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El hombre perfecto! Zayn malik y tu (adaptada)... CANCELADA!!
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 1 de 1. • Comparte
El hombre perfecto! Zayn malik y tu (adaptada)... CANCELADA!!
Titulo: El hombre perfecto
• Autor:Linda Howard
• Adaptación: es de Linda Howard es una escritora genial
• Género: Drama & Romance.
• Contenido: algo de contenido erótico, escenas tristes, drama y algo de suspense
• Advertencias: Fantasmas, fuera. Subo capítulo cuando veo que hay varios comentarios.
• Otras páginas: Solo esta!
Sinopsis!:
Todo empieza como una broma de cuatro amigas en su reunión semanal. ¿El tema de conversación? Una vez más, los hombres. Entre risas, deciden hacer el retrato del hombre perfecto, y ponen por escrito las cualidades que debería reunir: sincero, amable, atractivo, con sentido del humor... y, bueno, hay algo más, un detalle que acabará por desencadenar una verdadera pesadilla.
Sin embargo, _____ y sus amigas no se sienten en peligro. No ven amenaza en las susurrantes llamadas telefónicas, ni perciben la mirada cargada de odio de un personaje cercano. Ignoran que una mente desequilibrada es como la nieve amontonada en la ladera de una montaña: a veces basta un estornudo para provocar un alud.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Espero que les guste es la primera novela que adapto y cuando la leí me encanto,NO QUIERO FANTASMAS!!si te gusta Comenta!!
• Autor:Linda Howard
• Adaptación: es de Linda Howard es una escritora genial
• Género: Drama & Romance.
• Contenido: algo de contenido erótico, escenas tristes, drama y algo de suspense
• Advertencias: Fantasmas, fuera. Subo capítulo cuando veo que hay varios comentarios.
• Otras páginas: Solo esta!
Sinopsis!:
Todo empieza como una broma de cuatro amigas en su reunión semanal. ¿El tema de conversación? Una vez más, los hombres. Entre risas, deciden hacer el retrato del hombre perfecto, y ponen por escrito las cualidades que debería reunir: sincero, amable, atractivo, con sentido del humor... y, bueno, hay algo más, un detalle que acabará por desencadenar una verdadera pesadilla.
Sin embargo, _____ y sus amigas no se sienten en peligro. No ven amenaza en las susurrantes llamadas telefónicas, ni perciben la mirada cargada de odio de un personaje cercano. Ignoran que una mente desequilibrada es como la nieve amontonada en la ladera de una montaña: a veces basta un estornudo para provocar un alud.
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Espero que les guste es la primera novela que adapto y cuando la leí me encanto,NO QUIERO FANTASMAS!!si te gusta Comenta!!
Última edición por cecilita93 el Dom 12 Mayo 2013, 10:17 pm, editado 1 vez
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Re: El hombre perfecto! Zayn malik y tu (adaptada)... CANCELADA!!
Prólogo Parte 1.
—¡Esto es ridículo! —Agarrando con fuerza el bolso hasta que los nudillos se le pusieron blancos, la
mujer dirigió una mirada furiosa al director de la escuela, situado al otro lado de la mesa—. Ha dicho que no tocó el hámster, y mi hijo no miente. ¡Faltaría más!
J. Clarence Cosgrove llevaba seis años de director de la Escuela Media Ellington, y antes de eso
veinte años de profesor. Estaba acostumbrado a tratar con padres enfurecidos, pero aquella mujer alta y delgada que estaba sentada frente a él y el niño tan pacífico que ocupaba otro asiento junto a ella lo
estaban poniendo nervioso. Odiaba emplear lenguaje vulgar, pero es que los dos eran raritos. Aunque sabía que era perder el tiempo, intentó razonar con ella.
—Había un testigo...
—La señora Whitcomb le obligó a decir eso. Corin nunca jamás habría hecho daño a ese hámster,
¿verdad que no, cariño?
—No, madre. —El pequeño lo dijo con una voz casi sobrenatural, de tan dulce que era, pero sus ojos
mostraban una expresión fría cuando se posaron sin parpadear en el señor Cosgrove, como si estuvieran
sopesando el efecto que causaba en él aquella negativa.
—¿Lo ve? ¡Ya se lo había dicho! —exclamó la mujer en tono triunfante.
El señor Cosgrove lo intentó de nuevo.
—La señora Whitcomb...
—... no le ha gustado Corin desde el primer día de colegio. Es ella a quien debería usted interrogar,
no a mi hijo. —La mujer tenía los labios apretados de rabia—. Hace dos semanas hablé con ella de la
inmundicia que está metiendo en la cabeza a los niños, y le dije que mientras yo no pudiera controlar lo que
decía a los demás niños, de ningún modo pienso permitir que hable de —lanzó una mirada fugaz a Corin—
sexo a mi hijo. Ése es el motivo por el que ha hecho esto.
—La señora Whitcomb cuenta con un excelente historial como profesora. Ella jamás haría...
—¡Pues lo ha hecho! ¡No me diga lo que no haría esa mujer cuando es evidente que lo ha hecho!
Mire, ¡no me extrañaría lo más mínimo que ella misma hubiera matado al hámster!
—Ese hámster era su mascota personal, lo trajo a la escuela para enseñar a los niños lo de...
—Aun así pudo matarlo. Dios santo, si no era más que una rata grande —dijo la mujer en tono
despectivo—. Aun en el caso de que lo hubiera matado Corin, lo cual no es cierto, no entiendo que se haya
armado tanta bulla. Mi hijo está siendo perseguido —recalcó la palabra— y yo no pienso consentirlo. O se
encarga de esa mujer, o lo haré yo por usted.
El señor Cosgrove se quitó las gafas y limpió las lentes despacio, sólo para tener algo que hacer
mientras trataba de pensar en un modo de neutralizar el veneno de aquella mujer antes de que ella echase
a perder la carrera de una buena profesora. Razonar con ella quedaba descartado; hasta aquel momento no
le había permitido terminar ni una sola frase. Miró a Corin; el niño continuaba observándolo fijamente, con
una expresión angelical que contradecía por completo aquella frialdad de sus ojos.
—¿Puedo hablar con usted en privado? —preguntó a la mujer.
Ella pareció desconcertada.
—¿Para qué? Si está pensando que va a convencerme de que mi querido Corin...
—Será sólo un momento —la interrumpió el director ocultando la leve sensación de alivio que
experimentó al ser él quien interrumpiera esa vez. A juzgar por la expresión de la mujer, a ésta no le gustó en absoluto—. Por favor. —Añadió ese ruego, aunque casi le costaba ser educado.
—Está bien —repuso ella de mala gana—. Corin, cariño, ve afuera y quédate al lado de la puerta,
donde pueda verte tu madre.
—Sí, madre.
El señor Cosgrove se levantó y cerró firmemente la puerta después de que el niño saliera. La mujer
pareció alarmarse ante aquel giro de los acontecimientos, por no poder ver a su hijo, y se levantó a medias
de la silla.
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Re: El hombre perfecto! Zayn malik y tu (adaptada)... CANCELADA!!
Mmm no entiedo mucho :xd: pero aqui estare para leerla me gusta el contexto es llamativo te atrapa en el momento que te dan ganas de leer mas y mas :ilusion: espero sigas pronto
Grisel.
Re: El hombre perfecto! Zayn malik y tu (adaptada)... CANCELADA!!
Grisegarcia escribió:Mmm no entiedo mucho :xd: pero aqui estare para leerla me gusta el contexto es llamativo te atrapa en el momento que te dan ganas de leer mas y mas :ilusion: espero sigas pronto
Cuando se llegue al final vas a entender el porque del principio.
Gracias por pasarte leer y comentar! :) :aah: :bye:
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Re: El hombre perfecto! Zayn malik y tu (adaptada)... CANCELADA!!
Prologo Parte 2
—Por favor —repitió el director—. Siéntese.
—Pero Corin...
—No le pasará nada. —Otra interrupción que se marcaba por su parte, pensó. Volvió a su sillón, tomó
un bolígrafo y dio con él unos golpecitos sobre el secante de su escritorio, mientras intentaba pensar en una
forma diplomática de exponer el tema. Entonces comprendió que no existía ninguna forma que fuera lo
bastante diplomática para aquella mujer, y decidió entrar a tumba abierta—. ¿Ha pensado alguna vez en
llevar a Corin a que lo vea un profesional? Un buen psicólogo infantil...
—¿Está loco? —dijo ella con el rostro convulso en un acceso instantáneo de rabia, al tiempo que se
ponía en pie—. ¡Corin no necesita ningún psicólogo! No le pasa nada. El problema lo tiene esa zorra, no mi
hijo. Debería haberme imaginado que esta entrevista iba a ser una pérdida de tiempo, que usted iba a
ponerse de parte de ella.
—Yo deseo lo mejor para Corin —dijo él, consiguiendo mantener un tono de voz calmado—. El
hámster es sólo el último incidente que ha tenido lugar, no el primero. Se han venido dando una serie de
conductas perturbadoras que constituyen algo más que simple una travesura...
—Los demás niños están celosos de él —acusó la mujer—. Sé que esos pequeños sinvergüenzas se
meten con él y que esa zorra no hace nada para evitarlo o protegerlo. El niño me lo cuenta todo. Si cree
usted que voy a permitir que se quede en este colegio para que lo acosen...
—Tiene usted razón —replicó el director suavemente. En el tablero de puntuaciones las
interrupciones de ella superaban en número a las suyas, pero ésta era la más importante—. Probablemente
lo mejor sea cambiar de colegio, llegados a este punto. Corin no encaja aquí. Puedo recomendarle algunos
buenos colegios privados...
—No se moleste —saltó ella al tiempo que se encaminaba rápidamente hacia la puerta—. No veo por
qué piensa usted que yo voy a fiarme de una recomendación suya. —Y con aquella última andanada, abrió
la puerta de un tirón y agarró a Corin por el brazo—. Vamos, cariño. Ya no vas a tener que regresar nunca
más a este sitio.
—Sí, madre.
El señor Cosgrove se acercó a la ventana y observó cómo madre e hijo se introducían en un viejo
Pontiac de dos puertas, amarillo y con manchas marrones de óxido que picaban el lado izquierdo del
parachoques delantero. Había resuelto su problema inmediato, el de proteger a la señora Whitcomb, pero
era muy consciente de que el problema más importante acababa de salir andando de su despacho. Que
Dios ayudara a los profesores del próximo colegio al que fuera a parar Corin. Quizá más adelante alguien
tomara cartas en el asunto y enviara al niño a un profesional antes de que estuviera todo perdido... a no ser
que ya fuera demasiado tarde.
Dentro del automóvil, la mujer condujo furiosa, en un tenso silencio, hasta que perdieron de vista el
colegio. Entonces se detuvo junto a una señal de STOP y, sin previo aviso, propinó a Corin una bofetada
con tal fuerza que la cabeza le golpeó contra la ventanilla.
—Maldito idiota —dijo apretando los dientes—. ¡Cómo te atreves a humillarme así! A que me llamen
al despacho del director y me hablen como si fuera imbécil. Ya sabes lo que te espera cuando lleguemos a
casa, ¿no? ¿No lo sabes? —Las últimas palabras las pronunció gritando.
—Sí, madre. —El niño mostraba un semblante inexpresivo, pero en sus ojos brillaba algo que casi
podría ser un placer anticipado.
Su madre aferró el volante con ambas manos, como si intentara estrangularlo.
—Vas a ser perfecto, aunque tenga que enseñártelo a golpes. ¿Me oyes? Mi hijo será perfecto.
—Sí, madre —contestó Corin.
—Por favor —repitió el director—. Siéntese.
—Pero Corin...
—No le pasará nada. —Otra interrupción que se marcaba por su parte, pensó. Volvió a su sillón, tomó
un bolígrafo y dio con él unos golpecitos sobre el secante de su escritorio, mientras intentaba pensar en una
forma diplomática de exponer el tema. Entonces comprendió que no existía ninguna forma que fuera lo
bastante diplomática para aquella mujer, y decidió entrar a tumba abierta—. ¿Ha pensado alguna vez en
llevar a Corin a que lo vea un profesional? Un buen psicólogo infantil...
—¿Está loco? —dijo ella con el rostro convulso en un acceso instantáneo de rabia, al tiempo que se
ponía en pie—. ¡Corin no necesita ningún psicólogo! No le pasa nada. El problema lo tiene esa zorra, no mi
hijo. Debería haberme imaginado que esta entrevista iba a ser una pérdida de tiempo, que usted iba a
ponerse de parte de ella.
—Yo deseo lo mejor para Corin —dijo él, consiguiendo mantener un tono de voz calmado—. El
hámster es sólo el último incidente que ha tenido lugar, no el primero. Se han venido dando una serie de
conductas perturbadoras que constituyen algo más que simple una travesura...
—Los demás niños están celosos de él —acusó la mujer—. Sé que esos pequeños sinvergüenzas se
meten con él y que esa zorra no hace nada para evitarlo o protegerlo. El niño me lo cuenta todo. Si cree
usted que voy a permitir que se quede en este colegio para que lo acosen...
—Tiene usted razón —replicó el director suavemente. En el tablero de puntuaciones las
interrupciones de ella superaban en número a las suyas, pero ésta era la más importante—. Probablemente
lo mejor sea cambiar de colegio, llegados a este punto. Corin no encaja aquí. Puedo recomendarle algunos
buenos colegios privados...
—No se moleste —saltó ella al tiempo que se encaminaba rápidamente hacia la puerta—. No veo por
qué piensa usted que yo voy a fiarme de una recomendación suya. —Y con aquella última andanada, abrió
la puerta de un tirón y agarró a Corin por el brazo—. Vamos, cariño. Ya no vas a tener que regresar nunca
más a este sitio.
—Sí, madre.
El señor Cosgrove se acercó a la ventana y observó cómo madre e hijo se introducían en un viejo
Pontiac de dos puertas, amarillo y con manchas marrones de óxido que picaban el lado izquierdo del
parachoques delantero. Había resuelto su problema inmediato, el de proteger a la señora Whitcomb, pero
era muy consciente de que el problema más importante acababa de salir andando de su despacho. Que
Dios ayudara a los profesores del próximo colegio al que fuera a parar Corin. Quizá más adelante alguien
tomara cartas en el asunto y enviara al niño a un profesional antes de que estuviera todo perdido... a no ser
que ya fuera demasiado tarde.
Dentro del automóvil, la mujer condujo furiosa, en un tenso silencio, hasta que perdieron de vista el
colegio. Entonces se detuvo junto a una señal de STOP y, sin previo aviso, propinó a Corin una bofetada
con tal fuerza que la cabeza le golpeó contra la ventanilla.
—Maldito idiota —dijo apretando los dientes—. ¡Cómo te atreves a humillarme así! A que me llamen
al despacho del director y me hablen como si fuera imbécil. Ya sabes lo que te espera cuando lleguemos a
casa, ¿no? ¿No lo sabes? —Las últimas palabras las pronunció gritando.
—Sí, madre. —El niño mostraba un semblante inexpresivo, pero en sus ojos brillaba algo que casi
podría ser un placer anticipado.
Su madre aferró el volante con ambas manos, como si intentara estrangularlo.
—Vas a ser perfecto, aunque tenga que enseñártelo a golpes. ¿Me oyes? Mi hijo será perfecto.
—Sí, madre —contestó Corin.
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Re: El hombre perfecto! Zayn malik y tu (adaptada)... CANCELADA!!
Capítulo 1 PARTE 1
Warren, Michigan, 2000
______ Bright se despertó de mal humor.
Su vecino, la plaga del barrio, había llegado a su casa a las tres de la madrugada haciendo un ruido
insoportable. Si su automóvil tenía un silenciador, hacía mucho tiempo que había dejado de funcionar. Por
desgracia, su dormitorio estaba situado en el mismo lado de la casa que el camino de entrada del vecino; ni
siquiera tapándose la cabeza con la almohada pudo amortiguar el ruido de aquel Pontiac de ocho cilindros.
El vecino cerró la portezuela de golpe, encendió la luz del porche de la cocina —la cual, por algún malvado
designio, estaba colocada de forma que le daba a ella directamente en los ojos si se nimbaba de frente a la
ventana, tal como era el caso—, dejó que la puerta de rejilla golpeara tres veces al entrar, salió de nuevo
unos minutos más tarde, luego volvió a entrar en la casa, y evidentemente se olvidó de la luz del porche,
porque momentos después se apagó la luz de la cocina, pero aquella maldita bombilla del porche
permaneció encendida.
Si antes de comprar aquella casa hubiera sabido que iba a tener aquel vecino, jamás de los jamases
habría cerrado la operación. En las dos semanas que llevaba viviendo allí, aquel tipo había conseguido él
sólito estropearle toda la alegría que le había causado el hecho de comprarse su primera casa.
Era un borracho. ¿Pero por qué no podía ser un borracho feliz?, se preguntó con amargura. No, tenía
que ser un borracho hosco y desagradable, de los que hacían que una tuviera miedo de dejar salir al gato
cuando él estaba en casa. Bubú no era gran cosa como gato —ni siquiera era suyo—, pero su madre le
tenía mucho cariño, de modo que ______ no quería que le sucediera nada mientras estuviera temporalmente
bajo su custodia. Jamás podría volver a mirar a su madre a la cara si sus padres regresaran de las
vacaciones de sus sueños, un viaje de seis semanas por Europa, y se encontraran con que Bubú había
muerto o desaparecido.
De todos modos, el vecino ya se la tenía jurada al pobre gato, porque había encontrado huellas de
sus pisadas en el parabrisas y el capó del coche. A juzgar por el modo en que reaccionó, uno pensaría que
tenía un Rolls nuevo en vez de un Pontiac de diez años con el parachoques cubierto de manchas de
suciedad que resbalaban por ambos lados.
Por suerte para ella, se marchaba a trabajar a la misma hora que él; por lo menos, en principio creyó
que él se iba a trabajar. Ahora pensaba que probablemente iba a comprar más bebida. Si es que trabajaba,
desde luego tenía un horario de lo más extraño, porque hasta el momento no había logrado discernir pauta
alguna en sus entradas y salidas.
De todas formas, había intentado mostrarse simpática el día en que él descubrió las huellas del gato;
incluso le sonrió, lo cual, teniendo en cuenta el modo en que él la increpó porque su fiesta de inauguración
lo había despertado —¡a las dos de la tarde!—, le supuso un gran esfuerzo. Pero el tipo no prestó la menor
atención a aquel sonriente ofrecimiento de paz, sino que en cambio saltó furioso de su automóvil casi en el
mismo momento de haber puesto las posaderas en el asiento.
—¿Qué le parece si prohibiera a su gato que se suba a mi coche, señora?
A ______ se le congeló la sonrisa en la cara. Odiaba desperdiciar una sonrisa, sobre todo con un
individuo sin afeitar, malhumorado y que tenía los ojos inyectados en sangre. Le vinieron a la mente varios
comentarios feroces, pero los reprimió. Al fin y al cabo, ella era nueva en el barrio y con aquel tipo ya había
empezado con mal pie. Lo último que deseaba era declararle la guerra. Así que decidió probar una vez más
con la diplomacia, aunque era obvio que aquel método no había funcionado durante la fiesta de
inauguración.
—Lo siento —dijo, manteniendo un tono tranquilo—. Procuraré vigilarlo. Estoy cuidándolo hasta que
vuelvan mis padres, así que no va a estar aquí mucho tiempo. —Sólo otras cinco semanas.
El vecino contestó con un gruñido ininteligible, volvió a entrar en el coche cerrando de un portazo y se
alejó haciendo rugir el potente motor con un ruido de mil demonios. ______ ladeó la cabeza, escuchando. La
carrocería del Pontiac ofrecía un aspecto deplorable, pero el motor sonaba suave como la seda. Había
muchos caballos debajo de aquel capó.
Era evidente que la diplomacia no funcionaba con aquel tipo.
Linda Howard El hombre perfecto
6
Pero allí estaba ahora, despertando a todo el vecindario a las tres de la madrugada con aquel maldito
automóvil. La injusticia de ese hecho, después de que él la había sermoneado por haberlo despertado en
mitad de la tarde, hizo que le entraran ganas de ir hasta su casa y pulsar el botón del timbre hasta que él
estuviera tan levantado y despierto como todos los demás.
Sólo que había un pequeño problema. Le tenía un poquitín de miedo.
Y eso no le gustaba. ______ no estaba acostumbrada a retroceder ante nadie, pero aquel individuo la
ponía nerviosa. Ni siquiera sabía cómo se llamaba, porque las dos veces que se habían visto no fueron
encuentros de los de «Hola, me llamo fulano de tal». Lo único que sabía era que era un personaje de
aspecto desaliñado y que por lo visto no tenía un empleo fijo. En el mejor de los casos, era un borracho, y
los borrachos pueden ser mezquinos y destructivos. En el caso peor, estaría metido en algo ilegal, lo cual
agregaba a la lista el calificativo de peligroso.
Era un individuo grande y musculoso, con cabello oscuro y tan corto que casi parecía un skinhead.
Cada vez que lo veía tenía el aspecto de no haberse afeitado en dos o tres días. Si a eso se le añadían los
ojos inyectados en sangre y el mal genio, la palabra que le venía a la cabeza era «borracho». El hecho de
que fuera grande y musculoso no hacía sino incrementar su nerviosismo. Aquel barrio le parecía muy
seguro, pero ella no se sentía segura teniendo a semejante tipo por vecino.
Gruñendo para sus adentros, saltó de la cama y bajó la persiana de la ventana. Con los años se
acostumbró a no cerrar las persianas, ya que era posible que no se despertase con el despertador, pero sí
con la luz del sol. El amanecer era mejor que un molesto sonido metálico para levantarse de la cama. Como
varias veces se había encontrado el despertador tirado por el suelo, supuso que la habría reanimado lo
suficiente para atacarlo, pero no lo bastante para despertarla del todo.
Ahora su sistema consistía en usar visillos y una persiana; los visillos impedían que se viera el interior
del dormitorio a no ser que estuviera la luz encendida, y levantaba la persiana sólo después de haber
apagado la luz para dormir. Si hoy llegaba tarde a trabajar, sería por culpa del vecino, por obligarla a
depender del despertador en vez del sol.
De vuelta a la cama tropezó con Bubú. El gato dio un salto con un maullido de sorpresa, y ______
estuvo a punto de sufrir un infarto.
—¡Dios santo! Bubú, me has dado un susto de muerte.
No estaba acostumbrada a tener un animal doméstico en casa, y siempre se le olvidaba mirar dónde
pisaba. No comprendía por qué demonios habría querido su madre que ella le cuidara el gato, en vez de
hacerlo Shelley o Dave. Los dos tenían niños que podían jugar con Bubú y tenerlo entretenido. Como no
había colegio por ser las vacaciones de verano, siempre había alguien en cualquiera de las dos casas, casi
todo el día y todos los días.
Pero no; Bubú tenía que quedarse con ______. Poco importaba que ella estuviera soltera, trabajase
cinco días a la semana y no tuviera costumbre de tener animales domésticos. De todas maneras, si tuviera
uno, no sería como Bubú. Éste había puesto mala cara desde que lo castraron, y desahogaba su frustración
con los muebles. En una sola semana había destrozado el sofá hasta el punto de que ______ tendría que
tapizarlo de nuevo.
Y ella tampoco le gustaba a Bubú. Le gustaba cuando él se encontraba en su auténtica casa y se
acercaba para que ella lo acariciase, pero no le gustaba nada estar su casa. Ahora, cada vez que ______
intentaba acariciarlo, él arqueaba el lomo y le bufaba.
Además de todo eso, Shelley estaba furiosa con ella porque mamá la había elegido para cuidar de su
querido Bubú. Después de todo, Shelley era la mayor, y obviamente la más asentada. No tenía lógica que
hubiera escogido a ______ en lugar de ella. ______ estaba de acuerdo en aquel punto, pero eso no aliviaba sus
sentimientos heridos.
No, en realidad lo peor de todo era que David, que era un año más joven que Shelley, también estaba
enfadado con ella. No por causa de Bubú; David era alérgico a los gatos. No, lo que lo ponía furioso era que
papá hubiera guardado su preciado coche en el garaje de ella, lo cual significaba que ella no podía aparcar
en su propio garaje, ya que era de una sola plaza, y eso resultaba de lo más incómodo. Ojalá se hubiera
encargado David del maldito coche. Ojalá hubiera dejado papá el coche en su propio garaje, pero es que le
daba miedo dejarlo solo durante seis semanas. ______ lo comprendía, pero lo que no comprendía era por qué
la habían escogido a ella para cuidar del gato y del coche. Shelley no entendía lo del gato, David no
entendía lo del coche, y ______ no entendía ninguna de las dos cosas.
De modo que su hermano y su hermana estaban furiosos con ella, Bubú destrozaba
sistemáticamente su sofá, a ella la aterrorizaba que le ocurriera algo al automóvil de su padre mientras lo
tenía a su cuidado, y aquel borracho de vecino le estaba amargando la existencia.
Dios, ¿por qué se habría comprado una casa? Si se hubiera quedado en su apartamento, no estaría
sucediendo nada de aquello, porque no tenía garaje y no se permitía que hubiera animales domésticos.
Warren, Michigan, 2000
______ Bright se despertó de mal humor.
Su vecino, la plaga del barrio, había llegado a su casa a las tres de la madrugada haciendo un ruido
insoportable. Si su automóvil tenía un silenciador, hacía mucho tiempo que había dejado de funcionar. Por
desgracia, su dormitorio estaba situado en el mismo lado de la casa que el camino de entrada del vecino; ni
siquiera tapándose la cabeza con la almohada pudo amortiguar el ruido de aquel Pontiac de ocho cilindros.
El vecino cerró la portezuela de golpe, encendió la luz del porche de la cocina —la cual, por algún malvado
designio, estaba colocada de forma que le daba a ella directamente en los ojos si se nimbaba de frente a la
ventana, tal como era el caso—, dejó que la puerta de rejilla golpeara tres veces al entrar, salió de nuevo
unos minutos más tarde, luego volvió a entrar en la casa, y evidentemente se olvidó de la luz del porche,
porque momentos después se apagó la luz de la cocina, pero aquella maldita bombilla del porche
permaneció encendida.
Si antes de comprar aquella casa hubiera sabido que iba a tener aquel vecino, jamás de los jamases
habría cerrado la operación. En las dos semanas que llevaba viviendo allí, aquel tipo había conseguido él
sólito estropearle toda la alegría que le había causado el hecho de comprarse su primera casa.
Era un borracho. ¿Pero por qué no podía ser un borracho feliz?, se preguntó con amargura. No, tenía
que ser un borracho hosco y desagradable, de los que hacían que una tuviera miedo de dejar salir al gato
cuando él estaba en casa. Bubú no era gran cosa como gato —ni siquiera era suyo—, pero su madre le
tenía mucho cariño, de modo que ______ no quería que le sucediera nada mientras estuviera temporalmente
bajo su custodia. Jamás podría volver a mirar a su madre a la cara si sus padres regresaran de las
vacaciones de sus sueños, un viaje de seis semanas por Europa, y se encontraran con que Bubú había
muerto o desaparecido.
De todos modos, el vecino ya se la tenía jurada al pobre gato, porque había encontrado huellas de
sus pisadas en el parabrisas y el capó del coche. A juzgar por el modo en que reaccionó, uno pensaría que
tenía un Rolls nuevo en vez de un Pontiac de diez años con el parachoques cubierto de manchas de
suciedad que resbalaban por ambos lados.
Por suerte para ella, se marchaba a trabajar a la misma hora que él; por lo menos, en principio creyó
que él se iba a trabajar. Ahora pensaba que probablemente iba a comprar más bebida. Si es que trabajaba,
desde luego tenía un horario de lo más extraño, porque hasta el momento no había logrado discernir pauta
alguna en sus entradas y salidas.
De todas formas, había intentado mostrarse simpática el día en que él descubrió las huellas del gato;
incluso le sonrió, lo cual, teniendo en cuenta el modo en que él la increpó porque su fiesta de inauguración
lo había despertado —¡a las dos de la tarde!—, le supuso un gran esfuerzo. Pero el tipo no prestó la menor
atención a aquel sonriente ofrecimiento de paz, sino que en cambio saltó furioso de su automóvil casi en el
mismo momento de haber puesto las posaderas en el asiento.
—¿Qué le parece si prohibiera a su gato que se suba a mi coche, señora?
A ______ se le congeló la sonrisa en la cara. Odiaba desperdiciar una sonrisa, sobre todo con un
individuo sin afeitar, malhumorado y que tenía los ojos inyectados en sangre. Le vinieron a la mente varios
comentarios feroces, pero los reprimió. Al fin y al cabo, ella era nueva en el barrio y con aquel tipo ya había
empezado con mal pie. Lo último que deseaba era declararle la guerra. Así que decidió probar una vez más
con la diplomacia, aunque era obvio que aquel método no había funcionado durante la fiesta de
inauguración.
—Lo siento —dijo, manteniendo un tono tranquilo—. Procuraré vigilarlo. Estoy cuidándolo hasta que
vuelvan mis padres, así que no va a estar aquí mucho tiempo. —Sólo otras cinco semanas.
El vecino contestó con un gruñido ininteligible, volvió a entrar en el coche cerrando de un portazo y se
alejó haciendo rugir el potente motor con un ruido de mil demonios. ______ ladeó la cabeza, escuchando. La
carrocería del Pontiac ofrecía un aspecto deplorable, pero el motor sonaba suave como la seda. Había
muchos caballos debajo de aquel capó.
Era evidente que la diplomacia no funcionaba con aquel tipo.
Linda Howard El hombre perfecto
6
Pero allí estaba ahora, despertando a todo el vecindario a las tres de la madrugada con aquel maldito
automóvil. La injusticia de ese hecho, después de que él la había sermoneado por haberlo despertado en
mitad de la tarde, hizo que le entraran ganas de ir hasta su casa y pulsar el botón del timbre hasta que él
estuviera tan levantado y despierto como todos los demás.
Sólo que había un pequeño problema. Le tenía un poquitín de miedo.
Y eso no le gustaba. ______ no estaba acostumbrada a retroceder ante nadie, pero aquel individuo la
ponía nerviosa. Ni siquiera sabía cómo se llamaba, porque las dos veces que se habían visto no fueron
encuentros de los de «Hola, me llamo fulano de tal». Lo único que sabía era que era un personaje de
aspecto desaliñado y que por lo visto no tenía un empleo fijo. En el mejor de los casos, era un borracho, y
los borrachos pueden ser mezquinos y destructivos. En el caso peor, estaría metido en algo ilegal, lo cual
agregaba a la lista el calificativo de peligroso.
Era un individuo grande y musculoso, con cabello oscuro y tan corto que casi parecía un skinhead.
Cada vez que lo veía tenía el aspecto de no haberse afeitado en dos o tres días. Si a eso se le añadían los
ojos inyectados en sangre y el mal genio, la palabra que le venía a la cabeza era «borracho». El hecho de
que fuera grande y musculoso no hacía sino incrementar su nerviosismo. Aquel barrio le parecía muy
seguro, pero ella no se sentía segura teniendo a semejante tipo por vecino.
Gruñendo para sus adentros, saltó de la cama y bajó la persiana de la ventana. Con los años se
acostumbró a no cerrar las persianas, ya que era posible que no se despertase con el despertador, pero sí
con la luz del sol. El amanecer era mejor que un molesto sonido metálico para levantarse de la cama. Como
varias veces se había encontrado el despertador tirado por el suelo, supuso que la habría reanimado lo
suficiente para atacarlo, pero no lo bastante para despertarla del todo.
Ahora su sistema consistía en usar visillos y una persiana; los visillos impedían que se viera el interior
del dormitorio a no ser que estuviera la luz encendida, y levantaba la persiana sólo después de haber
apagado la luz para dormir. Si hoy llegaba tarde a trabajar, sería por culpa del vecino, por obligarla a
depender del despertador en vez del sol.
De vuelta a la cama tropezó con Bubú. El gato dio un salto con un maullido de sorpresa, y ______
estuvo a punto de sufrir un infarto.
—¡Dios santo! Bubú, me has dado un susto de muerte.
No estaba acostumbrada a tener un animal doméstico en casa, y siempre se le olvidaba mirar dónde
pisaba. No comprendía por qué demonios habría querido su madre que ella le cuidara el gato, en vez de
hacerlo Shelley o Dave. Los dos tenían niños que podían jugar con Bubú y tenerlo entretenido. Como no
había colegio por ser las vacaciones de verano, siempre había alguien en cualquiera de las dos casas, casi
todo el día y todos los días.
Pero no; Bubú tenía que quedarse con ______. Poco importaba que ella estuviera soltera, trabajase
cinco días a la semana y no tuviera costumbre de tener animales domésticos. De todas maneras, si tuviera
uno, no sería como Bubú. Éste había puesto mala cara desde que lo castraron, y desahogaba su frustración
con los muebles. En una sola semana había destrozado el sofá hasta el punto de que ______ tendría que
tapizarlo de nuevo.
Y ella tampoco le gustaba a Bubú. Le gustaba cuando él se encontraba en su auténtica casa y se
acercaba para que ella lo acariciase, pero no le gustaba nada estar su casa. Ahora, cada vez que ______
intentaba acariciarlo, él arqueaba el lomo y le bufaba.
Además de todo eso, Shelley estaba furiosa con ella porque mamá la había elegido para cuidar de su
querido Bubú. Después de todo, Shelley era la mayor, y obviamente la más asentada. No tenía lógica que
hubiera escogido a ______ en lugar de ella. ______ estaba de acuerdo en aquel punto, pero eso no aliviaba sus
sentimientos heridos.
No, en realidad lo peor de todo era que David, que era un año más joven que Shelley, también estaba
enfadado con ella. No por causa de Bubú; David era alérgico a los gatos. No, lo que lo ponía furioso era que
papá hubiera guardado su preciado coche en el garaje de ella, lo cual significaba que ella no podía aparcar
en su propio garaje, ya que era de una sola plaza, y eso resultaba de lo más incómodo. Ojalá se hubiera
encargado David del maldito coche. Ojalá hubiera dejado papá el coche en su propio garaje, pero es que le
daba miedo dejarlo solo durante seis semanas. ______ lo comprendía, pero lo que no comprendía era por qué
la habían escogido a ella para cuidar del gato y del coche. Shelley no entendía lo del gato, David no
entendía lo del coche, y ______ no entendía ninguna de las dos cosas.
De modo que su hermano y su hermana estaban furiosos con ella, Bubú destrozaba
sistemáticamente su sofá, a ella la aterrorizaba que le ocurriera algo al automóvil de su padre mientras lo
tenía a su cuidado, y aquel borracho de vecino le estaba amargando la existencia.
Dios, ¿por qué se habría comprado una casa? Si se hubiera quedado en su apartamento, no estaría
sucediendo nada de aquello, porque no tenía garaje y no se permitía que hubiera animales domésticos.
Invitado
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Re: El hombre perfecto! Zayn malik y tu (adaptada)... CANCELADA!!
Mmm lástima que no la has seguido, por cierto, nueva lectora :)
Tengo mala espina con esto jejeje
Tengo mala espina con esto jejeje
briget_marcela
Re: El hombre perfecto! Zayn malik y tu (adaptada)... CANCELADA!!
Huuuy lo siento hace mucho que no paso por esta estoy tan al pendiente de las demás novelas que olvide está pero ya estoy de vuelta I come back yeeeeii :jojojo:
Siguela pronto por favor
Siguela pronto por favor
Grisel.
Re: El hombre perfecto! Zayn malik y tu (adaptada)... CANCELADA!!
briget_marcela escribió:Mmm lástima que no la has seguido, por cierto, nueva lectora :)
Tengo mala espina con esto jejeje
Holaa!! bienvenida!! perdón por no seguirla es que estoy con dos novelas que estoy terminando. en realidad una porque la otra termino hace un ratito!! ahora subo capitulo.
Invitado
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Re: El hombre perfecto! Zayn malik y tu (adaptada)... CANCELADA!!
Grisegarcia escribió:Huuuy lo siento hace mucho que no paso por esta estoy tan al pendiente de las demás novelas que olvide está pero ya estoy de vuelta I come back yeeeeii :jojojo:
Siguela pronto por favor
Holaa! perdon!! ahora la sigoo!!
Invitado
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Re: El hombre perfecto! Zayn malik y tu (adaptada)... CANCELADA!!
Capitulo 1 parte 2
Pero es que se había enamorado de aquel barrio, de sus casas antiguas, de los años cuarenta, y del
bajo precio que tenían a consecuencia de ello. Había visto una mezcla de gente, desde familias jóvenes con
niños hasta jubilados cuyos familiares iban a visitarlos todos los domingos. Algunas de las personas de más
edad se sentaban en el porche a tomar el fresco por la noche, saludando a los que pasaban, y los niños
jugaban en los patios sin preocuparse por un posible tiroteo desde un automóvil. Debería haber examinado
a todos los vecinos, pero a primera vista le había parecido una zona agradable y segura para una mujer
sola, y estaba encantada de haber encontrado una buena casa y sólida a un precio tan bajo.
Dado que pensar en su vecino estaba garantizado que le impediría volver a dormirse, ______ cruzó las
manos por detrás de la cabeza y contempló el oscuro techo mientras pensaba en todas las cosas que
quería hacer con la casa. La cocina y el baño necesitaban modernizarse un poco, lo cual constituía una
reforma muy cara que económicamente no estaba preparada para afrontar. Pero pintar la casa y poner
persianas nuevas haría mucho por mejorar el exterior, y además quería derribar la pared que separaba el
salón y el comedor, y despejar aquel espacio para que el comedor fuera más una continuación que una
habitación independiente, con un arco que podría pintar con una de esas pinturas de falsa piedra para que
pareciera de roca...
Se despertó con el molesto pitido del despertador. Por lo menos aquel maldito trasto la había
despertado esta vez, pensó mientras rodaba hacia un costado para silenciar la alarma. Los números rojos
que brillaban ante sus ojos en la penumbra de la habitación la hicieron parpadear y mirar una vez más.
—Mierda —gimió disgustada al tiempo que saltaba de la cama. Las seis cincuenta y ocho; la alarma
llevaba casi una hora sonando, lo cual quería decir que era tarde. Muy tarde.
—Maldita sea, maldita sea —musitó mientras se metía en la ducha y, un minuto después, volvía a
salir. Mientras se lavaba los dientes, corrió a la cocina y abrió una lata de comida para Bubú, que ya estaba
sentado junto a su cuenco mirándola con el gesto torcido.
Escupió en el fregadero y abrió el grifo para que el agua arrastrara la pasta de dientes.
—PreciZaynente hoy, ¿no podías haber saltado encima de la cama cuando te entró el hambre? Pero
no, hoy decides esperar, y ahora soy yo la que no tiene tiempo de comer nada.
Bubú dio a entender que no lo preocupaba lo más mínimo que ella comiera o no, siempre que él
tuviera su comida.
Entró de nuevo como una flecha en el cuarto de baño, se maquilló a toda prisa, se colocó un par de
pendientes en las orejas y el reloj en la muñeca, y a continuación cogió la ropa que se ponía siempre que
llevaba prisa, porque no tenía que preocuparse de nada; pantalón negro y cuerpo blanco de seda, con una
elegante chaqueta roja como complemento. Se calzó los zapatos, agarró el bolso y salió por la puerta.
Lo primero que vio fue la mujercilla de cabellos grises que vivía al otro lado de la calle sacando la
basura.
Era día de recogida de basuras.
—Diablos, mierda, maldita sea y todo lo demás —musitó ______ por lo bajo al tiempo que giraba en
redondo y volvía a entrar en la casa—. Estoy intentando rebajar un poco el número de tacos que digo —le
espetó a Bubú al tiempo que sacaba la bolsa de basura del cubo y ataba las cintas—, pero tú y Don
Simpático me lo estáis poniendo difícil.
Bubú le dio la espalda.
______ salió de nuevo de la casa, entonces se acordó de que no había cerrado la puerta con llave y
volvió sobre sus pasos. Arrastró su enorme cubo metálico de la basura hasta el bordillo y depositó en él la
ofrenda de la mañana, encima de las otras dos bolsas que ya había dentro. Por una vez, no intentó no
armar ruido; esperaba de verdad despertar a aquel desconsiderado tipejo que vivía en la casa de al lado.
Regresó corriendo hasta el coche, un Dodge Viper de color rojo cereza que la encantaba, y sólo
como buena norma, al encender el motor, lo revolucionó unas cuantas veces antes de meter la marcha
atrás. El automóvil se lanzó hacia atrás y con un poderoso entrechocar metálico colisionó con el cubo de la
basura. Se produjo otro estruendo más cuando el recipiente se inclinó contra el cubo del vecino y lo volcó.
La tapa del mismo rodó calle abajo.
______ cerró los ojos y golpeó la cabeza contra el volante... con suavidad; no deseaba un moratón.
Aunque quizá debiera infligirse un moratón; al menos así no tendría que preocuparse por llegar al trabajo a
la hora, lo cual ya era imposible físicamente. Pero no lanzó ningún juramento; las únicas palabras que le
vinieron a la mente eran palabras que en realidad no deseaba pronunciar.
Puso la palanca en la posición de estacionamiento y salió del coche. Lo que necesitaba en aquel
momento era control, no una rabieta temperamental. Volvió a colocar en su sitio su maltrecho cubo y a
introducir de nuevo las bolsas de basura, y después encajó de un golpe la tapa deformada. Acto seguido,
devolvió el cubo de su vecino a la posición vertical, recogió la basura —no estaba, ni con mucho, tan
ordenada como la de ella, pero qué se puede esperar de un borracho— y luego se fue calle abajo a buscar
Linda Howard El hombre perfecto
8
la tapa. Ésta yacía ladeada contra el bordillo enfrente de la casa siguiente. Cuando se agachó para
recogerla, oyó que alguien a su espalda cerraba de golpe una puerta de rejilla.
Bueno, su deseo se había hecho realidad: el tipejo desconsiderado estaba despierto.
—¿Qué diablos está haciendo? —ladró el tipo. Lucía un aspecto que daba miedo, con aquellos
pantalones de algodón y aquella camiseta sucia, además de la siniestra expresión que ofrecía su rostro sin
afeitar.
______ se volvió y se dirigió hacia el deteriorado par de cubos para poner la tapa al cubo del vecino.
—Recoger su basura —replicó.
Sus ojos despedían fuego. De hecho, estaban inyectados en sangre, como de costumbre, pero el
efecto era el mismo.
—¿Se puede saber por qué se empeña en no dejarme dormir? Es usted la mujer más ruidosa que he
visto...
La injusticia de aquello la hizo olvidar que le tenía un poquito de miedo. ______ se acercó a él
lentamente, contenta de llevar unos zapatos con tacones de cinco centímetros que la elevaban hasta
ponerla a la altura de... su barbilla. Casi.
¿Y qué importaba que fuera un individuo grande? Ella estaba furiosa, y estar furiosa siempre ganaba
a ser grande.
—¿Que yo soy ruidosa? —dijo con los dientes apretados. Costaba mucho subir el volumen con la
mandíbula fuertemente cerrada, pero lo intentó—. ¿Que yo soy ruidosa? —Lo señaló con el dedo. En
realidad no quería tocarlo, porque llevaba la camiseta desgarrada y manchada de... algo—. No fui yo la que
anoche despertó a todo el vecindario a las tres de la madrugada con ese montón de chatarra que usted
llama coche. ¡Cómprese un silenciador, por el amor de Dios! No fui yo la que cerró de golpe la puerta del
coche una vez, la puerta de rejilla tres veces... ¿Qué pasó? ¿Se le olvidó la botella y tuvo que volver a
buscarla? Ni tampoco fui yo la que se dejó encendida la luz del porche que se ve desde mi dormitorio y no
me dejó dormir.
Él abrió la boca para contestar a su vez, pero ______ no había terminado.
—Además, resulta muchísimo más razonable suponer que la gente esté durmiendo a las tres de la
madrugada que a las dos de la tarde, o —consultó su reloj— a las siete y veintitrés de la mañana. —Dios,
qué tarde era—. ¡De modo que váyase a la porra, amigo! Vuelva a su botellita. Si bebe lo suficiente, se
dormirá y no se enterará de nada.
Él abrió la boca de nuevo. ______ se olvidó de sí misma y llegó a tocarlo. Oh, qué asco. Ahora tendría
que meter aquel dedo en agua hirviendo.
—Mañana le compraré un cubo de la basura nuevo, así que cierre el pico. Y si le hace algo al gato de
mi madre, lo haré trocitos célula por célula. Le mutilaré el ADN para que no pueda reproducirse jamás, lo
cual seguramente supondrá hacerle un favor al mundo. —Lo recorrió con una mirada fulminante que tomó
nota de aquellas ropas sucias y harapientas, y la barbilla sin afeitar—. ¿Me ha entendido?
Él afirmó con la cabeza.
______ respiró hondo buscando un modo de controlar su arrebato de mal genio.
—Muy bien. De acuerdo, entonces. Maldita sea, me ha hecho decir tacos, y eso que intentaba no
hacerlo.
Él le dirigió una mirada extraña.
—Sí, desde luego que tiene que vigilar esa mierda de lenguaje.
Ella se apartó el pelo de la cara y trató de recordar si se había peinado o no.
—Llego tarde —dijo—. No he dormido nada, no he desayunado, ni siquiera he tomado un café. Más
vale que me vaya antes de que le haga algo.
Él asintió.
—Ésa es una buena idea. No me gustaría nada tener que arrestarla.
______ se lo quedó mirando, perpleja.
—¿Cómo?
—Soy policía —repuso él, y acto seguido dio media vuelta y regresó al interior de la casa.
______ observó cómo se iba, estupefacta. ¿Policía?
—Joder —dijo.
-----------------------------------------------------------------------------------------------
Hasta aqui la continuación del capitulo anterior!
Pero es que se había enamorado de aquel barrio, de sus casas antiguas, de los años cuarenta, y del
bajo precio que tenían a consecuencia de ello. Había visto una mezcla de gente, desde familias jóvenes con
niños hasta jubilados cuyos familiares iban a visitarlos todos los domingos. Algunas de las personas de más
edad se sentaban en el porche a tomar el fresco por la noche, saludando a los que pasaban, y los niños
jugaban en los patios sin preocuparse por un posible tiroteo desde un automóvil. Debería haber examinado
a todos los vecinos, pero a primera vista le había parecido una zona agradable y segura para una mujer
sola, y estaba encantada de haber encontrado una buena casa y sólida a un precio tan bajo.
Dado que pensar en su vecino estaba garantizado que le impediría volver a dormirse, ______ cruzó las
manos por detrás de la cabeza y contempló el oscuro techo mientras pensaba en todas las cosas que
quería hacer con la casa. La cocina y el baño necesitaban modernizarse un poco, lo cual constituía una
reforma muy cara que económicamente no estaba preparada para afrontar. Pero pintar la casa y poner
persianas nuevas haría mucho por mejorar el exterior, y además quería derribar la pared que separaba el
salón y el comedor, y despejar aquel espacio para que el comedor fuera más una continuación que una
habitación independiente, con un arco que podría pintar con una de esas pinturas de falsa piedra para que
pareciera de roca...
Se despertó con el molesto pitido del despertador. Por lo menos aquel maldito trasto la había
despertado esta vez, pensó mientras rodaba hacia un costado para silenciar la alarma. Los números rojos
que brillaban ante sus ojos en la penumbra de la habitación la hicieron parpadear y mirar una vez más.
—Mierda —gimió disgustada al tiempo que saltaba de la cama. Las seis cincuenta y ocho; la alarma
llevaba casi una hora sonando, lo cual quería decir que era tarde. Muy tarde.
—Maldita sea, maldita sea —musitó mientras se metía en la ducha y, un minuto después, volvía a
salir. Mientras se lavaba los dientes, corrió a la cocina y abrió una lata de comida para Bubú, que ya estaba
sentado junto a su cuenco mirándola con el gesto torcido.
Escupió en el fregadero y abrió el grifo para que el agua arrastrara la pasta de dientes.
—PreciZaynente hoy, ¿no podías haber saltado encima de la cama cuando te entró el hambre? Pero
no, hoy decides esperar, y ahora soy yo la que no tiene tiempo de comer nada.
Bubú dio a entender que no lo preocupaba lo más mínimo que ella comiera o no, siempre que él
tuviera su comida.
Entró de nuevo como una flecha en el cuarto de baño, se maquilló a toda prisa, se colocó un par de
pendientes en las orejas y el reloj en la muñeca, y a continuación cogió la ropa que se ponía siempre que
llevaba prisa, porque no tenía que preocuparse de nada; pantalón negro y cuerpo blanco de seda, con una
elegante chaqueta roja como complemento. Se calzó los zapatos, agarró el bolso y salió por la puerta.
Lo primero que vio fue la mujercilla de cabellos grises que vivía al otro lado de la calle sacando la
basura.
Era día de recogida de basuras.
—Diablos, mierda, maldita sea y todo lo demás —musitó ______ por lo bajo al tiempo que giraba en
redondo y volvía a entrar en la casa—. Estoy intentando rebajar un poco el número de tacos que digo —le
espetó a Bubú al tiempo que sacaba la bolsa de basura del cubo y ataba las cintas—, pero tú y Don
Simpático me lo estáis poniendo difícil.
Bubú le dio la espalda.
______ salió de nuevo de la casa, entonces se acordó de que no había cerrado la puerta con llave y
volvió sobre sus pasos. Arrastró su enorme cubo metálico de la basura hasta el bordillo y depositó en él la
ofrenda de la mañana, encima de las otras dos bolsas que ya había dentro. Por una vez, no intentó no
armar ruido; esperaba de verdad despertar a aquel desconsiderado tipejo que vivía en la casa de al lado.
Regresó corriendo hasta el coche, un Dodge Viper de color rojo cereza que la encantaba, y sólo
como buena norma, al encender el motor, lo revolucionó unas cuantas veces antes de meter la marcha
atrás. El automóvil se lanzó hacia atrás y con un poderoso entrechocar metálico colisionó con el cubo de la
basura. Se produjo otro estruendo más cuando el recipiente se inclinó contra el cubo del vecino y lo volcó.
La tapa del mismo rodó calle abajo.
______ cerró los ojos y golpeó la cabeza contra el volante... con suavidad; no deseaba un moratón.
Aunque quizá debiera infligirse un moratón; al menos así no tendría que preocuparse por llegar al trabajo a
la hora, lo cual ya era imposible físicamente. Pero no lanzó ningún juramento; las únicas palabras que le
vinieron a la mente eran palabras que en realidad no deseaba pronunciar.
Puso la palanca en la posición de estacionamiento y salió del coche. Lo que necesitaba en aquel
momento era control, no una rabieta temperamental. Volvió a colocar en su sitio su maltrecho cubo y a
introducir de nuevo las bolsas de basura, y después encajó de un golpe la tapa deformada. Acto seguido,
devolvió el cubo de su vecino a la posición vertical, recogió la basura —no estaba, ni con mucho, tan
ordenada como la de ella, pero qué se puede esperar de un borracho— y luego se fue calle abajo a buscar
Linda Howard El hombre perfecto
8
la tapa. Ésta yacía ladeada contra el bordillo enfrente de la casa siguiente. Cuando se agachó para
recogerla, oyó que alguien a su espalda cerraba de golpe una puerta de rejilla.
Bueno, su deseo se había hecho realidad: el tipejo desconsiderado estaba despierto.
—¿Qué diablos está haciendo? —ladró el tipo. Lucía un aspecto que daba miedo, con aquellos
pantalones de algodón y aquella camiseta sucia, además de la siniestra expresión que ofrecía su rostro sin
afeitar.
______ se volvió y se dirigió hacia el deteriorado par de cubos para poner la tapa al cubo del vecino.
—Recoger su basura —replicó.
Sus ojos despedían fuego. De hecho, estaban inyectados en sangre, como de costumbre, pero el
efecto era el mismo.
—¿Se puede saber por qué se empeña en no dejarme dormir? Es usted la mujer más ruidosa que he
visto...
La injusticia de aquello la hizo olvidar que le tenía un poquito de miedo. ______ se acercó a él
lentamente, contenta de llevar unos zapatos con tacones de cinco centímetros que la elevaban hasta
ponerla a la altura de... su barbilla. Casi.
¿Y qué importaba que fuera un individuo grande? Ella estaba furiosa, y estar furiosa siempre ganaba
a ser grande.
—¿Que yo soy ruidosa? —dijo con los dientes apretados. Costaba mucho subir el volumen con la
mandíbula fuertemente cerrada, pero lo intentó—. ¿Que yo soy ruidosa? —Lo señaló con el dedo. En
realidad no quería tocarlo, porque llevaba la camiseta desgarrada y manchada de... algo—. No fui yo la que
anoche despertó a todo el vecindario a las tres de la madrugada con ese montón de chatarra que usted
llama coche. ¡Cómprese un silenciador, por el amor de Dios! No fui yo la que cerró de golpe la puerta del
coche una vez, la puerta de rejilla tres veces... ¿Qué pasó? ¿Se le olvidó la botella y tuvo que volver a
buscarla? Ni tampoco fui yo la que se dejó encendida la luz del porche que se ve desde mi dormitorio y no
me dejó dormir.
Él abrió la boca para contestar a su vez, pero ______ no había terminado.
—Además, resulta muchísimo más razonable suponer que la gente esté durmiendo a las tres de la
madrugada que a las dos de la tarde, o —consultó su reloj— a las siete y veintitrés de la mañana. —Dios,
qué tarde era—. ¡De modo que váyase a la porra, amigo! Vuelva a su botellita. Si bebe lo suficiente, se
dormirá y no se enterará de nada.
Él abrió la boca de nuevo. ______ se olvidó de sí misma y llegó a tocarlo. Oh, qué asco. Ahora tendría
que meter aquel dedo en agua hirviendo.
—Mañana le compraré un cubo de la basura nuevo, así que cierre el pico. Y si le hace algo al gato de
mi madre, lo haré trocitos célula por célula. Le mutilaré el ADN para que no pueda reproducirse jamás, lo
cual seguramente supondrá hacerle un favor al mundo. —Lo recorrió con una mirada fulminante que tomó
nota de aquellas ropas sucias y harapientas, y la barbilla sin afeitar—. ¿Me ha entendido?
Él afirmó con la cabeza.
______ respiró hondo buscando un modo de controlar su arrebato de mal genio.
—Muy bien. De acuerdo, entonces. Maldita sea, me ha hecho decir tacos, y eso que intentaba no
hacerlo.
Él le dirigió una mirada extraña.
—Sí, desde luego que tiene que vigilar esa mierda de lenguaje.
Ella se apartó el pelo de la cara y trató de recordar si se había peinado o no.
—Llego tarde —dijo—. No he dormido nada, no he desayunado, ni siquiera he tomado un café. Más
vale que me vaya antes de que le haga algo.
Él asintió.
—Ésa es una buena idea. No me gustaría nada tener que arrestarla.
______ se lo quedó mirando, perpleja.
—¿Cómo?
—Soy policía —repuso él, y acto seguido dio media vuelta y regresó al interior de la casa.
______ observó cómo se iba, estupefacta. ¿Policía?
—Joder —dijo.
-----------------------------------------------------------------------------------------------
Hasta aqui la continuación del capitulo anterior!
Invitado
Invitado
Re: El hombre perfecto! Zayn malik y tu (adaptada)... CANCELADA!!
.............. <3
Vale Malik directioner
Re: El hombre perfecto! Zayn malik y tu (adaptada)... CANCELADA!!
NUEVA LECTORA
Me encanto la nove es buena solo que por ahora no encuentro que tiene que ver el nombre con la nove pero igual me encanto SIGUELA
Como que policia que verguenza y ademas llega tarde a trabajar aunque me identifico con ella yo tambien salgo y entto de la casa unas 100 veses antes de irme jajajaj ok vesos cuidate
Me encanto la nove es buena solo que por ahora no encuentro que tiene que ver el nombre con la nove pero igual me encanto SIGUELA
Como que policia que verguenza y ademas llega tarde a trabajar aunque me identifico con ella yo tambien salgo y entto de la casa unas 100 veses antes de irme jajajaj ok vesos cuidate
Maria1D
Re: El hombre perfecto! Zayn malik y tu (adaptada)... CANCELADA!!
aaaaa Hola!!
Nueva lectora!! soy Aranza!!
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!
Nueva lectora!! soy Aranza!!
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!
AranzaGtzA&F
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