Flawless |Galería de novelas|

Tener a un psicópata como hermano, sinceramente es horrible. Estar todo el día con él, ayudándolo, cuidándolo, estar atenta a él las veinticuatro horas del día, es espantoso.
Más cuando el te maltrata tanto psicológica como físicamente. Que te este diciendo palabras agresivas, es feo. Y lo único que se me ocurre a mí, es encerrarme en el baño a llorar. Irónico, ¿no?
Pero mi vida es así. He llegado a pensar en cortarme y suicidarme, pero ¿de que va a servir? Nada.
Hasta que un día decidí que lo tenía que llevar al psiquiatra. Era muy necesario, tanto para él... Como para mí.
Y cuando entró al consultorio, salió corriendo, eso si fue horrible, tendré que lidiar con él todo el día, una vez más.




Ella es tan estresante a veces. Tan sólo quiero su atención ¿qué no lo entiende?.
Pero... ¿Qué pasaría si yo le cuento mis más oscuros secretos? Ella se enfadaría y se iría. Si le digo la verdad me dejará y nunca más me querrá ver la cara.
Es muy complicado todo, pero tengo que seguir con esto. Tal vez, logre algo haciendo estos escándalos de siempre. O tal vez no...

La joven caminaba hacía su colegio. Conteniendo sus lágrimas. Las lágrimas amenazaban con salir. Era invierno en Inglaterra, y tenía una bufanda, las secaba con ella. Tenía sus ojos rojos.
Su corazón palpitaba con fuerza. Sus manos y piernas temblaban. Se veía envuelta en su mundo de pensamientos, miedos, locuras, y amor. Pensaba en Harry, como le diría. Con solo pensarlo un gran escalofrío recorría cada centímetro de su cuerpo.

Tenía sus manos en el bolsillo de su gran campera, con su mano izquierda apretaba un pequeña bolita de hilo, sus nervios desaparecían haciendo esto, para luego de un segundo recordarlo y volver a tenerlos.

Llegó, tomo el barandal de la pequeña escalera de su escuela. Sus piernas temblaban y no podía seguir sola a pie. Subía cada escalón lentamente. En cualquier momento se desmayaría si seguía así. Con los nervios a flor de piel. Pisó el último escalón. Tenía que ser valiente.

Había llegado temprano para poder hablar con él. Con Harry. Entró al colegio, los chicos y chicas reían entre sí, algunos estaban que se dormían en sus casilleros, y otros contaban chismes.

Cuando lo vio. Venía con una sonrisa en su rostro, caminando normalmente. Ella no podía decirle, no arruinarle esa sonrisa, sus estudios, su status social.
Corrió inmediatamente al baño. Con las pocas fuerzas que tenía, se encerró en uno. Se sentó en una esquina, y comenzó a llorar. Maldecía y gritaba. Su poco maquillaje se había corrido. Sus lágrimas cada una de tristeza, temor, miedo por el futuro… Por el de Harry. Cubría su rostro con sus finas manos. No lo podía entender. Ella solo tenía quince años.

Dejó de llorar, se lavó la cara. Más lágrimas caían, se las secaba a cada una de ellas.
Se decidió ir a hablar con Harry. Salió del baño, sin expresión alguna. Se acercó al casillero de su novio. Él la miró, con cara de preocupación al principio, para luego sonreír. ¿Por qué tanta felicidad?

–Debemos hablar-murmuró la joven – Es importante…

–Yo también debo decirte algo- borró su sonrisa completamente ¿Él ya sabía lo que ocurría? Ella asintió, y dio una seña para que continúe – Me voy, iré a The X Factor – él sonrió, esperando respuesta de su novia. Ella quedo anonadada. El sueño de su novio, de su hermoso Harry, se cumpliría, sería un gran cantante… Ella no podía arruinar eso. No tenía derecho. Él no lo merecía, Harry debía cumplir su sueño.

–Genial Hazza – intentó sonreír –Yo te quiero decir que… -¿Qué diría ahora? Miró apenada al suelo, eso le destruiría el corazón a él, pero… Tal vez algún día lo entendería –Debemos terminar. Ya no te amo. Adiós – Así se fue, dejando a su Harry con el corazón en dos.


Harry… Es lo mejor para ti. Yo me haré responsable de nuestro pequeño hijo. Estoy embarazada, eso. Eso era lo que en realidad debía decirte.