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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Cinderellas {Audiciones Abiertas}
O W N :: Novelas colectivas :: Novelas colectivas :: Novelas Colectivas :: Inscripciones / audiciones
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Re: Cinderellas {Audiciones Abiertas}
AgussStyles escribió:(Perdón por la tardanza :$) Erika Rumsfeld
Chico: Niall Horan.
Representante: Selena Gomez.
Nombre del personaje: Erika Jane Rumsfeld.
Edad: 17 años.
Apodo: Erik o, Effy.
Rol: La nerd/ enamorada del que ahora es su hermanastro.
- CAP!!!:
Capítulo 4
Erika Greenwood—No puedo…—Sí, sí puedes sólo que no quieres.—Enserio, no puedo.—No poderse levantar de la cama es algo que le podría ocurrir por ejemplo a un paralítico, pero tú no tienes una total incapacidad física, sino desgana y apatía.—Basta… —Susurré.Las lágrimas aparecerían de nuevo y eso es lo que menos quería en este momento.Las piernas no recibían su total función. Algo me decía que no me levantara y otra me decía que sí.Corazón y cabeza.Amor y tristeza.Dolor y Felicidad.Antónimos pero a la ver Sinónimos por lo menos para mí lo eran.¿Por qué no puedo volver a ser la de antes? A ya sé; padres muertos, corazón roto, y desapoyo, soledad.Piezas que no encuentran su lugar para armar algo.Las gotas pegaban contra la ventana de mi habitación. Estas no paraban de caer, una detrás de la otra. Una hoja húmeda de color amarillo estaba pegada en la parte inferior izquierda de la ventana. El color gris del cielo se podía ver, pero el vidrio empeñado hacia verlo borroso.—Estoy sola… —Susurré nuevamente. No dijo nada luego de lo que dije yo por último. Sophie sabía que tenía una enfermedad muy crítica.—No lo estas… —Habló finalmente. Sentí un peso en la cama, se había sentado en esta.— ¿Qué soy yo? —Un hilo de voz salió de su boca. La estaba matando.—Siento que soy un estorbo —No la miraría a la cara, me rompería más de lo que estaba.— Te estoy pasando mis problemas, soy horrible, soy un mounstro que no merece vivir jamás. —Lo de “Vivir Jamás” lo dije en medio del principio llanto. Empecé a llorar más de lo que parecía. —Lo siento… lo siento —Repetí miles de veces.—No te lamentes conmigo. —Me acarició la espalda. — Laméntate contigo misma. Te estás haciendo daño, sonríe, estoy aquí contigo y nunca te dejaré ir.—Nunca digas nunca. —Empecé con mi apatía.—Erik, sabes que yo estoy acá para ayudarte, sal a la calle, diviértete, conoce gente, Seb está en el pasado.—Ya te pareces al Psicólogo. ¡Claro! La vez que me sacaste de esta cama me dijiste que me comprarías café. Pero ¡NO! Me llevaste a un lugar espantoso con olor a enfermos…—¡No digáis eso! ¡Era por tu bien! ¡Por vuestro bien! ¡Te estabas por suicidar, 23 pastillas! —Explotó.—¿¡Qué diablos sabes!? ¿Qué pasaría si te cortaría un dedo y no sanaría jamás? ¿Eh? Te retorcerías del dolor, siempre, y no aguantarías la presión. Dejadme decirte, querida amiga, que eso es lo que siento yo. ¿Para qué estoy aquí? Soy fea, inservible, un estorbo, simplemente no hago nada. Quiero irme con mi mamá y mi papá. Sé que estaría mucho mejor allá que aquí. —Al fin y al cabo la miré a los ojos, estaban rojos y cayendo gotas.—Tu madre ni tu padre quisieran que estés así. Ellos quisieran que sigas adelante, con la frente en alto y diciendo NO al dolor.Presioné mis dientes con mucha fuerza, mi mandíbula se puso tensa. Me levanté de la cama de un solo movimiento. La ignoré y me metí al baño.Me puse enfrente del espejo del sanitario, miré mi cara. Ojeras, labios mordidos, pelo desastroso, ojos dilatados, si cualquiera miraría mi cara pensaría que estaría falopada.Sentí lastima de mi misma.Miré la taza del lava manos, una lágrima tras otra caían en esta. Levanté la mirada de nuevo al espejo. Dirigí mis ojos a la parte derecha del espejo; ahí había una foto de nosotras dos, tomando un helado la sonrisa en mi cara se veía espectacular, cómo si no hubiera nada más que importara, sólo mi felicidad.____________________________________________________________________________________________________—Hija, Sebastián no muerde, acércate más.Mi mamá es tan orgullosa.El día de la fiesta de primavera, Sebastián me invitó a la fiesta, obviamente dije que sí, sin dudarlo ni pensarlo dos veces.Mi papá estaba a la derecha de la escalera, abajo, viéndonos a ambos con la sonrisa en su cara.Mi mamá estaba enfrente de nosotros dos, abajo igual, con la cámara sacándonos millones de fotos.Mi cara roja, sonreía a la cámara, luego de una foto le pedía a mi mamá que pare para que nos podamos ir, a mí me importaba, pero a Sebastián le parecía cómico.—Ok, ok, ya se pueden ir. —Se rindió al fin. Bajamos ambos de la mano hasta dirigirnos a la puerta.—Temprano, Sebastián. —Pidió mi papá antes de adentrarnos a su carro.—Sí, señor, cuente con eso.La mejor noche de mi vida.______________________________________________________________________________Abrí los ojos tratando de borrar el recuerdo. Algo me interrumpió.—No hagáis nada estúpido. —Gritó Sophie detrás de la puerta.—Cuenta con eso. —Susurré, recordando lo que dijo Sebastián. Sentí los pasos de Sophie alejarse de la puerta.—Erika. —Murmuró Sophie.—¿Qué? —Paré de tomar mi jugo de naranja.Las dos sentadas frente a frete en la mini mesa de la cocina del pequeño apartamento.Seguí tomando al ver que no hablaba.—Te iras de aquí. —Soltó de repente.Escupí el contenido del vaso que yacía en mi boca devuelta de dónde provino.—¿A dónde? —Apoyé el vaso en la mesada haciendo un poco de ruido.—A… a un Centro de Rehabilitación.Quedamos un rato en silencio, y la que lo rompió fui yo.—¿Qué? —Reí, una carcajada salió de mi boca. —Claro, saldré a primera hora. —Dije con Sarcasmo.Me levanté de la mesa seguida de Sophie.—Tienes que tener cuidado médico. No me mientas, haya dentro del baño te habrás metido pastillas a la boca.Gemí, no podía hurgar mis cosas. Pero las necesitaba, si no ahora mismo estaría postrada en cama, nuevamente.—No, yo no iré a un lugar dónde te meten jeringas y tranquilizantes por el… —Me interrumpió antes de que diga la última palabra.—Sin lenguaje vulgar, por favor.—Por el trasero. —Terminé mi oración.—Es por tu bien, por favor. —Suplicó— Conocerás personas nuevas, recibirás tratamiento. Dime… ¿Qué prefieres? ¿Vivir así? O ¿Vivir mejor? Te cambiará.—¿Y qué tal si no?—¡Deja el negativismo para otro momento! Ya lo pagué, así que coge tus maletas y vámonos.—¿Cómo que coge?—Las armé por ti, sabía que no querrías ir. Tienes 20 minutos para darte un baño, cambiarte y, despejar la cabeza.—¡Agh! —Bufé.Tomó mi maleta y la metió en el baúl del carro de color carmesí. Yo estaba cruzada de brazos mientras veía cómo preparaba el carro para irnos, hubiera estado fumando o tomando algo para relajarme pero me lo impidió me quitó todo, menos mis amigas, sin ellas me agarraría un ataque y no soy esquizofrénica pero igual necesitaba mis pastillas. No podía verla a los ojos, no soy rencorosa, pero estaba molesta… ¡furiosa! Me lo hubiera dicho una semana antes o por lo menos ayer que me iba a internar en un loquero pero no, sólo unos minutos antes que partiéramos.Las gotas caían sin cohesión. Una cada un minuto.Mojaban mi campera de pana negra y mis tenis negras, que por cierto estaban muy gastadas.Yo salía a la calle, no era un vampiro que estaba en su casa siempre. Tal vez salía al jardín trasero del departamento para ver a los niños jugar (hay un mini parque), o tomar un poco de aire.Una vez alguien se me acercó. Las pocas palabras que decía ahuyentaron al chico, que por cierto agradecí mucho.Subía al porche carmesí de Sophie para marcharnos. Miré la ventana y no despegué ni un momento la mirada de ella, me gusta la lluvia, me gusta el frío, me gusta lo opaco, siempre fue así. Por una rara razón podía sentirme yo misma. El viento, por rara razón, lo sentía lejano, cómo que antes me encantaba que pegara en mi cara y desparramara mis cabellos, pero ahora ni la más mínima brisa me gustaba, detesto el viento.Sí una persona me ve y habla conmigo de corazón a corazón creo que no la asustaría tanto cómo mi apariencia.—No pelees.—No podría levantarle la mano a alguien.—Te quiero…—Yo también, pero…—Nada, ahora entra, te veré en unos meses.—Pucky…—No lo hagas difícil. —Me abrazó.—Adiós.¿Cedí rápido? ¿Tan rápido? O por dios, ¿Qué haces Erik?Tomé mis dos maletas, había un mundo de personas, chicas.Una chica pasó por mi lado, ¡NO TENÍA CARNE! Era puro hueso, ¿Dónde me metiste Eughine?Seguí mi camino hasta una gran bola de chicas mirando a un punto fijo. Todo aquí daba miedo, era blanco, vacío.—1, 2, 3, probando —Se escuchó en medio de las chicas, me metí entre medio de todas para llegar hasta el centro.— Bien… bienvenidos a nuestra clínica de rehabilitación en la cual todas ustedes podrán mejorar en lo que respecta a sus problemas. Bien, también me gustaría anunciar unos alumnos de intercambio que vinieron de Manchester hasta Londres para apoyarlas y ver como progresan ellos también.— Señaló hacia una dirección. Me paré de puntitas para ver a quién señalaba, eran 10 chicos, aproximadamente.— Bien, la lista de psicólogos según su problema está en el tablón al fondo. Al lado estará la sala en la que se encuentra cada psicólogo e irán a conocerlos. Deben dejar las maletas aquí ya que tenemos que inspeccionar que no lleven cosas afiladas, pastillas, vidrios o algo que se pudiese romper fácilmente.Bien, un psicólogo, lo podría aguantar… pero lo último me cayó muy mal. ¿Sin pastillas? ¿Café? ¿Nada? Esto será todo un duelo.Caminé hasta la lista de psicólogos, pedí por lo menos un nombre complejo. No solté mi maleta y no la soltaría.Con mi dedo señalé todos los nombres deslizándolo hacia abajo para encontrar el mío.Erika Greenwood à Harry Styles.¿Harry Styles? El nombre tiene estilo. Espero que sea joven y que no sea un patán.Seguí con mi dedo esta vez deslizándolo a la derecha.Sala 9.¿Tendría que ir ahora? Ni una lista de instrucciones que desubicados. Miré a mi izquierda y varias de las chicas que se fijaban en la lista, cuando se encontraban se dirigían a un pasillo. A ir a ese pasillo se ha dicho. —Sala 9, sala 9, sala 9— me repetía buscando los números de las puertas —Sala 8, y sala 9— Me paré enfrente de esta.Tomé confianza, y toqué la puerta. Escuché un “Pase” detrás de esta. La voz, esa voz.Giré el picaporte y entré. Hojas apiladas en el escritorio. Cuadros universitarios. Olor a sahumerios.Pasé por completo y cerré la puerta detrás de mí. El chico de rulos detrás del escritorio miraba una tablilla y anotaba algo.Fingí una toz para que notara que estaba ahí. Al subir su mirada me quedé totalmente perpleja, los ojos verdes, su nariz, sus labios curvados en una sonrisa y los dientes blancos en una hilera. ¡Cursilerías!—Señorita… —Se paró de su asiento para saludarme. Espero que completara la frase.—Greenwood. —Las palabras salieron cómo si no las pensara, con total frialdad.¿No sabía mi nombre? ¿Qué clase de Psicólogo no sabe el nombre de la paciente?—Greenwood. —Aun así le hubiera contestado de mala manera la sonrisa no se iba de su cara, hizo un ademán con sus manos para que me sentara. De verdad la puerta y el escritorio estaban a una gran distancia.Dejé mi maleta celeste en una esquina, y me senté dónde él me había indicado. Tomó asiento nuevamente, al ver mi cara su sonrisa encantadora se fue desvaneciendo.—Tenías que dejar la maleta. —La señaló con una ceja arqueada.—Ni loca. —Respondí otra vez con frialdad.—Muy bien… —Susurró seguido de un suspiro para relajarse—. Nombre completo señorita Greenwood. —Preparó una hoja con muchos nombres.—Jane Erika Greenwood, pero señor dígame Erik. —Me acomodé en la silla con rebeldía.—Erik —Cerró los ojos para no soltar algo que no lograba saber lo que era—. No me digas señor, dime Harry. ¿Cuántos años tienes?—17.Frunció el ceño, yo retorcí una ceja.—¿Qué? —Pregunté.—Nada. —Siguió anotando—. ¿Londinense?Asentí.—Muy bien… —Me vio tensa y enojada— Déjame presentarme, soy Harry Styles, tengo 19 años, y seré tu amigo.—Cualquier Psicólogo dice eso, dejadme decirte que ya pasé por muchos y no, no serás mi amigo.Qué cruel, pero cierto. Todo los Psicólogos hablaban contigo y luego ¿Qué pasa? Fácil… Sedantes.—Ok llámame cómo tú quieras, pero yo seré el que te… —Lo interrumpí. Típica presentación.—“Escuche, apoye, y no te dejaré sola en esto. Quieras o no serás mi amiga” pero luego cuando te encariñarás conmigo te abandonaré, porque en algún momento saldrás de este manicomio, estarás sola en esto sin nadie, porque tu vida es una mierda, así será. —Lo último lo agregué yo, situación incómoda, no sabía cómo reaccionar sólo se movió en el asiento.—Erika… yo no lo haré. No soy cómo otros, los otros tal vez sean muy viejos y malvados ya que están acostumbrados. Pero déjame decirte que soy joven y apenas estoy empezando con esto, yo te ayudaré a salir del hoyo negro sin salida que estás metida… —Se acercó a mí al ver cómo las lágrimas salían, se arrodilló al lado de mi—. Seré tu soga y cada día treparas y verás la luz cuando llegues a la sima. ¿Bien?Asentí.—¿Cómo te sientes? —Tomó una silla para sentarse a mi lado.—No lo sé… —Bajé la mirada mientras más lágrimas salían de mis ojos.—¿Cómo que no lo sabes?—No estoy bien, no quería estar aquí.—Esto es diferente… dime la verdad ¿A qué temes?—A qué me encariñe con alguien y me abandonen cómo lo hicieron mis familiares y amigos. Yo… no soy fuerte.
Aquí el cap, he subido este porque es uno de los más decentes que he escrito, además no tenía ganas de buscar otro xdd. Así que espero que te guste :) Bueno me llamo Erika, pero me gusta más Agustina que es mi segundo nombre, soy Española pero la mitad de mi vida viví en Argentina, tengo 13 años, y soy escritora de nivel intermedio. Me gustó mucho cómo escribes por eso quiero formar otra novela contigo :3
Besoss!Aceptada
Perdón por la tardanza es que he estado un poco liada pero bueno... Me encanto tu capitulo, es tan ejemsmd en serio lo ame. Ya estas audicionando ¡Suerte!
EsmeraldaReina
Re: Cinderellas {Audiciones Abiertas}
No se, todavia hay pocas audicionando.fylain escribió:¿Cuando los resultados?
EsmeraldaReina
Re: Cinderellas {Audiciones Abiertas}
¡Hola!
Me llamo, Alma
de verdad que me encanta la idea de la nove y quisiera participar.
Ya te envio mi capitulo...bueno en realidad es un One Shot que cree, pero espero que también se valga, si no avísame ;) Besos...Al...
Al-Eli-Flo
Re: Cinderellas {Audiciones Abiertas}
Alma Celeste Johnson
Representante: Bridgit Mendler.
Edad: 17
Apodo: Al o Cele
Rol: La niña de papa/ Enamorada de su mejor amigo.
Chico: Louis Tomlinson.
- One Shot :
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Te Amo desde Lejos
Con mis ojos cerrados, podía sentir el frio y la soledad del parque O ¿Era la de mi corazón?; estaba segura que si no fuera por la chaqueta de cuero que traía puesta, seguramente tendría mis brazos y manos fríos. Respire profundamente, y percibí el aroma que desprendía el artículo de ropa que impedía que el que me erizara la piel, era su Olor, el de Harry. Por un momento imagine que en vez de la chaqueta eran sus tibios y fuertes brazos, y que ese viento que erizaba mi nuca era su cálido y mentolado aliento.…Te Amo Celeste…
Sus palabras regresaban a mi mente una y otra vez, haciendo que una lagrima callera por mi mejilla. Abrí mis ojos volviendo a la cruda y solitaria realidad, esa en que perdí a mi único amor, el que no sabía que tenía, hasta el día que lo perdí. Ahora estaba seguramente en un avión, lejos de mí, y yo no podía hacer nada. Todo mi ser lo extrañaba, sus abrazos, su aliento, sus caricias, sus “Te quiero”. Simplemente Todo. Aun me pregunto ¿Por qué lo deje ir?
Pero sé que lo hice por su felicidad, aunque yo no quería lo hiciese, aunque me rompiera el corazón en miles de pedazos sin vida. Porque eso es lo que se hace cuando se ama, se quiere la felicidad y el bien al otro, por encima de nuestro sufrimiento. Pero dolía, dolía y mucho.
Me pare de la banca, no quería estar ahí, ese lugar…ese lugar me llenaba de dolor y tristeza, pero a la vez de calma, porque ahí estaban todos nuestros recuerdos, desde el inicio hasta el final. Camine sin rumbo alguno, tampoco es que tuviera a donde ir, por lo cual simplemente camine, metida en mis pensamientos, hasta el grado de llegar a un lugar más que solitario, el bosque. No tenía miedo de estar aquí, no era la primera vez que venía, aunque si la segunda que venía sola, sonreí irónicamente en mi interior, porque inconscientemente había llegado a este lugar; el lugar donde hicimos esa promesa, que hasta este día fue rota.-Desde ahora,Siempre estaré junto a ti, para cuidarte-Decía el pequeño de rulos acariciando suavemente la herida que se había hecho en la rodilla, la castaña.-Lo prometes?-dijo ella con la voz todavía un poco quebrada por estar llorando.-Lo prometo-Afirmo este y beso su mejilla, como un sello de la promesa.
Desde ese día, se hicieron inseparables, por eso es que ahora ella sentía como si le hubieran arrancado un pedazo de ella, uno muy grande. Lentamente camino hasta el árbol en el que se sentaron juntos ese día, y algunos después; lo miro acariciando la corteza y se sentó, busco entre las hojas color naranja rojizo y entre la tierra hasta encontrar aquel papel de color marrón claro, ahora un poco más oscuro y roto, que sorprendente mente nunca se fue.“Celeste y Harry estuvieron aquí, y jamás se irán”
Lo acaricio con su dedo, casi como si fuere cristal, decidida a quedárselo como uno de los pocos recuerdos que le quedaban de ambos, pero al parecer el destino no quería eso, porque aquel papel se fue volando con ayuda de la brisa helada. Sonrió con dolor y tristeza, porque hasta ese papel se había ido dejándola sola de nuevo. Cerro los ojos liberando todas esas lagrimas que había guardado y dejo que fluyeran, hasta que sentido un peso casi nulo en su mano, demasiado parecido a lo que acababa de escapase de sus manos, acompañado de un calor reconfortante. Abrió de inmediato los ojos, para encontrarse con unos profundos ojos de color verde, esos que siempre comparo con esmeraldas.
-Hola Celeste-Dijo el dueño de aquellos ojos con esa sonrisa de siempre, se acercó a ella secando sus lágrimas.
-Hola…-Dijo ella casi sin aliento, dejando que más lagrimas salieran de sus ojos y se abalanzo hacia el abrazándolo-…Harry.
Última edición por Al-Eli-Flo el Dom 13 Oct 2013, 2:58 pm, editado 1 vez
Al-Eli-Flo
Re: Cinderellas {Audiciones Abiertas}
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Lenna Jay Peasley
Representante: Bridgit Mendler.
Rol: La niña de papa. / Enamorada de su mejor amigo.
Chico: Louis Tomlinson.
Aqui esta mi capitulo, espero sinceramente que te guste <3
- ¡Quiero volver a mi vida de antes!:
Lenna Skin's
Junio 22, Chicago.
Bajo de mi auto consciente de lo tarde que voy. Las manos me sudan y noto como mi ropa no está nada presentable: unos jeans desgastados, mis viejas botas cocoa y una camisilla a botones blanca. Con ninguna clase de peinado pretensioso, una trenza cae por mi espalda con mechones de cabello impidiéndome la vista.
Muevo la cabeza en círculos intentando que el dolor de cabeza desaparezca. No funciona. Saco las llaves del auto y las demás cosas. Mi teléfono esta en el asiento del copiloto y empiezo a inventar una estrategia para deshacerme de el sin dejar rastro. Luego, descarto todas, nada puede ser tan sencillo. Mi madre me desveló hablando la noche anterior acerca de cosas que no me interesan pero, eso no se le dice a Destiny Peasley a menos de que quieras ser gritada o algo peor, ella es algo temperamental e incluso diría que necesita de un psiquiatra.
Empujo la puerta del auto con mi parte trasero y escucho el fuerte sonido. Me irrita pero intento mantener un buen ánimo.
Mi celular vibra. Es un mensaje de Mathew, mi hermano (El se hace llamar Dew, dice que va más con su personalidad de artista). Hago
mi mayor esfuerzo por desbolquear la pantalla del teléfono y abro el mensaje.
'' El alcon quiere té''.
Suelto un risita exhausta, bloqueo el teléfono y en un rápido movimiento lo meto en mi bolso. ''El alcón quiere té'' Uno de los tantos códigos entre Marcus y yo, este significa: mi madre quiere hablar con alguien, tomarse un té y comer galletitas de fibra que francamente son nauseabundas.
Las puertas automáticas de la gran Inmobiliaria Paisley se abren. El aire acondicionado choca contra mi frente sudada refrescándome un poco. Saludo con una sonrisa a Rita la recepcionista y ella me manda un beso con la mano.
Presiono el botón llamando al elevador, orando literalmente para que no se tardara, con casi una hora de retardo, intento prepararme mentalmente para el regaño de mi padre; el presidente de la empresa. Aunque es mi padre, es tan estricto conmigo como con los demás empleados, por mi propia petición.
Mis brazos tiemblan por todo el peso que cargan. Escucho el Ring del ascensor al abrirse, entro con pasos cortos e inseguros y voy retrocediendo a ciegas intentando encontrar la pared del elevador. Siento un cuerpo chocar detrás mio, me espanto y doy un respingo acompañado de un pequeño grito.
''Leches'' murmuro. He tirado todas mis cosas al suelo, gracias a ese bello nerviosismo que aflora en mi siempre. Me giro intentando encontrar a la persona con la que me había chocado.
Mi yo interno salta de arriba abajo y grita, hago un pequeño silencio, luego, logro decir:
-Lo siento mucho- Le regalo una sonrisa sincera. Mis ojos se posicionan en los suyos y bajo la mirada intimidada. Un par de ojos avellana hicieron que los mios se vieran como un par de piedras en un rio; estáticos. Después de unos segundos de esa mirada trastornadora, caigo en cuenta de que mis cosas están esparcidas por el elevador.
Me inclino a recogerlas y el dios del Olimpo que tengo en frente me ayuda. Al final el las recoge todas, yo solo tengo unas cuentas hojas en las manos.
El bello espécimen que tengo enfrente se queda mirándome, pero no de la manera en que lo hacia al principio, es como si quisiera decir algo pero no puede. Yo no entiendo nada.
-¿Qué?- pregunto.
El aclara su garganta.
-Tu… tu, camisa- dice elevando la mirada hacia el techo. Yo sin entender nada, bajo la mirada hasta mi casilla blanca y… logro ver mi sosten ¡Algo que no debería pasar! Los tres primeros botones de mi camisa están libres y mis pechos lo acompañan, junto a un hermoso sosten con estampados de leopardo.
Le doy la espalda a mi compañero de ascensor, pero mis manos no sirven. Logro abotonar mi camisa, pero dudo en girarme ¡Me acaban de ver en paños menores!
Tomo valentía, me pongo a su lado- con unos 20 centimetros separándonos- y miro hacia el frente intentando encontrar un punto de referencia para distraerme.
-Ehm… gracias- digo por fín.
-No hay problema, Lenna. - dice el mirándome sin sonreír, pero tiene una mirada coqueta. Una mirada que conozco.
¿Cómo sabe mi nombre?
El silencio es algo incomodo y empiezo a mover mi pie derecho en señal de nerviosismo- uno de mis hábitos- el me mira de reojo y yo lo noto. Estoy segura de que lo he visto en algún lugar, mi mente trabaja arduamente intentado recordar, pero nada pasa.
Me siento intimidada de repente. Tengo la fea costumbre de que cuando conozco a alguien atractivo lo miro con indiscreción, pero justo en este momento la costumbre desaparece. Nunca se me había hecho tan lento un viaje en el elevador. Presiono las carpetas contra mi pecho e intento lucir tranquila, pero no creo lograrlo. Muerdo mi labio inferior y el movimiento del pie no se detiene.
-¿Qué?- giro mi cabeza para encontrarme con su mirada.- ¿Aun se me ve el sostén?- digo en un tono desesperado.
El se rie.
-No, no, no se te ve nada.
-Oh, si, bueno, gracias. – hago una pausa - ¿Qué me miras entonces?
El elevador se detiene y siento como el aire vuelve a mi cuerpo. Salgo rápidamente sin mirar atrás directo a mi oficina, pero pensando aun en su respuesta. Antes, saludo a Marie; la secretaria de mi padre y pregunto si ya el está en su oficina.
-Si, Lenna, pero no llegará a la reunión de las ocho asi que estaras sola.- dice ella sonriéndome pícaramente pero yo no entiendo su expresión. Asiento con la cabeza y me despido.
Abro la puerta y lanzo todo lo que tenía en mis manos en la gran mesa de dibujo del lado derecho. Me despojo de mis zapatos, desabotono mis jeans y me recuesto en el sofá intentando recuperar un poco la cordura. Seguramente los ojos de aquel ángel estarían todo el dia en mi mente.
Después de cinco minutos de descanso, me siento detrás de mi escritorio, tomo el espejo que tenía en uno de los cajones y con temor me mire en él. Estoy hecha un desastre, tenga un par de ojeras más oscuras que la noche, los labios algo resecos y mechones de cabello saliendo por todos lados.
Alguien llama a la puerta con insistencia, predigo que es Oliver; mi mejor amigo por su poco prudente forma de tocar la puerta.
-Lenna, estas ¡ho-rri-ble!- chilla mi mejor amigo. Acierto en mi predicción.
Oliver Rainmood es un chico de cabello negro, facciones delicadas y buena actitud. Gay por naturaleza. Tiene un sexy mostacho. Es diseñador de interiores. Ama ponerse sobreros y vestirse bien, incluso diría que se viste mejor que yo. Compulsivo por las compras, creo que nunca lo he visto con la misma ropa dos veces.
Nos conocimos en una fiesta de la empresa, resulta que él trabajaba aquí ya hace mucho pero yo jamás me había topado con el. Ese día mi actual novio; Weasley derramo algo de vino sobre mi vestido, Oliver me siguió al baño e hizo que la mancha no se notara tanto. Trabaja un piso bajo al mio. Por eso es que no entiendo cómo fue que me vio llegar.
-Gracias por recalcar lo obvio – digo levantándome de mi asiento- ¿Cómo supiste que llegue?
-Esas ojeras tuyas se notan de aquí a la luna ¿¡Que te paso?!- dice tocando su pecho dramáticamente. ¡No, no me respondas! Necesito arreglarte. ¡No puedes presentarte asi ante el señor Hamilton!
Si se preguntan quien es el ''Señor Hamilton'' lamento decirles que, no puedo responder a su pregunta. Solo se cosas muy parciales de él:
1. Es hombre (de ahí viene lo de ''Señor'')
2. Tiene dinero.
3. Nadie menciona su nombre (o por lo menos yo jamás lo he escuchado)
Todos en la oficina han hablado de él la última semana, no he logrado escuchar algún comentario diferente a ''Está forrado en plata'' ''¿Estará casado? '' ''¿Y si no le interesa invertir en mi proyecto?'' ''¿Será gay? Este último fue hecho por Oliver, recuerdo que lo hizo mientras almorzábamos la semana pasada. Todos en el comedor estallaron en carcajadas, yo no. No entendía nada.
Oliver trabaja arduamente. ''Un poco de labial por aquí, ríme por aca, una blusa con escote y en tu cama lo tendrás'' canturrea el mientras me arregla el cabello. Ahora, se dirige hacia el mini closet de mi baño y busca algo de ropa. Una falda color salmon con un moño del mismo color, con una blusa de manda larga de encaje blanca, tacos altos blancos y algunos accesorios.
-¡Voila!- dice Oliver presumiendo de su francés.
Me dirijo al baño y quedo sorprendida. Me siento totalmente conforme y salgo con una sonrisa en el rostro.
-Oye, Oli…y a todas estas…- me surge una pregunta importante- ¿Qué fue eso de ''Presentarte asi ante el señor Hamilton?
-Si, nena. Tu padre no vino hoy y el te dejo a cargo a ti.- Abro mis ojos lo mas que puedo y lo miro con incredulidad. ¿Yo Lenna Jay Peasley exponiendo ante, ante alguien? ¿¡ Qué se creen!?
-¿¡Q-que!?- tartamudeo- ¡Oliver yo no puedo!- digo sentándome pesadamente en el sofá de mi despacho. Pongo mi cabeza entre mis manos y ahí viene de nuevo el tic- ¡Tu lo sabes!
-Lenna…- lo miro y empiezo a negar con la cabeza. Estoy a punto de llorar, ser tan sentimental en ocasiones no es bueno. Además a mi edad- No, no, no, cariño no vayas a llorar.
Eso fue como si Oliver hubiese abierto un regalo, y el regalo eran mis lagrimas. Lagrimas por montones. Tengo un terrible miedo escénico, no le hablo a multitudes, ni siquiera soy capaz de llamar por teléfono a pedir arroz chino ¡Mucho menos esto! Bah, es una sola persona pero es el Señor Hamilton, o sea, quien quiera que sea es alguien importante. ¿Y si me desmayo? ¿Y si tartamudeo? ¿Y si lloro?
Tomo mi teléfono y marco nerviosamente el número de mi padre. No contesta. El lo tenía todo planeado.
Gruño.
-Lenna, tu solo tienes que decir ''Buenos días, Señor Hamilton, yo soy Lenna Peasley'' te aseguro que si dices eso, el miedo se ira, entraras en mas confianza y todo saldrá genial ¡Tal vez el elija tu proyecto!- dice Oliver con entusiasmo.
-¿Me aseguras que todo saldrá bien?- Le pregunto a Oliver. El asiente con una sonrisa en el rostro pero sé que esta mintiendo, no se lo digo porque tal vez yo tambien quiera creerme que todo saldrá bien.
Oliver me hecha otro poco de maquillaje, intentando desparecer cualquier rastro de lágrimas. Miro mi reloj de pulsera. 7:50 am, es tiempo.
Camino con determinación hasta la sala de conferencias, siento que todo el mundo me mira pero no soy capaz de mirarlos a ellos. Justo antes de entrar, bajo mi falda y hecho mi cabello hacia atrás, tomo mucho aire y entro.
No hay nadie, suelto el aire.
Pongo las diapositivas y empiezo a repetir mentalmente ''Buenos días, Señor Hamilton, yo soy Lenna Peasley'' una y otra vez, durante diez minutos hasta que de repente las dos puertas blancas se abren y el Señor Hamilton entra.
Mi boca se abre ante la sorpresa de ver que el Señor Hamilton era… el chico/señor del ascensor.
El tomo asiento justo en la cabecera de la mesa y mesa con una sonrisa tentadora. Mi pie hace su movimiento habitual y creo que voy a llorar. Antes de hacerlo abro la boca y digo:
-Buenos días, S- señor Peasley, yo soy Lenna Hamilton.- el suelta un risa sonora y se queda con una sonrisa en el rostro. Yo, frunzo el seño, no entiendo nada. Repaso los hechos y como por arte de magia ya estoy hecha un tomate.
Voy a llorar.
Mi labio inferior tiembla, lo muerdo y siento la necesidad de salir corriendo. El Señor Hamilton hace un puchero. Me causa gracia y seco una lagrima que estaba a punto de salir.
-¿Te parece si empezamos de nuevo?- dice el comprensivo. Agradezco al cielo por ese gesto. Asiento con la cabeza y le doy una media sonrisa. Suspiro y empiezo.
-Y-yo soy Lenna Peasley y tengo el gusto de presentarle…- y como un flash aparece en mi mente, la imagen de Dallas, Dallas Hamilton.
Y derrepente me doy cuenta de que es él.
Dallas el niño raro. Dallas el feo. Dallas sin dientes. Dallas el gracioso. Dallas el valiente. Dallas es Dallas.
- ¿D-Dallas?- pregunto un poco insegura. El sonríe mostrándome toda su perfecta dentadura y me dice:
-Hola, Lenna.- sigue sonriendo, asi que instintivamente yo lo hago.
No se porque, pero siento de nuevo unas inmensas ganas de llorar.
-¿Q-Que? ¿Pero que haces aquí?- pregunto aun de frente a el.
-Regresé y quería visitarte. Esto era una buena escusa- sonrio abiertamente y siento que mis piernas flaquean asi que me siento.
Con el vivi buena parte de mi niñez, fuimos grandes amigos aunque el fuese 3 años mayor que yo, era muy simpatico conmigo. Cuando yo tenia once y el catorce sus padres decidieron irse de Chicago y se mudaron a New York por negocios y todo eso. Vivimos tantas cosas juntos que eso me produce ganas de llorar.
-Sigues siendo una llorona- dice acercándose una sillas mas a la mia.
-Solo un poco…- Miento descaradamente.
Mi mirada se posa en sus hermosos ojos y doy gracias al cielo por haber creado a tan hermoso ser.
Como yo lo recuerdo, Dallas era de baja estatura, cabello castaño un poco largo, grandes pestañas, algo torpe, muy gracioso. Ahora es casi igual, solo que ahora es mas alto que yo (siempre lo ha sido) el cabello castaño es un poco mas oscuro, tiene barba y no quiero admitirlo pero es… atractivo.
Me levanto de la sila y estoy dispuesta a seguir con mi exposición, son cuatro proyectos los cuales yo tengo que exponer. Rogando porque elija el mio.
Su teléfono suena. Lo saca con cuidado del bolsillo, contesta y empieza a hablar. Impacientemente me siento de nuevo, esperando a que el termine la llamada. Oliver tenia razón cuando entras en conianza todo se vuelve mas fácil, aunque no estoy totalmente segura de si esto es verdaderamente fácil, me explico; tengo que exponer cuatro proyectos, tres de los cuales no son míos, en frente de alguien que por alguna extraña razón me pone nerviosa –será esa mirada que tiene-, debo estar completamente segura de convencerlo porque sino financia ningún proyecto me cuelgan, literalmente.
-Lenna- interrumpe mis pensamientos- debo irme.- me pongo mas nerviosa aun. No se si es porque no quiero que se vaya o porque quiero que se vaya. Para mi bien personal acepto mas conveniente la segunda opción.
-¿Qué? No, no, no he terminado… ni siquiera he empezado- digo mirándolo suplicante. El se rie.
-¿Qué te parece si cenamos hoy?- y asi como si nada lo suelta.
-¡Si! Digo ¡No!
-Vamos Lenna, es solo una cena. Yo hablaré con tu padre y arreglaré otra cita.
-No, yo no lo sé… es que…- quiero ir, en verdad quiero ir. Pero algo llamado ''El alcón'' me lo impide.
A mama jamás le agrado Dallas, no creo que lo vaya a hacer ahora, además ella por alguna extraña razón y de una forma que desconozco sabe todo lo que hago.
-Te recojo en tu departamento a las ocho en punto.- dice Dallas saliendo de la oficina- y ponte ese sostén de leopardo. Me gusta.- me guiña un ojo y se va.
--
Me presento...Mi nombre es Valentina Jordan soy de Colombia, tengo 16 y en serio me gustaría participar, me encanto tu idea ¡Espero poder participar... !
Eso es todo, chau <3
Valen.
Re: Cinderellas {Audiciones Abiertas}
¡Ostras! ¡Lo siento muchisimo! ¿Que le pasó? ¿Cuanto tiempo creen los medicos que estará en coma? Dios, esto me ha pillado por sorpresa...no me lo esperaba para nada O.O
fylain
Re: Cinderellas {Audiciones Abiertas}
Oh, claro. Espero que se recupere muy pronto. :c Lo siento muchísimo. Por favor, ¿Nos podrías ir informando de como está Esme? Gracias. c:
Muchos ánimos.
Muchos ánimos.
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