Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
EL BESO DE LA NOCHE - LIAM Y ____
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 14 de 36. • Comparte
Página 14 de 36. • 1 ... 8 ... 13, 14, 15 ... 25 ... 36
Re: EL BESO DE LA NOCHE - LIAM Y ____
HOLA MIS NIÑAS OERDON LA DEMORA PERO ESTOY SALIENDO DE SEGUNDOS PARCIALES Y TENGO DOS PROYECTO QUE ENTREGAR PARA FINAL DE SEMESTRE TON HE ESTADO MUY OCUPADITA PERO YA ME VOY A ADELANTAR EN LA NOVE GRACIAS POR SU PACIENCIA Y POR NO ABANDONARME YA LES SUBO CAPSS
issadanger
Re: EL BESO DE LA NOCHE - LIAM Y ____
Capitulo 5 Parte 2
Así que Liam cambió de tema.
—¿Algún Daimon en el club? –le preguntó a Dante.
Dante negó con la cabeza.
—Pero Corbin está dentro. Llegó hace una hora. Dijo que esta noche estaba aburrida. Hace demasiado frío en la calle para los Daimons.
Liam asintió ante la mención de la Cazadora Oscura que también estaba asignada al área. Entonces no podría quedarse mucho rato, no al menos hasta que Corbin estuviera lista para partir.
Adentrándose, se acercó a saludarla.
No había banda sobre el escenario esta noche. En su lugar, un DJ pasaba una música de ópera fuerte que recordaba vagamente que Chris había llamado Goth Metal.
El club estaba oscuro, y había luces estroboscópicas encendidas. Causaba estragos a su vista de Cazador Oscuro, y era un intento de parte de Dante de mantener al mínimo las interferencias de los Cazadores Oscuros mientras estuviesen en el club. Liam sacó sus anteojos de sol y se los puso para aliviar un poco el dolor que le causaba.
La gente bailaba en la pista, olvidados de todo lo que los rodeaba.
—Saludos.
Se sobresaltó ante el sonido de la voz de Corbin en su oído. La mujer tenía el poder de manejar el tiempo y la tele-transportación. Vivía para sorprender a la gente, andando a hurtadillas junto a ellos.
Él se dio vuelta para ver a la pelirroja extremadamente atractiva que estaba detrás de él. Alta, grácil y mortal, Corbin había sido una reina griega en su vida como humana. Aún poseía ese majestuoso porte, y una mirada de semejante supremacía altanera que podía hacer sentir a cualquiera como si debiesen lavarse las manos antes de tocarla.
Había muerto intentando salvar a su país de la invasión de una tribu bárbara que era, sin dudas, los antepasados de su propia gente.
—Hola, Binny –le dijo, llamándola por un sobrenombre que sólo permitía que usaran unos pocos elegidos.
Ella le puso una mano sobre el hombro.
—¿Estás bien? Te ves cansado.
—Estoy bien.
—No lo sé. Quizás debería enviar a Sara para que reemplace a Chris algunos días y se ocupe de ti.
Liam cubrió la mano de Corbin con la suya, regocijado por su preocupación.
Sara Addams era su Escudera.
—Eso es todo lo que necesito. Una Escudera que no puede recordar que se supone que debe servirme.
—Oh, sí —dijo Corbin, frunciendo la nariz—. Olvidé esa inconveniencia.
—No te preocupes. No es por Chris. Es sólo que no he podido dormir bien.
—Lamento oír eso.
Liam se percató de que varios Weres los miraban fijamente.
—Creo que los estamos poniendo nerviosos.
Ella rió mientras echaba un vistazo por el club.
—Tal vez. Pero mi dinero dice que ellos sienten lo que hago.
—¿Lo cual es?
—Algo va a suceder aquí esta noche. Por eso es que vine. ¿No lo sientes, también?
—No tengo ese poder.
—Agradécelo, entonces, porque es una porquería. —Corbin se apartó unos pasos de él—. Pero como estás aquí, saldré a tomar un poco de aire fresco y te dejaré el club a ti. No quiero que mis poderes sean drenados.
—Hasta luego, entonces.
Ella asintió y desapareció en un destello. Liam sólo esperaba que ningún humano la hubiera visto hacer eso.
Caminó a través del club sintiéndose extraño, indiferente. No sabía porqué estaba allí. Era tan estúpido.
Él también podría irse.
Dándose vuelta, se quedó petrificado…
_______ se había sentido tan rara estando en el Inferno esta noche. Su mente regresaba una y otra vez a la noche anterior. Hasta Kat sentía su incomodidad.
Había dos voces luchando en su cabeza. Una que le decía que se fuera inmediatamente, y otra diciéndole que se quedara.
Estaba comenzando a temer que estuviese esquizofrénica o algo así.
Michelle y Tom se acercaron a ellas.
—Hey, chicas, odio dejarlas plantadas, pero Tom y yo nos vamos a algún sitio tranquilo a conversar, ¿está bien?
______ les sonrió.
—Seguro. Diviértanse —En cuanto se fueron, miró a Kat—. No hay necesidad de que nos quedemos, ¿eh?
—¿Estás segura de que quieres irte?
—Sí, creo que sí.
_______ se levantó de la silla y tomó su cartera. Mientras se ponía el abrigo no prestó atención a nada, hasta que chocó con alguien que estaba quieto como una pared.
—Oh, lo lamen… —sus palabras se detuvieron cuando miró unos diez centímetros hacia arriba y se encontró con el rostro que había rondado sus sueños.
¡Era él!
Ella conocía cada centímetro de ese sólido y espléndido cuerpo masculino en el sentido bíblico.
—¿Liam?
Liam quedó estupefacto más allá de lo comprensible cuando escuchó su nombre en los labios de ella.
—¿Me conoces?
Un atractivo rubor coloreó su rostro y fue entonces que él lo supo…
No habían sido sueños.
Ella comenzó a alejarse de él.
—_____, espera.
_______ se quedó helada al escuchar su nombre en los labios de él.
Él sabía su nombre…
“¡Corre!” Sonó como la voz de su madre en su cabeza, pero la orden fue ahogada por la parte de ella que no quería apartarse de él.
Él estiró la mano hacia ella.
______ no podía respirar mientras lo miraba fijamente, deseando su contacto. Su verdadero contacto.
Antes de poder detenerse, se estiró hacia él.
Justo cuando estaba a punto de tocarlo, un resplandor sobre el hombro de Liam le llamó la atención.
Miró más allá de él y se encontró con que una extraña imagen parecida a un espejo aparecía en la pista de baile. Del medio de la misma salió un hombre que era la encarnación del mal.
Medía al menos dos metros diez, vestía de negro y con el corto cabello color ébano que enmarcaba el rostro de la perfección. Era tan apuesto como Liam. Y al igual que Liam, llevaba un par de anteojos de sol oscuros. El único color que llevaba era un brillante sol amarillo con un dragón negro en el centro, pintado en el frente de su chaqueta de motociclista.
A pesar de su cabello negro, era un Daimon. Lo sabía, con cada instinto Apolita que poseía. Y además, fue seguido a través de la apertura por más Daimons. Los cuales eran todos rubios y vestían de negro.
Exudaban una atracción y virilidades inhumanas. Más que nada, exudaban una precisión mortal.
No estaban aquí para alimentarse. Estaban aquí para matar.
Dio un paso atrás con un jadeo.
Liam giró para ver qué había sobresaltado a ____. Sintió que se le aflojaba la mandíbula mientras veía a los Daimons salir de un bolt-hole en el centro del club.
Dante llegó corriendo del frente en forma humana, y se transformó en pantera mientras corría. Antes de que pudiera acercarse, el Daimon de cabello oscuro lanzó un rayo divino directo hacia él.
El Katagaria cayó al suelo con un grito mientras el rayo eléctricamente cargado lo transformaba de pantera a humano nuevamente.
El bar se enloqueció.
—¡Escuden mentalmente a los humanos! –gritó el DJ por el intercomunicador, alertando a los Katagaria que estaban presentes de que los humanos necesitaban ser reunidos y sus recuerdos de la noche debían ser reorganizados y/o purgados, como hacían rutinariamente cada vez que algo “extraño” sucedía en su club.
Más que nada, los humanos necesitaban ser protegidos.
Los Daimons se abrieron en abanico, rodeando el club y atacando a cualquier Katagaria que se acercara a ellos.
Liam se lanzó a través de la multitud para atacar.
Atrapó al Daimon que tenía una coleta rubia y lo hizo girar. El Daimon saltó hacia atrás, apartándose de su alcance.
—Esta no es tu guerra, Cazador Oscuro.
Liam extrajo dos de sus largas dagas de adentro de las botas.
—Me parece que sí lo es.
Atacó, pero para su asombro, el Daimon se movió como un rayo. Cada movimiento que Liam hacía para atacar era contrarrestado y devuelto.
Mierda. Jamás en su vida había visto que los Daimons se movieran así.
—¿Qué eres? –le preguntó Liam.
El Daimon rubio rió.
—Somos Spathis, Cazador Oscuro. Somos lo único que es verdaderamente mortal en la oscuridad de la noche. Mientras que tú… —dio una repugnante mirada al cuerpo de Liam—. Tú eres sólo un simulador.
El Daimon lo tomó del cuello y lo tiró al piso. Liam se tumbó con fuerza. Perdió el aliento con un violento woof mientras los cuchillos volaban de sus manos.
El Daimon saltó encima suyo, aporreándolo como si fuese un bebé indefenso.
Así que Liam cambió de tema.
—¿Algún Daimon en el club? –le preguntó a Dante.
Dante negó con la cabeza.
—Pero Corbin está dentro. Llegó hace una hora. Dijo que esta noche estaba aburrida. Hace demasiado frío en la calle para los Daimons.
Liam asintió ante la mención de la Cazadora Oscura que también estaba asignada al área. Entonces no podría quedarse mucho rato, no al menos hasta que Corbin estuviera lista para partir.
Adentrándose, se acercó a saludarla.
No había banda sobre el escenario esta noche. En su lugar, un DJ pasaba una música de ópera fuerte que recordaba vagamente que Chris había llamado Goth Metal.
El club estaba oscuro, y había luces estroboscópicas encendidas. Causaba estragos a su vista de Cazador Oscuro, y era un intento de parte de Dante de mantener al mínimo las interferencias de los Cazadores Oscuros mientras estuviesen en el club. Liam sacó sus anteojos de sol y se los puso para aliviar un poco el dolor que le causaba.
La gente bailaba en la pista, olvidados de todo lo que los rodeaba.
—Saludos.
Se sobresaltó ante el sonido de la voz de Corbin en su oído. La mujer tenía el poder de manejar el tiempo y la tele-transportación. Vivía para sorprender a la gente, andando a hurtadillas junto a ellos.
Él se dio vuelta para ver a la pelirroja extremadamente atractiva que estaba detrás de él. Alta, grácil y mortal, Corbin había sido una reina griega en su vida como humana. Aún poseía ese majestuoso porte, y una mirada de semejante supremacía altanera que podía hacer sentir a cualquiera como si debiesen lavarse las manos antes de tocarla.
Había muerto intentando salvar a su país de la invasión de una tribu bárbara que era, sin dudas, los antepasados de su propia gente.
—Hola, Binny –le dijo, llamándola por un sobrenombre que sólo permitía que usaran unos pocos elegidos.
Ella le puso una mano sobre el hombro.
—¿Estás bien? Te ves cansado.
—Estoy bien.
—No lo sé. Quizás debería enviar a Sara para que reemplace a Chris algunos días y se ocupe de ti.
Liam cubrió la mano de Corbin con la suya, regocijado por su preocupación.
Sara Addams era su Escudera.
—Eso es todo lo que necesito. Una Escudera que no puede recordar que se supone que debe servirme.
—Oh, sí —dijo Corbin, frunciendo la nariz—. Olvidé esa inconveniencia.
—No te preocupes. No es por Chris. Es sólo que no he podido dormir bien.
—Lamento oír eso.
Liam se percató de que varios Weres los miraban fijamente.
—Creo que los estamos poniendo nerviosos.
Ella rió mientras echaba un vistazo por el club.
—Tal vez. Pero mi dinero dice que ellos sienten lo que hago.
—¿Lo cual es?
—Algo va a suceder aquí esta noche. Por eso es que vine. ¿No lo sientes, también?
—No tengo ese poder.
—Agradécelo, entonces, porque es una porquería. —Corbin se apartó unos pasos de él—. Pero como estás aquí, saldré a tomar un poco de aire fresco y te dejaré el club a ti. No quiero que mis poderes sean drenados.
—Hasta luego, entonces.
Ella asintió y desapareció en un destello. Liam sólo esperaba que ningún humano la hubiera visto hacer eso.
Caminó a través del club sintiéndose extraño, indiferente. No sabía porqué estaba allí. Era tan estúpido.
Él también podría irse.
Dándose vuelta, se quedó petrificado…
_______ se había sentido tan rara estando en el Inferno esta noche. Su mente regresaba una y otra vez a la noche anterior. Hasta Kat sentía su incomodidad.
Había dos voces luchando en su cabeza. Una que le decía que se fuera inmediatamente, y otra diciéndole que se quedara.
Estaba comenzando a temer que estuviese esquizofrénica o algo así.
Michelle y Tom se acercaron a ellas.
—Hey, chicas, odio dejarlas plantadas, pero Tom y yo nos vamos a algún sitio tranquilo a conversar, ¿está bien?
______ les sonrió.
—Seguro. Diviértanse —En cuanto se fueron, miró a Kat—. No hay necesidad de que nos quedemos, ¿eh?
—¿Estás segura de que quieres irte?
—Sí, creo que sí.
_______ se levantó de la silla y tomó su cartera. Mientras se ponía el abrigo no prestó atención a nada, hasta que chocó con alguien que estaba quieto como una pared.
—Oh, lo lamen… —sus palabras se detuvieron cuando miró unos diez centímetros hacia arriba y se encontró con el rostro que había rondado sus sueños.
¡Era él!
Ella conocía cada centímetro de ese sólido y espléndido cuerpo masculino en el sentido bíblico.
—¿Liam?
Liam quedó estupefacto más allá de lo comprensible cuando escuchó su nombre en los labios de ella.
—¿Me conoces?
Un atractivo rubor coloreó su rostro y fue entonces que él lo supo…
No habían sido sueños.
Ella comenzó a alejarse de él.
—_____, espera.
_______ se quedó helada al escuchar su nombre en los labios de él.
Él sabía su nombre…
“¡Corre!” Sonó como la voz de su madre en su cabeza, pero la orden fue ahogada por la parte de ella que no quería apartarse de él.
Él estiró la mano hacia ella.
______ no podía respirar mientras lo miraba fijamente, deseando su contacto. Su verdadero contacto.
Antes de poder detenerse, se estiró hacia él.
Justo cuando estaba a punto de tocarlo, un resplandor sobre el hombro de Liam le llamó la atención.
Miró más allá de él y se encontró con que una extraña imagen parecida a un espejo aparecía en la pista de baile. Del medio de la misma salió un hombre que era la encarnación del mal.
Medía al menos dos metros diez, vestía de negro y con el corto cabello color ébano que enmarcaba el rostro de la perfección. Era tan apuesto como Liam. Y al igual que Liam, llevaba un par de anteojos de sol oscuros. El único color que llevaba era un brillante sol amarillo con un dragón negro en el centro, pintado en el frente de su chaqueta de motociclista.
A pesar de su cabello negro, era un Daimon. Lo sabía, con cada instinto Apolita que poseía. Y además, fue seguido a través de la apertura por más Daimons. Los cuales eran todos rubios y vestían de negro.
Exudaban una atracción y virilidades inhumanas. Más que nada, exudaban una precisión mortal.
No estaban aquí para alimentarse. Estaban aquí para matar.
Dio un paso atrás con un jadeo.
Liam giró para ver qué había sobresaltado a ____. Sintió que se le aflojaba la mandíbula mientras veía a los Daimons salir de un bolt-hole en el centro del club.
Dante llegó corriendo del frente en forma humana, y se transformó en pantera mientras corría. Antes de que pudiera acercarse, el Daimon de cabello oscuro lanzó un rayo divino directo hacia él.
El Katagaria cayó al suelo con un grito mientras el rayo eléctricamente cargado lo transformaba de pantera a humano nuevamente.
El bar se enloqueció.
—¡Escuden mentalmente a los humanos! –gritó el DJ por el intercomunicador, alertando a los Katagaria que estaban presentes de que los humanos necesitaban ser reunidos y sus recuerdos de la noche debían ser reorganizados y/o purgados, como hacían rutinariamente cada vez que algo “extraño” sucedía en su club.
Más que nada, los humanos necesitaban ser protegidos.
Los Daimons se abrieron en abanico, rodeando el club y atacando a cualquier Katagaria que se acercara a ellos.
Liam se lanzó a través de la multitud para atacar.
Atrapó al Daimon que tenía una coleta rubia y lo hizo girar. El Daimon saltó hacia atrás, apartándose de su alcance.
—Esta no es tu guerra, Cazador Oscuro.
Liam extrajo dos de sus largas dagas de adentro de las botas.
—Me parece que sí lo es.
Atacó, pero para su asombro, el Daimon se movió como un rayo. Cada movimiento que Liam hacía para atacar era contrarrestado y devuelto.
Mierda. Jamás en su vida había visto que los Daimons se movieran así.
—¿Qué eres? –le preguntó Liam.
El Daimon rubio rió.
—Somos Spathis, Cazador Oscuro. Somos lo único que es verdaderamente mortal en la oscuridad de la noche. Mientras que tú… —dio una repugnante mirada al cuerpo de Liam—. Tú eres sólo un simulador.
El Daimon lo tomó del cuello y lo tiró al piso. Liam se tumbó con fuerza. Perdió el aliento con un violento woof mientras los cuchillos volaban de sus manos.
El Daimon saltó encima suyo, aporreándolo como si fuese un bebé indefenso.
issadanger
Re: EL BESO DE LA NOCHE - LIAM Y ____
Capitulo 5 Parte 3
Liam se lo quitó de encima, pero fue difícil. Había peleas por todo el lugar mientras los Were-Hunters libraban combate con los Daimons.
Preocupado por _______, miró y la encontró escondida con una mujer rubia en un rincón lejano.
Tenía que sacarla de ahí.
El Daimon con el que estaba luchando miró hacia donde Liam había observado.
—Padre —gritó—La heredera —. Señaló directamente a ______.
Liam tomó ventaja de su distracción y pateó al Daimon.
Como una unidad cohesiva, los Spathi abandonaron a sus oponentes y saltaron desde sus lugares al sitio donde _______ y la mujer rubia estaban escondidas.
Literalmente cayeron del cielo y aterrizaron en formación.
Liam corrió hacia ellas, pero antes de que pudiera alcanzar a las mujeres, la rubia que estaba acuclillada con _______ se puso de pie.
El líder Daimon se quedó helado instantáneamente.
La rubia estiró los brazos como para mantener alejados a los Daimons de _______. De repente, un viento de origen desconocido azotó el club.
Los Daimons quedaron petrificados.
Otra brillante puerta se abrió en la pista de baile.
—Es la laminas –dijo con desprecio el Daimon que había estado peleando con Liam.
Giró hacia la mujer rubia y la miró con rabia.
Con los rostros enfurecidos, los Spathi desarmaron la formación y caminaron uno por uno de regreso a través de la puerta.
Excepto el líder.
Con una mirada sin titubeos, observó furiosamente a la mujer rubia.
—Esto no ha terminado —gruñó.
Ella no se movió ni retrocedió. Era como si estuviese hecha de piedra. O en un coma.
El líder Daimon dio la vuelta, y caminó lentamente a través del portal. Desapareció en el instante en que lo atravesó.
—¿Kat? –preguntó _______ mientras se ponía de pie.
La mujer rubia se tambaleó hacia atrás.
—Oh, dios, pensé que estaba muerta —susurró Kat, con el cuerpo temblando—. ¿Los viste? —______ asintió mientras Liam se les unía—. ¿Qué eran? –preguntó Kat.
—Daimons Spathi —susurró _______. Miró incrédula a su acompañante—. ¿Qué les hiciste?
—Nada –dijo Kat, con una expresión inocente—. Simplemente me paré ahí. Tú me viste. ¿Por qué se fueron?
Liam miró a Kat sospechosamente. No había razón para que se fueran. Habían estado ganando la pelea.
Por primera vez en su vida, en realidad había sentido una duda momentánea sobre su habilidad para derrotarlos.
Corbin se acercó a ellos.
—¿Atrapaste a alguno? —Liam negó con la cabeza, preguntándose cuándo había regresado Corbin. Ni siquiera se había dado cuenta del desgaste de sus poderes, pero dado el modo en que los Spathis estaban pateando su trasero, no era nada raro. Corbin se frotó el hombro como si estuviera lastimada por la pelea—. Yo tampoco.
El impacto de esa declaración no pasó desapercibido para ninguno de ellos.
Los dos giraron hacia ______.
—¿Venían por ti? –preguntó Liam. _____ se veía extremadamente incómoda—. Ocúpate de Dante y su equipo –le dijo a Corbin—. Yo me ocupo de esto. —Corbin se fue mientras Liam regresaba a las mujeres—. ¿Cómo puedes recordarme? —Pero la respuesta era tan obvia que ya lo sabía—. Eres Apolita, ¿verdad?
Era seguro que no era una Were-Hunter. Tenían un aura inconfundible.
_______ dejó caer la mirada al piso mientras susurraba:
—Mitad.
Él maldijo. Ya le parecía.
—¿Entonces tú eres la heredera Apolita que tienen que matar para terminar con su maldición?
—Sí.
—¿Es por eso que has estado jodiendo mis sueños? ¿Pensaste que iba a protegerte?
Ofendida, ella lo abarcó con una mirada furibunda.
—No he estado haciéndote nada, compañero. Eres tú quien ha estado viniendo a mí.
Oh, ésa era buena.
—Sí, claro. Bueno, no funcionó. Mi trabajo es matar a los de tu especie, no protegerte. Estás sola, princesa.
Él giró y se alejó con un paso impresionante.
______ estaba atormentada entre el deseo de golpearlo y llorar.
En lugar de eso, fue detrás de él y lo hizo detener.
—Que conste que no te necesito a ti ni a nadie más para que me proteja, y lo último que haría sería pedirle al Satanás de mi gente que me ayudara. No eres más que un asesino y ni un poquito mejor que los Daimons a los que cazas. Al menos ellos aún tienen sus almas.
Con el rostro endurecido, Liam liberó el brazo de su agarre y partió.
_____ quería gritar por el modo en que habían salido las cosas. Y fue entonces cuando se dio cuenta de que una parte de ella en realidad había comenzado a gustar de él. Había sido tan tierno en sus sueños.
Amable.
Y ahí quedaba la idea de preguntarle sobre su gente. No era el mismo hombre con el que había soñado. En carne y hueso era horrible. ¡Horrible!
Miró alrededor del club donde las mesas habían sido volcadas, y los Katagaria estaban intentando ordenar el lío.
En qué pesadilla se había convertido todo esto.
—Vamos –dijo Kat—. Vayamos a casa antes de que esos Daimons regresen.
Sí, ella quería irse a casa. Quería olvidar que esta noche había ocurrido, y si Liam venía a ella esta noche…
Bueno, si pensaba que los Spathis eran duros con él, no había visto nada.
Stryker dejó a sus hombres en el salón y fue a ver a Apollymi. Era el único Spathi que tenía permitido estar en su presencia.
Su templo era el edificio más grande de todo Kalosis. El mármol negro resplandecía incluso con la débil luz de su infierno. Adentro, el templo estaba custodiado por un par de violentos ceredons (criaturas con cabeza de perro, cuerpo de dragón, y cola de escorpión). Los dos le gruñeron, pero se mantuvieron alejados. Habían aprendido mucho tiempo atrás que Stryker era uno de los cuatro seres que la Destructora permitía que se le acercaran.
Encontró a su madre en su sala de estar con dos de sus demonios Carontes flanqueando su sillón. Xedrix, su propio guardia personal, estaba a su derecha. Su piel era color azul marino, sus ojos de un vibrante amarillo. Cuernos negros sobresalían de su azul cabello y sus alas eran de un oscuro rojo sangre. Estaba parado, inmóvil, con una mano cerca al hombro de la Destructora.
El otro demonio era de una orden menor, pero por alguna razón, su madre prefería a Sabina. Ella tenía largo cabello verde que complementaba su piel amarilla. Sus ojos eran del mismo color que el cabello, y sus cuernos y alas eran de un extraño tono de anaranjado.
Los demonios lo observaban de cerca, pero no se movieron ni hablaron mientras su madre estaba sentada, como perdida en sus pensamientos.
Las ventanas estaban abiertas y daban hacia un jardín donde sólo crecían flores negras, en memoria de su hermano muerto. El otro hijo de la Destructora había perecido indescriptiblemente siglos atrás, y hasta este día ella lloraba su muerte.
Así como se regocijaba con la vida continuada de Stryker.
Su largo cabello rubio plateado caía a su alrededor en perfectas ondas. Aunque era más antigua que el tiempo, Apollymi tenía el rostro de una hermosa joven de veinticinco años. Su vestido de gasa negra se entremezclaba con el negro de su sillón, dificultando ver dónde terminaba uno y empezaba otro.
Estaba inmóvil mientras miraba hacia afuera, aferrando un almohadón de satén negro sobre su falda.
—Están intentando liberarme.
Él se detuvo ante sus palabras.
—¿Quién?
—Esos estúpidos griegos. Piensan que me pondré de su lado por gratitud –rió amargamente.
Stryker sonrió irónicamente ante la sola idea. Su madre odiaba fervorosamente al panteón griego.
—¿Tendrán éxito?
—No. El Elekti los detendrá. Como siempre hace.
Ella giró la cabeza para mirarlo. Sus pálidos, pálidos ojos no tenían color. El hielo brillaba en sus pestañas, y su translúcida piel era iridiscente, otorgándole una apariencia frágil y delicada. Pero no había nada frágil acerca de la Destructora.
Ella era, tal como su nombre lo declaraba, destrucción. Había consignado a cada miembro de su familia al reino de muerte del cual jamás regresarían.
Su poder era absoluto y era sólo por la traición que había terminado aprisionada aquí en Kalosis, desde donde podía observar el mundo humano, pero no participar en él. Stryker y sus compañeros Daimons podían usar las aberturas astrales para ir y venir de este reino, pero ella no.
No hasta que el sello de la Atlántida fuese destruido, y Stryker no tenía idea de cómo hacerlo. Apollymi jamás se lo había revelado.
—¿Por qué no asesinaste a la heredera? –le preguntó.
—La Abadonna abrió el portal.
Nuevamente su madre estaba tan quieta que no parecía real. Luego de varios segundos, ella rió. El sonido era suave y gentil, sonando a través del aire como música.
—Muy bien, Artemisa –dijo en voz alta—. Estás aprendiendo. Pero no va a salvarte a ti ni a ese despreciable hermano tuyo al que proteges. –Se levantó del sillón, depositó el almohadón, y caminó hacia Stryker—. ¿Te lastimaron, m'gios?
Siempre sentía un arrebato de calidez cuando ella se refería a él como su hijo.
—No.
Xedrix se movió para susurrar en el oído de la Destructora.
—No –dijo en voz alta—. La Abadonna no será tocada. Tiene lealtades divididas y no tomaré ventaja de su bondadosa naturaleza, a diferencia de algunas diosas que puedo mencionar. Ella es inocente en esto, y no la castigaré por eso. —La Destructora tamborileó dos dedos contra su mentón—. La pregunta es, ¿qué está planeando esa arpía de Artemisa? –Cerró los ojos—.
Liam se lo quitó de encima, pero fue difícil. Había peleas por todo el lugar mientras los Were-Hunters libraban combate con los Daimons.
Preocupado por _______, miró y la encontró escondida con una mujer rubia en un rincón lejano.
Tenía que sacarla de ahí.
El Daimon con el que estaba luchando miró hacia donde Liam había observado.
—Padre —gritó—La heredera —. Señaló directamente a ______.
Liam tomó ventaja de su distracción y pateó al Daimon.
Como una unidad cohesiva, los Spathi abandonaron a sus oponentes y saltaron desde sus lugares al sitio donde _______ y la mujer rubia estaban escondidas.
Literalmente cayeron del cielo y aterrizaron en formación.
Liam corrió hacia ellas, pero antes de que pudiera alcanzar a las mujeres, la rubia que estaba acuclillada con _______ se puso de pie.
El líder Daimon se quedó helado instantáneamente.
La rubia estiró los brazos como para mantener alejados a los Daimons de _______. De repente, un viento de origen desconocido azotó el club.
Los Daimons quedaron petrificados.
Otra brillante puerta se abrió en la pista de baile.
—Es la laminas –dijo con desprecio el Daimon que había estado peleando con Liam.
Giró hacia la mujer rubia y la miró con rabia.
Con los rostros enfurecidos, los Spathi desarmaron la formación y caminaron uno por uno de regreso a través de la puerta.
Excepto el líder.
Con una mirada sin titubeos, observó furiosamente a la mujer rubia.
—Esto no ha terminado —gruñó.
Ella no se movió ni retrocedió. Era como si estuviese hecha de piedra. O en un coma.
El líder Daimon dio la vuelta, y caminó lentamente a través del portal. Desapareció en el instante en que lo atravesó.
—¿Kat? –preguntó _______ mientras se ponía de pie.
La mujer rubia se tambaleó hacia atrás.
—Oh, dios, pensé que estaba muerta —susurró Kat, con el cuerpo temblando—. ¿Los viste? —______ asintió mientras Liam se les unía—. ¿Qué eran? –preguntó Kat.
—Daimons Spathi —susurró _______. Miró incrédula a su acompañante—. ¿Qué les hiciste?
—Nada –dijo Kat, con una expresión inocente—. Simplemente me paré ahí. Tú me viste. ¿Por qué se fueron?
Liam miró a Kat sospechosamente. No había razón para que se fueran. Habían estado ganando la pelea.
Por primera vez en su vida, en realidad había sentido una duda momentánea sobre su habilidad para derrotarlos.
Corbin se acercó a ellos.
—¿Atrapaste a alguno? —Liam negó con la cabeza, preguntándose cuándo había regresado Corbin. Ni siquiera se había dado cuenta del desgaste de sus poderes, pero dado el modo en que los Spathis estaban pateando su trasero, no era nada raro. Corbin se frotó el hombro como si estuviera lastimada por la pelea—. Yo tampoco.
El impacto de esa declaración no pasó desapercibido para ninguno de ellos.
Los dos giraron hacia ______.
—¿Venían por ti? –preguntó Liam. _____ se veía extremadamente incómoda—. Ocúpate de Dante y su equipo –le dijo a Corbin—. Yo me ocupo de esto. —Corbin se fue mientras Liam regresaba a las mujeres—. ¿Cómo puedes recordarme? —Pero la respuesta era tan obvia que ya lo sabía—. Eres Apolita, ¿verdad?
Era seguro que no era una Were-Hunter. Tenían un aura inconfundible.
_______ dejó caer la mirada al piso mientras susurraba:
—Mitad.
Él maldijo. Ya le parecía.
—¿Entonces tú eres la heredera Apolita que tienen que matar para terminar con su maldición?
—Sí.
—¿Es por eso que has estado jodiendo mis sueños? ¿Pensaste que iba a protegerte?
Ofendida, ella lo abarcó con una mirada furibunda.
—No he estado haciéndote nada, compañero. Eres tú quien ha estado viniendo a mí.
Oh, ésa era buena.
—Sí, claro. Bueno, no funcionó. Mi trabajo es matar a los de tu especie, no protegerte. Estás sola, princesa.
Él giró y se alejó con un paso impresionante.
______ estaba atormentada entre el deseo de golpearlo y llorar.
En lugar de eso, fue detrás de él y lo hizo detener.
—Que conste que no te necesito a ti ni a nadie más para que me proteja, y lo último que haría sería pedirle al Satanás de mi gente que me ayudara. No eres más que un asesino y ni un poquito mejor que los Daimons a los que cazas. Al menos ellos aún tienen sus almas.
Con el rostro endurecido, Liam liberó el brazo de su agarre y partió.
_____ quería gritar por el modo en que habían salido las cosas. Y fue entonces cuando se dio cuenta de que una parte de ella en realidad había comenzado a gustar de él. Había sido tan tierno en sus sueños.
Amable.
Y ahí quedaba la idea de preguntarle sobre su gente. No era el mismo hombre con el que había soñado. En carne y hueso era horrible. ¡Horrible!
Miró alrededor del club donde las mesas habían sido volcadas, y los Katagaria estaban intentando ordenar el lío.
En qué pesadilla se había convertido todo esto.
—Vamos –dijo Kat—. Vayamos a casa antes de que esos Daimons regresen.
Sí, ella quería irse a casa. Quería olvidar que esta noche había ocurrido, y si Liam venía a ella esta noche…
Bueno, si pensaba que los Spathis eran duros con él, no había visto nada.
Stryker dejó a sus hombres en el salón y fue a ver a Apollymi. Era el único Spathi que tenía permitido estar en su presencia.
Su templo era el edificio más grande de todo Kalosis. El mármol negro resplandecía incluso con la débil luz de su infierno. Adentro, el templo estaba custodiado por un par de violentos ceredons (criaturas con cabeza de perro, cuerpo de dragón, y cola de escorpión). Los dos le gruñeron, pero se mantuvieron alejados. Habían aprendido mucho tiempo atrás que Stryker era uno de los cuatro seres que la Destructora permitía que se le acercaran.
Encontró a su madre en su sala de estar con dos de sus demonios Carontes flanqueando su sillón. Xedrix, su propio guardia personal, estaba a su derecha. Su piel era color azul marino, sus ojos de un vibrante amarillo. Cuernos negros sobresalían de su azul cabello y sus alas eran de un oscuro rojo sangre. Estaba parado, inmóvil, con una mano cerca al hombro de la Destructora.
El otro demonio era de una orden menor, pero por alguna razón, su madre prefería a Sabina. Ella tenía largo cabello verde que complementaba su piel amarilla. Sus ojos eran del mismo color que el cabello, y sus cuernos y alas eran de un extraño tono de anaranjado.
Los demonios lo observaban de cerca, pero no se movieron ni hablaron mientras su madre estaba sentada, como perdida en sus pensamientos.
Las ventanas estaban abiertas y daban hacia un jardín donde sólo crecían flores negras, en memoria de su hermano muerto. El otro hijo de la Destructora había perecido indescriptiblemente siglos atrás, y hasta este día ella lloraba su muerte.
Así como se regocijaba con la vida continuada de Stryker.
Su largo cabello rubio plateado caía a su alrededor en perfectas ondas. Aunque era más antigua que el tiempo, Apollymi tenía el rostro de una hermosa joven de veinticinco años. Su vestido de gasa negra se entremezclaba con el negro de su sillón, dificultando ver dónde terminaba uno y empezaba otro.
Estaba inmóvil mientras miraba hacia afuera, aferrando un almohadón de satén negro sobre su falda.
—Están intentando liberarme.
Él se detuvo ante sus palabras.
—¿Quién?
—Esos estúpidos griegos. Piensan que me pondré de su lado por gratitud –rió amargamente.
Stryker sonrió irónicamente ante la sola idea. Su madre odiaba fervorosamente al panteón griego.
—¿Tendrán éxito?
—No. El Elekti los detendrá. Como siempre hace.
Ella giró la cabeza para mirarlo. Sus pálidos, pálidos ojos no tenían color. El hielo brillaba en sus pestañas, y su translúcida piel era iridiscente, otorgándole una apariencia frágil y delicada. Pero no había nada frágil acerca de la Destructora.
Ella era, tal como su nombre lo declaraba, destrucción. Había consignado a cada miembro de su familia al reino de muerte del cual jamás regresarían.
Su poder era absoluto y era sólo por la traición que había terminado aprisionada aquí en Kalosis, desde donde podía observar el mundo humano, pero no participar en él. Stryker y sus compañeros Daimons podían usar las aberturas astrales para ir y venir de este reino, pero ella no.
No hasta que el sello de la Atlántida fuese destruido, y Stryker no tenía idea de cómo hacerlo. Apollymi jamás se lo había revelado.
—¿Por qué no asesinaste a la heredera? –le preguntó.
—La Abadonna abrió el portal.
Nuevamente su madre estaba tan quieta que no parecía real. Luego de varios segundos, ella rió. El sonido era suave y gentil, sonando a través del aire como música.
—Muy bien, Artemisa –dijo en voz alta—. Estás aprendiendo. Pero no va a salvarte a ti ni a ese despreciable hermano tuyo al que proteges. –Se levantó del sillón, depositó el almohadón, y caminó hacia Stryker—. ¿Te lastimaron, m'gios?
Siempre sentía un arrebato de calidez cuando ella se refería a él como su hijo.
—No.
Xedrix se movió para susurrar en el oído de la Destructora.
—No –dijo en voz alta—. La Abadonna no será tocada. Tiene lealtades divididas y no tomaré ventaja de su bondadosa naturaleza, a diferencia de algunas diosas que puedo mencionar. Ella es inocente en esto, y no la castigaré por eso. —La Destructora tamborileó dos dedos contra su mentón—. La pregunta es, ¿qué está planeando esa arpía de Artemisa? –Cerró los ojos—.
issadanger
Re: EL BESO DE LA NOCHE - LIAM Y ____
Capitulo 5 Parte 4
Katra –susurró, llamando a la Abadonna. Luego de algunos segundos, Apollymi dejó escapar un sonido disgustado—. Se rehúsa a contestar… Bien –dijo en un tono que Stryker sabía que podía trascender este reino y ser escuchada por Katra—. Protege a la heredera de Artemisa y de Apolo si debes hacerlo. Pero ahora no puedes detenerme. Nadie puede hacerlo. –Le dio la espalda a Stryker—. Tendremos que separar a Katra de la heredera.
—¿Cómo? Si la Abadonna continúa abriendo el portal, estamos indefensos. Sabes que debemos atravesarlo cada vez que se abre.
La Destructora rió nuevamente.
—La vida es un juego de ajedrez, Strykerius, ¿aún no has aprendido eso? Cuando te mueves para proteger a los peones, dejas a la reina abierta al ataque.
—¿Y con eso quieres decir…?
—La Abadonna no puede estar en todos lados al mismo tiempo. Si no puedes acercarte a la heredera, entonces ataca otra cosa que a la Abadonna le importe.
Él sonrió.
—Estaba esperando que dijeras eso.
Katra –susurró, llamando a la Abadonna. Luego de algunos segundos, Apollymi dejó escapar un sonido disgustado—. Se rehúsa a contestar… Bien –dijo en un tono que Stryker sabía que podía trascender este reino y ser escuchada por Katra—. Protege a la heredera de Artemisa y de Apolo si debes hacerlo. Pero ahora no puedes detenerme. Nadie puede hacerlo. –Le dio la espalda a Stryker—. Tendremos que separar a Katra de la heredera.
—¿Cómo? Si la Abadonna continúa abriendo el portal, estamos indefensos. Sabes que debemos atravesarlo cada vez que se abre.
La Destructora rió nuevamente.
—La vida es un juego de ajedrez, Strykerius, ¿aún no has aprendido eso? Cuando te mueves para proteger a los peones, dejas a la reina abierta al ataque.
—¿Y con eso quieres decir…?
—La Abadonna no puede estar en todos lados al mismo tiempo. Si no puedes acercarte a la heredera, entonces ataca otra cosa que a la Abadonna le importe.
Él sonrió.
—Estaba esperando que dijeras eso.
issadanger
Re: EL BESO DE LA NOCHE - LIAM Y ____
CAPITULO 6
______ estaba tan enojada que no sabía qué hacer. En realidad, sí lo sabía. Pero eso incluía tener a Liam atado en una habitación y ella con una enorme escoba en las manos para golpearlo.
¡O mejor aún, un palo con espinas!
Desdichadamente, necesitaría más que Kat y ella para atar al insoportable patán.
Mientras Kat conducía de regreso a su apartamento, luchó contra las ganas de gritar y denostar al imbécil que tenía la misma cantidad de compasión que un puerro.
No se había percatado de cuánto se había abierto al Liam de sus sueños. Cuánto le había dado de sí misma. Jamás había sido el tipo de mujer que confiara en alguien, menos que menos en un hombre. Y aún así lo había acogido en su corazón y en su cuerpo.
Cuánto más…
Detuvo su silenciosa perorata mientras sus pensamientos cambiaban de rumbo.
Esperen…
Él también recordaba sus sueños.
La había acusado de intentar…
—¿Por qué no pensé en eso mientras estábamos en el club? –preguntó ______ en voz alta.
—¿Pensar en qué?
Miró a Kat, cuyo rostro estaba iluminado por la luz del tablero.
—¿Recuerdas lo que Liam dijo en el bar? Me recordó de sus sueños y yo lo recordé de los míos. ¿Crees que nuestros sueños podrían ser reales?
—¿Liam estaba en el bar? –Preguntó Kat mientras fruncía el ceño mirando a ______—. ¿El Cazador Oscuro con el que has estado soñando estaba allí esta noche? ¿Cuándo?
—¿No lo viste? – Replicó ______—. Vino directo hacia nosotras después de la pelea y me gritó por ser Apolita.
—La única persona que se acercó a nosotras fue el Daimon.
______ abrió la boca para corregirla, pero entonces recordó lo que Liam había dicho acerca de que la gente lo olvidaba. Por dios, lo que sea que fuese había hecho que su guardaespaldas también se olvidara completamente de él.
—Está bien –dijo, intentando nuevamente—. Olvida que Liam estuvo ahí y regresemos a la otra pregunta. ¿Crees que los sueños pueden haber sido reales? ¿Quizás una especie de conciencia alterna o algo así?
Kat resopló.
—Cinco años atrás no creía que los vampiros fueran reales. Me has demostrado lo contrario. Querida, considerando tú extraña vida, diría que casi cualquier cosa es posible.
Cierto.
—Sí, pero nunca escuché de nadie que pudiera hacer esto.
—No lo sé. ¿Recuerdas eso que vimos hoy temprano en línea acerca de los Cazadores de Sueños? Pueden infiltrarse en los sueños. ¿Crees que puedan tener algo que ver con esto?
—No lo sé. Tal vez. Pero el sitio de cazador-de-sueños.com decía que ellos mismos se infiltraban en los sueños. No había nada allí sobre que reunieran a dos personas en un sueño.
—Sí, pero si son dioses del sueño, es evidente que podrían reunir a dos personas en su propio territorio.
—¿Qué estás diciendo, Kat?
—Sólo estoy diciendo que quizás conoces a Liam mejor de lo que crees. Quizás cada sueño que has tenido con él ha sido real.
Liam no tenía ningún destino en mente mientras conducía por St. Paul. En lo único que podía concentrarse era en ______ y la traición que sentía.
—Ya me parecía –refunfuñó. Todo este tiempo y cuando finalmente encontraba una mujer adecuada que lo recordara resultaba ser una Apolita; el único tipo de mujer con la que estaba completamente prohibido que interactuara—. Soy un idiota.
Su teléfono sonó. Liam lo tomó y atendió.
—¿Qué sucedió?
Se sobresaltó al oír la voz fuertemente acentuada de Joseph Parthenopaeus del otro lado. Cada vez que Joe se enojaba realmente, revertía a su acento Atlante.
Liam decidió hacerse el desentendido.
—¿Qué?
—Acabo de recibir una llamada de Dante sobre el ataque de esta noche en su club. ¿Qué sucedió exactamente?
Liam dejó escapar un suspiro cansado.
—No lo sé. Se abrió un bolt-hole y de él salió un grupo de Daimons. A propósito, su líder tenía cabello negro. No pensé que eso fuera posible.
—No es su color natural de cabello. Confía en mí. Stryker descubrió a L'Oreal algún tiempo atrás.
Liam se apartó de la ruta mientras ese bocado lo traspasaba como un cuchillo en llamas.
—¿Conoces a ese tipo?
Joseph no respondió.
—Necesito que tú y Corbin se aparten de Stryker y sus hombres.
Hubo algo en el tono de Jospeh que hizo que la sangre de Liam se congelara. Si no supiera lo que debía hacer, juraría que había oído una verdadera advertencia.
—Es sólo un Daimon, Joe.
—No lo es, y no viene a alimentarse como los demás.
—¿Qué quieres decir?
—Es una larga historia. Mira, no puedo irme de Nueva Orleáns ahora mismo. Tengo suficiente mierda con la que lidiar aquí, y probablemente es la razón por la que Stryker está sacando sus porquerías ahora. Sabe que estoy distraído.
—Sí, bueno, no te preocupes por eso. Aún no he conocido a un Daimon del que no pueda encargarme.
Joseph hizo un sonido de desacuerdo.
—Adivina de nuevo, hermanito. Acabas de conocer a uno y, confía en mí, no es parecido a ningún otro que hayas conocido antes. Hace que Desiderius parezca un hámster.
Liam se recostó en el asiento mientras el tráfico corría junto a él. Definitivamente había algo más que lo que Jospeh estaba revelando. Por supuesto, el tipo era bueno para eso. Joseph guardaba secretos de todos los Cazadores Oscuros y jamás revelaba ninguna información personal sobre sí mismo.
Enigmático, engreído y poderoso, Joseph era el más viejo de los Cazadores Oscuros y a quien todos recurrían en busca de información y consejos. Durante dos mil años, Joseph había luchado solo contra los Daimons, sin otros Cazadores Oscuros. Diablos, el hombre había existido desde antes de que los Daimons fueran creados.
Ash sabía cosas que ellos sólo podían imaginar. Y ahora mismo, Liam necesitaba algunas respuestas.
—¿Cómo es que sabes tanto acerca de este y no sabías mucho de Desiderius? –preguntó Liam.
Como esperaba, Joe no respondió.
—Las panteras dijeron que estuviste con una mujer esta noche. ______ Peters.
—¿También la conoces?
Nuevamente, Joe ignoró la pregunta.
—Necesito que la protejas.
—Mierda –dijo Liam bruscamente, enojado por el hecho de que ya se sentía usado por ella. Lo último que deseaba era darle otra oportunidad de entretenerse con su mente. Jamás le había gustado que alguien jugara con él, y luego del modo en que Morginne lo había usado y traicionado, lo último que necesitaba era a otra mujer que lo jodiera para obtener lo que deseaba—. Ella es Apolita.
—Sé lo que es, y debe ser protegida a toda costa.
—¿Por qué?
Para su asombro, Joseph en realidad le contestó.
—Porque ella tiene el destino del mundo en sus manos, Liam. Si la matan, los Daimons van a ser el menor de nuestros problemas.
Eso no era lo que quería escuchar esta noche.
Liam le gruñó a Joe.
—Realmente odio cuando dices cosas así. –Se quedó callado mientras se le ocurría otra idea—. Si ella es tan importante, ¿por qué no estás tú aquí custodiándola?
—Principalmente porque esto no es Buffy y no hay una sola Puerta del Infierno que proteger. Estoy metido hasta los codos en este Armagedon aquí en Nueva Orleáns y ni siquiera yo puedo estar físicamente en dos sitios al mismo tiempo. Ella es tu responsabilidad, Liam. No me decepciones —Contra su opinión, Liam escuchó que Joe le daba la dirección de ______—. Y, ¿Liam?
—¿Sí?
—¿Alguna vez has notado que la salvación, al igual que las llaves del auto, generalmente suelen estar donde y cuando menos lo esperas?
Frunció el ceño ante las esotéricas palabras de Joe. El tipo era realmente, realmente raro.
______ estaba tan enojada que no sabía qué hacer. En realidad, sí lo sabía. Pero eso incluía tener a Liam atado en una habitación y ella con una enorme escoba en las manos para golpearlo.
¡O mejor aún, un palo con espinas!
Desdichadamente, necesitaría más que Kat y ella para atar al insoportable patán.
Mientras Kat conducía de regreso a su apartamento, luchó contra las ganas de gritar y denostar al imbécil que tenía la misma cantidad de compasión que un puerro.
No se había percatado de cuánto se había abierto al Liam de sus sueños. Cuánto le había dado de sí misma. Jamás había sido el tipo de mujer que confiara en alguien, menos que menos en un hombre. Y aún así lo había acogido en su corazón y en su cuerpo.
Cuánto más…
Detuvo su silenciosa perorata mientras sus pensamientos cambiaban de rumbo.
Esperen…
Él también recordaba sus sueños.
La había acusado de intentar…
—¿Por qué no pensé en eso mientras estábamos en el club? –preguntó ______ en voz alta.
—¿Pensar en qué?
Miró a Kat, cuyo rostro estaba iluminado por la luz del tablero.
—¿Recuerdas lo que Liam dijo en el bar? Me recordó de sus sueños y yo lo recordé de los míos. ¿Crees que nuestros sueños podrían ser reales?
—¿Liam estaba en el bar? –Preguntó Kat mientras fruncía el ceño mirando a ______—. ¿El Cazador Oscuro con el que has estado soñando estaba allí esta noche? ¿Cuándo?
—¿No lo viste? – Replicó ______—. Vino directo hacia nosotras después de la pelea y me gritó por ser Apolita.
—La única persona que se acercó a nosotras fue el Daimon.
______ abrió la boca para corregirla, pero entonces recordó lo que Liam había dicho acerca de que la gente lo olvidaba. Por dios, lo que sea que fuese había hecho que su guardaespaldas también se olvidara completamente de él.
—Está bien –dijo, intentando nuevamente—. Olvida que Liam estuvo ahí y regresemos a la otra pregunta. ¿Crees que los sueños pueden haber sido reales? ¿Quizás una especie de conciencia alterna o algo así?
Kat resopló.
—Cinco años atrás no creía que los vampiros fueran reales. Me has demostrado lo contrario. Querida, considerando tú extraña vida, diría que casi cualquier cosa es posible.
Cierto.
—Sí, pero nunca escuché de nadie que pudiera hacer esto.
—No lo sé. ¿Recuerdas eso que vimos hoy temprano en línea acerca de los Cazadores de Sueños? Pueden infiltrarse en los sueños. ¿Crees que puedan tener algo que ver con esto?
—No lo sé. Tal vez. Pero el sitio de cazador-de-sueños.com decía que ellos mismos se infiltraban en los sueños. No había nada allí sobre que reunieran a dos personas en un sueño.
—Sí, pero si son dioses del sueño, es evidente que podrían reunir a dos personas en su propio territorio.
—¿Qué estás diciendo, Kat?
—Sólo estoy diciendo que quizás conoces a Liam mejor de lo que crees. Quizás cada sueño que has tenido con él ha sido real.
Liam no tenía ningún destino en mente mientras conducía por St. Paul. En lo único que podía concentrarse era en ______ y la traición que sentía.
—Ya me parecía –refunfuñó. Todo este tiempo y cuando finalmente encontraba una mujer adecuada que lo recordara resultaba ser una Apolita; el único tipo de mujer con la que estaba completamente prohibido que interactuara—. Soy un idiota.
Su teléfono sonó. Liam lo tomó y atendió.
—¿Qué sucedió?
Se sobresaltó al oír la voz fuertemente acentuada de Joseph Parthenopaeus del otro lado. Cada vez que Joe se enojaba realmente, revertía a su acento Atlante.
Liam decidió hacerse el desentendido.
—¿Qué?
—Acabo de recibir una llamada de Dante sobre el ataque de esta noche en su club. ¿Qué sucedió exactamente?
Liam dejó escapar un suspiro cansado.
—No lo sé. Se abrió un bolt-hole y de él salió un grupo de Daimons. A propósito, su líder tenía cabello negro. No pensé que eso fuera posible.
—No es su color natural de cabello. Confía en mí. Stryker descubrió a L'Oreal algún tiempo atrás.
Liam se apartó de la ruta mientras ese bocado lo traspasaba como un cuchillo en llamas.
—¿Conoces a ese tipo?
Joseph no respondió.
—Necesito que tú y Corbin se aparten de Stryker y sus hombres.
Hubo algo en el tono de Jospeh que hizo que la sangre de Liam se congelara. Si no supiera lo que debía hacer, juraría que había oído una verdadera advertencia.
—Es sólo un Daimon, Joe.
—No lo es, y no viene a alimentarse como los demás.
—¿Qué quieres decir?
—Es una larga historia. Mira, no puedo irme de Nueva Orleáns ahora mismo. Tengo suficiente mierda con la que lidiar aquí, y probablemente es la razón por la que Stryker está sacando sus porquerías ahora. Sabe que estoy distraído.
—Sí, bueno, no te preocupes por eso. Aún no he conocido a un Daimon del que no pueda encargarme.
Joseph hizo un sonido de desacuerdo.
—Adivina de nuevo, hermanito. Acabas de conocer a uno y, confía en mí, no es parecido a ningún otro que hayas conocido antes. Hace que Desiderius parezca un hámster.
Liam se recostó en el asiento mientras el tráfico corría junto a él. Definitivamente había algo más que lo que Jospeh estaba revelando. Por supuesto, el tipo era bueno para eso. Joseph guardaba secretos de todos los Cazadores Oscuros y jamás revelaba ninguna información personal sobre sí mismo.
Enigmático, engreído y poderoso, Joseph era el más viejo de los Cazadores Oscuros y a quien todos recurrían en busca de información y consejos. Durante dos mil años, Joseph había luchado solo contra los Daimons, sin otros Cazadores Oscuros. Diablos, el hombre había existido desde antes de que los Daimons fueran creados.
Ash sabía cosas que ellos sólo podían imaginar. Y ahora mismo, Liam necesitaba algunas respuestas.
—¿Cómo es que sabes tanto acerca de este y no sabías mucho de Desiderius? –preguntó Liam.
Como esperaba, Joe no respondió.
—Las panteras dijeron que estuviste con una mujer esta noche. ______ Peters.
—¿También la conoces?
Nuevamente, Joe ignoró la pregunta.
—Necesito que la protejas.
—Mierda –dijo Liam bruscamente, enojado por el hecho de que ya se sentía usado por ella. Lo último que deseaba era darle otra oportunidad de entretenerse con su mente. Jamás le había gustado que alguien jugara con él, y luego del modo en que Morginne lo había usado y traicionado, lo último que necesitaba era a otra mujer que lo jodiera para obtener lo que deseaba—. Ella es Apolita.
—Sé lo que es, y debe ser protegida a toda costa.
—¿Por qué?
Para su asombro, Joseph en realidad le contestó.
—Porque ella tiene el destino del mundo en sus manos, Liam. Si la matan, los Daimons van a ser el menor de nuestros problemas.
Eso no era lo que quería escuchar esta noche.
Liam le gruñó a Joe.
—Realmente odio cuando dices cosas así. –Se quedó callado mientras se le ocurría otra idea—. Si ella es tan importante, ¿por qué no estás tú aquí custodiándola?
—Principalmente porque esto no es Buffy y no hay una sola Puerta del Infierno que proteger. Estoy metido hasta los codos en este Armagedon aquí en Nueva Orleáns y ni siquiera yo puedo estar físicamente en dos sitios al mismo tiempo. Ella es tu responsabilidad, Liam. No me decepciones —Contra su opinión, Liam escuchó que Joe le daba la dirección de ______—. Y, ¿Liam?
—¿Sí?
—¿Alguna vez has notado que la salvación, al igual que las llaves del auto, generalmente suelen estar donde y cuando menos lo esperas?
Frunció el ceño ante las esotéricas palabras de Joe. El tipo era realmente, realmente raro.
issadanger
Re: EL BESO DE LA NOCHE - LIAM Y ____
Capitulo 6 Parte 2
—¿Qué diablos significa eso?
—Ya lo verás. —Joe colgó.
—Realmente odio cuando juega al Oráculo –dijo con los dientes apretados mientras daba vuelta su SUV y se encaminaba a lo de _______.
Esto apestaba. Lo último que deseaba era estar cerca de una mujer que lo había seducido tan completamente.
Una mujer a la que sabía que jamás podría tocar en carne y hueso. Que sería un error aún mayor del que ya había cometido. Ella era Apolita. Y por los últimos mil doscientos años, él había pasado su vida persiguiendo a su especie y matándolos.
Y aún así la mujer lo atraía de un modo que lo desgarraba.
¿Qué iba a hacer? ¿Cómo podía sostener su código como Cazador Oscuro y mantenerse alejado de ella cuando todo lo que verdaderamente deseaba hacer era tomarla en sus brazos y saber si ella sabía tan bien en la vida real como en sus sueños…?
Kat registró todo el apartamento antes de permitir que ______ cerrara la puerta con llave.
—¿Por qué estás tan nerviosa? – Preguntó _____—. Derrotamos a los Daimons.
—Tal vez –dijo Kat—. Es sólo que sigo escuchando la voz de ese tipo en mi cabeza, diciéndome que esto no ha terminado. Creo que nuestros amigos regresarán. Muy pronto.
El nerviosismo de _______ volvió con venganza. Habían estado demasiado cerca esta noche. El simple hecho de que Kat se hubiese rehusado a dejarlas luchar contra los Daimons y en lugar de eso hubiese optado por esconderse en un rincón del bar le demostraba qué tan peligrosos eran estos hombres.
Aún no estaba segura de porqué Kat las había apartado de ellos.
Ninguna de ellas se encogía de miedo ante nada ni nadie.
No hasta ahora.
—Entonces, ¿qué deberíamos hacer? –preguntó ______.
Kat pasó las tres trabas de la puerta y sacó su arma de la cartera.
—Poner la cabeza entre las piernas y dar el beso de despedida a nuestros traseros.
_______ estaba sorprendida por esas inesperadas palabras.
—¿Perdón?
—Nada. —Kat le ofreció una sonrisa alentadora que no llegó a sus ojos—. Haré una llamada, ¿está bien?
—Seguro.
_____fue a su habitación, e hizo su mejor intento para no recordar la noche en que su madre había muerto. Había tenido una mala sensación en la boca del estómago todo el día. Igual que ahora.
No estaba a salvo. Ningún Daimon la había atacado del modo en que lo habían hecho esta noche.
Los Daimons del club no habían aparecido para alimentarse o para divertirse. Estaban especialmente entrenados y habían aparecido como si hubiesen sabido exactamente dónde estaba ella.
Quién era ella.
¿Pero cómo?
¿Podrían encontrarla incluso ahora?
Se llenó de terror. Fue hacia el vestidor y abrió el primer cajón. Dentro del mismo había un pequeño arsenal de armas, incluyendo la daga, de la gente de su madre, que le había sido entregada.
_____ no sabía cuánta gente tenía una daga como manta de seguridad, pero por otro lado, tampoco había muchas personas que hubiesen crecido del modo en que ella había crecido.
Aseguró la vaina a su cintura y la escondió en la base de la espina dorsal. Su muerte podría ser inminente en un par de meses, pero no tenía intención de morir un día antes de lo que correspondía.
Golpearon la puerta del frente.
Cuidadosamente, salió de la habitación y entró al living, esperando ver a Kat allí, también curiosa acerca de su inesperado visitante.
Pero no estaba allí.
—¿Kat? –la llamó, dando un paso dentro del dormitorio de su guardaespaldas. Nadie respondió—. ¿Kat?
Los golpes continuaron, más exigentes que antes.
Ya asustada, fue al cuarto de Kat y abrió la puerta. La habitación estaba vacía. Completamente. No había señales de que Kat hubiera estado allí alguna vez.
Su corazón martilleó. Quizás Kat había salido a buscar algo al auto y se hubiese quedado afuera sin llave.
Regresó a la puerta.
—Kat, ¿eres tú?
—Sí, déjame entrar.
______ rió nerviosamente ante su estúpida conducta y abrió la puerta de par en par.
No era Kat quien estaba afuera.
El Daimon de cabello oscuro le sonrió.
—¿Me extrañaste, princesa? –dijo con una voz idéntica a la de Kat.
No podía creerlo. No podía ser real. Este tipo de cosas pasaban en las películas, no en la vida real.
—¿Qué eres, el maldito Terminator?
—No –dijo él calmadamente, con su propia voz—. Soy el Presagio, quien simplemente está preparando el camino para la Destructora.
Se estiró hacia ella.
______ dio un paso atrás. Él no podía entrar a la casa sin ser invitado. Buscando detrás de ella extrajo la daga y le cortó el brazo.
Él se echó para atrás con un siseo.
______ giró cuando vio a alguien detrás de ella.
Era otro Daimon. Lo golpeó en el pecho con su daga.
Él se evaporó en una nube negro-dorada.
Otra sombra le pasó al lado.
Girando, pateó a Stryker, pero él no salió completamente por la puerta. En lugar de eso, sólo la bloqueó más.
—Eres rápida –dijo mientras su brazo se curaba instantáneamente ante los ojos de ______—. Lo reconozco.
—No sabes ni la mitad.
Los Daimons se le acercaron por todos lados. ¿Cómo diablos habían entrado a su hogar? Pero no tenía tiempo para pensar en eso. Ahora mismo, en lo único que podía concentrarse era en sobrevivir.
Le dio un rodillazo al siguiente Daimon que se le acercó y alejó a otro. Stryker se mantuvo apartado, como si la pelea lo entretuviese.
Otro Daimon, con una larga coleta rubia, atacó. _______ lo lanzó por el aire. Cuando iba a apuñalarlo, Stryker apareció de la nada para sostenerle el brazo.
—Nadie ataca a Urian.
Ella chilló mientras él arrancaba la daga de su mano. _______ se movió para golpearlo, pero en el instante en que sus miradas se encontraron, todos sus pensamientos se dispersaron.
Los ojos de Stryker se volvieron de un extraño y arremolinado plateado. Se movieron en una hipnótica danza que la mantuvo hechizada y convirtió sus pensamientos en gachas de avena.
Toda su lucha interna se desvaneció instantáneamente. Una sonrisa traviesa y seductora curvó los labios de Stryker.
—¿Ves lo sencillo que es cuando no te resistes?
Ella sintió su respiración sobre la garganta.
Una fuerza invisible inclinó su cabeza a un costado para darle acceso a Stryker a su cuello, y a la palpitante arteria carótida que ella podía sentir latiendo violentamente por el miedo.
Por dentro, _______ se estaba gritando a sí misma que debía luchar.
Su cuerpo se rehusaba a obedecer.
La risa de Stryker retumbó un momento antes de que hundiera sus largos dientes en el cuello de _____. Ella siseó mientras el dolor la atravesaba.
—¿Interrumpo?
______ sólo podía reconocer vagamente la voz de Liam a través de la adormecida confusión de su mente.
Algo apartó bruscamente a Stryker de ella. Pasaron unos pocos segundos antes de que se diera cuenta de que era Liam quien estaba golpeando al Daimon.
Liam la tomó rápidamente en sus brazos y corrió con ella. _______ apenas podía evitar que su cabeza pendiera hacia atrás mientras él se dirigía al enorme Expedition verde oscuro y la tiraba dentro.
En el instante en que Liam estuvo en el auto, algo los golpeó fuertemente. De la oscuridad apareció un dragón negro y enorme sobre el capó.
—Déjala salir y tú puedes seguir con vida –dijo el dragón con la voz de Stryker.
Liam respondió poniendo su SUV en marcha atrás y acelerándolo a fondo. Giró el volante y la bestia salió volando.
El dragón dio un chillido y les lanzó una ráfaga de fuego. Liam siguió adelante. El dragón huyó y saltó sobre ellos, luego se arqueó hacia arriba, muy arriba hacia el cielo, antes de desvanecerse en una brillante nube de oro.
—¿Qué diablos era eso? –preguntó Laim.
—Él es Apostolos –murmuró ______ mientras luchaba por salir de su aturdimiento—. Es el hijo de la Destructora Atlante y dios por derecho propio. Estamos jodidos.
Liam dejó escapar un sonido indignado.
—Sí, bueno, no dejo que nadie me joda sin antes haberme besado, y como no hay ni siquiera una mínima posibilidad en el mundo de que bese a ese bastardo, no estamos jodidos.
Pero cuando su Expedition se vio repentinamente rodeada por ocho Daimons en motocicletas, lo reconsideró.
Al menos por tres segundos.
Liam rió mientras examinaba a los Daimons.
—¿Sabes qué es lo hermoso de manejar uno de estos?
—No.
Desvió su Expedition hacia tres de las motos y las sacó de la ruta.
—Puedes aplastar a un Daimon como a un mosquito.
—Bueno, ya que ambos son insectos chupasangres, diría que vayas por ellos.
Liam la miró de costado. Una mujer que podía mantener el humor incluso en medio de la muerte. Le gustaba eso.
—¿Qué diablos significa eso?
—Ya lo verás. —Joe colgó.
—Realmente odio cuando juega al Oráculo –dijo con los dientes apretados mientras daba vuelta su SUV y se encaminaba a lo de _______.
Esto apestaba. Lo último que deseaba era estar cerca de una mujer que lo había seducido tan completamente.
Una mujer a la que sabía que jamás podría tocar en carne y hueso. Que sería un error aún mayor del que ya había cometido. Ella era Apolita. Y por los últimos mil doscientos años, él había pasado su vida persiguiendo a su especie y matándolos.
Y aún así la mujer lo atraía de un modo que lo desgarraba.
¿Qué iba a hacer? ¿Cómo podía sostener su código como Cazador Oscuro y mantenerse alejado de ella cuando todo lo que verdaderamente deseaba hacer era tomarla en sus brazos y saber si ella sabía tan bien en la vida real como en sus sueños…?
Kat registró todo el apartamento antes de permitir que ______ cerrara la puerta con llave.
—¿Por qué estás tan nerviosa? – Preguntó _____—. Derrotamos a los Daimons.
—Tal vez –dijo Kat—. Es sólo que sigo escuchando la voz de ese tipo en mi cabeza, diciéndome que esto no ha terminado. Creo que nuestros amigos regresarán. Muy pronto.
El nerviosismo de _______ volvió con venganza. Habían estado demasiado cerca esta noche. El simple hecho de que Kat se hubiese rehusado a dejarlas luchar contra los Daimons y en lugar de eso hubiese optado por esconderse en un rincón del bar le demostraba qué tan peligrosos eran estos hombres.
Aún no estaba segura de porqué Kat las había apartado de ellos.
Ninguna de ellas se encogía de miedo ante nada ni nadie.
No hasta ahora.
—Entonces, ¿qué deberíamos hacer? –preguntó ______.
Kat pasó las tres trabas de la puerta y sacó su arma de la cartera.
—Poner la cabeza entre las piernas y dar el beso de despedida a nuestros traseros.
_______ estaba sorprendida por esas inesperadas palabras.
—¿Perdón?
—Nada. —Kat le ofreció una sonrisa alentadora que no llegó a sus ojos—. Haré una llamada, ¿está bien?
—Seguro.
_____fue a su habitación, e hizo su mejor intento para no recordar la noche en que su madre había muerto. Había tenido una mala sensación en la boca del estómago todo el día. Igual que ahora.
No estaba a salvo. Ningún Daimon la había atacado del modo en que lo habían hecho esta noche.
Los Daimons del club no habían aparecido para alimentarse o para divertirse. Estaban especialmente entrenados y habían aparecido como si hubiesen sabido exactamente dónde estaba ella.
Quién era ella.
¿Pero cómo?
¿Podrían encontrarla incluso ahora?
Se llenó de terror. Fue hacia el vestidor y abrió el primer cajón. Dentro del mismo había un pequeño arsenal de armas, incluyendo la daga, de la gente de su madre, que le había sido entregada.
_____ no sabía cuánta gente tenía una daga como manta de seguridad, pero por otro lado, tampoco había muchas personas que hubiesen crecido del modo en que ella había crecido.
Aseguró la vaina a su cintura y la escondió en la base de la espina dorsal. Su muerte podría ser inminente en un par de meses, pero no tenía intención de morir un día antes de lo que correspondía.
Golpearon la puerta del frente.
Cuidadosamente, salió de la habitación y entró al living, esperando ver a Kat allí, también curiosa acerca de su inesperado visitante.
Pero no estaba allí.
—¿Kat? –la llamó, dando un paso dentro del dormitorio de su guardaespaldas. Nadie respondió—. ¿Kat?
Los golpes continuaron, más exigentes que antes.
Ya asustada, fue al cuarto de Kat y abrió la puerta. La habitación estaba vacía. Completamente. No había señales de que Kat hubiera estado allí alguna vez.
Su corazón martilleó. Quizás Kat había salido a buscar algo al auto y se hubiese quedado afuera sin llave.
Regresó a la puerta.
—Kat, ¿eres tú?
—Sí, déjame entrar.
______ rió nerviosamente ante su estúpida conducta y abrió la puerta de par en par.
No era Kat quien estaba afuera.
El Daimon de cabello oscuro le sonrió.
—¿Me extrañaste, princesa? –dijo con una voz idéntica a la de Kat.
No podía creerlo. No podía ser real. Este tipo de cosas pasaban en las películas, no en la vida real.
—¿Qué eres, el maldito Terminator?
—No –dijo él calmadamente, con su propia voz—. Soy el Presagio, quien simplemente está preparando el camino para la Destructora.
Se estiró hacia ella.
______ dio un paso atrás. Él no podía entrar a la casa sin ser invitado. Buscando detrás de ella extrajo la daga y le cortó el brazo.
Él se echó para atrás con un siseo.
______ giró cuando vio a alguien detrás de ella.
Era otro Daimon. Lo golpeó en el pecho con su daga.
Él se evaporó en una nube negro-dorada.
Otra sombra le pasó al lado.
Girando, pateó a Stryker, pero él no salió completamente por la puerta. En lugar de eso, sólo la bloqueó más.
—Eres rápida –dijo mientras su brazo se curaba instantáneamente ante los ojos de ______—. Lo reconozco.
—No sabes ni la mitad.
Los Daimons se le acercaron por todos lados. ¿Cómo diablos habían entrado a su hogar? Pero no tenía tiempo para pensar en eso. Ahora mismo, en lo único que podía concentrarse era en sobrevivir.
Le dio un rodillazo al siguiente Daimon que se le acercó y alejó a otro. Stryker se mantuvo apartado, como si la pelea lo entretuviese.
Otro Daimon, con una larga coleta rubia, atacó. _______ lo lanzó por el aire. Cuando iba a apuñalarlo, Stryker apareció de la nada para sostenerle el brazo.
—Nadie ataca a Urian.
Ella chilló mientras él arrancaba la daga de su mano. _______ se movió para golpearlo, pero en el instante en que sus miradas se encontraron, todos sus pensamientos se dispersaron.
Los ojos de Stryker se volvieron de un extraño y arremolinado plateado. Se movieron en una hipnótica danza que la mantuvo hechizada y convirtió sus pensamientos en gachas de avena.
Toda su lucha interna se desvaneció instantáneamente. Una sonrisa traviesa y seductora curvó los labios de Stryker.
—¿Ves lo sencillo que es cuando no te resistes?
Ella sintió su respiración sobre la garganta.
Una fuerza invisible inclinó su cabeza a un costado para darle acceso a Stryker a su cuello, y a la palpitante arteria carótida que ella podía sentir latiendo violentamente por el miedo.
Por dentro, _______ se estaba gritando a sí misma que debía luchar.
Su cuerpo se rehusaba a obedecer.
La risa de Stryker retumbó un momento antes de que hundiera sus largos dientes en el cuello de _____. Ella siseó mientras el dolor la atravesaba.
—¿Interrumpo?
______ sólo podía reconocer vagamente la voz de Liam a través de la adormecida confusión de su mente.
Algo apartó bruscamente a Stryker de ella. Pasaron unos pocos segundos antes de que se diera cuenta de que era Liam quien estaba golpeando al Daimon.
Liam la tomó rápidamente en sus brazos y corrió con ella. _______ apenas podía evitar que su cabeza pendiera hacia atrás mientras él se dirigía al enorme Expedition verde oscuro y la tiraba dentro.
En el instante en que Liam estuvo en el auto, algo los golpeó fuertemente. De la oscuridad apareció un dragón negro y enorme sobre el capó.
—Déjala salir y tú puedes seguir con vida –dijo el dragón con la voz de Stryker.
Liam respondió poniendo su SUV en marcha atrás y acelerándolo a fondo. Giró el volante y la bestia salió volando.
El dragón dio un chillido y les lanzó una ráfaga de fuego. Liam siguió adelante. El dragón huyó y saltó sobre ellos, luego se arqueó hacia arriba, muy arriba hacia el cielo, antes de desvanecerse en una brillante nube de oro.
—¿Qué diablos era eso? –preguntó Laim.
—Él es Apostolos –murmuró ______ mientras luchaba por salir de su aturdimiento—. Es el hijo de la Destructora Atlante y dios por derecho propio. Estamos jodidos.
Liam dejó escapar un sonido indignado.
—Sí, bueno, no dejo que nadie me joda sin antes haberme besado, y como no hay ni siquiera una mínima posibilidad en el mundo de que bese a ese bastardo, no estamos jodidos.
Pero cuando su Expedition se vio repentinamente rodeada por ocho Daimons en motocicletas, lo reconsideró.
Al menos por tres segundos.
Liam rió mientras examinaba a los Daimons.
—¿Sabes qué es lo hermoso de manejar uno de estos?
—No.
Desvió su Expedition hacia tres de las motos y las sacó de la ruta.
—Puedes aplastar a un Daimon como a un mosquito.
—Bueno, ya que ambos son insectos chupasangres, diría que vayas por ellos.
Liam la miró de costado. Una mujer que podía mantener el humor incluso en medio de la muerte. Le gustaba eso.
issadanger
Re: EL BESO DE LA NOCHE - LIAM Y ____
Capitulo 6 Parte 3
Los Daimons restantes debían haber pensado nuevamente sobre actuar a lo Mad Max con él, y se apartaron de su SUV. Él observó cómo desaparecían de su vista en el espejo retrovisor.
______ soltó un aliviado suspiro y se incorporó en el asiento. Giró la cabeza e intentó ver dónde habían desaparecido los Daimons. No había señales de ellos.
—Qué noche –dijo tranquilamente, mientras sus pensamientos se aclaraban y recordaba todo lo que había sucedido en el apartamento. Una vez más, el pánico la consumió al recordar que Kat no había aparecido—. ¡Espera! Tenemos que regresar.
—¿Por qué?
—Mi guardaespaldas –dijo, agarrando el brazo de Liam—. No sé qué le sucedió.
Él mantuvo su mirada en el camino que tenían delante.
—¿Estaba en el apartamento?
—Sí… quizás. —_______ se interrumpió mientras lo pensaba—. No estoy precisamente segura. Fue a realizar una llamada a su habitación, y luego no estaba allí cuando fui a buscarla para que me acompañase a abrir la puerta. –Soltó su brazo. El miedo y el dolor luchaban dentro de su corazón. ¿Qué pasaba si algo le había sucedido a Kat luego de todos estos años que habían estado juntas?—. ¿Crees que la mataron?
Él la miró, luego cambió de carril.
—No lo sé. ¿Es la mujer rubia del bar?
—Sí.
Extrajo su teléfono celular del cinturón e hizo una llamada.
______ se mordía las uñas mientras esperaba.
Escuchó la débil voz de alguien en el teléfono.
—Hola, Binny –dijo Liam—. Necesito un favor. Acabo de partir de los departamentos de estudiantes de Sherwood frente a la Universidad de Minnesota y podríamos tener una víctima allí… —Observó a ______, pero sus ojos no dejaban traslucir nada de lo que estaba pensando o sintiendo—. Sí, sé que esta noche ha sido una verdadera locura. No sabes ni la mitad. –Pasó el teléfono de una mano a la otra—. ¿Cuál es el nombre de tu amiga? –le preguntó a _______.
—Kat Agrotera.
Él frunció el ceño.
—¿Por qué conozco ese nombre? –Se lo transmitió a quienquiera que estuviera del otro lado—. Mierda –dijo, luego de una breve pausa—. ¿Crees que podrían estar relacionados con ella? –Una vez más, miró en dirección a _______. Sólo que esta vez, su ceño era más siniestro—. No lo sé. Joe me dijo que la protegiera y ahora su guardaespaldas tiene un apellido que la ata a Artemisa. ¿Podría ser una extraña coincidencia?
_____ levantó la cabeza al oírlo. Jamás había pensado en el hecho de que el apellido de Kat era también uno de los muchos epítetos que los antiguos Griegos usaban para Artemisa.
Había conocido a Kat en Grecia luego de haber volado desde Bélgica con un montón de Daimons pisándole los talones. Luego de ayudarla en una pelea una noche, Kat le había dicho que era una norteamericana que había viajado ese verano a conocer las raíces de su herencia griega.
Había sido un beneficio que Kat hubiese mencionado que era una experta en artes marciales con un don para usar explosivos. ______ le había explicado que estaba buscando un nuevo guardaespaldas que reemplazara al anterior, y Kat había firmado el contrato con ella inmediatamente.
"Amo lastimar a las cosas malvadas" le había confesado Kat.
Liam suspiró.
—Tampoco lo sé. Está bien. Ve a buscar a Kat y yo llevaré a ______ a casa conmigo. Avísame qué encuentras. Gracias.
Colgó y regresó el teléfono a su cinto.
—¿Qué dijo?
Él no respondió a su pregunta. Al menos no exactamente.
—Dijo que Agrotera es uno de los nombres griegos para Artemisa. Significa “fuerza” o “cazadora salvaje.” ¿Sabías eso?
—Más o menos. –Una gota de esperanza brotó dentro de ella. Si eso fuese cierto, tal vez los dioses no habían abandonado a su familia, después de todo. Quizás había alguna esperanza para ella y su futuro—. ¿Ustedes dos piensan que Artemisa envió a Kat para que me protegiera?
Liam aferró con más fuerza el volante.
—A este punto, no sé qué pensar. El vocero de Artemisa me dijo que eres la clave para el fin del mundo y que tenía que protegerte, y…
—¿Qué quieres decir con “clave para el fin del mundo”? –preguntó, interrumpiéndolo.
Él parecía tan sorprendido como ella se sentía.
—¿Quieres decir que no sabes eso?
Bien, entonces era evidente que los Cazadores Oscuros podían drogarse y delirar.
—No. De hecho, en este momento estoy pensando que uno de nosotros, si no los dos, necesita soltar la pipa y empezar esta noche de nuevo.
Liam rió suavemente ante su comentario.
—Si no fuera por el hecho de que no puedo drogarme, podría estar de acuerdo con eso.
La mente de _____ se aceleró. ¿Había algo de verdad en lo que acababa de decir?
—Bueno, si tienes razón y soy la clave para la destrucción mundial, si fuera tú estaría haciendo un testamento.
—¿Por qué?
—Porque en menos de ocho meses cumplo veintisiete años.
Liam oyó el dolor en su voz mientras pronunciaba esas palabras, y comprendió muy bien el destino que estaba enfrentando.
—Dijiste que eras sólo medio Apolita.
—Sí, pero jamás conocí a un medio Apolita que sobreviviera la maldición, ¿y tú?
Él negó con la cabeza.
—Sólo los Were-Hunters parecen inmunes a la maldición Apolita.
_____ se quedó sentada en silencio, observando al tráfico por la ventanilla mientras meditaba sobre lo que había sucedido esta noche.
—Espera –dijo, mientras recordaba a los Daimons entrando a su apartamento—. ¿Cómo entró ese tipo a mi casa? Pensé que los Daimons tenían prohibido entrar a una casa sin una invitación.
La respuesta de Liam fue muy poco reconfortante.
—Pretextos.
—¿Perdón? – Le preguntó, arqueando ambas cejas—. ¿Qué quieres decir con “pretextos”?
Él salió de la autopista por una rampa de salida.
—Es imposible no llegar a amar a esos dioses. El mismo pretexto que permite a los Daimons entrar en centros comerciales y áreas públicas les permite entrar a los condominios y apartamentos.
—¿Cómo es eso?
—Los centros comerciales, departamentos, y cosas así pertenecen a una sola entidad. Cuando esa persona o esa compañía permiten que sus edificios sirvan abiertamente a varios grupos de personas, esencialmente ponen un felpudo de bienvenida cósmico para todo, incluidos los Daimons.
Oh, ¡esto era malditamente increíble! Ella parpadeó, sorprendida.
—¿Ahora me dices esto? ¿Por qué nadie me dijo esto antes? Pensé que estaba a salvo todo este tiempo.
—Tu guardaespaldas debería haberlo sabido. Si en realidad está conectada con Artemisa.
—Pero quizás no lo está. Sabes, podría ser sólo una persona normal.
—Sí, ¿una persona que estira los brazos y espanta a los Daimons Spathi?
Él tenía razón. O algo así.
—Dijo que no sabía porque se habían ido corriendo.
—Y más tarde te dejó sola para ir a enfrentarlos…
_____ se frotó los ojos mientras captaba su indirecta. ¿Kat podría estar trabajando con los Daimons? ¿Artemisa la quería viva o muerta?
—Oh, dios, no puedo confiar en nadie, ¿verdad? –susurró ______ cansadamente.
—Bienvenida al mundo real, duquesa. La única persona en la que podemos confiar es en nosotros mismos.
Ella no quería creer en eso, pero después de esta noche, parecía ser la única verdad que tenía.
¿Kat podía ser realmente una traidora luego de todo lo que habían pasado juntas?
—Hermoso, simplemente hermoso –susurró—. Dime algo, ¿puedo ir a dormir y que este día entero cambie?
Él dejó escapar una risa breve.
—Lo siento, no hay cambios.
Ella lo miró con malhumor.
—Oye, estás repleto de consuelo, ¿verdad?
Él no respondió.
_______ observó los autos que llegaban mientras intentaba pensar qué debería hacer. Por dónde debería comenzar para intentar entender lo que había sucedido esta noche.
Liam condujo fuera de la ciudad hacia un enorme estado a las afuera de Minnetonka. Todas las casas del lugar pertenecían a algunas de las personas más ricas del país.
Liam giró por un camino de entrada tan largo que ella no podía ver dónde terminaba. Claro que los bancos de nieve de un metro cincuenta de alto no ayudaban.
Él apretó un diminuto botón en su visor.
Las puertas de hierro se abrieron de par en par.
______ suspiró lenta y apreciativamente mientras continuaban por el camino de entrada y vislumbraba su “casa.” “Palacio” hubiese sido más adecuado, y dado el hecho de que la casa de su padre no era exactamente una caja de fósforos, eso decía mucho.
Parecía muy la vuelta del siglo con enormes columnas griegas y jardines que aparecían esculpidos incluso en medio de la profunda nieve y frialdad del invierno.
Liam los condujo por el serpenteante camino de entrada hasta un garaje para cinco autos que estaba diseñado para parecer un establo. Adentro se encontraban el Hummer de Chris (era difícil pasar por alto la presuntuosa patente que decía VIKINGO), dos Harleys clásicas, una elegante Ferrari, y un Excalibur verdaderamente excelente. El garaje estaba tan limpio por dentro que le recordaba a un salón de exhibiciones. Todo, desde las recargadas molduras rematadas hasta el piso de mármol decía “riqueza más allá de tus sueños más salvajes.”
Ella arqueó una ceja.
Los Daimons restantes debían haber pensado nuevamente sobre actuar a lo Mad Max con él, y se apartaron de su SUV. Él observó cómo desaparecían de su vista en el espejo retrovisor.
______ soltó un aliviado suspiro y se incorporó en el asiento. Giró la cabeza e intentó ver dónde habían desaparecido los Daimons. No había señales de ellos.
—Qué noche –dijo tranquilamente, mientras sus pensamientos se aclaraban y recordaba todo lo que había sucedido en el apartamento. Una vez más, el pánico la consumió al recordar que Kat no había aparecido—. ¡Espera! Tenemos que regresar.
—¿Por qué?
—Mi guardaespaldas –dijo, agarrando el brazo de Liam—. No sé qué le sucedió.
Él mantuvo su mirada en el camino que tenían delante.
—¿Estaba en el apartamento?
—Sí… quizás. —_______ se interrumpió mientras lo pensaba—. No estoy precisamente segura. Fue a realizar una llamada a su habitación, y luego no estaba allí cuando fui a buscarla para que me acompañase a abrir la puerta. –Soltó su brazo. El miedo y el dolor luchaban dentro de su corazón. ¿Qué pasaba si algo le había sucedido a Kat luego de todos estos años que habían estado juntas?—. ¿Crees que la mataron?
Él la miró, luego cambió de carril.
—No lo sé. ¿Es la mujer rubia del bar?
—Sí.
Extrajo su teléfono celular del cinturón e hizo una llamada.
______ se mordía las uñas mientras esperaba.
Escuchó la débil voz de alguien en el teléfono.
—Hola, Binny –dijo Liam—. Necesito un favor. Acabo de partir de los departamentos de estudiantes de Sherwood frente a la Universidad de Minnesota y podríamos tener una víctima allí… —Observó a ______, pero sus ojos no dejaban traslucir nada de lo que estaba pensando o sintiendo—. Sí, sé que esta noche ha sido una verdadera locura. No sabes ni la mitad. –Pasó el teléfono de una mano a la otra—. ¿Cuál es el nombre de tu amiga? –le preguntó a _______.
—Kat Agrotera.
Él frunció el ceño.
—¿Por qué conozco ese nombre? –Se lo transmitió a quienquiera que estuviera del otro lado—. Mierda –dijo, luego de una breve pausa—. ¿Crees que podrían estar relacionados con ella? –Una vez más, miró en dirección a _______. Sólo que esta vez, su ceño era más siniestro—. No lo sé. Joe me dijo que la protegiera y ahora su guardaespaldas tiene un apellido que la ata a Artemisa. ¿Podría ser una extraña coincidencia?
_____ levantó la cabeza al oírlo. Jamás había pensado en el hecho de que el apellido de Kat era también uno de los muchos epítetos que los antiguos Griegos usaban para Artemisa.
Había conocido a Kat en Grecia luego de haber volado desde Bélgica con un montón de Daimons pisándole los talones. Luego de ayudarla en una pelea una noche, Kat le había dicho que era una norteamericana que había viajado ese verano a conocer las raíces de su herencia griega.
Había sido un beneficio que Kat hubiese mencionado que era una experta en artes marciales con un don para usar explosivos. ______ le había explicado que estaba buscando un nuevo guardaespaldas que reemplazara al anterior, y Kat había firmado el contrato con ella inmediatamente.
"Amo lastimar a las cosas malvadas" le había confesado Kat.
Liam suspiró.
—Tampoco lo sé. Está bien. Ve a buscar a Kat y yo llevaré a ______ a casa conmigo. Avísame qué encuentras. Gracias.
Colgó y regresó el teléfono a su cinto.
—¿Qué dijo?
Él no respondió a su pregunta. Al menos no exactamente.
—Dijo que Agrotera es uno de los nombres griegos para Artemisa. Significa “fuerza” o “cazadora salvaje.” ¿Sabías eso?
—Más o menos. –Una gota de esperanza brotó dentro de ella. Si eso fuese cierto, tal vez los dioses no habían abandonado a su familia, después de todo. Quizás había alguna esperanza para ella y su futuro—. ¿Ustedes dos piensan que Artemisa envió a Kat para que me protegiera?
Liam aferró con más fuerza el volante.
—A este punto, no sé qué pensar. El vocero de Artemisa me dijo que eres la clave para el fin del mundo y que tenía que protegerte, y…
—¿Qué quieres decir con “clave para el fin del mundo”? –preguntó, interrumpiéndolo.
Él parecía tan sorprendido como ella se sentía.
—¿Quieres decir que no sabes eso?
Bien, entonces era evidente que los Cazadores Oscuros podían drogarse y delirar.
—No. De hecho, en este momento estoy pensando que uno de nosotros, si no los dos, necesita soltar la pipa y empezar esta noche de nuevo.
Liam rió suavemente ante su comentario.
—Si no fuera por el hecho de que no puedo drogarme, podría estar de acuerdo con eso.
La mente de _____ se aceleró. ¿Había algo de verdad en lo que acababa de decir?
—Bueno, si tienes razón y soy la clave para la destrucción mundial, si fuera tú estaría haciendo un testamento.
—¿Por qué?
—Porque en menos de ocho meses cumplo veintisiete años.
Liam oyó el dolor en su voz mientras pronunciaba esas palabras, y comprendió muy bien el destino que estaba enfrentando.
—Dijiste que eras sólo medio Apolita.
—Sí, pero jamás conocí a un medio Apolita que sobreviviera la maldición, ¿y tú?
Él negó con la cabeza.
—Sólo los Were-Hunters parecen inmunes a la maldición Apolita.
_____ se quedó sentada en silencio, observando al tráfico por la ventanilla mientras meditaba sobre lo que había sucedido esta noche.
—Espera –dijo, mientras recordaba a los Daimons entrando a su apartamento—. ¿Cómo entró ese tipo a mi casa? Pensé que los Daimons tenían prohibido entrar a una casa sin una invitación.
La respuesta de Liam fue muy poco reconfortante.
—Pretextos.
—¿Perdón? – Le preguntó, arqueando ambas cejas—. ¿Qué quieres decir con “pretextos”?
Él salió de la autopista por una rampa de salida.
—Es imposible no llegar a amar a esos dioses. El mismo pretexto que permite a los Daimons entrar en centros comerciales y áreas públicas les permite entrar a los condominios y apartamentos.
—¿Cómo es eso?
—Los centros comerciales, departamentos, y cosas así pertenecen a una sola entidad. Cuando esa persona o esa compañía permiten que sus edificios sirvan abiertamente a varios grupos de personas, esencialmente ponen un felpudo de bienvenida cósmico para todo, incluidos los Daimons.
Oh, ¡esto era malditamente increíble! Ella parpadeó, sorprendida.
—¿Ahora me dices esto? ¿Por qué nadie me dijo esto antes? Pensé que estaba a salvo todo este tiempo.
—Tu guardaespaldas debería haberlo sabido. Si en realidad está conectada con Artemisa.
—Pero quizás no lo está. Sabes, podría ser sólo una persona normal.
—Sí, ¿una persona que estira los brazos y espanta a los Daimons Spathi?
Él tenía razón. O algo así.
—Dijo que no sabía porque se habían ido corriendo.
—Y más tarde te dejó sola para ir a enfrentarlos…
_____ se frotó los ojos mientras captaba su indirecta. ¿Kat podría estar trabajando con los Daimons? ¿Artemisa la quería viva o muerta?
—Oh, dios, no puedo confiar en nadie, ¿verdad? –susurró ______ cansadamente.
—Bienvenida al mundo real, duquesa. La única persona en la que podemos confiar es en nosotros mismos.
Ella no quería creer en eso, pero después de esta noche, parecía ser la única verdad que tenía.
¿Kat podía ser realmente una traidora luego de todo lo que habían pasado juntas?
—Hermoso, simplemente hermoso –susurró—. Dime algo, ¿puedo ir a dormir y que este día entero cambie?
Él dejó escapar una risa breve.
—Lo siento, no hay cambios.
Ella lo miró con malhumor.
—Oye, estás repleto de consuelo, ¿verdad?
Él no respondió.
_______ observó los autos que llegaban mientras intentaba pensar qué debería hacer. Por dónde debería comenzar para intentar entender lo que había sucedido esta noche.
Liam condujo fuera de la ciudad hacia un enorme estado a las afuera de Minnetonka. Todas las casas del lugar pertenecían a algunas de las personas más ricas del país.
Liam giró por un camino de entrada tan largo que ella no podía ver dónde terminaba. Claro que los bancos de nieve de un metro cincuenta de alto no ayudaban.
Él apretó un diminuto botón en su visor.
Las puertas de hierro se abrieron de par en par.
______ suspiró lenta y apreciativamente mientras continuaban por el camino de entrada y vislumbraba su “casa.” “Palacio” hubiese sido más adecuado, y dado el hecho de que la casa de su padre no era exactamente una caja de fósforos, eso decía mucho.
Parecía muy la vuelta del siglo con enormes columnas griegas y jardines que aparecían esculpidos incluso en medio de la profunda nieve y frialdad del invierno.
Liam los condujo por el serpenteante camino de entrada hasta un garaje para cinco autos que estaba diseñado para parecer un establo. Adentro se encontraban el Hummer de Chris (era difícil pasar por alto la presuntuosa patente que decía VIKINGO), dos Harleys clásicas, una elegante Ferrari, y un Excalibur verdaderamente excelente. El garaje estaba tan limpio por dentro que le recordaba a un salón de exhibiciones. Todo, desde las recargadas molduras rematadas hasta el piso de mármol decía “riqueza más allá de tus sueños más salvajes.”
Ella arqueó una ceja.
issadanger
Re: EL BESO DE LA NOCHE - LIAM Y ____
bno mis niñas hay les dejes muchos caps pero si llegan a la pag 20 subo un superhipermegaultra maraton asi que udes deciden jiji lo quiero mis fieles lectoras
issadanger
Página 14 de 36. • 1 ... 8 ... 13, 14, 15 ... 25 ... 36
Temas similares
» Un Beso, una noche y 24 horas -Justin y tu
» Beso travieso (Liam Payne y tu)
» El Beso De Plata [Liam Payne y tu]
» "El Beso de la Noche" (Nick y tu)
» "Aquella noche que jamas olvidare"( Zayn . Liam y tu )
» Beso travieso (Liam Payne y tu)
» El Beso De Plata [Liam Payne y tu]
» "El Beso de la Noche" (Nick y tu)
» "Aquella noche que jamas olvidare"( Zayn . Liam y tu )
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 14 de 36.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.