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♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
BUENO OTRA NOVE ESTA ES MI PRIMERA ADAPTACIÓN ESPERO LE GUSTE!
Sinopsis:
El nuevo y atractivo jefe de _____ Littlefield, Joseph Jonas, era un genio reconocido, un miembro de un grupo de élite de “cerebros” a los que se les pagaba una fortuna sólo por pensar. Pero el pobre hombre era un incompetente en la vida cotidiana. ______ se dio cuenta enseguida de que Joe necesitaba algo más que su ayuda profesional.
Poco después, la alegre y extrovertida _______ le enseñaba todo lo que sabía, desde conducir un coche hasta bailar un rock and roll. Y cuando Joe sintió un insaciable deseo de aprender los secretos del amor, no hizo falta tener un alto coeficiente de inteligencia para saber en qué acabarían las clases.
Sinopsis:
El nuevo y atractivo jefe de _____ Littlefield, Joseph Jonas, era un genio reconocido, un miembro de un grupo de élite de “cerebros” a los que se les pagaba una fortuna sólo por pensar. Pero el pobre hombre era un incompetente en la vida cotidiana. ______ se dio cuenta enseguida de que Joe necesitaba algo más que su ayuda profesional.
Poco después, la alegre y extrovertida _______ le enseñaba todo lo que sabía, desde conducir un coche hasta bailar un rock and roll. Y cuando Joe sintió un insaciable deseo de aprender los secretos del amor, no hizo falta tener un alto coeficiente de inteligencia para saber en qué acabarían las clases.
Invitado
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Re: ♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
pasen x mis otras noves...
.::♫::.Bad Girl.::♫::.(Justin y Tu)
♥::.A media noche.::♥( Taylor, Justin y tu)...(vampiros y lobos)
.::♫::.Bad Girl.::♫::.(Justin y Tu)
♥::.A media noche.::♥( Taylor, Justin y tu)...(vampiros y lobos)
Invitado
Invitado
Re: ♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
Waaahh(LL Ame la sipnosis :) Peerdon, sii no me ves por tus otras novez, esqe no me guzttaa mucho Justin Bieber, pero te voee a apoyar en ezttaa :D
Kat
Re: ♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
KatitaDeJonas escribió:Waaahh(LL Ame la sipnosis :) Peerdon, sii no me ves por tus otras novez, esqe no me guzttaa mucho Justin Bieber, pero te voee a apoyar en ezttaa :D
no ahi problema no a todos nos gusta lo mismo ja...y te digo q el 1 cap va dedicado a vs x ser mi primera lectora!!
Invitado
Invitado
Re: ♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
Capítulo 1
Joe suponía que Sybil habría calificado la expresión de su rostro de «malhumorada», a pesar de la cantidad de veces que la había intentado convencer de que los genios no sufrían de malhumor. Eran introvertidos, tenían arranques de cólera y rabietas, podían ser olvidadizos o desconsiderados, pero no sufrían de malhumor.
Su hermana nunca se lo había creído.
«Muy bien», pensó con sombría resignación encogiéndose aún más en el asiento trasero del taxi. Quizás estuviera malhumorado. Pero, maldita sea, no sabía qué hacer, y para Joseph Jonas eso era un incidente poco común. Muy poco común.
Y entonces su infeliz mirada reparó en un letrero de brillantes colores de un edificio por el que pasaba el taxi en ese momento. Agencia de Colocación Lone Star.
—¡Pare! —gritó en un impulso echándose hacia delante para llamar la atención del taxista—. Quiero ir a esa oficina.
***************
______ no tuvo ningún problema con el impreso hasta que llegó al apartado en que se pedía que enumerase los trabajos que había desempeñado en los últimos cinco años. Esa parte le planteaba dos problemas: recordar todos los trabajos y lograr que la lista cupiese en la página y media asignada a ese propósito. Tragó saliva, agarró el lápiz con decisión, apoyó la carpeta en las rodillas y empezó por el trabajo que acababa de dejar, como requerían las instrucciones.
—Contratante: Agencia de Seguros Gladwell —masculló en voz baja, rellenando el formulario e ignorando a las otras cuatro mujeres que completaban idénticos impresos en la sala de espera de la agencia de empleo—. Posición: encargada de sección. Salario: ni mucho menos suficiente —comentó en tono terminante mientras escribía la cifra exacta en el espacio en blanco—. Motivo del cese…
Dejó de escribir y alzó el rostro con el ceño fruncido. Sentada a su lado, una atractiva mujer de color rellenaba con gran rapidez su impreso de solicitud. _______ logró atraer su mirada.
—¿Cómo explicas que has dejado el último trabajo porque el jefe era un arrogante y detestable machista que exigía perfección de los demás sin reconocer nunca su propia incompetencia? —le preguntó.
—Incompatibilidad de carácter —contestó sin vacilar la mujer, volviendo de nuevo a su tarea.
—Sí, eso suena bien.
_______ garabateó las dos palabras en el espacio apropiado y las miró con aprobación. Sí, la expresión le gustaba. De hecho le gustó tanto que la usó para los cuatro siguientes trabajos.
—La incompatibilidad de carácter cubre un campo muy amplio —murmuró ________, sonriendo con tristeza.
No es que fuese difícil llevarse bien con ella. Había intentado conformarse, lo había intentando de verdad, se dijo con convicción. Pero siempre surgía algún problema. Y aun así, ella seguía con la esperanza de que el siguiente trabajo fuese exactamente lo que anhelaba en su búsqueda sin descanso de la realización personal, una meta que había demostrado ser bastante huidiza a lo largo de sus veintiséis años.
La puerta se abrió con gran estruendo, asustando a __________ y el resto de las chicas. Un hombre entró y miró a su alrededor con expresión severa y ceñuda. Pareció estudiar a las cinco mujeres que esperaban en la sala. _________ pensó que era guapo, a pesar de su aspecto algo desaliñado y de que no iba bien conjuntado. Tendría alrededor de treinta años y era bastante alto, pelo asabache pero moreno de piel. Y Mallory observó con envidia que no tenía pecas, pues ella tenía la clásica tez de pelirroja.
El hombre fijó en ella su intensa mirada durante un largo e incómodo rato. Finalmente, habló.
—¿Sabe escribir a máquina? —le preguntó bruscamente.
—Pues… sí… —respondió ____________, desconcertada.
—¿Contestar el teléfono?
—Naturalmente, pero…
—¿Concertar citas, contestas cartas y demás?
—Claro, pero…
—¿Está casada o comprometida?
_________ lo miró con sorpresa.
—No.
—De acuerdo, usted me vale. Vamos.
Y abrió la puerta, indicándole que lo siguiese.
__________ estalló en una risa nerviosa.
—No lo dirá en serio —dijo.
—¿Señor, puedo ayudarle en algo? —preguntó la encargada aturdida, acercándose con pasos rápidos y nerviosos.
—Esto es una agencia de colocación, ¿no? —contestó él con impaciencia—. Esta mujer está buscando trabajo, y yo necesito una secretaria. Acabo de contratarla.
—Pero, señor, ésa no es la forma en que lo hacemos. Tiene que hablar con un consejero…
Joe suponía que Sybil habría calificado la expresión de su rostro de «malhumorada», a pesar de la cantidad de veces que la había intentado convencer de que los genios no sufrían de malhumor. Eran introvertidos, tenían arranques de cólera y rabietas, podían ser olvidadizos o desconsiderados, pero no sufrían de malhumor.
Su hermana nunca se lo había creído.
«Muy bien», pensó con sombría resignación encogiéndose aún más en el asiento trasero del taxi. Quizás estuviera malhumorado. Pero, maldita sea, no sabía qué hacer, y para Joseph Jonas eso era un incidente poco común. Muy poco común.
Y entonces su infeliz mirada reparó en un letrero de brillantes colores de un edificio por el que pasaba el taxi en ese momento. Agencia de Colocación Lone Star.
—¡Pare! —gritó en un impulso echándose hacia delante para llamar la atención del taxista—. Quiero ir a esa oficina.
***************
______ no tuvo ningún problema con el impreso hasta que llegó al apartado en que se pedía que enumerase los trabajos que había desempeñado en los últimos cinco años. Esa parte le planteaba dos problemas: recordar todos los trabajos y lograr que la lista cupiese en la página y media asignada a ese propósito. Tragó saliva, agarró el lápiz con decisión, apoyó la carpeta en las rodillas y empezó por el trabajo que acababa de dejar, como requerían las instrucciones.
—Contratante: Agencia de Seguros Gladwell —masculló en voz baja, rellenando el formulario e ignorando a las otras cuatro mujeres que completaban idénticos impresos en la sala de espera de la agencia de empleo—. Posición: encargada de sección. Salario: ni mucho menos suficiente —comentó en tono terminante mientras escribía la cifra exacta en el espacio en blanco—. Motivo del cese…
Dejó de escribir y alzó el rostro con el ceño fruncido. Sentada a su lado, una atractiva mujer de color rellenaba con gran rapidez su impreso de solicitud. _______ logró atraer su mirada.
—¿Cómo explicas que has dejado el último trabajo porque el jefe era un arrogante y detestable machista que exigía perfección de los demás sin reconocer nunca su propia incompetencia? —le preguntó.
—Incompatibilidad de carácter —contestó sin vacilar la mujer, volviendo de nuevo a su tarea.
—Sí, eso suena bien.
_______ garabateó las dos palabras en el espacio apropiado y las miró con aprobación. Sí, la expresión le gustaba. De hecho le gustó tanto que la usó para los cuatro siguientes trabajos.
—La incompatibilidad de carácter cubre un campo muy amplio —murmuró ________, sonriendo con tristeza.
No es que fuese difícil llevarse bien con ella. Había intentado conformarse, lo había intentando de verdad, se dijo con convicción. Pero siempre surgía algún problema. Y aun así, ella seguía con la esperanza de que el siguiente trabajo fuese exactamente lo que anhelaba en su búsqueda sin descanso de la realización personal, una meta que había demostrado ser bastante huidiza a lo largo de sus veintiséis años.
La puerta se abrió con gran estruendo, asustando a __________ y el resto de las chicas. Un hombre entró y miró a su alrededor con expresión severa y ceñuda. Pareció estudiar a las cinco mujeres que esperaban en la sala. _________ pensó que era guapo, a pesar de su aspecto algo desaliñado y de que no iba bien conjuntado. Tendría alrededor de treinta años y era bastante alto, pelo asabache pero moreno de piel. Y Mallory observó con envidia que no tenía pecas, pues ella tenía la clásica tez de pelirroja.
El hombre fijó en ella su intensa mirada durante un largo e incómodo rato. Finalmente, habló.
—¿Sabe escribir a máquina? —le preguntó bruscamente.
—Pues… sí… —respondió ____________, desconcertada.
—¿Contestar el teléfono?
—Naturalmente, pero…
—¿Concertar citas, contestas cartas y demás?
—Claro, pero…
—¿Está casada o comprometida?
_________ lo miró con sorpresa.
—No.
—De acuerdo, usted me vale. Vamos.
Y abrió la puerta, indicándole que lo siguiese.
__________ estalló en una risa nerviosa.
—No lo dirá en serio —dijo.
—¿Señor, puedo ayudarle en algo? —preguntó la encargada aturdida, acercándose con pasos rápidos y nerviosos.
—Esto es una agencia de colocación, ¿no? —contestó él con impaciencia—. Esta mujer está buscando trabajo, y yo necesito una secretaria. Acabo de contratarla.
—Pero, señor, ésa no es la forma en que lo hacemos. Tiene que hablar con un consejero…
Invitado
Invitado
Re: ♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
El hombre pareció realmente confuso.
—No entiendo por qué tengo que hacerlo. Ya he encontrado a alguien ——dijo.
—Este tipo está loco —masculló la mujer sentada junto a _________—. Está convencido de que usted va a irse con él, así por las buenas.
—Pero ni siquiera sabe qué tipo de trabajo está buscando esta mujer —se atrevió a protestar la recepcionista.
El hombre empezaba a parecer acosado. Fijando sus ojos castaños en ______, inclinó la cabeza en actitud interrogante.
—No será usted neurocirujano, ¿verdad?
—Soy secretaria —admitió ella, incapaz de resistirse a la mirada suplicante de sus bellos ojos.
—Estupendo. Yo soy un hombre de negocios independiente, y da la casualidad de que necesito una secretaria. ¿Trabajará para mí?
Todos miraron a ___________ para ver qué contestaba. Ella se puso colorada. Sabía que todos esperaban que mandase a aquel loco a freír espárragos. Eso sería lo que haría cualquier secretaria lógica, práctica y normal.
—Será mejor que le eche un vistazo a esto —dijo, alargándole el impreso casi acabado.
Tardó unos dos minutos en leerlo.
—Usted y yo vamos a llevarnos de maravilla —concluyó con una sonrisa.
—Señor, es mi deber insistir… —empezó la recepcionista.
Ignorándola, el hombre siguió mirando a _________.
—¿Y bien? —preguntó.
—Voy a pedir más dinero del que ganaba en el último trabajo —le advirtió.
—Muy bien —admitió él sin darle importancia al asunto—. ¿Nos vamos ya? Me gustaría que empezase ahora mismo.
__________ hizo ademán de levantarse. La mujer que estaba sentada a su lado la agarró del brazo.
—No se irá a marchar con ese tipo. Está completamente loco.
___________ cogió el bolso, librándose con suavidad de la mujer. En ese momento no estaba segura de quién era el loco, pero sospechaba que era ella.
—Me he decidido.
—Pero, señorita, no puede hacer esto —protestó la recepcionista, retorciéndose las manos—. ¡Tiene que pagar una comisión!
—Mándeme a mí la factura —sugirió el nuevo jefe de _________, haciéndola salir de la sala.
—¡Pero no sé quién es usted! —se desesperó la recepcionista.
___________ y su misterioso jefe cruzaron el vestíbulo y la protesta se desvaneció en el aire.
—Ahora que lo pienso: yo tampoco sé quién es usted —dijo _________ al salir del edificio—. ¿Cómo se llama?
—Joseph.
—¿De nombre o de apellido?
—De nombre. Joseph Jonas —aclaró, dirigiendo una mirada expectante al aparcamiento—. ¿Tiene usted coche? Le dije al taxista que no me esperase.
__________ tragó saliva. Esperaba que él le hubiese dicho que lo siguiese en su coche, dándole así la oportunidad de tener una larga y seria conversación consigo misma acerca de su impulsividad, y quizás de cambiar de idea en cuanto a aceptar el trabajo.
—Sí —contestó al fin.
—¿Cuál es?
—El Ford azul.
________ frunció el ceño.
—Realmente necesita que le suban el sueldo.
—Si me paga lo bastante como para comprarme un Porsche, incluso haré un esfuerzo por ser puntual por las mañanas —bromeó _________.
—Olvídelo.
—Bueno, valía la pena intentarlo —dijo _________, sonriendo al verlo encoger las largas piernas en el asiento delantero.
—¿Le importaría decirme a dónde nos dirigimos, señor Jonas? —preguntó, acomodándose al volante.
—Joe. Y vamos a mi oficina.
—A nuestra oficina. Recuerda que ahora trabajo para ti —dijo ella, tuteándolo.
—Cierto.
_________ arrancó y se quedó pensativa, mirando por la ventanilla hasta que su acompañante se agitó inquieto a su lado.
—¿Joe?
—¿Sí?
—¿No crees que esto es un poco extraño?
Él pareció sorprendido.
—¿Qué?
—Quiero decir cómo me has contratado y todo eso. Dios sabe que me parece extraño. Y eso que a mí siempre me pasan cosas de este tipo. Debería haberme acostumbrado ya.
—No entiendo por qué tengo que hacerlo. Ya he encontrado a alguien ——dijo.
—Este tipo está loco —masculló la mujer sentada junto a _________—. Está convencido de que usted va a irse con él, así por las buenas.
—Pero ni siquiera sabe qué tipo de trabajo está buscando esta mujer —se atrevió a protestar la recepcionista.
El hombre empezaba a parecer acosado. Fijando sus ojos castaños en ______, inclinó la cabeza en actitud interrogante.
—No será usted neurocirujano, ¿verdad?
—Soy secretaria —admitió ella, incapaz de resistirse a la mirada suplicante de sus bellos ojos.
—Estupendo. Yo soy un hombre de negocios independiente, y da la casualidad de que necesito una secretaria. ¿Trabajará para mí?
Todos miraron a ___________ para ver qué contestaba. Ella se puso colorada. Sabía que todos esperaban que mandase a aquel loco a freír espárragos. Eso sería lo que haría cualquier secretaria lógica, práctica y normal.
—Será mejor que le eche un vistazo a esto —dijo, alargándole el impreso casi acabado.
Tardó unos dos minutos en leerlo.
—Usted y yo vamos a llevarnos de maravilla —concluyó con una sonrisa.
—Señor, es mi deber insistir… —empezó la recepcionista.
Ignorándola, el hombre siguió mirando a _________.
—¿Y bien? —preguntó.
—Voy a pedir más dinero del que ganaba en el último trabajo —le advirtió.
—Muy bien —admitió él sin darle importancia al asunto—. ¿Nos vamos ya? Me gustaría que empezase ahora mismo.
__________ hizo ademán de levantarse. La mujer que estaba sentada a su lado la agarró del brazo.
—No se irá a marchar con ese tipo. Está completamente loco.
___________ cogió el bolso, librándose con suavidad de la mujer. En ese momento no estaba segura de quién era el loco, pero sospechaba que era ella.
—Me he decidido.
—Pero, señorita, no puede hacer esto —protestó la recepcionista, retorciéndose las manos—. ¡Tiene que pagar una comisión!
—Mándeme a mí la factura —sugirió el nuevo jefe de _________, haciéndola salir de la sala.
—¡Pero no sé quién es usted! —se desesperó la recepcionista.
___________ y su misterioso jefe cruzaron el vestíbulo y la protesta se desvaneció en el aire.
—Ahora que lo pienso: yo tampoco sé quién es usted —dijo _________ al salir del edificio—. ¿Cómo se llama?
—Joseph.
—¿De nombre o de apellido?
—De nombre. Joseph Jonas —aclaró, dirigiendo una mirada expectante al aparcamiento—. ¿Tiene usted coche? Le dije al taxista que no me esperase.
__________ tragó saliva. Esperaba que él le hubiese dicho que lo siguiese en su coche, dándole así la oportunidad de tener una larga y seria conversación consigo misma acerca de su impulsividad, y quizás de cambiar de idea en cuanto a aceptar el trabajo.
—Sí —contestó al fin.
—¿Cuál es?
—El Ford azul.
________ frunció el ceño.
—Realmente necesita que le suban el sueldo.
—Si me paga lo bastante como para comprarme un Porsche, incluso haré un esfuerzo por ser puntual por las mañanas —bromeó _________.
—Olvídelo.
—Bueno, valía la pena intentarlo —dijo _________, sonriendo al verlo encoger las largas piernas en el asiento delantero.
—¿Le importaría decirme a dónde nos dirigimos, señor Jonas? —preguntó, acomodándose al volante.
—Joe. Y vamos a mi oficina.
—A nuestra oficina. Recuerda que ahora trabajo para ti —dijo ella, tuteándolo.
—Cierto.
_________ arrancó y se quedó pensativa, mirando por la ventanilla hasta que su acompañante se agitó inquieto a su lado.
—¿Joe?
—¿Sí?
—¿No crees que esto es un poco extraño?
Él pareció sorprendido.
—¿Qué?
—Quiero decir cómo me has contratado y todo eso. Dios sabe que me parece extraño. Y eso que a mí siempre me pasan cosas de este tipo. Debería haberme acostumbrado ya.
Invitado
Invitado
Re: ♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
—Quiero decir cómo me has contratado y todo eso. Dios sabe que me parece extraño. Y eso que a mí siempre me pasan cosas de este tipo. Debería haberme acostumbrado ya.
Pero es que ni siquiera yo había hecho nunca nada tan raro como esto.
Joe movió la cabeza en un gesto de impaciencia.
—No veo dónde está el problema. Tú necesitas un trabajo y yo lo tengo. Creo que hemos llevado este asunto de una forma muy eficiente, sin hacerle perder el tiempo a nadie.
_________ se volvió y lo miró a la cara.
—Sólo contéstame a otra pregunta, ¿vale?
Él asintió.
—No estarás metido en algo ilegal, ¿verdad?
Joe la miró sin comprender.
—Por supuesto que no. ¿Por qué demonios me preguntas eso?
—Por experiencia —contestó ___________ con un suspiro, echando finalmente marcha atrás—. Dime cómo se va a tu oficina.
Joe le indicó el camino y se recostó en el asiento. La observó conducir y decidió que lo hacía muy bien. Odiaba ir en coche con un conductor incompetente, y las carreteras estaban demasiado llenas de conductores de ese tipo. Algún día se decidiría a aprender a conducir.
__________ Littlefield. No le pegaba llamarse así. Tampoco aparentaba veintiséis años, pero eso era lo que decía el impreso. Lo había registrado en su memoria fotográfica. Si le hubiesen preguntado, habría sabido decir su dirección, estudios, lugar de nacimiento y los cinco anteriores trabajos que figuraban en la lista. No le parecía nada raro que se hubiese ido con él. Cuando la encontró estaba rellenando el impreso de solicitud de mala gana. Se había dado cuenta nada más verla de que era la clase de persona que sabría apreciar la manera directa y franca con que él trataba estos asuntos.
Joe no era de los que daban importancia a la apariencia exterior de las personas, pero le gustaba mirar a ___________. No era guapa, al menos no en la forma en que lo era Sybil. Pero resultaba interesante, decidió estudiando su perfil. Era de cara algo redonda, con la nariz, pequeña y recta. Tenía un mentón firme que le daba aspecto de persona tenaz y una boca que parecía hecha para sonreír. Bajo el abundante flequillo, los ojos verdes y rasgados reflejaban una inteligencia curiosa y vivaz. Llevaba el pelo recogido en una cola de caballo a la altura de la coronilla lo que, unido al largo flequillo, le daba un aspecto juvenil. Probablemente Sybil diría que era mona. Vestía de una forma un poco rara, estilo safari, con ropas holgadas de color caqui, pero quizás fuese la moda por entonces. Joe no estaba al día en cuestiones de moda.
—_________.
—¿Sí?
—¿Qué has querido decir con lo de la experiencia?
Ella le lanzó una mirada interrogante.
—Perdona, no entiendo a qué te refieres.
—Cuando te pregunté por qué pensabas que podía estar metido en algo ilegal, me dijiste que lo preguntabas por experiencia.
—¡Ah! Bueno, es muy sencillo. Una vez cogí un trabajo que venía anunciado en el periódico. Era un hombre realmente agradable, muy atractivo y bien vestido. Me dijo que era una oficina para una sola secretaria, que únicamente se trataba de coger el teléfono. Trabajé dos semanas convencida de que estaba contratando modelos para sesiones fotográficas. Resultó que estaba concertando citas con prostitutas de lujo. Lo dejé dos días antes de que la policía descubriera todo el pastel.
—¡Ah!
Consideró que ahora le tocaba a ella preguntar.
—¿Por qué quisiste saber si estaba casada o comprometida?
El atractivo rostro de Joe reflejó cierta inquietud.
—Puede que alguna vez tengas que trabajar muchas horas —explicó tras una pausa—. Los maridos y los novios tienden a causar problemas en esas ocasiones.
—¡Ah!
No volvieron a cruzar palabra hasta que Joe le indicó la calle por la que debía torcer. En lugar del edificio de oficinas que había esperado ver, se encontró con una casa grande, antigua, de dos pisos. Era una rara mezcla de casa de campo victoriana y de Nueva Inglaterra, pintada de amarillo claro y con contraventanas blancas. A la entrada había un amplio porche con un columpio. ________ se enamoró de la casa a primera vista.
—¿Es ésta tu oficina?
—Ésta es mi casa —corrigió él—. Mi oficina está abajo. Ven.
—Antes de entrar —insistió _________, aclarándose la garganta—, ¿podrías decirme a qué te dedicas exactamente?
Joe ladeó la cabeza y se quedó pensativo, como si estuviese meditando la respuesta, lo que sorprendió a __________ que no entendía qué dificultad podía entrañar su pregunta.
—Soy un genio —admitió finalmente, encogiéndose de hombros y esbozando una sonrisa.
—Claro que eres un genio —replicó ________ amablemente—. Debería haberme dado cuenta enseguida. Y te pagan por eso, ¿no?
Joe la miró con sorpresa durante unos instantes y sonrió encantado
—Muy bien. Eso podría haberlo dicho Sybil. De hecho —siguió diciendo sin darle tiempo a preguntar quién era Sybil—, me pagan por escribir artículos y libros de texto, alguna conferencia o labor de consulta de vez en cuando, y por los trabajos que hago para Optium Forum, una asociación de pensadores con base en California. Nos reunimos allí cada tres meses durante unos cuantos días. ¡Ah!, y también me pagan por inventar, sobre todo accesorios relacionados con ordenadores, aunque odio limitar mi actividad a un solo campo.
Pero es que ni siquiera yo había hecho nunca nada tan raro como esto.
Joe movió la cabeza en un gesto de impaciencia.
—No veo dónde está el problema. Tú necesitas un trabajo y yo lo tengo. Creo que hemos llevado este asunto de una forma muy eficiente, sin hacerle perder el tiempo a nadie.
_________ se volvió y lo miró a la cara.
—Sólo contéstame a otra pregunta, ¿vale?
Él asintió.
—No estarás metido en algo ilegal, ¿verdad?
Joe la miró sin comprender.
—Por supuesto que no. ¿Por qué demonios me preguntas eso?
—Por experiencia —contestó ___________ con un suspiro, echando finalmente marcha atrás—. Dime cómo se va a tu oficina.
Joe le indicó el camino y se recostó en el asiento. La observó conducir y decidió que lo hacía muy bien. Odiaba ir en coche con un conductor incompetente, y las carreteras estaban demasiado llenas de conductores de ese tipo. Algún día se decidiría a aprender a conducir.
__________ Littlefield. No le pegaba llamarse así. Tampoco aparentaba veintiséis años, pero eso era lo que decía el impreso. Lo había registrado en su memoria fotográfica. Si le hubiesen preguntado, habría sabido decir su dirección, estudios, lugar de nacimiento y los cinco anteriores trabajos que figuraban en la lista. No le parecía nada raro que se hubiese ido con él. Cuando la encontró estaba rellenando el impreso de solicitud de mala gana. Se había dado cuenta nada más verla de que era la clase de persona que sabría apreciar la manera directa y franca con que él trataba estos asuntos.
Joe no era de los que daban importancia a la apariencia exterior de las personas, pero le gustaba mirar a ___________. No era guapa, al menos no en la forma en que lo era Sybil. Pero resultaba interesante, decidió estudiando su perfil. Era de cara algo redonda, con la nariz, pequeña y recta. Tenía un mentón firme que le daba aspecto de persona tenaz y una boca que parecía hecha para sonreír. Bajo el abundante flequillo, los ojos verdes y rasgados reflejaban una inteligencia curiosa y vivaz. Llevaba el pelo recogido en una cola de caballo a la altura de la coronilla lo que, unido al largo flequillo, le daba un aspecto juvenil. Probablemente Sybil diría que era mona. Vestía de una forma un poco rara, estilo safari, con ropas holgadas de color caqui, pero quizás fuese la moda por entonces. Joe no estaba al día en cuestiones de moda.
—_________.
—¿Sí?
—¿Qué has querido decir con lo de la experiencia?
Ella le lanzó una mirada interrogante.
—Perdona, no entiendo a qué te refieres.
—Cuando te pregunté por qué pensabas que podía estar metido en algo ilegal, me dijiste que lo preguntabas por experiencia.
—¡Ah! Bueno, es muy sencillo. Una vez cogí un trabajo que venía anunciado en el periódico. Era un hombre realmente agradable, muy atractivo y bien vestido. Me dijo que era una oficina para una sola secretaria, que únicamente se trataba de coger el teléfono. Trabajé dos semanas convencida de que estaba contratando modelos para sesiones fotográficas. Resultó que estaba concertando citas con prostitutas de lujo. Lo dejé dos días antes de que la policía descubriera todo el pastel.
—¡Ah!
Consideró que ahora le tocaba a ella preguntar.
—¿Por qué quisiste saber si estaba casada o comprometida?
El atractivo rostro de Joe reflejó cierta inquietud.
—Puede que alguna vez tengas que trabajar muchas horas —explicó tras una pausa—. Los maridos y los novios tienden a causar problemas en esas ocasiones.
—¡Ah!
No volvieron a cruzar palabra hasta que Joe le indicó la calle por la que debía torcer. En lugar del edificio de oficinas que había esperado ver, se encontró con una casa grande, antigua, de dos pisos. Era una rara mezcla de casa de campo victoriana y de Nueva Inglaterra, pintada de amarillo claro y con contraventanas blancas. A la entrada había un amplio porche con un columpio. ________ se enamoró de la casa a primera vista.
—¿Es ésta tu oficina?
—Ésta es mi casa —corrigió él—. Mi oficina está abajo. Ven.
—Antes de entrar —insistió _________, aclarándose la garganta—, ¿podrías decirme a qué te dedicas exactamente?
Joe ladeó la cabeza y se quedó pensativo, como si estuviese meditando la respuesta, lo que sorprendió a __________ que no entendía qué dificultad podía entrañar su pregunta.
—Soy un genio —admitió finalmente, encogiéndose de hombros y esbozando una sonrisa.
—Claro que eres un genio —replicó ________ amablemente—. Debería haberme dado cuenta enseguida. Y te pagan por eso, ¿no?
Joe la miró con sorpresa durante unos instantes y sonrió encantado
—Muy bien. Eso podría haberlo dicho Sybil. De hecho —siguió diciendo sin darle tiempo a preguntar quién era Sybil—, me pagan por escribir artículos y libros de texto, alguna conferencia o labor de consulta de vez en cuando, y por los trabajos que hago para Optium Forum, una asociación de pensadores con base en California. Nos reunimos allí cada tres meses durante unos cuantos días. ¡Ah!, y también me pagan por inventar, sobre todo accesorios relacionados con ordenadores, aunque odio limitar mi actividad a un solo campo.
Invitado
Invitado
Re: ♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
Debo reconocer que me encantan
los genios....
Son atractivos a su manera... ajjja
los genios....
Son atractivos a su manera... ajjja
Yani Stephen
Re: ♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
yaniii escribió:Debo reconocer que me encantan
los genios....
Son atractivos a su manera... ajjja
si me pasa lo mismoo!! 8) jaja
Invitado
Invitado
Re: ♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
—Así que eres un genio de verdad. ¿Has sido un niño prodigio de esos que se gradúan a los dieciséis y obtienen el doctorado a los dieciocho?
—Bueno, de hecho me doctoré al cumplir los diecinueve. La tesis fue el primer libro que me publicaron.
—¿Cuántos años tienes? —le preguntó con curiosidad.
—Treinta y dos.
—¡Caramba! Menos mal que acabé el bachillerato y estudié dos cursos de secretariado.
Joe se encogió de hombros.
—Yo sería incapaz de hacer el trabajo de una secretaria. Simplemente se nos dan bien distintas cosas.
—Eres muy amable, Joe —dijo _______ con una sonrisa.
—Puede que no pienses lo mismo dentro de unos días —replicó él con una mueca de tristeza mientras abría la puerta—. No es nada fácil trabajar para mí. No recuerdo cuántas secretarias he tenido, pero todas me han dejado antes de un mes. Sybil es la única que podría trabajar conmigo durante el tiempo que fuese.
Otra vez Sybil. Siguió a Joe al interior de la casa, dándole vueltas a la cuestión de quién sería Sybil. El interior resultó ser tan sorprendente y excéntrico como el exterior, y ________ decidió con aprobación que podría ser completamente feliz viviendo en un lugar como ése.
—Éste es tu despacho —anunció Joe, abriendo una puerta—. El mío está al otro lado del vestíbulo.
Había esperado encontrarlo todo en completo desorden, aunque no sabía por qué motivo. En cambio, se encontró con un despacho perfectamente equipado y tan ordenado que casi resultaba intimidante.
—Tu última secretaria se ha ido hace muy poco, ¿no?
Joe asintió.
—Se ha ido esta mañana a hacer un crucero de tres semanas.
________ se volvió sorprendida.
—¡Tres semanas! —exclamó—. Pero yo creía que me estabas ofreciendo un trabajo fijo, no temporal. Yo necesito un trabajo fijo, Joe.
—Éste es un trabajo fijo —le aseguró él—. Ella no volverá después del crucero. Va a casarse y a trasladarse de estado. Aunque todavía no lo sabe —añadió en voz baja.
—¿Cómo dices? —dijo _________, que no estaba segura de haber oído bien.
—No tiene importancia —declaró Joe, dirigiéndose hacia la mesa—. Aquí hay una lista de todo lo que hay que hacer urgentemente. Si me necesitas, estoy en mi despacho.
—Yo… esto… —empezó _________.
No estaba segura de lo que iba a preguntar, pero hubiese sido inútil. Joe se había ido. Con un suspiro se volvió la mesa del que ya era su despacho y guardó el bolso de cuero en un cajón.
«Su última secretaria debe de haber sido un modelo de organización», pensó impresionada y algo intimidada por el hecho. ¿Cómo iba ella a ser capaz de seguir sus pasos
Tragando saliva, cogió una carpeta con el rótulo: «Facturas a pagar antes del quince». Estaban a diez. Podría empezar por aquello. En la agenda se especificaban las direcciones para pagar las facturas y dónde estaba todo.
Cinco minutos más tarde, ________ leyó con sorpresa las cifras que tenía ante sus ojos. Se puso en pie de un salto y atravesó con paso rápido y agitado el vestíbulo, hasta llegar a la puerta que Joe le había señalado como su despacho. Llamó una vez y entró. Al ver su despacho, casi olvidó lo que estaba haciendo allí. Era como ella se lo había imaginado, pensó, recorriendo con la vista la enorme e increíble atestada habitación. Había un montón de ordenadores, libros, aparatos cuyo uso ignoraba, papeles y Dios sabe qué otras cosas.
Joe estaba sentado ante un ordenador, haciendo caso omiso de la pila de informes amontonados precariamente en un estante sobre su cabeza. Al verla entrar levantó la vista.
—¿Algún problema? —preguntó.
_______ pestañeó, se acordó del motivo de su visita, se llevó las manos a las caderas y exclamó:
—Joe, ¡eres rico!
Enarcando las cejas, Joe se apoyó en una mesa y se cruzó de brazos.
—Sí —contestó.
—No, quiero decir que eres rico de verdad —aclaró _______, agitando los brazos a modo de explicación—. ¡Recórcholis! ¡Estás forrado!
—¿Estás tratando de decirme algo en particular? —dijo él con un gesto exagerado de impaciencia.
________ se metió las manos en los bolsillos de la amplia falda caqui y se encogió de hombros, sintiéndose repentinamente turbada.
—Bueno, no, supongo que no. Sólo que estaba pagando facturas y no pude evitar mirar los libros y… ¡eres tan rico! —añadió casi en un gemido—. ¿Y esperas que yo lleve la contabilidad y todo lo demás?
Joe soltó una risita.
—Bueno, de hecho me doctoré al cumplir los diecinueve. La tesis fue el primer libro que me publicaron.
—¿Cuántos años tienes? —le preguntó con curiosidad.
—Treinta y dos.
—¡Caramba! Menos mal que acabé el bachillerato y estudié dos cursos de secretariado.
Joe se encogió de hombros.
—Yo sería incapaz de hacer el trabajo de una secretaria. Simplemente se nos dan bien distintas cosas.
—Eres muy amable, Joe —dijo _______ con una sonrisa.
—Puede que no pienses lo mismo dentro de unos días —replicó él con una mueca de tristeza mientras abría la puerta—. No es nada fácil trabajar para mí. No recuerdo cuántas secretarias he tenido, pero todas me han dejado antes de un mes. Sybil es la única que podría trabajar conmigo durante el tiempo que fuese.
Otra vez Sybil. Siguió a Joe al interior de la casa, dándole vueltas a la cuestión de quién sería Sybil. El interior resultó ser tan sorprendente y excéntrico como el exterior, y ________ decidió con aprobación que podría ser completamente feliz viviendo en un lugar como ése.
—Éste es tu despacho —anunció Joe, abriendo una puerta—. El mío está al otro lado del vestíbulo.
Había esperado encontrarlo todo en completo desorden, aunque no sabía por qué motivo. En cambio, se encontró con un despacho perfectamente equipado y tan ordenado que casi resultaba intimidante.
—Tu última secretaria se ha ido hace muy poco, ¿no?
Joe asintió.
—Se ha ido esta mañana a hacer un crucero de tres semanas.
________ se volvió sorprendida.
—¡Tres semanas! —exclamó—. Pero yo creía que me estabas ofreciendo un trabajo fijo, no temporal. Yo necesito un trabajo fijo, Joe.
—Éste es un trabajo fijo —le aseguró él—. Ella no volverá después del crucero. Va a casarse y a trasladarse de estado. Aunque todavía no lo sabe —añadió en voz baja.
—¿Cómo dices? —dijo _________, que no estaba segura de haber oído bien.
—No tiene importancia —declaró Joe, dirigiéndose hacia la mesa—. Aquí hay una lista de todo lo que hay que hacer urgentemente. Si me necesitas, estoy en mi despacho.
—Yo… esto… —empezó _________.
No estaba segura de lo que iba a preguntar, pero hubiese sido inútil. Joe se había ido. Con un suspiro se volvió la mesa del que ya era su despacho y guardó el bolso de cuero en un cajón.
«Su última secretaria debe de haber sido un modelo de organización», pensó impresionada y algo intimidada por el hecho. ¿Cómo iba ella a ser capaz de seguir sus pasos
Tragando saliva, cogió una carpeta con el rótulo: «Facturas a pagar antes del quince». Estaban a diez. Podría empezar por aquello. En la agenda se especificaban las direcciones para pagar las facturas y dónde estaba todo.
Cinco minutos más tarde, ________ leyó con sorpresa las cifras que tenía ante sus ojos. Se puso en pie de un salto y atravesó con paso rápido y agitado el vestíbulo, hasta llegar a la puerta que Joe le había señalado como su despacho. Llamó una vez y entró. Al ver su despacho, casi olvidó lo que estaba haciendo allí. Era como ella se lo había imaginado, pensó, recorriendo con la vista la enorme e increíble atestada habitación. Había un montón de ordenadores, libros, aparatos cuyo uso ignoraba, papeles y Dios sabe qué otras cosas.
Joe estaba sentado ante un ordenador, haciendo caso omiso de la pila de informes amontonados precariamente en un estante sobre su cabeza. Al verla entrar levantó la vista.
—¿Algún problema? —preguntó.
_______ pestañeó, se acordó del motivo de su visita, se llevó las manos a las caderas y exclamó:
—Joe, ¡eres rico!
Enarcando las cejas, Joe se apoyó en una mesa y se cruzó de brazos.
—Sí —contestó.
—No, quiero decir que eres rico de verdad —aclaró _______, agitando los brazos a modo de explicación—. ¡Recórcholis! ¡Estás forrado!
—¿Estás tratando de decirme algo en particular? —dijo él con un gesto exagerado de impaciencia.
________ se metió las manos en los bolsillos de la amplia falda caqui y se encogió de hombros, sintiéndose repentinamente turbada.
—Bueno, no, supongo que no. Sólo que estaba pagando facturas y no pude evitar mirar los libros y… ¡eres tan rico! —añadió casi en un gemido—. ¿Y esperas que yo lleve la contabilidad y todo lo demás?
Joe soltó una risita.
Invitado
Invitado
Re: ♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
Aparte de inteligente y bello ,
tiene mucho dinero (no es que sea
interesada) pero es el hombre perfecto..
creo que abandonare a Nick...
No eso es imposible...
tiene mucho dinero (no es que sea
interesada) pero es el hombre perfecto..
creo que abandonare a Nick...
No eso es imposible...
Yani Stephen
Re: ♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
holaaaaaaaaaa soy nueva lectora me llamo Ivana
Y ME ENCANTA TU NOVE SE VE MUY iNTERESANTEE
sigue pronto pleaseeee
besitosssss!!!!!!!!!!!!!!
Y ME ENCANTA TU NOVE SE VE MUY iNTERESANTEE
sigue pronto pleaseeee
besitosssss!!!!!!!!!!!!!!
ivana-ilove
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