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Mensaje por Invitado Vie 06 Sep 2013, 2:07 pm

Capítulo 13

Cuando ____ se despertó, estaba sola en la cama. Parpadeando a causa del sueño, se dirigió al cuarto, para encontrarlo vacío. Bostezando, se sentó en la cama para consultar el reloj. Por lo menos no había dormido el día entero.
Fue hasta a cocina. Miró por la ventana y descubrió a James cortando madera. Carlos y Logan debían estar cuidando los caballos o realizando otras tareas.
Se sentó en uno de los taburetes, y apoyó la barbilla en las manos. ¿Qué podría hacer allí? ¿Qué tipo de contribución podría dar? Sabía por las charlas de los hombres que eran guías durante la temporada de caza, pero no sabía que hacían durante el resto del año.
Suspiró. Resolvió enumerar sus cualidades y paró cuando alcanzó a cinco. No era una imbécil, pero necesitaba admitir que sola, nunca hizo muchas cosas. Pobre niña rica. Hizo una mueca de dolor, entonces agitó la cabeza negándolo. No, ya no era aquella criatura dependiente.
Sus padres murieron en un accidente, cuando aún era una adolescente. Un primo distante cuidó su herencia hasta que cumplió los veintiún años, cuando necesitó asumirlo sola. Solo que no le llevo mucho hasta que buscó la ayuda de Kendall.
Torció los labios en una sonrisa. Fue una idiota. Gracias a Dios por haber descubierto la verdad y se preparó para protegerse antes que fuera demasiado tarde.
Si se hubiera quedado con Kendall, probablemente ya estaría muerta. O peor. Completamente dominada por él.
Aquí se sentía libre. Libre de ser ella misma. Libre de su estup¡do pasado. Era su oportunidad de comenzar de nuevo y hacer las cosas bien. Tomar las decisiones correctas.
—No vuelvas a estropearlo todo, ____ —se dijo.
Mirando de nuevo el reloj, se levantó. Tenía tiempo de darse una ducha antes de la cena. Cuando volverían los hombres, los preguntaría que podría hacer para ayudar en la cabaña.
Entró en el baño y abrió la ducha. Se alejó, se quitó los pantalones y se acercó al lavabo para dejar su camisa, mientras esperaba que se calentara el agua.
Se miró en el espejo y estremeció a causa del horrible color de su pelo. Cuando fueran a Denver, iría a una peluquería para arreglar aquel tinte.
Descubriendo qué el vapor empezaba a ascender en la ducha, empezó a desabotonar la camisa, cuando se abrió la puerta y vio entrar a Logan.
Se paró un momento antes de ponerse detrás de ella, abrazó sus hombros y empezó a besar su cuello.
Ella gimió, su piel se ponía de gallina.
—¿Quieres compañía? —murmuró él.
Sonrió dando la vuelta para abrazarlo.
—¿Te estás ofreciendo para frotar mi espalda?
—Me estoy ofreciendo para hacer mucho más —dijo perversamente.
—Entonces te veré allí.
Rápidamente, se quito la camisa y pasó por delante de él, entrando en la ducha. Apenas tuvo tiempo para entrar bajo del agua caliente de la ducha, antes de que la puerta se abriera y entrara un desnudo y excitado Logan.
Sus ojos lo devoraron. El agua adornaba de cuentas de sus pelos y se deslizaba goteando por los músculos, desde su tórax hasta el abdomen. Allí, desaparecían en la mata de pelo que rodeaba su hinchada erección.
Agarró sus manos y las sujetó sobre la cabeza, mientras la empujaba contra la pared de la ducha. El agua bailaba encima de ambos, cuando se agachó para besarla.
Su cuerpo duro cubrió el de ella, rozándola con la promesa de lo que estaba por venir.
Intentó libertar una de las manos. Quería tocarlo. Pero él las mantuvo agarradas en lo alto.
Su polla rozaba su suave vientre, mientras que su boca dejaba un sendero de erótico fuego en el cuello.
Entonces, la soltó:
—Date la vuelta —ordenó.
Giró el cuerpo hasta sentir la espalda acurrucada contra el tórax. Estiró la mano para alcanzar el jabón y enjabonarla.
Comenzó por el estomago, amasando y enjabonando suavemente. Entonces recorrió el camino hasta los pechos, los envolvió con las manos, rodando los pezones entre los dedos.
Gimió y se acercó más a su cuerpo.
Con la mano derecha, la acarició hasta la pelvis, restregando ligeramente, y la deslizó entre las piernas. Con la mano izquierda continuaba atendiendo sus pechos, mientras penetraba aún más entre sus piernas, deslizándose, embromando y abriendo sus pliegues.
Ella se retorció contra él, la tensión la invadía, estirándola hasta lo imposible. Entonces sintió deslizarse un dedo sobre su clítoris y sus piernas se estremecieron, amenazando con doblarse.
Sin preaviso, las manos la dejaron y se sintió empujada contra la pared de la ducha, mientras que el agua continuaba fluyendo alrededor de ellos.
La pared estaba fresca, el agua caliente y su cuerpo temblaba de anticipación cuando lo sintió abriendo sus piernas.
De nuevo tuvo sus manos levantadas y sujetadas mientras lo sentía apartar sus piernas con el muslo. Sintió su polla acariciando su c0ño, antes de pararse entre sus piernas. Con la rodilla, sostuvo su **** suficiente para ubicarse en la apertura de su c0ño.
Entonces la penetró hondamente, haciéndola balancearse contra la pared de azulejos. ¡Oh, Dios! ¡Era tan profundo! ¡Se sentía tan bien! Cerró los ojos y apretó la mejilla contra la pared.
—Mantén las manos en alto —ordenó, soltándoselas.
Obedeció, manteniéndolas encima de la cabeza, firmemente apretadas contra la pared. Él puso las manos en sus caderas, levantándola más, sujetándola con firmeza mientras se hundía en ella una y otra vez.
Estaba tan caliente. Era difícil respirar. Nunca sintió tal exquisito placer.
Su **** descansaba contra su duro abdomen y su polla la penetraba tan hondamente como era posible. Aun así, quería más. Él se retiró despacio y empujó adelante, saliéndose de nuevo y penetrándola una vez más.
Se mordía los labios para evitar gritar en deliciosa agonía. Se sentía lista para estallar, pero él deliberadamente, no se lo permitía aún, moviéndose lentamente. Podía llevarla a un clímax vertiginoso en cualquier momento, pero lo retrasaba, optando por un ritmo lento y pausado.
Una mano la agarró por la cadera, y la otra resbaló entre sus piernas. Encontró su clítoris y empezó a rozarlo en un movimiento circular mientras la follaba por detrás.
—¡Logan!- gritó ella.
—Suave, cariño, te tengo —susurró él—. Todavía no. Todavía no. —Ella gimió cuando él se detuvo. Estaba tan cerca. Tan malditamente cerca. La mano dejó el c0ño y subió a los pechos. Rodeó vagamente un pezón con los dedos, rozando suavemente la punta fruncida. Sintió la caricia hasta su centro.
Se movió al otro, tomando el pecho en la mano, rozando el pezón, embromándola despiadadamente.
—Por favor, Logan —jadeó ella—. ¡Déjame correrme!
Él se rio suavemente.
—¿Lo quieres duro, cariño?
—¡Ah Dios, sí, jódeme, por favor! —Él apretó sus pezones hasta que se pusieron erguidos y tiesos, pidiendo más. Entonces puso las ambas manos en sus caderas y se meció contra ella, hundiéndose profundo, duramente—. ¡Sí, sí! —lloraba ella. Estaba cerca. Cerró los ojos y arqueó su cabeza. Las manos resbalaron por las paredes mientras que él la jodía más duro. El agua se enfriaba, pero no le importaba.
El golpe de las caderas contra su c0ño, llenó el cuarto de baño, el suave ruido de carne contra carne se escuchaba más fuerte por la humedad de sus cuerpos. La tensión acumulada era casi dolorosa por su intensidad. El fuego rabiaba en la ingle y se extendía rápidamente al estómago y pechos. Cada músculo en su cuerpo se apretó más y más.
—Déjate llevar, cariño, ven conmigo —gruñó Logan en la oreja. Empujó más duro, en medio de su propia liberación. Ella sentía el chorro caliente de semen de su pe.ne, y explotó.
La sujetaba con un brazo, por debajo de los pechos, para que no se cayera. Estaba fijado profundamente dentro de ella, y su cuerpo se sacudió por la fuerza de su orgasmo. La cabeza se movió, deslizando por la mojada superficie de la pared del baño. Ella usó las manos para sujetarse, mientras respiraba entrecortado.
La iban a matar. Lo sentía deslizándose de su cuerpo, sentía su tibia crema goteando por sus piernas. Entonces él la levantó, la giró y la abrazó contra su pecho.
—Te quiero. —Las palabras murmuradas contra su pelo, la hicieron tensarse por la sorpresa. ¿Lo escuchó bien? Movió la cabeza y lo miró en los ojos. La quemaban con deseo, pero brillaron con algo más. Amor.
La emoción le secó la garganta. Las lágrimas quemaban sus párpados y amenazaban con caerse. No sabía que decir, que responder. Pero sabía que lo dijo en serio.
—Déjame limpiarte, muñeca —dijo él gentilmente. La lavó, cubriendo tiernamente cada trocito de su cuerpo. Entonces enjabonó el pelo y lo aclaró para ella. Cuándo acabó, paró el agua y la sacó de la ducha. La envolvió en una toalla tupida y grande alrededor de ella y la abrazó, teniéndola apretadamente durante varios segundos. Ella se sentía absurdamente mareada, y vacilante. Se sentía obligaba de decirle, decirle que ella también lo amaba, pero las palabras se atascaban en la garganta. Todavía no estaba lista, no estaba completamente segura de la profundidad de sus sentimientos, y más que nada, quería hacerlo bien.
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La mujer de los tres hermanos TERMINADA - Página 2 Empty Re: La mujer de los tres hermanos TERMINADA

Mensaje por Invitado Vie 06 Sep 2013, 2:07 pm

Capítulo 14

____ se sentía deliciosamente dolorida y somnolienta cuando abandonó el baño con Logan. Lo amaba. No parecía posible, aunque le dijeron que iba a ocurrir.
Se unieron a los otros en la cocina, donde James estaba junto a la estufa. Carlos se sentó en la mesa, bebiendo una cerveza.
Se acercó a James y lo abrazó, descansando la mejilla en su espalda. Se tensó —¿sorprendido?— por un breve momento antes de volverse para abrazarla.
Le sonrió y besó su cabeza.
—Pareces feliz —dijo él.
Sus mejillas se enrojecieron, y una ridícula sonrisa apareció en su cara.
—Lo estoy.
Le elevó el rostro con los dedos y se inclinó para besarla. Los labios se movieron posesivamente sobre los suyos. Su lengua se deslizó adentro, saboreándola, reclamando su boca.
Se apartó lentamente.
—Toma asiento, la cena estará lista en unos minutos.
Caminó hacia donde estaban sentados Logan y Carlos y ocupó la silla que había entre ellos.
Como James se movía por la cocina, poniendo los platos y los vasos, decidió abordar el asunto de sus tareas.
—Estaba pensando... —comenzó ella.
Todos se volvieron hacia ella.
—Estaba imaginado lo que podría hacer para ayudar. Quiero decir, si no voy a ser una invitada, porque, me voy a quedar.
Respiró hondo, maldiciendo su inseguridad.
—____ —dijo Logan, regañándola un poco—. Te queremos aquí. Queremos que te quedes. Esta es tu casa. Supongo que te llevará un tiempo acostumbrarte con las cosas, pero no hay necesidad de evitar algún tema, tampoco hay necesidad de no abrazar tu posición aquí.
Ella sonrió y agachó la cabeza.
—Bueno, me gustaría saber qué podría hacer para ayudarles.
—Siempre hay algo que hacer —dijo James encogiendo los hombros—. De momento, dividimos las tareas y responsabilidades. Nos gustaría tener ayuda.
—No sé cocinar —soltó, avergonzada por la confesión. Se sentía tan inadecuada. Su educación no la preparó para hacer mucho.
—Nadie dijo que tenías que cocinar —contestó calmamente Carlos.
—Podría aprender —agregó ella rápidamente.
James dejo el plato con el filete de pollo encima de la mesa y la miró fijamente.
—____, nosotros no queremos una esclava. Estás aquí como nuestra esposa. Nuestra pareja. La madre de nuestros hijos. Nos arreglamos bastante bien. Podemos cocinar muy bien. Si quieres ayudarnos, estoy seguro que encontraremos algo.
Sus mejillas se enrojecieron por la vergüenza.
—Estoy haciendo un caos, ¿verdad?
James se sentó y le pasó el plato a Logan.
—Estás tensa —dijo James gentilmente—. Solo queremos que seas feliz. Relajada. Ahora, no tienes que hacer nada. Vamos a concentrarnos en librarte del matrimonio con ese bastardo, para que no te pueda reclamar. Lo demás se arreglará con el tiempo.
— ¿Cuándo iremos a Denver? —preguntó, agradecida por el cambio de tema.
—Pasado mañana. Organicé con Riley que se ocupe de los caballos, mientras estemos afuera. Conduciremos, nos registraremos al hotel y veremos a Carl el día siguiente
Asintió con la cabeza, sintiendo un nudo en la garganta.
— ¿Tendría tiempo de ir a un salón de belleza, mientras estemos allí? —Mostró los mechones del pelo—. Me gustaría arreglarme el pelo.
—Podemos hacer cualquier cosa que quieras —dijo James.
—También necesito pasar por un banco. Quiero abrir una cuenta, así puedo pedir que me mande algún dinero. No confío que Kendall no vacíe mis cuentas.
—No necesitas preocuparte por el dinero —dijo Carlos—. Somos más que capaces de cuidarte.
—No es su dinero —dijo ella—. No estoy hablando de su dinero. Estoy protegiendo mi dinero.
—Me pareció bastante rico —comentó Carlos.
Ella suspiró.
—Lo es. Pero si encontraría un modo de llegar a mi fideicomiso, lo vaciará por rencor.
James levantó las cejas.
— ¿Fideicomiso?
—De mis padres —explicó ella. Se movió incómoda en la silla—. Eran ricos. Murieron cuando era una adolescente, y recibí mi herencia cuando cumplí veintiún años.
—Entiendo, ¿y cuántos años tienes ahora? —preguntó James.
—Veinticuatro.
— ¿Y cuándo conociste a Kendall?
—A poco tiempo después de que murieron mis padres. Él... bueno, cuidó de mí.
Carlos masculló algo inteligible. Logan y James cambiaron miradas.
— ¿Qué ocurre? ¿Por qué me estáis mirando así? —exigió ella.
— ¿Sobre cuánto dinero estamos hablando en tú fideicomiso? —preguntó James.
Encogió los hombros:
—No lo sé realmente.
— ¿Aproximadamente? —preguntó.
— ¿Cincuenta? ¿Sesenta millones?
— ¡Jesús! —murmuró Logan.
— ¿Qué sabes realmente sobre la situación financiera de Kendall? —preguntó James, bajito.
Abrió la boca, pero la respuesta no salió. Sintió un zumbido en la cabeza, y se sintió increíblemente estúpida. Sus mejillas ardían y se le formó un nudo en la garganta.
Sin una palabra, se levantó y abandonó la cocina.
—¡____!
Oyó a Logan llamarla, pero no se paró. Quería aguantar su humillación a solas.
Se paró en la puerta el tiempo suficiente para coger el abrigo, abrió la puerta y se paró en frente del porche. El aire frío la asaltó, y se puso rápidamente el abrigo.
Caminó hasta la reja y se apoyó, mirando fijamente hacia la luna naciente sobre la nieve. Cerró los ojos y respiró profundamente. Necesitaba el frío para refrescar su rostro caliente.
estup¡da, estup¡da, estup¡da. Nunca había considerado que Kendall tenía un motivo oculto para escogerla. Apareció cuando murieron sus padres y actuó como su protector y confidente. La presionó para casarse con él cuando cumplió los veintiún años. Ahora sabía por qué. Pero ella no se quiso casarse inmediatamente. La única vez en la que el sentido común se mostró en todo este fiasco.
Apoyó sus codos en la reja de balcón y enterró su rostro en las manos. Él solo quería su dinero.
No le dolía saber que él no la había amado, o que se casó con ella por otras razones. Sabía que él no era capaz de amar cuando la pegó, cuando mató a sangre fría otra persona. Pero lo que más la hería, era su total ingenuidad.
Claro que quería su dinero. Ahora, todo cobraba sentido. La preocupación por protegerla, las numerosas preguntas sobre cómo estaba administrando su dinero. Todo bajo la apariencia de asegurarse de que ella estaba segura. Gracias a Dios que no se quedó el tiempo suficiente como para pasar todo a su nombre, como habían planeado.
— ¡Jesús! ¿Cómo puedo ser tan estup¡da? —susurró. Estaba lista para darle todo. Él probablemente habría encontrado un modo de deshacerse de ella dentro de seis meses.
Oyó la puerta abrirse tras sí, y cerró los ojos.
—____.
James caminó hasta su lado. Abrió un ojo para ver sus manos en la reja al lado de las de ella.
—Soy una tonta de remate —murmuró.
Suspiró y la abrazó suavemente.
—No eres una tonta, cariño. Diría que eres una mujer maravillosa.
Agitó su cabeza negándolo.
—Soy patética. ¡Patética!
Lo agarró por las solapas del abrigo y enterró el rostro en su pecho. Entonces se rio. Sonó chillón hasta para ella.
Los brazos fuertes de James la abrazaron y sujetaron contra él.
Una lágrima resbaló por su mejilla, rápidamente absorbida por la camisa del James.
—Quería pertenecer a alguien —susurró ella—. Quería importarle a alguien, no mi dinero o quienes fueron mis padres. He sido tan solitaria.
James le acarició la espalda.
—Perteneces a alguien, cariño. Y nos da igual todo tu dinero.
Por alguna razón, su declaración abrió la compuerta de las lágrimas que había estado reprimiendo.
No se había dado cuenta lo verdaderamente sola que había estado o que desesperada estuvo para que alguien la amara. Desesperada. Lo rezumaba todo en una palabra. Y ahora estaba con los hermanos. Quizá no fueran del mismo calibre que Kendall, pero no sentía por ellos lo mismo que sentía por Kendall. Era mucho más. Y esto la asustaba.
La querían para siempre. Ella les quería para siempre. Pero. Siempre existía un pero. Si tan solo no hubiera tomado tantas malas decisiones. Entonces podría ser capaz de confiar en su decisión de quedarse con James, Logan y Carlos
James continuó abrazándola, acariciando su pelo. El sonido de un móvil crispó sus nervios. James maldijo suavemente, y lo sintió hurgar en el bolsillo. Se alejó para darle un acceso más fácil, y él saco el teléfono y respondió.
—James —dijo él.
Después de una larga pausa, se volvió. ____ temblaba ligeramente. Quería volver al calor de sus brazos.
—Muy bien, no tardaré —dijo mientras se daba la vuelta.
Colgó el teléfono y lo volvió a guardar en los vaqueros.
—Tengo que ir a la ciudad. Cintia necesita mi ayuda.
Una punzada aguda se retorció en el pecho de ____. Quedó sorprendida por su ferocidad.
—Regresa a la casa, donde estarás caliente —dijo. La cogió por el brazo y se llevó hacia la puerta.
En la sala, Carlos y Logan levantaron los ojos.
—Necesito ir a la ciudad. Cintia tiene un problema, y sus ayudantes no cogen el teléfono.
— ¿Quieres que vayamos contigo? —preguntó Logan.
Carlos bufó disgustado.
—No. Por lo menos, no lo creo. Parece ser que alguien se perdió. Si necesito rastreadores, os llamaré. Prefiero que os quedéis aquí y cuidéis a ____.
____ apretó los dientes. No necesitaba ser cuidada, maldita sea, y no quería a James con la mujer que se veía claramente que lo quería.
¿Celosa? Oh, sí, estaba celosa. Y esto la sacaba de quicio. No pensaba que se sentía más miserable que antes, pero se equivocaba.
— ¿No hay nadie más a quien podía haber llamado? –preguntó ____.
James la miró extrañado por un momento.
—La hemos ayudado antes a rastrear personas desaparecidas.
____ se mordió los labios para no decir algo más. No había nada menos atractivo que una arpía.
—Avisaré si vuelvo muy tarde.

James se agachó, le dio un beso rápido, y se encaminó hacia la puerta. Se puso el Stetson y salió.
____ le observó salir, odiando el modo en que la hacía sentir. Miró a Carlos y Logan y se estremeció. Era obvio que podían ver lo que estaba sintiendo. Últimamente, parecía atraer solo humillación.
Sus hombros cayeron, y ella caminó por el pasillo, en dirección a los dormitorios. Se paró en el medio. Una risa histérica burbujeaba de ella. ¿En qué habitación se refugiará?
Optó por el baño. Abrió el grifo del lavabo y humedeció su rostro con agua fría. Cuando levantó la cabeza, vio a Carlos mirándola por el espejo. Permaneció en la entrada, apoyado en la puerta.
—¿Quieres jugar al Monopoly conmigo y con Logan?
Le sonrió débilmente y asintió. Por lo menos, él no estaba intentando inspeccionar sus emociones.
Esperó un según y entonces volvió a la sala. Logan tenía puesto el tablero de Monopoly en la mesa de café, y Carlos traía tres tazas de la cocina.
— ¿Quieres chocolate caliente? —preguntó Carlos.
—Parece rico —contestó ella.
Se sentó en el sofá, mientras que Logan y Carlos se sentaron en el suelo, a cada lado de la mesa de café. Agarró la taza entre sus manos y sorbió el chocolate. Cualquier cosa para no pensar en donde estaba James y con quien.
—Odio verte tan disgustada —dijo Logan en voz baja.
Echó un vistazo de reojo, asustada de sus propios pensamientos. Sus celosos pensamientos.
Suspiró y dejó la taza. Se frotó cansada la sien.
—Estoy siendo poco racionable.
Carlos murmuró algo.
Se volvió a él, sintiéndolo como un aliado.
— ¿Por qué no te gusta?
—Es una bruja malévola.
____ se rio.
—Gracias. Creo que necesitaba eso. Ella no se parece a mí, esto es seguro.
Carlos gruñó.
—Está enfadada porque puso los ojos en James, pero él no mordió el cebo.
— ¿Nunca? —preguntó ella suavemente—. Me pareció que tú y Logan eran todo lo que había entre James y una relación más profunda con ella.
Logan y Carlos se miraron duramente.
— ¿Se está acostando con ella? —quería que la pregunta sonara casual, pero en vez de esto, salió como aterrada.
Logan juró.
—Mira, amor, no sé si se acostó con ella. Sé que ahora no se está acostando. No después de ti.
De alguna manera, la idea de que James se había acostado con Cintia, no la hizo sentirse mejor. No es como si ____ hubiera estado aquí todo el tiempo.
—No somos santos, ____. Tuvimos mujeres, pero no somos imbéciles infieles. James no se acostaría con otra mujer. No después de comprometerse contigo.
Carlos movió la cabeza, asintiendo.
— ¿Entonces por qué se va a ella? —se desahogó ____.
—No puede suportar la idea de no ayudar a una mujer en apuros —dijo Carlos—. Tiene una debilidad por damiselas en apuros.
____ palideció. ¿Eso era lo que era? Dios, encajaba en el molde. Las lágrimas pugnaban por salir, y parpadeó para detenerlas. No quería ponerse en ridículo. Más de lo que estaba.
Logan lanzó un dado a Carlos, pegándole en la cabeza.
— ¿Eres tonto?
____ se levantó. No se iba en molestar en fingir por más tiempo. Estaba demasiado enfadada como para actuar como si todo estuviera bien.
—Me gustaría ir a la cama —dijo ella—. ¿Hay una habitación a la qué podría usar? —esperaba que leerán entre líneas. Quería una habitación solo para ella.
—Usa la de James —dijo Logan—. Puede dormir en el sofá cuando vuelve.
—Gracias —murmuró mientras iba hacia el pasillo.
En cuanto estuvo fuera de la vista, corrió hacía el cuarto de James. Después de entrar, se encerró y se apoyó en la puerta.
Las lágrimas que intentó tanto de contener, se derramaban por sus mejillas. Todas las emociones contenidas durante los últimos años salieron a la superficie. La desilusión y la sensación de traición, su humillación y falta de juicio que demostrara. Todo era suficiente para derribarla, y hacerla avergonzarse.
No se molestó en desnudarse. Alejó el edredón y se deslizó bajo ellas, y las pujó firmemente a su alrededor, mientras se abrazaba las rodillas.
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La mujer de los tres hermanos TERMINADA - Página 2 Empty Re: La mujer de los tres hermanos TERMINADA

Mensaje por Invitado Lun 09 Sep 2013, 3:10 pm

Capítulo 15

James entró en la cabaña y colgó su Stetson y su abrigo en el gancho de la puerta. Miró alrededor, pero solo vio las ascuas agonizantes del fuego. Todo el mundo debía haberse ido ya a la cama.
Su ingle estaba apretada. ¿Hallaría ____ en la cama con sus hermanos? Sabía que Logan y Carlos se acostaron con ella separadamente, y la verdad era, que esperaba ansiosamente hacer lo mismo.
Caminó en silencio por el pasillo y se paró cuando vio su puerta cerrada. Ninguno de ellos dormía con la puerta cerrada. Probó la perilla y la encontró bloqueada. ¿Qué demonio? ¿Dejarlo fuera de su propio cuarto?
Se volvió y caminó hasta el cuarto de Logan, para ver si él estaba allí. La puerta estaba entreabierta. La abrió con el codo y se asomó dentro. Logan estaba dormido entre las sábanas arrugadas. Solo.
Se acercó y sacudió el hombro de Logan. Se despertó inmediatamente.
— ¿Qué hora es? —exigió Logan en una voz atontada.
—Son las tres de la mañana.
Logan se sentó y se estregó los ojos.
— ¿Dónde demonios estuviste hasta ahora?
—Ayudando a Cintia a encontrar al niño perdido. ¿Dónde está ____?
—En tu cuarto —contestó Logan.
— ¿Por qué está la puerta cerrada?
Logan se levantó y encendió la lámpara de al lado de la cama. Clavó a James una mirada de disgusto.
—Está sufriendo, James.
El corazón de James se sacudió. No le gustaba pensar en ____ sufriendo. Antes de irse, ella estaba enfadada, pero había esperado que Logan y Carlos hubiera aliviado cualquier preocupación que tenía.
— ¿Por qué no resolvieron el problema? —exigió James.
—Tú le estás haciendo daño, James. No nosotros.
— ¿Yo? ¿Qué demonios hice yo?
James sintió crecer su ira. No iba a jugar estúpidos juegos mentales, y Logan le estaba sacándole de quicio rápidamente.
Logan suspiró y deslizó sus piernas por el lado de la cama.
—Mira, James, está teniendo una época dura, y el haber corrido en cuanto recibiste la llamada de Cintia, no ayudó. Esta insegura y ¿quién puede culparla después de lo qué le hizo el estup¡do de su esposo?
— ¿Está enfadada porque fui a ayudar a Cintia?
—Quizá si tú le habría explicado la naturaleza de tu relación con Cintia, ____ no se sentiría como se siente, pero ella sabe que hay algo entre vosotros dos, y sabe que a Cintia le gustas. Hasta ahora, Cintia actuó como una pu.ta celosa. Como una mujer desdeñada. ____ no es estup¡da, James. Yo tampoco. Algo hay entre tú y Cintia.
Los músculos del rostro del James se endurecieron y presiono los labios.
—Lo qué pasa o no entre nosotros no es problema tuyo.
—Ahí te equivocas —dijo Logan, sin alterarse—. Muy equivocado. Es mi problema. Amo a ____. Y creo que tu también, James. Creo que Carlos también la ama, aunque le llevaría mucho tiempo hasta admitirlo para él mismo. Cualquier cosa que haces y hiere a ____, es mi problema. Es tanto mía como tuya y de Carlos. Si esta relación va a funcionar, vas a tener que sacar tu cabeza del pe.ne.
James soltó la respiración en un largo suspiro.
—Cristo. No pasó nada entre Cintia y yo esta noche, Logan. No haría eso a ____.
—Lo sé —Logan dijo bajito—. Pero ella no lo sabe. Todavía no hemos ganamos su confianza. Y no va a ofrecerla ligeramente después de lo que le sucedió.
—Y mientras tanto, me quedé fuera de mi propio cuarto, sin llave.
Logan se rio.
—Creo que puedes dormir en el sofá. Me pregunto si tendremos una rotación fija cada vez que uno de nosotros la enfade.
—Buenas noches. Lamento haberte despertado —dijo James y salió.
Cerró la puerta tras sí y se quedó mirando fijamente la puerta cerrada de su cuarto. No hay nada que no arreglaría un destornillador. Quizá fuera la hora de que él y ____ tuvieran un poco de tiempo a solas.
Algunos minutos más tarde, se deslizó calladamente en su cuarto. ____ había dejado la lámpara encendida y arrojaba un suave brillo sobre de la cama. Dejó el destornillador en la cómoda y empezó a sacarse la ropa.
Caminó hacia la cama y miró el cuerpo de ____. Solo su rostro sobresalía del edredón. Su rostro estaba rojo y manchado. Su corazón se apretó ante la evidencia de sus lágrimas.
Él empujó suavemente el edredón y trepó a su lado. La atrajo con firmeza hacia sus brazos, gustándole el modo en el que sus suaves curvas se derretían en su duro cuerpo.
Ella se movió y abrió los ojos llorosos. Brillaron sorprendidos cuando lo vio.
— ¿Cómo entraste aquí?
—Con bastante facilidad. ¿Por qué me dejaste afuera?
Ella alejó la mirada. Arrastró un dedo desde una mecha de su pelo hasta a su cuello.
—Necesitaba un tiempo a solas —dijo ella suavemente.
—Eso es comprensible, pero no tienes que cerrar la puerta para conseguir eso.
Ella lo miró de nuevo con ojos preocupados, la incertidumbre estaba al acecho en sus profundidades.
Él suspiró. Logan tenía razón. Debía haber explicado su relación con Cintia, desde el principio. Entonces quizás estaría deslizando su pe.ne en el co.ño de ____, en vez de estar acostado con la polla dura, y tener una charla sensible.
Él comprobó su impaciencia y agarró las mejillas de ____ entre las manos.
—Escúchame, cariño. No hay nada entre Cintia y yo. Lo siento si has tenido la impresión equivocada.
____ se movió y tiró del edredón, envolviéndose. El ademán de protección, en vez de hacerla parecer más fuerte, solo la hizo parecer más vulnerable.
—No lo entiendo.
Su voz sonó suave y trémula, el tipo que haría que un hombre se pusiera inmediatamente duro. Si él no lo estuviera ya. Era toda suave y femenina, como una mujer debía ser.
— ¿Qué es lo que no comprendes, cariño?
Lo miró de nuevo.
— ¿Por qué no la escogiste?
James frunció el ceño. No era lo que él esperaba que dijera.
—Es todo lo que yo no soy —continuó ____—. Es fuerte, alta, bonita. Apuesto que no necesita de nadie.
James se apoyó contra las almohadas, tomando a ____ con él. Estaba acunada contra su tórax, y puso su mejilla sobre su hombro. Acaricio su brazo con la mano.
—No te mentiré. Hubo un tiempo en el que estuve atraído por Cintia. He llegado tan lejos como traerla a casa, presentarla a Carlos y a Logan. Pero supe de inmediato que no era la persona que buscábamos. No sentí la conexión. No como lo hice contigo, y era obvio los otros tampoco. Carlos la despreció rotundamente a primera vista. Aún no me he dado cuenta del por qué. Logan, pues, era indiferente. Dejé de verla después de aquello.
____ se presionó contra él. Él podía sentir la llegada de otra pregunta. Una que aparentemente era difícil para ella, si el lenguaje de su cuerpo indicaba algo.
—Carlos dijo… dijo que tienes debilidad por mujeres en apuros.
La bombilla incandescente se fue inmediatamente. James se sentó, arrastrando a ____ con él. Agarró su barbilla y la forzó a mirarlo a los ojos.
—Cariño, siempre te protegeré, pero no es por eso que estás aquí. Carlos es un idiota. Habla solo para escuchar su voz, lo juro. Si quieres una explicación de porque tú y no ella, bien, no lo sé. Solo puedo decirte lo qué siento aquí.
Llevó su otra mano al corazón.
—Eres tú, cariño. Y tal vez con el tiempo creerás esto.
Sus ojos brillaron con desconfianza a la luz de la lámpara.
—Quiero serlo.
— ¿Pero? —había un claro pero en su declaración. La duda nublaba su voz, y lo hacía intranquilo.
—Me asusta tomar una decisión equivocada. Otra vez.
— ¿Te parece equivocada?
Ella no contestó inmediatamente.
— ¿____?
—No, no me parece equivocada. Es eso lo que me asusta.
James soltó un pequeño suspiro de alivio. Él podía luchar con la incertidumbre. No podía luchar contra una decisión. Las palabras de Logan se repetían en su mente. ¿Tenía razón? ¿James ya la amaba? Era difícil de separar su satisfacción por haber hallado a la mujer que completaría su familia y la idea de amor.
Solo sabía una cosa. No la dejaría. Si eso significaba que la amaba, entonces, quizás Logan estuviera razón. Y él haría lo mejor para hacer que ella también lo amara.
Deslizó su mano por debajo y por encima por la cadera femenina.
—Quiero hacer el amor contigo —murmuró—. No he pensado en algo más en toda la noche.
Ella lo miró fijamente, mordiéndose el labio. Él vio excitación en su mirada, pero también deseo. ¿Aún tenía miedo de él?
Bajó la cabeza hacia ella, encontrando sus labios con los suyos. Sabía dulce. Justo como parecía. Quería sentir aquellos labios alrededor su polla, su boca mojada chupándolo profundamente. Estaba listo para estallar con solo el pensarlo.
—Quítate la ropa —dijo él roncamente—. Quiero mirarte.
Se apoyó en su codo, después salió lentamente de la cama. Permaneció mirándolo fijamente por un momento, mordiéndose el labio. Después sus dedos empezaron a desabrochar los pantalones.
Él se apoyó sobre los codos y miró como la piel lisa de sus piernas salía a la vista. Sus dedos le ardían por tocarla.
Ella empezó a desabotonarse la camisa, sus manos trabajaban hacia abajo, mientras la camisa se aflojaba alrededor de sus tetas. Cuando se quedó sin la camisa, él inspiró profundamente. ¡Maldición! Era hermosa. Tenía unas tetas perfectas. Ascendían y bajaban, y se balancearon cuando dejó caer la camisa al suelo.
Él dobló su dedo hacia ella.
—Ven aquí.
____ se arrastró hacia la cama, los ojos brillaban con deseo. Sus labios vacilaron a pocas pulgadas de los suyos y entonces lo besó. Él movió la mano por su hombro y después por debajo de los pechos. Los envolvió, amando sentirlos llenar sus manos.
Su polla estaba dura como una piedra, y se endurecería más, dolorosamente, con cada minuto. No había ninguna parte de su cuerpo que no gritara por ella.
Continuó saboreándola, amando los sonidos de su respiración, como escapaban a través de sus labios. Pero quería aquellos labios alrededor su polla, no podía pensar en otra cosa.
Pasó la mano por la nuca, y lentamente, pero firmemente, la dirigió hacia abajo, en dirección a la unión de sus muslos. Con su otra mano, él rodeó su polla con los dedos y la guio hacia su boca que esperaba.
Gimió cuando su lengua mojada se deslizó por toda la longitud de su polla.
—Oh, cariño, eres maravillosa.
El pelo le caía encima de los muslos. Movió la mano de su c0ño y la enredó en su pelo, manteniéndola inmóvil, mientras empujaba sus caderas hacia adelante.
Lento y fácil, ella lo llevó más profundo, su lengua se arremolinó en torno de la punta. Él se movió contra la parte de detrás de su garganta y se retiró para que ella pueda respirar. Era magnífica.
Hacía pequeños ruidos mientras lo llevaba más profundo. Su lengua raspaba eróticamente sobre las venas de su pe.ne. Él cerró los ojos y apretó los dientes tan fuerte, como su mandíbula se lo permitía.
Le acarició la espalda, después los glúteos. Deslizó un dedo en su humedad, y ella se estremeció en reacción. Él sonrió mientras ella lo llevaba más hondo. Se estaban volviendo locos el uno al otro.
Él retiró y volvió a meter los dedos, hurgando en la grieta de su c0ño. Ella reaccionó, apretando, mientras él movía el dedo alrededor de la fruncida entrada a su c0ño. Dios, estaba tan apretada
Él levantó la mano y la agarró de su pelo, alejándola de su pe.ne. El solo pensar de sumergirse en su ano, casi lo hizo venir allí mismo.
—Ponte de espaldas —exigió, girándose sobre su cuerpo.
Ella se retiró, la boca hinchada, los ojos vidriosos con un embriagador deseo. Sus piernas se abrieron y él avanzó lentamente entre ellas, cogiendo su cu.lo con las manos, abriéndolo.
En un empuje duro, estuvo dentro de ella. Ella gritó, él también. Sus manos se clavaron en sus hombros, acercándolo. Él sonrió y se inclinó para capturarle la boca con la suya.

— ¿Confías en mí? —susurró contra sus labios.
—Sí.
Se retiró despacio.
—Date la vuelta.
Cuando ella lo complació, él se levantó y caminó a través del cuarto hacia el baño. Revolvió el cajón hasta hallar un tubo de KY y volvió al cuarto.
Él puso una mano sobre sus nalgas.
—He vuelto —murmuró él.
Él la coloco en el borde de la cama, en cuatro patas, su cu.lo hacia él. Exprimió un poco el KY en sus dedos, y con cuidado, deslizó la mano entre sus mejillas de su cu.lo. Ella gimió suavemente cuando él puso un dedo en la apretada apertura.
Los ojos de ____ se abrieron de repente, cuando el dedo penetró en su ano. Una multitud de sensaciones la invadieron. Un poco de miedo, mucho deseo, un pequeño dolor, y un lote entero de placer.
Ella se llevó una mano sobre su estómago hasta su pelvis. Los dedos hallaron su clítoris, y ella empezó a moverlos con un movimiento circular. El placer se esparció por su abdomen.
Los dedos de él la dejaron, y ella sintió la cabeza del pene contra su ano. Lentamente, muy despacio, él empujó hacia adelante, permitiéndole adaptarse a la sensación.
Los dedos acariciaron más fuerte su clítoris, cuando ella buscó compensar la quemadura. Ella gimió profundamente. Entonces, con un suave movimiento, lo sintió entrando.
Lo oyó decir algo ininteligible y entonces se hundió totalmente en ella. Ella nunca había sentido tan exquisita plenitud. Recordó las palabras de Carlos. James en tu ano, yo en tu c0ño. ¿Dios, qué sentiría cuándo los tuviera a los dos profundamente dentro de ella?
James empezó a empujar hacia dentro y hacia fuera. Ella no conseguía describir, ni para sí misma, el insoportable placer que la invadió. Era en parte dolor, en parte delicioso éxtasis, y esa combinación la llevaba hacia una espiral, la más terrible y maravillosa agonía que podía aguantar.
Sentía las caderas apretadas contra sus nalgas, y sabía que él estaba tan profundamente como era posible, y aun así, ella quería más. Se empujó contra él, meciendo las caderas al ritmo de sus empujes.
Su orgasmo floreció y creció, hasta que la consumió. Lo necesitaba. Iba a volar.
Detrás de ella, James gritó, y sintió la inundación de su orgasmo. Y entonces ella se desplomó. Enterró el rostro en el edredón, para impedirse gritar. Las manos del James agarraron sus caderas con firmeza, sosteniéndola contra él, hasta que acabó.
Todo su cuerpo temblaba, tiritaba y se convulsionaba. Se cayó lánguidamente sobre la cama mientras él se retiraba. Cerró los ojos, respiraba en jadeos agudos. Entonces sintió un paño templado enjugando su carne sensible.
— ¿Estás bien? —preguntó James suavemente.
Movió la cabeza, incapaz de formar una respuesta coherente.
La cama se movió y James la sostuvo entre sus brazos. Besó la cima de su cabeza y la agarró firmemente contra su pecho. El corazón golpeaba salvajemente contra su mejilla.
—Eres una mujer asombrosa —susurró—. Nadie jamás me hizo sentir así.
Nada que pudiera haber dicho habría evaporado sus miedos tan rápidamente como aquella simple declaración. De repente, Cintia salió de su mente y de sus preocupaciones. Pasó los brazos por la cintura de James y cerró los ojos. Por primera vez, realmente creyó que podría sostener los corazones de tres hombres, y que ellos podrían sostener el suyo.
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Mensaje por Invitado Lun 09 Sep 2013, 3:11 pm

Capítulo 16

Sensaciones pecadores y deliciosas despertaron a ____. Abrió los ojos y dio con el tórax de James. Estaba descuidadamente sobre su pecho, y sonrió al pensar que posesiva debía parecer. Una mujer haciendo su reclamación.
—Ah, está despierta.
Volvió la cabeza para ver a Logan a su lado. Sus manos la acariciaban.
Qué forma maravillosa de despertarse.
Una ojeada hacia el pie de la cama revelaba a Carlos. Estaba desnudo, e increíblemente sensual.
Se volvió hacia James, que la miraba fijamente, y en sus ojos brillaba la lujuria.
Él sonrió. Una sonrisa predadora, totalmente masculina. Una que decía que tenía a su mujer exactamente en donde la quería.
—Estábamos esperando que te despertaras.
—Apuesto que sí.
James agachó la cabeza para besarla. Ella sintió los labios de Logan contra su espalda.
Entonces James salió debajo de ella y se quedó al lado de la cama. Extendió una mano para ayudarla a levantarse. Cuando lo hizo, Carlos le quitó los pantaloncitos, la arrastró en la cama y la acostó en el edredón, dejando a sus piernas oscilando y tocando el suelo.
—Ven aquí —le dijo Carlos, extendiendo las manos.
Ella no necesitaba ninguna invitación adicional. Sabía lo que vendría a continuación. Se estremeció de pies a cabeza, cuando se acercó a Carlos. Miró sus ojos, ojos que la hechizaban. Llevó las manos al duro tórax e irguió su parte inferior solo lo suficiente que poder acunar su gran pe.ne entre sus piernas.
Un brillo de sudor apareció en la frente de Carlos.
—Provócame —murmuró él.
Ella sonrió, encantada con su poder. Lentamente, se movió, llevándolo profundamente adentro de ella. Cerró los ojos para disfrutar de cada deliciosa pulgada.
Él la agarró por las caderas con sus grandes manos y la sujetó con firmeza. Ella comenzó un recurrido lento, sensual. La cama se movió de nuevo, cuando Logan fue por ella de rodillas. Ella rodó la lengua por la cabeza de su erección, y lo chupó. La respiración de Logan terminó en un silbido, cuando lo deslizó más entre sus labios.
Detrás de ella, sintió a James pasar entre las piernas de Carlos, y su corazón se aceleró. Carlos movió sus manos por sus caderas y la cogió por las nalgas. Las masajeó y las separó, cuando la polla de James se acercó a su entrada.
Lo sintió pasar lubricante en torno de la arrugada y apretada entrada, donde estuvo la noche anterior. Sintió los músculos resistiendo y después cediendo ante su persistente empuje. Gritó alrededor del pene de Logan, cuando James siguió adelante empujando con determinación.
Todos estaban dentro de ella, enterrados hondamente. Ella no podía moverse, no podía alcanzar el éxtasis. Carlos la ayudó, moviendo sus caderas, cuando él y James establecieron la velocidad, empujando a unísono.
Logan se movía en las profundidades mojadas de su boca, y ella envolvió la lengua alrededor de su polla, queriéndole más hondo, queriendo todo de él.
Estaba perdiendo rápidamente el control. Se movía en éxtasis, permitiendo a Carlos que controlara el ritmo.
James se endureció detrás de ella. Se apretó contra ella tan fuerte como pudo y lo sintió estallar dentro de ella. Pero Carlos continuó empujando en su c0ño. Cuando James salió suavemente, ella protestó. Estaba cerca del orgasmo más explosivo de su vida, y no quería perder la sensación de estar llena, que rápidamente la empujaba sobre el borde.
Logan salió de su boca y se puso rápidamente detrás de ella. Casi antes de que pudiera ajustarse a la pérdida de James, Logan se deslizó dentro de ella, en un largo golpe. Gritó por la sensación. Ningún preámbulo, ninguna gentil persuasión. En un minuto estaba a su espalda y en el otro, estaba completamente dentro de ella.
—Así... eso es, cariño, siente —murmuró James a su lado. Sus manos se movían por sus pechos, amándola, persuadiéndola.
Carlos y Logan la penetraban, y ella arqueó la cabeza, su boca abierta en un largo grito de triunfo. Esto era. Esto era lo que había esperado durante toda su vida. Una sensación de pertenecer. Pertenecer de verdad. Era de ellos, pero por Dios, ellos también eran de ella.
—Acaba con nosotros —susurró Carlos, su boca cerrada alrededor del pezón.
— ¡Oh Dios, sí!
Se estremeció salvajemente entre ellos. Logan moviéndose fuertemente por detrás, sus manos sujetándole las caderas, manteniéndola cerca.
Su c0ño se apretó contra la polla de Carlos, su estómago se convulsionaba en una necesidad caliente. Olas de placer explosivo llovieron sobre ella. Agarró los hombros de Carlos y gritó mientras la reclamaba su orgasmo.
El cuerpo de Carlos se estremeció bajo ella, y Logan se sacudió contra su cu.lo, mientras se derramaban dentro de ella.
Cayó hacia delante, y Carlos la agarró contra él, envolviendo firmemente en sus brazos. Ella descansó contra su pecho, respirando profundamente, intentando coger aire. Envolvió los brazos alrededor de Carlos y enterró la cabeza en su cuello.
Detrás de ella, Logan se retiró. Se inclinó y besó su espalda.
—Ahora vuelvo, muñeca, no te muevas.
Como si pudiera.
Luego sintió un paño templado sobre su piel.
Carlos la rodó bajo él y se retiró suavemente de su c0ño. Se apoyó en sus antebrazos para no aplastarla con su peso, entonces se dobló y la besó.
—Eres nuestra —dijo simplemente.
Las palabras se deslizaron sobre ella como miel caliente. La confortaban de un modo que nada más podía hacerlo. Era suya.
— ¿Te quedas conmigo? —susurró, bostezando.
Carlos la tomó en los brazos y los tapó con el edredón.
—Duerme. Estaré aquí.
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La mujer de los tres hermanos TERMINADA - Página 2 Empty Re: La mujer de los tres hermanos TERMINADA

Mensaje por Invitado Lun 09 Sep 2013, 3:12 pm

Capítulo 17

James espió dentro del cuarto y observó a ____ durmiendo profundamente. Sonrió. Parecía un gatito, con los brazos enredados alrededor de la almohada. Era sorprendente que en tan poco tiempo ya no pudiera imaginar la vida sin ella.
Siempre supo, por su propia educación, que una situación así podía funcionar y funcionar bien para todas las partes involucradas, pero verlo y experimentarlo de primera mano lo confirmaba.
Y hablando de ello, debía telefonear a sus padres. Estarían interesados en saber sobre ____, y ni él ni Logan o Carlos habían conversado con ellos desde hacía más de un mes.
Silenciosamente, se retiró del cuarto y se encaminó hacia la sala de estar.
Logan levantó los ojos del ordenador.
— ¿Continúa durmiendo?
James asintió.
—Creo que la dejamos exhausta.
Logan sonrió y James se maravilló ante lo satisfecho y contento que se veía su hermano.
— ¿Has visto a Carlos? Pensé que deberíamos telefonear a mamá y contarle sobre ____.
La preocupación relampagueó en los ojos del Logan.
—Salió al granero. Creo que hoy sufre mucho, aunque él no lo admitiría. Se puso bastante grosero conmigo cuando le pregunté.
James blasfemó. Carlos había mejorado tanto últimamente. La oscuridad en sus ojos casi se había desvanecido, y él sabía que ____ tenía mucho que ver con ello, pero además, Carlos había mejorado físicamente desde su retorno de Irak. Estaba lejos de ser el herido cascarón de hombre que James y Logan habían recogido en el Hospital del Ejército hace un año, aunque ocasionalmente, su pierna todavía le daba problemas.
James se volvió y caminó a pasos largos desde la sala de estar hacia la puerta de atrás. Sin molestarse en coger el abrigo, cruzó la pequeña distancia entre la cabaña y el granero. Entró y vio a Carlos sentado en una bala de heno. Al acercarse, pudo percibir el rostro de Carlos contraído de dolor. El sudor perlaba su frente y estaba pálido.
Carlos estaba inclinado, masajeando el área de encima de su rodilla. Cuando James estaba a un metro de distancia, levantó la vista y lo vio. Dejó caer las manos y se levantó. Gimió cuando la pierna se le agarrotó. James se acercó y sostuvo a su hermano contra su cuerpo, para impedirle caer.
—Estoy bien —masculló Carlos.
—No, no estás bien, maldita sea. Deja de intentar ocultarlo al resto de nosotros, por el amor de Dios.
—Olvídalo, James. Puedo lidiar con esto por mi cuenta.
—Podrías —aceptó James—. Pero no seas estup¡do. Logan y yo estamos aquí para ayudarte. Y ahora también está ____.
—No quiero que lo sepa —dijo ferozmente Carlos.
James parpadeó sorprendido.
—Siéntate aquí —dijo, empujando de vuelta a Carlos sobre el heno—. ¿Ahora, cuál demonios es tu problema?
Carlos restregó distraídamente su pierna.
— ¿Hay alguna cosa que yo pueda hacer? ¿Quieres una píldora?
Carlos agitó la cabeza.
—No quiero más la porquería de píldoras. Es sólo una mala mañana. No sé por qué duele. Simplemente, duele.
—Tal vez debiéramos llevarte de vuelta al médico y permitir que te examine de nuevo.
—No hay nada que él pueda hacer.
James suspiró y se pasó la mano por el pelo.
—Maldición, Carlos, no seas tan difícil. Desearía que hablaras conmigo. Aún no tengo la menor idea de qué demonios sucedió allá.
El dolor se asomó en el rostro de Carlos antes de que sus ojos se volvieran pétreos y fríos.
—No hay nada de qué hablar. Me recuperaré.
James supo que el asunto estaba oficialmente cerrado. Carlos podía ser una piedra cuando quería. Nada le gustaría más que patear el trasero de su hermano menor, pero eso no haría ningún bien. Carlos no cedería. No hasta que estuviera listo.
—Iba a llamar a mamá y papá. Pensé que querrías hablar con ellos.
Carlos agitó su mano.
—Ve tú primero. Estaré allí en un minuto.
James empezó a discutir, pero Carlos lo paró.
—Simplemente vete. Por favor.
Fue el por favor el que lo logró. Carlos raramente decía por favor, y el dolor traspasaba su voz. James supo que él no quería parecer débil frente a sus hermanos.
La ira lo sofocó. La ira por cualquiera fuera el infierno que había causado tal destrucción dentro de su hermano.
James giró y salió del granero.
____ se hundió más profundamente bajo el edredón, sin querer abandonar el cálido nido. Estaba cansada, deliciosamente exhausta, y necesitaba tanta motivación para levantarse y moverse como para hacer una visita al dentista.
Cerró los ojos y revivió el éxtasis que experimentó cuando los tres hombres le hicieron el amor. Solos, constituían una fuerza digna de ser tomada en cuenta, pero juntos eran imbatibles.
Ya los estaba extrañando. Aquella sensación la hizo saltar de la cama y salir en su busca. Tomó una de las viejas camisas de James y se la puso, le caía hasta las rodillas. Caminó de pies descalzos por el pasillo, deseando encontrar a alguno de ellos en la sala de estar, para disfrutar de una sesión de mimos.
Encontró a Logan en el sofá. Él sonrió y palmeó levemente el lugar a su lado. Ella inmediatamente se enroscó alrededor de él, disfrutando la tibieza que emanaba de su cuerpo.
— ¿Quieres una manta? —preguntó mientras la abrazaba.
Agitó la cabeza.
—Contigo es suficiente —se enterró aún más entre sus brazos hasta que su calor le invadió el cuerpo—. ¿Dónde está todo el mundo?
—Carlos está fuera en el granero y James habla por teléfono, en la cocina.
— ¿Con quién está hablando?
—Con nuestros padres.
Ella se puso rígida. Hasta ahora no había dedicado ni un solo pensamiento a sus padres. No habían existido. Recordó que James los había mencionado una vez, cuando le explicó que su madre, como ella, había participado en una relación con tres hombres.
— ¿Algo anda mal? —preguntó Logan.
— ¿Tus padres… ellos saben sobre mí?
La miró y sonrió.
—Ahora lo saben.
Ella no pudo controlar una mirada de desánimo, y se dio cuenta de que Logan la notó.
Arqueó una ceja.
—No pareces precisamente entusiasmada.
— ¿Saben todo?
Logan continuó mirándola fijamente.
—Estoy seguro de que James les explicó la situación.
____ gimió.
—No es la imagen que yo hubiera querido mostrar a tus padres.
—Shhh, tranquila. Les gustarás. Estarán felices de que te hemos encontrado.
James entró con el teléfono en la oreja.
—De acuerdo, papá. Te pasaré con Logan, y hablamos más tarde.
Le dio el teléfono a Logan, y ____ se apartó. Se sentía rara, por ser el centro de la conversación. Se dirigió a la cocina, para escapar de la charla. Cuando se servía un vaso de jugo del refrigerador, Carlos entró por la puerta del fondo.
Ella le sonrió con timidez.
—Buenos días.
El dolor relampagueaba en sus ojos, y cojeaba al caminar.
— ¿Carlos, qué pasa? —exclamó, dejando su jugo a un lado y caminando rápidamente hacia él.
En cuanto lo tocó, él se puso rígido.
—Estoy bien.
Se apartó, herida por su comportamiento.
Él cerró los ojos y levantó la mano en gesto de paz para aplacarla.
—Lo siento. Estoy bien, de verdad.
Volvió a tomar el jugo y mantuvo la distancia. No sabía qué decir, por lo que prefirió permanecer callada.
Carlos la miró fijamente por un largo momento, después salió cojeando hacia la sala. Su rechazo la hería, pero más que eso, se preguntaba qué había sucedido.
Sorbió el jugo y suspiró. Vivir con tres personalidades diferentes podía volverse muy fatigoso. Si ella estuviera más segura acerca de la relación, quizás no estaría todo el tiempo como pisando cáscaras de huevo, pero aún estaba aprendiendo acerca de los tres.
Logan era tan abierto, mientras que Carlos era completamente opuesto. Reservado, apartado del resto del mundo. Y James, bien, estaba aún intentando entenderlo, también.
—No te lo tomes personalmente —dijo James.

Levantó la mirada y lo vio de pie en la puerta por donde Carlos había salido.
— ¿Qué está mal con él?
James abrió la nevera y sacó una cerveza. La abrió y tomó un largo trago.
—Es su pierna. Lo dispararon con una metralla en Irak. Le hizo mucho daño. Está mejorando, pero aún siente un dolor intenso, de vez en cuando.
— ¿Y él no quiere hablar con nadie sobre ello? —preguntó ella.
James agitó la cabeza.
—Desearía que lo hubiera hecho.
____ soltó el vaso y pasó un dedo por el borde.
—Tus padres. ¿Son como nosotros, verdad?
James asintió.
—Entonces no pensarán mal de mí.
Intentó no convertirlo en una interrogación, pero de alguna forma terminó sonando como una pregunta.
James sonrió.
—Relájate, cariño. Les gustarás.
Logan entró sin prisas en la cocina. James levantó los ojos de la cerveza.
— ¿Terminaste de hablar con mamá y papá?
—Sí, Carlos está hablando con mamá ahora. Espero que esté recibiendo un buen regaño. Está bastante preocupada por él.
James examinó a ____ de nuevo.
—Probablemente hoy, deberías dedicarte a hacer el equipaje. Mañana saldremos temprano.
Ella sonrió.
—No hay mucho para guardar.
—Resolveremos eso en Denver —dijo Logan—. Te llevaremos a comprar todo lo que necesites.
Sonrió maliciosamente.
— ¿Incluso ropa íntima?
—Especialmente ropa íntima —confirmó Logan.
—Si me saliera con la mía, no llevarías ropa íntima —murmuró James a su oreja.
Carlos entró en la cocina, sus facciones desencajadas. Deslizó el teléfono a través de la mesa y cojeó hacia fuera.
____ siguió su avance, su corazón sufriendo por el dolor en su expresión. ¿Qué haría falta para atravesar las barreras que él levantaba?
No estaba segura de qué la despertó, pero sus ojos pestañearon y buscó en la oscuridad lo que había perturbado su sueño.
Aguzó los oídos para rastrear la fuente del ruido que había escuchado. Un bajo gemido se filtró desde el pasillo, después, un grito inarticulado. Se sentó, mirando frenéticamente alrededor. James y Logan estaban profundamente dormidos en la cama, cerca a ella, pero Carlos había desaparecido.
Tan cuidadosamente como podía para no despertarlos, salió de la cama. La casa estaba fría, y ella se envolvió en la camisa de franela de James, buscando calor.
Siguió por el pasillo en dirección al ruido, y se detuvo frente a la puerta de Carlos. La abrió y escrutó el interior de la habitación. Carlos yacía en la cama, en un enredo de sábanas. El edredón estaba retorcido y tirado al suelo.
Gimió de nuevo y se revolvió salvajemente, la cabeza moviéndose de un lado al otro.
—No —dijo en una voz espesa—. Dios, no. Deténgase, por el amor de Dios, ella no puede más.
____ se acercó, conmocionada al ver el rostro de Carlos bañado en lágrimas. Sintió que el corazón se le apretaba dolorosamente. Se sentó a su lado en la cama y puso la mano sobre su frente.
—Carlos, está todo bien. Soy yo, ____. Despierta.
Él dejó escapar un grito torturado, y el sonido golpeó directamente su corazón.
Lo abrazó fuerte, estrechándolo contra ella. Lo sostuvo, meciéndolo de un lado a otro, pasando las manos por su enredado pelo.
En respuesta, él la abrazó, estrujándola apretadamente contra su cuerpo.
—Estoy aquí, Carlos —susurró ella—. Ya no debes sentir miedo.
—¿____?
Su voz se escuchaba amortiguada contra su pecho. Sonaba confundido. Inseguro.
Pasó los dedos por su pelo, calmándolo.
—Estoy aquí.
Él se puso tenso en sus brazos, después se alejó un poco.
—No quería despertarte.
Pero ella no lo dejaría alejarse.
—Habla conmigo, Carlos —le pidió suavemente—. ¿Qué te pasó?
Él se acostó de nuevo, cerrando los ojos. Ella se recostó con él sobre la almohada, curvando los brazos alrededor de su estómago. Esperó, sin apresurarlo. Podía sentir la furiosa batalla en su interior.
Él restregó una mano sobre el rostro y respiró profundamente.
—Nos atraparon detrás de las líneas enemigas. Nuestra misión fue al garete en cuestión de minutos. La mayor parte de mi equipo consiguió salir pero me dispararon en la pierna con una metralla. Me quedé detrás. Maldita sea, me dejaron allí.
Contuvo el aliento. No sabía casi nada acerca de cuestiones militares, ¿pero no era parte de su credo de jamás dejes atrás a un compañero caído?
Sintió su respiración acelerada y supo que él luchaba por mantener sus emociones bajo control.
—Quise que se fueran. No quería ser un peso para ellos. Pero me abandonaron allí. Fui capturado y me llevaron a un maldito agujero.
Las palabras salían en ráfagas enredadas y confusas, como si le costara formular los pensamientos. Probablemente fuera la primera vez que hablaba sobre aquella experiencia.
—Durante dos semanas, vi y aguanté cosas que nunca imaginé posibles.
Su voz terminó en un grito, quebrándose al final.
—Había una soldado. Era británica. No la dejaban ni un momento en paz. Disfrutaban torturándola. Después de seis días, murió, y la dejaron allí tirada para que se pudriera.
Las lágrimas corrían por sus mejillas. Ella lo sostuvo más cerca, besando su pecho, intentando mantener sus propias lágrimas bajo control.
—Después de que murió, volvieron su atención hacia mí y otro soldado americano cautivo allí. Mi pierna estaba infectada. Tenía fiebre y estaba medio inconsciente, pero jamás olvidaré el dolor.
Otra vez se paró bruscamente, su pecho agitado por emociones incontrolables.
____ juntó su frente a la de Carlos, sus lágrimas mezclándose con las de él. Lo abrazó, intentando desesperadamente aliviar su dolor.
La envolvió entre sus brazos y enterró el rostro en sus pechos.
—Te necesito.
Ella permitió que le quitara la camisa, y pronto estuvieron desnudos, carne presionando firmemente contra carne. Ella lo besó ardientemente, dejando que su pasión y su amor fluyeran hacia él.
Esta noche era ella la atacante, haciendo el amor al hombre de sus sueños. Sus lenguas se acoplaban y se batían en duelo. Dejó caer una lluvia de besos desde su mandíbula hasta el cuello y luego bajó por el tórax, rumbo a su tenso estómago.
Las manos de él acariciaban su pelo, atrayéndola más cerca, sujetándola con firmeza. Las manos de ella se deslizaban por los duros planos del cuerpo masculino, tocando, sintiendo, demostrándole su amor.
Ella lo montó, alojando su dureza en el hueco de la pelvis.
Se inclinó hacia delante, hundiendo las manos en su pelo. Lo atrajo hasta su boca, besándolo ferozmente. Entonces buscó debajo y aferró su pe.ne, guiándolo dentro de su caliente humedad.
Las puntas de sus dedos corrieron por el pecho de Carlos, acariciándolo mientras se alzaba, echaba la cabeza atrás y empezaba a cabalgarlo. Él acunó sus pechos en sus ásperas palmas, frotando sus pezones, estrujando la carne suave en sus manos.
Cabalgaron rápido, duro, cada uno buscando el placer que les aguardaba. Podía sentirlo tensarse bajo ella, profundamente clavado en su interior, y supo que él estaba cerca del orgasmo. Sintió la tensión en su abdomen, la maravillosa presión construyéndose, expandiéndose y finalmente estallando en una explosión de color y éxtasis.
Se desplomó hacia delante, jadeando contra su pecho, mientras la sacudían contracciones de su orgasmo. Entonces sintió el torrente de semen en su vientre. Él la envolvió en sus brazos, manteniéndola muy cerca, murmurando, en su oreja, cosas que ella no podía entender.
Carlos se movió lo suficiente para rodar y acunarla en sus brazos. Acarició su pelo y besó su frente.
—Te amo —le susurró.
Ella acomodó la cabeza debajo de su barbilla, dejando que esas palabras se derramaran sobre ella. Sabía que él estaba siendo sincero. No dijo nada. Simplemente continuó abrazándolo hasta que sintió que su respiración se calmaba y él caía en un sueño tranquilo.

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La mujer de los tres hermanos TERMINADA - Página 2 Empty Re: La mujer de los tres hermanos TERMINADA

Mensaje por Invitado Mar 10 Sep 2013, 8:31 am

Capítulo 18

James entró caminando en la sala de estar, buscando a los otros. Por la primera vez en un más tiempo que él podía recordar, había dormido hasta después del amanecer. Había bromeado diciendo que ____ lo extenuaba, pero era la verdad. Sonrió abiertamente y flexionó sus músculos cansados. Un hombre solo podía soñar con aquella clase de fatiga.
Entró en la cocina, esperando encontrar allí a todo el mundo.
Sin embargo, Logan estaba solo.
—Buenos días —saludó Logan, mientras se servía café.
— ¿Dónde están Carlos y ____?
—En el granero.
James se recostó en la mesa.
— ¿En el granero? ¿Van a montar? Tenemos que ponernos en marcha.
Los labios de Logan se curvaron en una sonrisa divertida.
—Le está dando clases de autodefensa.
— ¿Hum?
Logan se encogió de hombros.
—Están allí como una hora.
James gruñó.
—Carlos debe estar sintiéndose mejor.
Logan explicó.
—____ se levantó ayer por la noche, después que Carlos se fue a su cuarto. Cuando me levanté esta mañana, estaban durmiendo tan apretados que no se podía saber donde terminaba uno y comenzaba el otro. Carlos está más en paz desde que yo recuerde haberlo visto.
James sintió que su corazón se ilumina con aquel anuncio. Quizá ____ conseguiría destruir los demonios del alma de Carlos. Dios sabía que los tenía desde hace mucho tiempo.
Él se inclino, cruzando los brazos. Era un milagro. Para todos ellos.
—Ella es increíble —dijo Logan.
James levantó los ojos y supo que Logan había leído sus pensamientos, sobre ____. Asintió.
—Sí, lo es. No puedo creer que la hayamos encontrado.
Él no podía describir la sensación de temor. Sabía que sus hermanos abrigaban dudas sobre si hallarían a la mujer que los completaría, pero él siempre supo que así sería. Sentía eso. Pero, no sabía cuando ni como.
—Espero que Cal pueda obtener el divorcio tan rápidamente como lo espera —habló Logan más fuerte—. Necesitamos ser cuidadosos, James. Yo no veo a su marido dispuesto a alejarse tan fácilmente si sabe que ella lo puede destruir.
James movió la cabeza, un nudo de preocupación creció en su estómago.
—Pensé en lo mismo.
La puerta de la cocina se abrió y ____ entró sonriendo, con Carlos detrás de ella. James percibió la serenidad de sus rostros. En sus ojos no había ningún tormento, ninguna oscuridad. Carlos parecía feliz.
____ lo miró, y Logan sonrió de oreja a oreja, luego ella se lanzó en los brazos de James. Él se sorprendió, y acarició su espalda, hasta que ella se río.
Él besó la cima de su pelo y envolvió sus brazos firmemente alrededor de ella. Miró hacia sus hermanos, percibiendo en sus ojos como les afectaba la presencia de ____.
— ¿Estás lista para ponerte en marcha? —preguntó James, alejando a ____ de su pecho.
Ella frunció la nariz y contestó.
—Solo si me siento delante.
Él se rio, besó su barbilla, y la empujó para adentro.
—Ve a por tu bolso, te esperamos fuera
El viaje a Denver fue rápido. ____ apreció el paisaje, en paz, parecía segura y despreocupada. Esperaba conseguir el divorcio de forma simple, como los hermanos le sugirieron. Pero, inconscientemente, se preguntaba si Kendall realmente la dejaría tan fácilmente.
Cuando aparcaron en frente del hotel, ____ se quedó impresionada. Miró a James con una sonrisa traviesa en los labios. Levantó una ceja.
—No habría creía que se iban a quedar aquí. En el centro de la ciudad.
Él sonrió.
—No somos campesinos salvajes. No nos entiendes mal. Nos sentimos más cómodos fuera de la ciudad, pero pensábamos que te gustaría esto, y la oficina de Cal no queda lejos.
—Y estamos cerca de las tiendas —dijo Logan inclinándose hacia adelante—. Podrás hacer todas las compras que necesitas y te acompañaremos.
— ¿Cuánto tiempo vamos a quedarnos? —preguntó ____.
—Algunos días —contestó James, mientras abría la puerta—. Creo que todos apreciaremos un descanso.
____, Logan y Carlos esperaron, mientras James se registraba. Algunos minutos más tarde, regresó y les buscó en el jeep.
—Vamos a entrar, para refrescarnos y comer algo.
— ¿Un filete, quizá? —preguntó ____ con esperanza. Su boca salivaba solo al pensar en un bueno y jugoso filete.
Carlos se rio.
— No nos tenemos que preocupar por si se integrará.
Salieron, y ____ tembló por el frio que había. Carlos la abrazó con un brazo y la acercó, mientras se apresuraban hacia la entrada.
Entraron en el ascensor y James presionó el botón del último piso. Salieron y fueron hasta el fin del pasillo. James abrió la puerta y ____ entró en el cuarto.
Ella suspiró apreciando la gran suite. A la derecha, un baño con Jacuzzi y ducha, a la izquierda, dos habitaciones.
Había una confortable sala con un sofá y dos sillas, una televisión de pantalla grande y bar de cóctel.
— ¿Quieres que te prepare un baño? —le preguntó Logan.
Ella negó, y entró en una habitación.
—Me daré solo una ducha rápida. Me estoy muriendo de hambre.
Ella entró rápidamente en el grande baño y encendió la ducha. Sacó de su maleta un par de vaqueros, una camisa y ropa íntima. Sonrió, tanto sus bragas como el sujetador eran blancos. Cuando se iría de compras, la lencería era una de las primeras cosas que compraría.
Treinta minutos más tarde, salió del baño y les encontró mirando la TV.
— ¿Listo? —preguntó ella.
Se levantaron y salieron. Abajo, se acercaron al Land Rover, y entraron.
—Cerca, hay un buen restaurante —dijo James—. Tiene una buena atmósfera.
—Suena bien—dijo entusiasmada.
La verdad era que no le importaba donde iban. El pensamiento de un jugoso filete la hacía salivar. Si no tendría cuidado, tendría que secarse la baba de la barbilla.
Entraron en un atestado aparcamiento. Era una construcción antigua, adaptada de una cabaña de madera de cedro y un porche delantero con sillas mecedoras desiguales.
____ caminó hacia la entrada, con los brazos en torno de las cinturas de Carlos y Logan. Ésa era su primera excursión con los tres, y se sentía cohibida, pero al mismo tiempo, deliciosamente feliz. ¿Qué mujer no se pondría verde de envidia? Estaba con tres hombres maravillosos y atractivos.
James dio su nombre a la mujer de la reserva y en pocos segundos, fueron llevados a una mesa, en la otra extremidad del restaurante.
Carlos empujó una silla hacia ella, y ____ se sentó cerca de James. La camarera se acercó y ellos pidieron la bebida, mientras miraban el menú.
James se volvió y acarició suavemente la mano de ____. Ella amaba su toque. Amaba que él la tocase frecuentemente. Todos ellos la tocaban. Esto la confortaba de un modo que las palabras jamás podrían.
Ella se apoyó en la silla y observó el ambiente. En medio de la sala, un grupo tocaba canciones bonitas, las sonrientes parejas se deslizaban por la pista de baile.
— ¿Quieres bailar? —preguntó Carlos con un lento y sensual movimiento.
Ella arqueó una ceja con sorpresa.
— ¿Tu bailas?
Él le dio una mirada herida.
—Mi madre me enseñó, decía que era necesario para agradar a una dama.
____ se rio y se levantó.
—Claro, quiero bailar. Yo no sé casi nada, pero si tu madre te enseñó, me puedes enseñar.
Carlos la llevó hacia la pista, sus manos se encorvaron posesivas alrededor de sus caderas. Los dedos descendiendo para la curva de su ****. Él la acercó más cerca a él, hasta que ella se ajustó perfectamente en su ingle.
— ¿No estamos demasiado cerca para bailar? —murmuró ella.
— ¿A quién le importa? —Gruño él en la oreja—. Solo quiero agarrarte así.
Sintió la **** hinchada contra su barriga, y un disparo de excitación corrió por su sistema. Sus rodillas se derritiendo. Tembló contra él y abrazó su cintura.
Anidó el rostro en su pelo y sopló suavemente en su oreja.
—Eres malo —susurró ella—. No pienses que no me vengaré.
—Eso espero.

Ella se rió. Sintiéndose intrépida, deslizó una mano entre sus cuerpos, pasando los dedos por el cinturón de sus vaqueros, hasta la dura ****.
—Jesús, mujer.
Acercó más sus cuerpos, y ella se volvió a reír.
— ¿Tienes miedo de que alguien va a vernos?
En respuesta, hizo fundir ardientemente los labios a los suyos. Le faltaba de aire cuando Carlos se dio un festín hambriento de su boca. Cuando se alejó, sus ojos relucían con deseo, lava derretida preparada para estallar.
— ¿Eso contesta a tu pregunta?
Un tirón a su cintura, la impidió responder. Giró y vio a James, con una expresión arrogante en el rostro.
—Mi turno, hermano.
—Más tarde, muñeca —prometió Carlos, con fuego en los ojos.
James la abrazó, con una sonrisa malvada en el rostro.
— ¿Estaban haciéndolo en una pista publica de baile?
Ella parpadeó ingenuamente.
—Oh, vi tus manos en sus pantalones, cariño.
— ¿Celoso?
Él sonrió abiertamente.
—Infierno sí. Solo que no quiero tus manos allí. Quiero tus dulces labios alrededor de mi polla.
Su cuerpo se sacudió ante sus explícitas palabras. Sus pezones se endurecieron hasta dolerla. Él sonrió lentamente, satisfecho.
— ¿Te estoy excitando, cariño?
— ¿Este es un plan? —exigió ella—. ¿Tratando de excitarme en el medio del restaurante?
— ¿Funciona?
—Maldición, sí —admitió ella.
Él se rio y pellizcó su oreja con sus dientes.
—Bueno.
Otro tirón en su cintura, y ella gimió, protestando.
—Esto no es justo y los dos lo sabéis —se quejó ella.
— ¿Estás mojada? —susurró Logan, mientras la abrazaba—. Te imaginas a los tres lamiendo, chupando, mordiendo, follando…
Ella gimió.
—Oh Dios mío, tienes que parar —dijo débilmente—. ¿No podemos saltar la cena?
Él se rio, bajo.
—Oh no, muñeca. Tenemos toda la noche.
Cerró sus ojos y bajó la cabeza contra su tórax.
—Voy a hacer que paguen por esto. Voy a hacer se arrepientan.
Él se rio.
—De alguna manera, creo que apreciaré cualquier castigo que decidas.
Levantó la cabeza y miró por sobre su hombro.
—La comida esta aquí.
Ella miró hacia donde James estaba gesticulando, y se dirigió a su silla. Se sentó y les lanzó una dura mirada, pero ellos la ignoraron con sonrisas inocentes.
—Oh, huele divinamente —dijo ella, cuando sintió la deliciosa aroma que flotaba encima de la mesa.
—Prueba el mío —le ofreció Carlos, ofreciéndole el tenedor.
Ella lo miró.
— ¿Qué es?
—Bacon envuelto en langostinos, en salsa de mantequilla.
—Mmmm
Abrió la boca y suavemente, dejó el bocado en sus labios.
—Una boca tan dulce —murmuró.
Él extendió un dedo y lamio un poquito de mantequilla de su labio y luego deslizó el dedo en su boca. Ella lo chupó, rodeando la lengua en torno de la punta.
—Bruja.
Ella se retiró.
Cortó su filete y saboreó su plato. Carne. Entre bocados de su propia comida, los hombres le dieron muestras de sus platos, cada una dada con una dosis de sensualidad que la dejó débil y dolorida. Nunca había conocido tal conocimiento sexual.
Cada mirada, cada toque chilló y ardió, despertando un anhelo poderoso adentro de ella.
Sabía que estaban llamando la atención de la gente, y no le importaba. Dejo que miraran. ¿Cómo podía sentirse culpable por algo qué era su derecho? Nunca en su vida, se sintió tan segura de estar en donde debía, donde era su lugar.
— ¿En qué estás pensando, muñeca?
Le sonrió a Logan, permitiendo que percibiera su satisfacción.
—Estaba pensando en lo perfecta que está siendo esta noche.
—Y pensar que solo es el comienzo —murmuró Carlos.
James deslizó la mano en su muslo. El pulgar dibujó círculos por su rodilla, y sus otros dedos se deslizaron entre sus piernas.
—Estoy contento que te esté gustando, cariño.
Ella se recostó en la silla, con la copa de vino en la mano y despacio, dio un trago.
— ¿Alguien quiere postre? —preguntó ella.
Tres pares de ojos ardieron sobre su piel. Se estremeció.
—Sé exactamente qué quiero de postre —declaró Logan con lentitud.
Sus mejillas se ruborizaron, sus piernas se aflojaron y apretó sus piernas para aliviar la insoportable tensión de su ****.
—Apenas puedo esperar saborearte—susurró Logan—. Tan dulce. Suave.
—Quizá debiéramos irnos —murmuró ella.
— ¿Pasa algo? —preguntó James.
Ella le dirigió una mirada sórdida, entonces se agachó, apoyó los senos contra su brazo, sumergió su mano hacia abajo y la deslizó por su muslo, entre las piernas, hasta sentir la protuberancia en la mano. Presiono suavemente, amasando y mimando.
—Nada —dijo ella dulcemente.
Se levantó y la arrastró a su lado.
—Nunca dejaré que se diga que no he complacido a una señora. Vamos.
El camino hacia el hotel fue hecho en silencio. La tensión estaba impregnada en el vehículo. ____ mantenía las piernas apretadas. Su clítoris latía y zumbaba. Si apenas se tocará allí, volaría como un cohete.
Cuando llegaron al hotel, caminó hacia el ascensor con las piernas trémulas. Una vez adentro, Carlos la tiró contra él, y sus manos desabrocharon sus vaqueros.
—Sácatelo —ordenó él.
—Estamos en un ascensor —susurró ella.
Él le sonrió malvadamente, mientras el ascensor alcanzaba el tercer piso.
—No me lo hagas sacarlos para ti.
Tragó y entonces se sacó los zapatos y los vaqueros. ¡Oh Dios, no dejes a nadie subir!
Carlos desabotonó sus propios vaqueros, las bajó, después alzó a ____ en sus brazos. Cuando el ascensor alcanzó el sexto piso, estaba con su **** bien profundo dentro de ella.
Ella lo abrazó por el cuello y enterró el rostro en la curva de su hombro. Las manos de él agarraban su ****, apretándola, irguiéndola para ir más profundo.
Ella no iba a durar. Estaba demasiado excitada con todas las provocaciones de la cena.
El ascensor paró y la puerta se abrió; Carlos caminó, los pasos cortos a causa del pantalón vaquero medio bajado en sus caderas.
Ella nunca había experimentado tal prisa. Carlos se enterró profundamente dentro de ella, caminando por el pasillo del hotel, alguien podía salir y verlos en cualquier momento.
James caminaba delante, y detrás de ellos, Logan llevaba los zapatos y los vaqueros de ____.
Ella gimió, mordiendo los labios, guardando los gritos de placer. Carlos la penetraba más duro y balanceó sus caderas para hacerlo ir más hondo.
James abrió la puerta y Carlos entró, llevando a ____, y la recostó en la pared contigua al baño, recordando el interludio en el granero. ____ no podía esperar más.
Su estómago se apretó, su pelvis se estrechó, todos los músculos de su **** estallaban de placer. Gritó con la boca de Carlos en la suya. Él la meció contra la pared, penetrando más duro.
Estaba llevada por el placer, su cuerpo tan apretado como una cuerda. Y aun así, se agarraba en la pared.
La boca de Carlos se deslizó por su cuello, pellizcando y chupando mientras que sus caderas se mecían entre sus muslos.
—Déjate llevar —susurró él—. Te cogeré. Siempre te cogeré.
Sus palabras, tan sinceras, la deshicieron completamente. Se partió en cien pedazos diferentes, cada uno en una dirección distinta. El cuarto quedó sucio y escapó del enfoque, y ella estaba flácida contra Carlos.
Él la agarró más apretadamente en sus brazos, el cuerpo poniéndose rígido y al cual ella se mantenía agarrada. Lentamente, con extremo cuidado, él la bajó hasta que las piernas desataron su cintura y sus pies tocaron el suelo.
Carlos se alejó, James la agarró por la cintura y la guio en dirección al baño.
—Primero un baño caliente. Después, tenemos planes para ti.
— ¿Quieres decir qué hay más? —preguntó débil. Honestamente, si había mucho más, va a vivir una vida muy corta. ¿Cuánto placer podía aguantar una mujer?
Besó la punta de su nariz.
—Oh sí, cariño. La noche solo ha empezado.
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Mensaje por Invitado Mar 10 Sep 2013, 8:32 am

Capítulo 19

_____ cerró los ojos mientras James lavaba suavemente su cuerpo bajo el agua caliente de la ducha. Él la besó y chupó entre un masaje y otro hasta que ella casi enloqueció de placer.
Cuando las manos se deslizaron entre sus piernas, alejando los suaves pliegues circundantes de su clítoris, su entero abdomen se estremeció y endureció. Corrió los dedos por los pliegues, masajeando el clítoris, mientras enjabonaba suavemente los rizos.
—Por favor —imploró ella.
— ¿Por favor qué? —preguntó él, moviendo la mano.
— ¡Oh Dios, no pares!
Él se rio y cerró el grifo. Salió de la ducha, y ella miró la forma como el agua se deslizaba por el cuerpo musculoso.
Deprisa, él se envolvió con una toalla y se volvió. Envolvió una grande toalla alrededor de su cuerpo y la sacó de la ducha. Secó su piel y su pelo, después dejó la toalla al lado, dejándola desnuda delante de él.
Envolvió las grandes manos alrededor su cintura y la alzó sobre el lavabo. Lo miró con sorpresa, mientras que él separaba suavemente sus piernas, tocando su **** con las manos y los ojos.
—Hace algún tiempo que quiero hacer esto —dijo, cuando alcanzó una bolsa con artículos de toilette.
Ella lo miro fascinada cuando él saco una navaja y un pequeño bote de crema de afeitar.
—Solo el pensar de ver tu **** todo rosado y desnudo, liso y suave… me deja duro —dijo en voz ronca.
Ella tembló, pequeños escalofríos golpeaban sus puntos en su piel.
Él deslizó un dedo en su centro mojado, entonces lo movió hacia arriba, dividiendo sus pliegues. Después, bajó la cabeza y chupó su clítoris.
Ella casi se cayó del lavabo, el cuerpo convulsionando fuera de control, cuando la sensación se disparó por su barriga.
Él se irguió y gimió.
—Eres tan malo —se quejó ella.
Él se rio, después mojó el pincel en el lavabo. Cerró los ojos y se apoyó contra el espejo, cuando él empezó a aplicar la crema en su ****.
Los golpes eran excitantes, cada uno haciendo que los dientes se presionaran un poco más fuertes. Inquieto, suave, no duro, pero lo suficiente para hacerla alcanzar el clímax, cada toque la dejaba más loca de lujuria.
Varios tortuosos minutos más tarde, él se alejó. Corrió un dedo por la piel desnuda y murmuró su satisfacción.
—Logan y Carlos van a estar muy contentos —dijo.
— ¿Y tú? —preguntó suavemente.
—Oh cariño, no podría estar más contento contigo.
Él la agarró, la sacó de encima del lavabo y la llevó a la sala de la suite.
Logan y Carlos estaban sentados en el sofá. Desnudos. Mirándola, parecían absolutamente deliciosos, quería correr la lengua por encima de aquellos cuerpos.
Y entonces se asustó. Debía estar soñando. Nada de esto era real.
Despertaría en algunas horas, de vuelta en el desorden que era su vida, inundada de sudor por el sueño más maravilloso que jamás tendría en la vida. Deprimida porque todo era una fantasía.
Logan debió haber visto el desánimo en su rostro. Sus ojos ensombrecieron preocupados.
— ¿Qué te preocupa, muñeca?
Ella los miró, entonces James que aún la agarraba firmemente en sus brazos.
— ¿Esto es real?
Tuvo que preguntar. ¿Qué mujer podía creer que una cosa tan fantástica podía sucederle a ella?
La mano del James se deslizó por su cadera y pellizcó su ****.
— ¡Oh! —exclamó ella—. ¿Qué es eso?
Él se rio.
—Estoy pellizcándote. ¿Aún piensa qué esto es un sueño?
Agitó la cabeza asombrada.
—Si lo es, espero no despertarme nunca.
—Suéltala, James —ordenó Carlos—. Quiero ver cómo le quedó.
Ella se deslizó por el cuerpo de James, hasta quedarse en pie. Logan la llamó con la mano, y ella caminó para donde estaban en el sofá.
Se sentía desnuda. Expuesta. El aire tocaba su piel desnuda y hormigueaba.
Logan se apoyó adelante, resbalando un dedo por su barriga, alrededor del ombligo, bajando por su cuerpo hacia la recientemente piel afeitada de su ****.
—Le quedó como imaginaba. Bonita. Rosada. Tan suave. No puedo esperar saborearla.
Logan la empujó hacia él, haciéndola caer sobre su cuerpo grande. Chupó su pezón tenso, la boca iba de uno hacia el otro. La giró hasta ponerla encima en el sofá entre él y Carlos, la cabeza en el regazo de Carlos. Logan deslizó la boca hasta sus caderas.
Firmemente, con sus manos enviaron una sensación que corrió todo su cuerpo, separando sus muslos. Sopló suavemente la piel hinchada. Un escalofrío se arrastró por toda ella, hasta la espina.
Su lengua se lanzó fuera, y ella gimió cuando la sintió hacer contacto con su ****. Él usó los dedos para separar la carne, y su lengua se clavó más profundo.
—Dulce. Tan dulce —murmuraba él.
Él dobló sus piernas y empujó sus rodillas contra su tórax, dejándola completamente abierta para su toque y visión. Sus dedos la exploraban, entonces él hundió uno adentro de ella. Lo retiró. Entonces dos dedos tomaron el lugar de uno.
Sacó los dedos y chupó su clítoris con la boca, girando la lengua en torno de la carne tensa. Ella gimió y se agitó, sus piernas se aflojaron, su barriga se convulsiono.
Las manos de Carlos fueron a sus pechos, pellizcando los pezones hasta que ellos estuvieron duros y erectos. James estaba al lado, sus brazos doblados sobre su ancho pecho.
Logan continuó su sensual ataque entre sus piernas, hasta que su entero cuerpo se quedó bañado de sudor. Ella se arqueó hacia él, cuando estaba cerca de volver a correrse.
Entonces él alejó su cabeza. Las manos de Carlos cayeron sobre el sofá. Su cuerpo se movió con esfuerzo. Ella empezó a protestar, pero James estaba allí, empujándola.
—De rodillas —dirigió él, ayudándola a quedarse en esa posición—. Así. Pon las manos en la parte de atrás del sofá. Deje a tus pies oscilar fuera en el borde de los cojines.
Ella se posicionó de acuerdo con las instrucciones de James, arrodillándose, para que su cabeza enfrentara la parte de atrás del sofá. Las manos se deslizaron en el borde del sofá, cuando miró a los hombres.
James caminó alrededor de ella, hasta pararse con la polla a pulgadas de su boca. Ella se movió en su dirección, queriéndolo saborear, queriendo que él resbalara en su boca hasta su garganta.
Pasó las manos por su pelo, acariciando su rostro, corriendo las puntas de sus dedos alrededor sus labios.
Detrás de ella, sintió el movimiento de manos en las nalgas, examinando superficialmente su ****, abriéndole las piernas. Ardía de necesidad.
James recogió su pelo en una mano, formando una coleta de caballo tras su cabeza. Con la otra mano, guía la **** en su boca. Cerró sus ojos y saboreó lo gusto él con la lengua.
—Sssí —siseó James—. Se siente tan bien, cariño. Justo así. Tómame profundo.
Cuando James empezó a trabajar su **** hacia adentro y fuera de su boca, Logan se deslizó en su ****. Ella hizo sonidos suaves de aprobación a los dos hombres que la trabajaban al unísono. Eran exquisitos. Ella los dejó completamente al mando, permitiéndoles establecer la velocidad. Ella solo sentía. Disfrutando de la excitación de su seducción.
James dejo caer la mano, permitiendo caer el pelo en cascada por encima de sus hombros. Se retiró de su boca, y ella lloriqueó, protestando.
Carlos vino a sustituir a James. James desapareció de su vista cuando Carlos se hundió en su boca. Logan acariciaba sus caderas, agarrándola mientras empujaba lentamente dentro de ella. Se retiró, y el aire fresco sopló sobre su **** expuesto.
Entonces sintió las manos de James cerrándose alrededor su cintura. Pasaron rápidamente por la superficie de su piel y se pararon posesivamente en sus nalgas. Él la masajeó y extendió las mejillas de su **** y puso la **** lubricada en la apertura anal.
La cabeza ancha de su pene penetró el músculo apretado y se hundió adentro con un suave estallido. Pulgada a pulgada, penetró hasta que su abdomen descansó en contra el trasero de ella.
____ lamió y mordisqueó la **** de Carlos envolviéndolo con la lengua mientras él hundía los dedos en su pelo. Estaba calentada entre los dos hombres, sus ****s hundidas dentro de su cuerpo.
Sus manos se rizaron firmemente en torno del borde del sofá, los dedos pálidos por la presión. De repente Carlos se retiró. La cabeza salió, dejándola sorprendida, entonces James la agarró por la cintura y la levantó, su pene se hundió cómodamente dentro de su ano.
—Calma, cariño —murmuró él—. No te haré daño.
Él se giró hasta alejarla del sofá y entonces lentamente se sentó manteniéndola encima de él.
Él se acomodó, separando sus piernas. El placer en su **** la estaba consumiendo. Caliente. La pizca de dolor era arrolladora. Era una línea fina entre el placer más insoportable que ella hubiera experimentado y el mordisco de dolor erótico.
Carlos entró entre sus piernas abiertas agarrando su pene con una mano. Ella finalmente entendió la posición en la que James la puso.
Relajó su cuerpo contra el tórax de James, dejando la cabeza junto al rostro de él.
Carlos se acomodó y presionó la cabeza de su **** en la ****, haciendo presión hasta que se deslizó lentamente. El placer era más de lo que experimentó alguna vez. Carlos se apoyó en ella hasta que quedó como un bocadito entre él y James. Entonces Carlos empezó a empujar.
Ellos juntos eran un sueño. James acunó su cuerpo con el de él, absorbiendo los movimientos de los empujones de Carlos sobre ____.
—Eres tan hermosa —susurró James contra su oreja—. Estás hecha para nosotros.
Ella se volvió y abrazó el cuello de James, estirada entre los dos hombres. Cerró los ojos, cuando la boca de Carlos encontró su pezón.
Gimió por la multitud de sensaciones que recorrían su cuerpo.
Las corrientes de fuego ardían a través de ella como rayos.
—Acaba para mí —dijo Carlos—. Quiero mirarte alcanzar el orgasmo.
Acunada entre los dos hombres, sus cuerpos la adoraban, Carlos le susurraba palabras duras que la estimulaban a correrse. Se dejo llevar. Se permitió caer en el oscuro abismo que la reclamaba.
Se sintió arrastrada en cuarenta direcciones diferentes, cuando su cuerpo saltó y se estremeció. Cerró sus ojos para ensombrecer las salpicaduras de colores brillantes en su visión.
Era como si alguien cortara una banda de elástico estirada firmemente. Su cuerpo se derritió contra James. Oyó palabras calmantes contra su oreja, pero no entendía el sentido de ellas.
Las manos acariciaban su cuerpo liso cuando Carlos suavemente se alejó. James la giro hacia él, poniéndola con la barriga en el sofá. Empujó hacia adelante, empujando despacio. Una vez, dos veces y entonces ella sintió su descarga inundándola. Entonces él se alejó.
—Mi turno —dijo Logan mientras la acunaba en sus brazos.
Ella cayó contra él, preguntándose qué más ellos podrían hacer para mejorar esto.
Logan la llevó al cuarto y la acostó en la cama. Puso algo templado y liso sobre su parte de atrás. Entonces manos gentiles comenzaron masajear los músculos cansados. Ella gimió con pura satisfacción. Estaba equivocada. Podía haber algo mejor.
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Mensaje por Invitado Mar 10 Sep 2013, 8:32 am

Capítulo 20

____ secó las palmas de las manos en los vaqueros, mientras esperaban en el área de la recepción de la oficina del abogado. Estaba nerviosa por lo qué les diría el amigo de los chicos.
Lógicamente, sabía que no había nada que Kendall pudiera hacer para evitar el divorcio. ¿Hacer las cosas difíciles? Sí. Pero no podía evitar que pasara. Esperaba que su amenaza fuera suficiente para convencerlo de no impugnar.
Su dinero era otra cosa, pero sus padres lo pusieron en fideicomiso, y a menos que le diera el dinero a Kendall, él no tenía ninguna posibilidad de reclamarlo. Pero esto no significaba que no lo intentaría.
Cerró los ojos y estremeció. ¿Se va a liberar alguna vez de este error?
Calientes, consoladoras manos le apretaron los hombros. Logan. Ya podía reconocer su toque. Distinguirlo del de James o de Carlos.
—Te estás preocupando demasiado, muñeca. Cuidaremos de esto. Te lo prometo.
Se volvió y sonrió débilmente.
—Quiero que se acabe.
—Lo sé. Se acabará.
Un hombre alto y bien vestido apareció en la sala de espera. Se acercó a donde estaba James y extendió la mano.
—James, me alegro de volver a verte.
—Cal —contestó James.
Cal se giró para apretar las manos de Logan y Carlos y después se fijó en ____.
—Debe ser ____ —le sonría calurosamente, y ella se relajó un poco.
Extendió la mano y estrechó a la de Cal.
—Gracias por recibirnos.
—Es un placer —giró y señaló en dirección al pasillo—. Si me acompañan mi despacho, podemos empezar.
James alcanzó a ____, y ella aceptó de buena gana su abrazo. La mano le apretaba la cintura de forma reconfortante, mientras seguían Cal en un despacho grande, con muebles carísimos.
Cal gesticuló que se sentaran, y ocupó la silla de detrás del escritorio de caoba.
—James me contó la mayor parte de los detalles —miró a ____—. ¿Puedo llamarla ____? De alguna manera, no creo que le gustaría que le llamara Sra. Schmidt.
—No, por favor, llámame ____ —dijo roncamente.
Él sonrió.
—Muy bien, ____ —abrió una carpeta y sacó un fajo de papeles. Los deslizó a lo largo de la pulida superficie del escritorio, en su dirección.
—Necesito que examine y firme estos papeles para que pueda empezar. Su caso es bien claro. Si no hay complicaciones u objeciones, el divorcio será final en aproximadamente noventa días. Obviamente, si surgen problemas, va a tardar más.
____ miró fijamente los documentos que tenía delante. Sonaba tan simple. Noventa días. Podía estar libre en tres meses.
— ¿Que… que pasa si él no está de acuerdo? —susurró—. ¿Quiero decir, si no firma los documentos?
Miraba a Cal, intentando no expresar el miedo en su expresión. Quería parecer tranquila y segura de sí misma, pero por adentro tenía los nervios destrozados.
—Entonces lo mataré —masculló Carlos.
Cal se río.
—A pesar de que me gusta la idea de Carlos, es mejor dejar esto en las manos del sistema legal. Una vez que se le entregan los documentos a su esposo, puede hacer una de estas tres cosas. Puede firmar los documentos, puede ignorarlos o puede contratar un abogado y aparecer ante el tribunal para refutarlos.
Él se inclinó hacia delante y apretó la mano de ____.
—No importa lo que haga, no puede impedir que se divorciara de él. Todo lo que puede hacer es retrasar lo inevitable. Recuerda esto.
____ soltó la respiración.
—Gracias.
Era todo lo que podía decir sin traicionar su agitación. Finalmente estaba tomando un papel activo en la decisión de su vida. Y se sentía muy bien.
Miró a James, Logan y Carlos, incapaz de contener la pequeña sonrisa de sus labios. Después, volvió a mirar a Cal.
— ¿Ya está? ¿No tengo qué hacer algo más?
—No —dijo Cal.
Se paró un momento y respiró profundamente.
— ¿Tendré… tendré qué enfrentarlo en el tribunal?
—No.
La respuesta vino de por lo menos tres fuentes distintas y ella se giró en todas las direcciones.
Cal se río.
—No. Si opta por ir a tribunal, es su opción, pero usted no está pidiéndole nada. No existe nada para debatir, así que dudo que vaya a aparecer, y en ese caso, apareceré en su lugar como su representante.
Ella sonrió, sintiendo relajarse todo el rostro. Cuanto más intentaba contener su alegría, más se ensanchaba la sonrisa de su rostro. James acarició su espalda, para dejar después su palma en su hombro, apretándolo.
Cal la miraba atentamente.
—Se acabará pronto, ____. Le aseguro.
Una lágrima se deslizó por su cara. Ella la secó impaciente, sin saber por qué estaba llorando. Estaba emocionada. Estaba aligerada.
—Gracias —dijo de nuevo.
James se levantó y estrechó la mano de Cal.
—Te lo agradecemos, Cal.
Cal también se levantó.
—Me alegro de hacer lo que pueda. Sabe esto. Nos mantendremos en contacto.
____ siguió los hombres fuera del despacho. Carlos se paró en el pasillo e inmediatamente la abrazó. Ella también lo abrazó, sintiéndose tan aliviada como él.
— ¿Quiere ir a un salón de belleza ahora? —preguntó James, mientras salieron en el frío aire.
Ella asintió entusiasmada. Llegaron al jeep y ____ se sentó delante. Suspiró profundamente y cerró los ojos.
— ¿Te sientes mejor? —preguntó Logan, de detrás.
Abrió sus ojos y se volvió para mirarle.
—No sabes cuánto —dijo suavemente.
—Sé que me siento mejor —declaró Carlos—. Cuanto antes se libra del nombre del bastardo, mejor.
____ frunció la frente. No había considerado esa parte del nombre. ¿Una vez divorciada, volvería al nombre de soltera?
Ella no veía como usando Rush, ya que no estaba exactamente legal estar casada con más de un hombre. Pero al mismo tiempo, quería pertenecerles, no quería ser vista como solamente una amante o una novia.
— ¿En qué estás pensando, cariño? —preguntó James, mientras encendía el motor.
Ella no quería admitir exactamente lo que pasaba por su mente. Parecía muy atrevido. Odió la inseguridad que la invadía, a pesar de sus esfuerzos para mantenerla a la distancia.
Abrió la boca para contestar, pero no conseguía pronunciar las palabras.
—En nada —contestó tartamudeando levemente.
James frenó y paró, sin salir del aparcamiento.
— ¿De qué tienes miedo? ¿Qué no quieres decir? Sabes que nos puedes decir cualquier cosa.
Ella se atragantó.
—Es ridículo.
James agarró su barbilla, rozando suavemente su mandíbula con el pulgar.
—Odio que te preocupas tanto. Ahora dímelo.
—Esa cosa del apellido. Me estaba preguntando...
— ¿Preguntando qué? —cuestionó Logan, inclinándose hacia delante en su asiento.
—Me gusta la idea de ser una Rush —declaró, con la cara ardiendo—. Pero sé que no es posible.
— ¿Qué? —exigió Carlos. Se inclinó hasta encontrar su mirada—. ¿Por qué no es posible?
Las expresiones de Logan y James también eran interrogativas.
—No me puedo casar con todos. Legalmente. Esto es si estaban pensando en casarnos. Oh, ****, me hago un lio —murmuró, cerrando los ojos.
— ¿Cariño, dudas de lo mucho que te queremos?
Hesitó unos breves instantes, y asintió poco después.
—En cuanto es posible, tendrás nuestro nombre —continuó James—. Lámame anticuado, pero nos perteneces. Queremos que seas una Rush.
— ¿Pero cómo?
Él sonrió.
—No tienes que pensar más en ello, cariño. Es bastante simple. Te casarás con uno de nosotros en una ceremonia legal.
Se quedó con la boca abierta. ¡Qué *beep*! Aquella idea nunca le había ocurrido y era perfecta.
—Me gusta la idea de que ella está finalmente hablando de nosotros como algo permanente —dijo Logan.
Miró hacia atrás y vio sus ojos brillando. La verdad es que se sorprendió hasta a ella. ¿Era una masoquista entrar en una relación cuando no se haya liberado de su primer y grande desastre?
No era un error. No podía ser un error. No podía permitirse pensar esto.
James salió del aparcamiento y siguió calle abajo. Minutos más tarde, paró delante de un elegante salón de belleza.
____ lo miró sorprendida.
Él le sonrió.
—Pregunté por el mejor salón. Me lo recomendaron varias personas.
Ella se inclinó y lo besó en los labios, antes de salir rápidamente del jeep.
—Eh, fue mía la idea de preguntar —murmuró Logan, mientras la seguía.
____ sonrió y le dio un beso casto en la mejilla. Entró directamente en el salón, donde fueron saludados por una alegre señora que parecía tener unos cuarenta años.
—No tengo cita —comenzó ____.
— ¿Cómo te llamas, dulzura? —preguntó la mujer.
—____ Sch… solo ____ —dijo ella.
La mujer anotó algo rápidamente en el libro de citas, después le sonrió.
—Bien, tienes suerte, ____. Te puedo atender ahora mismo. Mi nombre es Jolene. Ven conmigo y déjame echarte un vistazo. Después hablaremos sobre lo que necesitas, aunque ya puedo decir que necesitas algo de color.
____ parpadeó mientras la mujer la rodeó, hablando todo el tiempo. Giró la cabeza hacia los hombres que tomaron asiento en la pequeña sala de espera. James le sonrió y parpadeó.
Jolene agarró una capa y puso alrededor del cuello de ____, después le pasó los dedos por el pelo.
—Dulzura, odio ser la que te tiene que decir esto, pero tienes que despedir tu estilista. Éste es el peor tinte que he visto jamás.
____ sonrió.
—Me temo que lo hice yo misma. Tenía prisa. Hice un desastre. ¿Puede arreglarlo?
— ¿Quieres teñirte de rubia?
—No, me gustaría volver a mi color natural.
Jolene estudió la raíz del pelo durante un minuto.
—Claro, lo puedo arreglar, dulzura. No te preocupes. Venga hasta el lavabo y déjame lavarte el pelo.
Varios minutos más tarde, ____ se sentó en la silla, con el pelo húmedo. Jolene empezó a peinarlo y ____ relajó.
Jolene se inclinó y preguntó en un murmullo alto:
—Ahora, dulzura, no quiero parecer curiosa, pero tienes que decirme cual de aquellos magníficos machotes es suyo.
____ se congeló, una sonrisa se cernió en sus labios. Para un breve instante, consideró señalar a uno de ellos, ¿pero por qué debería importarle pensara de ella esta mujer?
—Todos los son —dijo suavemente.
Jolene irguió las cejas.
— ¿Todos? Oh dulzura, dime que estás bromeando. ¡Ninguna mujer es tan afortunada! —le guiñó exageradamente a través del espejo.
____ se río y confirmó.
— ¿Hablas en serio, verdad?
____ asintió.
Jolene agitó la cabeza.
—¡Dios! Tienes que decirme como hiciste. Daría algunos años de mi vida para tener dos, mucho más tres hombres que tengan este físico.
____ la miró asombrada. No había ningún choque u ofensa en la voz de la mujer.
—Bien, no importa, dulzura, obviamente estás diciendo la verdad. Basta con ver cómo te miran. Cual si quisieran comerla en el almuerzo —Jolene suspiró nostálgica—. Hace mucho tiempo, conocí un hombre que me miraba así.
—¿Qué pasó? —preguntó ____, curioso a causa del deseo que sintió en la voz de la mujer.
—Oh, queríamos cosas diferentes. O por lo menos yo lo pensé. No podía creer en lo que veía en su rostro. Échate hacia atrás, dulzura, déjeme poner ese algodón alrededor de tu frente.
____ obedeció, si esperó que continúe.
—Creo que al final se cansó de esperar. Se subió en su Harley y nunca volví a verle.
—Oh, qué mal —dijo ____—. ¿No sabes cómo encontrarlo?
Jolene parecía sorprendida.
—Bien, nunca pensé en intentar encontrarlo. Por supuesto, esto fue hace años. Probablemente está casado y tiene un montón de hijos.
—Quizá —murmuró ____.
Dos horas más tarde, Jolene giró la silla para que ____ viera en el espejo.
—Mírate, dulzura. ¿Qué piensas?
____ miró fijamente su reflejo.
—Soy yo —susurró ella. No un mechas rubias brillantes en su pelo castaño claro. Las puntas habían sido cortadas y el pelo brillaba en la suave luz.
Jolene la miró satisfecha.
—Pensaba que te iba a gustar.
____ se levantó e impulsivamente abrazó a la mujer mayor.
—Gracias.
Jolene a guio en dirección hacia la sala de espera.
—Ve a ver si a tus jóvenes les gusta.
____ caminó hacia donde estaban sentados los hermanos. James se levantó y agarró su cartera.
—Estás hermosa, cariño.
Ella sonrió y balanceó la cabeza. Miró a Logan y a Carlos quienes también asentían con aprobación.
—¿Quieres recorrer las tiendas y comprar un poco de ropa? —Preguntó Logan—. Hay varias calle abajo.
—Me encantaría —contestó.
También buscaría una boutique, especializada en lencería. Una pequeña sonrisa curvó sus labios, y se mordió la mejilla para no traicionar sus pensamientos. Le encantaría comprar algún conjunto sexy para sorprenderlos.
Carlos le sostuvo el abrigo y ella se lo puso. Mientras salían, ____ encontró la mirada de Jolene, y la peluquera le lanzó un insolente guiño y le mostró los pulgares hace arriba.
A principio, ____ se apresuró por las tiendas, segura de que los hombres se aburrirían mirándola probar la ropa, pero pronto descubrió qué les gustaba verla probar ropas nuevas.
Su última parada fue la tienda de lencería, y usó la escusa de que necesitaba sujetadores. Dentro, escogió dos conjuntos sexy y se delectó con la idea de sorprenderlos en cuando vuelvan a casa.
Cuando salió, Carlos y Logan cogieron sus bolsas.
—James se fue a por el coche —explicó Logan, mientras que se preparaban a cruzar la calle.
Se apresuraron hacia delante, cuando ____ vio ponerse en marcha a un sedán que estaba aparcado en doble fila. Parpadeó sorprendida cuando lo vio acelerar. Directamente hacia ellos.
Carlos y Logan estaban delante y ella empujó todo su peso contra sus espaldas, desesperada en quitarlos del medio. Lejos, oyó a James gritar.
Carlos y Logan cayeron justo cuando el coche viró bruscamente. El dolor explotó en su cadera cuando el parachoques impactó en su pierna. Salió disparada, usando las manos para parar su caída.
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Mensaje por Invitado Mar 10 Sep 2013, 8:32 am

MARATON 1/3

Capítulo 21

James miró con horror, cuando el coche golpeo a ____ y la tiró volando sobre el asfalto. Mientras corría hacía ella, volvió a gritar su nombre. Carlos y Logan se encontraban arrodillados junto a ____, cuando se introdujo a empujones. Su aliento se quebró cuando vio sus preciosos ojos de par en par, mirándole fijamente.
Su cara se contorsionó en agonía e intentó levantarse.
—¡No! —gritó él—. No —dijo en voz más baja, cuando se dio cuenta que su tono la sobresaltó—. Quédate quieta, cariño. Oh, Dios mío ¿te encuentras bien?
Sacó de un tirón el móvil de su bolsillo y marcó 911.
—No, James, no lo hagas —protestó ella, levantando la mano—. Estoy bien, de verdad. Es sólo mi cadera. El coche me erró en la mayor parte.
En la mayor parte. Jesús. ¿Estaba intentando provocarle un ataque al corazón?
—¿Qué demonios estaba haciendo ese ****a? —exigió Carlos, su voz temblaba mientras acariciaba el pelo de ____.
James le dirigió a Carlos una mirada para hacerle callar. El haberla golpeado y luego darse a la fuga, no fue un accidente, y no quería que ____ sintiera más miedo de lo que ya sentía.
—____, necesitamos llamar a una ambulancia —dijo Logan suavemente—. Podrías estar herida.
Para entonces, una pequeño multitud se había congregado a lo largo de la calle. James escuchó el sonido de la sirena.
—No quiero ir al hospital —dijo ____, sus ojos suplicaban a James—. Deja que me levante. Sólo estoy un poco maltrecha.
Titubeo durante un momento, su preocupación por ella prevalecía por encima de todo. Ella se acercó a la mano de Carlos, intentando levantarse.
—Despacio, cariño —le previno.
James se agachó y la alzó cómodamente entre sus brazos.
—¿Puedes mantenerte de pie? —peguntó él, todavía reacio de soltarla.
—Estoy bien, de verdad. Sólo un poco conmocionada.
Con mucho cuidado, la puso de pie sobre el suelo. Las manos de Logan se dispararon hacia adelante para estabilizarla, ya que se tambaleaba un poco. Ella se frotó la cadera, sus dedos sujetaban la tela desagarrada que recorría su pierna.
—Eran mis vaqueros preferidos —dijo ella con pesar.
Incapaz de aguantarlo más, James la apretó contra él, sus brazos la abrazaron fuertemente. Inspiró varias veces para estabilizar su respiración, intentando apaciguar la adrenalina que zumbaba por sus venas.
Algún estup¡do acaba de intentar matarla. Apostaría su entero rancho que fue su dentro-de-poco ex marido. Miró hacía sus hermanos y vio una respuesta de ira en sus ojos. Puso un dedo sobre sus labios y ellos asintieron, entendiéndolo.
Unos segundos más tarde, llegó un coche de policía, seguido rápidamente por una ambulancia. La muchedumbre se arremolinó alrededor, mientras que los paramédicos examinaban a ____ y los policías tomaron declaración a todo el mundo.
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Mensaje por Invitado Mar 10 Sep 2013, 8:33 am

MARATON 2/3

Capítulo 22

Un hora más tarde, ____ no firmó ninguna documentación de traslado, y la muchedumbre empezó a deshacerse. Los agentes encargados tomaron la última declaración y se montaron en su coche.
Los ojos de ____ estaban impregnados de dolor y fatiga. James sabía que ella no fue totalmente sincera sobre la gravedad de sus lesiones y planeaba remediar la situación inmediatamente.
Lanzó las llaves a Logan.
—Tú conduces.
Se agachó y levantó a ____ en sus brazos y la recostó suavemente contra su pecho. Ella no protestó, sólo exhaló un fatigado suspiro, mientras apoyaba la cabeza contra su hombro. El caminó hacía el Land Rover y se acomodó con ella en el asiento trasero.
Carlos se giró en el asiento delantero, sus ojos brillantes con preocupación.
—¿Estás bien ____?
Se removió entre los brazos de James y extendió su mano para tocar el brazo de Carlos.
—Estoy bien. Te lo prometo. Ahora que ya ha pasado todo, me encuentro sólo un poco temblorosa.
Aunque quiso tranquilizar a Carlos, James pudo sentir la tensión en su cuerpo, ver el dolor en sus ojos. Sabía que Carlos también podía verlo.
En el hotel, James llevó a ____ hacia su suite y la depositó sobre la cama. Quería ver sus heridas, asegurarse que se encontraba bien de verdad.
Logan y Carlos se acercaron, mientras que James le quitó lentamente sus vaqueros hechos jirones. Sus manos temblaban con ira, al ver el enorme moratón que ya se estaba formando sobre su cadera y su muslo. La sangre de un corte de tres pulgadas manchaba su pálida piel.
____ se quedó quieta sobre la cama, sus ojos cerrados, mientras que James evaluó sus heridas. Odiaba molestarla, pero necesitaba saber si estaba herida en alguna otra parte.
—Cariño —dijo suavemente.
Ella abrió los ojos, sus pestañas aletearon delicadamente contra su suave piel. Se le veía tan desmesuradamente vulnerable.
—¿Estás herida en alguna otra parte?
Ella negó lentamente con la cabeza.
—Tenemos que limpiar esto —dijo él—. Si te preparo un baño, ¿podrías remojarte un poco y después dejarme limpiar tu pierna?
Ella asintió.
—Voy a dejar que corra el agua —dijo Logan. Su mano acarició su mejilla después se inclinó y le depositó un beso sobre su frente—. Muñeca, vuelvo dentro de un segundo.
Con los puños cerrados, observó como Logan se alejaba. Sus hermanos estaban tan carcomidos por la preocupación como él. Y por la ira.
—Vamos a quitarte el resto de la ropa —dijo James.
Con cuidado para no moverla más allá de lo necesario, pasó la camisa sobre su cabeza. Carlos se encontraba sentado en su cabecera, alisando con su mano sobre su pelo.
James sintió como ella empezó a temblar. Al principio, pequeños temblores estremecían su cuerpo, pero entonces empezó a temblar en serio. Lágrimas se escaparon por entre sus párpados y, entonces el pecho de James se encogió.
Se inclinó y atrapo entre sus brazos su desnudo cuerpo.
—Ahora estas a salvo, cariño.
Hipó suavemente, inspirando dificultosamente.
—No sé lo que me pasa —dijo ella mientras se frotaba la cara.
Carlos frunció el ceño.
—Has tenido un susto terrible.
—Su baño está preparado —dijo Logan desde la puerta.
—Vamos cariño. Un delicioso baño caliente te hará sentir mejor.
James se levanto y la cargó hacia el dormitorio. La dejó con suavidad dentro de la espumosa agua. Siseo con dolor, cuando el agua tocó su pierna.
James blasfemó a la bajo.
—Lo siento.
Ella dejó caer contra el respaldo de la bañera, cerrando los ojos.
—Estabas en lo cierto. Esto es una gozada.
—Mañana vas a estar dolorida —dijo James, mientras se arrodillaba junto a la bañera.
—Ahora me siento dolorida —dijo ella con ironía.
James alcanzó con una manopla la cadera y empezó a limpiar con mucho cuidado el corte.
Ella le miró con preocupados ojos.
—¿Piensas que ha sido él, verdad?
No hizo pretensión de no haber entendido.
—Sí, cariño, lo creo.
Se sumergió más profundamente dentro de la bañera, sus hombros encorvados en derrota.
—Pudo haber matado a Carlos o a Logan.
—Te pudo haber matado a ti —gruñó James.
—No podría soportarlo si pasase algo a cualquiera de vosotros —dijo ella.
—Y nosotros no podríamos soportarlo si algo te sucediese a ti. Venga, voy a secarte y meterte en la cama.
La alzó de la bañera y la envolvió con una gran esponjosa toalla. Cuando abandonaron el cuarto de baño, Carlos tomó a ____ en sus brazos y la abrazó fuertemente.
—Me asustaste —dijo Carlos áspero.
____ se empinó sobre las puntillas de sus pies y enroscó sus brazos alrededor del cuello de Carlos. Se sentía increíblemente segura entre sus brazos, como si nada le pudiese hacer daño.
—Hazme el amor —susurró ella.
—No quiero hacerte daño —dijo Carlos contra su oído.
—Serás tierno —dijo ella completamente convencida. Los conocía a todos, sabía que estos hombres nunca le harían daño—. Te necesito.
—Ven a la cama —dijo él, empujándola hacía adelante.
Fue por su propia voluntad y permitió que le quitase la toalla que le cubría el cuerpo. Echó para atrás las sábanas y le indicó con un gesto que se metiese en la cama. Ella casi gruño en voz alta, cuando las suaves sábanas la envolvieron.
Levanto la vista y vio a James y Logan parados, al lado de Carlos. Carlos se desprendió de la camisa y se metió a su lado en la cama. James caminó hacía el otro lado del lecho y se sentó detrás de ella. Logan se tumbó al pie de la cama, apoyándose sobre su codo.
No le iban a hacer el amor. A pesar de que sentía un poco de desilusión, le sobrevino la fatiga. Se acurrucó sobre el fuerte pecho de Carlos y suspiró feliz cuando sus fuertes brazos se enroscaron alrededor de ella.
Mientras James besaba suavemente su pierna magullada, sus cálidos labios lanzaron un escalofrió por su cuerpo.
—Ve a dormir, cariño —murmuró—. Nos quedaremos justo aquí.
Ella cerró los ojos, deleitándose en la fuerza y en el calor de todos ellos. No se podía permitir pensar lo que pudo haber pasado en el día de hoy. Aun cuando temía la decisión de quedarse con los hermanos, sabía que no podría vivir sin ellos.
¿Pero, y si por quedarse les perjudicaba?
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Mensaje por Invitado Mar 10 Sep 2013, 8:34 am

MARATON 3/3

Capítulo 23

—Pudimos haberla perdido hoy —dijo James. La ira aún ardía por sus venas. Quería matar alguien. Con sus propias manos.
Se volvió, para mirar fijamente a sus hermanos.
—No podemos quedarnos aquí. No podemos protegerla aquí en la ciudad. Hay demasiado espacio abierto.
—Estoy de acuerdo —declaró Carlos con voz acerada—. Debemos volver a casa.
Los tres hermanos andaban por la sala de estar de la suite, como fieras enjauladas. ____ dormía a pocos metros, en el cuarto, con la puerta entreabierta, para escuchar si ella se despertara.
— ¿La pregunta es que vamos a hacer sobre su esposo? —dijo Logan
—Protegeremos a ____ y esperamos que Cal haga su trabajo —declaró James.
Carlos estregó su pelo impacientemente.
—Tenemos que hacer algo. No podemos sentarnos y esperar. Sabemos que esto no se acabó.
—Estoy consciente de eso —asintió James, intentando reducir su irritación. Sabía que Carlos estaba tan preocupado como él.
—Vamos a casa y nos mantendremos en alerta. Estará en una desventaja en nuestro terreno. Nadie conoce aquellas montañas mejor que nosotros. Cuando estamos aquí, nos sentimos perdidos.
Logan asintió.
—Esta noche, vi algo en ojos de ____ que no me gustó. Más que miedo. Era el conocimiento que algo que hizo podía herirnos. No quiero que piense de ese modo.
—Ella no hizo nada —afirmo Carlos.
Logan levantó las manos.
—Yo no dije que lo hizo, Carlos. Para. Yo solo sé lo que está pensando, y no me gusta. Piensa que es culpable de todo esto.
—Suficiente —dijo James—. Lo más importante es llevar a ____ de vuelta a la cabaña y la vigilaremos todo el tiempo. No podemos hacer algo cosa que pueda complicar ese divorcio. Al menos, hasta que acabe. Después, podemos descubrir el mejor modo de manejar a ese sujeto.
Un sonido procedente del cuarto de ____ puso fin a la conversación.
—Iré yo —dijo Carlos. Antes de que James o Logan pudieran contestar, se dirigió rápidamente al cuarto.
—Él la ama —dijo Logan en voz baja.
James movió la cabeza, la satisfacción llenaba su corazón. Acercarse a Carlos era tan difícil como agarrar un toro por los cuernos, pero una vez que lo permitía, correspondía plenamente. Y era ferozmente protector con aquéllos que amaba.
—La vigilará bien —dijo James.
—Todos lo haremos —lo corrigió Logan.
James verificó su reloj. Dos de la mañana. Pero él no dormiría mucho esta noche. Si no fuese por el hecho de ____ necesitaba descansar, les convencería salir ahora mismo. Regresar a la cabaña.
— ¿Por qué no duermen un poco? — le ofreció Logan—. Yo siempre duermo poco. Me quedare aquí, cuidando de que todo esté tranquilo.
James suspiro.
—Cierto. Dudo que consiga dormir, pero voy a acostarme unas horas. Iremos para casa por la mañana.
James camino hacia el cuarto. Miró y vio a Carlos abrazado a ____, las piernas entrelazadas, las manos descansando posesivamente en las caderas de ella, los dedos ensanchados en la curva de sus nalgas.
Abrió los ojos y miro a su hermano. James irguió la ceja, en una muda pregunta. Carlos movió la cabeza, señalizando que todo estaba bien con ____.
James se quito las botas, se sacó los jeans y trepo calladamente en la cama, al otro lado de ____.
Ella se meció a su lado, frotando su trasero contra su estomago. Él besó su hombro desnudo, anidó el rostro en el pelo de ella y se relajó sobre la almohada.
Pero cuando cerró los ojos, todo lo que él veía era el coche golpeando a ____. Repetidas veces. Su corazón se disparó y se le hizo un nudo en la garganta. Que cerca estuvieron de perderla.
Había sido negligente, todos ellos lo habían sido, pero no sucedería de nuevo. Juró proteger ____ en el momento en el que apareció en sus vidas. Y no volvería a fallar.
____ salió de la cama, estremeciéndose cuando la pierna toco el suelo y sintió su peso. Contorsionando su cuerpo, miró hacia la contusión púrpura y el corte de la cadera.
Sintió una retorcida diversión. Su primer pensamiento fue que se sentía como si alguien la hubiera atropellado con un coche. Por lo menos, ahora tenía una buena referencia del viejo dicho.
Se estiró y giró el hombro. Se sentía vieja y decrépita, como una mujer de noventa años. Pero, por lo menos estaba viva. No gracias a Kendall.
Cojeó en dirección al baño, preguntándose donde estaban.
El reloj digital, en la mesa de lado de la cama, le indico que era temprano. Se vistió cuidadosamente, y se cepilló los dientes y el pelo. Estaba dolorida como el infierno, pero por lo menos se sintió marginalmente mejor.
Un ruido la hizo levantar la mirada. Carlos estaba en la puerta, mirándola fijamente.
—Pensé que te había escuchado. ¿Cómo te sientes? —le preguntó.
Ella sonrió.
—Tiesa y adolorida, pero considerando las circunstancias, podía ser peor, así que estoy agradecida.
Emociones opuestas atravesaron los ojos de Carlos. Ira, preocupación, y algo de miedo. Dejó el cepillo y caminó en silencio hacia sus brazos. Se ajusto a él, abrazándolo firmemente.
—Estoy bien, Carlos. De verdad.
Sus fuertes brazos la apretaron. Contra su pecho, sentía el corazón acelerado.
—No sé lo que haría si algo te pasara —dijo angustiado.
Ella se alejó, alzando su cabeza para mirarlo.
—Pero no sucedió nada —contestó rápidamente.
Tomo su rostro en sus manos y se inclinó para besarla.
—Te amo —murmuró contra sus labios.
Abrió su boca para contestar, pero las palabras se quedaron presas en su garganta.
En vez de eso, le devolvió el beso, permitiendo que sus lenguas se mezclaran y enrollaran.
Él se alejó, descansando su frente en la de ella, las narices y bocas muy cercanas.
—No sentía ese tipo de miedo desde que me fui de Irak —admitió.
Llevó las manos al pelo de él, alisándolo, acariciándole las orejas. Frotó su nariz en la de él, juguetonamente. Después, lo besó.
—Olvidemos esto y vamos a casa —le pidió.
Los ojos de él estaban ardiendo.
—Ir a casa suena malditamente bien. James y Logan ya hicieron el equipaje.
—Entonces, déjame arreglar mis cosas.
—Sal y diles a los otros que estás bien. Termino yo de recoger tus cosas —se ofreció.
Sonrió y le acarició el rostro una vez más. Agarró su mano y besó la punta de cada dedo, antes de permitir que se alejase.
Dejó el baño sonriendo. Ni aún el dolor de la cadera pudo obscurecer la dicha que sentía. Cuando llegó a la sala, James y Logan levantaron los ojos del sofá, donde estaban sentados.
Logan se levantó y la encontró a medio al camino, envolviéndola en sus brazos.
— ¿Cómo te sientes hoy?
—Estoy bien, solo un poco dolorida.
Él la llevó hasta donde James estaba sentado, y la sentó entre ellos.
—Disculpa por interrumpir nuestro pequeño viaje, muñeca, pero es mejor que volvamos a casa esta mañana —dijo James, con la ceja fruncida.
—Estoy lista de ir para casa —declaró ella con firmeza.
Él sonrió.
—Me alegro que pienses en ella como tu casa.
Carlos salió del cuarto, con la maleta y el bolso en la mano.
—Cogí todo lo que había en el cuarto —anunció.
James se volvió hacia ____.
—Pensé que podemos comer algo en el camino. Me gustaría salir de la ciudad lo antes posible.
—Está bien —asintió ella—. Estoy lista cuando estáis vosotros.
Se levantó del sofá. Logan la acompañó con un brazo alrededor su cintura.
—Carlos y yo llevaremos el equipaje y calentaremos el coche. Denos algunos minutos, y nos encontramos fuera. Llevaré el coche hacia la entrada —dijo James.
Logan asintió, James y Carlos cogieron el equipaje y salieron.
—¿Estás segura de que te sientes bien muñeca? —le pregunto Logan.
Ella asintió.
—Estoy dolorida, pero cuanto más me muevo, mejor me siento.
El besó su frente.
—Siento que no cuidamos bien de ti. Eso nunca debió haber pasado.
Ella se aferro a él.
—No es tu culpa. De ninguno de ustedes —suspiró y lo abrazó—. Solo espero que eso acabe pronto.
—Acabará, muñeca. Acabará.
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Mensaje por Invitado Miér 11 Sep 2013, 7:37 am

Capítulo 24

Llegaron a Clyde a mediodía y James paró en el pequeño aparcamiento de la oficina del sheriff. ____ parecía menos contenta, cuando se dio cuenta en dónde pararon.
—Necesitamos decirle a Cintia que está pasando, para que busque a Kendall —explicó él—. Si lo ve, nos puede avisar. Protección adicional.
— ¿Pero lo hará? —preguntó ____ suavemente, mirándole—. ¿Nos lo va a decir?
La pregunta flotaba entre ellos.
—No veo por qué necesitamos implicarla —Carlos dijo lo que pensaba.
James ignoró a Carlos.
— ¿Confías en mí, cariño?
—Sabes que sí —contestó ____—. Pero en ella, no.
—Entonces sabes que nunca haría algo que te ponga en peligro.
____ lo miró fijamente un largo momento, y asintió.
La satisfacción lo envolvió. Le alcanzó la mano y la apretó.
—Vamos, no llevará más que un segundo.
____ inspiró hondo y abrió su puerta. Personalmente, prefería arrancarse las uñas una a una, que tener que enfrentarse a la celosa rubia.
Los cuatro entraron en el pequeño edificio y Cintia levantó la mirada de donde estaba sentada, detrás del escritorio. Irguió una ceja
interrogativamente, mientras que James se le acercaba.
____ dudó, y Carlos deslizó el brazo alrededor del cuello, dejando la mano oscilando por su hombro.
Cintia se puso de pie, echando una mirada cautelosa a James y más allá, en donde ____, Carlos y Logan se pararon.
—James —lo saludo con un movimiento de cabeza—. ¿Qué puedo hacer por ti?
—Tenemos un problema, Cintia. Necesitamos tu ayuda.
— ¿Qué tipo de problema?
—Kendall Schmidt —dijo James con dureza—. Tenemos razón para creer que está intentando matar a ____.
Cintia se apoyó en la mesa y cruzó los brazos.
— ¿Estás seguro de ello, James?
—Estoy seguro. ¿Podemos contar con tu ayuda?
Miró a ____ de arriba abajo, antes de volver a mirar a James.
—Sí, lo que pueda. Sabes eso.
—Tengo que saber si lo ves —dijo James—. Inmediatamente.
— ¿Quieres qué lo detenga? — preguntó Cintia —. ¿Quieres prestar cargos?
—No tenemos pruebas. Aún —agregó él.
— ¿Así que van a esconderse en la cabaña?
James asintió.
—Por ahora. Hasta que estemos seguros de que ____ está a salvo.
Algo que parecía como dolor, destelló en los ojos de la mujer. ____ sintió una punzada de lastima. Era obvio que Cintia sentía algo por James, e igualmente obvio que él no sentía lo mismo.
—Mantendré los ojos abiertos, y pediré que mis ayudantes hagan lo mismo —dijo Cintia—. Pero si viene, no haga nada estup¡do, James, llámame.
—Haremos lo que sea necesario para asegurarnos que ____ está a salvo —dijo James sin alterar la voz—. No haré cualquier promesa sobre como conseguiré esto.
—Está bien así. Os verificaré cuando pase por allí.
—Gracias, Cintia. Te agradecemos la ayuda.
Se puso el Stetson y se volvió hacia ____ y los otros.
—Vamos a casa.
____ miró a Cintia una vez más, antes de seguir a los chicos. Inconfundible antipatía brillaba en los ojos de la otra mujer, y ____ no desvió la mirada, no estaba dispuesta a ser intimidada. Finalmente, Cintia bajó la mirada, y ____ salió.
—Deberíamos parar en Riley y pedirle que él también esté preparado —dijo Logan mientras entraban en el Land Rover.
—Buena idea —dijo James—. Paro y hablo con él. Pueden esperar aquí.
Treinta minutos más tarde, salieron de Clyde, después de parar para hablar con Riley.
Cuando llegaron finalmente a la cabaña, ____ suspiró de alivio. Nunca estuvo tan feliz de llegar a algún lugar.
Entró con los hombres y se hundió en el sofá. Alcanzó la colcha tirada a un lado y se la subió hasta el mentón.
— ¿Tienes frío, muñeca? —preguntó Logan.
Ella asintió y se arrimó más en la colcha.
—Encenderé el fuego.
—Verificaré el perímetro —dijo Carlos.
—Voy contigo —dijo James—. Tengo que verificar los caballos.
____ los miró salir y se volvió hacia Logan con las arqueando la ceja.
— ¿Verificar el perímetro?
Logan se río.
—Es el modo de Carlos decir que va a verificar la propiedad, asegurándose que nada ha sido alterado y probablemente, poner unas trampas.
— ¿Trampas? —repitió ella.
—Era del ejército, muñeca. Piensa como un soldado.
— ¿Cree qué me va a buscar aquí?
Sus ojos se suavizaron.
—No lo sé, pero si va a venir, estaremos listos —se encaminó hacia la salida trasera.–Ahora vuelvo, voy a buscar leña para el fuego.
Se recostó contra el cojín del sofá y cerró los ojos. Estaba en casa. Lo hizo. Le pidió el divorcio a Kendall. Las cosas se pusieron en marcha, y todo lo que tenía que hacer ahora era esperar hasta quedar libre. Y entonces podría comenzar una nueva vida con tres hombres; no estaba segura si podría vivir sin ellos.
Durante las semanas siguientes, ____ se convenció de que había tomado la decisión correcta. Se sentía feliz. Más feliz que en toda su vida. Aunque el sexo era maravilloso, pasaban muchas noches disfrutando de la compañía de cada uno. Aquéllos eran sus momentos favoritos del día.
Jugaban. Hablaban sobre recuerdos felices. Cualquier reserva que ____ tuvo sobre vivir con tres hombres, desaparecía rápidamente.
Un día, después de una nevada, ____ se fue cabalgar con los tres hermanos. Tomaron el camino que ascendía la montaña, en donde cazaban alces cada otoño.
En la cima, ____ entendió porque a los hermanos les gustaban tanto aquellas montañas. Recordó la declaración de Carlos, de que no existía otro lugar tan hermoso como los Rocosos. Tenía razón. Y si había otro, ella nunca lo vio.
Su vida se cambió drásticamente. Nunca se habría imaginado que su malcriada existencia la llevaría a una cabaña rústica en lo alto de los Rocosos. Solo ahora se daba cuenta que falsa había sido su vida. Carecía de realidad.
Ella flotó por la vida sin metas, sin dirección, sin objetivo. Aquí, en los brazos de tres hombres, en vez de sentirse como si hubiera cambiado una dependencia por otra, se sentía viva y libre. Capaz de tomar sus propias decisiones. Animada a ser fuerte e independiente.
Sentada sobre el caballo, en lo alto del vale y miró hacia el horizonte. Detrás de ella, sabía que James, Logan y Carlos estaban esperando, pero no la apresuraron, y ella no tenía prisa en dejar tan magnífico paisaje.
No había explicación alguna para el cambio que sentía florecer en su interior. Surgió y creció hasta rodearla totalmente. Exigía libertad. Quería aceptación. Quería que ella lo admitiera.
Por la primera vez en más tiempo que podía recordar, se sintió completamente en paz con su vida.
James cambió una mirada con sus hermanos. Todos tenían la cara llena de satisfacción. ____ había cambiado mucho, ya no era la mujer aterrada y cautelosa que él encontró en la zanga. En su lugar había una mujer fuerte y segura de sí misma.
Estaban extremadamente orgullosos de ella. Todos. No podían imaginar una pareja mejor.
Ella se giró en la silla, sus ojos marrones eran suaves y calientes.
—No creo que vi algo más hermoso —dijo ella.
Su respiración salió en una nube visible en el aire frío. No estaba de acuerdo con ella. Había visto algo más hermoso. La miraba a ella.
—Me muero por ver el otoño, cuando todo está en color —agregó ella.
Él le sonrió. Sentía un ridículo entusiasmo cada vez que la oía mencionar el futuro. Se sentía como un adolescente, enamorado por primera vez. Sabía que sus hermanos no eran más inmunes que él.
Ella incitó a su caballo para alejarse del borde y se acercó a él y a sus hermanos.
—Podía quedarme aquí para siempre.
Él sonrió de nuevo al escucharla usar el para siempre. Se convertía en un maldito gatito. Y le gustaba. Que Dios se apiade de él.
—Te quedas aquí para siempre —señaló él—. Podemos volver tan a menudo como quieras.
Ella le sonrió dulcemente, la emoción brillaba en sus ojos.
— ¿Qué dices si regresamos? —dijo Logan—. Prepararé chocolate caliente, y podemos jugar Monopolio. Quiero revancha por la última vez, en la que ____ me derrotó.
La risa de ____ hizo eco por la montaña. Blancas ráfagas empezaron a bajar en la deriva, y los ojos de ____ de gozo.
— ¡Más nieve!
Todos le sonriendo indulgentemente y volvieron los caballos en la dirección de la casa. Mientras bajaban, la nieve empezó a caer más fuerte. Aumentaría varias pulgadas más hasta que cesara. Añadidas a los seis que había, tendrían una buena descarga antes de que la noche se acabara.
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La mujer de los tres hermanos TERMINADA - Página 2 Empty Re: La mujer de los tres hermanos TERMINADA

Mensaje por Invitado Miér 11 Sep 2013, 7:37 am

Capítulo 25

Parecía una noche perfecta. La nieve cesó finalmente, dejando el paisaje cubierto por una sábana blanca. El fuego ardía en la chimenea, y ____ estaba sentada en el suelo jugando Monopoly con Logan y Carlos. James apagó el ordenador y deambuló perezosamente hasta sentarse detrás de ____.
Acarició su pelo, disfrutando de verla entretenida con sus hermanos. Sí, era una noche perfecta. Por lo tanto no debería haberse sorprendido cuando el teléfono sonó.
Suspiró con disgusto y quitó la mano del pelo de ____.
—No contestes —dijo ella roncamente, sonriéndole con dulzura.
Por un momento, él casi atendió su pedido. Pero podía ser Cal llamando con noticias, o podían ser sus padres.
—Vuelvo enseguida —dijo, dándole un beso en los labios.
Terminó de levantarse del suelo justo cuando el teléfono dejó de sonar. No había llegado a acomodarse de nuevo cuando su celular empezó a zumbar.
****. Lo que quiera que fuera, debía ser importante.
Se sentó en la silla del ordenador y abrió el teléfono.
—James — dijo.
— ¿James? Soy Cintia. Mira, necesito tu ayuda. La de todos, si pueden. Tengo un niño desaparecido. Con toda esta nieve fresca es imposible encontrar el rastro. Me vendría bien vuestra experiencia.
James suspiró y se pasó una mano por el pelo. Maldición. Lo último que quería hacer era salir con aquel frío, pero no podía dejar que un niño perdido se congelara hasta la muerte.
— ¿Dónde debemos ir? —preguntó con resignación.
—Encuéntrenme en la ciudad. Estamos organizando la búsqueda aquí, en el cuartel general. Y escucha, James. Traigan sus rifles. Tenemos razones para creer que se trata de un rapto.
James cerró el teléfono y se encontró con tres pares de ojos fijos en él.
____ estiró las piernas y se levantó. Caminó hacia él, la preocupación frunciendo su frente.
— ¿Qué está mal? —preguntó.
Detrás de ella, Logan y Carlos también se levantaron, toda su atención puesta en James.
—Era Cintia —dijo él. Observó la reacción de ____.
Frunció ligeramente el ceño, pero no dijo nada.
— ¿Qué quiere? —preguntó Carlos.
—Necesita nuestra ayuda. Están buscando un niño perdido y con la nevada, no consiguen hallar el rastro.
—No sé… —comenzó Logan.
—Tienen que ir —dijo ____ suavemente—. Quiero decir, tienen que encontrar al niño.
James asintió.
—Vayan. Yo estaré bien —continuó, abrazándose a sí misma.
—Uno de nosotros debería quedarse —James esperó la aprobación de los hermanos—. ____ no puede quedarse sola.
No quería alarmarla, pero de ningún modo la dejarían desamparada con su esposo suelto por ahí. El incidente en Denver estaba aún muy fresco en su memoria.
—Yo me quedaré —se ofreció Carlos—. Tú y Logan pueden ir.
James asintió.
—De acuerdo.
Envolvió a ____ en sus brazos.
—Volveremos en cuanto podamos, muñeca.
Ella se irguió en puntas de pie y lo besó.
—Más les vale.
Él sonrió y giró hacia Logan.
— ¿Estás listo?
Logan besó ligeramente los pelos de ____ y luego se apresuró hacia el armario donde guardaban el equipo.
Cinco minutos más tarde, salieron y subieron al jeep. Mientras bajaban por el camino, James sintió un peso en el pecho. No conseguía explicar lo que sentía, pero la preocupación se instaló en él.
____ giró hacia Carlos cuando la puerta se cerró y le tendió los brazos.
—Solos tú y yo.
Sonrió y le dirigió una mirada lenta.
—Puedo pensar en cosas peores.
El corazón se le disparó en el pecho.
—Oh, las cosas que te voy a hacer —dijo Carlos maliciosamente.
Sonrió y lo empujó bromeando.
—Oh no, niño malo, las cosas que yo te voy a hacer.
Él levantó una ceja.
—Creo que me gusta cómo suena eso.
____ movió seductoramente las pestañas.
—Búscame en el dormitorio. En cinco minutos.
Intentó asirla, pero ella consiguió escapar y corrió hacia el cuarto, chillando entre risas:
— ¡Cinco minutos!
Cerró la puerta y se dirigió al armario donde había escondido la lencería sensual que compró en Denver. Sacó de su envoltorio el conjunto melocotón de seda pura.
Deprisa se deshizo de los tejanos y la camisa. Salió del vestidor haciendo equilibrio sobre un pie, intentando meter el otro en el mínimo short de seda del conjunto. Se despeinó el pelo con los dedos y corrió al baño para echar un vistazo rápido a los resultados.
La sonriente y risueña chica en el espejo no se parecía en nada al conejo desarrapado y asustado de algunas semanas atrás.
Se pasó el cepillo por el pelo ahora castaño claro.
Sólo tenía más o menos un minuto antes de que Carlos echara la puerta abajo.
Soltó el cepillo y corrió hacia la cama.
Para su sorpresa, Carlos estaba allí esperando por ella. Desnudo.
—Oh, eres muy malo. —lo regañó ella—. Se suponía que esperarías cinco minutos.
Él le sonrió tímidamente:
—Tomar el tiempo nunca fue mi punto fuerte.
Ella continuaba parada en la puerta, la mano en la cadera.
—Ven aquí —ordenó él.
—Debería hacerte esperar —murmuró ella mientras trepaba encima de la cama.
Él la abrazó por la cintura y en un movimiento suave la hizo rodar debajo de su cuerpo. Sus labios quedaron a centímetros de su boca, y descendió hasta encontrarla.
—Te ves muy excitante con esa ropa —la provocó—. Es una verdadera lástima que vaya a sacártela tan deprisa.
Ella se río.
—Una vergüenza terrible.
Él estiró la camisola hasta que desnudó un pecho.
—Amo tus pezones. Son perfectos. Rosados. Tan femeninos.
Hizo rodar la lengua por la fruncida puntita.
—Tienen un sabor tan dulce como su apariencia.
—Eres un miserable provocador—gimió ella.
Él tiró de la camisola hasta que los tirantes cayeron de los hombros, después continuó tirando de la tela hasta dejarla amontonada alrededor de la cintura.
—Podría chuparlos durante toda la noche.
Lamió y pellizcó las rígidas puntas. Su lengua rodeó una, dejando un rastro húmedo. Entonces la chupó y la mantuvo entre sus dientes, haciendo presión con la boca.
La mordedura del dolor mezclado con el casi insoportable placer la hizo contorsionarse debajo de él.
—Me gusta tenerte a mi merced —murmuró él—. Un día de éstos, tendré que atarte y mostrarte mi lado perverso. Apuesto que a James y Logan también les encantaría.
Oh, por Dios. Ella no había imaginado que le fuese posible estar aún más excitada, pero había estado muy equivocada. Imágenes de su cuerpo atado, sometido a cada uno de sus antojos y deseos enviaron agujas de deseo desde su vagina hasta lo más profundo de su pelvis.
—Te gustó la idea —la provocó él.
Sí, le gustaba aquella idea. Le gustaba mucho, a juzgar por su reacción.
Él bajó por su cuerpo y tiró del encaje de la cintura con los dientes. Mordisqueaba y lamía la sensitiva piel que iba quedando al descubierto.
Finalmente, terminó de retirar toda su ropa íntima y la tiró lejos. Entonces volvió a incorporarse sobre su cuerpo, y le separó las piernas acomodándose entre ellas, su grueso miembro anidando en la humedad caliente de su vagina. Ella gimió en respuesta, sintiendo arder cada terminación nerviosa.
—Jódeme —susurró ella.
Lo sintió crecer entre sus piernas.
—Dios, me encanta cuando hablas sucio —murmuró él.
Ella sonrió y clavó los dientes en su hombro.
—Maldición, mujer ¿estás intentando hacerme gozar antes de que consiga penetrarte?
—Si fueras más rápido, no tendrías que preocuparte por eso.
—Pareces impaciente —la provocó.
Llevó una mano al miembro guiándolo dentro de su abertura.
—Mucho mejor —suspiró ____ jadeante.
—Debí hacerte esperar.
Ella lo mordió nuevamente.
—Jódeme.
La penetró con un golpe poderoso. La abrazó con firmeza, manteniéndola muy cerca mientras sus caderas empezaban el vaivén entre sus piernas.
—Más fuerte —lo urgió ella.
— ¿Estás intentando matarme? —se quejó él.
—Bien duro...
El tiró de su pelo.
—Observa esto, jovencita.
Se incorporó sobre ella y asió sus piernas, le dobló las rodillas contra el pecho, y se arqueó sobre su cuerpo.
Fue deslizando hacia afuera pulgada por pulgada de su miembro con lentitud agonizante hasta que ella se quedó sin aliento. Entonces se hundió profundamente, los duros muslos golpeando sus nalgas. ____ jadeó ante la intensidad de la penetración.
—No pares —imploró cuando él se detuvo.
Le sonrió maliciosamente.
— ¿Ya no estamos tan gallitos, eh?
—Esta me la vas a pagar —susurró ____.
Carlos elevó la pelvis retirándose y detuvo sus movimientos. ____ levantó las caderas, intentando recibirlo completamente otra vez.
—Jó*deme —imploró ella, nuevamente.
Gimió y se deslizó dentro de ella.
—Me encanta una mujer boca sucia.
Ella se río.
Empezó a empujar más duro, alcanzando un ritmo impresionante. Ella intentó erguirse, respirar, pero estaba sin aliento.
Él soltó sus piernas, que cayeron sobre la cama. ____ lo abrazó, acercándolo todo lo que podía. Luego le rodeó la cintura con las piernas, encadenándolo a su cuerpo.
Se besaron ardientemente, jadeantes, las lenguas húmedas imitando los movimientos del miembro entrando y saliendo de la vagina. Las manos de Carlos se enredaban rudamente en su pelo mientras él atraía la boca de ____ hacia la suya.
Sintió la urgencia crecer en la ingle. El orgasmo avanzaba sobre ella a una velocidad que nunca había experimentado antes. No hubo ninguna lenta acumulación de tensión hacia una conflagración final. Ésta explotó alrededor de ella en una ola violenta. Todos los músculos de su cuerpo se estiraron dolorosamente y luego se relajaron en el placer como un arco disparando una flecha.
Carlos empujaba poderosamente contra ella, las caderas balanceándose adelante y atrás sobre la cama.
—Oh, maldición —jadeó él.
Sí, maldición. Se desmoronó debajo de él cuando lo sintió penetrarla profundamente de nuevo, su semilla vertiéndose en su cuerpo. Las caderas de Carlos se retorcían en espasmos mientras liberaba los chorros de su goce.
Finalmente él se dejó caer entre sus piernas, su frente descansando sobre la suya. Su respiración era entrecortada, aspirando grandes bocanadas de aire, intentando conseguir aliento.
—Vas a matarme —gimió él.
—Pero morirías feliz —dijo ella.
Rodó hasta colocarse al lado de ella y la cobijó en sus brazos.
— ¿Quieres que te prepare un baño?
Ella sonrió.
—No, no quiero salir de aquí.
—Me dejaste destruido —se lamentó él.
—Quejica.
Le pellizcó un pezón con la mano libre.
—Cierra la boca o te silenciaré deslizando dentro mi ****.
—Promesas, promesas —se burló ella.
Él se río y descansó la barbilla encima de su cabeza.
—Duérmete.
Ella suspiró.
— ¿Vas a apagar las luces o quieres que vaya yo?
Él gruñó, pero se deslizó fuera de la cama y caminó en dirección al interruptor.
Antes de alcanzarlo, las luces parpadearon y se apagaron, sumiendo el cuarto en la oscuridad.
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Mensaje por Invitado Miér 11 Sep 2013, 7:38 am

Capítulo 26

— ¿Carlos? —gritó aterrada.
Un miedo glacial serpenteó por su columna vertebral. Sabía que él no había apretado el interruptor. Ni siquiera llegó a tocarlo.
Carlos volvió rápidamente a su lado. Se puso los tejanos y le lanzó sus ropas sobre la cama.
—Vístete —ordenó.
Ella se apresuró a salir de la cama y se sacó la camisola de satén. Buscó la ropa interior y empezó a meter una pierna en ella.
—Ven conmigo —dijo Carlos, asiendo su brazo.
Él la empujó por el pasillo, el brazo curvado protectoramente a su alrededor.
— ¿Será a causa del tiempo? —preguntó ella cuando entraron en la sala de estar.
Carlos se inclinó sobre el escritorio y agarró una linterna.
—No, no creo que sea por eso.
El miedo formó una bola dura en su estómago.
— ¿Qué es, entonces?
Se volvió a ella, su rostro apenas visible en la oscuridad.
—Escúchame. Quiero que entres en el baño de visitas y te encierres con llave. Allí no hay ventanas. Quédate hasta que yo vaya a buscarte.
El terror la invadió.
— ¿Carlos, qué está pasando?
Él se inclinó y la besó con firmeza, quitándole el aliento.
—Vete.
Ella corrió. Pasó por el comedor y se lanzó por el pasillo donde estaban situadas las habitaciones para huéspedes. Buscó el camino en la oscuridad, deslizando las manos por las paredes. Abrió la puerta del baño y apresuradamente entró, trancó la cerradura y luego tanteó alrededor en la oscuridad. El lavabo, el borde del inodoro. Bajó silenciosamente la tapa del asiento y luego se sentó, encorvándose se abrazó las rodillas junto al pecho.
¿Pasaron horas o apenas minutos? Sentía que era una eternidad. ¿Dónde estaba Carlos? No oía ningún sonido, sólo la capa sofocante de oscuridad.
Entonces oyó pasos. Pasos lentos, cautelosos. Más cerca, hasta que se detuvieron del lado exterior de la puerta. Contuvo la respiración y luchó contra el pánico que amenazaba adueñarse de ella.
—____, soy yo. Abre la puerta.
Se levantó como resorte del asiento, abrió la puerta de un tirón y se lanzó en los brazos de Carlos.
— ¿Qué está pasando? — susurró.
—No estoy seguro. Verifiqué la casa, y los alrededores. Los fusibles están bien, ningún alambre cortado. Debe ser un problema en la línea.
Suspiró aliviada.
—Estaba asustada.
—Lo sé. Lo siento. Vamos a la sala de estar. Quiero que estés donde pueda verte. Voy a encender el fuego.
Ella lo siguió por el pasillo, su mano prendida con firmeza en la de él. Cuando entraron en la sala de estar, una sombra surgió en su línea de visión. Antes de que pudiera reaccionar, sonó un disparo y Carlos fue abatido. Cayó en el suelo, a sus pies.
____ gritó. ¡Oh Dios, Carlos había sido alcanzado! Se dejó caer al suelo, indiferente al peligro que corría.
— ¡Carlos! ¡Carlos! —gritó.
Deslizó las manos por su pecho, sintiendo el tacto cálido y pegajoso. Sangre.
El dolor estalló en su cabeza, cuando alguien la obligó a levantarse tirándole de los pelos.
Reaccionó con furia, pateando y revolviéndose. La figura oscura la arrojó lejos de su cuerpo y ella se golpeó contra la pared. Antes de poder correr, estaba sobre ella. Le golpeó la cara con el dorso de la mano, tirándola al suelo.
Se quedó acostada allí, aturdida, el dolor relampagueando en sus ojos. El atacante le empujó las manos a la espalda y se las esposó. Luchó de modo salvaje, pero él la mantenía inmovilizada contra el suelo con la rodilla. Él le dobló las piernas, y poniéndolas juntas también las esposó por los tobillos.
— ¡Suéltame, bastardo! —gritó ella.
La golpeó nuevamente, luego metió un trapo en su boca. Después amarró un pañuelo alrededor de su cabeza, asegurando la mordaza. Con la rodilla apretando firmemente en la espalda de ella, rebuscó por un minuto y entonces lo oyó discando en un teléfono. Estaba llamando a alguien. ¿A quién?
—La tengo —dijo—. Sí. Ya me hice cargo —escuchó por un minuto—. La llevo a la cabaña. Está en un lugar remoto. Nadie la hallará, me aseguraré de atar todos los cabos sueltos.
Cerró el teléfono y la asió por un brazo, poniéndola en pie.
—Tú y yo vamos a dar un paseo, perra.
Él la arrastró en dirección a la puerta, y ella miró intensamente hacia donde había caído Carlos, intentando verlo en la escasa luz. Lágrimas anegaron sus ojos. Carlos. Oh, Dios. Ese bastardo lo había matado.
Sollozos salían de su garganta, escapando por la mordaza. Sintió el golpe de aire frío en las piernas desnudas cuando el atacante la empujó afuera a la nieve. Su pijama no ofrecía suficiente protección contra el frío.
Como si ella no pesara nada, el hombre la lanzó arriba de su hombro y se dirigió a la carretera. Algunos minutos más tarde, se detuvo y la echó en la cuneta.
Miró hasta ver un vehículo oscuro, algún tipo de camioneta. El hombre abrió la puerta, luego se volvió para levantarla. La lanzó a la parte de atrás, ella aterrizó con un golpe seco que la dejó sin respiración.
Atrancó la puerta, y segundos más tarde, oyó la puerta del conductor abrirse y el motor siendo encendido.
El pesar y la ira la inundaron en remolinos, una tormenta que no podía controlar. Ignoró el frío, sus heridas, sólo podía pensar en Carlos inánime tirado en el suelo.
La camioneta tomó una curva, haciéndola rodar. Algo suave y frío se deslizó hacia su barbilla. Le llevó un momento darse cuenta de que era un teléfono celular. Él debía haberlo dejado caer cuando la lanzó atrás.
Su corazón palpitaba furiosamente mientras intentaba encontrar una manera de usar el teléfono. Sus manos estaban amarradas detrás de la espalda, sus piernas también estaban atadas, y su boca estaba amordazada.
Primero necesitaba librarse de la mordaza. Frotó la cabeza repetidamente por el suelo, intentando deslizar el pañuelo hacia abajo. Después de varias y agonizantes tentativas, sintió que el pañuelo se movía y aflojaba. Restregó la mejilla hasta que finalmente logró que el pañuelo bajara alrededor del cuello.
Masticó y trabajó con la lengua, empujando el trapo fuera de su boca. Finalmente cayó y ella respiró en grandes jadeos, intentando calmar su pánico.
Conseguir abrir el teléfono sería otra batalla. Rodó y contorsionó el cuerpo, sacudiéndose. Movió los dedos, buscando, hasta alcanzar el teléfono. Los dedos se deslizaron por la superficie hasta que consiguió abrirlo.
Palpó los botones, intentando descubrir cuál era cual. Con torpeza, apretó uno, después otro, hasta finalmente lograr introducir la secuencia del número del teléfono celular de James. Luego buscó a tientas y presionó el botón para enviar la llamada, rogando haber adivinado correctamente.
En cuanto apretó el último botón, rodó y se retorció, girando hasta que su boca y oreja quedaron cerca del receptor.
Que atienda, rezó ella. Por favor, que atienda.
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Mensaje por Invitado Jue 12 Sep 2013, 3:39 pm

Capítulo 27

El frío cortante atravesó el pesado abrigo de James. Finalmente fueron capaces de encontrar una ligera huella en la nieve, a casi una milla fuera de la ciudad. Él y Logan alumbraron el terreno con las linternas, moviéndose tan rápido como podían a través de la ventisca.
Caían copos y húmedos, cubriendo las huellas casi tan rápido como las descubrían.
—Hay una choza justo delante —le gritó James a Cintia, quién venía en la retaguardia.
Avanzaron la distancia restante, por la fuerte ventisca, hasta llegar a la vieja choza que estaba a pocos pasos. Cogió el rifle y se lo echó sobre el hombro, preparándose para disparar.
Logan caminaba detrás de él, apuntando la puerta con el rifle.
—Ilumina la puerta, entraré —ordenó James.
Contó hasta tres y embistió la vieja puerta de madera. Se rompió y James tropezó hacia dentro. Logan se apresuró detrás de él, iluminando, mientras tenía el arma preparada.
— ¡Allí, en el rincón! —exclamó James.
Cintia entró detrás de ellos, con la pistola en la mano.
— ¿Encontraron algo? —preguntó ella jadeante.
James no contestó. Su atención estaba enfocada en el pequeño niño acurrucado en el rincón de la choza. Arrodillándose en frente del niño, James alcanzó y tocó la fría piel del niño.
Para su alivio, el niño se meció y abrió sus ojos.
—Gracias a Dios —murmuró James.
Inmediatamente, Cintia empezó a dar órdenes por el radio, mientras daba su posición. Pidió EMS y pidió al operador que informe los padres que el niño había sido encontrado.
—Sean —dijo James suavemente—. Hemos llegado a llevarte a casa.
—El hombre malo dijo que no podía volver a casa —tartamudeó Sean—. No hasta…
— ¿No hasta qué? —exigió Cintia.
Con la ceja fruncida en confusión y los labios temblando por el frío, Sean contestó:
—Dijo que tenía que cumplir mi objetivo. ¿Que significa?
James miró a los otros y encogió los hombros. ¿Qué chalado raptaba a un niño y lo dejaba para morir de frío?
Se agachó y cogió a Sean, acunándole en los brazos.
—Te llevaremos a casa, Sean. Tu madre estuvo muy preocupada.
—No dejes que el hombre malo le haga daño —murmuró Sean contra la camisa de James.
—No te preocupes, hijo. No podrá herir a tu madre.
Sean levantó la cabeza.
—No a mamá. La mujer. El hombre malo dijo que iba a ocuparse de una mujer.
Helados escalofríos de miedo empezaron a recorrer el cuerpo de James. Miró a los otros, y el terror empezó a llenarle.
—Cógelo —ordenó a Logan.
Después de que Logan tomó al niño en los brazos, James buscó su teléfono. Marcó el número de la casa y esperó mientras sonaba. Dejó sonar veinte veces antes de renunciar. Juró por lo bajo.
—Es medianoche —dijo Cintia—. Probablemente están durmiendo.
—Ya, y mi señal es mala —dijo James, intentando disipar la horrible premonición que sentía—. Volveré a intentarlo cuando lleguemos a la ciudad.
— ¿Preparados para irse? —preguntó Cintia mientras aseguraba la cuerda del trineo.
Logan dejó a Sean en el trineo y lo arropó con el edredón. Después, él y James cogieron la cuerda y empezaron a empujar el trineo por la nieve. Había como una hora hasta la ciudad, y James estaba muy preocupado.
Cuarenta cinco minutos más tarde, sin aliento y avanzando lentamente por la nieve, James y Logan se pararon un momento para descansar.
—Ya no queda mucho —dijo Cintia.
James asintió, sin aliento para contestar. Su móvil sonó, acabando con el silencio de la noche. James dejó la cuerda y buscó frenéticamente el teléfono y contestó:
—Habla James.
—James... —la voz de ____, débil y trémula, se escuchó por la línea.
—¿____? —se sentía aliviado.
—James, gracias a Dios —la voz parecía un poco más fuerte—. No tengo mucho tiempo. —Podía oír lágrimas en su voz, y se sintió aterrado—. Mató a Carlos —sollozó ella.
La sangre de James se heló.
—____, ____, ¿cariño, dónde estás? ¿Estás bien? —gritó.
—No sé donde estoy —contestó, la voz estaba desesperada—. Él me llevó. Por favor ven a buscarme —la voz se rompió.
— ¡Maldita bruja, dame esto!
James apretó el teléfono, paralizado, mientras oía la escena del otro lado del teléfono. ____ llorando. James oyó una bofetada. Y el teléfono se colgó.
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