Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
La mujer de los tres hermanos TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 3 de 4. • Comparte
Página 3 de 4. • 1, 2, 3, 4
Re: La mujer de los tres hermanos TERMINADA
MARATON 1/4
Capítulo 28
Cuarenta cinco minutos más tarde, sin aliento y avanzando lentamente por la nieve, James y Logan se pararon un momento para descansar.
—Ya no queda mucho —dijo Cintia.
James asintió, sin aliento para contestar. Su móvil sonó, acabando con el silencio de la noche. James dejó la cuerda y buscó frenéticamente el teléfono y contestó:
—James.
—James... —la voz de ____, débil y trémula, se escuchó por la línea.
—¿____? —se sentía aliviado.
—James, gracias a Dios —la voz parecía un poco más fuerte—. No tengo mucho tiempo. —Podía oír lágrimas en su voz, y se sintió aterrado—. Mató a Carlos —sollozó ella.
La sangre de James se heló.
—____, ____, ¿cariño, dónde estás? ¿Estás bien? —gritó.
—No sé donde estoy —contestó, la voz estaba desesperada—. Él me llevó. Por favor ven a buscarme —la voz se rompió.
— ¡Maldita bruja, dame esto!
James apretó el teléfono, paralizado, mientras oía la escena del otro lado del teléfono. ____ llorando. James oyó una bofetada. Y el teléfono se colgó
— ¡Dulce Jesus!
Logan lo agarró por el hombro.
— ¿Qué demonios está pasando?
—____ —James dijo sofocado—. Dijo que Carlos está muerto. Y que alguien la tiene.
Logan dejó la linterna que llevaba.
—Tenemos que ir a la cabaña. Carlos. Dios mío. —James no podía formar otro pensamiento coherente.
—Pueden marcharse —dijo Cintia—. Puedo llevar a Sean de aquí. Irán más rápido sin el trineo. Llamaré por radio pidiendo refuerzos, cogeré un coche tan rápido como puedo. Mis ayudantes están cerca.
James no esperó a oír algo más. Él y Logan empezaron a correr por la nieve. Carlos. Muerto. Las palabras se repetían una y otra vez, llenando su mente como una enfermiza letanía.
El bastardo les atrajo, secuestrando un niño, y ahora tenía a ____. Su sangre se enfrió. Más que la nieve que envolvía sus piernas. ____ moriría si no la encontraran y rápido.
Adelante, el brillo de las luces de la ciudad resplandecía contra la nieve. James aumentó la velocidad, decidido a llegar al jeep tan rápido como era posible. Logan se mantenía detrás de él, absteniéndose de expresar los miedos que merodeaban en sus pensamientos.
Llegaron a la parte de atrás de la tienda de Riley y continuaron corriendo alrededor del aparcamiento, cruzando la calle, donde estaba aparcado el Land Rover. Varias personas, incluso los padres de Sean gritaron preguntas, pero James ignoró todo, menos al coche.
Se lanzó en el asiento del conductor, encendió el motor y le dio marcha atrás. Logan apenas entró, antes de que James se disparara calle abajo.
El camino hasta en la cima de la montaña parecía eterno y a cada minuto, James rezaba.
—Dios, no te los lleves.
Agarró el volante, tomando las curvas más rápido que nunca.
—Que estén bien. No te lleves a Carlos.
Tomaron el camino de entrada, y los dos saltaron hacia la puerta. La casa estaba oscura. James entró bruscamente, gritando el nombre de Carlos. Logan pasó por su lado, alcanzando el interruptor.
Maldijo cuando las luces no se encendieron y volvió a gritar el nombre de Carlos.
James paró en seco cuando escuchó un bajo gemido. Saltó por encima del sofá, hacia el pasillo, en dirección a las habitaciones de huéspedes.
— ¡Consígueme luz! —le gritó a Logan.
— ¡Carlos! ¡Carlos! —James se lanzó al suelo, al lado de su hermano herido.
Logan apareció con una linterna y alumbró el cuerpo de Carlos. Su pecho estaba cubierto de sangre, pero sus párpados temblaron cuando la luz le dio en la cara.
—Carlos, soy yo, James. ¿Puedes oírme?
— ¿Cómo no podría, cuándo me estás gritando en el maldito oído? —se quejó Carlos.
James suspiró de alivio, y se relajó.
—Bastardo, me quitaste diez años de vida.
—____ —empezó Carlos, y su voz se rompió—. Tiene a ____.
— ¿Dónde te disparó? —exigió James, sin centrarse en ____ por solo un momento. Tenía que tomarlo de uno a uno, y en este minuto, necesitaba estar seguro que Carlos estaba bien.
—En el hombro —contestó Carlos, jadeando.
— ¿Puedes levantarte?
Carlos se movió y gimió de dolor.
— ¡James! — Llamó Cintia desde la puerta—.¿Estás aquí?
—Aquí —contestó Logan, moviendo la linterna hacia ella—. ¿Cómo llegaste tan rápido?
—He dejado al niño en la ciudad y vine tan rápido como pude. ¿Jesús Cristo, qué demonios pasó aquí? —preguntó mientras se arrodillaba al lado de Carlos.
—Ayúdame a ponerme de pie, maldita sea —dijo Carlos desesperado—. Tiene a ____.
— ¿Quién la tiene, Carlos? —exigió James.
Él y Logan levantaron a Carlos, y James le pasó un brazo alrededor para que no se cayera. Guiaron a Carlos hacia el sofá y lo sentaron.
—Tenemos que llevarte al hospital —dijo Logan.
—No.
—Carlos, no estás en forma para ir a ninguna parte, solo al hospital.
—Atravesó la carne —jadeó—. No me voy a ninguna parte, mientras que ____ sigue fuera con ese bastardo —se rompió—. Le hizo daño. Lo oí pegándola.
James apretó los dedos en puños. Él también oyó al bastando pegando ____.
— ¿Qué más oíste, Carlos? ¿Dijo algo? Tenemos que encontrarla.
—Hizo una llamada. Dijo algo sobre una lejana cabaña y cabos sueltos.
— ¡Cristo! —cabaña lejana. Cual si hubieran bastantes esparcidas por los Rocosos.
—Actuó cual si fuera cerca —dijo Carlos, mientras puso una mano en el hombro. Sangre roja brillante escapaba a través de sus dedos.
—Necesitas ir al hospital. Cintia, ¿puedes asegurarte de que llegará allí? —preguntó James.
—No iré —dijo Carlos mordaz.
—Solo nos retrasarías —dijo James—. No podemos perder ni un minuto. La matará.
Carlos miró desoladamente a James.
—Le he fallado.
—Cree que estás muerto —dijo James—. Lo mejor que puedes hacer es ir al hospital, para evitar que suceda lo que piensa ella.
Carlos se levantó.
— ¿Cómo sabes lo que piensa ella?
James le explicó rápidamente la llamada y dispuso con Cintia que lleve a Carlos al hospital. Su mente trabajaba furiosamente, intentando formar un plan de acción.
—Vamos, Logan.
Se paró suficientemente para coger más munición para los rifles y salió corriendo de la casa hasta el jeep. Logan saltó a su lado.
—Cerca, cabaña lejana. ¿Cree qué podía haberla llevado a Blythe Meadow? —preguntó Logan mientras James conducía.
—Es un buen lugar —asintió James—. Encaja. Si no allí, quizá en la vieja cabaña del minero. Comprobaremos a las dos.
Logan miró la ventana en silencio. Entonces, se volvió hacia James con ojos llenos de angustia.
— ¿Y si lleguemos demasiado tarde?
James agitó la cabeza y apretó el pie en el acelerador.
—No podemos llegar demasiado tarde, Logan. No podemos.
Capítulo 28
Cuarenta cinco minutos más tarde, sin aliento y avanzando lentamente por la nieve, James y Logan se pararon un momento para descansar.
—Ya no queda mucho —dijo Cintia.
James asintió, sin aliento para contestar. Su móvil sonó, acabando con el silencio de la noche. James dejó la cuerda y buscó frenéticamente el teléfono y contestó:
—James.
—James... —la voz de ____, débil y trémula, se escuchó por la línea.
—¿____? —se sentía aliviado.
—James, gracias a Dios —la voz parecía un poco más fuerte—. No tengo mucho tiempo. —Podía oír lágrimas en su voz, y se sintió aterrado—. Mató a Carlos —sollozó ella.
La sangre de James se heló.
—____, ____, ¿cariño, dónde estás? ¿Estás bien? —gritó.
—No sé donde estoy —contestó, la voz estaba desesperada—. Él me llevó. Por favor ven a buscarme —la voz se rompió.
— ¡Maldita bruja, dame esto!
James apretó el teléfono, paralizado, mientras oía la escena del otro lado del teléfono. ____ llorando. James oyó una bofetada. Y el teléfono se colgó
— ¡Dulce Jesus!
Logan lo agarró por el hombro.
— ¿Qué demonios está pasando?
—____ —James dijo sofocado—. Dijo que Carlos está muerto. Y que alguien la tiene.
Logan dejó la linterna que llevaba.
—Tenemos que ir a la cabaña. Carlos. Dios mío. —James no podía formar otro pensamiento coherente.
—Pueden marcharse —dijo Cintia—. Puedo llevar a Sean de aquí. Irán más rápido sin el trineo. Llamaré por radio pidiendo refuerzos, cogeré un coche tan rápido como puedo. Mis ayudantes están cerca.
James no esperó a oír algo más. Él y Logan empezaron a correr por la nieve. Carlos. Muerto. Las palabras se repetían una y otra vez, llenando su mente como una enfermiza letanía.
El bastardo les atrajo, secuestrando un niño, y ahora tenía a ____. Su sangre se enfrió. Más que la nieve que envolvía sus piernas. ____ moriría si no la encontraran y rápido.
Adelante, el brillo de las luces de la ciudad resplandecía contra la nieve. James aumentó la velocidad, decidido a llegar al jeep tan rápido como era posible. Logan se mantenía detrás de él, absteniéndose de expresar los miedos que merodeaban en sus pensamientos.
Llegaron a la parte de atrás de la tienda de Riley y continuaron corriendo alrededor del aparcamiento, cruzando la calle, donde estaba aparcado el Land Rover. Varias personas, incluso los padres de Sean gritaron preguntas, pero James ignoró todo, menos al coche.
Se lanzó en el asiento del conductor, encendió el motor y le dio marcha atrás. Logan apenas entró, antes de que James se disparara calle abajo.
El camino hasta en la cima de la montaña parecía eterno y a cada minuto, James rezaba.
—Dios, no te los lleves.
Agarró el volante, tomando las curvas más rápido que nunca.
—Que estén bien. No te lleves a Carlos.
Tomaron el camino de entrada, y los dos saltaron hacia la puerta. La casa estaba oscura. James entró bruscamente, gritando el nombre de Carlos. Logan pasó por su lado, alcanzando el interruptor.
Maldijo cuando las luces no se encendieron y volvió a gritar el nombre de Carlos.
James paró en seco cuando escuchó un bajo gemido. Saltó por encima del sofá, hacia el pasillo, en dirección a las habitaciones de huéspedes.
— ¡Consígueme luz! —le gritó a Logan.
— ¡Carlos! ¡Carlos! —James se lanzó al suelo, al lado de su hermano herido.
Logan apareció con una linterna y alumbró el cuerpo de Carlos. Su pecho estaba cubierto de sangre, pero sus párpados temblaron cuando la luz le dio en la cara.
—Carlos, soy yo, James. ¿Puedes oírme?
— ¿Cómo no podría, cuándo me estás gritando en el maldito oído? —se quejó Carlos.
James suspiró de alivio, y se relajó.
—Bastardo, me quitaste diez años de vida.
—____ —empezó Carlos, y su voz se rompió—. Tiene a ____.
— ¿Dónde te disparó? —exigió James, sin centrarse en ____ por solo un momento. Tenía que tomarlo de uno a uno, y en este minuto, necesitaba estar seguro que Carlos estaba bien.
—En el hombro —contestó Carlos, jadeando.
— ¿Puedes levantarte?
Carlos se movió y gimió de dolor.
— ¡James! — Llamó Cintia desde la puerta—.¿Estás aquí?
—Aquí —contestó Logan, moviendo la linterna hacia ella—. ¿Cómo llegaste tan rápido?
—He dejado al niño en la ciudad y vine tan rápido como pude. ¿Jesús Cristo, qué demonios pasó aquí? —preguntó mientras se arrodillaba al lado de Carlos.
—Ayúdame a ponerme de pie, maldita sea —dijo Carlos desesperado—. Tiene a ____.
— ¿Quién la tiene, Carlos? —exigió James.
Él y Logan levantaron a Carlos, y James le pasó un brazo alrededor para que no se cayera. Guiaron a Carlos hacia el sofá y lo sentaron.
—Tenemos que llevarte al hospital —dijo Logan.
—No.
—Carlos, no estás en forma para ir a ninguna parte, solo al hospital.
—Atravesó la carne —jadeó—. No me voy a ninguna parte, mientras que ____ sigue fuera con ese bastardo —se rompió—. Le hizo daño. Lo oí pegándola.
James apretó los dedos en puños. Él también oyó al bastando pegando ____.
— ¿Qué más oíste, Carlos? ¿Dijo algo? Tenemos que encontrarla.
—Hizo una llamada. Dijo algo sobre una lejana cabaña y cabos sueltos.
— ¡Cristo! —cabaña lejana. Cual si hubieran bastantes esparcidas por los Rocosos.
—Actuó cual si fuera cerca —dijo Carlos, mientras puso una mano en el hombro. Sangre roja brillante escapaba a través de sus dedos.
—Necesitas ir al hospital. Cintia, ¿puedes asegurarte de que llegará allí? —preguntó James.
—No iré —dijo Carlos mordaz.
—Solo nos retrasarías —dijo James—. No podemos perder ni un minuto. La matará.
Carlos miró desoladamente a James.
—Le he fallado.
—Cree que estás muerto —dijo James—. Lo mejor que puedes hacer es ir al hospital, para evitar que suceda lo que piensa ella.
Carlos se levantó.
— ¿Cómo sabes lo que piensa ella?
James le explicó rápidamente la llamada y dispuso con Cintia que lleve a Carlos al hospital. Su mente trabajaba furiosamente, intentando formar un plan de acción.
—Vamos, Logan.
Se paró suficientemente para coger más munición para los rifles y salió corriendo de la casa hasta el jeep. Logan saltó a su lado.
—Cerca, cabaña lejana. ¿Cree qué podía haberla llevado a Blythe Meadow? —preguntó Logan mientras James conducía.
—Es un buen lugar —asintió James—. Encaja. Si no allí, quizá en la vieja cabaña del minero. Comprobaremos a las dos.
Logan miró la ventana en silencio. Entonces, se volvió hacia James con ojos llenos de angustia.
— ¿Y si lleguemos demasiado tarde?
James agitó la cabeza y apretó el pie en el acelerador.
—No podemos llegar demasiado tarde, Logan. No podemos.
Invitado
Invitado
Re: La mujer de los tres hermanos TERMINADA
MARATON 2/4
Capítulo 29
____ abrió los ojos lentamente, sorprendida por el esfuerzo que necesitaba hacer. El aire era helado a su alrededor, y le dolía la mandíbula. No reconoció el entorno. Estaba en un cuarto de una cabaña, acostada en el suelo. Movió los brazos y descubrió que ya no tenía las esposas que tenía antes.
Sombras pálidas de luz entraban por la ventana. Amanecía. Así que llevaba allí hay por lo menos dos horas.
Lágrimas escapaban de sus párpados. Carlos. Nunca le había dicho que lo amaba. Y ahora ya no tendría la oportunidad de decirlo.
Un sonido la sorprendió y el dolor asaltó su cadera, cuando el raptor la pateo.
—Veo que está despierta. Bueno. Ahora levántate.
Lo miró cautelosamente. Fue la primero vez que lo hizo de verdad. Esperaba encarar un hombre vil y brutal, pero solo veía lo que parecía ser un hombre amable, de apacible altura y tamaño medio.
Sonrió como si leyendo sus pensamientos.
—No te dejes engañar por mi buen aspecto, mí querida. Ahora, te puedes levantar tú sola o puedo obligarte, y te aseguro, no será una experiencia agradable.
Quedó paralizada por el terror. Quiso vomitar. Puso las manos en el suelo y consiguió impulsarse para ponerse de pie. En cuanto se levantó, el hombre le agarró el brazo y la empujó en dirección a una silla.
—Toma asiento.
Se hundió en la silla situada tras un viejo escritorio. La silla estaba rota y crujió cuando coloco su peso en ella, por un momento, temió que se desmoronaría.
Puso su mano en el escritorio para equilibrarse. Estaba helada. Más helada que en cualquiera otro momento de su vida. No había ningún calor en la cabaña.
Ninguna protección contra el frío. Sentía los miembros congelándose. Temblaba incontrolablemente. Una vez que comenzó, no podía parar.
El hombre encendió un cigarrillo y perezosamente, sopló el humo. Apoyándose contra la mesa, la observó con ojos fríos.
—No tengo paciencia para rodeos. Voy a matarte.
El pánico la inundo. Su garganta se endureció, y por un momento no pudo respirar. No quería morir.
—Voy a ser civilizado al respecto.
Pareció asombrarse con su proclamación. Hasta emitió una risa seca.
—Voy a ofrecerte una elección. Una muerte rápida e indolora, o —pausó para hacer efecto— puede ser problemática, prolongada, y muy dolorosa. Tu elección.
Sintió que la boca se le secaba.
—Todo lo que tienes que hacer es decirme a quien más le contaste lo qué pasó en la noche de su boda. Muy simple. El Sr. Schmidt está muy ansioso para proteger sus intereses. Lo que sería difícil en una celda de prisión, estoy seguro que te puedes imaginar.
Sacó un grande y afilado cuchillo, a medida que hablaba. Acarició el metal frío y brilloso con las puntas de los dedos, moviéndolos de la extremidad hasta la punta.
La mente de ____ se desboco. Era un bastardo hablador. Claramente disfrutaba de la situación. Obviamente si hablaba, terminaría con el asunto en minutos. Miró el cuchillo, el terror recorriéndole todo el cuerpo.
Cerró los ojos e intentó encontrar valor. Recordó a Carlos y se mordió el interior la mejilla para alejar el llanto. No podía permitirse que aquel bastardo escapase después de lo que hizo.
— ¿Entonces lo qué será, Sra. Schmidt? ¿Podemos tener una breve conversación antes de su intempestivo fallecimiento?
Con las manos abiertas sobre escritorio, se quedó en pie.
—Vete al infierno —escupió.
Sus ojos se endurecieron. Cruzó el espacio entre ellos y sin advertencia, agarró su brazo y lo empujó hacia atrás. La giró hacia el escritorio. Gimió de dolor y él continuó a haciendo una presión enorme en su brazo.
Empujó más alto. Gritó en agonía y sintió un crujido.
¡Había quebrado su brazo!
Soltándola, dejó su brazo caer, oscilando a su lado. Sintió que la vista se le nublaba cada vez más, hasta se temió desmayarse por el dolor. Llevó la mano el escritorio, intentando mantenerse de pie. Las puntas de los dedos encontraron un lápiz y ella lo agarró.
Se sintió invadida por la ira, la adrenalina zumbando por sus venas, se giró, con el lápiz en la mano y lo hundió en el rostro de su torturador. Ahondó en su mejilla, y él se alejó con un aullido de dolor.
Ella no desaprovechó el tiempo. Ignorando el terrible dolor de su brazo, se arrojó hacia él, golpeándolo con la rodilla en la ingle. Una vez, dos veces y una tercera hasta que él cayó al suelo.
Capítulo 29
____ abrió los ojos lentamente, sorprendida por el esfuerzo que necesitaba hacer. El aire era helado a su alrededor, y le dolía la mandíbula. No reconoció el entorno. Estaba en un cuarto de una cabaña, acostada en el suelo. Movió los brazos y descubrió que ya no tenía las esposas que tenía antes.
Sombras pálidas de luz entraban por la ventana. Amanecía. Así que llevaba allí hay por lo menos dos horas.
Lágrimas escapaban de sus párpados. Carlos. Nunca le había dicho que lo amaba. Y ahora ya no tendría la oportunidad de decirlo.
Un sonido la sorprendió y el dolor asaltó su cadera, cuando el raptor la pateo.
—Veo que está despierta. Bueno. Ahora levántate.
Lo miró cautelosamente. Fue la primero vez que lo hizo de verdad. Esperaba encarar un hombre vil y brutal, pero solo veía lo que parecía ser un hombre amable, de apacible altura y tamaño medio.
Sonrió como si leyendo sus pensamientos.
—No te dejes engañar por mi buen aspecto, mí querida. Ahora, te puedes levantar tú sola o puedo obligarte, y te aseguro, no será una experiencia agradable.
Quedó paralizada por el terror. Quiso vomitar. Puso las manos en el suelo y consiguió impulsarse para ponerse de pie. En cuanto se levantó, el hombre le agarró el brazo y la empujó en dirección a una silla.
—Toma asiento.
Se hundió en la silla situada tras un viejo escritorio. La silla estaba rota y crujió cuando coloco su peso en ella, por un momento, temió que se desmoronaría.
Puso su mano en el escritorio para equilibrarse. Estaba helada. Más helada que en cualquiera otro momento de su vida. No había ningún calor en la cabaña.
Ninguna protección contra el frío. Sentía los miembros congelándose. Temblaba incontrolablemente. Una vez que comenzó, no podía parar.
El hombre encendió un cigarrillo y perezosamente, sopló el humo. Apoyándose contra la mesa, la observó con ojos fríos.
—No tengo paciencia para rodeos. Voy a matarte.
El pánico la inundo. Su garganta se endureció, y por un momento no pudo respirar. No quería morir.
—Voy a ser civilizado al respecto.
Pareció asombrarse con su proclamación. Hasta emitió una risa seca.
—Voy a ofrecerte una elección. Una muerte rápida e indolora, o —pausó para hacer efecto— puede ser problemática, prolongada, y muy dolorosa. Tu elección.
Sintió que la boca se le secaba.
—Todo lo que tienes que hacer es decirme a quien más le contaste lo qué pasó en la noche de su boda. Muy simple. El Sr. Schmidt está muy ansioso para proteger sus intereses. Lo que sería difícil en una celda de prisión, estoy seguro que te puedes imaginar.
Sacó un grande y afilado cuchillo, a medida que hablaba. Acarició el metal frío y brilloso con las puntas de los dedos, moviéndolos de la extremidad hasta la punta.
La mente de ____ se desboco. Era un bastardo hablador. Claramente disfrutaba de la situación. Obviamente si hablaba, terminaría con el asunto en minutos. Miró el cuchillo, el terror recorriéndole todo el cuerpo.
Cerró los ojos e intentó encontrar valor. Recordó a Carlos y se mordió el interior la mejilla para alejar el llanto. No podía permitirse que aquel bastardo escapase después de lo que hizo.
— ¿Entonces lo qué será, Sra. Schmidt? ¿Podemos tener una breve conversación antes de su intempestivo fallecimiento?
Con las manos abiertas sobre escritorio, se quedó en pie.
—Vete al infierno —escupió.
Sus ojos se endurecieron. Cruzó el espacio entre ellos y sin advertencia, agarró su brazo y lo empujó hacia atrás. La giró hacia el escritorio. Gimió de dolor y él continuó a haciendo una presión enorme en su brazo.
Empujó más alto. Gritó en agonía y sintió un crujido.
¡Había quebrado su brazo!
Soltándola, dejó su brazo caer, oscilando a su lado. Sintió que la vista se le nublaba cada vez más, hasta se temió desmayarse por el dolor. Llevó la mano el escritorio, intentando mantenerse de pie. Las puntas de los dedos encontraron un lápiz y ella lo agarró.
Se sintió invadida por la ira, la adrenalina zumbando por sus venas, se giró, con el lápiz en la mano y lo hundió en el rostro de su torturador. Ahondó en su mejilla, y él se alejó con un aullido de dolor.
Ella no desaprovechó el tiempo. Ignorando el terrible dolor de su brazo, se arrojó hacia él, golpeándolo con la rodilla en la ingle. Una vez, dos veces y una tercera hasta que él cayó al suelo.
Invitado
Invitado
Re: La mujer de los tres hermanos TERMINADA
MARATON 3/4
Capítulo 30
Ella no dudo ni un momento. Corrió.
Llegó la puerta de la cabaña y salió. La helada nieve alcanzaba sus caderas, mientras intentaba caminar.
Su corazón palpitaba. Nunca conseguiría salir de allí. La nieve estaba demasiado alta. Demasiado profunda. Con aquella ropa, ella se congelaría antes de encontrar un lugar seguro.
Apretó su mandíbula hasta sentir dolor. No moriría en las manos del bastardo. Si ella moría, no sería sin luchar.
Ignorando el dolor, el frío y el adormecimiento que afectaba sus miembros, luchó para seguir adelante, determinada poner tanta distancia como pudiera entre ella y su raptor.
Se dirigió a los árboles, intentando perderse en el área boscosa. Una risa histérica broto de su garganta. ¿Cómo podía perder a alguien, con tres pies de nieve?
Sintió la cabeza tirada hacia atrás. La tiró la mano que agarraba su pelo con firmeza. No se intimidó, luchando con uñas y dientes. Sentía que la supervivencia era posible.
El metal brilló en el inicio del sol matutino. Entonces sintió el dolor estallando en el pecho. Cayó en la nieve, vagamente consiente del hombre agarrando un cuchillo arriba de ella. El brazo sano se hundió en el hielo.
La mano palpó, hasta encontrar una piedra. La agarró firmemente, y se dispuso para hacer su última tentativa.
Con un grito de ira, arrastró el brazo adelante y batió en la cabeza del hombre con la piedra, mientras el cuchillo bajaba en su dirección. Esta vez la alcanzó debajo del hombro, haciendo un largo corte en el brazo.
Él cayó con el rostro en la nieve, y ella no le dio tiempo para recobrarse. Rodó, levantando la piedra de nuevo y golpeó tan fuerte como podía. Él se quedo quieto, y ella arrojo la piedra.
Rodó y se alejó, intentando desesperadamente recobrar el control.
El mundo giraba y giraba a su alrededor, estaba agonizando. Él la apuñaló en el pecho. Podía sentir la sangre caliente corriendo por la piel. El brazo caído osciló del lado. De alguna manera tenía que hallar un modo de llegar a casa.
Tropezó colina abajo, lejos de la cubierta de los árboles. Ahora necesitaba estar en el claro. Su esperanza era ser rescatada.
Cerró los ojos. Nunca les diría que los amaba. Lágrimas calientes caían, mezclándose con la sangre que corría libremente por su cuerpo. Si solamente pudiera decirlo.
James aceleraba el jeep hasta el límite. Durante dos horas, buscaron en cada rincón de la montaña. Existía solo una posibilidad más, y a pesar de sus esfuerzos, estaba perdiendo rápidamente la esperanza.
—Después de la siguiente curva, salga de la carretera —indicó Logan, con voz lúgubre—. Esperemos que la nevada no haya hecho el trayecto intransitable.
James tomo la curva y frenó hasta precipitarse en la salida.
— ¡James, mira! —clamó Logan.
James no perdió el tiempo. Había marcas frescas. Recién hechas. De un vehículo. Aceleró por el declive áspero, deslizando y oscilando en la nieve. Controlando el coche con dificultad, por el camino, hasta la vieja cabaña minera.
Un SUV negro se reflejó en la luz solar. James rugió cuando paró, agarró el rifle y saltó fuera del jeep. Logan lo siguió rápidamente, el arma de fuego apuntada y lista.
Frunció el ceño cuando vio la puerta totalmente abierta. Miró por la ventana y vislumbró el interior. Estaba desierto.
Él y Logan entraron rápido.
—Alguien estuvo aquí —murmuró Logan— recientemente. —Agarró un cigarrillo caído en el suelo y lo arrojo lejos.
El corazón del James palpitaba, mientras miraba a su alrededor. Había señales visibles de una pelea. Sangre en el suelo. Se volvió y corrió hacia la puerta, sus ojos buscaban señales frescas en la nieve.
Las profundas huellas de la nieve se alejaban de la cabaña, hasta los árboles, a lo lejos. Él y Logan salieron del porche y empezaron a seguir las pisadas.
Algunos segundos más tarde, Logan levantó la mano para detener a James.
— ¡Mira!
Apuntó un cuerpo a lo lejos. Corrieron hasta hallar un hombre hundido en la nieve. Le sangraba la cabeza.
James lo giró. Estaba inconsciente. La esperanza aumentó el ritmo de su corazón. ¿____ había escapado?
Entonces sus ojos vieron la sangre roja oscura que manchaba la nieve. Sangre que no venía del hombre. Sus ojos siguieron las salpicaduras a través de la nieve, seguían colina abajo.
— ¡Vamos! —gritó él.
Descendieron la colina, siempre siguiendo el rastro de sangre. James rezando todo el tiempo. Dios, déjanos encontrarla. Haz que ella esté bien.
— ¡James, está allí!
James miró hacia delante, a tiempo, para ver a ____ tambalearse y hundirse en la nieve. Corrió las restantes treinta yardas, con el corazón gritando todo el tiempo.
Cuando llegó a ella, la agarró y la abrazó.
—Oh Dios —gimió.
Había tanta sangre. Bañaba todo su frente. El brazo estaba caído en un ángulo extraño, hinchado y descolorido.
—¡____! ____, cariño —lloró él.
Logan se arrodilló a su lado y le ayudó sacarla de la nieve.
Sus ojos temblaron levemente. La desorientación los nublaba. Empezó a empujar y empujar, intentando levantarse.
Estaba llena la adrenalina, que empezaba a desaparecer. Empezó a temblar violentamente.
—Está entrando en choque —dijo James—. Tenemos que sacarla de aquí, ahora. Llama por el radio. Diles que tengan el helicóptero esperando. Tenemos que sacarla de la montaña lo más rápido posible.
—Carlos —clamó—. Oh Dios, Carlos —ella luchaba débilmente contra James, y lágrimas se deslizaban por su cara.
—Shhh, cariño. Carlos está bien. Te lo juro.
Ella no pareció escucharlo.
—Nunca les dije que… nunca les dije que los amo —susurró.
James la estrechó más contra de él. Enterró los labios en su pelo y parpadeó para alejar las lágrimas.
—Dios, yo también te amo, cariño. Yo también te amo.
Se levantó, agarrándola cuidadosamente en sus brazos. No tenía idea de la extensión de sus heridas, pero tenía que bajar rápidamente la montaña.
Logan se adelanto, haciendo un camino en la nieve para James. Lucharon para ascender la colina, cada paso era dolorosamente lento. Finalmente, vieron el jeep. Logan siguió enfrente, redoblando sus esfuerzos.
—Toma el botiquín de primeros auxilios —le pidió James—. Yo me sentaré detrás con ella. Necesito intentar parar la hemorragia.
Logan entró y agarró el botiquín de primeros auxilios, varios mantas y un montón de vendas.
En cuanto James se sentó con ____, Logan encendió el motor y siguió por el trecho, en dirección a la carretera principal.
— ¿Cómo está, James? Necesito saber algo —preguntó Logan, la desesperación era presente en su voz.
—El bastardo le quebró el brazo. Parece con que la apuñaló en el tórax. ¡Cristo, tiene tanta sangre!
Encontró la herida, la vendo firmemente. Llevó un dedo a su cuello, sintiéndole el pulso. Era débil e irregular, pero batía contra la piel.
Mantuvo las fajas apretadas con firmeza contra la herida del tórax. Necesitaba reducir el flujo de sangre.
—Carlos…
____ estaba solo medio consciente, y completamente inconsciente de la presencia de él y Logan. James alejó el pelo de su rostro.
—Está todo bien con Carlos, cariño. ¿Me oyes?
Balanceó la cabeza, pequeños gemidos ásperos escapaban de su garganta.
—Frío…tan frío.
—Aumenta el calor, Maldición —gritó James a Logan.
Juntó las mantas más apretadas alrededor de ella, intentando infundir calor en su cuerpo.
El ruido del radio lo interrumpió, y oyó contestar a Logan, pero su atención estaba en ____ y en la sangre que empapaba las vendas de sus manos.
—El helicóptero está casi aquí —le llamó Logan—. Van a aterrizar en el pasto de Duffy. Estaremos allí en aproximadamente dos minutos.
James respiro con alivio. Estaban casi allí; cuanto más rápido llegara ____ al hospital, tendrá más oportunidades de supervivir.
— ¿Alguna noticia sobre Carlos? —pregunto James.
—Cintia dijo que lo trasladaron a Denver. Al mismo hospital al cual enviarán a ____. Están preocupados por la cantidad de sangre que perdió.
La voz del Logan mostraba su preocupación, y los nervios de James se agitaron más aun.
— ¿Pero está bien, verdad?
—Dijo que perdió la conciencia antes de despegar. No sabía nada más.
— ¡****!
Cerró los ojos y quiso aullar de furia y frustración. Lágrimas escapaban de sus párpados, y él cerró los ojos con firmeza para no dejarlas salir. Nunca se había sentido tan impotente en toda su vida.
Dos de las personas más importantes de su vida, aparte de Logan, arrancadas de su lado.
Se agarró al asiento, cuando el jeep paró abruptamente. La puerta se abrió inmediatamente, y el médico del helicóptero empezó a examinar ____.
El médico gritó instrucciones, y dos enfermeros corrieron para atenderla. James salió del coche y los dejó asumir el control.
Una mano se deslizó por su hombro, y James se volvió para ver a Cintia.
—Solo quiero que sepas cuanto siento lo que ocurrió, James.
—Lo sé, Cintia.
— ¿hay alguna cosa qué pueda hacer?
Se volvió a mirarla.
—Hemos dejado al hombre en la vieja cabaña minera. Probablemente estará muerto. Podrías enviar a uno de tus ayudantes a traerlo.
Cintia lo miro con agudeza.
— ¿No lo mataste, verdad, James?
—No, pero quise hacerlo —respondió él.
Los médicos sacaron a ____ del coche y la se acostaron en la camilla. James y Logan corrieron allí, pero los detuvo el paramédico.
—La situación es crítica, señor. Lo siento, pero no podemos malgastar ni un segundo.
James abrió la boca, queriendo hacer a pregunta, pero se detuvo. En vez de eso, observó mientras ellos empujaban la camilla al helicóptero. El médico de vuelo entró y le dio señal para despegar al piloto. Segundos más tarde, el helicóptero cortaba el aire y volaba en dirección a Denver.
—Vamos, James —le llamó Logan con voz cansada. Sonaba como si él también se estuviera conteniendo a duras penas—. Nos llevara algunas horas para llegar a Denver.
James, arrastrándose, siguió a Logan y se subieron en el jeep. Tenía miedo. Miedo de lo que encontraran cuando llegarán al hospital.
Capítulo 30
Ella no dudo ni un momento. Corrió.
Llegó la puerta de la cabaña y salió. La helada nieve alcanzaba sus caderas, mientras intentaba caminar.
Su corazón palpitaba. Nunca conseguiría salir de allí. La nieve estaba demasiado alta. Demasiado profunda. Con aquella ropa, ella se congelaría antes de encontrar un lugar seguro.
Apretó su mandíbula hasta sentir dolor. No moriría en las manos del bastardo. Si ella moría, no sería sin luchar.
Ignorando el dolor, el frío y el adormecimiento que afectaba sus miembros, luchó para seguir adelante, determinada poner tanta distancia como pudiera entre ella y su raptor.
Se dirigió a los árboles, intentando perderse en el área boscosa. Una risa histérica broto de su garganta. ¿Cómo podía perder a alguien, con tres pies de nieve?
Sintió la cabeza tirada hacia atrás. La tiró la mano que agarraba su pelo con firmeza. No se intimidó, luchando con uñas y dientes. Sentía que la supervivencia era posible.
El metal brilló en el inicio del sol matutino. Entonces sintió el dolor estallando en el pecho. Cayó en la nieve, vagamente consiente del hombre agarrando un cuchillo arriba de ella. El brazo sano se hundió en el hielo.
La mano palpó, hasta encontrar una piedra. La agarró firmemente, y se dispuso para hacer su última tentativa.
Con un grito de ira, arrastró el brazo adelante y batió en la cabeza del hombre con la piedra, mientras el cuchillo bajaba en su dirección. Esta vez la alcanzó debajo del hombro, haciendo un largo corte en el brazo.
Él cayó con el rostro en la nieve, y ella no le dio tiempo para recobrarse. Rodó, levantando la piedra de nuevo y golpeó tan fuerte como podía. Él se quedo quieto, y ella arrojo la piedra.
Rodó y se alejó, intentando desesperadamente recobrar el control.
El mundo giraba y giraba a su alrededor, estaba agonizando. Él la apuñaló en el pecho. Podía sentir la sangre caliente corriendo por la piel. El brazo caído osciló del lado. De alguna manera tenía que hallar un modo de llegar a casa.
Tropezó colina abajo, lejos de la cubierta de los árboles. Ahora necesitaba estar en el claro. Su esperanza era ser rescatada.
Cerró los ojos. Nunca les diría que los amaba. Lágrimas calientes caían, mezclándose con la sangre que corría libremente por su cuerpo. Si solamente pudiera decirlo.
James aceleraba el jeep hasta el límite. Durante dos horas, buscaron en cada rincón de la montaña. Existía solo una posibilidad más, y a pesar de sus esfuerzos, estaba perdiendo rápidamente la esperanza.
—Después de la siguiente curva, salga de la carretera —indicó Logan, con voz lúgubre—. Esperemos que la nevada no haya hecho el trayecto intransitable.
James tomo la curva y frenó hasta precipitarse en la salida.
— ¡James, mira! —clamó Logan.
James no perdió el tiempo. Había marcas frescas. Recién hechas. De un vehículo. Aceleró por el declive áspero, deslizando y oscilando en la nieve. Controlando el coche con dificultad, por el camino, hasta la vieja cabaña minera.
Un SUV negro se reflejó en la luz solar. James rugió cuando paró, agarró el rifle y saltó fuera del jeep. Logan lo siguió rápidamente, el arma de fuego apuntada y lista.
Frunció el ceño cuando vio la puerta totalmente abierta. Miró por la ventana y vislumbró el interior. Estaba desierto.
Él y Logan entraron rápido.
—Alguien estuvo aquí —murmuró Logan— recientemente. —Agarró un cigarrillo caído en el suelo y lo arrojo lejos.
El corazón del James palpitaba, mientras miraba a su alrededor. Había señales visibles de una pelea. Sangre en el suelo. Se volvió y corrió hacia la puerta, sus ojos buscaban señales frescas en la nieve.
Las profundas huellas de la nieve se alejaban de la cabaña, hasta los árboles, a lo lejos. Él y Logan salieron del porche y empezaron a seguir las pisadas.
Algunos segundos más tarde, Logan levantó la mano para detener a James.
— ¡Mira!
Apuntó un cuerpo a lo lejos. Corrieron hasta hallar un hombre hundido en la nieve. Le sangraba la cabeza.
James lo giró. Estaba inconsciente. La esperanza aumentó el ritmo de su corazón. ¿____ había escapado?
Entonces sus ojos vieron la sangre roja oscura que manchaba la nieve. Sangre que no venía del hombre. Sus ojos siguieron las salpicaduras a través de la nieve, seguían colina abajo.
— ¡Vamos! —gritó él.
Descendieron la colina, siempre siguiendo el rastro de sangre. James rezando todo el tiempo. Dios, déjanos encontrarla. Haz que ella esté bien.
— ¡James, está allí!
James miró hacia delante, a tiempo, para ver a ____ tambalearse y hundirse en la nieve. Corrió las restantes treinta yardas, con el corazón gritando todo el tiempo.
Cuando llegó a ella, la agarró y la abrazó.
—Oh Dios —gimió.
Había tanta sangre. Bañaba todo su frente. El brazo estaba caído en un ángulo extraño, hinchado y descolorido.
—¡____! ____, cariño —lloró él.
Logan se arrodilló a su lado y le ayudó sacarla de la nieve.
Sus ojos temblaron levemente. La desorientación los nublaba. Empezó a empujar y empujar, intentando levantarse.
Estaba llena la adrenalina, que empezaba a desaparecer. Empezó a temblar violentamente.
—Está entrando en choque —dijo James—. Tenemos que sacarla de aquí, ahora. Llama por el radio. Diles que tengan el helicóptero esperando. Tenemos que sacarla de la montaña lo más rápido posible.
—Carlos —clamó—. Oh Dios, Carlos —ella luchaba débilmente contra James, y lágrimas se deslizaban por su cara.
—Shhh, cariño. Carlos está bien. Te lo juro.
Ella no pareció escucharlo.
—Nunca les dije que… nunca les dije que los amo —susurró.
James la estrechó más contra de él. Enterró los labios en su pelo y parpadeó para alejar las lágrimas.
—Dios, yo también te amo, cariño. Yo también te amo.
Se levantó, agarrándola cuidadosamente en sus brazos. No tenía idea de la extensión de sus heridas, pero tenía que bajar rápidamente la montaña.
Logan se adelanto, haciendo un camino en la nieve para James. Lucharon para ascender la colina, cada paso era dolorosamente lento. Finalmente, vieron el jeep. Logan siguió enfrente, redoblando sus esfuerzos.
—Toma el botiquín de primeros auxilios —le pidió James—. Yo me sentaré detrás con ella. Necesito intentar parar la hemorragia.
Logan entró y agarró el botiquín de primeros auxilios, varios mantas y un montón de vendas.
En cuanto James se sentó con ____, Logan encendió el motor y siguió por el trecho, en dirección a la carretera principal.
— ¿Cómo está, James? Necesito saber algo —preguntó Logan, la desesperación era presente en su voz.
—El bastardo le quebró el brazo. Parece con que la apuñaló en el tórax. ¡Cristo, tiene tanta sangre!
Encontró la herida, la vendo firmemente. Llevó un dedo a su cuello, sintiéndole el pulso. Era débil e irregular, pero batía contra la piel.
Mantuvo las fajas apretadas con firmeza contra la herida del tórax. Necesitaba reducir el flujo de sangre.
—Carlos…
____ estaba solo medio consciente, y completamente inconsciente de la presencia de él y Logan. James alejó el pelo de su rostro.
—Está todo bien con Carlos, cariño. ¿Me oyes?
Balanceó la cabeza, pequeños gemidos ásperos escapaban de su garganta.
—Frío…tan frío.
—Aumenta el calor, Maldición —gritó James a Logan.
Juntó las mantas más apretadas alrededor de ella, intentando infundir calor en su cuerpo.
El ruido del radio lo interrumpió, y oyó contestar a Logan, pero su atención estaba en ____ y en la sangre que empapaba las vendas de sus manos.
—El helicóptero está casi aquí —le llamó Logan—. Van a aterrizar en el pasto de Duffy. Estaremos allí en aproximadamente dos minutos.
James respiro con alivio. Estaban casi allí; cuanto más rápido llegara ____ al hospital, tendrá más oportunidades de supervivir.
— ¿Alguna noticia sobre Carlos? —pregunto James.
—Cintia dijo que lo trasladaron a Denver. Al mismo hospital al cual enviarán a ____. Están preocupados por la cantidad de sangre que perdió.
La voz del Logan mostraba su preocupación, y los nervios de James se agitaron más aun.
— ¿Pero está bien, verdad?
—Dijo que perdió la conciencia antes de despegar. No sabía nada más.
— ¡****!
Cerró los ojos y quiso aullar de furia y frustración. Lágrimas escapaban de sus párpados, y él cerró los ojos con firmeza para no dejarlas salir. Nunca se había sentido tan impotente en toda su vida.
Dos de las personas más importantes de su vida, aparte de Logan, arrancadas de su lado.
Se agarró al asiento, cuando el jeep paró abruptamente. La puerta se abrió inmediatamente, y el médico del helicóptero empezó a examinar ____.
El médico gritó instrucciones, y dos enfermeros corrieron para atenderla. James salió del coche y los dejó asumir el control.
Una mano se deslizó por su hombro, y James se volvió para ver a Cintia.
—Solo quiero que sepas cuanto siento lo que ocurrió, James.
—Lo sé, Cintia.
— ¿hay alguna cosa qué pueda hacer?
Se volvió a mirarla.
—Hemos dejado al hombre en la vieja cabaña minera. Probablemente estará muerto. Podrías enviar a uno de tus ayudantes a traerlo.
Cintia lo miro con agudeza.
— ¿No lo mataste, verdad, James?
—No, pero quise hacerlo —respondió él.
Los médicos sacaron a ____ del coche y la se acostaron en la camilla. James y Logan corrieron allí, pero los detuvo el paramédico.
—La situación es crítica, señor. Lo siento, pero no podemos malgastar ni un segundo.
James abrió la boca, queriendo hacer a pregunta, pero se detuvo. En vez de eso, observó mientras ellos empujaban la camilla al helicóptero. El médico de vuelo entró y le dio señal para despegar al piloto. Segundos más tarde, el helicóptero cortaba el aire y volaba en dirección a Denver.
—Vamos, James —le llamó Logan con voz cansada. Sonaba como si él también se estuviera conteniendo a duras penas—. Nos llevara algunas horas para llegar a Denver.
James, arrastrándose, siguió a Logan y se subieron en el jeep. Tenía miedo. Miedo de lo que encontraran cuando llegarán al hospital.
Invitado
Invitado
Re: La mujer de los tres hermanos TERMINADA
MARATON 4/4
Capítulo 31
James consiguió sacar de quicio por lo menos a seis personas, antes de descubrir dónde estaban Carlos y ____. Dio vueltas por Emergencias, hasta que lo amenazaron con ser detenido si no se calmaba.
____ había sido llevada a cirugía, pero Carlos estaba aún en Emergencias, recibiendo una transfusión de sangre. Al principio, les dijeron que James y Logan no podían verlo todavía, pero después de que James juró que destruiría el vestíbulo pedazo a pedazo, la enfermera cedió y permitió que entraran.
James abrió la puerta, ansioso por ver a su hermano menor.
La apariencia de Carlos lo conmocionó. A su lado, Logan también contuvo el aliento.
Pálido, demacrado, ojeras alrededor de los ojos, Carlos era horrible, para decirlo simplemente. Su hombro estaba fuertemente envuelto en vendas, y salían de él suficientes cables como para alimentar la electricidad de una pequeña ciudad.
Los ojos de Carlos temblaron al abrirse, cuando entraron sus hermanos. Levantó la cabeza, el dolor marcando profundas arrugas en su frente.
— ¿Dónde está? ¿La habéis encontrado? —exigió.
James se detuvo al lado de la cama, con las rodillas débiles por el alivio. No había pasado nada con Carlos, que algunos días en el hospital no pudieran arreglar.
—La encontramos —murmuró James.
— ¿Dónde está? —masculló Carlos con los dientes apretados.
James se pasó la mano por el pelo, intentando desesperadamente mantener la compostura.
—Está aquí. En el hospital —Logan habló más alto.
A Carlos le brillaron los ojos.
— ¿Cómo está?
—No lo sabemos —dijo James.
Carlos volvió la mirada en dirección a James, tragó saliva y preguntó:
— ¿Qué pasó?
James cerró los ojos.
—La apuñaló en el pecho y le quebró un brazo. Está en cirugía. La trajeron hasta aquí en helicóptero. No sabemos mucho.
Carlos volvió a hundirse entre las almohadas, con el rostro pálido. Las lágrimas se deslizaban por sus mejillas. James sintió una punzada dolorosa en el corazón. No volvió a ver a Carlos llorar desde que eran niños.
— ¿Ella… ella estará bien? —murmuró él.
James cambió una mirada con Logan. No quería mentirle, pero Carlos no estaba en condiciones de sobrellevar ese tipo de carga.
—Creo que ella se pondrá bien —dijo James, rezando para que no fuera mentira.
—No la protegí. Le fallé —dijo Carlos desoladamente.
—Yo les fallé a ambos —dijo James—. No debí dejarlos solos. Pero ahora, no podemos pensar en estas cosas.
Logan puso una mano en el hombro sano de Carlos.
— ¿Cómo te sientes?
—Estoy furioso —dijo Carlos airadamente—. Permití que ese bastardo se saliera con la suya.
— ¿Qué dijo el médico sobre tu hombro? —preguntó James, volviendo firmemente el tema de conversación a Carlos.
Carlos cerró de nuevo los ojos y se hundió más profundo en la almohada.
—Dijo que estaré bien. Me dio sangre, cosió la herida. Quiere que me quede un día o dos, pero en líneas generales, dijo que soy un bastardo afortunado.
Abrió un ojo para mirar fijamente a James.
— ¿Cómo la encontraron? ¿Qué pasó? No me han contado nada.
—Podemos hablar de eso más tarde —pidió James. Estaba seguro de que no necesitaba enfurecer a Carlos más de lo que ya estaba.
—No me protejan —Carlos dijo ferozmente—. ¡Díganme exactamente qué le sucedió, Maldición!
—Si no te calmas, conseguirás que nos expulsen de aquí —dijo Logan.
Fueron interrumpidos cuando la puerta se abrió y una enfermera asomó la cabeza en la habitación.
— ¿Sr. Rush? La Sra. Schmidt salió de la cirugía. Pensé que usted querría saberlo. Está en recuperación, pero el doctor bajará en algunos minutos para hablar con usted.
— ¿Cuándo podremos verla? —exigió James.
—Tendrán que preguntarle al doctor. Ya sabe que usted está aquí. No tardará.
James suspiró con frustración.
— ¿Sabe por lo menos cómo está?
La enfermera sonrió amablemente.
—Pasó bien por la cirugía.
Sintió un vacío en el estómago, y por un momento, pensó que podría desmayarse. El alivio lo invadió de forma tan aplastante, que tuvo que buscar rápido un lugar para sentarse o iba a caer.
Se dejó caer en la silla situada al lado de la cama de Carlos y hundió la cabeza entre las manos.
—Gracias a Dios —oyó susurrar a Logan.
James no se había dado cuenta de lo asustado que había estado. No, hasta ahora. Su respiración salía entrecortada, mientras luchaba por calmar sus violentas emociones. Apretaba los dedos en puños y luego los aflojaba.
Pasaron varios minutos y los hermanos permanecieron sentados en silencio. Entonces se abrió la puerta y entró un hombre mayor vestido de verde. Les lanzó una mirada y se ajustó las gafas.
— ¿Están aquí por la Sra. Schmidt?
—No la llame así —gruñó Carlos—. Su nombre es ____.
El doctor parpadeó sorprendido.
—Tomaré eso como un sí.
James se levantó y extendió la mano.
—James Rush. Y sí, estamos aquí por ____. ¿Cómo está?
El médico estrechó la mano de James.
—Dr. Phillips. Hice la cirugía en la Sra.… ____ —se autocorrigió.
— ¿Está bien? —preguntó Logan ansioso.
—Está bien, considerando la condición en la que llegó. Perdió una gran cantidad de sangre. Sufrió una fractura compuesta en el radio. También sufrió una laceración de seis pulgadas en el hombro izquierdo, además de una severa herida de cuchillo en el tórax. Pude reparar algo del tejido dañado y cerrar el corte. Afortunadamente, la hoja del cuchillo no alcanzó órganos vitales. Dos centímetros más a la derecha y habría perforado un pulmón.
James se dejó caer pesadamente otra vez en la silla.
— ¿Cuándo podremos verla?
—Está en recuperación. La trasladaremos a un nivel más bajo de cuidados, menor que UTI y un poco mayor que la sala normal de internación. Quiero monitorizar su progreso por algunos días. No veo razón para que ustedes no puedan entrar a verla en cuanto salga de la recuperación.
— ¿Usted nos puede avisar cuando la trasladen? —preguntó Logan.
—Pediré a la enfermera que venga a buscarlos —prometió el Dr. Phillips.
—Gracias —dijo James—. Se lo agradecemos.
El doctor asintió y caminó fuera de la sala, cerrando la puerta al salir.
James se volvió hacia Carlos.
— ¿Cuándo te van a llevar a una habitación?
—No tengo ni una maldita idea —refunfuñó Carlos—. Han estado palpándome y pinchándome con agujas todo el tiempo.
Capítulo 31
James consiguió sacar de quicio por lo menos a seis personas, antes de descubrir dónde estaban Carlos y ____. Dio vueltas por Emergencias, hasta que lo amenazaron con ser detenido si no se calmaba.
____ había sido llevada a cirugía, pero Carlos estaba aún en Emergencias, recibiendo una transfusión de sangre. Al principio, les dijeron que James y Logan no podían verlo todavía, pero después de que James juró que destruiría el vestíbulo pedazo a pedazo, la enfermera cedió y permitió que entraran.
James abrió la puerta, ansioso por ver a su hermano menor.
La apariencia de Carlos lo conmocionó. A su lado, Logan también contuvo el aliento.
Pálido, demacrado, ojeras alrededor de los ojos, Carlos era horrible, para decirlo simplemente. Su hombro estaba fuertemente envuelto en vendas, y salían de él suficientes cables como para alimentar la electricidad de una pequeña ciudad.
Los ojos de Carlos temblaron al abrirse, cuando entraron sus hermanos. Levantó la cabeza, el dolor marcando profundas arrugas en su frente.
— ¿Dónde está? ¿La habéis encontrado? —exigió.
James se detuvo al lado de la cama, con las rodillas débiles por el alivio. No había pasado nada con Carlos, que algunos días en el hospital no pudieran arreglar.
—La encontramos —murmuró James.
— ¿Dónde está? —masculló Carlos con los dientes apretados.
James se pasó la mano por el pelo, intentando desesperadamente mantener la compostura.
—Está aquí. En el hospital —Logan habló más alto.
A Carlos le brillaron los ojos.
— ¿Cómo está?
—No lo sabemos —dijo James.
Carlos volvió la mirada en dirección a James, tragó saliva y preguntó:
— ¿Qué pasó?
James cerró los ojos.
—La apuñaló en el pecho y le quebró un brazo. Está en cirugía. La trajeron hasta aquí en helicóptero. No sabemos mucho.
Carlos volvió a hundirse entre las almohadas, con el rostro pálido. Las lágrimas se deslizaban por sus mejillas. James sintió una punzada dolorosa en el corazón. No volvió a ver a Carlos llorar desde que eran niños.
— ¿Ella… ella estará bien? —murmuró él.
James cambió una mirada con Logan. No quería mentirle, pero Carlos no estaba en condiciones de sobrellevar ese tipo de carga.
—Creo que ella se pondrá bien —dijo James, rezando para que no fuera mentira.
—No la protegí. Le fallé —dijo Carlos desoladamente.
—Yo les fallé a ambos —dijo James—. No debí dejarlos solos. Pero ahora, no podemos pensar en estas cosas.
Logan puso una mano en el hombro sano de Carlos.
— ¿Cómo te sientes?
—Estoy furioso —dijo Carlos airadamente—. Permití que ese bastardo se saliera con la suya.
— ¿Qué dijo el médico sobre tu hombro? —preguntó James, volviendo firmemente el tema de conversación a Carlos.
Carlos cerró de nuevo los ojos y se hundió más profundo en la almohada.
—Dijo que estaré bien. Me dio sangre, cosió la herida. Quiere que me quede un día o dos, pero en líneas generales, dijo que soy un bastardo afortunado.
Abrió un ojo para mirar fijamente a James.
— ¿Cómo la encontraron? ¿Qué pasó? No me han contado nada.
—Podemos hablar de eso más tarde —pidió James. Estaba seguro de que no necesitaba enfurecer a Carlos más de lo que ya estaba.
—No me protejan —Carlos dijo ferozmente—. ¡Díganme exactamente qué le sucedió, Maldición!
—Si no te calmas, conseguirás que nos expulsen de aquí —dijo Logan.
Fueron interrumpidos cuando la puerta se abrió y una enfermera asomó la cabeza en la habitación.
— ¿Sr. Rush? La Sra. Schmidt salió de la cirugía. Pensé que usted querría saberlo. Está en recuperación, pero el doctor bajará en algunos minutos para hablar con usted.
— ¿Cuándo podremos verla? —exigió James.
—Tendrán que preguntarle al doctor. Ya sabe que usted está aquí. No tardará.
James suspiró con frustración.
— ¿Sabe por lo menos cómo está?
La enfermera sonrió amablemente.
—Pasó bien por la cirugía.
Sintió un vacío en el estómago, y por un momento, pensó que podría desmayarse. El alivio lo invadió de forma tan aplastante, que tuvo que buscar rápido un lugar para sentarse o iba a caer.
Se dejó caer en la silla situada al lado de la cama de Carlos y hundió la cabeza entre las manos.
—Gracias a Dios —oyó susurrar a Logan.
James no se había dado cuenta de lo asustado que había estado. No, hasta ahora. Su respiración salía entrecortada, mientras luchaba por calmar sus violentas emociones. Apretaba los dedos en puños y luego los aflojaba.
Pasaron varios minutos y los hermanos permanecieron sentados en silencio. Entonces se abrió la puerta y entró un hombre mayor vestido de verde. Les lanzó una mirada y se ajustó las gafas.
— ¿Están aquí por la Sra. Schmidt?
—No la llame así —gruñó Carlos—. Su nombre es ____.
El doctor parpadeó sorprendido.
—Tomaré eso como un sí.
James se levantó y extendió la mano.
—James Rush. Y sí, estamos aquí por ____. ¿Cómo está?
El médico estrechó la mano de James.
—Dr. Phillips. Hice la cirugía en la Sra.… ____ —se autocorrigió.
— ¿Está bien? —preguntó Logan ansioso.
—Está bien, considerando la condición en la que llegó. Perdió una gran cantidad de sangre. Sufrió una fractura compuesta en el radio. También sufrió una laceración de seis pulgadas en el hombro izquierdo, además de una severa herida de cuchillo en el tórax. Pude reparar algo del tejido dañado y cerrar el corte. Afortunadamente, la hoja del cuchillo no alcanzó órganos vitales. Dos centímetros más a la derecha y habría perforado un pulmón.
James se dejó caer pesadamente otra vez en la silla.
— ¿Cuándo podremos verla?
—Está en recuperación. La trasladaremos a un nivel más bajo de cuidados, menor que UTI y un poco mayor que la sala normal de internación. Quiero monitorizar su progreso por algunos días. No veo razón para que ustedes no puedan entrar a verla en cuanto salga de la recuperación.
— ¿Usted nos puede avisar cuando la trasladen? —preguntó Logan.
—Pediré a la enfermera que venga a buscarlos —prometió el Dr. Phillips.
—Gracias —dijo James—. Se lo agradecemos.
El doctor asintió y caminó fuera de la sala, cerrando la puerta al salir.
James se volvió hacia Carlos.
— ¿Cuándo te van a llevar a una habitación?
—No tengo ni una maldita idea —refunfuñó Carlos—. Han estado palpándome y pinchándome con agujas todo el tiempo.
Invitado
Invitado
Re: La mujer de los tres hermanos TERMINADA
Capítulo 32
James vio el dolor en los ojos de Carlos. Lanzó un vistazo a Logan, para ver si él también lo había notado. Logan apretó los labios, convertirlos en una fina línea.
— ¿Has tomado algo para el dolor, amigo? —preguntó.
Carlos le dirigió una mirada enojada.
—No, Maldición. Quería permanecer despierto y consciente hasta estar seguro que ____ estaba a salvo.
—De acuerdo, ahora que sabes que está bien, voy a llamar a la enfermera para que te dé algo.
—No lo necesito —dijo Carlos entre dientes.
—Carlos, te dispararon. No puede sentirte tan genial —Logan levantó la voz—. Deja de ser un ****a obstinado y toma la medicina.
—Puedes tomarla por las buenas o juro que te sujetaré mientras la enfermera clava una aguja en tu trasero —dijo James.
—Que te jodan —gruñó Carlos.
Pero se dejó caer pesadamente en la cama, los ojos cansados y llenos de dolor. James buscó el botón de llamada y lo pulsó. Pocos minutos más tarde, una enfermera entró rápidamente, con una jeringa en la mano.
—Ya era hora de que me permitiera medicarlo, jovencito —dijo, lanzando una mirada severa en dirección a Carlos.
Se inclinó para sujetar la vía en la muñeca de Carlos y rápidamente inyectó el medicamento contra el dolor. Palmeó suavemente su brazo.
—Ahora intente descansar un poquito.
James dio vuelta la silla para enfrentar a Carlos, y se volvió a sentar.
Logan atrapó la única silla que quedaba libre y la colocó al pie de la cama.
—Díganle a ____… díganle que la amo —Carlos pidió con la voz desvaneciéndose.
—Lo haré —prometió James bajito—. Ahora intenta descansar para poder decírselo tú mismo.
La cabeza del Carlos se hundió en la almohada y sus ojos se cerraron.
James se recostó en la silla y enlazó las manos atrás de la cabeza.
Miró fijamente al techo, los diseños del cielorraso danzaban ante su vista. Estaba tan cansado. Había envejecido una década durante aquella noche. ¿Había sido solamente la noche anterior cuando había estado sentado en la sala, reflexionando sobre lo buena que era la vida?
Las cosas habían cambiado de un momento a otro.
Logan y él continuaron sentados en silencio, mientras los minutos pasaban. Logan se veía tan cansado como se sentía James. Pero ninguno descansaría hasta que no vieran a ____.
Debió adormilarse momentáneamente, porque lo sobresaltó la puerta abriéndose.
— ¿Son ustedes James y Logan? —preguntó una enfermera.
James se incorporó.
—Sí señora, somos nosotros.
Hizo un ademán para que la siguieran.
Una vez en el pasillo, los miró con ojos preocupados.
—Sacamos a la Sra. Schmidt de la recuperación, pero está bastante agitada. Ha estado preguntando por ustedes. No queremos darle sedantes tan pronto después de la anestesia. Quizás la presencia de ustedes la calme.
—Vamos —pidió James.
Siguieron a la enfermera, y James tuvo que controlar sus zancadas para no adelantarla. Su impaciencia casi hervía, mientras permitía que ella los guiara por los retorcidos pasillos, hacia el ascensor.
Después de lo que pareció toda una vida, la enfermera entró en una gran sala que albergaba varios cubículos más pequeños. En el centro se encontraba el puesto de control de enfermería, donde otras dos enfermeras se movían presurosas entrando y saliendo de los cubículos.
—La Sra. Schmidt está allá en el final —la enfermera indicó.
Caminó delante de ellos, hizo a un lado la cortina e indicó a James y Logan que pasaran al cubículo. James entró. Contuvo el aliento cuando vio a ____ sobre la cama, cautiva por una multitud de tuberías y cables que salían de todas partes.
Sollozos ahogados provenían de ella, y las lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Miraba hacia el otro lado, y él rodeo la cama, para poder enfrentarla.
—____. ____, cariño, estoy aquí —dijo, mientras se acercaba.
Logan lo siguió, aproximándose al otro lado de ____.
Ella cerró los ojos y se giró, alejándose de James.
Logan deslizó una mano por su pelo y se inclinó para besarla.
—Me rompes el corazón —dijo Logan con voz ronca.
—Carlos —susurró ella—. Oh Dios, Carlos.
James se mordió el interior de la mejilla, para evitar desmoronarse. Se inclinó hacia delante, necesitaba tocarla, asegurarse por sí mismo de que ella estaba viva.
—Cariño, Carlos está bien, te lo juro. Está abajo, en Emergencias, esperando una habitación.
Ella agitó la cabeza y gimió, la agonía deslizándose por la garganta.
—Muñeca, escúchanos —suplicó Logan—. No es bueno para ti estar tan alterada.
James la observaba, el pánico aumentando rápidamente en su interior. La enfermera revoloteaba en la entrada del cubículo, la preocupación grabada en el rostro.
____ no estaba consciente de lo que pasaba a su alrededor. Estaba demasiado afligida. Creía que Carlos estaba muerto.
James se volvió hacia la enfermera mientras Logan continuaba reconfortando a ____.
—Nuestro hermano, Carlos Rush, está abajo, en Emergencias, esperando por una habitación. Haga traer aquí su cama.
La enfermera frunció el entrecejo.
—De ninguna manera. No tenemos manera de instalar una habitación doble aquí. Esta es una unidad de cuidados especiales. Tenemos que poder monitorear de cerca a nuestros pacientes.
—Y yo le estoy diciendo que el único modo de calmarla es traer a mi hermano aquí —insistió James—. No me importa qué tiene que hacer para conseguirlo. Simplemente hágalo.
—Yo no tengo autoridad para hacerlo —protestó la enfermera—. Tendré que llamar al médico de guardia y correr el riesgo de darle un sedante a ella.
—Pondré este maldito hospital patas arriba si tengo que hacerlo —se empecinó James—. No se equivoque conmigo. No sobre este asunto. Él necesita un cuarto. Necesita ser cuidado. Puede venir aquí. Hay espacio para otra cama. Demonios, podría ponerlo en el cubículo de al lado y sacar la cortina. ¡No me interesa cómo lo hará, sólo quiero que lo haga!
—Yo no puedo autorizar algo así —dijo la enfermera—. Solamente el médico que la atiende puede hacerlo.
—Entonces llámelo —exigió James—. Quiero hablar con él. Llámelo ahora mismo. Estamos perdiendo el tiempo.
La enfermera se retiró, y pocos segundos más tarde el Dr. Phillips asomó la cabeza por la puerta.
— ¿Sr. Rush, qué está pasando aquí?
James explicó deprisa su pedido. Mientras hablaba, el médico se acercó al lado de la cama de ____ y oyó sus ahogados sollozos. Dejó vagar la mirada por el cuarto, como considerando el pedido de James. Entonces suspiró.
—No me llevo bien con la intimidación, Sr. Rush. Lo que está pidiendo usted, es muy irregular. Sin embargo, tengo que reconocer que quizás lo mejor para esta jovencita sea ver a su hermano. Tal vez eso la calme. Tendré que llamar al médico de Emergencias y organizar todo con él, pero no veo por qué no podríamos hacer una excepción por esta vez. Mucho dependerá de cuán estable sea la condición de su hermano. Tengo entendido que sufrió una herida de bala.
James sintió que el alivio lo inundaba.
—Gracias, doctor.
Retomó su posición al lado de la cama de ____, cogiendo su mano sana. El brazo izquierdo estaba enyesado, y su tórax y hombro izquierdo estaban envueltos en pesados vendajes.
Nunca la había visto tan vulnerable. Las lágrimas continuaban escapando de sus ojos cerrados, sentía que el corazón se le apretaba en respuesta. Se inclinó y besó su frente.
—Te amo, cariño —susurró—. Lamento tanto no habértelo dicho nunca.
Mientras él y Logan mantenían la vigilia, ____ se durmió finalmente. Su respiración se volvió más estable, y el flujo de lágrimas por fin se paró. La cabeza caía abatida contra la almohada, el rostro pálido tenía manchas rojas causadas por el llanto.
Algunos minutos más tarde, la misma enfermera queJames había acorralado entró bulliciosamente, echándole una mirada de contrariedad.
—Me dieron instrucciones de abrir el cubículo contiguo al de la Sra. Schmidt. Como imagino que ustedes no aceptarán irse a casa, haré traer una silla y un sofá pequeño también.
James relajó la expresión.
—Gracias —dijo con sinceridad—. Esto significa mucho para nosotros.
La expresión de la enfermera se suavizó.
—Sé que ustedes están preocupados por ella. Pero nosotros estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo por cuidarla bien. —Después sonrió traviesamente—. Además, lo más probable es que su hermano hubiera acabado aquí, de cualquier forma. El hospital está casi lleno, y él necesita más cuidados que los de una sala normal, pero no es un candidato para la UCI. Y por lo que he oído, no está siendo exactamente cooperativo.
Los labios de James se distendieron en una sonrisa.
—Sí, ése es nuestro Carlos. Pero cambiará de actitud cuando pueda ver a ____. Ha estado muy preocupado por ella.
En menos de una hora, las cortinas entre los dos cuartos habían sido descorridas y dos ordenanzas habían traído una silla y un sofá que dejaron entre las dos camas.
Treinta minutos más tarde, una enfermera doblaba la esquina, empujando a Carlos en una silla de ruedas. Ella se veía bastante infeliz con su carga, y Carlos también parecía desalentado.
Ella hizo rodar la silla en dirección a la cama libre, pero él usó la mano sana para detener las ruedas. La enfermera apretó los labios, y meneó la cabeza.
—Debe meterse ya en la cama, Sr. Rush. Consiguió lo que quería. Lo traje en la silla de ruedas, cuando no debería estar fuera de la cama, pero se acostará inmediatamente o lo llevaré de vuelta a Emergencias.
Carlos la ignoró, sus ojos se paseaban obsesivamente sobre ____.
—Ayúdame a incorporarme —le pidió con voz ronca a James.
—Carlos, deberías estar en la cama —comenzó James.
—Tengo que verla —dijo Carlos.
James miró a la enfermera que encogió los hombros derrotada.
—Haga cualquiera cosa que consiga meterlo en la cama lo más deprisa posible —dijo.
—Échame una mano, Logan —dirigió James—. Vamos a hacer esto rápido.
James se inclinó sobre Carlos, y él le pasó el brazo sano alrededor del cuello, apoyándose en su hermano para incorporarse. Carlos tembló recostado a James, y el sudor brotó en su frente. El rostro se le puso de color blanco pastoso, y James supo que le había costado muy caro el gasto de tanta energía.
Logan y él llevaron a Carlos hasta la cama, donde ____ estaba acostada. Con los ojos llenos de lágrimas Carlos la miró y acercó la mano para acariciarle la mejilla, después secó la humedad de su propio rostro.
—Lo lamento tanto —dijo, con un nudo en la garganta.
Ella se removió en el sueño.
—Carlos —murmuró. Entonces las lágrimas se deslizaron desde sus párpados cerrados una vez más.
Carlos finalmente perdió la batalla por permanecer en pie. Su cuerpo se aflojó y James y Logan reaccionaron a tiempo para atraparlo. Lo arrastraron a la cama y con ayuda de la enfermera lo acomodaron.
Ella procedió a reconectar todos los cables y vías de medicación, antes de dejarlos a solas.
—Promete que me llamarás cuando ella despierte —pidió Carlos, fijando en James sus ojos exhaustos.
—Lo haré —contestó James—. Ahora descansa un poco. No le harías ningún bien en estas condiciones.
Carlos asintió y cerró los ojos. Estaba dormido antes de que su cabeza se reclinara completamente sobre la almohada.
James giró y se dejó caer en el sofá mientras Logan ocupaba la silla cercana.
—Estuvimos cerca de perderlos —dijo en voz baja.
Logan asintió.
—Muy cerca.
—Hay que hacer algo con ese bastardo.
De nuevo, Logan movió la cabeza.
James apretó y aflojó los puños. Repitió la acción una y otra vez.
—Mataré yo mismo a ese *beep* antes que dejarlo acercarse de nuevo a mi familia.
James vio el dolor en los ojos de Carlos. Lanzó un vistazo a Logan, para ver si él también lo había notado. Logan apretó los labios, convertirlos en una fina línea.
— ¿Has tomado algo para el dolor, amigo? —preguntó.
Carlos le dirigió una mirada enojada.
—No, Maldición. Quería permanecer despierto y consciente hasta estar seguro que ____ estaba a salvo.
—De acuerdo, ahora que sabes que está bien, voy a llamar a la enfermera para que te dé algo.
—No lo necesito —dijo Carlos entre dientes.
—Carlos, te dispararon. No puede sentirte tan genial —Logan levantó la voz—. Deja de ser un ****a obstinado y toma la medicina.
—Puedes tomarla por las buenas o juro que te sujetaré mientras la enfermera clava una aguja en tu trasero —dijo James.
—Que te jodan —gruñó Carlos.
Pero se dejó caer pesadamente en la cama, los ojos cansados y llenos de dolor. James buscó el botón de llamada y lo pulsó. Pocos minutos más tarde, una enfermera entró rápidamente, con una jeringa en la mano.
—Ya era hora de que me permitiera medicarlo, jovencito —dijo, lanzando una mirada severa en dirección a Carlos.
Se inclinó para sujetar la vía en la muñeca de Carlos y rápidamente inyectó el medicamento contra el dolor. Palmeó suavemente su brazo.
—Ahora intente descansar un poquito.
James dio vuelta la silla para enfrentar a Carlos, y se volvió a sentar.
Logan atrapó la única silla que quedaba libre y la colocó al pie de la cama.
—Díganle a ____… díganle que la amo —Carlos pidió con la voz desvaneciéndose.
—Lo haré —prometió James bajito—. Ahora intenta descansar para poder decírselo tú mismo.
La cabeza del Carlos se hundió en la almohada y sus ojos se cerraron.
James se recostó en la silla y enlazó las manos atrás de la cabeza.
Miró fijamente al techo, los diseños del cielorraso danzaban ante su vista. Estaba tan cansado. Había envejecido una década durante aquella noche. ¿Había sido solamente la noche anterior cuando había estado sentado en la sala, reflexionando sobre lo buena que era la vida?
Las cosas habían cambiado de un momento a otro.
Logan y él continuaron sentados en silencio, mientras los minutos pasaban. Logan se veía tan cansado como se sentía James. Pero ninguno descansaría hasta que no vieran a ____.
Debió adormilarse momentáneamente, porque lo sobresaltó la puerta abriéndose.
— ¿Son ustedes James y Logan? —preguntó una enfermera.
James se incorporó.
—Sí señora, somos nosotros.
Hizo un ademán para que la siguieran.
Una vez en el pasillo, los miró con ojos preocupados.
—Sacamos a la Sra. Schmidt de la recuperación, pero está bastante agitada. Ha estado preguntando por ustedes. No queremos darle sedantes tan pronto después de la anestesia. Quizás la presencia de ustedes la calme.
—Vamos —pidió James.
Siguieron a la enfermera, y James tuvo que controlar sus zancadas para no adelantarla. Su impaciencia casi hervía, mientras permitía que ella los guiara por los retorcidos pasillos, hacia el ascensor.
Después de lo que pareció toda una vida, la enfermera entró en una gran sala que albergaba varios cubículos más pequeños. En el centro se encontraba el puesto de control de enfermería, donde otras dos enfermeras se movían presurosas entrando y saliendo de los cubículos.
—La Sra. Schmidt está allá en el final —la enfermera indicó.
Caminó delante de ellos, hizo a un lado la cortina e indicó a James y Logan que pasaran al cubículo. James entró. Contuvo el aliento cuando vio a ____ sobre la cama, cautiva por una multitud de tuberías y cables que salían de todas partes.
Sollozos ahogados provenían de ella, y las lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Miraba hacia el otro lado, y él rodeo la cama, para poder enfrentarla.
—____. ____, cariño, estoy aquí —dijo, mientras se acercaba.
Logan lo siguió, aproximándose al otro lado de ____.
Ella cerró los ojos y se giró, alejándose de James.
Logan deslizó una mano por su pelo y se inclinó para besarla.
—Me rompes el corazón —dijo Logan con voz ronca.
—Carlos —susurró ella—. Oh Dios, Carlos.
James se mordió el interior de la mejilla, para evitar desmoronarse. Se inclinó hacia delante, necesitaba tocarla, asegurarse por sí mismo de que ella estaba viva.
—Cariño, Carlos está bien, te lo juro. Está abajo, en Emergencias, esperando una habitación.
Ella agitó la cabeza y gimió, la agonía deslizándose por la garganta.
—Muñeca, escúchanos —suplicó Logan—. No es bueno para ti estar tan alterada.
James la observaba, el pánico aumentando rápidamente en su interior. La enfermera revoloteaba en la entrada del cubículo, la preocupación grabada en el rostro.
____ no estaba consciente de lo que pasaba a su alrededor. Estaba demasiado afligida. Creía que Carlos estaba muerto.
James se volvió hacia la enfermera mientras Logan continuaba reconfortando a ____.
—Nuestro hermano, Carlos Rush, está abajo, en Emergencias, esperando por una habitación. Haga traer aquí su cama.
La enfermera frunció el entrecejo.
—De ninguna manera. No tenemos manera de instalar una habitación doble aquí. Esta es una unidad de cuidados especiales. Tenemos que poder monitorear de cerca a nuestros pacientes.
—Y yo le estoy diciendo que el único modo de calmarla es traer a mi hermano aquí —insistió James—. No me importa qué tiene que hacer para conseguirlo. Simplemente hágalo.
—Yo no tengo autoridad para hacerlo —protestó la enfermera—. Tendré que llamar al médico de guardia y correr el riesgo de darle un sedante a ella.
—Pondré este maldito hospital patas arriba si tengo que hacerlo —se empecinó James—. No se equivoque conmigo. No sobre este asunto. Él necesita un cuarto. Necesita ser cuidado. Puede venir aquí. Hay espacio para otra cama. Demonios, podría ponerlo en el cubículo de al lado y sacar la cortina. ¡No me interesa cómo lo hará, sólo quiero que lo haga!
—Yo no puedo autorizar algo así —dijo la enfermera—. Solamente el médico que la atiende puede hacerlo.
—Entonces llámelo —exigió James—. Quiero hablar con él. Llámelo ahora mismo. Estamos perdiendo el tiempo.
La enfermera se retiró, y pocos segundos más tarde el Dr. Phillips asomó la cabeza por la puerta.
— ¿Sr. Rush, qué está pasando aquí?
James explicó deprisa su pedido. Mientras hablaba, el médico se acercó al lado de la cama de ____ y oyó sus ahogados sollozos. Dejó vagar la mirada por el cuarto, como considerando el pedido de James. Entonces suspiró.
—No me llevo bien con la intimidación, Sr. Rush. Lo que está pidiendo usted, es muy irregular. Sin embargo, tengo que reconocer que quizás lo mejor para esta jovencita sea ver a su hermano. Tal vez eso la calme. Tendré que llamar al médico de Emergencias y organizar todo con él, pero no veo por qué no podríamos hacer una excepción por esta vez. Mucho dependerá de cuán estable sea la condición de su hermano. Tengo entendido que sufrió una herida de bala.
James sintió que el alivio lo inundaba.
—Gracias, doctor.
Retomó su posición al lado de la cama de ____, cogiendo su mano sana. El brazo izquierdo estaba enyesado, y su tórax y hombro izquierdo estaban envueltos en pesados vendajes.
Nunca la había visto tan vulnerable. Las lágrimas continuaban escapando de sus ojos cerrados, sentía que el corazón se le apretaba en respuesta. Se inclinó y besó su frente.
—Te amo, cariño —susurró—. Lamento tanto no habértelo dicho nunca.
Mientras él y Logan mantenían la vigilia, ____ se durmió finalmente. Su respiración se volvió más estable, y el flujo de lágrimas por fin se paró. La cabeza caía abatida contra la almohada, el rostro pálido tenía manchas rojas causadas por el llanto.
Algunos minutos más tarde, la misma enfermera queJames había acorralado entró bulliciosamente, echándole una mirada de contrariedad.
—Me dieron instrucciones de abrir el cubículo contiguo al de la Sra. Schmidt. Como imagino que ustedes no aceptarán irse a casa, haré traer una silla y un sofá pequeño también.
James relajó la expresión.
—Gracias —dijo con sinceridad—. Esto significa mucho para nosotros.
La expresión de la enfermera se suavizó.
—Sé que ustedes están preocupados por ella. Pero nosotros estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo por cuidarla bien. —Después sonrió traviesamente—. Además, lo más probable es que su hermano hubiera acabado aquí, de cualquier forma. El hospital está casi lleno, y él necesita más cuidados que los de una sala normal, pero no es un candidato para la UCI. Y por lo que he oído, no está siendo exactamente cooperativo.
Los labios de James se distendieron en una sonrisa.
—Sí, ése es nuestro Carlos. Pero cambiará de actitud cuando pueda ver a ____. Ha estado muy preocupado por ella.
En menos de una hora, las cortinas entre los dos cuartos habían sido descorridas y dos ordenanzas habían traído una silla y un sofá que dejaron entre las dos camas.
Treinta minutos más tarde, una enfermera doblaba la esquina, empujando a Carlos en una silla de ruedas. Ella se veía bastante infeliz con su carga, y Carlos también parecía desalentado.
Ella hizo rodar la silla en dirección a la cama libre, pero él usó la mano sana para detener las ruedas. La enfermera apretó los labios, y meneó la cabeza.
—Debe meterse ya en la cama, Sr. Rush. Consiguió lo que quería. Lo traje en la silla de ruedas, cuando no debería estar fuera de la cama, pero se acostará inmediatamente o lo llevaré de vuelta a Emergencias.
Carlos la ignoró, sus ojos se paseaban obsesivamente sobre ____.
—Ayúdame a incorporarme —le pidió con voz ronca a James.
—Carlos, deberías estar en la cama —comenzó James.
—Tengo que verla —dijo Carlos.
James miró a la enfermera que encogió los hombros derrotada.
—Haga cualquiera cosa que consiga meterlo en la cama lo más deprisa posible —dijo.
—Échame una mano, Logan —dirigió James—. Vamos a hacer esto rápido.
James se inclinó sobre Carlos, y él le pasó el brazo sano alrededor del cuello, apoyándose en su hermano para incorporarse. Carlos tembló recostado a James, y el sudor brotó en su frente. El rostro se le puso de color blanco pastoso, y James supo que le había costado muy caro el gasto de tanta energía.
Logan y él llevaron a Carlos hasta la cama, donde ____ estaba acostada. Con los ojos llenos de lágrimas Carlos la miró y acercó la mano para acariciarle la mejilla, después secó la humedad de su propio rostro.
—Lo lamento tanto —dijo, con un nudo en la garganta.
Ella se removió en el sueño.
—Carlos —murmuró. Entonces las lágrimas se deslizaron desde sus párpados cerrados una vez más.
Carlos finalmente perdió la batalla por permanecer en pie. Su cuerpo se aflojó y James y Logan reaccionaron a tiempo para atraparlo. Lo arrastraron a la cama y con ayuda de la enfermera lo acomodaron.
Ella procedió a reconectar todos los cables y vías de medicación, antes de dejarlos a solas.
—Promete que me llamarás cuando ella despierte —pidió Carlos, fijando en James sus ojos exhaustos.
—Lo haré —contestó James—. Ahora descansa un poco. No le harías ningún bien en estas condiciones.
Carlos asintió y cerró los ojos. Estaba dormido antes de que su cabeza se reclinara completamente sobre la almohada.
James giró y se dejó caer en el sofá mientras Logan ocupaba la silla cercana.
—Estuvimos cerca de perderlos —dijo en voz baja.
Logan asintió.
—Muy cerca.
—Hay que hacer algo con ese bastardo.
De nuevo, Logan movió la cabeza.
James apretó y aflojó los puños. Repitió la acción una y otra vez.
—Mataré yo mismo a ese *beep* antes que dejarlo acercarse de nuevo a mi familia.
Invitado
Invitado
Re: La mujer de los tres hermanos TERMINADA
Capítulo 33
____ abrió sus ojos lentamente y parpadeó para alejar las telarañas. Por un momento, no recordó en donde se encontraba o por qué estaba en aquel lugar desconocido. Y cuando recordó, un dolor como nunca haya conocido, se arrastró lentamente por su sistema.
Carlos.
Cerró los ojos e intentó recordar todos lo que ocurrió, pero todo lo que le venía en la memoria era a Carlos cayendo, la mano sobre el pecho cubierto de sangre.
Lágrimas calientes llenaron sus ojos y escaparon de los párpados. Las sentía escurrirse lentamente y caer por sus mejillas. Una mano caliente agarró su rostro y suavemente le secó la humedad.
Abrió los ojos para ver a James de pie junto a ella, con una mirada preocupada en su rostro. Parpadeó de nuevo para enfocarle. Lentamente se dio cuenta del resto del entorno. Estaba en un cuarto de hospital. Miró al otro lado, donde vio a Logan dormido en una silla.
La ausencia tan visible de Carlos mandó otro espasmo de agonía por su corazón. De su garganta, se le escapó un sollozo —uno al que intentó reprimir— pero que amenazó sofocarla con su intensidad. Finalmente, fue forzada a dejarlo salir.
Sonó severo y feo, hasta en sus propios oídos. Y una vez liberado, surgieron más hasta que cada respiración trajo otro llanto.
—____, escúcheme, cariño. Tiene que escucharme. Carlos está bien. No está muerto. Está aquí.
James agarró su barbilla, forzándola mirarlo, penetrándola con sus ojos hazel.
— ¿Entiendes lo que te estoy diciendo? —exigió él.
Entonces oyó a alguien en el fondo.
— ¡Déjame, maldita sea!
— ¿Carlos? —susurró ella. No podía ser. Lo vio caer. Escuchó el disparo. Sintió su sangre.
Luchó para sentarse y casi perdió el conocimiento, por el dolor que se esparció por su pecho. James juró encima de ella y la forzó a acostarse.
—Despacio, cariño. No te hagas daño.
Detrás de James, surgió Carlos, su cara demarcada, ojos inyectados de sangre, la mitad de su parte superior envuelta en vendas. Se volvió borroso ante ella, mientras que sus ojos se llenaban de lágrimas. Nunca había notado tan hermosa vista en su vida.
—Cristo, Carlos, no deberías estar levantado —protestó James.
Carlos empujó a James a un lado, y en el momento siguiente, ____ se sintió abrazada contra el cuerpo de Carlos. Presionó su mejilla contra su pecho, una masa de vendas empujaba su rostro. No le importaba. No le importaba el dolor que sentía en tal incómoda posición.
Él la besó en la frente.
—Gracias a Dios que estás bien —susurró él.
Se alejó y ____ agarró su mano entre las suyas.
—No te vayas.
—Odio interrumpir —empezó James—. Pero los dos sienten mucho dolor y deben descansar. Eso significa vuelve tu cu.lo en la cama, Carlos. Os quiero recuperados, para que podamos ir para casa.
____ oyó la preocupación de su voz. También vio dolor en los ojos de Carlos. Su propio dolor estaba rápidamente asumiendo el control. Pero primero tenía que decirlo.
Llevó la mano para tocar el rostro de Carlos.
—Te amo. Debería habértelo dicho antes.
Carlos cogió su mano y besó su palma.
—Yo también te amo.
James pasó un brazo alrededor de Carlos y lo alejó. Carlos se apoyó contra su hermano. ____ miró hacia arriba donde Logan estaba a su lado.
— ¿Está bien? —preguntó ella en voz baja.
—Está mejor que tú —dijo Logan secamente. Hesito un momento, antes de tocarle el pelo—. Nos asustaste, muñeca.
Ella no contestó. ¿Cómo podía decirle qué ellos no podían haber estado más asustados qué ella? Nunca estuvo tan aterrada en toda su vida. No quiso morir con tanto remordimiento. Las cosas se volvieron claras en aquellos horribles minutos en la nieve, cuando estaba segura de que nunca más volvería a ver a James, Logan o Carlos.
—Te amo —dijo ella, permitiendo que toda la emoción escapara en aquéllas tres pequeñas palabras.
Logan se agachó para apretar su frente contra la suya.
—Yo también te amo, muñeca. Tanto. No quiero volver a estar tan cerca de perderte nunca más.
Cerró los ojos mientras él la besó suavemente en los labios.
—Me duele —dijo ella bajito.
Logan se levantó inmediatamente.
—Llamaré la enfermera.
Ella sonrió, estremeciendo por el esfuerzo. Sintió la mano de James acariciando su brazo y su hombro. Tiernamente empujó su pelo detrás de la oreja.
—Descansa, cariño. Estamos aquí. No nos vamos a ir.
____ oyó entrar a la enfermera, sintió la picadura de la aguja, y segundos más tarde dio la bienvenida al olvido.
—T... te amo —dijo arrastrando las palabras, mientras que el rostro de James se desdibujaba.
—Yo también te amo, cariño. Ahora descansa.
En los días siguientes, ____ durmió la mayor parte del tiempo. Carlos se puso más y más irritado, hasta que la enfermera finalmente desistió de intentar mantenerlo en la cama. El cuarto día, le dieron el alta oficialmente.
El mismo día, movieron a ____ hacia una habitación normal. James se relajó finalmente. Carlos y ____ estaban fuera de peligro. Pronto los tendría en casa, donde pertenecían.
Se sentó en la silla, al lado de la cama de ____ mientras ella dormía y estiró el cuello. Friccionó los ojos cansados y se preguntó cómo volvería a dormir otra noche, antes de estar seguro de que la amenaza del esposo de ____ desaparecía.
Del otro lado del cuarto, Carlos estaba sentado en el sofá, con varios cojines a su alrededor. Su hermano menor no había descansado suficiente después de su herida, James lo sabía, pero no sabía cómo hacer a Carlos que se sentara.
Logan se sentó en una silla cerca de Carlos, el cansancio se veía en sus ojos. Todos estaban cansados. Querían la misma cosa. Ir a casa.
El móvil de James sonó, y él respondió rápidamente, para no molestar ____. Se puso de pie y caminó hacia la puerta, lejos de la cama de ____.
—James.
—James, soy Halston. ¿Es un mal momento?
—No, ¿qué pasa?
Halston hesitó por un momento.
— ¿Cómo están Carlos y ____?
—Mejor. Hoy le dieron el alta a Carlos y movieron a ____. Los dos necesitan mucho descanso, pero ellos estarán bien.
—Oh, es fenomenal, James. Mira, llamo porque pensé que debía saber que encontramos al tío que disparó a Carlos e intentó matar ____. Está muerto.
—****.
—Sí, dímelo a mí. Quería vivo al bastardo. James, sabes lo que difícil es acusar Kendall Schmidt de cualquier cosa.
—Sí, lo sé —gruñó James.
— ¿Qué quieres qué haga?
James suspiró y se pasó la mano por su pelo.
—No haga nada aún. Necesito hablar con Cal, también con Carlos y Logan. No podemos hacer nada que pueda poner a ____ en peligro.
—Te diré si descubro algo más —prometió Halston.
—Gracias —dijo James antes de colgar el teléfono.
Se dio la vuelta para ver a ____ estudiándolo.
—Hola —dijo mientras se acercaba a la cama. Se agachó y la besó en la frente, después alejó el pelo de su mejilla.
— ¿Cómo te sientes?
Sus ojos de canela lo miraban preocupados.
— ¿Quién era al teléfono?
Él no quería disgustarla, pero no iba a mentirla.
—Era Halston. El hombre quien te hirió… está muerto.
Algo salvaje relampagueó en su rostro.
—Muy bien. Casi mató Carlos —dijo mordaz.
—Casi te mató, cariño.
— ¿Cómo está Carlos? —preguntó ella.
James parpadeó por el abrupto cambio de tema. Pero cuando estaba despierta, ____ se concentraba en la salud de Carlos. Sabía que aún estaba tratando con el susto de casi perderlo. Era un sentimiento íntimamente familiar. Echó un vistazo y vio a Logan y a Carlos dormidos.
—Están descansando.
____ cerró los ojos por un momento, los abrió y asintió.
—Él no debería estar fuera de la cama.
James se agachó para volver a besarla. No podía tocarla el suficiente. La besaba, la tocaba cada vez que tenía la oportunidad.
—Quiero ir a casa —susurró ella.
—Lo sé, cariño. Pronto. Te lo prometo.
Acarició su pelo y sentó en la cama, cuidando de no sacudirla demasiado.
Algo pareció haberse retirado dentro de ella. Algo que pasaba cada vez con más frecuencia desde que se despertó. Lo preocupaba. No tenía ni idea de lo que estaba pensando.
Empezó a preguntarla, pero sus ojos se agitaron, y ella los cerró lentamente. Se quedó con ella hasta que oyó su suave y rítmica respiración, indicando que se quedó dormida. Se sentó en la silla, iba a descansar un poco.
____ abrió sus ojos lentamente y parpadeó para alejar las telarañas. Por un momento, no recordó en donde se encontraba o por qué estaba en aquel lugar desconocido. Y cuando recordó, un dolor como nunca haya conocido, se arrastró lentamente por su sistema.
Carlos.
Cerró los ojos e intentó recordar todos lo que ocurrió, pero todo lo que le venía en la memoria era a Carlos cayendo, la mano sobre el pecho cubierto de sangre.
Lágrimas calientes llenaron sus ojos y escaparon de los párpados. Las sentía escurrirse lentamente y caer por sus mejillas. Una mano caliente agarró su rostro y suavemente le secó la humedad.
Abrió los ojos para ver a James de pie junto a ella, con una mirada preocupada en su rostro. Parpadeó de nuevo para enfocarle. Lentamente se dio cuenta del resto del entorno. Estaba en un cuarto de hospital. Miró al otro lado, donde vio a Logan dormido en una silla.
La ausencia tan visible de Carlos mandó otro espasmo de agonía por su corazón. De su garganta, se le escapó un sollozo —uno al que intentó reprimir— pero que amenazó sofocarla con su intensidad. Finalmente, fue forzada a dejarlo salir.
Sonó severo y feo, hasta en sus propios oídos. Y una vez liberado, surgieron más hasta que cada respiración trajo otro llanto.
—____, escúcheme, cariño. Tiene que escucharme. Carlos está bien. No está muerto. Está aquí.
James agarró su barbilla, forzándola mirarlo, penetrándola con sus ojos hazel.
— ¿Entiendes lo que te estoy diciendo? —exigió él.
Entonces oyó a alguien en el fondo.
— ¡Déjame, maldita sea!
— ¿Carlos? —susurró ella. No podía ser. Lo vio caer. Escuchó el disparo. Sintió su sangre.
Luchó para sentarse y casi perdió el conocimiento, por el dolor que se esparció por su pecho. James juró encima de ella y la forzó a acostarse.
—Despacio, cariño. No te hagas daño.
Detrás de James, surgió Carlos, su cara demarcada, ojos inyectados de sangre, la mitad de su parte superior envuelta en vendas. Se volvió borroso ante ella, mientras que sus ojos se llenaban de lágrimas. Nunca había notado tan hermosa vista en su vida.
—Cristo, Carlos, no deberías estar levantado —protestó James.
Carlos empujó a James a un lado, y en el momento siguiente, ____ se sintió abrazada contra el cuerpo de Carlos. Presionó su mejilla contra su pecho, una masa de vendas empujaba su rostro. No le importaba. No le importaba el dolor que sentía en tal incómoda posición.
Él la besó en la frente.
—Gracias a Dios que estás bien —susurró él.
Se alejó y ____ agarró su mano entre las suyas.
—No te vayas.
—Odio interrumpir —empezó James—. Pero los dos sienten mucho dolor y deben descansar. Eso significa vuelve tu cu.lo en la cama, Carlos. Os quiero recuperados, para que podamos ir para casa.
____ oyó la preocupación de su voz. También vio dolor en los ojos de Carlos. Su propio dolor estaba rápidamente asumiendo el control. Pero primero tenía que decirlo.
Llevó la mano para tocar el rostro de Carlos.
—Te amo. Debería habértelo dicho antes.
Carlos cogió su mano y besó su palma.
—Yo también te amo.
James pasó un brazo alrededor de Carlos y lo alejó. Carlos se apoyó contra su hermano. ____ miró hacia arriba donde Logan estaba a su lado.
— ¿Está bien? —preguntó ella en voz baja.
—Está mejor que tú —dijo Logan secamente. Hesito un momento, antes de tocarle el pelo—. Nos asustaste, muñeca.
Ella no contestó. ¿Cómo podía decirle qué ellos no podían haber estado más asustados qué ella? Nunca estuvo tan aterrada en toda su vida. No quiso morir con tanto remordimiento. Las cosas se volvieron claras en aquellos horribles minutos en la nieve, cuando estaba segura de que nunca más volvería a ver a James, Logan o Carlos.
—Te amo —dijo ella, permitiendo que toda la emoción escapara en aquéllas tres pequeñas palabras.
Logan se agachó para apretar su frente contra la suya.
—Yo también te amo, muñeca. Tanto. No quiero volver a estar tan cerca de perderte nunca más.
Cerró los ojos mientras él la besó suavemente en los labios.
—Me duele —dijo ella bajito.
Logan se levantó inmediatamente.
—Llamaré la enfermera.
Ella sonrió, estremeciendo por el esfuerzo. Sintió la mano de James acariciando su brazo y su hombro. Tiernamente empujó su pelo detrás de la oreja.
—Descansa, cariño. Estamos aquí. No nos vamos a ir.
____ oyó entrar a la enfermera, sintió la picadura de la aguja, y segundos más tarde dio la bienvenida al olvido.
—T... te amo —dijo arrastrando las palabras, mientras que el rostro de James se desdibujaba.
—Yo también te amo, cariño. Ahora descansa.
En los días siguientes, ____ durmió la mayor parte del tiempo. Carlos se puso más y más irritado, hasta que la enfermera finalmente desistió de intentar mantenerlo en la cama. El cuarto día, le dieron el alta oficialmente.
El mismo día, movieron a ____ hacia una habitación normal. James se relajó finalmente. Carlos y ____ estaban fuera de peligro. Pronto los tendría en casa, donde pertenecían.
Se sentó en la silla, al lado de la cama de ____ mientras ella dormía y estiró el cuello. Friccionó los ojos cansados y se preguntó cómo volvería a dormir otra noche, antes de estar seguro de que la amenaza del esposo de ____ desaparecía.
Del otro lado del cuarto, Carlos estaba sentado en el sofá, con varios cojines a su alrededor. Su hermano menor no había descansado suficiente después de su herida, James lo sabía, pero no sabía cómo hacer a Carlos que se sentara.
Logan se sentó en una silla cerca de Carlos, el cansancio se veía en sus ojos. Todos estaban cansados. Querían la misma cosa. Ir a casa.
El móvil de James sonó, y él respondió rápidamente, para no molestar ____. Se puso de pie y caminó hacia la puerta, lejos de la cama de ____.
—James.
—James, soy Halston. ¿Es un mal momento?
—No, ¿qué pasa?
Halston hesitó por un momento.
— ¿Cómo están Carlos y ____?
—Mejor. Hoy le dieron el alta a Carlos y movieron a ____. Los dos necesitan mucho descanso, pero ellos estarán bien.
—Oh, es fenomenal, James. Mira, llamo porque pensé que debía saber que encontramos al tío que disparó a Carlos e intentó matar ____. Está muerto.
—****.
—Sí, dímelo a mí. Quería vivo al bastardo. James, sabes lo que difícil es acusar Kendall Schmidt de cualquier cosa.
—Sí, lo sé —gruñó James.
— ¿Qué quieres qué haga?
James suspiró y se pasó la mano por su pelo.
—No haga nada aún. Necesito hablar con Cal, también con Carlos y Logan. No podemos hacer nada que pueda poner a ____ en peligro.
—Te diré si descubro algo más —prometió Halston.
—Gracias —dijo James antes de colgar el teléfono.
Se dio la vuelta para ver a ____ estudiándolo.
—Hola —dijo mientras se acercaba a la cama. Se agachó y la besó en la frente, después alejó el pelo de su mejilla.
— ¿Cómo te sientes?
Sus ojos de canela lo miraban preocupados.
— ¿Quién era al teléfono?
Él no quería disgustarla, pero no iba a mentirla.
—Era Halston. El hombre quien te hirió… está muerto.
Algo salvaje relampagueó en su rostro.
—Muy bien. Casi mató Carlos —dijo mordaz.
—Casi te mató, cariño.
— ¿Cómo está Carlos? —preguntó ella.
James parpadeó por el abrupto cambio de tema. Pero cuando estaba despierta, ____ se concentraba en la salud de Carlos. Sabía que aún estaba tratando con el susto de casi perderlo. Era un sentimiento íntimamente familiar. Echó un vistazo y vio a Logan y a Carlos dormidos.
—Están descansando.
____ cerró los ojos por un momento, los abrió y asintió.
—Él no debería estar fuera de la cama.
James se agachó para volver a besarla. No podía tocarla el suficiente. La besaba, la tocaba cada vez que tenía la oportunidad.
—Quiero ir a casa —susurró ella.
—Lo sé, cariño. Pronto. Te lo prometo.
Acarició su pelo y sentó en la cama, cuidando de no sacudirla demasiado.
Algo pareció haberse retirado dentro de ella. Algo que pasaba cada vez con más frecuencia desde que se despertó. Lo preocupaba. No tenía ni idea de lo que estaba pensando.
Empezó a preguntarla, pero sus ojos se agitaron, y ella los cerró lentamente. Se quedó con ella hasta que oyó su suave y rítmica respiración, indicando que se quedó dormida. Se sentó en la silla, iba a descansar un poco.
Invitado
Invitado
Re: La mujer de los tres hermanos TERMINADA
Capítulo 34
____ miró fijamente el techo, sus pensamientos vueltos un caos. James, Logan y Carlos estaban dormidos. Le parecía que estaban tan incómodos como en el infierno, pero no quería hacer nada que pudiera despertarlos.
La culpa pesaba como una tonelada en su pecho. Cada vez que cerraba los ojos, veía a Carlos cayendo de nuevo. Su peor temor había sido el peligro que estaba atrayendo hacia los hermanos. Un miedo que ahora se justificó.
Era hora de tomar una decisión, para evitar que algo malo volviera a suceder a James, Logan o Carlos. Especialmente a Carlos. ¡Les amaba tanto! La idea de perder a alguno de ellos, creaba un dolor insoportable en su corazón.
Lanzó una mirada a James, a pocos pasos de distancia. Su móvil estaba en la mesita de noche cerca de su cama. Lo observó fijamente por un largo momento, y luego lo alcanzó sigilosamente.
Sabía que Halston había sido la última en llamar, por lo que su número debía estar guardado. ____ abrió despacio el teléfono y presionó los botones para buscar la última llamada recibida. Y entonces llamó
Algunos segundos más tarde, oía la voz de Halston, filtrada por la línea.
— ¿Halston? Soy… soy ____ Schmidt —dijo con voz más fuerte.
Hubo una pausa larga.
— ¿Qué puedo hacer por usted, Sra. Schmidt?
____ respiró profundamente y echó un vistazo para tener la certeza de que no había despertado a los hombres.
—Necesito que contacte con el fiscal de distrito de San Francisco —pidió en casi un murmullo.
Otra pausa larga.
— ¿James sabe que me está llamando? —preguntó Halston.
—No, y quiero mantenerlo así —____ declaró con firmeza—. Mire, Halston... Sé que no le gusto, pero también sé que le interesa James. ¿Quiere que le suceda lo mismo que a Carlos? Tengo que hacer lo que pueda para mantenerlo a salvo. Para mantener a todos a salvo.
— ¿Qué quiere que le diga al fiscal?
—Dígale que tengo información sobre Kendall Schmidt, que podría interesarle mucho. Dígale donde encontrarme. No voy a discutirlo por teléfono. Tiene que ser personalmente.
— ¿Está segura de estar tomando una decisión correcta? —preguntó Halston.
Si ____ no conociera los hechos, juraría que había preocupación real en la voz de la otra mujer.
—Es mi única opción. Yo no puedo dejar que ellos mueran por mi causa.
El silencio cayó sobre las dos mujeres. Finalmente, Halston dijo.
—Está bien, haré esa llamada.
—Gracias —le agradeció suavemente ____.
Cerró el teléfono y lo puso cuidadosamente en su lugar. Entonces se hundió en las almohadas, exhausta por el esfuerzo que había hecho.
Dos días más tarde, llegó el fiscal, con dos oficiales de patrulla, flanqueándolo. Entraron en el cuarto de ____, despertando la reacción inmediata de los hermanos.
El miedo apretó el pecho de ____, hasta obligarla a luchar por la respiración. Sabía quién era él y por qué estaba allí.
— ¿Qué demonios está ocurriendo? —exigió James, cuando el fiscal entró en el cuarto, irguiéndose en toda su estatura.
Logan y Carlos también se levantaron. Una pesada tensión nubló el cuarto, tan espesa que podría ser cortada con cuchillo.
—Calma, hijo. Me llamo David Masterson. Soy el fiscal de distrito de San Francisco.
James se cruzó de brazos y permaneció parado, con las piernas separadas, mirando fija y desafiantemente al fiscal.
—Eso no explica por qué está aquí.
—Le pedí que viniera —dijo ____ con suavidad.
Todos los ojos se giraron hacia ella. Carlos se acercó a la cama, cerniéndose protector sobre ella. Como mucho, eso se veía gracioso. Con el pecho y los hombros llenos de fajas, parecía una momia medio vestida.
—Quizás pueda estar un momento a solas con la Sra. Schmidt—habló más fuerte el fiscal.
—Al infierno si lo permitiré —protestó Carlos.
____ dejó que su mano sana descansara en el brazo de Carlos.
—Estaré bien, Carlos.
James la contemplaba fijamente, sin desviar la mirada.
— ¿Qué es lo que has hecho, ____?
—Por favor entiende, James. No puedo permitir que alguno de vosotros vuelva a estar lastimado por mi causa.
James soltó una larga blasfemia. Ella se estremeció por su ferocidad.
David Masterson señaló a los dos policías.
—Si me hacen el favor, escolten afuera a estos caballeros, así la Sra. Schmidt y yo podemos conversar en privado.
— ¡Al demonio con usted! —se apartó Logan.
—Logan, por favor —pidió ____—. Déjame hacer esto a mi manera. Te pido que salgas. Hazlo por mí.
Las miradas que le lanzaron mostraban sentimientos heridos mezclados con ira, pero los tres finalmente se giraron, y salieron.
El fiscal se acercó y le lanzó una mirada especulativa.
— ¿Le importa si tomo asiento? —preguntó.
Ella meneó la cabeza y lo observó mientras se acomodaba en la silla que James desocupó.
—Mi oficina ha estado buscándola desde hace tiempo, Sra. Schmidt. ¿Hay alguna razón particular que causara su desaparición?
____ lo miró con firmeza. No permitiría que él le quitase la primera baza.
Esta reunión sería en sus condiciones y sólo en sus condiciones.
—Yo le pedí que viniera, Sr. Masterson. Yo haré las preguntas.
Irguió una ceja.
—Muy bien. ¿Qué puedo hacer por usted?
—Usted no habría venido hasta aquí si no estuviera muy interesado en Kendall Schmidt—comenzó ella.
Él asintió.
—Es verdad.
—Lo vi asesinar a un hombre en la noche de nuestra boda —dijo rápidamente.
El fiscal se levantó y se inclinó hacia adelante, la urgencia brillando en sus ojos.
— ¿Usted lo vio? ¿Está segura?
____ se estremeció y cerró los ojos momentáneamente.
—No existe la menor posibilidad de haber interpretado equivocadamente lo que vi, Sr. Masterson. Disparó a un hombre.
— ¿Hubo algún otro testigo? Piénselo bien, Sra. Schmidt. Es muy importante.
—Por favor. No me llame Sra. Schmidt —dijo despacio—. Me llamo ____. Y sí, había otra persona presente. Su compañero de negocios, Thomas Goins.
David se sentó de vuelta, el triunfo brillaba en sus ojos.
— ¿Está dispuesta a prestar testimonio sobre lo que vio?
—Fue por eso que le pedí que viniera hasta aquí —dijo ella—. Pero tengo condiciones.
De nuevo, él irguió la ceja.
— ¿De qué clase de condiciones estamos hablando?
—Quiero protección. Es el culpable de que yo esté en este hospital. Por su culpa, Carlos casi murió. No dudará en matarnos a mí, o a ellos.
—Desde luego, tomaríamos todas las precauciones necesarias — estuvo rápidamente de acuerdo.
—Quiero que James, Carlos y Logan sean protegidos también. No les gustará. No querrán aceptarlo. Pero no pondré un pie en el tribunal a menos que usted garantice que alguien estará cuidando de ellos hasta que todo termine.
—____, si usted me ayuda a deshacerme de Kendall Schmidt, cuidaré personalmente de ellos. Estamos detrás de él desde hace años. Está metido hasta el cuello en el crimen organizado en el área de la Bahía de San Francisco. Hasta ahora, nosotros no hemos tenido nada concreto de que acusarle. Cuando el Sheriff Sage me llamó y dijo que usted quería verme, cogí el primer vuelo hasta aquí, esperando que usted me dijera lo que acaba de contarme.
____ se puso pálida.
— ¿Crimen organizado?
David asintió. La estudió por un momento.
—Éste no es probablemente el mejor momento para decírselo, aunque no puedo imaginar un momento ideal para contar este tipo de cosas; bien, tenemos fuertes sospechas de que él estuvo involucrado en la muerte de sus padres.
Abrió la boca, conmocionada.
— ¡Pero ellos murieron en un accidente! ¡Fue un accidente!
—Lo fue. Un accidente bastante sospechoso. Estaba involucrado en varias inversiones con ellos. Esas inversiones resultaron muy malas. Una semana antes del accidente, vinieron a mi oficina diciendo que tenían pruebas de que él estaba envuelto en un fraude.
____ dejó caer la cabeza sobre la almohada. Las lágrimas inundaron sus ojos y ella las enjugó furiosamente.
— ¿Y usted nunca hizo nada sobre eso?
Su voz se hizo más suave.
—Nunca tuvimos pruebas suficientes para hacer una acusación. Créame, si las hubiéramos tenido, habría hecho todo lo posible para condenarlo.
— ¿Qué tengo qué hacer? —preguntó ella—. Quiero a ese bastardo en prisión por todo lo que hizo.
—Bien, tomaré su declaración. Luego pediré una orden de prisión para el Sr. Schmidt. La trasladaremos a un escondite secreto, donde permanecerá hasta la audiencia. Organizaré también la protección policial para sus compañeros.
— ¿Cuánto tiempo tardará todo? —preguntó suavemente.
—No lo sé. No le mentiré. Puede prolongarse algún tiempo, pero haré todo lo que pueda para conseguir fijar rápidamente la fecha del juicio.
Tragó saliva, sintiendo un nudo en la garganta. ¿Cuánto tiempo estaría separada de James, Logan y Carlos? ¿Y la querrían ellos de vuelta cuándo todo terminara? A pesar de odiar la idea de estar separada de ellos, sabía que tenía que hacerlo. Por sus padres, por los hombres que amaba, y más importante, por ella misma.
—Vamos a hacerlo —susurró—. Haga los arreglos.
Él se inclinó hacia delante y le sostuvo la mano entre las suyas.
—Gracias, ____. Está haciendo algo muy valiente.
¿Valiente? ¿O estup¡da? Ella no estaba segura. Sólo sabía que tendría que enfrentar a tres hombres muy enfadados. Los hombres que amaba más que cualquiera otra cosa en su vida. Y aquí estaba, haciendo lo que menos deseaba hacer. Dejándolos.
____ miró fijamente el techo, sus pensamientos vueltos un caos. James, Logan y Carlos estaban dormidos. Le parecía que estaban tan incómodos como en el infierno, pero no quería hacer nada que pudiera despertarlos.
La culpa pesaba como una tonelada en su pecho. Cada vez que cerraba los ojos, veía a Carlos cayendo de nuevo. Su peor temor había sido el peligro que estaba atrayendo hacia los hermanos. Un miedo que ahora se justificó.
Era hora de tomar una decisión, para evitar que algo malo volviera a suceder a James, Logan o Carlos. Especialmente a Carlos. ¡Les amaba tanto! La idea de perder a alguno de ellos, creaba un dolor insoportable en su corazón.
Lanzó una mirada a James, a pocos pasos de distancia. Su móvil estaba en la mesita de noche cerca de su cama. Lo observó fijamente por un largo momento, y luego lo alcanzó sigilosamente.
Sabía que Halston había sido la última en llamar, por lo que su número debía estar guardado. ____ abrió despacio el teléfono y presionó los botones para buscar la última llamada recibida. Y entonces llamó
Algunos segundos más tarde, oía la voz de Halston, filtrada por la línea.
— ¿Halston? Soy… soy ____ Schmidt —dijo con voz más fuerte.
Hubo una pausa larga.
— ¿Qué puedo hacer por usted, Sra. Schmidt?
____ respiró profundamente y echó un vistazo para tener la certeza de que no había despertado a los hombres.
—Necesito que contacte con el fiscal de distrito de San Francisco —pidió en casi un murmullo.
Otra pausa larga.
— ¿James sabe que me está llamando? —preguntó Halston.
—No, y quiero mantenerlo así —____ declaró con firmeza—. Mire, Halston... Sé que no le gusto, pero también sé que le interesa James. ¿Quiere que le suceda lo mismo que a Carlos? Tengo que hacer lo que pueda para mantenerlo a salvo. Para mantener a todos a salvo.
— ¿Qué quiere que le diga al fiscal?
—Dígale que tengo información sobre Kendall Schmidt, que podría interesarle mucho. Dígale donde encontrarme. No voy a discutirlo por teléfono. Tiene que ser personalmente.
— ¿Está segura de estar tomando una decisión correcta? —preguntó Halston.
Si ____ no conociera los hechos, juraría que había preocupación real en la voz de la otra mujer.
—Es mi única opción. Yo no puedo dejar que ellos mueran por mi causa.
El silencio cayó sobre las dos mujeres. Finalmente, Halston dijo.
—Está bien, haré esa llamada.
—Gracias —le agradeció suavemente ____.
Cerró el teléfono y lo puso cuidadosamente en su lugar. Entonces se hundió en las almohadas, exhausta por el esfuerzo que había hecho.
Dos días más tarde, llegó el fiscal, con dos oficiales de patrulla, flanqueándolo. Entraron en el cuarto de ____, despertando la reacción inmediata de los hermanos.
El miedo apretó el pecho de ____, hasta obligarla a luchar por la respiración. Sabía quién era él y por qué estaba allí.
— ¿Qué demonios está ocurriendo? —exigió James, cuando el fiscal entró en el cuarto, irguiéndose en toda su estatura.
Logan y Carlos también se levantaron. Una pesada tensión nubló el cuarto, tan espesa que podría ser cortada con cuchillo.
—Calma, hijo. Me llamo David Masterson. Soy el fiscal de distrito de San Francisco.
James se cruzó de brazos y permaneció parado, con las piernas separadas, mirando fija y desafiantemente al fiscal.
—Eso no explica por qué está aquí.
—Le pedí que viniera —dijo ____ con suavidad.
Todos los ojos se giraron hacia ella. Carlos se acercó a la cama, cerniéndose protector sobre ella. Como mucho, eso se veía gracioso. Con el pecho y los hombros llenos de fajas, parecía una momia medio vestida.
—Quizás pueda estar un momento a solas con la Sra. Schmidt—habló más fuerte el fiscal.
—Al infierno si lo permitiré —protestó Carlos.
____ dejó que su mano sana descansara en el brazo de Carlos.
—Estaré bien, Carlos.
James la contemplaba fijamente, sin desviar la mirada.
— ¿Qué es lo que has hecho, ____?
—Por favor entiende, James. No puedo permitir que alguno de vosotros vuelva a estar lastimado por mi causa.
James soltó una larga blasfemia. Ella se estremeció por su ferocidad.
David Masterson señaló a los dos policías.
—Si me hacen el favor, escolten afuera a estos caballeros, así la Sra. Schmidt y yo podemos conversar en privado.
— ¡Al demonio con usted! —se apartó Logan.
—Logan, por favor —pidió ____—. Déjame hacer esto a mi manera. Te pido que salgas. Hazlo por mí.
Las miradas que le lanzaron mostraban sentimientos heridos mezclados con ira, pero los tres finalmente se giraron, y salieron.
El fiscal se acercó y le lanzó una mirada especulativa.
— ¿Le importa si tomo asiento? —preguntó.
Ella meneó la cabeza y lo observó mientras se acomodaba en la silla que James desocupó.
—Mi oficina ha estado buscándola desde hace tiempo, Sra. Schmidt. ¿Hay alguna razón particular que causara su desaparición?
____ lo miró con firmeza. No permitiría que él le quitase la primera baza.
Esta reunión sería en sus condiciones y sólo en sus condiciones.
—Yo le pedí que viniera, Sr. Masterson. Yo haré las preguntas.
Irguió una ceja.
—Muy bien. ¿Qué puedo hacer por usted?
—Usted no habría venido hasta aquí si no estuviera muy interesado en Kendall Schmidt—comenzó ella.
Él asintió.
—Es verdad.
—Lo vi asesinar a un hombre en la noche de nuestra boda —dijo rápidamente.
El fiscal se levantó y se inclinó hacia adelante, la urgencia brillando en sus ojos.
— ¿Usted lo vio? ¿Está segura?
____ se estremeció y cerró los ojos momentáneamente.
—No existe la menor posibilidad de haber interpretado equivocadamente lo que vi, Sr. Masterson. Disparó a un hombre.
— ¿Hubo algún otro testigo? Piénselo bien, Sra. Schmidt. Es muy importante.
—Por favor. No me llame Sra. Schmidt —dijo despacio—. Me llamo ____. Y sí, había otra persona presente. Su compañero de negocios, Thomas Goins.
David se sentó de vuelta, el triunfo brillaba en sus ojos.
— ¿Está dispuesta a prestar testimonio sobre lo que vio?
—Fue por eso que le pedí que viniera hasta aquí —dijo ella—. Pero tengo condiciones.
De nuevo, él irguió la ceja.
— ¿De qué clase de condiciones estamos hablando?
—Quiero protección. Es el culpable de que yo esté en este hospital. Por su culpa, Carlos casi murió. No dudará en matarnos a mí, o a ellos.
—Desde luego, tomaríamos todas las precauciones necesarias — estuvo rápidamente de acuerdo.
—Quiero que James, Carlos y Logan sean protegidos también. No les gustará. No querrán aceptarlo. Pero no pondré un pie en el tribunal a menos que usted garantice que alguien estará cuidando de ellos hasta que todo termine.
—____, si usted me ayuda a deshacerme de Kendall Schmidt, cuidaré personalmente de ellos. Estamos detrás de él desde hace años. Está metido hasta el cuello en el crimen organizado en el área de la Bahía de San Francisco. Hasta ahora, nosotros no hemos tenido nada concreto de que acusarle. Cuando el Sheriff Sage me llamó y dijo que usted quería verme, cogí el primer vuelo hasta aquí, esperando que usted me dijera lo que acaba de contarme.
____ se puso pálida.
— ¿Crimen organizado?
David asintió. La estudió por un momento.
—Éste no es probablemente el mejor momento para decírselo, aunque no puedo imaginar un momento ideal para contar este tipo de cosas; bien, tenemos fuertes sospechas de que él estuvo involucrado en la muerte de sus padres.
Abrió la boca, conmocionada.
— ¡Pero ellos murieron en un accidente! ¡Fue un accidente!
—Lo fue. Un accidente bastante sospechoso. Estaba involucrado en varias inversiones con ellos. Esas inversiones resultaron muy malas. Una semana antes del accidente, vinieron a mi oficina diciendo que tenían pruebas de que él estaba envuelto en un fraude.
____ dejó caer la cabeza sobre la almohada. Las lágrimas inundaron sus ojos y ella las enjugó furiosamente.
— ¿Y usted nunca hizo nada sobre eso?
Su voz se hizo más suave.
—Nunca tuvimos pruebas suficientes para hacer una acusación. Créame, si las hubiéramos tenido, habría hecho todo lo posible para condenarlo.
— ¿Qué tengo qué hacer? —preguntó ella—. Quiero a ese bastardo en prisión por todo lo que hizo.
—Bien, tomaré su declaración. Luego pediré una orden de prisión para el Sr. Schmidt. La trasladaremos a un escondite secreto, donde permanecerá hasta la audiencia. Organizaré también la protección policial para sus compañeros.
— ¿Cuánto tiempo tardará todo? —preguntó suavemente.
—No lo sé. No le mentiré. Puede prolongarse algún tiempo, pero haré todo lo que pueda para conseguir fijar rápidamente la fecha del juicio.
Tragó saliva, sintiendo un nudo en la garganta. ¿Cuánto tiempo estaría separada de James, Logan y Carlos? ¿Y la querrían ellos de vuelta cuándo todo terminara? A pesar de odiar la idea de estar separada de ellos, sabía que tenía que hacerlo. Por sus padres, por los hombres que amaba, y más importante, por ella misma.
—Vamos a hacerlo —susurró—. Haga los arreglos.
Él se inclinó hacia delante y le sostuvo la mano entre las suyas.
—Gracias, ____. Está haciendo algo muy valiente.
¿Valiente? ¿O estup¡da? Ella no estaba segura. Sólo sabía que tendría que enfrentar a tres hombres muy enfadados. Los hombres que amaba más que cualquiera otra cosa en su vida. Y aquí estaba, haciendo lo que menos deseaba hacer. Dejándolos.
Invitado
Invitado
Re: La mujer de los tres hermanos TERMINADA
Capítulo 35
James se sentó, meditando en silencio, sus pies apoyados en la repisa de la ventana de la habitación de hospital. Después de que el abogado de distrito terminó y salió del cuarto, ____ se quedó dormida, claramente exhausta por el encuentro.
El hospital entró en un frenesí de actividad, dirigida por los dos agentes. Aún ahora, un policía estaba vigiando la puerta, y solo el personal del hospital y los hermanos tenían permiso para entrar.
James podía sentir el reloj marcando, y no le gustaba nada. Miró el pálido rostro de ____. Estaba demasiado delgada, no estaba suficientemente recuperada para enfrentar su bastardo esposo. Necesitó descansar, recuperarse.
— ¿Qué crees qué está pasando? —Logan murmuró, sentándose a su lado.
—No hablen en voz baja, pensando que no los voy a oír —dijo Carlos resentido—. Si discuten algo, quiero escuchar.
—Intentamos no despertar a ____ —dijo James deliberadamente. Se giró hacia Logan—. Quiero saber que está pasando en su cabeza. Se culpa de lo que le pasó a Carlos, y actúa movida por ésa culpa.
Carlos juró algo que habría hecho a su madre que le lavara su boca con jabón.
— ¿Entonces qué hacemos? —preguntó Logan.
James agitó su cabeza. Se sentía tan impotente.
—No lo sé. Tiene que ser su decisión. No podemos decidir por ella.
—No quiero perderla —dijo Carlos en voz tensa.
— ¿Cree qué nosotros sí? —preguntó Logan. Ira y frustración hervían en sus ojos.
James se flotó la cara. Estaba hecho un manojo de nervios. Cansado. Frustrado. Y muerto de miedo de perder a la mujer que significaba todo para ellos.
— ¿Cómo podríamos dejarla marchar? —exigió Carlos—. ¿Quién va a asegurarse que el bastardo de su marido no volverá a hacerle daño?
James giró la cabeza hacia la cama cuando oyó a ____ moverse y suspirar suavemente. Sus ojos temblaron y se abrieron, y él se le acercó.
— ¿Cómo te sientes, cariño?
—Cansada —susurró ella.
Él se sintió culpable de lo que iba a hacer, pero no la dejaría marcharse sin luchar. No necesitaba ser presionada, pero era eso lo qué él iba a hacer.
— ¿Qué está pasando, cariño? ¿Por qué llamaste a D.A.? No me gusta lo que implica esto.
Lo miró fijamente con sus hermosos ojos. Ojos que estaban cargados de tristeza. Y miedo. Como si tuviese miedo de cómo reaccionaría cuando contestara a sus preguntas.
Su tripa se apretó incontrolablemente.
—Se tenía que hacer —dijo ella.
—No, no se tenía que hacer —refutó Carlos.
Lágrimas llenaron sus ojos.
—Casi moriste, Carlos. Por mi causa. ¿Tienes alguna idea de lo que me hizo? ¿Cómo me hirió? No puedo aceptar el pensamiento de perder a alguno de vosotros. Os amo demasiado.
James miró a Carlos. Su hermano estaba cerca de perder el control. La ira y el pesar lo consumían.
—Yo soy el que te falló —dijo Carlos casi en grito—. ¿No lo entiendes? He dejado que aquel bastardo entre en nuestra casa. Lo dejé llevarte. Lo dejé casi matarte. Te fallé igual como fallé a aquellos prisioneros en Irak.
Las lágrimas bajaban por el rostro de ____.
—Carlos…
—No te dejaré hacer esto, ____. No te dejaré sacrificarte para nosotros —dijo Carlos ferozmente.
Luchó para sentarse, y James se inclinó para envolver su hombro con el brazo.
—Hice un acuerdo con el abogado de distrito —dijo ella—. Un acuerdo al que no voy a romper. Es algo que tengo que hacer. Por todos nosotros.
La náusea invadió el estómago de James, y él y Logan cambiaron miradas aterrados.
— ¿Qué tipo de acuerdo? —preguntó Logan débilmente.
—Voy a testificar contra Kendall.
James agitó la cabeza.
—No. No, no, ¡no! Es demasiado peligroso. Irá a por ti con todo lo que tiene.
—Me voy —añadió ____ suavemente—. Hasta el juicio. Estaré bajo protección.
James se levantó. Apretó los dedos en puños. Dios, quería pegar algo.
— ¿Por qué? ¿Por qué estás haciendo esto? —exigió él. Ya no le importaba si sonaba enfadado. No podía obligarse a tratarla con suavidad cuando ella lo estaba despedazando por adentro.
—Lo estoy haciendo por ti.
La declaración era firme. Acentuada por la barbilla levantada. Fuego relucía en ojos, que estaban tan cansados hace unos momentos.
James cerró los ojos, intentando controlar la ira. Quería gritar. En vez de esto, se dio la vuelta y salió. No podía confiar en sí mismo para hablar cuando todo lo que quería hacer era gritar.
____ lo vio salir y sintió que su mundo se fragmentaba y se partía en pequeños pedazos. Estaba más enfadado que nunca. Enfadado con ella.
Miró la traición que surgía en los ojos de Logan y Carlos. ¿La odian todos?
—Vayan con él —los pidió suavemente—. Los necesita.
—Te necesita a ti —señaló Logan.
—No lo dejen hacer alguna cosa estúp¡da —continuó ella.
—Necesito aire —dijo Carlos en una voz derrotada, de que ella se avergonzaba.
Logan agitó la cabeza, mientras seguía a Carlos salir del cuarto.
____ llevó la mano al rostro cuando los sollozos que intentó tan fuerte contenerlos, salieron burbujeantes. Intentaba respirar, pero fuertes, rasposos, discordantes continuaban a salir de su garganta.
La enfermera entró por la puerta, con una expresión preocupada en el rostro. David Masterson la seguía de cerca.
— ¿Necesita de algo para el dolor? —preguntó la enfermera.
¿Para el dolor? Si solo una simple droga se llevaría la agonía de su corazón.
____ agitó su cabeza. Quería estar alerta. Necesitará todo su ingenio y agudeza en los próximos días.
—Sra. Schmidt… ____, hablé con su médico, preparamos todo para trasladarla a una clínica privada en otro estado. Si está de acuerdo, saldremos dentro de una hora.
____ se quedó en boca abierta.
— ¿Así de rápido?
—Es imperativo moverla a un lugar seguro cuanto antes. Su esposo ya demostró que es capaz de cualquier cosa. No tuvo problemas en encontrarla. Es solo cuestión de tiempo que la encuentre aquí.
Los hermanos. Kendall también descubriría a James, Logan y Carlos. Donde estaba ella, estaban ellos. ¿Si él pudiera encontrarla tan fácilmente, lo qué haría con los chicos?
—Estoy lista —dijo en una voz firme.
James supo que algo estaba mal, desde el minuto en el que salió del ascensor. La enfermera quien debería cuidar a ____ en este turno no le miraba en los ojos. De hecho, iba corriendo en dirección contraria tan rápido como le permitían sus piernas.
Murmuró algo. Le llevó como dos horas para calmarse suficiente para pensar racionalmente. Logan y Carlos no lo ayudaron. Estaban igual de enfadados.
Los tres se dirigían hacia al cuarto de ____. James notó la ausencia del policía que había estado antes. Cuando abrió la puerta, encontró una cama recientemente hecha. Una cama vacía. Entró rápidamente por la puerta, empujándola contra la pared.
El cuarto estaba vacío. Completamente vacío. No había ningún rastro de que ____ estuvo allí.
Volvió al pasillo, sus hermanos estaban junto con él. Caminó hasta la sala de las enfermeras y golpeo el mostrador.
— ¿Dónde está? —exigió él.
Una señora mayor, quizá la enfermera jefa, se levantó y extendió la mano para aplacarlo.
—Fue trasladada a otra clínica. Una que tiene mejor seguridad que nosotros.
— ¿Dónde? —preguntó mordaz James.
—No te lo puede decir.
James se giró y vio a David Masterson a pocos metros. Tuvo que dominarse para no romper la nariz al agente de D.A.’S.
—Dejó esto para usted —dijo David, extendiéndole una nota doblada—. No se preocupada, Sr. Rush. Cuidaremos bien de ella.
James observó, aturdido, como David se giraba y caminaba por el pasillo, en dirección al ascensor. Se quedó mirando fijamente el papel de su mano, con el estómago revuelto. Con las manos temblando, abrió la nota. Tres palabras. Tan simple.
Yo los amo.
Rompió la nota y la tiró hacia la pared. Sus hermanos tenían las mismas expresiones de incredulidad. Carlos dio un puñetazo a la pared, haciendo un agujero en el yeso.
— ¿Qué hacemos ahora? —preguntó despacio Logan.
—Volvemos a la cabaña. Y esperamos que vuelva —dijo James.
James se sentó, meditando en silencio, sus pies apoyados en la repisa de la ventana de la habitación de hospital. Después de que el abogado de distrito terminó y salió del cuarto, ____ se quedó dormida, claramente exhausta por el encuentro.
El hospital entró en un frenesí de actividad, dirigida por los dos agentes. Aún ahora, un policía estaba vigiando la puerta, y solo el personal del hospital y los hermanos tenían permiso para entrar.
James podía sentir el reloj marcando, y no le gustaba nada. Miró el pálido rostro de ____. Estaba demasiado delgada, no estaba suficientemente recuperada para enfrentar su bastardo esposo. Necesitó descansar, recuperarse.
— ¿Qué crees qué está pasando? —Logan murmuró, sentándose a su lado.
—No hablen en voz baja, pensando que no los voy a oír —dijo Carlos resentido—. Si discuten algo, quiero escuchar.
—Intentamos no despertar a ____ —dijo James deliberadamente. Se giró hacia Logan—. Quiero saber que está pasando en su cabeza. Se culpa de lo que le pasó a Carlos, y actúa movida por ésa culpa.
Carlos juró algo que habría hecho a su madre que le lavara su boca con jabón.
— ¿Entonces qué hacemos? —preguntó Logan.
James agitó su cabeza. Se sentía tan impotente.
—No lo sé. Tiene que ser su decisión. No podemos decidir por ella.
—No quiero perderla —dijo Carlos en voz tensa.
— ¿Cree qué nosotros sí? —preguntó Logan. Ira y frustración hervían en sus ojos.
James se flotó la cara. Estaba hecho un manojo de nervios. Cansado. Frustrado. Y muerto de miedo de perder a la mujer que significaba todo para ellos.
— ¿Cómo podríamos dejarla marchar? —exigió Carlos—. ¿Quién va a asegurarse que el bastardo de su marido no volverá a hacerle daño?
James giró la cabeza hacia la cama cuando oyó a ____ moverse y suspirar suavemente. Sus ojos temblaron y se abrieron, y él se le acercó.
— ¿Cómo te sientes, cariño?
—Cansada —susurró ella.
Él se sintió culpable de lo que iba a hacer, pero no la dejaría marcharse sin luchar. No necesitaba ser presionada, pero era eso lo qué él iba a hacer.
— ¿Qué está pasando, cariño? ¿Por qué llamaste a D.A.? No me gusta lo que implica esto.
Lo miró fijamente con sus hermosos ojos. Ojos que estaban cargados de tristeza. Y miedo. Como si tuviese miedo de cómo reaccionaría cuando contestara a sus preguntas.
Su tripa se apretó incontrolablemente.
—Se tenía que hacer —dijo ella.
—No, no se tenía que hacer —refutó Carlos.
Lágrimas llenaron sus ojos.
—Casi moriste, Carlos. Por mi causa. ¿Tienes alguna idea de lo que me hizo? ¿Cómo me hirió? No puedo aceptar el pensamiento de perder a alguno de vosotros. Os amo demasiado.
James miró a Carlos. Su hermano estaba cerca de perder el control. La ira y el pesar lo consumían.
—Yo soy el que te falló —dijo Carlos casi en grito—. ¿No lo entiendes? He dejado que aquel bastardo entre en nuestra casa. Lo dejé llevarte. Lo dejé casi matarte. Te fallé igual como fallé a aquellos prisioneros en Irak.
Las lágrimas bajaban por el rostro de ____.
—Carlos…
—No te dejaré hacer esto, ____. No te dejaré sacrificarte para nosotros —dijo Carlos ferozmente.
Luchó para sentarse, y James se inclinó para envolver su hombro con el brazo.
—Hice un acuerdo con el abogado de distrito —dijo ella—. Un acuerdo al que no voy a romper. Es algo que tengo que hacer. Por todos nosotros.
La náusea invadió el estómago de James, y él y Logan cambiaron miradas aterrados.
— ¿Qué tipo de acuerdo? —preguntó Logan débilmente.
—Voy a testificar contra Kendall.
James agitó la cabeza.
—No. No, no, ¡no! Es demasiado peligroso. Irá a por ti con todo lo que tiene.
—Me voy —añadió ____ suavemente—. Hasta el juicio. Estaré bajo protección.
James se levantó. Apretó los dedos en puños. Dios, quería pegar algo.
— ¿Por qué? ¿Por qué estás haciendo esto? —exigió él. Ya no le importaba si sonaba enfadado. No podía obligarse a tratarla con suavidad cuando ella lo estaba despedazando por adentro.
—Lo estoy haciendo por ti.
La declaración era firme. Acentuada por la barbilla levantada. Fuego relucía en ojos, que estaban tan cansados hace unos momentos.
James cerró los ojos, intentando controlar la ira. Quería gritar. En vez de esto, se dio la vuelta y salió. No podía confiar en sí mismo para hablar cuando todo lo que quería hacer era gritar.
____ lo vio salir y sintió que su mundo se fragmentaba y se partía en pequeños pedazos. Estaba más enfadado que nunca. Enfadado con ella.
Miró la traición que surgía en los ojos de Logan y Carlos. ¿La odian todos?
—Vayan con él —los pidió suavemente—. Los necesita.
—Te necesita a ti —señaló Logan.
—No lo dejen hacer alguna cosa estúp¡da —continuó ella.
—Necesito aire —dijo Carlos en una voz derrotada, de que ella se avergonzaba.
Logan agitó la cabeza, mientras seguía a Carlos salir del cuarto.
____ llevó la mano al rostro cuando los sollozos que intentó tan fuerte contenerlos, salieron burbujeantes. Intentaba respirar, pero fuertes, rasposos, discordantes continuaban a salir de su garganta.
La enfermera entró por la puerta, con una expresión preocupada en el rostro. David Masterson la seguía de cerca.
— ¿Necesita de algo para el dolor? —preguntó la enfermera.
¿Para el dolor? Si solo una simple droga se llevaría la agonía de su corazón.
____ agitó su cabeza. Quería estar alerta. Necesitará todo su ingenio y agudeza en los próximos días.
—Sra. Schmidt… ____, hablé con su médico, preparamos todo para trasladarla a una clínica privada en otro estado. Si está de acuerdo, saldremos dentro de una hora.
____ se quedó en boca abierta.
— ¿Así de rápido?
—Es imperativo moverla a un lugar seguro cuanto antes. Su esposo ya demostró que es capaz de cualquier cosa. No tuvo problemas en encontrarla. Es solo cuestión de tiempo que la encuentre aquí.
Los hermanos. Kendall también descubriría a James, Logan y Carlos. Donde estaba ella, estaban ellos. ¿Si él pudiera encontrarla tan fácilmente, lo qué haría con los chicos?
—Estoy lista —dijo en una voz firme.
James supo que algo estaba mal, desde el minuto en el que salió del ascensor. La enfermera quien debería cuidar a ____ en este turno no le miraba en los ojos. De hecho, iba corriendo en dirección contraria tan rápido como le permitían sus piernas.
Murmuró algo. Le llevó como dos horas para calmarse suficiente para pensar racionalmente. Logan y Carlos no lo ayudaron. Estaban igual de enfadados.
Los tres se dirigían hacia al cuarto de ____. James notó la ausencia del policía que había estado antes. Cuando abrió la puerta, encontró una cama recientemente hecha. Una cama vacía. Entró rápidamente por la puerta, empujándola contra la pared.
El cuarto estaba vacío. Completamente vacío. No había ningún rastro de que ____ estuvo allí.
Volvió al pasillo, sus hermanos estaban junto con él. Caminó hasta la sala de las enfermeras y golpeo el mostrador.
— ¿Dónde está? —exigió él.
Una señora mayor, quizá la enfermera jefa, se levantó y extendió la mano para aplacarlo.
—Fue trasladada a otra clínica. Una que tiene mejor seguridad que nosotros.
— ¿Dónde? —preguntó mordaz James.
—No te lo puede decir.
James se giró y vio a David Masterson a pocos metros. Tuvo que dominarse para no romper la nariz al agente de D.A.’S.
—Dejó esto para usted —dijo David, extendiéndole una nota doblada—. No se preocupada, Sr. Rush. Cuidaremos bien de ella.
James observó, aturdido, como David se giraba y caminaba por el pasillo, en dirección al ascensor. Se quedó mirando fijamente el papel de su mano, con el estómago revuelto. Con las manos temblando, abrió la nota. Tres palabras. Tan simple.
Yo los amo.
Rompió la nota y la tiró hacia la pared. Sus hermanos tenían las mismas expresiones de incredulidad. Carlos dio un puñetazo a la pared, haciendo un agujero en el yeso.
— ¿Qué hacemos ahora? —preguntó despacio Logan.
—Volvemos a la cabaña. Y esperamos que vuelva —dijo James.
Invitado
Invitado
Re: La mujer de los tres hermanos TERMINADA
Capítulo 36
____ llegó al final de la acera sinuosa, mirando fijamente la cabaña. El verano llegó a las montañas. En todos los sitios que miraba, la tierra estaba llena de verde. Solo había visto este paisaje cuando estaba cubierto de blanco y pensó que no podía ser más bonito. Estaba equivocada. Posiblemente, no podía ser más maravillosa que ahora, cuando volvía a casa.
Aparcó abajo, en el camino, exactamente en donde lo hizo antes. De alguna manera quería reproducir el día que tuvo hace muchos meses.
Sonrió cuando la brisa movió su largo pelo y lo sopló suavemente alrededor de sus hombros. Deslizó la mano sobre la protuberancia de su abdomen, acariciándola con gentileza.
Con un suspiro, empezó a ascender por la colina hasta llegar a la puerta.
Tenía mariposas bailando en su estómago. En respuesta, el bebé pateaba y se movía. Ella se paró y puso de nuevo una mano sobre el estómago hasta que la sensación se paró.
Sonrió y continuó adelante. Cuando alcanzó el porche, hesitó. La puerta estaba a pocos centímetros, y aun así, no llamó. ¿Debía entrar simplemente? No. Ha pasado mucho tiempo.
¿La aceptarían de vuelta? ¿Aún la amarían? La incertidumbre le destruía su confianza. James estuvo tan cabreado la última vez lo vio. Cerró los ojos para borrar la mirada de traición que había visto en su expresión.
Lágrimas llenaron sus ojos. Les echaba terriblemente de menos. Pasó tantas noches despierta, anhelando su toque. Miró hacía abajo y se quitó las lágrimas. Ya pasó todo. Estaba finalmente libre para vivir la vida que anhelaba. Era su elección si la iba a rechazar o aceptar.
Lentamente, levantó la mano y llamó a la puerta. Esperó un momento reuniendo su coraje y llamó más fuerte.
El corazón osciló cuando oyó firmes pasos del otro lado. La puerta se abrió y Carlos permaneció en la entrada, con una expresión aturdida en el rostro.
—¿____?
Lo miró fijamente, rezando que no le diera espalda y cerrar la puerta.
Antes de poder decir cualquier cosa, se halló envuelto en sus brazos. La empezó a girar, enterrando su rostro en el tórax.
El bebé se movió y pateó entre ellos y él se congeló. Lentamente la puso de pie y se alejó. Alcanzó la hinchada barriga con una mano trémula.
— ¿Esto es…? ¿Esto es…? —se paró bruscamente, con voz ronca llena de emoción.
Cubrió su mano con la suya, sujetándola contra su estómago.
—Sí —susurró ella.
Él la miró fijamente, en un silencio confuso. Entonces la abrazó de nuevo. Enterró el rostro en su pelo y la levantó. Después, llevó la mano entre ellos para volver a tocar su abdomen como si no lo pudiese creer, a pesar de la evidencia.
—Nuestro bebé —susurró él.
La arrastró hacia el sofá y se sentó. Agarró sus manos y la pujó hasta que estuvo sentada en su regazo. Entonces, puso las ambas manos en su estómago, con los ojos llenos de alegría.
La volvió a mirar, las manos le acarició el brazo que tuvo roto, y la herida de cuchillo que tuvo en el tórax.
— ¿Estás bien?
—Estoy bien. Ahora que estoy aquí —agregó.
Él se movió y enmarcó su rostro con sus grandes manos y la acercó hasta besarla.
—Te he echado tanto de menos —dijo emocionado.
Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas.
—Yo también te he echado de menos.
Un ruido del otro lado de la habitación, la hizo volver la cabeza en aquella dirección.
Se puso tensa cuando vio a James y Logan de pie en la entrada.
El rostro del Logan estaba sonriente, pero James la miraba fijamente en atónito silencio. Su corazón se disparó y su estómago protestó. Él no la había perdonado por irse.
Ella se puso lentamente de pie, con los dedos apretados.
James se acercó a ella.
—Prométeme —sus ojos la miraban fijamente, penetrando cada trocito de su piel—. Prométeme que nunca volverás a hacer una cosa tan estúpida. Júreme que nunca nos volverás a dejar.
Voló hacia él, lanzándose en sus brazos. Él la agarró con firmeza contra su cuerpo. La mantuvo contra su pecho, besándole el pelo durante mucho tiempo.
Cuando se alejó, fue arrastrada para los brazos de Logan.
—Bienvenida la casa, cariño.
La besó ligeramente y la volvió a abrazar.
— ¿Tienes algo qué decirnos? —preguntó James, mirándole el abdomen.
Ella le sonrió.
—Van a ser padres.
Logan dio un grito y la giró por el cuarto.
—Ponla en el suelo —dijo Carlos asustado—. No necesita que la muevas como un saco de grano.
Logan la puso en el suelo y llevó la mano a su barriga.
— ¿Tienes hambre? ¿Quieres qué te prepare algo?
—Me muero de hambre —admitió—. No quise parar ni un momento hasta llegar aquí.
La llevaron a la cocina y James sentó a ____ en un banco. Después se sentó detrás de ella, acariciándola con una mano.
— ¿Qué pasó? —preguntó suavemente.
Ella suspiró.
—Fue más rápido que pensamos. Kendall no mostró ninguna señal de cooperación, ni con la amenaza de mi declaración. Entonces, la noche anterior a la audiencia, entró con un abogado. Se declaró culpable y firmó un acuerdo.
— ¿Ya no es una amenaza? —preguntó Carlos.
Asintió con la cabeza.
—Estará en la prisión durante mucho tiempo.
—Hiciste una cosa muy valiente, muñeca —dijo James—. Estoy furioso por haberlo hecho, pero tuviste mucho coraje para hacerlo.
Le sonrió tristemente.
—Os eché tanto de menos. Me sentí tan sola.
James la abrazó.
—Nunca volverá a estar sin nosotros, muñeca. Te lo prometo —miró su barriga—. ¿Cuándo lo descubriste?
Ella bajó la mirada, sin saber si debería decirle la verdad. Se mordió la mejilla y lo volvió a mirar.
—Lo supe antes de irme —movió la cabeza—. Fue un choque. Con toda la pérdida de sangre, las heridas; cuando me hicieron los reconocimientos rutinarios, confirmaron que estaba embarazada. Creían que iba a abortar, pero no aborté. —Se paró, después continuó—. Sabía que… sabía si os lo contaría, nunca me dejarían ir. Y sabía que tenía que hacerlo para protegeros tanto a vosotros como al bebé.
Logan trajo un plato y un vaso de leche. Arrugó la nariz.
— ¿Leche?
—Para el bebé —dijo él.
Rodó sus ojos.
—Odio la leche.
—Bébelo todo —dijo con una sonrisa—. Lo necesitas, como también el pequeño.
Ella sonrió, llena de felicidad. Estaba en casa. Era casi como si nunca se hubiera ido. Una lágrima solitaria se deslizó por su cara y sonrió más.
James llevó la mano a su rostro y le secó la lágrima.
—No pasó un día en el que no pensáramos en ti. Preocupándonos por ti. Maldiciéndote —agregó con una torcida sonrisa—. Bienvenida casa, muñeca —declaró en un tono más serio. Entonces se agachó y depositó un beso en su barriga—. Bienvenido casa, bebé Rush.
—Mi divorcio es final —susurró ella.
—Y no pienses que vamos a esperar un día más para hacerte nuestra —comentó Logan cuando se sentó del otro lado de la mesa.
Un hormigueo serpenteó por la espina de ____.
— ¿Qué quieres decir exactamente con eso?
—Quiero decir que nosotros vamos a ir mañana mismo a conseguir una licencia. Un amigo nuestro es juez y cumplirá la formalidad. Está consciente de nuestra situación. Mientras serás legalmente mi esposa, está dispuesto a organizar la ceremonia para acomodar tu compromiso con todos nosotros —dijo James.
____ los miró fijamente durante un largo momento y sintió su corazón hincharse tanto hasta temer que estallaría. Ellos aún a querían.
Actuaban como si nunca les hubiera dejado, como si no han pasado casi seis meses.
—Seré realmente suya —dijo temerosa.
Carlos bufó.
—Siempre fuiste nuestra. No te engañes en esto.
— ¿Te casarás con nosotros? — Preguntó James, acariciándole el pelo—. ¿Te quedarás con nosotros para siempre? ¿Nos amarás tanto como nosotros a ti? ¿Serás la madre de nuestros niños?
Se levantó y abrazó a James tan fuertemente como podía.
—Los amo tanto —susurró—. Sí. Sí, me casaré contigo. Con vosotros.
Logan dio un grito y Carlos volvió a sentarse en la silla, cruzando los brazos sobre el pecho en un ademán de suprema satisfacción.
James le dio un beso largo y duro, dejándola jadeante. Por la primera vez en seis meses, se permitió relajarse y disfrutar el momento.
Mañana sería legalmente suya, aunque emocionalmente ya les pertenecía completamente, y más importante, ellos le pertenecerían.
La vida era llena de ironías. Solo cuando huyó de un pasado lleno de errores, encontró un futuro perfecto, tan brillante que aún tenía problemas en creer que era realidad.
— ¿Alguien quiere jugar Monopoly? —preguntó ella.
Solo más tarde, cuando se sentaron en el balcón mirando el atardecer, ____ se sintió realmente cómoda, como en casa. Por la primera vez desde la muerte de sus padres, tenía la sensación de pertenecer a alguien y a un lugar.
James agarró su mano, su pulgar masajeándole la palma.
—Te amo, muñeca.
Ella le sonrió.
—Yo también te amo —se movió para mirar a Logan y Carlos, ambos relajadas, tranquilos—. Los amo a todos.
Logan sonrió.
—Lo sabemos, muñeca. Al final, volviste a nosotros.
____ llegó al final de la acera sinuosa, mirando fijamente la cabaña. El verano llegó a las montañas. En todos los sitios que miraba, la tierra estaba llena de verde. Solo había visto este paisaje cuando estaba cubierto de blanco y pensó que no podía ser más bonito. Estaba equivocada. Posiblemente, no podía ser más maravillosa que ahora, cuando volvía a casa.
Aparcó abajo, en el camino, exactamente en donde lo hizo antes. De alguna manera quería reproducir el día que tuvo hace muchos meses.
Sonrió cuando la brisa movió su largo pelo y lo sopló suavemente alrededor de sus hombros. Deslizó la mano sobre la protuberancia de su abdomen, acariciándola con gentileza.
Con un suspiro, empezó a ascender por la colina hasta llegar a la puerta.
Tenía mariposas bailando en su estómago. En respuesta, el bebé pateaba y se movía. Ella se paró y puso de nuevo una mano sobre el estómago hasta que la sensación se paró.
Sonrió y continuó adelante. Cuando alcanzó el porche, hesitó. La puerta estaba a pocos centímetros, y aun así, no llamó. ¿Debía entrar simplemente? No. Ha pasado mucho tiempo.
¿La aceptarían de vuelta? ¿Aún la amarían? La incertidumbre le destruía su confianza. James estuvo tan cabreado la última vez lo vio. Cerró los ojos para borrar la mirada de traición que había visto en su expresión.
Lágrimas llenaron sus ojos. Les echaba terriblemente de menos. Pasó tantas noches despierta, anhelando su toque. Miró hacía abajo y se quitó las lágrimas. Ya pasó todo. Estaba finalmente libre para vivir la vida que anhelaba. Era su elección si la iba a rechazar o aceptar.
Lentamente, levantó la mano y llamó a la puerta. Esperó un momento reuniendo su coraje y llamó más fuerte.
El corazón osciló cuando oyó firmes pasos del otro lado. La puerta se abrió y Carlos permaneció en la entrada, con una expresión aturdida en el rostro.
—¿____?
Lo miró fijamente, rezando que no le diera espalda y cerrar la puerta.
Antes de poder decir cualquier cosa, se halló envuelto en sus brazos. La empezó a girar, enterrando su rostro en el tórax.
El bebé se movió y pateó entre ellos y él se congeló. Lentamente la puso de pie y se alejó. Alcanzó la hinchada barriga con una mano trémula.
— ¿Esto es…? ¿Esto es…? —se paró bruscamente, con voz ronca llena de emoción.
Cubrió su mano con la suya, sujetándola contra su estómago.
—Sí —susurró ella.
Él la miró fijamente, en un silencio confuso. Entonces la abrazó de nuevo. Enterró el rostro en su pelo y la levantó. Después, llevó la mano entre ellos para volver a tocar su abdomen como si no lo pudiese creer, a pesar de la evidencia.
—Nuestro bebé —susurró él.
La arrastró hacia el sofá y se sentó. Agarró sus manos y la pujó hasta que estuvo sentada en su regazo. Entonces, puso las ambas manos en su estómago, con los ojos llenos de alegría.
La volvió a mirar, las manos le acarició el brazo que tuvo roto, y la herida de cuchillo que tuvo en el tórax.
— ¿Estás bien?
—Estoy bien. Ahora que estoy aquí —agregó.
Él se movió y enmarcó su rostro con sus grandes manos y la acercó hasta besarla.
—Te he echado tanto de menos —dijo emocionado.
Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas.
—Yo también te he echado de menos.
Un ruido del otro lado de la habitación, la hizo volver la cabeza en aquella dirección.
Se puso tensa cuando vio a James y Logan de pie en la entrada.
El rostro del Logan estaba sonriente, pero James la miraba fijamente en atónito silencio. Su corazón se disparó y su estómago protestó. Él no la había perdonado por irse.
Ella se puso lentamente de pie, con los dedos apretados.
James se acercó a ella.
—Prométeme —sus ojos la miraban fijamente, penetrando cada trocito de su piel—. Prométeme que nunca volverás a hacer una cosa tan estúpida. Júreme que nunca nos volverás a dejar.
Voló hacia él, lanzándose en sus brazos. Él la agarró con firmeza contra su cuerpo. La mantuvo contra su pecho, besándole el pelo durante mucho tiempo.
Cuando se alejó, fue arrastrada para los brazos de Logan.
—Bienvenida la casa, cariño.
La besó ligeramente y la volvió a abrazar.
— ¿Tienes algo qué decirnos? —preguntó James, mirándole el abdomen.
Ella le sonrió.
—Van a ser padres.
Logan dio un grito y la giró por el cuarto.
—Ponla en el suelo —dijo Carlos asustado—. No necesita que la muevas como un saco de grano.
Logan la puso en el suelo y llevó la mano a su barriga.
— ¿Tienes hambre? ¿Quieres qué te prepare algo?
—Me muero de hambre —admitió—. No quise parar ni un momento hasta llegar aquí.
La llevaron a la cocina y James sentó a ____ en un banco. Después se sentó detrás de ella, acariciándola con una mano.
— ¿Qué pasó? —preguntó suavemente.
Ella suspiró.
—Fue más rápido que pensamos. Kendall no mostró ninguna señal de cooperación, ni con la amenaza de mi declaración. Entonces, la noche anterior a la audiencia, entró con un abogado. Se declaró culpable y firmó un acuerdo.
— ¿Ya no es una amenaza? —preguntó Carlos.
Asintió con la cabeza.
—Estará en la prisión durante mucho tiempo.
—Hiciste una cosa muy valiente, muñeca —dijo James—. Estoy furioso por haberlo hecho, pero tuviste mucho coraje para hacerlo.
Le sonrió tristemente.
—Os eché tanto de menos. Me sentí tan sola.
James la abrazó.
—Nunca volverá a estar sin nosotros, muñeca. Te lo prometo —miró su barriga—. ¿Cuándo lo descubriste?
Ella bajó la mirada, sin saber si debería decirle la verdad. Se mordió la mejilla y lo volvió a mirar.
—Lo supe antes de irme —movió la cabeza—. Fue un choque. Con toda la pérdida de sangre, las heridas; cuando me hicieron los reconocimientos rutinarios, confirmaron que estaba embarazada. Creían que iba a abortar, pero no aborté. —Se paró, después continuó—. Sabía que… sabía si os lo contaría, nunca me dejarían ir. Y sabía que tenía que hacerlo para protegeros tanto a vosotros como al bebé.
Logan trajo un plato y un vaso de leche. Arrugó la nariz.
— ¿Leche?
—Para el bebé —dijo él.
Rodó sus ojos.
—Odio la leche.
—Bébelo todo —dijo con una sonrisa—. Lo necesitas, como también el pequeño.
Ella sonrió, llena de felicidad. Estaba en casa. Era casi como si nunca se hubiera ido. Una lágrima solitaria se deslizó por su cara y sonrió más.
James llevó la mano a su rostro y le secó la lágrima.
—No pasó un día en el que no pensáramos en ti. Preocupándonos por ti. Maldiciéndote —agregó con una torcida sonrisa—. Bienvenida casa, muñeca —declaró en un tono más serio. Entonces se agachó y depositó un beso en su barriga—. Bienvenido casa, bebé Rush.
—Mi divorcio es final —susurró ella.
—Y no pienses que vamos a esperar un día más para hacerte nuestra —comentó Logan cuando se sentó del otro lado de la mesa.
Un hormigueo serpenteó por la espina de ____.
— ¿Qué quieres decir exactamente con eso?
—Quiero decir que nosotros vamos a ir mañana mismo a conseguir una licencia. Un amigo nuestro es juez y cumplirá la formalidad. Está consciente de nuestra situación. Mientras serás legalmente mi esposa, está dispuesto a organizar la ceremonia para acomodar tu compromiso con todos nosotros —dijo James.
____ los miró fijamente durante un largo momento y sintió su corazón hincharse tanto hasta temer que estallaría. Ellos aún a querían.
Actuaban como si nunca les hubiera dejado, como si no han pasado casi seis meses.
—Seré realmente suya —dijo temerosa.
Carlos bufó.
—Siempre fuiste nuestra. No te engañes en esto.
— ¿Te casarás con nosotros? — Preguntó James, acariciándole el pelo—. ¿Te quedarás con nosotros para siempre? ¿Nos amarás tanto como nosotros a ti? ¿Serás la madre de nuestros niños?
Se levantó y abrazó a James tan fuertemente como podía.
—Los amo tanto —susurró—. Sí. Sí, me casaré contigo. Con vosotros.
Logan dio un grito y Carlos volvió a sentarse en la silla, cruzando los brazos sobre el pecho en un ademán de suprema satisfacción.
James le dio un beso largo y duro, dejándola jadeante. Por la primera vez en seis meses, se permitió relajarse y disfrutar el momento.
Mañana sería legalmente suya, aunque emocionalmente ya les pertenecía completamente, y más importante, ellos le pertenecerían.
La vida era llena de ironías. Solo cuando huyó de un pasado lleno de errores, encontró un futuro perfecto, tan brillante que aún tenía problemas en creer que era realidad.
— ¿Alguien quiere jugar Monopoly? —preguntó ella.
Solo más tarde, cuando se sentaron en el balcón mirando el atardecer, ____ se sintió realmente cómoda, como en casa. Por la primera vez desde la muerte de sus padres, tenía la sensación de pertenecer a alguien y a un lugar.
James agarró su mano, su pulgar masajeándole la palma.
—Te amo, muñeca.
Ella le sonrió.
—Yo también te amo —se movió para mirar a Logan y Carlos, ambos relajadas, tranquilos—. Los amo a todos.
Logan sonrió.
—Lo sabemos, muñeca. Al final, volviste a nosotros.
Invitado
Invitado
Re: La mujer de los tres hermanos TERMINADA
Capítulo 37
Unas semanas más tarde
James tocó un mechón del ligero pelo marrón de ____ mientras esta dormía. La espalda estaba anidada contra su pecho, el trasero contra su ingle.
Dejó que su mano se deslizara desde el pelo hasta el hombro, luego por su costado hasta el hinchado vientre. Bajo sus dedos, el bebé se movió, y su pecho se tensó con la violenta satisfacción que lo inundó.
Ella se removió inquieta y apartó la mano, no queriendo perturbar su sueño. Se cansaba fácilmente estos días, con el bebé saliendo de cuantas en dos cortas semanas desde ahora.
Con desgana, presionó un beso en su cabeza y salió cuidadosamente de la cama. Se vistió y fue en busca de sus hermanos.
Encontró a Logan y Carlos en la cocina desayunando. Alzaron la mirada cuando James entró, sus miradas interrogantes.
— ¿____ todavía duerme? —preguntó Logan.
James cabeceó.
—Ni siquiera se ha movido cuando salí de la cama.
—Últimamente ha estado terriblemente cansada —Carlos habló más alto, la preocupación teñía su voz.
—Quería hablar con ustedes mientras duerme —dijo James mientras tomaba asiento en la barra junto a sus hermanos.
La frente de Logan se arrugó.
— ¿Es algo malo?
—No. Solo me preguntaba si no deberíamos llevar a ____ a Denver antes de que salga de cuentas. Estaba pensando en por lo menos dos semanas. No me gusta la idea de que se ponga de parto antes y nos quedemos atascados en la montaña.
—Creo que es una buena idea —dijo Carlos—. La idea de que se ponga de parto me asusta a muerte.
Logan cabeceó su acuerdo.
—Si quieres puedo llamar y reservar un piso.
—Hazlo —dijo James—. Haré los arreglos con Riley, para que cuide de los caballos mientras estemos fuera.
Un ligero sonido de arrastrar los pies, hizo que James y los otros se dieran la vuelta. ____ estaba de pie en la puerta, el pelo desaliñado y con oscuros círculos bajo los ojos.
—Buenos días —murmuró, mientras entraba.
Se deslizó entre los brazos de James y alzó la cara por un beso. El cubrió la boca, gozando del sabor de sus dulces labios. Después de un momento, se liberó de sus brazos y se giró hacia Carlos. Este la apretó entre sus brazos y la abrazó fuerte, su mano bajando tiernamente para acunar su vientre.
—Buenos días —murmuró él mientras le daba un beso suave.
Descansó un momento en los brazos de Carlos, antes de ir hacia Logan.
— ¿Cómo te sientes, muñeca? —preguntó Logan, mientras deslizaba los brazos a su alrededor.
—Cansada —admitió—. El pequeño tiene los días y las noches un poco mezcladas y tengo miedo.
—Mantén el ritmo —dijo Logan dijo compasivo—. Siéntate y te haré algo de comer.
Ella sacudió la cabeza.
—No tengo hambre. Aunque tomaría algo de zumo y me sentaría en el porche delantero durante un rato.
James cambió miradas preocupadas con sus hermanos, mientras ella se dirigía a la nevera para servirse un vaso de zumo. Salió de la cocina andando como un pato y pocos segundos más tarde, oyeron que la puerta principal se abría y se cerraba.
—Reserva ese piso —dijo James sombrío—. Nos iremos después de su siguiente reconocimiento con la comadrona.
____ dio un paso fuera de la puerta principal y cerró los ojos, mientras la brisa fresca de septiembre soplaba sobre su cara. Dejó caer la mano libre sobre el vientre y se lo masajeó distraídamente, mientras avanzaba a la gran silla cómoda, que los chicos le habían conseguido.
Se hundió en el cojín rellenito y suspiró de alivio, mientras subía los pies en el sofá. Solo había estado de pie unos pocos minutos y ya chillaban, protestando.
Quien quiera que dijo que el embarazo era todo melocotón y sol, claramente, nunca lo había experimentado.
Sorbió el zumo y frotó la mano sobre la hinchada montaña de su estómago. En respuesta, el bebé pateó y giró, trayendo una sonrisa a la cara de ____.
No había sido totalmente sincera con los chicos. El bebé la mantenía despierta de vez en cuando, pero últimamente su sueño había estado plagado de pesadillas. Desde que volvió con los hombres a los que amaba más que nada, había tenido miedo de que algo sucediera y los separara otra vez.
Había noches cuando despertaba, bañada en sudor que se estiraba para asegurarse de que todavía estaban allí. Especialmente Carlos. Ya no se levantaba para volver a su cuarto. Él parecía tan ansioso como ella de asegurarse de que nada se interpusiera entre ellos otra vez.
Ella le tocaba a menudo, asegurándose, combatiendo las imágenes de él recibiendo un disparo. Tan pronto como parecía que James y Logan se estiraban a por ella, el miedo a perderla era frecuente.
Todos luchaban contra sus demonios de maneras diferentes, y francamente, ____ estaba preparada para ir más allá del temor paralizador. Preparada para asentarse con los hombres que amaba y vivir la vida juntos.
La puerta se abrió y miró de reojo para ver a Logan mirándola con preocupación. Se acercó y se sentó en la ancha silla a su lado, pasando un brazo alrededor de hombros.
Se inclinó para besar su sien y ella cerró sus ojos con placer.
— ¿Cómo vas, muñeca? —preguntó con voz tierna.
Colocó la mano libre sobre el vientre y lo acarició de arriba y abajo, con un movimiento consolador.
Ella suspiró y se inclinó más adentro en su abrazo. Él le besó la cima de la cabeza, mientras la atraía a descansar contra su pecho. Empezó a frotarle la espalda, masajeando y amasando los músculos.
Un bajo gemido del placer se formó en la garganta de ____.
— ¿Se siente bien? —preguntó.
—Aja. —La lengua se sentía demasiado gruesa como para formar palabras. Los ojos se cerraron con cansancio contra su pecho, mientras continuaba frotando. Las noches en blanco se absorbían, mientras Logan hacía magia con sus manos. Las pestañas revolotearon y luchó por intentar permanecer despierta.
Logan miró hacia abajo, mientras los ojos de ____ se cerraban en su batalla por mantenerse despierta. Continuó acariciándole la espalda, disfrutando de la sensación de ella en sus brazos. El silencio la instaba a someterse al deseo de dormir. Dios sabía que lo necesitaba.
Odiaba que todavía luchara contra las pesadillas. Oh, ella nunca lo admitiría, pero oía sus callados quejidos, sentía sus estremecimientos y temblores en su sueño. Los otros estaban igual de conscientes.
La sostenían, asegurándose de que nunca estuviera sola durante la noche. Cuando empezaban las pesadillas, la sostenían, la consolaban, pero se sentían impotentes, mientras su terror continuaba.
Unas semanas más tarde
James tocó un mechón del ligero pelo marrón de ____ mientras esta dormía. La espalda estaba anidada contra su pecho, el trasero contra su ingle.
Dejó que su mano se deslizara desde el pelo hasta el hombro, luego por su costado hasta el hinchado vientre. Bajo sus dedos, el bebé se movió, y su pecho se tensó con la violenta satisfacción que lo inundó.
Ella se removió inquieta y apartó la mano, no queriendo perturbar su sueño. Se cansaba fácilmente estos días, con el bebé saliendo de cuantas en dos cortas semanas desde ahora.
Con desgana, presionó un beso en su cabeza y salió cuidadosamente de la cama. Se vistió y fue en busca de sus hermanos.
Encontró a Logan y Carlos en la cocina desayunando. Alzaron la mirada cuando James entró, sus miradas interrogantes.
— ¿____ todavía duerme? —preguntó Logan.
James cabeceó.
—Ni siquiera se ha movido cuando salí de la cama.
—Últimamente ha estado terriblemente cansada —Carlos habló más alto, la preocupación teñía su voz.
—Quería hablar con ustedes mientras duerme —dijo James mientras tomaba asiento en la barra junto a sus hermanos.
La frente de Logan se arrugó.
— ¿Es algo malo?
—No. Solo me preguntaba si no deberíamos llevar a ____ a Denver antes de que salga de cuentas. Estaba pensando en por lo menos dos semanas. No me gusta la idea de que se ponga de parto antes y nos quedemos atascados en la montaña.
—Creo que es una buena idea —dijo Carlos—. La idea de que se ponga de parto me asusta a muerte.
Logan cabeceó su acuerdo.
—Si quieres puedo llamar y reservar un piso.
—Hazlo —dijo James—. Haré los arreglos con Riley, para que cuide de los caballos mientras estemos fuera.
Un ligero sonido de arrastrar los pies, hizo que James y los otros se dieran la vuelta. ____ estaba de pie en la puerta, el pelo desaliñado y con oscuros círculos bajo los ojos.
—Buenos días —murmuró, mientras entraba.
Se deslizó entre los brazos de James y alzó la cara por un beso. El cubrió la boca, gozando del sabor de sus dulces labios. Después de un momento, se liberó de sus brazos y se giró hacia Carlos. Este la apretó entre sus brazos y la abrazó fuerte, su mano bajando tiernamente para acunar su vientre.
—Buenos días —murmuró él mientras le daba un beso suave.
Descansó un momento en los brazos de Carlos, antes de ir hacia Logan.
— ¿Cómo te sientes, muñeca? —preguntó Logan, mientras deslizaba los brazos a su alrededor.
—Cansada —admitió—. El pequeño tiene los días y las noches un poco mezcladas y tengo miedo.
—Mantén el ritmo —dijo Logan dijo compasivo—. Siéntate y te haré algo de comer.
Ella sacudió la cabeza.
—No tengo hambre. Aunque tomaría algo de zumo y me sentaría en el porche delantero durante un rato.
James cambió miradas preocupadas con sus hermanos, mientras ella se dirigía a la nevera para servirse un vaso de zumo. Salió de la cocina andando como un pato y pocos segundos más tarde, oyeron que la puerta principal se abría y se cerraba.
—Reserva ese piso —dijo James sombrío—. Nos iremos después de su siguiente reconocimiento con la comadrona.
____ dio un paso fuera de la puerta principal y cerró los ojos, mientras la brisa fresca de septiembre soplaba sobre su cara. Dejó caer la mano libre sobre el vientre y se lo masajeó distraídamente, mientras avanzaba a la gran silla cómoda, que los chicos le habían conseguido.
Se hundió en el cojín rellenito y suspiró de alivio, mientras subía los pies en el sofá. Solo había estado de pie unos pocos minutos y ya chillaban, protestando.
Quien quiera que dijo que el embarazo era todo melocotón y sol, claramente, nunca lo había experimentado.
Sorbió el zumo y frotó la mano sobre la hinchada montaña de su estómago. En respuesta, el bebé pateó y giró, trayendo una sonrisa a la cara de ____.
No había sido totalmente sincera con los chicos. El bebé la mantenía despierta de vez en cuando, pero últimamente su sueño había estado plagado de pesadillas. Desde que volvió con los hombres a los que amaba más que nada, había tenido miedo de que algo sucediera y los separara otra vez.
Había noches cuando despertaba, bañada en sudor que se estiraba para asegurarse de que todavía estaban allí. Especialmente Carlos. Ya no se levantaba para volver a su cuarto. Él parecía tan ansioso como ella de asegurarse de que nada se interpusiera entre ellos otra vez.
Ella le tocaba a menudo, asegurándose, combatiendo las imágenes de él recibiendo un disparo. Tan pronto como parecía que James y Logan se estiraban a por ella, el miedo a perderla era frecuente.
Todos luchaban contra sus demonios de maneras diferentes, y francamente, ____ estaba preparada para ir más allá del temor paralizador. Preparada para asentarse con los hombres que amaba y vivir la vida juntos.
La puerta se abrió y miró de reojo para ver a Logan mirándola con preocupación. Se acercó y se sentó en la ancha silla a su lado, pasando un brazo alrededor de hombros.
Se inclinó para besar su sien y ella cerró sus ojos con placer.
— ¿Cómo vas, muñeca? —preguntó con voz tierna.
Colocó la mano libre sobre el vientre y lo acarició de arriba y abajo, con un movimiento consolador.
Ella suspiró y se inclinó más adentro en su abrazo. Él le besó la cima de la cabeza, mientras la atraía a descansar contra su pecho. Empezó a frotarle la espalda, masajeando y amasando los músculos.
Un bajo gemido del placer se formó en la garganta de ____.
— ¿Se siente bien? —preguntó.
—Aja. —La lengua se sentía demasiado gruesa como para formar palabras. Los ojos se cerraron con cansancio contra su pecho, mientras continuaba frotando. Las noches en blanco se absorbían, mientras Logan hacía magia con sus manos. Las pestañas revolotearon y luchó por intentar permanecer despierta.
Logan miró hacia abajo, mientras los ojos de ____ se cerraban en su batalla por mantenerse despierta. Continuó acariciándole la espalda, disfrutando de la sensación de ella en sus brazos. El silencio la instaba a someterse al deseo de dormir. Dios sabía que lo necesitaba.
Odiaba que todavía luchara contra las pesadillas. Oh, ella nunca lo admitiría, pero oía sus callados quejidos, sentía sus estremecimientos y temblores en su sueño. Los otros estaban igual de conscientes.
La sostenían, asegurándose de que nunca estuviera sola durante la noche. Cuando empezaban las pesadillas, la sostenían, la consolaban, pero se sentían impotentes, mientras su terror continuaba.
Invitado
Invitado
Re: La mujer de los tres hermanos TERMINADA
Capítulo 38
Odiaba que todavía luchara contra las pesadillas. Oh, ella nunca lo admitiría, pero oía sus callados quejidos, sentía sus estremecimientos y temblores en su sueño. Los otros estaban igual de conscientes.
La sostenían, asegurándose de que nunca estuviera sola durante la noche. Cuando empezaban las pesadillas, la sostenían, la consolaban, pero se sentían impotentes, mientras su terror continuaba.
Miró hacia abajo otra vez, para ver su cara enterrada en el pecho. Esperó, queriendo asegurarse de que no la despertaría, cuando la llevara adentro.
Giró la cabeza, cuando oyó que se abría la puerta principal. Levantó el dedo hasta los labios, cuando Carlos se deslizó fuera. Los ojos de Carlos barrieron ávidamente sobre ____, la preocupación oscureciéndole sus ojos chocolate.
—Voy a llevarla dentro —dijo Logan calladamente—. Abre la puerta si no te importa.
Con gran cuidado, Logan liberó el brazo de alrededor de ____ y se puso de pie. Entonces se inclinó y curvó sus brazos debajo de ella, levantándola contra su pecho. Se movió lentamente hacia la puerta, parando cuando ella le acarició el cuello con la mejilla.
Cuándo se recostó, avanzó por la puerta que Carlos tenía abierto para él. Anduvo hasta el dormitorio y la acostaba con cuidado en la cama. Hizo un sonido de protesta, cuando se alejó de ella. Tomando sólo un segundo en desatarse los zapatos, se arrastró a la cama con ella y la abrazó.
Ella deja salir un suspiro dulce de contento, mientras se acurrucaba en sus brazos. Empezó a frotarle la espalda otra vez, como había hecho en el porche, hasta que se relajara completamente en su abrazo. Pronto, su respiración se filtró por la habitación, y Logan cerró los ojos, contento de yacer allí con la mujer que amaba llenando sus brazos.
Cuándo ____ se despertó, registró primero que Logan ya no estaba delante de ella. Pero estaba sujeta contra una espalda dura y una mano descansaba de manera posesiva en su abdomen redondeado. Sonrió. Carlos.
Ella parpadeaba la nube del sueño de sus ojos y se maravilló de cuán mejor se sentía. Parte de ello era por las horas extras de sueño que había necesitado, pero la otra parte, era la tranquilidad que sentía con Carlos, curvado alrededor de su cuerpo.
Queriendo enfrentarlo, luchó por girarse, una proeza que no tan sencilla estos días. Manos suaves la ayudaron y labios calientes se encontraron con los suyos, tan pronto como se acomodó.
Ella suspiró contenta, mientras Carlos profundizaba su beso, su lengua acariciando la suya. Deslizó una mano sobre su pecho desnudo y luego hasta sus hombros, donde descansaba la cicatriz fruncida del disparo.
Lágrimas inesperadas empañaron su visión, mientras revivía una vez más el horror de aquella noche. Malditas hormonas del embarazo. Era un ambulante caso perdido, estos días.
—No vas a perderme —murmuró Carlos mientras se apartaba de su boca.
Una lágrima se deslizó por la mejilla. Dios, ella necesitaba esa tranquilidad. Últimamente, el corazón se le detenía cada vez que lo miraba.
—Te amo —dijo ella, su voz susurrante por la emoción.
—Yo también te amo —dijo él bruscamente.
El bebé pateó y giró entre ellos y la cara de Carlos se relajó con una amplia sonrisa.
— ¿Hoy está activo, verdad?
Él movió la mano hasta la cintura de los pantalones de chándal y los bajó, hasta que desnudó el vientre. Sus dedos acariciaron reverentemente la piel tensa. Entonces, se agachó para presionar los labios en el pequeño bulto bajo las costillas.
— ¿Eso es el pie? —preguntó.
____ rio entre dientes.
—Podría ser. No puedo mantener el ritmo, se mueve tan rápido.
El deslizó la mano arriba, apartando su camisa hasta que acunó un pecho lleno. Luego se inclinó otra vez y besó el pezón hinchado.
—Te he echado de menos —dijo simplemente, y ella supo que quería decir sus relaciones sexuales.
Ella gimió suavemente, mientras él arremolinaba la punta de un dedo alrededor de la punta fruncida, dejando la humedad de su lengua.
—Yo también te he echado de menos —murmuró ella.
En realidad, estaba a punto de chillar de frustración. No habían hecho el amor en semanas. Sabía que estaban siendo considerados con su molestia, pero era una innecesaria restricción por su parte.
No habían sido nada, sino terriblemente gentiles desde que había vuelto a ellos, nunca tomándola como antes. Le hicieron el amor reverentemente, casi como si tuvieran miedo de que le hagan daño involuntariamente.
Seguramente, no pasaba ni un día, una hora, sin que la tocaran, acariciaran, ducharan con ternura, pero no era lo mismo que hacer el amor.
—No me romperé —dijo ella deliberadamente.
Un suspiro desigual de frustración, salió del pecho de Carlos.
—No quiero herirte a ti o al bebé. James, Logan y yo hemos discutido esto. Pensamos que sería mejor esperar hasta después del nacimiento del bebé.
____ frunció el ceño. Se levantó sobre un codo y miró a Carlos.
—Déjame poner esto en claro. ¿Tú y tus hermanos decidisteis, por vuestra cuenta, sin consultarme, que os abstendríais hasta después de que nazca el bebé?
La miró cuidadosamente.
—Uh, si.
Ella apretó los labios en una línea apretada.
—Ya veo. ¿Y nunca se os ocurrió que quizá yo no tenía deseo de abstenerme? ¿Desde cuándo tomáis mis decisiones por mí?
Él la miró en completa confusión, la mirada de un hombre que sabía que estaba arrinconado y no tenía ni idea de que decir para salir de ello.
Ella casi sonrió, pero arruinaría completamente la severa mirada que intentaba echarle. En vez de eso, se inclinó y presionó los labios contra su pecho. Lamió las líneas de entre los duros músculos, bajando para explorar sus rígidos muslos abdominales.
El aliento le escapó en un largo silbido.
—____, no creo… no creo que esto sea una buena idea.
Ella levantó la cabeza para mirarlo a los ojos.
—Ese es tu problema. Piensas demasiado.
Se deslizó fuera de la cama solo el tiempo suficiente para quitarse sus ropas, antes de arrastrarse de vuelta encima de él.
Los dedos bajaron hasta el botón de sus vaqueros.
—La manera en que lo veo, tienes dos elecciones —empezó—. Una, puedes quitarte los vaqueros como un buen chico, o dos, puedes sufrir la ira de las hormonas locas de una mujer embarazada.
—Bien, cuando lo pones así.
Las manos se movieron, para bajarse torpemente los vaqueros. Los sacudió, mientras los empujaba por las caderas. Unos pocos segundos más tarde, estaba desnudo, su polla tensa hacia arriba.
Una oleada de deseo se disparó por su sistema, dejándola jadeante. Sin darle tiempo para cambiar de idea, puso las manos en su pecho, para sujetarse y pasó una pierna sobre las caderas. Las manos de él la sostuvieron por los hombros, mientras se estiraba para posicionar la polla en la entrada de su ****. Luego, se hundió, enfundándolo en un movimiento.
Carlos arqueó su cabeza, los ojos eran cerrados, mientras apretaba los dientes. Ella sonrió. Quizás le faltaba un poco de práctica, pero no era su culpa, dado que ellos no habían sido participantes exactamente dispuestos. Pero iba a remediar eso. Empezando por ahora.
Las manos de Carlos se deslizaron por su cuerpo, sobre las curvas e hinchados pezones, hasta que se asentaron en las caderas. Ella empezó una cabalgada lenta y sensual, decidida a castigarlo por haberse reprimido con ella. Él estaría pidiendo clemencia, antes de acabar con él. Se inclinó hacia delante, permitiendo que su pelo cayera sobre el pecho, mientras continuaba girando las caderas. Un placer exquisito, dolorido, se construía en su pelvis, curvándose como fuego en el abdomen. Dios, lo había echado de menos.
Los dedos se curvaron en el pecho. Jadeó, mientras sentía el lento alzamiento del orgasmo. No, no acabaría tan rápidamente. Se hundió otra vez y se detuvo, disfrutando de la sensación de él, clavado tan profundamente dentro de ella.
—Jesús, ____, no puedes pararte ahora.
El bajo y desesperado sonido de su voz, mandó un estremecimiento por su pecho. Le miró fijamente a los ojos y sonrió traviesa. Levantó las caderas una diminuta pulgada antes de deslizarse hacia abajo.
—Te aprovechas de hecho que no puedo devolverte esto —se quejó Carlos.
Las manos viajaron alrededor de las caderas, para acunar su trasero. Se arqueó dentro de ella, empujando más profundamente.
Ella sabía que no iba a durar mucho. Y entonces, el movió una mano entre sus piernas. Los dedos encontraron su clítoris y empezaron a acariciar la carne temblorosa. De dio por vencida de hacerle sufrir y reanudó el ritmo.
Las rodillas se clavaron en los costados, mientras que su cuerpo se tensaba. Cada músculo se tensó, estirándose, rogando por liberación. El aliento se escapó de sus pulmones, como fuego.
Carlos se levantó y dejó salir un grito, mientras su cálida semilla la inundaba. Unos pocos segundos más tarde, el orgasmo ardió sobre ella, liberando mil burbujas diminutas, explotando en una punzada de placer.
El la agarró, mientras se desplomaba hacia delante. Suavemente, la colocó con cuidado a su lado, curvando sus brazos a su alrededor, mientras la sostenía cerca. Los dos intentaban recuperar el aliento, mientras que sus corazones latían erráticamente por las secuelas.
Le besó el pelo, acariciándole la espalda con una mano, mientras ella se estremecía con réplicas.
— ¿Te he hecho daño? —le preguntó contra la oreja.
Ella sacudió la cabeza y le acarició con la nariz.
—James y Logan patearán mi culo por esto —dijo él irónico.
Ella sonrió y se empujó para mirarlo.
—No, no lo harán. No tengo intención de darles la oportunidad.
—Uh, oh.
—No te preocupes por tus hermanos —dijo ella—. Tengo planes para ellos.
Odiaba que todavía luchara contra las pesadillas. Oh, ella nunca lo admitiría, pero oía sus callados quejidos, sentía sus estremecimientos y temblores en su sueño. Los otros estaban igual de conscientes.
La sostenían, asegurándose de que nunca estuviera sola durante la noche. Cuando empezaban las pesadillas, la sostenían, la consolaban, pero se sentían impotentes, mientras su terror continuaba.
Miró hacia abajo otra vez, para ver su cara enterrada en el pecho. Esperó, queriendo asegurarse de que no la despertaría, cuando la llevara adentro.
Giró la cabeza, cuando oyó que se abría la puerta principal. Levantó el dedo hasta los labios, cuando Carlos se deslizó fuera. Los ojos de Carlos barrieron ávidamente sobre ____, la preocupación oscureciéndole sus ojos chocolate.
—Voy a llevarla dentro —dijo Logan calladamente—. Abre la puerta si no te importa.
Con gran cuidado, Logan liberó el brazo de alrededor de ____ y se puso de pie. Entonces se inclinó y curvó sus brazos debajo de ella, levantándola contra su pecho. Se movió lentamente hacia la puerta, parando cuando ella le acarició el cuello con la mejilla.
Cuándo se recostó, avanzó por la puerta que Carlos tenía abierto para él. Anduvo hasta el dormitorio y la acostaba con cuidado en la cama. Hizo un sonido de protesta, cuando se alejó de ella. Tomando sólo un segundo en desatarse los zapatos, se arrastró a la cama con ella y la abrazó.
Ella deja salir un suspiro dulce de contento, mientras se acurrucaba en sus brazos. Empezó a frotarle la espalda otra vez, como había hecho en el porche, hasta que se relajara completamente en su abrazo. Pronto, su respiración se filtró por la habitación, y Logan cerró los ojos, contento de yacer allí con la mujer que amaba llenando sus brazos.
Cuándo ____ se despertó, registró primero que Logan ya no estaba delante de ella. Pero estaba sujeta contra una espalda dura y una mano descansaba de manera posesiva en su abdomen redondeado. Sonrió. Carlos.
Ella parpadeaba la nube del sueño de sus ojos y se maravilló de cuán mejor se sentía. Parte de ello era por las horas extras de sueño que había necesitado, pero la otra parte, era la tranquilidad que sentía con Carlos, curvado alrededor de su cuerpo.
Queriendo enfrentarlo, luchó por girarse, una proeza que no tan sencilla estos días. Manos suaves la ayudaron y labios calientes se encontraron con los suyos, tan pronto como se acomodó.
Ella suspiró contenta, mientras Carlos profundizaba su beso, su lengua acariciando la suya. Deslizó una mano sobre su pecho desnudo y luego hasta sus hombros, donde descansaba la cicatriz fruncida del disparo.
Lágrimas inesperadas empañaron su visión, mientras revivía una vez más el horror de aquella noche. Malditas hormonas del embarazo. Era un ambulante caso perdido, estos días.
—No vas a perderme —murmuró Carlos mientras se apartaba de su boca.
Una lágrima se deslizó por la mejilla. Dios, ella necesitaba esa tranquilidad. Últimamente, el corazón se le detenía cada vez que lo miraba.
—Te amo —dijo ella, su voz susurrante por la emoción.
—Yo también te amo —dijo él bruscamente.
El bebé pateó y giró entre ellos y la cara de Carlos se relajó con una amplia sonrisa.
— ¿Hoy está activo, verdad?
Él movió la mano hasta la cintura de los pantalones de chándal y los bajó, hasta que desnudó el vientre. Sus dedos acariciaron reverentemente la piel tensa. Entonces, se agachó para presionar los labios en el pequeño bulto bajo las costillas.
— ¿Eso es el pie? —preguntó.
____ rio entre dientes.
—Podría ser. No puedo mantener el ritmo, se mueve tan rápido.
El deslizó la mano arriba, apartando su camisa hasta que acunó un pecho lleno. Luego se inclinó otra vez y besó el pezón hinchado.
—Te he echado de menos —dijo simplemente, y ella supo que quería decir sus relaciones sexuales.
Ella gimió suavemente, mientras él arremolinaba la punta de un dedo alrededor de la punta fruncida, dejando la humedad de su lengua.
—Yo también te he echado de menos —murmuró ella.
En realidad, estaba a punto de chillar de frustración. No habían hecho el amor en semanas. Sabía que estaban siendo considerados con su molestia, pero era una innecesaria restricción por su parte.
No habían sido nada, sino terriblemente gentiles desde que había vuelto a ellos, nunca tomándola como antes. Le hicieron el amor reverentemente, casi como si tuvieran miedo de que le hagan daño involuntariamente.
Seguramente, no pasaba ni un día, una hora, sin que la tocaran, acariciaran, ducharan con ternura, pero no era lo mismo que hacer el amor.
—No me romperé —dijo ella deliberadamente.
Un suspiro desigual de frustración, salió del pecho de Carlos.
—No quiero herirte a ti o al bebé. James, Logan y yo hemos discutido esto. Pensamos que sería mejor esperar hasta después del nacimiento del bebé.
____ frunció el ceño. Se levantó sobre un codo y miró a Carlos.
—Déjame poner esto en claro. ¿Tú y tus hermanos decidisteis, por vuestra cuenta, sin consultarme, que os abstendríais hasta después de que nazca el bebé?
La miró cuidadosamente.
—Uh, si.
Ella apretó los labios en una línea apretada.
—Ya veo. ¿Y nunca se os ocurrió que quizá yo no tenía deseo de abstenerme? ¿Desde cuándo tomáis mis decisiones por mí?
Él la miró en completa confusión, la mirada de un hombre que sabía que estaba arrinconado y no tenía ni idea de que decir para salir de ello.
Ella casi sonrió, pero arruinaría completamente la severa mirada que intentaba echarle. En vez de eso, se inclinó y presionó los labios contra su pecho. Lamió las líneas de entre los duros músculos, bajando para explorar sus rígidos muslos abdominales.
El aliento le escapó en un largo silbido.
—____, no creo… no creo que esto sea una buena idea.
Ella levantó la cabeza para mirarlo a los ojos.
—Ese es tu problema. Piensas demasiado.
Se deslizó fuera de la cama solo el tiempo suficiente para quitarse sus ropas, antes de arrastrarse de vuelta encima de él.
Los dedos bajaron hasta el botón de sus vaqueros.
—La manera en que lo veo, tienes dos elecciones —empezó—. Una, puedes quitarte los vaqueros como un buen chico, o dos, puedes sufrir la ira de las hormonas locas de una mujer embarazada.
—Bien, cuando lo pones así.
Las manos se movieron, para bajarse torpemente los vaqueros. Los sacudió, mientras los empujaba por las caderas. Unos pocos segundos más tarde, estaba desnudo, su polla tensa hacia arriba.
Una oleada de deseo se disparó por su sistema, dejándola jadeante. Sin darle tiempo para cambiar de idea, puso las manos en su pecho, para sujetarse y pasó una pierna sobre las caderas. Las manos de él la sostuvieron por los hombros, mientras se estiraba para posicionar la polla en la entrada de su ****. Luego, se hundió, enfundándolo en un movimiento.
Carlos arqueó su cabeza, los ojos eran cerrados, mientras apretaba los dientes. Ella sonrió. Quizás le faltaba un poco de práctica, pero no era su culpa, dado que ellos no habían sido participantes exactamente dispuestos. Pero iba a remediar eso. Empezando por ahora.
Las manos de Carlos se deslizaron por su cuerpo, sobre las curvas e hinchados pezones, hasta que se asentaron en las caderas. Ella empezó una cabalgada lenta y sensual, decidida a castigarlo por haberse reprimido con ella. Él estaría pidiendo clemencia, antes de acabar con él. Se inclinó hacia delante, permitiendo que su pelo cayera sobre el pecho, mientras continuaba girando las caderas. Un placer exquisito, dolorido, se construía en su pelvis, curvándose como fuego en el abdomen. Dios, lo había echado de menos.
Los dedos se curvaron en el pecho. Jadeó, mientras sentía el lento alzamiento del orgasmo. No, no acabaría tan rápidamente. Se hundió otra vez y se detuvo, disfrutando de la sensación de él, clavado tan profundamente dentro de ella.
—Jesús, ____, no puedes pararte ahora.
El bajo y desesperado sonido de su voz, mandó un estremecimiento por su pecho. Le miró fijamente a los ojos y sonrió traviesa. Levantó las caderas una diminuta pulgada antes de deslizarse hacia abajo.
—Te aprovechas de hecho que no puedo devolverte esto —se quejó Carlos.
Las manos viajaron alrededor de las caderas, para acunar su trasero. Se arqueó dentro de ella, empujando más profundamente.
Ella sabía que no iba a durar mucho. Y entonces, el movió una mano entre sus piernas. Los dedos encontraron su clítoris y empezaron a acariciar la carne temblorosa. De dio por vencida de hacerle sufrir y reanudó el ritmo.
Las rodillas se clavaron en los costados, mientras que su cuerpo se tensaba. Cada músculo se tensó, estirándose, rogando por liberación. El aliento se escapó de sus pulmones, como fuego.
Carlos se levantó y dejó salir un grito, mientras su cálida semilla la inundaba. Unos pocos segundos más tarde, el orgasmo ardió sobre ella, liberando mil burbujas diminutas, explotando en una punzada de placer.
El la agarró, mientras se desplomaba hacia delante. Suavemente, la colocó con cuidado a su lado, curvando sus brazos a su alrededor, mientras la sostenía cerca. Los dos intentaban recuperar el aliento, mientras que sus corazones latían erráticamente por las secuelas.
Le besó el pelo, acariciándole la espalda con una mano, mientras ella se estremecía con réplicas.
— ¿Te he hecho daño? —le preguntó contra la oreja.
Ella sacudió la cabeza y le acarició con la nariz.
—James y Logan patearán mi culo por esto —dijo él irónico.
Ella sonrió y se empujó para mirarlo.
—No, no lo harán. No tengo intención de darles la oportunidad.
—Uh, oh.
—No te preocupes por tus hermanos —dijo ella—. Tengo planes para ellos.
Invitado
Invitado
Re: La mujer de los tres hermanos TERMINADA
wazzaaaaaaaaa¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
lo siento por no comentar pliss perodame
los capis estan
kjdnsjjdjcmkzxnlkvjndfkljdxfnldzksnxvc.flkdja<.f
siguellaaaaaaaaaaaa
lo siento por no comentar pliss perodame
los capis estan
kjdnsjjdjcmkzxnlkvjndfkljdxfnldzksnxvc.flkdja<.f
siguellaaaaaaaaaaaa
rusher46
Re: La mujer de los tres hermanos TERMINADA
gracias gracias por perdonarme esque no e tenido tiemo para leer noves y mi hermana chica se a metido al mio para leer noves de justin y de 1dpepina escribió:<3<3 te perdono,claro que la seguire
rusher46
Re: La mujer de los tres hermanos TERMINADA
Jajaj que linda :*rusher46 escribió:gracias gracias por perdonarme esque no e tenido tiemo para leer noves y mi hermana chica se a metido al mio para leer noves de justin y de 1dpepina escribió:<3<3 te perdono,claro que la seguire
Invitado
Invitado
Página 3 de 4. • 1, 2, 3, 4
Temas similares
» Entre dos Hermanos (Nick J. & Tu) Terminada
» Enamorada de tres hermanos (Joe, Kev, Nick & tu) [HIPERHOT +18]
» Mujer A La Fuga (Joe y tu). TERMINADA
» "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
» Una Mujer A Mi Medida - NicholasJ & Tu (Adaptación) TERMINADA
» Enamorada de tres hermanos (Joe, Kev, Nick & tu) [HIPERHOT +18]
» Mujer A La Fuga (Joe y tu). TERMINADA
» "La Mujer De Los Jonas (Joe,Nick,Kevin&Tu)[TERMINADA]"
» Una Mujer A Mi Medida - NicholasJ & Tu (Adaptación) TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 3 de 4.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.