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La antigua Magia. |Harry Styles y tu|
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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La antigua Magia. |Harry Styles y tu|
Nombre: La Antigua Magia.
Autor: Lisa Kleypas
Adaptación: Si.
Género:Romance.
Advertencias:Si, hay partes "hot".
Otras páginas: Por mi parte no las hay.
Lady _____ Marsden estaba predestinada a contraer un matrimonio ventajoso con un miembro de su misma clase. Pero no pudo evitar entregarse a Harry Styles, un criado de su padre. Como consecuencia de tan apasionada trasgresión, Harry fue despedido de su trabajo y ____ enviada a vivir al campo, lejos de los ojos inquisidores de la alta sociedad londinense.
Ahora Styles ha hecho fortuna y ha regresado, más atractivo y seductor que nunca. Y decidido a hacer sufrir a la mujer que destruyó sus ilusiones. Pero la magia que los uniera en el pasado volverá a arder con más fuerza que nunca, y Harry tendrá que decidir si llevar adelante sus planes de venganza... o arriesgarlo todo por su primer y único amor.
Hola, Soy Elizabeth ... Y acabo de terminar la novela (También adaptación) "Mi Adorable Enemigo" |Niall Horan y tu| Y ahora vengo con esta novela que se llama "La antigua magia", Creo que en este foro no esta, es una novela de Lisa Kleypas para mi... es una de las MEJORES novelas que he leído, no miento. Siempre llegaba de la escuela y lo primero que hacía era leer*-* En serio, si ya empezaron a leer sigan... Es tan intrigante*-*
Autor: Lisa Kleypas
Adaptación: Si.
Género:Romance.
Advertencias:Si, hay partes "hot".
Otras páginas: Por mi parte no las hay.
LA ANTIGUA MAGIA.
Lisa Keyplas
Lisa Keyplas
Lady _____ Marsden estaba predestinada a contraer un matrimonio ventajoso con un miembro de su misma clase. Pero no pudo evitar entregarse a Harry Styles, un criado de su padre. Como consecuencia de tan apasionada trasgresión, Harry fue despedido de su trabajo y ____ enviada a vivir al campo, lejos de los ojos inquisidores de la alta sociedad londinense.
Ahora Styles ha hecho fortuna y ha regresado, más atractivo y seductor que nunca. Y decidido a hacer sufrir a la mujer que destruyó sus ilusiones. Pero la magia que los uniera en el pasado volverá a arder con más fuerza que nunca, y Harry tendrá que decidir si llevar adelante sus planes de venganza... o arriesgarlo todo por su primer y único amor.
Hola, Soy Elizabeth ... Y acabo de terminar la novela (También adaptación) "Mi Adorable Enemigo" |Niall Horan y tu| Y ahora vengo con esta novela que se llama "La antigua magia", Creo que en este foro no esta, es una novela de Lisa Kleypas para mi... es una de las MEJORES novelas que he leído, no miento. Siempre llegaba de la escuela y lo primero que hacía era leer*-* En serio, si ya empezaron a leer sigan... Es tan intrigante*-*
IWish
Re: La antigua Magia. |Harry Styles y tu|
Capitulo 1.
Hampshire, 1832
Se suponía que un mozo de cuadra no debía hablar a la hija del conde, y mucho menos trepar a la ventana de su dormitorio. Dios sabe qué le ocurriría si se le pillaba. Probablemente recibiría una paliza antes de ser expulsado de la finca.
Styles escaló una columna soporte, curvó sus largos dedos alrededor de los herrajes del balcón del segundo piso, y colgó suspendido un momento antes de balancear sus piernas arriba con un gruñido de esfuerzo. Se agazapó delante de las puertas francesas y cubrió con sus manos ambos lados de los ojos, cuando entró con los ojos entornados en el dormitorio, donde ardía una única lámpara. Una muchacha estaba de pie delante del tocador, pasando el cepillo por su largo pelo negro. La visión llenó a Styles de un súbito placer.
Lady ______ Marsden… la hija mayor del Conde de Westcliff. Era cálida, animosa, y hermosa de todas las maneras. Habiéndosele permitido demasiada libertad por sus desatentos padres, ______ había pasado la mayoría de su corta vida vagando por la suntuosa propiedad de Hampshire de su familia. Lord y Lady Westcliff estaban demasiado inmersos en sus propios asuntos sociales para prestar ninguna consideración real a la supervisión de sus tres niños. La situación no era inusual para las familias que habitaban haciendas como la de Stony Cross Park. Sus vidas estaban estratificadas por el puro tamaño de la finca, donde los niños comían, dormían y jugaban lejos de sus padres. Por otra parte, la noción de la responsabilidad paternal no constituía ninguna clase de vínculo entre el conde y la condesa. Ninguno de ellos estaba particularmente inclinado a preocuparse de niños que eran el producto de una unión de carácter práctico y sin amor.
Desde el día en que se había traído a Styles a la finca a la edad de ocho años, él y ______ habían sido constantes compañeros durante diez años, escalando árboles, nadando en el río, y correteando con los pies desnudos. Su amistad había sido pasada por alto porque eran críos. Pero con el tiempo, las cosas habían comenzado a cambiar entre ellos. Ningún hombre joven saludable podría evitar conmoverse y sentirse fuera de sus casillas por ______, quien, a los diecisiete años, se había convertido en la muchacha más adorable sobre los verdes campos del Señor.
En ese momento ______ ya estaba vestida de cama, llevando un camisón hecho de algodón blanco intrincadamente plisado y trenzado. Cuando se movió atravesando la habitación, la luz de la lámpara silueteó las generosas curvas de sus pechos y caderas a través del delgado tejido, y se deslizó sobre los negros bucles de su cabello.
El aspecto físico de ______ era de la clase que provocaba que el corazón se parara y quedarse sin aliento. Su colorido sólo habría dado incluso a una mujer sin atractivo la apariencia de una gran belleza. Pero además sus facciones eran finas y perfectas, y perpetuamente encendidas con el brillo de sus emociones sin reprimir. Y si todo eso no hubiese sido suficiente, la naturaleza la había dotado de un detalle final, un pequeño lunar negro que coqueteaba con la comisura de su boca.
Styles había tenido un sin fin de fantasías sobre besar esa marca atormentadora, y a continuación seguirla hacia las exuberantes curvas de sus labios. Besarla y besarla hasta que quedara débil y temblorosa en sus brazos.
En más de una ocasión Styles había ponderado la cuestión de cómo un hombre de la anodina apariencia del conde, emparejado con una mujer de mediano atractivo como la condesa, podían haber producido una hija como ______. Por algún capricho del destino, ella había heredado justo la correcta combinación de rasgos de cada uno de ellos. Su hijo, Liam, había sido de alguna forma menos afortunado, pareciéndose al conde con su rostro ancho y de rasgos ásperos y su constitución física de toro. La pequeña Eleanor (de quien se rumoreaba que era el resultado de una de las aventuras extramaritales de la condesa) era hermosa, pero no de forma tan extraordinaria, careciendo de la radiante magia morena de su hermana.
Cuando miraba a ______, Styles reflexionaba sobre que se aproximaba rápidamente el tiempo en que ellos no podrían tener nada el uno con el otro. La familiaridad entre ellos pronto se convertiría en algo peligroso, si no lo era ya.
Volviendo en sí mismo, Styles golpeó suavemente sobre el panel de cristal de las puertas francesas. ______ se giró hacia el sonido y lo vio sin sorpresa aparente. Styles se puso en pie, mirándola intensamente. Cruzando sus brazos sobre el pecho, ______ lo evaluó con el ceño fruncido. Vete, vocalizó silenciosamente a través de la ventana.
Styles estaba al mismo tiempo divertido y consternado cuando se preguntó que demonios habría hecho él ahora. Por lo que sabía, no se había visto envuelto en ninguna travesura ni maquinado calamidades, y no había provocado ninguna discusión con ella. Y como recompensa, había estado esperando sólo en el río durante dos horas por la tarde.
Sacudiendo la cabeza severamente, Styles permaneció en donde estaba. Se agachó para sacudir el pomo de la puerta en sutil advertencia. Ambos sabían que si era descubierto en su balcón, sería él el que padecería lo peor de las consecuencias, no ella. Y era por esa razón (para preservarlo escondido) por la que ella reluctantemente quitó el cerrojo de la puerta y la abrió. Él no pudo evitar sonreír por el éxito de su treta, incluso si ella continuaba con el ceño fruncido.
—¿Olvidaste que nos íbamos a encontrar esta tarde? —Preguntó Styles sin preámbulos, agarrado el canto de la puerta con una mano. Apoyó el hombro contra la delgada estructura de madera, y sonrió a sus ojos marrón oscuro. Incluso cuando él se encorvaba, ______ debía torcer el cuello al mirar hacia arriba para encontrarse con su mirada.
—No, no lo olvidé —su voz, normalmente tan ______ y ligera, era cortante por el enfado.
—Entonces, ¿dónde estabas?
—¿Importa eso realmente?
Styles bajó la cabeza mientras se preguntó brevemente por qué a las muchachas les gustaba someter a un hombre, a un juego de suposiciones cuando estaba en problemas. Sin llegar a ninguna respuesta razonable, recogió con resolución el guante arrojado.
—Te pedí que te reunieras conmigo en el río porque quería verte.
—Asumí que habías cambiado de planes, ya que pareces preferir la compañía de alguien más a la mía —cuando ______ leyó la confusión en su expresión, su boca se torció con impaciencia—. Te vi en el pueblo esta mañana, cuando mi hermana y yo fuimos a la modista.
Styles respondió con un cauteloso gesto de asentimiento, recordando que se le había enviado al zapatero por el jefe de los establos, a entregar algunas botas que necesitaban repararse. Pero ¿qué demonios habría hecho para ofender tanto a ______?
—Oh, no seas tan idio-ta —exclamó ______—. Te vi con una de las muchachas del pueblo, Styles. La besaste. Justo allí en la calle, ¡para que todo el mundo lo viera!
Él levantó la ceja instantáneamente. Era verdad. Su compañera había sido Mary, la hija del carnicero. Styles había coqueteado con ella por la mañana, como hacía con la mayoría de las muchachas a las que conocía, y Mary le había pinchado sobre una cosa y otra hasta que él se había reído y le había robado un beso. No había significado nada ni para él ni para Mary, y el asunto había salido de su mente con rapidez.
Por lo tanto, esa era la causa de la irritación de ______: celos. Styles intentó reprimir su placer ante el descubrimiento, pero se condensó en una masa ______ y pesada en su pecho.
Demonios. Él sacudió la cabeza tristemente, preguntándose cómo recordarle lo que ella ya sabía: que la hija de un noble no debería dar ninguna importancia a lo que él hiciera.
—______ —protestó, medio levantando sus manos para tocarla, y haciéndolas retroceder—. Lo que yo haga con otras muchachas no tiene nada que ver con nosotros. Tú y yo somos amigos. Nosotros nunca… tú no eres de mi misma clase… ¡Maldición, no hay necesidad de que te explique lo que es obvio!
______ lo miró de un modo como nunca había hecho antes, sus ojos marrones repletos de una intensidad que provocó que se le erizara el pelo de detrás del cuello.
— ¿Y si fuera una muchacha del pueblo? —Preguntó— ¿me harías eso mismo a mí?
Era la primera vez que Styles se había quedado mudo. Él tenía un don para saber lo que la gente quería oír, y lo usaba normalmente a su favor para complacerlos. Su fácil encanto le había sido de gran utilidad, tanto para engatusar a la mujer del panadero para que le diera un bollo como para mantenerse fuera de problemas con el jefe de las cuadras. Pero con la pregunta de ______… había un peligro infinito en decir sí o no.
En silencio, Styles tanteó alguna media verdad que pudiera usar para calmarla.
—No pienso en ti de esa forma —dijo finalmente, forzándose en encontrarse con la mirada de ella sin parpadear.
—Otros muchachos lo hacen —ante su mirada inexpresiva, ______ continuó del mismo modo—. La semana pasada cuando nos visitaron los Harewoods su hijo William me arrinconó contra la barandilla en el acantilado e intentó besarme.
—¡Ese mocoso arrogante! —dijo Styles al instante con furia, recordando al muchacho rechoncho y pecoso que no hizo ningún esfuerzo por ocultar su fascinación con ______—. Le voy a arrancar la cabeza la próxima vez que lo vea. ¿Por qué no me lo dijiste?
—No es el único que lo ha intentado —dijo ______, echando combustible al fuego deliberadamente—. No hace mucho mi primo Elliot me retó a jugar con él a un juego de besos.
Se interrumpió con una leve exclamación cuando Styles se estiró y la agarró.
—Maldito sea tu primo Elliot —dijo rudamente—. Malditos sean todos ellos.
Fue un error tocarla. La sensación de sus brazos, tan flexibles y calientes bajo sus dedos, hizo que su interior se apretara con un nudo. Necesitaba tocar más de ella, necesitaba inclinarse más cerca y llenarse la nariz del olor de ella... el olor jabonoso a piel recién lavada, un toque de agua de rosas, el íntimo aroma de su respiración. Todos sus instintos clamaron para tirar de ella para acercarla y para que pusiera su boca sobre la curva aterciopelada en la que su cuello se encontraba con su hombro. En su lugar, se forzó en soltarla, sus manos permaneciendo suspendidas en el aire. Era difícil moverse, respirar, pensar con claridad.
—No he dejado a nadie que me bese —dijo ______—. Te quiero a ti… sólo a ti —una nota pesarosa entró en su voz—. Pero a este paso, tendré noventa años antes de que te decidas a intentarlo.
Styles no pudo ocultar su triste anhelo cuando la contempló.
—No. Lo cambiaría todo, y no puedo dejar que eso suceda.
Cuidadosamente ______ alzó una mano para tocarle la mejilla con las puntas de los dedos. Su mano le era casi más familiar a Styles que las suyas propias. Sabía de dónde habían venido cada diminuta cicatriz y rasguño.
Cuando era una niña su mano había sido rechoncha y a menudo mugrienta. Ahora su mano era esbelta y blanca, las uñas cuidadosamente arregladas. La tentación de posar su boca en la suave palma de su mano era torturadora. En su lugar Styles se endureció para ignorar la caricia de sus dedos contra su mandíbula.
—He notado el modo en que me miras últimamente —dijo ______, con el rubor alzándose en su rostro pálido—. Conozco tus pensamientos, de la misma forma que tu conoces los míos. Y con todo lo que siento por ti, y todo lo que significas para mí… ¿no puedo tener al menos un momento de... de... —luchó por encontrar la palabra adecuada— … de ilusión?
—No —dijo él bruscamente—. Porque pronto la ilusión se terminaría, y estaríamos los dos peor que antes.
—¿De verdad? —______ se mordió el labio y apartó la mirada, sus puños apretados como si ella pudiera desechar de un puñetazo la desagradable verdad que colgaba tan insistentemente entre ellos.
—Moriría antes de hacerte daño —dijo Styles sobriamente—. Y si me permitiera besarte una vez, habría otra vez, y otra, y pronto no habría lugar donde parar.
—No lo sabes —comenzó a rebatir ______.
—Sí, lo sé.
Se miraron el uno al otro en un desafío sin palabras. Styles conservó su rostro sin expresión. Conocía suficientemente bien a ______ para estar seguro de que si ella detectaba cualquier vulnerabilidad en su fachada, lo haría notar sin duda; musicalmente ______ dejó salir un suspiro de derrota.
—De acuerdo, entonces —suspiró, como para sí misma. Su columna vertebral pareció enderezarse, y su tono apagado con resignación—. ¿Nos encontraremos en el río mañana al atardecer, Styles? Tiraremos piedras, y hablaremos, y pescaremos un poco, como siempre. ¿Es eso lo que quieres?
Pasó largo tiempo antes de que Styles pudiera hablar.
—Sí —dijo él cautelosamente. Eso era todo lo que podía tener de ella… y Dios sabe que era mejor que nada.
Una sonrisa torcida y mimosa se estiró en los labios de ______ cuando ella lo miró.
—Será mejor que te vayas entonces, antes de que te cojan aquí. Pero primero, agáchate y deja que te arregle el pelo. Está encrespado por arriba.
Si él no hubiera estado tan distraído, Styles hubiera apuntado que no necesitaba que ella le arreglara su apariencia. Iba a su habitación sobre las cuadras, y a las cinco docenas de caballos allí alojados no les importaba un demonio su pelo. Pero él se inclinó automáticamente, concediendo el pequeño deseo de ______ por la pura fuerza de la costumbre.
En lugar de alisar sus indóciles mechones negros, ______ se puso de puntillas, deslizó una mano por detrás de su cuello, y llevó su boca a la de él.
El beso lo afectó como la descarga de un rayo. Styles hizo un sonido agitado en su garganta, todo su cuerpo inmovilizado de repente por el impacto de placer. Oh Dios, sus labios, tan exuberantes y delicados, buscando los suyos con desmañada determinación. Como ______ había sabido, no había maldita manera de que pudiera apartarse de ella ahora. Sus músculos se agarrotaron, y se quedo pasivo, luchando por contener el torrente de sensaciones que amenazaba con aplastarlo. La amaba, la quería, con toda su ciega ferocidad adolescente. La temblorosa retención de su autocontrol duró menos de un minuto antes de que gruñera derrotado y la rodeara con fuerza con los brazos.
Respirando entrecortadamente, la besó una vez y otra, intoxicado por la suavidad de sus labios. ______ le respondió ansiosamente, presionando hacia arriba, mientras sus dedos se curvaban en los mechones trasquilados de sus cabellos que estaban más cercanos. El placer de tenerla en sus brazos era demasiado grande… Styles no pudo hacerse contener de incrementar la presión de sus besos hasta que sus labios se separaron inocentemente. Él tomó ventaja inmediata, explorando el filo de sus dientes, la húmeda seda de su boca. Eso la sorprendió, él sintió su duda, y ronroneó con su garganta hasta que ella se relajó. Deslizó su mano por la parte de atrás de su cabeza, sus dedos amoldándose a la curva de su cráneo, mientras introducía la lengua más profundamente en su interior. ______ jadeó y apretó sus hombros con fuerza, respondiendo con una franca, inconsciente sensualidad que lo devastó. Styles deseó besar y amar cada parte de ella, darle más placer del que pudiera soportar. Él había sabido antes lo que era el deseo, y aunque su experiencia era limitada, no era virgen. Pero nunca había encontrado antes esa agonizante mezcla de emoción y hambre física antes… una tentación abrasadora a la que nunca podría entregarse.
Arrancando su boca de la de ella, Styles enterró su rostro en el brillante velo medianoche de su cabello.
—¿Por qué has hecho eso? —gruñó.
La breve risa de ______ era de un audible dolor.
—Tú lo eres todo para mí. Te quiero. Siempre lo he…
—Shhh... —Él la sacudió brevemente para hacerla callar. Manteniéndola a la distancia de la longitud de un brazo, contempló su rostro ruborizado, radiante.
—No vuelvas a decir eso jamás. Si lo haces, dejaré Stony Cross.
—Huiremos juntos —continuó ella sin descanso—. Iremos a un lugar donde nadie pueda encontrarnos…
—Sagrado infierno, ¿sabes lo loca que suenas?
— ¿Por qué es una locura?
— ¿Crees que te arruinaría la vida de ese modo?
—Te pertenezco —dijo ella tercamente—. Haré lo que tenga que hacer para estar contigo.
Ella creía en lo que estaba diciendo… Styles lo veía en su rostro. Le rompió el corazón, incluso mientras se enfurecía. Maldita fuera, ella sabía que las diferencias entre ellos eran insuperables, y tenía que aceptar eso. No podía quedarse aquí y enfrentarse con la constante tentación, sabiendo que ceder provocaría la caída de ambos.
Sujetando el rostro de ella en sus manos, Styles dejó que sus dedos tocaran los extremos de sus oscuras cejas, y deslizó sus pulgares sobre el cálido terciopelo de sus mejillas. Y porque no pudo conseguir eliminar la reverencia de su toque, habló con fría aspereza.
—Crees que me quieres ahora. Pero cambiarás. Algún día encontrarás condenadamente fácil olvidarte de mí. Soy un bastardo. Un criado, y ni siquiera un criado de los de arriba ni siquiera…
—Eres mi otra mitad.
Callado por la conmoción, Styles cerró los ojos. Odiaba su propia respuesta instintiva a las palabras, el brinco de primitiva alegría.
—¡Por todos los demonios! Estás haciendo imposible que me quede en Stony Cross.
______ retrocedió un paso de él de inmediato, el había color abandonando su rostro.
—No, no te vayas. Lo siento. No diré nada más. Por favor, Styles, te quedarás, ¿verdad?
Sintió de repente un poco del dolor inevitable que experimentaría algún día, las heridas letales que resultarían del simple acto de dejarla. ______ tenía diecisiete años… todavía le quedaba otro año con ella, quizás ni siquiera tanto. Luego el mundo se le abriría a ella, y Styles se convertiría en una peligrosa obligación. O peor, en una vergüenza. Ella se obligaría a olvidarse de esta noche. No querría recordar lo que le había dicho a un mozo de cuadra en el balcón bañado por la luz de la luna fuera de su dormitorio. Pero hasta entonces…
—Me quedaré todo lo que pueda —dijo broncamente.
Brilló la ansiedad en las oscuras profundidades de sus ojos.
—¿Y mañana? —le recordó—. ¿Te encontrarás conmigo mañana?
—En el río a la puesta de sol —dijo Styles, súbitamente fatigado por la interminable lucha interior de querer y jamás tener.
______ pareció leer su mente.
—Lo siento —su angustiado susurro descendió en aire tan gentilmente como cayeron los pétalos de las flores cuando descendió trepando por el balcón.
Después Styles había desaparecido en las sombras.
______ se resguardó en su dormitorio y se tocó los labios. Las yemas de sus dedos frotaron el beso más profundo en la tierna piel. Su boca había sido inesperadamente cálida, y su sabor era ______ y exquisito, con aroma a las manzanas que el debía haber robado del huerto. Se había imaginado su beso miles de veces, pero nada la había preparado para su sensual realidad.
Había querido hacer que Styles la reconociera como una mujer, y había tenido éxito por fin. Pero no había triunfo en la ocasión, sólo una desesperación que cortaba como la hoja de un cuchillo. Sabía que Styles pensaba que ella no comprendía la complejidad de la situación, cuando la verdad era que ella lo sabía mejor que él.
Le había sido instilado inexorablemente desde la cuna que la gente no osaba salir de su clase social. Los jóvenes como Styles le estarían prohibidos para siempre. Todo el mundo, desde lo más alto a lo más bajo de la sociedad comprendía y aceptaba tal estratificación, y causaba un desagrado universal sugerir que pudiera ser de otra forma en alguna ocasión. Es como si Styles y ella hubieran pertenecido a especies diferentes, pensó con humor negro.
Pero de alguna forma, ______ no podía ver a Styles como lo hacía el resto del mundo. No era un aristócrata, pero tampoco era un mero mozo de cuadra. Si hubiera nacido en una familia de noble pedigrí, hubiera sido el orgullo de la nobleza. Era monstruosamente injusto que tuviera que comenzar su vida con tales desventajas. Él era joven, apuesto, trabajador infatigable, y aún así nunca podría superar las limitaciones sociales que habían nacido con él.
Se acordaba del día que había venido por primera vez a Stony Cross Park, un muchachito con el cabello negro desigualmente cortado y ojos que no eran ni azules ni verdes, sino algún mágico matiz entre ellos. Según los chismes de los criados, el muchacho era el bastardo de una muchacha del pueblo que se había escapado a Londres, se había metido en problemas y había muerto en el parto. El desafortunado bebé había sido enviado a Stony Cross Park, donde se le empleó como criado de cámara. Sus deberes habían sido limpiar los zapatos de los criados de clase más elevada, ayudar a las doncellas a llevar pesados cubos de agua caliente arriba y abajo, y lavar las monedas de plata que venían de la ciudad, como para evitar que el conde y la condesa se encontraran con alguna traza de suciedad que pudiera haber procedido de las manos de un comerciante.
Su nombre completo era Harry Styles, pero ya había tres criados en la finca llamados Harry. Se había decidido que sería llamado por su apellido hasta que se eligiera un nuevo nombre para él… pero de algún modo se había olvidado el asunto, y él había sido simplemente Styles desde entonces. Al principio los criados le habían hecho poco caso, excepto el ama de llaves, la señora Faircloth. Ella era una mujer de buen corazón, rostro ancho y mejillas sonrosadas, que era la cosa más cercana a un pariente que Styles había conocido nunca. De hecho, incluso ______ y su hermana más pequeña, Eleanor, estaban mucho más dispuestas para acudir a la señora Faircloth que a su propia madre. No importaba lo ocupada que estuviera el ama de llaves, ella siempre parecía tener un momento libre para un niño, para vendar un dedo herido, para admirar un nido vacío que se había encontrado fuera, o para recomponer un juguete roto.
Había sido la señora Faircloth quien había perdonado alguna vez a Styles de sus deberes para que pudiera correr y jugar con ______. Esas tardes habían sido el único escape del muchacho de la poco natural existencia restringida de un muchacho sirviente.
—Debes ser amable con Styles —había regañado la señora Faircloth a ______, cuando le había ido con un cuento de cómo le había roto él su cochecito para muñecas—. Él no tiene ninguna familia ahora, ni tiene bonitas ropas que ponerse, ni buenas cosas para comer en su almuerzo, como tú. Mucho tiempo mientras tú juegas, él está trabajando para mantenerse. Y si cometiera demasiados errores, o si alguna vez se piensa que es un mal muchacho, puede ser enviado fuera de aquí, y nunca lo volveremos a ver.
Las palabras se habían calado hasta la médula de ______. Desde entonces había buscado el proteger a Styles, asumiendo la culpa de sus ocasionales travesuras, compartiendo los dulces que su hermano mayor a veces les traía de la ciudad, e incluso haciéndole estudiar las lecciones que su institutriz le daba a leer. Y a cambio Styles le había enseñado cómo nadar, cómo hacer saltar guijarros sobre el estanque, cómo cabalgar y cómo hacer un silbato de una hoja de hierba estirada entre sus pulgares.
Contrariamente a lo que todo el mundo, incluso la señora Faircloth creían, ______ nunca había pensado en Styles como en un hermano. El afecto familiar que ella sentía por Liam no tenía semejanza con su relación con Styles. Styles era su igual, su brújula, su santuario.
Había sido únicamente natural que cuando se convirtió en una joven, se hubiera llegado a sentir físicamente atraída por él. Ciertamente todas las demás mujeres de Hampshire lo estaban. Styles se había transformado en un hombre alto de huesos grandes de aspecto impresionante, sus rasgos fuertes pero correctamente cincelados, su nariz larga y arrogante, su boca ancha. Su pelo negro colgaba sobre su frente en un flujo continuo, mientras aquellos singulares ojos turquesa estaban sombreados por extravagantes pestañas negras. Para completar su atractivo, poseía un encanto relajado y un astuto sentido del humor que lo hacían el favorito de la finca y más allá del pueblo.
El amor de ______ por Styles le hacía querer lo imposible, estar con él siempre, convertirse en la familia que él nunca había tenido. En lugar de eso, ella tendría que aceptar la vida que sus padres le eligieran. Aunque las parejas por amor entre los de la clase altar no eran ya tan mal vistos como lo habían sido antes, los Marsden todavía insistían en la tradición de los matrimonios concertados. ______ sabía perfectamente lo que estaba previsto para ella. Tendría un indolente y aristocrático marido, que la usaría para criar a sus niños y haría ojos ciegos cuando tomara un amante para divertirse en su ausencia. Cada año pasaría la temporada en Londres, seguido por las visitas a la casa de campo en verano, y luego las cacerías de otoño. Año tras año vería los mismos rostros, escucharía los mismos chismorreos. Incluso los placeres de la maternidad le serían denegados. Los criados cuidarían a sus niños, y cuando ellos fueran mayores, serían enviados internos a un colegio como lo había sido Liam.
Décadas de vacío, pensó desdichadamente ______. Y lo peor de todo sería saber que Styles estaba allí fuera en algún sitio, confiando a otra mujer todos sus pensamientos y sus sueños.
—Dios ¿qué voy a hacer? —susurró agitada ______, arrojándose sobre su cama cubierta de brocado.
Sujetó con fuerza una almohada en sus brazos y hundió su barbilla en la rechoncha blandura de su superficie, mientras imprudentes pensamientos vagaban por su mente. Ella no podía perderlo. Ese pensamiento la dejaba temblorosa, llenaba su mente de fiereza, la hacía querer gritar.
Dejando la almohada a un lado con un golpe, ______ se puso sobre su espalda y miró ciegamente a los pliegues oscuros del cubre dosel sobre su cabeza. ¿Cómo podría conservar a Styles en su vida? Intentó imaginarse tomándole como su amante una vez que estuviera casada. Su madre tenía amoríos… muchas señoras de la aristocracia tenían, y mientras fueran discretas, nadie objetaba. Pero ______ sabía que Styles nunca aceptaría tal arreglo. Nada tenía medias tintas para él, el no consentiría en compartirla. Podría ser un sirviente, pero tenía tanto orgullo y posesividad como cualquier otro hombre del mundo.
______ no sabía qué hacer. Parecía que la única opción era robar cada momento que pudiera para estar con él hasta que el destino los separara.
Si veo al menos un comentario, pongo el segundo capítulo;)
Espero que les haya gustado.
IWish
Re: La antigua Magia. |Harry Styles y tu|
Holiss primera lectoraa estan los chicos en la nove? siguelaa
Leiluu Horan
Re: La antigua Magia. |Harry Styles y tu|
Leiluu Horan escribió:Holiss primera lectoraa estan los chicos en la nove? siguelaa
¡Bienvenida! A la primera lectora*-*
Y pues sale Liam, no recuerdo si adelante hay otro personaje de chico, pero si lo hay pondré el nombre de alguno de los chicos;) Mas creo no necesitar chicas D:
Besos:*
IWish
Re: La antigua Magia. |Harry Styles y tu|
Me agradó bastante c: Me llamo Pau, y creo que soy la segunda lectora(?) c: ¡Espero capitulo! <3
PauGaltt
Re: La antigua Magia. |Harry Styles y tu|
Holaaa! Nueva lectoraa! :)
Me encantaaa! :D jajaja
siguela prontoo! :3
un besito!
Me encantaaa! :D jajaja
siguela prontoo! :3
un besito!
BackForNiall
Re: La antigua Magia. |Harry Styles y tu|
PauGaltt escribió:Me agradó bastante c: Me llamo Pau, y creo que soy la segunda lectora(?) c: ¡Espero capitulo! <3
¡Bienvenida! *-*
Y sisi, ya solo lo adapto y lo subo(:
Besos:*
IWish
Re: La antigua Magia. |Harry Styles y tu|
BackForNiall escribió:Holaaa! Nueva lectoraa! :)
Me encantaaa! :D jajaja
siguela prontoo! :3
un besito!
¡Bienvenida! *-*
Me gusta que te haya encantado...
Ya mismo la sigo:)
IWish
Re: La antigua Magia. |Harry Styles y tu|
Capitulo 2. Parte 1
Después de su dieciocho cumpleaños, Styles había comenzado a cambiar a velocidad sorprendente. Crecía tan rápidamente que hacía exclamar a la señora Faircloth en afectuosa exasperación que no tenía sentido sacarle a sus pantalones, cuando tendría que volver a hacerse a la semana siguiente. Él estaba vorazmente hambriento todo el tiempo, pero ninguna cantidad de comida servía para satisfacer su apetito o para llenar su larguirucha figura de huesos grandes.
—El tamaño del muchacho presagia bien su futuro —dijo orgullosamente la señora Faircloth mientras discutía de Styles con el mayordomo, Salter. Sus voces llegaron claramente desde el vestíbulo ribeteado con piedra hasta el balcón del segundo piso por donde pasaba por casualidad ______.
Alerta a cualquier mención de Styles, se paró y escuchó intensamente.
—Indiscutible —dijo Salter—. Casi dos metros de alto ya… podría decirse que logrará con facilidad las proporciones de un lacayo algún día.
—Quizás debería ser traído de las cuadras y comenzar su aprendizaje como lacayo —dijo la señora Faircloth en un tono apocado que hizo hacer una mueca a ______. Ella sabía que detrás de esas maneras casuales había un fuerte deseo de traerlo de la posición más baja de mozo de cuadra a algo más prestigioso.
—El cielo sabe —continuó el ama de llaves— que podríamos usar otro par de manos para cargar carbón y limpiar la plata, y para sacar brillo a los espejos.
—Mmm —hubo una larga pausa—. Creo que tiene razón, señora Faircloth. Recomendaré al conde que Styles sea hecho lacayo. Si está de acuerdo, ordenaré que se le haga un uniforme.
A pesar del incremento de la paga y del privilegio de dormir en la casa, Styles de algún modo no estaba agradecido por su nuevo status. Había disfrutado trabajando con los caballos y viviendo en la relativa privacidad de las cuadras, y ahora pasaba al menos la mitad de su tiempo en la mansión vistiendo un uniforme convencional completo compuesto de calzones negros de felpa, un chaleco color mostaza, y una levita azul. Lo que era todavía más agraviante, se le pedía acompañar a la familia a la iglesia cada domingo, abrir el banco para ellos, quitarle el polvo, y disponer en él sus libros de oración.
______ no pudo evitar estar un poco divertida por las amigables tomaduras de pelo a que era sometido Styles por las muchachas y muchachos del pueblo que esperaban fuera de la iglesia. La visión de su amigo ataviado con el detestado uniforme era una oportunidad irresistible para que ellos comentaran la vista de sus piernas con medias blancas. Ellos especulaban en voz alta si el bulto de sus pantorrillas estaba hecho de músculos o quizás eran unos —postizos— que los lacayos a veces usaban para que sus piernas parecieran mejor formadas. Styles mantenía una expresión convenientemente impasible, pero les disparaba una mirada prometiendo venganza, haciendo que ellos aullaran de placer. Misericordiosamente, el resto del tiempo de Styles estaba ocupado en jardinería y en limpiar los coches, lo que le permitía llevar sus gastados pantalones y una camisa suelta blanca. Se puso profundamente bronceado, y aunque el tinte bronce de su piel proclamaba claramente que pertenecía a la clase obrera, destacaba el vívido verde azulado de sus ojos y hacía que sus dientes parecieran todavía más blancos de lo habitual. No era de sorprender que Styles comenzara a atraer la atención de las huéspedes femeninas de la finca, una de las cuales incluso intento contratarle fuera de Stony Cross Park.
A pesar de los mejores esfuerzos de seducción de la señora, Styles rechazó la oferta de empleo con tímida discreción. Desafortunadamente, ese sentido del comedimiento lleno de tacto no fue compartido por el resto de los criados, que se burlaron de Styles hasta que este se puso rojo bajo su bronceado.
______ le preguntó por la oferta de las señoras tan pronto como encontró una oportunidad para estar a solas con él. Era mediodía, justo después de que Styles había terminado sus tareas en el exterior, y tenía unos pocos preciosos minutos de tiempo libre antes de que debiera vestirse con su uniforme para trabajar en la mansión.
Se repantigaron juntos en su punto favorito del río, donde un prado bajaba a la ribera. Hierbas altas los camuflaban de la vista cuando se sentaron en las rocas planas que se habían tornado suaves por el silenciosamente persistente flujo del agua. El aire estaba pesado por los aromas del mirto de la orilla y por el brezo calentado por el sol, una mezcla que apaciguó los sentidos de ______.
—¿Por qué no te vas con ella? —preguntó ______, subiendo sus rodillas bajo las faldas y rodeándoselas con los brazos.
Estirando su cuerpo larguirucho, Styles se subió sobre un codo.
—¿Con quién?
Ella puso los ojos en blanco ante su fingida ignorancia.
—Lady Brading, la mujer que quería contratarte. ¿Por qué la rechazaste?
Su lenta sonrisa casi la cegó.
—Porque mi sitio está aquí.
—¿Conmigo?
Styles se quedó callado, su sonrisa demorándose mientras la miraba a los ojos. Palabras no dichas colgaban entre ellos… palabras tan tangibles como el mismo aire que respiraban.
______ quería enroscarse a su lado como un gato perezoso, relajándose a la luz del sol y al amparo de su cuerpo. En su lugar, se forzó en quedarse quieta.
—He escuchado casualmente a uno de los lacayos diciendo que podrías haber obtenido el doble de salario del que ganas ahora, sólo que tendrías que darle un tipo de servicio distinto del que estás acostumbrado.
—Debe haber sido cosa de James —murmuró Styles—. Maldita sea su lengua suelta. ¿Cómo puede saberlo él, en cualquier caso?
______ se quedó fascinada al ver cómo el rubor cubría la parte alta de sus mejillas y el pesado puente de su nariz. Entonces lo comprendió. La mujer quería contratar a Styles para llevarlo a su cama. Una mujer de al menos dos veces su edad. ______ se sintió comenzar a arder, y entonces su mirada se deslizó por el amplio perfil de sus hombros, bajando hacia la enorme mano que descansaba sobre el lecho verdinegro de musgo.
—Ella quería que durmieras con ella —dijo más que preguntó ______, rompiendo el silencio que se había vuelto repentinamente íntimo.
Los hombros de Styles se contrajeron en señal del más puro encogimiento de hombros.
—Dudo que dormir fuera su objetivo.
Su corazón se aceleró en una violenta cadencia cuando comprendió que no era la primera vez que le había ocurrido tal cosa a Styles. Ella nunca se había permitido demorarse plenamente sobre la experiencia sexual de Styles. La perspectiva era demasiado perturbadora para contemplarlo. Él era suyo, y era insoportable pensar que él se volviera hacia alguien más para necesidades que ella se desesperaba por complacer. Si sólo, si sólo…
Sofocada bajo el peso de los celos, ______ fijó su mirada sobre la mano grande y encallecida de Styles. Alguna otra mujer conocía a Styles mejor que ella, mejor de lo que ella nunca podría. Alguien había tomado su cuerpo sobre ella, dentro suyo, y había conocido la ______ calidez de su boca, y el roce de su mano sobre su piel. Se retiró cuidadosamente un mechón de pelo que se le había deslizado en los ojos.
—¿Cuándo… cuándo fue la primera vez que tu…? —se vio forzada a parar cuando las palabras se le atascaron en la garganta. Era la primera vez en la vida que ella le preguntaba sobre sus asuntos sexuales, una materia en la que ella siempre había tenido escrupuloso cuidado por evitar.
Styles no contestó. Levantando la mirada hacia él, ______ vio que parecía perdido en la profunda contemplación de un bicho mientras escalaba una larga hoja de hierba.
—No creo que debamos hablar sobre eso —dijo finalmente con voz muy suave.
—No te culpo por dormir con otras muchachas. Lo esperaba, en realidad, yo sólo… —______ sacudió su cabeza levemente, dolorida y aturdida cuando se forzó a si misma a admitir la verdad— …Yo sólo desearía que pudiera ser yo —consiguió decir mientras el nudo en su garganta se hacía mayor.
Styles agachó la cabeza, la luz del sol deslizándose sobre su negro cabello. Suspiró y buscó su rostro, retirando el mechón de cabello cuando volvió a caer sobre su mejilla. La yema de su pulgar frotó la marca de belleza cercana a su boca, el pequeño lunar que siempre parecía fascinarle tanto.
—Nunca podrás ser tú —murmuró.
______ asintió, mientras una cruda emoción hacía su boca contraerse y sus ojos entornarse contra la amenaza de las lágrimas.
—Styles…
—No —advirtió rudamente él, retirando su mano, sus dedos cerrándose apretadamente en el aire vacío—. No lo digas, ______.
—No cambia nada, si lo digo o no. Te necesito. Necesito estar contigo.
—No.
—Imagina cómo te sentirías si yo durmiera con algún otro hombre —dijo ella en temeraria desdicha— sabiendo que él me esta dando el placer que tú no puedes, que él me toma en sus brazos por la noche y…
Styles hizo un sonido gutural y rodó con rapidez sobre ella, extendiéndola bajo él sobre la dura tierra. Su cuerpo era pesado y poderoso, instalándose con mayor firmeza cuando las piernas de ______ se abrieron instintivamente bajo sus faldas.
—Lo mataría —dijo Styles roncamente—. No podría soportarlo.
Él miró su rostro lleno de lágrimas y luego su mirada se movió a su ruborizada garganta y al rápido movimiento de sus pechos alzados. Una curiosa mezcla de triunfo y alarma llenó a ______ cuando vio el calor sexual de su mirada, y sintió la agresiva energía masculina de su cuerpo. Estaba excitado, podía sentir la dura e insistente señal de ello entre sus muslos.
Styles cerró los ojos, luchando por controlarse.
—Tengo que dejarte ir —dijo entre dientes.
—Todavía no —susurró ______. Se retorció un poco, sus caderas levantándose contra las suyas, y el movimiento provocó una marea de sensaciones en lo profundo de su abdomen.
Styles gruñó, cerniéndose sobre ella, mientras sus dedos se hundían en la densa capa de musgo que cubría la tierra.
—No —su voz estaba rota con la ira y el esfuerzo y… algo más… algo que sonaba a excitación.
______ se movió de nuevo, embargada con un peculiar sentimiento de urgencia, queriendo cosas para las que ella no podía encontrar palabras. Deseando su boca... manos… cuerpo... queriendo poseerlo y ser poseída. Sintió su cuerpo henchido, el tierno lugar entre sus piernas doliéndole delirantemente con cada lento roce contra la cresta de su erección.
—Te amo —dijo ella, buscando a tientas un modo de convencerlo de la enormidad de su necesidad—. Te amaré hasta el día en que muera. Eres el único hombre que siempre querré, Styles, el único…
Sus palabras fueron sofocadas cuando él apresó su boca en un suave, sincero beso. Ella gimió de satisfacción, dado la bienvenida a la tierna exploración, la punta de su lengua buscando el delicado interior de sus labios. La besó como si estuviera robando secretos de su boca, devastándola con exquisita gentileza. Vorazmente, ella deslizó las manos bajo su camisa y sobre su espalda, saboreando el tacto de sus músculos flexionándose y del lustre de su piel. Su cuerpo era duro, músculos esculpidos recubriendo acero… un cuerpo tan sano y sin defectos que ella sentía reverencia por él.
La lengua de él entró en su boca más profundamente, causándole un lloriqueo por los sutiles grados de incremento del placer. Sus brazos se curvaron a su alrededor protectoramente, y aligeró su peso para evitar aplastarla, incluso mientras continuaba devorándola con besos ______s que le robaban el alma. La respiración de él era irregular y demasiado rápida, como si hubiera corrido kilómetros sin parar. ______ presionó sus labios contra su garganta, descubriendo que el compás de sus latidos hacía pareja con los suyos propios. Él, como ella, sabía, que cada momento de prohibida intimidad venía con un precio que ninguno de ellos podían permitirse. Inflamado más allá del punto de la cautela, Styles tomó los botones frontales de su vestido, entonces dudó mientras batallaba una vez más con su conciencia.
—Sigue —dijo ______ con voz confusa, su corazón golpeándole en el pecho. Besó la dura línea de su mandíbula, sus mejillas, cada parte de su rostro que ella podía alcanzar. Encontrando un punto sensible a un lado de su cuello, se concentró en el lugar vulnerable hasta que todo el cuerpo de él tembló.
—No pares —susurró fervientemente—. No pares todavía. Nadie puede vernos. Styles, por favor ámame, ámame…
Las palabras parecieron erosionar su voluntad de resistir, el hizo un sonido gutural cuando sus dedos trabajaron con rapidez en la fila de botones. Ella no llevaba corsé, nada excepto una delgada capa de camisa que se adhería a la redonda curva de sus pechos. Después de abrir su corpiño, Styles tiró hacia abajo la camisa, exponiendo las suaves puntas rosas de sus pezones. ______ levantó la mirada a su tenso rostro, valorando su expresión absorta, el modo en que sus ojos se habían entrecerrado con la pasión. Él tocó su pecho, sus dedos curvados bajo el pálido peso, su pulgar pasando delicadamente sobre su cresta hasta que se contrajo. Se inclinó sobre ella, haciendo círculos alrededor del pezón excitado con toques perezosos de su lengua. ______ jadeó de placer, sus pensamientos encendiéndose y ardiendo hasta las cenizas cuando la tomó completamente en su boca. Él tiró con delicadeza y succionó a ritmo constante, hasta que el calor alcanzó cada parte de ella, y el lugar entre sus muslos comenzó a latir en febril demanda. Dejando escapar un tembloroso jadeo, Styles presionó su mejilla contra la curva desnuda de sus pechos.
Incapaz de detenerse a sí misma, ______ deslizó sus dedos por la cintura de sus pantalones, y soltó los broches de sus tirantes. La superficie de su estómago estaba firmemente musculada, la piel suave como el satén excepto por la salpicadura de grueso vello por debajo del hueco de su ombligo. Su mano tembló cuando buscó el primer botón de sus pantalones.
—Quiero tocarte —susurró—. Quiero sentirte ahí…
—Demonios, no —murmuró Styles, atrapando sus muñecas con sus manos y colocándolas sobre su cabeza. Sus ojos turquesa brillaban y su mirada caliente viajó desde su boca a sus pechos—. Por el amor de Dios, apenas puedo controlarme a mí mismo así. Si me tocas, no seré capaz de detenerme a mi mismo de terminar esto.
Ella se contorsionó bajo él.
—Quiero que lo hagas…
—Lo sé —murmuró Styles, inclinándose para enjugar la frente sudorosa con su manga, mientras mantenía su cuidadoso agarre sobre las muñecas de ella—. Pero no voy a hacerlo. Tienes que seguir siendo virgen.
______ tiró casi con enfado de sus brazos prisioneros.
—¡Haz lo que deseo, y maldito sea todo el mundo!
—Valientes palabras —se burló él gentilmente—. Pero me gustaría oír lo que le dirías a tu marido en tu noche de bodas, cuando descubra que tu doncellez ya ha sido tomada.
El arcaico sonido de la palabra —doncellez— hizo a ______ sonreír desagradablemente a pesar de su desdicha. Virginidad… la única cosa que el mundo parecía esperar de ella. Relajándose bajo él, dejó quedarse lacias sus muñecas en su agarre. Le miró a los ojos, sintiendo que todo el mundo se había cubierto de sombras y que él era la única fuente de luz.
—No me casare con nadie excepto contigo, Styles —susurró ella—. Y si alguna vez me dejas, me quedaré sola el resto de mi vida.
Su cabeza morena bajó sobre la suya.
—______ —dijo con la voz reverente que podría haber usado para una plegaria—. Yo nunca te dejaré a no ser que me digas que me vaya.
Su boca descendió a sus pechos desnudos. ______ empujo hacia arriba impulsivamente, ofreciéndose sin reservas, dando un grito cuando el tomó un pezón duro y erguido en su boca. Humedeció la rosada carne con su lengua, remolineando sobre él y dándole golpecitos hasta que ella gimió de frustración.
—Styles —dijo entrecortadamente, tirando en vano de sus brazos atrapados—. Te necesito… por favor haz algo… Ansío tanto…
Él levantó su largo cuerpo para poder subir la parte delantera de sus faldas. El grueso de su erección se levantaba detrás de sus pantalones cuando presionó contra su cadera. ______ deseó tocarle, explorar su cuerpo con la misma ternura que él le había mostrado, pero él no le dejaría. Él rebuscó bajo las capas de muselina, y encontró la cintura de sus calzones. Diestramente, desató las cintas que sujetaban la prenda, y entonces se paró para mirarla a sus ojos medio cerrados.
—Debería parar —su cálida mano se colocó sobre su estómago, por encima de los calzones—. Es demasiado peligroso, ______.
Presionó su frente contra la de ella, hasta que sus transpiraciones se mezclaron y sus alientos llenaron la boca del otro en cálidos, tiernos jadeos.
—Oh, Dios, cómo te quiero —dijo él roncamente.
El peso de su mano la hizo estremecerse. Instintivamente se estiró abriendo sus muslos y se subió sobre los codos con fuerza, intentando llevar los dedos de él donde más lo necesitaba. Con gran cuidado, buscó bajo el velo de delgado de algodón, tocándola entre sus piernas completamente abiertas. Acarició la mancha de elásticos rizos, las puntas de sus dedos excavando tiernamente para encontrar el redondo monte de debajo. _______ jadeó contra su boca cuando él separó su carne hinchada, retirando los suaves pliegues hasta encontrar la entrada de su cuerpo. Ardió con partes iguales de embarazo y excitación, girando el rostro a un lado cuando él continuó su gentil exploración. Estaba familiarizado con los detalles de la carne de una mujer, sabiendo exactamente dónde era ella más sensible, las puntas de sus dedos deslizándose sobre el anhelante montículo de su sexo con increíble ligereza. Sus callos raspaban la piel húmeda, la sensación tan _____ y delicadamente enloquecedora que ella dejó escapar otro grito tembloroso.
—Shhh —la apaciguó Styles, acariciándola alrededor del excitado brote, mientras su cabeza se levantaba para escrutar el prado más allá de las altas hierbas—. Alguien podría oírnos.
_______ se mordió el labio mientras luchaba por obedecer, aunque pequeños lloriqueos siguieron deslizándose de su garganta. Styles continuó buscando compañía no invitada, su mirada alerta revisando por encima los terrenos de la finca al borde del prado. Su dedo medio encontró la barrera de su virginidad y masajeó el frágil impedimento hasta que se suavizó. _______ cerró los ojos contra el brillo de la luz del sol, no ofreciendo resistencia cuando Styles usó sus rodillas para abrirle más las piernas, hasta que la parte interna de sus músculos estaba tirante y tensa. La penetró con un dedo, parando cuando la sintió sacudirse con sorpresa. Su boca tocó la frente de ella, y susurró contra su húmeda piel sedosa.
—Cariño, no te haré daño…
—Lo sé, es sólo... —ella se forzó a yacer pasivamente bajo él cuando sintió su dedo penetrar un poco más. Su voz tomada por un bajo palpitar—. Me siento tan ra… rara…
Styles lo empujó por completo hasta el segundo nudillo, y acarició sus sedosas paredes interiores, mientras su cuerpo automáticamente aferraba y se adhería a la gentil invasión. Gimiendo cuando sintió el frenético palpitar de la carne de ella, Styles ajustó la parte inferior de su mano contra la cresta de su sexo hormigueante. Comenzó un movimiento lento y balanceante, su dedo introduciéndose más profundo, su mano frotándola rítmicamente.
—Oh… —_______ no pudo pararse de embestir hacia arriba en esclava obediencia a las provocaciones de su mano—. Oh, Styles…
Él deslizó su brazo libre bajo su espalda, levantando sus pechos mientras se los besaba de nuevo, su lengua jugando con los rígidos extremos. Se le alzó una oleada se sensaciones, que luego retrocedió dejándola gimiendo de excitación. Styles no dudó, acariciándola con firmeza, sus dientes tomando sus pezones hasta que se pusieron más enrojecidos y duros. _______ se concentró en el profundo deslizamiento de su dedo, en el placer que se arremolinaba y presionaba a través de sus caderas y de su espina dorsal, hasta que perdió la conciencia de todo excepto de sus manos, su boca, del peso de su pesado cuerpo posado sobre ella. Se imaginó su sexo entrando en ella, rasgándola y estirándola y llenándola… y de repente, no se pudo mover cuando voluptuosos espasmos comenzaron a arrollarla… olas de alivio tan intenso la hicieron sollozar, mientras la boca de él cubría precipitadamente la suya para ahogar todo sonido.
Estremeciéndose y sollozando, cabalgó sobre el placer hasta su vertiginosa cumbre, luego descendió mientras sus dedos tranquilizantes la apaciguaban hasta que se quedó tranquila.
Murmurando calladamente, Styles la tomó y la meció hasta que se quedó relajada bajo él, sus miembros volviéndose pesados y cálidos. Su mano comenzó a retirarse de su empapado sexo, pero ella bajó una mano y cubrió sus dedos con los suyos.
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Re: La antigua Magia. |Harry Styles y tu|
Capitulo 2. Parte 2
—Ven dentro de mí —susurró—. Te quiero, Styles. Entra, vamos…
—No —dijo él a través de sus dientes apretados. Rodó sobre sí mismo con un gemido, sus dedos hundiéndose en la húmeda tierra y arrancando grandes puñados de musgo—. Cúbrete. No puedo tocarte más, o no será capaz de detenerme… —se interrumpió con un sonido ahogado que traicionaba lo muy cerca que estaba de tomarla—. Bájate las faldas. Por favor.
—Te quiero —dijo ella sin respiración.
—Ahora. Lo digo en serio, _______.
No se atrevió a desobedecer, no cuando pudo oír esa nota punzante en su voz. Dejando escapar un suspiro, forcejeó para arreglar sus ropas. Después de un momento Styles se puso sobre su costado para mirarla. Parecía haber retomado el control sobre sí mismo, aunque sus ojos todavía brillaban de pasión no satisfecha. _______ sacudió su cabeza con una melancólica sonrisa.
—Nadie me mirará nunca como lo haces tú, como si me amaras con cada parte de tu cuerpo.
Lentamente, él se estiró y empujó un bucle de pelo tras su oreja.
—Así es como me miras tú a mí también.
Ella tomó su mano y besó la ruda superficie de sus nudillos.
—Prométeme que siempre estaremos juntos.
Pero él permaneció en silencio, porque ambos sabían que era una promesa que él no podía hacer.
_______ sabía que lo más seguro sería fingir que esos minutos llenos de pasión en el río nunca habían existido. Era imposible, sin embargo. Cuando Styles estaba cerca, ella sentía su cuerpo entero reaccionar a su presencia. Las emociones parecían desperdigarse desde ella, cargando la atmósfera hasta que estaba segura de que cualquiera podía sentirlas. Ella no se atrevía a encontrarse con la mirada de Styles delante de otros, temerosa de que su expresión la traicionara. Styles era mucho mejor que ella en mantener una fachada impasible, pero algunos de los criados, incluyendo a la señora Faircloth, remarcaron lo inusualmente callado que había estado durante la semana pasada. Estaba claro para los que lo conocían bien que algo le preocupaba.
—Es la edad, supongo —le dijo la señora Faircloth a Salter, el mayordomo— los jóvenes son todo ánimo y travesuras un día y todo oscuridad y rebelión al siguiente.
—No importa cuál sea su temperamento, será mejor que Styles haga su trabajo bien —dijo Salter hoscamente.
—O por su bien volverá a los establos, y será un criado de la clase más baja durante el resto de sus días.
Cuando _______ le repitió el comentario a Styles una tarde, él hizo una mueca y se rió. Estaba ocupado sacando brillo a los paneles laqueados de un carruaje, mientras _______ se sentaba sobre un cubo puesto bocabajo y lo miraba. La cochera estaba vacía y en silencio, excepto por él.
La tarea de Styles le había hecho sudar, hasta que su blanca camisa se adhería dispareja a la superficie muscular de su espalda. Sus hombros se abultaban y flexionaban cuando aplicó una capa de cera en el lacado negro, y la frotó hasta que brilló como el cristal. _______ se había ofrecido a ayudarle, pero él había rehusado inexorablemente y le había quitado el trapo.
—Es mi trabajo —le dijo bruscamente— siéntate allí y mira.
_______ le había obedecido con placer, disfrutando de la gracia masculina de sus movimientos. Como todo lo que hacía, Styles ejecutó la tarea meticulosamente. Había sido enseñado desde niño que el trabajo bueno era su propia recompensa, y eso, acompañado de una completa falta de ambición, lo hacían un criado perfecto. Era el único defecto que _______ le podía encontrar: su automática aceptación de su papel en la vida, una resignación tan intrínseca que parecía que nada pudiera cambiarlo. De hecho, meditó culpablemente, si no fuera por ella, Styles habría sido perfectamente feliz con su destino. Ella era la única cosa que él siempre había querido y que nunca tendría. Y ella sabía cuán egoísta por su parte era mantenerlo tan firmemente atado a ella, pero no podía obligarse a dejarlo ir. Él le era tan necesario como lo era la comida y el agua y el aire.
—No quieres ser un criado inferior para siempre, ¿verdad? —presionó ella, llevando sus pensamientos a la conversación de ellos.
—Me gusta más que trabajar en la casa y llevar uniforme —replicó él.
—La señora Faircloth cree que podrías hacerte primer lacayo algún día, o incluso ayuda de cámara —_______ se negó a mencionar la pesarosa observación del ama de llaves acerca de que aunque Styles sería un maravilloso ayuda de cámara, sus posibilidades de ello estaban grandemente disminuidas por su apostura. Ningún señor querría un ayuda de cámara cuya apariencia y porte deslucieran la suya propia. Es más, a alguien como Styles lo conservaría de uniforme que lo marcara claramente como criado—. Y estarías mejor pagado.
—No me importa eso —murmuró él, aplicando más cera a la puerta de la superficie frontal del carruaje—. ¿Para qué necesito más dinero?
_____ frunció el ceño pensativamente.
—Para comprar algún día una casita, y explotar tu propio terreno.
Styles hizo una pausa a mitad de su abrillantado y la miró sobre su hombro con una repentina chispa diabólica en sus ojos verde azulados.
—¿Y quién viviría conmigo, en mi casita?
_____ se encontró con su mirada y sonrió, mientras una fantasía la hacía presa y la sofocaba con calidez.
—Yo, por supuesto.
Considerando eso, Styles colgó el trapo del encerado en el gancho de la lámpara del carruaje antes de aproximarse a ella lentamente. El estómago de _____ se estremeció ante la mirada de su rostro.
—Necesitaría ganar una cantidad respetable de monedas para eso —murmuró—. Mantenerte debe ser un objetivo costoso.
—No costaría tanto —protestó ella indignada.
Él le disparó una mirada escéptica.
—Sólo el precio de tus cintas del pelo, me convertiría en mendigo, esposa.
La palabra esposa, pronunciada en ese tono bajo, la hizo sentir como si se hubiera tragado una cucharada de caramelo.
—Te compensaré de otras formas —replicó ella.
Sonriendo, Styles se agachó y la puso en pie. Sus manos se deslizaron ligeramente sobre sus costados, demorándose justo bajo sus brazos, las palmas de sus manos rozando contra sus pechos. El masculino aroma almizclado de él y el brillo de su piel manchada de sudor la hizo tragar con esfuerzo. Sacó de su manga un pañuelito bordado de pequeñas rosas y secó la frente de él.
Tomándole la delicada prenda, Styles observó la artesanía de puntadas verdes y rosas con una sonrisa.
—¿Lo has hecho tú? —su pulgar acarició las flores bordadas—. Es hermoso.
Ella se sonrojó de placer ante el cumplido.
—Sí, trabajaba en él por las tardes. Una señora nunca debe sentarse con las manos ociosas.
Styles remetió el pañuelo en la cintura de sus pantalones y miró con presteza a sus alrededores. Asegurándose de que estaban completamente sólos, deslizó sus brazos alrededor de ella. Sus manos vagaron ligeramente sobre su espalda y sus caderas ejerciendo una deliciosa presión justo en los lugares oportunos, ajustando su cercanía con sensual precisión.
—¿Estarás allí esperándome cada noche, en nuestra casita? —murmuró él.
Ella asintió, apoyándose en él.
Las gruesas pestañas negras de Styles bajaron hasta que se hicieron sombras en sus mejillas.
—¿Y me rascarás la espalda cuando vuelva fatigado y sucio del campo?
_____ se imaginó su largo, poderoso cuerpo recortado en una tina de madera… sus suspiros de placer al calor del agua… su espalda de bronce brillando a la luz del fuego.
—Sí —jadeó ella—. Y luego tu podrás enjabonarte mientras yo cuelgo la olla de estofado sobre el fuego, y te contaré la pelea que tuve con el molinero, que no me dio suficiente harina porque su báscula estaba trucada.
Styles rió suavemente mientras las puntas de sus dedos rozaban ligeramente su garganta.
—El tramposo —murmuró, sus ojos destellando—. Hablaré con él mañana. Nadie intenta desplumar a mi esposa y consigue librarse de ello. Mientras tanto, vámonos a la cama. Quiero tenerte toda la noche.
El pensamiento de irse a dormir con él a una acogedora cama, sus cuerpos desnudos entrelazados, hizo a _____ temblar con anhelo.
—Probablemente te quedarás dormido tan pronto como tu cabeza toque la almohada —dijo—. El trabajo de granja es una tarea dura, estarás agotado.
—Nunca estoy demasiado cansado para amarte.
Sus brazos se deslizaron rodeándola, y se encorvó para acariciarle con la nariz la curva de su mejilla. Sus labios eran como terciopelo caliente cuando él susurró contra su piel.
—Voy a besarte desde la cabeza a la suela de los pies. Y no pararé hasta que te haga llorar, y luego te daré placer hasta que te debilites por mi amor.
_____ deslizó sus dedos a su dura nuca y llevó la boca de él a la suya. Los labios de él cubrieron los suyos, moldeándoles gentilmente hasta que ella la abrió para admitir la incursión exquisita de su lengua. Ella quería la vida que él acababa de describir… la quería infinitamente más que el futuro que la aguardaba. Aunque esa vida perteneciera a otra mujer. La idea de alguien más compartiendo sus días y noches, sus secretos y sueños, la llenó de desesperación.
—Styles —gimió ella, quitando la boca de la suya— prométeme…
El la sostuvo más fuerte, acariciándole la espalda, frotando la mejilla contra su pelo.
—Todo, todo...
—Si te casas con alguna otra, prométeme que siempre me amarás más a mí.
—_____ y egoísta amada, —murmuró él tiernamente—. Tendrás siempre mi corazón, me has arruinado para la vida.
_____ envolvió su cuello con los brazos.
—¿Estás resentido conmigo por ello? —su voz estaba sofocada contra su hombro
—Debería. Si no fuera por ti, habría estado contento con cosas ordinarias. Con una muchacha corriente.
—Lo siento —dijo ella abrazándole con fiereza.
—¿De veras?
—No —admitió ella, y Styles se rió, echándole la cabeza hacia atrás para besarla.
Su boca era firme y exigente, su lengua se deslizó profundamente con brutal sensualidad. Cuando las rodillas de _____ se debilitaron, se amoldó a él hasta que no quedó ni un centímetro de espacio entre ellos. Styles la sostuvo con facilidad, manteniéndola entre sus muslos, su gran mano acunando su nuca. La presión de sus labios se alteró cuando lamió el interior de su boca con un jugueteo erótico que arrancó un entrecortado suspiro de ella. Justo cuando pensaba que se derretiría en el suelo formando un charco de éxtasis, _____ fue contrariada cuando Styles quitó abruptamente la boca de la suya.
—¿Qué pasa? —preguntó ella con voz confusa.
Styles la silenció dando un toque con el índice sobre sus labios, mirando la entrada de la cochera con ojos entrecerrados.
—Pensé que había oído algo.
_____ frunció el ceño de repentina preocupación, mirando como él rápidamente cruzaba las losas a grandes pasos hacia la entrada abovedada. Él miró de un lado de la vacía cochera al otro. No detectando señales de nadie, se encogió de hombros y volvió hacia _____. Ella deslizó los brazos alrededor de su delgada cintura.
—Bésame otra vez.
—Oh, no —dijo él con una mueca torcida—. Vas a regresar a la casa. No puedo trabajar contigo aquí.
—Me quedaré callada —dijo ella, sacando su labio inferior rebeldemente— ni siquiera sabrás que estoy aquí.
—Sí, si lo sabré —miró a su propio cuerpo excitado, y entonces le disparó a ella una mirada enconada—. Y es difícil para un hombre hacer su trabajo cuando está en estas condiciones.
—Yo te lo pondré mejor —ronroneó ella, bajando la mano al fascinante bulto de su erección—. Sólo dime lo que tengo que hacer.
Con un gemido de risa, Styles le robó a sus labios un cálido y rápido beso y la apartó de él.
—Ya te he dicho lo que vas a hacer: vuelve a la casa.
—¿Escalarás a mi habitación esta noche?
—Puede.
Ella le lanzó una mirada burlonamente amenazadora, y Styles hizo una mueca, sacudiendo la cabeza cuando se volvía al carruaje.
Aunque los dos eran conscientes de la necesidad de precaución, aprovechaban cualquier oportunidad para vagar juntos. Se encontraban en los bosques, o en su lugar del río, o por la noche en su balcón. Styles rehusaba con firmeza cruzar el umbral de la habitación de _____, diciendo que no podía ser responsable de sus acciones, si se encontraba cerca de una cama con ella.
Su autocontrol era mucho mayor que el de ella, aunque _____ era plenamente consciente del esfuerzo que le costaba, y cuánto la quería. Él le había dado placer dos veces más, besándola, sosteniéndola y acariciándola hasta que estaba relajada de satisfacción. Y luego una tarde, mientras yacían justos en el río, Styles finalmente le permitió a _____ llevarlo al alivio. Sería para siempre la experiencia más erótica de su vida, con Styles jadeando y gimiendo su nombre, su carne rígida y sedosamente dura cuando se deslizaba a través del ardiente agarre de sus dedos, su cuerpo poderoso desvalido a su toque. _____ disfruto de su clímax más que del suyo propio, adorando el hecho de que ella pudiera darle el mismo éxtasis que él le había mostrado a ella.
Si bien esos eran sus años maravillosos, sin embargo, su tiempo era demasiado corto en esta vida. _____ sabía que su aventura amorosa con Styles, tal y como era, no acabaría nunca. Por eso mismo, ella no esperaba que terminara tan rápidamente, ni de una manera tan brutal.
Su padre convocó _____ a su estudio después de la cena una noche, algo que nunca había hecho antes. Nunca había habido ninguna razón para que el conde hablara con ella ni con su hermana Eleanor en privado. Liam, su hijo, era el único vástago al que el conde prestaba alguna atención… y ninguna de las muchachas envidiaban a su hermano mayor por ello. El conde era especialmente crítico con su heredero, exigiendo perfección en todo momento, prefiriendo motivar con miedo en lugar de con elogios. Y pese a todo el adusto tratamiento que Liam había recibido, era esencialmente un muchacho amable y de buena naturaleza. _____ tenía muchas esperanzas de que no se volvería como su padre algún día, pero había muchos años de moldeado de rudeza del conde almacenados para él.
En el momento en que _____ llegó al estudio, sintió como si su estómago se hubiera vuelto un bloque de hielo. La frialdad se extendía hacia fuera a través de sus miembros hasta que llegó a la punta de sus dedos y a la suela de sus pies. No tenía ninguna duda en su mente del por qué había recibido esa orden inusual de su padre. El conde debía haber descubierto de algún modo su relación con Styles. Si fuera otra cosa, le habría dicho a su madre o a la señora Faircloth que hablaran con ella. Pero el hecho de que se fuera a molestar en comunicarse directamente con ella mostraba que el asunto era de importancia. Y sus instintos le advirtieron que la confrontación iba a ser ciertamente abominable. Trató de pensar frenéticamente en cómo reaccionar, en cómo proteger mejor a Styles. Haría cualquier cosa, prometería lo que fuera, para mantenerlo a salvo de la furia del conde.
Helada y sudando, alcanzó el estudio, con su interior de paneles oscuros y el enorme escritorio de caoba sobre el que se dirigían muchos de los negocios de la finca. La puerta estaba abierta, y una lámpara ardía en su interior. Entró en la habitación y se encontró a su padre de pie cerca del escritorio.
El conde no era un hombre apuesto, sus rasgos eran demasiado anchos y rudos, como si hubiera sido moldeado por un escultor que hubiera tenido demasiada prisa para refinar los profundos golpes de su cincel. Si el conde hubiera poseído una cierta medida de calidez o ingenio, o alguna adición de amabilidad, sus rasgos podrían haberse prestado un cierto duro atractivo.
Desafortunadamente, era un hombre desprovisto absolutamente de humor, que con todas las ventajas que Dios le había dado, estaba en amargo desacuerdo con todo en la vida. No encontraba placer en nada, especialmente en su familia, quienes le parecían poco más que una carga colectiva. La única aprobación que le había mostrado alguna vez a _____ era un reluctante orgullo por su belleza física que amigos y extraños habían alabado tan a menudo. Mientras que por sus pensamientos, su carácter, sus esperanzas y miedos, no se preocupaba en absoluto por esos intangibles. Le había dejado claro que el único propósito en la vida de _____ era casarse bien.
Cuando se encaró con su padre, _____ se preguntó como era posible sentir tan poco por el hombre que la había engendrado. Uno de los muchos lazos entre ella y Styles era el hecho de que ninguno de ellos había conocido cómo era el amor de un padre ni una madre. Para ambos, si no hubiera sido por la señora Faircloth, ninguno hubiera tenido ningún concepto de amor paternal.
Leyendo en la mirada de su padre un odio vivaz, _____ reflexionó que eso era como él siempre había mirado a Eleanor. La pobre Eleanor, quien no tenía ninguna culpa de haber sido concebida por uno de los amantes de la condesa.
—¿Enviaste a por mí, Padre? —murmuró sin entonación.
La luz de la lámpara acuchillaba sombras a través del rostro del conde de Westcliff cuando se dirigió a ella fríamente:
—En este momento —remarcó— estoy más seguro que nunca de que las hijas son una maldición del infierno.
_____ dejó inexpresivo su rostro, aunque se vio forzada a hacer una breve inspiración cuando sus pulmones se contrajeron.
—Has sido vista con el mozo de cuadra —continuó el conde—. Besándoos, con vuestras manos en el otro…
Hizo una pausa, su boca contorsionándose brevemente antes de que consiguiera disciplinar sus rasgos.
—Parece que finalmente ha sobresalido la sangre de tu madre. Ella tiene un gusto similar por los de clase baja… aunque incluso ella tiene el sentido común de divertirse con los lacayos, mientras que tú pareces haber reducido tu interés a nada mejor que un desecho de cuadra.
Esas palabras llenaron a _____ de un odio casi letal por su intensidad. Quería golpear el rostro burlón de su padre, vencerlo, herirlo en lo más profundo de su alma… si tenía una. Enfocando un pequeño cuadro de los paneles, _____ se disciplinó para permanecer perfectamente quieta, dando sólo un pequeño respingo cuando su padre avanzó y le agarró la mandíbula con una mano. La presión de sus dedos mordió cruelmente los pequeños músculos de su rostro.
—¿Ha tomado tu virtud? —ladró él.
_____ le miró directamente en la superficie de obsidiana de sus ojos.
—No.
Vio que no la creía. La garra hiriente sobre su rostro se tensó.
—Y si yo llamo a un médico para examinarte, ¿confirmará él eso?
_____ no parpadeó, sólo lo miró sin expresión, retándole silenciosamente.
—Sí —la palabra salió como un siseo—. Pero si hubiera sido por mí, mi virginidad se habría ido hace tiempo. Se la ofrecí libremente a Styles, sólo desearía que él la hubiera aceptado.
El conde la soltó con un sonido enfurecido y la abofeteó rápidamente, su palma estrellándose contra su mejilla. La fuerza de la bofetada le entumeció el rostro y le giró la cabeza a un lado. Aturdida, _____ sostuvo la palma de su mano contra su mejilla inflamada, y lo miró con ojos abiertos.
La visión de su estupor y su dolor pareció calmar de algún modo al conde. Dejando escapar una profunda inspiración, fue a su silla y se sentó con gracia arrogante. Su brillante mirada oscura se encontró con la de ella.
—El muchacho se irá de la finca por la mañana. Y te asegurarás de que nunca se atreva a aproximarse a ti de nuevo. Porque yo descubriré si lo hace, y usaré todos los medios a mi disposición para arruinarle. Sabes que tengo el poder y la voluntad para hacerlo. No importa adónde vaya, lo haré encontrar y cazar. Y tendré el mayor placer en asegurarme que su vida termina miserable y tortuosamente. No se merece menos por profanar a la hija de un Marsden.
_____ nunca había comprendido verdaderamente con anterioridad que para su padre era una propiedad, que sus sentimientos no significaban nada para él. Ella sabía que él decía en serio cada palabra, que aplastaría a Styles como un infeliz roedor bajo su pie. Eso no debía pasar. Styles debía ser amparado de la venganza de su padre, y ser previsto. Ella no podía permitirle castigarlo simplemente porque se había atrevido a amarla. Mientras el miedo roía su corazón, habló con una voz frágil que no reconoció como suya.
—Styles no regresará si él cree que yo quiero que se vaya.
—Entonces por su bien, haz que él lo crea.
_____ no dudó en su respuesta.
—Quiero que se encuentre un puesto para él. Uno decente, un aprendizaje, algo que le permita mejorar.
Su padre parpadeó un instante ante la audaz demanda.
—¿Qué te da la temeridad para creer que yo voy a hacer eso por él?
—Aún soy virgen —dijo ella suavemente—. Por ahora.
Sus miradas se sostuvieron durante un helado momento.
—Ya veo —murmuró el conde—. Amenazarás con encamarte con el primer hombre que puedas encontrar, sea un pordiosero o un criador de cerdos, si no concedo tu petición.
—Exactamente.
No se requirió ninguna habilidad de actriz para que _____ lo convenciera. Ella era sincera. Después de que Styles se fuera, nada mantendría ningún valor para ella. Ni incluso su propio cuerpo.
La audacia de _____ pareció despertar el interés del conde, tanto como lo irritó.
—Parece que aún tienes en ti algo de mi sangre —murmuró—. Aunque hay, como siempre, mucho en cuestión, considerando a tu madre. Muy bien, le encontraré un puesto al insolente bastardo. Y tú harás tu parte para asegurarte que Stony Cross se libra de él.
—¿Tengo tu palabra de eso? —persistió ella en voz baja, sus puños apretados a los costados.
—Sí.
—Entonces tú tienes la mía a cambio.
Una mueca despectiva contorsionó sus rasgos.
—No te pido tu palabra, hija. No porque no me fíe de ti, te aseguro que no es así. Sino porque he aprendido que el honor de una mujer tiene menos valor que la basura del suelo.
Como no se requería respuesta, _____ permaneció de pie allí tiesa hasta que le ordenó que se fuera. Insensible y desorientada, caminó a su cuarto, donde esperó a que viniera Styles. Los pensamientos clamaban frenéticamente en su mente. Una cosa era cierta, ningún poder en la tierra podría mantener a Styles alejado de ella, mientras él creyera que ella todavía lo amaba.
_________________
Aquí termina el capítulo 2 *-*
Como les dije, los capítulos son TAAN largos.. pero esta mejor :3
Ahora si.. SE VIENE LO MEJOR. God.
Comenten, besos:*
IWish
Re: La antigua Magia. |Harry Styles y tu|
CUARTA LECTORA!! Que emoción :)
SIGUELA ME ENCANTO TU NOVELA!
Mugre conde que quiere alejar a Harry de Rayis.
SIGUELA PRONTO!! MUERO POR SABER QUE PASA!
-PRIS
SIGUELA ME ENCANTO TU NOVELA!
Mugre conde que quiere alejar a Harry de Rayis.
SIGUELA PRONTO!! MUERO POR SABER QUE PASA!
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pris_vt
Re: La antigua Magia. |Harry Styles y tu|
pris_vt escribió:CUARTA LECTORA!! Que emoción :)
SIGUELA ME ENCANTO TU NOVELA!
Mugre conde que quiere alejar a Harry de Rayis.
SIGUELA PRONTO!! MUERO POR SABER QUE PASA!
-PRIS
¡Bienenida! En un rato la sigo..:D
IWish
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