You will be my everything (Larry Stylinson)- Terminada-.

Nombre: You will be my everything
Autor:Love4Larry
Adaptación: no
Género: Drama, romance.
Advertencias: parejas homosexuales
Otras páginas: facebook, wattpad.

¿Alguna vez te has imaginado que podrías llegar a gustar de alguien de tu mismo sexo? Yo no. Sinceramente pensaba que era una persona totalmente heterosexual, que amaba tener sexo con chicas, generalmente mayores que yo y con experiencia suficiente, pero todo eso se fue a la mierda cuando descubrí, o más bien me hicieron descubrir que me gustaban los chicos...y chicas; bisexual. Mi maldito error fue enamorarme de Louis Tomlinson, vecino de mi madre hace varios años, aun que a pesar de eso, no lo conocía... Nunca en mi vida imagine que me podría llegar a gustar, menos que me enamoraría de él, pero paso y no hay nada que hacer, cuando me di cuenta de que me atraía mas de lo que me gustaría reconocer, cuando me di cuenta de que todo de él me llamaba la atención, hasta lo mas mínimo que hiciera. Sus ojos, su cabello, su forma de sonreír, su nariz, absolutamente todo de el me atraía, a tal extremo que podía pasar horas mirándolo. Nunca supe cuando o el por que paso tal cosa, pero vuelvo a repetir, solo paso y no supe que hacer…

Hola, mi nombre es Harry Styles y esta es mi historia…

hola, primer lector (creo), se ve interesante la nove, me encanta la idea de que sean vecinos hahaha, bueno, EMPIEZALA!! porfavor :D

Capitulo 1.

P.O.V Louis

Dicen que está mal enamorarse de alguien menor que tú, que se toma como algo ilegal, pero no lo creo así, solo si las dos personas sienten lo mismo. Pero, ¿si la otra persona no siente lo mismo que tú? He ahí el problema. Mis amigos me decían profanador, acosador, que me llevarían a la cárcel por intentar violar a un menor de edad, aun que eso nunca estuvo en mis planes y tampoco lo hice. Al principio era amigo de su hermana mayor, Gemma; hermosa, inteligente, graciosa, en pocas palabras, perfecta. Me decía a mi mismo que ella sería la persona ideal para pasar el resto de mis días. Ambos teníamos 22 cuando nos conocimos, y al instante nos hicimos amigos. Ella llego a mi vida una tarde de invierno cuando llevaba solo semanas de haberse mudado al lado de mi casa. Por despistado, dejé las llaves dentro de mi hogar y para mi mala suerte, estaba lloviendo torrencialmente. <<¡Genial!>> pensé. Tenia que esperar un par de horas a que mi madre llegara y no tenía donde ir. Todos mis amigos vivían en el centro de la ciudad y con lo complicado que estaba el clima, no quería arriesgar mi vida, sabiendo que posiblemente algún auto podía perder el rumbo y estrellarse contra mi o bien podía caerme con lo resbaloso del piso y no volver a abrir los ojos nunca más, ¿algo paranoico, no?, si, uno de mis tantos defectos. Me refugié como pude bajo el pequeño techo que poseía la puerta de entrada e intenté cubrirme lo más que pude, para evitar que el frio o el agua se escabullera dentro de mis ropas. Y ahí la vi. Desde una de las ventanas del primer piso de la casa contigua a la mía, escuché que alguien me habló. Gire lentamente buscando el lugar de donde provenía aquella angelical voz, hasta que la encontré…

-¿Tienes algún problema?- habló ella entre risas. Al principio fruncí el ceño, algo enojado por su comentario, pero toda la ira desapareció cuando me hizo señas para que me acercara a ella. Así lo hice; por su mirada pude notar que buscaba una respuesta a su anterior interrogante.

-Ajam… olvidé mis llaves…- hice una mueca de desagrado mientras la lluvia seguía cayendo sobre mi.- tengo que esperar aproximadamente….- revisé mi reloj- 2 horas y media a que llegue mi madre…

-Oh… ya entiendo… si quieres puedes pasar y….

-No es necesario, gracias, me gusta la lluvia, puedo pasarme horas bajo ella, y solo son dos horas…- la interrumpí sonriendo.

-¡Genial! A mi también, me encanta la lluvia, pero solo observarla… y creo que de verdad deberías pasar… no quiero que tomes un resfriado...-

-Mmhhh… sinceramente no lo se, sería mucha molestia, enserio estoy bien… no te preocupes….

-Pero yo enserio quiero ayudarte, y no se habla más, ven que te abro la puerta…. – dejándome con las palabras en la boca, cerró la ventana y segundos después la vi llamando desde la puerta. Resignado caminé hasta donde ella me indicó.- Gemma Styles, un gusto…- me saludó ella, extendiéndome la mano.

-Louis Tomlinson, el gusto es mío…- respondí al gesto.

Y así fue como conocí a mi mejor amiga, vecina y según yo el amor de mi vida. Había tenido romances antes con otras chicas, y con el tiempo ella lo supo. Le conté las historia con cada una de mis antiguas novias, y ella de los suyos. Desde aquella tarde nos hicimos inseparables, cada tarde salíamos, le hable de ella a mis amigos y una día decidieron que querían conocerla. No se en que momento pasó, pero ella se comenzó a llevar demasiado bien con uno de ellos, Liam. Los celos y la envidia invadieron todo mi ser. Llevábamos casi 8 meses desde que nos conocimos y yo ya empezaba a sentir cosas por ella. Me ilusiono rápido; otro de mis defectos. Las peleas con mi mejor amigo se hicieron cada vez peores hasta el punto de no hablarnos en semanas, y eso que habíamos prometido que ninguna mujer nos separaría; mala promesa. Sin que yo pudiera evitarlo, comenzaron a salir. Ella, ignorante de lo que pasaba por mi cabeza, me contaba como iba su relación con Liam, mientras yo moría por dentro. Intenté varias veces decirle lo que sentía, que la quería más que una amiga, que era mi pequeña porción de alegría día a día y que cuando no la veía mi mundo se venía abajo. Pero eso no fue nada cuando me enteré de lo peor que me pudieron haber dicho en toda mi vida…

-Me voy a casar…- me dijo entusiasmada. Llevaba un año de relación con mi amigo y ya tenían planeada la boda. Definitivamente ese fue, hasta el momento, la peor noticia de todas. Ni siquiera pude asimilar las palabras cuando ella me bombardeó con la siguiente noticia.- y con Liam queremos que tu seas uno de los padrinos…- sentí como lentamente mi corazón se quebraba en mil pedazos.

-¿y…yo?- aún no podía creer lo que ella me decía.

-Si, ¿ tienes algún problema?- esa pregunta… esa maldita pregunta, siempre retumbaba en mi cabeza, le tenia cierto grado de cariño, con esa pregunta fue que la conocí, pero de un minuto a otro, esa pequeña pregunta cobró otro sentido.

-N…No… pero … digo…. ¿no podría ser Niall?, ¿o Josh?... ¿por qué yo?-

-Lou… eres mi mejor amigo…. Y el mejor amigo de Liam…¿qué mejor?... pero bueno si no quieres yo…

-Bueno…- logré articular luego de salir de mi transe. Se casaban mis dos mejores amigos y yo no era quien para arruinar su felicidad. Al fin y al cabo la felicidad de Gemma era la mía. Ella sonrió como solo ella puede y me abrazó fuertemente. Inhale su perfume. Lentamente su olor embriagó mis sentidos.

-Gracias, gracias, gracias, enserio gracias, eres un gran amigo Lou, sin duda el mejor…. ¿sabes que te amo boo bear?- sonreí con nostalgia. Tenía claro que solo era un amor entre amigos, entre hermanos, pero jamás sería uno de esos “te amo” que le dedica a Liam siempre que están juntos.

-Si lo se Gemma, y tu sabes que yo también…- dije con un tono de tristeza en mi voz. Ella sin notarlo asintió, desasiendo el abrazo. Me despedí lo más rápido que pude y me fui directo a mi casa. Sin saludar si quiera a mi madre o hermanas, subí a mi habitación. Ese día, después de mucho tiempo, lloré. Me había prometido que nunca más sufriría por amor, luego de la última decepción amorosa que tuve con mi anterior novia, pero esto sin duda era peor que cualquier otra cosa. No había quedado tan mal desde que me enteré que mi primo, casi hermano, había sufrido un accidente y que no lo quedaba mucho tiempo. Pasó algún tiempo desde ese día y no lograba sacarme de la mente la cara de felicidad de Gemma cuando me contó lo de su matrimonio. Las salidas entre amigos se convirtieron en un martirio para mi. El tema central en la mesa era la boda, en la cual todos aportábamos algo. <> me decía mi subconsciente. <>, me repetía cada vez que tenia oportunidad, <>, me dijo una vez mientras observaba a la feliz pareja tomados de la mano, sentados al frente mío en un restaurant de comida rápida al que asistimos todos. Sin poder soportarlo, me levanté de improviso de la mesa y salí del lugar, dejando a todos mas que atónitos. Corrí. Corrí por entre las calles de Doncaster, buscando donde refugiarme de mis sentimientos y de Gemma. Horas después estaba hecho mierda en un bar, mas que pasado de copas hablando incoherencias. No recuerdo en que momento tomé mi celular y marqué un número muy conocido por mi.

-¿Lou?-. habló la angelical voz de mis sueños.

-¡Gemma!- grité por el aparato.- ¿me oyes?

-¡Louis! ¡Estás tomado!- dijo sorprendida.

-¿Yo?... un poquito…- sonreí.

-Dime donde mierda estas, Louis William Tomlinson…

-¡Ey!, esa boquita señorita…- agregué entre risas. Siempre me causó risa el que ella hablara con malas palabras.

-¡Maldición, Louis!, ¡dime donde estás!-

-Por ahí…

-O me dices o juro que…

-Que… que vas a hacer…. ¿volver a romperme el corazón?, ¿hablarme de lo bien que está tu relación con Liam?, ¿ cómo están los preparativos?... Gemma no… todo menos eso… juro que si vuelves a hablar de ti o de Liam o de tu maldita boda, no se que soy capaz de hacer…

-¿De… de…. De que hablas?- tartamudeó.

-Eso Gemma… no sabes lo que yo siento cada vez que tocas alguno de esos temas…. De lo mierda de persona que me siento al no haberte dicho todo lo que siento… de lo cínico que me siento cada vez que tengo que sonreír cuando estás con Liam…. –

-Yo… yo no sabía…. No pensé que te incomodaría….lo siento-

-No es tu culpa, menos la de Liam… toda esto es mi culpa… todo… nadie me mandó a enamorarme de mi mejor amiga, sabiendo que esta con mi mejor amigo, ¿o si?... que imbécil fui a creer que si te decía dejarías a Liam... tenía planeado hablarte del tema hace meses… pero fui… o soy tan cobarde que esperé a estar ebrio para decírtelo… - reí con ironía- pero ya no hay nada más que hacer… ahora me queda el cargo de conciencia de arruinar tu boda, mas imbécil no puedo ser… solo quiero que sepas que te amo… y no es un amor de mejores amigos como tu me decías, es un amor de verdad…

-Lou… yo… no se que decir…

-No es necesario decir algo… tranquila… perdón si te desperté… creo que son más de las 3 y… no se por que mierda te llamé… pero creo que también fue el momento perfecto para decirte todo lo que siento. Adiós Gemma… te amo amiga…

-¡Pero Lou!- eso fue lo último que escuché antes de cortar la llamada.

Luego de esa llamada que hasta a mi me sorprendió, salí del bar y caminé sin rumbo. Llamadas, mensajes de voz y mensajes de textos llegaban a mi celular, ninguno lo contesté, solo me limité a enviar un texto a mi amiga.

“Que esto no cambie las cosas, por favor… no quiero que pienses que cambié de parecer respecto a ser tu padrino de matrimonio, si lo voy a hacer, por ti y por Liam aun que me cueste en el alma… solo espero que seas feliz…

Louis.”

Las semanas pasaron demasiado rápidas a mi parecer y ya había llegado el día tan esperado por Gemma y Liam. Hace poco que había cumplido los 23 años y sentía como si tuviera 50. El cansancio se notaba en mi rostro, todo por la simple causa de no poder dormir en semanas, con el nudo en el estómago cada vez que veía la fecha del matrimonio marcada en el calendario de la puerta de mi habitación. En todas esas semanas no crucé palabra con Gemma por miedo a cual sería su reacción al verme, solo me limitaba a hablar con Liam para ver los últimos detalles de la famosa boda, esperada con tantas ansias por todos, excepto por mi. Ya con el esmoquin puesto y con mi pelo como normalmente lo llevaba, salí de mi casa, rumbo a la iglesia. Cuando llegué estaba ya había una gran cantidad de personas. Pude distinguir a Anne, la madre de Gemma y al resto de mis amigos. A Karen la madre de Liam y a sus hermanas, pero alguien llamó mi atención. Un chico muy parecido a Gemma, con unos rizos que caían sobre su rostro, ojos color esmeralda y unos hoyuelos que se notaban mientras sonreía, capto mi mirada. Llevaba puesto un esmoquin negro y zapatillas. En sus brazos se notaban pulseras de distintos tamaños, la mayoría negras su camisa desabotonada dejaba al descubierto un pequeño collar con una “H” seguramente de oro. Anne se acercó al joven y este frunció el ceño. Al instante se abotonó la camisa y se arregló una corbata con la ayuda de la que yo creía era su madre. No podía despegar mis ojos de aquel joven, algo tenía que me lo impedía.

-¡Lou!- gritó alguien a mi lado.

-¡Mierda!- grité al mismo tiempo sobresaltado.- ¡Niall, maldición deja de hacer eso!-

-Lo… lo siento- se carcajeaba mi rubio amigo- es… es que… tu… tu cara… fue…tu cara fue épica boo – se seguía riendo.

-No fue para nada gracioso…- lo fulminé con la mirada.

-Si lo fue amigo…-

-Chicos ya es hora…- nos habló Kristen, novia de Josh y mejor amiga de Niall. Ambos asentimos y nos adentramos en la iglesia. Todo transcurrió con total normalidad, desde las primeras palabras del cura hasta el beso de los novios que juraban amor eterno, el cual me dejo sin palabras y con unas enormes ganas de deshacerme en llanto ahí mismo. Cuando se separaron, sentí la mirada de Gemma posada sobre mi. Al instante me alejé de ella, no sin antes cerciorarme de no causar algún estrago en aquella hermosa ocasión. Esperé fuera de la iglesia a la feliz pareja, intentando no soltar las lagrimas que me quemaban en los ojos. Los primeros en salir fueron obviamente Liam y Gemma tomados de la mano y luego toda la multitud que asistió a la boda. Ahora vendría la peor parte. Ir a la fiesta y dar el famoso discursos que prometí daría cuando le prometí a Gemma ser su padrino. <>, me volvió a hablar la molesta vocecita en mi interior. << Por lo que mas quieras, déjame en paz>> le respondí con tristeza y enfado a la vez.

-¿Lou?, ¿te sientes bien?- me habló Niall una vez a mi lado.

-Perfecto, Nialler… - respondí cínicamente. Me separé de mi amigo y esperé a que los recién casados se subieran al auto que los llevaría al salón de eventos donde se realizaría la fiesta, y me subí a mi auto para seguirlos. En un abrir y cerrar de ojos, ya estábamos en el estacionamiento del hotel. Me bajé y sin saber por que me acerqué al auto donde estaba Gemma, le abrí la puerta y le ofrecí mi brazo para ayudarla a bajar.

-Lou… no sabes como lo siento, pero…

-Amas a Liam, si lo sé, y también sé que quiero que seas feliz… por mi no te preocupes, ya encontraré a alguien que me haga compañía… - sonreí con tristeza antes de entregarle el brazo de Gemma a su esposo.

-Gracias hermano, de verdad te agradezco que siempre hayas estado con nosotros.- me agradeció Liam con un abrazo, el cual correspondí sin dudarlo, finalmente, él no tenía la culpa.

-Cuando quieras Li, sabes que siempre estaré ahí para ti… para ambos… - dije finalizando la conversación y adentrándome al hotel donde deberían estar el resto de los invitados. Cuando hice ingreso, mis ojos nuevamente se posaron en aquel joven que tan atractivo me parecía. <<¿será por su parecido a Gemma?>>, hablé para mis adentros. Al instante negué con la cabeza, intentando quitar aquellos pensamientos de mi.

El famoso discurso que había preparado se fue por el retrete. Cuando subí a ese estrado, mi mente quedó en blanco. Todo lo que había ensayado, se esfumó tal como la niebla cuando aparece el sol. Con los nervios a flor de piel, aclaré mi garganta y arregle el micrófono a mi medida.

-Queridos recién casados y gente aquí presente. – comencé sin saber bien que decía.- hoy sin duda, a sido el día más feliz de mis dos mejores amigos. Las palabras quedan cortas al momento de tener que decir lo feliz que me siento por ustedes, por eso solo me queda desearles que sean muy felices, saben que los quiero mucho, y siento no poder hacer el discurso que esperaban…- sonreí con nostalgia- pero es lo único que puedo decir en estos momentos. Liam y Gemma le deseo lo mejor, por que su vida recién comienza ahora… tienen todo un futuro por delante y que nada, ni nadie los separe, por que yo vi el amor que sienten el uno por el otro, y se que si viniera alguna dificultas, juntos podrán salir adelante… gra… gracias…- con el nudo que tenía en el estomago hace semanas, me baje del lugar entre aplausos y gritos por parte de los presentes. La pareja me recibió con un abrazo y con un “Muchas gracias, también te queremos Lou”, el cual yo recibí gustoso y con una media sonrisa en mi rostro; sabia que ellos serían muy felices juntos, y eso en cierta forma me alegraba a mi. Deshice el abrazo y sin pensarlo tomé una copa de algún tipo de licor que ofrecían y me dirigí al baño, estar ahí sin duda me hacía mal. Me miré en el espejo por unos minutos y aflojé el nudo de mi corbata, el cual ya sentía que me ahogaba. Sentí como la puerta se habría, para luego cerrarse de la misma forma. Por el espejo observé una cabellera castaños oscuro, conocida desde lejos por mi. Él se metió en uno de los cubículos del baño y minutos después salió. Se ubicó a mi lado, observó mi copa de licor casi vacía y rió.

-¿Tienes algún problema?- <<¡mierda! ¿Otra vez?>> . No respondí, solo bajé la mirada.- mmmh soy Harry ¿y tu?.- volvió a hablar con una voz ronca y dulce a la vez.

-Louis…- respondí sin alzar la vista; así fue como ese pequeño diablillo entró en mi vida.

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Capitulo 2:

P.O.V. Harry.

El matrimonio de mi hermana ya me estaba hostigando. Saludos formales por aquí y por allá definitivamente no eran mi fuerte. Grandes ganas de orinar invadieron mi anatomía, y sin seguir meditando si ir o no al sanitario, corrí literalmente al baño. Apenas entré me encontré con un chico afirmando en el lavamanos. Sin tomarle mucha importancia entré en uno de los cubículos y desalojé todo el líquido que llevaba dentro. Cuando salí, ese joven aun estaba ahí. Me acerqué a su lado y mientras me lavaba las manos, noté que algo andaba mal. Por su estado y la copa de licor en su mano, se notaba que no estaba del todo contento con la fiesta, tal vez al igual que yo se aburrió o solo estaba cansado. Le hablé, pero no me respondió. Definitivamente estaba mal. Opté por presentarme, a lo que finalmente el me respondió con un cortante “Louis”. La actitud del chico me comenzó a molestar, pero por algún motivo, me resultó difícil dejarlo en aquel estado.

-¿Te puedo ayudar?- volví a hablar.

-No gracias… solo… solo quiero estar solo…- comprendí que eso sería lo mejor, así que le hice caso y salí del lugar. Me dirigí a la mesa de las bebidas y tome una. <> me decía mientras caminaba de un lugar a otro. Vi como una de mis primas menores corría por entre las mesas, y decidí seguirla, aun que por ser yo, siempre algo malo tenía que pasar. Tropecé con uno de los garzones y este cayó con la bandeja llena de alcoholes sobre mi madre.

-¡Harold!- gritó furiosa.

-¡Ups!...- dije antes de echar a correr lejos del lugar. <>, me repetía una y otra vez. No tenía la menor idea de que hacer ahora. No podía volver a la fiesta, sería un escándalo; vagar por la ciudad tampoco era una opción, así que opté por ir a casa de mi madre e intentar pensar en alguna disculpa por echar a perder su vestido y a mi hermana por arruinar su boda. Me sentía fatal. Siempre que pretendía que algo saliera bien, lo arruinaba. Era un desastre como hijo. Me habían echado de 4 colegios en los últimos 6 años y no precisamente por mal rendimiento educacionalmente, sino que mi falta de conducta frente a los profesores y directores me jugaban un mala pasada. Finalmente mi padre decidió inscribirme en una escuela privada en Doncaster, por lo que me tuve que volver a mudar. Hace mas de 5 años que vivía con papá en Holmes Chapel y ahora con mi expulsión de mi ultima escuela, tuve que volver a casa de mi madre. Luego del matrimonio de mi hermana, comenzarían las clases, otro infernal año de escuela, en lo que haría lo de siempre, no dudo que en poco tiempo más, mi padre buscaría otra escuela o simplemente algún reformatorio donde me pudieran disciplinar. Desde que decidí “salir del closet” el año pasado, mi vida se a transformado en un completo infierno, razón también por la cual causé muchos problemas, principalmente peleas con aquellos homofóbicos que intentaban intimidarme con sus palabras. Técnicamente no soy homosexual como tal, soy bisexual. Cuando mi padre se enteró, recibí la paliza más grande de toda mi vida; quizás tenía los motivos suficientes para hacerlo, pero tengo que aclarar que desde ese día, no he podido volver a ver a los ojos a mi padre sin notar la furia, asco o decepción. No creo que a ningún padre le gustaría enterarse de que su hijo no es como lo crió, si no que le gustan las personas del mismo sexo. Además la forma en la cual se enteró no fue la mejor. Una tarde lo llamaron a la oficina avisándole que yo estaba en el hospital con heridas graves, él, como todo buen padre, llegó en menos de 10 minutos donde yo estaba y como es obvio, tuve que contarle el por que yo estaba en ese estado. La acción que en ese instante realizó, me dolió más que todas las golpizas que vinieron con el tiempo. Me miró sorprendido y salió de la habitación. No volvió a visitarme hasta que salí del hospital. Mi madre y mi hermana venían a verme, y fueron mi única compañía en esa corta estadía. Cuando mamá y Gemma se fueron, tuve la famosa conversación con mi padre, la que finalmente llegó a los golpes por su parte. No sabía que mi padre podía ser un maldito homofóbico y que llegara a hacer eso conmigo, con su hijo. Los supuestos amigos que solía tener se alejaron de mi, como si tuviera una enfermedad terminal contagiosa. Pero ¡sorpresa!
queridos amigos, la homosexualidad no es contagiosa. Tuve que aprender a sobrevivir solo en esta porquería de sociedad, intentando auto protegerme de los que quería verme derrotado. No tenía ni el apoyo de mis “amigos” ni de mi familia. Mi madre y mi hermana no lo sabían, ni tampoco quería que lo supieran, no quería que ellas también me dieran la espalda. En la escuela logré sobrevivir como pude, pero siempre metiéndome en peleas y riñas entre los que me trataban de basura social. En una de mis peleas conocí a mi actual mejor amigo, Zayn. Me encontró en uno de los pasillos intentando proteger las partes mas importante del cuerpo humano. Las palabras retumbaban en mis oídos y los golpes ya no los sentía, todo mi cuerpo estaba inerte. De un momento a otro, los golpes y las palabras cesaron, y yo me encontraba en los brazos de alguien.

-Tranquilo, todo está bien…- habló aquella profunda voz. Ahí fue cuando perdí el conocimiento, sumiéndome en un profundo sueño. Al despertar me encontraba en la enfermería con un imagen totalmente desconocida a mi lado.- ¿te sientes mejor?- asentí.-¿por qué te hicieron eso?- habló de nuevo. No quería hablarle de “mi problema”, pero luego de varias insistencias, le conté. Me miró sorprendido, esperaba las palabras que otros me decían, o que en señal de indiferencia o total asco, girara y se fuera.- ¡Wow!, ¿enserio?, ¡Genial!, nunca había conocido a alguien… con … eem… con tu situación… si puedo llamarlo así, ¿te molesta?.-

-Ajam… llámalo como quieras , ¿no vas a salir corriendo como los demás?, ¿no me vas a golpear?, ¿no me vas a insultar?- dije sin medir mis palabras.

-No… no me importa tu inclinación sexual… de hecho, me caes bien… puede ser que seamos amigos…- le sonreí de medio lado y así fue como él, un chico totalmente extraño se convirtió en mi mejor amigo. Me ayudó a volver a casa y como la mayoría de las veces mi padre no estaba. Tampoco esperaba que estuviera cuando llegara, nunca está, los más probable es que intentara evitarme y lo comprendo. Pasaron los meses y las golpizas cada vez fueron menos, con la ayuda de Zayn. Cuando entraba en peleas, el entraba conmigo, a veces quedábamos hechos un asco, con un ojo morado o con el labio sangrando, pero aún así, siempre estuvo conmigo. Siempre fui conocido en todos los colegios como el chico malo, pero desde que se me ocurrió hacer la estupidez mas grande de mi vida como declararme bisexual, quede bautizado como el marica más grande de la historia, si tuve novias, si tuve sexo, si salí a fiestas, si me metí con cualquiera, pero nunca me satisfacía totalmente, y creo que esa fue una de las razones por la cual me aburrí de las mujeres, y buscaba algo más allá; hombres. No digo que me dejaron de gustar las piernas torneadas o los grandes traseros de las chicas, pero no puedo negar tampoco que me atraen mucho los cuerpos fornidos de los hombres. Zayn comprendió “mi situación” como él lo llamaba, siempre me escuchaba cuando le contaba de mis amores a primera vista, sean hombres o mujeres. Reía conmigo, hablaba conmigo, me consolaba cuando algo salía mal, en resumen, el mejor amigo que alguien podría tener. Pero esta linda relación llegaría a su final cuando entrara a la famosa escuela de Doncaster, tendría que separarme de él. Zayn se quedaría en Holmes Chapel y yo me vendría a vivir con mi madre a Doncaster. No tengo ni la menor idea de cómo tomarán mi situación mis nuevos compañeros, millones de preguntas se formulan en mi mente del como me recibirán o como reaccionarán cuando se enteren de mi inclinación sexual. Esperaba que pasara lo que pasara, supiera como salir adelante, tal como dijo aquel joven en el discurso de mi hermana. Louis… así dijo que se llamaba. Aun que no lo conociera desde hace mucho, algo en él me dio confianza, a pesar de que no me trató como esperaba que lo hiciera. Solo cruzó una frase conmigo, pero sentí como sus palabras llegaban a mis oídos como una melodía. Su voz algo aguda, daba la impresión de que fuera alguna especie de ángel, y no lo dudo por el discurso maravilloso que le regaló a mi hermana y a Liam, aun que no era necesario ser un genio para saber que el chico estaba dolido con todo lo que dijo, pero a pesar de todo, sus palabras lograron tranquilizarme. Volviendo a la actualidad, me encontraba camino a casa, cuando caí en cuenta de algo. Louis era el chico del cual mi hermana me habló la última semana, su mejor amigo, el que le confesó su amor dos semanas antes de la boda y totalmente borracho. Esa era la razón; él estaba dolido por que Gemma se casó con otro. Pensándolo bien no debí dejarlo solo. Un hombre cuando está dolido, en ese estado es capaz de hacer cualquier cosa. Puedo perfectamente ponerme en su lugar, cuando Caroline me dejó por George, aun que sinceramente ya lo veía venir, no era ningún imbécil para no haberme dado cuenta, solo que estaba cegado por “el amor” que decía sentir por ella, aun que finalmente solo resultó que era buena en la cama, ni siquiera era buena novia. Borrando esos pensamientos de mi cabeza, seguí caminando y otra preocupación se me vino a la cabeza… no tenía llaves de la casa y no sabía como podía entrar. <<¡Maldición!>> grité para mis adentros, golpeando lo primero que encontré. El pobre buzón de la entrada sufrió las consecuencias. Busqué la supuesta llave que mi madre dejaba en el masetero fuera de la casa, pero para mi mala suerte, no estaba ahí. Busqué, busqué y busqué hasta que ¡Bingo!, la ventana del corredor del segundo piso estaba abierta. Quitándome la chaqueta y buscando algo en que apoyarme para subir a la ventana, logré entrar a mi antiguo hogar. Caminé por el pasillo hasta llegar a mi cuarto totalmente intacto a como lo dejé en las vacaciones que vine a pasar con mamá. Cansado de todo me tiré sobre la cama. Minutos después caí en un profundo sueño, recordando todo lo que ocurrió en mi pasado, lo bueno y lo malo, lo irreparable y lo que podía crear en mi nueva vida, la cual comenzaba a partir de ahora.


ALGO CORTO.. PERO BUEAAHHH EL OTRO SERÁ MEJOR GRACIAS :D

LuisitoKidrauhl escribió:Holooo :B Nuevo lector, sí, chico :3
Siguela. Me encanta *-*

Hola nuevo lector :D gracias por leerla pronto la seguire, ando un pocito estresada pero no importa e.e la seguire pronto y gracias de nuevo por leerla

besitos amore :D

Otro Capitulo Aquii :D


Capítulo 3.

P.O.V. Louis.

Volví a casa luego de varias copas con Niall, sin tomar en cuenta las consecuencias que esto traería cuando mi madre me viera. Para ser verano, el frío a eso de las 5 a.m era insoportable. Josh responsablemente se ofreció a llevar a Niall y a mi a nuestros respectivos hogares, y sin esperar nuestra respuesta, prácticamente nos arrastró hasta su automóvil. Cuando llegué tambaleándome a la puerta, intentando adivinar donde fue que dejé las llaves, un recuerdo vino a mi mente. En esa misma situación estaba cuando conocí a Gemma. Lágrimas de frustración se acumularon en mis ojos y sin poder evitarlo, comenzaron a descender por mis mejillas. No tenía claro si era por el efecto del alcohol o por si todas las gotas que había acumulado ahí por semanas ya querían salir. Me senté en el piso helado de la acera fuera de mi casa mientras intentaba sollozar en silencio sin que mi madre o hermanas notaran que había llegado en ese estado. Con las manos cubriendo mis rostro, siento que alguien toma mi hombro en intento de consuelo.

-Te…¿te sientes bien?.- habló una voz ronca a mi lado.

-Yo…tu…¿tu crees que … que yo estoy bien?, ¿cómo me ves?- habló sin despegar las manos de los ojos.

-No…. No se, por eso te pregunto…-

-No, no estoy… para nada bien, ni me acerco a estar bien, mi vida es una mierda y no puedo hacer nada para remediarlo… intenté todo para olvidarla y mírame, estoy aquí contándole mi vida a un completo extraño, ¿y me importa?, al parecer no…-

-No creo que sea tan así… ya está haciendo frio, ¿por qué no vuelves a tu casa?-

-Por favor…¿bromeas, cierto?... ¿crees que a alguna madre le gustaría ver a su hijo de 23 años, el cual es un perdedor que aun vive con ella, en estado de ebriedad?, yo, sinceramente no… asi que volver a mi casa, no esta dentro de mis planes…-

-Te vas a enfermar…-

-Si no me importa a mi, no debería importarte a ti, no me conoces…-

-Entonces…-

-¿Podrías dejar de preocuparte por alguien que no conoces?, ¿qué pasaría si yo fuera un maldito psicópata?, ¿un asesino?, ¿un pedófilo?...-

-No creo que seas algo de eso…-

-No me conoces, ya te lo dije… ahora si no te molesta… ¿podrías darte una vuelta y volver por el mismo camino por donde llegaste?.- dije aún sin mirarlo.

-Louis, déjame ayudarte…- <>

-¿Te conozco?.- dije levantándome para enfrentarme al joven.

-Creo… del matrimonio de mi hermana… ¿Harry?,¿me recuerdas?.- volví a fijarme en aquellas orbes esmeraldas que me miraban expectantes y en esos rulos que caían sobre su frente.

-¡Claro!... creo…-

-Ven…-

-¿Dónde?-

-No pretenderás quedarte aquí hasta que se te pase la borrachera, ¿o si?-

-Justamente eso pensaba hacer… - sonreí de medio lado. Él sorprendentemente, a pesar de mi comentario un tanto sarcástico, me sonrió de vuelta. El chico tenía algo que llamaba mi atención y no me refiero a su gran parecido a Gemma, por que tengo que admitir que tenía un gran parecido a su hermana mayor.

-Anda, acompáñame…-

-¿Enserio no me temes?, ¿no se te ocurre que podría ser un violador?, ¿o algo así?...-

-No. Creo que eres un bueno chico que solo esta destrozado y yo soy solo otro chico que busca amigos, ya que en esta ciudad no tengo…aparte no creo que seas de esos que hacen sufrir a la gente …-

-se nota que no me conoces…-

-Pero estoy dispuesto a hacerlo… - me sonrió mostrando todos su perfectos dientes blancos, una sonrisa que llegó al fondo de mi ser, haciéndome estremecer, y aceptar su propuesta en menos de lo pensado. Suspiré y asentí, haciéndole saber que lo seguiría donde él me llevara. Para mi sorpresa, solo caminamos unos pasos hasta adentrarnos a la casa contigua a la mía, la cual tantos recuerdos me traían. Quería salir corriendo, huir, escapar, como siempre lo hacía. Estaba acostumbrado a escapar de mis problemas, a refugiarme en otras personas, esperando que todo pasara. Así fue siempre; nunca solucioné algo por mi mismo, lo que me hacía totalmente dependiente de otras personas, lo que era bastante inapropiado para un estudiante de medicina de 5 año, el cual según varias personas, ya debería estar viviendo sólo, con una linda novia y preparándose para ya la boda y tener una familia. Pero en mi caso era todo lo contrario. Aun vivía con mi madre y mis hermanas y según lo que ocurrió hace unas horas, la persona que se había casado, era la cual yo esperaba tener una familia. Con eso ya se cuentan varios puntos en mi contra, lo que mi estilo de vida cada vez iba decayendo. Entré a esa casa, con las manos y piernas temblando, sabiendo que en cualquier momentos, éstas fallarían y caería al piso.

-Siéntete como en tu casa…- me dijo el de ojos verdes. Él no sabía lo complicado que era para mi tener que pisar el suelo de esa casa, tener que ver cada uno de los detalles de los muebles, tener que ver ese orden en el cual estaban las cosas que tan bien conocía; él no tenía idea de nada, asi que no podía culparlo de algo que él desconocía. Nos quedamos en silencio por varios minutos hasta que el joven lo interrumpió con una pregunta.- ¿piensas hablarme de algo o simplemente nos quedamos mirando el uno al otro esperando a que algún meteorito caiga a la Tierra?- su despampanante sonrisa me clavó el alma, aún seguía recordándome a su hermana y eso causaba aún más dolor dentro de mi. Sin siquiera meditarlo, las palabras comenzaron a salir de mi boca, sin que yo pudiera detenerlas. Él se limitaba a asentir y mirarme atentamente. Y así pasamos el resto de la mañana hasta que dieron las 10 am. A pesar de no estar totalmente sobrio, pude entablar perfectamente una conversación coherente con el joven. Cuando ya no tenía más que contarle, cuando ya me hube desahogado, me despedí del chico con el típico saludo de hombres y me marché a casa. Mi madre esperaba que llegara más tarde, según lo que me dijo, pero yo no sabia cuanto mas tarde esperaba que yo llegara. Saludé a mis hermanas y sin decir nada más subí a mi habitación a esperar a que la maldita resaca llegara.

Pasaron varios días desde ese encuentro con Harry y yo seguía pensando en que en algún momento Gemma volvería a ser tal como era antes de que a mi se me ocurriera la brillante idea de revelarle mi más grande secreto, pero el pequeño gran detalle que olvidé fue el que ella se mudaría dentro de poco a Liverpool junto a su marido. Luego del matrimonio, nunca más volvimos a hablar. Como es debido, ella se fue de luna de miel a las Bahamas por un mes y cuando volvió fue solo para buscar sus cosas y tomar el tren que la llevaría a su nueva ciudad. ¿Y yo?,¿como quedé?, con el corazón mas que desecho, sin querer saber nada de lo que pasara a mi alrededor, o relacionado con ella. Por Niall o Josh me enteraba de cómo estaban, por que yo no era capaz si quiera de mirar a la cara a Liam. Mi mente paranoica creaba historias que sabía que nunca pasarían como el que ella le hubiera contado a Liam de la llamada aquella noche y que ahora ambos estuvieran riéndose de lo imbécil que fui al haberme enamorado de mi mejor amiga, no lo dudo. Pero luego recapacitaba, sabiendo que ella nunca haría eso, aun que por dentro le picaran las ganas de contárselo al mundo.
Con Harry… a ver… con él no volví a hablar, a pesar de que siempre recordaba su manera de sonreír, su voz profunda, sus ojos… sus verdes ojos. Cuando hablé con él me sentí libre, tenía un peso menos sobre mis hombros. Él era mi vecino, pero nunca o rara ves lo veía. Al parecer no tenía muchos amigos, como me dijo.

En el segundo piso de mi casa, había una habitación dedicada a la música. A mis hermanas más pequeñas les apasionaba tocar instrumentos de cuerdas, a Felicite le encantaba tocar el saxo y a Charlotte el clarinete. A mi por otro lado, amaba tocar el piano, por lo que antes de que papá se marchara de casa, me regaló un hermoso piano de cola negro. Cuando él se fue definitivamente lo dejé de tocar, pero en estos últimos días a sido mi más grande compañero y fiel amigo. A pesar de estar en vacaciones y salir con amigos, pasaba las tardes enteras sentado frente a dicho instrumento, tocando hasta más no poder. Generalmente alguna de mis hermanas me acompañaba con su instrumento propio, cosa que mi madre agradecía enormemente. Siempre le hubiese gustado que tocáramos en alguna orquesta o algo parecido, pero por falta de dinero no podíamos entrar a algún conservatorio. Desde que papá se fue, todo se volvió mas complicado, muy difícilmente mamá podía pagar las escuelas de mis hermanas y gracias a mis calificaciones la universidad me becó, siempre y cuando no disminuyera mi rendimiento. Y así sobrevivíamos, solo con el trabajo de mamá. Ella trabaja en un supermercado y en la tarde en un restaurante como mesera. No ganaba mucho, pero lo suficiente para poder vivir como gente normal.

Hace dos días que había entrado a mi 5to año de universidad, el famoso internado. Me enviaron al hospital regional de Doncaster y ya estaba colapsado con trabajos. Un día llegué a casa luego de que terminó mi turno en el hospital y me fui directamente al cuarto donde el piano se encontraba. No me importaba cuan cansado estaba, estuve toda la mañana esperando la hora para poder llegar a casa y tocar mi bendito piano. Tire mi mochila y me senté frente al instrumento. Comencé a tocar una melodía muy conocida para mi. Las notas de “Grenade” salían de aquel piano y sin que yo pudiera notarlo totalmente, comencé a cantar dicha canción. Cuando terminé noté como lágrimas caían por mis mejillas. No soy de las personas que les gusta llorar o ser muy sentimental, pero ese día en especial necesitaba desahogarme y que mejor forma de hacerlo que llorando.

-Tocas muy bien…¿cómo aprendiste?...- habló una voz a mis espaldas. Giré lentamente y me encontré con esos ojos verdes que hace más de 3 semanas no veía, afirmado en el marco de su ventana al frente de la mía. – llevo años intentando aprender y créeme que no he podido. –

-Mi padre me enseñó…- dije en un tono seco, intentando ocultar el tono angustioso de mi voz.

-Podrías decirle que me enseñe- rió él. Ahí me giré para enfrentarlo.

-No vive aquí…-

-Oh… lo siento… yo… de verdad lo siento, no sabía que…-

-No importa, no tenías por que saberlo…- lo interrumpí.

-¿Lou?, ¿te sientes bien?.-

-¡Si mierda!, ¡Si!...- grité frustrado.

-¡Wow!, relájate por favor…-

-No estoy para tus juegos, Harry…-

-¿podemos hablar?.-

-¿De qué?, ¿de mi vida?. Espera a que este ebrio otra vez… puede ser que ahí te cuente lo que no te dije ese día…-

-Por favor Louis, sólo quiero un amigo, ¿si?, se que suena antisocial, pero, ¡sorprendentemente no tengo amigos!-

-Que extraño, a pesar de tu manía de hablar con extraños, no tienes amigos… déjame reírme….- hablé sarcásticamente.

-Tu no lo entiendes…-

-No y no me interesa entenderlo…- dije acercándome a la ventana para cerrarla, pero antes de que si quiera pudiera sacar el brazo para finalizar con la conversación, volviendo a mi espacio personal, la mirada del joven me rompió el corazón. El chico se giró cabeza agacha y sin pensarlo las palabras volvieron a salir por sí solas, últimamente tenían vida propia.- Lo siento… ¿necesitas hablar?.- pude notar la cara de sorpresa que puso Harry cuando interrumpí su camino quien sabe donde. Con esa sonrisa que solo el puede dar, se giró y se acomodó de nuevo en la ventana. Suspiré, tomé el asiento del piano y me ubiqué en la ventana frente a Harry, Solo estábamos separados por un par de metros, los cuales fácilmente podíamos saltar y llegar hasta la habitación del otro, pero por algún motivo no lo hicimos, solo nos sentamos cada uno en su casa a conversar.- ¿quieres contarme que tal tu día?- dije luego de acomodarme bien.

-Mhhh… Sinceramente normal… hoy empecé las clases y bueno como todo chico nuevo…- comenzó a hablar él, y así estuvimos el resto de la tarde hasta que su madre lo llamó a cenar. Pensándolo bien el joven de ojos verdes era bastante simpático y llegué a pensar que podríamos ser amigos.

klsjndmjcsd me gusto, me hiciste llorar , escribes muy bien :D, perdon por no comentar antes pero no pude:(, pero ya lo hice!:),sigo diciendo que tu nove es tan lsjhdjlka SIGUELA!!! XD