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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Cassie Palmer I: Tocar la Oscuridad. {LIBRO ORIGINAL}
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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1, 2
Re: Cassie Palmer I: Tocar la Oscuridad. {LIBRO ORIGINAL}
por Abbi. Miér 06 Nov 2013, 4:11 pm
SheThinksSheIsInBarbados. escribió:Equis dé.Abbi. escribió:Tercera lectora (?.
Me encanta que te guste el libro, los demás capítulos son mas geniales todavía.
Yo soy Abbi, duh.
Cualquiera se daría cuenta de tu nombre, Abbi.
Losè :s
Voy a subir capítulo, me aburro.
Voy a subir capítulo, me aburro.
Abbi.
Re: Cassie Palmer I: Tocar la Oscuridad. {LIBRO ORIGINAL}
por Abbi. Miér 06 Nov 2013, 4:27 pm
Capítulo Dos (Parte I).
La pistola fue arrebatada de mi mano y yo fui embestida contra el muro de mampostería, la cara en primer lugar. Al mismo tiempo, mi brazo fue torcido arriba tan lejos a mis espaldas que temí se rompería. No vi lo que sucedió entonces porque estaba demasiado ocupada obteniendo un masaje facial de hormigón, pero oí lo que sonó como cada unidad de la estantería de metal en el lugar siendo volcada. Alguien dio un rugido de furia, luego una oleada de poder onduló a través del cuarto como un viento caliente, colisionando contra mi piel en un torrente de chispas.
Si hubiese tenido bastante respiración, habría gritado, tanto por la sensación como por la pura mezquindad del bastardo que no me permitiría ni una diminuta oportunidad de escapar. Tony no solamente envió a una brigada entera de vampiros en pos de mí, sino que al menos uno de ellos simplemente tenía que ser un maestro. Nadie más podría convocar ese tipo de poder, ni aun cinco vampiros ordinarios trabajando juntos. Y no era simplemente cualquier viejo maestro, tampoco.
La mayoría de los vampiros pasan sus vidas inmortales como poco más que esclavos, sirviendo a quienquiera que los hizo sin la capacidad de escaparse o rechazar un encargo. Pero algunos, usualmente aquellos que eran los más fuertes de voluntad en la vida, con el tiempo ganan poder.
Cuando alcanzan el nivel del maestro, pueden hacer otros vampiros para servirles, y reciben por lo general un poco de autonomía de sus fabricantes. El séptimo nivel es el rango maestro más bajo, y la mayoría nunca progresa más allá de él, pero para aquéllos que lo hacen, cada paso más arriba de la escalera les gana nuevas habilidades y más libertad. Yo había estado alrededor de vampiros maestros toda mi vida, hasta de tercer nivel como Tony, y había visto a muchos de ellos perder el temperamento. Pero nunca antes había parecido que su poder realmente podría quemar huecos en mi piel. Parecía mentira que Tony hubiera hablado a un vampiro mayor, de segundo o primer nivel, para encargarse de un pequeño asesinato sórdido —en perspectiva yo no era exactamente un desafío— pero no había ninguna otra explicación.
Grité para que Tomas corriera, aun sabiendo que no serviría de nada, y mi vampiro decidió que no debía estar muriéndome de dolor si podía hacer todo ese ruido. Él bajó la mano sosteniendo el dorso de mi cabeza hasta mi cuello y apretó. Recuerdo pensar que, si tenía suerte, él me estrangularía hasta morir antes de recordar convertirme. No propiciaba una gran noche para mí, pero era mejor que contemplar la fea cara de Tony para la eternidad.
Un segundo más tarde, cuando comenzaba a ver puntos formando remolinos alrededor de mi vista y oír un rugido en mis orejas, el vampiro dio un grito agudo y la presión repentinamente se aflojó. Jadeé y caí al suelo de rodillas, luchando por conseguir una profunda respiración más allá de mi ardiente garganta, mientras él se tambaleaba alrededor delante de mí, chillando como si estuviera literalmente siendo desgarrado. Me llevó unos pocos segundos entender lo que estaba mal con él, pues no era algo que ocurría todos los días. Un gran indicio fue la sensación caliente, casi líquida trazando un pentagrama inclinado en mi espalda, como si alguien hubiera rociado aceite caliente sobre mi piel. Otra pista fue que el brazo del vampiro y parte de su pecho estaban cubiertos por líneas que resplandecían doradas mientras chisporroteaban y estallaban, friendo la carne entre ellas y el hueso. Cuando miré, un verdugón derretido oscurecía la pequeña hendidura sobre su pecho donde mi bala había entrado y continuaba. Clavé los ojos en él en paralizada conmoción. De la forma de las marcas, era bastante obvio que mi custodia destellaba a la vida.
Eso fue irónico, considerando que Tony debía haber sido el que mando hacerlo en mi piel en primer lugar. Yo siempre había pensado que él había sido estafado: Su forma original de pentagrama se había estirado conforme yo crecía, y todo con lo que yo había terminado fue un tatuaje feo que cubría la mitad de mi espalda y parte de mi hombro izquierdo. Pero aunque no era un diseño muy bello más ya, parecía funcionar bastante bien. Sin embargo, el vampiro que me atacó no era un maestro —aquella oleada de la energía había venido de alguna parte detrás de nosotros— y cómo mi custodia lo haría contra uno de los chicos grandes era una cuestión sin resolver. Estaba bastante impresionada de que hubiera hecho tanto; la única vez que había destellado antes, no había puesto adelante casi como mucho de una muestra. Sólo había quemado el brazo del presunto asaltante, chamuscándole lo bastante para que yo lograra escaparme. Por supuesto, entonces había sido un humano tratando de arrancar mi cabeza. ¿Tal vez se fortalecía según la fuerza del contrincante? Tuve la mala sensación que iba a averiguarlo.
Sé algo acerca de las custodias, puesto que Tony siempre mantuvo dos forjadores de custodias en el personal para mantener la fortaleza de las protecciones mágicas alrededor de su casa y negocios.
Había aprendido de ellas que hay tres categorías principales: Custodias de perímetro, custodias de energía y custodias de protección. Las custodias de perímetro son las que usa Tony como camuflaje cuando se trae entre manos algo ilegal… en otras palabras, constantemente. Las custodias de energía son más complicadas: En el mejor de los casos, son mejores que el Prozac en aliviar la tensión nerviosa y ayudar a la gente a resolver problemas emocionales. En el peor, lo cual es la forma que Tony usualmente las usaba, podrían permitirle influenciar importantes negociaciones comerciales.
Todo el mundo dentro del perímetro de las custodias comenzaba a sentirse muy tierno y repentinamente decidía que los métodos sanguinarios eran demasiado problema cuando simplemente podrían hacer lo que fuera que Tony quería. Hay dos tipos de custodias de protección: Las defensas y los escudos personales. Eugenie me instruyó en el primer tipo cuando era una niña. Sin ellas, hasta podría sentir a los espectros de los fantasmas… los tenues rastros de energía que se estiran atras en el tiempo como líneas encendidas en un mapa, diciéndome que una vez, tal vez hace centenares de años, un espíritu había pasado. Conforme me hice mayor, más distraída me volví por las impresiones, puede ser que porque la vieja mansión de Tony estaba intercalada entre un cementerio indio y uno colonial. Eugenie finalmente se había cansado de mi mente vagando durante las lecciones y me dio las herramientas para escudarme contra ellas. Ella me enseñó a detectar mi campo de energía, lo que algunas personas llaman un aura, luego usar mi poder para construir un cerco alrededor de ella para protección. Con el tiempo, mis escudos se volvieron automáticos, filtrando cualquier cosa excepto los espíritus activos en el aquí y ahora.
Pero los escudos son sólo tan poderosos como la persona construyéndolos, pues generalmente giran sobre el poder personal, y la mayoría no es bastante para frustrar un gran ataque espiritual o físico.
Ahí es donde las defensas entran. Elaboradas por un grupo de usuarios mágicos, son diseñadas para proteger a una persona, objeto o lugar de daño. Pueden ser colocadas para defenderse del peligro, por lo general devolviendo el intento de mal sobre su remitente o, en los casos como el mío, asegurando que cualquiera tocándome con daño en la mente terminara gritando en agonía.
Estos tipos de custodias son un buen negocio en la comunidad sobrenatural. Tony una vez le pagó a un forjador de custodia una pequeña fortuna para elaborar una combinación especial de protección-perímetro para un convoy de barcos llevando algunas sustancias altamente ilegales. Se suponía que para hacerlos parecerse a viejos cargueros de basura a cualquier observador… el tipo de cosa que las autoridades no disfrutan registrando demasiado a fondo. Pero el forjador era joven y negligente, y las custodias fallaron directamente mientras los barcos estaban entrando en el puerto… casi delante de una patrulla de los Guardacostas. Tony perdió el cargamento y el forjador de custodia perdió su vida.
Yo había sido demasiado joven cuando mi custodia fue hecha para recordar la experiencia, pero quienquiera que la hubiera elaborado sabía lo que él o ella estaba haciendo. Tony debía haber pagado un dineral por ella, aunque esto era probablemente un ejemplo cuando él deseaba que hubiera resultado barato.
Mis ojos habían comenzado a lagrimear del hedor de carne de vampiro friéndose, no es algo que tú huelas cada día, y tuve náuseas por un momento antes de repentinamente caer en la cuenta de que podía moverme otra vez. Miré alrededor frenéticamente por mi arma, antes de casi inmediatamente rendirme y gatear alrededor del borde de una unidad de la estantería. No había señal de mí 9 mm, y no había ninguna forma de que pudiera llegar a la puerta sin ella. Y las pocas cajas en la unidad que formaban mi amarga excusa de un lugar para esconderse no iban a engañar a nadie por mucho tiempo. Ninguna arma, ninguna forma de esconderse y sólo una custodia distorsionada para protección. Opté por la mayor parte del valor, también conocido como correr y esconder, y comencé retrocediendo abajo del pasillo.
Si pudiese evitar al vampiro maestro por un minuto, tal vez pudiera llegar a la portezuela desembocando en la parte inacabada del sótano. No tenía entrada al resto de club pero lindaba con el muro detrás del extremo más alejado de la barra. Si yo estuviera fuera de la vista, había una pequeñísima oportunidad que los sentidos del vampiro pudieran estar confusos y él asumiría que me había introducido en la barra otra vez. Eso me podría comprar unos pocos segundos para salir a hurtadillas de regreso, si él no hacía la cosa rápida y dejara a uno de sus socios para mirarla. Por supuesto, aun si él lo hacía, mi custodia podría asesinar a otro vampiro de bajo nivel. No obstante, no podría.
Si hubiese tenido bastante respiración, habría gritado, tanto por la sensación como por la pura mezquindad del bastardo que no me permitiría ni una diminuta oportunidad de escapar. Tony no solamente envió a una brigada entera de vampiros en pos de mí, sino que al menos uno de ellos simplemente tenía que ser un maestro. Nadie más podría convocar ese tipo de poder, ni aun cinco vampiros ordinarios trabajando juntos. Y no era simplemente cualquier viejo maestro, tampoco.
La mayoría de los vampiros pasan sus vidas inmortales como poco más que esclavos, sirviendo a quienquiera que los hizo sin la capacidad de escaparse o rechazar un encargo. Pero algunos, usualmente aquellos que eran los más fuertes de voluntad en la vida, con el tiempo ganan poder.
Cuando alcanzan el nivel del maestro, pueden hacer otros vampiros para servirles, y reciben por lo general un poco de autonomía de sus fabricantes. El séptimo nivel es el rango maestro más bajo, y la mayoría nunca progresa más allá de él, pero para aquéllos que lo hacen, cada paso más arriba de la escalera les gana nuevas habilidades y más libertad. Yo había estado alrededor de vampiros maestros toda mi vida, hasta de tercer nivel como Tony, y había visto a muchos de ellos perder el temperamento. Pero nunca antes había parecido que su poder realmente podría quemar huecos en mi piel. Parecía mentira que Tony hubiera hablado a un vampiro mayor, de segundo o primer nivel, para encargarse de un pequeño asesinato sórdido —en perspectiva yo no era exactamente un desafío— pero no había ninguna otra explicación.
Grité para que Tomas corriera, aun sabiendo que no serviría de nada, y mi vampiro decidió que no debía estar muriéndome de dolor si podía hacer todo ese ruido. Él bajó la mano sosteniendo el dorso de mi cabeza hasta mi cuello y apretó. Recuerdo pensar que, si tenía suerte, él me estrangularía hasta morir antes de recordar convertirme. No propiciaba una gran noche para mí, pero era mejor que contemplar la fea cara de Tony para la eternidad.
Un segundo más tarde, cuando comenzaba a ver puntos formando remolinos alrededor de mi vista y oír un rugido en mis orejas, el vampiro dio un grito agudo y la presión repentinamente se aflojó. Jadeé y caí al suelo de rodillas, luchando por conseguir una profunda respiración más allá de mi ardiente garganta, mientras él se tambaleaba alrededor delante de mí, chillando como si estuviera literalmente siendo desgarrado. Me llevó unos pocos segundos entender lo que estaba mal con él, pues no era algo que ocurría todos los días. Un gran indicio fue la sensación caliente, casi líquida trazando un pentagrama inclinado en mi espalda, como si alguien hubiera rociado aceite caliente sobre mi piel. Otra pista fue que el brazo del vampiro y parte de su pecho estaban cubiertos por líneas que resplandecían doradas mientras chisporroteaban y estallaban, friendo la carne entre ellas y el hueso. Cuando miré, un verdugón derretido oscurecía la pequeña hendidura sobre su pecho donde mi bala había entrado y continuaba. Clavé los ojos en él en paralizada conmoción. De la forma de las marcas, era bastante obvio que mi custodia destellaba a la vida.
Eso fue irónico, considerando que Tony debía haber sido el que mando hacerlo en mi piel en primer lugar. Yo siempre había pensado que él había sido estafado: Su forma original de pentagrama se había estirado conforme yo crecía, y todo con lo que yo había terminado fue un tatuaje feo que cubría la mitad de mi espalda y parte de mi hombro izquierdo. Pero aunque no era un diseño muy bello más ya, parecía funcionar bastante bien. Sin embargo, el vampiro que me atacó no era un maestro —aquella oleada de la energía había venido de alguna parte detrás de nosotros— y cómo mi custodia lo haría contra uno de los chicos grandes era una cuestión sin resolver. Estaba bastante impresionada de que hubiera hecho tanto; la única vez que había destellado antes, no había puesto adelante casi como mucho de una muestra. Sólo había quemado el brazo del presunto asaltante, chamuscándole lo bastante para que yo lograra escaparme. Por supuesto, entonces había sido un humano tratando de arrancar mi cabeza. ¿Tal vez se fortalecía según la fuerza del contrincante? Tuve la mala sensación que iba a averiguarlo.
Sé algo acerca de las custodias, puesto que Tony siempre mantuvo dos forjadores de custodias en el personal para mantener la fortaleza de las protecciones mágicas alrededor de su casa y negocios.
Había aprendido de ellas que hay tres categorías principales: Custodias de perímetro, custodias de energía y custodias de protección. Las custodias de perímetro son las que usa Tony como camuflaje cuando se trae entre manos algo ilegal… en otras palabras, constantemente. Las custodias de energía son más complicadas: En el mejor de los casos, son mejores que el Prozac en aliviar la tensión nerviosa y ayudar a la gente a resolver problemas emocionales. En el peor, lo cual es la forma que Tony usualmente las usaba, podrían permitirle influenciar importantes negociaciones comerciales.
Todo el mundo dentro del perímetro de las custodias comenzaba a sentirse muy tierno y repentinamente decidía que los métodos sanguinarios eran demasiado problema cuando simplemente podrían hacer lo que fuera que Tony quería. Hay dos tipos de custodias de protección: Las defensas y los escudos personales. Eugenie me instruyó en el primer tipo cuando era una niña. Sin ellas, hasta podría sentir a los espectros de los fantasmas… los tenues rastros de energía que se estiran atras en el tiempo como líneas encendidas en un mapa, diciéndome que una vez, tal vez hace centenares de años, un espíritu había pasado. Conforme me hice mayor, más distraída me volví por las impresiones, puede ser que porque la vieja mansión de Tony estaba intercalada entre un cementerio indio y uno colonial. Eugenie finalmente se había cansado de mi mente vagando durante las lecciones y me dio las herramientas para escudarme contra ellas. Ella me enseñó a detectar mi campo de energía, lo que algunas personas llaman un aura, luego usar mi poder para construir un cerco alrededor de ella para protección. Con el tiempo, mis escudos se volvieron automáticos, filtrando cualquier cosa excepto los espíritus activos en el aquí y ahora.
Pero los escudos son sólo tan poderosos como la persona construyéndolos, pues generalmente giran sobre el poder personal, y la mayoría no es bastante para frustrar un gran ataque espiritual o físico.
Ahí es donde las defensas entran. Elaboradas por un grupo de usuarios mágicos, son diseñadas para proteger a una persona, objeto o lugar de daño. Pueden ser colocadas para defenderse del peligro, por lo general devolviendo el intento de mal sobre su remitente o, en los casos como el mío, asegurando que cualquiera tocándome con daño en la mente terminara gritando en agonía.
Estos tipos de custodias son un buen negocio en la comunidad sobrenatural. Tony una vez le pagó a un forjador de custodia una pequeña fortuna para elaborar una combinación especial de protección-perímetro para un convoy de barcos llevando algunas sustancias altamente ilegales. Se suponía que para hacerlos parecerse a viejos cargueros de basura a cualquier observador… el tipo de cosa que las autoridades no disfrutan registrando demasiado a fondo. Pero el forjador era joven y negligente, y las custodias fallaron directamente mientras los barcos estaban entrando en el puerto… casi delante de una patrulla de los Guardacostas. Tony perdió el cargamento y el forjador de custodia perdió su vida.
Yo había sido demasiado joven cuando mi custodia fue hecha para recordar la experiencia, pero quienquiera que la hubiera elaborado sabía lo que él o ella estaba haciendo. Tony debía haber pagado un dineral por ella, aunque esto era probablemente un ejemplo cuando él deseaba que hubiera resultado barato.
Mis ojos habían comenzado a lagrimear del hedor de carne de vampiro friéndose, no es algo que tú huelas cada día, y tuve náuseas por un momento antes de repentinamente caer en la cuenta de que podía moverme otra vez. Miré alrededor frenéticamente por mi arma, antes de casi inmediatamente rendirme y gatear alrededor del borde de una unidad de la estantería. No había señal de mí 9 mm, y no había ninguna forma de que pudiera llegar a la puerta sin ella. Y las pocas cajas en la unidad que formaban mi amarga excusa de un lugar para esconderse no iban a engañar a nadie por mucho tiempo. Ninguna arma, ninguna forma de esconderse y sólo una custodia distorsionada para protección. Opté por la mayor parte del valor, también conocido como correr y esconder, y comencé retrocediendo abajo del pasillo.
Si pudiese evitar al vampiro maestro por un minuto, tal vez pudiera llegar a la portezuela desembocando en la parte inacabada del sótano. No tenía entrada al resto de club pero lindaba con el muro detrás del extremo más alejado de la barra. Si yo estuviera fuera de la vista, había una pequeñísima oportunidad que los sentidos del vampiro pudieran estar confusos y él asumiría que me había introducido en la barra otra vez. Eso me podría comprar unos pocos segundos para salir a hurtadillas de regreso, si él no hacía la cosa rápida y dejara a uno de sus socios para mirarla. Por supuesto, aun si él lo hacía, mi custodia podría asesinar a otro vampiro de bajo nivel. No obstante, no podría.
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