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P E R F E C T Y O U ( Joe &______)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: P E R F E C T Y O U ( Joe &______)
Capítulo 10
.
Nosotros tuvimos una venta en el trabajo, eso no es normal. Papá
transportó una gran caja de vitaminas fuera del almacén y pegó un
manuscrito de venta con un símbolo.
—Yo no sé por qué no podemos atraer más clientes —dijo hace unas pocas
horas atrás—. Realmente estoy sorprendido.
No estuve sorprendida que la gente no quisiera comprar una caja de cartón
de vitaminas etiquetada con un andrajoso signo hecho a mano, porque yo
tengo dieciséis y soy racional, y él es mayor y deja su trabajo porque su
escritorio se rompió.
Todo el tiempo que estuve allá, solamente vendimos tres botellas, y dos de
ellas eran a un tipo que argumentó sobre el precio conmigo y luego con papá
hasta que él cayó y las vendió por la mitad porque estaban peladas atrás en
una esquina. Todd, había pasado la mayoría del día libre, haciendo lo que
haya hecho, y cuando debía haber estado trabajando, probablemente
coqueteando, había vendido la otra botella y luego le pregunta a papá si él
puede irse, papá le dice que sí, por supuesto, y yo caigo en la silla de nuestra
caja registradora, deseando tener un auto y salir, o al menos permitirme
conducir uno propio
Cuando el centro comercial finalmente cerró, papa cogió la caja de ventas y
la reorganizó, añadiendo botellas a partir de la inundación que recientemente
había comenzado a almacenar en el pequeño armario de debajo de la caja
registradora.
—Las cosas están un poco apretadas aquí, ¿no? —dijo—Sabes, creo que voy a
tomar algunos extras ahora, y una vez que tengamos un poco mas de dinero
voy a alquilar más espacio para almacenar en el centro comercial.
Y fue entonces cuando yo sabía exactamente por qué la abuela iba a venir.
Ella tiene dinero, mucho dinero y las cosas realmente deben ser malas para
que mamá lo tome en cuenta, porque durante el tiempo que yo puedo
recordar, la abuela siempre soltó indirectas acerca de que mamá no vive de la
forma que debería, y mamá siempre le dice, ―yo vivo como quiero‖, y luego
ella sale de la habitación y la abuela sigue hablando.
Miré hacia las vitaminas de papá y me di cuenta que se añadirán los gastos
de todas las botellas que pude ver en el mostrador y en los estantes. Sí, era
sin duda por qué la abuela iba a venir.
—¿Quieres ayuda? —papá sacudió la cabeza.
—Tengo un sistema ¿ves? Voy por el tipo de suplemento, no el nombre.
—Está bien papá —él era tan extraño.
—Voy a necesitar otra caja, sin embargo —dijo—¿Quieres ir a los
contenedores de basura y encontrar una?
—Claro —porque nada supera el trabajo en una tienda de vitaminas con su
padre, excepto todos los que además al final tienen una visita a la basura.
Los contenedores de basura están a las afueras de la sección del centro
comercial, escondido detrás de una pared de ladrillos y el muelle de carga. La
única manera de llegar a ellos es a través del corredor del centro comercial,
un largo pasillo que serpenteaba detrás de cada tienda y estaba lleno de
armarios como el de alquiler de papá.
Cuando salí, un chico con una camiseta café estaba tirando la basura. Él asintió
con la cabeza hacia mí.
—Lugar de Vitamina, ¿verdad?
—Bueno —dije con cautela, él no era hermoso ni nada por el estilo, pero era
lindo en un estilo desalineado de alguien que vende café y probablemente
toca la guitarra.
—Tú trabajas en el lugar de café ¿no?
—Sí. Oye, ¿puedes decirle a tu jefe que deje de hablar acerca de las vitaminas
cuando está en la tienda? Mi jefe me odia, pero no quiero decir nada porque...
—Se fue apagando y dejó caer dinero en un tarro de punta.
—Si, voy a estar bien en eso.
—Gracias —dijo, sin percatarse de mi sarcasmo.
—Nos vemos en todo, supongo.
—Genial —dije y agregué ―IDIOTA cuando volvió a entrar en el centro
comercial.
Entonces oí reír a alguien, no sabía de quién se trataba, pero Joe se reía
igual, además tenía una pequeña cicatriz por encima de su codo izquierdo.
—Debe ser una alucinacion —dije.
—¿Yo ni siquiera puedo obtener un .. Hey Joe antes de que me empieces a
insultarme? Pero ese tipo SI
Él estaba de pie por el muelle de carga, apoyándose en una paleta de plástico
envuelto en cajas de zapatos.
—NO y , adiós.
—Oye, espera —dijo y saltó desde el muelle de carga. Lo vi caminar hacia mí
con algo de molestia porque era Joe , y bueno, más molesta porque me
gustaba verlo caminar hacia mí.
—Mira esto, tengo una nueva etiqueta de nombre hoy. Él se la quitó y me la
ofreció a mí para que la viera.
Yo la miré. Decía ―Un. Chico.
Él sonrió. —Alguien en realidad me preguntó lo que significa el ―Un —dijo,
su mano rozando la mía cuando tomó la etiqueta de mi mano y la deslizó en
su bolsillo—. Dije que era por Larry.
Yo me reí y él me sonrió de nuevo con sus los hoyuelos. Fue lo más parecido
a un momento agradable que había tenido con nadie en mucho tiempo. Y con
un chico desde siempre.
Así que, naturalmente, Joe lo arruinó diciendo:
—Entonces ¿cuál es el trato con tu papá? Tenemos un aviso en la parte de
atrás diciendo que se supone que le avise al gerente de inmediato si entra.
—¿Cómo? no lo sé —dije—¿se supone que te cuente de mi padre y sus locas
aventuras de venta de vitaminas ahora?
—Hey, yo solo...
—Oh, yo no puedo esperar para escuchar esto —él me miró parpadeando.
—Yo sólo estaba tratando de hablar contigo —en ese momento odiaba lo
caliente que estaba y me odiaba a mí misma más por notarlo, por notarlo
siempre, incluso ahora.
—Seguro que sí. Porque hablaste tanto mientras lo escuchabas al chico del
café quejándose de él. Oh, no, espera... tú sólo te reíste.
—Para nada. Yo no...
—¿Te burlas de mí? Por favor...
Él me miró por un momento y luego dijo: —Mira ________, lo siento...
Por alguna extraña razón, eso me hizo enfurecer. Yo no quería su lástima. Yo
estaba harta del centro comercial, de las vitaminas, de todo. Levanté una
mano, ya sea para empujarlo o darle una bofetada, y él la atrapó, me atrapó.
Me quedé helada, no es que ya no estuviera enojada, porque lo estaba. Sentí
otras cosas también, cosas que ni siquiera tenían un nombre y me golpeó tan
fuerte que no podía moverme.
Él tampoco lo hizo, y mientras que nos miramos el uno al otro,
repentinamente sentí un calor, un picor extraño, como un sonrojo, pero más
fuerte, y yo supe que algo iba a suceder.
Y luego lo hizo, me besó.
Mi primer beso, con Joe , era algo salido de un sueño.
Excepto que estaba parada junto a un contenedor de basura, fuera del centro
comercial. Y estaba con Joe , quien había besado a casi todas las chicas en la
escuela, y quien no quería que me gustara.
— Idiota —le dije, tirándolo lejos y tratando de ignorar cómo me temblaba
todo el cuerpo.
Él me miraba como si nunca me hubiese visto antes. —me dices ¿Idiota? Tú acabas de
meter tu lengua en mi garganta ¿y ahora me llamas así?
—Yo no hice eso.
—Sí lo hiciste.
—No.
—Sí —dijo, y luego se inclinó hacia mí.
—No —y entonces… oh, ésta es la parte embarazosa: lo besé. No pude
evitarlo, la expresión de su rostro era tan intensa y todo era tan intenso que
tuve que hacerlo, no pude evitarlo.
Y no quería evitarlo. Al menos no hasta que la puerta del centro comercial se
abrió y oír a alguien decir: —Oh.
Entonces tomé una caja y eché a correr como si estuviese siendo perseguida.
Lo cual no era así.
Joe no vendría detrás de mí, no es que yo lo quisiera ni nada por el estilo.
Además, cuando llegué a casa, me olvidé de todo el asunto del beso, al
menos por un tiempo, porque cuando yo y papá entramos, la abuela estaba
allí.
transportó una gran caja de vitaminas fuera del almacén y pegó un
manuscrito de venta con un símbolo.
—Yo no sé por qué no podemos atraer más clientes —dijo hace unas pocas
horas atrás—. Realmente estoy sorprendido.
No estuve sorprendida que la gente no quisiera comprar una caja de cartón
de vitaminas etiquetada con un andrajoso signo hecho a mano, porque yo
tengo dieciséis y soy racional, y él es mayor y deja su trabajo porque su
escritorio se rompió.
Todo el tiempo que estuve allá, solamente vendimos tres botellas, y dos de
ellas eran a un tipo que argumentó sobre el precio conmigo y luego con papá
hasta que él cayó y las vendió por la mitad porque estaban peladas atrás en
una esquina. Todd, había pasado la mayoría del día libre, haciendo lo que
haya hecho, y cuando debía haber estado trabajando, probablemente
coqueteando, había vendido la otra botella y luego le pregunta a papá si él
puede irse, papá le dice que sí, por supuesto, y yo caigo en la silla de nuestra
caja registradora, deseando tener un auto y salir, o al menos permitirme
conducir uno propio
Cuando el centro comercial finalmente cerró, papa cogió la caja de ventas y
la reorganizó, añadiendo botellas a partir de la inundación que recientemente
había comenzado a almacenar en el pequeño armario de debajo de la caja
registradora.
—Las cosas están un poco apretadas aquí, ¿no? —dijo—Sabes, creo que voy a
tomar algunos extras ahora, y una vez que tengamos un poco mas de dinero
voy a alquilar más espacio para almacenar en el centro comercial.
Y fue entonces cuando yo sabía exactamente por qué la abuela iba a venir.
Ella tiene dinero, mucho dinero y las cosas realmente deben ser malas para
que mamá lo tome en cuenta, porque durante el tiempo que yo puedo
recordar, la abuela siempre soltó indirectas acerca de que mamá no vive de la
forma que debería, y mamá siempre le dice, ―yo vivo como quiero‖, y luego
ella sale de la habitación y la abuela sigue hablando.
Miré hacia las vitaminas de papá y me di cuenta que se añadirán los gastos
de todas las botellas que pude ver en el mostrador y en los estantes. Sí, era
sin duda por qué la abuela iba a venir.
—¿Quieres ayuda? —papá sacudió la cabeza.
—Tengo un sistema ¿ves? Voy por el tipo de suplemento, no el nombre.
—Está bien papá —él era tan extraño.
—Voy a necesitar otra caja, sin embargo —dijo—¿Quieres ir a los
contenedores de basura y encontrar una?
—Claro —porque nada supera el trabajo en una tienda de vitaminas con su
padre, excepto todos los que además al final tienen una visita a la basura.
Los contenedores de basura están a las afueras de la sección del centro
comercial, escondido detrás de una pared de ladrillos y el muelle de carga. La
única manera de llegar a ellos es a través del corredor del centro comercial,
un largo pasillo que serpenteaba detrás de cada tienda y estaba lleno de
armarios como el de alquiler de papá.
Cuando salí, un chico con una camiseta café estaba tirando la basura. Él asintió
con la cabeza hacia mí.
—Lugar de Vitamina, ¿verdad?
—Bueno —dije con cautela, él no era hermoso ni nada por el estilo, pero era
lindo en un estilo desalineado de alguien que vende café y probablemente
toca la guitarra.
—Tú trabajas en el lugar de café ¿no?
—Sí. Oye, ¿puedes decirle a tu jefe que deje de hablar acerca de las vitaminas
cuando está en la tienda? Mi jefe me odia, pero no quiero decir nada porque...
—Se fue apagando y dejó caer dinero en un tarro de punta.
—Si, voy a estar bien en eso.
—Gracias —dijo, sin percatarse de mi sarcasmo.
—Nos vemos en todo, supongo.
—Genial —dije y agregué ―IDIOTA cuando volvió a entrar en el centro
comercial.
Entonces oí reír a alguien, no sabía de quién se trataba, pero Joe se reía
igual, además tenía una pequeña cicatriz por encima de su codo izquierdo.
—Debe ser una alucinacion —dije.
—¿Yo ni siquiera puedo obtener un .. Hey Joe antes de que me empieces a
insultarme? Pero ese tipo SI
Él estaba de pie por el muelle de carga, apoyándose en una paleta de plástico
envuelto en cajas de zapatos.
—NO y , adiós.
—Oye, espera —dijo y saltó desde el muelle de carga. Lo vi caminar hacia mí
con algo de molestia porque era Joe , y bueno, más molesta porque me
gustaba verlo caminar hacia mí.
—Mira esto, tengo una nueva etiqueta de nombre hoy. Él se la quitó y me la
ofreció a mí para que la viera.
Yo la miré. Decía ―Un. Chico.
Él sonrió. —Alguien en realidad me preguntó lo que significa el ―Un —dijo,
su mano rozando la mía cuando tomó la etiqueta de mi mano y la deslizó en
su bolsillo—. Dije que era por Larry.
Yo me reí y él me sonrió de nuevo con sus los hoyuelos. Fue lo más parecido
a un momento agradable que había tenido con nadie en mucho tiempo. Y con
un chico desde siempre.
Así que, naturalmente, Joe lo arruinó diciendo:
—Entonces ¿cuál es el trato con tu papá? Tenemos un aviso en la parte de
atrás diciendo que se supone que le avise al gerente de inmediato si entra.
—¿Cómo? no lo sé —dije—¿se supone que te cuente de mi padre y sus locas
aventuras de venta de vitaminas ahora?
—Hey, yo solo...
—Oh, yo no puedo esperar para escuchar esto —él me miró parpadeando.
—Yo sólo estaba tratando de hablar contigo —en ese momento odiaba lo
caliente que estaba y me odiaba a mí misma más por notarlo, por notarlo
siempre, incluso ahora.
—Seguro que sí. Porque hablaste tanto mientras lo escuchabas al chico del
café quejándose de él. Oh, no, espera... tú sólo te reíste.
—Para nada. Yo no...
—¿Te burlas de mí? Por favor...
Él me miró por un momento y luego dijo: —Mira ________, lo siento...
Por alguna extraña razón, eso me hizo enfurecer. Yo no quería su lástima. Yo
estaba harta del centro comercial, de las vitaminas, de todo. Levanté una
mano, ya sea para empujarlo o darle una bofetada, y él la atrapó, me atrapó.
Me quedé helada, no es que ya no estuviera enojada, porque lo estaba. Sentí
otras cosas también, cosas que ni siquiera tenían un nombre y me golpeó tan
fuerte que no podía moverme.
Él tampoco lo hizo, y mientras que nos miramos el uno al otro,
repentinamente sentí un calor, un picor extraño, como un sonrojo, pero más
fuerte, y yo supe que algo iba a suceder.
Y luego lo hizo, me besó.
Mi primer beso, con Joe , era algo salido de un sueño.
Excepto que estaba parada junto a un contenedor de basura, fuera del centro
comercial. Y estaba con Joe , quien había besado a casi todas las chicas en la
escuela, y quien no quería que me gustara.
— Idiota —le dije, tirándolo lejos y tratando de ignorar cómo me temblaba
todo el cuerpo.
Él me miraba como si nunca me hubiese visto antes. —me dices ¿Idiota? Tú acabas de
meter tu lengua en mi garganta ¿y ahora me llamas así?
—Yo no hice eso.
—Sí lo hiciste.
—No.
—Sí —dijo, y luego se inclinó hacia mí.
—No —y entonces… oh, ésta es la parte embarazosa: lo besé. No pude
evitarlo, la expresión de su rostro era tan intensa y todo era tan intenso que
tuve que hacerlo, no pude evitarlo.
Y no quería evitarlo. Al menos no hasta que la puerta del centro comercial se
abrió y oír a alguien decir: —Oh.
Entonces tomé una caja y eché a correr como si estuviese siendo perseguida.
Lo cual no era así.
Joe no vendría detrás de mí, no es que yo lo quisiera ni nada por el estilo.
Además, cuando llegué a casa, me olvidé de todo el asunto del beso, al
menos por un tiempo, porque cuando yo y papá entramos, la abuela estaba
allí.
.
Fast Life'
Re: P E R F E C T Y O U ( Joe &______)
gracias x comentar & sorry x no haber subido antes D:
Fast Life'
Re: P E R F E C T Y O U ( Joe &______)
AAHHH! NOS BESAMOS! &' DOS VECES!
&' METI MI LENGUA A SU GARGANTA! oknot
(: Ame este cap [ya te imaginas porqe] mencanto
-Tienes qe poner mas encuanto puedas please'
&' METI MI LENGUA A SU GARGANTA! oknot
(: Ame este cap [ya te imaginas porqe] mencanto
-Tienes qe poner mas encuanto puedas please'
-Lisset{♥
uncool.
Re: P E R F E C T Y O U ( Joe &______)
Ok me mato la parte de q metio su lengua en su garganta ajajajajajaja :risa:
WII AME EL BESOO :inlove:
SIGUELA!!!!!!
WII AME EL BESOO :inlove:
SIGUELA!!!!!!
jb_fanvanu
Re: P E R F E C T Y O U ( Joe &______)
Capítulo 11
—Cariño —dijo ella tan pronto la vi parada en nuestro vestíbulo delantero,
y se apresuró por un brazo, pasando a papá como si no estuviera ahí.
—Hola, abuela —dije, sintiéndome tan pequeña y sencilla como siempre lo
hacía alrededor suyo.
La abuela estaba cerca de los seis pies de altura, y había modelado cuando
era más joven. Tenía fotos de sí misma por todas partes en su casa para
demostrarlo, e incluso ahora, cuando estaba anciana, todavía tiene el tipo de
cara que hace que la gente pare y la mire.
—Debería llevarte a un salón adecuado para que obtengas cejas formadas —
dijo ella—. Debe haber uno por aquí en algún lugar. Tienes mis cejas,
querida, y deben estar domadas.
—Madre,______ no necesita hacer nada a sus cejas. —Mamá le dio a mi brazo
un suave y tranquilizador apretón, dejándome desasirme de la abuela—.
Además, ¿recuerdas lo que sucedió cuando quisiste obrar bien antes de mi
fiesta de cumpleaños de dieciséis? La abuela suspiró.
—No puedo creer que recuerdes eso, Sharon.
—Madre, no saliste de la cama por una semana. Tuve que tener a la Sra. Glick
en la puerta de al lado para que me llevara de vuelta a la escuela porque papi
estaba en Suiza.
La abuela ondeó una mano, como espantando las palabras de mamá, y mamá
frunció el ceño antes de girarse a papá, que había esquivado a la abuela y
tomado a mamá en sus brazos.
— Ustedes muchachos, nadie necesita ver eso —dijo Todd, sujetándome con
un codo mientras él caminaba detrás mío, su versión de un saludo—. Papá,
llegué al último nivel de nuestro juego. ¿Quieres verlo?
Papá quería, por supuesto, por lo que todos terminamos en la sala de estar,
mamá, la abuela y yo sentadas sobre el sofá mientras papá y Todd se
sentaban en el suelo explotando a chicos malo imaginarios.
—Veo que todavía Steve tiene su pequeña afición —dijo la abuela a mamá, y
por la enorme, fija, y falsa sonrisa en la cara de papá, podría decir que él
estaba imaginando que todos en la pantalla eran la abuela.
—Me ayuda a relajarme —dijo sin alejarse del juego—. Sharon, ¿hay
sándwiches?
—¿Rost bif o jamón? —dijo mamá, empezando a levantarse, pero la abuela
puso una mano sobre sus rodilla.
—Acabas de decir que querías sentarte y descansar, querida.
Mamá se congeló, luego dijo: —Discúlpame, madre —dijo con su voz helada,
y se levantó. Cuando ella había entrado en la cocina, la abuela me miró.
—Luces cansada, cariño. ¿Tuviste un día largo?
Largo y extraño. Pensé acerca de Joe , y el beso, y sentí un pequeño escalofrío
corres a través mío. —Algo así. Pero al menos no tengo que ir a la escuela.
—¿Sin escuela? ¿Así que pasaste el día con tus amigos? —me sonrió—. ¿Qué
compraste?
La abuela tenía amigos, o al menos decía que los tenía, y sólo alguna vez hizo
alguna cosa con ellos: comprar. Cada armario en su casa estaba lleno de ropa
y zapatos y bolsos, todo coordinado por color y número de acuerdo a algún
sistema que ella había establecido. Mamá una vez me dijo que su primer
recuerdo era de ella sentada en una tienda mirando a la abuela mirar
zapatos. No me interesa comprar, pero la abuela lo trata como una religión.
—Trabajé con papá —dije. Él me miró, una sonrisa real sobre su cara, y yo le
devolví la sonrisa.
—¿Trabajando? Pero querida, tú solo tienes dieciséis.
—Ella sabe cuántos años tiene, madre —mamá dijo desde la cocina—. El
negocio de Steve es un negocio familiar. Eso significa que todos ayudan. Te
dije eso antes.
—Pero pobres Todd y ______ , trabajando tan duro…
—No es tan malo, abuela —dijo Todd, mirándola sobre su hombro y luego
observando a papá, que estaba mirando la pantalla de la televisión con su
falsa sonrisa ardiendo otra vez a través de su cara—. Además, ¿el abuelo no
trabajaba todo el tiempo?
— Él era un hombre muy importante —dijo la abuela—. Y la creación de
medicinas no es algo de lo que uno se toma vacaciones. Pero él nunca me
habría hecho trabajar, y tu madre... oh, cuando ella era una muchacha, nunca
necesitó nada. Él nos cuidó y ciertamente no habría dejado su trabajo para
vender…
—Madre —dijo mamá, volviendo y dándole a papá un sándwich—. Era adicto
a los analgésicos que desarrolló, y nunca notó nada ni a nadie mientras
estaba en casa, lo que no era a menudo. No hagamos de él un santo, ¿de
acuerdo?
La abuela aclaró su garganta, luciendo molesta. Papá apretó la mano de
mamá, sonriendo una tensa y muy falsa sonrisa. Mamá parecía trastornada.
Todd los miró y luego me lanzó una mirada, diciendo: —Hey, abuela, ______ y
yo no te dimos tus regalos de cumpleaños la última vez que estuviste aquí.
—Cierto —dije, dándome cuenta de lo que estaba haciendo. Distraer a la
abuela era una buena idea, y afortunadamente, era fácil—. ¿Quieres tus
regalos ahora?
La abuela sonrió abiertamente, y la tensión en el cuarto, tan fuerte hace un
segundo, disminuía. Aún así, no sabía cómo íbamos a sobrevivir con ella,
especialmente cuando le tomó cerca de un minuto para rasgar todos sus
regalos y decir: —Bueno, ¡esos eran inusuales! —antes de mirarnos como si
estuviera esperando más.
— Recién me acuerdo que tengo... que hornear un pastel mañana —dijo
mamá, desapareciendo de vuelta en la cocina—. Hay un cumpleaños en el
trabajo.
Papá, Todd y yo miramos tras ella, y luego papá dijo: —¡Hielo!
Se giró a la abuela. —Sé que te gusta mucho el hielo cuando tienes una
bebida, y nuestro congelador aún sólo hace cubitos de hielo, no picado. Mejor
si voy por algo.
—Yo iré... —dije al mismo tiempo que Todd dijo: —Agarraré mis llaves, papá,
y podemos tomar mi auto.
Entonces terminé por sentarme en la sala de estar con la abuela, quien sonrió
y luego tocó con una mano con una perfecta manicura el paraguas que yo le
había dado.
—Este es un muy encantador paraguas, querida —dijo ella—. Pero el regalo
de tu hermano... ¿qué es, y por qué piensa que quiero leer acerca de árboles
llorones?
—Es un poema, abuela. —Antes de querer ser actor, Todd iba a ser un poeta.
—Llorar, profundo, pedir... ah, rimando. Ya veo. —Ella suspiró—. ¿No se
supone que tienes la foto del brazalete de Tiffany que envié?
—La tenemos. —La abuela siempre nos enviaba anuncios de cosas que
nosotros podríamos conseguirle como regalos. Generalmente cuestan más
que los frenos que Todd tenía, y mamá decía que tendríamos que pagar por
esos hasta que Todd tenga hijos y ellos necesiten frenos.
—Oh. Bueno, entonces, no importa —dijo la abuela, y miró alredor de nuestra
sala de estar, con el ceño fruncido al montón de videojuegos que papá había
amontonado en el suelo al lado de la televisión—. No entiendo cómo trabaja
la mente de tu madre. ¿Qué clase de marido solo holgazanea…?
—Madre, para —mamá gritó desde la cocina—. ¿Por qué no vienes a
ayudarme con este pastel?
—Cariño, estoy bien aquí. ¿Alguna vez conseguiste ese buen libro que envié
acerca de decoración con un presupuesto?
Mamá salió de la cocina, una caja de mezcla de torta en una mano. —Sí,
madre, pero, tristemente, Steve y yo no tenemos veinte de los grandes
alrededor para instalar paredes especialmente texturadas en la sala de estar.
Nosotros preferiríamos enviar a ______ a la universidad.
—Oh cariño, nunca podrías cambiar las paredes aquí. Haría al resto de la
casa lucir más desastrosa.
Mamá rodó sus ojos y volvió a la cocina.
Me pregunté cómo la abuela y el abuelo habían producido a mi madre, quien
era siempre tan sensible, y me levanté, diciéndole a la abuela que le
conseguiría una bebida. Ella siempre bebía soda Diet con una rodaja de lima
y mucho hielo. El hielo estaría mal ahora, por supuesto, no le gustaría, pero
al menos yo sería capaz de alejarme de ella por un minuto o dos.
Mamá me abrazó en cuanto entré a la cocina. —La abuela tiene buenas
intenciones. Sólo que ella nunca piensa antes de hablar, o actuar.
Hice una cara. —Puedo decirlo. Y no me gustan las cosas que dice de papá.
Además ella odió mi regalo.
—Ella no lo odió. Ella... ella cree que todos son como ella, y piensa sólo en
ropa, joyas y maquillaje. Comprar regalos útiles no es algo que mi madre
entiende.
— Uno pensaría que ella entendería para qué es un paraguas —dije, y tomé el
vaso que la abuela siempre usa del gabinete—. ¿Y cómo viene siempre a decir
cosas acerca de papá?
Mamá suspiró. —Ella no lo entiende. Mi padre era un trabajólico, y cuando
estaba en casa... bueno, sólo voy a decir que él no era feliz. Tu padre, por
otro lado, ama estar en casa. Me ama y también a sus hijos. Le gusta relajarse
y tener diversión.
Abrí el refrigerador y saqué una lima, cortando un pedazo y pegándolo sobre
el borde del vaso justo como a la abuela le gusta. —Pero tu papá hizo mucho
dinero, ¿verdad?
—Lo hizo —dijo mamá—. Pero no le hizo ni a él o a tu abuela o a mí mucho
bien—. Me dio una soda Diet, sin encontrar mis ojos.
Quizás no le había hecho mucho bien entonces, pero estaba bastante segura
que el dinero era la única razón por la que la abuela estaba acá ahora. No lo
dije, porque algo en la forma de mamá me detuvo.
Tomé la bebida de la abuela y luego me senté junto a ella cuando acarició el
sofá. — Quiero oír acerca de ti, querida —dijo ella, moviendo su copa y
frunciendo el ceño brevemente al hielo—. ¿Cómo está la escuela? ¿Hay
algunos chicos en el horizonte?
Genial. Encontré algo peor que trabajar con papá. — Um… ¿ése es un traje
nuevo?
—Lo es, querida. He tomado un avión a Nueva York la semana pasada y pasé
cuatro días de compra. Algo que tú y yo haremos juntas. Haremos una
pequeña vacación y...
—Ningunas vacaciones de compras para ______ , madre —dijo mamá, saliendo
de la cocina—. La última cosa que ella necesita es pasar día tras día
probándose ropa y escucharte decirle cuán bonita sería si solo hiciera esto o
aquello.
—Sharon, yo nunca...
—No he olvidado como celebramos mi décimo—octavo cumpleaños, madre.
—Yo tampoco —dijo la abuela—. Un día entero juntas, y al final de él me
dijiste que ibas a ir a la universidad de California, no importó que nunca
hayas dicho una palabra sobre el deseo de ir ahí antes.
—Sí, bueno, ahí es donde Berkeley estaba —dijo mamá, su voz fuerte—. Y te
administraste bastante bien sin mí, ¿o no?
—Todos hacemos lo que tenemos que hacer —dijo la abuela, su voz igual de
fuerte, y yo dije que estaba cansada y me escapé a mi cuarto.
Cerré mi puerta apoyando mi mano contra ella. Tenía una imagen de mí y
Anna en el Jackson Jamboree que grabé esa vez. Lo he usado para verla cada
noche antes de dormir. Ahora lo mantuve en el cajón del escritorio.
Giré, mirando alrededor de mi cuarto. Sobre mi cama había un espacio vacío
donde el mono de peluche que ella me había dado cuando tenía ocho solía
estar.
Deseaba poder llamar a Anna ahora y contarle de la abuela, de todo, pero no
pude, tengo el mono en la parte trasera de mi armario y lo miré hasta que
mis ojos enrojecieron. Cuando lo puse en su sitio, me dije a mi misma que no
estaba llorando, e ignoré la humedad que caía de mi cara al mono, cerrando
la puerta antes de verlo sentado ahí solo.
Dejándolo atrás y olvidado, como lo hizo Anna conmigo.
y se apresuró por un brazo, pasando a papá como si no estuviera ahí.
—Hola, abuela —dije, sintiéndome tan pequeña y sencilla como siempre lo
hacía alrededor suyo.
La abuela estaba cerca de los seis pies de altura, y había modelado cuando
era más joven. Tenía fotos de sí misma por todas partes en su casa para
demostrarlo, e incluso ahora, cuando estaba anciana, todavía tiene el tipo de
cara que hace que la gente pare y la mire.
—Debería llevarte a un salón adecuado para que obtengas cejas formadas —
dijo ella—. Debe haber uno por aquí en algún lugar. Tienes mis cejas,
querida, y deben estar domadas.
—Madre,______ no necesita hacer nada a sus cejas. —Mamá le dio a mi brazo
un suave y tranquilizador apretón, dejándome desasirme de la abuela—.
Además, ¿recuerdas lo que sucedió cuando quisiste obrar bien antes de mi
fiesta de cumpleaños de dieciséis? La abuela suspiró.
—No puedo creer que recuerdes eso, Sharon.
—Madre, no saliste de la cama por una semana. Tuve que tener a la Sra. Glick
en la puerta de al lado para que me llevara de vuelta a la escuela porque papi
estaba en Suiza.
La abuela ondeó una mano, como espantando las palabras de mamá, y mamá
frunció el ceño antes de girarse a papá, que había esquivado a la abuela y
tomado a mamá en sus brazos.
— Ustedes muchachos, nadie necesita ver eso —dijo Todd, sujetándome con
un codo mientras él caminaba detrás mío, su versión de un saludo—. Papá,
llegué al último nivel de nuestro juego. ¿Quieres verlo?
Papá quería, por supuesto, por lo que todos terminamos en la sala de estar,
mamá, la abuela y yo sentadas sobre el sofá mientras papá y Todd se
sentaban en el suelo explotando a chicos malo imaginarios.
—Veo que todavía Steve tiene su pequeña afición —dijo la abuela a mamá, y
por la enorme, fija, y falsa sonrisa en la cara de papá, podría decir que él
estaba imaginando que todos en la pantalla eran la abuela.
—Me ayuda a relajarme —dijo sin alejarse del juego—. Sharon, ¿hay
sándwiches?
—¿Rost bif o jamón? —dijo mamá, empezando a levantarse, pero la abuela
puso una mano sobre sus rodilla.
—Acabas de decir que querías sentarte y descansar, querida.
Mamá se congeló, luego dijo: —Discúlpame, madre —dijo con su voz helada,
y se levantó. Cuando ella había entrado en la cocina, la abuela me miró.
—Luces cansada, cariño. ¿Tuviste un día largo?
Largo y extraño. Pensé acerca de Joe , y el beso, y sentí un pequeño escalofrío
corres a través mío. —Algo así. Pero al menos no tengo que ir a la escuela.
—¿Sin escuela? ¿Así que pasaste el día con tus amigos? —me sonrió—. ¿Qué
compraste?
La abuela tenía amigos, o al menos decía que los tenía, y sólo alguna vez hizo
alguna cosa con ellos: comprar. Cada armario en su casa estaba lleno de ropa
y zapatos y bolsos, todo coordinado por color y número de acuerdo a algún
sistema que ella había establecido. Mamá una vez me dijo que su primer
recuerdo era de ella sentada en una tienda mirando a la abuela mirar
zapatos. No me interesa comprar, pero la abuela lo trata como una religión.
—Trabajé con papá —dije. Él me miró, una sonrisa real sobre su cara, y yo le
devolví la sonrisa.
—¿Trabajando? Pero querida, tú solo tienes dieciséis.
—Ella sabe cuántos años tiene, madre —mamá dijo desde la cocina—. El
negocio de Steve es un negocio familiar. Eso significa que todos ayudan. Te
dije eso antes.
—Pero pobres Todd y ______ , trabajando tan duro…
—No es tan malo, abuela —dijo Todd, mirándola sobre su hombro y luego
observando a papá, que estaba mirando la pantalla de la televisión con su
falsa sonrisa ardiendo otra vez a través de su cara—. Además, ¿el abuelo no
trabajaba todo el tiempo?
— Él era un hombre muy importante —dijo la abuela—. Y la creación de
medicinas no es algo de lo que uno se toma vacaciones. Pero él nunca me
habría hecho trabajar, y tu madre... oh, cuando ella era una muchacha, nunca
necesitó nada. Él nos cuidó y ciertamente no habría dejado su trabajo para
vender…
—Madre —dijo mamá, volviendo y dándole a papá un sándwich—. Era adicto
a los analgésicos que desarrolló, y nunca notó nada ni a nadie mientras
estaba en casa, lo que no era a menudo. No hagamos de él un santo, ¿de
acuerdo?
La abuela aclaró su garganta, luciendo molesta. Papá apretó la mano de
mamá, sonriendo una tensa y muy falsa sonrisa. Mamá parecía trastornada.
Todd los miró y luego me lanzó una mirada, diciendo: —Hey, abuela, ______ y
yo no te dimos tus regalos de cumpleaños la última vez que estuviste aquí.
—Cierto —dije, dándome cuenta de lo que estaba haciendo. Distraer a la
abuela era una buena idea, y afortunadamente, era fácil—. ¿Quieres tus
regalos ahora?
La abuela sonrió abiertamente, y la tensión en el cuarto, tan fuerte hace un
segundo, disminuía. Aún así, no sabía cómo íbamos a sobrevivir con ella,
especialmente cuando le tomó cerca de un minuto para rasgar todos sus
regalos y decir: —Bueno, ¡esos eran inusuales! —antes de mirarnos como si
estuviera esperando más.
— Recién me acuerdo que tengo... que hornear un pastel mañana —dijo
mamá, desapareciendo de vuelta en la cocina—. Hay un cumpleaños en el
trabajo.
Papá, Todd y yo miramos tras ella, y luego papá dijo: —¡Hielo!
Se giró a la abuela. —Sé que te gusta mucho el hielo cuando tienes una
bebida, y nuestro congelador aún sólo hace cubitos de hielo, no picado. Mejor
si voy por algo.
—Yo iré... —dije al mismo tiempo que Todd dijo: —Agarraré mis llaves, papá,
y podemos tomar mi auto.
Entonces terminé por sentarme en la sala de estar con la abuela, quien sonrió
y luego tocó con una mano con una perfecta manicura el paraguas que yo le
había dado.
—Este es un muy encantador paraguas, querida —dijo ella—. Pero el regalo
de tu hermano... ¿qué es, y por qué piensa que quiero leer acerca de árboles
llorones?
—Es un poema, abuela. —Antes de querer ser actor, Todd iba a ser un poeta.
—Llorar, profundo, pedir... ah, rimando. Ya veo. —Ella suspiró—. ¿No se
supone que tienes la foto del brazalete de Tiffany que envié?
—La tenemos. —La abuela siempre nos enviaba anuncios de cosas que
nosotros podríamos conseguirle como regalos. Generalmente cuestan más
que los frenos que Todd tenía, y mamá decía que tendríamos que pagar por
esos hasta que Todd tenga hijos y ellos necesiten frenos.
—Oh. Bueno, entonces, no importa —dijo la abuela, y miró alredor de nuestra
sala de estar, con el ceño fruncido al montón de videojuegos que papá había
amontonado en el suelo al lado de la televisión—. No entiendo cómo trabaja
la mente de tu madre. ¿Qué clase de marido solo holgazanea…?
—Madre, para —mamá gritó desde la cocina—. ¿Por qué no vienes a
ayudarme con este pastel?
—Cariño, estoy bien aquí. ¿Alguna vez conseguiste ese buen libro que envié
acerca de decoración con un presupuesto?
Mamá salió de la cocina, una caja de mezcla de torta en una mano. —Sí,
madre, pero, tristemente, Steve y yo no tenemos veinte de los grandes
alrededor para instalar paredes especialmente texturadas en la sala de estar.
Nosotros preferiríamos enviar a ______ a la universidad.
—Oh cariño, nunca podrías cambiar las paredes aquí. Haría al resto de la
casa lucir más desastrosa.
Mamá rodó sus ojos y volvió a la cocina.
Me pregunté cómo la abuela y el abuelo habían producido a mi madre, quien
era siempre tan sensible, y me levanté, diciéndole a la abuela que le
conseguiría una bebida. Ella siempre bebía soda Diet con una rodaja de lima
y mucho hielo. El hielo estaría mal ahora, por supuesto, no le gustaría, pero
al menos yo sería capaz de alejarme de ella por un minuto o dos.
Mamá me abrazó en cuanto entré a la cocina. —La abuela tiene buenas
intenciones. Sólo que ella nunca piensa antes de hablar, o actuar.
Hice una cara. —Puedo decirlo. Y no me gustan las cosas que dice de papá.
Además ella odió mi regalo.
—Ella no lo odió. Ella... ella cree que todos son como ella, y piensa sólo en
ropa, joyas y maquillaje. Comprar regalos útiles no es algo que mi madre
entiende.
— Uno pensaría que ella entendería para qué es un paraguas —dije, y tomé el
vaso que la abuela siempre usa del gabinete—. ¿Y cómo viene siempre a decir
cosas acerca de papá?
Mamá suspiró. —Ella no lo entiende. Mi padre era un trabajólico, y cuando
estaba en casa... bueno, sólo voy a decir que él no era feliz. Tu padre, por
otro lado, ama estar en casa. Me ama y también a sus hijos. Le gusta relajarse
y tener diversión.
Abrí el refrigerador y saqué una lima, cortando un pedazo y pegándolo sobre
el borde del vaso justo como a la abuela le gusta. —Pero tu papá hizo mucho
dinero, ¿verdad?
—Lo hizo —dijo mamá—. Pero no le hizo ni a él o a tu abuela o a mí mucho
bien—. Me dio una soda Diet, sin encontrar mis ojos.
Quizás no le había hecho mucho bien entonces, pero estaba bastante segura
que el dinero era la única razón por la que la abuela estaba acá ahora. No lo
dije, porque algo en la forma de mamá me detuvo.
Tomé la bebida de la abuela y luego me senté junto a ella cuando acarició el
sofá. — Quiero oír acerca de ti, querida —dijo ella, moviendo su copa y
frunciendo el ceño brevemente al hielo—. ¿Cómo está la escuela? ¿Hay
algunos chicos en el horizonte?
Genial. Encontré algo peor que trabajar con papá. — Um… ¿ése es un traje
nuevo?
—Lo es, querida. He tomado un avión a Nueva York la semana pasada y pasé
cuatro días de compra. Algo que tú y yo haremos juntas. Haremos una
pequeña vacación y...
—Ningunas vacaciones de compras para ______ , madre —dijo mamá, saliendo
de la cocina—. La última cosa que ella necesita es pasar día tras día
probándose ropa y escucharte decirle cuán bonita sería si solo hiciera esto o
aquello.
—Sharon, yo nunca...
—No he olvidado como celebramos mi décimo—octavo cumpleaños, madre.
—Yo tampoco —dijo la abuela—. Un día entero juntas, y al final de él me
dijiste que ibas a ir a la universidad de California, no importó que nunca
hayas dicho una palabra sobre el deseo de ir ahí antes.
—Sí, bueno, ahí es donde Berkeley estaba —dijo mamá, su voz fuerte—. Y te
administraste bastante bien sin mí, ¿o no?
—Todos hacemos lo que tenemos que hacer —dijo la abuela, su voz igual de
fuerte, y yo dije que estaba cansada y me escapé a mi cuarto.
Cerré mi puerta apoyando mi mano contra ella. Tenía una imagen de mí y
Anna en el Jackson Jamboree que grabé esa vez. Lo he usado para verla cada
noche antes de dormir. Ahora lo mantuve en el cajón del escritorio.
Giré, mirando alrededor de mi cuarto. Sobre mi cama había un espacio vacío
donde el mono de peluche que ella me había dado cuando tenía ocho solía
estar.
Deseaba poder llamar a Anna ahora y contarle de la abuela, de todo, pero no
pude, tengo el mono en la parte trasera de mi armario y lo miré hasta que
mis ojos enrojecieron. Cuando lo puse en su sitio, me dije a mi misma que no
estaba llorando, e ignoré la humedad que caía de mi cara al mono, cerrando
la puerta antes de verlo sentado ahí solo.
Dejándolo atrás y olvidado, como lo hizo Anna conmigo.
Fast Life'
Re: P E R F E C T Y O U ( Joe &______)
AVISO
Chicas que leen mi nove me ire de vacaciones & el Bipolar de mi padre no me dejo llevar mi Lap D:
asi que pido que me esperen hasta el viernes que es cuando creo que llegare (¿? )
Espero que cuando llegue las pocas Lectoras que tengo no me hallan abandonado U.U
POSDATA:
Cuando llegue talvez & haga un Maraton :D
Chicas que leen mi nove me ire de vacaciones & el Bipolar de mi padre no me dejo llevar mi Lap D:
asi que pido que me esperen hasta el viernes que es cuando creo que llegare (¿? )
Espero que cuando llegue las pocas Lectoras que tengo no me hallan abandonado U.U
POSDATA:
Cuando llegue talvez & haga un Maraton :D
Fast Life'
Re: P E R F E C T Y O U ( Joe &______)
Tienes qe poner mas encuanto lleges please(: mencanta..
qe desesperacion con la abuela..no me gusta qe able asi de mi papa'
-mencanta a mas no poder la novela'
-Yo tambien quiera tener a Anna ahi para contarle todo'
Sigue encuanto puedas:D
-Espero qe si puedas hacer el maraton
qe desesperacion con la abuela..no me gusta qe able asi de mi papa'
-mencanta a mas no poder la novela'
-Yo tambien quiera tener a Anna ahi para contarle todo'
Sigue encuanto puedas:D
-Espero qe si puedas hacer el maraton
-Lisset{♥
uncool.
Re: P E R F E C T Y O U ( Joe &______)
Nueva Lectora (= Yo no te abandono, entiendo como son los papas de freakys y nunca dejan llevar tecnologíaº hahaha bueno yo ya logre avanzar un poco con el mio porque ya lo hice adicto al twitter hahaha bueno pásatela increíble en tus vacaciones y perdón por no comentar antes pero leía desde el cel y le entro una forma "clásica" y ahora solo me sale texto y ya no podía comentar
Love Slayer
Re: P E R F E C T Y O U ( Joe &______)
Ahh q artante la vieja!!! :x .....No abandonare la nove!! estare aca el proximo viernes por la noche como siempre jeje :P
SIGUELA!!!!!!!!!
SIGUELA!!!!!!!!!
jb_fanvanu
Re: P E R F E C T Y O U ( Joe &______)
Capítulo 12
La mañana siguiente estaba tan nerviosa por ver a Joe que cuando llegué al
colegio ni siquiera me molesté en buscar a Anna.
No tenía ni idea qué iba a pasar, excepto que esperaba que las cosas
estuvieran bien, pero estaba casi segura que no lo estarían. Es decir, en mi
corazón todos eran finales felices, pero incluso entonces estaba algo confusa
el cómo llegar ahí. Y luego está el hecho de que había besado a Joe , quien ha
estado con tantas chicas —y quien claramente sabía lo que estaba haciendo—
que era básicamente un besador profesional. Además, salí corriendo después
del beso, y estoy segura de que eso no es algo que una adolescente normal de
dieciséis años haría.
Vi a Joe en el momento en que entré al primer período. Eso era normal,
aunque la forma en que mi corazón empezó a palpitar tan pronto como lo vi,
no lo era. Él estaba mirando la puerta, como si esperara a alguien, y cuando
entré, me miró directamente y sonrió.
—Hola —dijo. Eso tampoco era normal. Joe no me notaba cuando yo entraba
a clases, al menos no de esta forma.
Me sentía temblorosa, y las palmas de mis manos estaban húmedas con
sudor. Tenía que decirle algo, cualquier cosa, incluso yo sabía eso.
Pero no pude.
No podía porque, si le decía algo, si le decía ―hola de regreso, ¿entonces
qué? ¿ Joe querrá salir conmigo, y papá se conseguirá un trabajo real, y la
abuela volará a su casa y nunca regresará, y Anna será mi mejor amiga de
nuevo?
Ninguna de esas cosas va a pasar, nunca, y no quería que ese beso se
convirtiera en algo así. No quería que ese buen recuerdo desencadenara una
serie de muchos otros malos. Quería que se quedara en lo que era, un
grandioso momento, algo que fuera dulce y lo suficientemente fuerte como
para sostenerse por si mismo. Algo que yo pudiera recordar sin dolor.
Creo que fue algo bueno que no le respondiera nada, porque Joe miró hacia otro lado.
No me dijo nada más. No mencionó el beso.
No había esperado que lo hiciera, pero muy profundamente, en ese pequeño
lugar optimista que detestaba, dolía que no lo hubiera hecho. Pero realmente,
¿por qué un simple beso significaría algo para Joe ?
Especialmente cuando claramente no lo hacía. Después del almuerzo,
mientras botaba mi taza de sopa vacía, vi a Joe entrar en la cafetería. Se
estaba riendo, y cuando uno de sus amigos lo golpeó con el hombro, él
volteó, haciendo muecas en su cara de una exageración de una cara besando.
Una broma.
No tenía que adivinar acerca de qué ni de quién era.
Me sentí tan estúpida por haber estado tan nerviosa antes. Por gastar mi hora
de almuerzo pensando acerca de ese beso. Por pensar que fue grandioso.
Estaba enojada también. Sabía que él era solamente un chico y que había
muchísimos más en el mundo, pero no iba a tener una oportunidad de tener
mi primer beso de nuevo, y no era justo que se hubiera arruinado.
Fingí un dolor de cabeza en mi última clase y conseguí un pase a la
enfermería. Aunque no fui ahí. Fui al gimnasio. Sabía el horario de Joe , y en
el último período él trabajaba en la oficina del entrenador por el puesto
interino que se suponía debía haber terminado cuando la compañía que lo
patrocinaba fue a la bancarrota.
Estaba caminado por el estante de trofeos cuando las puertas del gimnasio se
abrieron y Anna salió, sus brazos tan llenos de fotocopias que todo lo que
podía ver era la parte superior de su cabeza. Una de las copias salió de la fila
y cayó al piso.
—Demonios —dijo, y luego se sacó uno de sus zapatos, intentando tomar la
copia con los dedos de sus pies. La vi tratar de agarrarla, y repentinamente
pensé que iba a llorar.
Ella todavía era Anna. Mi Anna, quien podía recoger cosas con los dedos de
sus pies y quien una vez, por una apuesta, había recogido dos monedas
seguido. Dos veces. Todd tuvo que llevarnos al cine, pagar nuestros boletos,
y comprarnos palomitas por eso.
—Aquí —le dije y recogí la copia, entregándosela.
Se paralizó por un momento y luego dijo: —¿Puedes ponerla encima de la
fila?
Lo hice
—Gracias —dijo ella, volviendo a colocarse el zapato y volteando la fila de
copias hacia el lado un poco, sólo lo necesario para que pudiera ver su
rostro.
Estaba sonriendo, sonriendo de verdad, no lo podia creer.
—Supongo que los dedos maravillosos no funcionan como solían hacerlo.
Supongo que mis días degloria terminaron con las monedas, ¿no?
No podía moverme, no podía hablar.
Ella me habló. Después de meses de silencio, ¡ella me habló! Y recordaba las monedas,por un momento incluso crei que soñaba .
—Pensé que la cabeza de Todd iba a explotar cuando las dos ordenamos
palomitas grandes —continúo, e hizo una cara, un espejo de la expresión de
Todd como había sido esa noche.
—Oh, lo sé —dije, sonriendo, mientras recordaba lo enojado que había
estado, y porque estaba tan feliz de que finalmente ella estuviera hablando
conmigo—. Aunque lo mejor fue que de hecho lo atrapé intentando hacerlo
más tarde y no pudo.
Anna sonrió de nuevo. —No todo el mundo tiene mis dedos maravillosos. Me
encantaba cómo tu Papá solía decir eso: ―Anna y sus dedos maravillosos‖. Mi
papá raramente me notaba y… bueno. —Me miró, y fue una verdadera mirada
de Anna, fuerte y triste al mismo tiempo—. Tú sabes cómo es él.
Yo lo sabía. —¿Has hablado con él últimamente?
—Me llamó la semana pasada —dijo, su voz triste y repentinamente
temblorosa—. Se va a casar de nuevo. Su nombre es Becky y es genial, es
maravillosa... no paraba de hablar de ella. Y después ni siquiera me pidió que
fuera a la boda.
—Debes estar tan enojada —dije—. Lo juro, si miraras en el diccionario, su
foto estaría junto con la palabra ―idiota.
Se rió. —Debería estarlo, ¿cierto? Y estoy enojada. Todo el mundo me ha
dicho cuánto lo sienten, pero nadie ha visto… nadie más ha visto lo enojada
que estoy. Dios, te extrañé tanto...
Se interrumpió y miró al suelo, luego sacudió su cabeza. —Tengo que irme —
dijo tan rápidamente que las palabras prácticamente se atropellaron unas
con otras, y antes de poder decir algo, antes de siquiera poder pensar algo,
ella se fue.
Me quedé mirando tras ella, paralizada.
Ella me extrañaba. Ella recordaba lo de las monedas. Recordaba ser mi amiga.
Anna me extrañaba.
Miré alrededor, mi mente dando vueltas.
Quizá podría buscarla y podríamos hablar. Realmente hablar. Debe de tener
esta hora libre, para hacer manados para las porristas o algo así, y si la
alcanzara ahora...
—Así que, dedos maravillosos. Supongo que ahora sé cómo convertirme en
una porrista exitosa.
Joe . Él estaba recostado contra la pared cerca a la puerta del gimnasio, con
las manos en sus bolsillos.
—¿Te paraste ahí a escuchar mientras hablábamos?
—¿Qué se supone que iba a decir: ―hola Anna, siento molestarte mientras
estás fastidiando la mente de ________ , pero no puedes apagar la copiadora
cuando has terminado de usarla porque algunos de nosotros tenemos
montones de formularios de salud que copiar?
Ahora recordaba por qué había venido hasta aquí. —Ella no me estaba
fastidiando, estaba hablando conmigo. Pero, desde luego, no puedo esperar a
que tú sepas la diferencia, tú—cerdo—perro—comadreja—perdedor.
—Wow —dijo, sonando sorprendido y un poco enojado—, ¿me besas, me
ignoras, y ahora me estás insultando? Eso parece un poco extraño
pero, desde luego, tú lo eres...
—¿Yo te besé? ¿Esa es la historia que estás contando?
—¿Ahora estoy contando historias de ti?
—Te vi en el almuerzo.
—¿El almuerzo? Yo no dije nada sobre ti en el almuerzo.
—Cierto. Es algo curioso , pero no confío en mentirosos.
—Bien —dijo y luego jaló el cuello de su camiseta a la izquierda, mostrando
un moretón con la forma de una boca en su cuello—. Alguien vio esto
que me hicistes temprano, y he estado recibiendo burlas por eso todo el día,
así que en el almuerzo amenacé a todos con darles uno propio —dijo, y
luego hizo la expresión que le había visto antes.
—¿Así que tus amigos van por ahí mirando bajo tu camiseta? Y yo no te hice
esa… cosa.
Se rió. —Seguro, fue sólo una chica que comparte tu nombre y se ve justo
como tú. Y me gustaría verte intentando esconder esto todo el día. ¿Eres en
parte vampiro?
Empecé a reír, luego me detuve a mí misma. —Mira, yo no te hice...
—¿Qué? ¿No me diste esto? —se movió hacia mí, tocando el moretón con un
dedo—. ¿Debería refrescar tu memoria?
—No eres gracioso —dije y golpeé su pecho con un dedo.
Él lo agarró y se inclinó, presionando sus labios sobre mi cuello, justo bajo
mi oído. Sentí la calidez de su boca, un filoso y rápido mordisco de sus
dientes, y luego me estaba sonriendo de nuevo.
—Ahora estamos a mano.
Lo miré, mi boca colgando abierta en algún punto cerca de mis rodillas. Su
sonrisa se desvaneció y esa mirada, la intensa de la noche anterior, regresó.
La campana sonó y él no se movió. La mirada no cambió. Escuché gente venir
por los pasillos, una ola de sonido creció dirigiéndose a nosotros.
Él continúo mirándome. No estaba segura de si yo seguía respirando.
—¡Jonas! ¿Dónde demonios están esas copias? —alguien gritó, miré por
encima y vi a uno de los entrenadores mirándonos mal.
Joe parpadeó, como si se estuviera despertando, y miró hacia el entrenador.
Yo me alejé, prometiéndome a mí misma que lo descifraría todo más tarde.
colegio ni siquiera me molesté en buscar a Anna.
No tenía ni idea qué iba a pasar, excepto que esperaba que las cosas
estuvieran bien, pero estaba casi segura que no lo estarían. Es decir, en mi
corazón todos eran finales felices, pero incluso entonces estaba algo confusa
el cómo llegar ahí. Y luego está el hecho de que había besado a Joe , quien ha
estado con tantas chicas —y quien claramente sabía lo que estaba haciendo—
que era básicamente un besador profesional. Además, salí corriendo después
del beso, y estoy segura de que eso no es algo que una adolescente normal de
dieciséis años haría.
Vi a Joe en el momento en que entré al primer período. Eso era normal,
aunque la forma en que mi corazón empezó a palpitar tan pronto como lo vi,
no lo era. Él estaba mirando la puerta, como si esperara a alguien, y cuando
entré, me miró directamente y sonrió.
—Hola —dijo. Eso tampoco era normal. Joe no me notaba cuando yo entraba
a clases, al menos no de esta forma.
Me sentía temblorosa, y las palmas de mis manos estaban húmedas con
sudor. Tenía que decirle algo, cualquier cosa, incluso yo sabía eso.
Pero no pude.
No podía porque, si le decía algo, si le decía ―hola de regreso, ¿entonces
qué? ¿ Joe querrá salir conmigo, y papá se conseguirá un trabajo real, y la
abuela volará a su casa y nunca regresará, y Anna será mi mejor amiga de
nuevo?
Ninguna de esas cosas va a pasar, nunca, y no quería que ese beso se
convirtiera en algo así. No quería que ese buen recuerdo desencadenara una
serie de muchos otros malos. Quería que se quedara en lo que era, un
grandioso momento, algo que fuera dulce y lo suficientemente fuerte como
para sostenerse por si mismo. Algo que yo pudiera recordar sin dolor.
Creo que fue algo bueno que no le respondiera nada, porque Joe miró hacia otro lado.
No me dijo nada más. No mencionó el beso.
No había esperado que lo hiciera, pero muy profundamente, en ese pequeño
lugar optimista que detestaba, dolía que no lo hubiera hecho. Pero realmente,
¿por qué un simple beso significaría algo para Joe ?
Especialmente cuando claramente no lo hacía. Después del almuerzo,
mientras botaba mi taza de sopa vacía, vi a Joe entrar en la cafetería. Se
estaba riendo, y cuando uno de sus amigos lo golpeó con el hombro, él
volteó, haciendo muecas en su cara de una exageración de una cara besando.
Una broma.
No tenía que adivinar acerca de qué ni de quién era.
Me sentí tan estúpida por haber estado tan nerviosa antes. Por gastar mi hora
de almuerzo pensando acerca de ese beso. Por pensar que fue grandioso.
Estaba enojada también. Sabía que él era solamente un chico y que había
muchísimos más en el mundo, pero no iba a tener una oportunidad de tener
mi primer beso de nuevo, y no era justo que se hubiera arruinado.
Fingí un dolor de cabeza en mi última clase y conseguí un pase a la
enfermería. Aunque no fui ahí. Fui al gimnasio. Sabía el horario de Joe , y en
el último período él trabajaba en la oficina del entrenador por el puesto
interino que se suponía debía haber terminado cuando la compañía que lo
patrocinaba fue a la bancarrota.
Estaba caminado por el estante de trofeos cuando las puertas del gimnasio se
abrieron y Anna salió, sus brazos tan llenos de fotocopias que todo lo que
podía ver era la parte superior de su cabeza. Una de las copias salió de la fila
y cayó al piso.
—Demonios —dijo, y luego se sacó uno de sus zapatos, intentando tomar la
copia con los dedos de sus pies. La vi tratar de agarrarla, y repentinamente
pensé que iba a llorar.
Ella todavía era Anna. Mi Anna, quien podía recoger cosas con los dedos de
sus pies y quien una vez, por una apuesta, había recogido dos monedas
seguido. Dos veces. Todd tuvo que llevarnos al cine, pagar nuestros boletos,
y comprarnos palomitas por eso.
—Aquí —le dije y recogí la copia, entregándosela.
Se paralizó por un momento y luego dijo: —¿Puedes ponerla encima de la
fila?
Lo hice
—Gracias —dijo ella, volviendo a colocarse el zapato y volteando la fila de
copias hacia el lado un poco, sólo lo necesario para que pudiera ver su
rostro.
Estaba sonriendo, sonriendo de verdad, no lo podia creer.
—Supongo que los dedos maravillosos no funcionan como solían hacerlo.
Supongo que mis días degloria terminaron con las monedas, ¿no?
No podía moverme, no podía hablar.
Ella me habló. Después de meses de silencio, ¡ella me habló! Y recordaba las monedas,por un momento incluso crei que soñaba .
—Pensé que la cabeza de Todd iba a explotar cuando las dos ordenamos
palomitas grandes —continúo, e hizo una cara, un espejo de la expresión de
Todd como había sido esa noche.
—Oh, lo sé —dije, sonriendo, mientras recordaba lo enojado que había
estado, y porque estaba tan feliz de que finalmente ella estuviera hablando
conmigo—. Aunque lo mejor fue que de hecho lo atrapé intentando hacerlo
más tarde y no pudo.
Anna sonrió de nuevo. —No todo el mundo tiene mis dedos maravillosos. Me
encantaba cómo tu Papá solía decir eso: ―Anna y sus dedos maravillosos‖. Mi
papá raramente me notaba y… bueno. —Me miró, y fue una verdadera mirada
de Anna, fuerte y triste al mismo tiempo—. Tú sabes cómo es él.
Yo lo sabía. —¿Has hablado con él últimamente?
—Me llamó la semana pasada —dijo, su voz triste y repentinamente
temblorosa—. Se va a casar de nuevo. Su nombre es Becky y es genial, es
maravillosa... no paraba de hablar de ella. Y después ni siquiera me pidió que
fuera a la boda.
—Debes estar tan enojada —dije—. Lo juro, si miraras en el diccionario, su
foto estaría junto con la palabra ―idiota.
Se rió. —Debería estarlo, ¿cierto? Y estoy enojada. Todo el mundo me ha
dicho cuánto lo sienten, pero nadie ha visto… nadie más ha visto lo enojada
que estoy. Dios, te extrañé tanto...
Se interrumpió y miró al suelo, luego sacudió su cabeza. —Tengo que irme —
dijo tan rápidamente que las palabras prácticamente se atropellaron unas
con otras, y antes de poder decir algo, antes de siquiera poder pensar algo,
ella se fue.
Me quedé mirando tras ella, paralizada.
Ella me extrañaba. Ella recordaba lo de las monedas. Recordaba ser mi amiga.
Anna me extrañaba.
Miré alrededor, mi mente dando vueltas.
Quizá podría buscarla y podríamos hablar. Realmente hablar. Debe de tener
esta hora libre, para hacer manados para las porristas o algo así, y si la
alcanzara ahora...
—Así que, dedos maravillosos. Supongo que ahora sé cómo convertirme en
una porrista exitosa.
Joe . Él estaba recostado contra la pared cerca a la puerta del gimnasio, con
las manos en sus bolsillos.
—¿Te paraste ahí a escuchar mientras hablábamos?
—¿Qué se supone que iba a decir: ―hola Anna, siento molestarte mientras
estás fastidiando la mente de ________ , pero no puedes apagar la copiadora
cuando has terminado de usarla porque algunos de nosotros tenemos
montones de formularios de salud que copiar?
Ahora recordaba por qué había venido hasta aquí. —Ella no me estaba
fastidiando, estaba hablando conmigo. Pero, desde luego, no puedo esperar a
que tú sepas la diferencia, tú—cerdo—perro—comadreja—perdedor.
—Wow —dijo, sonando sorprendido y un poco enojado—, ¿me besas, me
ignoras, y ahora me estás insultando? Eso parece un poco extraño
pero, desde luego, tú lo eres...
—¿Yo te besé? ¿Esa es la historia que estás contando?
—¿Ahora estoy contando historias de ti?
—Te vi en el almuerzo.
—¿El almuerzo? Yo no dije nada sobre ti en el almuerzo.
—Cierto. Es algo curioso , pero no confío en mentirosos.
—Bien —dijo y luego jaló el cuello de su camiseta a la izquierda, mostrando
un moretón con la forma de una boca en su cuello—. Alguien vio esto
que me hicistes temprano, y he estado recibiendo burlas por eso todo el día,
así que en el almuerzo amenacé a todos con darles uno propio —dijo, y
luego hizo la expresión que le había visto antes.
—¿Así que tus amigos van por ahí mirando bajo tu camiseta? Y yo no te hice
esa… cosa.
Se rió. —Seguro, fue sólo una chica que comparte tu nombre y se ve justo
como tú. Y me gustaría verte intentando esconder esto todo el día. ¿Eres en
parte vampiro?
Empecé a reír, luego me detuve a mí misma. —Mira, yo no te hice...
—¿Qué? ¿No me diste esto? —se movió hacia mí, tocando el moretón con un
dedo—. ¿Debería refrescar tu memoria?
—No eres gracioso —dije y golpeé su pecho con un dedo.
Él lo agarró y se inclinó, presionando sus labios sobre mi cuello, justo bajo
mi oído. Sentí la calidez de su boca, un filoso y rápido mordisco de sus
dientes, y luego me estaba sonriendo de nuevo.
—Ahora estamos a mano.
Lo miré, mi boca colgando abierta en algún punto cerca de mis rodillas. Su
sonrisa se desvaneció y esa mirada, la intensa de la noche anterior, regresó.
La campana sonó y él no se movió. La mirada no cambió. Escuché gente venir
por los pasillos, una ola de sonido creció dirigiéndose a nosotros.
Él continúo mirándome. No estaba segura de si yo seguía respirando.
—¡Jonas! ¿Dónde demonios están esas copias? —alguien gritó, miré por
encima y vi a uno de los entrenadores mirándonos mal.
Joe parpadeó, como si se estuviera despertando, y miró hacia el entrenador.
Yo me alejé, prometiéndome a mí misma que lo descifraría todo más tarde.
Fast Life'
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Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
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Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
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Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
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