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♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: ♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
PERDOON PEROO ES Q NO HE TENIDO INTERNET!!! CASII MORII!!
Capítulo 7
Joe no había exagerado en cuanto a su abuelo. Gyles Jonas, aunque escrupulosamente educado, no era cordial ni abierto. Parecía querer bastante a sus nietos, aunque de una forma distante. Pero su actitud era justo la que ________ había esperado del hombre que no había animado a Joe a aprender a conducir porque quería que utilizase el tiempo en trabajar y estudiar.
También pareció muy interesado en averiguar qué papel desempañaba __________ en la vida de su nieto. Durante la cena hizo algunos comentarios que le hicieron preguntarse a _________ con irritación si de hecho no estaría convencido de que estar enamorado podía ser perjudicial para el éxito de la brillante carrera de Joe.
Aunque __________ no notó nada anormal en la conducta de Joe durante la cena, su familia pareció sorprendida de su buen humor. Se preguntó cómo se comportaría normalmente con ellos. Probablemente de la forma que esperaban de él. Como el estereotipo de un genio introvertido y despistado. ¡Pobre Joe!
—Creo que tu abuelo sospecha que soy una cazafortunas —comentó _________ mientras paseaban junto al estanque.
Joe rió y le rodeó la cintura con el brazo.
Tal como había predicho, sus abuelos se retiraron temprano, seguidos poco después por Sybil y George. Una vez solos, ___________ y Joe habían salido a disfrutar de la cálida noche estival y del bonito jardín.
—¿Una cazafortunas? ¿Es que piensas que a mi abuelo le resulta inconcebible que te sientas realmente atraída por mí?
—Lo que yo creo, en cambio, es que se está preguntando qué puedes haber visto tú en mí —contestó ella honestamente.
Joe la apretó más contra su costado.
—Si me lo preguntase, se lo diría sin problemas. Y con todo detalle.
__________ se ruborizó. Se alegró de que Joe no pudiese notarlo en la oscuridad.
—Compórtate, Joe.
—¿Acaso no me he comportado bien durante la cena? —preguntó, haciéndose el ofendido—. He estado atento y considerado, sin exagerar mi papel como me acusaste de hacer en la recepción de la universidad. No he hecho ningún comentario que pudiese avergonzarte frente a mi familia. Creo que he sido el perfecto ejemplo de un hombre enamorado de una mujer bella y fascinante.
A ____________ empezaron a arderle las mejillas.
—No digas eso. Los dos sabemos que no soy guapa.
—Puede que no tengas unas facciones de perfección clásica —confirmó Joe—. Pero la belleza se puede definir de muchas formas. Como un par de verdes ojos claro que brillan con un entusiasmo contagioso por la vida. Como una sonrisa cálida y generosa que desafía a cualquiera a verla y ser capaz de no sonreír a su vez. Como una naricilla respondona llena de pecas que invitan a contarlas de una en una. Como una mata de brillante pelo rojo con hebras doradas y un cuerpo esbelto y sano que hace que un hombre arda en deseos de acariciarlo.
____________ se había parado en seco bastante antes de que Joe terminara su discurso, y lo miraba con la boca abierta, sintiendo que las piernas se le volvían de goma. Se apoyó en una valla de piedra para sujetarse.
—Joe —rogó con voz ronca sin saber bien lo que le estaba pidiendo.
—Eres bella, ____________ —continuó él inexorable, acercándose para aprisionarla contra la tapia—. Bella y completamente fascinante.
La besó sin darle tiempo a protestar.
Ella exhaló un débil quejido en señal de protesta que sonó sospechosamente como un gemido de placer. Finalmente, se rindió a lo inevitable sin tan siquiera intentar resistirse. Cerrando los ojos, lo abrazó por la cintura y entreabrió los labios.
Joe murmuró su aprobación ante la rendición de _________ y la besó con la habilidad que había adquirido en las últimas semanas. Sus manos buscaron sus curvas con una avidez que no intentó disimular. ___________ sintió que se derretía bajo sus caricias y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no desmayarse cuando él dejó de besarla.
—Será mejor que entremos —logró decir con voz ronca.
Joe, que parecía más que aturdido, asintió en silencio. Evitó claramente que sus cuerpos se rozaran en el camino hacia la casa y los respectivos dormitorios. Se dieron las buenas noches sin mirarse a los ojos y escaparon cada uno a la intimidad de su cuarto.
Mascullando una palabrota que no había usado en años, __________ golpeó la almohada y enterró en ella el rostro intentando dormir. No era fácil sabiendo que Joe estaba en la habitación contigua. No podía dejar de pensar en lo fácil que sería pasar a través del cuarto de baño y deslizarse dentro de su cama.
—Estúpida, estúpida, estúpida —farfulló, abanicándose la cara con una mano.
Hacía pocos minutos se había estado felicitando por no haber dejado que el beso del jardín trascendiese a algo más. Y ahora sólo podía pensar en el cuerpo largo y esbelto de Joe, cálido y ardiente de deseo entre las suaves y acogedoras sábanas.
—Eres idiiota, __________.
No le había resultado fácil separarse de él esa noche. El beso había sido espectacular, más aún después del inesperado arranque poético de Joe, de las alabanzas a su belleza. Realmente la había cogido con la guardia baja.
Capítulo 7
Joe no había exagerado en cuanto a su abuelo. Gyles Jonas, aunque escrupulosamente educado, no era cordial ni abierto. Parecía querer bastante a sus nietos, aunque de una forma distante. Pero su actitud era justo la que ________ había esperado del hombre que no había animado a Joe a aprender a conducir porque quería que utilizase el tiempo en trabajar y estudiar.
También pareció muy interesado en averiguar qué papel desempañaba __________ en la vida de su nieto. Durante la cena hizo algunos comentarios que le hicieron preguntarse a _________ con irritación si de hecho no estaría convencido de que estar enamorado podía ser perjudicial para el éxito de la brillante carrera de Joe.
Aunque __________ no notó nada anormal en la conducta de Joe durante la cena, su familia pareció sorprendida de su buen humor. Se preguntó cómo se comportaría normalmente con ellos. Probablemente de la forma que esperaban de él. Como el estereotipo de un genio introvertido y despistado. ¡Pobre Joe!
—Creo que tu abuelo sospecha que soy una cazafortunas —comentó _________ mientras paseaban junto al estanque.
Joe rió y le rodeó la cintura con el brazo.
Tal como había predicho, sus abuelos se retiraron temprano, seguidos poco después por Sybil y George. Una vez solos, ___________ y Joe habían salido a disfrutar de la cálida noche estival y del bonito jardín.
—¿Una cazafortunas? ¿Es que piensas que a mi abuelo le resulta inconcebible que te sientas realmente atraída por mí?
—Lo que yo creo, en cambio, es que se está preguntando qué puedes haber visto tú en mí —contestó ella honestamente.
Joe la apretó más contra su costado.
—Si me lo preguntase, se lo diría sin problemas. Y con todo detalle.
__________ se ruborizó. Se alegró de que Joe no pudiese notarlo en la oscuridad.
—Compórtate, Joe.
—¿Acaso no me he comportado bien durante la cena? —preguntó, haciéndose el ofendido—. He estado atento y considerado, sin exagerar mi papel como me acusaste de hacer en la recepción de la universidad. No he hecho ningún comentario que pudiese avergonzarte frente a mi familia. Creo que he sido el perfecto ejemplo de un hombre enamorado de una mujer bella y fascinante.
A ____________ empezaron a arderle las mejillas.
—No digas eso. Los dos sabemos que no soy guapa.
—Puede que no tengas unas facciones de perfección clásica —confirmó Joe—. Pero la belleza se puede definir de muchas formas. Como un par de verdes ojos claro que brillan con un entusiasmo contagioso por la vida. Como una sonrisa cálida y generosa que desafía a cualquiera a verla y ser capaz de no sonreír a su vez. Como una naricilla respondona llena de pecas que invitan a contarlas de una en una. Como una mata de brillante pelo rojo con hebras doradas y un cuerpo esbelto y sano que hace que un hombre arda en deseos de acariciarlo.
____________ se había parado en seco bastante antes de que Joe terminara su discurso, y lo miraba con la boca abierta, sintiendo que las piernas se le volvían de goma. Se apoyó en una valla de piedra para sujetarse.
—Joe —rogó con voz ronca sin saber bien lo que le estaba pidiendo.
—Eres bella, ____________ —continuó él inexorable, acercándose para aprisionarla contra la tapia—. Bella y completamente fascinante.
La besó sin darle tiempo a protestar.
Ella exhaló un débil quejido en señal de protesta que sonó sospechosamente como un gemido de placer. Finalmente, se rindió a lo inevitable sin tan siquiera intentar resistirse. Cerrando los ojos, lo abrazó por la cintura y entreabrió los labios.
Joe murmuró su aprobación ante la rendición de _________ y la besó con la habilidad que había adquirido en las últimas semanas. Sus manos buscaron sus curvas con una avidez que no intentó disimular. ___________ sintió que se derretía bajo sus caricias y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no desmayarse cuando él dejó de besarla.
—Será mejor que entremos —logró decir con voz ronca.
Joe, que parecía más que aturdido, asintió en silencio. Evitó claramente que sus cuerpos se rozaran en el camino hacia la casa y los respectivos dormitorios. Se dieron las buenas noches sin mirarse a los ojos y escaparon cada uno a la intimidad de su cuarto.
Mascullando una palabrota que no había usado en años, __________ golpeó la almohada y enterró en ella el rostro intentando dormir. No era fácil sabiendo que Joe estaba en la habitación contigua. No podía dejar de pensar en lo fácil que sería pasar a través del cuarto de baño y deslizarse dentro de su cama.
—Estúpida, estúpida, estúpida —farfulló, abanicándose la cara con una mano.
Hacía pocos minutos se había estado felicitando por no haber dejado que el beso del jardín trascendiese a algo más. Y ahora sólo podía pensar en el cuerpo largo y esbelto de Joe, cálido y ardiente de deseo entre las suaves y acogedoras sábanas.
—Eres idiiota, __________.
No le había resultado fácil separarse de él esa noche. El beso había sido espectacular, más aún después del inesperado arranque poético de Joe, de las alabanzas a su belleza. Realmente la había cogido con la guardia baja.
Invitado
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Re: ♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
Podría enamorarse muy fácilmente de Joseph Jonas, si es que no era tan tonta como para estarlo ya.
Trató de recordar cuáles eran sus sentimientos cuando pensó que estaba enamorada de Larry. Aquello fue completamente distinto. Fue excitante, estimulando, divertido. Pero no había sido una emoción tan fuerte como para rayar en lo doloroso. Cuando todo acabó, no se sintió destrozada, sólo enfadada y mortificada. También sintió vergüenza de sí misma por haber dejado que la utilizaran de esa forma.
Pero estar con Joe durante un tiempo y tener luego que renunciar a él podía dejarla más que destrozada. Y por primera vez en su temeraria y aventurera vida, _______ Littlefield sintió miedo. Un miedo terrible.
—¿Qué le has hecho a Joe?
_____________ se quedó atónita ante la pregunta de Vivian.
—Creo que no te comprendo.
Vivian señaló con un expresivo movimiento de manos la atestada sala de baile en la que su nieto charlaba animadamente con un grupo de hombres.
—Pero querida. ¡Está charlando! Hace pocos meses se habría sentido profundamente infeliz en una fiesta como ésta y se habría pasado toda la noche en un rincón refunfuñando por tener que estar aquí. Esta noche, en cambio, se está comportando como si estuviese pasando un rato de lo más agradable, como si disfrutase de la oportunidad de estar con otras personas.
—Bueno, le he animado a que intente relacionarse con la gente en reuniones sociales, pero desde luego no le he enseñado qué decir o hacer —explicó __________, sintiendo la necesidad de defenderlo—. El principal problema que tenía antes con estas cosas era su timidez. Está aprendiendo a vencerla.
—¿Joe tímido? —exclamó Vivian con asombro.
—Sí. Es tímido —confirmó __________, sonriendo—. Siempre ha temido aburrir a la gente con su conversación, así que se quedaba callado. A no ser, claro está que estuviese con colegas profesionales. Espero haberle convencido de que es un hombre ingenioso y de trato agradable.
Vivian se quedó mirando a __________. En sus ojos algo miopes se reflejaba un gran cariño.
—Has logrado en muy poco tiempo lo que yo llevo intentando durante años. Te lo agradezco mucho, querida. ¡Joe parece tan relajado y feliz este fin de semana! Siempre he tenido la esperanza de que encontraría a alguien como tú, alguien que viese en él algo más que una mente brillante o una tentadora cuenta bancaria.
__________ se sintió inmensamente culpable.
—Vivian… yo…
En ese instante, apareció Joe. Sonrió a su abuela y se volvió hacia ___________.
—No hemos bailado en toda la noche, __________ —le recordó, ofreciéndole la mano—. ¿Bailamos?
Vivian aplaudió en aparente éxtasis.
—¿Pero también baila?
—¿No eras tú la que insistías en que aprendiese a bailar, abuela? —dijo Joe, riendo y cogiendo la mano que ___________ le tendía.
—Sí, pero siempre te has negado a practicar. Y lo hacías fatal —contestó Vivian con franqueza—. Espero que hayas mejorado, porque de lo contrario los pies de esta maravillosa joven peligran.
—Yo sería incapaz de hacerles daño a unos pies tan bellos —la regañó Joe, mirando con ternura los pies de ____________—. Vamos, cariño. Le enseñaremos a la abuela el nieto tan habilidoso que tiene —añadió con una sonrisa ante el rubor de ___________.
—Supongo que te sentirás como un cerdo. Yo al menos me siento así —dijo ___________ en cuanto empezaron a bailar.
—¿Por qué? —preguntó él, poniendo cara de inocente.
—Maldita sea, Joe. ¡Tu abuela está a punto de preparar un trono en mi honor! Debería darte vergüenza haberle escondido a tu familia durante tanto tiempo tu verdadero yo.
—No lo he hecho deliberadamente —se defendió él—. Lo que pasa es que no sabía cómo relajarme y ser yo mismo hasta que tú me enseñaste.
—No empieces también tú —le advirtió ____________, exasperada—. Yo no he hecho nada que no pudieses hacer por ti mismo.
—Me has enseñado a conducir, a bailar, a divertirme en una fiesta. Has logrado grandes cambios en mi vida, ____________ Littlefield.
—Cambios que no hubiesen sido posible, si no hubieses estado dispuesto a hacerlos —replicó ella—. Eres tú el que ha cambiado. Yo me he limitado a ofrecerte a alguien con quien practicar.
—En eso último estamos de acuerdo —dijo, atrayéndola más cerca de él—. ¿Te he dicho ya lo guapa que estás esta noche?
Siempre parecía saber las palabras justas que tenía que decir para hacerla olvidar de qué estaban hablando. ___________ se aclaró la garganta y bajó la vista.
—Gracias —dijo.
Llevaba un vestido que se había comprado especialmente para esa ocasión. Le había tenido que dar un buen pellizco al sueldo de ese mes, pero sabía que había hecho una excelente elección. La tela caía sobre su pecho y sus caderas, arremolinándose alrededor de las piernas cuando andaba o bailaba. La garganta y los hombros quedaban al descubierto, y un cinturón con hebilla le ceñía la cintura. Se había enamorado del vestido a primera vista y probablemente lo habría comprado aunque no hubiese estado rebajado.
Trató de recordar cuáles eran sus sentimientos cuando pensó que estaba enamorada de Larry. Aquello fue completamente distinto. Fue excitante, estimulando, divertido. Pero no había sido una emoción tan fuerte como para rayar en lo doloroso. Cuando todo acabó, no se sintió destrozada, sólo enfadada y mortificada. También sintió vergüenza de sí misma por haber dejado que la utilizaran de esa forma.
Pero estar con Joe durante un tiempo y tener luego que renunciar a él podía dejarla más que destrozada. Y por primera vez en su temeraria y aventurera vida, _______ Littlefield sintió miedo. Un miedo terrible.
—¿Qué le has hecho a Joe?
_____________ se quedó atónita ante la pregunta de Vivian.
—Creo que no te comprendo.
Vivian señaló con un expresivo movimiento de manos la atestada sala de baile en la que su nieto charlaba animadamente con un grupo de hombres.
—Pero querida. ¡Está charlando! Hace pocos meses se habría sentido profundamente infeliz en una fiesta como ésta y se habría pasado toda la noche en un rincón refunfuñando por tener que estar aquí. Esta noche, en cambio, se está comportando como si estuviese pasando un rato de lo más agradable, como si disfrutase de la oportunidad de estar con otras personas.
—Bueno, le he animado a que intente relacionarse con la gente en reuniones sociales, pero desde luego no le he enseñado qué decir o hacer —explicó __________, sintiendo la necesidad de defenderlo—. El principal problema que tenía antes con estas cosas era su timidez. Está aprendiendo a vencerla.
—¿Joe tímido? —exclamó Vivian con asombro.
—Sí. Es tímido —confirmó __________, sonriendo—. Siempre ha temido aburrir a la gente con su conversación, así que se quedaba callado. A no ser, claro está que estuviese con colegas profesionales. Espero haberle convencido de que es un hombre ingenioso y de trato agradable.
Vivian se quedó mirando a __________. En sus ojos algo miopes se reflejaba un gran cariño.
—Has logrado en muy poco tiempo lo que yo llevo intentando durante años. Te lo agradezco mucho, querida. ¡Joe parece tan relajado y feliz este fin de semana! Siempre he tenido la esperanza de que encontraría a alguien como tú, alguien que viese en él algo más que una mente brillante o una tentadora cuenta bancaria.
__________ se sintió inmensamente culpable.
—Vivian… yo…
En ese instante, apareció Joe. Sonrió a su abuela y se volvió hacia ___________.
—No hemos bailado en toda la noche, __________ —le recordó, ofreciéndole la mano—. ¿Bailamos?
Vivian aplaudió en aparente éxtasis.
—¿Pero también baila?
—¿No eras tú la que insistías en que aprendiese a bailar, abuela? —dijo Joe, riendo y cogiendo la mano que ___________ le tendía.
—Sí, pero siempre te has negado a practicar. Y lo hacías fatal —contestó Vivian con franqueza—. Espero que hayas mejorado, porque de lo contrario los pies de esta maravillosa joven peligran.
—Yo sería incapaz de hacerles daño a unos pies tan bellos —la regañó Joe, mirando con ternura los pies de ____________—. Vamos, cariño. Le enseñaremos a la abuela el nieto tan habilidoso que tiene —añadió con una sonrisa ante el rubor de ___________.
—Supongo que te sentirás como un cerdo. Yo al menos me siento así —dijo ___________ en cuanto empezaron a bailar.
—¿Por qué? —preguntó él, poniendo cara de inocente.
—Maldita sea, Joe. ¡Tu abuela está a punto de preparar un trono en mi honor! Debería darte vergüenza haberle escondido a tu familia durante tanto tiempo tu verdadero yo.
—No lo he hecho deliberadamente —se defendió él—. Lo que pasa es que no sabía cómo relajarme y ser yo mismo hasta que tú me enseñaste.
—No empieces también tú —le advirtió ____________, exasperada—. Yo no he hecho nada que no pudieses hacer por ti mismo.
—Me has enseñado a conducir, a bailar, a divertirme en una fiesta. Has logrado grandes cambios en mi vida, ____________ Littlefield.
—Cambios que no hubiesen sido posible, si no hubieses estado dispuesto a hacerlos —replicó ella—. Eres tú el que ha cambiado. Yo me he limitado a ofrecerte a alguien con quien practicar.
—En eso último estamos de acuerdo —dijo, atrayéndola más cerca de él—. ¿Te he dicho ya lo guapa que estás esta noche?
Siempre parecía saber las palabras justas que tenía que decir para hacerla olvidar de qué estaban hablando. ___________ se aclaró la garganta y bajó la vista.
—Gracias —dijo.
Llevaba un vestido que se había comprado especialmente para esa ocasión. Le había tenido que dar un buen pellizco al sueldo de ese mes, pero sabía que había hecho una excelente elección. La tela caía sobre su pecho y sus caderas, arremolinándose alrededor de las piernas cuando andaba o bailaba. La garganta y los hombros quedaban al descubierto, y un cinturón con hebilla le ceñía la cintura. Se había enamorado del vestido a primera vista y probablemente lo habría comprado aunque no hubiese estado rebajado.
Invitado
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Re: ♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
Ahora le parecía que el vestido habría valido la pena aún a costa de un gran sacrificio si la recompensa era que Joe la mirase de esa forma tan embriagadora.
Pensó que sería mejor cambiar de tema antes de que empezase a comportarse como una tonta delante de la familia y los amigos de Joe.
—¿Lo estás pasando bien? —se le ocurrió decir.
—Aunque resulte sorprendente, la verdad es que sí. Tiene gracia… —contestó él, parándose a mitad de la frase.
—¿Qué es lo que tiene gracia? —quiso saber ___________.
Joe se encogió de hombros.
—Parece como si los amigos de mis abuelos me estuviesen tratando esta noche de otra forma. Normalmente son tan respetuosos cuando hablan conmigo. Como si yo les intimidara o algo así. ¿Entiendes lo que quiero decir?
________ tuvo que contenerse para no darle un abrazo.
—Sí, Joe. Claro que te entiendo. ¿Y no se te ha ocurrido pensar que los otros invitados te tratan con más naturalidad porque tú estás más relajado de lo normal esta noche? Si yo te hubiera conocido en una reunión social y te hubieses comportado como lo hiciste en la fiesta de mis amigos, desde luego me habría sentido intimidada. No hubiese sabido qué decir por temor a que mi conversación te pareciese tonta.
—¿Tú? —dijo sorprendido—. Pero si tú nunca me has tratado de forma distinta a como tratas a los demás. Jamás te he visto actuar como si te sintieses intimidada, ni siquiera la primera semana que trabajaste conmigo. Y eso que me porté de manera abominable.
—Joe —aclaró _________ sin poder evitar una sonrisa—. Tú y yo no nos conocimos en circunstancias nada normales. Y ya se habían establecido unas normas de conducta entre nosotros cuando descubrí que se suponía que tenía que sentir un temor reverencial hacia ti.
—Entonces me alegro de que nos conociésemos de esa forma —murmuró, rozando los labios de _________ con los suyos—. Me alegro mucho.
__________ sintió que le temblaban las piernas y se apoyó en su pecho, agradeciendo el que sus brazos la tuviesen bien sujeta.
—Deberías dejar de hacer eso —le dijo con voz ronca al darse cuenta de que eran objeto de la atención de los demás invitados, por no mencionar a su familia.
—Es posible —asintió él. Y la besó de nuevo para demostrarle que no siempre hacía lo que debía.
«Es una comedia», se dijo ___________ desesperada cuando dejaron de bailar en silencio. «Es sólo una comedia.»
Pero sabía que, al menos para ella, la comedia había acabado antes de empezar. No había nada de simulación en sus sentimientos hacia Joe.
Era ya muy tarde cuando Joe acompañó a _________ a la puerta de su habitación. Mirando de mala gana la puerta de su propio cuarto, se volvió hacia ella con una sonrisa forzada.
—Supongo que estarás cansada.
Estaba realmente cansada, pero no tenía sueño. Por supuesto no pensaba decírselo.
—Sí que lo estoy. Ha sido una velada estupenda, Joe.
—Mi abuela parecía bastante satisfecha con la fiesta, ¿verdad?
—Sí —contestó _________, sabiendo que debía entrar rápidamente en su cuarto y encerrarse allí si no quería hacer algo de lo que luego se arrepintiera—. ¿Has hablado con George durante la fiesta? ¿Cómo le va con Sybil?
—Parece muy contento de los progresos que están haciendo, aunque no ha dicho nada concreto. Pero Sybil me ha comentado que quería hablar conmigo a solas por la mañana.
—Eso podría significar una buena noticia. A lo mejor quiere decirte que no va a volver al trabajo.
—Puede —contestó, dirigiendo una triste mirada al cuarto abierto de _________—. Será mejor que me vaya. Buenas noches, __________.
—Buenas noches, Joe.
Esperó hasta que se dio cuenta de que él no iba a darle un beso. Entonces entró en la habitación y cerró, pero no echó el pestillo. Se quedó un rato allí parada, mirando la puerta. Se sentía decepcionada de que él no hubiese intentando poner a prueba su fuerza de voluntad esa noche.
Joe se desvistió despacio. Dejó la ropa de cualquier manera en una silla sin dejar de mirar con mal humor la puerta del cuarto de baño que conectaba su habitación con la de _________. No se había atrevido siquiera a besarla, porque sabía que entonces la habría tomado entre sus brazos y llevado a la cama a pesar de sus objeciones. Estaba decidido a no presionarla ni empujarla a una situación que ella no deseaba: tener una relación amorosa con su jefe. Sabía lo que ella pensaba al respecto, se lo había dicho suficientes veces, y sentía que debía respetar sus deseos.
Pero, Dios mío, ¡cómo la deseaba!
No esperaba pegar ojo esa noche.
Pensó que sería mejor cambiar de tema antes de que empezase a comportarse como una tonta delante de la familia y los amigos de Joe.
—¿Lo estás pasando bien? —se le ocurrió decir.
—Aunque resulte sorprendente, la verdad es que sí. Tiene gracia… —contestó él, parándose a mitad de la frase.
—¿Qué es lo que tiene gracia? —quiso saber ___________.
Joe se encogió de hombros.
—Parece como si los amigos de mis abuelos me estuviesen tratando esta noche de otra forma. Normalmente son tan respetuosos cuando hablan conmigo. Como si yo les intimidara o algo así. ¿Entiendes lo que quiero decir?
________ tuvo que contenerse para no darle un abrazo.
—Sí, Joe. Claro que te entiendo. ¿Y no se te ha ocurrido pensar que los otros invitados te tratan con más naturalidad porque tú estás más relajado de lo normal esta noche? Si yo te hubiera conocido en una reunión social y te hubieses comportado como lo hiciste en la fiesta de mis amigos, desde luego me habría sentido intimidada. No hubiese sabido qué decir por temor a que mi conversación te pareciese tonta.
—¿Tú? —dijo sorprendido—. Pero si tú nunca me has tratado de forma distinta a como tratas a los demás. Jamás te he visto actuar como si te sintieses intimidada, ni siquiera la primera semana que trabajaste conmigo. Y eso que me porté de manera abominable.
—Joe —aclaró _________ sin poder evitar una sonrisa—. Tú y yo no nos conocimos en circunstancias nada normales. Y ya se habían establecido unas normas de conducta entre nosotros cuando descubrí que se suponía que tenía que sentir un temor reverencial hacia ti.
—Entonces me alegro de que nos conociésemos de esa forma —murmuró, rozando los labios de _________ con los suyos—. Me alegro mucho.
__________ sintió que le temblaban las piernas y se apoyó en su pecho, agradeciendo el que sus brazos la tuviesen bien sujeta.
—Deberías dejar de hacer eso —le dijo con voz ronca al darse cuenta de que eran objeto de la atención de los demás invitados, por no mencionar a su familia.
—Es posible —asintió él. Y la besó de nuevo para demostrarle que no siempre hacía lo que debía.
«Es una comedia», se dijo ___________ desesperada cuando dejaron de bailar en silencio. «Es sólo una comedia.»
Pero sabía que, al menos para ella, la comedia había acabado antes de empezar. No había nada de simulación en sus sentimientos hacia Joe.
Era ya muy tarde cuando Joe acompañó a _________ a la puerta de su habitación. Mirando de mala gana la puerta de su propio cuarto, se volvió hacia ella con una sonrisa forzada.
—Supongo que estarás cansada.
Estaba realmente cansada, pero no tenía sueño. Por supuesto no pensaba decírselo.
—Sí que lo estoy. Ha sido una velada estupenda, Joe.
—Mi abuela parecía bastante satisfecha con la fiesta, ¿verdad?
—Sí —contestó _________, sabiendo que debía entrar rápidamente en su cuarto y encerrarse allí si no quería hacer algo de lo que luego se arrepintiera—. ¿Has hablado con George durante la fiesta? ¿Cómo le va con Sybil?
—Parece muy contento de los progresos que están haciendo, aunque no ha dicho nada concreto. Pero Sybil me ha comentado que quería hablar conmigo a solas por la mañana.
—Eso podría significar una buena noticia. A lo mejor quiere decirte que no va a volver al trabajo.
—Puede —contestó, dirigiendo una triste mirada al cuarto abierto de _________—. Será mejor que me vaya. Buenas noches, __________.
—Buenas noches, Joe.
Esperó hasta que se dio cuenta de que él no iba a darle un beso. Entonces entró en la habitación y cerró, pero no echó el pestillo. Se quedó un rato allí parada, mirando la puerta. Se sentía decepcionada de que él no hubiese intentando poner a prueba su fuerza de voluntad esa noche.
Joe se desvistió despacio. Dejó la ropa de cualquier manera en una silla sin dejar de mirar con mal humor la puerta del cuarto de baño que conectaba su habitación con la de _________. No se había atrevido siquiera a besarla, porque sabía que entonces la habría tomado entre sus brazos y llevado a la cama a pesar de sus objeciones. Estaba decidido a no presionarla ni empujarla a una situación que ella no deseaba: tener una relación amorosa con su jefe. Sabía lo que ella pensaba al respecto, se lo había dicho suficientes veces, y sentía que debía respetar sus deseos.
Pero, Dios mío, ¡cómo la deseaba!
No esperaba pegar ojo esa noche.
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Re: ♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
Agua fría.
__________ dejó de recorrer la habitación de un lado al otro cuando le vino a la mente la idea. Miró la puerta del cuarto de baño con el pensamiento puesto en el hombre que le había dado las buenas noches una hora antes. No quería arriesgarse a ducharse por miedo a molestarlo, pero podía lavarse la cara con agua fría, decidió yendo hacia el baño.
No se molestó en ponerse la bata. No le había llegado ningún ruido del cuarto de Joe desde que se habían despedido. Dio por sentado que estaría dormido y le envidió por ello.
Absorta en sus pensamientos, abrió la puerta del cuarto de baño y se quedó de una pieza al ver a Joe ante el lavabo con la mano en el grifo del agua fría. Estaba claro que había tenido la misma idea. El baño estaba apenas iluminado por una tenue luz ámbar. Joe sólo llevaba los pantalones del pijama. Era la primera vez que __________ lo veía sin camisa. Tenía el musculoso pecho ligeramente cubierto de pelo, el estómago liso y las caderas estrechas. __________ empezó a temblar. Quiso decir algo, pero la voz no le salía.
Joe la estudió con ojos ardientes. ¡Era tan bonita! Nunca la había visto con el pelo suelto. La roja cabellera le caía sobre los hombros suave e incitante. Se había quitado el maquillaje, y su piel brillaba llena de salud y vigor. Le brillaban los ojos con el mismo fuego que él sentía arder en sus propias entrañas. Llevaba un camisón de satén azul con encajes que cubría su cuerpo sin esconder sus encantos. No logró articular palabra.
Siguieron mirándose sin hablar durante un largo rato. Finalmente, __________ se aclaró la garganta y logró articular una excusa por haber entrado en el baño. Su voz les sonó a ambos desconocida.
Joe se acercó a ella muy despacio, como si temiese asustarla. Hipnotizada por la forma en que la miraba, _________ no se movió. Como a cámara lenta, Joe tomó su cara entre sus manos.
—Te deseo —dijo bruscamente—. Jamás he deseado a nadie tanto.
________ tragó saliva y se echó a temblar aún con más fuerza, tanto que pensó que las piernas no la sostendrían. La verdad escapó de sus labios:
—Yo también te deseo. Oh, Joe…
Había perdido su única oportunidad de echarse atrás. Joe no le dio una segunda. La besó en la boca con una avidez casi salvaje, y __________ se colgó de su cuello, perdida en las llamas que la consumían.
Las manos de Joe se mostraron tan insaciables como su boca. Recorrían todo su cuerpo sintiendo las suaves curvas escondidas bajo el satén, explorando lugares que ya conocían y descubriendo nuevos contornos. Gimiendo de placer, _________ se apretaba contra su cuerpo, se aferraba a la blanca piel de sus hombros intentando mantenerse erguida.
El camisón cayó a los pies de _________, que quedó desnuda ante Joe excepto por unas diminutas braguitas.
—__________ —gimió él—. ¡Eres tan bella!
—Por favor, Joe —susurró, acariciándole el pecho con manos temblorosas—. Me estás volviendo loca. No puedo soportarlo más.
—Claro que puedes. Y mucho más —prometió, él tomándola impulsivamente en sus brazos y llevándola hacia la cama.
No se esperaba que la llevase a la cama en brazos. Besándolo en el cuello y en el hombro, se dio cuenta en un atisbo de consciencia de que iba a hacer el amor con Joe y que era algo que deseaba con una intensidad hasta entonces desconocida. Una vez tomada la decisión, se abandonó al placer que sentía y probó su piel con la lengua mientras él la depositaba en la cama.
—Tu boca me enloquece —masculló Joe, enredando los dedos en su cabello y cubriéndola a medias con su cuerpo—. Nunca me saciaré de sentirla.
_________ se humedeció los labios y sonrió.
—Bésame otra vez, Joe, porque yo tampoco puedo saciarme de la tuya.
Murmurando algo ininteligible, Joe la besó en la boca. Le acarició los labios despacio, probando, explorando los distintos ángulos y texturas. Luego, la besó con fuerza, y de nuevo su lengua recorrió con suavidad cada milímetro de sus húmedos labios antes de tomarlos otra vez plenamente.
Nunca la habían besado con tan dolorosa ternura. Joe exploraba sus labios como si pudiese estar haciéndolo durante horas, como si hubiese descubierto algo maravilloso y delicioso que deseaba saborear y disfrutar durante el mayor tiempo posible. Ante el placer de Joe, se acrecentó su propio placer. Las manos de ___________ se aferraron al espeso cabello del hombre que la besaba. Ardía en deseos de que él profundizase en el beso. Necesitaba desesperadamente que penetrase en su boca hasta dejarla sin respiración, sin posibilidad siquiera de gemir.
Al ver que él no lo hacía, __________ se volvió agresiva. Atrajo con fuerza la cabeza de Joe hacia la suya y separó los labios asomando la lengua para tentarlo. Un sonido ronco, parecido a la risa, salió del pecho de Joe y le hizo comprender a _________ que se había estado demorando a propósito para que ella le pidiese satisfacción. Le arañó con dulzura los hombros como castigo, lo que pareció excitarlo aún más. Joe tomó la boca que ella le ofrecía y la besó hasta que __________ estuvo a punto de perder la consciencia de placer.
Entonces la boca de Joe descendió hasta sus senos. Los tomó con ambas manos y empezó a besarlos y a chuparlos, jugando con sus pezones hasta ponerlos duros y erectos. La respiración de __________ se tornó pesada, jadeante, al tiempo que pronunciaba su nombre de forma casi ininteligible.
Sus piernas se agitaron inquietas bajo el cuerpo de Joe hasta que sintió su miembro duro y tembloroso contra su piel. Comenzó a describir movimientos ondulantes contra su masculinidad, hasta que Joe gimió su nombre al tiempo que le sujetaba las caderas con una mano para obligarla a estarse quieta.
—No —masculló—. Todavía no.
—Te deseo —susurró ella dolorosamente—. Te necesito. Ahora.
Temblando por el esfuerzo que le suponía controlarse, Joe levantó la cabeza y la observó a la suave luz que se filtraba desde el cuarto de baño. Sus senos se movían al compás jadeante de su respiración y la piel le brillaba en la penumbra. Jamás la había visto tan bella.
Y ella lo deseaba. Le puso una mano en el vientre y ella se agitó instintivamente. Jamás lo habían deseado con tanta intensidad.
Embriagado por la fuerza que le transmitía el ardiente deseo de ____________, Joe estuvo a punto de soltar un gruñido de triunfo. La despojó con una mano de las diminutas bragas y luego se quitó el pantalón del pijama, quedando ambos desnudos. Los dos tenían la piel ardiente y húmeda, y jadeaban de placer. Él se frotó contra sus muslos, sintiendo un placer delirante al contacto de su fina piel. __________ gimió y levantó las caderas.
—Todavía no —susurró Joe, sabiendo que todo acabaría enseguida si satisfacía el ruego de __________—. Aún no, amor mío.
El gemido de frustración de ___________ se convirtió en un grito de placer cuando él deslizó los dedos entre el suave vello de su sexo. Apretó la mano que la acariciaba con los muslos y comenzó a moverse rítmicamente. La exploró en profundidad, besándola de nuevo en la boca para acallar sus gemidos, hasta que __________ se arqueó salvajemente, presa de fuertes convulsiones, y alcanzó el clímax. Sin esperar a que dejase de temblar, Joe se apretó contra su cuerpo y la penetró con fuerza, moviéndose sin descanso en su interior, hasta que ella se aferró de nuevo a su cuello pidiéndole que pusiese fin al placer casi doloroso que la embargaba.
Esta vez alcanzaron juntos el clímax, y la mente de Joe se llenó de la imagen de esa mujer que le estaba haciendo sentir el placer más intenso de toda su vida.
—___________, _____________, ____________ —fue lo único que logró decir.
Cuando la facultad de hablar lo abandonó por completo, cuando se derrumbó sobre ella, demasiado débil para moverse, sólo hubo una palabra en sus pensamientos, sólo un nombre resonando sin parar en su corazón y en su mente: ____________.
Fin cap. 7
__________ dejó de recorrer la habitación de un lado al otro cuando le vino a la mente la idea. Miró la puerta del cuarto de baño con el pensamiento puesto en el hombre que le había dado las buenas noches una hora antes. No quería arriesgarse a ducharse por miedo a molestarlo, pero podía lavarse la cara con agua fría, decidió yendo hacia el baño.
No se molestó en ponerse la bata. No le había llegado ningún ruido del cuarto de Joe desde que se habían despedido. Dio por sentado que estaría dormido y le envidió por ello.
Absorta en sus pensamientos, abrió la puerta del cuarto de baño y se quedó de una pieza al ver a Joe ante el lavabo con la mano en el grifo del agua fría. Estaba claro que había tenido la misma idea. El baño estaba apenas iluminado por una tenue luz ámbar. Joe sólo llevaba los pantalones del pijama. Era la primera vez que __________ lo veía sin camisa. Tenía el musculoso pecho ligeramente cubierto de pelo, el estómago liso y las caderas estrechas. __________ empezó a temblar. Quiso decir algo, pero la voz no le salía.
Joe la estudió con ojos ardientes. ¡Era tan bonita! Nunca la había visto con el pelo suelto. La roja cabellera le caía sobre los hombros suave e incitante. Se había quitado el maquillaje, y su piel brillaba llena de salud y vigor. Le brillaban los ojos con el mismo fuego que él sentía arder en sus propias entrañas. Llevaba un camisón de satén azul con encajes que cubría su cuerpo sin esconder sus encantos. No logró articular palabra.
Siguieron mirándose sin hablar durante un largo rato. Finalmente, __________ se aclaró la garganta y logró articular una excusa por haber entrado en el baño. Su voz les sonó a ambos desconocida.
Joe se acercó a ella muy despacio, como si temiese asustarla. Hipnotizada por la forma en que la miraba, _________ no se movió. Como a cámara lenta, Joe tomó su cara entre sus manos.
—Te deseo —dijo bruscamente—. Jamás he deseado a nadie tanto.
________ tragó saliva y se echó a temblar aún con más fuerza, tanto que pensó que las piernas no la sostendrían. La verdad escapó de sus labios:
—Yo también te deseo. Oh, Joe…
Había perdido su única oportunidad de echarse atrás. Joe no le dio una segunda. La besó en la boca con una avidez casi salvaje, y __________ se colgó de su cuello, perdida en las llamas que la consumían.
Las manos de Joe se mostraron tan insaciables como su boca. Recorrían todo su cuerpo sintiendo las suaves curvas escondidas bajo el satén, explorando lugares que ya conocían y descubriendo nuevos contornos. Gimiendo de placer, _________ se apretaba contra su cuerpo, se aferraba a la blanca piel de sus hombros intentando mantenerse erguida.
El camisón cayó a los pies de _________, que quedó desnuda ante Joe excepto por unas diminutas braguitas.
—__________ —gimió él—. ¡Eres tan bella!
—Por favor, Joe —susurró, acariciándole el pecho con manos temblorosas—. Me estás volviendo loca. No puedo soportarlo más.
—Claro que puedes. Y mucho más —prometió, él tomándola impulsivamente en sus brazos y llevándola hacia la cama.
No se esperaba que la llevase a la cama en brazos. Besándolo en el cuello y en el hombro, se dio cuenta en un atisbo de consciencia de que iba a hacer el amor con Joe y que era algo que deseaba con una intensidad hasta entonces desconocida. Una vez tomada la decisión, se abandonó al placer que sentía y probó su piel con la lengua mientras él la depositaba en la cama.
—Tu boca me enloquece —masculló Joe, enredando los dedos en su cabello y cubriéndola a medias con su cuerpo—. Nunca me saciaré de sentirla.
_________ se humedeció los labios y sonrió.
—Bésame otra vez, Joe, porque yo tampoco puedo saciarme de la tuya.
Murmurando algo ininteligible, Joe la besó en la boca. Le acarició los labios despacio, probando, explorando los distintos ángulos y texturas. Luego, la besó con fuerza, y de nuevo su lengua recorrió con suavidad cada milímetro de sus húmedos labios antes de tomarlos otra vez plenamente.
Nunca la habían besado con tan dolorosa ternura. Joe exploraba sus labios como si pudiese estar haciéndolo durante horas, como si hubiese descubierto algo maravilloso y delicioso que deseaba saborear y disfrutar durante el mayor tiempo posible. Ante el placer de Joe, se acrecentó su propio placer. Las manos de ___________ se aferraron al espeso cabello del hombre que la besaba. Ardía en deseos de que él profundizase en el beso. Necesitaba desesperadamente que penetrase en su boca hasta dejarla sin respiración, sin posibilidad siquiera de gemir.
Al ver que él no lo hacía, __________ se volvió agresiva. Atrajo con fuerza la cabeza de Joe hacia la suya y separó los labios asomando la lengua para tentarlo. Un sonido ronco, parecido a la risa, salió del pecho de Joe y le hizo comprender a _________ que se había estado demorando a propósito para que ella le pidiese satisfacción. Le arañó con dulzura los hombros como castigo, lo que pareció excitarlo aún más. Joe tomó la boca que ella le ofrecía y la besó hasta que __________ estuvo a punto de perder la consciencia de placer.
Entonces la boca de Joe descendió hasta sus senos. Los tomó con ambas manos y empezó a besarlos y a chuparlos, jugando con sus pezones hasta ponerlos duros y erectos. La respiración de __________ se tornó pesada, jadeante, al tiempo que pronunciaba su nombre de forma casi ininteligible.
Sus piernas se agitaron inquietas bajo el cuerpo de Joe hasta que sintió su miembro duro y tembloroso contra su piel. Comenzó a describir movimientos ondulantes contra su masculinidad, hasta que Joe gimió su nombre al tiempo que le sujetaba las caderas con una mano para obligarla a estarse quieta.
—No —masculló—. Todavía no.
—Te deseo —susurró ella dolorosamente—. Te necesito. Ahora.
Temblando por el esfuerzo que le suponía controlarse, Joe levantó la cabeza y la observó a la suave luz que se filtraba desde el cuarto de baño. Sus senos se movían al compás jadeante de su respiración y la piel le brillaba en la penumbra. Jamás la había visto tan bella.
Y ella lo deseaba. Le puso una mano en el vientre y ella se agitó instintivamente. Jamás lo habían deseado con tanta intensidad.
Embriagado por la fuerza que le transmitía el ardiente deseo de ____________, Joe estuvo a punto de soltar un gruñido de triunfo. La despojó con una mano de las diminutas bragas y luego se quitó el pantalón del pijama, quedando ambos desnudos. Los dos tenían la piel ardiente y húmeda, y jadeaban de placer. Él se frotó contra sus muslos, sintiendo un placer delirante al contacto de su fina piel. __________ gimió y levantó las caderas.
—Todavía no —susurró Joe, sabiendo que todo acabaría enseguida si satisfacía el ruego de __________—. Aún no, amor mío.
El gemido de frustración de ___________ se convirtió en un grito de placer cuando él deslizó los dedos entre el suave vello de su sexo. Apretó la mano que la acariciaba con los muslos y comenzó a moverse rítmicamente. La exploró en profundidad, besándola de nuevo en la boca para acallar sus gemidos, hasta que __________ se arqueó salvajemente, presa de fuertes convulsiones, y alcanzó el clímax. Sin esperar a que dejase de temblar, Joe se apretó contra su cuerpo y la penetró con fuerza, moviéndose sin descanso en su interior, hasta que ella se aferró de nuevo a su cuello pidiéndole que pusiese fin al placer casi doloroso que la embargaba.
Esta vez alcanzaron juntos el clímax, y la mente de Joe se llenó de la imagen de esa mujer que le estaba haciendo sentir el placer más intenso de toda su vida.
—___________, _____________, ____________ —fue lo único que logró decir.
Cuando la facultad de hablar lo abandonó por completo, cuando se derrumbó sobre ella, demasiado débil para moverse, sólo hubo una palabra en sus pensamientos, sólo un nombre resonando sin parar en su corazón y en su mente: ____________.
Fin cap. 7
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Re: ♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
UNA ACORRALARAN YO NO ESCRIBÍ RECUERDEN ES UNA ADAPTACIÓN NO MR HAGO CARGO POR LAS ESCENAS PARA MAYORES!!!!
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Re: ♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
Cuando la facultad de hablar lo abandonó por completo, cuando se derrumbó sobre ella, demasiado débil para moverse, sólo hubo una palabra en sus pensamientos, sólo un nombre resonando sin parar en su corazón y en su mente: __________.
Capítulo 8
—¡Joe! Joe, me estás aplastando —se lamentó __________ un largo rato después.
No le hubiese importado quedarse así para siempre, pero no podía respirar.
Joe se estiró y se levantó de encima de ella con desgana, tumbándose a su lado.
—Perdona, amor mío —dijo, abrazándola cuando ella apoyó la cabeza en su hombro—. No podía pensar con claridad.
____________ rió y se apretó aún más contra la piel todavía húmeda de él.
—No pasa nada. Yo también me siento desconcertada.
—No… No te arrepientes, ¿verdad? —preguntó él.
—No, Joe —contestó _________, abrazándolo con fuerza—. No me arrepiento. Ha sido tan especial. Tan bonito. ¿Cómo podría arrepentirme?
Joe se relajó perceptiblemente y ambos descansaron en silencio.
—_________. ¿Lo has dicho en serio? —preguntó Joe al poco rato, cuando ella estaba a punto de dormirse.
—¿El qué? —contestó ella, abriendo con dificultad los pesados párpados.
—Que ha sido especial… bonito.
A ___________ se le encogió el corazón de ver lo inseguro y vulnerable que era.
—Claro que lo he dicho en serio.
—Yo he sentido lo mismo. Nunca… Jamás… —se calló como si no encontrase palabras para expresar lo que quería decir—. No puedo creer que vaya a utilizar un tópico tan viejo, pero no se me ocurre otra cosa. Jamás había sentido lo que esta noche.
Ella sonrió y lo besó en el pecho.
—Yo tampoco.
—Te he deseado desde el día en que te conocí. ¿Lo sabías?
—Sí. A mí me ha ocurrido lo mismo. La atracción fue mutua desde el principio.
—Pero tú no querías que pasase esto.
—Tenía miedo.
—¿Todavía lo tienes?
____________ reflexionó un instante.
—Sí —dijo honestamente.
Ahora tenía aún más miedo. Más miedo de perderlo. De amarlo. Sabía que era demasiado tarde para protegerse de él. Demasiado tarde.
—Yo también tenía miedo.
—¿De qué? —preguntó ____________ con curiosidad.
¿Sería posible que él hubiese sentido los mismos temores que ella? ¿Le iba a decir que se había enamorado de ella y que temía el riesgo que eso suponía?
—Tenía miedo de no satisfacerte. De no ser lo bastante apasionado para tu gusto —admitió dudoso.
Aunque eso no era en absoluto lo que le habría gustado oír, __________ no pudo evitar reírse.
—Qué tonto, Joe —murmuró, acariciándole el pecho.
—¿Eso significa que te has quedado satisfecha? —preguntó en un tono demasiado despreocupado como para que ella no comprendiese lo importante que era para él.
—Joe, cariño, mírame. Se me han derretido los huesos. Soy una masa de carne exhausta. No podría moverme de la cama aunque se incendiasen las sábanas. ¿Te convence eso de que has sido lo bastante apasionado?
Joe la abrazó riendo.
—Le haces unas cosas increíbles a mi ego, __________ Littlefield.
«Un ego vapuleado demasiado a menudo», pensó __________ jugueteando con el vello de su pecho. ¿Quién iba a creer que un hombre de la reputación de Joe, un hombre con tantos éxitos a pesar de su juventud, podía estar aquejado por tantas inseguridades y dudas?
Sonrió al sentir que él la besaba en el pelo, pero la sonrisa se esfumó de sus labios al preguntarse qué pensaría Joe de lo que había ocurrido entre los dos. Quizás sólo sintiese una especie de gratitud hacia ella y lo estuviese confundiendo con un sentimiento más serio. O puede que la necesidad de cambiar su vida le hubiese hecho encapricharse con una mujer completamente distinta a él. Ninguna de esas dos posibilidades la satisfacía en absoluto. Sabía que la gratitud y el encaprichamiento eran emociones pasajeras que se acababan disipando fácilmente en cuanto la realidad las ponía a prueba.
Sus sentimientos por Joe, en cambio, no tenían nada de efímero, ni existía ningún peligro de que los estuviese malinterpretando. Lo amaba. Y al amarlo se arriesgaba a sufrir como nunca había sufrido. Había cometido la tontería de enamorarse de un genio, y ahora se preguntaba si podría alguna vez satisfacer las necesidades de un hombre tan especial.
Mientras pensaba, __________ había dejado vagabundear su mano distraídamente por el cuerpo de Joe. En una de sus caricias, rozó con los dedos su miembro y descubrió que él se estaba excitando de nuevo. La tristeza que la embargaba desapareció como por arte de magia, y todo su cuerpo reaccionó inmediatamente ante el deseo de él.
—¿Joe? —murmuró, cerrando la mano sobre el duro sexo.
Joe gimió, pero consiguió sonreír.
Capítulo 8
—¡Joe! Joe, me estás aplastando —se lamentó __________ un largo rato después.
No le hubiese importado quedarse así para siempre, pero no podía respirar.
Joe se estiró y se levantó de encima de ella con desgana, tumbándose a su lado.
—Perdona, amor mío —dijo, abrazándola cuando ella apoyó la cabeza en su hombro—. No podía pensar con claridad.
____________ rió y se apretó aún más contra la piel todavía húmeda de él.
—No pasa nada. Yo también me siento desconcertada.
—No… No te arrepientes, ¿verdad? —preguntó él.
—No, Joe —contestó _________, abrazándolo con fuerza—. No me arrepiento. Ha sido tan especial. Tan bonito. ¿Cómo podría arrepentirme?
Joe se relajó perceptiblemente y ambos descansaron en silencio.
—_________. ¿Lo has dicho en serio? —preguntó Joe al poco rato, cuando ella estaba a punto de dormirse.
—¿El qué? —contestó ella, abriendo con dificultad los pesados párpados.
—Que ha sido especial… bonito.
A ___________ se le encogió el corazón de ver lo inseguro y vulnerable que era.
—Claro que lo he dicho en serio.
—Yo he sentido lo mismo. Nunca… Jamás… —se calló como si no encontrase palabras para expresar lo que quería decir—. No puedo creer que vaya a utilizar un tópico tan viejo, pero no se me ocurre otra cosa. Jamás había sentido lo que esta noche.
Ella sonrió y lo besó en el pecho.
—Yo tampoco.
—Te he deseado desde el día en que te conocí. ¿Lo sabías?
—Sí. A mí me ha ocurrido lo mismo. La atracción fue mutua desde el principio.
—Pero tú no querías que pasase esto.
—Tenía miedo.
—¿Todavía lo tienes?
____________ reflexionó un instante.
—Sí —dijo honestamente.
Ahora tenía aún más miedo. Más miedo de perderlo. De amarlo. Sabía que era demasiado tarde para protegerse de él. Demasiado tarde.
—Yo también tenía miedo.
—¿De qué? —preguntó ____________ con curiosidad.
¿Sería posible que él hubiese sentido los mismos temores que ella? ¿Le iba a decir que se había enamorado de ella y que temía el riesgo que eso suponía?
—Tenía miedo de no satisfacerte. De no ser lo bastante apasionado para tu gusto —admitió dudoso.
Aunque eso no era en absoluto lo que le habría gustado oír, __________ no pudo evitar reírse.
—Qué tonto, Joe —murmuró, acariciándole el pecho.
—¿Eso significa que te has quedado satisfecha? —preguntó en un tono demasiado despreocupado como para que ella no comprendiese lo importante que era para él.
—Joe, cariño, mírame. Se me han derretido los huesos. Soy una masa de carne exhausta. No podría moverme de la cama aunque se incendiasen las sábanas. ¿Te convence eso de que has sido lo bastante apasionado?
Joe la abrazó riendo.
—Le haces unas cosas increíbles a mi ego, __________ Littlefield.
«Un ego vapuleado demasiado a menudo», pensó __________ jugueteando con el vello de su pecho. ¿Quién iba a creer que un hombre de la reputación de Joe, un hombre con tantos éxitos a pesar de su juventud, podía estar aquejado por tantas inseguridades y dudas?
Sonrió al sentir que él la besaba en el pelo, pero la sonrisa se esfumó de sus labios al preguntarse qué pensaría Joe de lo que había ocurrido entre los dos. Quizás sólo sintiese una especie de gratitud hacia ella y lo estuviese confundiendo con un sentimiento más serio. O puede que la necesidad de cambiar su vida le hubiese hecho encapricharse con una mujer completamente distinta a él. Ninguna de esas dos posibilidades la satisfacía en absoluto. Sabía que la gratitud y el encaprichamiento eran emociones pasajeras que se acababan disipando fácilmente en cuanto la realidad las ponía a prueba.
Sus sentimientos por Joe, en cambio, no tenían nada de efímero, ni existía ningún peligro de que los estuviese malinterpretando. Lo amaba. Y al amarlo se arriesgaba a sufrir como nunca había sufrido. Había cometido la tontería de enamorarse de un genio, y ahora se preguntaba si podría alguna vez satisfacer las necesidades de un hombre tan especial.
Mientras pensaba, __________ había dejado vagabundear su mano distraídamente por el cuerpo de Joe. En una de sus caricias, rozó con los dedos su miembro y descubrió que él se estaba excitando de nuevo. La tristeza que la embargaba desapareció como por arte de magia, y todo su cuerpo reaccionó inmediatamente ante el deseo de él.
—¿Joe? —murmuró, cerrando la mano sobre el duro sexo.
Joe gimió, pero consiguió sonreír.
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Re: ♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
—Sabes cómo tratar a los científicos —le dijo, acariciándole los senos.
Sintiendo con el tacto cómo crecía la excitación de su miembro, ___________ besó uno de sus pezones.
—¿Qué les pasa a los científicos? —preguntó con voz ronca.
—Sentimos una atracción compulsiva por los experimentos —contestó él—. Necesitamos estudiar todas las variables, sopesar las condiciones y comprobar si es posible obtener de nuevo los mismos resultados.
—Me parece fascinante —susurró ________, deslizándose encima de él con movimientos sinuosos.
Estudió el rostro del hombre que amaba. Los ojos le brillaban de deseo y tenía la boca entreabierta en una mueca suave y sensual. Pensó que nunca se cansaría de mirarlo cuando hacían el amor. Mientras tanto movía despacio las caderas, restregándose contra su erecto miembro.
—¿Resultaría una variable válida el probar una posición distinta en tu experimento?
—Por supuesto —contestó él, cogiéndola por las caderas—. Sería una variable muy interesante.
—En ese caso, déjame que colabore en la investigación, doctor Jonas —murmuró ___________, acogiéndole en su interior con un suave movimiento.
Entonces se incorporó y, apoyándose en sus hombros, comenzó a mecerse muy despacio, dirigiendo el ritmo de sus movimientos hasta que él, jadeando, imprimió mayor rapidez a sus caderas.
Joe se puso repentinamente serio y levantó la cabeza para alcanzar con la boca uno de sus pezones. Lo adoró con los labios, con la lengua, con los dientes, hasta que ella se echó hacia atrás con la melena derramándose sobre sus hombros. Como si hubiese estado esperando a verla perder el control, la depositó debajo de él con un brusco movimiento y la apretó contra el colchón mientras se hundía en ella con una fuerza desesperada, casi salvaje, que pronto arrancó de ___________ gritos de placer.
La llevó hasta el clímax haciendo desesperados esfuerzos por controlarse, y esperó hasta verla dejar de temblar para empezar de nuevo. A punto de desmayarse, ___________ se dejó llevar preguntándose si sobreviviría a un placer tan intenso. No le hubiese importado morir. Tan sólo era consciente de sus cuerpos sudorosos, del ritmo jadeante de sus respiraciones, del ardiente deseo que los consumía. Y al alcanzar de nuevo la cumbre del placer ya no pudo ver ni oír nada. Sólo era consciente de que él gritaba su nombre con una voz ronca, casi rota, que se le antojó el sonido más bello que jamás había escuchado.
—Joe —murmuró, apretándose tanto contra él que no hubiese podido decir dónde acababa su cuerpo y empezaba el suyo.
Casi temblando del esfuerzo, Joe se obligó a nadar un último largo en la piscina. Estaba amaneciendo y el aire era fresco. Los rayos del sol naciente ponían reflejos dorados en el agua. En la casa reinaba el silencio, y Joe dio por sentado que era el único despierto a esa hora tan temprana. Había dejado a _________ profundamente dormida. Al salir de la cama le había parecido tan bella que tuvo que contenerse para no despertarla y hacer el amor de nuevo con ella.
Amor. La palabra resonó en su cerebro al ritmo de sus brazadas. Amor. Algo que no podía analizar ni descomponer en elementos definidos y claramente identificables. Era imposible manipularlo con un cambio de condiciones o un replanteamiento de cifras y estadísticas. No se podía estudiar de forma lógica, fría y objetiva para entender sus propiedades y las consecuencias que podía tener para el futuro.
Nunca había amado a una mujer, y jamás había pensado que pudiese experimentar el tipo de amor del que hablan los poetas y al que cantan los músicos. De repente, comprendió su presunción y su arrogancia al haber dado por sentado que tendría siempre asegurado el amor de su familia aunque se comportase mal o se encerrase en sí mismo.
¿Cómo podía haber sido tan insensible ante algo de tanto valor? ¿Qué iba a hacer con el nuevo, frágil y desbordante amor que había descubierto sentir por _________?
Llegó al final de la piscina y se puso en pie en el agua, buscando a tientas una toalla que había dejado en el bordillo. Alguien le puso una en las manos. Parpadeando debido al agua que le chorreaba por la cara, abrió los ojos y vio a Sybil agachada junto al bordillo de la piscina y mirándolo con una sonrisa al mismo tiempo indulgente y curiosa.
—Ha sido toda una exhibición. ¿Cuántos largos te has hecho? —preguntó, apoyando la barbilla en las manos.
—Dejé de contarlos a partir de los veinte —contestó él, saliendo de la piscina con un impulso de los brazos.
Se sentó en el bordillo, con los pies en el agua, mientras se secaba la cara y el pelo.
—¿Y tú que estás haciendo levantada a estas horas? —le preguntó a su hermana.
Sybil cogió una silla y la colocó al lado de su hermano.
—No podía dormir. Así que al ver que estabas aquí fuera pensé que podría aprovechar la oportunidad para hablar contigo.
Joe se enrolló la toalla al cuello.
—¿Deseas hablar de algo en particular?
—De varias cosas —contestó Sybil, apartándole un mechón húmedo de la frente—. Te he echado de menos, Joe.
Sintiendo con el tacto cómo crecía la excitación de su miembro, ___________ besó uno de sus pezones.
—¿Qué les pasa a los científicos? —preguntó con voz ronca.
—Sentimos una atracción compulsiva por los experimentos —contestó él—. Necesitamos estudiar todas las variables, sopesar las condiciones y comprobar si es posible obtener de nuevo los mismos resultados.
—Me parece fascinante —susurró ________, deslizándose encima de él con movimientos sinuosos.
Estudió el rostro del hombre que amaba. Los ojos le brillaban de deseo y tenía la boca entreabierta en una mueca suave y sensual. Pensó que nunca se cansaría de mirarlo cuando hacían el amor. Mientras tanto movía despacio las caderas, restregándose contra su erecto miembro.
—¿Resultaría una variable válida el probar una posición distinta en tu experimento?
—Por supuesto —contestó él, cogiéndola por las caderas—. Sería una variable muy interesante.
—En ese caso, déjame que colabore en la investigación, doctor Jonas —murmuró ___________, acogiéndole en su interior con un suave movimiento.
Entonces se incorporó y, apoyándose en sus hombros, comenzó a mecerse muy despacio, dirigiendo el ritmo de sus movimientos hasta que él, jadeando, imprimió mayor rapidez a sus caderas.
Joe se puso repentinamente serio y levantó la cabeza para alcanzar con la boca uno de sus pezones. Lo adoró con los labios, con la lengua, con los dientes, hasta que ella se echó hacia atrás con la melena derramándose sobre sus hombros. Como si hubiese estado esperando a verla perder el control, la depositó debajo de él con un brusco movimiento y la apretó contra el colchón mientras se hundía en ella con una fuerza desesperada, casi salvaje, que pronto arrancó de ___________ gritos de placer.
La llevó hasta el clímax haciendo desesperados esfuerzos por controlarse, y esperó hasta verla dejar de temblar para empezar de nuevo. A punto de desmayarse, ___________ se dejó llevar preguntándose si sobreviviría a un placer tan intenso. No le hubiese importado morir. Tan sólo era consciente de sus cuerpos sudorosos, del ritmo jadeante de sus respiraciones, del ardiente deseo que los consumía. Y al alcanzar de nuevo la cumbre del placer ya no pudo ver ni oír nada. Sólo era consciente de que él gritaba su nombre con una voz ronca, casi rota, que se le antojó el sonido más bello que jamás había escuchado.
—Joe —murmuró, apretándose tanto contra él que no hubiese podido decir dónde acababa su cuerpo y empezaba el suyo.
Casi temblando del esfuerzo, Joe se obligó a nadar un último largo en la piscina. Estaba amaneciendo y el aire era fresco. Los rayos del sol naciente ponían reflejos dorados en el agua. En la casa reinaba el silencio, y Joe dio por sentado que era el único despierto a esa hora tan temprana. Había dejado a _________ profundamente dormida. Al salir de la cama le había parecido tan bella que tuvo que contenerse para no despertarla y hacer el amor de nuevo con ella.
Amor. La palabra resonó en su cerebro al ritmo de sus brazadas. Amor. Algo que no podía analizar ni descomponer en elementos definidos y claramente identificables. Era imposible manipularlo con un cambio de condiciones o un replanteamiento de cifras y estadísticas. No se podía estudiar de forma lógica, fría y objetiva para entender sus propiedades y las consecuencias que podía tener para el futuro.
Nunca había amado a una mujer, y jamás había pensado que pudiese experimentar el tipo de amor del que hablan los poetas y al que cantan los músicos. De repente, comprendió su presunción y su arrogancia al haber dado por sentado que tendría siempre asegurado el amor de su familia aunque se comportase mal o se encerrase en sí mismo.
¿Cómo podía haber sido tan insensible ante algo de tanto valor? ¿Qué iba a hacer con el nuevo, frágil y desbordante amor que había descubierto sentir por _________?
Llegó al final de la piscina y se puso en pie en el agua, buscando a tientas una toalla que había dejado en el bordillo. Alguien le puso una en las manos. Parpadeando debido al agua que le chorreaba por la cara, abrió los ojos y vio a Sybil agachada junto al bordillo de la piscina y mirándolo con una sonrisa al mismo tiempo indulgente y curiosa.
—Ha sido toda una exhibición. ¿Cuántos largos te has hecho? —preguntó, apoyando la barbilla en las manos.
—Dejé de contarlos a partir de los veinte —contestó él, saliendo de la piscina con un impulso de los brazos.
Se sentó en el bordillo, con los pies en el agua, mientras se secaba la cara y el pelo.
—¿Y tú que estás haciendo levantada a estas horas? —le preguntó a su hermana.
Sybil cogió una silla y la colocó al lado de su hermano.
—No podía dormir. Así que al ver que estabas aquí fuera pensé que podría aprovechar la oportunidad para hablar contigo.
Joe se enrolló la toalla al cuello.
—¿Deseas hablar de algo en particular?
—De varias cosas —contestó Sybil, apartándole un mechón húmedo de la frente—. Te he echado de menos, Joe.
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Re: ♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
BUENA ESO FU PARA REPONER LOS DIAS Q NO HE STADOO!! JAJ Y UN FAVORR PUEDEN LLEGAR A LA PAG 20!!??
Invitado
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Re: ♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
GRACIAS MUCHAS GRACIAS! me gustaron los caps ok algunas partes me quede asi de :/
jajaja pero se AMAN! awwww! mi vida! que lindo!
me mato la parte en la que Joe le dice a la raya lo linda que es y awww!
me gusta mucho tu nove! :D
jajaja pero se AMAN! awwww! mi vida! que lindo!
me mato la parte en la que Joe le dice a la raya lo linda que es y awww!
me gusta mucho tu nove! :D
Invitado
Invitado
Re: ♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
aaaaaaal fiiiiiiiiiiiiin!!!!!!!!
Dios que capitulos
no lo puedo creer
estuvieron uff!!!
pero este ultimo aaaaah!!
me encanto
tan romantico que fue Joe
awww quien fuera la raya mugrosa
jajaja
y nadamas falta que la hermana
salga con sus tragedias ¬¬
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!
Dios que capitulos
no lo puedo creer
estuvieron uff!!!
pero este ultimo aaaaah!!
me encanto
tan romantico que fue Joe
awww quien fuera la raya mugrosa
jajaja
y nadamas falta que la hermana
salga con sus tragedias ¬¬
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!
aBii
Re: ♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)
plis siguela que es lo que le dira sybil??
ay que lindoo pense que no iba a seaber hacer el amor
con intensidad porque solo lo habia hecho con esa cientifica
fria!!.... me encanta la nove que buenisimo que la sigas plis necesito
saber que le dira sybil... plis plis...
besos plis siguela ahora !! :)
ay que lindoo pense que no iba a seaber hacer el amor
con intensidad porque solo lo habia hecho con esa cientifica
fria!!.... me encanta la nove que buenisimo que la sigas plis necesito
saber que le dira sybil... plis plis...
besos plis siguela ahora !! :)
#Fire Rouge..*
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