Three hugs, please. |Louis Tomlinson|

Oye Gemma, ¿cuándo nuestra noche de bodas?

Pase de página, violame.

La vida no es fácil, la vida te pone la zancadilla cuando le apetece, haciéndote caer al suelo, de cabeza -la mayoría de las veces- Y ahora, teniendo que vivir solo, rodeado de todo lo malo... es más difícil. Louis nunca pidió lo que ahora tiene, es más, nadie lo pide. Quedarte solo a los siete años parece doloroso ¿verdad? pues, os diré que es más que eso. La soledad es peor que una enfermedad, nadie quiere tenerte, porqué puedes ser una carga, nadie parece quererte, a nadie parece importarle tu estado, a nadie le importa tu aspecto, o tu sufrimiento. Nadie quiere estar contigo.
-¡Tomlinson!-Gritó Jonathan corriendo en su dirección.-¡Mierda! ¡Corre!-Gritó una vez más, haciendo que Louis volviese a incorporarse para correr hacia el coche. Detrás de él, el humo era asfixiante. Podías oír maldecir a los enemigos, escuchabas gritos de socorro entre ellos.
Nada más llegar al vehículo, Louis abrió la puerta del conductor y con un movimiento seguro, entró dentro. Las carcajadas no tardaron a aparecer luego de que prendiera el motor, y se alegaran del lujar.
-¡Maldito estúpido!-Le gritó el castaño a Jonathan.-¡Tenías que haberme avisado!
-Lo hice, tú no me escuchaste. Por cierto, buen trabajo con Payne.-Rió por lo bajo el moreno.
-Lo sé, ese cabrón no volverá a meterse con nosotros.
-No estés tan seguro, sabes como es él con estas cosas.-Recordó.
-No creo que sea tan imbécil como para volver ha hacer eso...
-No sé que tienes contra Payne.-Interrumpió.
-Sabes lo que le hizo a Danielle.-Murmuró dando un giro clave al volante. Su voz sonaba gruesa, como cada vez que hablaba del tema.-Y lo que su padre le hizo a mi familia.
-Tienes que superarlo, dejar el pasado atrás. Vivir el momento, tío, debes vivir el presente.
-Jonny, sin el pasado, no habría presente.-Dijo divertido.-Además, dudo que sepas que es vivir.
-Vivir es nacer cada cinco minutos, Louis.
El castaño apartó la mirada del camino para mirar a su acompañante, él tenía razón. La vida, a pesar de ser despiadada, horrible, sucia y repugnante. Tenía su lado bueno, con sus locuras y estupideces, aunque, él no lo viese de esa forma.
-Lo que tu digas, hermano.-Le respondió cortamente, silenciando las últimas palabras al recordar lo que su padre le decía. La vida es nacer cada cinco minutos, Louis, detente, y disfruta de la montaña rusa que te depara.
-¿Quieres hablar?-Preguntó sincero, su moreno amigo.
-¿Hablar? Oh, Parks, no me vengas con mariconadas.-Rió.
-Escúchame, idiota.-La dureza de las palabras de Jonathan hicieron que Louis lo mirase al instante.-Todos sufrimos a veces, tú no eres la excepción... ¿Entiendes? Todos necesitamos hablar, puede que tú no quieras hacerlo, pero en el fondo... Lo necesitas.-Y eso sentenció la conversación de los dos amigos. La pura verdad contra un escudo de mentiras. Era eso, Louis decía que no necesitaba ningún tipo de ayuda, una mentira que crecía con él cada día. Y Jonathan, intentaba ayudarlo.
Llegaron a la casa, tres pisos llenos de alcohol, o al menos, así lo decía él. La verja estaba abierta, solo para ellos. El jardín amplio, se expandía por el pequeño vecindario, con un lujar así para vivir, ¿quién sospecharía? Nadie. Puede que ni la mismísima madre de Jonathan -la cual, se pasaba todos los días por la casa- llegase nunca a sospechar sobre lo que escondían.
-Dame las llaves del garaje, iré ha guardar esto antes de que mi madre aparezca por la mañana.-Habló Jonathan nada más bajarse del vehículo negro, sacudió la bolsa de cuero entre sus manos y miró a su amigo.-Vamos.-Insistió. Louis lanzó las llaves al aire, y las dejó caer otra vez en su palma.
-Toma.-Las tendió frente a su amigo y este las agarró con un solo movimiento.
-Gracias.
-¿Pizza?
-Con Pepsi.-Afirmó indirectamente.
-Bien.-Murmuró el castaño alejándose del moreno y cruzando el pequeño  camino de piedras grises que dirigían a la casa. Abrió la puerta, y entró cerrando detrás de él. Suspiró una, dos, tres veces. ¿Cómo era capaz? Hoy, había ido a la universidad, había molestado a unos cuantos, pero había estado absolutamente solo -como todos los días del curso- y nadie se le había acercado -como normalmente ocurría- pero, por la tarde, había ido a casa de Payne, y le había disparado en un hombro mientras Jonathan se librara de Malik, y cogía la bolsa.
Así era su vida.
Como la de un súper héroe.
No, como la de un súper héroe no. Tal vez, se parecía la rutina, pero él nunca se creería un súper héroe. Jamás lo haría.
Se adentró al salón, una botella vacía de alcohol yacía encima de la alfombra azul, la que la tía de Jonny, Margaret, les había regalado. La chutó y el sonido chirriante del vidrio llegó a sus oídos. La botella chocó contra la pata de la mesa, y después de unos minutos de silencio, Louis fue a recogerla.
-¿¡Pides tú la pizza!?-Le preguntó el moreno desde la puerta.
-¡Sí!-Afirmó él, sosteniendo la botella.
-Pues date prisa, porqué dudo que a las tres de la noche nos la traigan.-Comentó divertido apareciendo detrás de él.
-Toma.-Louis le dio la botella vacía a su amigo, dejándole confundido mirando el objeto.
Se acercó al mueble de la cocina, donde se encontraba uno de los cinco teléfonos que tenían en la casa, y lo descolgó llevándoselo al oído. Pulsó los números, marcando el de la famosa pizzería de Doncaster, Sunnie's. Y al tercer pitido, le respondieron.
-Sunnie's. ¿Qué desea?-La voz de la chica al teléfono le hirió el oído.
-Que voz más asquerosa.-Susurró.
-¿Perdón?
-Nada. Me gustaría encargar una primavera, y...
-¡Una de champiñones! ¡No olvides los champiñones!-Le interrumpió su amigo.
Rió por lo bajo y volvió al teléfono.
-Y una de champiñones, gracias.
-¿Algo más?-La voz molesta de la chica era irritante.
-Sí. Podrías operarte las cuerdas vocales, hieres mis oídos, nena.
-Perdón, pero no quiero ningún problema. Así que... ¿Cuál es su dirección?
-¿Porqué? ¿Quieres darme una visita?
-No, es para que mi compañera pueda traerte las pizzas.-Respondió fríamente.
-En ese caso... FalldStreet número cinco.
-Su pizza estará allí en media hora...
-Exacto, así que podéis daros prisa, que sino, me sale gratis.-Sonrió ampliamente, para después colgar el teléfono.

¿Horrible? Ese capítulo se merece grabar nuestra noche de bodas.
Mi perra, ¿cómo es que eres tan asquerosamente sensual? me has matado con este capítulo. La gominola de Louis se merece nata yun regalo por tu parte, VAMOH' A ANIMARLE.

Me aburro un poco, necesito que atraigas con sensualidad cañas y farolas.