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"Almost Paradise" -Harry Styles y tú-
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: "Almost Paradise" -Harry Styles y tú-
Capítulo 5.-
Su mirada aún recorría todo mi ser. No pude evitar separar mis piernas y ponerme en posición de ataque. Tenía que estar preparada. Mujer precavida vale por dos.
¿Qué era lo que estaba vez planeaba? ¿Cuál era su oscuro plan? De repente, recordé la petición de paz.
– Mírate –habló por fin.
– Ya me vi.
Miles de cosas que podía decirle. Reclamarle por haberme secuestrado, obligarme a vestir hermosas prendas –eso no lo lamentaba–. Pero no. Sólo emití un débil ‘ya me vi’. Si quería reclamarle, pero debía encontrar las palabras correctas.
Caminó hacia mí, sin dejar de observarme. Realmente, sentía que me comía. ¡No, no! No en mal sentido, sino que su mirada me perturbaba.
– Green. Te lo pediré una vez más –habló despacio– Seamos amigos.
Las ganas de reír me invadieron nuevamente. Esta vez no me contuve y una pequeña risa escapó de mí.
– ¿A qué viene esto? –dije aun riendo.
Me tomó de los hombros y me guio hasta un gran espejo. Era como de dos metros y medio de alto, con orillas doradas.
– Mírate –me dijo casi en el oído– Esto y más puedes conseguir estando de mi lado… siendo mi amiga –era broma, ¿verdad?
Me separé de él y empecé a mirar hacia cualquier rincón del cuarto. Styles me miró como si me hubiera salido otra cabeza.
– ¿Qué haces?
– Sé que hay una cámara escondida en algún lugar… algo así como un show de televisión –dije aun intentando encontrar algo– Sé que esta es una de tus bromas.
– ¡Vaya tarada! –Bufó con las manos en el aire– ¿Qué estupideces dices?
Me volteé, mirando su expresión cansada y dudosa. Intenté buscarle un poco de gracia a su rostro, algo que me dijera que estaba mintiéndome. O era excelente actor o hablaba en serio. Terminé en la conclusión de que estaba hablando en serio.
Acorte la distancia entre nosotros –por lo menos un metro– y lo miré a los ojos. Aunque me llevaba dos cabezas de ventaja, podía admirarlo bien.
– Me parece que el que dice estupideces –dije en tono desafiante– es otro –enfaticé.
Me miró con cara de pocos amigos. Lo ignoré y continúe:
– Styles, no puedes hacer esto.
– ¿Hacer qué?
– Comprar amigos –le expuse– eso es lo que estás haciendo.
Despojé el collar que traía en el cuello y lo lancé al suelo. Sus ojos se abrieron de par en par al igual que su boca. Simulé pisotear la elegante cadenilla, viendo como su seria expresión era aniquilada dando paso a una de clara furia.
– ¿Qué mierda haces, cabeza de alcornoque? –gritó. Fingí no escucharlo y continué con los aretes, imitando lo anterior– ¡Para, tarada! –dijo arrebatándome el último pendiente que estaba a punto de lanzar.
– ¿¡Qué?!
– ¿Sabes cuánto hay en total en todo lo que estas usando? –negué.
Se agachó hasta tomar el collar, se levantó y lo miró casi con pena.
– Al menos esto, tiene un valor de cien mil euros –formuló aun admirando el ‘maltratado’ collar.
Mis ojos saltaron de sus orbitas. ¡Jesús Bendito! Cien mil euros eran suficientes para acabar con las numerosas deudas que mis padres tenían. ¿Gastar tal cantidad por un insignificante collar? ¡Tonterías!
Tomó los pendientes y los miró también.
– Este par de pequeños –pensó un poco– unos trece mil –Otro ataque al corazón. Con su dedo índice, señalo mi vestido–: Ese, si más no recuerdo, doscientos mil –balazo al ojo. Pérdida de los nervios en la pierna derecha; estuve a punto de caer. Señalo mis zapatos– Esos dos, alrededor de cuatrocientos.
Pude jurar que tenía un tic nervioso en ambos ojos. ¡Cuán desperdicio!
– ¿Te das cuenta de cuánto he gastado en ti? –cuestionó por fin dándome la cara.
– Yo no te lo pedí –articulé como pude. Aún seguía sorprendida. Llevaba un gran peso encima de mío; con todo eso dinero podía alimentar a muchos niños hambrientos.
– ¡Como sea! ¿Te das cuenta de lo que hace el dinero? –Me señalo– Puede convertir un patito feo en un cisne.
– Esto es una gran estupidez –le dije, ya cansada– Styles, no puedes hacer esto. No puedes obligar a la gente a agradarte. Menos con la actitud que muestras ante todos.
Su rostro se congelo. Aquellas simples palabras habían logrado tocar las pocas neuronas que tenía, haciéndolo –creo– a entrar en razón.
Miré cansada su rostro y empecé a remover el vestido de su lugar. Era hermoso, y costoso, pero muy incómodo, y me apretaba del busto; no lo decía por que estuviera bien proporcionada, sino porque estaba segura, este vestido, era de una esquelética modelo. Y yo no estaba delgada.
Cuando por fin logré abrir un poco el cierre, caí en cuenta de que no tenía mi uniforme a la mano. Eso quería decir, que si me quitaba el vestido, quedaría por completo desnuda.
– ¡¿Dónde dejaste mi ropa!? –le grité, espantándolo un poco.
Quise subir de nuevo el cierre de mi vestido, pero aquel maldito broche se negaba a cerrarse de nuevo.
Alguien tocó un par de veces a la puerta. Lo cual me alarmó. ¿Qué pensaría aquella persona si veía a una chica con el cierre de su vestido entreabierto con el gran Harry Styles a solas en una habitación? El pánico se apoderó de mí.
– Cabeza de brócoli, ayúdame –dije desesperada señalando el cierre maldito.
– ¿Cómo me llamaste? –ignoré su pregunta y volví a llamarlo con ojos desesperados.
Styles se acercó. Luchó junto a mí para cerrar el brochecillo mientras la persona empezó a llamar más veces.
Cuando por fin logramos cerrarlo, Styles profanó un ‘adelante’ y el crujido de la puerta me indicó que la persona había entrado. Permanecí de espaldas; no quería que me vieran la cara.
– Harry –en cuanto escuché aquella voz, una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo entero.
– Zayn, ¿qué ocurre?
El mencionado llegó hasta nosotros, y en cuanto notó mi presencia, me miró de pies a cabeza. Frunció un poco el ceño hasta que, supuse, me reconoció.
– ¿Pastel andante? –preguntó.
Le sonreí un poco, pues no tenía la suficiente fuerza ante su presencia.
Aquel chico me congelaba.
– ¿A qué viniste? –dijo con tono exasperado el cabezota.
– Ah, cierto. Problemas…
Zayn fue interrumpido por otros remolinos que cruzaron la gran puerta. Los otros tres del grupo de Styles llegaron sudando la gota gorda al salón.
– Harry, la presidenta está aquí –gritó el rubio, Niall.
La expresión de Harold cambió drásticamente. Sus pupilas se dilataron y, como por arte magia, empezó a sudar.
– Mierda, mierda, mierda –susurraba mientras caminaba de un lado a otro.
Por mi parte, me sentía a morir. Zayn no me quitaba la vista de encima, y después, los otros tres media neurona, se unieron al Malik: me recorrían de pies a cabeza y de ida y vuelta.
– ¡Cierren sus bocas antes de que inunden mi casa con su saliva! –los regaño Styles, poniéndose delante de mí– Esto es serio, ayúdenme con la bruja.
Todos dirigieron su mirada hacia él. No pude evitar consternarme. ¿Qué estaba pasando?
– ¿Qué ocurre aquí? –susurré.
– La subasta –soltó Liam, ignorando olímpicamente mi pregunta– Puedes decir que es una amiga nuestra invitada a modelar uno de los productos a subastar.
El resto de los chicos empezó a aplaudir.
– ¡Bravo, Batman! –lo felicitó Louis– Como siempre, el genio sacándonos de apuros.
– Si, y te necesito a ti, casanovas –le respondió Payne– Necesito que uses tus encantos y pidas algo que ella pueda modelar –esto último lo dijo señalándome con la mirada. Louis salió de la habitación.
– Esperen –llame su atención– Cuando dicen “ella”, ¿se refieren a mí? –me apunte con los dedos.
– Escucha, encanto –dijo Niall, abrazándome por los hombros con su brazo derecho– Si quieres salir viva de aquí, con la presidenta presente hoy en la mansión, debes cooperar.
Miles de signos de pregunta flotaron sobre mi cabeza. ¿Estos cabezotas planeaban exponerme ante un evento público o qué carajos?
– No hagas más preguntas –me regaño Styles– te explicaremos después.
Todos paseaban de un lado a otro dentro de aquella sala, más parecido a un estudio.
Yo me encontraba sentada en un enorme sillón, con otro vestido. Los cinco me habían obligado a cambiar de prenda con un vestido que, al parecer, subastarían en un evento de beneficencia que se llevaba a cabo precisamente el día de hoy.
Era un hermoso vestido color amarillo canario –algo escandaloso, pero bello–, con un listón negro bajo el busto; me pusieron una especie de chalequito peludo y unos zapatos, ambos negros.
De pronto, la enorme puerta del estudio se abrió. Los chicos voltearon nerviosos, menos Styles.
De aquella entrada, ingresó una mujer blanca, de cabello castaño, ojos verdes como aceitunas y de porte elegante y distinguido. Sus facciones eran finas. Calcule que era más o menos de mi misma estatura, pero por los tacones que traía, me superaba unos diez centímetros.
Sin embargo, algo en su mirada me hizo estremecer, cuando después de pasear sus ojos por toda la sala, los posó en mí. Me sostuvo la mirada por al menos quince segundos, hasta que una voz la distrajo.
– Buenos días, señora Cox –habló Liam.
– ¿Harry? –soltó la mujer, ignorando a Liam.
El aludido, se encontraba de espaldas, mirando un avioncito de juguete.
– Harry –volvió a llamar.
Por fin, Styles depositó el pequeño avión en un escritorio y volteó.
– Hijo –susurró la señora. Me quedé un tanto sin palabras. Claro, ¿cómo no saberlo? La señora era madre del Styles. A decir verdad, se parecían bastante– Harry, ¿quién es ella? –preguntó de repente, mientras me señalaba con un dedo.
Sentí que me iba a orinar cuando su dedo me apuntó y su mirada me examinó de pies a cabeza, y al parecer lo notó. Pero no podía evitarlo, daba miedo. MIEDO.
– Es una amiga nuestra –le respondió Zayn, sentándose a mi lado, pasando un brazo sobre mis hombros.
– Algo así como la mascota del club –dijo Louis, intentando sonar gracioso.
– Ah, ¿es de Royal? –todos asintieron, exceptuando a Harry– Dime –dijo dirigiéndose a mí– ¿Cómo te llamas? ¿Quiénes son tus padres? ¿En qué trabaja tu padre? ¿Y tu madre?
Sus preguntas me aturdían. ¿A qué quería llegar?
– Disculpe, señora Cox.
Mis ojos se abrieron de par en par cuando vi al señor Nicholas Lee –el que me invitó a ingresar a Royal High–, entró en la habitación, llamando a la mujer. Este pareció también reconocerme, pero no dijo ni hizo nada.
– Dígame, Lee –le contestó la mujer, sin dejar de mirarme.
– La subasta iniciará ya.
La señora dejó de mirarme y volvió su vista a Styles.
– Necesito que permanezcas aquí y me ayudes con la subasta. Compra algo, lo que quieras. No importa si cuesta un millón o dos millones, pero por primera vez coopera en tu vida –Styles sólo la miró– Y ustedes también, chicos –sentí el brazo de Zayn tensarse sobre mi cuando ella miró a cada uno y lo miró a él –con una última mirada de sospecha para mí, salió del cuarto.
~~~~
Hola, perdón si no actualice ayer, pero de verdad, no sé que me pasó xD. Tengo la trama bien clara, pero al momento de narrar se me iba el hilo y se me terminó yendo la inspiración. Esto que leyeron esta recién salido del horno, de verdad XD
Les aviso de antemano, que hoy acaban mis vacaciones; mañana inicio la escuela, así que depende de como me carguen de tarea será como actualizaré. No les aseguro actualizar diario, como los otros días, pero haré mi mejor esfuerzo.
Gracias a mis escasas, pero lindas lectoras. Y si hay lectoras fantasmas, también les agradezco. BESITOS <3
Su mirada aún recorría todo mi ser. No pude evitar separar mis piernas y ponerme en posición de ataque. Tenía que estar preparada. Mujer precavida vale por dos.
¿Qué era lo que estaba vez planeaba? ¿Cuál era su oscuro plan? De repente, recordé la petición de paz.
– Mírate –habló por fin.
– Ya me vi.
Miles de cosas que podía decirle. Reclamarle por haberme secuestrado, obligarme a vestir hermosas prendas –eso no lo lamentaba–. Pero no. Sólo emití un débil ‘ya me vi’. Si quería reclamarle, pero debía encontrar las palabras correctas.
Caminó hacia mí, sin dejar de observarme. Realmente, sentía que me comía. ¡No, no! No en mal sentido, sino que su mirada me perturbaba.
– Green. Te lo pediré una vez más –habló despacio– Seamos amigos.
Las ganas de reír me invadieron nuevamente. Esta vez no me contuve y una pequeña risa escapó de mí.
– ¿A qué viene esto? –dije aun riendo.
Me tomó de los hombros y me guio hasta un gran espejo. Era como de dos metros y medio de alto, con orillas doradas.
– Mírate –me dijo casi en el oído– Esto y más puedes conseguir estando de mi lado… siendo mi amiga –era broma, ¿verdad?
Me separé de él y empecé a mirar hacia cualquier rincón del cuarto. Styles me miró como si me hubiera salido otra cabeza.
– ¿Qué haces?
– Sé que hay una cámara escondida en algún lugar… algo así como un show de televisión –dije aun intentando encontrar algo– Sé que esta es una de tus bromas.
– ¡Vaya tarada! –Bufó con las manos en el aire– ¿Qué estupideces dices?
Me volteé, mirando su expresión cansada y dudosa. Intenté buscarle un poco de gracia a su rostro, algo que me dijera que estaba mintiéndome. O era excelente actor o hablaba en serio. Terminé en la conclusión de que estaba hablando en serio.
Acorte la distancia entre nosotros –por lo menos un metro– y lo miré a los ojos. Aunque me llevaba dos cabezas de ventaja, podía admirarlo bien.
– Me parece que el que dice estupideces –dije en tono desafiante– es otro –enfaticé.
Me miró con cara de pocos amigos. Lo ignoré y continúe:
– Styles, no puedes hacer esto.
– ¿Hacer qué?
– Comprar amigos –le expuse– eso es lo que estás haciendo.
Despojé el collar que traía en el cuello y lo lancé al suelo. Sus ojos se abrieron de par en par al igual que su boca. Simulé pisotear la elegante cadenilla, viendo como su seria expresión era aniquilada dando paso a una de clara furia.
– ¿Qué mierda haces, cabeza de alcornoque? –gritó. Fingí no escucharlo y continué con los aretes, imitando lo anterior– ¡Para, tarada! –dijo arrebatándome el último pendiente que estaba a punto de lanzar.
– ¿¡Qué?!
– ¿Sabes cuánto hay en total en todo lo que estas usando? –negué.
Se agachó hasta tomar el collar, se levantó y lo miró casi con pena.
– Al menos esto, tiene un valor de cien mil euros –formuló aun admirando el ‘maltratado’ collar.
Mis ojos saltaron de sus orbitas. ¡Jesús Bendito! Cien mil euros eran suficientes para acabar con las numerosas deudas que mis padres tenían. ¿Gastar tal cantidad por un insignificante collar? ¡Tonterías!
Tomó los pendientes y los miró también.
– Este par de pequeños –pensó un poco– unos trece mil –Otro ataque al corazón. Con su dedo índice, señalo mi vestido–: Ese, si más no recuerdo, doscientos mil –balazo al ojo. Pérdida de los nervios en la pierna derecha; estuve a punto de caer. Señalo mis zapatos– Esos dos, alrededor de cuatrocientos.
Pude jurar que tenía un tic nervioso en ambos ojos. ¡Cuán desperdicio!
– ¿Te das cuenta de cuánto he gastado en ti? –cuestionó por fin dándome la cara.
– Yo no te lo pedí –articulé como pude. Aún seguía sorprendida. Llevaba un gran peso encima de mío; con todo eso dinero podía alimentar a muchos niños hambrientos.
– ¡Como sea! ¿Te das cuenta de lo que hace el dinero? –Me señalo– Puede convertir un patito feo en un cisne.
– Esto es una gran estupidez –le dije, ya cansada– Styles, no puedes hacer esto. No puedes obligar a la gente a agradarte. Menos con la actitud que muestras ante todos.
Su rostro se congelo. Aquellas simples palabras habían logrado tocar las pocas neuronas que tenía, haciéndolo –creo– a entrar en razón.
Miré cansada su rostro y empecé a remover el vestido de su lugar. Era hermoso, y costoso, pero muy incómodo, y me apretaba del busto; no lo decía por que estuviera bien proporcionada, sino porque estaba segura, este vestido, era de una esquelética modelo. Y yo no estaba delgada.
Cuando por fin logré abrir un poco el cierre, caí en cuenta de que no tenía mi uniforme a la mano. Eso quería decir, que si me quitaba el vestido, quedaría por completo desnuda.
– ¡¿Dónde dejaste mi ropa!? –le grité, espantándolo un poco.
Quise subir de nuevo el cierre de mi vestido, pero aquel maldito broche se negaba a cerrarse de nuevo.
Alguien tocó un par de veces a la puerta. Lo cual me alarmó. ¿Qué pensaría aquella persona si veía a una chica con el cierre de su vestido entreabierto con el gran Harry Styles a solas en una habitación? El pánico se apoderó de mí.
– Cabeza de brócoli, ayúdame –dije desesperada señalando el cierre maldito.
– ¿Cómo me llamaste? –ignoré su pregunta y volví a llamarlo con ojos desesperados.
Styles se acercó. Luchó junto a mí para cerrar el brochecillo mientras la persona empezó a llamar más veces.
Cuando por fin logramos cerrarlo, Styles profanó un ‘adelante’ y el crujido de la puerta me indicó que la persona había entrado. Permanecí de espaldas; no quería que me vieran la cara.
– Harry –en cuanto escuché aquella voz, una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo entero.
– Zayn, ¿qué ocurre?
El mencionado llegó hasta nosotros, y en cuanto notó mi presencia, me miró de pies a cabeza. Frunció un poco el ceño hasta que, supuse, me reconoció.
– ¿Pastel andante? –preguntó.
Le sonreí un poco, pues no tenía la suficiente fuerza ante su presencia.
Aquel chico me congelaba.
– ¿A qué viniste? –dijo con tono exasperado el cabezota.
– Ah, cierto. Problemas…
Zayn fue interrumpido por otros remolinos que cruzaron la gran puerta. Los otros tres del grupo de Styles llegaron sudando la gota gorda al salón.
– Harry, la presidenta está aquí –gritó el rubio, Niall.
La expresión de Harold cambió drásticamente. Sus pupilas se dilataron y, como por arte magia, empezó a sudar.
– Mierda, mierda, mierda –susurraba mientras caminaba de un lado a otro.
Por mi parte, me sentía a morir. Zayn no me quitaba la vista de encima, y después, los otros tres media neurona, se unieron al Malik: me recorrían de pies a cabeza y de ida y vuelta.
– ¡Cierren sus bocas antes de que inunden mi casa con su saliva! –los regaño Styles, poniéndose delante de mí– Esto es serio, ayúdenme con la bruja.
Todos dirigieron su mirada hacia él. No pude evitar consternarme. ¿Qué estaba pasando?
– ¿Qué ocurre aquí? –susurré.
– La subasta –soltó Liam, ignorando olímpicamente mi pregunta– Puedes decir que es una amiga nuestra invitada a modelar uno de los productos a subastar.
El resto de los chicos empezó a aplaudir.
– ¡Bravo, Batman! –lo felicitó Louis– Como siempre, el genio sacándonos de apuros.
– Si, y te necesito a ti, casanovas –le respondió Payne– Necesito que uses tus encantos y pidas algo que ella pueda modelar –esto último lo dijo señalándome con la mirada. Louis salió de la habitación.
– Esperen –llame su atención– Cuando dicen “ella”, ¿se refieren a mí? –me apunte con los dedos.
– Escucha, encanto –dijo Niall, abrazándome por los hombros con su brazo derecho– Si quieres salir viva de aquí, con la presidenta presente hoy en la mansión, debes cooperar.
Miles de signos de pregunta flotaron sobre mi cabeza. ¿Estos cabezotas planeaban exponerme ante un evento público o qué carajos?
– No hagas más preguntas –me regaño Styles– te explicaremos después.
Todos paseaban de un lado a otro dentro de aquella sala, más parecido a un estudio.
Yo me encontraba sentada en un enorme sillón, con otro vestido. Los cinco me habían obligado a cambiar de prenda con un vestido que, al parecer, subastarían en un evento de beneficencia que se llevaba a cabo precisamente el día de hoy.
Era un hermoso vestido color amarillo canario –algo escandaloso, pero bello–, con un listón negro bajo el busto; me pusieron una especie de chalequito peludo y unos zapatos, ambos negros.
De pronto, la enorme puerta del estudio se abrió. Los chicos voltearon nerviosos, menos Styles.
De aquella entrada, ingresó una mujer blanca, de cabello castaño, ojos verdes como aceitunas y de porte elegante y distinguido. Sus facciones eran finas. Calcule que era más o menos de mi misma estatura, pero por los tacones que traía, me superaba unos diez centímetros.
Sin embargo, algo en su mirada me hizo estremecer, cuando después de pasear sus ojos por toda la sala, los posó en mí. Me sostuvo la mirada por al menos quince segundos, hasta que una voz la distrajo.
– Buenos días, señora Cox –habló Liam.
– ¿Harry? –soltó la mujer, ignorando a Liam.
El aludido, se encontraba de espaldas, mirando un avioncito de juguete.
– Harry –volvió a llamar.
Por fin, Styles depositó el pequeño avión en un escritorio y volteó.
– Hijo –susurró la señora. Me quedé un tanto sin palabras. Claro, ¿cómo no saberlo? La señora era madre del Styles. A decir verdad, se parecían bastante– Harry, ¿quién es ella? –preguntó de repente, mientras me señalaba con un dedo.
Sentí que me iba a orinar cuando su dedo me apuntó y su mirada me examinó de pies a cabeza, y al parecer lo notó. Pero no podía evitarlo, daba miedo. MIEDO.
– Es una amiga nuestra –le respondió Zayn, sentándose a mi lado, pasando un brazo sobre mis hombros.
– Algo así como la mascota del club –dijo Louis, intentando sonar gracioso.
– Ah, ¿es de Royal? –todos asintieron, exceptuando a Harry– Dime –dijo dirigiéndose a mí– ¿Cómo te llamas? ¿Quiénes son tus padres? ¿En qué trabaja tu padre? ¿Y tu madre?
Sus preguntas me aturdían. ¿A qué quería llegar?
– Disculpe, señora Cox.
Mis ojos se abrieron de par en par cuando vi al señor Nicholas Lee –el que me invitó a ingresar a Royal High–, entró en la habitación, llamando a la mujer. Este pareció también reconocerme, pero no dijo ni hizo nada.
– Dígame, Lee –le contestó la mujer, sin dejar de mirarme.
– La subasta iniciará ya.
La señora dejó de mirarme y volvió su vista a Styles.
– Necesito que permanezcas aquí y me ayudes con la subasta. Compra algo, lo que quieras. No importa si cuesta un millón o dos millones, pero por primera vez coopera en tu vida –Styles sólo la miró– Y ustedes también, chicos –sentí el brazo de Zayn tensarse sobre mi cuando ella miró a cada uno y lo miró a él –con una última mirada de sospecha para mí, salió del cuarto.
~~~~
Hola, perdón si no actualice ayer, pero de verdad, no sé que me pasó xD. Tengo la trama bien clara, pero al momento de narrar se me iba el hilo y se me terminó yendo la inspiración. Esto que leyeron esta recién salido del horno, de verdad XD
Les aviso de antemano, que hoy acaban mis vacaciones; mañana inicio la escuela, así que depende de como me carguen de tarea será como actualizaré. No les aseguro actualizar diario, como los otros días, pero haré mi mejor esfuerzo.
Gracias a mis escasas, pero lindas lectoras. Y si hay lectoras fantasmas, también les agradezco. BESITOS <3
cheshirepao
Re: "Almost Paradise" -Harry Styles y tú-
aaaaaaaaaa, me gusto mucho el cap
siguela muy pronto :P
siguela muy pronto :P
*ali *
Re: "Almost Paradise" -Harry Styles y tú-
Perdón por perderme los capítulos, sigue me encantaron hasld.
Back$tabber.
Re: "Almost Paradise" -Harry Styles y tú-
Me encanto el capitulo, perdon por no estar tan presentee.
Anne es tan preguntona haha pero la amo iguaal.
Harreh compra amigos xD
Sigela pronto
I love u
Xx :)
Anne es tan preguntona haha pero la amo iguaal.
Harreh compra amigos xD
Sigela pronto
I love u
Xx :)
impasse
Re: "Almost Paradise" -Harry Styles y tú-
Capítulo 6.-
Estaba bastante aturdida como para preguntar algo. O más bien ya era demasiado tarde para quejarme.
En una de las elegantes salas de la mansión Styles, se encontraba ya presente la gente que participaría en la subasta caritativa. Personas de porte elegante y que, a simple vista, ya sea por su actitud o por su mismo tono de voz, podías notar que eran de la alta sociedad y jugaban un papel importante en algún sector político, social y/o económico.
Yo estaba alejada de todos, en un rincón, junto al monigote que me tenía secuestrada y sus amigos que me obligaban a ‘modelar’ un vestido que estaba a punto de ser subastado.
Me daba miedo el sólo pensar que tendría la mirada atenta de todos los presentes, y que la intimidante señora Cox me estaría mal mirando y aniquilándome mentalmente. También pensaba en la posibilidad de que todos rechazaran el vestido y todo por la pobre y carente modelo que lo portaba.
Pero parecía ser la única nerviosa. Styles y Tomlinson platicaban animadamente mientras Horan y Payne parecían estar tan aburridos que habían empezado una batalla de pulgares.
– Quita ese aura depresiva de tu alrededor –me susurró Zayn casi al oído.
Su aliento llegó hasta mi nuca, logrando erizarme.
– Esto es humillante –soltó una risa ante mi comentario.
– Si las hermanas de Louis estuvieran aquí, estarían luchando por hacer suyo el vestido que traes puesto.
Entonces recordé a las Tomlinson. Nunca las habías visto pero decían que eran hermosas. Ellas eran modelos, desde la más grande hasta la más chica. ¿Por qué no las ponían a ellas?
– No te frustres –volteé hacia él y me guiño un ojo. Me derretí– Todo saldrá bien, te lo aseguro.
En realidad, yo también entraría en guerra por aquel vestido. Era meramente hermoso y –dejando fuera el color–, la forma no era extravagante. Era el primer vestido con el que me sentía verdaderamente cómoda. Pero debía conformarme con el momento.
La subasta empezó, y varios productos fueron comprados enseguida.
Las cantidades de dinero eran tan exorbitantes que llegué al grado de querer taparme los oídos por tanto. ¿Era necesario gastar casi doscientos mil euros por un bendito collar que tenía un colgante que medía lo que un gramo de arroz? Ignoraba aquello sólo por el hecho de que aquel dinero se dirigía a algún tipo de asociación.
Los chicos también cooperaban, con igual cantidades de dinero o aún más exageradas. Pero el que me sorprendía era Styles. De los cincuenta productos que se habían subastado, él había comprado casi la mitad.
Me perdí un momento cuando unas manos me tomó de ambos brazos y me arrastró hasta atrás de las enormes cortinas por donde salían los objetos a subastar.
– Es tu turno –dijo con entusiasmo Louis.
Mi rostro se transfiguró por el terror y pánico que me inundaban.
– No tengas nervios, todo estará bien –sonrío Horan, quizá intentando contagiarme un poco de su seguridad.
– Yo te apoyaré desde aquí –habló también Liam.
Zayn permaneció callado, pero mirándome mientras sonreía, me apoyaba con la mirada.
– Tú puedes, gánster.
Styles también me apoyaba, a unos dos metros de distancia, pero su mirada realmente mostraba sincero apoyo.
Le sonreí a cada uno de ellos agradecida por su apoyo, pero estoy segura parecía más una mueca de dolor que una sonrisa.
– Aquí tenemos un bello vestido edición limitada diseñado por la famosa Jennifer Lyson.
Estaba un poco más confiada, así que di un paso.
Empecé dando mi paseo por aquella alfombra roja con muchos pares de ojos persiguiéndome. Los nervios me carcomían. Además yo no era nada hábil a la hora de caminar con tacones, pues los pies me dolían y me era difícil caminar.
El presentador daba una breve explicación sobre el vestido mientras yo permanecí parada –en una pose extraña, por cierto–, deseando que aquello acabara. La mirada de la señora Cox no ayudaba.
– Trescientos mil –habló una voz.
– Cuatrocientos –vocifero otra.
– Setecientos –gritó otra.
– Setecientos a la una… –empezó con el conteo el presentador– a las dos…
Y cuando estuvo a punto de golpetear con el martillo para anunciar al ganador, otra voz habló:
– Un millón.
El silencio inundó la sala y todas las miradas se posaron en el susodicho, incluso la mía. Styles tenía alzado el cartoncito con su número de comprador, con una sonrisa en su cara, mientras me miraba fijamente.
– Un millón a la una, un millón a las dos, un millón a las tres –el golpe de martillo sonó– ¡Vendido!
La subasta termino, y tan pronto la señora Cox se distrajo, los chicos me arrastraron hasta una sala, donde me pude poner mi uniforme y el vestido fue envuelto para que se lo quedara Styles.
Mi pregunta era: ¿para qué quería Harold un vestido? ¿Era travesti y lo pondría?
– Estuviste perfecta –me felicitó Liam, mientras me daba un abrazo, más parecido a un estrujón.
– Gracias –logré soltar cuando dejó de estrujarme y el aire volvió a mis pulmones.
– Me da mucha ternura la manera en la que caminas con tacos –rió Niall– tú me causas ternura, mocosa.
Sonreí, pues noté en su tono y en su mirada que no lo decía mal intencionadamente.
– Dime ____, ¿has pensado en modelar? –dijo Louis mientras me rodeó con su brazo.
– ¿Es una broma o lo dices enserio? –le cuestione. El castaño me dedico una estrecha sonrisa y me revolvió un poco el cabello.
– ____ –me llamó Liam– es hora de que te vayas, no porque queramos que te vayas, ojalá te pudieras quedar, a mí en lo personal de verdad me gustaría que permanecieras aquí, digo porque eres muy linda-
– ¡Al punto, Batman! –le regaño Louis.
– Bueno, si la señora Cox viene y te ve-
– Te entiendo –interrumpí. Cogí mis cosas y me dirigí a la puerta– Muchas gracias por el apoyo, chicos. Son geniales.
Ni siquiera esperé que dijeran algo o ver sus expresiones cuando admití que eran unos fantásticos chicos, simplemente cerré la puerta detrás de mí.
Styles me esperaba afuera, apoyado de espaldas en una de las columnas.
– Creí que nunca saldrías, niña –dijo volteándose– Esos tarados ya te aprecian.
– Perdona si te cause molestias con tu madre –fue lo único que le dije. Iba a darme la vuelta para irme, pero Styles volvió a llamar.
– Green –volteé. Se acercó a mí y me entregó una caja con un moño encima– Es un regalo para ti –iba a protestar cuando volvió a interrumpir–: No creas que te lo entrego con malas intenciones. Lo único que quiero es tener un buen comienzo contigo y agradecerte por el apoyo de hoy –dijo sin mirarme– No lo abras hasta que llegues hasta tu casa.
– G-gracias –articule como pude. Si, la sorpresa me colmaba.
Ya eran las 7 de la noche y había llegado a casa. Uno de los choferes de Harold me había traído.
La caja del obsequio yacía en mi cama aún sin ser abierta. Claro, después de pasar por la sala y que mis padres y hermano vieran el regalo, tuve que luchar contra ellos para poder entrar hasta mi cuarto. Rogaban ver que había en su interior, pues insistían con que ya tenía un pretendiente y que, como regalo de noviazgo, me había obsequiado algo.
Creían fielmente que estando en Royal High yo lograría conquistar a un ricachón que nos sacara de nuestro estatus social y nos elevara a los cielos. Pero si tan sólo supieran la cara de gorila que le muestro a cada uno de los chicos de mi escuela, me matarían.
La miraba como si fuera un explosivo. ¿Y si lo era? ¿Y si cuando lo abriera explotaría mi casa entera? La duda me inundaba. Pero pensé que era demasiado dramática.
Con aun algo de temor, abrí lentamente la caja –color rosa, por cierto– y mi quijada cayó hasta el suelo en cuanto deposité –o más bien lancé– la tapa hasta el otro extremo de la cama y miré su contenido.
Styles me había obsequiado el vestido amarillo canario que había usado en la subasta. Traía una tarjetita que, con caligrafía hermosa, tenía escrito un ‘espero y te guste’.
La pregunta era: ¿las intenciones de Styles eran verdaderamente sinceras?
- - - - - - - - - - - -
– Creí que tú te habías enfermado y que a eso se debía tu falta de ayer –dijo Amy con alivio en cuanto le explique por qué no había estado el día anterior en mis clases.
Más bien, le mentí. Le puse de pretexto que mis padres se enfermaron y necesitaban ayuda con la tintorería. La dulce Amy cayó en mis mentiras.
– Gracias a Dios ya están mejor –dije dándole un sorbo a mi yogurt bebible.
Cierto sujeto con un gorrito de frío entró a la cafetería. Styles no vestía el uniforme –en realidad no era raro, nunca lo usaba–, pero esta vez tenía aspecto de vago.
Me sorprendí cuando lo vi acercarse hasta mi mesa, llegando hasta mi lado y atrapándome aún con la botella de yogurt en mi boca.
– Sábado, parque Olímpico de Stratford, 19:00 horas –dijo con las palabras atropellándole– Si no vas, considérate muerta.
Sin más se dio la vuelta y se fue por el mismo lugar. Amy me miró con los ojos bien abiertos y la sorpresa presente en ella, al igual que todos a mí alrededor.
Bueno, yo estaba igual de shockeada.
Lamento no actualizar antes, pero les juro la prepa me tiene con la soga al cuello. De verdad tengo bastante que hacer, pero como relax, me salí de mis deberes para escribir el capítulo y publicarlo.
¡Gracias a todas por leer! Y les adelanto las disculpas porque, sinceramente, no creo actualizar sino hasta el viernes. No es flojera, repito, no es flojera. ES LA ESCUELA, LA MUGROSA ESCUELA :'(
Nuevamente, gracias a mis lectoras, un día les haré un maratón de tres capítulos seguidos (cuando logre tener tiempo libre, me picaré al escribir y saldrán varios capítulos e.e).
Besitos y que tengan un buen resto de semana(?). Bye.
Estaba bastante aturdida como para preguntar algo. O más bien ya era demasiado tarde para quejarme.
En una de las elegantes salas de la mansión Styles, se encontraba ya presente la gente que participaría en la subasta caritativa. Personas de porte elegante y que, a simple vista, ya sea por su actitud o por su mismo tono de voz, podías notar que eran de la alta sociedad y jugaban un papel importante en algún sector político, social y/o económico.
Yo estaba alejada de todos, en un rincón, junto al monigote que me tenía secuestrada y sus amigos que me obligaban a ‘modelar’ un vestido que estaba a punto de ser subastado.
Me daba miedo el sólo pensar que tendría la mirada atenta de todos los presentes, y que la intimidante señora Cox me estaría mal mirando y aniquilándome mentalmente. También pensaba en la posibilidad de que todos rechazaran el vestido y todo por la pobre y carente modelo que lo portaba.
Pero parecía ser la única nerviosa. Styles y Tomlinson platicaban animadamente mientras Horan y Payne parecían estar tan aburridos que habían empezado una batalla de pulgares.
– Quita ese aura depresiva de tu alrededor –me susurró Zayn casi al oído.
Su aliento llegó hasta mi nuca, logrando erizarme.
– Esto es humillante –soltó una risa ante mi comentario.
– Si las hermanas de Louis estuvieran aquí, estarían luchando por hacer suyo el vestido que traes puesto.
Entonces recordé a las Tomlinson. Nunca las habías visto pero decían que eran hermosas. Ellas eran modelos, desde la más grande hasta la más chica. ¿Por qué no las ponían a ellas?
– No te frustres –volteé hacia él y me guiño un ojo. Me derretí– Todo saldrá bien, te lo aseguro.
En realidad, yo también entraría en guerra por aquel vestido. Era meramente hermoso y –dejando fuera el color–, la forma no era extravagante. Era el primer vestido con el que me sentía verdaderamente cómoda. Pero debía conformarme con el momento.
La subasta empezó, y varios productos fueron comprados enseguida.
Las cantidades de dinero eran tan exorbitantes que llegué al grado de querer taparme los oídos por tanto. ¿Era necesario gastar casi doscientos mil euros por un bendito collar que tenía un colgante que medía lo que un gramo de arroz? Ignoraba aquello sólo por el hecho de que aquel dinero se dirigía a algún tipo de asociación.
Los chicos también cooperaban, con igual cantidades de dinero o aún más exageradas. Pero el que me sorprendía era Styles. De los cincuenta productos que se habían subastado, él había comprado casi la mitad.
Me perdí un momento cuando unas manos me tomó de ambos brazos y me arrastró hasta atrás de las enormes cortinas por donde salían los objetos a subastar.
– Es tu turno –dijo con entusiasmo Louis.
Mi rostro se transfiguró por el terror y pánico que me inundaban.
– No tengas nervios, todo estará bien –sonrío Horan, quizá intentando contagiarme un poco de su seguridad.
– Yo te apoyaré desde aquí –habló también Liam.
Zayn permaneció callado, pero mirándome mientras sonreía, me apoyaba con la mirada.
– Tú puedes, gánster.
Styles también me apoyaba, a unos dos metros de distancia, pero su mirada realmente mostraba sincero apoyo.
Le sonreí a cada uno de ellos agradecida por su apoyo, pero estoy segura parecía más una mueca de dolor que una sonrisa.
– Aquí tenemos un bello vestido edición limitada diseñado por la famosa Jennifer Lyson.
Estaba un poco más confiada, así que di un paso.
Empecé dando mi paseo por aquella alfombra roja con muchos pares de ojos persiguiéndome. Los nervios me carcomían. Además yo no era nada hábil a la hora de caminar con tacones, pues los pies me dolían y me era difícil caminar.
El presentador daba una breve explicación sobre el vestido mientras yo permanecí parada –en una pose extraña, por cierto–, deseando que aquello acabara. La mirada de la señora Cox no ayudaba.
– Trescientos mil –habló una voz.
– Cuatrocientos –vocifero otra.
– Setecientos –gritó otra.
– Setecientos a la una… –empezó con el conteo el presentador– a las dos…
Y cuando estuvo a punto de golpetear con el martillo para anunciar al ganador, otra voz habló:
– Un millón.
El silencio inundó la sala y todas las miradas se posaron en el susodicho, incluso la mía. Styles tenía alzado el cartoncito con su número de comprador, con una sonrisa en su cara, mientras me miraba fijamente.
– Un millón a la una, un millón a las dos, un millón a las tres –el golpe de martillo sonó– ¡Vendido!
La subasta termino, y tan pronto la señora Cox se distrajo, los chicos me arrastraron hasta una sala, donde me pude poner mi uniforme y el vestido fue envuelto para que se lo quedara Styles.
Mi pregunta era: ¿para qué quería Harold un vestido? ¿Era travesti y lo pondría?
– Estuviste perfecta –me felicitó Liam, mientras me daba un abrazo, más parecido a un estrujón.
– Gracias –logré soltar cuando dejó de estrujarme y el aire volvió a mis pulmones.
– Me da mucha ternura la manera en la que caminas con tacos –rió Niall– tú me causas ternura, mocosa.
Sonreí, pues noté en su tono y en su mirada que no lo decía mal intencionadamente.
– Dime ____, ¿has pensado en modelar? –dijo Louis mientras me rodeó con su brazo.
– ¿Es una broma o lo dices enserio? –le cuestione. El castaño me dedico una estrecha sonrisa y me revolvió un poco el cabello.
– ____ –me llamó Liam– es hora de que te vayas, no porque queramos que te vayas, ojalá te pudieras quedar, a mí en lo personal de verdad me gustaría que permanecieras aquí, digo porque eres muy linda-
– ¡Al punto, Batman! –le regaño Louis.
– Bueno, si la señora Cox viene y te ve-
– Te entiendo –interrumpí. Cogí mis cosas y me dirigí a la puerta– Muchas gracias por el apoyo, chicos. Son geniales.
Ni siquiera esperé que dijeran algo o ver sus expresiones cuando admití que eran unos fantásticos chicos, simplemente cerré la puerta detrás de mí.
Styles me esperaba afuera, apoyado de espaldas en una de las columnas.
– Creí que nunca saldrías, niña –dijo volteándose– Esos tarados ya te aprecian.
– Perdona si te cause molestias con tu madre –fue lo único que le dije. Iba a darme la vuelta para irme, pero Styles volvió a llamar.
– Green –volteé. Se acercó a mí y me entregó una caja con un moño encima– Es un regalo para ti –iba a protestar cuando volvió a interrumpir–: No creas que te lo entrego con malas intenciones. Lo único que quiero es tener un buen comienzo contigo y agradecerte por el apoyo de hoy –dijo sin mirarme– No lo abras hasta que llegues hasta tu casa.
– G-gracias –articule como pude. Si, la sorpresa me colmaba.
Ya eran las 7 de la noche y había llegado a casa. Uno de los choferes de Harold me había traído.
La caja del obsequio yacía en mi cama aún sin ser abierta. Claro, después de pasar por la sala y que mis padres y hermano vieran el regalo, tuve que luchar contra ellos para poder entrar hasta mi cuarto. Rogaban ver que había en su interior, pues insistían con que ya tenía un pretendiente y que, como regalo de noviazgo, me había obsequiado algo.
Creían fielmente que estando en Royal High yo lograría conquistar a un ricachón que nos sacara de nuestro estatus social y nos elevara a los cielos. Pero si tan sólo supieran la cara de gorila que le muestro a cada uno de los chicos de mi escuela, me matarían.
La miraba como si fuera un explosivo. ¿Y si lo era? ¿Y si cuando lo abriera explotaría mi casa entera? La duda me inundaba. Pero pensé que era demasiado dramática.
Con aun algo de temor, abrí lentamente la caja –color rosa, por cierto– y mi quijada cayó hasta el suelo en cuanto deposité –o más bien lancé– la tapa hasta el otro extremo de la cama y miré su contenido.
Styles me había obsequiado el vestido amarillo canario que había usado en la subasta. Traía una tarjetita que, con caligrafía hermosa, tenía escrito un ‘espero y te guste’.
La pregunta era: ¿las intenciones de Styles eran verdaderamente sinceras?
- - - - - - - - - - - -
– Creí que tú te habías enfermado y que a eso se debía tu falta de ayer –dijo Amy con alivio en cuanto le explique por qué no había estado el día anterior en mis clases.
Más bien, le mentí. Le puse de pretexto que mis padres se enfermaron y necesitaban ayuda con la tintorería. La dulce Amy cayó en mis mentiras.
– Gracias a Dios ya están mejor –dije dándole un sorbo a mi yogurt bebible.
Cierto sujeto con un gorrito de frío entró a la cafetería. Styles no vestía el uniforme –en realidad no era raro, nunca lo usaba–, pero esta vez tenía aspecto de vago.
Me sorprendí cuando lo vi acercarse hasta mi mesa, llegando hasta mi lado y atrapándome aún con la botella de yogurt en mi boca.
– Sábado, parque Olímpico de Stratford, 19:00 horas –dijo con las palabras atropellándole– Si no vas, considérate muerta.
Sin más se dio la vuelta y se fue por el mismo lugar. Amy me miró con los ojos bien abiertos y la sorpresa presente en ella, al igual que todos a mí alrededor.
Bueno, yo estaba igual de shockeada.
Lamento no actualizar antes, pero les juro la prepa me tiene con la soga al cuello. De verdad tengo bastante que hacer, pero como relax, me salí de mis deberes para escribir el capítulo y publicarlo.
¡Gracias a todas por leer! Y les adelanto las disculpas porque, sinceramente, no creo actualizar sino hasta el viernes. No es flojera, repito, no es flojera. ES LA ESCUELA, LA MUGROSA ESCUELA :'(
Nuevamente, gracias a mis lectoras, un día les haré un maratón de tres capítulos seguidos (cuando logre tener tiempo libre, me picaré al escribir y saldrán varios capítulos e.e).
Besitos y que tengan un buen resto de semana(?). Bye.
cheshirepao
Re: "Almost Paradise" -Harry Styles y tú-
me gusto mucho mucho el cap.
tan lindo harry de regalarle el vestido y todos los chicos se comoprtan muy bien con rayita
pero para que la necesitara el sabado en el parque olimpico, que raro
siguela muy pronto
tan lindo harry de regalarle el vestido y todos los chicos se comoprtan muy bien con rayita
pero para que la necesitara el sabado en el parque olimpico, que raro
siguela muy pronto
*ali *
Re: "Almost Paradise" -Harry Styles y tú-
Espero hasta el viernes, y sino hasta que subas capítulo. El capítulo es lindo:).
Back$tabber.
Re: "Almost Paradise" -Harry Styles y tú-
Capítulo 7.-
Era sábado y a las dos del día, la hora pico donde más clientes llegaban al café, Robert –dueño de la cafetería, jefe y amigo nuestro–, dijo que tenía asuntos importantes que resolver y no podía –o más bien no quería– dejarnos el café a nuestro cuidado, cerrando el negocio y permitiéndonos irnos temprano. Además, la mañana había empezado bastante fría al grado de hacer que nevara.
Liz y yo fuimos a un pequeño restaurante de comida china, donde aproveché para contarle lo ocurrido en la mansión de los Styles.
– Bonito detalle de su parte –habló sobre el vestido.
– Si, pero me da un poco de desconfianza.
– Ay, ____, basta –me regañó– Deberías darle una oportunidad a aquel chico. Te protegió de su madre. Si te odiara hubiera dejado que te comiera viva.
Le di un sorbo a mi refresco y la miré angustiada. Mi mejor amiga me aconsejaba darle una oportunidad a Styles.
A decir verdad, si aquel cabeza de brócoli no fuera tan… tan… él, hubiese sido más sencillo para mí aceptarlo desde el principio. Pero, como saben, empezamos mal.
A penas terminamos de comer, Liz me invitó a su casa a ver películas, pues yo no tenía nada que hacer. Rentamos ‘tres metros sobre el cielo’ y su secuela ‘tengo ganas de ti’. Sin embargo, como yo ya las había visto, y aunque me gustaran mucho, me quedé dormida a la mitad de la primera.
– ____ –escuché a alguien llamándome desde mis sueños mientras, con un dedo, me picaba en el hombro intentando despertarme– ¡____!
Levanté la mirada y vi a Liz sonriéndome.
– ¿Qué ocurre? –murmuré mientras limpiaba la saliva que involuntariamente, aclaro, había salido de mi boca.
– Son las 8 –dijo mostrándome la pantalla de su celular.
Me levanté apresurada. ¿Ya tan rápido eran las seis de la tarde?
– ¿A qué hora me dormí?
– Aproximadamente, cuatro y media –soltó entre risillas– ¿No tienes nada importante que hacer? –preguntó.
– No –sonreí.
Liz me dijo que sus padres no iban a estar el fin de semana, así que si quería, podía quedarme y hacer una pijamada. Fuimos a la cocina a buscar algo para comer. Me senté en una de las sillas y empecé a observar un calendario que estaba pegado en la pared.
– Sábado –murmuré. Mis ojos viajaron hasta el reloj que no estaba muy lejos del calendario, y volví a verificar la hora: 20:40– sábado… –volví a decir en voz baja mientras algo se me venía a la cabeza.
– ___ –habló Liz desde la sala– ¿Te gustaría hamburguesas, una pizza o tacos?
Entonces recordé. Mis ojos casi saltaban de su lugar cuando me acordé. Styles me había citado hoy a las siete de la noche por el gran estadio olímpico Stratford. Me negué a creer que, hasta estas horas, él estuviera esperando aún, pero algo me hizo ponerme de pie y correr hasta la puerta.
– ¡____! –chilló Liz.
– Liz, lo siento –dije mientras tomaba mi mochila, gorro, guantes, bufanda y saco del perchero y me los ponía– Me urge hacer algo. ¡Me llevo tu sombrilla!
Liz iba a gritarme algo más, pero yo salí disparada hacia Stratford. Gracias a Dios, el parque olímpico no estaba muy lejos de casa de Liz, podía llegar caminando sin problema y así ahorrar en vez de tomar buses.
Cuando llegué hasta el lugar, miré a todos lados, intentando encontrar al brócoli que me había citado. Izquierda, derecha. No estaba por ningún lugar. Caminé un poco más pero seguí sin encontrar a nadie.
La temperatura empezaba a descender, haciendo que mi nariz se enrojeciera y quedara fría. Sentía el frío hasta por las orejas. Los diminutos copos de nieve caían sobre mi cabeza, siendo capaces de traspasar la tela de mi gorro.
Resignada, y con un poco de culpabilidad comiéndome por dentro, di la media vuelta para irme. O sea, era la primera vez que alguien me invitaba a salir y yo no iba. Me había dormido. Aún que fuera Styles, aparte de Liz, nadie me pedía salir.
Mi quijada cayó, probablemente hasta el suelo, cuando vi una figura acurrucada en una banca.
Tenía la mirada baja, temblaba de frío y tenía la nariz y mejillas como un tomate. Me acerqué hasta él y puse la sombrilla para que le cubriera de los pequeños copos de nieve que caían sobre su cabello y elegante chaleco negro.
Elevó la mirada y me observó claramente nervioso.
– Sabes qué hora es, ¿verdad? –pregunté haciendo que alzara la vista.
– Debería ser yo el que pregunte eso. ¿No te dije que estarías muerta si llegabas tarde? –contestó tiritando.
– ¿Te prometí que vendría?
– Pero ya estás aquí… –susurró.
Iba a regañarlo más pero lo último me consterno, por lo que preferí dejarlo hasta ahí.
– Te llevaré a tomar una bebida caliente, sino te enfermaras. Levántate –le dije mientras lo jalaba de la manga, pero no hacia ni el más mínimo intento para levantarse– ¡Vamos!
Jale de su brazo haciendo que se levantara, pero dejó caer su cuerpo sobre hombro. Estaba haciéndome perder el equilibrio, no era posible resistir todo su peso sobre mi cuerpo. Levanté mi pie y le di una pequeña patada en el tobillo.
– ¡Oye!
– Vámonos –empecé a caminar hacia un enorme edificio.
Dentro, no había gente. Claro, eran más de las nueve. Me dirigí a las máquinas de café, saque uno para Styles y otro para mí. Le extendí el pequeño vasito con la bebida caliente.
– Ten –miró el vasito con un tanto de indignación y lo tomó de mis manos– Un café de 5 euros.
– ¿Estás tratando de estafarme? –Bufó mientras continuaba observando sin deseo el cafecito– Yo no tomo este tipo de cosas.
– Sólo dale un sorbo –saque el mío de la máquina y fui hasta los ascensores– Acompáñame.
Lo llevé hasta la última parte del edificio, donde los teleféricos partían para dar paseos panorámicos de Londres. La ciudad estaba bien iluminada. El río Támesis brillaba con las luces de la ciudad, dando una vista espectacular.
– Hermoso, ¿no? –asintió mientras, por fin, tomaba su café con gusto– Es como estar tomando el mejor café en un sky lounge.
– Claro –dijo burlándose.
Mire hacia el cielo y contemplé el bello cielo nocturno.
– Wow, hay muchas estrellas –comenté, haciendo que Styles se burlara.
– ¿Estrellas? Esas no son estrellas, ¡son satélites!, niña tonta.
Lo miré como si le hubiera salido otra cabeza.
– ¿Satélites? ¿Eres idiota? ¿Cómo esperas que haya tantos satélites? ¡Eso es más absurdo!
– Son satélites.
– Pff –bufé– estúpido.
– Estúpida –me contestó.
– Sin cerebro.
– Cabeza dura.
– Cabeza de brócoli.
Nos detuvimos cuando un estruendo nos interrumpió y las luces se apagaron de repente. Caminé hacia la puerta que daba entrada a los elevadores y esta se encontraba cerrada. Intenté abrirla, haciendo que se apenas se entreabriera, pero estaba bloqueada con cadena y candado.
– Esta cerrada –le dije a Styles en cuanto se acercó a mi despreocupado. Me empujo con cuidado e intentó abrirla el mismo; su expresión cambio en cuanto notó que tampoco podía abrirla– ¡Rayos, rayos! ¡Esto no puede pasar! Mi mamá me va a matar… ¡ayuda! ¡AYUDA! –empecé a gritar como histérica metiendo mi cabeza en la parte entreabierta.
– No te desesperes, llamaré a alguien y vendrán por nosotros –dijo mientras metía la mano a su bolsillo. Empezó a desesperarse cuando tanteaba todas las bolsas de su pantalón y chaleco y no encontraba nada– Mierda –murmuró.
– ¿No lo tienes?
– ¿Qué hay de ti? –habló ya desesperado.
– Ni siquiera tengo celular…
– ¿¡Qué persona en esta era no posee un celular!?
Bajé la cabeza con la angustia comiéndome entera por dentro. Volví a meter la cabeza y brazos entre la apertura y volví a gritar por ayuda.
– ¡Para! –pidió Styles.
La temperatura se sentía bastante baja, y estando en alto era aún peor.
Fui hasta uno de los vagones del teleférico y me senté en una de las bancas de metal, mientras temblaba de frío. Styles me siguió y se sentó a mi lado.
Debíamos resignarnos hasta el amanecer y esperar hasta que abrieran de nuevo para poder salir de ahí. Por fortuna, en mi mochila, llevaba conmigo suéteres y una colcha.
Styles temblaba más de lo normal. Sus ojos estaban caídos y unas ojeras muy profundas empezaban a formarse debajo de sus ojos. Llevé mi mano hasta su frente notando que tenía temperatura alta. Tomé una pashmina y le envolví la cabeza, saqué la colcha del bulto y lo tapé.
– No sé qué es más raro: que me tapes la cabeza o que lleves una manta en tu mochila –dijo en voz baja mientras sonreía.
– Mamá dice que si te tapas la cabeza, el frío disminuye. Y la sábana la traigo conmigo porque sí.
Los minutos pasaron. O quizá fueron horas. Harold seguía temblando aun cuando lo había cubierto con todos los suéteres que traía en el bulto. Sin embargo, yo también moría de frío. El frío metal donde estaba apoyada mi espalda, traspasaba mi ropa haciendo que el tacto gélido me hiciera estremecer y tener escalofríos continuos. Styles notó eso y se acercó a mí mientras abría los brazos.
– ¿Q-qué haces, Styles?
Sus brazos me rodearon y acomodo la manta de tal manera que los dos quedemos cubiertos con ella y su calor. Su piel ardía en fiebre, cosa que, de alguna manera, me preocupo.
– V-voy a contar hasta cinco y si no te quitas te dañaré –murmuré mientras buscaba entre mi mochila algún objeto amenazante; desgraciadamente, lo más peligro que traía era una pluma. Mis amenazas no sirvieron de nada, pues no contestó.
Seguí empujándolo sin éxito alguno por varios minutos, hasta que vi sus ojos entre abrirse. Sus pupilas estaban dilatadas y sus mejillas sonrosadas.
– Y-yo ya estoy enfermo –dijo con trabajo– Hay demasiado frío… y-yo no quiero q-que tú te enfermes…
El corazón se me detuvo y lo contemplé por varios segundos. Sus ojos seguían mirándome con clara inquietud. Paré mis esfuerzos por alejarlo de mí, dejando que me cubriera con la sábana. Lo rodeé con los brazos, intentando darle un poco de calor corporal para lograr parar o por lo menos bajar su temperatura caldeada.
~~~~
¡LO SIENTO LO SIENTO! Dije viernes, y no subí viernes. Oh, me merezco 20 cachetadas en cada mejilla *llora*
La escuela esta caaada vez más malosa, pues cada día marcan una tarea nueva. Es bastante estresante para mi, así que lo siento si no subo capítulo, pero desgraciadamente aún no tengo más. Los capítulos los escribo antes de subirlos; pero ya es hora de hacer unos de refuerzo. Es justo y necesario.
Este capítulo esta bastaaante igual al de la serie original XD Se me hace una situación muy chistosa, nada más que aquí la resumí e.e
Como sea, espero verlas esta semana de nuevo. Compartan esta historia con sus amigas, por favor<3
LAS QUIERO:D
Era sábado y a las dos del día, la hora pico donde más clientes llegaban al café, Robert –dueño de la cafetería, jefe y amigo nuestro–, dijo que tenía asuntos importantes que resolver y no podía –o más bien no quería– dejarnos el café a nuestro cuidado, cerrando el negocio y permitiéndonos irnos temprano. Además, la mañana había empezado bastante fría al grado de hacer que nevara.
Liz y yo fuimos a un pequeño restaurante de comida china, donde aproveché para contarle lo ocurrido en la mansión de los Styles.
– Bonito detalle de su parte –habló sobre el vestido.
– Si, pero me da un poco de desconfianza.
– Ay, ____, basta –me regañó– Deberías darle una oportunidad a aquel chico. Te protegió de su madre. Si te odiara hubiera dejado que te comiera viva.
Le di un sorbo a mi refresco y la miré angustiada. Mi mejor amiga me aconsejaba darle una oportunidad a Styles.
A decir verdad, si aquel cabeza de brócoli no fuera tan… tan… él, hubiese sido más sencillo para mí aceptarlo desde el principio. Pero, como saben, empezamos mal.
A penas terminamos de comer, Liz me invitó a su casa a ver películas, pues yo no tenía nada que hacer. Rentamos ‘tres metros sobre el cielo’ y su secuela ‘tengo ganas de ti’. Sin embargo, como yo ya las había visto, y aunque me gustaran mucho, me quedé dormida a la mitad de la primera.
– ____ –escuché a alguien llamándome desde mis sueños mientras, con un dedo, me picaba en el hombro intentando despertarme– ¡____!
Levanté la mirada y vi a Liz sonriéndome.
– ¿Qué ocurre? –murmuré mientras limpiaba la saliva que involuntariamente, aclaro, había salido de mi boca.
– Son las 8 –dijo mostrándome la pantalla de su celular.
Me levanté apresurada. ¿Ya tan rápido eran las seis de la tarde?
– ¿A qué hora me dormí?
– Aproximadamente, cuatro y media –soltó entre risillas– ¿No tienes nada importante que hacer? –preguntó.
– No –sonreí.
Liz me dijo que sus padres no iban a estar el fin de semana, así que si quería, podía quedarme y hacer una pijamada. Fuimos a la cocina a buscar algo para comer. Me senté en una de las sillas y empecé a observar un calendario que estaba pegado en la pared.
– Sábado –murmuré. Mis ojos viajaron hasta el reloj que no estaba muy lejos del calendario, y volví a verificar la hora: 20:40– sábado… –volví a decir en voz baja mientras algo se me venía a la cabeza.
– ___ –habló Liz desde la sala– ¿Te gustaría hamburguesas, una pizza o tacos?
Entonces recordé. Mis ojos casi saltaban de su lugar cuando me acordé. Styles me había citado hoy a las siete de la noche por el gran estadio olímpico Stratford. Me negué a creer que, hasta estas horas, él estuviera esperando aún, pero algo me hizo ponerme de pie y correr hasta la puerta.
– ¡____! –chilló Liz.
– Liz, lo siento –dije mientras tomaba mi mochila, gorro, guantes, bufanda y saco del perchero y me los ponía– Me urge hacer algo. ¡Me llevo tu sombrilla!
Liz iba a gritarme algo más, pero yo salí disparada hacia Stratford. Gracias a Dios, el parque olímpico no estaba muy lejos de casa de Liz, podía llegar caminando sin problema y así ahorrar en vez de tomar buses.
Cuando llegué hasta el lugar, miré a todos lados, intentando encontrar al brócoli que me había citado. Izquierda, derecha. No estaba por ningún lugar. Caminé un poco más pero seguí sin encontrar a nadie.
La temperatura empezaba a descender, haciendo que mi nariz se enrojeciera y quedara fría. Sentía el frío hasta por las orejas. Los diminutos copos de nieve caían sobre mi cabeza, siendo capaces de traspasar la tela de mi gorro.
Resignada, y con un poco de culpabilidad comiéndome por dentro, di la media vuelta para irme. O sea, era la primera vez que alguien me invitaba a salir y yo no iba. Me había dormido. Aún que fuera Styles, aparte de Liz, nadie me pedía salir.
Mi quijada cayó, probablemente hasta el suelo, cuando vi una figura acurrucada en una banca.
Tenía la mirada baja, temblaba de frío y tenía la nariz y mejillas como un tomate. Me acerqué hasta él y puse la sombrilla para que le cubriera de los pequeños copos de nieve que caían sobre su cabello y elegante chaleco negro.
Elevó la mirada y me observó claramente nervioso.
– Sabes qué hora es, ¿verdad? –pregunté haciendo que alzara la vista.
– Debería ser yo el que pregunte eso. ¿No te dije que estarías muerta si llegabas tarde? –contestó tiritando.
– ¿Te prometí que vendría?
– Pero ya estás aquí… –susurró.
Iba a regañarlo más pero lo último me consterno, por lo que preferí dejarlo hasta ahí.
– Te llevaré a tomar una bebida caliente, sino te enfermaras. Levántate –le dije mientras lo jalaba de la manga, pero no hacia ni el más mínimo intento para levantarse– ¡Vamos!
Jale de su brazo haciendo que se levantara, pero dejó caer su cuerpo sobre hombro. Estaba haciéndome perder el equilibrio, no era posible resistir todo su peso sobre mi cuerpo. Levanté mi pie y le di una pequeña patada en el tobillo.
– ¡Oye!
– Vámonos –empecé a caminar hacia un enorme edificio.
Dentro, no había gente. Claro, eran más de las nueve. Me dirigí a las máquinas de café, saque uno para Styles y otro para mí. Le extendí el pequeño vasito con la bebida caliente.
– Ten –miró el vasito con un tanto de indignación y lo tomó de mis manos– Un café de 5 euros.
– ¿Estás tratando de estafarme? –Bufó mientras continuaba observando sin deseo el cafecito– Yo no tomo este tipo de cosas.
– Sólo dale un sorbo –saque el mío de la máquina y fui hasta los ascensores– Acompáñame.
Lo llevé hasta la última parte del edificio, donde los teleféricos partían para dar paseos panorámicos de Londres. La ciudad estaba bien iluminada. El río Támesis brillaba con las luces de la ciudad, dando una vista espectacular.
– Hermoso, ¿no? –asintió mientras, por fin, tomaba su café con gusto– Es como estar tomando el mejor café en un sky lounge.
– Claro –dijo burlándose.
Mire hacia el cielo y contemplé el bello cielo nocturno.
– Wow, hay muchas estrellas –comenté, haciendo que Styles se burlara.
– ¿Estrellas? Esas no son estrellas, ¡son satélites!, niña tonta.
Lo miré como si le hubiera salido otra cabeza.
– ¿Satélites? ¿Eres idiota? ¿Cómo esperas que haya tantos satélites? ¡Eso es más absurdo!
– Son satélites.
– Pff –bufé– estúpido.
– Estúpida –me contestó.
– Sin cerebro.
– Cabeza dura.
– Cabeza de brócoli.
Nos detuvimos cuando un estruendo nos interrumpió y las luces se apagaron de repente. Caminé hacia la puerta que daba entrada a los elevadores y esta se encontraba cerrada. Intenté abrirla, haciendo que se apenas se entreabriera, pero estaba bloqueada con cadena y candado.
– Esta cerrada –le dije a Styles en cuanto se acercó a mi despreocupado. Me empujo con cuidado e intentó abrirla el mismo; su expresión cambio en cuanto notó que tampoco podía abrirla– ¡Rayos, rayos! ¡Esto no puede pasar! Mi mamá me va a matar… ¡ayuda! ¡AYUDA! –empecé a gritar como histérica metiendo mi cabeza en la parte entreabierta.
– No te desesperes, llamaré a alguien y vendrán por nosotros –dijo mientras metía la mano a su bolsillo. Empezó a desesperarse cuando tanteaba todas las bolsas de su pantalón y chaleco y no encontraba nada– Mierda –murmuró.
– ¿No lo tienes?
– ¿Qué hay de ti? –habló ya desesperado.
– Ni siquiera tengo celular…
– ¿¡Qué persona en esta era no posee un celular!?
Bajé la cabeza con la angustia comiéndome entera por dentro. Volví a meter la cabeza y brazos entre la apertura y volví a gritar por ayuda.
– ¡Para! –pidió Styles.
La temperatura se sentía bastante baja, y estando en alto era aún peor.
Fui hasta uno de los vagones del teleférico y me senté en una de las bancas de metal, mientras temblaba de frío. Styles me siguió y se sentó a mi lado.
Debíamos resignarnos hasta el amanecer y esperar hasta que abrieran de nuevo para poder salir de ahí. Por fortuna, en mi mochila, llevaba conmigo suéteres y una colcha.
Styles temblaba más de lo normal. Sus ojos estaban caídos y unas ojeras muy profundas empezaban a formarse debajo de sus ojos. Llevé mi mano hasta su frente notando que tenía temperatura alta. Tomé una pashmina y le envolví la cabeza, saqué la colcha del bulto y lo tapé.
– No sé qué es más raro: que me tapes la cabeza o que lleves una manta en tu mochila –dijo en voz baja mientras sonreía.
– Mamá dice que si te tapas la cabeza, el frío disminuye. Y la sábana la traigo conmigo porque sí.
Los minutos pasaron. O quizá fueron horas. Harold seguía temblando aun cuando lo había cubierto con todos los suéteres que traía en el bulto. Sin embargo, yo también moría de frío. El frío metal donde estaba apoyada mi espalda, traspasaba mi ropa haciendo que el tacto gélido me hiciera estremecer y tener escalofríos continuos. Styles notó eso y se acercó a mí mientras abría los brazos.
– ¿Q-qué haces, Styles?
Sus brazos me rodearon y acomodo la manta de tal manera que los dos quedemos cubiertos con ella y su calor. Su piel ardía en fiebre, cosa que, de alguna manera, me preocupo.
– V-voy a contar hasta cinco y si no te quitas te dañaré –murmuré mientras buscaba entre mi mochila algún objeto amenazante; desgraciadamente, lo más peligro que traía era una pluma. Mis amenazas no sirvieron de nada, pues no contestó.
Seguí empujándolo sin éxito alguno por varios minutos, hasta que vi sus ojos entre abrirse. Sus pupilas estaban dilatadas y sus mejillas sonrosadas.
– Y-yo ya estoy enfermo –dijo con trabajo– Hay demasiado frío… y-yo no quiero q-que tú te enfermes…
El corazón se me detuvo y lo contemplé por varios segundos. Sus ojos seguían mirándome con clara inquietud. Paré mis esfuerzos por alejarlo de mí, dejando que me cubriera con la sábana. Lo rodeé con los brazos, intentando darle un poco de calor corporal para lograr parar o por lo menos bajar su temperatura caldeada.
~~~~
¡LO SIENTO LO SIENTO! Dije viernes, y no subí viernes. Oh, me merezco 20 cachetadas en cada mejilla *llora*
La escuela esta caaada vez más malosa, pues cada día marcan una tarea nueva. Es bastante estresante para mi, así que lo siento si no subo capítulo, pero desgraciadamente aún no tengo más. Los capítulos los escribo antes de subirlos; pero ya es hora de hacer unos de refuerzo. Es justo y necesario.
Este capítulo esta bastaaante igual al de la serie original XD Se me hace una situación muy chistosa, nada más que aquí la resumí e.e
Como sea, espero verlas esta semana de nuevo. Compartan esta historia con sus amigas, por favor<3
LAS QUIERO:D
Última edición por cheshirepao el Mar 15 Ene 2013, 7:09 pm, editado 2 veces
cheshirepao
Re: "Almost Paradise" -Harry Styles y tú-
awww, que ternura.
rayita y harry estan solitos en un telesferico, muertos del frio. y harry no wuiere que rayita se enferme. me va a dar diabetis por tanta dulcura, son hermosos juntosss!!!!!!!!!!
siguela cuando puedas, te entiendo el colegio es un asco y las tareas pero, entonces te salvaste de mis 40 cachetadas.XD
rayita y harry estan solitos en un telesferico, muertos del frio. y harry no wuiere que rayita se enferme. me va a dar diabetis por tanta dulcura, son hermosos juntosss!!!!!!!!!!
siguela cuando puedas, te entiendo el colegio es un asco y las tareas pero, entonces te salvaste de mis 40 cachetadas.XD
*ali *
Re: "Almost Paradise" -Harry Styles y tú-
Soy una fiel lectora de esta novela adoro esta nove!
Ola k ase?
Re: "Almost Paradise" -Harry Styles y tú-
*ali * escribió:awww, que ternura.
rayita y harry estan solitos en un telesferico, muertos del frio. y harry no wuiere que rayita se enferme. me va a dar diabetis por tanta dulcura, son hermosos juntosss!!!!!!!!!!
siguela cuando puedas, te entiendo el colegio es un asco y las tareas pero, entonces te salvaste de mis 40 cachetadas.XD
JAJAJAJA te provocaran diabetes D:
Dios ampare a mis cachetes, para la próxima creo no tendré perdón x'D
Gracias por leer<3.
cheshirepao
Re: "Almost Paradise" -Harry Styles y tú-
Ola k ase? escribió:Soy una fiel lectora de esta novela adoro esta nove!
Muchas graciaaaaassss, y también por leer<3.
cheshirepao
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