"Almost Paradise" -Harry Styles y tú-

Sinopsis

Capítulo 1.

Me encontraba bastante desconcertada. El director me había mandado a llamar irrumpiendo mi clase de biología. Me hallaba ya sentada en la sala de espera. ¿Había hecho algo malo? ¿Me expulsarían por ser inútil? No lo creía. No era porque fuera ególatra, pero tenía entendido que era bastante buena en mis estudios, porque casi siempre salía en la lista de los mejores.

– Señorita Green, puede pasar, el director ya la espera –la voz de la secretaría me tomó por sorpresa, haciendo que mi columna vertebral vibrara y me hiciera estremecer.

Me puse de pie y antes de entrar le sonreí a la secretaría. En cuanto entre pude ver a mis padres ahí junto con el director y otro señor de traje a quien definitivamente no conocía. Mis nervios estaban a punto de explotar, definitivamente quería morir, estaba demasiado espantada.

Ok. Si me sacaban de la escuela por lo menos tendría tiempo de trabajar a tiempo completo o si no era posible conseguir otro trabajo por la mañana. Así ganaría más y sería menos pesado para mis padres. Si me sacaban había un lado positivo.

Cuando estuve junto al escritorio del Director Smith, mis progenitores me rodearon y me lanzaron unas miradas de molestia enormes. ¿Ya sabían lo que pasaría? Pero, ¿qué rayos había hecho mal?

– Díganos, señor director –empezó mi madre con voz temblorosa– ¿Por qué nos ha mandado a llamar?

Al parecer el rector pudo notar el tono miedoso pero serio de mi madre, por lo que soltó una risilla. ¿Ahora se burlaba de mí?

– Si cree que vamos a sacar a su hija, está en lo correcto.

¡Bom! Miles de bloque imaginarios cayeron del cielo y me golpearon haciéndome casi caer, pero la mirada asesina de mi madre fue lo que en definitiva me mató.

Papá iba a hablar, pero el director le interrumpió:

– No por motivos malos, para nada. Al contrario, deberían estar orgullosos –el hombre buscó entre sus papeles y sacó tres hojas, todas con el título ‘cuadro de honor’. Eran las hojas que se pegaban en la vitrina central. Se las acercó a papá y mamá, quienes cambiaron su oscura expresión a una que en definitiva era de felicidad. Ambos me miraron sonrientes. – Resulta que su hija es excelente, siempre ocupa el primer lugar de la lista.

– ¿Y? –dijo papá claramente emocionado– ¿Le darán un premio por su genialidad?

Mamá le propino un codazo.

– No, señor Green, algo mejor, creo yo –esta vez el hombre desconocido habló. Había olvidado su presencia–
– En realidad, este hombre esta aquí por un motivo –dijo Smith– Quiere ofrecerles algo que seguro les encantará.
– Exactamente, les pido por favor tomen asiento, creo que tardaremos bastante –los tres obedecimos, sentándonos enfrente de los hombres que estaban del otro lado del escritorio– Su hija ocupa los primeros lugares no sólo en la escuela y la zona. Claro, soy un irrespetuoso. Mi nombre es Nicholas Lee, un gusto –se acercó a nosotros y lo saludamos de mano– Continúo: gracias a la excelencia académica de su hija, queremos otorgarle un espacio en nuestra institución educativa: Royal High.
Mis papás se pusieron de pie en cuanto escucharon el nombre, claramente sorprendidos. Yo también me alarme. ¿Qué rayos? ¿Yo asistir a una escuela de ricachones? ¡Ni loca! No asistiría ni porque fuera la mejor escuela del país, ¡no!
– Lo sentimos, señor Lee –habló mamá con pena– Pero no tenemos las posibilidades para pagar una colegiatura como la de Royal High –tragó saliva y continúo– Lo que pagaríamos por un semestre de colegiatura es nuestro presupuesto para comer por lo menos un año, sin contar los gastos como la luz y el teléfono.
– Descuida, señora Green. Ustedes no van a tener la necesidad de pagar nada –en cuanto oyeron eso ambos se sentaron– Le estamos otorgando una beca estudiantil a su hija. Fíjese que es gracias a un programa prueba que estamos iniciando, que consiste en otorgarles una beca a esos estudiantes estrella que ocupen los primeros lugares en excelencia del país que no cuenten con las posibilidades de pagar una colegiatura como la nuestra. Sabemos que su situación no es muy buena, señor y señora Green, y gracias al magnífico promedio de su hija, queremos que ella sea la primera en tener esta oportunidad. ¿Qué dicen?
– Creo que se equivocaron de chica –dije captando la atención de todos– Yo no puedo… es demasiado yo-
– ¡Por supuesto que irá! –me interrumpieron mis padres al mismo tiempo– ¡Cuente con ello!

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– ¡Me niego a asistir a esa escuela de personas potentadas!
Podía jurar que salían arcoíris y estrellas de los ojos y boca de mis padres. Incluso me ignoraban. Ignoraban mis quejas y protestas. Se encontraban muy felices admirando y planchando cada bloque de la falda tableada que tendría por uniforme.
– Wow, hermana, eres muy afortunada –exclamó mi hermano pequeño Jack– Según esto –señaló su pequeña computadora– Royal High es la escuela más solicitada de toda Inglaterra, pero es privada. Cuenta con kindergarden, primaria, secundaria, preparatoria y de ella derivan varias universidades. Dicen que de sólo personas con gran potencial están ahí, y que incluso muchos están ahí desde el kínder, para asegurar su lugar en la universidad.
– No es suerte, es inteligencia, Jackie. Debes estar orgulloso de tu hermana mayor –dijo mamá–
– Lo estoy.
– Pero no quiero ir –protesté– No quiero sufrir siendo acosada por todos esos ricachones, me rehúso a sufrir de esa manera. No sé porque se esmeran en planchar ese uniforme. No iré.
– ¡Es de la mejor calidad y el mejor material con que una ropa puede ser hecha! –exclamó papá mientras paseaba la plancha lentamente por todo el saco negro que usaría– En 15 años de tener la tintorería nunca había trabajado con algo de este calibre… nunca.
– ¿A quién le importa eso? No quiero ir, no me lo pondré.
– ¡Jovencita! –gritó mamá mientras con cuidado hacía a un lado el uniforme– Deberías estar orgullosa de tener tu promedio y de tener un espacio en una de las mejores escuelas del país, por no decir que es la mejor de todas. ¿Sabes quién más tiene esa oportunidad? ¡NADIE! Quizá en el futuro más como tú puedan tenerla, pero tú eres la primera. Me siento muy orgullosa de tener como hija a alguien que sé va a sobresalir sobre todos esos niños ricos. Si eres la primera en esa escuela pública puedes ser la primera en cualquier lugar.

Las palabras de mi mamá me hicieron pensar. Nuestra vida no era la mejor, es más, había días en los que no nos llenábamos porque no había suficiente para comer, nuestra comida estaba bien racionada. Mis padres debían muchísimo a los prestamistas y teníamos que recurrir a muchas otras personas para pedir prestado dinero. Mi sueldo en el restaurante no era muy bueno, pero servía, por lo menos, para pagar los servicios como la luz y el agua. Digamos que mis padres no estaban del todo contentos con nuestra vida y la preocupación siempre los rodeaba. Y de la nada alguien venía y les ofrecía a su hija estar en la mejor escuela del país.

– Ser tu madre me hace sentir muy orgullosa, ____.

¿Lo haría o no?

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Ya no había marcha atrás. Me encontraba ya vestida con aquella falda tableada verde, el saco color negro, que tenía el escudo del instituto y unas RH en letras doradas en cursiva, y aquella mini-corbatita roja. El uniforme era cómodo, muchísimo más cómodo que el de la otra escuela.
Rayos. Apenas ayer a estas horas estaba pisando el piso de la escuela pública y mírenme ahora en terreno pudiente.

Antes de entrar tenías que pasar una caseta de vigilancia en la que tenías que mostrar una credencial de estudiante que acreditaba tu lugar ahí. Claro, al ver la camioneta de entregas de la lavandería, me exigieron mil y un papeles. Malditos.

Había una fila de carros estacionados en la escarpa, todos eran negros y de cada uno bajaba un chofer para abrirle la puerta al estudiante que bajaba sin siquiera darle las gracias a su conductor.

Papá estaciono. Me gritó cuando quise salir de la camioneta. Se acomodó el traje que traía, puso unos lentes de sol negros y bajo del auto. Él dio toda la vuelta e imitó a los choferes abriéndome la portezuela del auto.

– Papá, no tienes por qué hacer esto –dije un tanto avergonzada–
– Shh, haz silencio, jovencita –dijo en susurro– Que tenga un buen día, señorita –gritó dando la vuelta apunto de irse–
– Espera, papá –le tome del brazo impidiendo su huida–
– Vamos, hija, no tengas miedo. Te irá genial.
– Papá, es que…
– Nada de nada. Ya estás aquí, no hay marcha atrás. Si estas aquí es por algo, ¿no crees?

Me limite a cerrar la boca. No quería decir nada. No podía. No podía luchar con él. No pude con mamá, menos con él.

– Vamos, entra. Me quedaré hasta que vea que pases esa reja.
Papá cerró la puerta del copiloto tan fuerte que activo la grabación que siempre poníamos al entregar ropa de la tintorería con el fin de tener publicidad. Todos nos miraban, burlaban y apuntaban a la camioneta. Papá sólo luchaba con el casete para que este parase de reproducir la dichosa grabación. Me hizo unas señas de que todo estaba bien –aunque claramente no lo estaba– y que podía retirarme.

Le sonreí y me di la media vuelta.

Tan pronto como pase la enorme reja dorada, quede sorprendida con los grandes jardines que rodeaban el lugar. El folletito que tenía en las manos tenía un croquis, que me indicaba que el edificio principal donde estaban los casilleros estaba en el centro de todo el campus. Rápidamente fui a dejar mis cosas, tome una cajita con leche chocolatada y partí en busca de mi aula. Mi primera clase era historia.

Sabía que todos y cada uno de los estudiantes sabía que yo era la becada. Me entere porque:
1) Todos me miraban y señalaban.
2) Escuche a una plástica decirlo, que con todo el descaro pasó a mi lado, me señalo justo en frente y dijo ‘ella es la becada de la que todos hablan’. Vaya agallas la de la niña. Me quedé con las ganas de jalarle el cabello, pero era una lástima, me dolía admitir que era el cabello más perfecto que jamás había visto.

Había llegado al edificio donde estaban unas cuantas aulas para la preparatoria. Me sorprendía el hecho de que todos los edificios fueran hermosos. Sus paredes tenían efectos de marmoleado, tenían columnas al estilo barroco y el techo tenía grabados y pinturas parecidas a las de Miguel Ángel. Era muy parecido al Palacio Real.
Royal era una escuela bastante famosa por su nivel académico, pero parecía más un lugar especial para socializar. En cada rincón había un grupo de gente platicando y riendo. Eran ya las 8:00 pero todavía faltaba una hora para que las clases iniciaran. Pero claro, todos debían socializar porque en el futuro, la mayoría serían grandes empresarios y…
¡Plof! Mi cuerpo entero tembló y caí directo al suelo gracias a que choque con alguien. Las voces que ocasionaban el ruido en el pasillo pronto callaron. Las miradas estaban posadas en mí. Eleve la mirada y mi quijada casi cayó. Un chico de 1.80 aproximadamente estaba de pie frente a mí, con las manos en el bolsillo. Pero estaba sorprendida porque sin duda era atractivo, bastante atractivo. Ojos verdes, cabello castaño rizado, alto, delgado. ¡Ahh! Había otros cuatro chicos detrás de él, dos a su izquierda y los otros dos a su derecha, igual de guapos. Vaya, normalmente no me derretía cuando veía a chicos atractivos, pero estos superaban esos adjetivos.

Me levanté aún anonadada. No podía hablar. Quería, pero simplemente algo me lo impedía. Baje el rostro con pena por no poder articular algo y sentí mis mejillas arder. Él no paraba de mirarme. Quizá era el tipo perfecto.

– ¿Ni siquiera un lo siento? –habló el tipo con voz ronca– Vaya gente estúpida…

Ahí fue cuando todo lo que especule y el corazón que tenía tan acelerado se detuvo. Mis ojos ardieron y mis fosas nasales se dilataron. Elevé la mirada y vi su ceño fruncido.

– Te metes en mi camino y encima manchas mi camisa favorita… ¿qué tienes en la cabeza?

Mire mi mano y no tenía mi cajita de leche. Esta yacía en el suelo y con la leche esparcida en el. Miré su camisa y pude ver pequeñas gotitas cafés en ella.

– ¿Qué? ¿Eres muda? –soltó una risa burlona– Chicos, ¿qué debo hacer?
Su actitud colmó mi paciencia.
– ¿Qué? ¿Debo disculparme? –le pregunté, intentando sonar a la defensiva, pero me sentía como un gatito asustado– Lo haría si no usaras ese tono o por lo menos si hubieras tendido tu mano para ayudarme a ponerme de pie, porque fui yo quien termino en el piso. Además, no lo hice apropósito.

De pronto, había un tumulto de gente a nuestro alrededor, rodeándonos completamente.

– Ja, vaya. La niña resultó grosera. ¿Qué? ¿No tienes educación?
– Es la chica becada –gritó alguien entra la multitud. Todos susurraron un ‘uhh’ y el ojiverde sonrío burlonamente.
– Ah, eres la becada. Era de esperarse que no tuvieras educación. Mira que manchar mi camisa favorita, estrellarte contra mí y no pedir disculpas. Digno de una persona corriente.

Mi paciencia estalló, cegándome y haciéndome acortar la distancia con él. No me di cuenta de como fue, sólo sé que mi mano había quedado sellada en su mejilla, que se encontraba ya roja.

Primer lectora, que emoción :'D halsdg<3. Me encanto la sinopsis, seguila.

Segundaaa lectoraaa, fiel lectora mmejor dicho.
Me encanto la tramma el sinopsis todoo!
Harry es un patan haha pero es taan sexi .
Amo la nove , cuando puedas mueve esos lindos deditos que tienes y escribe mas capitulos!
Feliz año nuuevo!
x :)

Capítulo 2.

Mi segundo día en el lugar y ya tenía: un encuentro violento con un chico y más de 30 cartas en las que me amenazaban por haberme metido con el chico más popular y pudiente de la escuela, y que me arrepentiría por ello. Claro, no sabía si todas esas cartas eran del mismo tipo ardido o de todas sus fans locas, porque, según tenía entendido, este tipo era hijo de la directora y heredero de todas las acciones de la empresa más famosa del país, Royal Sun, dueños de numerosos resorts por todo el mundo, fabricantes de celulares y lugares de entretenimiento. Ah, y de esta bendita escuela.

Harold Edward Styles era, también, líder de una especie de ‘banda’ de chicos más populares y ‘guapos’ según las locas plásticas (como había apodado a cada una de las féminas que estudiaban aquí) decían que eran. Los otros tipos, que creo eran los que acompañaban al de rulos, eran igual de pudientes que el Styles. Supuse que él era de esos que escogía a sus amigos según su estatus.

– Debes tener cuidado, ____ –dijo Amy Song, una chica que recién había conocido. Me parecía bastante amable, y era la única que no me hacía caras feas incluso cuando sabía lo que había ocurrido (y era la única que se salvaba de ser llamada loca plástica).
– No me hará nada –dije tapando mi boca para que no me viera el alimento que estaba ingiriendo. Era la hora del almuerzo, tenía hambre, debía comer– No es por presumir, pero en la secundaria fui a clases de judo –guiñe un ojo y Amy rió–
– Yo en secundaria iba a ballet.
– De verdad que lo intenté –le dije– pero sentí que no iba conmigo. Tampoco el judo lo fue, pero sirvió para saber defenderme.
– Eso es genial –Amy me dedicó una media sonrisa y siguió comiendo.

Era una chica muy delicada. Claro, era rica y fina. Me gustaba su cabello, era rizado –como el mío– pero sus rizos estaban bien hidratados y su cabello no tenía frizz. Sus ojos eran color miel y su piel se veía tersa y suave. Empezó a buscar en su bulto y después sacó un toper. Lo abrió y sacó un pedazo de pastel.

– ¿Quieres? –me preguntó. Asentí.

Si había algo que amaba era la comida. En especial los dulces.

Me sirvió un poco en un platito y me lo acercó. Lo contemplé. Era de chocolate. Estuve a punto de comer, pero alguien empujó mi cara contra el platito de pastel. Obviamente quedé embarrada, por lo que todo mundo empezó a reír.

Amy tenía la boca abierta y gesto de preocupación, pero no podía hacer nada. Di media vuelta y vi a la chica rubia que me había señalado el día anterior para que todos me reconocieran.

– Ups, tropecé y sin querer te empuje –todos rieron– No, no fue accidente. Espero aprendas a no meterte con gente como Harry. Hasta que no aprendas a decir ‘lo siento’, nadie de aquí lo hará contigo –me guiño un ojo y se fue de ahí.

Quise gritar, ir hacía ella y darle una patada en el trasero. Pero no lo hice. Me levanté y sin decirle nada a Amy me fui al baño. Ella tampoco me siguió pero su cara de preocupación nunca se fue.

– Idiotas –murmuré mientras me secaba la cara.

En el espejo pude ver a otras chicas y unos chicos cargando unas cubetas entrar al baño. Iba a protestar porque no era un baño de mujeres, pero no lo hice. Todos se me quedaron viendo.

– Amiga, te queda un poco de pastel en la cara. ¿Te ayudo a quitártelo? –dijo una rubia.
– No, grac-

No pude terminar de decir algo. Con las cubetas, los idiotas me habían bañado de agua. Ah, no era simple agua, también tenía jabón y me había entrado en los ojos. Mierda. No podía verlos pero si podía escuchar sus risas inundando el lugar. Una mano me jaló hacía, quizá, fuera del baño, porque podía escuchar que las risas aumentaban.

Cuando el ardor en los ojos pasó, los abrí. Estaba en medio de un círculo de personas, y todas ellas tenían globos de agua.

– ¡ATAQUEN! –gritó uno.

Cientos de globos empezaron a aterrizar contra mi cuerpo. Me cubrí la cara con las manos. Quise huir pero al querer intentarlo alguien me empujo, resbalé con el agua que había regada y caí al suelo golpeándome la cabeza. Sentí un globo chocar y estallarse contra mi oído, dejando cierto chillido en mi tímpano. Después de eso, todo se volvió negro.

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Abrí mis ojos y pude ver un tapiz rojo en el techo. ¿Dónde estaba? Mi vista aún seguía nublada.

– Has despertado –una dulce voz me llamó. Miré a la derecha y ahí estaba Amy.
– ¿Dónde… dónde estoy? –dije a duras penas.
– Eh, te traje a mi casa. Espero no te moleste.
– Oh, no –como pude me senté– Muchísimas gracias Amy pero… ¿por qué?
– No podía dejarte ahí, después de que terminaron de burlarse todos te dejaron ahí y…
– No eso –interrumpí– ¿De verdad hicieron todo eso sólo porque no me disculpe con Styles?
– Bueno, digamos que sí. Resulta que encontraron una tarjeta roja pegada en tu casillero.
– ¿Qué quiere decir eso?
– Eso es fue hecho por Styles.
– ¿Y?
– Quiere decir que todos tienen derecho a hacerte algo, por órdenes de él. No eres la primera, siempre pasa.
– ¿Sólo por haber chocado y manchado su costosa camisa? –asintió– ¡Esto es la cosa más estúpida que jamás había escuchado! –me callé en cuanto un dolor punzante se presentó en mi nuca.
– No hagas movimientos bruscos, te golpeaste la cabeza al caer.

La tarde la pasé en casa de Amy. Me habían tratado bien. Después de platicar horas, su chofer se ofreció a llevarme a mi casa. No tenía nada más en la cabeza que lo sucedido hoy. Ese Styles tenía que escucharme. Él iba a escucharme.

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Harry’s POV.

Ah, el dulce sabor de la venganza. Mi sonrisa no podía borrarse, definitivamente en estos instantes la chica becada debía estar sufriendo. Eso le pasaba por meterse conmigo, el gran Harry Styles.

– ¿Podrías dejar de sonreír de esa manera? –dijo Niall sentándose en el sofá de enfrente– Empiezas a preocuparme.
– No, no puedo –sonreí aún más– Estoy muy feliz.
– ¿Planeas seguir con esto, Harry? –Liam acompaño a Niall– Eso es malo, muy malo…
– Déjalo, no le reclames por sus acciones, a lo que le digas te responderá ‘déjame, se lo merecen por meterse con el gran y poderoso Harold Edward Styles’ –Louis habló, uniéndose a los otros dos junto con Zayn. Era como mis mejores amigos contra mí.
– Ay, ya. Cállense. Efectivamente, nadie puede meterse conmigo. ¡Ustedes como mis amigos deben apoyarme! –les reclamé– Además, todo va como planeo –sonreí nuevamente– Zayn, tú no has dicho nada, apóyame.

El aludido me miró con ojos cansados y se levantó del sofá donde estaba. Fue al rincón más cercano, donde se acurrucó en el suelo y, supuse, tomaría una de sus tantas siestas al día.

– Te apoyaríamos si tan sólo tuvieras ideas buenas y una cabeza y mente sanas –dijo en tono de broma Niall–
– Cállate. Ya tengo mis siguientes dos movimientos si la chica esa no viene dentro de poco a disculparse. Si es que se le puede llamar chica…
– No esta tan mal –volvió a hablar el pequeño duende– No es tan fea…
– ¡Shh! Niall, parece que el que está mal de la cabeza eres tú –le dije– Sólo voy a quedarme aquí a esperar a que se aparezca.
– ¿Crees que se aparezca hoy en la escuela? Al parecer ayer no fue un día muy grato, ¿crees que quiera volver? –cuestionó Liam.
– Es una cobarde si no lo hace –exclamé– Ya verán, contaré hasta diez y aparecerá.

Los tres chicos rieron. Que me importaba. La becada se aparecía a pedirme
disculpas porque se aparecía.

– Uno, dos, tres, cuatro, cinco –no se aparecía– seis, siete, ocho –aún no– nueve… –¿qué esperaba? – Mierda, ¿qué carajos espera? Volveré a contar.
– Ilumínalo, Dios mío –murmuró Louis haciendo que todos rieran–
– Uno… dos… tres… cuatro… cinco… seis… siete… ocho… nueve…
– ¿DÓNDE ESTÁ ESE IMBÉCIL?

Los chicos empezaron a aplaudir y mi sonrisa no pude expandirse más. La becada estaba parada en la puerta de la sala, con humo saliendo por sus orejas –literal–. En cuanto me divisó, caminó hacía mí y se detuvo enfrente mío. Me contempló con el ceño fruncido y la cara roja de furia.

– ¿Qué? –le dije esperando.
– ¿Qué tienes en la cabeza? ¿Mierda? ¿O qué? –me puse de pie. ¿Quién se creía? Era gracioso, porque era una pulga junto a mí. Apenas y me llegaba al hombro.
– Hey, aquí no vienes a insultarme, mocosa –le dije mirándola de pies a cabeza, cosa que no la intimido– Vienes a pedirme disculpas.
– ¿Qué? ¿Disculpas? ¡JA! –soltó una risotada sarcástica y me miró de nuevo– El que me debe dar disculpas eres tú.
– ¿Yo? ¿¡POR QUÉ!?
– ¡Es tu culpa lo de ayer!
– No sé de qué me hablas.
– Se hace el desentendido. Vaya idiota.
– Esto se pone bueno –murmuró Niall.
– ¿Idiota? –le pregunté en cuanto carburé su forma de calificarme.
– ¡Sí! Tienes una manera de desquitarte muy estúpida. ¡Mírenme! Soy Styles y me la pasó repartiendo tarjetitas rojas para que todos puedan darle una paliza a personas que me han sobajado. ¿Sabes? ¡Es estúpido! ¡Tú eres estúpido!
– Te lo mereces por corriente.

Iba a decirle más cosas pero no pude. Se puso en posición de ataque y, tan rápida como una bala, saltó, dio una vuelta y estrelló su pie contra mi rostro. Los chicos se levantaron sorprendidos, pero no hicieron nada.
La chica cayó de pie con estilo. ¿Me acababa de dar una patada voladora? ¡Me acababa de dar una patada voladora!

– ¿Sabes? –dijo acomodando su uniforme– Todavía tengo mucho que darte, te mereces muchísimo más, imbécil. Pero para demostrarte que tengo educación, lo dejaré aquí. No me voy a bajar a tu nivel, ni lo pienses. Al fin y al cabo, lo que aquí se hace, AQUÍ se paga.

Se dio media vuelta y se fue. Liam se acercó a mí, me tendió una mano pero yo lo rechacé.

Seguía en shock. Esa chica… ¿quién se creía? ALGUIEN QUE ME DIGA QUIÉN
MIERDA SE CREÍA.

Pero no, esto no se iba a quedar así.


~
Ho-hola. Wa, ya tengo dos lectoras, suficiente para mi <3 Muchísimas gracias por comentar, ojalá y más personitas lean esta novela que estoy haciendo con mucho esfuerzo. Este pequeño capítulo va dedicado a mis dos primeras lectoras :D jgdshagdsahjdghasdas bueno, nos vemos en el siguiente capítulo, después de esto viene lo bueno ;) Besos.

Aaai eres super tierna.
Gracias linda, ame el capituulo es tan fabuloso..
Cuando puedas seguuila, es una de mmis favoritas.
Harreh es tan engreidoo, el ego muy alto tienee, muy bien rayis lo puso en su lugaar.
Xx :)

¡OH DIOS MÍO! Sólo me he leído la sinopsis pero ya me gusta, ¿por qué? ¡porque amo ese dorama! (dorama=serie coreana) y ewsdñewasdñ en novela, y con Harry+los chicos yo simplemente muero. Vale, ahora si me voy a leer los capítulos.

Edito: ¡Los capítulos están geniales! definitivamente, soy tú nueva lectora, ¡¡síguela pronto!!

SIGUEEEEE" nueva lectoraaaaaaaaaaaaaa! :)

Capítulo 3.-

– ¿Una patada voladora? –preguntó Elizabeth, mi mejor amiga. Asentí.

Ambas trabajábamos en el restaurante de un amigo. Íbamos después de clase y pasábamos la tarde ahí. La gente no iba mucho, pero teníamos uno que otro cliente frecuente. Esta vez estábamos libres, por lo que decidí contarle a Liz todo lo ocurrido.

– ¿No tienes miedo de que aquel tipo de verdad haga algo?
– ¡Para nada! Le he dejado claro que conmigo no se mete.
– Vaya, estás loca, amiga.

Ambas reímos, cuando escuchamos la campanita de la puerta anunciando la llegada de un cliente. Liz se paró y fue a atenderlo, mientras yo permanecí tendida en mi lugar.

En realidad, si tenía un poco de miedo. Era de esperarse, todos los alumnos de ahí estaba locos. Seguían las órdenes de aquel cabeza de brócoli Styles. Todo lo que les digan, lo harían, como robots. Me atacaron con globos y harina. Díganme, ¿podía estar tranquila? ¿Debía estar tranquila? ¡Todo aquello por haber manchado la camisa del niño rico! Y ahora que le había propinado una patada voladora, no me sorprendería que mañana estuviera el ejército de descerebrados esperándome en la puerta de la escuela listos para atacarme.

– Oye –Liz volvió a sentarse al frente mío, sacándome de mis pensamientos–, ya me has contado sobre el tal Harry… ¿y sus amigos? ¿Son igual de guapos que él?
– ¡Elizabeth Collins! –le regañe– ¿A quién le interesa eso ahora?
– A mí –rio. No me quedó más remedio que contarle.
– Bueno, pues, según Amy, ellos son igual que él.
– ¿Arrogantes?
– Millonarios. Cada uno viene de una familia de negocios famosas aquí y en todo el mundo. Louis Tomlinson, él es el más cercano a Styles; su familia tiene una compañía de líneas de ropa muy famosas. Sus hermanas son modelos. El padre de Zayn Malik es dueño de numerosos hoteles, al igual que el de Liam Payne. De hecho, son socios, y siendo sus hijos muy cercanos, esos lazos de negocios permanecerán por mucho. Mientras los padres de Niall Horan son dueños de clubes nocturnos.

– Los odias pero bien sabes todo de ellos, eh.
– ¡Amy me lo contó! Tú me pediste saberlo –me defendí.
– Sólo te pregunté si eran guapos.

En realidad, lo eran. La primera vez que los vi, me sorprendí. Cada uno poseía una belleza distinta al otro, y cualquiera caería rendida a sus pies. Era por eso que tenían fama de Don Juanes.

– Por tu cara y por no haberme dado una respuesta pronta, asumiré que son extremadamente sexys –bromeó Liz.
– Bueno, sí lo son. Bastante diría yo.

Liz chilló y empezó a imaginarse muchas cosas, como el hecho de poder ligarse a uno de ellos. Me sonó gracioso, ya que ni siquiera las de la escuela eran suficientemente ‘buenas’ para ellos. Ninguno tenía novia. Eran todos solteros.

El trabajo terminó, y pronto yo ya estaba en casa. Me puse a pensar en las estrategias de escape a las que recurriría si alguno de los descerebrados estudiantes de Royal pretendía atacarme. Igual intenté practicar algunas tácticas de defensa que aprendí en Judo, pero sólo conseguí un calambre en la pierna derecha, por lo cual terminé tendida en mi cama. Pronto deje de cavilar tanto en lo anterior y caí totalmente vencida en los brazos de Morfeo.

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Los siguientes días fueron normales. Y bueno, digo normales, porque para mí ya era normal el hecho de que me molestaran. Eran bromas leves, como apodos, burlarse de mi cuando me pedían leer en voz alta en clase o cosas de ese tipo.

Mi estereotipo de niño rico era una persona que nunca insultaba y que siempre iba con buen porte. Bueno, aquí esa idea se vio pisoteada y arruinada. Era casi como estar en un kindergarden, completamente aislado de madurez; o como estar en un manicomio, alejado de la cordura.

En cuanto a Styles, había memorizado ya su rostro. El verlo era bastante común, en especial en la hora de los almuerzos. Tenía entendido que, junto a sus adeptos, tenía su lugar especial, privado o secreto -como quieras llamarle- en donde comían sólo ellos. Pero ahora gustaba de tomar asiento en la mesa de enfrente donde yo comía.

Su mirada no la despegaba de mí. Aunque yo me cambiara de mesa, él estaba ahí. Claro, sus amigos no dejaban de reír. O por la actitud tan estúpida que su amigo estaba tomando o por la cara de enferma desquiciada que yo le lanzaba. Ciertamente, el cabezota me estaba buscando guerra. Y estaba más que claro.

– Estoy harta –le dije en murmuro a Amy, la única persona que ya tenía toda mi confianza en ese lugar.
– ¿Por qué te sigue?
– No tengo idea, pero me harta verlo observándome. Me da ganas de hacerle la Britney señal –dije mientras comía un poco de espagueti que había llevado ese día.

Era chistoso, porque estaba comiendo en la cafetería de la escuela, donde podía comprar y comer exquisitos manjares. Pero como dije, debía ‘comprarlos’ y eran bastante caros. Mi presupuesto no alcanzaba siquiera para un trocito de carne. En cambio yo, llevaba mis propios platillos. Era más fácil. Claro, esto último servía de burla para todos los que me molestaban.

– No pienses en bajarte a su nivel –dijo Amy sacándome de mis pensamientos– Mira, come un poco de esto –me acercó un poco de su postre– es pastel de arándanos. Cuando estoy de mal humor, siempre como un poco y es… mágico.

Pellizque un poco y era realmente delicioso.

Así continué mi almuerzo, entre risas y muchos pequeños estallidos de coraje por la continua mirada del cabeza de brócoli.

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La verdad, el que me molestaran con palabras, era suficiente. Yo ponía una barrera y todas sus palabras resbalan y eran incapaces de llegar a mí. Desgraciadamente, ese escudo no podía crearlo físicamente para que me protegiera de sus agresiones físicas.

Ahí estaba yo, parada en una de las azoteas más lejanas y que no eran muy concurridas. Con el uniforme empapado, lleno de harina y huevo.

Hoy, después de terminar con todas mis clases del primer bloque, los descerebrados de mi aula me arrastraron fuera y me atacaron con mangueras de agua, sacos de harina y huevo.

Me molestaba el hecho de que usaran cosas que bien podrían servir para que una persona con pocos recursos comiera. La harina y el huevo son perfectos, esenciales, para hacer un delicioso pan. Y ellos, como lo tienen todo, nada les hace falta, no se molestaban si lo desperdiciaban. Eso era egoísta, y me resultaba repugnante de su parte.

A eso, súmenle el hecho de que sus ‘travesuras’ estaban sobrepasando los límites. Ya me habían agarrado de juguetito y tomaban cualquier excusa para agredirme. ¿Dónde estaba la autoridad escolar? Digan lo que digan, aunque mi anterior escuela era pública, esas cosas nunca pasaban. Hasta el más mínimo jalón de pelo era reportado en la dirección como agresión física máxima y el agresor recibía una severa sanción. Y era una escuela pública. Esta, Royal High, de la más grande influencia nacional, en vez de tener una mejor calidad, resultaba pésima. Quizá en lo educativo era bueno, pero en lo moral, en los valores, ¿qué mierda les estaban inculcando para que fueran así de revoltosos e infantiles? ¿Esos eran los futuros políticos, empresarios, grandes profesionistas? Al parecer sus títulos iban a ser de renombre, por sus familias. ¿Esas asquerosidades de persona iban a ser nuestro futuro? Y todos aquellos provenientes de Royal High.

– ¿Un pastel en tamaño real?

Aquella voz me tomó por sorpresa, haciendo que me diera una vuelta hacia dónde provenía la voz, hasta casi perder el equilibrio. Ahí la quijada casi me llegó al piso.

De pie, estaba uno de los secuaces del Styles. Zayn Malik. ¿Venía a burlarse? Iba a entrar en posición de defensa, pero estaba congelada. No era miedo, era admiración. Jamás había tenido tan de cerca a uno de ellos.

Piel clara pero que se tornaba a un tono dorado, ojos miel, pestañas largas, rostro como tallado por el mismo Miguel Ángel. Estaba ante la presencia de uno de los seres más hermosos que jamás había visto.

Aún seguía la duda latiente de que hacía ahí. Me asaltó la idea de que posiblemente, a sus espaldas, aparecería otro más de ellos y vendrían a terminar con el martirio que era estar en aquel instituto. Pero pasaron los segundos, los minutos, y nadie apareció. Y yo permanecía inmóvil tal cual estatua.
– ¿No hablas? –volvió a hablar.

Ah. Su voz me hizo estremecer. Tenía cierto toque de profundidad, la pura elegancia en su tono.

– Lo siento –dije por fin.
– ¿Por qué te disculpas? –dijo dando un paso hacia mí.

Se inclinó un poco, supuse para poder verme mejor la cara, ya que yo tenía la vista clavada al suelo. Además de que me llevaba dos cabezas de ventaja, claro.

Examinó con su mirada miel cada parte de mí. Una corriente eléctrica recorrió cada hueso de mi cuerpo conforme sus ojos se paseaban por mí. Llevó su mano hacia su chaleco, y de él, sacó un pequeño pañuelo.

Cerré los ojos con fuerza cuando vi su mano acercarse a mi rostro. Sólo pude sentir algo parecido a la seda limpiando mi cutis lleno de harina. Abrí mis ojos para verlo mejor y caí hipnotizada en sus ojos. Me tomé la libertad de ‘medir’ mentalmente sus pestañas, aunque sonara raro.
Se separó de mí, mirando su pañuelito que se había ensuciado ya con el revoltijo de harina, agua y huevo. Haciendo que casi gritara, tomó mi mano y dejó el trozo de tela en mi mano.

– Las duchas están bajando, a la izquierda. No te pierdas que te confunden y te llevan a la cafetería para hacerte postre.

Boquiabierta, vi como dio la media vuelta y se fue. Así, sin más. Mi mirada paseo un millón de veces, de su hermosa y fornida espalda al pañuelito que había depositado en mi mano.


Cuando desperté del trance, me fui a las duchas, como él me había dicho. Por el camino me encontré a Amy, que llevaba consigo el traje de educación física (clase que nos tocaba al siguiente bloque). Tomé una ducha rápida y me puse el uniforme.

– ¿Estás segura que irás a la siguiente clase? –cuestionó con preocupación mi rizada amiga.
– Claro. No voy a darme por vencida ante los ojos de esos medias neurona –dije mientras secaba mi cabello con una toallita– Que noten que ____ Green es una chica fuerte. Que puedo más que sus estúpidos jueguitos.

Amy sonrió y miró al suelo.

– Me gustaría ser así de fuerte. Como tú.

La miré unos segundos. Aquella chica, de apariencia delicada y cabello rizado, era una persona que en definitiva se había ganado mi corazón. Yo la admiraba, mucho. Era inteligente, amable y refinada. Y ahora me enteraba que, de algún y otro modo, me admiraba. Me senté a su lado y la rodeé con un brazo.

– Gracias por estar aquí conmigo, Amy.
Ella me miró con ojos brillantes y me abrazó. Me abrazó tan fuerte que sentí mis costillas querer traspasar mi pecho. Ahora dudaba de su asistencia a clases de ballet. Una bailarina de ballet era una chica delicada, ¿no? ¿¡no!?

- - - -

La pelota se paseaba de un lado a otro. Era educación física y jugábamos quemados. Para mi mala suerte, nuestro grupo se unía al grupo del Styles.

Para que vieran que tenía mala suerte, el cabeza de estaba en el equipo contrario, mismo donde estaban el trío de oxigenadas (Marcie, Sunny y Tiffany), y también Amy, quien se escondía hasta la parte de atrás. Louis, Liam, Niall y Zayn –ya me había aprendido los nombres–, estaban jugando básquetbol en otra cancha.

Era tanta sensualidad la que derrochaba Malik –tenía que admitirlo, me había enamorado–, que me distraje y en una de esas el balón de los quemados cayó en mi cara, haciendo que la nariz me sangrara. Amy quiso acercarse, pero el maestro le impidió el paso y me mandó a lavar mi nariz a los baños.

Ahí estaba yo, lavando mi nariz, maldiciendo por dentro y por fuera.

– La estupidez es natural, ¿no?

Aquella voz me hizo estremecer. Hizo que mis sentidos se alarmaran, y aun cuando mi estaba a punto de desmayarme por exceso de desangrado nasal, estaba dispuesta a atacar si se requería. Me di media vuelta y lo vi apoyado en el marco de la puerta. Styles me daba una nada grata demostración de su sonrisa socarrona.

– ¿Qué quieres? –dije mientras retenía con un papel la hemorragia nasal que tenía.





No sé si esta sea mi imaginación, pero creo es el capítulo más largo que he hecho. ESPERO no aburrirlas, pero LES ASEGURO después de esto viene lo bueno ;D.
GRACIAS A LAS NUEVAS LECTORAS, son bien poquitas en total pero para mi son una multitud y significa muchísimo para ser mi primera novela<3. Muchísimos besos.
Y si, vi que una personita reconoció, por la sinopsis, la serie en la que me estoy basando. Es un dorama coreano llamado Boys Before Flowers. Por si lo quieren ver, se los recomiendo. Con esa serie entré en el mundo de los doramas (del cual no puedo salir) :D.
Muchísimas gracias, las dejo a aburrir. ESPERO y ya haya más lectoras, que sus comentarios me animan a seguir, de verdad <3. LAS AMOOOOOO!

new reader!!!!

estoy amando la novela en este mismo momento, es increible como escribes y c adz capitulo tiene algo diferente que lo hace muy interesantte!!!!

pobre rayis,harry la esta haciendo sufriri demaciado con todas sus humillaciones pero mejorara :suspect:

siguela prontito

PD.necesitas chica para niall??' avisame

New Reader!!!!!! Me fascina la novela es tan pero.... Tan ASDFGHJKKLLZXCBBNM!!!!!! Continua pronto Besoos :D

LA AMOOO
por faaa siguela!!!

Capítulo 4.-

Su sonrisa burlona se borró en un instante, intentando figurar una seria mirada.

– Ayudarte –soltó.
– ¿A qué?

Mi táctica era ser cortante. Mientras menos contacto tuviéramos, mientras menos roces tengamos, era mejor.

Peligrosamente, se acercó a mí. Arrebató el papelito que tenía en la nariz y los reemplazó por algo que parecía ser su pañuelo. Cerré mis ojos con furia.

Él estaba intentando retener la hemorragia, pero lo único que estaba haciendo era apretar mi nariz con tanta fuerza que estaba entumiéndola.
Sacudí mi cabeza haciendo que soltara mi nariz. El pañuelo ensangrentado cayó al suelo.

Di un rápido vistazo de mi cara en el espejo. Mi nariz y boca estaban rojas gracias a la sangre que había chorreado, incluso aún habían chorritos de sangre que amenazaban con salir. Mi nariz también estaba roja por el apretón que hace unos momentos había recibido. Enjuague un poco la sangre en el lavabo y volví mi mirada al Styles. Nuevamente, aquella sonrisa al estilo Cheshire se había aparecido en su rostro.

– Era Rodolfo un reno... –empezó a canturrear, mientras, amenazante, volvía a acercar su mano hacia mi rostro.
– ¡No me toques! –chillé haciéndome a un lado.

Su rostro volvió a desfigurarse. Dio unas cuantas vueltas, bufó, maldijo en voz baja unas cuantas veces y, nuevamente, me miró, con expresión cansada y desesperada.

– Quiero saber –murmuró.
– ¿¡Qué!? –grité. Su ceño se frunció aún más.

Vaciló bastante. Abría y cerraba la boca en busca de las palabras adecuadas. Pero estas simplemente parecían nunca llegar. Cansada, estuve dispuesta a salir, si no fuera porque su enorme figura de mastodonte bloqueaba la puerta.

Cuando por fin pareció encontrar la frase adecuada, lanzó un gran suspiro y abrió la boca para hablar:

– ¿Por qué me odias tanto? –dijo con exasperación.

La pregunta me causo gracia. De verdad, si no fuera porque hasta el hecho de hablar me dolía, me hubiera carcajeado en su cara. Pero por su expresión, que parecía rogarme una respuesta, me aguanté. Quería una explicación, se la daría.

– Hasta la pregunta es estúpida –murmuré, pero el espacio entre nosotros era tan reducido que sabía lo había escuchado– Al parecer, el humillar y sobajar a las personas, para ti, es divertido.

Su expresión se mostraba seria, centrada, completamente atenta.

– Lo has hecho conmigo estas últimas semanas. Todos y cada uno en este lugar. Se han aprovechado de mí, molestándome, insultándome, agrediéndome. Y tú has estado parado, ahí, viéndome. Y sé perfectamente bien que todos ellos hicieron eso por orden tuya –su expresión se tensó– Ahora, ¿quieres saber por qué te odio?

El silencio se hizo presente por unos diez segundos, hasta que exploté.

– ¡Odio todo de ti! Tu arrogancia, tu actitud de ‘yo soy el único aquí’, ‘me debes respeto’, eres tan ególatra. Egoísta. Maleducado. Odio incluso tu estúpida manera de vestir, tu estúpido andar, ¡tú estúpido cabello!

Ahí, en ese momento, descargué todo lo que sentía. Podía ver su rostro volverse rojo de la ira, conteniendo su deseo de atacarme y arrancarme la piel en ese preciso instante. Pero eso que él quería hacerme era lo que yo quería hacer cada vez que lo veía. Cada vez que lo veía sobajarme con la mirada.

Sin embargo, permaneció callado. Pareció usar la táctica de contar hasta diez para calmar la ira. Cerró los ojos y los dejó así un buen rato. Y yo, seguí atrapada en el baño, con él ahí bloqueando mi salida.

Hasta que sus ojos volvieron a abrirse. Y me miraron con una expresión de serenidad.

– ¿Te sientes mejor? –dijo tranquilo.

No entendía su pregunta. Quise preguntar, pero me interrumpió.

– Te has descargado, ¿no es así? –asentí, aún con el trocito de papel cubriendo mis fosas nasales– Bien. Yo sólo vine para… –hizo una breve pausa y continuó–: pedirte la paz.

Ahí pude jurar que quise llorar. Pero no por haberme conmovido, no de alegría, no de tristeza. Quería reír hasta llorar. En su cara.

En mi rostro se formó una sonrisa sarcástica. Después de todo, ¿era capaz de venir y pedir perdón?

– ¿Qué? –fue lo único que logré formular.
– Paz.

Mi expresión era una combinación de gracia, sorpresa, dolor por la hemorragia aún viva. Esto era shockeante. Demasiado shockeante.

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Harry’s POV.

Tratar con ella era como tratar con una roca.

Después de que le pedí la paz, ella simplemente hizo muecas chistosas, dijo cosas que en verdad no pude entender y salió de ahí. Claro, yo estaba lo suficientemente en blanco como para decirle algo.

Y es que yo me había sobajado. Auto-sobajado.

Por primera vez en mi vida le había rogado el perdón a alguien, y ese alguien resulto ser una cabeza hueca que huyó del lugar sin darme una respuesta. Y encima yo la había dejado ir.

Eran las 2 de la mañana y yo aún seguía sin poder conciliar el sueño. Había pasado el día como una estatua aún sorprendido por la actitud de la plebeya –sí, hablo de la becada–.

Alguien llamó a la puerta de mi habitación, lo cual me extraño. Me senté en la cama, emití un ‘pase’ y la puerta se abrió dando paso a Chris, mi mayordomo, junto a Nicholas.

– Nicholas Lee –dije sorprendido.
– El sorprendido debería ser yo, ¿qué hace despierto a estas horas? –me cuestionó Nicholas.
– No podía dormir. Pero, dime, ¿a qué vienes?
– Vengo a informarle la pronta llegada de la presidenta.

Frase que me fue suficiente para aburrirme. Me acosté y cubrí con la sábana mi cabeza para no oír lo que se venía encima. El que sólo mencionen a la bruja era aburrición segura.

– De pronto me dio mucho sueño –dije debajo de las sábanas.
– Sólo venía a informarle que dentro de dos días, la presidenta tendrá un evento especial aquí. Quiere que se aliste y que ese día permanezca en la casa para poder ayudarla con la subasta…
– Sí, sí, suficiente –interrumpí– He entendido. Ahora pueden irse, tengo mucho sueño.

Sin más, Chris y Nicholas dejaron mi habitación. La noticia aún rondaba mi cabeza.

Después de meses de ausencia, la bruja por fin hacia acto de presencia, únicamente para un evento que, seguro, era de negocios. Era lo único que a ella le preocupaba. Nada más. No me importaba en lo más mínimo con qué fin organizaba ese evento, sólo quería que ese día llegara, terminara y que ella, así como vendría, se fuera otra vez.

- - - -

– ¿Te rechazó? –cuestionó mi gran amigo Louis, casi burlándose.
– Claro que no, nada más no me dio respuesta –me defendí.
– ¡Te rechazó! – habló Niall, quien jugaba billar con Liam, Zayn y unas cuantas chicas que habían invitado– ¡admítelo, perdedor!

Tomé un cojín del sofá más cercano y se lo lancé al susodicho. Maldito duende descarado. Y aun así, le seguía permitiendo la entrada al club. Sólo porque era uno de mis mejores amigos se lo permitía, nada más.

– ¿Y qué harás, hermano? –preguntó Louis, quien ahora picaba con un palillo de dientes un poco de botana.
– Insistirle.
La expresión de Louis cambió. Alzó una ceja en busca de algo en mi mente, cierto extraño interés en él despertó.
– ¿Por qué insistes con alguien que te dijo que te odia a muerte, eh? ¿Acaso te gusta?

Con un manotazo, le tiré el palillo que tenía entre dientes haciendo que este cayera al piso.

– ¡Shh! –chité para que bajara la voz.
– ¡Entonces si te gusta! –susurró.
– Claro que no, imbécil. ¿Qué clase de atrocidad tienes en mente? Creo que es buena idea tenerla de mi lado –justifique.
Lanzó un bufido al aire.
– ¿A qué te refieres, Harold?
– Mira. Ella es muy fuerte –empecé– Si hago las paces con ella puedo, incluso, convertirla en mi guardaespaldas. ¿No crees eso conveniente?

Louis empezó a aplaudir, llamando un tanto la atención de los demás. Intenté callarlo con la mirada, pero este seguía aplaudiendo y mirándome socarronamente.

– Wow, eres un genio –dijo sarcásticamente.
– Hablo en serio, idiota. Vas a ver, esa chica pronto estará de mi lado. ¡A mis pies! Y te callaré la boca –sentencie.

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___’s POV

Gracias a Dios la sangre de mi nariz había dejado de gotear la noche anterior. Por otra parte, yo seguía en shock por la repentina propuesta que el Styles me había hecho dos días atrás.

Mientras cavilaba entre mis pensamientos, mi espalda se cansó, y como la pequeña terraza en la que estaba resultaba ser un lugar bastante agradable, me recosté en la banca. Ignoré el hecho de que cualquier ricachón podría llegar hasta ese agradable lugar y arruinar mi momento con sus comentarios, pero si eso sucedía, no dudaría en darle una patada, sin importar sea hombre o mujer.

Empezaba a creer que la cordura estaba escapando de mi ser, o que prácticamente ya no me quedaba ninguna pizca de inteligencia. Quizá este lugar en realidad era un manicomio y yo estaba viviendo engañada. ¡Claro! Por eso me trasladaron e incluso estaban pagándome todo. Me habían diagnosticado una extraña enfermedad mental y todo lo que estaba viviendo era producto de mi imaginación. Sí, sí. Por eso veía hombres tan perfectos y hermosos como Zayn.

Me di una ligera cachetada y meneé mi cabeza de un lado a otro.

– De verdad estás perdiendo la cabeza –me dije a mi misma.

Cerré los ojos gracias a los débiles rayos de sol que chocaban con mi cara.
Pasaron unos minutos cuando algo pareció cubrir mi rostro de los cálidos rayos solares. Abrí un ojo en busca de lo que ocasionaba tal cosa, y me encontré con cinco siluetas obscuras.

Me alarmé y me senté. Ahí fue cuando noté que en realidad eran siete hombres de traje y lentes oscuros, todos rodeándome por completo. Recorrí a todos con la mirada.

– ¿Q-qué sucede? –tartamudeé.
– Hemos venido por usted –dijo con voz ronca uno de ellos.

Tenía dos teorías:
1. Son oficiales de policía, me vieron cara de hambrienta confundiéndome con una vagabunda y fueron hasta Royal High a sacarme de ahí para llevarme a la cárcel.
2. Eran ‘soldados’ de la muerte y venían a llevarme al otro lado. Había perdido tanta sangre que era mi turno para partir.

Ok. Era oficial. Estaba completamente loca.

Lentamente empecé a elevar mi trasero del asiento, preparada para huir. Encontré con la mirada, entre los hombres, el espacio más apto para poder huir.

Sintiéndome como una gacela, di un salto dispuesta a escapar de la muralla humana que aquellos hombres habían hecho a mí alrededor. Claro, fue en vano cuando dos brazos me sostuvieron y volvieron a sentar en el mismo lugar.

Lo intenté otra vez, lográndolo, pero sólo llegué hasta unas escaleras, donde nuevamente muchos brazos me sostuvieron e impidieron mis escape.

– ¡Auxilio! –empecé a gritar como desquiciada– ¡Me están secuestrando! ¡SECUESTRO!

Incluso el patalear fue en vano, y para calmarme cubrieron mi boca y nariz con un algodón.

Claro. Cloroformo.




Escandalizada abrí los ojos, y nuevamente estaba rodeada por personas. Esta vez eran tres mujeres.

– Tiene muy bonita figura –habló la primera.
– Bastante bien, diría yo –esta vez la segunda.
– Creo que no es necesaria la liposucción, ¿verdad? –dijo la tercera.

¿Lipo qué? ¿Qué? Ahí caí en cuenta de que esas tres mujeres estaban ‘masajeando’ mi cuerpo. Empecé a sacudirme como pez fuera del agua, haciendo que las mujeres se dieran cuenta que había despertado.

– Tranquila, querida –dijo una de ellas– No dolerá.

Estuve a punto de cuestionar cuando sentí un pequeño ardor en mi pierna derecha. Mismo ardor que se expandió en seguida cuando retiraron lo que parecía ser una tira con cera caliente.

Profané un estruendoso grito y pequeñas y delgadas lágrimas pasearon por mis mejillas.

Pronto me llevaron hasta un salón donde me pintaron y arreglaron el cabello.

Ahí me pregunté, ¿por qué carajos no protestaba? Hace unas horas fui secuestrada y traída a un lugar completamente desconocido, donde me estaban cambiando la apariencia. ¿No era extraño? En mis días lo era. Quizá me iban a poner en un aparador para que hombres me escogieran y… ¡Jesucristo Santísimo! ¿Dónde mierdas estaba? ¿Qué me estaban haciendo?

Quise levantarme, pero mi cuerpo parecía de gelatina. Era como un yo luchando con mi otro yo por levantarme o quedarme ahí disfrutando de tales masajes en los pies. Ah, es que los tenía remojados en lo que parecía ser agua caliente. Era tan relajante. Y yo lo necesitaba.

Lo siguiente fue transportarme a lo que parecía ser un enorme armario. Ahí me probaron un montón de vestidos y zapatos. Nunca había visto tal muestra de prendas. Era un armario como del tamaño de mi casa repleto de ropa de todos colores, y si era posible, de todos sabores.

Después me llevaron a un enorme espejo. Y me contemplé. Esa, la que estaba parada del otro lado con cara de estúpida, ¿era yo? Me veía cambiada. No. Ni siquiera estaba segura si de esa persona era realmente yo.

Vestía un vestido negro de tirantes delgados que me llegaba arriba de las rodillas, con detalles brillantes. Mis rizos naturales habían sido reemplazados por unos más grandes y más definidos que caían de lado izquierdo de mi cara. Los zapatos eran de un tacón no muy alto y adornado con piedrecillas plateadas en forma de corazoncitos. Tenía un collar y una pulsera, ambas con piedras parecidas a los adornos de mis zapatos. El maquillaje era natural y discreto, pero que daban una apariencia diferente a mi rostro.

En realidad, todo le daba un aire diferente a mi cara.

Estaba boquiabierta. ¿Qué me habían hecho y cuál era el propósito?

– Esta lista, señorita Green –dijo una voz masculina.

Volteé y vi a un señor, más o menos de mi estatura, con canas y unos lentes adornando su rostro. Tenía expresión amable, pero no debía guiarme por las apariencias. ¿Quién era? ¡Exigía una respuesta a todas las preguntas que se agolpaban en mi mente!

– ¿Dónde estoy? –logré cuestionar.
– No se preocupe, señorita. Está en un lugar seguro, si es que tiene miedo –sonrió– Me presento: mi nombre es Christian Brown. A sus órdenes –hizo una delicada reverencia– Sígame, por favor.

Abrió una enorme puerta que me dio paso a un pasillo largo. Empezó a caminar y lo seguí.

Si estaba sorprendida por mi apariencia, ahora lo estaba más por lo que estaba viendo. ¿Estaba en un palacio? El lugar era hermoso. Tenía paredes tapizadas con motivos elegantes; el piso estaba alfombrado con color rojo; columnas en espiral; adornos aquí y haya, cuadros que parecían los de un museo, y miles de cosas más que le daban un aspecto elegante y sofisticado.

Caminé por pasillos iguales, mejores y más hermosos. Iba a babear por tanta hermosura, de verdad.

– Disculpe –llamé al señor… ¿Christian? – ¿Estoy en el Palacio Real?

El ‘don señor’ lanzó una risilla y me miró de reojo.

– No, señorita.
– Entonces… ¿en la casa del primer ministro?

Volvió a negar.

Llegamos a una enorme puerta. Murmuró algo parecido a un ‘hemos llegado’ y abrió la enorme portezuela, dándome paso a una sala igualmente elegante que todos los pasillos ya recorridos. Ahí vi a una persona de espaldas, un hombre, que miraba hacia afuera en uno de tantos enormes ventanales.

Christian desapareció, cerrando la puerta y dejándome a solas con el hombre.

El hombre dio la media vuelta y dejo ver su rostro. Mi quijada llegó al suelo, esta vez no de admiración. De lo contrario.

– ¿Styles? –logré articular cuando lo vi parado, viéndome de pies a cabeza.






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¡Buenas! ¿Les gustó el capítulo? Como se darán cuenta esta historia será, también, narrada por Harry. Sentí que muchas situaciones son mejores si él las narra, que ustedes fueran capaces de saber que era lo que el pensaba. En realidad, es más fácil para entender muchas cosas xD.
Por otra parte, ¡GRACIAS A LAS QUE COMENTAN! Me motivan muchísimo a seguir, de verdad <3 dsgdhjgsajdhgasjhdgasdhjas *se emociona, colapsa y muere(?)*
Por ahora no busco chicas, si llega el momento lo pensaré, pero no lo tengo pensado para esta novela c: (si, tengo más proyectos en mente donde SI necesitaré de chicas, pero eso será más adelante). Jijiji.
Pero bueno, las dejo. Lo que viene es máaaasss intenso. Conocerán a una personita que, estoy segura, odiarán toda la historia(?).
No las spoleo más y las dejo. Ojalá hayan disfrutado el capitulo. Lamento si es demasiado, pero notarán que me emociono mucho escribiendo xD.
Comenten y compartan con sus amigos la historia :D (?) okya, bye <3
Por cierto, si gustan agregarme, yo gustosa las aceptaré :) BESITOSSS.

me el cap!!!
estaba re asusutada en la parte donde la cojen, y tambie en la parte de las mujeres se me pasaron muchas cosas por la cabesa. pero despues entendi que todo erade belleza y que harry habia planeado algo

no puedo esperar a saber que planeo harry, siguela prontito