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Diez cosas que hicimos (y que probablemente no debimos haber hecho) (Louis, Niall y tú (April))
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Diez cosas que hicimos (y que probablemente no debimos haber hecho) (Louis, Niall y tú (April))
siiiiii es demasiado lindo!!!!!!!! YO TAMBIÉN ME ENAMORÉ DE MARCEL! QUE LINDO SE LO VEÍA A HARRY CON ESE PEINADO RARO Chris:)Gisse escribió:cristinasamaniego escribió:
SÍGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! Chris:)HOLAA! VISTE EL VIDEO DE THE BEST SONG EVER? ! OOOH ES HERMOSOSOSOOSOS ! PRONTO LA SIGO :)) JIJIJ CREO QUE ME ENAMORÉ DE MARCELOHOH :C
cristinasamaniego
Re: Diez cosas que hicimos (y que probablemente no debimos haber hecho) (Louis, Niall y tú (April))
cristinasamaniego escribió:siiiiii es demasiado lindo!!!!!!!! YO TAMBIÉN ME ENAMORÉ DE MARCEL! QUE LINDO SE LO VEÍA A HARRY CON ESE PEINADO RARO Chris:)Gisse escribió:cristinasamaniego escribió:
SÍGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! Chris:)HOLAA! VISTE EL VIDEO DE THE BEST SONG EVER? ! OOOH ES HERMOSOSOSOOSOS ! PRONTO LA SIGO :)) JIJIJ CREO QUE ME ENAMORÉ DE MARCELOHOH :C
laksdhfñladksh aunque se pongan barro en la cara todos se ven lindos :ccc los amo! <3 <3
pronto sigo la nove ijijij
Gisse
Re: Diez cosas que hicimos (y que probablemente no debimos haber hecho) (Louis, Niall y tú (April))
NUESTROS BEBÉS CUMPLIERON 3 AÑOS JUNTOS!
YUJU! PARTY TIME... ALL DAY, ALL NIGHT, DJ MALIK DJ MALIK
ASDLJFSKLJG :)
Gisse
Re: Diez cosas que hicimos (y que probablemente no debimos haber hecho) (Louis, Niall y tú (April))
DE VUELTA A «NUNCA LO HE HECHO»
Dos minutos después me había instalado de nuevo en el sofá, entre Louis y Andrea. Joanna, ahora sentada al lado de Louis, sujetaba el vaso en alto.
—Nunca he tenido una mascota —afirmó.
—¿Los ratones cuentan? —preguntó Harry.
Niall soltó un gruñido.
—Michaelangelo, el ratón. Vivió seis meses en tu armario.
—¿Es que no pudiste atraparlo? —preguntó Chris.
Niall soltó una carcajada.
—¿Y matar a su mascota?
Chris dio una palmada en el sofá.
—Cierra el pico. ¿Por qué nunca había oído esta historia?
Harry suspiró.
—Fue anterior a ti, cariño.
—Louis tiene un perro que es una monada —dijo Corinne, y sentí un ligero odio hacia ella.
—Gracias —dijo él. Colocó la mano en mi rodilla—. April también tenía una gata preciosa.
—¿Tenía? —se extrañó Louis—. Eso suena, no sé, triste.
—No, Libby no se murió —expliqué a toda prisa depositando mi mano encima de la de Louis-Cuando mi madre se fue a vivir a París no pudo llevársela por problemas con la aduana. Y a mi madrastra no le gustan los gatos, así que… la regalamos.
—Aun así, suena triste —insistió Niall. Alcé la vista y me di cuenta de que me miraba fijamente. Menudos ojos. Guau.
—Fue triste, sí —convine yo mientras me preguntaba si Niall se refería a que mi madre se deshiciese de mi gata o a que mi madre se fuera a vivir a París.
Louis colocó la palma de la mano hacia arriba para juntar nuestros dedos. Mi mano estaba pegajosa por culpa del vino.
Harry volvió a levantar su vaso.
—Seguiré las normas de la casa, ¿de acuerdo? Nunca me he liado con nadie que esté en esta habitación. A lo mejor, dentro de un rato, sí que podré beber —se pegó más a Andrea.
Todo el mundo se rió, Andrea incluida. En cualquier caso, ella estaba demasiado entusiasmada con Zayn como para tomarse a Harry en serio.
Louis bebió. Yo bebí. Corinne bebió. Y esbozó una sonrisa. Louis se ruborizó.
EL ASUNTO «CORINNE»
Ocurrió el verano después de tercero de secundaria, cuando me fui a Francia con mi madre. Ellos se iban a instalar allí. Yo estaba de visita.
Louis y yo mantuvimos «la conversación» antes de mi viaje. No íbamos a romper, pero acordamos que, si pasaba algo durante el verano, no sería el fin del mundo. En aquel momento, la decisión tenía sentido. Al menos, para mí.
Louis y yo llevábamos juntos menos de ocho meses, yo me iba a pasar dos meses a Europa, y daba por sentado que conocería a chicos europeos guapos con los que ligar. Me apetecía una aventura. Solo teníamos quince años, así que parecía absurdo comprometerse a no estar con nadie más durante el verano. Acabaríamos resentidos el uno con el otro, etcétera, etcétera.
Ni que decir tiene que cuando sugerí la posibilidad de ver a otras personas me imaginaba que era yo quien vería a las otras personas. No él. Y, menos aún, a una persona con la que íbamos al instituto.
No había contado con echarle tanto de menos.
Había pensado: ¡Francia! ¡Romance! ¡Chocolate! ¡Chicos franceses, besándome en la torre Eiffel! No había esperado sentirme tan fuera de lugar. No había esperado que la barrera del idioma fuera tan difícil de superar. No había esperado que mi madre, y mi hermano, estuvieran tan obsesionados con organizar sus nuevas vidas que no tendrían tiempo para mí. No había esperado que mis e-mails y llamadas telefónicas a Noah fueran a convertirse en una tabla de salvación. Como hablábamos todas las noches, daba por supuesto que él estaría de brazos cruzados, esperándome; que se sentiría tan triste y solo como yo. Mirando hacia atrás, siempre hablaba con él antes de irme a dormir: en su huso horario solo eran alrededor de las 17.00. Pero ni una sola vez durante nuestras llamadas me había comentado: «Ah, por cierto, no te vas a creer dónde tenía la lengua hace un momento. ¡En la boca de Corinne!».
Teníamos planes para la noche de mi vuelta.
Mientras estuve fuera, Penny había desempaquetado las cosas que me había traído de casa de mi madre.
Paseé la vista por la habitación. Mi ropa. Mis libros. Mi cubilete de cerámica para bolígrafos. Todo perfectamente organizado en los muebles de mi padre y de Penny. Me senté en la cama con dosel que ella había elegido para mí cuando se instalaron en la casa y miré alrededor, sintiéndome reconfortada y fuera de lugar al mismo tiempo.
Entonces, me metí en la ducha de un salto para prepararme. Cuando Louis detuvo su bicicleta en el camino de entrada a nuestra casa, salí corriendo y le besé antes de que desmontara. Habíamos quedado en Compo Beach con nuestros amigos. Allí estaba Corinne.
No me di cuenta de nada. Me sentía bien, a gusto, triunfante al estilo de: «Acabo de volver de mi superglamuroso viaje a Francia.
Y vosotros, ¿qué habéis hecho este verano? ¿Dar vueltas por el centro comercial? Qué original». Me había sacudido el pelo «recién-cortado-al-estilo-de-París» y dejé que mi piel reluciente hablase por sí misma. Podría no haber tenido un romance francés, pero me las había arreglado para volver de Francia con un aspecto explosivo. Mientras mi madre y mi hermano organizaban sus vidas, yo me sentaba en el patio a tomar el sol o daba paseos por el vecindario. Tenía la piel bronceada, un corte de pelo genial y estaba delgada, a pesar de los kilos de pan y de queso brie que había consumido. Las francesas no engordan, por si alguien no lo sabe.
Me estuve pavoneando por Compo Beach como una idiota.
Eso debió de pensar Corinne: que era una idiota ignorante. No dejaba de lamerse los labios y de juguetear con su pelo y yo no pude evitar preguntarme qué le pasaría.
Más tarde, en el porche de mi casa, le dije a Louis—No he estado con nadie en Francia. Solo quiero que lo sepas.
Esperé a que él dijera: «Yo tampoco he salido con nadie, por supuesto. ¡Estoy locamente enamorado de ti!». Un simple «yo tampoco» habría bastado.
En vez de eso, bajó la vista a sus zapatillas y se sonrojó; luego, empezó a juguetear con los dedos. Y lo supe. Y también supe de quién se trataba. El hecho de que no me lo hubiera dicho inmediatamente, que me hubiera dejado exponerme en público sin tener ni idea, casi me indignaba tanto como lo que había ocurrido. Casi.
¡Venga ya! Pero ¡si él estaba a mi lado cuando le pregunté a Corinne qué tal el verano! Había tenido un verano increíble. ¡Enrollándose con mi novio!
Las lágrimas me surcaban las mejillas mientras Louis me contaba la historia.
—Vas a hacer que yo también me eche a llorar —dijo, mientras los ojos se le humedecían.
—¡Me alegro!
—Lo siento —dijo él—. ¡He sido un imbécil! Di por sentado que te estabas enrollando con franceses arrogantes… y Corinne estaba ahí… Mierda. Lo siento.
—¿De verdad lo sientes? —pregunté. Era como si mi mundo hubiera cambiado por completo, como si se hubiera puesto patas arriba, y no por primera vez—. ¿Me lo habrías contado si yo no hubiera sacado el tema?
—¡Sí! —respondió, con la vista clavada en sus zapatos—.Pensaba decírtelo, claro que sí.
—¿Esta noche?
—Sí… quizá…
—¿Quizá?
—¡Estoy tan contento de que hayas vuelto!
—Lo que tú digas. Y ahora, seguramente, te irás a su casa.
—¡No! Pero ¡qué dices! April… fuiste tú quien dijo que podíamos ver a otras personas.
Le presioné para que me diera detalles.
¿Qué hicisteis, exactamente? (Nos besamos, nada más). ¿Nada de caricias por debajo de la camiseta? (Un poco, pero no mucho). Un poco ya era bastante. ¿Y más abajo de la cintura? (No, no, para nada). ¿Y por qué iba yo a creerte? (Nunca te mentiría). ¿Cuántas veces ha pasado? (No muchas). ¿Cuántas veces exactamente? (Dos. Puede que tres. Cuatro como máximo). ¿Dónde fue? ¿En tu casa? (En la playa). ¿En Compo Beach? ¿Donde acabamos de estar? (Sí). ¿Todas las veces? (La mayoría). Así que no siempre. ¿En qué otro sitio? ¿Tu casa? (No. Nunca. En la suya). ¿Estuviste en su casa? ¿En su habitación? (En el salón). ¡Cómo! ¿Estuviste con su familia o algo así? (Solo una vez).
Las manchas negras bailaban ante mis ojos. El corazón me dolía. Notaba que me hundía, me hundía, me hundía. Desde entonces, no había vuelto a Francia. Por descontado, tendría que volver en algún momento. Mi madre y Matthew vivían allí. Y yo iría a visitarlos. Dentro de poco. No era solamente porque no quisiera dejar a Louis desatendido, lo juro. Mi hermano había pasado las Navidades en Westport, así que no tenía mucho sentido que yo viajara a París. Y mi madre y mi hermano habían venido a verme el verano anterior. Mi madre quería que fuera a verla ese verano. Daba por hecho que iría a verla ese verano.
Y tal vez lo hiciera. No estaba segura. Me estaban pasando muchas cosas. Ya sabemos.
No es que desconfiara de Louis. Me fiaba de él.
Cuando empezamos a salir, le pregunté si alguna vez engañaría a alguien.
—Nunca —respondió—. ¿Y tú?
—Nunca —dije yo—. Nunca jamás.
LOS GEMELOS DIABÓLICOS
No hicimos pellas el primer día del semestre de invierno, pero llegamos tardísimo.
¿Por qué?
Porque —por lo visto—, existe una diferencia entre el lavavajillas Seventh Generation para lavar a mano y el detergente líquido Seventh Generation para máquinas lavavajillas. Mirando los botes, no se puede distinguir. Para el observador ocasional (es decir, para mí), parecen gemelos idénticos. La clase de gemelos idénticos que se visten con la misma ropa solo para burlarse de ti.
Antes del desastre del lavavajillas, me estuve tomando mi tiempo a la hora de prepararme para el instituto. Me había despertado al amanecer. En parte porque, aunque el sótano tenía estores, carecía de persianas opacas; en parte porque todo seguía siendo nuevo para mí —¡casa nueva, cama nueva, techo nuevo!—; en parte porque oía los pisotones de Chris en el suelo del piso de arriba; y en parte porque soy de esas pringadas a las que el primer día de instituto les resulta emocionante.
Hasta había preparado sobre el escritorio mi conjunto de vuelta a clase: un jersey gris escotado de Chris, su collar de cristal con un cordón de ante negro y mis vaqueros preferidos.
En el piso superior, Chris —aún con ropa deportiva— estaba colocando un bol en el lavavajillas.
—¡Buenos días! —me dijo—. ¿Te importa poner en marcha el lavaplatos cuando hayas acabado?
—Claro que no —respondí—. ¿Estabas haciendo ejercicio?
—Sigo los vídeos HardCore3000. ¿Los has probado? Son increíbles. Deberías practicar conmigo mañana por la mañana.
—Mmm… quizá —yo solía tumbarme a la bartola cuando la temporada de fútbol se terminaba. Pero tal vez la capacidad atlética de Chris pudiera conquistarme. O tal vez no—. ¿Tenemos algo de comida para el desayuno?
—No gran cosa —respondió ella—. En el congelador hay un poco de pan de canela y pasas. No tenemos más remedio que ir a la compra después de clase.
Habíamos pensado ir a la compra el día anterior, pero no había parado de nevar ni un momento. Bueno, eso, y que teníamos una resaca demasiado grande como para salir de casa. No era una resaca de esas en las que vomitas; solo estábamos cansadas y felices. El sábado por la noche lo habíamos pasado en grande. De acuerdo, las cosas con Louis habían sido un poco raras: era el encargado de conducir, por lo que no pudimos saludarnos ni despedirnos en condiciones. Pero ya habría tiempo de sobra.
—¿Quedamos aquí hacia las 17.00 y vamos juntas? —preguntó—. Tengo una reunión de Issue después de clase. O también podemos llevar solo uno de los coches.
—Vale, quedamos aquí — The Issue era el periódico del instituto. Cada mes elegían un tema sobre el que trataban todos los artículos. El semestre pasado habían elegido «familia», «deporte», «salud» y «vacaciones»—. ¿Cuál es el tema de este mes?
—El sexo —respondió ella mientras desaparecía en su cuarto de baño.
Me figuré que, aquel mes, no iban a ponerme en primera plana.
Cuando terminé de desayunar, introduje el plato en el lavavajillas y revisé a fondo la situación. En realidad, nunca había puesto a funcionar un lavaplatos. Mi madre era quien se encargaba; después, Penny o mi padre. Yo era más bien quien lo vaciaba.
No pensé que fuera a entrañar mucha dificultad.
Primero, el jabón. Debía de estar debajo del fregadero. ¡Sí! ¡Lavavajillas Seventh Generation! Saqué el bote blanco, disparé un chorro en el generoso cajetín, cerré la puerta y pulsé «Inicio».
Perfecto. Volví a bajar al sótano, donde me lavé los dientes, me maquillé y recogí las llaves del coche.
Y entonces…
Al llegar a lo alto de las escaleras me encontré a Chris a cuatro patas en el suelo de la cocina, con un paño en la mano y rodeada de una riada de burbujas blancas de jabón.
—¿Qué ha pasado? —pregunté.
—Creo que te has confundido de detergente —repuso con voz tranquila.
—¡Cuánto lo siento! —las mejillas me ardían y me sentí una idiota integral—. Deja que me encargue. ¿Dónde está el papel de cocina?
—Debajo del fregadero. Pero creo que un paño de cocina sería más útil.
Agarré el otro paño y me agaché a su lado. Limpiamos los restos del desastre en silencio. ¡Excelente manera de empezar el año, April!
Cuando terminamos, Chris me dijo:
—¿Te importa meter los paños en la lavadora? La pondré al volver a casa.
—Yo puedo… —empecé a decir; pero me clavó la vista y llegué a la conclusión de que, dadas las circunstancias, asistir a un breve seminario sobre el conjunto de electrodomésticos no era un plan descabellado—. De acuerdo.
Para cuando hube bajado a toda prisa hasta la lavadora (que estaba en mi cuarto de baño, en el sótano) y volví a subir, Chris ya tenía la situación prácticamente controlada.
—Será mejor que te vayas. Vas a tardar un rato en limpiar la nieve del coche.
—Vale. Gracias —respondí. El garaje era de una plaza y mi coche estaba fuera, en el camino particular—. Nos vemos en el instituto.
Me calcé las botas, subí la cremallera del abrigo y me preparé para enfrentarme al frío. Allí estaba. El coche de Penny. Mi coche. Enterrado bajo sesenta centímetros de nieve. Genial. Aparté la nieve con los guantes; luego, utilicé el rascador para los cristales.
Cuando mis guantes estuvieron chorreando, mis muñecas congeladas y la limpieza acabada, arrojé la mochila al asiento del acompañante y me monté. Se me hizo raro ocupar el asiento del conductor en el coche de Penny. Cuando conducía —pocas veces —, siempre usaba el coche de mi padre. Un pariente consanguíneo te odiaría menos que uno político si le hicieras un rasguño a su vehículo.
Introduje la llave en el motor de arranque y la giré. La volví a girar.Nada.
Una vez más, por probar suerte. Todavía nada.
¡Ouch! Me golpeé la cabeza contra el volante. Mi padre tenía razón. Debería haber arrancado el coche durante el fin de semana. Pero ¿en qué estaba pensando? ¿Cómo iba a arreglármelas yo sola si ni siquiera sabía poner el lavaplatos o arrancar mi propio coche?
Respiré hondo el aire helado.
Podía ir al instituto con Chris y pedirle a Louis que me trajera a casa. Aunque, para empezar, esa era exactamente la razón por la que ahora tenía coche: no tener que depender de otras personas para desplazarme.
Si llamaba a Chris en ese momento, al menos podríamos hablar. El semestre anterior me había ido a recoger todos los días. Pero entonces mi casa le quedaba de camino y ahora no. En todo caso, irme en el coche con Chris tenía más sentido, ya que vivíamos juntas. Se abrió la puerta del garaje. El coche de Chris estaba dentro, en marcha. De inmediato, me di cuenta del problema de mi plan de irme con ella. Mi coche bloqueaba el suyo.
Chris se iba a arrepentir del día en el que me invitó a instalarme en su casa.
JUNTOS EN LA CARRETERA
Chris llamó a Harry y a Niall para que vinieran a buscarnos.
—Lo siento mucho —dije por la ventanilla bajada de Harry.
—¿Estás de broma? —preguntó Harry—. Es mi mejor momento del día. ¡Soy el caballero de la brillante armadura!
—En sentido estricto, el caballero soy yo —intervino Niall —. Yo conduzco.
—Harry, vete atrás y déjame sentarme delante —dijo Chris—. Dos chicos delante es un machismo ridículo.
—El coche es nuestro —protestó Harry.
—Es mío —puntualizó Niall—. En sentido estricto.
—No me importa de quién sea el coche —dijo Chris. Señaló a Harry—. Fuera.
—Muy bien —respondió Harry al tiempo que abría la portezuela del todoterreno—. Pero si yo voy atrás, tú también.
—¡Yuju! —aclamé yo—. ¡Me toca!
Mientras nos instalábamos en nuestros asientos respectivos, dirigí la vista a Niall. ¡Qué pómulos! Madre mía. Era una lástima malgastarlos en un chico. Si no hubiera tenido a Louis, no creo que hubiera sido capaz de dirigirme a Niall sin morirme del corte.
—Gracias por ser mi caballero —le dije.
Sonrió.
—Es un placer. ¿Quieres que intente arrancar tu coche? Tengo cables.
—Ah. Gracias. Pero no quiero que nos retrasemos aún más. Lo siento mucho, de verdad. Mi padre me advirtió que lo arrancara durante el fin de semana, pero he estado en plan rebelde.
—Te rebelas contra unos padres con los que ni siquiera vives. Me gusta —desplazó la palanca de la posición «Estacionar» y se dirigió calle abajo.
—Es más fácil rebelarse cuando no hay nadie que se dé cuenta. Soy así de pringada.
Negó con la cabeza.
—Pues a mí me parece que tienes agallas. No conozco a muchas chicas capaces de vivir solas a los dieciséis años.
Parpadeé. ¿Agallas, yo? Me había instalado con Chris porque me daba miedo abandonar mi vida. Todo lo contrario a tener agallas.
En lugar de admitirlo, me incorporé en el asiento.
—En realidad, no estoy sola. Tengo a Chris.
—Y a Zelda —intervino Chris.
—¿Quién es Zelda? —pregunté.
—¿No te he hablado del fantasma que vive en el horno?
Me giré para mirarla.
—Pues no.
—Personalmente, creo que los chirridos son porque el horno data de 1972, pero mi madre está convencida de que proceden de un fantasma. Zelda.
—¿Es que alguien se murió en la casa, o algo por el estilo?
—No, mi madre está pirada, nada más —repuso Chris—. Estaba convencida de que teníamos un fantasma. Y de que el fantasma se había suicidado en el horno, al estilo de Sylvia Plath. Lo cual no tiene sentido, pues nuestro horno es eléctrico.
No entendía bien por qué uno no podía suicidarse en un horno eléctrico, pero opté por no preguntar.
—Me alegro de saberlo —dije en cambio—. Cuando estés fuera y me apetezca compañía, hablaré con Zelda.
—¿Por qué no te compras un loro? —preguntó Harry—. Al menos, él te respondería.
Chris le pegó una palmada en la rodilla.
—¿Y por qué das por sentado que sería macho?
Harry inclinó la cabeza.
—Lo siento. Al menos, ella te respondería.
Entrecerré los ojos y sacudí el dedo de manera exagerada.
—Sí, claro, un animal que no para de hablar tiene que ser hembra.
—Con agallas y divertida —observó Niall, lo que me hizo ruborizarme—. Chris, ¿dónde la tenías escondida? —volvió la vista hacia mí y sonrió.
—En el horno —respondimos Chris y yo al unísono.
Gisse
Re: Diez cosas que hicimos (y que probablemente no debimos haber hecho) (Louis, Niall y tú (April))
ME ENCANTÓ EL CAPÍTULO!!! AMO A NIALL!!! CUMPLIERON TRES AÑOS! YA ESTÁN GRANDES NUESTROS BEBES!!!!! 3 AÑOS!!!! :sad: :sad: :sad: Chris:)
cristinasamaniego
Re: Diez cosas que hicimos (y que probablemente no debimos haber hecho) (Louis, Niall y tú (April))
cristinasamaniego escribió:
ME ENCANTÓ EL CAPÍTULO!!! AMO A NIALL!!! CUMPLIERON TRES AÑOS! YA ESTÁN GRANDES NUESTROS BEBES!!!!! 3 AÑOS!!!! :sad: :sad: :sad: Chris:)
SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII YO IGUAL AMO A NIALL *--*
3 AÑOS! OOOH VOY A LLORAR :lloro: :lloro: :lloro:
Gisse
Re: Diez cosas que hicimos (y que probablemente no debimos haber hecho) (Louis, Niall y tú (April))
*LLORANDO* Chris:) parace navidad! jajaja! quiero que sea navidad!Gisse escribió:cristinasamaniego escribió:
ME ENCANTÓ EL CAPÍTULO!!! AMO A NIALL!!! CUMPLIERON TRES AÑOS! YA ESTÁN GRANDES NUESTROS BEBES!!!!! 3 AÑOS!!!! :sad: :sad: :sad: Chris:)SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII YO IGUAL AMO A NIALL *--*3 AÑOS! OOOH VOY A LLORAR :lloro: :lloro: :lloro:
cristinasamaniego
Re: Diez cosas que hicimos (y que probablemente no debimos haber hecho) (Louis, Niall y tú (April))
cristinasamaniego escribió:*LLORANDO* Chris:) parace navidad! jajaja! quiero que sea navidad!Gisse escribió:cristinasamaniego escribió:
ME ENCANTÓ EL CAPÍTULO!!! AMO A NIALL!!! CUMPLIERON TRES AÑOS! YA ESTÁN GRANDES NUESTROS BEBES!!!!! 3 AÑOS!!!! :sad: :sad: :sad: Chris:)SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII YO IGUAL AMO A NIALL *--*3 AÑOS! OOOH VOY A LLORAR :lloro: :lloro: :lloro:
Aun falta mucho para navidad :ccc :lloro: :wut: :gasp: :misery:
Gisse
Re: Diez cosas que hicimos (y que probablemente no debimos haber hecho) (Louis, Niall y tú (April))
AMEEE EL MEGA CAPP :33 perdon por ausentarme, entre un pequeño lapso de depresion u.u pero ya estoy aqui :33 SIGUELA
SCARLATA
Re: Diez cosas que hicimos (y que probablemente no debimos haber hecho) (Louis, Niall y tú (April))
Gisse escribió:cristinasamaniego escribió:*LLORANDO* Chris:) parace navidad! jajaja! quiero que sea navidad!Gisse escribió:cristinasamaniego escribió:
ME ENCANTÓ EL CAPÍTULO!!! AMO A NIALL!!! CUMPLIERON TRES AÑOS! YA ESTÁN GRANDES NUESTROS BEBES!!!!! 3 AÑOS!!!! :sad: :sad: :sad: Chris:)SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII YO IGUAL AMO A NIALL *--*3 AÑOS! OOOH VOY A LLORAR :lloro: :lloro: :lloro:Aun falta mucho para navidad :ccc :lloro: :wut: :gasp: :misery:
Yo sé! Y es mi época favorita! Yo soy la mas entusiasta de toda mi familia en la época de navidad. En serio todo el mes de noviembre y diciembre estoy con una sonrisa de estúpida esperando a que sea navidad, cantando villancicos, regalando cosas a los niños pobres y muchas cosas más... qué nostalgia! Ya quiero que sea navidad!!!!! pero no faalta mucho son solo unos cinco o cuatro meses creo... Chris:)
cristinasamaniego
Re: Diez cosas que hicimos (y que probablemente no debimos haber hecho) (Louis, Niall y tú (April))
cristinasamaniego escribió:Gisse escribió:cristinasamaniego escribió:*LLORANDO* Chris:) parace navidad! jajaja! quiero que sea navidad!Gisse escribió:cristinasamaniego escribió:
ME ENCANTÓ EL CAPÍTULO!!! AMO A NIALL!!! CUMPLIERON TRES AÑOS! YA ESTÁN GRANDES NUESTROS BEBES!!!!! 3 AÑOS!!!! :sad: :sad: :sad: Chris:)SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII YO IGUAL AMO A NIALL *--*3 AÑOS! OOOH VOY A LLORAR :lloro: :lloro: :lloro:Aun falta mucho para navidad :ccc :lloro: :wut: :gasp: :misery:
Yo sé! Y es mi época favorita! Yo soy la mas entusiasta de toda mi familia en la época de navidad. En serio todo el mes de noviembre y diciembre estoy con una sonrisa de estúpida esperando a que sea navidad, cantando villancicos, regalando cosas a los niños pobres y muchas cosas más... qué nostalgia! Ya quiero que sea navidad!!!!! pero no faalta mucho son solo unos cinco o cuatro meses creo... Chris:)
ooow Chris, que lindo :)))voy a seguir la nove :3 ñlasdhfñldkash <3
Gisse
Re: Diez cosas que hicimos (y que probablemente no debimos haber hecho) (Louis, Niall y tú (April))
RETRASO
Cuando llegamos al instituto llevábamos un retraso de quince minutos.
La puerta principal estaba cerrada y tuvimos que llamar al timbre. Una vez que llamabas, se te caía el pelo. Recorrimos el camino de la vergüenza hasta la oficina.
—Llegáis tarde —espetó la secretaria del instituto mientras nos entregaba a los cuatro nuestras respectivas fichas de retraso.
—Doreen, nuestras más sentidas disculpas —dijo Harry, inclinando la cabeza con solemnidad.
—Ha sido por mi culpa —expliqué—. El motor del coche estaba muerto.
—El entierro será después de clase —añadió Harry—. Si pudieras asistir, significaría mucho para nosotros.
—La próxima vez, llamamos a vuestros padres —advirtió ella con una sonrisa.
Traté de conservar mi imagen de chica con agallas; pero por dentro, mientras recogía mi ficha, temblaba.
—Lo siento mucho, muchísimo, de verdad —insistí al tiempo que salíamos del despacho.
—No te preocupes —dijo Niall.
—Desgracias que pasan —añadió Chris mientras me despedía con la mano y subía corriendo las escaleras hasta la segunda planta.
Harry me rodeó con el brazo.
—Lo dije antes y lo vuelvo a decir ahora: el mejor momento del día. A partir de ahora, solo puede ir a peor.
Me eché a reír.
—Gracias por venir a buscarnos.
Niall puso los ojos en blanco frente a su hermano y luego se volvió hacia mí.
—Si quieres que te arranque el coche después de clase, dímelo —se ofreció.
—Gracias. Puede que te lo pida.
—Cuando quieras —dijo Niall girando la cabeza hacia atrás mientras se apresuraba por el pasillo.
Con que agallas, ¿eh? Enderecé los hombros y me dirigí a clase.
CAMINO A CÁLCULO
—Bueno, ¿qué tal la segunda noche? —preguntó Andrea cuando nos reunimos después de Lengua y recorrimos el pasillo camino a Cálculo avanzado—. Cuéntamelo todo.
—Divertida. Cocinamos espaguetis. Vimos la televisión. Nos quedamos levantadas hasta tarde, charlando.
—Ay, qué envidia —dijo con un suspiro.
—Bueno, también hubo un aspecto menos fabuloso: no quité la nieve de encima del coche ni me molesté en arrancarlo y, ahora, se ha quedado sin batería —me detuve antes de añadir la parte relativa a la inundación de espuma, pues me sentía avergonzada, incómoda, por las pocas cosas que había hecho bien desde mi mudanza a casa de Chris—. En fin, ya está. Y tú, ¿qué hiciste?
—Terminé mi solicitud para Israel —respondió—. Por fin.
—¡Enhorabuena!
Andrea iba a solicitar un programa de verano que consistía en un viaje a Kinneret, en Israel. La asociación de campamentos a los que asistía todos los años enviaba a cincuenta alumnos de primero de bachillerato a un viaje a Israel con todos los gastos pagados.
Zayn, su novio de verano, y Shoshanna y Brittany, sus mejores amigas de verano, también lo habían solicitado.
Me sentí celosa.
Los amigos de campamento de Andrea la tendrían durante todo el verano.
—¿Cuándo te dan la respuesta? —pregunté mientras entraba en el aula de Cálculo detrás de ella. Una parte de mí confiaba en que no se lo concedieran. Una parte terrible al estilo de «la- peor- amiga- del-mundo».
—Durante el mes de marzo —respondió.
—Buena suerte —dije yo.
Un segundo después, Lucy Michaels, también conocida como la espía aficionada a los vídeos amateur, entró en el aula y se sentó a nuestro lado.
—¿Qué tal tu coche? —me preguntó, con los ojos abiertos de par en par.
—Mmm… —¿cómo se había enterado de lo de mi coche?—.Bien.
—¿Ah, sí? Pues esta mañana se veía hasta arriba de nieve.
—Sí —respondí—. Es verdad. ¿Cómo es que viste mi coche?
—Vivo a dos casas de Chris.
—Ah —mal asunto.
—¿Y cómo es que te has instalado en casa de Chris? —Preguntó Lucy—. Llevas allí desde el sábado.
Acosadora…
—Mi padre se ha ido a vivir a Ohio, así que me he mudado con ella —respondí—. Con Chris. Y con su madre —no podía averiguar que la madre de Chris no estaba. De ninguna manera.
Lucy me dedicó una sonrisa deliberada.
—Muy interesante.
Entró la señorita Franklin. De treinta y pocos años de edad, era una de esas profesoras jóvenes y guapas que vestían conjuntos atractivos y gustaban a todos los chicos.
—Espero que estéis preparados —dijo mientras daba una palmada—. Este semestre os voy a tener sacando humo por las orejas.
Lancé a Lucy una mirada a hurtadillas, temiendo que la señorita Franklin no iba a ser la única.
NOS VEMOS
Andrea y yo abandonamos el aula a toda velocidad antes de que Lucy nos pudiera seguir. Una vez en la puerta vimos a Louis y a Corinne, que salían de la clase de Economía del señor Gregory, al otro lado del pasillo. El estómago me dio un vuelco. Ahora tenía dos cosas por las que preocuparme durante la clase de Cálculo: que Lucy se me adosara y que Corinne se le adosara a Louis. Odiaba no compartir asignaturas con él; Corinne, al menos, compartía una.
Mientras observaba cómo ambos se reían de quién sabe qué, los hombros se me tensaron de nuevo. Seguramente estaba siendo paranoica sin motivo alguno, pero si por casualidad le concedieran a Corinne una prestigiosa beca de bachillerato en el norte de Siberia no me disgustaría en lo más mínimo. Ojalá viajara ella a Israel en vez de Andrea.
—Hola, Louis —saludó Andrea elevando la voz.
Louis levantó la vista y parpadeó; le habíamos pillado con las manos en la masa. No en sentido literal, claro está; pero tenía un aire de culpabilidad que no hacía nada por tranquilizarme.
—¡Hola! —respondió. Se apartó de Corinne y atravesó el pasillo—. ¿Qué tal?
Me besó en los labios, aunque no por eso me sentí mejor.
¿Por qué tenía que hablar con ella, a ver? ¿Es que no podían ignorarse mutuamente? ¡Era tan ridículo! Traté de relajar los hombros para dar la impresión de que no estaba enfadada.
—Hola, encanto —dije mientras colocaba una mano en su hombro. No permitiría que Corinne me pusiera de los nervios.
Louis era mi novio. Y yo tenía mi propia casa. Y mi propio coche. Ella no era nadie. Una mosca en mi brazo. La aparté de un manotazo y bajé las escaleras con Louis. Acto seguido, me topé con Niall.
—Hola —dijo él—. Entonces, ¿quieres que vaya a tu casa a arrancar el coche después de clase?
Louis pasó la vista de Niall a mí.
—¿Qué pasa aquí?
Le expliqué el problema que había tenido con el coche por la mañana.
—¿Sabrías arrancarlo tú? —le pregunté a Louis.
—Mmm… —se sonrojó—. Tengo una reunión de Triple A.
—Yo me encargo. Sin problemas —Niall se volvió hacia mí —. ¿Quedamos en mi coche, a la salida de clase?
—Yo la llevo a casa —dijo Louis, rodeándome con el brazo—. Nos vemos allí.
—Claro, como quieras.
Mmm. A lo mejor deberíamos conseguir que Niall y Corinne salieran juntos y dar el asunto por zanjado.
JERSEY OBLIGATORIO
—Ya está —dijo Niall cuando mi coche cobró vida con un rugido.
—¡Gracias! ¡Eres el mejor! —exclamé a gritos.
Louis, que estaba de pie a mi lado, dio un ligero respingo.
¡Glup! Le agarré de la mano.
Niall empezó a retirar los cables.
—Déjalo en marcha unos treinta minutos para que la batería se recargue. Luego, debería funcionar sin problemas.
—Gracias otra vez —insistí—. Te lo agradezco mucho.
—Sí. Gracias —dijo Louis.
—De nada, en absoluto.
Nos quedamos parados unos segundos y luego Niall dijo—De acuerdo, niños, ya nos veremos -acto seguido, se montó en su coche de un salto.
—¿Acaba de llamarnos «niños»? —preguntó Louis una vez que Niall se hubo alejado.
—Eso creo —tiré de Louis en dirección a la casa—. Oye, niño, ¿te apetece bajar al sótano? —pregunté.
—Creí que tenías que hacer la compra.
—Hasta las 17.00, no —puntualicé—. Hablando en serio, ¿te apetece ir al sótano? —me incliné hacia él y lo besé, para que supiera a qué me estaba refiriendo. Quería que supiera que el hecho de que Hudson hubiera acudido en mi auxilio no significaba nada.
Consultó su reloj.
—Media hora —dije yo—. Tiempo de sobra —le dediqué lo que traté de que fuera una sonrisa traviesa, sexy.
—Verás, es que tengo que hacer cosas antes de la cena —respondió.
¿Qué?
Le estaba sugiriendo que ambos perdiéramos la virginidad en aquel mismo momento, en mi flamante futón y con total intimidad, ¿y se preocupaba por las cosas que tenía que hacer?
¿Es que había algún problema grave? ¿Se había enfadado porque Niall hubiera venido?
—En ese caso, baja solo quince minutos —le dije mientras recorría su brazo con mi mano—. Te he echado mucho de menos durante las vacaciones.
—April, tengo que irme —repuso él—. Ya me he quedado demasiado tiempo.
—Ah —dije yo.
—Sí —se sacó del bolsillo las llaves del coche—. Bueno, nos vemos mañana, ¿de acuerdo, preciosa?
—De acuerdo. Muy bien.
—Vale —me sonrió. Me encantaban sus hoyuelos.
Me puse a hacer los deberes de Francés mientras estaba sola, hasta que Chris se presentó, por fin, una media hora más tarde. Subí la escalera a saltos y la llamé—Hola, guapa, ¡ya estás en casa! ¡Vámonos de compras! Conduzco yo.
—Guau, ¿siempre estás tan animada después del instituto? Venga, en marcha. Y puedo conducir yo.
Los primeros diez minutos en el supermercado fueron divertidos. Chris iba lanzando cosas al carrito mientras yo observaba, impresionada (¡pan francés!, ¡tortillas para tacos!, ¡queso cremoso con sabor a fresa!). Los diez minutos siguientes fueron menos divertidos. (Aquello parecía un laberinto.) Los diez minutos posteriores fueron un horror.
—Me estoy asando —protesté.
—Quítate el abrigo y espera un rato.
Un minuto después—Me estoy congelando. ¿Es que no pueden subir la calefacción? —pregunté mientras forcejeaba para girar el carrito por una esquina pronunciada en la sección de congelados.
—Ponte el abrigo otra vez. Además, ¿por qué llevas solo una camiseta? Tienes que ponerte un jersey cuando vas de compras al súper. De lo contrario no comprarás todo lo que necesitas en la sección de congelados.—¿Por qué no me lo dijiste antes?
—¿Es que nunca has ido a la compra?
—No.
—¿Nunca?
—Bueno. A veces me quedaba esperando en el coche y escuchaba la radio. Pero, de todas formas, casi nunca hacían la compra en persona. La encargaban por Internet.
Chris se me quedó mirando como si yo viniera de otro planeta.
—Y hablando de cosas que no has hecho… ¿Por qué Louis y tú no os habéis acostado todavía? ¿No lleváis juntos más de dos años? Si tienes que comprometerte en una relación, que por lo menos tengas la ventaja del sexo.
—Estamos trabajando en ello —respondí. Podía ocurrir de un momento a otro.
—No creo que sea cuestión de «trabajo», cariño —Chris soltó una carcajada—. Sino de placer.
—Cuando vivía en casa de mi padre, nunca teníamos intimidad.
Yo no quería hacerlo en la parte trasera de un coche.
Chris asintió con aire de complicidad.
—Entonces, ahora será en cualquier momento, ¿no?
Eso sería lo lógico, claro. Pero yo no estaba tan segura.
—¿Tomas la píldora? —preguntó Chris.
—No.
—¿Quieres tomarla?
—Quizá —repuse yo.
Abrió la puerta del congelador e inspeccionó varios sorbetes.
—Yo voy a empezar a tomarla.
—¿Ah, sí? ¿Y eso?
—Para tener relaciones sin quedarme embarazada. ¿Hola?
—¿Qué usaste la última vez que lo hiciste, con Frank?
Agarró un limón, lo soltó en el carro y me miró. Luego, volvió a mirar el carro. Y luego, a mí otra vez.
—No me acosté con Frank.
—Ah —repuse yo, desconcertada—. Entonces ¿cómo se llamaba ese chico de la función de tu madre?
Empujó el carrito por el pasillo.
—Se llamaba Frank. Solo que no me acosté con él.
—¿Cómo dices? —pregunté, todavía más desconcertada, tratando de alcanzarla—. ¿Por qué me dijiste que sí?
—Se lo dije a todos. Tenía la impresión de que la gente esperaba que lo hubiera hecho. Harry lo hizo y Niall lo hizo y Joanna lo hizo (antes de darse cuenta de que era lesbiana), de modo que dije que yo también.
No supe cómo procesar semejante información. Chris había mentido a todo el mundo. Chris, tan fuerte, tan segura de sí misma, había sentido la necesidad de fingir que era lo que no era. ¿Por qué le importaba tanto lo que los demás pudieran pensar? Supongo que, ya que todos sus amigos lo habían hecho, no había querido ser distinta.
—¿Entonces… eso quiere decir… que eres virgen?
—No tienes que anunciarlo por los altavoces ni nada parecido. Pero sí. Y ya es hora de cambiar la situación. Así que voy a hacer el amor —nos desplazamos hasta la sección de quesos.
Sonreí.
—¿Y con quién piensas hacerlo? ¿Con Harry?
—Ni hablar —dijo con un movimiento de muñeca.
—¿Por qué no? Siempre me he preguntado por qué no estáis juntos.
—No me interesa tener novio, muchas gracias. Y, en todo caso, conozco demasiado bien las escapadas sexuales de Harry. No para de tirarle los tejos a todo el mundo. Esta mañana se los tiró a Doreen, ¡por Dios!
Me eché a reír.
—¡No le ha podido tirar los tejos a Doreen!
—Nunca se sabe. En un ambiente distinto, si no nos conociéramos tan bien…
—Ajá —dije yo—. ¿Por qué estás tan segura de que no quieres un novio?
—Ya estoy demasiado ocupada tal como están las cosas. Y no quiero que nada me retenga aquí. En cuanto me gradúe, me largo.
¡Y tanto que sí! —Chris había solicitado matrícula en las mejores escuelas de negocios para no licenciados del país, entre otras, Wharton y MIT. Pensaba inscribirse en la que le ofreciera el mejor paquete de ayuda financiera—. Lo único que quiero es vivir la experiencia. Saber de qué va.
—¿Y con quién te vas a acostar?
—Con Jean Packinson.
Encogí la nariz.
—¿El pelirrojo ese? ¡Uf!
—¡Me encantan los tíos pelirrojos! Están buenísimos.
—La gente pelirroja es malvada.
—Vamos, supéralo. No culpes a Corinne por lo que Louis hizo.
Simulé estar absorta en la sección de quesos.
—¿Te gusta el queso de cabra?
—No. Mejor el cheddar —repuso ella al tiempo que agarraba dos porciones y las arrojaba al carro—. Buena manera de cambiar de tema.
—Volvemos a Jean. Si te gusta, ¿por qué no lo invitaste la otra noche?
—Porque Jodi Dillon lo pilló el primer día de instituto, en septiembre. Pero esta mañana me he enterado de que han roto.
Soy la siguiente en la fila. La operación «Acostarse con Jean» comienza mañana mismo. Se ahuecó el pelo y cuadró los hombros.
—¿Acostarse con Jean? ¿No salir con él? ¿Solo acostarse?
—Ya te lo he dicho, no pienso perder el tiempo con novios.
Tengo demasiadas cosas que hacer para ser una novia. Aunque me ha llegado la hora de practicar sexo.
—Pero ¿por qué ahora?
—Primero, porque no puedo ir a la universidad siendo virgen. Sería patético —giró por el pasillo de los cereales y lanzó al carrito una caja de Cheerios—. Segundo, tengo que investigar. Es el tema del mes de mi periódico. El sexo. El tema de marzo, en realidad. Un poco tarde para San Valentín, por desgracia, pero no se me ha ocurrido hasta hoy. Creo que es importante practicarlo antes de ponerme a escribir. Así que antes de nada voy a ir a Planificación Familiar a pedir la píldora.
—¿Y no puedes usar un condón, sin más? —ese era mi plan.
—Usaré condón además de la píldora. Los condones se rompen y no pienso ser como mi madre —frunció los labios—. Los accidentes ocurren.
—Muy bien —dije mientras girábamos por el pasillo de productos de limpieza. Me pregunté qué se sentiría al saber que eras el resultado de un accidente. Mis padres estuvieron intentándolo durante dos años antes de tenerme.
—Si también quieres empezar con la píldora, pediré cita para las dos.
—Quizá —le di vueltas a la idea. Empezar a tomar la píldora parecía una actitud responsable. Sexy. De adultos—. Sí, me gustaría tomar la píldora —otra cosa más que ocultarle a mi padre. Lo que me recordaba…—. ¡Ah! ¡Por cierto! ¿Lucy vive en nuestra calle? ¿Con sus padres?
—Sería una coincidencia inverosímil que viviera sin padres en la misma calle que nosotras vivimos sin padres, ¿no te parece?
—¡Ya sabes a qué me refiero! ¿Por qué no me dijiste nada? ¿No es peligroso?
Se encogió de hombros.
—Todavía no ha prendido fuego a la manzana.
—Ja, ja, ja.
—No te preocupes tanto.
Después de media hora en la sección de productos de limpieza (por lo visto, necesitábamos bolsas de basura y bolsas de reciclaje y detergente para la ropa y lavavajillas para lavar a mano que no se pareciera al detergente para el lavaplatos y repuestos para la mopa atrapapolvo y un filtro para la Miele… y gracias, padres, por haberme protegido de todo eso durante tanto tiempo), por fin llegamos a la caja registradora.
El filtro para la Miele costaba sesenta dólares.
—Ni siquiera sé qué es una Miele —comenté.
—Una aspiradora muy cara. Fue un regalo de mi abuela.
—¿Dónde vive ahora tu abuela?
—En una residencia. Voy a verla los martes, después del instituto.
—Eres una buena nieta.
—Ninguno de mis abuelos vivía. Aparte de los padres de Penny. Pero no los contaba. Y aunque lo hiciera, no esperaría que me regalaran una aspiradora. Me enviaban cincuenta dólares para las vacaciones, ahora que me acordaba. Mmm, ahora que me acordaba, debería escribirles para darles las gracias.
La cuenta ascendió a trescientos treinta y dos dólares. ¡Vaya!
—Pago yo —dije mientras entregaba mi tarjeta de crédito—. Considéralo como el alquiler.
Gisse
Re: Diez cosas que hicimos (y que probablemente no debimos haber hecho) (Louis, Niall y tú (April))
Me encantó! Síguela! Perdón por no haber comentado antes pero es que mi hermosa madre me castigo por haber discutido con mis hermanos mayores... y a ellos no los castigó! Huele a preferencia verdad??? jajaj ya no te aburro más. Chris:)
cristinasamaniego
Re: Diez cosas que hicimos (y que probablemente no debimos haber hecho) (Louis, Niall y tú (April))
cristinasamaniego escribió:Me encantó! Síguela! Perdón por no haber comentado antes pero es que mi hermosa madre me castigo por haber discutido con mis hermanos mayores... y a ellos no los castigó! Huele a preferencia verdad??? jajaj ya no te aburro más. Chris:)
HOLA! OH DIOS CUANTO TE EXTRAÑABA CHRIS! :CCC LLORO ASLDÑKHFADKS
QUE LATA LO DE TU CASTIGO. :C ESO ME HUELE A PREFERENCIA AJJAJAJAJ
NO ME ABURRES! AMO TUS COMENTARIOS :)
Gisse
Re: Diez cosas que hicimos (y que probablemente no debimos haber hecho) (Louis, Niall y tú (April))
HOAL! YO TAMBIÉN EXTRAÑABA TU NOVELA! Ya terminó mi castigooooo... pero ayer casi me castigan... la cosa es que fui a una reunión de chicos mayores que yo y a Tom, mi hermano mayor, también lo invitaron :x . Bueno, yo fui y me encontré con Lucas, que es un chico un año mayor que yo, uno de mis amigos más cercanos, está en el mismo grado de Tom y es . Lucas vino, me saludó y empezó a hablar conmigo. Yo le hablé por un rato hasta que vi a Tom y él me estaba haciendo una cosa igualita a esta: . Yo viré los ojos y seguí hablando con Lucas mientras Tom estaba con su novia ( que es una de mis mejores amigas... puedes creerlo, mi mejor amiga desde que éramos chiquitas, es ahora novia de mi hermano mayor ). Un chico pasó al lado nuestro y regó al piso un poco de coca cola y yo, como la idiota que soy, pisé el líquido y casi me resbalo pero Lucas me sostuvo de la cintura con sus dos manos y no dejó que yo me calera y yo, repito soy una idiota, me sostuve de sus hombro para recobrar el poco equilibrio que tengo. Estábamos en una posición un poco raro y, acto seguido, vi a Tom acercarse hecho una furia a pegarle a Lucas. Pero yo me puse enfrente de él y, en vez de pegarle a Lucas, Tom me pegó a mí haciéndome caer al piso. Grité cosas que no voy a repetir y Lucas me ayudó a levantarme. Los cuatro, Lucas, Tom, Sofía(novia de Tom) y yo, fuimos a mi casa en la que mis padres estaban esperándonos. Lucas fue a explicarles todo a mis padres que Tom y yo discutíamos y Sofía trataba de separarnos. Lo que pasó al final fue que Lucas ahora es amigo de mis padres, yo le di las gracias a él por ayudarme a no caer, Sofía estaba enojada con Tom por armar un escándalo (dijo estaba porque ya se arreglaron, en serio se quieren demasiado mi hermano y ella) y Tom está castigado por haberse portado como un niño pequeño!!! Tom está castigado!!! Primera vez! Bueno chao y no me importa si no lees toda esa cosota que te escribí porque en serio es largaso. Cuídate! Chris:)Gisse escribió:cristinasamaniego escribió:Me encantó! Síguela! Perdón por no haber comentado antes pero es que mi hermosa madre me castigo por haber discutido con mis hermanos mayores... y a ellos no los castigó! Huele a preferencia verdad??? jajaj ya no te aburro más. Chris:)HOLA! OH DIOS CUANTO TE EXTRAÑABA CHRIS! :CCC LLORO ASLDÑKHFADKSQUE LATA LO DE TU CASTIGO. :C ESO ME HUELE A PREFERENCIA AJJAJAJAJNO ME ABURRES! AMO TUS COMENTARIOS :)
cristinasamaniego
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