desplomó hacia delante, jadeando contra su pecho, mientras la sacudían contracciones de su orgasmo. Entonces sintió el torrente de semen en su vientre. Él la envolvió en sus brazos, manteniéndola muy cerca, murmurando, en su oreja, cosas que ella no podía entender.
Nick se movió lo suficiente para rodar y acunarla en sus brazos. Acarició su pelo y besó su frente.
—Te amo —le susurró.
Ella acomodó la cabeza debajo de su barbilla, dejando que esas palabras se derramaran sobre ella. Sabía que él estaba siendo sincero. No dijo nada. Simplemente continuó abrazándolo hasta que sintió que su respiración se calmaba y él caía en un sueño tranquilo.
Joe espió dentro del cuarto y observó a ____ durmiendo profundamente. Sonrió. Parecía un gatito, con los brazos enredados alrededor de la almohada. Era sorprendente que en tan poco tiempo ya no pudiera imaginar la vida sin ella.
Siempre supo, por su propia educación, que una situación así podía funcionar y funcionar bien para todas las partes involucradas, pero verlo y experimentarlo de primera mano lo confirmaba.
Y hablando de ello, debía telefonear a sus padres. Estarían interesados en saber sobre ____, y ni él ni Kevin o Nick habían conversado con ellos desde hacía más de un mes.
Silenciosamente, se retiró del cuarto y se encaminó hacia la sala de estar.
Kevin levantó los ojos del ordenador.
— ¿Continúa durmiendo?
Joe asintió.
—Creo que la dejamos exhausta.
Kevin sonrió y Joe se maravilló ante lo satisfecho y contento que se veía su hermano.
— ¿Has visto a Nick? Pensé que deberíamos telefonear a mamá y contarle sobre ____.
La preocupación relampagueó en los ojos del Kevin.
—Salió al granero. Creo que hoy sufre mucho, aunque él no lo admitiría. Se puso bastante grosero conmigo cuando le pregunté.
Joe blasfemó. Nick había mejorado tanto últimamente. La oscuridad en sus ojos casi se había desvanecido, y él sabía que ____ tenía mucho que ver con ello, pero además, Nick había mejorado físicamente desde su retorno de Irak. Estaba lejos de ser el herido cascarón de hombre que Joe y Kevin habían recogido en el Hospital del Ejército hace un año, aunque ocasionalmente, su pierna todavía le daba problemas.
Joe se volvió y caminó a pasos largos desde la sala de estar hacia la puerta de atrás. Sin molestarse en coger el abrigo, cruzó la pequeña distancia entre la cabaña y el granero. Entró y vio a Nick sentado en una bala de heno. Al acercarse, pudo percibir el rostro de Nick contraído de dolor. El sudor perlaba su frente y estaba pálido.
Nick estaba inclinado, masajeando el área de encima de su rodilla. Cuando Joe estaba a un metro de distancia, levantó la vista y lo vio. Dejó caer las manos y se levantó. Gimió cuando la pierna se le agarrotó. Joe se acercó y sostuvo a su hermano contra su cuerpo, para impedirle caer.
—Estoy bien —masculló Nick.
—No, no estás bien, maldita sea. Deja de intentar ocultarlo al resto de nosotros, por el amor de Dios.
—Olvídalo, Joe. Puedo lidiar con esto por mi cuenta.
—Podrías —aceptó Joe—. Pero no seas estúpido. Kevin y yo estamos aquí para ayudarte. Y ahora también está ____.
—No quiero que lo sepa —dijo ferozmente Nick.
Joe parpadeó sorprendido.
—Siéntate aquí —dijo, empujando de vuelta a Nick sobre el heno—. ¿Ahora, cuál demonios es tu problema?
Nick restregó distraídamente su pierna.
— ¿Hay alguna cosa que yo pueda hacer? ¿Quieres una píldora?
Nick agitó la cabeza.
No quiero más la porquería de píldoras. Es sólo una mala mañana. No sé por qué duele. Simplemente, duele.
—Tal vez debiéramos llevarte de vuelta al médico y permitir que te examine de nuevo.
—No hay nada que él pueda hacer.
Joe suspiró y se pasó la mano por el pelo.
—Maldición, Nick, no seas tan difícil. Desearía que hablaras conmigo. Aún no tengo la menor idea de qué demonios sucedió allá.
El dolor se asomó en el rostro de Nick antes de que sus ojos se volvieran pétreos y fríos.
—No hay nada de qué hablar. Me recuperaré.
Joe supo que el asunto estaba oficialmente cerrado. Nick podía ser una piedra cuando quería. Nada le gustaría más que patear el trasero de su hermano menor, pero eso no haría ningún bien. Nick no cedería. No hasta que estuviera listo.
—Iba a llamar a mamá y papá. Pensé que querrías hablar con ellos.
Nick agitó su mano.
—Ve tú primero. Estaré allí en un minuto.
Joe empezó a discutir, pero Nick lo paró.
—Simplemente vete. Por favor.
Fue el por favor el que lo logró. Nick raramente decía por favor, y el dolor traspasaba su voz. Joe supo que él no quería parecer débil frente a sus hermanos.
La ira lo sofocó. La ira por cualquiera fuera el infierno que había causado tal destrucción dentro de su hermano.
Joe giró y salió del granero.
____ se hundió más profundamente bajo el edredón, sin querer abandonar el cálido nido. Estaba cansada, deliciosamente exhausta, y necesitaba tanta motivación para levantarse y moverse como para hacer una visita al dentista.
Cerró los ojos y revivió el éxtasis que experimentó cuando los tres hombres le hicieron el amor. Solos, constituían una fuerza digna de ser tomada en cuenta, pero juntos eran imbatibles.
Ya los estaba extrañando. Aquella sensación la hizo saltar de la cama y salir en su busca. Tomó una de las viejas camisas de Joe y se la puso, le caía hasta las rodillas. Caminó de pies descalzos por el pasillo, deseando encontrar a alguno de ellos en la sala de estar, para disfrutar de una sesión de mimos.
Encontró a Kevin en el sofá. Él sonrió y palmeó levemente el lugar a su lado. Ella inmediatamente se enroscó alrededor de él, disfrutando la tibieza que emanaba de su cuerpo.
— ¿Quieres una manta? —preguntó mientras la abrazaba.
Agitó la cabeza.
—Contigo es suficiente —se enterró aún más entre sus brazos hasta que su calor le invadió el cuerpo—. ¿Dónde está todo el mundo?
—Nick está fuera en el granero y Joe habla por teléfono, en la cocina.
— ¿Con quién está hablando?
—Con nuestros padres.
Ella se puso rígida. Hasta ahora no había dedicado ni un solo pensamiento a sus padres. No habían existido. Recordó que Joe los había mencionado una vez, cuando le explicó que su madre, como ella, había participado en una relación con tres hombres.
— ¿Algo anda mal? —preguntó Kevin.
— ¿Tus padres… ellos saben sobre mí?
La miró y sonrió.
—Ahora lo saben.
Ella no pudo controlar una mirada de desánimo, y se dio cuenta de que Kevin la notó.
Arqueó una ceja.
—No pareces precisamente entusiasmada.
— ¿Saben todo?
Kevin continuó mirándola fijamente.
—Estoy seguro de que Joe les explicó la situación.
____ gimió.
—No es la imagen que yo hubiera querido mostrar a tus padres.
—Shhh, tranquila. Les gustarás. Estarán felices de que te hemos encontrado.
Joe entró con el teléfono en la oreja.
—De acuerdo, papá. Te pasaré con Kevin, y hablamos más tarde.
Le dio el teléfono a Kevin, y ____ se apartó. Se sentía rara, por ser el centro de la conversación. Se dirigió a la cocina, para escapar de la charla. Cuando se servía un vaso de jugo del refrigerador, Nick entró por la puerta del fondo.
Ella le sonrió con timidez.
—Buenos días.
El dolor relampagueaba en sus ojos, y cojeaba al caminar.
— ¿Nick, qué pasa? —exclamó, dejando su jugo a un lado y caminando rápidamente hacia él.
En cuanto lo tocó, él se puso rígido.
—Estoy bien.
Se apartó, herida por su comportamiento.
Él cerró los ojos y levantó la mano en gesto de paz para aplacarla.
—Lo siento. Estoy bien, de verdad.
Volvió a tomar el jugo y mantuvo la distancia. No sabía qué decir, por lo que prefirió permanecer callada.
Nick la miró fijamente por un largo momento, después salió cojeando hacia la sala. Su rechazo la hería, pero más que eso, se preguntaba qué había sucedido.
Sorbió el jugo y suspiró. Vivir con tres personalidades diferentes podía volverse muy fatigoso. Si ella estuviera más segura acerca de la relación, quizás no estaría todo el tiempo como pisando cáscaras de huevo, pero aún estaba aprendiendo acerca de los tres.
Kevin era tan abierto, mientras que Nick era completamente opuesto. Reservado, apartado del resto del mundo. Y Joe, bien, estaba aún intentando entenderlo, también.
—No te lo tomes personalmente —dijo Joe.
Levantó la mirada y lo vio de pie en la puerta por donde Nick había salido.
— ¿Qué está mal con él?
Joe abrió la nevera y sacó una cerveza. La abrió y tomó un largo trago.
—Es su pierna. Lo dispararon con una metralla en Irak. Le hizo mucho daño. Está mejorando, pero aún siente un dolor intenso, de vez en cuando.
— ¿Y él no quiere hablar con nadie sobre ello? —preguntó ella.
Joe agitó la cabeza.
—Desearía que lo hubiera hecho.
____ soltó el vaso y pasó un dedo por el borde.
—Tus padres. ¿Son como nosotros, verdad?
Joe asintió.
—Entonces no pensarán mal de mí.
Intentó no convertirlo en una interrogación, pero de alguna forma terminó sonando como una pregunta.
Joe sonrió.
—Relájate, cariño. Les gustarás.
Kevin entró sin prisas en la cocina. Joe levantó los ojos de la cerveza.
— ¿Terminaste de hablar con mamá y papá?
—Sí, Nick está hablando con mamá ahora. Espero que esté recibiendo un buen regaño. Está bastante preocupada por él.
Joe examinó a ____ de nuevo.
—Probablemente hoy, deberías dedicarte a hacer el equipaje. Mañana saldremos temprano.
Ella sonrió.
—No hay mucho para guardar.
—Resolveremos eso en Denver —dijo Kevin—. Te llevaremos a comprar todo lo que necesites.
Sonrió maliciosamente.
— ¿Incluso ropa íntima?
—Especialmente ropa íntima —confirmó Kevin.
—Si me saliera con la mía, no llevarías ropa íntima —murmuró Joe a su oreja.
Nick entró en la cocina, sus facciones desencajadas. Deslizó el teléfono a través de la mesa y cojeó hacia fuera.
____ siguió su avance, su corazón sufriendo por el dolor en su expresión. ¿Qué haría falta para atravesar las barreras que él levantaba?
No estaba segura de qué la despertó, pero sus ojos pestañearon y buscó en la oscuridad lo que había perturbado su sueño.
Aguzó los oídos para rastrear la fuente del ruido que había escuchado. Un bajo gemido se filtró desde el pasillo, después, un grito inarticulado. Se sentó, mirando frenéticamente alrededor. Joe y Kevin estaban profundamente dormidos en la cama, cerca a ella, pero Nick había desaparecido.
Tan cuidadosamente como podía para no despertarlos, salió de la cama. La casa estaba fría, y ella se envolvió en la camisa de franela de Joe, buscando calor.
Siguió por el pasillo en dirección al ruido, y se detuvo frente a la puerta de Nick. La abrió y escrutó el interior de la habitación. Nick yacía en la cama, en un enredo de sábanas. El edredón estaba retorcido y tirado al suelo.
Gimió de nuevo y se revolvió salvajemente, la cabeza moviéndose de un lado al otro.
—No —dijo en una voz espesa—. Dios, no. Deténgase, por el amor de Dios, ella no puede más.
____ se acercó, conmocionada al ver el rostro de Nick bañado en lágrimas. Sintió que el corazón se le apretaba dolorosamente. Se sentó a su lado en la cama y puso la mano sobre su frente.
—Nick, está todo bien. Soy yo, ____. Despierta.
Él dejó escapar un grito torturado, y el sonido golpeó directamente su corazón.
Lo abrazó fuerte, estrechándolo contra ella. Lo sostuvo, meciéndolo de un lado a otro, pasando las manos por su enredado pelo.
En respuesta, él la abrazó, estrujándola apretadamente contra su cuerpo.
—Estoy aquí, Nick —susurró ella—. Ya no debes sentir miedo.
—¿____?
Su voz se escuchaba amortiguada contra su pecho. Sonaba confundido. Inseguro.
Pasó los dedos por su pelo, calmándolo.
—Estoy aquí.
Él se puso tenso en sus brazos, después se alejó un poco.
—No quería despertarte.
Pero ella no lo dejaría alejarse.
—Habla conmigo, Nick —le pidió suavemente—. ¿Qué te pasó?
Él se acostó de nuevo, cerrando los ojos. Ella se recostó con él sobre la almohada, curvando los brazos alrededor de su estómago. Esperó, sin apresurarlo. Podía sentir la furiosa batalla en su interior.
Él restregó una mano sobre el rostro y respiró profundamente.
—Nos atraparon detrás de las líneas enemigas. Nuestra misión fue al garete en cuestión de minutos. La mayor parte de mi equipo consiguió salir pero me dispararon en la pierna con una metralla. Me quedé detrás. Maldita sea, me dejaron allí.
Contuvo el aliento. No sabía casi nada acerca de cuestiones militares, ¿pero no era parte de su credo de jamás dejes atrás a un compañero caído?
Sintió su respiración acelerada y supo que él luchaba por mantener sus emociones bajo control.
—Quise que se fueran. No quería ser un peso para ellos. Pero me abandonaron allí. Fui capturado y me llevaron a un maldito agujero.
Las palabras salían en ráfagas enredadas y confusas, como si le costara formular los pensamientos. Probablemente fuera la primera vez que hablaba sobre aquella experiencia.
—Durante dos semanas, vi y aguanté cosas que nunca imaginé posibles.
Su voz terminó en un grito, quebrándose al final.
—Había una soldado. Era británica. No la dejaban ni un momento en paz. Disfrutaban torturándola. Después de seis días, murió, y la dejaron allí tirada para que se pudriera.
Las lágrimas corrían por sus mejillas. Ella lo sostuvo más cerca, besando su pecho, intentando mantener sus propias lágrimas bajo control.
—Después de que murió, volvieron su atención hacia mí y otro soldado americano cautivo allí. Mi pierna estaba infectada. Tenía fiebre y estaba medio inconsciente, pero jamás olvidaré el dolor.
Otra vez se paró bruscamente, su pecho agitado por emociones incontrolables.
____ juntó su frente a la de Nick, sus lágrimas mezclándose con las de él. Lo abrazó, intentando desesperadamente aliviar su dolor.
La envolvió entre sus brazos y enterró el rostro en sus pechos.
—Te necesito.
Ella permitió que le quitara la camisa, y pronto estuvieron desnudos, carne presionando firmemente contra carne. Ella lo besó ardientemente, dejando que su pasión y su amor fluyeran hacia él.
Esta noche era ella la atacante, haciendo el amor al hombre de sus sueños. Sus lenguas se acoplaban y se batían en duelo. Dejó caer una lluvia de besos desde su mandíbula hasta el cuello y luego bajó por el tórax, rumbo a su tenso estómago.
Las manos de él acariciaban su pelo, atrayéndola más cerca, sujetándola con firmeza. Las manos de ella se deslizaban por los duros planos del cuerpo masculino, tocando, sintiendo, demostrándole su amor.
Ella lo montó, alojando su dureza en el hueco de la pelvis.
Se inclinó hacia delante, hundiendo las manos en su pelo. Lo atrajo hasta su boca, besándolo ferozmente. Entonces buscó debajo y aferró su verga, guiándolo dentro de su caliente humedad.
Las puntas de sus dedos corrieron por el pecho de Nick, acariciándolo mientras se alzaba, echaba la cabeza atrás y empezaba a cabalgarlo. Él acunó sus pechos en sus ásperas palmas, frotando sus pezones, estrujando la carne suave en sus manos.
Cabalgaron rápido, duro, cada uno buscando el placer que les aguardaba. Podía sentirlo tensarse bajo ella, profundamente clavado en su interior, y supo que él estaba cerca del orgasmo. Sintió la tensión en su abdomen, la maravillosa presión construyéndose, expandiéndose y finalmente estallando en una explosión de color y éxtasis.
Se desplomó hacia delante, jadeando contra su pecho, mientras la sacudían contracciones de su orgasmo. Entonces sintió el torrente de semen en su vientre. Él la envolvió en sus brazos, manteniéndola muy cerca, murmurando, en su oreja, cosas que ella no podía entender.
Nick se movió lo suficiente para rodar y acunarla en sus brazos. Acarició su pelo y besó su frente.
—Te amo —le susurró.
Ella acomodó la cabeza debajo de su barbilla, dejando que esas palabras se derramaran sobre ella. Sabía que él estaba siendo sincero. No dijo nada. Simplemente continuó abrazándolo hasta que sintió que su respiración se calmaba y él caía en un sueño tranquilo.
#Ale
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Capítulo 16
Joe entró caminando en la sala de estar, buscando a los otros. Por la primera vez en un más tiempo que él podía recordar, había dormido hasta después del amanecer. Había bromeado diciendo que ____ lo extenuaba, pero era la verdad. Sonrió abiertamente y flexionó sus músculos cansados. Un hombre solo podía soñar con aquella clase de fatiga.
Entró en la cocina, esperando encontrar allí a todo el mundo.
Sin embargo, Kevin estaba solo.
—Buenos días —saludó Kevin, mientras se servía café.
— ¿Dónde están Nick y ____?
—En el granero.
Joe se recostó en la mesa.
— ¿En el granero? ¿Van a montar? Tenemos que ponernos en marcha.
Los labios de Kevin se curvaron en una sonrisa divertida.
—Le está dando clases de autodefensa.
— ¿Hum?
Kevin se encogió de hombros.
—Están allí como una hora.
Joe gruñó.
—Nick debe estar sintiéndose mejor.
Kevin explicó.
—____ se levantó ayer por la noche, después que Nick se fue a su cuarto. Cuando me levanté esta mañana, estaban durmiendo tan apretados que no se podía saber donde terminaba uno y comenzaba el otro. Nick está más en paz desde que yo recuerde haberlo visto.
Joe sintió que su corazón se ilumina con aquel anuncio. Quizá ____ conseguiría destruir los demonios del alma de Nick. Dios sabía que los tenía desde hace mucho tiempo.
Él se inclino, cruzando los brazos. Era un milagro. Para todos ellos.
—Ella es increíble —dijo Kevin.
Joe levantó los ojos y supo que Kevin había leído sus pensamientos, sobre ____. Asintió.
—Sí, lo es. No puedo creer que la hayamos encontrado.
Él no podía describir la sensación de temor. Sabía que sus hermanos abrigaban dudas sobre si hallarían a la mujer que los completaría, pero él siempre supo que así sería. Sentía eso. Pero, no sabía cuando ni como.
—Espero que Cal pueda obtener el divorcio tan rápidamente como lo espera —habló Kevin más fuerte—. Necesitamos ser cuidadosos, Joe. Yo no veo a su marido dispuesto a alejarse tan fácilmente si sabe que ella lo puede destruir.
Joe movió la cabeza, un nudo de preocupación creció en su estómago.
—Pensé en lo mismo.
La puerta de la cocina se abrió y ____ entró sonriendo, con Nick detrás de ella. Joe percibió la serenidad de sus rostros. En sus ojos no había ningún tormento, ninguna oscuridad. Nick parecía feliz.
____ lo miró, y Kevin sonrió de oreja a oreja, luego ella se lanzó en los brazos de Joe. Él se sorprendió, y acarició su espalda, hasta que ella se rió.
Él besó la cima de su pelo y envolvió sus brazos firmemente alrededor de ella. Miró hacia sus hermanos, percibiendo en sus ojos como les afectaba la presencia de ____.
— ¿Estás lista para ponerte en marcha? —preguntó Joe, alejando a ____ de su pecho.
Ella frunció la nariz y contestó.
—Solo si me siento delante.
Él se rió, besó su barbilla, y la empujó para adentro.
—Ve a por tu bolso, te esperamos fuera.
El viaje a Denver fue rápido. ____ apreció el paisaje, en paz, parecía segura y despreocupada. Esperaba conseguir el divorcio de forma simple, como los hermanos le sugirieron. Pero, inconscientemente, se preguntaba si Mason realmente la dejaría tan fácilmente.
Cuando aparcaron en frente del hotel, ____ se quedó impresionada. Miró a Joe con una sonrisa traviesa en los labios. Levantó una ceja.
—No habría creía que se iban a quedar aquí. En el centro de la ciudad.
Él sonrió.
—No somos campesinos salvajes. No nos entiendes mal. Nos sentimos más cómodos fuera de la ciudad, pero pensábamos que te gustaría esto, y la oficina de Cal no queda lejos.
—Y estamos cerca de las tiendas —dijo Kevin inclinándose hacia adelante—. Podrás hacer todas las compras que necesitas y te acompañaremos.
— ¿Cuánto tiempo vamos a quedarnos? —preguntó ____.
—Algunos días —contestó Joe, mientras abría la puerta—. Creo que todos apreciaremos un descanso.
____, Kevin y Nick esperaron, mientras Joe se registraba. Algunos minutos más tarde, regresó y les buscó en el jeep.
—Vamos a entrar, para refrescarnos y comer algo.
— ¿Un filete, quizá? —preguntó ____ con esperanza. Su boca salivaba solo al pensar en un bueno y jugoso filete.
Nick se rió.
— No nos tenemos que preocupar por si se integrará.
Salieron, y ____ tembló por el frio que había. Nick la abrazó con un brazo y la acercó, mientras se apresuraban hacia la entrada.
Entraron en el ascensor y Joe presionó el botón del último piso. Salieron y fueron hasta el fin del pasillo. Joe abrió la puerta y ____ entró en el cuarto.
Ella suspiró apreciando la gran suite. A la derecha, un baño con Jacuzzi y ducha, a la izquierda, dos habitaciones.
Había una confortable sala con un sofá y dos sillas, una televisión de pantalla grande y bar de cóctel.
— ¿Quieres que te prepare un baño? —le preguntó Kevin.
Ella negó, y entró en una habitación.
—Me daré solo una ducha rápida. Me estoy muriendo de hambre.
Ella entró rápidamente en el grande baño y encendió la ducha. Sacó de su maleta un par de vaqueros, una camisa y ropa íntima. Sonrió, tanto sus bragas como el sujetador eran blancos. Cuando se iría de compras, la lencería era una de las primeras cosas que compraría.
Treinta minutos más tarde, salió del baño y les encontró mirando la TV.
— ¿Listo? —preguntó ella.
Se levantaron y salieron. Abajo, se acercaron al Land Rover, y entraron.
—Cerca, hay un buen restaurante —dijo Joe—. Tiene una buena atmósfera.
—Suena bien—dijo entusiasmada.
La verdad era que no le importaba donde iban. El pensamiento de un jugoso filete la hacía salivar. Si no tendría cuidado, tendría que secarse la baba de la barbilla.
Entraron en un atestado aparcamiento. Era una construcción antigua, adaptada de una cabaña de madera de cedro y un porche delantero con sillas mecedoras desiguales.
____ caminó hacia la entrada, con los brazos en torno de las cinturas de Nick y Kevin. Ésa era su primera excursión con los tres, y se sentía cohibida, pero al mismo tiempo, deliciosamente feliz. ¿Qué mujer no se pondría verde de envidia? Estaba con tres hombres maravillosos y atractivos.
Joe dio su nombre a la mujer de la reserva y en pocos segundos, fueron llevados a una mesa, en la otra extremidad del restaurante.
Nick empujó una silla hacia ella, y ____ se sentó cerca de Joe. La camarera se acercó y ellos pidieron la bebida, mientras miraban el menú.
Joe se volvió y acarició suavemente la mano de ____. Ella amaba su toque. Amaba que él la tocase frecuentemente. Todos ellos la tocaban. Esto la confortaba de un modo que las palabras jamás podrían.
Ella se apoyó en la silla y observó el ambiente. En medio de la sala, un grupo tocaba canciones bonitas, las sonrientes parejas se deslizaban por la pista de baile.
— ¿Quieres bailar? —preguntó Nick con un lento y sensual movimiento.
Ella arqueó una ceja con sorpresa.
— ¿Tu bailas?
Él le dio una mirada herida.
—Mi madre me enseñó, decía que era necesario para agradar a una dama.
____ se rió y se levantó.
—Claro, quiero bailar. Yo no sé casi nada, pero si tu madre te enseñó, me puedes enseñar.
Nick la llevó hacia la pista, sus manos se encorvaron posesivas alrededor de sus caderas. Los dedos descendiendo para la curva de su culo. Él la acercó más cerca a él, hasta que ella se ajustó perfectamente en su ingle.
— ¿No estamos demasiado cerca para bailar? —murmuró ella.
— ¿A quién le importa? —Gruño él en la oreja—. Solo quiero agarrarte así.
Sintió la verga hinchada contra su barriga, y un disparo de excitación corrió por su sistema. Sus rodillas se derritiendo. Tembló contra él y abrazó su cintura.
Anidó el rostro en su pelo y sopló suavemente en su oreja.
—Eres malo —susurró ella—. No pienses que no me vengaré.
—Eso espero.
Ella se rió. Sintiéndose intrépida, deslizó una mano entre sus cuerpos, pasando los dedos por el cinturón de sus vaqueros, hasta la dura verga.
—Jesús, mujer.
Acercó más sus cuerpos, y ella se volvió a reír.
— ¿Tienes miedo de que alguien va a vernos?
En respuesta, hizo fundir ardientemente los labios a los suyos. Le faltaba de aire cuando Nick se dio un festín hambriento de su boca. Cuando se alejó, sus ojos relucían con deseo, lava derretida preparada para estallar.
— ¿Eso contesta a tu pregunta?
Un tirón a su cintura, la impidió responder. Giró y vio a Joe, con una expresión arrogante en el rostro.
—Mi turno, hermano.
—Más tarde, muñeca —prometió Nick, con fuego en los ojos.
Joe la abrazó, con una sonrisa malvada en el rostro.
— ¿Estaban haciéndolo en una pista publica de baile?
Ella parpadeó ingenuamente.
—Oh, vi tus manos en sus pantalones, cariño.
— ¿Celoso?
Él sonrió abiertamente.
—Infierno sí. Solo que no quiero tus manos allí. Quiero tus dulces labios alrededor de mi polla.
Su cuerpo se sacudió ante sus explícitas palabras. Sus pezones se endurecieron hasta dolerla. Él sonrió lentamente, satisfecho.
— ¿Te estoy excitando, cariño?
— ¿Este es un plan? —exigió ella—. ¿Tratando de excitarme en el medio del restaurante?
— ¿Funciona?
—Maldición, sí —admitió ella.
Él se rió y pellizcó su oreja con sus dientes.
—Bueno.
Otro tirón en su cintura, y ella gimió, protestando.
—Esto no es justo y los dos lo sabéis —se quejó ella.
— ¿Estás mojada? —susurró Kevin, mientras la abrazaba—. Te imaginas a los tres lamiendo, chupando, mordiendo, follando…
Ella gimió.
—Oh Dios mío, tienes que parar —dijo débilmente—. ¿No podemos saltar la cena?
Él se rió, bajo.
—Oh no, muñeca. Tenemos toda la noche.
Cerró sus ojos y bajó la cabeza contra su tórax.
—Voy a hacer que paguen por esto. Voy a hacer se arrepientan.
Él se rió.
—De alguna manera, creo que apreciaré cualquier castigo que decidas.
Levantó la cabeza y miró por sobre su hombro.
—La comida esta aquí.
Ella miró hacia donde Joe estaba gesticulando, y se dirigió a su silla. Se sentó y les lanzó una dura mirada, pero ellos la ignoraron con sonrisas inocentes.
—Oh, huele divinamente —dijo ella, cuando sintió la deliciosa aroma que flotaba encima de la mesa.
—Prueba el mío —le ofreció Nick, ofreciéndole el tenedor.
Ella lo miró.
— ¿Qué es?
—Bacon envuelto en langostinos, en salsa de mantequilla.
—Mmmm
Abrió la boca y suavemente, dejó el bocado en sus labios.
—Una boca tan dulce —murmuró.
Él extendió un dedo y lamio un poquito de mantequilla de su labio y luego deslizó el dedo en su boca. Ella lo chupó, rodeando la lengua en torno de la punta.
—Bruja.
Ella se retiró.
Cortó su filete y saboreó su plato. Carne. Entre bocados de su propia comida, los hombres le dieron muestras de sus platos, cada una dada con una dosis de sensualidad que la dejó débil y dolorida. Nunca había conocido tal conocimiento sexual.
Cada mirada, cada toque chilló y ardió, despertando un anhelo poderoso adentro de ella.
Sabía que estaban llamando la atención de la gente, y no le importaba. Dejo que miraran. ¿Cómo podía sentirse culpable por algo qué era su derecho? Nunca en su vida, se sintió tan segura de estar en donde debía, donde era su lugar.
— ¿En qué estás pensando, muñeca?
Le sonrió a Kevin, permitiendo que percibiera su satisfacción.
—Estaba pensando en lo perfecta que está siendo esta noche.
—Y pensar que solo es el comienzo —murmuró Nick.
Joe deslizó la mano en su muslo. El pulgar dibujó círculos por su rodilla, y sus otros dedos se deslizaron entre sus piernas.
—Estoy contento que te esté gustando, cariño.
Ella se recostó en la silla, con la copa de vino en la mano y despacio, dio un trago.
— ¿Alguien quiere postre? —preguntó ella.
Tres pares de ojos ardieron sobre su piel. Se estremeció.
—Sé exactamente qué quiero de postre —declaró Kevin con lentitud.
Sus mejillas se ruborizaron, sus piernas se aflojaron y apretó sus piernas para aliviar la insoportable tensión de su coño.
—Apenas puedo esperar saborearte—susurró Kevin—. Tan dulce. Suave.
—Quizá debiéramos irnos —murmuró ella.
— ¿Pasa algo? —preguntó Joe.
Ella le dirigió una mirada sórdida, entonces se agachó, apoyó los senos contra su brazo, sumergió su mano hacia abajo y la deslizó por su muslo, entre las piernas, hasta sentir la protuberancia en la mano. Presiono suavemente, amasando y mimando.
—Nada —dijo ella dulcemente.
Se levantó y la arrastró a su lado.
—Nunca dejaré que se diga que no he complacido a una señora. Vamos. (Quien lo dijo antes?)
El camino hacia el hotel fue hecho en silencio. La tensión estaba impregnada en el vehículo. ____ mantenía las piernas apretadas. Su clítoris latía y zumbaba. Si apenas se tocará allí, volaría como un cohete.
Cuando llegaron al hotel, caminó hacia el ascensor con las piernas trémulas. Una vez adentro, Nick la tiró contra él, y sus manos desabrocharon sus vaqueros.
—Sácatelo —ordenó él.
—Estamos en un ascensor —susurró ella.
Él le sonrió malvadamente, mientras el ascensor alcanzaba el tercer piso.
—No me lo hagas sacarlos para ti.
Tragó y entonces se sacó los zapatos y los vaqueros. ¡Oh Dios, no dejes a nadie subir!
Nick desabotonó sus propios vaqueros, las bajó, después alzó a ____ en sus brazos. Cuando el ascensor alcanzó el sexto piso, estaba con su verga bien profundo dentro de ella.
Ella lo abrazó por el cuello y enterró el rostro en la curva de su hombro. Las manos de él agarraban su culo, apretándola, irguiéndola para ir más profundo.
Ella no iba a durar. Estaba demasiado excitada todas las provocaciones de la cena.
El ascensor paró y la puerta se abrió; Nick caminó, los pasos cortos a causa del pantalón vaquero medio bajado en sus caderas.
Ella nunca había experimentado tal prisa. Nick se enterró profundamente dentro de ella, caminando por el pasillo del hotel, alguien podía salir y verlos en cualquier momento.
Joe caminaba delante, y detrás de ellos, Kevin llevaba los zapatos y los vaqueros de ____.
Ella gimió, mordiendo los labios, guardando los gritos de placer. Nick la penetraba más duro y balanceó sus caderas para hacerlo ir más hondo.
Joe abrió la puerta y Nick entró, llevando a ____, y la recostó en la pared contigua al baño, recordando el interludio en el granero. ____ no podía esperar más.
Su estómago se apretó, su pelvis se estrechó, todos los músculos de su coño estallaban de placer. Gritó con la boca de Nick en la suya. Él la meció contra la pared, penetrando más duro.
Estaba llevada por el placer, su cuerpo tan apretado como una cuerda. Y aún así, se agarraba en la pared.
La boca de Nick se deslizó por su cuello, pellizcando y chupando mientras que sus caderas se mecían entre sus muslos.
—Déjate llevar —susurró él—. Te cogeré. Siempre te cogeré.
Sus palabras, tan sinceras, la deshicieron completamente. Se partió en cien pedazos diferentes, cada uno en una dirección distinta. El cuarto quedó sucio y escapó del enfoque, y ella estaba flácida contra Nick.
Él la agarró más apretadamente en sus brazos, el cuerpo poniéndose rígido y al cual ella se mantenía agarrada. Lentamente, con extremo cuidado, él la bajó hasta que las piernas desataron su cintura y sus pies tocaron el suelo.
Nick se alejó, Joe la agarró por la cintura y la guió en dirección al baño.
—Primero un baño caliente. Después, tenemos planes para ti.
— ¿Quieres decir qué hay más? —preguntó débil. Honestamente, si había mucho más, va a vivir una vida muy corta. ¿Cuánto placer podía aguantar una mujer?
Besó la punta de su nariz.
—Oh sí, cariño. La noche solo ha empezando.
#Ale
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Capítulo 17
____ cerró los ojos mientras Joe lavaba suavemente su cuerpo bajo el agua caliente de la ducha. Él la besó y chupó entre un masaje y otro hasta que ella casi enloqueció de placer.
Cuando las manos se deslizaron entre sus piernas, alejando los suaves pliegues circundantes de su clítoris, su entero abdomen se estremeció y endureció. Corrió los dedos por los pliegues, masajeando el clítoris, mientras enjabonaba suavemente los rizos.
—Por favor —imploró ella.
— ¿Por favor qué? —preguntó él, moviendo la mano.
— ¡Oh Dios, no pares!
Él se rió y cerró el grifo. Salió de la ducha, y ella miró la forma como el agua se deslizaba por el cuerpo musculoso.
Deprisa, él se envolvió con una toalla y se volvió. Envolvió una grande toalla alrededor de su cuerpo y la sacó de la ducha. Secó su piel y su pelo, después dejó la toalla al lado, dejándola desnuda delante de él.
Envolvió las grandes manos alrededor su cintura y la alzó sobre el lavabo. Lo miró con sorpresa, mientras que él separaba suavemente sus piernas, tocando su coño con las manos y los ojos.
—Hace algún tiempo que quiero hacer esto —dijo, cuando alcanzó una bolsa con artículos de toilette.
Ella lo miro fascinada cuando él saco una navaja y un pequeño bote de crema de afeitar.
—Solo el pensar de ver tu coño todo rosado y desnudo, liso y suave… me deja duro —dijo en voz ronca.
Ella tembló, pequeños escalofríos golpeaban sus puntos en su piel.
Él deslizó un dedo en su centro mojado, entonces lo movió hacia arriba, dividiendo sus pliegues. Después, bajó la cabeza y chupó su clítoris.
Ella casi se cayó del lavabo, el cuerpo convulsionando fuera de control, cuando la sensación se disparó por su barriga.
Él se irguió y gimió.
—Eres tan malo —se quejó ella.
Él se rió, después mojó el pincel en el lavabo. Cerró los ojos y se apoyó contra el espejo, cuando él empezó a aplicar la crema en su coño.
Los golpes eran excitantes, cada uno haciendo que los dientes se presionaran un poco más fuerte. Inquieto, suave, no duro, pero lo suficiente para hacerla alcanzar el clímax, cada toque la dejaba más loca de lujuria.
Varios tortuosos minutos más tarde, él se alejó. Corrió un dedo por la piel desnuda y murmuró su satisfacción.
—Kevin y Nick van a estar muy contentos —dijo.
— ¿Y tú? —preguntó suavemente.
—Oh cariño, no podría estar más contento contigo.
Él la agarró, la sacó de encima del lavabo y la llevó a la sala de la suite.
Kevin y Nick estaban sentados en el sofá. Desnudos. Mirándola, parecían absolutamente deliciosos, quería correr la lengua por encima de aquellos cuerpos.
Y entonces se asustó. Debía estar soñando. Nada de esto era real.
Despertaría en algunas horas, de vuelta en el desorden que era su vida, inundada de sudor por el sueño más maravilloso que jamás tendría en la vida. Deprimida porque todo era una fantasía.
Kevin debió haber visto el desánimo en su rostro. Sus ojos ensombrecieron preocupados.
— ¿Qué te preocupa, muñeca?
Ella los miró, entonces Joe que aún la agarraba firmemente en sus brazos.
— ¿Esto es real?
Tuvo que preguntar. ¿Qué mujer podía creer que una cosa tan fantástica podía sucederle a ella?
La mano del Joe se deslizó por su cadera y pellizcó su culo.
— ¡Oh! —exclamó ella—. ¿Qué es eso?
Él se rió.
—Estoy pellizcándote. ¿Aún piensa qué esto es un sueño?
Agitó la cabeza asombrada.
—Si lo es, espero no despertarme nunca.
—Suéltala, Joe —ordenó Nick—. Quiero ver cómo le quedó.
Ella se deslizó por el cuerpo de Joe, hasta quedarse en pie. Kevin la llamó con la mano, y ella caminó para donde estaban en el sofá.
Se sentía desnuda. Expuesta. El aire tocaba su piel desnuda y hormigueaba.
Kevin se apoyo adelante, resbalando un dedo por su barriga, alrededor del ombligo, bajando por su cuerpo hacia la recientemente piel afeitada de su coño.
—Le quedó como imaginaba. Bonita. Rosada. Tan suave. No puedo esperar saborearla.
Kevin la empujó hacia él, haciéndola caer sobre su cuerpo grande. Chupó su pezón tenso, la boca iba de uno hacia el otro. La giró hasta ponerla encima en el sofá entre él y Nick, la cabeza en el regazo de Nick. Kevin deslizó la boca hasta sus caderas.
Firmemente, con sus manos enviaron una sensación que corrió todo su cuerpo, separando sus muslos. Sopló suavemente la piel hinchada. Un escalofrío se arrastro por toda ella, hasta la espina.
Su lengua se lanzó fuera, y ella gimió cuando la sintió hacer contacto con su coño. Él usó los dedos para separar la carne, y su lengua se clavó más profundo.
—Dulce. Tan dulce —murmuraba él.
Él dobló sus piernas y empujó sus rodillas contra su tórax, dejándola completamente abierta para su toque y visión. Sus dedos la exploraban, entonces él hundió uno adentro de ella. Lo retiró. Entonces dos dedos tomaron el lugar de uno.
Sacó los dedos y chupó su clítoris con la boca, girando la lengua en torno de la carne tensa. Ella gimió y se agitó, sus piernas se aflojaron, su barriga se convulsiono.
Las manos de Nick fueron a sus pechos, pellizcando los pezones hasta que ellos estuvieron duros y erectos. Joe estaba al lado, sus brazos doblados sobre su ancho pecho.
Kevin continuó su sensual ataque entre sus piernas, hasta que su entero cuerpo se quedó bañado de sudor. Ella se arqueó hacia él, cuando estaba cerca de volver a correrse.
Entonces él alejó su cabeza. Las manos de Nick cayeron sobre el sofá. Su cuerpo se movió con esfuerzo. Ella empezó a protestar, pero Joe estaba allí, empujándola.
—De rodillas —dirigió él, ayudándola a quedarse en esa posición—. Así. Pon las manos en la parte de atrás del sofá. Deje a tus pies oscilar fuera en el borde de los cojines.
Ella se posicionó de acuerdo con las instrucciones de Joe, arrodillándose, para que su cabeza enfrentara la parte de atrás del sofá. Las manos se deslizaron en el borde del sofá, cuando miró a los hombres.
Joe caminó alrededor de ella, hasta pararse con la polla a pulgadas de su boca. Ella se movió en su dirección, queriéndolo saborear, queriendo que él resbalara en su boca hasta su garganta.
Pasó las manos por su pelo, acariciando su rostro, corriendo las puntas de sus dedos alrededor sus labios.
Detrás de ella, sintió el movimiento de manos en las nalgas, examinando superficialmente su coño, abriéndole las piernas. Ardía de necesidad.
Joe recogió su pelo en una mano, formando una coleta de caballo tras su cabeza. Con la otra mano, guía la verga en su boca. Cerró sus ojos y saboreó lo gusto él con la lengua.
—Sssí —siseó Joe—. Se siente tan bien, cariño. Justo así. Tómame profundo.
Cuando Joe empezó a trabajar su verga hacia adentro y fuera de su boca, Kevin se deslizó en su coño. Ella hizo sonidos suaves de aprobación a los dos hombres que la trabajaban al unísono. Eran exquisitos. Ella los dejó completamente al mando, permitiéndoles establecer la velocidad. Ella solo sentía. Disfrutando de la excitación de su seducción.
Joe dejo caer la mano, permitiendo caer el pelo en cascada por encima de sus hombros. Se retiró de su boca, y ella lloriqueó, protestando.
Nick vino a sustituir a Joe. Joe desapareció de su vista cuando Nick se hundió en su boca. Kevin acariciaba sus caderas, agarrándola mientras empujaba lentamente dentro de ella. Se retiró, y el aire fresco sopló sobre su coño expuesto.
Entonces sintió las manos de Joe cerrándose alrededor su cintura. Pasaron rápidamente por la superficie de su piel y se pararon posesivamente en sus nalgas. Él la masajeó y extendió las mejillas de su culo y puso la verga lubricada en la apertura anal.
La cabeza ancha de su pene penetró el músculo apretado y se hundió adentro con un suave estallido. Pulgada a pulgada, penetró hasta que su abdomen descansó en contra el trasero de ella.
____ lamió y mordisqueó, la verga de Nick envolviéndolo con la lengua mientras él hundía los dedos en su pelo. Estaba calentada entre los dos hombres, sus vergas hundidas dentro de su cuerpo.
Sus manos se rizaron firmemente en torno del borde del sofá, los dedos pálidos por la presión. De repente Nick se retiró. La cabeza salió, dejándola sorprendida, entonces Joe la agarró por la cintura y la levantó, su pene se hundió cómodamente dentro de su ano.
—Calma, cariño —murmuró él—. No te haré daño.
Él se giró hasta alejarla del sofá y entonces lentamente se sentó manteniéndola encima de él.
Él se acomodó, separando sus piernas. El placer en su culo la estaba consumiendo. Caliente. La pizca de dolor era arrolladora. Era una línea fina entre el placer más insoportable que ella hubiera experimentado y el mordisco de dolor erótico.
Nick entró entre sus piernas abiertas agarrando su pene con una mano. Ella finalmente entendió la posición en la que Joe la puso.
Relajó su cuerpo contra el tórax de Joe, dejando la cabeza junto al rostro de él.
Nick se acomodó y presionó la cabeza de su verga en la coño, haciendo presión hasta que se deslizó lentamente. El placer era más de lo que experimentó alguna vez. Nick se apoyó en ella hasta que quedó como un bocadito entre él y Joe. Entonces Nick empezó a empujar.
Ellos juntos eran un sueño. Joe acunó su cuerpo con el de él, absorbiendo los movimientos de los empujones de Nick sobre ____.
—Eres tan hermosa —susurró Joe contra su oreja—. Estás hecha para nosotros.
Ella se volvió y abrazó el cuello de Joe, estirada entre los dos hombres. Cerró los ojos, cuando la boca de Nick encontró su pezón.
Gimió por la multitud de sensaciones que recorrían su cuerpo.
Las corrientes de fuego ardían a través de ella como rayos.
—Acaba para mí —dijo Nick—. Quiero mirarte alcanzar el orgasmo.
Acunada entre los dos hombres, sus cuerpos la adoraban, Nick le susurraba palabras duras que la estimulaban a correrse. Se dejo llevar. Se permitió caer en el oscuro abismo que la reclamaba.
Se sintió arrastrada en cuarenta direcciones diferentes, cuando su cuerpo saltó y se estremeció. Cerró sus ojos para ensombrecer las salpicaduras de colores brillantes en su visión.
Era como si alguien cortara una banda de elástico estirada firmemente. Su cuerpo se derritió contra Joe. Oyó palabras calmantes contra su oreja, pero no entendía el sentido de ellas.
Las manos acariciaban su cuerpo liso cuando Nick suavemente se alejó. Joe la giro hacia él, poniéndola con la barriga en el sofá. Empujó hacia adelante, empujando despacio. Una vez, dos veces y entonces ella sintió su descarga inundándola. Entonces él se alejó.
—Mi turno —dijo Kevin mientras la acunaba en sus brazos.
Ella cayó contra él, preguntándose qué más ellos podrían hacer para mejorar esto.
Kevin la llevó al cuarto y la acostó en la cama. Puso algo templado y liso sobre su parte de atrás. Entonces manos gentiles comenzaron masajear los músculos cansados. Ella gimió con pura satisfacción. Estaba equivocada. Podía haber algo mejor.
#Ale
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Siiii! MARATON! Bueno, como te daras cuenta, soy nueva lectora. Me encanta tu novela! Está genial!! :D :D :D :D
marunii
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Capítulo 18
____ secó las palmas de las manos en los vaqueros, mientras esperaban en el área de la recepción de la oficina del abogado. Estaba nerviosa por lo qué les diría el amigo de los chicos.
Lógicamente, sabía que no había nada que Mason pudiera hacer para evitar el divorcio. ¿Hacer las cosas difíciles? Sí. Pero no podía evitar que pasara. Esperaba que su amenaza fuera suficiente para convencerlo de no impugnar.
Su dinero era otra cosa, pero sus padres lo pusieron en fideicomiso, y a menos que le diera el dinero a Mason, él no tenía ninguna posibilidad de reclamarlo. Pero esto no significaba que no lo intentaría.
Cerró los ojos y estremeció. ¿Se va a liberar alguna vez de este error?
Calientes, consoladoras manos le apretaron los hombros. Kevin. Ya podía reconocer su toque. Distinguirlo del de Joe o de Nick.
—Te estás preocupando demasiado, muñeca. Cuidaremos de esto. Te lo prometo.
Se volvió y sonrió débilmente.
—Quiero que se acabe.
—Lo sé. Se acabará.
Un hombre alto y bien vestido apareció en la sala de espera. Se acercó a donde estaba Joe y extendió la mano.
—Joe, me alegro de volver a verte.
—Cal —contestó Joe.
Cal se giró para apretar las manos de Kevin y Nick y después se fijó en ____.
—Debe ser ____ —le sonría calurosamente, y ella se relajó un poco.
Extendió la mano y estrechó a la de Cal.
—Gracias por recibirnos.
—Es un placer —giró y señaló en dirección al pasillo—. Si me acompañan mi despacho, podemos empezar.
Joe alcanzó a ____, y ella aceptó de buena gana su abrazo. La mano le apretaba la cintura de forma reconfortante, mientras seguían Cal en un despacho grande, con muebles carísimos.
Cal gesticuló que se sentaran, y ocupó la silla de detrás del escritorio de caoba.
—Joe me contó la mayor parte de los detalles —miró a ____—. ¿Puedo llamarla ____? De alguna manera, no creo que le gustaría que le llamara Sra. Bardwell.
—No, por favor, llámame ____ —dijo roncamente.
Él sonrió.
—Muy bien, ____ —abrió una carpeta y sacó un fajo de papeles. Los deslizó a lo largo de la pulida superficie del escritorio, en su dirección.
—Necesito que examine y firme estos papeles para que pueda empezar. Su caso es bien claro. Si no hay complicaciones u objeciones, el divorcio será final en aproximadamente noventa días. Obviamente, si surgen problemas, va a tardar más.
____ miró fijamente los documentos que tenía delante. Sonaba tan simple. Noventa días. Podía estar libre en tres meses.
— ¿Que… que pasa si él no está de acuerdo? —susurró—. ¿Quiero decir, si no firma los documentos?
Miraba a Cal, intentando no expresar el miedo en su expresión. Quería parecer tranquila y segura de sí misma, pero por adentro tenía los nervios destrozados.
—Entonces lo mataré —masculló Nick.
Cal se rió.
—A pesar de que me gusta la idea de Nick, es mejor dejar esto en las manos del sistema legal. Una vez que se le entregan los documentos a su esposo, puede hacer una de estas tres cosas. Puede firmar los documentos, puede ignorarlos o puede contratar un abogado y aparecer ante el tribunal para refutarlos.
Él se inclinó hacia delante y apretó la mano de ____.
—No importa lo que haga, no puede impedir que se divorciara de él. Todo lo que puede hacer es retrasar lo inevitable. Recuerda esto.
____ soltó la respiración.
—Gracias.
Era todo lo que podía decir sin traicionar su agitación. Finalmente estaba tomando un papel activo en la decisión de su vida. Y se sentía muy bien.
Miró a Joe, Kevin y Nick, incapaz de contener la pequeña sonrisa de sus labios. Después, volvió a mirar a Cal.
— ¿Ya está? ¿No tengo qué hacer algo más?
—No —dijo Cal.
Se paró un momento y respiró profundamente.
— ¿Tendré… tendré qué enfrentarlo en el tribunal?
—No.
La respuesta vino de por lo menos tres fuentes distintas y ella se giró en todas las direcciones.
Cal se rió.
—No. Si opta por ir a tribunal, es su opción, pero usted no está pidiéndole nada. No existe nada para debatir, así que dudo que vaya a aparecer, y en ese caso, apareceré en su lugar como su representante.
Ella sonrió, sintiendo relajarse todo el rostro. Cuanto más intentaba contener su alegría, más se ensanchaba la sonrisa de su rostro. Joe acarició su espalda, para dejar después su palma en su hombro, apretándolo.
Cal la miraba atentamente.
—Se acabará pronto, ____. Le aseguro.
Una lágrima se deslizó por su cara. Ella la secó impaciente, sin saber por qué estaba llorando. Estaba emocionada. Estaba aligerada.
—Gracias —dijo de nuevo.
Joe se levantó y estrechó la mano de Cal.
—Te lo agradecemos, Cal.
Cal también se levantó.
—Me alegro de hacer lo que pueda. Sabe esto. Nos mantendremos en contacto.
____ siguió los hombres fuera del despacho. Nick se paró en el pasillo e inmediatamente la abrazó. Ella también lo abrazó, sintiéndose tan aliviada como él.
— ¿Quiere ir a un salón de belleza ahora? —preguntó Joe, mientras salieron en el frío aire.
Ella asintió entusiasmada. Llegaron al jeep y ____ sentó delante. Suspiró profundamente y cerró los ojos.
— ¿Te sientes mejor? —preguntó Kevin, de detrás.
Abrió sus ojos y se volvió para mirarle.
—Ni sabes cuánto —dijo suavemente.
—Sé que me siento mejor —declaró Nick—. Cuanto antes se libra del nombre del bastardo, mejor.
____ frunció la frente. No había considerado esa parte del nombre. ¿Una vez divorciada, volvería al nombre de soltera?
Ella no veía como usando Jonas, ya que no estaba exactamente legal estar casada con más de un hombre. Pero al mismo tiempo, quería pertenecerles s, no quería ser vista como solamente una amante o una novia.
— ¿En qué estás pensando, cariño? —preguntó Joe, mientras encendía el motor.
Ella no quería admitir exactamente lo que pasaba por su mente. Parecía muy atrevido. Odió la inseguridad que la invadía, a pesar de sus esfuerzos para mantenerla a la distancia.
Abrió la boca para contestar, pero no conseguía pronunciar las palabras.
—En nada —contestó tartamudeando levemente.
Joe frenó y paró, sin salir del aparcamiento.
— ¿De lo qué tienes miedo? ¿Qué no quieres decir? Sabes que nos puedes decir cualquier cosa.
Ella se atragantó.
—Es ridículo.
Joe agarró su barbilla, rozando suavemente su mandíbula con el pulgar.
—Odio que te preocupas tanto. Ahora dímelo.
—Esa cosa del apellido. Me estaba preguntando...
— ¿Preguntando qué? —cuestionó Kevin, inclinándose hacia delante en su asiento.
—Me gusta la idea de ser una Jonas —declaró, con la cara ardiendo—. Pero sé que no es posible.
— ¿Qué? —exigió Nick. Se inclinó hasta encontrar su mirada—. ¿Por qué no es posible?
Las expresiones de Kevin y Joe también eran interrogativas.
—No me puedo casar con todos. Legalmente. Esto es si estaban pensando en casarnos. Oh, mierda, me hago un lio —murmuró, cerrando los ojos.
— ¿Cariño, dudas de lo mucho que te queremos?
Hesitó unos breves instantes, y asintió poco después.
—En cuanto es posible, tendrás nuestro nombre —continuó Joe—. Lámame anticuado, pero nos perteneces. Queremos que seas una Jonas.
— ¿Pero cómo?
Él sonrió.
—No tienes que pensar más en ello, cariño. Es bastante simple. Te casarás con uno de nosotros en una ceremonia legal.
Se quedó con la boca abierta. ¡Qué estúpida! Aquella idea nunca le había ocurrido y era perfecta.
—Me gusta la idea de que ella está finalmente hablando de nosotros como algo permanente —dijo Kevin.
Miró hacia atrás y vio sus ojos brillando. La verdad es que se sorprendió hasta a ella. ¿Era una masoquista entrar en una relación cuando no se haya liberado de su primer y grande desastre?
No era un error. No podía ser un error. No podía permitirse pensar esto.
Joe salió del aparcamiento y siguió calle abajo. Minutos más tarde, paró delante de un elegante salón de belleza.
____ lo miró sorprendida.
Él le sonrió.
—Pregunté por el mejor salón. Me lo recomendaron varias personas.
Ella se inclinó y lo besó en los labios, antes de salir rápidamente del jeep.
—Eh, fue mía la idea de preguntar —murmuró Kevin, mientras la seguía.
____ sonrió y le dio un beso casto en la mejilla. Entró directamente en el salón, donde fueron saludados por una alegre señora que parecía tener unos cuarenta años.
—No tengo cita —comenzó ____.
— ¿Cómo te llamas, dulzura? —preguntó la mujer.
—____ Bar… solo ____ —dijo ella.
La mujer anotó algo rápidamente en el libro de citas, después le sonrió.
—Bien, tienes suerte, ____. Te puedo atender ahora mismo. Mi nombre es Jolene. Ven conmigo y déjame echarte un vistazo. Después hablaremos sobre lo que necesitas, aunque ya puedo decir que necesitas algo de color.
____ parpadeó mientras la mujer la rodeó, hablando todo el tiempo. Giró la cabeza hacia los hombres que tomaron asiento en la pequeña sala de espera. Joe le sonrió y parpadeó.
Jolene agarró una capa y puso alrededor del cuello de ____, después se pasó los dedos por el pelo.
—Dulzura, odio ser la que te tiene que decir esto, pero tienes que despedir tu estilista. Éste es el peor tinte que he visto jamás.
____ sonrió.
—Me temo que lo hice yo misma. Tenía prisa. Hice un desastre. ¿Puede arreglarlo?
—¿Quieres teñirte de rubia?
—No, me gustaría volver a mi color natural.
Jolene estudió la raíz del pelo durante un minuto.
—Claro, lo puedo arreglar, dulzura. No te preocupes. Venga hasta el lavabo y déjame lavarte el pelo.
Varios minutos más tarde, ____ se sentó en la silla, con el pelo húmedo. Jolene empezó a peinarlo y ____ relajó.
Jolene se inclinó y preguntó en un murmullo alto:
—Ahora, dulzura, no quiero parecer curiosa, pero tienes que decirme cual de aquellos magníficos machotes es suyo.
____ se congeló, una sonrisa se cernió en sus labios. Para un breve instante, consideró señalar a uno de ellos, ¿pero por qué debería importarle pensara de ella esta mujer?
—Todos los son —dijo suavemente.
Jolene irguió las cejas.
—¿Todos? Oh dulzura, dime que estás bromeando. ¡Ninguna mujer es tan afortunada! —le guiñó exageradamente a través del espejo.
____ se rió y confirmó.
—¿Hablas en serio, verdad?
____ asintió.
Jolene agitó la cabeza.
—¡Dios! Tienes que decirme como hiciste. Daría algunos años de mi vida para tener dos, mucho más tres hombres que tengan este físico.
____ la miró asombrada. No había ningún choque u ofensa en la voz de la mujer.
—Bien, no importa, dulzura, obviamente estás diciendo la verdad. Basta con ver cómo te miran. Cual si quisieran comerla en el almuerzo —Jolene suspiró nostálgica—. Hace mucho tiempo, conocí un hombre que me miraba así.
—¿Qué pasó? —preguntó ____, curioso a causa del deseo que sintió en la voz de la mujer.
—Oh, queríamos cosas diferentes. O por lo menos yo lo pensé. No podía creer en lo que veía en su rostro. Échate hacia atrás, dulzura, déjeme poner ese algodón alrededor de tu frente.
____ obedeció, si esperó que continúe.
—Creo que al final se cansó de esperar. Se subió en su Harley y nunca volví a verle.
—Oh, qué mal —dijo ____—. ¿No sabes cómo encontrarlo?
Jolene parecía sorprendida.
—Bien, nunca pensé en intentar encontrarlo. Por supuesto, esto fue hace años. Probablemente está casado y tiene un montón de hijos.
—Quizá —murmuró ____.
Dos horas más tarde, Jolene giró la silla para que ____ viera en el espejo.
—Mírate, dulzura. ¿Qué piensas?
____ miró fijamente su reflejo.
—Soy yo —susurró ella. No un mechas rubias brillantes en su pelo castaño claro. Las puntas habían sido cortadas y el pelo brillaba en la suave luz.
Jolene la miró satisfecha.
—Pensaba que te iba a gustar.
____ se levantó e impulsivamente abrazó a la mujer mayor.
—Gracias.
Jolene a guió en dirección hacia la sala de espera.
—Ve a ver si a tus jóvenes les gusta.
____ caminó hacia donde estaban sentados los hermanos. Joe se levantó y agarró su cartera.
—Estás hermosa, cariño.
Ella sonrió y balanceó la cabeza. Miró a Kevin y a Nick quienes también asentían con aprobación.
—¿Quieres recorrer las tiendas y comprar un poco de ropa? —preguntó Kevin—. Hay varias calle abajo.
—Me encantaría —contestó.
También buscaría una boutique, especializada en lencería. Una pequeña sonrisa curvó sus labios, y se mordió la mejilla para no traicionar sus pensamientos. Le encantaría comprar algún conjunto sexy para sorprenderlos.
Nick le sostuvo el abrigo y ella se lo puso. Mientras salían, ____ encontró la mirada de Jolene, y la peluquera le lanzó un insolente guiño y le mostró los pulgares hace arriba.
A principio, ____ se apresuró por las tiendas, segura de que los hombres se aburrirían mirándola probar la ropa, pero pronto descubrió qué les gustaba verla probar ropas nuevas.
Su última parada fue la tienda de lencería, y usó la escusa de que necesitaba sujetadores. Dentro, escogió dos conjuntos sexy y se delectó con la idea de sorprenderlos en cuando vuelvan a casa.
Cuando salió, Nick y Kevin cogieron sus bolsas.
—Joe se fue a por el coche —explicó Kevin, mientras que se preparaban a cruzar la calle.
Se apresuraron hacia delante, cuando ____ vio ponerse en marcha a un sedán que estaba aparcado en doble fila. Parpadeó sorprendida cuando lo vio acelerar. Directamente hacia ellos.
Nick y Kevin estaban delante y ella empujó todo su peso contra sus espaldas, desesperada en quitarlos del medio. Lejos, oyó a Joe gritar.
Nick y Kevin cayeron justo cuando el coche viró bruscamente. El dolor explotó en su cadera cuando el parachoques impactó en su pierna. Salió disparada, usando las manos para parar su caída
#Ale
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Capítulo 19
Joe miró con horror, cuando el coche golpeo a ____ y la tiró volando sobre el asfalto. Mientras corría hacía ella, volvió a gritar su nombre. Nick y Kevin se encontraban arrodillados junto a ____, cuando se introdujo a empujones. Su aliento se quebró cuando vio sus preciosos ojos de par en par, mirándole fijamente.
Su cara se contorsionó en agonía e intentó levantarse.
—¡No! —gritó él—. No —dijo en voz más baja, cuando se dio cuenta que su tono la sobresaltó—. Quédate quieta, cariño. Oh, Días mío ¿te encuentras bien?
Sacó de un tirón el móvil de su bolsillo y marcó 911.
—No, Joe, no lo hagas —protestó ella, levantando la mano—. Estoy bien, de verdad. Es sólo mi cadera. El coche me erró en la mayor parte.
En la mayor parte. Jesús. ¿Estaba intentando provocarle un ataque al corazón?
—¿Qué demonios estaba haciendo ese idiota? —exigió Nick, su voz temblaba mientras acariciaba el pelo de ____.
Joe le dirigió a Nick una mirada para hacerle callar. El haberla golpeado y luego darse a la fuga, no fue un accidente, y no quería que ____ sintiera más miedo de lo que ya sentía.
—____, necesitamos llamar a una ambulancia —dijo Kevin suavemente—. Podrías estar herida.
Para entonces, una pequeño multitud se había congregado a lo largo de la calle. Joe escuchó el sonido de la sirena.
—No quiero ir al hospital —dijo ____, sus ojos suplicaban a Joe—. Deja que me levante. Sólo estoy un poco maltrecha.
Titubeo durante un momento, su preocupación por ella prevalecía por encima de todo. Ella se acercó a la mano de Nick, intentando levantarse.
—Despacio, cariño —le previno.
Joe se agachó y la alzó cómodamente entre sus brazos.
—¿Puedes mantenerte de pié? —peguntó él, todavía reacio de soltarla.
—Estoy bien, de verdad. Sólo un poco conmocionada.
Con mucho cuidado, la puso de pié sobre el suelo. Las manos de Kevin se dispararon hacia adelante para estabilizarla, ya que se tambaleaba un poco. Ella se frotó la cadera, sus dedos sujetaban la tela desagarrada que recorría su pierna.
—Eran mis vaqueros preferidos —dijo ella con pesar.
Incapaz de aguantarlo más, Joe la apretó contra él, sus brazos la abrazaron fuertemente. Inspiró varias veces para estabilizar su respiración, intentando apaciguar la adrenalina que zumbaba por sus venas.
Algún hijo de puta acaba de intentar matarla. Apostaría su entero rancho que fue su dentro-de-poco ex marido. Miró hacía sus hermanos y vio una respuesta de ira en sus ojos. Puso un dedo sobre sus labios y ellos asintieron, entendiéndolo.
Unos segundos más tarde, llegó un coche de policía, seguido rápidamente por una ambulancia. La muchedumbre se arremolinó alrededor, mientras que los paramédicos examinaban a ____ y los policías tomaron declaración a todo el mundo.
Un hora más tarde, ____ no firmó ninguna documentación de traslado, y la muchedumbre empezó a deshacerse. Los agentes encargados tomaron la última declaración y se montaron en su coche.
Los ojos de ____ estaban impregnados de dolor y fatiga. Joe sabía que ella no fue totalmente sincera sobre la gravedad de sus lesiones y planeaba remediar la situación inmediatamente.
Lanzó las llaves a Kevin.
—Tú conduces.
Se agachó y levantó a ____ en sus brazos y la recostó suavemente contra su pecho. Ella no protestó, sólo exhaló un fatigado suspiro, mientras apoyaba la cabeza contra su hombro. El caminó hacía el Land Rover y se acomodó con ella en el asiento trasero.
Nick se giró en el asiento delantero, sus ojos brillantes con preocupación.
—¿Estás bien ____?
Se removió entre los brazos de Joe y extendió su mano para tocar el brazo de Nick.
—Estoy bien. Te lo prometo. Ahora que ya ha pasado todo, me encuentro sólo un poco temblorosa.
Aunque quiso tranquilizar a Nick, Joe pudo sentir la tensión en su cuerpo, ver el dolor en sus ojos. Sabía que Nick también podía verlo.
En el hotel, Joe llevó a ____ a su suite y la depositó sobre la cama. Quería ver sus heridas, asegurarse que se encontraba bien de verdad.
Kevin y Nick se acercaron, mientras que Joe le quitó lentamente sus vaqueros hechos jirones. Sus manos temblaban con ira, al ver el enorme moratón que ya se estaba formando sobre su cadera y su muslo. La sangre de un corte de tres pulgadas manchaba su pálida piel.
____ se quedó quieta sobre la cama, sus ojos cerrados, mientras que Joe evaluó sus heridas. Odiaba molestarla, pero necesitaba saber si estaba herida en alguna otra parte.
—Cariño —dijo suavemente.
Ella abrió los ojos, sus pestañas aletearon delicadamente contra su suave piel. Se le veía tan desmesuradamente vulnerable.
—¿Estás herida en alguna otra parte?
Ella negó lentamente con la cabeza.
—Tenemos que limpiar esto —dijo él—. Si te preparo un baño, ¿podrías remojarte un poco y después dejarme limpiar tu pierna?
Ella asintió.
—Voy a dejar que corra el agua —dijo Kevin. Su mano acarició su mejilla después se inclinó y le depositó un beso sobre su frente—. Muñeca, vuelvo dentro de un segundo.
Con los puños cerrados, observó como Kevin se alejaba. Sus hermanos estaban tan carcomidos por la preocupación como él. Y por la ira.
—Vamos a quitarte el resto de la ropa —dijo Joe.
Con cuidado para no moverla más allá de lo necesario, pasó la camisa sobre su cabeza. Nick se encontraba sentado en su cabecera, alisando con su mano sobre su pelo.
Joe sintió como ella empezó a temblar. Al principio, pequeños temblores estremecían su cuerpo, pero entonces empezó a temblar en serio. Lágrimas se escaparon por entre sus párpados y, entonces el pecho de Joe se encogió.
Se inclinó y atrapo entre sus brazos su desnudo cuerpo.
—Ahora estas a salvo, cariño.
Hipó suavemente, inspirando dificultosamente.
—No sé lo que me pasa —dijo ella mientras se frotaba la cara.
Nick frunció el ceño.
—Has tenido un susto terrible.
—Su baño está preparado —dijo Kevin desde la puerta.
—Vamos cariño. Un delicioso baño caliente te hará sentir mejor.
Joe se levanto y la cargó hacia el dormitorio. La dejó con suavidad dentro de la espumosa agua. Siseo con dolor, cuando el agua tocó su pierna.
Joe blasfemó a la bajo.
—Lo siento.
Ella dejó caer contra el respaldo de la bañera, cerrando los ojos.
—Estabas en lo cierto. Esto es una gozada.
—Mañana vas a estar dolorida —dijo Joe, mientras se arrodillaba junto a la bañera.
—Ahora me siento dolorida —dijo ella con ironía.
Joe alcanzó con una manopla la cadera y empezó a limpiar con mucho cuidado el corte.
Ella le miró con preocupados ojos.
—¿Piensas que ha sido él, verdad?
No hizo pretensión de no haber entendido.
—Sí, cariño, lo creo.
Se sumergió más profundamente dentro de la bañera, sus hombros encorvados en derrota.
—Pudo haber matado a Nick e Kevin.
—Te pudo haber matado a ti —gruñó Joe.
—No podría soportarlo si pasase algo a cualquiera de vosotros —dijo ella.
—Y nosotros no podríamos soportarlo si algo te sucediese a ti. Venga, voy a secarte y meterte en la cama.
La alzó de la bañera y la envolvió con una gran esponjosa toalla. Cuando abandonaron el cuarto de baño, Nick tomó a ____ en sus brazos y la abrazó fuertemente.
—Me asustaste —dijo Nick áspero.
____ se empinó sobre las puntillas de sus pies y enroscó sus brazos alrededor del cuello de Nick. Se sentía increíblemente segura entre sus brazos, como si nada le pudiese hacer daño.
—Hazme el amor —susurró ella.
—No quiero hacerte daño —dijo Nick contra su oído.
—Serás tierno —dijo ella completamente convencida. Los conocía a todos, sabía que estos hombres nunca le harían daño—. Te necesito.
—Ven a la cama —dijo él, empujándola hacía adelante.
Fue por su propia voluntad y permitió que le quitase la toalla que le cubría el cuerpo. Echó para atrás las sábanas y le indicó con un gesto que se metiese en la cama. Ella casi gruño en voz alta, cuando las suaves sábanas la envolvieron.
Levanto la vista y vio a Joe e Kevin parados, al lado de Nick. Nick se desprendió de la camisa y se metió a su lado en la cama. Joe caminó hacía el otro lado del lecho y se sentó detrás de ella. Kevin se tumbó al pie de la cama, apoyándose sobre su codo.
No le iban a hacer el amor. A pesar de que sentía un poco de desilusión, le sobrevino la fatiga. Se acurrucó sobre el fuerte pecho de Nick y suspiró feliz cuando sus fuertes brazos se enroscaron alrededor de ella.
Mientras Joe besaba suavemente su pierna magullada, sus cálidos labios lanzaron un escalofrió por su cuerpo.
—Ve a dormir, cariño —murmuró—. Nos quedaremos justo aquí.
Ella cerró los ojos, deleitándose en la fuerza y en el calor de todos ellos. No se podía permitir pensar lo que pudo haber pasado en el día de hoy. Aún cuando temía la decisión de quedarse con los hermanos, sabía que no podría vivir sin ellos.
¿Pero, y si por quedarse les perjudicaba?
#Ale
Re: "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
Capítulo 20
—Pudimos haberla perdido hoy —dijo Joe. La ira aún ardía por sus venas. Quería matar alguien. Con sus propias manos.
Se volvió, para mirar fijamente a sus hermanos.
—No podemos quedarnos aquí. No podemos protegerla aquí en la ciudad. Hay demasiado espacio abierto.
—Estoy de acuerdo —declaró Nick con voz acerada—. Debemos volver a casa.
Los tres hermanos andaban por la sala de estar de la suite, como fieras enjauladas. ____ dormía a pocos metros, en el cuarto, con la puerta entreabierta, para escuchar si ella se despertara.
— ¿La pregunta es que vamos a hacer sobre su esposo? —dijo Kevin
—Protegeremos a ____ y esperamos que Cal haga su trabajo —declaró Joe.
Nick estregó su pelo impacientemente.
—Tenemos que hacer algo. No podemos sentarnos y esperar. Sabemos que esto no se acabó.
—Estoy consciente de eso —asintió Joe, intentando reducir su irritación. Sabía que Nick estaba tan preocupado como él.
—Vamos a casa y nos mantendremos en alerta. Estará en una desventaja en nuestro terreno. Nadie conoce aquellas montañas mejor que nosotros. Cuando estamos aquí, nos sentimos perdidos.
Kevin asintió.
—Esta noche, vi algo en ojos de ____ que no me gustó. Más que miedo. Era el conocimiento que algo que hizo podía herirnos. No quiero que piense de ese modo.
—Ella no hizo nada —afirmo Nick.
Kevin levantó las manos.
—Yo no dije que lo hizo, Nick. Para. Yo solo sé lo que está pensando, y no me gusta. Piensa que es culpable de todo esto.
—Suficiente —dijo Joe—. Lo más importante es llevar a ____ de vuelta a la cabaña y la vigilaremos todo el tiempo. No podemos hacer algo cosa que pueda complicar ese divorcio. Al menos, hasta que acabe. Después, podemos descubrir el mejor modo de manejar a ese sujeto.
Un sonido procedente del cuarto de ____ puso fin a la conversación.
—Iré yo —dijo Nick. Antes de que Joe o Kevin pudieran contestar, se dirigió rápidamente al cuarto.
—Él la ama —dijo Kevin en voz baja.
Joe movió la cabeza, la satisfacción llenaba su corazón. Acercarse a Nick era tan difícil como agarrar un toro por los cuernos, pero una vez que lo permitía, correspondía plenamente. Y era ferozmente protector con aquéllos que amaba.
—La vigilará bien —dijo Joe.
—Todos lo haremos —lo corrigió Kevin.
Joe verificó su reloj. Dos de la mañana. Pero él no dormiría mucho esta noche. Si no fuese por el hecho de ____ necesitaba descansar, les convencería salir ahora mismo. Regresar a la cabaña.
— ¿Por qué no duermen un poco? — le ofreció Kevin—. Yo siempre duermo poco. Me quedare aquí, cuidando de que todo esté tranquilo.
Joe suspiro.
—Cierto. Dudo que consiga dormir, pero voy a acostarme unas horas. Iremos para casa por la mañana.
Joe camino hacia el cuarto. Miró y vio a Nick abrazado a ____, las piernas entrelazadas, las manos descansando posesivamente en las caderas de ella, los dedos ensanchados en la curva de sus nalgas.
Abrió los ojos y miro a su hermano. Joe irguió la ceja, en una muda pregunta. Nick movió la cabeza, señalizando que todo estaba bien con ____.
Joe se quito las botas, se sacó los jeans y trepo calladamente en la cama, al otro lado de ____.
Ella se meció a su lado, frotando su trasero contra su estomago. Él besó su hombro desnudo, anidó el rostro en el pelo de ella y se relajó sobre la almohada.
Pero cuando cerró los ojos, todo lo que él veía era el coche golpeando a ____. Repetidas veces. Su corazón se disparó y se le hizo un nudo en la garganta. Que cerca estuvieron de perderla.
Había sido negligente, todos ellos lo habían sido, pero no sucedería de nuevo. Juró proteger ____ en el momento en el que apareció en sus vidas. Y no volvería a fallar.
____ salió de la cama, estremeciéndose cuando la pierna toco el suelo y sintió su peso. Contorsionando su cuerpo, miró hacia la contusión púrpura y el corte de la cadera.
Sintió una retorcida diversión. Su primer pensamiento fue que se sentía como si alguien la hubiera atropellado con un coche. Por lo menos, ahora tenía una buena referencia del viejo dicho.
Se estiró y giró el hombro. Se sentía vieja y decrépita, como una mujer de noventa años. Pero, por lo menos estaba viva. No gracias a Mason.
Cojeó en dirección al baño, preguntándose donde estaban.
El reloj digital, en la mesa de lado de la cama, le indico que era temprano. Se vistió cuidadosamente, y se cepilló los dientes y el pelo. Estaba dolorida como el infierno, pero por lo menos se sintió marginalmente mejor.
Un ruido la hizo levantar la mirada. Nick estaba en la puerta, mirándola fijamente.
—Pensé que te había escuchado. ¿Cómo te sientes? —le preguntó.
Ella sonrió.
—Tiesa y adolorida, pero considerando las circunstancias, podía ser peor, así que estoy agradecida.
Emociones opuestas atravesaron los ojos de Nick. Ira, preocupación, y algo de miedo. Dejó el cepillo y caminó en silencio hacia sus brazos. Se ajusto a él, abrazándolo firmemente.
—Estoy bien, Nick. De verdad.
Sus fuertes brazos la apretaron. Contra su pecho, sentía el corazón acelerado.
—No sé lo que haría si algo te pasara —dijo angustiado.
Ella se alejó, alzando su cabeza para mirarlo.
—Pero no sucedió nada —contestó rápidamente.
Tomo su rostro en sus manos y se inclinó para besarla.
—Te amo —murmuró contra sus labios.
Abrió su boca para contestar, pero las palabras se quedaron presas en su garganta.
En vez de eso, le devolvió el beso, permitiendo que sus lenguas se mezclaran y enrollaran.
Él se alejó, descansando su frente en la de ella, las narices y bocas muy cercanas.
—No sentía ese tipo de miedo desde que me fui de Irak —admitió.
Llevó las manos al pelo de él, alisándolo, acariciándole las orejas. Frotó su nariz en la de él, juguetonamente. Después, lo besó.
—Olvidemos esto y vamos a casa —le pidió.
Los ojos de él estaban ardiendo.
—Ir a casa suena malditamente bien. Joe y Kevin ya hicieron el equipaje.
—Entonces, déjame arreglar mis cosas.
—Sal y diles a los otros que estás bien. Termino yo de recoger tus cosas —se ofreció.
Sonrió y le acarició el rostro una vez más. Agarró su mano y besó la punta de cada dedo, antes de permitir que se alejase.
Dejó el baño sonriendo. Ni aún el dolor de la cadera pudo obscurecer la dicha que sentía. Cuando llegó a la sala, Joe y Kevin levantaron los ojos del sofá, donde estaban sentados.
Kevin se levantó y la encontró a medio al camino, envolviéndola en sus brazos.
— ¿Cómo te sientes hoy?
—Estoy bien, solo un poco dolorida.
Él la llevó hasta donde Joe estaba sentado, y la sentó entre ellos.
—Disculpa por interrumpir nuestro pequeño viaje, muñeca, pero es mejor que volvamos a casa esta mañana —dijo Joe, con la ceja fruncida.
—Estoy lista de ir para casa —declaró ella con firmeza.
Él sonrió.
—Me alegro que pienses en ella como tu casa.
Nick salió del cuarto, con la maleta y el bolso en la mano.
—Cogí todo lo que había en el cuarto —anunció.
Joe se volvió hacia ____.
—Pensé que podemos comer algo en el camino. Me gustaría salir de la ciudad lo antes posible.
—Está bien —asintió ella—. Estoy lista cuando estáis vosotros.
Se levantó del sofá. Kevin la acompañó con un brazo alrededor su cintura.
—Nick y yo llevaremos el equipaje y calentaremos el coche. Denos algunos minutos, y nos encontramos fuera. Llevaré el coche hacia la entrada —dijo Joe.
Kevin asintió, Joe y Nick cogieron el equipaje y salieron.
—¿Estás segura de que te sientes bien muñeca? —le pregunto Kevin.
Ella asintió.
—Estoy dolorida, pero cuanto más me muevo, mejor me siento.
El besó su frente.
—Siento que no cuidamos bien de ti. Eso nunca debió haber pasado.
Ella se aferro a él.
—No es tu culpa. De ninguno de vosotros —suspiró y lo abrazó—. Solo espero que eso acabe pronto.
—Acabará, muñeca. Acabará.
#Ale
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Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.