▼ Going nowhere |Zayn Malik| ONESHOOT.

No sabemos lo que producen unas míseras palabras. Las escribirnos y decimos sin pensar en las consecuencias. Sin preocuparnos en si van a ser escuchadas o no, si van a ser tomadas en cuenta o simplemente pasaran como si de aire se tratase.

Él ha estado sufriendo mucho. Tiene gente que le apoya, que lo quiere y sabe lo que se siente. Que varias veces le ha pillado en plena faena y ha impedido que hiciera tal locura. Pero él se siente cada vez peor, y ésta... ésta es la gota que colmó el baso.

Los comentarios vienen y van, no se sabe si van a llegar al destinatario. Hay gente que reza por que lleguen, otra simplemente los publica creyendo que nunca serán tomados en cuenta, otros simplemente lo hacen por entretenimiento.

— Yo te digo que si sigues así tu combustible se acabará antes de tiempo. —bromeó Louis. Todos comenzamos a reír, hasta el chófer.

Habíamos pasado una gran noche, de discoteca en discoteca, y ahora volvíamos a casa. Ya habíamos dejado a Liam y Niall en su casa, ya solo faltábamos Louis, Harry y yo. Harry estaba más salido que borracho, y hacía cada comentario que parecía un perro desesperado. Pobre Harry, no le riega cuando está borracho.

El coche paró en la puerta de mi casa, abrí la puerta y miré a mi alrededor. Nadie, perfecto. Esa era una de las muchas veces en las que amaba vivir a las afueras de Londres. Mi casa la rodean pinos altos y abundantes, y la camuflan en la oscuridad. Cerré la puerta de la furgoneta y me puse las gafas, por precaución. Me despedí de los chicos sin darles la cara, con la mano, y crucé el camino que lleva a la entrada de mi casa.

A cada paso que daba mi sonrisa se iba desdibujando y mi máscara se derretía. Y es que mi vida es así desde hace más de medio año. Me escondo tras una máscara de normalidad y felicidad, y salgo a darlo todo. Porque ellas se lo merecen, y no quiero que mis amigos se preocupen.

Nada más llegar, cogí mi ordenador portátil y lo encendí. Es lo que hacía todas las noches desde hace un mes. Abrí una pestaña y escribí la url de Twitter, y me conecté. Quizá no debería hacerlo. Quizá debería pasar de esto, pero simplemente no podía. No podía, era como la nicotina en el tabaco. Una vez que lo pruebas, no puedes parar, y con el tiempo te daña.

Empecé a ojear mis menciones. Parecía que hoy estaba todo en orden. Mis labios se arquearon levemente; ya hacía una semana que no había novedades... hirientes, por así llamarlas. Quizás pensé demasiado pronto. Un tweet. Mis sonrisa dejó de ser una sonrisa y se convirtió en una mueca. Eso si duele, joder.


Los ojos me empezaron a picar. ¿Qué coño era lo de Boston? Abrí una ventana en google y puse "Atentado en Boston" en el buscador. Mala idea. Abrí un link que me llamó la atención, ya que llevaba mi nombre. Joder, ¿enserio me veían así?

Era un artículo. En Tumblr. La página contenía la información del atentado a Boston: dos bombas. Y justo al lado, una foto. De un terrorista. No cualquiera, de Osama Bin Laden. Con mi cara.

Cerré el ordenador de golpe y lo tiré con brusquedad. Mierda, ahora tendría que comprarme uno como se haya roto. Suspiré, me sequé las lágrimas con brusquedad y salí del salón, entrando al baño, y deshaciéndome de mis prendas por el camino. Vivía solo, así que no pe preocupaba el echo de que alguien me viera desnudo.

Llegué a la ducha y, encendiendo el agua caliente, me coloqué bajo la pequeña cascada de agua dulce que manaba de aquella maquinita con agujeros. Suspiré, cerrando los ojos, dejando que el agua salada que salía de mis lagrimales se confundieran con el agua que resbalaba por mi piel. Recordé las palabras que me dijo Liam una vez. "No hagas caso de esa gente, no dejes que una mentira te consuma". Sonreí y me froté la cara con las manos. Mientras enjabonaba mi cuerpo, recordé otra cosa. Era una cuenta en twitter que lo único que hacía era defenderme. Recordé uno de sus tweets. "Si Zayn es feo entonces tu eres el vómito de un perro que se comió una mierda que cagó un hombre que se comió mil cosas en mal estado." Reí suavemente. Aunque ella no lo supiera, ese comentario estuvo presente muchas veces en mí, y a evitado muchas estupideces.

Salí de la ducha y me sequé con una toalla, tapándome con ella de cintura para abajo. Me adentré en mi habitación y noté que mi móvil vibraba. Me acerqué y lo miré. Una notificación. Tenía una aplicación que me informaba de si corrían noticias con mi nombre en ella por Google. Todos los de la banda la teníamos, aunque cada una con su nombre.

Joder. Comentarios como "eres despreciable, ojalá te murieras", "tú contaminas a los chicos, deberías desaparecer de la banda" y "no tienes corazón, hijo de puta" circulaban por todos los blogs, noticias y más en internet. No era una cantidad aplastante, pero si habían los suficientes como para venirme abajo de nuevo.

Olvidé a Liam y sus consejos, olvidé a esa chica y sus tweets, lo olvidé todo y solo pude llorar. Golpeé la pared con impotencia, me autogolpeé y, finalmente, me rendí y me tiré a mi cama. Esto no podía seguir así. El mundo lo pedía, el mundo lo deseaba. Me amargué tanto que hasta olvidé que tenía seres queridos, solo me importaban los comentarios. Lloré, grité, arañé mi torso.

— No voy a ninguna parte, joder. —susurré.— Debo desaparecer.

Me incorporé y fui a la cocina. Abrí un cajón. Ahí estaba, la llave. La llave entre este mundo y el otro, entre el sufrimiento y la liberación, entre el vivir y morir. Y antes de enterrar la punta afilada en mi piel, observé mi mirada, reflejada en la hoja. Era una mirada triste, irritada. Dirigí la punta a mi cuello, y llorando, apreté y sentí el líquido bajar por mi torso.