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CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
hola susy.. como estas?? me tardo unbuen, para que sean largos,,, pero como les guste!! yo también odio la sangre pero no a tal punto jajajajaj ahora la sigo hermosa.. te leo prontoSusy escribió::3 oww lou se mareo con la sangre ^^ y harry se preocupo por el, Amooo que subas capitulos largos *-* son mi adoración, ¡Entre mas largos mejor! :3 espero la sigas muuy pronto, esperare ansiosa.
diana perez tellez
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
hola, como puedo llamarte?narutiana escribió:Hello soy yo de nuevo,acosandote okno :3 jajajajja
como estas?ya viste this is us??? es taaaan perfect y iuymjrgfds
sin luz una semana?wou y yo me quejaba del internet,yo me muero sin una semana sin luz jajajjaa te entiedno :3
Y alreves,yo no entiendo eso de los pies,jajajaj xq vos dijiste una parte en que louis no iba al baile porque habia heredado de charlie un prolema algo asi y es que no entendi :3 (perdon si pongo mucho :3 ,es costumbre jajajaja :3 )
No tranquila,no me atosigas,al revez,me gusta que me hables mas asi te consco mejor :3 , me caes muy bien sabes?y hacer un maraton solo por mi?hay sos una genia te amo sabias??okya ajajaj
antes de irme,una pregunta,de que pais sos?yo de uruguay :3
bss y cuidate :3
para nada no me acosas... tu dime diana! ok?
estoy muy bien,,, y tu? espero que igual...
y si ya la vi.. 2 veces y las dos llore como bebe.. jajajajajaja es hermosa....
yo casi me andaba muriendo en serio.... gracias por entenderme.
ah, lo dijo de una forma ironica... es malo bailando por que es muy torpe y descoordinado y Charlie igual por eso dice que lo heredo de el.. jajajaja ntp es difícil de entender y recuerda cada que tengas una duda hasme la saber y yo te la resuelvo.. y bueno.. que quieres que te cuente de mi? tu solo dime y yo te platico.. yo soy de mexico jajajajajaja, y uruguay? como es? bueno besos igual y cuídate... por cierto cuantos años tienes?
diana perez tellez
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
jajajaj me alegra que te guste amor... Larry es 100% mejor.... ahora la sigo y hare un maratón!!! solo esperame una media hora mas....nos vemos..FUTURESTYLES escribió:wow este cap me encanto en crepusculo jaja (como todos) PERO EN LARRY ES AUN MEJOR!!!!! SIGUELA ¿PODRIAS HACER UNA MARATON!!!!? JJAJAJJA LA ADORO SIGUELA ;)
diana perez tellez
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
jajajaja no se porque me imagine a ti hablando super rápido jajajajaja y me dio mucha risa ...:roll: bueno lo siento.. majoo... majitooo majitoo mia... jajajajajja Harry es super bipolar... jajajajaja. el olor a sangre no se como huelel jajajajaj:happyforeveral nos vemos te amo , comenta muchooooMajooSancheezz escribió:SIGUELA PRONTO ME ENCANTA! HARRY HARRY TAN BIPOLAR... Y LOUIS TAN PROPENSO A LOS ACCIDENTES. EL OLOR A SANGRE ES RARO. XD
diana perez tellez
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
jajajajajajaj hola... siéntete muuuy especial.. jajajaja en serio....TomlinsonLover escribió:
GRACIAS! awww me siento especial ah jajajajaja
no se si soy mas feliz porque la sigas por mi o ..
que la sigas simplemente jajaja
pero bueno, soy feliz !
este capitulo fjksafjksahfjk me mata este capitulo!
me dio mucha bronca cuando lei el libro y vi la peli
que no hayan puesto estas dos cosas importantes en
la pelicula, osea sintio el olor a la sangre y la primera charla
harry es tan fklsjfa bipolar jajajajja
y louis es tan tierno, nose me dan ganas de abrazarlo
*como que con bella no me pasa*
el proximo capitulo viene Zayn ya no? creo que voy a morir
de emocion! porque jacob me cae mal ¬ pero siendo zayn OMG
de todo el libro, tengo q admitir que este es uno de mis favoritos.
pasan tantas cosas entre ellos hablan mucho, se conocen mas,
el prefiere irse bien al infierno que alejarse de lou, lo de la sangre,
lo de mike tonto jajajajaj ame ame
seguila pronto!
*cumplo mis promesas, asi que aca me vas a tener hasta el
ultimo, ultimo capitulo
un beso (:
es que no se fue medio raro.. por que yo me vi la película un monton de veces.. y ahora solo lei el libro y me quede asi de :x :x :evil: :evil: que paso?? y me enoje y le dije a mi mama y ella me dijo 'tienen que cambiar la trama' y yo asi de TRAICION jajajajajaj ok , ya déjame no,no es cierto... no me dejes:lloro: :wut:
y yo amo a Jacob... por que es como que ayuda a bella cuando Edward se va y es asi como, ,, bella lo ama y ahora lo puse como zayn por que dije... zouis es totalmente me encanta... en serio zouis ZOUIS... Y wow... dije primero liam.. y luego dije...nah... zouis... y ahora la sigo amor, espero y te gusten .... besos!!!
diana perez tellez
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
Cuentos de Miedo
En realidad, cuando me senté en mi habitación e intenté concentrarme en la lectura del tercer acto de Macbeth, estaba atento a ver si oía el motor de mi coche. Pensaba que podría escuchar el rugido del motor por encima del tamborileo de la lluvia, pero, cuando aparté la cortina para mirar de nuevo, apareció allí de repente.
No esperaba el viernes con especial interés, sólo consistía en reasumir mi vida sin expectativas. Hubo unos pocos comentarios, por supuesto. Mike parecía tener un interés especial por comentar el tema, pero, por fortuna, Jessica había mantenido el pico cerrado y nadie parecía saber nada de la participación de Harry. No obstante, Mike me formuló un montón de preguntas acerca de mi almuerzo y en clase de Trigonometría me dijo:
— ¿Qué quería ayer Harry Styles?
—No lo sé —respondí con sinceridad—. En realidad, no fue al grano.
—Parecías como enfadado —comentó a ver si me sonsacaba algo.
— ¿Sí? — mantuve el rostro inexpresivo.
—Ya sabes, nunca antes le había visto sentarse con nadie que no fuera su familia. Era extraño.
—Extraño en verdad —coincidí.
Parecía asombrado. Se alisó sus cabellos oscuros con impaciencia. Supuse que esperaba escuchar cualquier cosa que le pareciera una buena historia que contar.
Lo peor del viernes fue que, a pesar de saber que él no iba a estar presente, aún albergaba esperanzas. Cuando entré en la cafetería en compañía de Jessica y Mike, no pude evitar mirar la mesa en la que Rosalie, Liam y Niall se sentaban a hablar con las cabezas juntas. No pude contener la melancolía que me abrumó al comprender que no sabía cuánto tiempo tendría que esperar antes de volverlo a ver.
En mi mesa de siempre no hacían más que hablar de los planes para el día siguiente. Jessica volvía a estar animado, depositaba mucha fe en el hombre del tiempo, que vaticinaba sol para el sábado. Tenía que verlo para creerlo, pero hoy hacía más calor, casi doce grados. Puede que la excursión no fuera del todo espantosa.
Intercepté unas cuantas miradas poco amistosas por parte de Lauren durante el almuerzo, hecho que no comprendí hasta que salimos juntos del comedor. Estaba justo detrás de ella, a un solo pie de su pelo rubio, lacio y brillante, y no se dio cuenta, desde luego, cuando oí que le murmuraba a Jessica:
—No sé por qué Louis—sonrió con desprecio al pronunciar mi nombre— es un hombre. No pensé que tuviera esos gustos.
Hasta ese momento no me había percatado de la voz tan nasal y estridente que tenía, y me sorprendió la malicia que destilaba. En realidad, no la conocía muy bien; sin duda, no lo suficiente para que me detestara..., o eso había pensado.
—Es mi amigo, se sienta con nosotros —le replicó en susurros Jessica, con mucha lealtad, pero también de forma un poquito posesiva. Me detuve para permitir que Mike y Eric me adelantaran. No quería oír nada más.
Durante la cena de aquella noche, Charlie parecía entusiasmado por mi viaje a La Push del día siguiente. Sospecho que se sentía culpable por dejarme solo en casa los fines de semana, pero había pasado demasiados años forjando unos hábitos para romperlos ahora. Conocía los nombres de todos los chicos que iban, por supuesto, y los de sus padres y, probablemente, también los de sus tatarabuelos. Parecía aprobar la excursión. Me pregunté si aprobaría mi plan de ir en coche a Seattle con Harry Styles. Tampoco se lo iba a decir.
—Papá —pregunté como por casualidad—, ¿conoces un lugar llamado Goat Rocks, o algo parecido? Creo que está al sur del monte Rainier.
—Sí... ¿Por qué?
Me encogí de hombros.
—Algunos chicos comentaron la posibilidad de acampar allí.
—No es buen lugar para acampar —parecía sorprendido—. Hay demasiados osos. La mayoría de la gente acude allí durante la temporada de caza.
—Oh —murmuré—, tal vez haya entendido mal el nombre.
Pretendía dormir hasta tarde, pero un insólito brillo me despertó. Abrí los ojos y vi entrar a chorros por la ventana una límpida luz amarilla. No me lo podía creer. Me apresuré a ir a la ventana para comprobarlo, y efectivamente, allí estaba el sol. Ocupaba un lugar equivocado en el cielo, demasiado bajo, y no parecía tan cercano como de costumbre, pero era el sol, sin duda. Las nubes se congregaban en el horizonte, pero en el medio del cielo se veía una gran área azul. Me demoré en la ventana todo lo que pude, temeroso de que el azul del cielo volviera a desaparecer en cuanto me fuera.
La tienda de artículos deportivos olímpicos de Newton se situaba al extremo norte del pueblo. La había visto con anterioridad, pero nunca me había detenido allí al no necesitar ningún artículo para estar al aire libre durante mucho tiempo. En el aparcamiento reconocí el Suburban de Mike y el Sentra de Tyler. Vi al grupo alrededor de la parte delantera del Suburban mientras aparcaba junto a ambos vehículos. Eric estaba allí en compañía de otros dos chicos con los que compartía clases; estaba casi seguro de que se llamaban Ben y Conner. Jess también estaba, flanqueada por Angela y Lauren. Las acompañaban otras tres chicas, incluyendo una a la que recordaba haberle rechazado el viernes al baile. Esta me dirigió una mirada asesina cuando bajé del coche, y le susurró algo a Lauren, que se sacudió la dorada melena y me miró con desdén.
De modo que aquél iba a ser uno de esos días.
Al menos Jessica se alegraba de verme.
— ¡Has venido! —gritó encantada—. ¿No te dije que hoy iba a ser un día soleado?
—Y yo te dije que iba a venir —le recordé.
—Sólo nos queda esperar a Lee y a Samantha, a menos que tú hayas invitado a alguien —agregó.
—No —mentí con desenvoltura mientras esperaba que no me descubriera y deseando al mismo tiempo que ocurriese un milagro y apareciera Harry.
Jessica pareció satisfecha.
— ¿Montarás en mi coche? Es eso o la minifurgoneta de la madre de Lee.
—Claro.
Sonrió gozosa. ¡Qué fácil era hacer feliz a Jessica!
—Podrás sentarte junto a la ventanilla —me prometió. Oculté mi mortificación. No resultaba tan sencillo hacer felices a Mike y a Jessica al mismo tiempo. Ya lo veía mirándonos ceñudo.
No obstante, el número jugaba a mi favor. Lee trajo a otras dos personas más y de repente se necesitaron todos los asientos. Me las arreglé para situar a Mike en el asiento delantero del Suburban, entre Jessica y yo. Jessica podía haberse comportado con más elegancia, pero al menos Mike parecía aplacado.
Entre La Push y Forks había menos de veinticinco kilómetros de densos y vistosos bosques verdes que bordeaban la carretera. Debajo de los mismos serpenteaba el caudaloso río Quillayute. Me alegré de tener el asiento de la ventanilla. Giré la manivela para bajar el cristal —el Suburban resultaba un poco claustrofóbico con nueve personas dentro— e intenté absorber tanta luz solar como me fue posible.
Había visto las playas que rodeaban La Push muchas veces durante mis vacaciones en Forks con Charlie, por lo que ya me había familiarizado con la playa en forma de media luna de más de kilómetro y medio de First Beach. Seguía siendo impresionante. El agua de un color gris oscuro, incluso cuando la bañaba la luz del sol, aparecería coronada de espuma blanca mientras se mecía pesadamente hacia la rocosa orilla gris. Las paredes de los escarpados acantilados de las islas se alzaban sobre las aguas del malecón metálico. Estos alcanzaban alturas desiguales y estaban coronados por austeros abetos que se elevaban hacia el cielo. La playa sólo tenía una estrecha franja de auténtica arena al borde del agua, detrás de la cual se acumulaban miles y miles de rocas grandes y lisas que, a lo lejos, parecían de un gris uniforme, pero de cerca tenían todos los matices posibles de una piedra: terracota, verdemar, lavanda, celeste grisáceo, dorado mate. La marca que dejaba la marea en la playa estaba sembrada de árboles de color ahuesado —a causa de la salinidad marina— arrojados a la costa por las olas.
Una fuerte brisa soplaba desde el mar, frío y salado. Los pelícanos flotaban sobre las ondulaciones de la marea mientras las gaviotas y un águila solitaria las sobrevolaban en círculos. Las nubes seguían trazando un círculo en el firmamento, amenazando con invadirlo de un momento a otro, pero, por ahora, el sol seguía brillando espléndido con su halo luminoso en el azul del cielo.
Elegimos un camino para bajar a la playa. Mike nos condujo hacia un círculo de lefios arrojados a la playa por la marea. Era obvio que los habían utilizado antes para acampadas como la nuestra. En el lugar ya se veía el redondel de una fogata cubierto con cenizas negras. Eric ,el chico que, según creía, se llamaba Ben y yo recogimos ramas rotas de los montones más secos que se apilaban al borde del bosque, y pronto tuvimos una fogata con forma de tipi encima de los viejos rescoldos.
— ¿Has visto alguna vez una fogata de madera varada en la playa? —me preguntó Jessica.
Me sentaba en un banco de color blanquecino. En el otro extremo se congregaban las demás chicas, que chismorreaban animadamente. Jessica se arrodilló junto a la hoguera y encendió una rama pequeña con un mechero.
—No —reconocí mientras élla lanzaba con precaución la rama en llamas contra el tipi.
—Entonces, te va a gustar... Observa los colores.
Prendió otra ramita y la depositó junto a la primera. Las llamas comenzaron a lamer con rapidez la lefia seca.
— ¡Es azul! —exclamé sorprendido.
—Es a causa de la sal. ¿Precioso, verdad? Igual que tu.- dijo en voz baja. Pero logre escucharla.
Encendió otra más y la colocó allí donde el fuego no había prendido y luego vino a sentarse a mi lado. Por fortuna, Mike estaba junto a élla, al otro lado. Se volvió hacia Jessica y reclamó su atención. Contemplé las fascinantes llamas verdes y azules que chisporroteaban hacia el cielo.
Después de media hora de cháchara, algunos chicos quisieron dar una caminata hasta las marismas cercanas. Era un dilema. Por una parte, me encantan las pozas que se forman durante la bajamar. Me han fascinado desde niño; era una de las pocas cosas que me hacían ilusión cuando debía venir a Forks, pero, por otra, también me caía dentro un montón de veces. No es un buen trago cuando se tiene siete años y estás con tu padre. Eso me recordó la petición de Harry, de que no me cayera al mar.
Lauren fue quien decidió por mí. No quería caminar, ya que calzaba unos zapatos nada adecuados para hacerlo. Unos toms. La mayoría de las otras chicas, incluidos Mike y Angela, decidieron quedarse también en la playa. Esperé a que Tyler y Eric se hubieran comprometido a acompañarlas antes de levantarme con sigilo para unirme al grupo de caminantes. Jessica me dedicó una enorme sonrisa cuando vio que también iba.
La caminata no fue demasiado larga, aunque me fastidiaba perder de vista el cielo al entrar en el bosque. La luz verde de éste difícilmente podía encajar con las risas juveniles, era demasiado oscuro y aterrador para estar en armonía con las pequeñas bromas que se gastaban a mí alrededor. Debía vigilar cada paso que daba con sumo cuidado para evitar las raíces del suelo y las ramas que había sobre mi cabeza, por lo que no tardé en rezagarme. Al final me adentré en los confines esmeraldas de la foresta y encontré de nuevo la rocosa orilla. Había bajado la marea y un río fluía a nuestro lado de camino hacia el mar. A lo largo de sus orillas sembradas de guijarros había pozas poco profundas que jamás se secaban del todo. Eran un hervidero de vida.
Tuve buen cuidado de no inclinarme demasiado sobre aquellas lagunas naturales. Los otros fueron más intrépidos, brincaron sobre las rocas y se encaramaron a los bordes de forma precaria. Localicé una piedra de apariencia bastante estable en los aledaños de una de las lagunas más grandes y me senté con cautela, fascinado por el acuario natural que había a mis pies. Ramilletes de brillantes anémonas se ondulaban sin cesar al compás de la corriente invisible. Conchas en espiral rodaban sobre los repliegues en cuyo interior se ocultaban los cangrejos. Una estrella de mar inmóvil se aferraba a las rocas, mientras una rezagada anguila pequeña de estrías blancas zigzagueaba entre los relucientes juncos verdes a la espera de la pleamar. Me quedé completamente absorto, a excepción de una pequeña parte de mi mente, que se preguntaba qué estaría haciendo ahora Harry e intentaba imaginar lo que diría de estar aquí conmigo.
Finalmente, los muchachos sintieron apetito y me levanté con rigidez para seguirlos de vuelta a la playa. En esta ocasión intenté seguirles el ritmo a través del bosque, por lo que me caí unas cuantas veces, cómo no. Me hice algunos rasguños poco profundos en las palmas de las manos, y las rodillas de mis vaqueros se riñeron de verdín, pero podía haber sido peor.
Cuando regresamos a First Beach, el grupo que habíamos dejado se había multiplicado. Al acercarnos pude ver el tupido y reluciente pelo negro y la piel cobriza de los recién llegados, unos adolescentes de la reserva que habían acudido para hacer un poco de vida social.
La comida ya había empezado a repartirse, y los chicos se apresuraron para pedir que la compartieran mientras Angela nos presentaba al entrar en el círculo de la fogata. Eric y yo fuimos los últimos en llegar y me di cuenta de que el más joven de los recién llegados, sentado sobre las piedras cerca del fuego, alzó la vista para mirarme con interés cuando Angela pronunció nuestros nombres. Me senté junto a Eric, y Jessica nos trajo unos sandwiches y una selección de refrescos para que eligiéramos mientras el chico que tenía aspecto de ser el mayor de los visitantes pronunciaba los nombres de los otros siete jóvenes que lo acompañaban. Todo lo que pude comprender es que una de las chicas también se llamaba Jessica y que el muchacho cuya atención había despertado respondía al nombre de Zayn.
Resultaba relajante sentarse con Eric, era una de esas personas sosegadas que no sentían la necesidad de llenar todos los silencios con cotorreos. Me dejó cavilar tranquilamente sin molestarme mientras comíamos. Pensaba de qué forma tan deshilvanada transcurría el tiempo en Forks; a veces pasaba como en una nebulosa, con unas imágenes únicas que sobresalían con mayor claridad que el resto, mientras que en otras ocasiones cada segundo era relevante y se grababa en mi mente. Sabía con exactitud qué causaba la diferencia y eso me perturbaba.
Las nubes comenzaron a avanzar durante el almuerzo. Se deslizaban por el cielo azul y ocultaban de forma fugaz y momentánea el sol, proyectando sombras alargadas sobre la playa y oscureciendo las olas. Los chicos comenzaron a alejarse en duetos y tríos cuando terminaron de comer. Algunos descendieron hasta el borde del mar para jugar a la cabrilla lanzando piedras sobre la superficie agitada del mismo. Otros se congregaron para efectuar una segunda expedición a las pozas.Jessica, con Mike convertido en su sombra, encabezó otra a la tienda de la aldea. Algunos de los nativos los acompañaron y otros se fueron a pasear. Para cuando se hubieron dispersado todos, me había quedado sentado solo sobre un leño, con Lauren y Tyler muy ocupados con un reproductor de CD que alguien había tenido la ocurrencia de traer, y tres adolescentes de la reserva situados alrededor del fuego, incluyendo al jovencito llamado Zayn y al más adulto, el que había actuado de portavoz.
A los pocos minutos, Eric se fue con los paseantes y Zayn acudió andando despacio para sentarse en el sitio libre que aquél había dejado a mi lado. A juzgar por su aspecto debería tener 17, tal vez18 años. Llevaba el brillante pelo tupido haciendo una especie de bulto sobre la nuca. Tenía una preciosa piel sedosa de color apiñonado y ojos oscuros sobre los pómulos pronunciados. Aún quedaba un ápice de la redondez de la infancia alrededor de su mentón. En suma, tenía un rostro muy bonito. Sin embargo, sus primeras palabras estropearon aquella impresión positiva.
—Tú eres William Tomlinson, ¿verdad?
Aquello era como empezar otra vez el primer día del instituto.
—Louis—dije con un suspiro.
—Me llamo Zayn Malik—me tendió la mano con gesto amistoso—. Tú compraste el coche de mi papá.
—Oh—dije aliviado mientras le estrechaba la suave mano—. Eres el hijo de Billy. Probablemente debería acordarme de ti.
—No, soy el benjamín... Deberías acordarte de mis hermanos mayores.
—Josh y Paul—recordé de pronto.
Charlie y Billy nos habían abandonado juntos muchas veces para mantenernos ocupados mientras pescaban. Todos éramos demasiado tímidos para hacer muchos progresos como amigos. Por supuesto, había montado las suficientes rabietas para terminar con las excursiones de pesca cuando tuve once años.
— ¿Han venido? —inquirí mientras examinaba a las chicos que estaban al borde del mar preguntándome si sería capaz; de reconocerlos ahora.
—No —Zayn negó con la cabeza—.Josh tiene una beca del Estado de Washington y Paul se casó con una surfista muy linda. Ahora vive en Hawai.
— ¿Está casado? Vaya —estaba atónito. Los gemelos apenas tenían un año más que yo.
— ¿Qué tal te funciona el monovolumen? —preguntó.
—Me encanta, y va muy bien.
—Sí, pero es muy lento —se rió—. Respiré aliviado cuando Charlie lo compró. Papá no me hubiera dejado ponerme a trabajar en la construcción de otro coche mientras tuviéramos uno en perfectas condiciones.
—No es tan lento —objeté.
— ¿Has intentado pasar de sesenta?
—No.
—Bien. No lo hagas.
Esbozó una amplia sonrisa y no pude evitar devolvérsela.
—Eso lo mejora en caso de accidente —alegué en defensa de mi automóvil.
—Dudo que un tanque pudiera con ese viejo dinosaurio —admitió entre risas.
—Así que fabricas coches... —comenté, impresionado.
—Cuando dispongo de tiempo libre y de piezas. ¿No sabrás por un casual dónde puedo adquirir un cilindro maestro para un Volkswagen Rabbit del ochenta y seis? —añadió jocosamente. Tenía una voz amable y ronca.
—Lo siento —me eché a reír—. No he visto ninguno últimamente, pero estaré ojo avizor para avisarte.
Como si yo supiera qué era eso. Era muy fácil conversar con él. Exhibió una sonrisa radiante y me contempló en señal de apreciación, de una forma que había aprendido a reconocer. No fui el único que se dio cuenta.
— ¿Conoces a Louis, Zayn? —preguntó Lauren desde el otro lado del fuego con un tono que yo imaginé como insolente.
—En cierto modo, hemos sabido el uno del otro desde que nací —contestó entre risas, y volvió a sonreírme.
— ¡Qué bien!
No parecía que fuera eso lo que pensara, y entrecerró sus pálidos ojos de besugo.
—Louis—me llamó de nuevo mientras estudiaba con atención mi rostro—, le estaba diciendo a Tyler que es una pena que ninguno de los Styles haya venido hoy. ¿Nadie se ha acordado de invitarlos?
Su expresión preocupada no era demasiado convincente.
— ¿Te refieres a la familia del doctor Carlisle Styles? —preguntó el mayor de los chicos de la reserva antes de que yo pudiera responder, para gran irritación de Lauren. En realidad, tenía más de hombre que de niño y su voz era muy grave.
—Sí, ¿los conoces? —preguntó con gesto condescendiente, volviéndose en parte hacia él.
—Los Styles no vienen aquí —respondió en un tono que daba el tema por zanjado e ignorando la pregunta de Lauren.
Tyler le preguntó a Lauren qué le parecía el CD que sostenía en un intento de recuperar su atención. Ella se distrajo.
Contemplé al desconcertante joven de voz profunda, pero él miraba a lo lejos, hacia el bosque umbrío que teníamos detrás de nosotros. Había dicho que los Styles no venían aquí, pero el tono empleado dejaba entrever algo más, que no se les permitía, que lo tenían prohibido. Su actitud me causó una extraña impresión que intenté ignorar sin éxito. Zayn interrumpió el hilo de mis cavilaciones.
— ¿Aún te sigue volviendo loco Forks?
—Bueno, yo diría que eso es un eufemismo —hice una mueca y él sonrió con comprensión.
Le seguía dando vueltas al breve comentario sobre los Styles y de repente tuve una inspiración. Era un plan estúpido, pero no se me ocurría nada mejor. Albergaba la esperanza de que el joven Zayn fuera lo que mis sospechas pretendían, y se interesara por mi, que fuera gay, por lo que no tendría que disculparme después. Si no lo era.
— ¿Quieres bajar a dar un paseo por la playa conmigo? —le pregunté mientras intentaba imitar la forma en que Harry me miraba a través de los párpados. No iba a causar el mismo efecto, estaba seguro, pero Zayn se incorporó de un salto con bastante predisposición.
Las nubes terminaron por cerrar filas en el cielo, oscureciendo las aguas del océano y haciendo descender la temperatura, mientras nos dirigíamos hacia el norte entre rocas de múltiples tonalidades, en dirección al espigón de madera. Metí las manos en los bolsillos de mi chaquetón.
—De modo que tienes... ¿diesiete años? —le pregunté al tiempo que intentaba no parecer un idiota cuando parpadeé como había visto hacer en la televisión.
—Acabo de cumplir diesciocho—confesó adulado.
— ¿De verdad? —mi rostro se llenó de una falsa expresión de sorpresa—. Hubiera jurado que eras menor.
—Soy alto para mi edad —explicó.
— ¿Subes mucho a Forks? —pregunté con malicia, simulando esperar un sí por respuesta. Me vi como un tonto y temí que, disgustado, se diera la vuelta tras acusarme de ser un farsante, pero aún parecía adulado.
—No demasiado —admitió con gesto de disgusto—, pero podré ir las veces que quiera en cuanto haya terminado el coche. .. y tenga el carné —añadió.
— ¿Quién era ese otro chico con el que hablaba Lauren? Parecía un poco viejo para andar con nosotros —me incluí a propósito entre los más jóvenes en un intento de dejarle claro que le prefería a él.
—Es Sam y tiene diecinueve años —me informó Zayn.
— ¿Qué era lo que decía sobre la familia del doctor? —pregunté con toda inocencia.
— ¿Los Syles? Se supone que no se acercan a la reserva.
Desvió la mirada hacia la Isla de James mientras confirmaba lo que creía haber oído de labios de Sam.
— ¿Por qué no?
Me devolvió la mirada y se mordió el labio.
—Vaya. Se supone que no debo decir nada.
—Oh, no se lo voy a contar a nadie. Sólo siento curiosidad.
Probé a esbozar una sonrisa tentadora al tiempo que me preguntaba si no me estaba pasando un poco, aunque él me devolvió la sonrisa y pareció tentado. Luego enarcó una ceja y su voz fue más ronca cuando me preguntó con tono agorero:
—¿Te gustan las historias de miedo?
—Me encantan —repliqué con entusiasmo, esforzándome para sonar convicente.
Zayn paseó hasta un árbol cercano varado en la playa cuyas raíces sobresalían como las patas de una gran araña blancuzca. Se apoyó levemente sobre una de las raíces retorcidas mientras me sentaba a sus pies, apoyándome sobre el tronco. Contempló las rocas. Una sonrisa pendía de las comisuras de sus labios carnosos y supe que iba a intentar hacerlo lo mejor que pudiera. Me esforcé para que se notara en mis ojos el vivo interés que yo sentía.
—¿Conoces alguna de nuestras leyendas ancestrales? —comenzó—. Me refiero a nuestro origen, el de los quileutes.
—En realidad, no —admití.
—Bueno, existen muchas leyendas. Se afirma que algunas se remontan al Diluvio. Supuestamente, los antiguos quileutes amarraron sus canoas a lo alto de los árboles más grandes de las montañas para sobrevivir, igual que Noé y el arca —me sonrió para demostrarme el poco crédito que daba a esas historias—. Otra leyenda afirma que descendemos de los lobos, y que éstos siguen siendo nuestros hermanos. La ley de la tribu prohíbe matarlos.
»Y luego están las historias sobre los fríos.
— ¿Los fríos? —pregunté sin esconder mi curiosidad.
—Sí. Las historias de los fríos son tan antiguas como las de los lobos, y algunas son mucho más recientes. De acuerdo con la leyenda, mi propio tatarabuelo conoció a algunos de ellos. Fue él quien selló el trato que los mantiene alejados de nuestras tierras.
Entornó los ojos.
— ¿Tu tatarabuelo? —le animé.
—Era el jefe de la tribu, como mi padre. Ya sabes, los fríos son los enemigos naturales de los lobos, bueno, no de los lobos en realidad, sino de los lobos que se convierten en hombres, como nuestros ancestros. Tú los llamarías licántropos.
— ¿Tienen enemigos los hombres lobo?
—Sólo uno.
Lo miré con avidez, confiando en hacer pasar mi impaciencia por admiración. Zayn prosiguió:
—Ya sabes, los fríos han sido tradicionalmente enemigos nuestros, pero el grupo que llegó a nuestro territorio en la época de mi tatarabuelo era diferente. No cazaban como lo hacían los demás y no debían de ser un peligro para la tribu, por lo que mi antepasado llegó a un acuerdo con ellos. No los delataríamos a los rostros pálidos si prometían mantenerse lejos de nuestras tierras.
Me guiñó un ojo.
—Si no eran peligrosos, ¿por qué...? —intenté comprender al tiempo que me esforzaba por ocultarle lo seriamente que me estaba tomando esta historia de fantasmas.
—Siempre existe un riesgo para los humanos que están cerca de los fríos, incluso si son civilizados como ocurría con este clan —instiló un evidente tono de amenaza en su voz de forma deliberada—. Nunca se sabe cuándo van a tener demasiada sed como para soportarla.
— ¿A qué te refieres con eso de «civilizados»?
—Sostienen que no cazan hombres. Supuestamente son capaces de sustituir a los animales como presas en lugar de hombres.
Intenté conferir a mi voz un tono lo más casual posible.
— ¿Y cómo encajan los Styles en todo esto? ¿Se parecen a los fríos que conoció tu tatarabuelo?
—No —hizo una pausa dramática—. Son los mismos.
Debió de creer que la expresión de mi rostro estaba provocada por el pánico causado por su historia. Sonrió complacido y continuó:
—Ahora son más, otros 2 machos, pero el resto son los mismos. La tribu ya conocía a su líder, Carlisle, en tiempos de mi antepasado. Iba y venía por estas tierras incluso antes de que llegara tu gente.
Reprimió una sonrisa.
— ¿Y qué son? ¿Qué son los fríos?
Sonrió sombríamente.
—Bebedores de sangre —replicó con voz estremecedora—. Tu gente los llama vampiros.
Permanecí contemplando el mar encrespado, no muy seguro de lo que reflejaba mi rostro.
—Se te ha puesto la carne de gallina —rió encantado.
—Eres un estupendo narrador de historias —le felicité sin apartar la vista del oleaje.
—El tema es un poco fantasioso, ¿no? Me pregunto por qué papá no quiere que hablemos con nadie del asunto.
Aún no lograba controlar la expresión del rostro lo suficiente como para mirarle.
—No te preocupes. No te voy a delatar.
—Supongo que acabo de violar el tratado —se rió.
—Me llevaré el secreto a la tumba —le prometí, y entonces me estremecí.
—En serio, no le digas nada a Charlie. Se puso hecho una furia con mi padre cuando descubrió que algunos de nosotros no íbamos al hospital desde que el doctor Styles comenzó a trabajar allí.
—No lo haré, por supuesto que no.
— ¿Qué? ¿Crees que somos un puñado de nativos supersticiosos? —preguntó con voz juguetona, pero con un deje de precaución. Yo aún no había apartado los ojos del mar, por lo que me giré y le sonreí con la mayor normalidad posible.
—No. Creo que eres muy bueno contando historias de miedo. Aún tengo los pelos de punta.
—Genial.
Sonrió. Entonces el entrechocar de los guijarros nos alertó de que alguien se acercaba. Giramos las cabezas al mismo tiempo para ver a Mike y a Jessica caminando en nuestra dirección a unos cuarenta y cinco metros.
—Ah, estás ahí, Louis—gritó Jessica aliviada mientras movía el brazo por encima de su cabeza.
— ¿Esa és tu novia? —preguntó Zayn, alertado por los celos de la voz de Jessica. Me sorprendió que resultase tan obvio. Osea, el es gay. Y no se preocupa por ocultarlo. Ese pensamiento me dejo con los nervios en punta. Primero harry y luego zayn.
—No, definitivamente no —susurré.
Le estaba tremendamente agradecido a Zayn y deseoso de hacerle lo más feliz posible. Le guiñé el ojo, girándome de espaldas con cuidado antes de hacerlo. El sonrió, alborozado por mi torpe flirteo.
—Cuando tenga el carné... —comenzó.
—Tienes que venir a verme a Forks. Podríamos salir alguna vez —me sentí culpable al decir esto, sabiendo que lo había utilizado, pero Zayn me gustaba de verdad. Era alguien de quien podía ser amigo con facilidad.
Jessica llegó a nuestra altura, con Mike aún a pocos pasos detrás. Vi cómo evaluaba a Zayn con la mirada y pareció satisfecha ante su evidente sexualidad. Me sorprende que no sepa que soy gay.
— ¿Dónde has estado? —me preguntó pese a tener la respuesta delante de él.
—Zayn me acaba de contar algunas historias locales —le dije voluntariamente—. Ha sido muy interesante.
Sonreí a Zayn con afecto y él me devolvió la sonrisa.
—Bueno —Jessica hizo una pausa, reevaluando la situación al comprobar nuestra complicidad——. Estamos recogiendo. Parece que pronto va a empezar a llover.
Todos alzamos la mirada al cielo encapotado. Sin duda, estaba a punto de llover.
—De acuerdo —me levanté de un salto—, voy.
—Ha sido un placer volver a verte —dijo Zayn, mofándose un poco de Jessica.
—La verdad es que sí. La próxima vez que Charlie baje a ver a Billy, yo también vendré —prometí.
Su sonrisa se ensanchó.
—Eso sería estupendo.
—Y gracias —añadí de corazón.
Me calé la capucha en cuanto empezamos a andar con paso firme entre las rocas hacia el aparcamiento. Habían comenzado a caer unas cuantas gotas, formando marcas oscuras sobre las rocas en las que impactaban. Cuando llegamos al coche de Mike, los otros ya regresaban de vuelta, cargando con todo. Me deslicé al asiento trasero junto a Angela y Tyler, anunciando que ya había gozado de mi turno junto a la ventanilla. Angela se limitó a mirar por la ventana a la creciente tormenta y Lauren se removió en el asiento del centro para copar la atención de Tyler, por lo que sólo pude reclinar la cabeza sobre el asiento, cerrar los ojos e intentar no pensar con todas mis fuerzas.
En realidad, cuando me senté en mi habitación e intenté concentrarme en la lectura del tercer acto de Macbeth, estaba atento a ver si oía el motor de mi coche. Pensaba que podría escuchar el rugido del motor por encima del tamborileo de la lluvia, pero, cuando aparté la cortina para mirar de nuevo, apareció allí de repente.
No esperaba el viernes con especial interés, sólo consistía en reasumir mi vida sin expectativas. Hubo unos pocos comentarios, por supuesto. Mike parecía tener un interés especial por comentar el tema, pero, por fortuna, Jessica había mantenido el pico cerrado y nadie parecía saber nada de la participación de Harry. No obstante, Mike me formuló un montón de preguntas acerca de mi almuerzo y en clase de Trigonometría me dijo:
— ¿Qué quería ayer Harry Styles?
—No lo sé —respondí con sinceridad—. En realidad, no fue al grano.
—Parecías como enfadado —comentó a ver si me sonsacaba algo.
— ¿Sí? — mantuve el rostro inexpresivo.
—Ya sabes, nunca antes le había visto sentarse con nadie que no fuera su familia. Era extraño.
—Extraño en verdad —coincidí.
Parecía asombrado. Se alisó sus cabellos oscuros con impaciencia. Supuse que esperaba escuchar cualquier cosa que le pareciera una buena historia que contar.
Lo peor del viernes fue que, a pesar de saber que él no iba a estar presente, aún albergaba esperanzas. Cuando entré en la cafetería en compañía de Jessica y Mike, no pude evitar mirar la mesa en la que Rosalie, Liam y Niall se sentaban a hablar con las cabezas juntas. No pude contener la melancolía que me abrumó al comprender que no sabía cuánto tiempo tendría que esperar antes de volverlo a ver.
En mi mesa de siempre no hacían más que hablar de los planes para el día siguiente. Jessica volvía a estar animado, depositaba mucha fe en el hombre del tiempo, que vaticinaba sol para el sábado. Tenía que verlo para creerlo, pero hoy hacía más calor, casi doce grados. Puede que la excursión no fuera del todo espantosa.
Intercepté unas cuantas miradas poco amistosas por parte de Lauren durante el almuerzo, hecho que no comprendí hasta que salimos juntos del comedor. Estaba justo detrás de ella, a un solo pie de su pelo rubio, lacio y brillante, y no se dio cuenta, desde luego, cuando oí que le murmuraba a Jessica:
—No sé por qué Louis—sonrió con desprecio al pronunciar mi nombre— es un hombre. No pensé que tuviera esos gustos.
Hasta ese momento no me había percatado de la voz tan nasal y estridente que tenía, y me sorprendió la malicia que destilaba. En realidad, no la conocía muy bien; sin duda, no lo suficiente para que me detestara..., o eso había pensado.
—Es mi amigo, se sienta con nosotros —le replicó en susurros Jessica, con mucha lealtad, pero también de forma un poquito posesiva. Me detuve para permitir que Mike y Eric me adelantaran. No quería oír nada más.
Durante la cena de aquella noche, Charlie parecía entusiasmado por mi viaje a La Push del día siguiente. Sospecho que se sentía culpable por dejarme solo en casa los fines de semana, pero había pasado demasiados años forjando unos hábitos para romperlos ahora. Conocía los nombres de todos los chicos que iban, por supuesto, y los de sus padres y, probablemente, también los de sus tatarabuelos. Parecía aprobar la excursión. Me pregunté si aprobaría mi plan de ir en coche a Seattle con Harry Styles. Tampoco se lo iba a decir.
—Papá —pregunté como por casualidad—, ¿conoces un lugar llamado Goat Rocks, o algo parecido? Creo que está al sur del monte Rainier.
—Sí... ¿Por qué?
Me encogí de hombros.
—Algunos chicos comentaron la posibilidad de acampar allí.
—No es buen lugar para acampar —parecía sorprendido—. Hay demasiados osos. La mayoría de la gente acude allí durante la temporada de caza.
—Oh —murmuré—, tal vez haya entendido mal el nombre.
Pretendía dormir hasta tarde, pero un insólito brillo me despertó. Abrí los ojos y vi entrar a chorros por la ventana una límpida luz amarilla. No me lo podía creer. Me apresuré a ir a la ventana para comprobarlo, y efectivamente, allí estaba el sol. Ocupaba un lugar equivocado en el cielo, demasiado bajo, y no parecía tan cercano como de costumbre, pero era el sol, sin duda. Las nubes se congregaban en el horizonte, pero en el medio del cielo se veía una gran área azul. Me demoré en la ventana todo lo que pude, temeroso de que el azul del cielo volviera a desaparecer en cuanto me fuera.
La tienda de artículos deportivos olímpicos de Newton se situaba al extremo norte del pueblo. La había visto con anterioridad, pero nunca me había detenido allí al no necesitar ningún artículo para estar al aire libre durante mucho tiempo. En el aparcamiento reconocí el Suburban de Mike y el Sentra de Tyler. Vi al grupo alrededor de la parte delantera del Suburban mientras aparcaba junto a ambos vehículos. Eric estaba allí en compañía de otros dos chicos con los que compartía clases; estaba casi seguro de que se llamaban Ben y Conner. Jess también estaba, flanqueada por Angela y Lauren. Las acompañaban otras tres chicas, incluyendo una a la que recordaba haberle rechazado el viernes al baile. Esta me dirigió una mirada asesina cuando bajé del coche, y le susurró algo a Lauren, que se sacudió la dorada melena y me miró con desdén.
De modo que aquél iba a ser uno de esos días.
Al menos Jessica se alegraba de verme.
— ¡Has venido! —gritó encantada—. ¿No te dije que hoy iba a ser un día soleado?
—Y yo te dije que iba a venir —le recordé.
—Sólo nos queda esperar a Lee y a Samantha, a menos que tú hayas invitado a alguien —agregó.
—No —mentí con desenvoltura mientras esperaba que no me descubriera y deseando al mismo tiempo que ocurriese un milagro y apareciera Harry.
Jessica pareció satisfecha.
— ¿Montarás en mi coche? Es eso o la minifurgoneta de la madre de Lee.
—Claro.
Sonrió gozosa. ¡Qué fácil era hacer feliz a Jessica!
—Podrás sentarte junto a la ventanilla —me prometió. Oculté mi mortificación. No resultaba tan sencillo hacer felices a Mike y a Jessica al mismo tiempo. Ya lo veía mirándonos ceñudo.
No obstante, el número jugaba a mi favor. Lee trajo a otras dos personas más y de repente se necesitaron todos los asientos. Me las arreglé para situar a Mike en el asiento delantero del Suburban, entre Jessica y yo. Jessica podía haberse comportado con más elegancia, pero al menos Mike parecía aplacado.
Entre La Push y Forks había menos de veinticinco kilómetros de densos y vistosos bosques verdes que bordeaban la carretera. Debajo de los mismos serpenteaba el caudaloso río Quillayute. Me alegré de tener el asiento de la ventanilla. Giré la manivela para bajar el cristal —el Suburban resultaba un poco claustrofóbico con nueve personas dentro— e intenté absorber tanta luz solar como me fue posible.
Había visto las playas que rodeaban La Push muchas veces durante mis vacaciones en Forks con Charlie, por lo que ya me había familiarizado con la playa en forma de media luna de más de kilómetro y medio de First Beach. Seguía siendo impresionante. El agua de un color gris oscuro, incluso cuando la bañaba la luz del sol, aparecería coronada de espuma blanca mientras se mecía pesadamente hacia la rocosa orilla gris. Las paredes de los escarpados acantilados de las islas se alzaban sobre las aguas del malecón metálico. Estos alcanzaban alturas desiguales y estaban coronados por austeros abetos que se elevaban hacia el cielo. La playa sólo tenía una estrecha franja de auténtica arena al borde del agua, detrás de la cual se acumulaban miles y miles de rocas grandes y lisas que, a lo lejos, parecían de un gris uniforme, pero de cerca tenían todos los matices posibles de una piedra: terracota, verdemar, lavanda, celeste grisáceo, dorado mate. La marca que dejaba la marea en la playa estaba sembrada de árboles de color ahuesado —a causa de la salinidad marina— arrojados a la costa por las olas.
Una fuerte brisa soplaba desde el mar, frío y salado. Los pelícanos flotaban sobre las ondulaciones de la marea mientras las gaviotas y un águila solitaria las sobrevolaban en círculos. Las nubes seguían trazando un círculo en el firmamento, amenazando con invadirlo de un momento a otro, pero, por ahora, el sol seguía brillando espléndido con su halo luminoso en el azul del cielo.
Elegimos un camino para bajar a la playa. Mike nos condujo hacia un círculo de lefios arrojados a la playa por la marea. Era obvio que los habían utilizado antes para acampadas como la nuestra. En el lugar ya se veía el redondel de una fogata cubierto con cenizas negras. Eric ,el chico que, según creía, se llamaba Ben y yo recogimos ramas rotas de los montones más secos que se apilaban al borde del bosque, y pronto tuvimos una fogata con forma de tipi encima de los viejos rescoldos.
— ¿Has visto alguna vez una fogata de madera varada en la playa? —me preguntó Jessica.
Me sentaba en un banco de color blanquecino. En el otro extremo se congregaban las demás chicas, que chismorreaban animadamente. Jessica se arrodilló junto a la hoguera y encendió una rama pequeña con un mechero.
—No —reconocí mientras élla lanzaba con precaución la rama en llamas contra el tipi.
—Entonces, te va a gustar... Observa los colores.
Prendió otra ramita y la depositó junto a la primera. Las llamas comenzaron a lamer con rapidez la lefia seca.
— ¡Es azul! —exclamé sorprendido.
—Es a causa de la sal. ¿Precioso, verdad? Igual que tu.- dijo en voz baja. Pero logre escucharla.
Encendió otra más y la colocó allí donde el fuego no había prendido y luego vino a sentarse a mi lado. Por fortuna, Mike estaba junto a élla, al otro lado. Se volvió hacia Jessica y reclamó su atención. Contemplé las fascinantes llamas verdes y azules que chisporroteaban hacia el cielo.
Después de media hora de cháchara, algunos chicos quisieron dar una caminata hasta las marismas cercanas. Era un dilema. Por una parte, me encantan las pozas que se forman durante la bajamar. Me han fascinado desde niño; era una de las pocas cosas que me hacían ilusión cuando debía venir a Forks, pero, por otra, también me caía dentro un montón de veces. No es un buen trago cuando se tiene siete años y estás con tu padre. Eso me recordó la petición de Harry, de que no me cayera al mar.
Lauren fue quien decidió por mí. No quería caminar, ya que calzaba unos zapatos nada adecuados para hacerlo. Unos toms. La mayoría de las otras chicas, incluidos Mike y Angela, decidieron quedarse también en la playa. Esperé a que Tyler y Eric se hubieran comprometido a acompañarlas antes de levantarme con sigilo para unirme al grupo de caminantes. Jessica me dedicó una enorme sonrisa cuando vio que también iba.
La caminata no fue demasiado larga, aunque me fastidiaba perder de vista el cielo al entrar en el bosque. La luz verde de éste difícilmente podía encajar con las risas juveniles, era demasiado oscuro y aterrador para estar en armonía con las pequeñas bromas que se gastaban a mí alrededor. Debía vigilar cada paso que daba con sumo cuidado para evitar las raíces del suelo y las ramas que había sobre mi cabeza, por lo que no tardé en rezagarme. Al final me adentré en los confines esmeraldas de la foresta y encontré de nuevo la rocosa orilla. Había bajado la marea y un río fluía a nuestro lado de camino hacia el mar. A lo largo de sus orillas sembradas de guijarros había pozas poco profundas que jamás se secaban del todo. Eran un hervidero de vida.
Tuve buen cuidado de no inclinarme demasiado sobre aquellas lagunas naturales. Los otros fueron más intrépidos, brincaron sobre las rocas y se encaramaron a los bordes de forma precaria. Localicé una piedra de apariencia bastante estable en los aledaños de una de las lagunas más grandes y me senté con cautela, fascinado por el acuario natural que había a mis pies. Ramilletes de brillantes anémonas se ondulaban sin cesar al compás de la corriente invisible. Conchas en espiral rodaban sobre los repliegues en cuyo interior se ocultaban los cangrejos. Una estrella de mar inmóvil se aferraba a las rocas, mientras una rezagada anguila pequeña de estrías blancas zigzagueaba entre los relucientes juncos verdes a la espera de la pleamar. Me quedé completamente absorto, a excepción de una pequeña parte de mi mente, que se preguntaba qué estaría haciendo ahora Harry e intentaba imaginar lo que diría de estar aquí conmigo.
Finalmente, los muchachos sintieron apetito y me levanté con rigidez para seguirlos de vuelta a la playa. En esta ocasión intenté seguirles el ritmo a través del bosque, por lo que me caí unas cuantas veces, cómo no. Me hice algunos rasguños poco profundos en las palmas de las manos, y las rodillas de mis vaqueros se riñeron de verdín, pero podía haber sido peor.
Cuando regresamos a First Beach, el grupo que habíamos dejado se había multiplicado. Al acercarnos pude ver el tupido y reluciente pelo negro y la piel cobriza de los recién llegados, unos adolescentes de la reserva que habían acudido para hacer un poco de vida social.
La comida ya había empezado a repartirse, y los chicos se apresuraron para pedir que la compartieran mientras Angela nos presentaba al entrar en el círculo de la fogata. Eric y yo fuimos los últimos en llegar y me di cuenta de que el más joven de los recién llegados, sentado sobre las piedras cerca del fuego, alzó la vista para mirarme con interés cuando Angela pronunció nuestros nombres. Me senté junto a Eric, y Jessica nos trajo unos sandwiches y una selección de refrescos para que eligiéramos mientras el chico que tenía aspecto de ser el mayor de los visitantes pronunciaba los nombres de los otros siete jóvenes que lo acompañaban. Todo lo que pude comprender es que una de las chicas también se llamaba Jessica y que el muchacho cuya atención había despertado respondía al nombre de Zayn.
Resultaba relajante sentarse con Eric, era una de esas personas sosegadas que no sentían la necesidad de llenar todos los silencios con cotorreos. Me dejó cavilar tranquilamente sin molestarme mientras comíamos. Pensaba de qué forma tan deshilvanada transcurría el tiempo en Forks; a veces pasaba como en una nebulosa, con unas imágenes únicas que sobresalían con mayor claridad que el resto, mientras que en otras ocasiones cada segundo era relevante y se grababa en mi mente. Sabía con exactitud qué causaba la diferencia y eso me perturbaba.
Las nubes comenzaron a avanzar durante el almuerzo. Se deslizaban por el cielo azul y ocultaban de forma fugaz y momentánea el sol, proyectando sombras alargadas sobre la playa y oscureciendo las olas. Los chicos comenzaron a alejarse en duetos y tríos cuando terminaron de comer. Algunos descendieron hasta el borde del mar para jugar a la cabrilla lanzando piedras sobre la superficie agitada del mismo. Otros se congregaron para efectuar una segunda expedición a las pozas.Jessica, con Mike convertido en su sombra, encabezó otra a la tienda de la aldea. Algunos de los nativos los acompañaron y otros se fueron a pasear. Para cuando se hubieron dispersado todos, me había quedado sentado solo sobre un leño, con Lauren y Tyler muy ocupados con un reproductor de CD que alguien había tenido la ocurrencia de traer, y tres adolescentes de la reserva situados alrededor del fuego, incluyendo al jovencito llamado Zayn y al más adulto, el que había actuado de portavoz.
A los pocos minutos, Eric se fue con los paseantes y Zayn acudió andando despacio para sentarse en el sitio libre que aquél había dejado a mi lado. A juzgar por su aspecto debería tener 17, tal vez18 años. Llevaba el brillante pelo tupido haciendo una especie de bulto sobre la nuca. Tenía una preciosa piel sedosa de color apiñonado y ojos oscuros sobre los pómulos pronunciados. Aún quedaba un ápice de la redondez de la infancia alrededor de su mentón. En suma, tenía un rostro muy bonito. Sin embargo, sus primeras palabras estropearon aquella impresión positiva.
—Tú eres William Tomlinson, ¿verdad?
Aquello era como empezar otra vez el primer día del instituto.
—Louis—dije con un suspiro.
—Me llamo Zayn Malik—me tendió la mano con gesto amistoso—. Tú compraste el coche de mi papá.
—Oh—dije aliviado mientras le estrechaba la suave mano—. Eres el hijo de Billy. Probablemente debería acordarme de ti.
—No, soy el benjamín... Deberías acordarte de mis hermanos mayores.
—Josh y Paul—recordé de pronto.
Charlie y Billy nos habían abandonado juntos muchas veces para mantenernos ocupados mientras pescaban. Todos éramos demasiado tímidos para hacer muchos progresos como amigos. Por supuesto, había montado las suficientes rabietas para terminar con las excursiones de pesca cuando tuve once años.
— ¿Han venido? —inquirí mientras examinaba a las chicos que estaban al borde del mar preguntándome si sería capaz; de reconocerlos ahora.
—No —Zayn negó con la cabeza—.Josh tiene una beca del Estado de Washington y Paul se casó con una surfista muy linda. Ahora vive en Hawai.
— ¿Está casado? Vaya —estaba atónito. Los gemelos apenas tenían un año más que yo.
— ¿Qué tal te funciona el monovolumen? —preguntó.
—Me encanta, y va muy bien.
—Sí, pero es muy lento —se rió—. Respiré aliviado cuando Charlie lo compró. Papá no me hubiera dejado ponerme a trabajar en la construcción de otro coche mientras tuviéramos uno en perfectas condiciones.
—No es tan lento —objeté.
— ¿Has intentado pasar de sesenta?
—No.
—Bien. No lo hagas.
Esbozó una amplia sonrisa y no pude evitar devolvérsela.
—Eso lo mejora en caso de accidente —alegué en defensa de mi automóvil.
—Dudo que un tanque pudiera con ese viejo dinosaurio —admitió entre risas.
—Así que fabricas coches... —comenté, impresionado.
—Cuando dispongo de tiempo libre y de piezas. ¿No sabrás por un casual dónde puedo adquirir un cilindro maestro para un Volkswagen Rabbit del ochenta y seis? —añadió jocosamente. Tenía una voz amable y ronca.
—Lo siento —me eché a reír—. No he visto ninguno últimamente, pero estaré ojo avizor para avisarte.
Como si yo supiera qué era eso. Era muy fácil conversar con él. Exhibió una sonrisa radiante y me contempló en señal de apreciación, de una forma que había aprendido a reconocer. No fui el único que se dio cuenta.
— ¿Conoces a Louis, Zayn? —preguntó Lauren desde el otro lado del fuego con un tono que yo imaginé como insolente.
—En cierto modo, hemos sabido el uno del otro desde que nací —contestó entre risas, y volvió a sonreírme.
— ¡Qué bien!
No parecía que fuera eso lo que pensara, y entrecerró sus pálidos ojos de besugo.
—Louis—me llamó de nuevo mientras estudiaba con atención mi rostro—, le estaba diciendo a Tyler que es una pena que ninguno de los Styles haya venido hoy. ¿Nadie se ha acordado de invitarlos?
Su expresión preocupada no era demasiado convincente.
— ¿Te refieres a la familia del doctor Carlisle Styles? —preguntó el mayor de los chicos de la reserva antes de que yo pudiera responder, para gran irritación de Lauren. En realidad, tenía más de hombre que de niño y su voz era muy grave.
—Sí, ¿los conoces? —preguntó con gesto condescendiente, volviéndose en parte hacia él.
—Los Styles no vienen aquí —respondió en un tono que daba el tema por zanjado e ignorando la pregunta de Lauren.
Tyler le preguntó a Lauren qué le parecía el CD que sostenía en un intento de recuperar su atención. Ella se distrajo.
Contemplé al desconcertante joven de voz profunda, pero él miraba a lo lejos, hacia el bosque umbrío que teníamos detrás de nosotros. Había dicho que los Styles no venían aquí, pero el tono empleado dejaba entrever algo más, que no se les permitía, que lo tenían prohibido. Su actitud me causó una extraña impresión que intenté ignorar sin éxito. Zayn interrumpió el hilo de mis cavilaciones.
— ¿Aún te sigue volviendo loco Forks?
—Bueno, yo diría que eso es un eufemismo —hice una mueca y él sonrió con comprensión.
Le seguía dando vueltas al breve comentario sobre los Styles y de repente tuve una inspiración. Era un plan estúpido, pero no se me ocurría nada mejor. Albergaba la esperanza de que el joven Zayn fuera lo que mis sospechas pretendían, y se interesara por mi, que fuera gay, por lo que no tendría que disculparme después. Si no lo era.
— ¿Quieres bajar a dar un paseo por la playa conmigo? —le pregunté mientras intentaba imitar la forma en que Harry me miraba a través de los párpados. No iba a causar el mismo efecto, estaba seguro, pero Zayn se incorporó de un salto con bastante predisposición.
Las nubes terminaron por cerrar filas en el cielo, oscureciendo las aguas del océano y haciendo descender la temperatura, mientras nos dirigíamos hacia el norte entre rocas de múltiples tonalidades, en dirección al espigón de madera. Metí las manos en los bolsillos de mi chaquetón.
—De modo que tienes... ¿diesiete años? —le pregunté al tiempo que intentaba no parecer un idiota cuando parpadeé como había visto hacer en la televisión.
—Acabo de cumplir diesciocho—confesó adulado.
— ¿De verdad? —mi rostro se llenó de una falsa expresión de sorpresa—. Hubiera jurado que eras menor.
—Soy alto para mi edad —explicó.
— ¿Subes mucho a Forks? —pregunté con malicia, simulando esperar un sí por respuesta. Me vi como un tonto y temí que, disgustado, se diera la vuelta tras acusarme de ser un farsante, pero aún parecía adulado.
—No demasiado —admitió con gesto de disgusto—, pero podré ir las veces que quiera en cuanto haya terminado el coche. .. y tenga el carné —añadió.
— ¿Quién era ese otro chico con el que hablaba Lauren? Parecía un poco viejo para andar con nosotros —me incluí a propósito entre los más jóvenes en un intento de dejarle claro que le prefería a él.
—Es Sam y tiene diecinueve años —me informó Zayn.
— ¿Qué era lo que decía sobre la familia del doctor? —pregunté con toda inocencia.
— ¿Los Syles? Se supone que no se acercan a la reserva.
Desvió la mirada hacia la Isla de James mientras confirmaba lo que creía haber oído de labios de Sam.
— ¿Por qué no?
Me devolvió la mirada y se mordió el labio.
—Vaya. Se supone que no debo decir nada.
—Oh, no se lo voy a contar a nadie. Sólo siento curiosidad.
Probé a esbozar una sonrisa tentadora al tiempo que me preguntaba si no me estaba pasando un poco, aunque él me devolvió la sonrisa y pareció tentado. Luego enarcó una ceja y su voz fue más ronca cuando me preguntó con tono agorero:
—¿Te gustan las historias de miedo?
—Me encantan —repliqué con entusiasmo, esforzándome para sonar convicente.
Zayn paseó hasta un árbol cercano varado en la playa cuyas raíces sobresalían como las patas de una gran araña blancuzca. Se apoyó levemente sobre una de las raíces retorcidas mientras me sentaba a sus pies, apoyándome sobre el tronco. Contempló las rocas. Una sonrisa pendía de las comisuras de sus labios carnosos y supe que iba a intentar hacerlo lo mejor que pudiera. Me esforcé para que se notara en mis ojos el vivo interés que yo sentía.
—¿Conoces alguna de nuestras leyendas ancestrales? —comenzó—. Me refiero a nuestro origen, el de los quileutes.
—En realidad, no —admití.
—Bueno, existen muchas leyendas. Se afirma que algunas se remontan al Diluvio. Supuestamente, los antiguos quileutes amarraron sus canoas a lo alto de los árboles más grandes de las montañas para sobrevivir, igual que Noé y el arca —me sonrió para demostrarme el poco crédito que daba a esas historias—. Otra leyenda afirma que descendemos de los lobos, y que éstos siguen siendo nuestros hermanos. La ley de la tribu prohíbe matarlos.
»Y luego están las historias sobre los fríos.
— ¿Los fríos? —pregunté sin esconder mi curiosidad.
—Sí. Las historias de los fríos son tan antiguas como las de los lobos, y algunas son mucho más recientes. De acuerdo con la leyenda, mi propio tatarabuelo conoció a algunos de ellos. Fue él quien selló el trato que los mantiene alejados de nuestras tierras.
Entornó los ojos.
— ¿Tu tatarabuelo? —le animé.
—Era el jefe de la tribu, como mi padre. Ya sabes, los fríos son los enemigos naturales de los lobos, bueno, no de los lobos en realidad, sino de los lobos que se convierten en hombres, como nuestros ancestros. Tú los llamarías licántropos.
— ¿Tienen enemigos los hombres lobo?
—Sólo uno.
Lo miré con avidez, confiando en hacer pasar mi impaciencia por admiración. Zayn prosiguió:
—Ya sabes, los fríos han sido tradicionalmente enemigos nuestros, pero el grupo que llegó a nuestro territorio en la época de mi tatarabuelo era diferente. No cazaban como lo hacían los demás y no debían de ser un peligro para la tribu, por lo que mi antepasado llegó a un acuerdo con ellos. No los delataríamos a los rostros pálidos si prometían mantenerse lejos de nuestras tierras.
Me guiñó un ojo.
—Si no eran peligrosos, ¿por qué...? —intenté comprender al tiempo que me esforzaba por ocultarle lo seriamente que me estaba tomando esta historia de fantasmas.
—Siempre existe un riesgo para los humanos que están cerca de los fríos, incluso si son civilizados como ocurría con este clan —instiló un evidente tono de amenaza en su voz de forma deliberada—. Nunca se sabe cuándo van a tener demasiada sed como para soportarla.
— ¿A qué te refieres con eso de «civilizados»?
—Sostienen que no cazan hombres. Supuestamente son capaces de sustituir a los animales como presas en lugar de hombres.
Intenté conferir a mi voz un tono lo más casual posible.
— ¿Y cómo encajan los Styles en todo esto? ¿Se parecen a los fríos que conoció tu tatarabuelo?
—No —hizo una pausa dramática—. Son los mismos.
Debió de creer que la expresión de mi rostro estaba provocada por el pánico causado por su historia. Sonrió complacido y continuó:
—Ahora son más, otros 2 machos, pero el resto son los mismos. La tribu ya conocía a su líder, Carlisle, en tiempos de mi antepasado. Iba y venía por estas tierras incluso antes de que llegara tu gente.
Reprimió una sonrisa.
— ¿Y qué son? ¿Qué son los fríos?
Sonrió sombríamente.
—Bebedores de sangre —replicó con voz estremecedora—. Tu gente los llama vampiros.
Permanecí contemplando el mar encrespado, no muy seguro de lo que reflejaba mi rostro.
—Se te ha puesto la carne de gallina —rió encantado.
—Eres un estupendo narrador de historias —le felicité sin apartar la vista del oleaje.
—El tema es un poco fantasioso, ¿no? Me pregunto por qué papá no quiere que hablemos con nadie del asunto.
Aún no lograba controlar la expresión del rostro lo suficiente como para mirarle.
—No te preocupes. No te voy a delatar.
—Supongo que acabo de violar el tratado —se rió.
—Me llevaré el secreto a la tumba —le prometí, y entonces me estremecí.
—En serio, no le digas nada a Charlie. Se puso hecho una furia con mi padre cuando descubrió que algunos de nosotros no íbamos al hospital desde que el doctor Styles comenzó a trabajar allí.
—No lo haré, por supuesto que no.
— ¿Qué? ¿Crees que somos un puñado de nativos supersticiosos? —preguntó con voz juguetona, pero con un deje de precaución. Yo aún no había apartado los ojos del mar, por lo que me giré y le sonreí con la mayor normalidad posible.
—No. Creo que eres muy bueno contando historias de miedo. Aún tengo los pelos de punta.
—Genial.
Sonrió. Entonces el entrechocar de los guijarros nos alertó de que alguien se acercaba. Giramos las cabezas al mismo tiempo para ver a Mike y a Jessica caminando en nuestra dirección a unos cuarenta y cinco metros.
—Ah, estás ahí, Louis—gritó Jessica aliviada mientras movía el brazo por encima de su cabeza.
— ¿Esa és tu novia? —preguntó Zayn, alertado por los celos de la voz de Jessica. Me sorprendió que resultase tan obvio. Osea, el es gay. Y no se preocupa por ocultarlo. Ese pensamiento me dejo con los nervios en punta. Primero harry y luego zayn.
—No, definitivamente no —susurré.
Le estaba tremendamente agradecido a Zayn y deseoso de hacerle lo más feliz posible. Le guiñé el ojo, girándome de espaldas con cuidado antes de hacerlo. El sonrió, alborozado por mi torpe flirteo.
—Cuando tenga el carné... —comenzó.
—Tienes que venir a verme a Forks. Podríamos salir alguna vez —me sentí culpable al decir esto, sabiendo que lo había utilizado, pero Zayn me gustaba de verdad. Era alguien de quien podía ser amigo con facilidad.
Jessica llegó a nuestra altura, con Mike aún a pocos pasos detrás. Vi cómo evaluaba a Zayn con la mirada y pareció satisfecha ante su evidente sexualidad. Me sorprende que no sepa que soy gay.
— ¿Dónde has estado? —me preguntó pese a tener la respuesta delante de él.
—Zayn me acaba de contar algunas historias locales —le dije voluntariamente—. Ha sido muy interesante.
Sonreí a Zayn con afecto y él me devolvió la sonrisa.
—Bueno —Jessica hizo una pausa, reevaluando la situación al comprobar nuestra complicidad——. Estamos recogiendo. Parece que pronto va a empezar a llover.
Todos alzamos la mirada al cielo encapotado. Sin duda, estaba a punto de llover.
—De acuerdo —me levanté de un salto—, voy.
—Ha sido un placer volver a verte —dijo Zayn, mofándose un poco de Jessica.
—La verdad es que sí. La próxima vez que Charlie baje a ver a Billy, yo también vendré —prometí.
Su sonrisa se ensanchó.
—Eso sería estupendo.
—Y gracias —añadí de corazón.
Me calé la capucha en cuanto empezamos a andar con paso firme entre las rocas hacia el aparcamiento. Habían comenzado a caer unas cuantas gotas, formando marcas oscuras sobre las rocas en las que impactaban. Cuando llegamos al coche de Mike, los otros ya regresaban de vuelta, cargando con todo. Me deslicé al asiento trasero junto a Angela y Tyler, anunciando que ya había gozado de mi turno junto a la ventanilla. Angela se limitó a mirar por la ventana a la creciente tormenta y Lauren se removió en el asiento del centro para copar la atención de Tyler, por lo que sólo pude reclinar la cabeza sobre el asiento, cerrar los ojos e intentar no pensar con todas mis fuerzas.
diana perez tellez
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
Pesadilla
Le dije a Charlie que tenía un montón de deberes pendientes y ningún apetito. Había un partido de baloncesto que lo tenía entusiasmado, aunque, por supuesto, yo no tenía ni idea de por qué era especial, así que no se percató de nada inusual en mi rostro o en mi voz.
Una vez en mi habitación, cerré la puerta. Registré el escritorio hasta encontrar mis viejos cascos y los conecté a mi pequeño reproductor de CD. Elegí un disco que Phil me había regalado por Navidad. Era uno de sus grupos predilectos, aunque, para mi gusto, gritaban demasiado y abusaba un poco del bajo. Lo introduje en el reproductor y me tendí en la cama. Me puse los auriculares, pulsé el botón play y subí el volumen hasta que me dolieron los oídos. Cerré los ojos, pero la luz aún me molestaba, por lo que me puse una almohada encima del rostro. Me concentré con mucha atención en la música, intentando comprender las letras, desenredarlas entre el complicado golpeteo de la batería. La tercera vez que escuché el CD entero, me sabía al menos la letra entera de los estribillos. Me sorprendió descubrir que, después de todo, una vez que conseguí superar el ruido atronador, el grupo me gustaba. Tenía que volver a darle las gracias a Phil.
Y funcionó. Los demoledores golpes me impedían pensar, que era el objetivo final del asunto. Escuché el CD una y otra vez hasta que canté de cabo a rabo todas las canciones y al fin me dormí.
Abrí los ojos en un lugar conocido. En un rincón de mi conciencia sabía que estaba soñando. Reconocí el verde fulgor del bosque y oí las olas batiendo las rocas en algún lugar cercano. Sabía que podría ver el sol si encontraba el océano. Intenté seguir el sonido del mar, pero entonces Zayn Malik estaba allí, tiraba de mi mano, haciéndome retroceder hacia la parte más sombría del bosque.
— ¿Zayn? ¿Qué pasa? —pregunté. Había pánico en su rostro mientras tiraba de mí con todas sus fuerzas para vencer mi resistencia, pero yo no quería entrar en la negrura.
— ¡Corre, Louis, tienes que correr! —susurró aterrado.
— ¡Por aquí, Louis! ——reconocí la voz que me llamaba desde el lúgubre corazón del bosque; era la de Mike, aunque no podía verlo.
— ¿Por qué? —pregunté mientras seguía resistiéndome a la sujeción de Zayn, desesperado por encontrar el sol.
Pero Zayn, que de repente se convulsionó, soltó mi mano y profirió un grito para luego caer sobre el suelo del bosque oscuro. Se retorció bruscamente sobre la tierra mientras yo lo contemplaba aterradao.
— ¡Zayn! —chillé.
Pero él había desaparecido y lo había sustituido un gran lobo de ojos negros y pelaje de color marrón rojizo. El lobo me dio la espalda y se alejó, encaminándose hacia la costa con el pelo del dorso erizado, gruñendo por lo bajo y enseñando los colmillos.
— ¡Corre, Louis! —volvió a gritar Mike a mis espaldas, pero no me di la vuelta. Estaba contemplando una luz que venía hacia mí desde la playa.
Y en ese momento Harry apareció caminando muy deprisa de entre los árboles, con la piel brillando tenuemente y los ojos negros, peligrosos. Alzó una mano y me hizo señas para que me acercara a él. El lobo gruñó a mis pies.
Di un paso adelante, hacia Harry. Entonces, él sonrió. Tenía dientes afilados y puntiagudos.
—Confía en mí —ronroneó.
Avancé un paso más.
El lobo recorrió de un salto el espacio que mediaba entre el vampiro y yo, buscando la yugular con los colmillos.
— ¡No! —grité, levantando de un empujón la ropa de la cama.
El repentino movimiento hizo que los cascos tiraran el reproductor de CD de encima de la mesilla. Resonó sobre el suelo de madera.
La luz seguía encendida. Totalmente vestido y con los zapatos puestos, me senté sobre la cama. Desorientado, eché un vistazo al reloj de la cómoda. Eran las cinco y media de la madrugada.
Gemí, me dejé caer de espaldas y rodé de frente. Me quité los toms a puntapiés, aunque me sentía demasiado incómodo para conseguir dormirme. Volví a dar otra vuelta y desabotoné los vaqueros, sacándomelos a tirones mientras intentaba permanecer en posición horizontal. Sentía mi flequillo pegado en la frente, por lo que me ladeé, pase la mano por el y lo puse hacia atras. Me puse la almohada encima de los ojos.
No sirvió de nada, por supuesto. Mi subconsciente había sacado a relucir exactamente las imágenes que había intentado evitar con tanta desesperación. Ahora iba a tener que enfrentarme a ellas.
Me incorporé, la cabeza me dio vueltas durante un minuto mientras la circulación fluía hacia abajo. Lo primero es lo primero, me dije a mí mismo, feliz de retrasar el asunto lo máximo posible. Tomé mi neceser.
Sin embargo, la ducha no duró tanto como yo esperaba. Pronto no tuve nada que hacer en el cuarto de baño, incluso a pesar de haberme tomado mi tiempo para secarme el pelo con el secador. Crucé las escaleras de vuelta a mi habitación envuelta en una toalla. No sabía si Charlie aún dormía o si se había marchado ya. Fui a la ventana a echar un vistazo y vi que el coche patrulla no estaba. Se había ido a pescar otra vez.
Me puse lentamente el chándal más cómodo que tenía y luego arreglé la cama, algo que no hacía jamás. Ya no podía aplazarlo más, por lo que me dirigí al escritorio y encendí el viejo ordenador.
Odiaba utilizar Internet en Forks. El módem estaba muy anticuado, tenía un servicio gratuito muy inferior al de Phoenix, de modo que, viendo que tardaba tanto en conectarse, decidí servirme un cuenco de cereales entretanto.
Comí despacio, masticando cada bocado con lentitud. Al terminar, lavé el cuenco y la cuchara, los sequé y los guardé. Arrastré los pies escaleras arriba y lo primero de todo recogí del suelo el reproductor de CD y lo situé en el mismo centro de la mesa. Desconecté los cascos y los guardé en un cajón del escritorio. Luego volví a poner el mismo disco a un volumen lo bastante bajo para que sólo fuera música de fondo.
Me volví hacia el ordenador con otro suspiro. La pantalla estaba llena de popups de anuncios y comencé a cerrar todas las ventanitas. Al final me fui a mi buscador favorito, cerré unos cuantos popups más, y tecleé una única palabra.
Vampiro.
Fue de una lentitud que me sacó de quicio, por supuesto. Había mucho que cribar cuando aparecieron los resultados. Todo cuanto concernía a películas, series televisivas, juegos de rol, música undergroundy compañías de productos cosméticos góticos. Entonces encontré un sitio prometedor: «Vampiros, de la A a la Z». Esperé con impaciencia a que el navegador cargara la página, haciendo clic rápidamente en cada anuncio que surgía en la pantalla para cerrarlo. Finalmente, la pantalla estuvo completa: era una página simple con fondo blanco y texto negro, de aspecto académico. La página de inicio me recibió con dos citas.
No hay en todo el vasto y oscuro mundo de espectros y demonios ninguna criatura tan terrible, ninguna tan temida y aborrecida, y aun así aureolada por una aterradora fascinación, como el vampiro, que en sí mismo no es espectro ni demonio, pero comparte con ellos su naturaleza oscura y posee las misteriosas y terribles cualidades de ambos.
Reverendo Montague Summers
Si hay en este mundo un hecho bien autenticado, ése es el de los vampiros. No le falta de nada: informes oficiales, declaraciones juradas de personajes famosos, cirujanos, sacerdotes y magistrados. Las pruebas judiciales son de lo más completas, y aun así, ¿hay alguien que crea en vampiros?
Rousseau
El resto del sitio consistía en un listado alfabético de los diferentes mitos de los vampiros por todo el mundo. El primero en el que hice clic fue el danag, un vampiro filipino a quien se suponía responsable de la plantación de taro en las islas mucho tiempo atrás. El mito aseguraba que los danag trabajaron con los hombres durante muchos años, pero la colaboración finalizó el día en que una mujer se cortó el dedo y un danag lamió la herida, ya que disfrutó tanto del sabor de la sangre que la desangró por completo.
Leí con atención las descripciones en busca de algo que me resultara familiar, dejando sólo lo verosímil. Parecía que la mayoría de los mitos sobre los vampiros se concentraban en reflejar a hermosas mujeres como demonios y a los niños como víctimas. También parecían estructuras creadas para explicar la alta tasa de mortalidad infantil y proporcionar a los hombres una coartada para la infidelidad. En muchas de las historias se mezclaban espíritus incorpóreos y admoniciones contra los entierros realizados incorrectamente. No había mucho que guardara parecido con las películas que había visto, y sólo a unos pocos, como el estrie hebreo y el upier polaco, les preocupaba el beber sangre.
Sólo tres entradas atrajeron de verdad mi atención: el rumano varacolaci, un poderoso no muerto que podía aparecerse como un hermoso humano de piel pálida, el eslovaco nelapsi, una criatura de tal fuerza y rapidez que era capaz de masacrar toda una aldea en una sola hora después de la medianoche, y otro más, el stregoni benefici.
Sobre este último había una única afirmación.
Stregoni benefici: vampiro italiano que afirmaba estar del lado del bien; era enemigo mortal de todos los vampiros diabólicos.
Aquella pequeña entrada constituía un alivio, era el único entre cientos de mitos que aseguraba la existencia de vampiros buenos.
Sin embargo, en conjunto, había pocos que coincidieran con la historia de Zayn o mis propias observaciones. Había realizado mentalmente un pequeño catálogo y lo comparaba cuidadosamente con cada mito mientras iba leyendo. Velocidad, fuerza, belleza, tez pálida, ojos que cambiaban de color, y luego los criterios de Zayn: bebedores de sangre, enemigos de los hombres lobo, piel fría, inmortalidad. Había muy pocos mitos en los que encajara al menos un factor.
Y había otro problema adicional a raíz de lo que recordaba de las pocas películas de terror que había visto y que se reforzaba con aquellas lecturas: los vampiros no podían salir durante el día porque el sol los quemaría hasta reducirlos a cenizas. Dormían en ataúdes todo el día y sólo salían de noche.
Exasperado, apagué el botón de encendido del ordenador sin esperar a cerrar el sistema operativo correctamente. Sentí una turbación aplastante a pesar de toda mi irritación. ¡Todo aquello era tan estúpido! Estaba sentado en mi cuarto rastreando información sobre vampiros. ¿Qué era lo que me sucedía? Decidí que la mayor parte de la culpa estaba fuera del umbral de mi puerta, en el pueblo de Forks y, por extensión, en la húmeda península de Olympic.
Tenía que salir de la casa, pero no había ningún lugar al que quisiera ir que no implicara conducir durante tres días. Volví a calzarme mis toms, sin tener muy claro adonde dirigirme, y bajé las escaleras. Me envolví en un sueter gris sin comprobar qué tiempo hacía y salí por la puerta pisando fuerte.
Estaba nublado, pero aún no llovía. Ignoré el coche y empecé a caminar hacia el este, cruzando el patio de la casa de Charlie en dirección al bosque.
No transcurrió mucho tiempo antes de que me hubiera adentrado en él lo suficiente para que la casa y la carretera desaparecieran de la vista y el único sonido audible fuera el de la tierra húmeda al succionar mis toms y los súbitos silbos de los arrendajos. Al momento me arrepentí, tenia demasiado frio en los pies.
La estrecha franja de un sendero discurría a lo largo del bosque; de lo contrario no me hubiera arriesgado a vagabundear de aquella manera por mis propios medios, ya que carecía de sentido de la orientación y era perfectamente capaz de perderme en parajes mucho menos alambicados. El sendero se adentraba más y más en el corazón del bosque, incluso puedo aventurar que casi siempre rumbo Este. Serpenteaba entre los abetos y las cicutas, entre los tejos y los arces. Tenía leves nociones de los árboles que había a mi alrededor, y todo cuanto sabía se lo debía a Charlie, que me había ido enseñando sus nombres desde la ventana del coche patrulla cuando yo era pequeño. A muchos no los identificaba y de otros no estaba del todo seguro porque estaban casi cubiertos por parásitos verdes.
Seguí el sendero impulsado por mi enfado conmigo mismo. Una vez que éste empezó a desaparecer, aflojé el paso. Unas gotas de agua cayeron desde el dosel de ramas de las alturas, pero no estaba seguro de si empezaba a llover o si se trataba de los restos de la lluvia del día anterior, acumulada sobre el haz de las hojas, y que ahora goteaba lentamente en el suelo. Un árbol caído recientemente —sabía que esto era así porque no estaba totalmente cubierto de musgo— descansaba sobre el tronco de uno de sus hermanos, cuyo resultado era la formación de una especie de banco no muy alto a pocos —y seguros— pasos del sendero. Llegué hasta él saltando con precaución por encima de los heléchos y me senté colocando el sueter de modo que estuviera entre el húmedo asiento y mi ropa. Apoyé la cabeza, contra el árbol vivo.
Aquél era el peor lugar al que podía haber acudido, debería de haberlo sabido, pero ¿a qué otro sitio podía ir? El bosque, de un verde intenso, se parecía demasiado al escenario del sueño de la última noche para alcanzar la paz de espíritu. Ahora que ya no oía el sonido de mis pasos sobre el barro, el silencio era penetrante. Los pájaros también permanecían callados y aumentó la frecuencia de las gotas, lo que parecía confirmar que allí arriba, en el cielo, estaba lloviendo. Ahora que me había sentado, la altura de los heléchos sobrepasaba la de mi cabeza, por lo que cualquiera hubiera podido caminar por la senda a tres pies de distancia sin verme.
Allí, entre los árboles, resultaba mucho más fácil creer en los disparates de los que me avergonzaba dentro de la casa. Nada había cambiado en aquel bosque durante miles de años, y todos los mitos y leyendas de mil países diferentes me parecían mucho más verosímiles en medio de aquella calima verde que en mi despejado dormitorio.
Me obligué a concentrarme en las dos preguntas vitales que debía contestar, pero lo hice a regañadientes.
Primero tenía que decidir si podía ser cierto lo que Zayn me había dicho sobre los Styles.
Mi mente respondió de inmediato con una rotunda negativa. Resultaba estúpido y mórbido entretenerse con unas ideas tan ridículas. Pero, en ese caso, ¿qué pasaba?, me pregunté. No había una explicación racional a por qué seguía vivo en aquel momento. Hice recuento mental de lo que había observado con mis propios ojos: lo inverosímil de su fortaleza y velocidad, el color cambiante de los ojos, del negro al dorado y viceversa, la belleza sobrehumana, la piel fría y pálida, y otros pequeños detalles de los que había tomado nota poco a poco: no parecía comer jamás y se movía con una gracia turbadora. Y luego estaba la forma en que hablaba a veces, con cadencias poco habituales y frases que encajaban mejor con el estilo de una novela de finales del siglo XIX que de una clase del siglo XXI. Había hecho novillos el día que hicimos la prueba del grupo sanguíneo, tampoco se negó a ir de camping a la playa hasta que supo adonde íbamos a ir, y parecía saber lo que pensaban cuantos le rodeaban, salvo yo. Me había dicho que era el malo de la película, peligroso...
¿Podían ser vampiros los Styles?
Bueno, eran algo. Y lo que empezaba a tomar forma delante de mis ojos incrédulos excedía la posibilidad de una explicación racional. Ya fuera uno de los fríos o se cumpliera mi teoría del superhéroe, Harry Styles no era... humano. Era algo más.
Así pues... tal vez. Ésa iba a ser mi respuesta por el momento.
Y luego estaba la pregunta más importante. ¿Qué iba a hacer si resultaba ser cierto?
¿Qué haría si Harry fuera... un vampiro? Apenas podía obligarme a pensar esas palabras. Involucrar a nadie más estaba fuera de lugar. Ni siquiera yo mismo me lo creía, quedaría en ridículo ante cualquiera a quien se lo dijera.
Sólo dos alternativas parecían prácticas. La primera era aceptar su aviso: ser listo y evitarle todo lo posible, cancelar nuestros planes y volver a ignorarlo tanto como fuera capaz, fingir que entre nosotros existía un grueso e impenetrable muro de cristal en la única clase que estábamos obligados a compartir, decirle que se alejara de mí... y esta vez en serio.
Me invadió de repente una desesperación tan agónica cuando consideré esa opción que el mecanismo de mi mente de rechazar el dolor provocó que pasara rápidamente a la siguiente alternativa.
No hacer nada diferente. Después de todo, hasta la fecha, no me había causado daño alguno aunque fuera algo... siniestro. De hecho, sería poco más que una abolladura en el guardabarros de Tyler si él no hubiera actuado con tanta rapidez. Tonto, me dije a mí mismo, que podría haber sido puro reflejo: ¿Cómo puede ser malo si tiene reflejos para salvar vidas?, pensé. No hacía más que darle vueltas sin obtener respuestas.
Había una cosa de la que estaba seguro, si es que estaba seguro de algo: el oscuro Harry del sueño de la pasada noche sólo era una reacción de mi miedo ante el mundo del que había hablado Zayn, no del propio Harry. Aun así, cuando chillé de pánico ante el ataque del hombre lobo, no fue el miedo al licántropo lo que arrancó de mis labios ese grito de « ¡no!», sino a que él resultara herido. A pesar de que me había llamado con los colmillos afilados, temía por él.
Y supe que tenía mi respuesta. Ignoraba si en realidad había tenido elección alguna vez. Ya me había involucrado demasiado en el asunto. Ahora que lo sabía, si es que lo sabía, no podía hacer nada con mi aterrador secreto, ya que cuando pensaba en él, en su voz, sus ojos hipnóticos y la magnética fuerza de su personalidad, no quería otra cosa que estar con él de inmediato, incluso si... Pero no podía pensar en ello, no aquí, solo en la penumbra del bosque, no mientras la lluvia lo hiciera tan sombrío como el crepúsculo debajo del dosel de ramas y disperso como huellas en un suelo enmarañado de tierra. Me estremecí y me levanté deprisa de mi escondite, preocupado porque la lluvia hubiera borrado la senda.
Pero ésta permanecía allí, nítida y sinuosa, para que saliera del goteante laberinto verde. La seguí de forma apresurada, con las manos sobre la cabeza, sin dejar de sorprenderme, mientras pasaba entre los árboles casi a la carrera, de lo lejos que había llegado. Empecé a preguntarme si me dirigía a alguna salida o si la senda llevaría hasta más allá de los confines del bosque. Atisbé algunos claros a través de la maraña de ramas antes de que me entrara demasiado pánico, y luego oí un coche pasar por la carretera, y allí estaba el jardín de Charlie que se extendía delante de mí, y la casa, que me llamaba y me prometía calor y calcetines secos.
Apenas era mediodía cuando entré. Subí las escaleras y me puse ropa de estar por casa, unos pants de chándal y una camiseta de iron maiden, ya que no iba a salir. No me costó mucho esfuerzo concentrarme en la tarea para ese día, un trabajo sobre Macbeth que debía entregar el miércoles. Pergeñé un primer borrador del trabajo con una satisfacción y serenidad que no sentía desde... Bueno, para ser sincero, desde el jueves.
Esa había sido siempre mi forma de ser. Adoptar decisiones era la parte que más me dolía, la que me llevaba por la calle de la amargura. Pero una vez que tomaba la decisión, me limitaba a seguirla... Por lo general, con el alivio que daba el haberla tomado. A veces, el alivio se teñía de desesperación, como cuando resolví venir a Forks, pero seguía siendo mejor que pelear con las alternativas.
Era ridículamente fácil vivir con esta decisión. Peligrosamente fácil.
De ese modo, el día fue tranquilo y productivo. Terminé mi trabajo antes de las ocho. Charlie volvió a casa con abundante pesca, lo que me llevó a pensar en adquirir un libro de recetas para pescado cuando estuviera en Seattle la semana siguiente. Los escalofríos que corrían por mi espalda cada vez que pensaba en ese viaje no diferían de los que sentía antes de mi paseo con Zayn Malik. Creía que serían distintos. Deberían serlo, ¡deberían serlo! Sabía que debería estar asustado, pero lo que sentía no era miedo exactamente.
Dormí sin sueños aquella noche, rendido como estaba por haberme levantado el domingo tan temprano y haber descansando tan poco la noche anterior. Por segunda vez desde mi llegada a Forks, me despertó la brillante luz de un día soleado.
Me levanté de un salto y corrí hacia la ventana; comprobé con asombro que apenas había nubes en el cielo, y las pocas que había sólo eran pequeños jirones algodonosos de color blanco que posiblemente no trajeran lluvia alguna. Abrí la ventana y me sorprendió que se abriera sin ruido ni esfuerzo alguno a pesar de que no se había abierto en quién sabe cuántos años, y aspiré el aire, relativamente seco. Casi hacía calor y apenas soplaba viento. Por mis venas corría la adrenalina.
Charlie estaba terminando de desayunar cuando bajé las escaleras y de inmediato se apercibió de mi estado de ánimo.
—Ahí fuera hace un día estupendo —comentó.
—Sí —coincidí con una gran sonrisa.
Me devolvió la sonrisa. La piel se arrugó alrededor de sus ojos castaños. Resultaba fácil ver por qué mi madre y él se habían lanzado alegremente a un matrimonio tan prematuro cuando Charlie sonreía. Gran parte del joven romántico que fue en aquellos días se había desvanecido antes de que yo le conociera, cuando su pelo castaño —del mismo color que el mío, aunque de diferente textura— comenzaba a escasear y revelaba lentamente cada vez más y más la piel brillante de la frente. Pero cuando sonreía, podía atisbar un poco del hombre que se había fugado con Renée cuando éste sólo tenía dos años más que yo ahora.
Desayuné animadamente mientras contemplaba revolotear las motas de polvo en los chorros de luz que se filtraban por la ventana trasera. Charlie me deseó un buen día en voz alta y luego oí que el coche patrulla se alejaba. Vacilé al salir de casa, impermeable en mano. No llevarlo equivaldría a tentar al destino. Lo doblé sobre el brazo con un suspiro y salí caminando bajo la luz más brillante que había visto en meses.
A fuerza de emplear a fondo los codos, fui capaz de bajar del todo los dos cristales de las ventanillas del monovolumen. Fui uno de los primeros en llegar al instituto. No había comprobado la hora con las prisas de salir al aire libre. Aparqué y me dirigí hacia los bancos del lado sur de la cafetería, que de vez en cuando se usaban para algún picnic. Los bancos estaban todavía un poco húmedos, por lo que me senté sobre el impermeable, contento de poder darle un uso. Había terminado los deberes, fruto de una escasa vida social, pero había unos cuantos problemas de Trigonometría que no estaba seguro de haber resuelto bien. Abrí el libro aplicadamente, pero me puse a soñar despierto a la mitad de la revisión del primer problema. Garabateé distraídamente unos bocetos en los márgenes de los deberes. Después de algunos minutos, de repente me percaté de que había dibujado cinco pares de ojos negros que me miraban fijamente desde el folio. Los borré con la goma.
— ¡Louis! —oí gritar a alguien, y parecía la voz de Jessica.
Al mirar a mi alrededor comprendí que la escuela se había ido llenando de gente mientras estaba allí sentado, distraído. Todo el mundo llevaba camisetas, algunos incluso vestían shorts a pesar de que la temperatura no debería sobrepasar los doce grados. Jessica se acercaba saludando con el brazo, lucía unos shorts de color caqui y una blusa a rayas.
Se sentó a mi lado con una sonrisa de oreja a oreja y las cuidadas puntas del pelo reluciendo a la luz del sol. Estaba tan encantada de verme que no pude evitar sentirme satisfecho.
—No me había dado cuenta antes de que tu pelo tiene reflejos rojos —comentó mientras atrapaba entre los dedos un mechón que volaba en mi frente.
—Sólo al sol.
Me sentí incómodo cuando colocó el mechón hacia atras.
—Hace un día estupendo, ¿eh?
—La clase de días que me gustan —dije mostrando mi acuerdo.
— ¿Qué hiciste ayer?
El tono de su voz era demasiado posesivo.
—Me dediqué sobre todo al trabajo de Literatura.
No añadí que lo había terminado, no era necesario parecer pagado de mí mismo. Se golpeó la frente con la base de la mano.
—Ah, sí... Hay que entregarlo el jueves, ¿verdad?
—Esto... Creo que el miércoles.
— ¿El miércoles? —Frunció el ceño—. Mal asunto. ¿Sobre qué has escrito el tuyo?
—Acerca de la posible misoginia de Shakespeare en el tratamiento de los personajes masculinos.
Me contempló como si le hubiera hablado en chino.
—Supongo que voy a tener que ponerme a trabajar en eso esta noche —dijo desanimada—. Te iba a preguntar si querías salir.
—Ah.
Me había pillado con la guardia bajada. ¿Por qué ya no podía mantener una conversación agradable con Jessica sin que acabara volviéndose incómoda?
—Bueno, podíamos ir a cenar o algo así... Puedo trabajar más tarde.
Me sonrió lleno de esperanza.
—Jessica... —odiaba que me pusieran en un aprieto—. Creo que no es una buena idea.
Se le descompuso el rostro.
— ¿Por qué? —preguntó con mirada cautelosa. Mis pensamientos volaron hacia Harry, preguntándome si también Jessica pensaba lo mismo.
—Creo, y te voy dar una buena tunda sin remordimiento alguno como repitas una sola palabra de lo que voy a decir —le amenacé—, que eso heriría los sentimientos de Mike.
Se quedó aturdida. Era obvio que no pensaba en esa dirección de ningún modo.
—Mike?
—De verdad, Jessica, ¿estás ciega?
—Vaya —exhaló claramente confusa.
Aproveché la ventaja para escabullirme.
—Es hora de entrar en clase, y no puedo llegar tarde.
Recogí los libros y los introduje en mi mochila.
Caminamos en silencio hacia el edificio tres. Jessica iba con expresión distraída. Esperaba que, cualesquiera que fueran los pensamientos en los que estuviera inmersa, éstos le condujeran en la dirección correcta.
Cuando vi a Mike en Trigonometría, desbordaba entusiasmo. Angela, jessica y lauren iban a ir de compras a Port Angeles esa tarde para buscar vestidos para el baile y quería que yo también fuera, según su replica, el punto de vista de un hombre ayuda mucho. Estaba indeciso. Sería agradable salir del pueblo con algunos amigos, pero Lauren estaría allí y quién sabía qué podía hacer esa tarde... Pero ése era definitivamente el camino erróneo para dejar correr mi imaginación...
De modo que le respondí que tal vez, explicándole que primero tenía que hablar con Charlie.
No habló de otra cosa que del baile durante todo el trayecto hasta clase de Español y continuó, como si no hubiera habido interrupción alguna, cuando la clase terminó al fin, cinco minutos más tarde de la hora, y mientras nos dirigíamos a almorzar. Estaba demasiado perdido en el propio frenesí de mis expectativas como para comprender casi nada de lo que decía. Estaba dolorosamente ávido de ver no sólo a Harry sino a todos los Styles, con el fin de poder contrastar en ellos las nuevas sospechas que llenaban mi mente. Al cruzar el umbral de la cafetería, sentí deslizarse por la espalda y anidar en mi estómago el primer ramalazo de pánico. ¿Serían capaces de saber lo que pensaba? Luego me sobresaltó un sentimiento distinto. ¿Estaría esperándome Harry para sentarse conmigo otra vez?
Fiel a mi costumbre, miré primero hacia la mesa de los Styles. Un estremecimiento de pánico sacudió mi vientre al percatarme de que estaba vacía. Con menor esperanza, recorrí la cafetería con la mirada, esperando encontrarle solo, esperándome. El lugar estaba casi lleno —la clase de Español nos había retrasado—, pero no había rastro de Harry ni de su familia. El desconsuelo hizo mella en mí con una fuerza agobiante.
Anduve vacilante detrás de Mike, sin molestarme en fingir por más tiempo que lo escuchaba.
Habíamos llegado lo bastante tarde para que todo el mundo se hubiera sentado ya en nuestra mesa. Esquivé la silla vacía junto a Jessica a favor de otra al lado de Eric. Fui vagamente consciente de que Mike ofrecía amablemente la silla a Jessica, y de que el rostro de ésta se iluminaba como respuesta.
Eric me hizo unas cuantas preguntas en voz baja sobre el trabajo de Macbeth, a las que respondí con la mayor naturalidad posible mientras me hundía en las espirales de la miseria. También el me invitó a acompañarles por la tarde en busca de sus trajes, y ahora acepté, agarrándome a cualquier cosa que me distrajera.
Comprendí que me había aferrado al último jirón de esperanza cuando vi el asiento contiguo vacío al entrar en Biología, y sentí una nueva oleada de desencanto.
El resto del día transcurrió lentamente, con desconsuelo. En Educación física tuvimos una clase teórica sobre las reglas del bádminton, la siguiente tortura que ponían en mi camino, pero al menos eso significó que pude estar sentado escuchando en lugar de ir dando tumbos por la pista. Lo mejor de todo es que el entrenador no terminó, por lo que tendría otra jornada sin ejercicio al día siguiente. No importaba que me entregaran una raqueta antes de dejarme libre el resto de la clase.
Me alegré de abandonar el campus. De esa forma podría poner mala cara y deprimirme antes de salir con Mike y compañía, pero apenas había traspasado el umbral de la casa de Charlie, Mike me telefoneó para cancelar nuestros planes. Intenté mostrarme encantado de que Jessica le hubiera aceptado la invitacion a cenar, aunque lo que en realidad me aliviaba era que al fin él parecía que iba a tener éxito, pero ese entusiasmo me sonó falso hasta a mí. El reprogramó nuestro viaje de hombres a la tarde noche del día siguiente.
Aquello me dejaba con poco que hacer para distraerme. Había pescado en adobo, con una ensalada y pan que había sobrado la noche anterior, por lo que no quedaba nada que preparar. Me mantuve concentrado en los deberes, pero los terminé a la media hora. Revisé el correo electrónico y leí los mails atrasados de mi madre, que eran cada vez más apremiantes conforme se acercaban a la actualidad. Suspiré y tecleé una rápida respuesta.
Mamá:
Lo siento. He estado fuera. Me fui a la playa con algunos amigos y luego tuve que escribir un trabajo para el instituto.
Mis excusas eran patéticas, por lo que renuncié a intentar justificarme.
Hoy hace un día soleado. Lo sé, yo también estoy muy sorprendido, por lo que me voy a ir al aire libre para empaparme de toda la vitamina D que pueda. Te quiero.
Louis
Decidí matar una hora con alguna lectura que no estuviera relacionada con las clases. Tenía una pequeña colección de libros que me había traído a Forks. El más gastado por el uso era una recopilación de obras de Jane Austen. Lo seleccioné y me dirigí al patio trasero. Al bajar las escaleras tomé un viejo edredón roto del armario de la ropa blanca.
Ya fuera, en el pequeño patio cuadrado de Charlie, doblé el edredón por la mitad, lejos del alcance de la sombra de los árboles, sobre el césped, que iba a permanecer húmedo sin importar durante cuánto tiempo brillara el sol. Me tumbé bocabajo, con los tobillos entrecruzados al aire, hojeando las diferentes novelas del libro mientras intentaba decidir cuál ocuparía mi mente a fondo. Mis favoritas eran Orgullo y prejuicio y Sentido y sensibilidad. Había leído la primera recientemente, por lo que comencé Sentido y sensibilidad, sólo para recordar al comienzo del capítulo tres que el protagonista de la historia se llamaba Harry. Enfadado, me puse a leer Mansfield Park, pero el héroe del texto se llamaba Hacelf, y se parecía demasiado. ¿No había a finales del siglo XVIII más nombres? Aturdido, cerré el libro de golpe y me di la vuelta para tumbarme de espaldas. Me arremangué el sueter lo máximo posible y cerré los ojos. No quería pensar en otra cosa que no fuera el calor del sol sobre mi piel, me dije a mí mismo. La brisa seguía siendo suave, pero su soplo lanzaba basuritas sobre mi rostro, haciéndome cosquillas. Aparte cualquier tipo de peligro para mi rostro y cubri mi rostro con mis manos, y me concentré de nuevo en el calor que me acariciaba los párpados, los pómulos, la nariz, los labios, los antebrazos, el cuello y calentaba mi sueter ala ligera.
Lo próximo de lo que fui consciente fue el sonido del coche patrulla de Charlie al girar sobre las losas de la acera. Me incorporé sorprendido al comprender que la luz ya se había ocultado detrás de los árboles y que me había dormido. Miré a mi alrededor, hecho un lío, con la repentina sensación de no estar solo.
— ¿Charlie? —pregunté, pero sólo oí cerrarse de un portazo la puerta de su coche frente a la casa.
Me incorporé de un salto, con los nervios a flor de piel sin ningún motivo, para recoger el edredón, ahora empapado, y el libro. Corrí dentro para echar algo de gasóleo a la estufa al tiempo que me daba cuenta de que la cena se iba a retrasar. Charlie estaba colgando el cinto con la pistola y quitándose las botas cuando entré.
—Lo siento, papá, la cena aún no está preparada. Me quedé dormido ahí fuera —dije reprimiendo un bostezo.
—No te preocupes ——contestó—. De todos modos, quería enterarme del resultado del partido.
Vi la televisión con Charlie después de la cena, por hacer algo. No había ningún programa que quisiera ver, pero él sabía que no me gustaba el baloncesto, por lo que puso una estúpida comedia de situación que no disfrutamos ninguno de los dos. No obstante, parecía feliz de que hiciéramos algo juntos. A pesar de mi tristeza, me sentí bien por complacerle.
—Papá —dije durante los anuncios—,Mike y Eric van a ver los trajes para el baile mañana por la tarde a Port Angeles y quieren que les ayude a elegir. ¿Te importa que los acompañe?
—Mike Newton? —preguntó.
—y Eric. No me sabia su apellido.
Suspiré mientras le daba todos los detalles.
—Pero tú no vas a asistir al baile, ¿no? —comentó. No lo entendía.
—No, papá, pero los voy a ayudar a elegir los
Trajes —no tendría que explicarle esto a mama—. Ya sabes, aportar una crítica constructiva.
—Bueno, de acuerdo —pareció comprender que aquellos temas de moda se le escapaban—. Aunque, ¿no hay colegio por la tarde?
—Saldremos en cuanto acabe el instituto, por lo que podremos regresar temprano. Te dejaré lista la cena, ¿vale?
—Louis, me he alimentado durante diecisiete años antes de que tú vinieras —me recordó.
—Y no sé cómo has sobrevivido —dije entre dientes para luego añadir con mayor claridad—: Te voy a dejar algo de comida fría en el frigorífico para que te prepares un par de sandwiches, ¿de acuerdo? En la parte de arriba.
Me dedicó una divertida mirada de tolerancia.
Al día siguiente, la mañana amaneció soleada. Me desperté con esperanzas renovadas que intenté suprimir con denuedo. Como el día era más templado, me puse una camisa de color azul oscuro, una prenda que hubiera llevado en Phoenix durante lo más crudo del invierno.
Había planeado llegar al colegio justo para no tener que esperar a entrar en clase. Desmoralizado, di una vuelta completa al aparcamiento en busca de un espacio al tiempo que buscaba también el Volvo plateado, que, claramente, no estaba allí. Aparqué en la última fila y me apresuré a clase de Lengua, llegando sin aliento ni brío, pero antes de que sonara el timbre.
Ocurrió lo mismo que el día anterior. No pude evitar tener ciertas esperanzas que se disiparon dolorosamente cuando en vano recorrí con la mirada el comedor y comprobé que seguía vacío el asiento contiguo al mío de la mesa de Biología.
El plan de ir a Port Angeles por la tarde regresó con mayor atractivo. Estaba ansioso por salir del pueblo, para poder dejar de mirar por encima del hombro, con la esperanza de verlo aparecer de la nada como siempre hacía. Me prometí a mí mismo que iba a estar de buen humor para no arruinar a Mike y Eric el placer de lucir elegantes trajes. Puede que también yo hiciera algunas pequeñas compras. Me negaba a creer que esta semana podría ir de compras solo en Seattle porque Harry ya no estuviera interesado en nuestro plan. Seguramente no lo cancelaría sin decírmelo al menos.
Mike me siguió hasta casa en su viejo Mercury blanco después de clase para que pudiera dejar los libros y mi coche. Me cepillé los dientes a toda prisa mientras estaba dentro, sintiendo resurgir una leve excitación ante la expectativa de salir de Forks. Sobre la mesa, dejé una nota para Charlie en la que le volvía a explicar dónde encontrar la cena, cambié mi desaliñada mochila escolar por una colgada de lado café, de piel, que utilizaba muy de tarde en tarde y corrí a reunirme con Mike. A continuación fuimos a casa de Eric, que nos estaba esperando. Mi excitación crecía exponencialmente conforme el coche se alejaba de los límites del pueblo.
Le dije a Charlie que tenía un montón de deberes pendientes y ningún apetito. Había un partido de baloncesto que lo tenía entusiasmado, aunque, por supuesto, yo no tenía ni idea de por qué era especial, así que no se percató de nada inusual en mi rostro o en mi voz.
Una vez en mi habitación, cerré la puerta. Registré el escritorio hasta encontrar mis viejos cascos y los conecté a mi pequeño reproductor de CD. Elegí un disco que Phil me había regalado por Navidad. Era uno de sus grupos predilectos, aunque, para mi gusto, gritaban demasiado y abusaba un poco del bajo. Lo introduje en el reproductor y me tendí en la cama. Me puse los auriculares, pulsé el botón play y subí el volumen hasta que me dolieron los oídos. Cerré los ojos, pero la luz aún me molestaba, por lo que me puse una almohada encima del rostro. Me concentré con mucha atención en la música, intentando comprender las letras, desenredarlas entre el complicado golpeteo de la batería. La tercera vez que escuché el CD entero, me sabía al menos la letra entera de los estribillos. Me sorprendió descubrir que, después de todo, una vez que conseguí superar el ruido atronador, el grupo me gustaba. Tenía que volver a darle las gracias a Phil.
Y funcionó. Los demoledores golpes me impedían pensar, que era el objetivo final del asunto. Escuché el CD una y otra vez hasta que canté de cabo a rabo todas las canciones y al fin me dormí.
Abrí los ojos en un lugar conocido. En un rincón de mi conciencia sabía que estaba soñando. Reconocí el verde fulgor del bosque y oí las olas batiendo las rocas en algún lugar cercano. Sabía que podría ver el sol si encontraba el océano. Intenté seguir el sonido del mar, pero entonces Zayn Malik estaba allí, tiraba de mi mano, haciéndome retroceder hacia la parte más sombría del bosque.
— ¿Zayn? ¿Qué pasa? —pregunté. Había pánico en su rostro mientras tiraba de mí con todas sus fuerzas para vencer mi resistencia, pero yo no quería entrar en la negrura.
— ¡Corre, Louis, tienes que correr! —susurró aterrado.
— ¡Por aquí, Louis! ——reconocí la voz que me llamaba desde el lúgubre corazón del bosque; era la de Mike, aunque no podía verlo.
— ¿Por qué? —pregunté mientras seguía resistiéndome a la sujeción de Zayn, desesperado por encontrar el sol.
Pero Zayn, que de repente se convulsionó, soltó mi mano y profirió un grito para luego caer sobre el suelo del bosque oscuro. Se retorció bruscamente sobre la tierra mientras yo lo contemplaba aterradao.
— ¡Zayn! —chillé.
Pero él había desaparecido y lo había sustituido un gran lobo de ojos negros y pelaje de color marrón rojizo. El lobo me dio la espalda y se alejó, encaminándose hacia la costa con el pelo del dorso erizado, gruñendo por lo bajo y enseñando los colmillos.
— ¡Corre, Louis! —volvió a gritar Mike a mis espaldas, pero no me di la vuelta. Estaba contemplando una luz que venía hacia mí desde la playa.
Y en ese momento Harry apareció caminando muy deprisa de entre los árboles, con la piel brillando tenuemente y los ojos negros, peligrosos. Alzó una mano y me hizo señas para que me acercara a él. El lobo gruñó a mis pies.
Di un paso adelante, hacia Harry. Entonces, él sonrió. Tenía dientes afilados y puntiagudos.
—Confía en mí —ronroneó.
Avancé un paso más.
El lobo recorrió de un salto el espacio que mediaba entre el vampiro y yo, buscando la yugular con los colmillos.
— ¡No! —grité, levantando de un empujón la ropa de la cama.
El repentino movimiento hizo que los cascos tiraran el reproductor de CD de encima de la mesilla. Resonó sobre el suelo de madera.
La luz seguía encendida. Totalmente vestido y con los zapatos puestos, me senté sobre la cama. Desorientado, eché un vistazo al reloj de la cómoda. Eran las cinco y media de la madrugada.
Gemí, me dejé caer de espaldas y rodé de frente. Me quité los toms a puntapiés, aunque me sentía demasiado incómodo para conseguir dormirme. Volví a dar otra vuelta y desabotoné los vaqueros, sacándomelos a tirones mientras intentaba permanecer en posición horizontal. Sentía mi flequillo pegado en la frente, por lo que me ladeé, pase la mano por el y lo puse hacia atras. Me puse la almohada encima de los ojos.
No sirvió de nada, por supuesto. Mi subconsciente había sacado a relucir exactamente las imágenes que había intentado evitar con tanta desesperación. Ahora iba a tener que enfrentarme a ellas.
Me incorporé, la cabeza me dio vueltas durante un minuto mientras la circulación fluía hacia abajo. Lo primero es lo primero, me dije a mí mismo, feliz de retrasar el asunto lo máximo posible. Tomé mi neceser.
Sin embargo, la ducha no duró tanto como yo esperaba. Pronto no tuve nada que hacer en el cuarto de baño, incluso a pesar de haberme tomado mi tiempo para secarme el pelo con el secador. Crucé las escaleras de vuelta a mi habitación envuelta en una toalla. No sabía si Charlie aún dormía o si se había marchado ya. Fui a la ventana a echar un vistazo y vi que el coche patrulla no estaba. Se había ido a pescar otra vez.
Me puse lentamente el chándal más cómodo que tenía y luego arreglé la cama, algo que no hacía jamás. Ya no podía aplazarlo más, por lo que me dirigí al escritorio y encendí el viejo ordenador.
Odiaba utilizar Internet en Forks. El módem estaba muy anticuado, tenía un servicio gratuito muy inferior al de Phoenix, de modo que, viendo que tardaba tanto en conectarse, decidí servirme un cuenco de cereales entretanto.
Comí despacio, masticando cada bocado con lentitud. Al terminar, lavé el cuenco y la cuchara, los sequé y los guardé. Arrastré los pies escaleras arriba y lo primero de todo recogí del suelo el reproductor de CD y lo situé en el mismo centro de la mesa. Desconecté los cascos y los guardé en un cajón del escritorio. Luego volví a poner el mismo disco a un volumen lo bastante bajo para que sólo fuera música de fondo.
Me volví hacia el ordenador con otro suspiro. La pantalla estaba llena de popups de anuncios y comencé a cerrar todas las ventanitas. Al final me fui a mi buscador favorito, cerré unos cuantos popups más, y tecleé una única palabra.
Vampiro.
Fue de una lentitud que me sacó de quicio, por supuesto. Había mucho que cribar cuando aparecieron los resultados. Todo cuanto concernía a películas, series televisivas, juegos de rol, música undergroundy compañías de productos cosméticos góticos. Entonces encontré un sitio prometedor: «Vampiros, de la A a la Z». Esperé con impaciencia a que el navegador cargara la página, haciendo clic rápidamente en cada anuncio que surgía en la pantalla para cerrarlo. Finalmente, la pantalla estuvo completa: era una página simple con fondo blanco y texto negro, de aspecto académico. La página de inicio me recibió con dos citas.
No hay en todo el vasto y oscuro mundo de espectros y demonios ninguna criatura tan terrible, ninguna tan temida y aborrecida, y aun así aureolada por una aterradora fascinación, como el vampiro, que en sí mismo no es espectro ni demonio, pero comparte con ellos su naturaleza oscura y posee las misteriosas y terribles cualidades de ambos.
Reverendo Montague Summers
Si hay en este mundo un hecho bien autenticado, ése es el de los vampiros. No le falta de nada: informes oficiales, declaraciones juradas de personajes famosos, cirujanos, sacerdotes y magistrados. Las pruebas judiciales son de lo más completas, y aun así, ¿hay alguien que crea en vampiros?
Rousseau
El resto del sitio consistía en un listado alfabético de los diferentes mitos de los vampiros por todo el mundo. El primero en el que hice clic fue el danag, un vampiro filipino a quien se suponía responsable de la plantación de taro en las islas mucho tiempo atrás. El mito aseguraba que los danag trabajaron con los hombres durante muchos años, pero la colaboración finalizó el día en que una mujer se cortó el dedo y un danag lamió la herida, ya que disfrutó tanto del sabor de la sangre que la desangró por completo.
Leí con atención las descripciones en busca de algo que me resultara familiar, dejando sólo lo verosímil. Parecía que la mayoría de los mitos sobre los vampiros se concentraban en reflejar a hermosas mujeres como demonios y a los niños como víctimas. También parecían estructuras creadas para explicar la alta tasa de mortalidad infantil y proporcionar a los hombres una coartada para la infidelidad. En muchas de las historias se mezclaban espíritus incorpóreos y admoniciones contra los entierros realizados incorrectamente. No había mucho que guardara parecido con las películas que había visto, y sólo a unos pocos, como el estrie hebreo y el upier polaco, les preocupaba el beber sangre.
Sólo tres entradas atrajeron de verdad mi atención: el rumano varacolaci, un poderoso no muerto que podía aparecerse como un hermoso humano de piel pálida, el eslovaco nelapsi, una criatura de tal fuerza y rapidez que era capaz de masacrar toda una aldea en una sola hora después de la medianoche, y otro más, el stregoni benefici.
Sobre este último había una única afirmación.
Stregoni benefici: vampiro italiano que afirmaba estar del lado del bien; era enemigo mortal de todos los vampiros diabólicos.
Aquella pequeña entrada constituía un alivio, era el único entre cientos de mitos que aseguraba la existencia de vampiros buenos.
Sin embargo, en conjunto, había pocos que coincidieran con la historia de Zayn o mis propias observaciones. Había realizado mentalmente un pequeño catálogo y lo comparaba cuidadosamente con cada mito mientras iba leyendo. Velocidad, fuerza, belleza, tez pálida, ojos que cambiaban de color, y luego los criterios de Zayn: bebedores de sangre, enemigos de los hombres lobo, piel fría, inmortalidad. Había muy pocos mitos en los que encajara al menos un factor.
Y había otro problema adicional a raíz de lo que recordaba de las pocas películas de terror que había visto y que se reforzaba con aquellas lecturas: los vampiros no podían salir durante el día porque el sol los quemaría hasta reducirlos a cenizas. Dormían en ataúdes todo el día y sólo salían de noche.
Exasperado, apagué el botón de encendido del ordenador sin esperar a cerrar el sistema operativo correctamente. Sentí una turbación aplastante a pesar de toda mi irritación. ¡Todo aquello era tan estúpido! Estaba sentado en mi cuarto rastreando información sobre vampiros. ¿Qué era lo que me sucedía? Decidí que la mayor parte de la culpa estaba fuera del umbral de mi puerta, en el pueblo de Forks y, por extensión, en la húmeda península de Olympic.
Tenía que salir de la casa, pero no había ningún lugar al que quisiera ir que no implicara conducir durante tres días. Volví a calzarme mis toms, sin tener muy claro adonde dirigirme, y bajé las escaleras. Me envolví en un sueter gris sin comprobar qué tiempo hacía y salí por la puerta pisando fuerte.
Estaba nublado, pero aún no llovía. Ignoré el coche y empecé a caminar hacia el este, cruzando el patio de la casa de Charlie en dirección al bosque.
No transcurrió mucho tiempo antes de que me hubiera adentrado en él lo suficiente para que la casa y la carretera desaparecieran de la vista y el único sonido audible fuera el de la tierra húmeda al succionar mis toms y los súbitos silbos de los arrendajos. Al momento me arrepentí, tenia demasiado frio en los pies.
La estrecha franja de un sendero discurría a lo largo del bosque; de lo contrario no me hubiera arriesgado a vagabundear de aquella manera por mis propios medios, ya que carecía de sentido de la orientación y era perfectamente capaz de perderme en parajes mucho menos alambicados. El sendero se adentraba más y más en el corazón del bosque, incluso puedo aventurar que casi siempre rumbo Este. Serpenteaba entre los abetos y las cicutas, entre los tejos y los arces. Tenía leves nociones de los árboles que había a mi alrededor, y todo cuanto sabía se lo debía a Charlie, que me había ido enseñando sus nombres desde la ventana del coche patrulla cuando yo era pequeño. A muchos no los identificaba y de otros no estaba del todo seguro porque estaban casi cubiertos por parásitos verdes.
Seguí el sendero impulsado por mi enfado conmigo mismo. Una vez que éste empezó a desaparecer, aflojé el paso. Unas gotas de agua cayeron desde el dosel de ramas de las alturas, pero no estaba seguro de si empezaba a llover o si se trataba de los restos de la lluvia del día anterior, acumulada sobre el haz de las hojas, y que ahora goteaba lentamente en el suelo. Un árbol caído recientemente —sabía que esto era así porque no estaba totalmente cubierto de musgo— descansaba sobre el tronco de uno de sus hermanos, cuyo resultado era la formación de una especie de banco no muy alto a pocos —y seguros— pasos del sendero. Llegué hasta él saltando con precaución por encima de los heléchos y me senté colocando el sueter de modo que estuviera entre el húmedo asiento y mi ropa. Apoyé la cabeza, contra el árbol vivo.
Aquél era el peor lugar al que podía haber acudido, debería de haberlo sabido, pero ¿a qué otro sitio podía ir? El bosque, de un verde intenso, se parecía demasiado al escenario del sueño de la última noche para alcanzar la paz de espíritu. Ahora que ya no oía el sonido de mis pasos sobre el barro, el silencio era penetrante. Los pájaros también permanecían callados y aumentó la frecuencia de las gotas, lo que parecía confirmar que allí arriba, en el cielo, estaba lloviendo. Ahora que me había sentado, la altura de los heléchos sobrepasaba la de mi cabeza, por lo que cualquiera hubiera podido caminar por la senda a tres pies de distancia sin verme.
Allí, entre los árboles, resultaba mucho más fácil creer en los disparates de los que me avergonzaba dentro de la casa. Nada había cambiado en aquel bosque durante miles de años, y todos los mitos y leyendas de mil países diferentes me parecían mucho más verosímiles en medio de aquella calima verde que en mi despejado dormitorio.
Me obligué a concentrarme en las dos preguntas vitales que debía contestar, pero lo hice a regañadientes.
Primero tenía que decidir si podía ser cierto lo que Zayn me había dicho sobre los Styles.
Mi mente respondió de inmediato con una rotunda negativa. Resultaba estúpido y mórbido entretenerse con unas ideas tan ridículas. Pero, en ese caso, ¿qué pasaba?, me pregunté. No había una explicación racional a por qué seguía vivo en aquel momento. Hice recuento mental de lo que había observado con mis propios ojos: lo inverosímil de su fortaleza y velocidad, el color cambiante de los ojos, del negro al dorado y viceversa, la belleza sobrehumana, la piel fría y pálida, y otros pequeños detalles de los que había tomado nota poco a poco: no parecía comer jamás y se movía con una gracia turbadora. Y luego estaba la forma en que hablaba a veces, con cadencias poco habituales y frases que encajaban mejor con el estilo de una novela de finales del siglo XIX que de una clase del siglo XXI. Había hecho novillos el día que hicimos la prueba del grupo sanguíneo, tampoco se negó a ir de camping a la playa hasta que supo adonde íbamos a ir, y parecía saber lo que pensaban cuantos le rodeaban, salvo yo. Me había dicho que era el malo de la película, peligroso...
¿Podían ser vampiros los Styles?
Bueno, eran algo. Y lo que empezaba a tomar forma delante de mis ojos incrédulos excedía la posibilidad de una explicación racional. Ya fuera uno de los fríos o se cumpliera mi teoría del superhéroe, Harry Styles no era... humano. Era algo más.
Así pues... tal vez. Ésa iba a ser mi respuesta por el momento.
Y luego estaba la pregunta más importante. ¿Qué iba a hacer si resultaba ser cierto?
¿Qué haría si Harry fuera... un vampiro? Apenas podía obligarme a pensar esas palabras. Involucrar a nadie más estaba fuera de lugar. Ni siquiera yo mismo me lo creía, quedaría en ridículo ante cualquiera a quien se lo dijera.
Sólo dos alternativas parecían prácticas. La primera era aceptar su aviso: ser listo y evitarle todo lo posible, cancelar nuestros planes y volver a ignorarlo tanto como fuera capaz, fingir que entre nosotros existía un grueso e impenetrable muro de cristal en la única clase que estábamos obligados a compartir, decirle que se alejara de mí... y esta vez en serio.
Me invadió de repente una desesperación tan agónica cuando consideré esa opción que el mecanismo de mi mente de rechazar el dolor provocó que pasara rápidamente a la siguiente alternativa.
No hacer nada diferente. Después de todo, hasta la fecha, no me había causado daño alguno aunque fuera algo... siniestro. De hecho, sería poco más que una abolladura en el guardabarros de Tyler si él no hubiera actuado con tanta rapidez. Tonto, me dije a mí mismo, que podría haber sido puro reflejo: ¿Cómo puede ser malo si tiene reflejos para salvar vidas?, pensé. No hacía más que darle vueltas sin obtener respuestas.
Había una cosa de la que estaba seguro, si es que estaba seguro de algo: el oscuro Harry del sueño de la pasada noche sólo era una reacción de mi miedo ante el mundo del que había hablado Zayn, no del propio Harry. Aun así, cuando chillé de pánico ante el ataque del hombre lobo, no fue el miedo al licántropo lo que arrancó de mis labios ese grito de « ¡no!», sino a que él resultara herido. A pesar de que me había llamado con los colmillos afilados, temía por él.
Y supe que tenía mi respuesta. Ignoraba si en realidad había tenido elección alguna vez. Ya me había involucrado demasiado en el asunto. Ahora que lo sabía, si es que lo sabía, no podía hacer nada con mi aterrador secreto, ya que cuando pensaba en él, en su voz, sus ojos hipnóticos y la magnética fuerza de su personalidad, no quería otra cosa que estar con él de inmediato, incluso si... Pero no podía pensar en ello, no aquí, solo en la penumbra del bosque, no mientras la lluvia lo hiciera tan sombrío como el crepúsculo debajo del dosel de ramas y disperso como huellas en un suelo enmarañado de tierra. Me estremecí y me levanté deprisa de mi escondite, preocupado porque la lluvia hubiera borrado la senda.
Pero ésta permanecía allí, nítida y sinuosa, para que saliera del goteante laberinto verde. La seguí de forma apresurada, con las manos sobre la cabeza, sin dejar de sorprenderme, mientras pasaba entre los árboles casi a la carrera, de lo lejos que había llegado. Empecé a preguntarme si me dirigía a alguna salida o si la senda llevaría hasta más allá de los confines del bosque. Atisbé algunos claros a través de la maraña de ramas antes de que me entrara demasiado pánico, y luego oí un coche pasar por la carretera, y allí estaba el jardín de Charlie que se extendía delante de mí, y la casa, que me llamaba y me prometía calor y calcetines secos.
Apenas era mediodía cuando entré. Subí las escaleras y me puse ropa de estar por casa, unos pants de chándal y una camiseta de iron maiden, ya que no iba a salir. No me costó mucho esfuerzo concentrarme en la tarea para ese día, un trabajo sobre Macbeth que debía entregar el miércoles. Pergeñé un primer borrador del trabajo con una satisfacción y serenidad que no sentía desde... Bueno, para ser sincero, desde el jueves.
Esa había sido siempre mi forma de ser. Adoptar decisiones era la parte que más me dolía, la que me llevaba por la calle de la amargura. Pero una vez que tomaba la decisión, me limitaba a seguirla... Por lo general, con el alivio que daba el haberla tomado. A veces, el alivio se teñía de desesperación, como cuando resolví venir a Forks, pero seguía siendo mejor que pelear con las alternativas.
Era ridículamente fácil vivir con esta decisión. Peligrosamente fácil.
De ese modo, el día fue tranquilo y productivo. Terminé mi trabajo antes de las ocho. Charlie volvió a casa con abundante pesca, lo que me llevó a pensar en adquirir un libro de recetas para pescado cuando estuviera en Seattle la semana siguiente. Los escalofríos que corrían por mi espalda cada vez que pensaba en ese viaje no diferían de los que sentía antes de mi paseo con Zayn Malik. Creía que serían distintos. Deberían serlo, ¡deberían serlo! Sabía que debería estar asustado, pero lo que sentía no era miedo exactamente.
Dormí sin sueños aquella noche, rendido como estaba por haberme levantado el domingo tan temprano y haber descansando tan poco la noche anterior. Por segunda vez desde mi llegada a Forks, me despertó la brillante luz de un día soleado.
Me levanté de un salto y corrí hacia la ventana; comprobé con asombro que apenas había nubes en el cielo, y las pocas que había sólo eran pequeños jirones algodonosos de color blanco que posiblemente no trajeran lluvia alguna. Abrí la ventana y me sorprendió que se abriera sin ruido ni esfuerzo alguno a pesar de que no se había abierto en quién sabe cuántos años, y aspiré el aire, relativamente seco. Casi hacía calor y apenas soplaba viento. Por mis venas corría la adrenalina.
Charlie estaba terminando de desayunar cuando bajé las escaleras y de inmediato se apercibió de mi estado de ánimo.
—Ahí fuera hace un día estupendo —comentó.
—Sí —coincidí con una gran sonrisa.
Me devolvió la sonrisa. La piel se arrugó alrededor de sus ojos castaños. Resultaba fácil ver por qué mi madre y él se habían lanzado alegremente a un matrimonio tan prematuro cuando Charlie sonreía. Gran parte del joven romántico que fue en aquellos días se había desvanecido antes de que yo le conociera, cuando su pelo castaño —del mismo color que el mío, aunque de diferente textura— comenzaba a escasear y revelaba lentamente cada vez más y más la piel brillante de la frente. Pero cuando sonreía, podía atisbar un poco del hombre que se había fugado con Renée cuando éste sólo tenía dos años más que yo ahora.
Desayuné animadamente mientras contemplaba revolotear las motas de polvo en los chorros de luz que se filtraban por la ventana trasera. Charlie me deseó un buen día en voz alta y luego oí que el coche patrulla se alejaba. Vacilé al salir de casa, impermeable en mano. No llevarlo equivaldría a tentar al destino. Lo doblé sobre el brazo con un suspiro y salí caminando bajo la luz más brillante que había visto en meses.
A fuerza de emplear a fondo los codos, fui capaz de bajar del todo los dos cristales de las ventanillas del monovolumen. Fui uno de los primeros en llegar al instituto. No había comprobado la hora con las prisas de salir al aire libre. Aparqué y me dirigí hacia los bancos del lado sur de la cafetería, que de vez en cuando se usaban para algún picnic. Los bancos estaban todavía un poco húmedos, por lo que me senté sobre el impermeable, contento de poder darle un uso. Había terminado los deberes, fruto de una escasa vida social, pero había unos cuantos problemas de Trigonometría que no estaba seguro de haber resuelto bien. Abrí el libro aplicadamente, pero me puse a soñar despierto a la mitad de la revisión del primer problema. Garabateé distraídamente unos bocetos en los márgenes de los deberes. Después de algunos minutos, de repente me percaté de que había dibujado cinco pares de ojos negros que me miraban fijamente desde el folio. Los borré con la goma.
— ¡Louis! —oí gritar a alguien, y parecía la voz de Jessica.
Al mirar a mi alrededor comprendí que la escuela se había ido llenando de gente mientras estaba allí sentado, distraído. Todo el mundo llevaba camisetas, algunos incluso vestían shorts a pesar de que la temperatura no debería sobrepasar los doce grados. Jessica se acercaba saludando con el brazo, lucía unos shorts de color caqui y una blusa a rayas.
Se sentó a mi lado con una sonrisa de oreja a oreja y las cuidadas puntas del pelo reluciendo a la luz del sol. Estaba tan encantada de verme que no pude evitar sentirme satisfecho.
—No me había dado cuenta antes de que tu pelo tiene reflejos rojos —comentó mientras atrapaba entre los dedos un mechón que volaba en mi frente.
—Sólo al sol.
Me sentí incómodo cuando colocó el mechón hacia atras.
—Hace un día estupendo, ¿eh?
—La clase de días que me gustan —dije mostrando mi acuerdo.
— ¿Qué hiciste ayer?
El tono de su voz era demasiado posesivo.
—Me dediqué sobre todo al trabajo de Literatura.
No añadí que lo había terminado, no era necesario parecer pagado de mí mismo. Se golpeó la frente con la base de la mano.
—Ah, sí... Hay que entregarlo el jueves, ¿verdad?
—Esto... Creo que el miércoles.
— ¿El miércoles? —Frunció el ceño—. Mal asunto. ¿Sobre qué has escrito el tuyo?
—Acerca de la posible misoginia de Shakespeare en el tratamiento de los personajes masculinos.
Me contempló como si le hubiera hablado en chino.
—Supongo que voy a tener que ponerme a trabajar en eso esta noche —dijo desanimada—. Te iba a preguntar si querías salir.
—Ah.
Me había pillado con la guardia bajada. ¿Por qué ya no podía mantener una conversación agradable con Jessica sin que acabara volviéndose incómoda?
—Bueno, podíamos ir a cenar o algo así... Puedo trabajar más tarde.
Me sonrió lleno de esperanza.
—Jessica... —odiaba que me pusieran en un aprieto—. Creo que no es una buena idea.
Se le descompuso el rostro.
— ¿Por qué? —preguntó con mirada cautelosa. Mis pensamientos volaron hacia Harry, preguntándome si también Jessica pensaba lo mismo.
—Creo, y te voy dar una buena tunda sin remordimiento alguno como repitas una sola palabra de lo que voy a decir —le amenacé—, que eso heriría los sentimientos de Mike.
Se quedó aturdida. Era obvio que no pensaba en esa dirección de ningún modo.
—Mike?
—De verdad, Jessica, ¿estás ciega?
—Vaya —exhaló claramente confusa.
Aproveché la ventaja para escabullirme.
—Es hora de entrar en clase, y no puedo llegar tarde.
Recogí los libros y los introduje en mi mochila.
Caminamos en silencio hacia el edificio tres. Jessica iba con expresión distraída. Esperaba que, cualesquiera que fueran los pensamientos en los que estuviera inmersa, éstos le condujeran en la dirección correcta.
Cuando vi a Mike en Trigonometría, desbordaba entusiasmo. Angela, jessica y lauren iban a ir de compras a Port Angeles esa tarde para buscar vestidos para el baile y quería que yo también fuera, según su replica, el punto de vista de un hombre ayuda mucho. Estaba indeciso. Sería agradable salir del pueblo con algunos amigos, pero Lauren estaría allí y quién sabía qué podía hacer esa tarde... Pero ése era definitivamente el camino erróneo para dejar correr mi imaginación...
De modo que le respondí que tal vez, explicándole que primero tenía que hablar con Charlie.
No habló de otra cosa que del baile durante todo el trayecto hasta clase de Español y continuó, como si no hubiera habido interrupción alguna, cuando la clase terminó al fin, cinco minutos más tarde de la hora, y mientras nos dirigíamos a almorzar. Estaba demasiado perdido en el propio frenesí de mis expectativas como para comprender casi nada de lo que decía. Estaba dolorosamente ávido de ver no sólo a Harry sino a todos los Styles, con el fin de poder contrastar en ellos las nuevas sospechas que llenaban mi mente. Al cruzar el umbral de la cafetería, sentí deslizarse por la espalda y anidar en mi estómago el primer ramalazo de pánico. ¿Serían capaces de saber lo que pensaba? Luego me sobresaltó un sentimiento distinto. ¿Estaría esperándome Harry para sentarse conmigo otra vez?
Fiel a mi costumbre, miré primero hacia la mesa de los Styles. Un estremecimiento de pánico sacudió mi vientre al percatarme de que estaba vacía. Con menor esperanza, recorrí la cafetería con la mirada, esperando encontrarle solo, esperándome. El lugar estaba casi lleno —la clase de Español nos había retrasado—, pero no había rastro de Harry ni de su familia. El desconsuelo hizo mella en mí con una fuerza agobiante.
Anduve vacilante detrás de Mike, sin molestarme en fingir por más tiempo que lo escuchaba.
Habíamos llegado lo bastante tarde para que todo el mundo se hubiera sentado ya en nuestra mesa. Esquivé la silla vacía junto a Jessica a favor de otra al lado de Eric. Fui vagamente consciente de que Mike ofrecía amablemente la silla a Jessica, y de que el rostro de ésta se iluminaba como respuesta.
Eric me hizo unas cuantas preguntas en voz baja sobre el trabajo de Macbeth, a las que respondí con la mayor naturalidad posible mientras me hundía en las espirales de la miseria. También el me invitó a acompañarles por la tarde en busca de sus trajes, y ahora acepté, agarrándome a cualquier cosa que me distrajera.
Comprendí que me había aferrado al último jirón de esperanza cuando vi el asiento contiguo vacío al entrar en Biología, y sentí una nueva oleada de desencanto.
El resto del día transcurrió lentamente, con desconsuelo. En Educación física tuvimos una clase teórica sobre las reglas del bádminton, la siguiente tortura que ponían en mi camino, pero al menos eso significó que pude estar sentado escuchando en lugar de ir dando tumbos por la pista. Lo mejor de todo es que el entrenador no terminó, por lo que tendría otra jornada sin ejercicio al día siguiente. No importaba que me entregaran una raqueta antes de dejarme libre el resto de la clase.
Me alegré de abandonar el campus. De esa forma podría poner mala cara y deprimirme antes de salir con Mike y compañía, pero apenas había traspasado el umbral de la casa de Charlie, Mike me telefoneó para cancelar nuestros planes. Intenté mostrarme encantado de que Jessica le hubiera aceptado la invitacion a cenar, aunque lo que en realidad me aliviaba era que al fin él parecía que iba a tener éxito, pero ese entusiasmo me sonó falso hasta a mí. El reprogramó nuestro viaje de hombres a la tarde noche del día siguiente.
Aquello me dejaba con poco que hacer para distraerme. Había pescado en adobo, con una ensalada y pan que había sobrado la noche anterior, por lo que no quedaba nada que preparar. Me mantuve concentrado en los deberes, pero los terminé a la media hora. Revisé el correo electrónico y leí los mails atrasados de mi madre, que eran cada vez más apremiantes conforme se acercaban a la actualidad. Suspiré y tecleé una rápida respuesta.
Mamá:
Lo siento. He estado fuera. Me fui a la playa con algunos amigos y luego tuve que escribir un trabajo para el instituto.
Mis excusas eran patéticas, por lo que renuncié a intentar justificarme.
Hoy hace un día soleado. Lo sé, yo también estoy muy sorprendido, por lo que me voy a ir al aire libre para empaparme de toda la vitamina D que pueda. Te quiero.
Louis
Decidí matar una hora con alguna lectura que no estuviera relacionada con las clases. Tenía una pequeña colección de libros que me había traído a Forks. El más gastado por el uso era una recopilación de obras de Jane Austen. Lo seleccioné y me dirigí al patio trasero. Al bajar las escaleras tomé un viejo edredón roto del armario de la ropa blanca.
Ya fuera, en el pequeño patio cuadrado de Charlie, doblé el edredón por la mitad, lejos del alcance de la sombra de los árboles, sobre el césped, que iba a permanecer húmedo sin importar durante cuánto tiempo brillara el sol. Me tumbé bocabajo, con los tobillos entrecruzados al aire, hojeando las diferentes novelas del libro mientras intentaba decidir cuál ocuparía mi mente a fondo. Mis favoritas eran Orgullo y prejuicio y Sentido y sensibilidad. Había leído la primera recientemente, por lo que comencé Sentido y sensibilidad, sólo para recordar al comienzo del capítulo tres que el protagonista de la historia se llamaba Harry. Enfadado, me puse a leer Mansfield Park, pero el héroe del texto se llamaba Hacelf, y se parecía demasiado. ¿No había a finales del siglo XVIII más nombres? Aturdido, cerré el libro de golpe y me di la vuelta para tumbarme de espaldas. Me arremangué el sueter lo máximo posible y cerré los ojos. No quería pensar en otra cosa que no fuera el calor del sol sobre mi piel, me dije a mí mismo. La brisa seguía siendo suave, pero su soplo lanzaba basuritas sobre mi rostro, haciéndome cosquillas. Aparte cualquier tipo de peligro para mi rostro y cubri mi rostro con mis manos, y me concentré de nuevo en el calor que me acariciaba los párpados, los pómulos, la nariz, los labios, los antebrazos, el cuello y calentaba mi sueter ala ligera.
Lo próximo de lo que fui consciente fue el sonido del coche patrulla de Charlie al girar sobre las losas de la acera. Me incorporé sorprendido al comprender que la luz ya se había ocultado detrás de los árboles y que me había dormido. Miré a mi alrededor, hecho un lío, con la repentina sensación de no estar solo.
— ¿Charlie? —pregunté, pero sólo oí cerrarse de un portazo la puerta de su coche frente a la casa.
Me incorporé de un salto, con los nervios a flor de piel sin ningún motivo, para recoger el edredón, ahora empapado, y el libro. Corrí dentro para echar algo de gasóleo a la estufa al tiempo que me daba cuenta de que la cena se iba a retrasar. Charlie estaba colgando el cinto con la pistola y quitándose las botas cuando entré.
—Lo siento, papá, la cena aún no está preparada. Me quedé dormido ahí fuera —dije reprimiendo un bostezo.
—No te preocupes ——contestó—. De todos modos, quería enterarme del resultado del partido.
Vi la televisión con Charlie después de la cena, por hacer algo. No había ningún programa que quisiera ver, pero él sabía que no me gustaba el baloncesto, por lo que puso una estúpida comedia de situación que no disfrutamos ninguno de los dos. No obstante, parecía feliz de que hiciéramos algo juntos. A pesar de mi tristeza, me sentí bien por complacerle.
—Papá —dije durante los anuncios—,Mike y Eric van a ver los trajes para el baile mañana por la tarde a Port Angeles y quieren que les ayude a elegir. ¿Te importa que los acompañe?
—Mike Newton? —preguntó.
—y Eric. No me sabia su apellido.
Suspiré mientras le daba todos los detalles.
—Pero tú no vas a asistir al baile, ¿no? —comentó. No lo entendía.
—No, papá, pero los voy a ayudar a elegir los
Trajes —no tendría que explicarle esto a mama—. Ya sabes, aportar una crítica constructiva.
—Bueno, de acuerdo —pareció comprender que aquellos temas de moda se le escapaban—. Aunque, ¿no hay colegio por la tarde?
—Saldremos en cuanto acabe el instituto, por lo que podremos regresar temprano. Te dejaré lista la cena, ¿vale?
—Louis, me he alimentado durante diecisiete años antes de que tú vinieras —me recordó.
—Y no sé cómo has sobrevivido —dije entre dientes para luego añadir con mayor claridad—: Te voy a dejar algo de comida fría en el frigorífico para que te prepares un par de sandwiches, ¿de acuerdo? En la parte de arriba.
Me dedicó una divertida mirada de tolerancia.
Al día siguiente, la mañana amaneció soleada. Me desperté con esperanzas renovadas que intenté suprimir con denuedo. Como el día era más templado, me puse una camisa de color azul oscuro, una prenda que hubiera llevado en Phoenix durante lo más crudo del invierno.
Había planeado llegar al colegio justo para no tener que esperar a entrar en clase. Desmoralizado, di una vuelta completa al aparcamiento en busca de un espacio al tiempo que buscaba también el Volvo plateado, que, claramente, no estaba allí. Aparqué en la última fila y me apresuré a clase de Lengua, llegando sin aliento ni brío, pero antes de que sonara el timbre.
Ocurrió lo mismo que el día anterior. No pude evitar tener ciertas esperanzas que se disiparon dolorosamente cuando en vano recorrí con la mirada el comedor y comprobé que seguía vacío el asiento contiguo al mío de la mesa de Biología.
El plan de ir a Port Angeles por la tarde regresó con mayor atractivo. Estaba ansioso por salir del pueblo, para poder dejar de mirar por encima del hombro, con la esperanza de verlo aparecer de la nada como siempre hacía. Me prometí a mí mismo que iba a estar de buen humor para no arruinar a Mike y Eric el placer de lucir elegantes trajes. Puede que también yo hiciera algunas pequeñas compras. Me negaba a creer que esta semana podría ir de compras solo en Seattle porque Harry ya no estuviera interesado en nuestro plan. Seguramente no lo cancelaría sin decírmelo al menos.
Mike me siguió hasta casa en su viejo Mercury blanco después de clase para que pudiera dejar los libros y mi coche. Me cepillé los dientes a toda prisa mientras estaba dentro, sintiendo resurgir una leve excitación ante la expectativa de salir de Forks. Sobre la mesa, dejé una nota para Charlie en la que le volvía a explicar dónde encontrar la cena, cambié mi desaliñada mochila escolar por una colgada de lado café, de piel, que utilizaba muy de tarde en tarde y corrí a reunirme con Mike. A continuación fuimos a casa de Eric, que nos estaba esperando. Mi excitación crecía exponencialmente conforme el coche se alejaba de los límites del pueblo.
diana perez tellez
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
LOL!!!! YA EMPIEZA LA BUENO!!!! ES AL SIGUIENTE CAP!!! SIUELA ME ENCANTA!
FUTURESTYLES
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
SIGUELA TODO ES TAN INTERESANTE ME ENCANTA!! OJALA PRONTO LARRY!! <3
MajooSancheezz
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
se acerca la accion!!!
ahi ahi ahi que emocion !!
ame los capitulooos
zayn ya me lo imagine en personaje, y...
estoy enamorada! jajaja
la historia de los frios ksjdfhjksdkg
amo los cambios que vas haciendo!!
amo como te esta quedando ♥
ahi van a comprar los trajes nervios,
ya viene lo buenooooo!
la push jajajajajjaa no puedo evitar acordarme de la
peli y a eric decir *la push nena es la push* jajajajajjajaa
amo esto ♥
seguila prontoo
un beso
TomlinsonLover
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
Hola,no recuerdo si te dije mi nombre(creo que si :3) x si acaso,es romina,si quieres dime así :3.diana perez tellez escribió:hola, como puedo llamarte?narutiana escribió:Hello soy yo de nuevo,acosandote okno :3 jajajajja
como estas?ya viste this is us??? es taaaan perfect y iuymjrgfds
sin luz una semana?wou y yo me quejaba del internet,yo me muero sin una semana sin luz jajajjaa te entiedno :3
Y alreves,yo no entiendo eso de los pies,jajajaj xq vos dijiste una parte en que louis no iba al baile porque habia heredado de charlie un prolema algo asi y es que no entendi :3 (perdon si pongo mucho :3 ,es costumbre jajajaja :3 )
No tranquila,no me atosigas,al revez,me gusta que me hables mas asi te consco mejor :3 , me caes muy bien sabes?y hacer un maraton solo por mi?hay sos una genia te amo sabias??okya ajajaj
antes de irme,una pregunta,de que pais sos?yo de uruguay :3
bss y cuidate :3
para nada no me acosas... tu dime diana! ok?
estoy muy bien,,, y tu? espero que igual...
y si ya la vi.. 2 veces y las dos llore como bebe.. jajajajajaja es hermosa....
yo casi me andaba muriendo en serio.... gracias por entenderme.
ah, lo dijo de una forma ironica... es malo bailando por que es muy torpe y descoordinado y Charlie igual por eso dice que lo heredo de el.. jajajaja ntp es difícil de entender y recuerda cada que tengas una duda hasme la saber y yo te la resuelvo.. y bueno.. que quieres que te cuente de mi? tu solo dime y yo te platico.. yo soy de mexico jajajajajaja, y uruguay? como es? bueno besos igual y cuídate... por cierto cuantos años tienes?
Te llamas Diana dcfvgybhnj,hablando de diana,escuchaste la cancion??es taaan perfecta dcfvgbhn.
Sinceramente,ame los capitulos y etube rato leyendolos. Tenia que releer el mismo parrafo muchas veces a veces(raro en mi,solo me pasa cuando estoy cansada,ya que una vez me lei un libro de 200 paginas en 2 horas y otro de casi 400 paginas en 3 horas y algo) ya que me estoy cayendo del sueño ya que pase todo la noche mal(con vomitos y eso)y dormi reee poco.Ahora son las 10:32 y me estoy muriendo de sueño y no le pude prestar toda la atención que quería xq se me cierran los ojos,pero me moria de anisedad x leer mjynhtbgfd sabes que amo la novela no??
Bueno,tengo una duda,los capitulos,los escribis vos,osea adaptandolo como te paresca o copias del libro??xq sin duda,tenes tremenda buena redaccion.Yo no redacto tan mal,algo decente me sale,eso si, algo que si,es que soy reee creativa,mis amigas me dicen que debo ser escritora x lo creativa :3.
Gracias x explicarme eso de los pies,jajaja es que no habia entendido :3
Pd:soy de usar mucho el ":3" creo que igual te diste cuenta ajajaja
Uruguay,nose,jajajaja, depende de donde vayas,si vas a los mejores barrios(pocitos,carrasco,punta del este,etc) vas a ver todo lindo y areglado,pero si vas a barrios de clase media o pobres es una mierda(perdon la palabra)sinceramente,odio este pais.Cuando sea grande y pueda me quiero ir,este gobieron es una total mierda y es una injusticia,ya que las personas que trabajan, le decuenta cantidad de plata y eso para darle a los q no trabajan xq no quieren y se llenan de hijos,el presidente no sirve para nada y apenas sabe hablar(noce si escuchaste del "pepe mujica",es nuestro presidente,apenas termino la primaria ).Y otro ejemplo,el 20 de agosto operaron a mi abuela(le quitaron el vaso xq tenia un pequeño cancer)y tiene que darse una vacuna,y si no se la da,puede morir xq al no tener el vaso no tiene defensas,y la vacuna en uruguay no hay, tampoco la compran xq se les echa a perder ya que nadie la necesita y aunque vayas al hospital a pedirla y decir que igual la pagas vos,que ellos solo la encarguen,te rechazan el pedido(fue lo que nos paso y y le paso a otra persona,con el mimso caso de mi abuela),ahora estamos pensando ir a argentina(aunque el viaje es caro y la vacuna tambien y tenemos que darle 2,una ahora y otra en 40 dias y despues nuca mas)o cruzar la frontera y ir a brasil,aunque aun no tenemos nada bien planeado.Perdon por las palabras,pero la verdad es que odio este pais, y ta,perdon x contarte todo esto cuando solo me dijiste como era Uruguay
Cambiando de tema,como es mexico??todos dicen que es hermoso y eso...
Has ido a algun concierto de 1D???
Te gusta Justin Bieber?? y si te gusta,has ido a algun concierto?
Hace cuento sos directioner??
Aunque te sorpenda mi edad(muchas personas me dicen que soy muy madura y que pienso demasiado las cosas y eso :3 )tengo 14 :3
Pd:aunque con mis amigas somos ree perevtidas,jajajaja te sorpenderia las cosas que decimos a diario jajajajaj :3
Vos cuantos años tenes??estudias??que estudias??
Okya parece que te estoy interogando jajaja,pero noce bien xq, me caes re bien :3
Bueno,que bueno que estas bien,yo tambien :3 ,asi que cuídate y besos y espero ansiosa el proximo capitulo
Pd:gracias por el maraton,sabias que te amo?? :3 okya fdcgvhbjnkm
Pd2:te escribi tremendo poema jajajaja :3
narutiana
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
hola hermosa,, ahora la sigo... espero que te guste y lo sigas leyendo.FUTURESTYLES escribió:LOL!!!! YA EMPIEZA LA BUENO!!!! ES AL SIGUIENTE CAP!!! SIUELA ME ENCANTA!
te mando un besote y un abrazote:hug:
diana perez tellez
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
ya casi llega Larry,, no te preocupes... ahora la sigoMajooSancheezz escribió:SIGUELA TODO ES TAN INTERESANTE ME ENCANTA!! OJALA PRONTO LARRY!! <3
besos y abrazos hermosa:P
diana perez tellez
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
jajajajajaja, si no ma... igual me acorde de eso...TomlinsonLover escribió:
se acerca la accion!!!
ahi ahi ahi que emocion !!
ame los capitulooos
zayn ya me lo imagine en personaje, y...
estoy enamorada! jajaja
la historia de los frios ksjdfhjksdkg
amo los cambios que vas haciendo!!
amo como te esta quedando
ahi van a comprar los trajes nervios,
ya viene lo buenooooo!
la push jajajajajjaa no puedo evitar acordarme de la
peli y a eric decir *la push nena es la push* jajajajajjajaa
amo esto
seguila prontoo
un beso
no sabes cuanto te agradezco amor.... en serio gracias,,, me alegra que te guste lo que le cambie...
si, van a ir por trajes asi bien sensuales.. jajajajaja
si, este capitulo que voy a subir ya trae acción Larry... vas a ver que te va a gustar....
ahora subo cariño, espero leerte pronto besos y abrazos de diana.:cherry:
diana perez tellez
Re: CREPUSCULO (LARRY STYLINSON Y NIAM) -TERMINADA-
hola! bueno déjame decirte que estaba en YouTube y fue asi como ... buscar.. one direction y zaz que sale diana y yo asi como:shock: y la abri y fue de que la escuche y mi hermana igual es directioner y yo estaba como -ja, bitch tengo una cancion:twisted: y ella tiene 12 y mi mama me dijo que ella parecía la mayor jajajajaja pero no me importo le dije jajajajajajanarutiana escribió:Hola,no recuerdo si te dije mi nombre(creo que si :3) x si acaso,es romina,si quieres dime así :3.diana perez tellez escribió:hola, como puedo llamarte?narutiana escribió:Hello soy yo de nuevo,acosandote okno :3 jajajajja
como estas?ya viste this is us??? es taaaan perfect y iuymjrgfds
sin luz una semana?wou y yo me quejaba del internet,yo me muero sin una semana sin luz jajajjaa te entiedno :3
Y alreves,yo no entiendo eso de los pies,jajajaj xq vos dijiste una parte en que louis no iba al baile porque habia heredado de charlie un prolema algo asi y es que no entendi :3 (perdon si pongo mucho :3 ,es costumbre jajajaja :3 )
No tranquila,no me atosigas,al revez,me gusta que me hables mas asi te consco mejor :3 , me caes muy bien sabes?y hacer un maraton solo por mi?hay sos una genia te amo sabias??okya ajajaj
antes de irme,una pregunta,de que pais sos?yo de uruguay :3
bss y cuidate :3
para nada no me acosas... tu dime diana! ok?
estoy muy bien,,, y tu? espero que igual...
y si ya la vi.. 2 veces y las dos llore como bebe.. jajajajajaja es hermosa....
yo casi me andaba muriendo en serio.... gracias por entenderme.
ah, lo dijo de una forma ironica... es malo bailando por que es muy torpe y descoordinado y Charlie igual por eso dice que lo heredo de el.. jajajaja ntp es difícil de entender y recuerda cada que tengas una duda hasme la saber y yo te la resuelvo.. y bueno.. que quieres que te cuente de mi? tu solo dime y yo te platico.. yo soy de mexico jajajajajaja, y uruguay? como es? bueno besos igual y cuídate... por cierto cuantos años tienes?
Te llamas Diana dcfvgybhnj,hablando de diana,escuchaste la cancion??es taaan perfecta dcfvgbhn.
Sinceramente,ame los capitulos y etube rato leyendolos. Tenia que releer el mismo parrafo muchas veces a veces(raro en mi,solo me pasa cuando estoy cansada,ya que una vez me lei un libro de 200 paginas en 2 horas y otro de casi 400 paginas en 3 horas y algo) ya que me estoy cayendo del sueño ya que pase todo la noche mal(con vomitos y eso)y dormi reee poco.Ahora son las 10:32 y me estoy muriendo de sueño y no le pude prestar toda la atención que quería xq se me cierran los ojos,pero me moria de anisedad x leer mjynhtbgfd sabes que amo la novela no??
Bueno,tengo una duda,los capitulos,los escribis vos,osea adaptandolo como te paresca o copias del libro??xq sin duda,tenes tremenda buena redaccion.Yo no redacto tan mal,algo decente me sale,eso si, algo que si,es que soy reee creativa,mis amigas me dicen que debo ser escritora x lo creativa :3.
Gracias x explicarme eso de los pies,jajaja es que no habia entendido :3
Pd:soy de usar mucho el ":3" creo que igual te diste cuenta ajajaja
Uruguay,nose,jajajaja, depende de donde vayas,si vas a los mejores barrios(pocitos,carrasco,punta del este,etc) vas a ver todo lindo y areglado,pero si vas a barrios de clase media o pobres es una mierda(perdon la palabra)sinceramente,odio este pais.Cuando sea grande y pueda me quiero ir,este gobieron es una total mierda y es una injusticia,ya que las personas que trabajan, le decuenta cantidad de plata y eso para darle a los q no trabajan xq no quieren y se llenan de hijos,el presidente no sirve para nada y apenas sabe hablar(noce si escuchaste del "pepe mujica",es nuestro presidente,apenas termino la primaria ).Y otro ejemplo,el 20 de agosto operaron a mi abuela(le quitaron el vaso xq tenia un pequeño cancer)y tiene que darse una vacuna,y si no se la da,puede morir xq al no tener el vaso no tiene defensas,y la vacuna en uruguay no hay, tampoco la compran xq se les echa a perder ya que nadie la necesita y aunque vayas al hospital a pedirla y decir que igual la pagas vos,que ellos solo la encarguen,te rechazan el pedido(fue lo que nos paso y y le paso a otra persona,con el mimso caso de mi abuela),ahora estamos pensando ir a argentina(aunque el viaje es caro y la vacuna tambien y tenemos que darle 2,una ahora y otra en 40 dias y despues nuca mas)o cruzar la frontera y ir a brasil,aunque aun no tenemos nada bien planeado.Perdon por las palabras,pero la verdad es que odio este pais, y ta,perdon x contarte todo esto cuando solo me dijiste como era Uruguay
Cambiando de tema,como es mexico??todos dicen que es hermoso y eso...
Has ido a algun concierto de 1D???
Te gusta Justin Bieber?? y si te gusta,has ido a algun concierto?
Hace cuento sos directioner??
Aunque te sorpenda mi edad(muchas personas me dicen que soy muy madura y que pienso demasiado las cosas y eso :3 )tengo 14 :3
Pd:aunque con mis amigas somos ree perevtidas,jajajaja te sorpenderia las cosas que decimos a diario jajajajaj :3
Vos cuantos años tenes??estudias??que estudias??
Okya parece que te estoy interogando jajaja,pero noce bien xq, me caes re bien :3
Bueno,que bueno que estas bien,yo tambien :3 ,asi que cuídate y besos y espero ansiosa el proximo capitulo
Pd:gracias por el maraton,sabias que te amo?? :3 okya fdcgvhbjnkm
Pd2:te escribi tremendo poema jajajaja :3
hablando de el nombre...soy muy olvidadiza,,, pero puedo llamarte romi si? si? si?
no me dijas, has estado enferma? si es asi espero que te compongas mucho... te mando un abrazote:hug: bueno dos mejor:hug: , bueno ya para que te compongas mas rápido :hug: :hug: :hug: :hug: ,,, jajaja no me hagas caso estoy loca,, a mi me pasa igual... yo una vez lei el retrato de Dorian gray en dos días,,, es que a veces no comprendia y estaba yo como mensa lee y lee y luego no entendia e iva con mi mama y ya le dije y ya me explico u.u jajajajaajajaj pero sabes? me gustaría leer angeles en america y por donde vivo no lo venden y yo estoy supero frustrada por que quería adaptar esa novela en Larry y una que se llama entre tu y yo igual es temática gay,,, y la queria adaptar pero pues ya vez,,, y no dudo que seas una gran escritora editora en el futuro ,,, solo cumple tus sueños y listo... yo quería estudiar para ser editora, o maquillista profesional, o música, o historia antigua... estoy muy indecisa,, y ya debo de ir planteándomelo... u.u tengo como 2 años jajajajajaja,,, has de cuenta de que tengo el libro en internet y lo copeo de ahí,,, algunas partes si las corto y las pego pero regularmente me gusta escribirlo todo,,, soy muy rápida escribiendo,, ahorita empeze con este maratón a las 10 y ya acabe en hora y media... amo escribir jajajajaja
.... con respecto a uruguay,,, creo que es como todo,,, hay corrupción, hay cosas bonitas, hay estupideces, y bueno creo que hay que saber ver lo bueno de la vida... se que van a poder solucionar sus problemas con tu abue... espero y se mejore,,, y dales a tu familia un abrazo de parte d emi:hug: todo se va a solucionar.... creo que si ves desde otra perspectiva te daras cuenta de que las cosas mas bellas son aquellas que son las mas pequeñas,,, algo es hermoso por lo poco que dura... veras que todo sale bien....
mexico,,, bueno que te puedo decir de mexico,, tiene una playas que joder, te enamoras, en Campeche hay una recóndito super mega hermoso, la verdad es hermoso el campo, la ciudad que es donde vivo, esta intestada de gente pero aun asi el zocalo es hermoso en Halloween, en navidad ponen un super árbol y cuando encienden la torre latinoamericana en las noches es como ver a la torre de pariz (al estilo mexicano) nah la verdad la torre esta mucho mas bonita.. yo quiero visitar parís, y Francia, y japon jajajajajajajajaja pero a qui la violencia cada vez se hace mas grande... hay mas muertes, y mas sobornos en el gobierno... pero no me quejo... ya sabes, yo bien estúpida viendo el lado bueno de todo, eso es lo que siempre me dicen mis amigos,,, pero 'x'....
ahora con tus preguntas.
Has ido a algun concierto de 1D??? no... u.u, pero al wwa ire... estoy ahorrando.
Te gusta Justin Bieber?? y si te gusta,has ido a algun concierto? me considero solo fan... no believer... y no no eh ido.
Hace cuento sos directioner?? desde junio del 2011... y tu?
si creo que seas madura, te dijo ve a mi hermana con 12 años jajajajajaja y yo soy la que la llama bitch jajajajja
tengo 17 años,, puff,,, en febrero cumplo 18 y podre trabajar. siisiiiiii....
si estudio la prepa aun... y bueno ya sabes lo que quiero estudiar... ahorita es tronco común...
se que me amas y sabes que? yo te amo aun mas jajajajaja
besos y adiós... te amo, mucho.
p.d... mi mama dice que parezco niña de 4 años, pero nah ella esta peor, una vez en el micro en la radio salio bse y yo comenze a cantar el solo de mi tomito que es el que no puedo dejar de cantar y la gente se me qeudaba viendo asi como pinche loca y no me importo y le saque la lengua a una señora cuando se volteo jajajajajajaj pero 'x'
tu, aparte de directioner que eres? color favorito? canción favorita? te gusta ed sheeran? que canción? debilidad?
adiós... besos
diana perez tellez
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