♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)

VOLVII!! PERDOON!! LA TARDANZA!!

—Sí. Un lápiz. Los míos han desaparecido otra vez.
Abrió el cajón de la mesa y le dio dos lápices bien afilados.

—Aquí tienes. Ya encontraré otros esta tarde rebuscando en la cantera. ¿Algo más?
—No. Eso era todo. ¿Seguro que te encuentras bien?
—Seguro —replicó con firmeza—. Y ahora vete, por favor. Tengo mucho que hacer antes del almuerzo.
Respirando con alivio ante su marcha, encendió el ordenador y se dispuso a empezar el informe mientras se decía a sí misma que, si no dejaba de pensar en su sexy e inalcanzable jefe, iba a acabar comportándose como una idiiota. Por segunda vez.
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A las doce en punto, Joe volvió a la oficina para llevarla a almorzar. Tenía un brillo especial en los ojos, lo que le hizo suponer a ___________ que debía estar tramando algo.
—¿A dónde vamos? —preguntó, sentándose junto a Joe, que se había empeñado en conducir.
—Ya lo verás —contestó él, dirigiendo el coche a la autopista.
Sus sospechas se desvanecieron cuando paró el coche frente a un enorme concesionario de Chevrolet.
—¡Vas a comprarte un coche!
—Lo has adivinado a la primera —bromeó Joe, sonriendo—. Quiero que me ayudes a escoger uno. He descubierto que estoy harto de esperar taxis.
—Estupendo. Esto va a ser divertido —exclamó _____________, explorando con la mirada las largas filas de coches expuestos para la venta—. ¿Por qué un Chevrolet? —le preguntó al salir del coche.
—Quiero un coche americano —contestó, encogiéndose de hombros—. También valdrían un Ford o un Chrysler, supongo. Si no encontramos nada aquí, probaremos suerte con uno de esos.
____________ asintió, dirigiéndose a un grupo de lujosos coches que parecían apropiados para hombre de negocios como Joe. Enseguida se acercó a ellos un joven vendedor de mirada ávida, con una mano en el bolsillo y los ojos echando chispas ante la perspectiva de unos posibles compradores.
—¿Están buscando un coche? —preguntó con marcado acento del este de Tejas, tendiéndole la mano libre a Joe.
Resistiendo el impulso de contestarle que no, que lo que buscaban era un caballo y una tartana, _____________ sonrió y se quedó callada mientras Joe murmuraba algo a modo de respuesta. Luego, se acercó a un elegante coche azul metálico que destacaba sobre los demás y abrió la puerta del conductor para examinar su interior. Sí, pensó, parecía un coche del gusto de Joe.
—¡Aja! La señorita tiene buen gusto —dijo el conductor, que se había presentado como Jimmy, colocándose rápidamente al lado de ____________—. Es una belleza, ¿verdad? Y con todos los adelantos. Dirección asistida, asientos abatibles con sólo apretar un botón, cambio automático, Radio Mp3, alfombrillas…
Siguió hablando del coche sin parar durante casi un cuarto de hora. Escuchándole sólo a medias, ____________ dio unas vueltas alrededor del coche, se subió y comprobó si los asientos eran confortables. Se estiró en el asiento delantero y comprobó que había espacio de sobra para las largas piernas de Joe.
—Este es bonito, Joe. ¿Joe?
Le divisó al otro lado de la fila de coches, inclinado sobre el capó abierto de un moderno descapotable dorado. Jimmy estaba a su lado, hablando y gesticulando sin parar. ___________ abrió los ojos asombrada. ¿Un Corvette? ¿Para un hombre cuya idea de la ropa ostentosa eran unos pantalones de popelina y un polo?
Se reunió con ellos y notó que Joe la miraba avergonzado.
—Yo… Bueno… Vi el coche desde allí —balbuceó a modo de explicación—. Tiene un color bonito, ¿verdad?
—Es precioso —replicó ___________ con firmeza—. Sencillamente no esperaba que te interesasen los coches deportivos.
Joe echó un vistazo a la fila de coches más grandes y tradicionales que ____________ había estado mirando.
—Tienes razón, desde luego. Uno de aquellos sería mucho más práctico —contestó finalmente.
____________ no pudo evitar reírse ante la triste expresión de su rostro. Parecía un niño sintiéndose obligado a elegir un juguete educativo cuando lo que realmente deseaba era un patinete.
—Vamos a ver éste —le dijo, abriendo la puerta del conductor.
Ignorando a Jimmy, al que parecía a punto de darle un ataque de pensar en la gran comisión que se podía llevar, probó con el confortable asiento de cuero negro. Era un coche automático y con cinco marchas, notó con satisfacción, aunque no estaba segura de si Joe estaba preparado para eso.
—¡Guau! —murmuró ante el panel lleno de botones e indicadores—. Es increíble.
—¿Te gusta? —le preguntó Joe sin lograr disimular su ilusión.
—Es ostentoso, carísimo, juvenil y nada práctico —contestó __________, observando por el rabillo del ojo la cara de disgusto de Joe—. Y —añadió, esbozando una amplia sonrisa—, creo que deberías comprártelo.
—¿Lo dices en serio? —preguntó él, asombrado.
—Por supuesto. Es perfecto. Es exactamente lo que necesitas. ¡Qué pena que no vayamos a ir en coche a Chicago! Me gustaría que lo viese tu familia.
—Se quedarían de una pieza —dijo Joe, sonriendo.

—Sí. Probablemente —asintió ella.
Se quedó pasmada cuando vio extender a Joe un cheque por el precio global del vehículo. A ella todavía le quedaba pagar dieciocho mensualidades por el Ford. Y eso que era un coche económico y lo había comprado de segunda mano, pensó intentando disimular un suspiro. Tras una rápida llamada al banco, al vendedor sólo le faltó besarle la mano a Joe mientras le prometía que tendría el coche listo esa misma tarde.
—Tiene usted una esposa realmente comprensiva —le dijo Jimmy a Joe en tono confidente de camino hacia el coche de __________—. A mi mujer le hubiera dado un ataque si hubiese elegido algo deportivo en lugar de práctico. Es usted un tipo con suerte.
En lugar de corregir el malentendido del vendedor, Joe asintió, sonriendo al ver que _________ se ruborizaba.
—Sí que lo soy —dijo.
___________ consultó el reloj mientras se alejaban del concesionario buscando un sitio para almorzar antes de volver a la oficina. Calculó que había estado allí una hora, lo que significaba que él se había gastado quinientos dólares por minuto en el concesionario. Tragó saliva.
—Ahora tendrás que sacarte el carné de conducir. El permiso que tienes te obliga a conducir acompañado de alguien con carné. Así que te acompañaré esta tarde a recoger el coche —comentó precipitadamente.
—No es necesario —le aseguró Joe con una sonrisa de satisfacción.
—Joe, no puedes conducir sin carné. Te pueden poner una multa —le dijo, mirándolo ceñuda.
Incorporándose en el asiento, se sacó la cartera del bolsillo de atrás del pantalón y la arrojó al regazo de ____________.
—Ábrela.
—¡Joe! Te has sacado el carné. ¿Pero cuándo?
—Esta mañana —contestó con una amplia sonrisa.
—Creí que habías estado en la universidad.
—Ya lo sé. Quería darte una sorpresa.
—Pues lo has conseguido —confirmó, besándolo impulsivamente en la mejilla—. Enhorabuena. Nunca había conocido a nadie capaz de aprender a conducir y sacarse el carné en menos de una semana —añadió, sintiendo todavía en los labios el cosquilleo que le había producido el contacto con su piel.
Logró contener la risa al ver que él se ponía colorado ante la alabanza.
Joe condujo en silencio durante rato.
—¿De veras te gusta el coche que he escogido? —dijo finalmente.
—Mucho —le aseguró ___________.
—Puedes conducirlo tú esta noche, cuando vayamos a la fiesta —le prometió.
—¿En serio? —dijo ella, encantada—. ¿Me vas a dejar llevarlo?
—Sería un monstruo si no te dejase después de haberme enseñado desinteresadamente a conducir y haberme dejado practicar en tu coche.
__________ sonrió y se estiró en el asiento. De monstruo nada, pensó alegremente permitiéndose por un instante echar una mirada de apreciación femenina al hombre tan atractivo que estaba sentado a su lado.


Joe apagó el motor del Corvette y se quedó mirando el apartamento de _________ con expresión contrita. Odiaba las fiestas con toda su alma, pensó exhalando un suspiro de resignación. Se bajó del coche y cerró la puerta con cuidado. Permaneció un momento admirando su nuevo juguete. Finalmente, le dio una palmadita al capó y se dirigió al apartamento de __________ resignado a afrontar el odiado acontecimiento.
—Llegas puntual —le dijo ella, abriendo la puerta sonriente.
Decididamente, tenía un aspecto fantástico esa noche, pensó Joe, echando una mirada apreciativa al elegante traje verde esmeralda de ___________. En lugar de la coleta de siempre, ella se había recogido el pelo en una sofisticada trenza que hizo que él cayera en la cuenta de que nunca la había visto con el pelo suelto. Sintió un enorme deseo de verla así, y se imaginó lo bien que quedaría su melena desplegada sobre una almohada.
Sintiéndose repentinamente excitado, desvió la mirada y vio que ella estudiaba su aspecto con una sombra de desaprobación.
—¿Qué pasa? —preguntó, mirándose el traje, la corbata y la camisa de seda—. Pensé que así iba bien conjuntado. Llevo los calcetines del mismo color que el traje y…
—No es eso —le atajó—. Vas muy bien vestido. Sólo que quizás te has puesto demasiado elegante para la ocasión. Te dije que era una fiesta informal.
—Pensé que te referías a que no era necesario ir de esmoquin —contestó molesto—. Volveré a cambiarme, si crees que es necesario. O mejor aún, podríamos olvidarnos de la fiesta.
___________ agitó un dedo en señal de reprimenda.
—Muy listo. Pero de eso nada. Si dejas la corbata y la chaqueta en el coche estarás bien.
—No estaré bien —empezó a mascullar mientras la seguía hasta el coche—. Estaré fatal. Odio las fiestas. Nunca sé qué hacer ni qué decir. ¿De qué puedo hablar con unos extraños con los que no tengo nada en común?
—De nimiedades —le explicó ella, dándole una palmadita en el brazo—. Es fácil.

—De nimiedades —le explicó ella, dándole una palmadita en el brazo—. Es fácil.
—Lo será para ti —protestó él nada convencido.
—Puedes hacerlo, Joe.
Al llegar al coche se volvió bruscamente y tomó a _________ en sus brazos. La estrechó con fuerza y la besó hasta que un extraño zumbido en los oídos le avisó de que era mejor dejarlo. Lo hizo de mala gana, pero siguió agarrándola por la cintura.
Jadeando y con los ojos como platos, ____________ lo miró fijamente.
—¿Por qué has hecho eso? —le preguntó con voz chillona.
—Para darme falsos ánimos.
____________ respiró hondo y desvió la mirada.
—Eso suele darlo el alcohol, no los besos —lo reprendió.
—Pero los besos saben mucho mejor —replicó él en tono suficiente. (eaea )
Y la besó de nuevo antes de que se le escapase decir que a él sus besos le parecían mucho más embriagadores que cualquier bebida alcohólica.


—¿De dónde lo has sacado, ___________?
____________ le dedicó una sonrisa algo triste a la atractiva morena que se miraba al espejo en los aseos.
—Es mi jefe —respondió sin necesidad de preguntar a quién se refería.
—Ah —contestó Cindy, poniendo cara de entender perfectamente—. O sea que le estás dorando la píldora para que te suba el sueldo, ¿no? ¿Es esa la razón por lo que sales con él?
A Cindy, que era una persona descaradamente materialista y no creía en principios éticos, le parecía muy natural que alguien saliese con su jefe por esos motivos. Como la conocía bien, a ___________ no le ofendieron sus palabras, pero se sintió obligada a defender a ___________. Así que negó con la cabeza.
—Es un hombre realmente encantador, Cindy. Le he traído porque me lo paso bien con él.
No tenía intención alguna de contarle a Cindy que se había comprometido a enseñarle a __________ a adaptarse mejor al mundo normal. Sabía que le contestaría que desde luego no estaba teniendo mucho éxito por ahora.
No le sorprendió la cara de incredulidad que puso Cindy al oír que se lo pasaba bien con Joe. Llevaban allí dos horas y él no había hecho ningún esfuerzo por mostrar a los demás la faceta entrañable y relajada de su personalidad que __________ conocía y apreciaba. Desde el momento en que entraron en la gran casa tipo rancho donde se celebraba la fiesta, Joe actuó como un profesor estirado y torpe al que hubiesen obligado a soportar un chaparrón de fraternidad. ___________ le había presentado a mucha gente, gente agradable a pesar de sus diferencias, pero él no había hablado apenas y no parecía dispuesto a integrarse. O puede que fuese incapaz de hacerlo. Y aunque ella le recordó que le había prometido bailar para practicar, Joe se había negado rotundamente a pisar la atestada pista de baile.
—¿Decías que es profesor de algo? —preguntó Cindy, retocándose los labios que llevaba pintados a juego con las uñas.
—Sí. Es inventor. Y muy inteligente. Una personalidad en el mundo académico.
—Ya. Tampoco está mal. Pero es demasiado soso para mi gusto —comentó Cindy, alisándose el estrecho vestido sobre sus voluptuosas formas—. Será de esos con los que hay que llevarse una revista a la cama para entretenerte mientras…
—¡Cindy! —protestó ____________, empezando a molestarse con la descarada chica—. Eso es muy poco cortés por tu parte.
—Bueno, pero, sinceramente, ¿te puedes imaginar yéndote a la cama con un profesor estirado y ceñudo como ése? —continuó Cindy, haciendo que le daba un escalofrío sólo de pensarlo—. Seguro que ha aprendido a hacer el amor en algún libro de texto sobre el sistema de reproducción humano.
—Pues resulta que sí me puedo imaginar haciendo el amor con Joe —saltó ___________ enfadada y dispuesta a defenderlo de las calumnias de Cindy. De hecho, se lo había imaginado bastantes veces en los últimos tiempos, aunque no pensaba decírselo a Cindy—. Y podría llegar a sorprenderte. A mí, desde luego, sus besos me hacen derretirme. (Toma Cindy )
Sacudiendo la cabeza con indignación, salió de los aseos, dejando a Cindy atónita y decididamente intrigada.


Joe estaba apoyado en una esquina con las manos en los bolsillos y expresión sombría. Observó cómo ____________ se dirigía hacia él desde el otro lado de la habitación. Iba a tardar bastante, porque todos con los que se cruzaba la paraban para charlar. Frunció el ceño al ver que un atractivo joven se permitía la libertad de darle un abrazo. A _____________ no pareció importarle en absoluto, sino todo lo contrario. Se rió y le devolvió el abrazo con entusiasmo, mientras reía y charlaba animadamente.
Joe sintió odio por el joven.
La fiesta estaba siendo un desastre. ¿No lo había dicho él? Pero ella no le había creído cuando le advirtió que era un completo inepto en situaciones como ésa. Era capaz de sentirse perfectamente a sus anchas en una reunión de científicos o economistas aunque fuesen completos extraños. Pero no sabía cómo comportarse en ese marasmo de ruido y alboroto. No era como ____________ y sus amigos, que habían ido a la fiesta sabiendo de antemano lo que iban a encontrar, cómo actuar y qué decir para hacer reír a los demás. Que Joe supiese, nadie en toda la sala estaba manteniendo una conversación seria, si se exceptuaba a una pareja que discutía muy seriamente en una esquina. En cuanto a estos últimos, Joe hubiese apostado su mejor ordenador a que la discusión acabaría en el dormitorio más cercano.

Volvió a mirar a ____________. ¡Estaba tan radiante y llena de vitalidad! Aunque se moría por abrazarla y besarla con pasión, se dijo que no tenía nada que ofrecerle, ningún motivo para esperar que ella correspondiese a sus sentimientos. ____________ parecía un colibrí festejando alegremente la vida, revoloteando libre de flor en flor con su plumaje de colores. Él era un simple búho sobrio y ceñudo que la observaba volar desde una solitaria rama. ¿Cuánto tiempo lograría retenerla a su lado, antes de que ella escapase en busca de diversión y alegría, dejando su vida más vacía y apagada que nunca?
La deseaba. Nunca había deseado a una mujer con tanta intensidad. Jamás le había ocurrido pasarse la noche en vela con el cuerpo cubierto de sudor, estremeciéndose de excitación e intentando no sucumbir a fantasías dignas de una película pornográfica. En realidad nunca había visto una película de ese tipo, pero estaba seguro de que las imágenes que se le venían a la cabeza en esos momentos se podían comparar con las que se ven en una sala X. La deseaba. Y sin embargo…
¿Lo consideraría ella un buen amante? Las mujeres con las que había estado anteriormente parecían quedarse satisfechas. Pero eran distintas, más parecidas a él. _________ debía ser tan desinhibida en la cama como en la vida diaria. ¿Sería capaz de darle placer? ¿Lo compararía con sus amantes anteriores? ¿Se quedaría insatisfecha? ¿Se aburriría?
Estaba sudando, pero esta vez era un sudor frío, fruto de la duda y la incertidumbre. ¿Sería capaz de correr el riesgo, de exponerse al rechazo?
___________ llegó antes de que hubiese encontrado una respuesta a la angustiosa pregunta. En lugar de mostrarse disgustada con él, lo que habría sido natural, le sonrió amablemente y le acarició con suavidad la mejilla.
—¡Pobre Joe! ¿Te sientes tan desgraciado como parece?
Con el cuerpo en tensión para resistir el impulso de estrecharla en sus brazos, Joe se encogió de hombros e intentó parecer frío y distante.
—Ya te dije que esto no era para mí.
—Sí. Me lo dijiste. Siento haberte empujado a venir. ¿Nos vamos?
—Te he fastidiado la noche —dijo, sintiéndose culpable.
Ella negó con la cabeza y lo cogió del brazo.
—No digas tonterías. Vámonos de aquí.
Joe sonrió por primera vez toda la noche. Cuando estaban a punto de alcanzar la puerta, los paró una atractiva morena que __________ le había presentado al principio de la fiesta. Joe reprimió un gruñido. Recordó que se llamaba Cindy, pero no entendía por qué lo miraba de repente con tanta curiosidad. Al presentarlos, sin embargo, no había hecho esfuerzo alguno por disimular su total falta de interés por él.
No tuvo que esperar mucho para resolver la duda. Tras preguntarles que si se iban ya y recibir una respuesta afirmativa, le dedicó a Joe una sonrisa seductora, casi felina, al tiempo que decía:
—No os pregunto por qué tenéis tanta prisa. Si besas tan bien como dice ___________, no puedo culparla por sacarte de aquí tan rápidamente.
—¡Cindy! —exclamó __________ con un grito ahogado.
Joe sintió que se le subía el color a las mejillas. Miró a __________ asombrado. Así que pensaba que besaba bien. No pudo evitar sonreír ante la cara de susto de ______________.
—Quizás me hagas una demostración un día, ¿eh? —Cindy tuvo el atrevimiento de decirle a Joe al tiempo que le pellizcaba el brazo con sus largas uñas.
Asombrado pro esa broma tan audaz, Joe la miró sin saber qué decir. Algunas personas a su alrededor habían oído a Cindy y sofocaban risitas esperando la respuesta del insociable profesor. Joe sintió un repentino impulso de malicia. Esbozando una amplia sonrisa, enarcó una ceja y miró a la atractiva morena de arriba abajo.
—Quizás —murmuró, esperando que su voz sonara tipo Clark Gable—. Si tienes suerte.
Cindy se quedó con la boca abierta. Luego, lo escudriñó con curiosidad. Los que estaban de espectadores se echaron a reír encantados y empezaron a tomarle el pelo a Cindy. ____________ masculló algo ininteligible, agarró a Joe del brazo y lo sacó de allí casi a rastras.
Satisfecho consigo mismo, Joe escoltó sonriente a su pareja hasta el coche. Después de todo, puede que fuese capaz de aprender a adaptarse. Sólo necesitaba un poco más de práctica. ____________ seguía ruborizada y parecía de malhumor.
Su sonrisa se desvaneció cuando se acomodó en el coche y vio que estaba extrañamente silenciosa y distante.
Fin cap. 4

OMJ Siguela que bueno que estés de vuelta jijiji

siguela prfa
jejejej me facinaron los capis

OMG!!!
pense que la sejarias!!!!
gracias por subir!!!!

oh dios grax por subir, duraste mucho para subir capi pero valio la pena esperar tanto, aunque me quede vacia con el capi, SIGUE LA NOVE!!!!!!!!!!

sube otro capi plis!!!!!!!!!!!!

Ohh se enojo con Joe???

SIGUELA!!!

Ay dios mio!
Casi me agarra un paro cardiaco cuando Cindy dijo que la rayis piensa que Joe besa bien
Pero casi la acogoto cuando se le lanzo a Joe de semejante manera
Si yo hubiera estado en el lugar de la rayis me tiro encima de ella y le tiro de los pelos
JOE ES MIO!
Jaja,siguela porfa,que suerte que hayas vuelto

siguela porfa anda siiiii