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Stay Strong. -Mantente fuerte.-
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Stay Strong. -Mantente fuerte.-
ItzelGaleana escribió:Oh por dios tu nove esta buenisisma siguela....
https://onlywn.activoforo.com/t52506-enamorada-de-2-hombres-a-la-vez-zayn-malik-harry-styles-y-tu
Muchas gracias. ♥ La seguiré pronto, un besito.
Raichel
Re: Stay Strong. -Mantente fuerte.-
LittleDirectioner escribió:WOW. ME ENCANTÓOOOOOO. *-*SIGUELA POR FAVOR.TE AMO. <3
Meeee alegro. :$$
la seguiré pronto.
Yo mááás. <3
Raichel
Stay Strong. -Mantente fuerte.-
STAY STRONG.
DIEZ.
{1ª Parte.}
Llegó el vienes, el día más esperado por todos los adolescentes, botellones, salidas de compras... Lo normal en chicos y chicas de mi edad, pero yo lo iba a pasar en casa, a pesar de las mil veces en las que Alice me dijo que la acompañara a ir al centro comercial. Mi respuesta fue un no rotundo, quería quedarme en casa, tranquila, leyéndome alguna que otra novela. Aun que tenía la pequeña esperanza de que Jona me dijera algo de salir.
Alice: Ya habrás quedado con Jona. Dímelo que no pasa nada, boba.
Alex: Alice, te juro que no, quiero acabar de leer las novelas que tengo, por eso me quedo en casa.
Alice: Te tendré que creer.
Alex: ¿Gracias? -las dos reímos. - Por cierto, tendrías que estudiar, los exámenes están a la vuelta de la esquina.
Alice: Alex, quedan todavía una semana y media, ya me las apañaré.
Alex: ¿Cómo la última vez?
Alice: Lo siento, en serio.
Alex: Da igual. - No me quería enfadar con Alice. Es la única amiga que tenía desde hace un par de años. Todas me habían dejado de lado y se habían ido con Susan, ya que las ofrecía el puesto de ser animadora del instituto. Alice fue la única que permaneció a mi lado, la única que era una amiga de verdad.
Alice: Por cierto, Alex.
Alex. ¿Qué pasa?
Alice: ¿Qué tal con tu novio?
Alex. ¿Qué novio? - dije sonrojándome.
Alice: ¿Quién va a ser? Jona.
Alex: Ah, bien, estamos... normal.
Alice: Vamos, que os coméis los morros todo el tiempo que podéis. - se empezó a reir, y la di en el brazo.
Alex: ¡Bruta!
Alice: Perdón, señorita Jones. -rió otra vez, y yo me uní a ella. - ¿Pero, estáis juntos, o no?
Alex: ¡No! - respondí rápidamente. - Bueno, no sé. Es algo raro.
Alice: Ya me contarás. Luego te veo que por ahí viene tu amado. - Señaló un poco y yo sonreí tímidamente. Nos abrazamos y se fue. Chocó los cinco con Jona. Se habían hecho muy amigos, eso me gustaba. Se quedaron parados y fue cuando Alice me señaló y Jona sonrió como un niño pequeño.
Alice se fue y Jona vino hacia mi.
Jona: Hola, pequeña.
Alex: Hola. - me puse de puntillas y le di un suave beso en los labios. - Sálvame, tengo ahora gimnasia. - Jona se quedó pensativo y al fin, habló.
Jona: Te voy a ir a ver.
Alex: ¿Qué? No, no, no, ni se te ocurra.
Jona: ¿Por qué no puedo?
Alex: Pues porque no. Ni se te ocurra, Jonathan.
Jona: Vale, vale, doña Alexandra.
Alex: No me hables. Odio que me llamen así.
Jona: Ven aquí. - me abrazó. Uno de esos abrazos de 'te quiero, nunca te voy a dejar' propios de Jona. De mi Jona. Mi Jona... No, no es mío. Exactamente no somos pareja ni nada por el estilo, así que no es mi Jona. Pero... algo tenemos. Somos como dos polos opuestos, que se atraen cada vez más, y nunca se pueden separar, nunca. Él me estaba ayudando a olvidarme de Mark. Mark... Debería darle las gracias. Por él soy algo más fuerte en esta vida. Oh, y Susan... A ella no. La odiaré con toda mi alma siempre. - ¿Qué te pasa? - dijo separándose para poder verme.
Alex: ¿Qué?
Jona: Nada, da igual. Luego tengo que hablar contigo, es algo importante.
Alex: ¿Al fin me vas a contar algo de ti, de tu pasado ese tan misterioso que no me lo puedes contar, ya que es demasiado pronto? - Sonrisa pícara. Su sonrisa. Alex, atenta. Sabes que pasa cuando te sonríe así.
"No te embobes, no te embobes, no te emb..." Mierda.
Jona: No, eso no es importante.
Alex: Para mi sí es importante.
Jona: Es más importante lo que te tengo que decir después.
Alex: Vale. - dije algo confundida.
Jona: ¿Estás enfadada?
Alex: ¿Qué? ¡No! ¿Eres bobo? No lo estoy en serio. - dije mientras rodeaba su cuello con mi brazos y él posaba sus manos en mi cintura. Se disponía a besarme pero justo el timbre sonó.
Jona: Mierda. - dijo a regañadientes.
Alex: Adiós, Jona. - me separé de él para no llegar tarde al gimnasio, pero me cogió rápidamente y me besó. Fue un beso dulce. Bonito y dulce. Pero esta vez era distinto, parecía tener miedo. Me separé lentamente con una tímida sonrisa. - Adiós, anda.
Jona: Hasta luego. - dijo guiñándome un ojo.
Alex: Ni se te ocurra, Jona. - Lo único que oí era su risa, ya que estaba llendo deprisa al gimnasio para no llegar tanto. No pude evitar sonreír.
Por suerte, no fui la última en entrar, pero Maxi, el profesor de educación física, ya había comenzado a hablar.
Maxi: ¿Qué tal, chavales? Hoy vamos a jugar al beisbol, pero fuera, en el patio para que haya más espacio, pero antes, os quería presentar al nuevo compañero que vais a tener. - Oh, no, por favor, no. Que no sea Jona. - Su nombre es Jonathan. - Entró por la puerta y recorrió rápidamente la fila de alumnos hasta llegar a mi, que cuando me vio sonrío. Yo intenté parecer enfadada, cosa que no podía estarlo. Jona me estaba gustando demasiado. - Jonathan, siéntate. - le dijo haciéndole un gesto con la mano. Jona se sentó a mi lado.
Jona: Te dije que iba a verte. - me susurró al oído. Mis mejillas empezaron a tomar color, otra vez y una pequeña sonrisa iluminó mi cara. Maxi acabó de hablar, cosa que no esuché porque estaba embobada con Jona desde que entró.
Maxi: Entonces eso es todo, salgamos fuera.
Perfecto, beisbol, mi deporte.
Todos nos levantamos y salimos.
Dos de los alumnos empezaron a elegir gente para estar en su equipo. Fui elegida por mi mejor amigo, junto con otras nueve personas, de las cuales, ninguna era Jona.
Ya era una costumbre escuchar música mientras jugábamos. Hoy tocaba 'Eléctrica' {https://www.youtube.com/watch?v=PNko-zGEe9E&feature=c4-overview-vl&list=PL13C14507A92977C3} y el partido comenzó.
Nos tocaba batear, decidimos que yo fuera la primera. Oh, esta vez Jona era el que tiraba la pelota. Esto sería entretenido.
Jona: Ten cuidado, no te rompas una uña, pequeña. - me vaciló con su usual sonrisa de siempre, sí, la que me volvía loca, la pícara sonrisa de Jona.
Alex: Tranquilo, te dedicaré mi primera carrera, por ser tú. - Jona no pudo evitar reír y, después de esto, tiró la pelota.
Tuve buenos reflejos y le di la primera vez. Tiré el bate al suelo y corrí con todas mis fuerzas por las bases. 'Corre, corre' Oía de fondo. Llegué a la cuerta base y decidí pararme, no me daría tiempo a llegar a la quinta o incluso a la sexta y estaría eliminada. Un segundo después de pararme Jona tocó con la pelota el suelo. Me imaginé su cara y no pude evitar reir.
El segundo que bateaba era mi mejor amigo, Harry, ese pequeñajo de rizos con esos ojos que enamoraban a cualquier chica junto con sus hoyuelos.
Dio tan fuerte con el bate que la pelota casi salió del recinto. Corrí hasta la sexta base para finalizar mi carrera, di media vuelta y vi como Harry iba a hacer un home-run. Pasó por la sexta base y no paró, estaba dispuesto a hacer una carrera más, pero en la segunda base paró.
Harry se ayudó con su mano derecha y con un movimiento de cabeza a quitarse los rizos de su frente. Me miró satisfecho.
Alex: Bien jugado, pequeño. - grité para que me oyera. Me sonrió, saliéndole esos hoyuelos de los que una vez estuve enamorada. - Mi querido Jona, - dije dirigiéndome a este - mi carrera iba dedicada totalmente a ti. - Le guiñé el ojo derecho, intentando parecer tan seductora como él, cosa que no conseguí o eso creí.
El partido llegó a su fin y los equipos quedaron empates. Fui a los vestuarios y, cuando acabé de cambiarme de ropa y asearme, salí, pero escuché unas voces y me quedé en la puerta intentando que no supieran que estaba allí.
Harry: Bien jugado. - le dijo con una sonrisa. - Soy Harry. - Le extendió su mano.
Jona: Jona. - dijo agarrándole la mano con una sonrisa.
Harry: Eres nuevo, ¿no?
Jona: Sí, vine hace como una semana.
Harry: Pues te la has ganado.
Jona: ¿Qué?
Harry: A Alex, te la has ganado. - dijo con una sonrisa, aun que pude notar que en sus palabras había algo de tristeza.
Jona: ¿Tú crees? - dijo con una sonrisa que le lucía por toda la cara.
Harry: Sí, conozco a Alex desde que éramos dos enanos y nunca ha mirado a nadie como te ha mirado a ti. Ni a Mark. Jona, no sé que la has hecho, pero te la has ganado, es tuya. - Guau, Harry me conocía bastante bien. La verdad es que sí que me estaba enamorando de Jona.
Jona: Me alegra oírte decir eso, en serio.
Harry: Es muy grande, cuídala.
Jona: Lo haré. - dijo con una sonrisa.
Cuando estuve segura de que Harry se había ido, salí del vestuario.
Alex: ¿Nos vamos? - le dije sonriendo, después de darle un suave beso en los labios.
Jona: Vamos. - dijo agarrando mi mano derecha.
{...}
Las tres últimas horas se pasaron volando, entre que eran clases que me interesaban y que Jona ocupaba más del cien por cien de mis pensamientos, se me hicieron muy cortas.
El timbre sonó indicando que las clases habían terminado al fin. Fui a mi tequilla a coger los libros que necesitaba para este fin de semana, cuando acabé, me dirigí a la taquilla de Alice.
Alex: ¿Vamos? - dije sonriendo.
Alice: ¡Ay, Alex! Se me olvidó decirte que mi madre me venía a buscar, lo siento. - dijo preocupada. - ¿Quieres que te llevemos a casa?
Alex: No pasa nada Alis, y da igual, me apetece caminar. - dije con una sonrisa para que se dejara de preocupar.
Alice: Eres genial. - dijo dándome un beso en la mejilla derecha.
Alex: Tú, que me enseñaste a serlo. - la miré y me sonrió.
Los pasillos del instituto ya estaban desiertos. Nos dirigimos a la salido, y después de despedirnos con un abrazo, Alice subió al C4 de su madre.
Me puse los cascos y empecé a escuchar una pequeña canción a piano, Impossible creo que se llamaba. Cuando quedaban un par de calles, escuché un pitido detrás de mí. Me di la vuelta y vi un precioso descapotable negro. La ventanilla del copiloto se abrió y vi su sonrisa. Era Jona. Guau, ¿él tenía este coche? Me quité un casco y bajé.
Jona: ¿Te llevo, preciosa?
Alex: Guau. ¿Es tuyo? - Es lo único que pude decir.
Jona: Más o menos. ¿Subes? - dijo abriendo la puerta.
Alex: Vale. - dije tímidamente. No sé porque era tan tímida cuando estaba con Jona.
Entré. El coche era bastante espacioso por dentro, más de lo que parecía por fuera. Miré a Jona y él me sonreía dejándome ver su hilera superior de dientes malditamente perfectos. Sus ojos verdes pardos me miraban intensamente. Su mano izquierda subió a mi nunca y me acercó hacia él, haciendo que nos fundiéramos en un beso. Cuando nos separamos, al cabo de unos segundos, no pude evitar sonreír.
Jona: Bueno, y, ¿dónde vives?
Alex: Sigue recto, y en la segunda calle, giras a la derecha hasta el final.
Jona: Vale.
Cuando el motor paró, me quedé quieta. Pensé en cómo había cambiado todo en unos días. Mark y yo lo hemos dejado, me tenían que operar, y, lo que más miedo me daba, me estaba enamorando perdidamente de Jona. Recordé cuando nos conocimos. Fui muy borde con él. Estaba enfadada, o triste, no sé, por Mark, y él me hizo la maldita pregunta en el peor momento: Que si tenía novio, no pude más. Por no llorar le contesté. Luego resultó que no era el típico chico popular perfecto que se lleva a todas las chicas perfectas del perfecto instituto. Ese chico que suele ser la persona más borde del mundo. Pero no, Jona no era así, o al menos creía yo por esa temporada.
Jona: Ya hemos llegado, pequeña.
Alex: Humm... Sí.
Jona: ¿En qué pensabas?
Alex: Oh, nada, nada...
Suspiró. Ya era la tercera vez que pasaba esto. Yo me quedaba pensando y cuando él me sacaba de mis pensamientos, yo era borde y fría con él. Esto debía acabar.
Me quité el cinturón y me subí encima de él a horcajadas. Enrollé mis manos por su cuello y le empecé a besar apasionadamente. Nuestras lenguas se encontraron y se juntaron como si hubieran estado años y años sin haberse tocado.
Raichel
Stay Strong. -Mantente fuerte.-
STAY STRONG.
DIEZ.
{2ª Parte.}
Jona: Alex... Para...
Alex: Te quiero.
Jona me miró seriamente y luego su rostro se ensombreció.
Jona: Alex, tú no me puedes querer... No sabes cómo soy en realidad.
¿Qué?
Alex: Jona, ¿qué dices?
Jona: Nada, da igual.
Alex: No, no da igual. ¿Por qué dices eso?
Jona: Porque yo no te convengo, Alex. Y yo...
Alex: ¿Tú, qué?
Jona: Alex, me estoy enamorando de ti, y no, no puedo, no soy buena gente.
Alex: Jona, eres la mejor persona que he conocido. - dije besándole de nuevo.
Jona: No, Alex, jod*r. - dijo quitándome de encima suyo y poniéndome en el asiento del copiloto otra vez. - vete a casa, Alex...
Alex: Jona... Yo... Lo siento, en serio.
Jona: Da igual. - sacudió con la cabeza y volvió a sonreír para que no me preocupara. - ¿Vas a salir hoy?
Alex: No creo, me quedaré en casa. - Jona levantó las cejas.
Jona: ¿En serio? Alex, es viernes.
Alex: Ya, pero no soy de salir.
Jona: Pues hoy vas a salir. Te recojo a las cinco y media. Ponte guapa. - me guiñó un ojo.
Alex: Bueno, vale.
Me sonrió y me dio un beso en los labios.
Alex: Adiós.
Jona: Adiós, preciosa.
Salí y cerré la puerta del copiloto después de coger la mochila, después me dirigí a mi casa. Abrí y había una nota pegada en la pared, fui a leerla.
"Hoy comes sola. Papá y yo tenemos trabajo, tu hermana está con Erica y tu hermano en la excursión. Sólo tienes que calentar la comida, te quiero. Mamá."
De pronto tuve una idea y rápidamente me dirigí a la entrada abriendo la puerta. Corrí hacia el coche de Jona antes de que se fuera.
Alex: ¡Jona! - grité. La ventanilla del copiloto se bajó.
Jona: ¿Qué pasa?
Me bajé un poco, para poder verle bien.
Alex: Me… me preguntaba si querías comer en mi casa… es que… estoy sola. – dije algo entrecortada.
Jona: ¿En serio? – dijo con una sonrisa algo pícara.
Alex: Sí. – le devolví la sonrisa.
Jona: Vale. Una cosa, ¿dónde puedo aparcar el coche?
Alex: Oh, déjale en mi cochera.
Jona: Vale.
Cuando Jona aparcó, salió del coche y entramos los dos en mi casa.
Alex: ¿Quieres que pidamos unas pizzas?
Jona: Claro. – dijo sonriéndome.
Después de pedirlas, fuimos a la cocina y sacamos platos y vasos.
Alex: Un momento, que me voy a cambiar de ropa. No vengas, eh.
Jona rió y sólo me dedicó una de sus bonitas sonrisas.
Subí las escaleras y me dirigí a mi habitación. Abrí la puerta y vi un osito de peluche encima de mi gran cama. Había una nota encima de él: “Tata, hoy voy a comer con Erica, ¿a que es guai? Cuida de Teddy, porfa. Te quiero mucho, Kate.”
Sonreí al terminar de leerlo. Mi pequeña Kate. Había veces en las que me irritaba tanto que no la quería ni ver. Pero otras… Otras veces era la mejor de todas. Venía siempre a disculparse si había hecho algo mal, con esa bonita sonrisa con braquets. No había conocido a alguien que le quedara bien el aparato en los dientes. Kate era demasiado especial para mí.
Cogí el oso de peluche y lo puse encima de mi escritorio. Fui hacia mi armario y cogí unos shorts blancos y una camiseta de estar por casa. Los dejé en la cama y empecé a desvestirme. Cuando me quité la camisa que llevaba, fui hacia el espejo. Suspiré cuando vi las pequeñas cicatrices que nunca sanarían en mi cuerpo. 'Eso es parte del pasado' me dije a mi misma. Fui hacia mi cama y me quité el pantalón. De repente sentí unos brazos abrazar mi cintura. Me di la vuelta rápidamente.
Alex: Te dije que me esperaras abajo. Me has asustado, Jona.
Jona: Venía para avisarte de que las pizzas ya están aquí, y, bueno... Ahora tengo mejores vistas. - dijo acercándome más hacia él mientras se mordía su labio inferior.
Alex: Hay que pagar al pizzero. – dije intentando separarme, cosa que no conseguí.
Jona: Ya le pagué yo.
Alex: ¿Qué? No. Soy yo la que te ha invitado, así que lo tengo que pagar yo.
Jona: Que da igual, lo que sea por mi chica.
Alex: ¿Cómo tu chica? – dije asombrada.
Jona: Bueno, eh… Esto era… era lo que te quería decir… Tú… ¿Tú quieres salir con… conmigo?
Alex: ¿Tú? ¿Y yo? ¿Juntos? – sonreí como si fuera una enana dentro de una tienda de golosinas.
Jona: Sí…
Alex: Sí, sí que quiero. –y le besé dulcemente. Cuando nos separamos los dos sonreíamos. - ¿Me dejas vestirme? – dije sonrojándome.
Jona: oh, claro. Yo… Yo voy abajo.
Alex: Gracias.
Terminé de vestirme y bajé. Jona estaba sentado en el sofá viendo la televisión. “Oh, Patricio, esto no es así.” Escuché salir de esta. Entré en el comedor riéndome y Jona me miró sonriendo, dejándome ver sus perfectos dientes.
Alex: ¿Bob Esponja? ¿En serio?
Jona: oh, es que estoy acostumbrado… por mi hermano y eso… -dijo algo nervioso.
Alex: Eh, tranquilo Jona, hay veces que yo lo tengo que ver, por Kate. – dije sentándome en el sofá con él.
Jona: ¿Kate? – preguntó extrañado.
Alex: Mi hermana pequeña.
Jona: Oh, tengo una pequeña cuñada, eh. – dijo con su habitual sonrisa y su guiño de ojo.
Alex: también tienes un cuñado. Mayor. – reí.
Jona: Oh… - Yo sólo pude reírme más.
Alex: ¿Comemos?
Jona: ¡Claro! – se levantó y se dirigió hacia la cocina. A los pocos minutos Jona entró con dos pizzas en las manos. – El pizzero ya está aquí, señorita. – dijo acercándose al sofá donde yo estaba sentada.
Alex: Oh, pues no tengo mucho dinero… No sé cómo pagarte. – dije mientras ponía cara de niña pequeña, buena, de no haber roto un plato. Cogí las pizzas y las dejé en la mesa.
Jona: Oh, entonces me tendrás que pagar de otra forma. – dijo con su sonrisa pícara y guiñándome un ojo.
Alex: ¿Cómo? – me acerqué a él poco a poco, enrollando mis brazos sobre su cabeza. Toqué su sedoso y perfecto cabello, era genial.
Jona: Como tú quieras. – Al fin me besó. Empezó siendo dulce y continuó siendo un beso apasionado, lleno de amor y una pizca de lujuria a la vez. Sus manos recorrieron toda mi espalda y fueron posadas debajo de mi culo, haciendo que me acercara más hacia él.
Unos cuantos segundos después nos separamos, nuestras respiraciones estaban agitadas. Él me dio un suave beso en los labios. – Te quiero. – me dijo en un susurro. Yo sonreí y le volví a besar, nuestras lenguas entrelazadas estaban haciendo una pequeña pelea en nuestras bocas. Jona me impulsó un poco y yo subí mis piernas enrollándolas alrededor de su cintura. Todo era perfecto. Nuestro beso se podía describir en dos palabras: Lujuria y amor, sobre todo amor, muchísimo amor. Noté como Jona iba andando, conmigo encima todavía, hacia el sofá. Él me apoyo en él y se puso encima de mí. Cada pierna estaba a cada lado de mis caderas, su brazo derecho se apoyaba en el sofá mientras con su mano izquierda ponía un mechón de pelo detrás de mi oreja. ¿He dicho ya que todo era perfecto?
Jona: Mierda… Alex, para, en serio. – me dejó de besar.
¿Qué?
Alex: ¿Qué? ¿Por qué? – Se levantó.
Jona: Si sigo no voy a poder parar, Alex.
Alex: Oh… Vale. – dijo acomodándome en el sofá.
Jona: Vamos a comer, anda.
Alex: Sí, vamos. – dije algo desilusionada.
Raichel
Stay Strong. -Mantente fuerte.-
STAY STRONG.
ONCE.
Ya eran las cuatro menos veinte de la tarde, Jona se había ido hace diez minutos, hoy la tarde la pasaría con él.
Tenía que prepararme. Estaba demasiado nerviosa.
Cogí una toalla y la ropa que me iba a poner. Mientras me duchaba estuve pensando si Jona hacía esto por algo, tal vez le gustaba o quizá tenía otras intenciones, entendedme, hacía poco que le conocía y todo había ocurrido demasiado rápido. Pero algo me decía que debía confiar en él.
Me vestí en el baño con algo fresco, me puse los shorts que me puse antes y una camiseta blanca que ponía ‘Life your dreams’, junto con unas botas marrones camperas.
Me sequé el pelo y me hice una trenza en él. Eché algo de colorete en mis mejillas ya que estaba muy pálida. Me puse un poco de delineador de ojos y algo de brillo en los labios.
Cogí mi bolso y metí mi móvil, la cartera con dinero y llaves. Justo estaba bajando las escaleras cuando llamaron a la puerta. Miré el reloj, las cinco y media. ¡Qué puntual! Abrí la puerta y me encontré a Jona vestido con unos pantalones pitillo azules oscuros que no le quedaban nada mal, llevaba una camisa blanca que tenía los primeros botones abiertos que dejaban verle un pequeño colgante. Guau, estaba espectacular.
Jona: Hola, preciosa, estás genial. – dijo besando mis labios.
Alex: Lo mismo digo. – dije cuando nos separamos.
Jona: ¿Vamos?
Alex: Claro, pero, ¿A dónde vamos?
Jona: Es una sorpresa. Simplemente cierra los ojos, y cuando lleguemos ábrelos.
Nos dirigimos a una moto que estaba aparcada en frente de mi casa.
Alex: ¿Es tuya?
Jona: Sí.
Alex: Pero, ¿no tenías un coche?
Jona: no, no, el coche es de mi padre, esta pequeña es mía.
Alex: Oh, interesante. – dije poniéndome el casco y subiéndome a la moto.
Recordé lo que me dijo antes y cerré los ojos.
Cuando paró la moto inmediatamente abrí los ojos, un precioso parque lleno de flores se encontraba delante de nosotros, una fuente se situaba en medio de esa preciosa reserva natural.
Alex: ¿Dónde estamos? - Pregunte maravillada.
Jona: Bueno, aquí es donde vengo cuando me encuentro mal, o necesito reflexionar.
Alex: Vaya, nunca imagine que el mismo Jonathan vendría a estos lugares a reflexionar.
Jona: Bueno, ¿te gusta?
Alex: Me encanta.
Jona: Supuse que sería así.
Alex: ¿Cómo?
Jona: Intuición.
Nos sentamos en el césped al lado de la fuente, algunas gotas caían salpicadas en nosotros, pero no nos importaba se estaba muy a gusto. Apoye mi cabeza en el hombro de Jona, el olor a tabaco era muy fuerte.
Alex: Deberías dejar de fumar, es malo.- Dije con la mirada en aquella fuente.
Jona: Muchas cosas que hacemos día a día son malas.
Alex: Ya, pero el tabaco es distinto, el tabaco mata, ¿acaso quieres morir?
Jona: Bueno, antes deseaba desaparecer, pero ahora tengo una razón para no hacerlo.
Alex: ¿A si? ¿Cuál? - Pregunte mirándolo extrañada.
Jona: Tú. - Me dedicó una de sus mejores sonrisas.
Me sonrojé y él me besó.
Jona: Ven. - Me cogió de la mano y me levantó.
Alex: ¿A dónde me llevas esta vez?
Jona: Ya lo veras.
Cruzamos todo el parque, posiblemente llegamos hasta la otra punta. Jona me llevó a un precioso lago, donde en él, la puesta de sol se escondía.
Yo admiraba ese paisaje atónita, y de pronto Jona me cogió en brazos, sabía sus intenciones y empecé a gritar.
Alex: ¡Jona ni se te ocurra! ¡Suéltame! ¡Jona!
Y los dos caímos al agua, Jona se empezó a reír a carcajadas, yo le miraba seria y enfadada, pero su risa era tan contagiosa que me empecé a reír yo también. Y tras varias risas sin control acabamos intentando mojar uno al otro más de lo que estaba, como si eso fuese posible.
Alex: ¡Jonathan Reeve! De esta te vas a enterar. - Empecé a correr detrás de él, pero no logré alcanzarlo, así que caí rendida en el césped.
El se acercó.
Jona: Me encanta cuando te enfadas. - Se tumbó a mi lado.
Alex: No me tientes Reeve.
Jona: No empecemos Alexandra.
Le lancé una mirada fulminante.
Alex: No soporto que me llamen así, y lo sabes.
Jona: Huy, que miedo. - Dijo irónicamente.
Alex: Deberías.
Jona: Pues no me das miedo.
Alex: Ni tú a mí.
Jona: Eso habrá que verlo.
Alex: No me asusta nada de ti, Jona.
Me acarició la cara suavemente, como queriendo decir algo que estaba prohibido.
Jona: No me creo lo que voy a decir ahora, ya que no es propio de mi, pero... creo que sí que me he enamorado de la persona a la que espero desde hace tiempo.- Y tras esas bonitas palabras me plantó un beso lento pero dulce.
Raichel
Re: Stay Strong. -Mantente fuerte.-
Alis acaba de morir. Yeah. *puño al cielo*
Okay, me encantó los capitulos. Me acabo de enamorar de Jona, es tan asdfghjk. Tú seguro que me entiendes perfectamente.
ewé. Siguela pronto, please.
Y ahora se despide tu fiel lectora, Alis.
LittleDirectioner
Re: Stay Strong. -Mantente fuerte.-
Aw. :')LittleDirectioner escribió:
Alis acaba de morir. Yeah. *puño al cielo*
Okay, me encantó los capitulos. Me acabo de enamorar de Jona, es tan asdfghjk. Tú seguro que me entiendes perfectamente.
ewé. Siguela pronto, please.Y ahora se despide tu fiel lectora, Alis.
Sí, es muy asdfghjk que a mi también me tiene loca. :'3
La seguiré muy pronto.
Gracias por leer. ♥
Raichel
Stay Strong - Mantente fuerte.-
STAY STRONG
DOCE
Llegó el fin de semana y no hice nada. Mis padres no trabajaban esos dos días y Chase, Kate y yo decidimos pasarlo junto a ellos.
Tuvimos la brillante idea de prepararles el desayuno, cosa que no salió nada bien en el momento que dejé solos a Chase y a Kate para ir al baño a lavarme los dientes.
Cuando llegué a la cocina estaba todo manchado, sí, todo, la encimera, la mesa, los cajones... Todo. Un desastre.
Chase y Kate estaban en el suelo con su cara de desesperación, llenos de harina. No sé de donde salió la harina, puesto que íbamos a prepararle un chocolate caliente con churros que iba a ir a comprar. En fin, son Chase y Kate.
Alex: ¿Qué ha pasado aquí?
Chase: Ha sido... Todo muy rápido.
Alex: Pues sí, en dos minutos. Chase, por dios, que eres más mayor que yo, que tienes 19 años.
Chase: La edad solo es un número, preciosa. - sonrió y me guiñó el ojo. ¿Qué? Mis mejillas empezaron a coger color y a calentarse. Me había recordado a Jona.
Alex: ¿Eres bobo? - dije nerviosa. - Voy a por los churros, cuando vuelva, quiero ver todo esto recogido, y haz el favor de limpiar a Kate, que está blanca, hasta el pijama. Le echas a lavar. Pero eh, no pongas la lavadora, no sea que explote. - reí.
Chase: Ja, ja, já. Que risa. Si soy así de...
Alex: ¿Tonto? ¿Bobo? Oh, ya sé, infantil. - reí otra vez.
Chase: Gracias... Es porque me parezco a ti.
Alex: Más te gustaría. - me eché el pelo hacia atrás, haciéndome la interesante. - Adiós, anda, ahora vengo.
Kate: Adiós, tata.
Chase: Adiós.
{...}
Llegué al puesto de los churros, el cual esta vez estaba bastante cerca de mi casa. Me tocó rápidamente, ya que era temprano. Pedí una docena de estos, pagué y fui en dirección a mi hogar, cuando una moto se puso en mi camino, cosa que reconocí al instante por la jota que había en las llantas de las ruedas. Jota de Jona. ¿Qué hacía tan pronto levantado? Apenas eran las ocho y media de la mañana. Paró en frente de mi y se quitó el casco.
Jona: ¿A dónde vas tan temprano?
Alex: Ahora mismo, a casa.
Jona: Oh, entonces, ¿de dónde vienes?
Alex: De comprar churros. – le señalé la bolsa donde les llevaba.
Jona: Se te van a enfriar.
Alex: Llego a casa en menos de diez minutos.
Jona: ¿Quieres que te lleve?
Alex: No creo que a mi madre la guste que llegue a casa a las ocho y media de la mañana subida en una moto… No creo que sea buena idea.
Jona: Ah, que eres la típica niña buena.
Alex: Exacto.
Jona: Y supongo que tendrás notas excepcionales.
Alex: Claramente.
Jona: Interesante. – reímos. – Entonces subes o no.
Alex: No sé. – Jona suspiró y se llevó las manos a la cara con desesperación.
Jona: Entonces me voy, o qué.
Alex: Es que… No me has dado ni un beso ni nada. – dije poniendo cara de cachorrillo.
Sonrisa pícara de Jona. Ay, me muero. Me mata su sonrisa. Mírale a los ojos, Alex, a los ojos.
Jona se bajó de la moto dejando el casco encima de ella y me cogió de la cintura haciendo que girara como en las películas de amor cutres, que a la vez me enamoran tanto. Sólo me faltaba tener un vestido con vuelo. Jona era un personaje sacado de alguna de esas películas. Era perfecto. Después de varias vueltas, me posó en el suelo y me besó dulcemente. Jona siempre me trataba como si me fuera a romper en cualquier momento.
Jona: ¿Y ahora? ¿Te llevo a casa? - dijo cuando se separó.
Alex: Humm... Vale. - dije con una sonrisa.
Nos montamos en la moto cuando nos pusimos el casco cada uno. Me agarré a mi cintura y posé mi cabeza en su espalda. Vi que no arrancaba y me separé unos centímetros de él.
Alex: ¿Por qué no arrancas?
Jona: He tenido una idea.
Alex: Sorpréndeme.
Jona: Vas a llevar tú la moto.
Alex: ¿Qué yo qué?
Jona: Sí, la vas a llevar tú. Venga, vete para delante. - dijo bajándose de la moto y empujándome para que me pusiera delante de él. Debía bromear.
Alex: ¿Estás bromeando, no?
Jona: Para nada. - dijo con una sonrisa triunfante. Levanté mis cejas, sorprendiendome. - ¿Qué pasa?
Alex: No la voy a conducir yo.
Jona: ¿Por qué?
Alex: Tengo miedo. - Jona rió. - ¡Hey! No te rías. - Me quité el casco y me bajé de la moto, como él había hecho, posando el casco en el asiento de la moto. - Me voy andando, adiós. - Vale, me piqué porque se rió, sí, pero yo tenía miedo. Me fui en dirección a mi casa.
Jona: Alex. - no le contesté. -¡Alex! - tampoco. - ¡Alex, ven!
Alex: ¡¿Qué quieres, Jonathan? - dije gritando y dándome la vuelta con cara de enfado. Se quedó pálido. Le djé sin palabras. Recobró la postura después de un par de segundos y se acercó a mi.
Jona: Lo siento. - dijo bajando la cabeza. - Si quieres no la conduzcas, solo era una broma, bueno, si quieres ponte tú delante, o como quieras, pero perdóname, lo siento por reírme, en serio. - este no era el Jona que conocí el primer día. No era el Jona arrogante y ligón del primer día. Había visto su parte tierna. Alcé mi mano derecha y la posé suavemente en su mejilla derecha. Jona bajó algo la cabeza hacia mi mano, para poder sentir mejor el tacto. - Lo siento, en serio.
Alex: No pasa nada, bobo. - dije acercándome a él y abrazándole. Él me respondió abrazándome con fuerza. Estuvimos así un par de minutos, me separé con pequeñas lágrimas en los ojos.
Jona: Hey, pequeña, ¿por qué lloras?
Alex: No me dejes nunca, Jona, no me dejes. - Volví a abrazarle con fuerza y a llorar desconsoladamente. Empezó a acariciarme el pelo suavemente.
Jona: Sh... Tranquila, Alex, nunca te voy a dejar. Mírame. Alex, mírame. - me cogió la cara con las dos manos y me levantó la cabeza. Con sus dedos pulgares me limpió las lágrimas. - Nunca me voy a separar de ti, mi pequeña. Te quiero. - Me besó. Y ese beso tenía más de una promesa.
Alex: Te quiero. - susurré en sus labios.
Jona: Y ahora deja de llorar y sube a la moto, delante o detrás donde quieras, y vamos a ir a tu casa, que se preocuparan.
Alex: Es verdad...
Jona: ¿Quieres conducir o no?
Alex: Vale, pero...
Jona: ¿Pero?
Alex: Pero es que me da miedo. - dije tapándome la cara con las manos. Oí una pequeña risita, que al segundo me hizo sonreír.
Jona: Si quieres te ayudo.
Alex: Vale... - dije quitándome las manos de la cara y sonriendo.
Nos pusimos los dos el casco y montamos. Puse mis manos en los frenos y acelerador y a los dos segundos Jona las puso encima mío para guiarme.
Jona: Te voy a ayudar, pequeña, y no te va a pasar nada. - sonreí.
Arranqué y en menos de diez minutos estábamos en la puerta de mi casa. Nos bajamos de la moto y nos quitamos los cascos. Le sonreí tímidamente a lo que él me respondió con un abrazo.
Jona: Mi pequeña.
Alex: Tuya.
Jona: Te quiero.
Alex: Yo más.
Jona: No.
Alex: Idiota.
Jona: Empollona.
Alex: Que te den.
Jona: Me amas. - le miré fijamente a esos ojos verdes pardos.
Alex: Creo que sí. - Jona suspiró. - ¿Qué pasa?
Jona: Nada.
Alex: Oh, vale. - dijo no muy convencida.
Jona: Entra en casa, te vas a enfriar.
Alex: ¿Luego hablamos?
Jona: Te llamo. - y me besó en los labios. A continuación, se puso otra vez el casco, subió a su moto y se fue. Me quedé observando por donde se había ido unos minutos. Jona era tan dulce, pero a la vez tan misterioso que me confundía.
Entré a casa cuando empecé a notar el frío. Justo Chase salió de la cocina con un trapo en las manos, secándoselas.
Chase: ¿Quién era ese?
Alex: ¿Quien era quién? - dije aparentando que no me importaba.
Chase: Sabes quien digo. ¿Quién era el de la moto?
Alex: Oh, un amigo.
Chase: A los amigos no se les besa. ¿Es tu novio?
Alex: ¿A caso eres tú alguno de mis padres para hacerme tales preguntas?
Chase: No, soy tu hermano mayor.
Alex: ¿Habéis recogido la cocina? - dije intentando cambiar de tema, entrando por la cocina. Todo estaba perfectamente recogido y puesto en su sitio. - perfecto. Como os dije. Por cierto, ¿dónde está Kate?
Chase: Se ha ido a dormir un poco más.
Alex: Ah, vale.
Chase: No me has respondido.
Alex: ¿Sigues con ese tema? Chase, no es de tu incunvencia.
Chase: Entonces es tu novio. - le ignoré. - ¡Alexandra!
Alex: No me llames así.
Chase: Respóndeme.
Alex: Déjame en paz. - levanté la voz.
Chase: Contéstame Alex. - cogió mi muñeca izquierda. Me asusté, me estaba haciendo daño.
Alex: Chase, me estás haciendo daño... - dije asustada. Él me soltó rápidamente.
Chase: Lo siento, Alex... Fue sin querer. - Chase sabía perfectamente el miedo que tenía de que alguien me tocara, aún que fuera sin querer, haciéndome daño. Tras lo ocurrido con mi padre hace unos años, tenía más caracter, pero a la vez muchísimo más miedo, cosa que se me fue quitando con Mark, aún que luego volvió, pero Jona me lo quitó del todo, no teniendo miedo a nada. Cosa que agradecí por aquel entonces, tenía que ser fuerte, las cosas habían venido en cualquier momento. - vete a dormir si quieres, yo me quedaré aquí preparando el desayuno. - dijo dándose la vuelta. Estaba arrepentido. - Lo siento, de verdad, pequeña.
Alex: Chase - dije acercándome a él -, tranquilo, no pasa nada.
Chase: No quiero que me tengas miedo, Alex. - mis ojos se abrieron como platos.
Alex: Chase... No... No te tengo miedo.
Chase: Lo siento, en serio, fue sin querer.
Alex: Hey, no pasa nada. - dije con una sonrisa tratando de tranquilizarle.
Chase: Alex...
Alex: Dime.
Chase: ¿Le echas de menos?
Alex: ¿Qué? ¿A quién?
Chase: A tu padre.
Alex: Echo de menos a la persona que era antes.
Chase: Él... Él vino hace días, tú no estabas. Vino buscándote... Dijo que había cambiado, y que quería llevarte con él, para que vivas con él.
Alex: ¿Qué estás diciendo, Chase? - mis ojos ya estaban aguados, por segunda vez en la mañana.
Chase: Alex, mamá y yo decidimos no decirte nada porque...
Alex: ¿Porque qué? ¡Él es mi padre, Chase! Tengo derecho a verle. Si dice que ha cambiado será porque ha cambiado en realidad.
Chase: ¿Y tú le crees? ¡Si yo no hubiera llegado en aquel momento tú estarías muerta! - no me lo creía. En más de tres años, nadie había sacado aquel tema tan doloroso de la familia Jones. Nadie me había dicho 'pensaba que te morías' o algo por el estilo, nadie se atrevió. Las lágrimas no tardaron en salir rápidamente de mis ojos, cosa que no pude parar ni con las muchas veces que me las limpié. Subí corriendo al piso de arriba corriendo. - ¡Alex, no!
Alex: Déjame en paz. - Chase se quedó en el piso de abajo.
Chase: ¡Mierda! - le oí gritar. Después oí unos cuantos golpes y un portazo.
Subí a mi querida buhardilla. Allí subía cuando estaba mal, o quería reflexionar de algo. Pasaron los minutos y entre lágrima y lágrima conseguí dormirme.
{...}
Me despertaron unos gritos procedentes del piso de abajo. Me levanté del sofá y bajé silenciosamente, sentándome en las escaleras para oírlo todo algo mejor.
Mamá: ¿Pero como se te ocurre decirselo? ¿No eres consciente de que ella es una adolescente y ahora lo único que quiere es ver a su padre? ¿Qué te ronda por la cabeza, Chase? Que tienes 19 años, haz el favor de pensar antes de hablar.
Chase: Ella merecía saberlo.
Mamá: Ella era feliz sin saber más de su existencia. Vuestro padre está loco, ¿tú sabes las cosas que podría hacer a Alex si se la lleva? ¿A caso no entiendes eso?
Chase: ¡Y yo que sabía! No me preocupo por él. Para mi está muerto.
Mamá. Él sigue siendo tu padre, te guste o no. Y estábamos demasiado bien para que vinieras tú y se lo dijeras.
Chase: ¡Pero qué dices!
Mamá: Lo que oyes. - No me lo podía creer. Mi madre también me lo ocultaba. ¿Qué más cosas me esconderían?
Subí a mi cuarto, busqué mi móvil, que estaba en la mesita de noche, y vi la hora. Las once menos cuarto de la mañana. Uau, había dormido casi dos horas. Quería irme de esa casa, era lo único que necesitaba ahora. Decidí escribirle un mensaje.
"Jona, venme a buscar, por favor. Escapémonos."
Mensaje enviado. A los pocos segundos me llegó uno suyo.
"Pequeña, ¿qué ha pasado? Voy para hayá. En diez minutos estoy allí."
Lo leí, y fui al baño. Me di una ducha rápida y me vestí. El sonido de que tenía un mensaje nuevo resonó en mi móvil.
"Estoy abajo, te espero aquí."
Me puse mis botas camperas y bajé las escaleras silenciosamente para que nadie supiera que me iba a ir. Corrí a la entrada y abrí la puerta con el menor ruido posible. ¡Conseguido! Estaba fuera. Cerré la puerta y corrí a abrazar a Jona que estaba apoyado en su moto.
Jona: Hey, pequeña, ¿qué pasa? - No contesté. Seguí abrazándolo. Las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas. - Eh, no me gusta verte llorar. Cómo no pares entraré en tu casa y me dirán lo que ha pasado. - Le miré y dejé de llorar. Sabía que Jona podía ser capaz de eso. - Así me gusta, ahora cálmate y dime lo que ha pasado. - Negué con la cabeza.
Alex: No. Aquí no. Vámonos lejos, por favor. - bajé la cabeza ya que noté que las lágrimas iban a salir otra vez.
Jona: Alex, tranquilizate. Vamos, sube a la moto. - me dió el casco. - Vamos a un lugar tranquilo.
Alex: Vale. - dije sollozando. Nos subimos a la moto y Jona arrancó. No me di cuenta del tiempo que pasamos en ella, fue bastante. Cuando paramos abrí los ojos. Estábamos a las afueras de Canada. - ¿Dónde estamos?
Jona: En mi casa.
Alex: ¿Está es tu casa? - dije sorprendida. En frente de nosotros había una casa muy grande, se veía gran parte del interior.
Jona: Sí. - dijo bajando y quitándose el casco. Hice lo mismo.
Alex: Uau. ¿Por qué está a las afueras?
Jona: A mis padres les gusta la tranquilidad.
Alex: Ah.
Entramos en la casa y por dentro era más grande de lo que parecía. La entrada era enorme, una preciosa alfombra blanca con tapices dorados adornaba el suelo. Entramos a la sala de estar, unos sofás color crema se encontraban en medió de la estancia, en la pared se encontraba la chimenea, que estaba apagada, y encima de la chimenea, en la pared, incrustada, una televisión plasma. Un enorme piano de color marrón avellana se encontraba en una esquina, a la vez, haciendo juego con la mesa que se encontraba entre los sofás.
Jona: Quiero presentarte a alguien. - me cogió de la mano y fuimos todo recto hasta una pequeña salita, dónde música de piano sonaba. Había dos estanterías llenas de libros, cosa que me encantó. Un escritorio estaba al lado de la ventana. Dos sillones estaban en el medio de la sala, y entre ellos una pequeña mesa con una lámpara. En uno de ellos, estaba sentada una mujer que se parecía muchísimo a Jona. Morena y de ojos verdes, bastante guapa. Supuse que era su madre. No me equivoqué. Estaba leyendo. - Mamá. - dijo Jona. La mujer alzó la vista. Al instante nos sonrió a los dos, sí, no me equivocaba. Tenía la misma sonrisa que Jona, era su madre, además de que este la llamó 'mamá'. - Te quiero presentar a Alex. - su madre se levantó. - Alex, esta es mi madre, Catherine. Mamá, esta es Alex, mi novia.
Catherine me dió dos besos.
Catherine: Entonces, ¿esta es la famosa Alex de la que tanto hablas? Encantada, querida.
Jona: Oh, mamá...
Alex: Encantada, señora.
Catherine: Oh, cariño, no me llames señora, me haces sentir vieja, llámame Catherine.
Alex: Vale, Catherine. - me sonrió y yo la devolví la sonrisa.
Jona: ¿Vamos? - me dijo apretándome algo más la mano.
Alex: Claro.
Catherine: Adiós, pequeños. - la sonreí.
Alex: ¿Dónde vamos? - dije cuando ya habíamos salido de la sala.
Jona: A mi habitación. - el corazón se me paró en seco. - Quiero que me expliques lo que ha pasado. - dijo al ver mi cara.
Alex: Vale.
Subimos una grandes escaleras, y al llegar al piso de arriba un largo pasillo conducía a varias habitaciones, seguí a Jona a una de ellas. Al entrar, vi la típica habitación de chico, pintada de azul, un portátil en un escritorio, una cama y una estantería llena de trofeos y esas cosas que suelen tener los tíos.
Jona: ¿Quieres algo de beber?
Alex: No gracias. - Dije sentándome en la cama.
Jona: De acuerdo. - El se sentó en una silla. - ¿Qué te había pasado?
Alex: Es algo largo de contar...
Jona: Tenemos tiempo. - Le conté todo. Absolutamente todo. Como mi padre cambió, y me empezó a golpear. Cuando estuve en el hospital, cuando Arthur, se vino a vivir con nosotros, absolutamente todo. - Menudo hijo de... - me dejó continuar.
Alex: Y hace unos días, mi padre vino a por mi, diciendo que había cambiado. Yo no lo sabía, me lo contó hoy mi hermano, Chase. Todos me lo estaban ocultando.
Jona: Alex, no quiero que veas a tu padre.
Alex: Otro. Es mi padre, tengo derecho de verle.
Jona: Está loco.
Alex: Vamos a dejar este tema, por favor. No quiero discutir contigo por esto.
Jona: Vale. - al instante un niño pequeño, de unos 7 años entró corriendo en la habitacion con un trofeo en las manos. Era rubio y sus ojos eran verdes.
- Mira Jona, ¡lo he ganado, lo he ganado yo!
Jona: ¡Ala! Enhorabuena, enano. ¿Cuántos goles has metido?
- Tres.
Jona: ¡Uau, cuantos!
- Sí, pero no has ido a verme. - dijo apenado. En ese momento me sentí la peor persona del mundo. Jona me vino a buscar a mi, en vez de ir a ver a jugar a su hermano.
Jona: Ya, lo siento... Tenía cosas que hacer, pero te prometo que al próximo partido voy, eh.
- Vale. - dijo sonriendo. A los pocos segundos me miró fijamente. - Jona.
Jona: ¿Qué pasa, Cory? - Oh, se llamaba Cory el pequeño.
Cory: ¿Ella es tu novia? - dijo señalándome. Jona rió y yo me puse colorada.
Jona: Sí, Cory, ella es Alex, mi novia.
Cory: ¿Y has estado con ella hoy? - otra vez. Me sentí fatal.
Jona: Sí, tenía unos problemas.
Cory: Oh, entonces no pasa nada. Yo soy Cory, el hermano de Jona. - dijo mirándome. - ¿Vendrás con Jona al próximo partido? - dijo con una gran sonrisa.
Alex: Oh, pues, claro. - dije devolviéndole la sonrisa.
Cory: Mira que trofeo he ganado. - dijo monstrandomelo.
Alex: ¡Ala! ¡Que grande!
Cory: Sí. - dijo orgulloso. Se fue de la habitación de Jona dando pequeños saltitos.
Alex: Que majo es. – dije mirando de nuevo a Jona.
Jona: Es el mejor. – cuando dijo eso, no sé por qué me recordó a mi madre cuando hace años me hablaba de papá. Sí, de mi padre. Siempre me decía ‘nunca me deja sola cuando estoy en problemas. Alex, tu padre es el mejor.’ Nunca se cumplió eso. Mi padre nos abandonó. Igual se sentía arrepentido, o algo así. Pero ahora estaba Arthur, él para mi siempre sería un padre, pero algo de mi, y no sé cuanto era de grande, echaba de menos a mi padre. Tanto que había veces que pensaba en escaparme e ir en su busca. Pero, ¿dónde podría buscarle? ¿Seguiría en Canadá? ¿Me querría ver? Preguntas sin respuesta llenaban mi mente. Sí, me querría ver. Estaba segura, ya que hace días vino a por mi. Quizá sería el de antes, quizá vino a por mi para darme la vida que nunca tuve a su lado. Una sonrisa entristecida se puso en mi rostro, cosa que Jona lo notó. – Alex, ¿qué te pasa?
Alex: ¿Qué?
Jona: ¿Qué te pasa? Llevas todo el día así.
Alex: Nada.
Jona: Alex, ya estoy cansado de que me digas nada, ¿qué coj*nes te pasa?
Alex: Jona, tranquilízate.
Jona: No, no me tranquilizo. – Se levantó de la silla y empezó a subir la voz. - ¿Qué te pasa? Me estás cabreando. ¿A caso no confías en mi? – Lo último lo dijo gritando. Me separé de él, asustada. De repente entró Catherine por la puerta.
Catherine: ¿Qué son esos gritos? – me miró a mi acurrucada en un rincón de la cama y a Jona mirándome fijamente. - ¡Jonathan Reeve! – Jona la miró.
Jona: ¡Qué!
Catherine: Haz el favor de tranquilizarte, la has asustado. – Catherine vino hacia mi y me abrazó. – Ya ha pasado, cariño. – La voz tranquilizante de Catherine me hizo poder respirar otra vez. Sí, había dejado de respirar. Jona me había dado realmente miedo. Este negó con la cabeza, parecía que luchaba en su fuero interno consigo mismo.
Jona: Alex, lo siento. – dijo acercándose a mi. Me acurruqué más a Catherine. Jona me miró arrepentido. – Alex, no sé que me ha pasado, en serio lo siento.
Alex: N-no pasa na-nada. – dije con temor.
Catherine: ¿Quieres ir a casa? – Esa mujer me había tratado como a una niña desde que la conocí hace apenas una hora. Y yo a ella igual.
Alex: Sí, por favor.
Jona: ¿Te llevo? – iba a contestarle que sí, aún con miedo pero Catherine contestó por mi, diciendo que me llevaría ella. Jona suspiró.
{…}
Alex: Catherine, en serio, da igual, también puedo ir yo andando. – dije sin entrar en el coche que estaba en la cochera.
Catherine: Entra en el coche, Alex, no me importa, además tengo que ir a hacer la compra así que me viene de paso. Solo me tienes que decir dónde vives. Y, además tengo que hablar contigo.
Alex: Oh, vale. – dije entrando en el coche. Miré hacia la casa y vi a Jona en la ventana de su habitación. Estaba preocupado. Levanté la mano y me despedí de él, sonriendo forzosamente.
El coche arrancó y fuimos hacia el centro, especialmente hacia mi barrio. La di la dirección y lo puso en el GPS, así hablaríamos tranquilamente.
Catherine: Alex, disculpa a Jona, por favor. Él tiene el carácter de su… - dudó. – padre, y por eso tiene ese mal genio. En serio, tú eres su segunda novia, hace años que no está con alguien en una relación seria. – hubo una delante de mi. Como no imaginarlo. – Alex, Jona tiene miedo de cagarla. Es mi hijo y sé cuando tiene miedo de verdad. Él te quiere, aún que haya veces que diga lo contrario, él te quiere más que a nada, y si te pasara algo… Él no se perdonaría no haberte ayudado. – noté mis ojos llorosos. No, no podía llorar más en ese día. Los cerré y tragué saliva para no empezar a llorar. – Alex, él es feliz ahora, ¿sabes como ha cambiado en solo una semana? Y ha sido porque te ha conocido. Es más feliz, es más majo conmigo y con Cory, es más… - no nombró al padre de Jona. Decidí interrumpirla.
Alex: ¿Y con su padre?
Catherine: Oh, Jason nunca está en casa.
Alex: ¿Por qué?
Catherine: Porque trabaja. – miró hacia otro lado. Oh dios. Esa mujer iba a llorar. Por mis preguntas. Puse mi mano en su hombro.
Alex: Catherine, yo… - dije intentando disculparme.
Catherine: Tranquila, cariño. – me volvió a mirar y lo vi. Vi la tristeza en sus ojos. Y lo comprendí todo. Ella no era feliz en realidad, sólo lo era por sus hijos, para que ellos lo fueran. No quise saber cual mal la había pasado a la madre de Jona para que no fuera feliz. En realidad me reconcomía la curiosidad, pero por esas fechas era al menos algo educada e inteligente, cosa que me sirvió en ese momento para saber que no debía preguntarla. Pero sacó ella el tema después de pasarse los dedos índices por debajo de sus ojos llorosos.
Alex: Catherine, si quieres no digas nada.
Catherine: No, quiero contártelo. – hizo una pausa. – Alex, el trabajo del padre de Jona no es un… trabajo normal, por así decirlo. Estamos escondidos. ¿No te ha sorprendido que nuestra casa esté tan afuera de la ciudad? – lo pensé. Jona me había dicho que era por la tranquilidad. ¿A caso me habría mentido? Seguía sin entender a Catherine. – Alex, su trabajo es complicado. Nunca nos quedamos en el mismo lugar a vivir. – Mi corazón. Oí como se rompió. Jona no se quedaría aquí. Ya lo entendía. Su padre trabajaría en alguna empresa importante donde solo viaja. – Prefiero que te cuente todo Jona cuando él quiera, cuando esté preparado. Creo que yo me quedaré aquí, en Canadá, con Jona y con Cory. Aquí les veo felices. – Mi corazón volvió a juntar sus pedacitos y se pegaron. – Cuando Jona te lo cuente, lo entenderás todo. – Esa última frase hizo que volvieran las dudas a mi mente. No la pude preguntar nada más, porque ya había parado el coche, cuando me di cuenta estábamos delante de mi casa.
Alex: Muchas gracias por traerme.
Catherine: No hay de qué, cariño. – La sonreí y después salí del coche. Cerré la puerta con cuidado y me dirigí a mi casa. Cuando estuve en frente de la puerta me di la vuelta para despedir a Catherine con la mano mientras se iba. Antes de abrir la puerta, saqué mi móvil. Oh dios. Quince llamadas perdidas y tres mensajes.
“Lo siento, no sabía lo que hacía. Te quiero, Jona.” Sonreí nostálgicamente.
“¿Dónde narices estás Alexandra?” de mi hermano.
“Alex, por favor, vuelve a casa. Tenemos que hablar contigo.” Mi madre.
Miré las llamadas. Todas de Chase y de mi madre. Menos dos, una era de Jona, y otra de un número que no conocía. Decidí que después de que Chase y mi madre me dieran una buena explicación, llamaría a Jona, y después averiguaría quien era ese número.
Raichel
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