Once Upon a Time | NC| One Direction

Me encuentro en la casa viendo una película de Naruto con los gemelos cuando recibo un mensaje de Boris en mi celular. Estaría con Alex, de no ser porque no soporta a mis hermanos y viceversa. Cada vez que tengo que cuidarlos, él encuentra una excusa cualquiera para no venir. Honestamente, está comenzando a darme lo mismo.

Rubia querida de mi corazón —suelto un bufido mezclado con una risita al leer el principio del mensaje. De seguro quiere algo.

Necesito que me acompañes al Círculo para ver a Zayn pelear. Sé que no te gusta pero nadie más puede y tu tienes auto. POR FAVOR! —y al final, hay todas los emoticones tristes y llorando que pudo encontrar, además de unos cuantos corazones.

Suspiro, meditando mi respuesta. Sí detesto ese lugar, pero tampoco soy muy buena diciendo que no. Y solo es un favor y será por un par de horas, ¿no? No estaré sola.

Luego de vestirme con unos converse, camiseta cuello V y jeggins azul oscuro, le respondo que voy a estar allá tan rápido como pueda. Le dejo todo a los niños por si necesitan algo —a pesar de que sé que mis padres llegarán a la casa en un rato. Me despido dándole un beso en la frente a cada uno, gesto al que reaccionan asqueados. Con una risa salgo de la casa, siempre haré eso sin importar lo poco que les guste.

Después de bajar mis nervios y de que Boris casi se peleara con un chico porque no nos dejaba pasar, ella se fue hacia donde supongo que se encuentra Zayn y Adam me dice que me quedaré con el por el resto de la pelea.

—¿Vienes muy a menudo? —le pregunto mientras nos movemos entre el gentío.
—Algo así. Zayn es mi primo, ¿sabes?

Asiento mientras me acerco más a él, no me gustan las miradas que recibo de algunos chicos. Y chicas.

—Lo vienes a apoyar siempre —termino por él— ¿No te preocupa que le pase algo?
—Eso no pasa con Zayn —se ríe— Olvídate de tus miedos y trata de enfocarte en la pelea y ya verás por qué.
—Ja, lo dudo —murmuro— No prometo nada.

Rueda los ojos y se ríe de mí. Sus risas aumentan cuando el cruzar miradas con un tiempo que me recuerda a La Roca, me le pego como chicle.

—Deja de burlarte —le recrimino.
—Es que pareces un niño yendo al dentista —carcajea.
—Claro que no —pero igual, su risa termina contagiándome y sonrío.

A lo lejos, veo a Boris con un muchacho en la orilla del Círculo, a unos metros de nosotros. Me levanta un pulgar y yo le devuelvo el gesto acompañado de una sonrisa.


La pelea inicia luego de que las apuestas terminan. El oponente de Zayn es un chico de su misma estatura, pero mucho más musculoso. Ignorando el ruido y tratando de que nadie se me pegue, me alzo en puntillas para observar mejor. Ya que estoy aquí, tal vez deba tratar de superar esto.

Aunque sigo detestando la violencia, me intriga el hecho de que Zayn parece esrar tan relajado como mi abuela en un spa y divertido con todo el asunto. No creo haber notado eso último la primera vez que vine aquí.

Claro, estabas más ocupada tratando de no sufrir un pre-infarto.

Zayn está más o menos asi toda la pelea. Noto como sus ojos viajan al lugar en donde se encuentra Boris más de dos veces y eso me trae más que curiosa. Es rápido, paciente y sabe donde golpear con exactitud. Me encojo y cierro los ojos en más de una ocasión, pero vuelvo mi atención a la pelea nuevamente. El oponente gruñe y trata de golpear a Zayn con desesperación, pero al final el moreno no posee más que algún moretón.

—Wow —musito perpleja y finalmente dejo caer mi peso en mis talones.
—¿Ves? —Adam me sonríe— Te felicito, pesaba que ibas a huir despavorida en un principio.
—No me subestimes —digo, rodando los ojos.

Aunque huir fue exactamente lo que hice la primera vez que vine. Ahora veo todo el asunto con menos mala cara; pero todavía sigo detestando que tenga que sacarle sangre a sus oponentes. Es horrible.

Tal vez juzgué todo esto demasiado rápido, pienso, refiriéndome a algo más que las peleas.


Al siguiente día, luego de dejar a los gemelos en el colegio, Sky me manda un mensaje diciendo que me va a esperar en la entrada de la Universidad. Salgo del auto y camino hacia ella, con un presentimiento de que no me va a gustar lo que tiene para decirme. Estos últimos días he estado algo distante de ella —de todo el ‘grupo’, en realidad, sin importar que almuerzo en la misma mesa que todos.

Otra cosa es que desde el incidente en el local de Hamburguesas en que Becca y Gemmas fueron golpeadas, no parecen estar muy felices conmigo. No es que yo haya tenido que ver con el asunto —solo quería que dejaran de matarse. Pero al parecer, yo tuve algo de culpa. Las cosas con Alex tampoco están muy bien y realmente me encuentro a mi misma pensando qué hacemos juntos todavía. Su actitud, su personalidad ha cambiado mucho después del verano. Y poco a poco, yo también me voy liberando de los límites de mis padres.

Sigo caminando mientras medito acerca de lo distante que he estado. Quiero decir que no es por alguna razón en lo absoluto, pero sé dentro de mí que me estoy dando cuenta de que juntarme o salir con personas ‘diferentes’ a mí no es para nada malo. Al llegar a eso, un pensamiento cruza por mi mente. Como Brittany parecía llevarse muy bien con Isabel, pero de todos modos sentía esos nervios y prejuicios en un principio. A diferencia de ella, me importa menos lo que fuesen a pensar de mí, mientras yo lo tuviese claro. A pesar de lo que me ‘enseñaron’ mis padres, no soy uno de ellos.

Pero algo que sí me gusta evitar, pienso mientras estoy a medio metro de Sky, son las discusiones.

—Hola —medio sonrío.
—Tenemos que hablar —es lo que me dice, pasando una mano por su ondulado cabello, más oscuro que el mío pero igual rubio.

Hago una mueca y suspiro. Lo vi venir.

—Hablemos.
—¿Qué es lo que te pasa? —increpa con reproche— Es decir, llevas ausente aunque estemos en la misma mesa, más de una semana. Sin mencionar que has estado dejándome por salir con ese grupo de-
—¿Ese grupo de qué? —interrumpo— No los conoces, Sky. No los juzgues.
—¡Y los defiendes! —exclama.
—Haría eso contigo —me encojo de hombros.
—Bien, de acuerdo —toma aire para calmarse— Pero estás hechándome a un lado. ¿Qué no soy tu mejor amiga? —pregunta y su voz flaquea al final.

Una ola de culpabilidad me golpea y trato de entender el por qué de su enojo.

—No he querido hecharte de lado, de verdad —trato de disculparme— Y tampoco estoy reemplazándote por nadie, Sky. Solo conozco nueva gente, no significa que no seas mi mejor amiga.

Me mira fulminante por unos momentos, hasta suspirar y pasar una mano por su maquillado rostro.

—Bien, pero no vuelvas a ignorar mis llamadas —enumera con sus dedos— Y a dejarme hablando sola cuando te cuento algo sobre Jer. Y no he escuchado un perdón salir de tu boca...

Jer es su novio y a decir verdad, ella es la que me deja despechada por él desde hace un tiempo.

—Si te voy a pedir perdón por ser sociable, tu me tienes que pedir perdón por dejarme de lado por Jer más de lo que puedo recordar —quiero sonreír al ver su expresión facial. Justo en el blanco— Y no puedes decir que es mentira, no lo es.

Presiona sus labios en una firme línea y se queda sin palabras. Yo evito con más fuerza el sonreír, pero se me hace difícil. Creo que Boris y el resto de las chicas apreciarían mucho lo que acabo de hacer. Muchas veces me he quedado callada —todo por no querer crear conflictos. Pero detesto que la gente crea que puede manipularme a su gusto y que solo soy algo que pueden usar para su beneficio.

Muchas veces, aunque duela, me he encontrado pensando eso de Sky. Con título de mejor amiga y todo.

—Bien, estamos a mano —quise decir que para nada, pero lo dejo pasar— Vamos, hay que ir a clases y si llego tarde a esta, de nuevo, mi profesor de seguro me quita el derecho a examen.


Me encuentro con Louis en una de las mesas de la Biblioteca, tratando de avanzar con otra de las investigaciones para química. La profesora me está hartando al asignar tantas de esas, es como si quisiera obligarnos a pasar tiempo juntos. Y concentrarme en hacer un experimento paralelo pero con el mismo fin del que nos pusieron a investigar, bajo las miradas intensas de Louis, no es muy cómodo.

Sin embargo, ya que estamos en esto, voy a aprovecharlo para saber más de él. Su aura misteriosa me trae demasiado curiosa y no puedo evitar querer confirmar si los rumores que he escuchado son verdad o mentira. Odio las mentiras y los rumores. Por un segundo, dejo de teclear en word para mirarlo.

—¿Te drogas? —le pregunto curiosa.

Una cosa es lo que digan todos y otra es la verdad. Lo aprendí porque soy un ejemplo de eso.

—No —responde sin parpadear.
—¿Pero estás en una pandilla? —continúo, tratando de entender.
—No todos los pandilleros son drogadictos, ¿sabes? —entrecierra los ojos y se pone a la defensiva tan rápido que me toma desprevenida.
—No lo sé porque no lo soy —le aclaro para que baje sus defensas— Por eso te pregunto, idiota.
—Pues no lo hago, solo recolecto el dinero de los que deben. Y fumo.

Asiento sin decir nada. De una forma u otra, inexplicable porque no admitiré la explicación que tiene, me alivia que solo haga eso. Su mirada azul es sincera y decido creerle. ¿Para qué mentirme con esto si es brutalmente directo con todos sus pensamientos?

—¿Por qué preguntas? —es su turno de avergiuar.
—Solo curiosidad —me encojo de hombros.
—Hm, ¿y por qué no te creo? —dice con una de sus sonrisas jugando en sus labios.

El gesto me distrae pero intento que no se de cuenta, desviando mi mirada rápidamente. ¿Qué rayos? Vuelvo a mirarlo cuando creo estar más calmada.

—Allá tú, es la verdad.
—O tal vez, ¿te preocupa? —sus ojos brillan y me quedo viéndolos sin decir nada— El que calla otorga —sonríe triunfante.
—Mejor sigamos con el proyecto, ¿quieres? —siento un rubor en mis mejillas y cuando se ríe, sé que lo ha notado.


—¡Oye, oye! ¡Aléjate de mí, voy a ganar! —le grita Dylan a Lucas, mientras presiona los botones del control con tanta fuerza que me pregunto por qué aún no se ha dañado.
—Ja, piensa rápido, tonto —se burla Lucas y sonríe, sin despegar sus ojos de la pantalla.

Su discusión se escucha hasta la cocina, y ni hablar de sus gritos cuando el otro le está ganado. Están en una de las tres habitaciones que tiene el departamento. Una principal, la mía; una que he preparado para ellos; y otra donde hay una televisión, un sillón y mi escritorio.

Me encuentro preparándoles pasta para que cenen. Hoy van a dormir aquí, y estoy segura de que mañana también. Aún no hay nueva niñera que se quede a dormir en la casa con los niños y últimamente, mis padres han estado participando en fiestas sociales de campañas políticas y todas esas porquerías que realmente detesto, porque al final los gemelos se encontraban solos en la casa.

Lo bueno es que el apartamento les gusta bastante. Muchas veces, terminan viniendo aquí en taxi por sí solos, cuando saben que estoy en clase y no los puedo pasar a recoger. Hice una copia de las llaves para cada uno, por emergencias. El timbre suena y estoy segura de que ninguno lo está escuchando, al estar concentrados en su juego. Bajo el fuego de la hornilla al mínimo y tapo la olla antes de ir a atender.

Al mirar por el agujero en la puerta, suelto un grito ahogado. Dejo caer el peso de mi cuerp en mis talones y miro la puerta confundida. El timbre suena de nuevo, así que me apresuro a abrir la puerta. Del otro lado, se encuentra un sonriente Louis cuya mirada instantáneamente baja a mis piernas antes de volver a mi rostro.

De ser otra persona, probablemente estaría irritada. Pero con él, la verguenza se mezcla con la irritación y le gana. Me aclaro la garganta, llamando su atención.

—¿Qué haces aquí? —pregunto, apoyándome del marco de la puerta.

Antes de responder, me señala el bolso que trae, con un montón de hojas, un cuaderno y el libro de química.

—Falta pasar lo último antes de ir a imprimirlo y es para el final de la semana, ¿recuerdas? —me sonríe, estando al tanto de que no recordaba nada.
—Oh, pasa entonces —me hago un lado para dejarle el camino libre.

Duda un momento, pero después entra y cierro la puerta a su espalda. Me alegra mucho que los gemelos estén aquí, porque no se si podría manejar estar completamente sola con Louis. No confío en mi capacidad de negarme a los impulsos cuando estoy con él. Y al darme cuenta de eso, abro los ojos y quiero abofetearme para negarlo. ¡Tienes novio!

—Puedes dejar el bolso en el sillón, estoy preparando cena. ¿Quieres pasta? —pregunto y al instante, camino hacia la cocina.

Lo veo observar todo el lugar con expresión neutral, así que se me es difícil saber lo que está pensando. Sube la mirada y me ve desde el desayunador.

—¿Así que cocinas? —sonríe— ¿Acaso eres perfecta?
—Estoy muy lejos de serlo —ruedo los ojos— ¿Pasta o no?

Apago el fuego y comienzo a buscar los platos para servir. Cuando escucho el sí de Louis, saco cuatro platos y busco los cubiertos en una de las gabetas, junto con los individuales para cada plato.

—¿Por qué sacas cuatro-?

Su pregunta es interrumpida (y contestada) cuando un grito doble se escucha desde la habitación en donde juegan los niños. Lucas, da un grito de victoria y Dylan se queja de que es un tramposo. Sonrío cuando comienzan a pelear como dos tontos.

—Hago cena para mis hermanos —le digo— Se quedan conmigo hoy.
—¿Contigo? ¿Y por qué no vas tú a tu casa? —inquiere.
—Prefieren estar aquí, mis padres casi nunca están —explico mientras sirvo pasta en cada plato— Les interesa mucho más su política y empresas que pasar tiempo con ellos —decido cerrar la boca cuando me doy cuenta que he dicho demasiado.

Louis cruza a la cocina y me ayuda a colocar los platos en el desayunador.

—¿Y entonces te haces cargo de ellos? ¿Con la universidad? —suena algo sorprendido.
—Siempre lo he hecho, solo que ahora no estamos juntos en el colegio —me encojo de hombros— Solían tener niñera pero...son complicados —hago una mueca al pensar en lo mal que deben sentirse cuando las niñeras renuncian.

O tal vez no. Ellos son los que provocan las renuncias a propósito.

—Vaya...
—Ves, mi vida no es perfecta —alzo las cejas— ¡Lucas, Dylan! ¡Vengan a cenar!
—¡Ya va! —gritan al mismo tiempo.
—¿Cómo se cuál es cual? —pregunta Louis cuando los dos rubios avanzan por el pasillo.
—Lucas es del cabello más corto —digo— Dylan es más alto. Y hablan diferente.
—Para mí son idénticos.

Los gemelos llegan hasta sus lugares en el desayunador únicamente centrados en la comida, hasta que Lucas topa a Dylan y ambos posan sus ojos en Louis.

—Eh, niños este es Louis; Louis, estos son Lucas y Dylan —señalo a cada uno cuando digo su respectivo nombre.
—¿Qué tal? —saluda Louis, el cual está de pie a mi lado, dentro de la cocina.
—No somos niños, ugh —se queja Dylan, rodando los ojos— ¿Te parecemos unos niños? —le pregunta al pelimarrón.
—No, a mi me parece que Tatianne los está subestimando —se encoje de hombros.
—¡Ves! Él me agrada, está de nuestro lado —asiente mientras comienza a comerse la pasta.
—¿De dónde eres? —pregunta Lucas, mirándolo confundido, de seguro notando su acento.

Tomo un sorbo de agua antes de tomar otro bocado de mi plato. Louis traga antes de responderle. Lo único que hago es observarlos conversar mientras sonrío interiormente. No puedo explicar bien lo lindo que me parece que esté interactuando con ellos de esa manera, cuando incluso las chicas los han llegando a ignorar.

—Rusia.
—Di algo ruso.
—¿Qué quieren que les diga?
—Eh, ¿no sé? —Dylan lo piensa por un momento— ¿Qué tal... ‘hijo de puta’?

Al escuchar eso, Lucas se ríe y yo comienzo a atragantarme con la pasta. Louis me da palmadas suaves en la espalda y tomo agua, tratando de ignorar la sensación que me invadió cuando me tocó.

—No creo que a tu hermana le agrade —me da una mirada de diversión— ¿Qué tal otra cosa?
—Y no vuelvas a decir eso —advierto luego de calmarme.
—Umm, ¡ya sé! Di ‘Dylan es un perdedor’ —Lucas sonríe.
—¡Tú eres un tramposo!
—Claro que no —replica— Sh, deja que el ruso hable.

Louis suelta una carcajada, lo cual me hace sonreír a mi.

—Dylan neudachnik —dice con un ruso perfecto.

Los gemelos se quedan en silencio por un momento, solo parpadean.

—¿Eso es todo? ¿Tan corto? —Lucas está confundido.
—Neula...neudakan...¿cómo era? —balbucea Dylan.
—Neudachnik —repite, esta vez con más lentitud.
—El ruso es raro —Dylan arruga la nariz.
—¿Sabes jugar Mortal Kombat? —le pregunta Lucas.
—Claro, cuando quieras te gano —bromea.

Lo miro negando con la cabeza, él, en cambio, hace un guiño en mi dirección antes de continuar con su comida. Los gemelos le dicen que juegue con ellos antes de que comencemos a hacer el trabajo, a lo que Louis acepta gustoso. De todos modos, tampoco es que nos falte tanto. Luego de que todos terminan, los gemelos salen disparados hacia el estudio mientras me quedo recogiendo la cocina.

—Tus hermanos me agradan —comenta Louis, mientras termina de pasarme los platos.
—Y tú les agradas a ellos.

Comienzo a fregar en silencio y siento como se acerca, hasta colocarse a mi lado para ayudarme con los platos. Al instante, mi cuerpo comienza a sentir esas sensaciones en el estómago que me hacen cuestionarme realmente mis sentimientos por Louis. Espero no sonrojarme.

—No tienes que-
—Relájate, Barbie, no es como si fuera a romperme una uña por fregar —rueda los ojos— Sé como hacer estas cosas, no soy un bueno para nada como tu ‘novio’.
—Oye —entrecierro los ojos.
—¿Qué? No puedes negar el hecho de que a aquel marica le hacen todo, ¿o sí? —me mira esperando que lo contradiga.

Pero es la verdad, así que me encojo de hombros.

—Solo continúa en lo tuyo —ordeno.
—¿Quién eres, mi mamá? —se queja pero su expresión es de pura diversión— Aunque no, mi mamá no, porque de ser así estaríamos en graves problemas porque-

No dejo que termine la oración porque chillo su nombre y mis manos tiemblan, por lo que casi se me cae uno de los platos. Louis se ríe a carcajadas y decide callarse, pero cuando lo veo de reojo, continúa sonriendo. Y no dejo de sentir el calor acumularse en mis mejillas. Genial.


En la mitad de la semana me encuentro yendo a la casa, ya que mis padres me han llamado para cenar con ellos. Sé que detrás de todo eso de la cena y el ‘mometo familiar’ hay algo que quieren decirme, es solo cuestión de esperar para ver qué es.

Y como lo predigo, cuando estamos acabando de cenar, mi madre comienza a hablar sobre un acto de beneficiencia que planean con un tal señor Payne. Aquel apellido me suena reconocido, pero aún así no pregunto quién es.

—Y toda la familia atenderá —concluye mi padre.
—¿Qué? ¿Y nosotros por qué? —se queja Dylan.

Quiero opinar que yo tampoco quiero ir, pero sé que de nada serviría. Además, si van a obligar a los gemelos a ir, tendré que ir para evitar que causen alguna broma y mis padres terminen por perder los estribos que les quedan.

—¿Puedo llevar a algunas personas? —pregunto antes de que uno de ellos comience a discutir con los niños.
—Claro, tenemos un total de 10 entradas para ti —dice mi madre— ¿Invitarás a Sky, Gemma y Alex, claro está?

Lo dice más como una orden o afirmación que una pregunta. Hago una mueca al escuchar esos nombres.

—No creo, estaba pensando en otras...
—¿Estás segura de que saben comportarse? No puedo tener a los invitados diciendo que mi hija se junta con personas de baja moral.
—¿Ni siquiera los conoces y ya asumes que son personas mal comportadas? —discuto, enojándome tan rápido que hasta me sorprendo.
—No me alces la voz, señorita.
—No he alzado nada, madre, solo te hice una pregunta —digo duramente. Basta con ser siempre sumisa y callada.
—¿Ahora que estás en la universidad y juntándote con quién sabe, crees que puedes hablarme como se te pegue la gana? Sabía que debíamos enviarte a estudiar a-
—¡Por Dios! Yo solo hice una pregunta, ni siquiera te falté el respeto. Y yo tengo el derecho de elegir dónde y qué estudiar, ¿okey?

Me siento algo aliviada de que los gemelos se hayan ido de la mesa, supongo que hace unos momentos, pues solo he notado que no se encuentran. Mi padre solo se ve hastiado de todo el asunto, ni siquiera se molesta en intervenir. Antes de que mi madre decida continuar con sus argumentos irrelevantes, me levanto de la mesa.

—Buenas noches.

Antes de irme, tomo las entradas y subo a despedirme de los gemelos. Agradezco que mis padres no están por ningún lugar cuando bajo las escaleras, así puedo salir de la casa e irme sin una última discusión.


Me encuentro caminando por el medio del campus hacia el Edificio donde dan las clases de baile cuando alguien grita mi nombre. Sentados en el césped, donde casi siempre los veo, se encuentran Boris, Lencie, Marley, Vita y Suss. Me hacen señas para que me acerque y me dirijo hacia allá.

—Tu apellido es Laurent, ¿verdad? —me pregunta Vitoria.
—Sí, ¿por qué?
—El enamorado de Suss—Boris es interrumpida porque Susanne la golpea en el hombro— ¡Joder! Es la verdad, cariño, no hay necesidad de ser violenta —se burla, Suss le saca el dedo de en medio— Como sea, los Payne la invitaron a una fiesta de...de...¿de qué era?
—Es un acto de beneficencia para la fundación de Autismo y mientras más personas vayan para apoyar, mejor. Sucede que en la invitación dice que todo es patrocinado por Payne y los Laurent —me explica Lencie.
—Si, así es. ¿Les interesa ir? —pregunto, preparándome para convencerlas si me decían que no.
—No sé, me parece como una de esas fiestas donde van maricas que se creen la gran mierda —dice Vita, con una expresión de asco.
—No estás tan lejos de la vedad —me río— Yo estaba planeando inventar una excusa para no ir, pero si usteds van...tal vez no sea tan aburrido. Además, es por una buena causa.
—Yo ya le prometí a Jen que iría —suspira Suss— Así que todas ustedes irán, lo quieran o no, perras —nos señala.
—Pues mañana les entrego las invitaciones a todas, ¿les parece? —digo, pensando que incluso mis padres estarán emocionado porque llevaré más gente— Oh, y algo que no le han mencionado es que irá una celebridad a cantar, ¿saben?

Sus caras de no muy convencidas cambian al instante.

—¿Quién?
—¿Cómo se llama?
—¿Nos dejarán tomarnos fotos con él?
—¡Responde, rubia!
—Tranquilas —suelto una carcajada— Es Bruno Mars y-

Soy interrumpida por un chillido colectivo que me hace retroceder y cubrirme los oídos.

—¡¿En serio?! ¡Yo voy! ¡Quiero ver a mi Dios del funk! —exclama Lencie
—¡Vete con tu señor conejo y déjame a Bruno, mujercita! —le sigue Boris.
—¡Atrás zorras, es MÍO! —las interrumpe Suss.

Comienzan a discutir sobre quién lo vio primero y luego, el tema cambia a cuales son las mejores canciones y cuáles esperan que cante. Solo puedo atinar a reírme, parecen hermanas.

—Entonces, tomo eso como un sí, ¿verdad? —sonrío emocionada.
—¡Pero claro! No voy a perderme a Bruno papasote Mars por nada —me responde Marley, haciéndome reír nuevamente.
—De seguro las sacan por ponerse de fangirls maniáticas —se burla Vita.
—Como si a ti no te gustara, eh, perrilla —la señala Suss sonriendo.
—Bien, les daré a todas sus entradas antes del viernes, ¿vale? —miro la hora en el celular— Nos vemos, tengo clases de baile.

Comienzo a caminar cuando escucho el silbido típico de los hombres que lanzan Vita y Boris.

—¡Ve a menear ese culo, barbie! —chilla Suss.

Suelto una risotada y me voy de allí. Estás chicas están locas.


No sé que es más raro. El hecho de que la maestra no esté temprano en el salón de clases, a eso de diez minutos antes; o el hecho de que Louis sí. He venido temprano porque no me apetece comer ni nada por el estilo, además de que puede que esté evitando encontrarme con Gemma en el pasillo, dado que ella toma esta clase. El ojiazul se sienta a mi lado sin decir nada por unos segundos.

—No creas que me he olvidado de que me debes un beso —me dice, o más bien, susurra en mi oído, violando totalmente mi espacio personal.

Mentalmente, digo todos los mantras que puedo para no demostrarle como me afecta que esté tan cerca de mí.

—¿De qué hablas?
—El beso de la apuesta.
—Te di un beso —replico.
—Eso no fue un beso.
—Tú nunca específicaste —me cruzo de brazos.

Se queda callado por un momento y creo que he ganado, hasta que una de esas sonrisas aparece en su rostro.

—Ya veremos sobre eso, lyubov' (cariño).

Antes de poder responderle, la puerta se abre y la profesora entra, así como algunos estudiantes más. Apierto los labios en una firme línea y, nuevamente, siento mis mejillas calentarse. Avergonzada, dejo caer mi cabeza en la mesa. Louis es frustrante. O tú eres la frustrada con él.


Estoy saliendo de la clase de Matemática cuando recibo un mensaje de Alex en mi celular. Difícilmente lo he visto en la semana y a pesar de que estoy al tanto de que nuestra relación no va tan perfecta como solía ser, me preocupa en cierto modo. Dice que vaya a verlo por los vestidores de los chicos. Eso me confunde pero lo hago de todos modos.

La última vez que hablamos por teléfonos las cosas se pusieron algo...raras. Lo único que hacía era insinuarme cosas, cosas que sabe que yo no quiero hacer por ahora. No estoy lista para tener relaciones; sin embargo, últimamente eso es lo único que le interesa.

‘¿Por qué es tan difícil, Tatianne?’
‘No estoy lista, Alex. Ya te lo he explicado. Te amo pero...’
‘Si me amas, demuéstralo.’
‘No te lo tengo que demostrar dándote mi virginidad, ¿estás insinuando eso?’

Sacudo mi cabeza para disipar los pensamientos de esa pelea cuando me estoy acercando a los vestidores. No hay nadie más que él, por lo que asumo que el resto del equipo debe haber salido a practicar ya. Alex está de pie junto a la puerta, solo con una franela y los pantalones del uniforme.

—Hola, bebé —sonríe y se me acerca.
—Hola —es lo único que puedo decir antes de ser cortada por sus labios chocando con los míos.

Al principio me sorprende, pero luego me dejo llevar, subiendo mis brazos a su cuello. Al principio, el beso es lento y gentil. Pero eso es solo al principio. Segundos después, sus manos bajan más a mis caderas y el beso se intensifica. Continúo besándolo sin problemas hasta que una de sus manos reanuda el movimiento descendiente y otra de ellas, con agilidad, se mete por debajo de mi blusa. Mi pulso se acelera en un santiamén y signos de alarma comienzan a sonar en mi cerebro. Le jalo un poco el cabello de su nuca para que se separe, pero creo que lo toma de la otra manera porque un gruñido sale de su garganta y su mano sube por mi estómago. Me estoy asustando más y no sé que hacer, hasta que decido morderlo con fuerza y darle un cabezazo. En ese momento, escucho algo de metal golpear contra el suelo.

Alex, finalmente, se aleja de mi y lleva su mano a su boca. Mi respiración es errática, cortada y creo que estoy temblando. Me doy cuenta de que mi blusa está levantada, así que me arreglo. Pero más que nada, me doy cuenta de quién nos mira desde la puerta de los vestidores: Jer. Está con la boca abierta y sin decir nada o moverse.

—¿Qué diablos, Tatianne? —recrimina Alex.
—¿Me dices a mi qué diablos? ¿Qué te pasa a ti? —me sorprendo a mi misma de lo enojada y rota que suena mi voz, pero estoy demasiado exaltada como para detenerme— ¿Si yo no te hubiese mordido, qué, habrías seguido hasta hacerlo aquí? ¡Sabes que no...! ¡Ugh!
—No exageres, tampoco-
—¡No me digas que estoy exagerando! ¿Qué te está ocurriendo? —pregunto, mirándolo como si fuese alguien desconocido. De reojo veo como Jer se devuelve por donde salió— No eres el mismo desde que llegaste de las vacaciones.
—Lo siento, lo siento, bebé —balbucea.
—Eso dices siempre, para volver a sacar el tema otra vez —entrecierro los ojos— ¿Sabes qué? Ni siquiera actúas como un novio, de lo único que estás pendiente es cuando voy a estar lo suficientemente distraída para intentar algo —enfatizo las dos últimas palabras.

Recuerdo las veces en plena cafetería, en mi casa, en la casa de Sky...y ahora. Tal vez no tenga malicia, pero no soy idiota ni pendeja. No voy a dejar que alguien se aproveche de mí con la excusa de ‘quererme’. No importa lo que sienta por el susodicho.

—No, Tatianne, estás equivocada. Yo no-
—Es verdad y lo sabes, Alex —digo con más calma, aunque cruzo los brazos por encima de mi pecho en un gesto de defensa— Creo que mejor deberíamos dejar esto aquí. Nuestra relación no es lo mismo ya.
—¿Qué? Tatianne, no-no hagas esto —noto comos sus ojos se cristalizan y suspiro para no hacer lo mismo.
—Terminamos, Alex.

Me largo de allí lo más rápido que puedo y el no trata de detenerme. Decido tomarme el resto del día libre —no hay forma de que tome clases con el desastre que soy en el momento. En cambio, llamo a Lencie y le pregunto si puedo pasar por su departamento. Cuando me responde con una afirmación, comienzo a caminar hacia el estacionamiento de la Universidad mientras intento descrifrar mis sentimientos.

Una parte de mi está aliviada de haber terminado con Alex. La otra, sé que lo extrañaría una mínima cantidad. Pero la parte de mí que le ganaba a todas, es esa que aún se encuentra asustada y al borde de explotar de los nervios. Alex había intentado...aunque no lo haya hecho y aunque haya dicho que no...una parte de mí no evita preguntarse qué habría pasado si yo no lo hubiese mordido y golpeado de esa manera. Casi automáticamente, mi cabeza comienza a doler.

Mis pensamientos son interrumpidos cuando al doblar por el pasillo y acercarme a la salida, me encuentro con nadie más que Adam y Zayn. Estoy segura de que caminan hacia otro lado hasta que me miran y me hacen señas de que los espere. A decir verdad, Zayn me intimida un poco, a pesar de que se muestra super relajado y divertido siempre que lo veo.

—Tati, tenemos una propuesta para ti —dice Adam cuando llegan a mi lado.

Asiento y parpadeo, tratando de volver mi expresión facial normal.

—¿Pasa algo? —pregunta Adam.
—No, tranquilo, ¿qué quieren?

No parece muy convencido pero decide dejarlo de lado.

—Tu nos das entradas para esa fiesta de la fundación de la que hablaban, y nosotros...nosotros —hace una pausa, llevándose dos dedos al mentón— ¿No sé? Lo que pidas.
—¿Y ustedes como saben de eso? —me cruzo de brazos— Solo lo comenté con las chicas.
—Pues —habla Zayn por primera vez, rascando la parte de atrás de su cabeza— Tal vez yo haya escuchado la conversación...sin querer...por accidente —sonríe ‘inocentemente’.
—No te creo, ¿sabes? —sonrío al ver sus rostros de preocupación.
—¡Por favor! ¡Haremos-!
—No dije que no, Adam —me río— Tengo como cuatro entradas sobrantes que puedo darles, ¿así está bien?
—¡Perfecto! Eres un ángel, Tati —Adam me abraza.
—Que Marley no te escuche —sonrío.
—No lo hará, está toda chillona por el Bruno ese —rueda los ojos y hace un puchero.

Vuelvo a reírme y lo golpeo en el hombro.

—¡Es un amor inofensivo! —exclamo, divertida porque esté celoso por eso— No vemos luego, tengo que irme.
—Oh, claro, cuídate.
—Y no te preocupes, convenceremos a Louis de que vaya por igual —Zayn me guiña un ojo y ambos se ríen cuando mi rostro sorprendido se sonroja.

¿Es que soy tan obvia?

—¡Y no les digas de esto! —grita Adam cuando estoy a unos cuantos metros de ellos.


Lencie hace todo tipo de muecas mientras le relato todo lo que me ha ocurrido. Tiene un tiempo libre antes de irse a clases de teatro, o lo que sea que tenga que hacer. Comienzo con lo de cambio de comportamiento de Alex hasta que termino contándole todo lo que ha pasado hoy y como terminé con él.

Al final, lloro un poco cuando comienzo a parlotear sobre como creo —no, sobre como sé, que Alex lo único que estaba buscando era que yo le abriera las piernas. Es decir, no estoy ciega ni soy estúpida. Por más que quiera negármelo...

—¡Ese hijo de su puta madre, insensible, marica, irrespetuoso, sin verguenza, ojalá y le de herpes en las bolas, que se-! —su rostro está casi tan rojo como su cabello y su expresión se contorsiona mientras busca que otros insultos gritar.

Pero se desconcentra cuando suelto una risita. No puedo evitarlo, su cara está como un tomate y la manera en la que se expresa, alzando los brazos y abriendo los ojos, simplemente me hacen reír. Limpio las lagrimas de mis ojos y le sonrío.

—No te enojes, no lo vale.
—Claro que no lo vale. Ese... —refunfuña— ¿Cómo pudo hacerte eso? ¿Acaso está demente? —espeta— Lo bueno es que terminaste la relación.
—Sí... —me quedo en silencio.

Lencie no dice más nada, sino que se levanta del sillón individual y se sienta a mi lado en el otro, abrazándome tan fuerte como puede. Correspondo el abrazo y dejo salir aire de mis pulmones.


A pesar de las insistencias de las chicas acerca de ir al departamento de Suss para irnos todas juntas, no puedo porque se supone que debo llegar al evento con mi familia. Según mi padre, irán algunas personas que quiere que yo conozca. Al ver que no he invitado a Alex o hablado de él en mucho tiempo, supongo que han asumido que rompimos, ya que estoy segura de que no hablaré de eso hasta que me preguntasen.

El evento será en el salón principal del Hotel Crowne, cuya decoración me deja boquiabierta. Alrededor de una pista semi ovalada se encuentran las mesas, las cuales arreglé con mi madre para sentarme con las chicas y los chicos en la misma. Claro está, tendré que quedarme cerca de ellos hasta que lleguen. Los gemelos estaban adorables con pantalones y camisas de vestir, distinguidos por corvatines diferentes. Estuvieron con caras largas hasta que les obligué a tomarse fotos conmigo y al llegar a la fiesta, se encontraron con dos compañeros del colegio y segundos después, no los veo por ningún lado.

Yo estaba usando un vestido de corte en forma de corazón, ajustado hasta la mitad de mi abdomen; la espalda constaba de dos rayas que dejaban al descubierto mi piel y luego la falda era suelta, más o menos el estilo de un tutú pero con menos altura. Era de color azul verdoso pálido con encaje por encima y llegaba hasta unas pulgadas por encima de mis rodillas, combinados con algunso accesorios, mi cabello suelto y unos zapatos negros de tacón.

A medida que pasaba el tiempo, las personas iban llegando y ocupando sus mesas. Mis padres me llamaron a cada tanto para presentarme a sus amigos o colegas, los cuales también venían acompañados de sus hijos e hijas. En particular, estuvieron interesados en sacar conversación entre un tal Edison Rossi y yo, lo cual me irritó pero hice el esfuerzo para que no se notara y me mantuve cordial con el hombre que parece llevarme unos dos o tres años.

También conozco al señor Payne encargado de patrocinar esto junto con mis padres, quién es el primo del Liam Payne que está en la universidad. Nunca he tratado mucho con él, pero me saluda muy amablemente, así como su hermana Ruth. Estoy conversando con ella acerca de la decoración del lugar cuando alguien me taclea por detrás, casi haciéndome caer.

—¡Tatianne! ¡Esto es hermoso! ¡Y estás bellísima! —reconozco la voz de Marley, la cual se descuelga de mi para saludarnos bien.

El resto de las chicas se acerca detrás de ella, todas luciendo realmente hermosas con sus vestidos. Marley lleva un vestido royal blue sin mangas, con un diseño geométrico en la parte superior que llega hasta la mitad del muslo. La siguiente en saludarme es Boris, la cual trae un vestido negro ajustado, sin mangas y con vuelos estrambóticos pero hermosos en la falda, que llega hasta la mitad del muslo. El de Vita es negro igual, pero el material parece de leather, sin mangas y la falda tiene al menos cuatro vuelos.

—Todas ustedes estan hermosas —les sonrío en grande.

El vestido de Lencie es entubado y de dos colores, negro y crema, con un cinturón dorado en el medio; su cabello esta peinado del lado negro del vestido. Jen trae un vestido crema con dorado, con diseños en todo el vestido, sin magas y hasta las rodillas. Y finalmente, Susanne trae un vestido rojo corto con el escote moderno que deja la piel del medio del pecho a la vista, ajustado en la parte superior y la falda suelta.

—¿Verdad que sí? Somos unas mamasotas —dice Boris, menéandose como una salsera.
—¿Y a qué hora llega Bruno? —pregunta Lencie con impaciencia.
—Tranquila, mujer —alzo los brazos— Primero va el discurso de bienvenida, luego el buffet y después viene Bruno —les explico el programa que me explicaron mis padres.

Todas se quejan teatralmente, lo que hace reír a Ruth y a Jennifer junto conmigo.

—Oh, y para que lo sepas, Vita —comienzo mientras las encamino a la mesa— Harry está aquí y estuvo preguntándome si ibas a venir.

De inmediato, la chica se tensa y muerde su labio nerviosa. Boris suelta un risa de hiena, a la que no tardan en unirse las demás.

—Eh, ¿y qué le dijiste? —pregunta preocupada.
—Como buena hija de los anfitriones —sonrío con diversión— Le dije que estarías en esta mesa, por su puesto.
—¡Tatianne! ¿Por qué hiciste esto, joder?
—¿Qué iba a hacer, mentirle? —ruedo los ojos— De todos modos te vería cuando llegases.
—Si pero-
—¡Selfie! —interrumpe Marley, sacando su celular y colocándose en frente de todas.


Durane la noche, Vita se la paso con los nervios de punta, mirando a todos lados y maldiciendo cada vez que alguien parecido a Harry cruzaba por nuestra mesa. Eso provoca burlas de parte de nosotras. Boris, Marley y Lencie se la pasan calificando lo apuesto que eran los hombres que nos pasaban cerca, Suss se une por ratos porque parece estar buscando a alguien por todo el lugar. Ruth y Jen han desaparecido alrededor de hace veinte minutos. A lo lejos, veo a mis hermanos tratar de meterse debajo de la mesa del buffet para tomar algo de comer.

—Muero de hambre, Tat, ¿a qué hora se supone que es el jodido buffet? —se queja Marley.
—Primero va el discurso, aún no terminan de llegar los invitados —respondo.
—¿No se supone que los ricos son más puntuales? —bufa Vita, cruzándose de brazos.
—Además, ¿quién se supone que se sentará con nosotras? Hay como 4 sillas más sin ocupar en esta mesa —señala Lencie.
—Eh... —dudo antes de decirles, recordando las palabras de Adam.

Sin embargo, antes de tener que pensar en como cambiar el tema, observo a un grupo de chicos acercándose a nuestra mesa. Específicamente, Adam, Louis y Zayn.

—Buenas noches, señoritas —es Adam quien llama la atención de todas, sonriendo apreciativamente cuando repara en Marley y lo bella que está.
—¿Qué hacen ustedes aquí? —pregunta Lens confundida.
—Sé que te alegra vernos, Lens —se mofa Zayn.
—¿Acaso están siguiéndonos? —acusa Suss.
—Eso desearías, cariño —dice Louis, al cual trato de ver sin dejar notar lo sexy que pienso que se ve.

¿Por qué los hombres con smokin se ven tan hermosos? ¿Por qué no puedo ser inmune? Mis emociones y reacciones, cuando se tratan de él, están en completo descontrol y nunca sé que esperar de mi misma, lo que me asusta en parte. Desvío la mirada cuando sus ojos intensos reparan en mí. Los tres pasan a saludarnos a todas, para posteriormente sentarse en sus respectivos lugares. Las luces del salón se apagan y el primo de Liam sube al escenario, junto con mis padres, a dar la bienvenida oficial al evento.

—Muy buenas noches a todos....

Observo como Zayn agarra una silla y se sienta entre Lens y Boris, muy a pesar de que la pelirroja comienza a discutir con él. Adam no deja de comerse a Marley con la mirada, sin ningún disimulo y yo siento mi cuerpo tensarse cuando Louis se sienta entre Vitoria y yo.

—Chicos —susurra Lens— Si ustedes tres ya están aquí, ¿de quién es esta silla? —señala a la silla vacía a su lado.
—Pues...—alarga Zayn— digamos que hice una buena obra por ti, querida América —guiña un ojo.

Frunzo el ceño, confundida ante el apodo, pero mis ojos se abren y comprendo todo cuando observo a un rubio conocido acercarse a la mesa. Lens se queda en silencio sin entender hasta que lentamente, comienza a darse cuenta de a qué se refiere y justo en ese momento, Niall se sienta a su lado.


Luego del buffet, Suss, Vita y yo vamos al baño. Toda la noche, Zayn ha estado queriendo sacar a bailar a Boris, pero la chica se niega y le dice que no moleste, porque esta noche es de ella y Bruno. No puedo aguantar la risa cuando ella y Marley comienzan a discutir sobre el moreno y nuevamente, Adam se pone celoso.

Cuando salimos del baño, Vita y Suss comienzan a tomarse fotos en frente de uno de los espejos del pasillo, por lo que me adelanto para volver al salón. Hay algunas personas bailando en la pista con la música del DJ.

Estoy agradecida de que mis padres no han cruzado a molestarme en todo lo que lleva del evento —estan muy ocupados haciendo relaciones con ‘gente importante’. Aunque por otro lado, eso me deja a cargo de chequear a los gemelos cada tanto por si se meten en problemas. De todos modos, es más una costumbre que alguna otra cosa.

—Barbie —me giro para encontrarme con Louis, quien me sonríe travieso.
—¿Cuándo van a dejar de decirme así?
—Ni aunque te tiñas de negro, lyubov'.
—¿Eso qué significa?
—¿Tengo cara de diccionario? —rueda los ojos.

De pronto, me toma de la mano, lo que me hace pensar estúpidamente lo bien que se siente que lo haga y me da una vuelta. Muerdo mi labio para no sonreír como una idiota. Cuando vuelvo a quedar en frente de él, me acerca de un jalón y sus ojos me atrapan.

—Te ves hermosa.

Bajo la mirada pero sonrío tanto como el gato cheshire. Tengo que alejarme unos pasos porque estar tan cerca de él no me deja pensar bien.

—Tu tampoco te ves mal —digo y paso una mano por mi pelo— Y respeta mi espacio personal, si mis padres nos ven, van a-
—¿Qué coño te importa lo que piense la gente? —me interrumpe, tomándome desprevenida.

Frunzo el ceño antes de responderle.

—No me dejaste terminar —espeto— Iba a decir que si nos ven, me van a preguntar cosas y no estoy de humor para hablarles sobre mi ruptura con Alex ni cuando —me detengo cuando me doy cuenta de que he hablado de más.

No se supone que parlotearas sobre eso, genia.

—Espera —dice Louis con la misma sorpresa que yo en su rostro— ¿Terminaste con...?
—¡Ustedes dos! —chilla Vita a unos metros de nosotros, acercándose con Suss.

Dejo salir el aire que estaba aguantando. Por lo menos con ellas aquí puedo posponer esta conversación. ¿Y si me pregunta por qué? ¿Le diré que además de que a Alex solo le interesa el sexo, estoy sintiendo cosas por él?

—¿Qué quieren? —Louis no parece tan alegre como yo de que nos hayan interrumpido.
—Según el mastodonte de la entrada, Bruno viene en menos de media hora —aplaude Suss— ¡Tienes que conseguir que se tome una foto con nosotras, Tatianne!
—¿Eh? Pero yo-
—Tus padres ayudaron a que se haga esto, ¿no? Puedes hacerlo —me alienta Vita— Y si no, estoy segura de que si Suss le hace par de guiños a su señor Payne, él se lo consigue más que gustoso y- ¡Ay!

Suss acaba de golpearla en un brazo, y a pesar de que intenta cubrirse con su cabello, se le nota un poco el sonrojo. Louis suelta una risotada al darse cuenta.

—¿Quién lo diría? Nuestra Susanne toda rojita y nerviosa por alguien tan estirado —se burla, alejándose rápidamente cuando ella intenta golpearlo.
—No sé por qué soy amiga de ustedes —gruñe.
—¡Hey! Yo no he dicho nada —me defiendo.
—Pero te estás riendo, ¡ya eres parte del complot!

Eso me hace reír más. De repente, alguien se acerca a nuestro pequeño grupo. Al verlo, Sussane se queda tiesa y al parecer, sin saber qué hacer. No es como si pudiese huir para esconderse, porque Liam ya la ha visto. Esa clase de comportamiento me hace preguntarme qué ha pasado entre ellos que la chica no nos está diciendo.

—Buenas noches, ¿me permite el siguiente baile, señorita Holmes? —pregunta con un tono de voz y expresión serena, mientras Suss parece que han presionado ‘off’ en su sistema.

Me doy cuenta que todavía no se acaba la canción sonando actualmente, mientras todos esperamos la respuesta de la pelimarrón. Casi inaudible, responde un sí y da una inclinación de cabeza. Liam, más relajado, asiente y se aleja a seguir charlando con sus colegas hasta la siguiente canción.

Entonces, Suss se gira hacia nosotros tres y nos mira con ojos bien abiertos.

—¿Acabo de aceptar bailar con el señor Payne? —cuestiona, sin creérselo.

Vita pasa un brazo por sus hombros y le da unas cuantas palmaditas.

—Al parecer, sí —respondo.

JAJAJJAJAJAJ POR EL AMOR DE CRISTO ¿QUE PASA CONTIGO MUJER QUE ME DEJAS AHÍ EL CAPÍTULO? ASDKJHAKSJD CREO QUE VOY A MORIR Y ME VOY A DIVERTIR DEMASIADO ESCRIBIENDO EL RESTO MUAJAJAJAJAJA lkasjdjklsadkljdsa. Extrañaba esta novela, extrañaba escribir con ustedes y las extrañaba muchísimo, mujeres ;-;
Debo decir, siamesa que amé el capítulo askdjaklsdjas es que todo lo que pasa con Tati y las chicas y KJDJSAKJSKJ como que me daba un ataque cada vez que leía de Tati y Louis, es como que mis ovarios explotaban askdjklasdj y la fiesta de beneficencia y las chicas Y LLEGÓ NIALL DIOS MÏO, creo que ahí va a pasar algo, además del hecho de que Louis pareció emocionarse con la noticia de la ruptura de Tati y Alex, también el hecho de que Suss aceptó bailar con Liam... SE VA ARMAR, SEÑORAS Y SEÑORES (?)
ah, me emocioné y me pondré a esribir para subir cuando pueda ;-;
las amo, <3

PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN. PERDÓN.

Ya subiré algo, de verdad lo siento por tardarme tanto :c