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"Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)

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"Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)  - Página 6 Empty Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)

Mensaje por #Fire Rouge..* Vie 22 Jul 2011, 11:18 pm

isisi
#Fire Rouge..*
#Fire Rouge..*


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"Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)  - Página 6 Empty Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)

Mensaje por lovely last Sáb 23 Jul 2011, 5:42 am

eee queremos cap plis vuelve te necesitamos
lovely last
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"Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)  - Página 6 Empty Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)

Mensaje por #Fire Rouge..* Sáb 23 Jul 2011, 10:24 am

sisi :(
#Fire Rouge..*
#Fire Rouge..*


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"Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)  - Página 6 Empty Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)

Mensaje por Dorin Mar 26 Jul 2011, 3:48 pm

capitulo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! esta novela esta muy bonita merese que la siguan asi que por favor siguela
Dorin
Dorin


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"Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)  - Página 6 Empty Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)

Mensaje por #Fire Rouge..* Mar 26 Jul 2011, 7:48 pm

PLIS PLIS PLIS
#Fire Rouge..*
#Fire Rouge..*


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"Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)  - Página 6 Empty Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)

Mensaje por ♥♥HeladodeVainilla♥♥ Dom 31 Jul 2011, 9:05 pm

Nueva lectora!
Amo con mi vida a NICK JONAS!♥
Pasa por mi nove: https://onlywn.activoforo.com/t6513-el-destino-del-amor-draco-malfoy-y-tu
Seguila besosss♥
♥♥HeladodeVainilla♥♥
♥♥HeladodeVainilla♥♥


https://twitter.com/AldiSignorelli

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"Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)  - Página 6 Empty Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)

Mensaje por lovely last Lun 01 Ago 2011, 6:52 am

donde estas
lovely last
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"Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)  - Página 6 Empty Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)

Mensaje por lovely last Lun 01 Ago 2011, 6:53 am

necesitamos que vuelvas y tambien cap
lovely last
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"Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)  - Página 6 Empty Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)

Mensaje por #Fire Rouge..* Lun 01 Ago 2011, 5:55 pm

sissiis si necesitamos capp
chicas creo que nos dejoo!!
ay pero quiero terminar de leer
esta novee!! alguuien quiere subirla
(que descarada que soy)
bueno bueno
me encantaaa
#Fire Rouge..*
#Fire Rouge..*


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"Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)  - Página 6 Empty Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)

Mensaje por lovely last Mar 02 Ago 2011, 6:20 am

yo tambien quiero leeer vuelve
lovely last
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"Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)  - Página 6 Empty Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)

Mensaje por #Fire Rouge..* Mar 02 Ago 2011, 1:24 pm

siii
#Fire Rouge..*
#Fire Rouge..*


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"Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)  - Página 6 Empty Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)

Mensaje por Invitado Miér 03 Ago 2011, 3:51 pm

Niñaas lo siento mucho por habaer desaparecido asii de la nada esque tuve un super problema familiar y pff,,,pero les subire un maraton si? :D lo siento de vdd ya les subo cap :)
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"Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)  - Página 6 Empty Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)

Mensaje por Invitado Miér 03 Ago 2011, 5:07 pm

Capítulo 7


—¿Cómo se encuentra? —________ estaba en la puerta del dormitorio, recién llegada de la garçonniére. Había dormido poco, pues no había dejado de pensar en Nick y cómo había pagado por sus pecados. Sabía que los Jonas y Noeline cuidaban de él lo mejor posible. El bienestar de Nick era cosa suya, no de ella. En cualquier caso, esa mañana sintió el irresistible impulso de ir a verle, y eso fue lo que hizo, incluso antes de lavarse la cara o desayunar.
Una sábana cubría a Nick hasta la cintura. El lino, de un blanco níveo, destacaba contra su piel. Por lo que había visto la noche anterior, todo su cuerpo estaba bronceado por igual. Lo recordó bañándose desnudo en aquel lago, libre y pagano en su desnudez.
Tenía los ojos vendados, al igual que el resto de las heridas. Volvió la cabeza sobre la almohada y masculló algo en francés.
Lysette estaba sentada al lado de la cama, con el pelo suelto y la cara ojerosa.
—La fiebre sigue su curso —dijo.
—Estás cansada —observó ______ sin apartar la vista de Nick.
—Joe insistió en velarlo despierto toda la noche... y yo no puedo dormir si Joe no está en la cama conmigo. —Lysette cambió el trapo que cubría la frente de Nick—. Ahora está con los niños, explicándoles que tenemos un invitado que se ha puesto enfermo.
—¿No intentarán verle?
—No, no lo creo. Y si lo hiciesen, dudo que lo reconociesen. Han pasado cinco años desde su última visita, y sólo estuvo aquí unos minutos.
—Kevin... —Nick se movió hasta desplazar la almohada debajo de su cabeza. Sus palabras apenas resultaron comprensibles—. Culpa mía... No le castigues... Kevin no...
Lysette le arregló la almohada y examinó la venda que le cubría los ojos. _________ se obligó a quedarse en la puerta, a pesar de que su cuerpo le exigía que se acercase. «Estás perdiendo el sentido común», se dijo, pero la sensación persistió. Nick siguió mascullando, sin dejar de mover las manos sobre el colchón como si buscase algo.
—Da la impresión de que recuerda cosas que sucedieron cuando Kevin y él eran niños—dijo Lysette reclinándose en la silla—. A veces los dos eran castigados por gamberradas que sólo cometía Nick. Kevin nunca se quejaba, pero estoy segura de que Nick se sentía culpable.
________ no podía imaginar a Nick sintiéndose culpable por razón alguna.
—Alors, ¿rivalizaban entre ellos? —preguntó.
—Oh, sí. —Lysette miró con tristeza la cara barbuda de Nick—. Tengo la impresión de que durante la niñez su padre los ignoró bastante. Joe se desentendió de todo tras la muerte de su esposa. Aparte de enseñarles disciplina a sus hijos, no hacía gran cosa con ellos. Todo el mundo en Nueva Orleans opinaba que Kevin era el hermano bueno y Nick el malo. Fue un suplicio para los dos.
—Supongo que Nick sentía celos de Kevin.
—Oh, sentían celos mutuos. Pero se habrían defendido el uno al otro a muerte. —Lysette se puso en pie y se estiró, entumecida sin duda por las muchas horas pasadas junto a la cama.
—Ya lo vigilaré yo —se ofreció _________.
—Non, mera, no puedo pedirte algo así. Enviaré a Noeline.
—No me representa ningún problema —dijo _______ con determinación—. Recuerda que mi padre era médico. Los convalecientes no me son ajenos.
Lysette le echó un vistazo al cuerpo medio desnudo de Nick.
—Pero lo que hay que hacer con él...
—Yo soy... he sido una mujer casada —replicó _________ sin alterar la voz—. No me va a sorprender. Noeline es de mayor ayuda en la plantación, y yo hoy no tengo nada que hacer. —Le hizo un gesto a Lysette para que se marchase, como si el asunto ya estuviese arreglado.
Lysette la miró con extrañeza.
—Sé lo que sientes por Nick, _______. Sé lo mucho que te desagradaría encargarte de él.
—Las mujeres francesas somos prácticas. No permitiré que mis sentimientos interfieran en lo que tengo que hacer.
Lysette no apartó la mirada, hasta que se encogió de hombros.
—Muy bien. Noeline y yo nos encargaremos de las labores de la casa. Si hay algún problema, envía a Carrie o a Lena en busca nuestra. Gracias, _________.
—No hay de qué. —________ se sentó en una silla—. Lysette, ¿por qué huyó de aquí cuando era joven?
Lysette se detuvo en la puerta y reflexionó sobre la pregunta.
—En parte por cuestiones familiares, y en parte debido a la naturaleza de Nick. Rechazaba cualquier tipo de autoridad, especialmente la de su padre. —Soltó un suspiro.
_________ no habría podido explicar por qué estaba tan dispuesta a estar con Nick en ese momento. Sólo sabía que tenía que quedarse. Lo miró, recordando cómo aquel poderoso cuerpo la había tomado, su fuerza instintiva penetrándola... ¿Qué tendría que sentir hacia él? La había herido y humillado, pero también le había salvado la vida.
—Eres una de las visiones más desagradables del mundo —le dijo—. Monstruo terrible, Grifo... El nombre va contigo. Podría creer que fueses hermano de Kevin, pero no su gemelo. Tienes los mismos ojos, pero es de lo único que puedes presumir. —Le tocó el vendaje que cubría su cara—. Y tal vez ya ni eso.
Pasó los dedos por el vendaje. El dejó de mover la cabeza, como si hubiese sentido su roce. Un leve gruñido escapó de sus labios.
—Puedo entender que tuvieses celos de Kevin. —_________ dudó antes de tocar su melena. Era algo bárbaro que un hombre llevase el pelo tan largo, pero era tupido y suave al tacto—. Kevin era todo lo que un hombre debe ser —prosiguió—, y tú eres todo lo contrario. ¿Cómo es posible que fuerais hermanos? Kevin era tan amable, tan educado, y tú... No hay ni un ápice de decencia en ti. —Su mirada se hizo distante—. Lo sé todo sobre la envidia. Tengo hermanas menores. Son chicas muy guapas que deslumbran a los hombres sin esfuerzo, en tanto que yo... —Se detuvo y sonrió pesarosa—. Tú ya conoces mi falta de encanto. —La sonrisa se borró de su cara—. Me deseaste porque era la esposa de Kevin, ¿n'est-ce pas? Pensaste en mí como en un objeto al que robar, para después deshacerte de él. Pero Kevin me deseaba por mí misma. Tú nunca entenderás eso. Nunca entenderás un sentimiento semejante hacia una mujer, y debido a eso nunca sabrás lo que es sentirse amado de verdad. Merece la pena sentirlo incluso durante un período breve de tiempo...
Se detuvo abruptamente al darse cuenta de que estaba acariciándole el pelo a Nick. Apartó la mano. ¿Qué la llevaba a comportarse de un modo tan extraño con él? Alterada, pasó a ocuparse de los ungüentos y las botellas que había sobre la mesita de noche.

Los demonios le atacaban, arrancándole la piel con sus largas y negras garras, sacándole los ojos. Atado y amordazado, Nick no podía hacer otra cosa que retorcerse atormentado, sofocando los gritos en su garganta. El fuego y el humo lo rodeaban, y él se deslizaba hacia el mismo centro del infierno. De repente sintió algo fresco en el rostro, y una presencia que espantó a los demonios. Jadeó aliviado. Los demonios esperaban a cierta distancia, dispuestos a reanudar la tortura. Podía oír sus risas mientras le observaban.
Oyó un sonido amable, el susurro de un ángel que era toda una promesa de paz y seguridad. Se concentró con todas sus fuerzas en esa fuerza protectora, deseando que se quedase a su lado. Los demonios volverían a acercarse, vendrían en su busca una vez más. No podía enfrentarse a ellos solo.


_________ cogió una jarra con un ungüento que Noeline había preparado y empezó a extenderlo sobre el rostro inflamado de Nick, los agrietados labios y los blancos que le habían quedado en la barba. Él movió los labios formando palabras sin sonido.
—Más tarde te cambiaré el vendaje de los ojos —dijo ella—. No soy médico, mon ami, pero creo que volverás a ver. Eres un hombre con suerte. Quizá Noeline tenga razón acerca de los loas. Tienes que tener a uno a tu lado.
Dejó la jarra con el ungüento en la mesita y se volvió hacia el paciente. Se detuvo con la sensación de que él era consciente de su presencia. Él sabía que ella estaba allí.
Estudió los inexpresivos rasgos de su cara.
—¿Nick?
De repente, él se movió. Tras un gruñido, alzó la mano hacia el vendaje del hombro. Ella le agarró la mano, temerosa de que fuera a hacerse daño. Unos dedos fuertes aferraron el antebrazo de _________ cortándole la circulación. Intentó respirar hondo.
—¡No, suéltame! —chilló tirando de su mano.
Antes de volver a tomar aire, se olvidó de su brazo, se olvidó del daño que le estaba haciendo. Empezó a temblar, sintiendo que algo se abría entre ellos, una corriente de calidez que no se parecía a nada que hubiese experimentado con anterioridad. Miró su rostro anonadada. Nick respiraba con dificultad. Durante un segundo, _________ sintió las emociones de él como si fuesen las suyas propias. Tenía miedo, se sentía solo, atrapado en la oscuridad, atormentado por criaturas con garras que le herían...
—¡No! —Asustada, __________ se dejó caer sobre la silla, con el corazón desbocado. Liberó su brazo y se frotó las marcas que ya empezaban a señalarse. Se volvió para mirarlo. Abría y cerraba los dedos de su mano derecha.
A regañadientes se acercó a la cama. Nick ya no se movía, pero sintió su reacción interior. Oh, sí, él sabía que ella estaba allí. Se pasó una temblorosa mano por la cara y se recogió los mechones de pelo que le caían sobre la frente y los ojos. ¿Qué había ocurrido? Sin duda su imaginación le había jugado una mala pasada. Deseaba salir de aquella habitación, alejarse de él. Pero al mismo tiempo le daba miedo dejarlo solo.
—No tengo razón alguna para quedarme aquí contigo —dijo—. No te debo nada, y yo no... —Su voz se apagó. Incapaz de evitarlo, se sentó en el borde de la cama y le cogió una mano para acariciarla. Los dedos de Nick se cerraron sobre ella otra vez—. ¿Nick? ¿Puedes oírme?—__________ lo observó con detenimiento, pero él parecía sumido en un sueño febril.
Le miró la mano. Tenía dedos largos y elegantes, pero eran manos bronceadas y fuertes, acostumbradas al trabajo duro. El reverso de sus manos y los nudillos tenían un fino vello oscuro.
_______ recorrió con la mirada, lentamente, todo su cuerpo, percatándose de que la sábana se había deslizado hasta sus caderas. Se sonrojó al contemplar la línea de vello que corría desde su pecho hasta su ingle. Tenía un montón de heridas y los fuertes músculos de un hombre activo. La piel de su nuca era pálida allí donde su larga cabellera la había protegido del sol.
Él era el primer hombre al que ella podía examinar con semejante precisión. Estaba fascinada y avergonzada a un tiempo. Se preguntó si otras mujeres habrían pensado que Nick Jonas era atractivo. Ciertamente, era fuerte y muy masculino, pero no guapo. También podía decirse que no era en absoluto vanidoso, o que ella le hubiese visto hacer algún esfuerzo por cuidarse la barba o el pelo. Era basto y primitivo. Quizá, pensó, no podía evitar ser como era. Un hombre no puede cambiar su propia naturaleza.
—Me preguntó si serías capaz de amar a alguien —musitó mientras jugueteaba inconscientemente con los laxos dedos—. Non, desde luego que no; eso no sería adecuado para un pirata, ¿no es así?


—Es jueves por la mañana y nuestros amigos no tardarán en llegar —dijo Lysette ansiosa—. ¿Debería pedirles que se fuesen? ¿Qué voy a decirles? No podremos mantener en secreto la presencia de Nick durante mucho tiempo. Todo el mundo en la plantación sabe que hay un extraño en la casa. Muy pronto, la ciudad al completo estará al corriente. Nos harán preguntas, y las autoridades se interesarán y...
—Soy consciente de todo ello —la interrumpió Joe con brusquedad, tirando de su menuda esposa para sentarla en su regazo—. A partir de ahora tendremos que pensar en algunas mentiras convincentes.
Lysette le pasó los brazos por el cuello y suspiró frustrada.
—Miento muy mal, Joe. Una mentira siempre lleva a otra, y yo no sé mantenerlas.
_________ observó a la pareja desde el rincón de la biblioteca. Acababa de llegar de la habitación de Nick, donde había pasado otra larga noche. Desde hacía casi una semana ocupaba la silla junto a la cama hora tras hora, insistiendo con su tranquila testarudez en que ella era la más adecuada para esa labor. Después de todo, los demás tenían sus propias responsabilidades: Lysette y Noeline se encargaban del funcionamiento de la plantación, y Joseph de su negocio naviero.
Nick no había recuperado aún la conciencia, pero murmuraba en sueños, y a veces mencionaba el nombre de su madre. Corinne había muerto cuando los gemelos cumplieron cinco años de edad. ________ recordaba que Kevin le había hablado de su madre con tristeza y pesar, pero Nick parecía no sentir por ella más que hostilidad. También pronunciaba con cierta frecuencia el nombre de Kevin, pero los sentimientos de Nick respecto a su hermano eran mucho más difíciles de descifrar.
Cuando se sentía exhausta, _________ permitía que Noeline o alguno de los Jonas ocuparan su lugar durante unas horas. Pero siempre regresaba en cuanto le era posible. Y una vez estaba allí, Nick descansaba más tranquilo, tragaba el caldo que le llevaba con una cuchara hasta los labios, y aceptaba dócilmente su asistencia cuando le limpiaba las heridas y cambiaba los vendajes.
Tras coserle las heridas, le había esparcido unos polvos astringentes que Noeline le entregó. __________ reconoció con sorpresa los mismos polvos verdes que Aug le había aplicado en los pies. A petición suya, Noeline le enseñó las hierbas con que estaban hechos, las raíces secas y machacadas de geranio silvestre, tan abundantes en los pantanos. Para bajarle la fiebre prepararon una cocción amarga de salvia india, vertiendo agua hirviendo sobre las flores blancas y las hojas y dejándolas reposar unas horas. Fue difícil hacerle beber aquella poción, pero __________ le obligó. Sólo ella conseguía que obedeciese.
Nadie entendía la situación, y la que menos __________. Los Jonas especulaban sobre sus motivos y sobre la sumisa reacción de Nick hacia ella. Sólo Dios sabía lo que pensaban al respecto.
—_________—le dijo Lysette perpleja—, es posible que creas que cuidar a Nick es, de algún modo, honrar la memoria de Kevin, pero...
—No tiene nada que ver con Kevin—respondió con sinceridad.
—Pero no haces nada por Nick que no pudiésemos hacer Noeline o yo, o incluso...
—Él se encuentra mejor cuando estoy yo. —_______ hizo una mueca al percatarse del tono defensivo de su voz, pero no se sorprendió—. Sabes que es cierto. Lo has dicho más de una vez.
—Sí, es cierto —admitió Lysette—. Pero eso no quiere decir que debas dejarte la piel cuidándolo.
__________ compuso un gesto impasible.
—Nick es tu hijastro. Tienes el derecho de decir lo que hay que hacer con él. Si quieres que me aleje, eso haré.
—No, no estoy diciendo eso... —Lysette frunció el entrecejo. Ambas eran conscientes de dónde podía llevarlas aquella discusión—. No pretendo discutir contigo, __________. Lo único que intento es hacerte entender que no tienes por qué agotarte en esta tarea, porque hay más personas dispuestas a asumirla.
—Entiendo.
—De acuerdo.
—Bien.
Intercambiaron una mirada ceñuda y el tema no volvió a tocarse. Día a día, permanecer a su lado y observar sus evoluciones se estaba convirtiendo en algo muy importante. El parecía saber cuándo ella estaba allí, parecía reconocer su voz.
__________ volvió a centrarse en el presente y escuchó la conversación de Lysette con Joe.
—¿Qué vamos a decirle a la gente, bien-aimé? —preguntó ella—. Si creen que tenemos algo que esconder, sospecharán que se trata de Nick.
—Tengo un plan —replicó su marido—, pero no es muy bueno. Si tenemos que recurrir a él, todos estaremos en peligro. Y dudo que tengamos la oportunidad de salir del paso. Necesito algo de tiempo para pensar en algo más.
—Tiempo es precisamente lo que no tenemos, Joe.
—C'est vrai —terció __________ con ceño—. Tal vez podríais contarnos ese plan vuestro. Tal vez podríais plantearnos... —Se detuvo de golpe, sobrecogida por una extraña sensación. Superando toda una serie de capas de oscuridad, una imagen salió a la superficie... Era Nick. Palideció y estrujó la falda de su vestido. Echó a andar hacia la puerta—. Excusadme. Voy a ver a Nick—dijo, y caminó hacia la amplia escalinata, donde no pudo evitar echar a correr.
Nick despertó poco a poco, preguntándose dónde estaba. ¿Qué le había ocurrido? Estaba en una cama, con sábanas y almohadas, algo totalmente inusual para él, y sumido en la oscuridad. El aire olía a hierbas amargas y a lino recién lavado. Gruñendo ligeramente, intentó abrir los ojos pero no pudo. Alzó la mano, sorprendido de la debilidad de sus miembros. Nunca se había sentido tan débil.
Empezó a jadear con fuerza, se llevó las manos a la cara y tocó los recios vendajes que tenia sobre los ojos. Sintió pánico. Recordaba una batalla... disparos... el rostro victorioso de Legare, una espada hiriendo su costado... las ansiosas súplicas de Risk... Había sido consciente de que estaba agonizando. Le dolía el cuerpo y no podía mover una pierna, ni siquiera podía sentirla. ¿Se la habían amputado? Hurgó en el vendaje, quería sacárselo y ver qué iba mal. Sintió una punzada de dolor entre los ojos y la cabeza empezó a darle vueltas.
—No, no. —Una voz suave pero tensa llegó hasta sus oídos. De repente había una mujer a su lado. Sus frías manos le tomaron las suyas y las bajaron hasta el colchón. Él intentó liberarse—. Deja que tus ojos sigan cubiertos —dijo tranquilizadora—. Tienen que curarse. Descansa. Doucement, estás bien.
Recordó entonces el ángel de sus sueños. Era su voz, la ligera mano sobre su cabeza, su presencia.
—Mi pierna—logró balbucir Nick.
—Está curándose—murmuró ella enjugándole el sudor que perlaba su frente—. Volverás a caminar.
—Duele... —Intentó decirle que la cabeza le dolía como si tuviese un atizador de chimenea al rojo vivo en su interior.
Ella pareció entender. Un brazo esbelto le pasó por la nuca y le alzó la cabeza. Le rozó el pecho con el costado de la cara y se sintió rodeado por una delicada fragancia floral. Notó el borde de un vaso de cristal entre los labios. En un principio se atragantó debido al sabor acre del jugo de corteza de arce mezclado con agua.
—No...
—Sólo un poco —dijo ella—. Un traguito o dos.
Él se obligó a beber. No tardó en bajarle de nuevo la cabeza hasta la almohada y se vio privado del confort que suponían sus brazos. Sintió que el último resquicio de sus fuerzas se esfumaba.
—¿Eres real? —logró preguntar.
—Bien sur, por supuesto que soy real. —Le pasó los dedos por el pelo.
Después de unos segundos, él sintió que se alejaba.
—Quédate —pidió. Pero ella ya se había ido, y él no pudo pronunciar una palabra más.


Pasó un día entero, pero _______ no volvió a la habitación del paciente. La fiebre le había bajado y ya no la necesitaba. Sus heridas no estaban infectadas y pronto empezaría a recuperar las fuerzas. Si a los Jonas les había sorprendido el celo mostrado por ella respecto a Nick, no menos les sorprendió lo que parecía una repentina falta de interés. En cuestión de horas, _________ había pasado de la obsesión a la indiferencia, y ellos no sabían qué hacer.
—Estoy cansada —les había dicho, incapaz de explicar que temía enfrentarse a Nick cuando estuviese plenamente consciente.
A ________ la angustiaba pensar en lo que había ocurrido cuando se despertó. Rememoraba la escena una y otra vez, la desagradable y dolorosa ternura que la había invadido en ese momento. Recordaba el peso de la cabeza de Nick en su brazo, la obediencia con la que él se había tomado la medicina que ella había llevado hasta sus labios, su voz rasposa cuando le pidió que se quedase. Ella había querido quedarse, para acariciarle y hacerle sentir bien. Pero era imposible que pudiese sentir algo así por aquel pirata indecente que la había forzado, y por tanto tenía que evitar estar con él hasta que controlase sus emociones.
Esa misma tarde, __________ escuchó sin pretenderlo a Lysette y Joseph discutiendo sobre su abrupto cambio de actitud. Estaban sentados a solas en el salón. __________ llegaba de un paseo por el jardín para cenar con la familia. Al oír su nombre, se detuvo frente a la puerta de entrada del vestíbulo y aguzó el oído.
—No es que ella no me guste —estaba diciendo Lysette—, pero no la comprendo. Nunca he tenido claro cuáles son sus verdaderos sentimientos.
Joe rió.
—No tienes por qué entenderla, petite. Y apostaría algo a que ___________ tampoco sabe muy bien lo que siente en realidad.
—Afirma que odia a Nick. Pero de ser así no le habría atendido cuando tenía fiebre.
—Una cosa es obvia —dijo Joe pensativo—. Hay algo entre ellos dos que parecen dispuestos a mantener en secreto.
____________ sintió que las mejillas se le sonrojaban. Joseph era un hombre perspicaz, y tenía una ligera idea de lo que su hijo era capaz de hacer. ¿Sospechaba acaso que habían intimado, con o sin el consentimiento de _________? Mortificada, salió por la puerta principal con la intención de rodear la casa e ir a la garçonniére.
Apareció un carruaje por el camino de la plantación, elegante aunque decorado de forma modesta. _____________ se detuvo para verlo aproximarse. El pasajero que iba en el vehículo se apeó sin ayuda del sirviente y subió los escalones que llevaban a la puerta principal con la disposición de un oficial militar. Era americano. A pesar de no llevar uniforme, reconoció al teniente Peter Benedict, el ayudante del comandante Matthews, el oficial al cargo del destacamento naval de Nueva Orleans.
A Benedict pareció sorprenderle la presencia de ___________ en el porche de la entrada.
—Madame Jonas. —Tomó su mano desnuda con una mano enguantada e hizo una educada reverencia—. Es un placer veros. Tal vez no me recordéis.
—Oui, os recuerdo, teniente Benedict —dijo observando su rostro juvenil. Tenía el aspecto de un hombre sensible pero honesto, alguien que tenía muy en cuenta el protocolo así como sus deberes. Al mirarle a los ojos, recordó que tanto Benedict como el comandante Matthews habían sido enviados por el presidente para acabar con los piratas del Golfo. Encontrar a un pirata, especialmente a uno de la reputación de Nick, supondría un considerable éxito en la hoja de servicio del teniente. ¿Habría oído Benedict alguno de los rumores relativos a su invitado? ¿Había ido allí para averiguar si se trataba de Nick?
—He venido a ver a monsieur Jonas—dijo Benedict respondiendo a su mirada inquisitiva.
____________ fingió indiferencia.
—¿Se trata de una visita social, teniente?
—Eso espero, madame. —Dio un paso hacia la puerta, pero se detuvo al ver que ella no se movía.
Sin embargo, Noeline abrió la puerta principal y miró impasible al visitante.
—Bienvenido, monsieur—dijo mirando primero la seria cara de Benedict y después el rostro ansioso de ___________.
—Teniente Benedict —se presentó a sí mismo—. Estoy aquí para ver a monsieur Jonas.
Noeline lo examinó; no pareció muy impresionada.
—Entrad, teniente, s'il vous plaît. Voy a ver si monsieur Jonas dispone de tiempo para atenderos.
—Decidle que le interesará verme —dijo Benedict—, Vengo en nombre del comandante Matthews.
Se adentraron en el vestíbulo. Los paneles y los bancos de caoba relucían tras el reciente encerado. __________ decidió dejar solo al teniente Benedict e intentar avisar del peligro a los Jonas. Siguió a Noeline hacia uno de los salones, tirando nerviosa de las largas mangas de su vestido negro.
Joe salió del salón, alzando las cejas al percatarse del gesto sombrío de sus rostros.
De forma inconsciente, __________ lo agarró del brazo.
—Monsieur—susurró frenética apretando los dedos con fuerza—. Vuestro hijo está en peligro. El visitante... es un oficial de la marina. Debe de haber oído algo. ¿Qué vamos a decirle? ¿Qué vamos a...?
—Shhh. —Joe palmeó su mano ligeramente antes de liberarse de ella. Miró por encima de su cabeza y vio al joven oficial, que se inclinaba de forma indiscreta para intentar oírlos—. Yo me encargo de esto —le dijo a ___________—. Ve con Lysette, ¿de acuerdo?
—Muy bien —musitó _________ mientras Joe se dirigía ya a Benedict y lo saludaba del modo preferido por los americanos en los asuntos sociales y de negocios: agitando las manos.
Lysette estaba en el salón dándole instrucciones a Noeline.
—Que Mary traiga un poco de café —dijo—. No tan fuerte como acostumbra... A los americanos les gusta aguado. Y trae algo para acompañar, unos pasteles o langues de chat. —Vio a __________ y le dedicó una tranquilizadora sonrisa—. No frunzas el entrecejo, chérie. Hace que parezca que estás preocupada.
—Lo estoy.
—Pero ¿por qué? Joe no permitirá que le ocurra nada a Nick.
—Ojalá pudiese creerlo.
—_________, tienes que confiar en nosotros. Maintenant, diga lo que diga Joe, no le contradigas. E intenta no mostrar sorpresa, ¿d'accord?
—D'accord. —__________ la miró a los ojos—. ¿Tú estás al corriente de sus planes?
—Tengo mis sospechas... —empezó Lysette, pero se vio obligada a callar al ver entrar a los dos hombres en el salón.
Lysette le dio la bienvenida al teniente con una deslumbrante sonrisa. Él le tomó la mano con una reverencia, anonadado e incapaz de hablar durante unos segundos. Lysette era una de las reinas de la belleza de Nueva Orleans y su efecto en los hombres, jóvenes o viejos, era siempre el mismo. Resultaba adorable incluso vestida de luto, su cabello carmesí y su piel blanca brillaban radiantes contra el severo negro de sus ropas.
—Teniente, qué amable de vuestra parte venir a visitarnos —dijo Lysette.
—Lamento molestarles, madame.
—Non, non, hace mucho tiempo que no conversamos. ¿Cómo se encuentra el comandante Matthews? ¿Va todo bien por la base naval? Bien, es bueno saberlo. Con las habilidades y la inteligencia de hombres como vos y el comandante, estoy convencida de que los piratas pronto desaparecerán del Golfo.
—Au contraire —interrumpió Joe de forma brusca—. El gobernador Villeré cree que el problema con los piratas se ha agravado.
Benedict se tensó.
—Estamos dotados de hombres y equipo suficiente, monsieur Jonas, nuestras fuerzas serán más efectivas. Pero las gentes de Nueva Orleans hacen todo lo que está en su mano para facilitar el negocio de los piratas. De hecho, aceptan que los objetos de contrabando circulen libremente por la ciudad.
—La base naval parece disponer de los medios necesarios... —empezó Joe, pero Lysette le interrumpió, sabedora de lo mucho que a su marido le gustaba discutir sobre política.
—Mon mari, quizá no deberíamos discutir sobre ese tema en este momento. Sentémonos. Mary nos traerá algo enseguida. —Se sentó con mucha elegancia en el sofá y todos la imitaron—. Teniente —dijo Lysette como sin darle importancia—, decidnos qué os ha traído a nuestra casa.
—He venido a interesarme por el bienestar de vuestra familia.
—¿En serio? Qué amable de su parte.
Benedict esperó unos segundos a que se produjese algún otro comentario, pero sólo halló silencio. Tres pares de ojos estaban centrados en él. Se aclaró la garganta y prosiguió.
—El comandante Matthews ha expresado una preocupación similar, de ahí mi visita. En los últimos días hemos oído rumores... —Su voz se apagó y les miró expectante. Nadie dijo una sola palabra. El teniente se vio obligado a romper el silencio de nuevo—. Esta mañana, señor Jonas, me topé con vuestro hermano Alexandre y su encantadora esposa Henriette en la ciudad...
Henriette, pensó _________ con ansiedad, la mujer que adoraba el chismorreo.
—... y me transmitió cierta información de interés.
—No me sorprende—replicó Joseph con calma—. A Henriette se la conoce precisamente por eso.
—Sí, bueno, me dijo que el rumor era cierto.
Joe empezó a tamborilear con los dedos el brazo de su silla.
—¿Y en qué consiste dicho rumor?
—Se dice que tenéis un huésped enfermo. Y no un huésped cualquiera.
____________ cruzó las manos sobre el regazo. Sintió que la sangre abandonaba su rostro. Después de todo el tiempo que había pasado cuidando de Nick, ahora iban a llevárselo. Las autoridades serían crueles con él. Todavía estaba débil, y sus heridas podrían volver a abrirse fácilmente. La escena que había tenido lugar esa misma mañana se le apareció ante los ojos de nuevo, la cabeza mecida en su brazo, su confiada obediencia, su voz rasposa preguntando «¿Eres real?».
La voz de Joe la sacó de sus pensamientos.
—Sí, es cierto, teniente.
Benedict lo miró con suspicacia.
—¿De quién se trata? ¿Es un familiar? ¿Un amigo cercano?
—Un familiar. —Joe lo miró a los ojos sin parpadear—. Mi hijo, de hecho.
A Benedict se le subieron los colores debido a los nervios.
—¿En serio? —dijo esforzándose por mantener la calma. «¡No!» ___________ quiso gritar, incapaz de creer que Joe estuviese traicionando a Nick. ¡Decirle a Benedict que Nick estaba allí era poco menos que firmar su sentencia de muerte!
—Lo trajeron aquí en mitad de la noche hace unos días —prosiguió Joe—, gravemente herido durante su huida de una isla de piratas. —Miró a las dos mujeres. Lysette le mantuvo la mirada tranquilamente, pero __________ se había puesto lívida. Joe respiró hondo y prosiguió con un engaño que había esperado que no fuese necesario poner en marcha—. De hecho puede decirse que ha sido un milagro —le dijo al teniente— que mi hijo Kevin haya vuelto con nosotros.
Durante unos segundos se impuso un tenso silencio. __________ ni siquiera podía pensar.
—Kevin... —repitió Benedict horrorizado.
Joe asintió con convicción.
—Así es.
—Pero... pero kevin ha muerto.
—Dimos por supuesto que los piratas lo habían matado —explicó Joe—. Pero logró sobrevivir al ataque y a los siguientes meses de cautiverio. Sois el primero en saber la buena noticia, teniente. Kevin está vivo y en casa.
Benedict dirigió su incredulidad hacia __________.
—¿Es cierto eso, madame? —le preguntó.
____________ asintió con brusquedad, demasiado perpleja para poder hablar, pero lo bastante rápida para apartar la cara y ocultar su sorpresa. Su mente amenazaba con dispararse. Todo era una especie de broma cruel. Se preguntó si Joseph se habría vuelto loco. ¿Acaso creía que podría engañar a alguien con esa absurda mentira? Lo único que tenía que hacer el teniente era subir las escaleras y echarle un vistazo a Nick para saber que no era Kevin. ¿Cuánto tiempo creía que podría mantenerse aquella farsa?
Sintió cómo Lysette le pasaba el brazo por los hombros.
—Podéis imaginar la conmoción que eso ha supuesto para la esposa de Kevin —le dijo Lysette a Benedict—. Como podéis apreciar, está terriblemente angustiada por su estado. El pobre ha estado al borde de la muerte debido a sus heridas. Ella ha pasado las noches y los días cuidándolo.
Benedict se puso en pie; estaba un tanto pálido.
—Me gustaría verlo, ahora.
—Me temo que eso no será posible —dijo Joe poniéndose también en pie. Era más alto que el teniente—. Kevin está demasiado grave para ver a nadie.
—Es necesario que me asegure de que...
—Más adelante—le interrumpió Joe con un destello en la mirada. Su aspecto era tan intimidador que el joven dio un paso atrás de forma instintiva—. Quizá dentro de unos días. Cuando esté algo más repuesto.
—Tengo que verlo ahora. Dispone de información sobre la isla de los piratas y sobre los hombres que le capturaron.
—Kevin no es capaz de hablar todavía. Ha estado sumido en el delirio durante días. También se ha quedado ciego. Aunque no sabemos si se trata de algo permanente o temporal. Necesita descanso, mucho descanso.
—No le haré pregunta alguna. Pero insisto en verlo por mí mismo...
—Ésta es mi casa, mi propiedad. No estáis en condiciones de exigir nada, teniente. Mi hijo ha pasado por un grave trance y no tiene por qué exhibirse para satisfacer vuestra curiosidad. No permitiré que nadie le vea en sus actuales condiciones.
—Monsieur Jonas—dijo Benedict—, sé lo que el honor significa para los criollos. ¿Estáis dispuesto a darme vuestra palabra de honor de que el hombre que está en la planta de arriba es Kevin Jonas?
Joe lo miró con frialdad.
—Que oséis preguntármelo es ya un insulto.
El teniente se envaró, percatándose de que le estaba plantando cara al más conocido y letal duelista de Luisiana. Los duelos habían sido prohibidos, pero seguían siendo una práctica habitual por esas tierras. Para un criollo de sangre caliente, no había más remedio que contrarrestar un insulto a base de espadas o pistolas.
—No pretendía insultaros, monsieur, en absoluto. Perdonadme.
Joe asintió brevemente.
—Si así lo queréis, os doy mi palabra de honor de que el hombre que hay arriba es mi hijo Kevin.
Benedict exhaló con alivio.
—Es increíble—dijo—. ¿Porqué no nos lo habéis comunicado antes?
Lysette respondió con el brazo aún sobre los hombros de ______________. Esta quería gritar de irritación, pero no se atrevió, consciente de la escrutadora mirada del teniente.
—Sólo hemos podido pensar en Kevin—dijo Lysette—. No queríamos tener que enfrentarnos a una legión de visitantes, a pesar de sus buenas intenciones. No queríamos una multitud en casa esperando explicaciones y atención.
—¿Lo ha visto un médico? —preguntó Benedict.
—Está recibiendo los mejores cuidados —respondió Lysette.
Benedict apartó la mirada del agradable rostro de Lysette y la centró en la implacable de Joe, y finalmente miró la cabeza gacha de __________.
—Transmitiré la noticia al comandante Matthews —dijo—. No tengo duda de que querrá que se interrogue a Kevin lo antes posible.
—No hasta que su salud lo permita —replicó Joe.
—Excusadme, ahora tengo que marcharme.
—Os acompaño a la puerta.
Los dos hombres salieron del salón. __________ alzó la cabeza y miró a Lysette.
Lysette apartó su brazo y cruzó las manos.
—Te dije que Joe pensaría en algo. —Intentó mostrarse confiada, pero no resultó convincente.
____________ no pudo evitar lanzar una carcajada histérica. Se cubrió la boca con la mano y jadeó sin dejar de sonreír.
—Ah, mon Dieu —logró decir limpiándose un par de lágrimas que caían por sus mejillas—. Sabía que había perdido el juicio, pero hasta ahora pensaba que yo era la única. ¿Realmente monsieur Joe ha dicho...? No, debía de estar soñando. ¡Oh, es el sueño más raro que he tenido nunca!
Joe regresó.
—No estabas soñando —dijo sardónico.
Lysette miró a su marido, que empezó a pasearse por el salón.
—Joe, ¿qué ocurrirá ahora?
—Nos vigilarán de cerca. A partir de este momento estarán al corriente de nuestras idas y venidas. Harán todo lo que esté en su mano para evitar que un posible pirata se les escape. —Fue hasta la chimenea y apoyó los brazos en la repisa con los ojos clavados en el hogar vacío—. Nick no está lo bastante bien para viajar o defenderse. Yo no podría sacarlo de aquí, nos pillarían. Y aunque fuese posible hacerlo, no hay lugar en que estuviese a salvo. Es mejor que se quede aquí, convaleciente. De momento se hará pasar por Kevin, hasta que yo urda un plan más permanente. —Joe miró por encima del hombro y vio a ___________ inmóvil—. No durará mucho, ___________.
—Se hará pasar por Kevin—repitió la muchacha con una voz tan grave y sarcástica que apenas la reconoció como propia—. ¿Hacerse pasar por mi marido... que era un médico... y un caballero? A Nick le costaría convencer a los demás de que es un ser humano. ¿Y cómo vais a mantenerlo oculto de todas las miradas? El error más obvio de este absurdo plan es que, aun siendo gemelos, ¡Nick no se parece a Kevin!
Joe echó a andar de nuevo.
—En este momento no, con la barba y ese pelo tan largo. Pero Nick y Kevin eran gemelos idénticos.
—¡Idénticos! —exclamó ____________ anonadada. Miró a Lysette y la vio asentir ligeramente—. Alors, creéis que puede hacerse pasar por Kevin físicamente, pero qué hay de sus voces, de sus gestos, sus hábitos...
—Evitaremos que lo examinen muy de cerca —respondió Joe.
—Todo el mundo en Nueva Orleans conocía a Kevin—dijo _________—. Ayudó a mucha gente, tenía amigos en todas partes. No es posible que creáis que lograremos engañarlos a todos.
—Durante un breve período sí podremos. —Joe llegó hasta el sofá y se detuvo frente a ella. A pesar de que sus ojos eran dorados en lugar de azules, se acordó de Kevin. Éste miraba a la gente de ese modo, como si pudiese entrever todos sus miedos y pretensiones—. ________—dijo Joe con voz queda—, no funcionará sin tu cooperación. La gente no creerá que se trata de Kevin si tú, como su esposa, no estás convencida.
—Por mucho que yo coopere tampoco funcionará. No podría comportarme como si se tratase de mi marido. No podría mirar a... esa bestia odiosa con algo parecido al afecto matrimonial, y aun menos...
—___________. —Joe tomó una de sus manos y la apretó con fuerza—. Rara vez le pido nada a nadie. —Su voz se hizo profunda—. No soy el tipo de persona que disfruta obligando a los demás. Pero haría cualquier cosa para proteger a mi familia. Nick es mi hijo tanto como lo fue Kevin. En el pasado cometí terribles errores que ambos tuvieron que sufrir. Cuando era niño, Nick nunca habría aceptado ayuda de nadie aunque la hubiese necesitado desesperadamente. Ahora no voy a fallarle. Si Kevin estuviese vivo, sé que te pediría que ayudases a su hermano. Te lo pido en nombre de Kevin. Ayuda a Nick, no por mí, sino por él.
__________ tragó saliva, apartando la mirada.
—No quiero hacerlo —murmuró.
—Pero ¿lo harás? —insistió Joe.
Era conocida de sobras su capacidad de persuasión. Tenía un especial talento para hacer que resultase imposible refutar lo que proponía.
—Sí—cedió ___________ a regañadientes—. Porque tanto Lysette como vos habéis sido sumamente amables conmigo. Os lo debo, y también a Kevin. —Se apartó de él y se puso en pie, notando que le flaqueaban las rodillas—. Me voy a la garçonniére para pensar a solas —dijo.
Lysette se acercó y le dio un abrazo.
—Gracias, _________.
___________ asintió brevemente y salió de la habitación.
Joe fue hasta Lysette y la rodeó con los brazos, descansando el mentón sobre su pequeña cabeza. Ella se aferró a sus brazos y apoyó la cabeza a su vez en su pecho.
—Bien-aimé—susurró—, ¿crees que funcionará?
Él suspiró contra su pelo rojo.
—Cariño, pregúntame lo que quieras menos eso.


Hora y media después, _____________volvió a la casa. Le llegaron los murmullos de una conversación proveniente del comedor, así como el aroma a pescado y maíz. Se preguntó cómo era posible que los Jonas se sentasen a comer después de lo ocurrido. Ella había perdido por completo el apetito. Taciturna, caminó hasta la escalinata y se detuvo antes de empezar a subir, apoyando la mano en la barandilla.
Sintió como si tirasen de ella desde la planta superior, como si una fuerza impulsase sus pies a moverse antes incluso de percatarse de que ya estaba subiendo. Sintió como si unas finas cuerdas tirasen desde el interior de su cuerpo. La mano que apoyaba en la barandilla estaba húmeda a causa del sudor. Unos intensos escalofríos le recorrían la espalda. Nick la esperaba. Sabía que estaba subiendo las escaleras, estaba convencida de ello.
Recorrió muy despacio el pasillo, cubierto por lustrosas alfombras, y se detuvo frente a la puerta abierta de la habitación, con los ojos muy abiertos para observar la figura que yacía en la cama. Nick estaba sentado y volvió la cara vendada hacia ella. Ella no había revelado su presencia, pues había evitado hacer cualquier ruido que pudiera delatarla, pero él supo que estaba allí sin verla.
—__________—dijo con voz ronca.
Ella se estremeció. Caminó hacia él poco a poco, y se detuvo junto a la cama.
Nick estaba inmóvil, absorto en ella. Así pues, era __________ el ángel que había cuidado de él. Sus manos frescas, su suave voz. Le había aseado y alimentado, le había obligado a tomar las medicinas, le había cogido de las manos, dando por sentado que no recordaría nada. Pero él sí recordaba, al menos en cierta medida. Y lo había hecho a pesar de odiarlo. ¿Por qué demonios lo había cuidado?
Nick sonrió sorprendido.
—________... —repitió con una risa propia de un pirata—. Mi pequeña esposa.
Ella se tensó. Ahí estaba la desagradable y burlona sorpresa que había esperado: su padre ya lo había puesto al corriente de la situación.
—¡No soy tu pequeña esposa!
—Para el resto del mundo sí.
—No será más que... —buscó la expresión adecuada— un faux-semblant...
—Una farsa.
—¡Eso es! Y no te habría ayudado de no haber sido porque tu padre me suplicó que lo hiciese.
—¿Padre suplicó? Dios mío, me gustaría haber visto eso. Obviamente, me gustaría ver cualquier cosa. —Nick le agarró el brazo. A pesar de su irritación, _________se sorprendió de su precisión. La atrajo hacia sí y colocó la mano sobre su cintura—. Has comido bien —observó. Ella se apartó con un gruñido de indignación—. Me gustas más así—dijo Nick—. Es muy incómodo meterse en la cama con una mujer que es poco más que un saco de huesos.
—Tú y yo nunca nos meteremos juntos en una cama —repuso con los dientes apretados—. Esa es una de las cosas que he venido a decirte. Estaré dispuesta a ayudarte a conservar tu miserable vida sólo si aceptas mis reglas. —Sacó un papel del bolsillo—. Las he escrito y las voy...
—Estoy de acuerdo —la interrumpió.
—Pero todavía no las has oído...
—Acepto tus reglas. Sean cuales sean.
—Quiero leértelas.
—Léemelas más tarde. Voy a estar tumbado en la cama unos cuantos días más a tu disposición.
_________ se mantuvo a una distancia prudencial, caminando alrededor de la cama. Él movía la cabeza como si pudiese verla. Ella se fijó en que tenía buen color de cara. Parecía estar recuperándose con una rapidez asombrosa.
—¿Qué estás pensando? —preguntó Nick—. No puedo verte la cara.
—Con esa barba pareces un macho cabrío.
Él sonrió y se llevó la mano a la mata de pelo hirsuto.
—Tendré que afeitarme pronto.
—Incluso entonces, nadie te tomará por Kevin.
—¿Eso crees? —Se apoyó en el cabezal de la cama y su sonrisa se transformó en un gesto sarcástico—. Te engañaré incluso a ti, querida esposa.
—¡No me llames así!
Nick se rascó el costado e hizo una mueca de dolor al llegar a las costillas.
—Me gustaría darme un baño. —Un oscuro vello se dejó entrever en su axila.
—Más tarde.
—Quiero bañarme ahora.
—Lysette o Noeline lo prepararán —murmuró ella.
—Sabía que serías demasiado cobarde para hacerlo tú... estando yo despierto. Pero me bañaste mientras estaba inconsciente, ¿no es así? Sí, estoy seguro de que has llegado a conocer cada centímetro de mi cuerpo indefenso. Probablemente estuviste observándome durante horas.
—Yo no... ¡Cerdo vanidoso!
—¿Acaso no me bañaste?
—¡No disfruté bañándote en la cama! Lo hice porque había que hacerlo. Pero no me pareciste atractivo, y no soy cobarde por el mero hecho de que no tenga ganas de verte desnudo. ¡No volveré a bañarte!
—Si tú lo dices. —La señaló con el dedo—. Una buena esposa lo haría por su marido.
—No eres mi marido. ¡Y una de mis reglas es que no te aprovecharás de esta bufonada para exigirme cosas ridículas como ésa!
—¿Ridícula? ¡Espero que algún día descubras lo ridículo que es ser incapaz de hacer nada por ti mismo y verte obligado a suplicar a alguien que te bañe! Al menos dame algo para asearme las partes a las que llego. —La oyó apartarse de la cama—. ¿Te vas? —preguntó burlón.
Ella no respondió. Se oyó sonido de agua en una palangana. Él permaneció expectante, escuchando sus pasos cuando regresó. Se quitó la sábana que le cubría el cuerpo con asombrosa rapidez.
_________ agradecía que tuviese los ojos cubiertos. Jamás podría haberlo hecho con él mirándole. Ver su cuerpo desnudo ya había sido bastante embarazoso estando él dormido, pero ahora que estaba despierto y sabía exactamente que estaba mirando ella, el sonrojo la cubrió de la cabeza a los pies.
De manera impersonal, colocó toallas limpias bajo su cuerpo, metió una esponja en el agua y empezó a lavarle el cuello y los hombros, cuidando de no mojar los vendajes. Nick suspiró y se relajó, sin molestarse por ocultar el placer que le suponía el agua fresca sobre su piel. Ella le apartó la barba para frotarle el pecho.
—Eres buena en esto —murmuró él. Ella no respondió. Nick movió los brazos cuando _________ los separó de sus costados—. Dime algo. Hace mucho tiempo que no escucho la voz de una mujer.
—¿Qué quieres que te diga?
—Cuéntame cómo han sido para ti los últimos meses.
—Tu familia se ha comportado muy bien conmigo —dijo—. Mi vida aquí ha sido tranquila y pacífica. Hasta que llegaste.
Él sonrió.
—Los problemas parecen seguirme como las abejas a la miel.
—Espero que te vayas pronto y te los lleves contigo.
—Dios, eso es lo que quiero. —Tocó el vendaje que le cubría el rostro—. ¿Cuándo podré quitarme esto?
—No lo sé. Los ojos suelen ser lo primero en curar.
Nick acarició el vendaje con los dedos.
—¿Las heridas eran muy malas? —Su voz adquirió seriedad—. ¿Cuánto tiempo tendré que llevarlo?
—No soy médico.
—Sabes lo suficiente para suponer.
Ella no podía ofrecerle una suposición, no cuando cabía la posibilidad de que no volviese a ver nunca más.
—Necesitas tiempo y descanso —respondió—. Eso es lo único que puedo decirte.
Nick se quedó inmóvil, como si pudiese leerle la mente.
—¿He perdido un ojo? ¿Los dos, tal vez?
—No sé cuánta visión tendrás. Tendremos que esperar para...
—... que lo descubra por mi cuenta, ¿es eso? —Metió los dedos por debajo del vendaje y empezó a retirárselo.
_______ lo miró horrorizada y le sujetó las manos.
—¡Nick, detente! Nick...
Él se libró de ella con impaciencia.
—No; es demasiado pronto. ¡Te harás daño! —Ella volvió a la carga, hablando en francés, intentando en vano detenerle. Incluso débil y convaleciente era capaz de mantenerla a distancia. Las vendas cayeron al suelo.
Nick intentó abrir los ojos y su cabeza se llenó de una explosión blanca y caliente. Gritó algo incomprensible y se cubrió la cara con los brazos. Oyó ligeramente la voz de _________ sobre sus maldiciones.
Ella sintió pánico y corrió hacia él.
—Oh, eres un estúpido cabezota, ¡es demasiado pronto para que veas nada! ¡Detente, vas a hacerte daño!
Sintió la mano de ________ en la cabeza y se la apartó, enloquecido por el dolor. Ella insistió en apartarle las manos de la cara y le cubrió los ojos con una toalla. Noeline entró en la habitación al oír el alboroto al pasar por el pasillo. Sus oscuros ojos se hicieron cargo de la situación en un segundo. _________ la miró enérgica.
—Un sedante —dijo, consiguiendo parecer calmada—. Rápido.
Sin mediar palabra, Noeline fue al tocador y vertió agua fresca en un vaso. ____________ gruñó como si le hubiesen extraído los globos oculares.
—Quieto —le susurró ___________ al oído, obligándole a apoyar la cabeza sobre su suave hombro. Era el único modo de evitar que hiciese más daño—. Te lo mereces... ¡Te dije que no te quitases las vendas! Si deseas volver a ver, ¡tendrás que descansar y dar tiempo a que curen tus ojos!
—Apártate de mí... zorra sin sentimientos... —dijo él entre jadeos, pero siguió rodeándole la cintura con el brazo como si ella fuese su único refugio.
A ella le quemaba su aliento a través de la tela del vestido. Agarró un extremo de la sábana y le cubrió con ella el cuerpo desnudo sintiéndose su protectora. Algo ridículo, pues Noeline le conocía desde que había nacido.
Noeline le trajo el preparado para dormir y ____________ tomó el vaso con la mano libre.
—Nick, bébete esto.
—¿Qué es? —masculló él.
—Algo que te ayudará. —Le colocó el vaso en los labios y parte del líquido le cayó sobre los pechos.
Él se atragantó un poco y maldijo.
—No, maldita sea...
—Bébete esto ahora —replicó ella con voz suave pero autoritaria.
Bebió el contenido del vaso en un par de tragos, sin importarle que le chorrease un poco por la barbilla. Mientras Nick tragaba, ________ miró a Noeline desesperada.
—Por favor, trae algo de ese bálsamo que preparas para los ojos. Y más trapos de lino.
Noeline frunció el entrecejo al observar a la pareja sobre el lecho, como si pensase que aquellas dramáticas escenas fuesen demasiado para su limitada paciencia.
—Oui, madame.
___________ dejó el vaso en la mesita y observó la oscura cabeza que mecía contra su hombro. Nick estaba inmóvil y respiraba con agitación. Ella sólo podía suponer su sufrimiento. Él se dejó caer contra su pecho, después se alzó para intentar luchar contra la pérdida de conciencia. La rabia de _____________ se vio atemperada por una nueva oleada de ternura.
Nick era como un animal grande y malhumorado que se rebelaba cuando le ofrecían ayuda.
—Nick—dijo ella con voz dulce, acunando su cabeza—. No pasa nada. Ahora descansa.
—No quiero quedarme ciego —masculló—. No quiero... que tengan que llevarme...
—No; te pondrás bien —canturreó ella—. Ahora tranquilo. Tranquilo. —Prosiguió murmurando palabras tranquilizadoras hasta que notó su respiración más pesada. Se durmió apoyado contra ella, con el brazo colgando alrededor de su cintura.
Lo mantuvieron sedado todo el día siguiente, pues pensaron que era el único modo de mantenerlo tranquilo y permitir que sus heridas sanasen más.
—No nos pondrá las cosas fáciles —dijo Lysette con pesar—. Es posible que hayas visto pacientes malos en el pasado, _________, pero te aseguro que Nick demostrará ser el peor.
Nick estaba demasiado atontado para resistirse, así que Lysette y ___________ le administraron otra pequeña dosis de láudano.
Por desgracia, cuando finalmente recobró la conciencia, quedó claro que la predicción de Lysette había sido plenamente acertada. Estaba de un humor de perros, cada palabra que decía parecía un escupitajo. Incluso se mostró ofensivo con Lysette.
—Tráeme algo decente para comer —gruñó—. No quiero esta comida para cerdos.
—Todavía no puedes comer de forma normal.
—¡Entonces no me traigas nada! —Para reforzar su negativa, levantó el pequeño cuenco con caldo con la mano buena y lo lanzó al otro extremo de la habitación.
Lysette salió de allí hecha una furia, y poco después envió a una asustada criada para que limpiase el desaguisado.
Nick se llevó la mano a las doloridas costillas cuando oyó a la sirvienta limpiando la habitación. Le dolía la pierna. También el hombro y un costado. Pero lo peor era el penetrante dolor de cabeza, un dolor que parecía profundizar un poco más con cada latido de su corazón. Cuando se había quejado de ello horas antes, Noeline le había ofrecido sedarlo un poco más, y él la había maldecido y echado de la habitación. No quería dormir más. Quería salir de la cama y caminar, quería que la cabeza dejase de dolerle, y por encima de todo quería escapar de aquella implacable oscuridad.
—Tú —le espetó a la sirvienta—. Acaba de una vez y llévale un mensaje a madame Jon... a __________. Dile que no podrá esconderse de mí para siempre. —Se detuvo, pensando que el mensaje podía no ser lo bastante explícito para traerla a la habitación—. Y dile que se me ha caído el vendaje del costado.
Transcurrieron unos tortuosos diez minutos hasta que oyó los pasos de ________ y olió su dulce fragancia.
—Te has tomado tu tiempo —refunfuñó.
—Tus gritos y maldiciones han disgustado a la gente de la casa —respondió ella fríamente—. Noeline no deja de mascullar algo relativo a los maleficios, Lysette está roja como un tomate, y los niños están convencidos de que tenemos a un monstruo encerrado en esta habitación.
—¡Iros todos al infierno!
—¿Qué le pasa a tu vendaje? —Se inclinó sobre él y deslizó la sábana lo suficiente para observarle el costado—. No se ha caído. —Apreció las profundas arrugas formadas en la frente de Nick y suavizó la voz—. Te duele la cabeza, ¿verdad? Después de tu rabieta no me extraña. Voy a cambiarte la almohada.
Él gruñó para asentir. Con cuidado, ella le alzó la cabeza, sacó la almohada aplanada y la reemplazó por una nueva. Rodeó la cama alisando las sábanas, después abrió la ventana para que entrase un poco de brisa fresca en la habitación.
—¿Tienes sed?
—¿Sed? No quiero que me des ese líquido asqueroso cada vez que...
—¿Quieres que te lea?
—No. —Se llevó una mano a la frente, exasperado por el dolor y el tedio.
_________ le apartó la mano y deslizó los dedos por su cabello enmarañado, masajeándole las sienes y los costados de la cabeza. Todavía le sorprendía notar lo mucho que le gustaba el tacto de sus manos en la frente, los dedos en su cabello. Era extraño, dada su aversión a que le tocasen.
—¿Así está mejor? —preguntó en voz baja. Si decía que sí, se detendría. Si decía que no, se detendría.
—Tal vez un poco —murmuró. Las ligeras caricias continuaron hasta que empezó a sentirse somnoliento. Suspiró suavemente, ella apartó las manos y se puso en pie—. No te vayas —le ordenó.
—No hay nada más que pueda hacer por ti.
—Léeme algo.
Ella fue a buscar un libro y regresó a la cama. Al sentarse, la seda de damasco crujió un poco. Nick volvió la cabeza hacia ella al escuchar su voz. Se trataba de una novela aburrida, pero le importaba bien poco. Le aliviaba oírla pasar las páginas y también su suave voz. Intentó imaginar su rostro, pero no lo recordaba con claridad. Sólo la maraña de su pálido cabello rubio, sus mejillas y los oscuros ojos castaños.
Durante los últimos cuatro meses, Nick no había dejado de pensar en Kevin, y también en ________. Le había resultado imposible imaginarlos juntos. Lo había intentado, pero no podía pensar en ella como la esposa de su hermano. Sabía que debía sentirse culpable por haberse acostado con ella, pero siempre había sido un defecto suyo el no sentirse culpable en los momentos adecuados. No estaba en absoluto arrepentido por lo sucedido entre ellos. ¿Con qué frecuencia pensaría ella en lo ocurrido aquella noche? ¿O había optado por no volver a pensar en ello? Justo antes de dormirse, imaginó que la almohada que tenia bajo la cabeza era su suave regazo.

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"Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)  - Página 6 Empty Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)

Mensaje por Invitado Miér 03 Ago 2011, 6:49 pm

Capítulo 8 (Primera Parte)


Alguien entró en el dormitorio. Nick reconoció el sonido de las pesadas botas de Joseph. Al menos una vez al día, su padre iba a visitarlo para comprobar sus progresos y traerle noticias de Nueva Orleans y el Golfo. Recientemente, los piratas habían Proclamado una tregua en sus actividades, pero no por ello el comandante de la marina estaba menos dispuesto a llevarlos ante la justicia.
—El teniente Benedict estuvo aquí —le dijo Joe sin preámbulos—. Le he mantenido alejado durante una semana, pero no podré evitar por mucho más tiempo que te vea. Quiere hacerte preguntas sobre la isla de los piratas y sobre tu supuesta huida. Estoy convencido de que intentará hacerte reconocer que no eres Kevin. Le dije que las heridas te han provocado una ligera pérdida de memoria. Supongo que eso te ayudará para desenvolverte ante sus preguntas.
—¿Desde cuándo se conocían Benedict y Kevin?
—Hará cosa de un año. La esposa del teniente, Mary, sufrió un accidente con su carruaje y Kevin le salvó la vida. Benedict dijo que estaría en deuda contigo durante el resto de sus días.
—Eso está bien —dijo Nick—. Eso hará que se sienta más inclinado a ofrecerme el beneficio de la duda.
—O más dispuesto a demostrar que no eres Kevin.
Nick hizo una mueca sardónica.
—Sería más sencillo si Kevin no se hubiese comportado como si fuese un jodido santo.
—Al menos te pareces a él. —Joe lo observó—. Tendrás que afeitarte y cortarte el pelo.
—Sí —admitió Nick apesadumbrado—. Noeline lleva una semana afilando las tijeras.
Su padre sofocó una carcajada.
—Pídele a Lysette que te afeite la barba. Se aficionó a ese tipo de actividades cuando me hice daño en el brazo el año pasado.
Nick ladeó la cabeza con curiosidad.
—¿Qué te pasó?
—Estaba trabajando en la plantación. No fue más que un esguince, pero no pude usar el brazo derecho durante diez días. Necesité ayuda con muchas cosas, y en particular con el afeitado. Después de practicar un poco, Lysette se convirtió en una experta, pero los primeros días... Bueno, imagina a una mujer nerviosa con una navaja apoyada en tu garganta.
Nick rió.
—Eres mucho más valiente que yo, padre.
Hablaron un rato y después Joe se fue.
Nick se acarició la barba pensativo. Le sorprendía haber mantenido con su padre una conversación relajada y amistosa, el tipo de charla que Joe solía tener con Kevin. El tipo de charla de la que él y su padre nunca habían disfrutado hasta entonces. Se preguntó qué lo había hecho posible, y por qué las asperezas de su relación parecían haberse suavizado.


Lysette observó a __________, ocupada en la cocina con la bandeja de la cena de Kevin.
—__________, no es necesario que tú misma le prepares las comidas—le dijo, midiendo las palabras—. Noeline es absolutamente capaz de hacerlo.
—No es problema para mí. —Dobló y volvió a doblar una servilleta.
Sabía porqué Lysette le decía eso. La semana pasada, __________ había permitido que Nick le diese órdenes de la mañana a la noche. Cuando quería algo, era a ella a quien llamaba. Su temperamento rara vez se irritaba estando con ella, algo que sí ocurría con las demás, y su mera presencia parecía tranquilizarle. No le gustaba el modo en que las demás le cambiaban los vendajes o le arreglaban las almohadas. El proceso de la comida, en especial, era algo de lo que nadie, aparte de __________, podía ser testigo. La ceguera le dejaba en una posición de desventaja en muchos sentidos, y estaba enrabietado por su pérdida de independencia. __________ le leía, le aliviaba los dolores de cabeza, le entretenía con historias sobre su niñez en Francia.
Por qué le exigía esas cosas y por qué ella accedía, era algo para lo que ni la propia __________ tenía respuesta. Sólo tenía claro que las pocas veces en que ignoraba sus peticiones y dejaba que otros satisficiesen las necesidades de Nick, sentía un terrible deseó de ir a verle.
—__________—dijo Lysette, ceñuda—, soy consciente de las exigencias de Nick para contigo. Quiero que tengas claro que no eres responsable de él en ningún sentido. Quizá te recuerda a Kevin y por eso tú...
__________ la interrumpió con una risotada.
—Bon Dieu, ¡no me recuerda a Kevin en absoluto!
Lysette no sonrió.
—Estoy intentando entender por qué te sientes obligada a cuidar de él.
—No hay nada que entender—repuso __________ completamente seria—. No tiene nada que ver con los sentimientos. Simplemente es una cuestión práctica. Tú tienes que cuidar de tu marido, de tus hijos y la plantación. Noeline tiene muchas responsabilidades. Yo dispongo de más tiempo que nadie, es así de sencillo.
—Muy bien. —Lysette no la creyó, pero quiso zanjar el asunto.
__________ miró la bandeja, debatiéndose con el impulso de confiarse a ella. Ojalá Lysette fuese unos pocos años mayor. Sólo podría haberse confesado con una mujer más mayor, más maternal. Seguía echando de menos a Kevin, todavía lloraba al pensar en él. Y despreciaba la crueldad de __________. La muerte de su hermano gemelo parecía no haber causado en él impresión alguna. Creía que Nick no se preocupaba por nada más allá de sí mismo y su propio bienestar. No habría sido muy inteligente hacerse ilusiones sobre ese particular.
Pero ¿por qué, entonces, sentía aquel aterrador vínculo con él? ¿Por qué a veces tenía la impresión de saber con total exactitud qué sentía Nick? ¿Acaso porque se habían conocido íntimamente? __________ no lo creía. Quizá se debía a que le había salvado la vida. Quizá por ello sentía aquel impulso irrefrenable de cuidar de él.
—La comida se enfría —se excusó ante Lysette.
Salió de la cocina y entró en la casa llevando la bandeja escaleras arriba hasta la habitación de Nick.
Él estaba en silencio cuando ella entró. Abstraída en sus propios pensamientos, le dedicó una fugaz mirada: estaba sentado en la cama y llevaba puesta una bata azul. Entonces le pareció que algo había cambiado. Apretó con tanta fuerza los dedos alrededor de la bandeja que sus nudillos palidecieron: había vuelto a quitarse el vendaje de los ojos. Había restos de cataplasma en sus pómulos. Volvió la cara hacia ella, con los ojos azules abiertos de par en par. Los platos de la bandeja empezaron a tintinear y __________ la dejó en el suelo antes de provocar un estropicio.
—¿Nick? —preguntó. Se acercó al borde de la cama y se sentó. Él siguió mirándola con aquellos ojos inyectados en sangre, sin parpadear. Respiraba con rapidez, intranquilo—. Nick, ¿puedes verme?
Muy despacio, él alzó la mano y le tocó la curva de la mejilla, observando cómo empezaba a sonrojarse. Apartó los dedos, aunque lo que quería era tocar su radiante cabello rubio y rozarle la nuca. Sus oscuros ojos eran tan aterciopelados, castaños e inocentes como recordaba. Quería posar los labios sobre la delicada curva que dibujaban los de __________, acariciar su tersa piel. Había ganado algo de peso, sus pechos se habían redondeado y su cintura se veía más definida.
—¿Ves tan bien como antes? —le preguntó ella.
—Sí—dijo con voz ronca—. Creo que sí.
__________ tragó lágrimas de alivio. Sólo en ese momento fue consciente del temor que había sentido a que él quedase definitivamente ciego.
—Oh, me alegro tanto... Creo... Temía... —Se sentía confusa, intensamente consciente de su mirada azul.
El no apartaba la vista de su rostro.
—Eres más hermosa de lo que recordaba.
El corazón de __________ se desbocó. Tendría que haberse levantado de la cama y apartado de él. Pero siguió sentada allí, atrapada en la más pura confusión. Inclinó la cabeza, se fijó en la mano que Nick tenía junto a su cadera. No la tocaba, pero sintió su mirada.
—Tu... tu padre me ha dicho que el teniente Benedict te verá mañana —tartamudeó—. Deberás hacerle creer que eres Kevin.
—Tendrás que ayudarme.
—Yo... yo no creo que sea posible. No creo que seamos capaces de convencer a nadie... No puedo fingir que eres mi marido —susurró.
Nick quería tocarla, sentir el tacto de aquella suave piel, su pequeño cuerpo junto al suyo. Pero no tenía derecho alguno, y en ese lugar civilizado no podía recurrir a sus habituales técnicas basadas en la fuerza y la conquista. Ahí no podía tomar algo —o a alguien— porque le apeteciese hacerlo.
—Lo entiendo —dijo despacio. Nunca había sido bueno en situaciones como aquélla. Nunca se había interesado por analizar los sentimientos, ni los suyos ni los de nadie. Juzgaba a los demás por sus acciones o por lo que le dictaba su instinto—. Es repulsivo, ¿verdad? —prosiguió—, burlarse de este modo de la muerte de Kevin. Si lo logro no podrás llevar luto. Te he privado del período de luto que te corresponde. Tendrás que mentir a todos tus conocidos y convencerles de que estás feliz de tener de vuelta a tu marido. Y fingir que el hombre que odias es el hombre que ocupa tu corazón. Te equivocas si piensas que voy a disfrutar con esto. Soy plenamente consciente del agravio que supone para ti esta charada. De no ser necesario para salvar mi cuello, me habría negado de plano. Dios sabe que no es fácil hacer de Kevin. Soy un mentiroso muy competente, pero ¿cómo interpretar la honestidad y la decencia...? Bien sûr, esto va a poner a prueba mi calenturienta imaginación.
—Tú te burlas de Kevin por su bondad —le acusó ella en voz baja.
—En absoluto. Cuando era joven sí lo hacía. —Sonrió brevemente—. Me enfadaba mucho su capacidad para evitar los insultos o los retos. Jamás fui capaz de resistirme a una pelea, a pesar de que no tuviese sentido.
Ella elevó su luminosa mirada hacia él.
—¿Por qué Kevin nunca me habló de ti?
Nick rió con ironía.
—No soy la persona más adecuada de la que presumir, ma petite.
—Kevin tendría que habérmelo dicho. Tener un pirata por hermano no es algo que pueda mantenerse en secreto por mucho tiempo.
—Oh, los criollos pueden mantener los secretos durante generaciones, no como los franceses. Quizá sea por influencia española. Los españoles son muy buenos con las intrigas. Kevin tal vez pensó, con toda razón, que pasarían varios años antes de que te enterases de mi existencia. —Se recostó en las almohadas y cerró los ojos con una mueca de dolor. Su rostro estaba tenso.
—Deberías dormir —dijo ella con suavidad—. Tienes que estar descansado para mañana.
—He descansado de sobras —respondió sin abrir los ojos—. Es lo único que he hecho desde que llegué.
__________ se puso en pie.
—Le diré a Joseph y Lysette que has recobrado la vista. Se pondrán muy contentos.
—Más bien se sentirán aliviados.
—Sí, eso también. —Se inclinó sobre él para arreglarle las almohadas, tal como había hecho centenares de veces. Pero en esta ocasión fue diferente... en esta ocasión Nick abrió los ojos para verla, y el momento se tiñó de una súbita intimidad. Ella se retiró enseguida. Ahora que él podía ver todo sería diferente. La indefensión había desaparecido. Sus heridas habían sanado, y él acabaría siendo el mismo de antes. Sin duda se marcharía lo antes posible, y no volvería nunca más.
—Siempre hueles a flores —murmuró Nick—. Son… parecen violetas... o...
—Lavanda.
—Lavanda —repitió él. Volvió la cabeza y no tardó en quedarse dormido.
¿Por qué Nick había sido tan diferente de Kevin? __________ había buscado una respuesta, pero nadie había sabido explicárselo. Tenía que haber una razón, algo tenia que explicar por qué un hermano era el orgullo de la familia y el otro la desgracia de la misma. Se preguntó si Nick y Kevin se odiaban. ¿Acaso no le habría hablado de su hermano gemelo si hubiese sentido afecto por él?
—Oh, Kevin—susurró—, ¿te habría gustado que le ayudase? ¿O te estarás retorciendo en la tumba?


Lysette acarició el rojo cabello de su hija, observando con seriedad las pequeñas caras. Angeline estaba sentada en su regazo y Evelina en el brazo del sillón.
—Ya veis, mes unges, es como un juego. Vamos a fingir que se trata del tío Kevin; sólo será durante un tiempo. Y no le vamos a hablar a nadie sobre nuestro juego.
—Oui, maman —dijeron obedientes las dos niñas.
__________ tomó en brazos al regordete Rafael y observó a Lysette con aprensión. Ojalá no hubiese sido necesario explicar a los niños quién era Nick en realidad, pero Lysette se había mostrado inflexible.
—Son lo bastante mayores para darse cuenta de que no es Kevin—le había dicho—. Y sabrían que les estamos mintiendo. Decirles la verdad aumenta el peligro que corre Nick, pero antes que nada debo pensar en mis hijos. Nunca les hemos dado motivo para dudar de lo que les decimos. Son buenas chicas, y me obedecerán si les digo que guarden el secreto.
__________ rogaba que Lysette no se equivocase. Les dedicó una sonrisa a las niñas cuando éstas salieron de la habitación y se levantó para entregarle el niño a Lysette. Rafe, que no había dejado de moverse inquieto, se acomodó con alegría entre los hombros de su madre.
—No parece haberles sorprendido lo que les has explicado —comentó __________.
—Oh, los niños se lo toman todo con calma —dijo Lysette con una suave sonrisa—. Son los adultos los que tienen problemas para aceptar los caprichos de la vida.
__________ fue hasta la ventana y volvió después a la silla.
—Arriba parece todo muy tranquilo.
—Sí—respondió Lysette—. Por lo visto, Nick protesta menos con Noeline que conmigo. Claro, ella es más habilidosa con las tijeras de lo que yo con la cuchilla.
A pesar de la tensión, __________ sonrió, recordando los gritos de protesta que se habían oído escaleras arriba cuando Lysette afeitaba a Nick.
—¿Lo cortaste mucho? —preguntó.
—Dos cortecitos de nada —suspiró Lysette—. No está mal. Sin barba le cambia mucho el aspecto. Podría pasar incluso por un caballero. La cara de Nick ha quedado bastante intacta a pesar de las batallas y los malos tragos que ha pasado. —Sonrió—. Se miró en el espejo y se quejó de que ahora nadie lo tomaría por un pirata temible.
—Ya —dijo __________, sonriendo.
—Va a sentirse un poco extraño cuando Noeline acabe de cortarle el pelo.
__________ asintió y respiró hondo.
—Ojalá hubiese pasado ya la mañana—dijo—. Ojalá hubiese venido y se hubiese ido ya el teniente Benedict.
Lysette le dedicó una mirada perspicaz.
—Estás preocupada por Nick, ¿verdad?
—¿Tú no?
—Oui, naturellement. Es mi hijastro. Le conozco desde que era un niño, antes de que se marchase de casa. Pero... aprendí hace tiempo que no le gusta establecer relaciones muy fuertes ni con las personas ni con los lugares. Lo mejor es no esperar nada de él. Supongo que por eso escogió la vida en el mar. Un barco está siempre en movimiento.
—Pero ¿por qué se hizo pirata?
—Oh, supongo que fue lo peor que se le ocurrió. De ese modo podría demostrar, finalmente, que era tan malo como todos suponían. Ya de niño tenía un instinto especial para comportarse mal, escapándose de casa, yendo a donde no debía ir, metiéndose en problemas. Pero los chismorreos exageraron más y más sus hazañas. Y el hecho de que su hermano gemelo fuese tan tranquilo y responsable sólo empeoró el comportamiento de Nick. Creo que gran parte de su rebeldía tuvo que ver con Kevin, a quien Nick sabía que su padre quería y aprobaba. —Lysette se encogió de hombros—. Quizá fue demasiado tarde. Incluso después de que llegasen a entenderse, no fue suficiente para Nick. Joe era sólo parte del rompecabezas. Nick seguía necesitando algo que nadie podía darle. Y yo llegué a creer que nadie podría dárselo nunca.
De repente apareció Noeline por la puerta. Llevaba ladeado el pañuelo de la cabeza, y un gesto de exasperación moldeaba sus habitualmente dignas facciones.
—Jamás volveré a pasar por algo así—anunció.
—¿Has acabado? —preguntó Lysette.
—Oui, madame.
—Gracias, Noeline. Sé que monsieur Nick habrá hecho todo lo posible para hacerte perder la paciencia. ¿Dónde está ahora?
—En el salón.
—¿Aquí abajo? ¿Cómo ha podido bajar?
—Camina ayudado por el bastón que solía utilizar monsieur Víctor. —Víctor Jonas era el padre de Joseph.
—Su pierna—dijo __________ preocupada—. Tal vez haya empezado a sangrar otra vez. Oh, sabía que haría algo así, lo sabía... —Echó a correr hacia el segundo salón que flanqueaba el vestíbulo.
Vio una alta figura con un bastón junto a la ventana. Estaba vestido con una chaqueta azul y unos pantalones beige. Con el pelo negro muy corto, al volverse hacia ella le pareció extremadamente guapo. __________ sintió un vahído. Se le acercó con pasos inseguros. Sus ojos azules le sonrieron, y su boca se curvó en un gesto encantador. __________ apreció un hoyuelo en su flaca mejilla. Su profunda voz transmitió un deje de diversión.
—No vas a desmayarte, ¿verdad?
Podría haber sido Kevin. El parecido era tan perfecto que ella dejó escapar un gemido desgarrador. Lo que más había querido, lo que más echaba de menos estaba allí, frente a ella. Pero se trataba de una ilusión, una ilusión que ella no podía asimilar. Se volvió para marcharse, pero él la sujetó por la muñeca, con tanta fuerza que incluso le hizo daño.
—__________, espera. ¡Mírame!
—No puedo —dijo con la voz ahogada por las lágrimas—. No puedo soportar ver... la cara de Kevin...
—Maldita sea, ¡también es la mía! —Nick la atrajo hacia sí y ella escondió la cabeza en su hombro, llorando débilmente. Él le habló al oído, conmovido—. En serio, también es mi cara.
Sentir el llanto de __________ contra su hombro hizo que su corazón empezase a palpitar. Quería besarla, quería que dejase de llorar. Rebuscó en los bolsillos y dio con el pañuelo que Noeline había dejado en su chaqueta. Jamás usado para secar las lágrimas de nadie, enjugó con él las húmedas mejillas. Jadeante, __________ lo tomó de sus manos y se sonó la nariz.
Él no se percató de la llegada de Lysette y Noeline. Frotó la espalda de __________ y le acarició la nuca mientras ella luchaba para dominar sus emociones.
—Acompáñame al sofá —dijo Nick—. Estoy a punto de perder el equilibrio.
Lysette apartó a Noeline de la puerta e intercambiaron una mirada de preocupación antes de decidir tácitamente que aquella pareja llevase las cosas a su manera.
Lloriqueando, __________ lo ayudó a sentarse en el sofá. Él tiró de ella para que se sentase a su lado y la agarró del brazo.
—Suéltame—susurró ella.
—No hasta que me mires —repuso él con rudeza—. Tienes que ser capaz de ver las diferencias entre Kevin y yo. Mira y dime si las ves. —Como ella no se movió, le acarició el brazo con el pulgar—. __________, no tengas miedo.
Poco a poco, ella empezó a examinarle la cara. Era cierto. Para un extraño habrían resultado idénticos, pero para quienes los conocían cabía la posibilidad de que los diferenciasen. Los penetrantes ojos azules de Nick eran diferentes de los amables ojos de Kevin. Su nariz era un poco más larga, su boca un poco más grande, y su labio inferior un poco más curvado.
Sus cuerpos también eran diferentes. Las ropas que llevaba Nick le habrían sentado de maravilla a Kevin, pero Nick era más delgado, endurecido por años de persecuciones y luchas. Había perdido cualquier resto de grasa que todo hombre sano y activo posee. Sin pretenderlo, __________ recordó cómo era antes de las heridas, cuando la rescató de la isla de los Cuervos, el poder y la fuerza que rezumaba entonces.
Tenía las mismas largas pestañas de Kevin, el mismo remolino en el pelo y la misma sombría belleza.
—Veo las diferencias —dijo con voz ronca—. Y las similitudes.
Nick no movió un solo músculo, pero podía apreciarse un deje de preocupación y rabia en sus ojos.
—No soy Kevin.
—Lo sé —suspiró ella con tristeza.
—¿Vas a pensar en él cada vez que me mires?
—No... no lo sé. —Hizo una mueca cuando él le apretó el brazo—. Ay...
Nick la soltó.
—Esta situación es obscena —gruñó.
No soportaría que ella recordara a Kevin en todo momento, que lo comparara con Kevin, que lo mirara y añorase a Kevin. Pero era absurdo sentir celos de un hombre muerto. De su propio hermano.
Ambos decidieron desahogarse.
—Ce n'était pas mon idee —dijo acalorada, demasiado disgustada para hablar en inglés.
—¡Tampoco fue mía! Ha sido idea de mi padre, y una idea bien estúpida. Ve a buscarle... ¡Dile que no vamos a hacerlo!
—¡No tenemos otra posibilidad! —espetó ella—. Ahora ya es demasiado tarde.
Se miraron y Nick se llevó una mano al mentón, recordando demasiado tarde que ya no disponía de barba.
—Maldita sea, ¡quiero mi barba!
—Era muy desagradable —respondió ella sin apartar la vista y sonándose la nariz una vez más—. Kevin nunca se habría permitido parecer un macho cabrio.
—Sí, había un montón de cosas que Kevin no se habría permitido. Pero yo no soy Kevin.
—¡No es necesario que sigas recordándomelo!
—Entonces deja de mirarme como si...
—Veo que estáis practicando una riña conyugal —dijo Joe desde la puerta.
Nick le dedicó una mirada gélida.
—Esto no va a funcionar.
—Sí que funcionará—dijo __________ con determinación, pasándose el pañuelo por la cara—. No me apetecería ver cómo te arrestan y te ahorcan. Me niego a haber pasado por estas dos horribles semanas para nada.
—Nadie te pidió nada —replicó Nick.
—Entonces ¿quién me pedía a gritos que subiese las escaleras o que las bajase cada vez que querías beber agua o...?
—Assez —dijo Joe, tajante—. Ya está bien. Quizás habéis olvidado que el teniente está a punto de llegar. —Sus ojos dorados pasaron de la sonrojada __________ al gesto inescrutable de su hijo—. No ofrecéis la imagen de ser una pareja basada en el amor. Deja que te recuerde, Nick, que tu vida depende de tu actuación. —Le interrumpieron antes de que pudiese acabar.
—Monsieur—dijo Noeline desde la puerta—, el teniente viene por el camino.
__________ quiso ponerse en pie pero Nick la retuvo.
—Quédate aquí —dijo tranquilamente, y esperó a que su padre se dirigiese al vestíbulo. La estancia se sumió repentinamente en el silencio, a excepción del tictac del reloj de bronce que había en la repisa de la chimenea—. ¿Dónde está Lysette?
__________ estaba demasiado nerviosa para hablar.
—Es... está con los niños... arriba.
El colocó una mano sobre las de __________.
—Relájate —murmuró.
—No podré fingir que eres Kevin—dijo, y dio un respingo al oír abrirse la puerta de entrada.
Nick la tomó por el mentón, obligándola a mirarlo. De repente, todas sus incomodidades y celos desaparecieron ante la preocupación que sintió por ella. Era inquietante. Algo impropio de él. No quería hacerle daño, ni siquiera a costa de su propia vida.
—Entonces no lo hagas —susurró—. No lo hagas si te duele. No merece la pena.
Ella se quedó anonadada al mirarlo y comprobar que sus palabras eran sinceras.
—Estás loco —dijo con un hilo de voz—. Por supuesto que tu vida merece la pena. Te ayudaré.
Oyó los pasos que se aproximaban al salón. Antes de que Nick pudiese decir nada, ella le pasó la mano por el pelo recién cortado, apartándole el flequillo de la frente. El gesto fue tierno y posesivo a la vez, el típico gesto de una mujer hacia su marido. A Nick se le subieron los colores.
El teniente Benedict entró en la estancia y miró a la pareja con una ceja enarcada. Nick sonrió ligeramente y le tendió la mano.
—Peter. Qué alegría volver a verte.
Benedict le estrechó la mano con firmeza.
—¿Kevin...? —Parecía haber visto un fantasma.
—Perdóname por no haber podido atenderte antes. Como bien sabrás, los Jonas somos muy protectores con los nuestros. —Nick atrajo a __________ hacia sí y la besó en la sien—. Gracias a las habilidades de mi amante esposa espero recuperarme pronto.
__________ sonrió y le hizo un gesto al teniente indicándole que se sentase en una silla.
—Había oído decir que estabas ciego —dijo Benedict tras sentarse.
—Le quitamos los vendajes de los ojos anoche—respondió __________ por él. Rió suavemente—. Aunque lo cierto es que Kevin se los quitó antes de tiempo. A decir verdad... los médicos son los peores pacientes. —Miró a Nick con devota preocupación—. Como podéis apreciar por el enrojecimiento, teniente, sus ojos todavía no están bien del todo. Y sufre fuertes dolores de cabeza.
Benedict meneó la cabeza.
—Dios mío, Kevin—dijo con otra voz—. Las oportunidades de sobrevivir a un ataque pirata, ser capturado y luego escapar son mínimas... Tu peripecia es increíble.
—Sí, lo sé —respondió Nick con pesar—. Absolutamente increíble. —Un toque de malicia destelló en su mirada—. He oído decir que eso te ha llevado a poner en duda mi identidad.
Benedict pareció sentirse incómodo.
—Sólo cumplía con mi deber, Kevin. Y tu hermano es un conocido y peligroso pirata. Hasta verte con mis propios ojos no podía estar seguro de nada.
—No sé lo peligroso que es o deja de ser mi hermano —repuso Nick con afectada franqueza y sonrió—. Pero no le vendría muy bien a mi reputación, Peter, que la gente sospechase que soy un pirata. Me enseñaron a manejar el escalpelo, no la espada.
—Kevin, tengo que hacerte unas preguntas. Espero que estés dispuesto a proporcionarle al Departamento Naval algo de información sobre esos canallas. ¿Es cierto que estuviste cautivo cuatro meses en la isla de los Cuervos?
—Así es. —Nick se frotó la frente.
—Había otros prisioneros contigo.
—No, yo era el único.
—¿Puedes decirme por qué te dejaron con vida?
—Creo que por mis conocimientos de medicina.
—Obviamente, te trataron bien —señaló Benedict mirándolo. __________ tenía que admitir que Nick no tenía el aspecto de un hombre al que han mantenido cautivo durante meses. A pesar del aspecto enfermizo de su rostro, su piel seguía bronceada. De no ser por sus heridas, su cuerpo habría estado en perfectas condiciones—. ¿Podrías describirme la isla y sus defensas? Y también cómo escapaste, por supuesto.
—Tengo algunas lagunas de memoria —repuso Nick entrelazando los dedos con los de __________ y llevándole la mano hasta su muslo—. Te contaré todo lo que pueda. No sé en qué podrá resultarte útil.
__________ se admiró al ver cómo Nick respondía las preguntas con detalle, aportando información suficiente para hacer plausible su historia. Habló de su cautiverio, describió el fuerte y su laberinto de túneles tanto por encima como bajo tierra, explicó cómo había sobornado a algunos piratas para que le ayudasen y la lucha que se había producido durante su huida. Benedict le pidió que repitiese algunas partes del relato, buscando inconsistencias o contradicciones, pero Nick no se traicionó. Después de media hora, Joe interrumpió el interrogatorio aclarándose la garganta.
—Teniente Benedict —dijo—, es evidente que mi hijo empieza a estar cansado. Seguramente usted no tiene intención de acabar con las escasas fuerzas que tiene.
—No, por supuesto —respondió Benedict.
__________ se inclinó sobre Nick, preocupada. Estaba bastante pálido y tenía la frente perlada de sudor. El ceño indicaba que sentía dolor. Le enjugó la frente con un pañuelo.
—¿Te duele la cabeza? —le preguntó.
—No; estoy bien, puedo seguir —dijo—. Pero necesito...
—Necesitas descansar. —Le pasó la mano por el torso, tocando el vendaje de las costillas—. No tendrías que haber bajado las escaleras —dijo mientras Joe y Benedict hablaban en voz baja a su espalda.
—Tenía que salir de esa maldita habitación —murmuró Nick.
—No había ninguna necesidad de que te vistieras. Podías ponerte una bata.
Él le sonrió de un modo demasiado malévolo para ser propio de Kevin.
—En ciertas situaciones, un hombre se siente en desventaja sin sus ropas.
—Kevin—dijo el teniente yendo hacia el sofá—. Supongo que esto es todo por el momento. Pero hay muchas cosas que me gustaría saber... cuando recuperes algo más de fuerza.
—Claro —respondió Nick y se puso en pie con la ayuda del bastón sin tener en cuenta las protestas de __________. Le pasó un brazo por sus estrechos hombros para mantener el equilibrio—. Espero que tu mujer se encuentre bien.
—Sí, claro —dijo Benedict mirándole especulativamente—. ¿Cuándo puedo decirle que vas a reabrir tu consulta?
__________ respondió por Nick, pasándole el brazo por la cintura.
—Insisto en que Kevin tiene que recuperarse por completo antes de hacer nada —le sonrió al teniente—. He recuperado a mi marido... Nueva Orleans tendrá que perdonarme por desear tenerlo para mí durante una temporada.
Tras despedirse, Benedict se marchó con una expresión de perplejidad. Nick dejó escapar un largo suspiro, le dolía el cuerpo debido a los esfuerzos de la mañana. Joe le miró con preocupación.
—Has estado bien, creo —dijo—. Iré a contárselo a Lysette.
__________ mantuvo el brazo rodeando la cintura de Nick y se encaminaron hacia las escaleras.
—¿Crees que lo hemos convencido? —preguntó.
—No del todo —respondió Nick con ceño—. Pero podría habérnoslo puesto mucho más difícil. —Maldijo entre dientes al levantar la pierna para subir el primer escalón—. Tal vez lo haga más adelante.
—Te comportaste de un modo... muy diferente —dijo ella apretándolo contra su menudo cuerpo—. Muy amistoso y amable.
—Como Kevin.
—Un poco, sí. Kevinera abierto y confiado. Le gustaban las personas, quería ayudarlas. Podía apreciarse en su cara. Por eso...
—Sí, soy consciente de todo eso —replicó Nick tenso.
—¿Por qué eres tan diferente de Kevin? —preguntó sin poder evitarlo, y él se carcajeó.
—Esa, petite, es la pregunta que no dejaron de hacerme durante mi adolescencia. Ojalá hubiese sido como él. Durante un tiempo lo intenté. Pero hay mala sangre en la familia Jonas. En todas las generaciones hay al menos un âme damnée. Por lo visto, ése era mi destino.
Âme damnée... Un espíritu maldito, un alma perdida. __________sintió un ligero escalofrío y supo que él también lo había sentido.
Llegaron finalmente a la habitación y Nick se sentó en la cama con un gruñido de alivio, sudando profusamente. Con cuidado, __________ le quitó los zapatos y le ayudó a sacarse la chaqueta. Con la mano a un lado, él se recostó en las almohadas. Ella le aflojó la corbata y desabrochó el botón superior de la camisa, pero él le apartó las manos.
—No —dijo. A pesar del dolor y el cansancio, la deseaba. Si lo desnudaba, no podría evitar lanzarla sobre la cama y montarla sin más.
—Quiero comprobar el estado de tu hombro...
—Más tarde. Está bien así.
__________ echó las cortinas y luego regresó a la cama. Sus miradas se cruzaron en la oscuridad.
—Gracias por lo que has hecho por mí esta mañana —dijo él—. Sé que ha sido difícil.
—Lo hice por Kevin—murmuró ella—. No por ti. Mi marido habría querido que ayudase a su hermano.
Nick esbozó una sonrisa burlona.
—¿Tú crees? Yo no lo tengo tan claro. Creo que le habría gustado que su mujer estuviese lo más lejos posible de mí. Si yo fuese Kevin, habría regresado de la muerte para alejarte de... —Se detuvo abruptamente, y su voz adquirió un tono más impersonal—. Kevin, que Dios lo tenga en su Gloria, no sería tan tonto para confiarme a su mujer.
—Nick—preguntó ella suavemente—, ¿ha habido alguna mujer a la que hayas cuidado?
Sonrió con malicia.
—Muchas.
—No, no me refiero a eso. Quiero decir si... —Se mordió el labio.
—¿Me estás preguntando si alguna vez me he enamorado? —Resopló con sorna—. ¿Por qué las mujeres sentís esa fascinación por los asuntos del corazón? Supongo que es un modo de...
—Bah, no me has respondido —bufó ella, molesta.
—La respuesta es no. He disfrutado de mi porción de mujeres y... —hubo un silencio y ambos pensaron en la noche pasada en la casita junto al lago— y algunas me gustaron. Pero nunca me he enamorado. —Bostezó y se colocó de un modo más cómodo—. Y nunca me enamoraré. El amor es un maldito incordio. Gracias a Dios, no soy susceptible a...
—Tal vez algún día...
—Nunca. No va conmigo. —Cerró los ojos dando a entender que la conversación había finalizado.
__________ salió de la habitación y cerró la puerta. No podía imaginarse a Nick enamorado, y tampoco el tipo de mujer que le inspiraría semejante sentimiento. Pero estaba segura de que si alguna vez sucumbía al amor, sería una única vez y para él sería una emoción peligrosa y destructiva.


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"Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)  - Página 6 Empty Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)

Mensaje por #Fire Rouge..* Miér 03 Ago 2011, 7:27 pm

yupi la seguistes
gracias la amamos por aqui no la dejes!!
#Fire Rouge..*
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