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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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El amor lo cura todo.[Joe&Tú]
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Página 2 de 3. • 1, 2, 3
Re: El amor lo cura todo.[Joe&Tú]
Nueva lectora
me encanta esta nove siguela por favor esta super genial
ya estoy ansiosa x leer mas
me encanta esta nove siguela por favor esta super genial
ya estoy ansiosa x leer mas
ElitzJb
Re: El amor lo cura todo.[Joe&Tú]
Dos horas después, estaban de camino al lugar elegido. ______ no podía dejar de darle vueltas a las palabras de Joe. ¿Era realmente posible que todo lo que había soñado fuera a hacerse realidad?
______ salió de la carretera al llegar al terreno del que había hablado a Joe.
—Este lugar ha sido propiedad de los Rawlins desde hace tres generaciones. Holt se hizo cargo de la granja hace un año. Para tratarse de un asesor financiero de Nueva York, no lo está haciendo nada mal.
—Además de estar casado con tu hermana pequeña, Leah —observó Joe.
—Veo que mi madre te ha opuesto al tanto de todo —sonrió ella.
—Entre otras cosas. Fue muy amable esta mañana al ofrecerse a cuidar a Lauren —dijo Joe observando el paisaje—. Es un lugar precioso.
—No creo que cuidar a tu hija sea un esfuerzo para ella.
______ miró las montañas que tan acostumbrada estaba a ver. Las diferentes tonalidades ocres se mezclaban con el verde de los árboles y la fina capa de nieve que había caído la noche anterior.
—Sí, es muy bonito, pero los pueblos pequeños también tienen sus desventajas —dijo ______—. Hay pocos restaurantes, no hay cines cerca y todo el mundo se entera de tu vida privada enseguida.
—Si me decido a invertir aquí, el hotel tendrá un gran restaurante y televisión por cable —prometió Joe—. Además, con una hija de cinco años, no es vida social precisamente lo que busco —dijo con gesto serio—. Cuando tu vida ha sido aireada a los cuatro vientos en todos los medios de comunicación habidos y por haber, salir por ahí no es lo que más te apetece. No me preocupo por mí, sino por Lauren. Se merece tener la oportunidad de llevar una vida normal.
Sus palabras la conmovieron. Era un buen padre. Si había un hombre al que pudiera llegar a abrirle las puertas de su vida, era él. Pero, entonces, una profunda tristeza la inundó, porque recordó que ella nunca podría tener una relación normal con nadie.
Ningún hombre quería involucrarse con una mujer con tantas cicatrices emocionales como ella.
—Me siento como si me hubiera escapado del colegio —dijo Joe sonriendo.
—Así es como nos gusta que se sienta la gente cuando viene aquí.
______ detuvo el coche junto al edificio de dos plantas que dominaba la propiedad. La valla que la circundaba había sido restaurada. El edificio había sido pintado de verde y blanco recientemente. Holt no había perdido el tiempo.
—Impresionante —dijo Joe.
—Holt ha pasado todo este último año haciendo mejoras —comentó ______.
Abrió la puerta del coche y salió al exterior. En un acto que ya se había convertido en instintivo, miró al cielo, cubierto de nubes. El parte meteorológico había vuelto a pronosticar nieve. Se puso el abrigo, rezando para que no empezara a descargar todavía y, seguida de Joe, fue hasta la puerta, que se abrió antes de que llegaran.
A pesar de su embarazo, Leah seguía siendo la misma chica bajita, rubia y preciosa de siempre.
—Bienvenidos —dijo haciéndose a un lado para invitarlos a entrar.
Cruzaron un pequeño vestíbulo hasta llegar a una enorme cocina con fogones alimentados por madera y una encimera de granito negro.
—Leah, te presento a Joe Hilliard. Joe, ella es mi hermana Leah.
—Al fin nos conocemos, señor Hilliard —dijo su hermana.
—Por favor, llámame Joe —le pidió él, observando lo hermosas que eran las tres hermanas, aunque él a quien prefería era a _____.
—Estamos muy contentos de tenerte aquí —dijo Leah—. Ojalá no hiciera tanto frío —comentó, y se volvió hacia ______—. Intenté llamarte antes de que salieras del pueblo. Tenemos un pequeño problema.
—¿Le pasa algo al bebé? —preguntó ______ preocupada.
—No, no, el bebé está bien. Se trata de un ternero que está a punto de nacer. Su madre, Shady Lady, está teniendo un parto muy largo y está cansada. Holt está con ella desde esta mañana.
La puerta de la cocina se abrió y un chico rubio de unos ocho o nueve años entró.
—Hola, mamá —dijo—. Papá va a llamar al veterinario. Hola, tía ______.
—Hola, Corey —dijo ella—. ¿Cómo está mi sobrino favorito?
—Bien —contestó el pequeño—. Estoy ayudando a papá con Lady.
—Eso está muy bien, Corey —dijo _______—. Mira, quiero presentarte a Joe Hilliard. Joe, te presento a mi sobrino, Corey Rawlins.
—Encantado de conocerlo, señor —dijo Corey estrechándole la mano.
—Igualmente, jovencito.
Un hombre alto, con el pelo del color de la arena, vestido con unos pantalones vaqueros, botas y sombrero de cowboy, entró.
—Cielos, hace frío ahí fuera —dijo quitándose la chaqueta y el sombrero y colgándolos en el perchero—. Hola, soy Holt Rawlins. Tú debes de ser Joe Hilliard.
—El mismo —dijo él—. Según tu esposa, tienes un pequeño problema.
—Sí, mi yegua favorita está teniendo algunas dificultades para parir —dijo yendo al lado de Leah—. Sólo venía a llamar al veterinario y decirle a ______ que ahora mismo no puedo ausentarme.
—No te preocupes, Holt —dijo ella—. Si nos dejas el jeep iremos nosotros solos.
—Claro, pero no os demoréis mucho, está a punto de estallar una tormenta. Y, ahora, sintiéndolo mucho, debo ir a hacer esa llamada —añadió desapareciendo en una habitación contigua.
—Si vamos a ir, será mejor salir cuanto antes —le dijo Joe a ______.
—Estoy de acuerdo —respondió ella volviéndose hacia su hermana—. Siento tener que irme tan pronto.
—Iría con vosotros, pero no creo que al bebé que llevo le sentara muy bien tanto ajetreo. Pero sí puedo daros un termo de café y algo para picar —dijo tendiéndoles una cesta.
—Gracias, Leah —dijo Joe.
—Sí, gracias —añadió _____.
—Sólo lo hago para colaborar con el proyecto —dijo la hermana pequeña de ______—. Joe, ya verás como te enamoras del lugar en cuanto lo veas.
—El veterinario está en camino —dijo Holt uniéndose de nuevo a ellos—. Iré con vosotros hasta el establo.
Holt le dio un beso largo y apasionado a su esposa, un beso que habría hecho morirse de envidia a cualquiera que no tuviera a nadie especial en su vida. Joe miró a _____. ¿Tenía ella alguien especial?
—¿Listos? —preguntó Holt.
Ambos asintieron y lo siguieron hasta el establo, donde había un viejo jeep aparcado.
Holt los despidió con la mano.
—Bueno, ahora estamos solos —dijo Joe subiéndose al coche.
—No te preocupes. He estado aquí miles de veces.
Quería que Joe viera el lugar, y le daba igual la predicción del tiempo y la amenaza de tormenta. Si posponía todavía más la visita, corría el riesgo de que Joe perdiera su interés, y ella tenía esperanzas de que el proyecto pudiera empezar en primavera.
—Será mejor que nos demos un poco de prisa para que no nos pille la tormenta —dijo ______.
—Entonces, vamos allá. Quiero ver de lo que estamos hablando antes de comprarlo.
Sus palabras llenaron de vigor a ______. Tenía que conseguirlo, aunque el precio fuera pasar mucho tiempo a solas con un hombre. Algo que había evitado desde hacía mucho tiempo.
La carretera de subida era estrecha y llena de curvas, pero era la mejor forma de disfrutar del paisaje, el futuro acceso a la estación de esquí. ______ deseó que a Joe le estuviera gustando Silver Sky Canyon.
Al cabo de unos minutos, detuvo el coche.
—Ven —dijo ella abriendo la puerta—. Quiero enseñarte algo.
Joe salió al exterior. _______ se puso el abrigo y se tapó la cabeza con un pañuelo. Todavía había poca nieve, y podían verse las montañas con toda claridad.
—Tenías razón —dijo Joe—. Este lugar es maravilloso. Casi da pena tocarlo.
—En realidad, no vamos a tocar nada —observó ella—. Recuerda que no vamos a hacer pistas para el gran público. Este sitio es perfecto para hacer esquí extremo.
—He estado informándome un poco al respecto y tienes razón, está muy de moda —dijo Joe.
—Y piensa en la cantidad de complementos de ropa que podríamos vender en el hotel —dijo ella soñando despierta—. Podríamos organizar visitas guiadas y cursillos de aprendizaje. Cualquiera que quiera bajar por estas pistas, deberá pasar antes unas pruebas.
Joe vio los primeros copos de nieve bailando alrededor del rostro de _____ Era difícil concentrarse en algo con semejante belleza a su lado.
—Y seguramente ya habrás pensado en los habitantes del pueblo que podrán encargarse de esos trabajos, ¿verdad? —preguntó él.
—Claro. ¿Por qué no contratar a los mejores? Son los que mejor conocen el lugar, los que han estado esquiando aquí desde niños.
—¿Hay algún acceso desde la autopista? —preguntó Joe acercándose a ella y señalando la carretera.
—Esta es la parte trasera de la propiedad de Holt. Está deseando vendernos lo necesario para que podamos construir la estación.
—¿Qué distancia hay hasta la autopista? —insistió él.
—Doce kilómetros —respondió ______—. Doce kilómetros de un paisaje tan bonito como éste. La única condición que ha puesto Holt es que no pongamos grandes letreros que afeen la vista.
—Estoy de acuerdo con él —comentó Joe—. Este proyecto me gusta cada vez más.
Se miraron a los ojos durante un segundo, pero fue suficiente para que ______ sintiera un estremecimiento en todo su cuerpo.
Intentó apartarse de él, pero perdió el equilibrio. Joe la sujetó inmediatamente.
—Ten cuidado.
—Ya te dije que era un poco torpe —sonrió ella nerviosa.
—Creo que deberíamos volver. La tormenta está cada vez más cerca.
Enfadada consigo misma por la reacción que había tenido hacia Joe, ______ lo guió de nuevo hasta el jeep y entraron. Encendió el motor rezando por que pudiera regresar al rancho de Holt sin contratiempos.
En cuanto puso el vehículo en marcha, supo que no iba a resultar nada fácil. La nieve estaba empezando a caer con fuerza.
—Vaya, el hombre del tiempo por fin ha acertado —sonrió ella intentando quitarle importancia.
Cuando tomó la estrecha carretera, esa vez cuesta abajo, Joe la miró.
—Esto es un poco peligroso —le dijo—. ¿Eres buena conduciendo?
—Sí, no te preocupes —respondió ella—. Voy despacio porque hay poca visibilidad.
—Si quieres que conduzca yo, sólo tienes que decírmelo.
—De verdad, no te preocupes, puedo hacerlo —mintió ______.
¿Cómo había podido cometer la locura de subir con él hasta allí con el tiempo que hacía? ¿Qué iba a pensar de ella?
Pero ya no servía de nada hacerse más preguntas. El jeep bajaba por un camino lleno de obstáculos y acababa de pasar por encima de una roca enorme.
—Esto es como un parque de atracciones —dijo Joe intentando bromear.
Justo en ese momento, una de las ruedas del vehículo impactó con un pequeño bache, se descontroló y, girando, se salió de la carretera y fue a chocarse contra un grupo de rocas. Los viejos cinturones de seguridad no consiguieron contener el golpe y ______ se abalanzó contra el cristal.
—¿Estás bien? —le preguntó Joe inclinándose sobre ella.
—¿Qué ha pasado? —dijo, aturdida.
—Nos hemos salido de la carretera. Quédate aquí, iré a echar un vistazo —dijo sacando una linterna de la guantera y saliendo al exterior.
Al cabo de lo que le pareció una eternidad, Joe entró de nuevo cubierto de nieve. Una masa de aire frío penetró en el vehículo.
—La transmisión se ha roto.
—¿Eso es importante? —preguntó ______, que no tenía ni idea de qué le estaba hablando.
—Sí, es importante. Siempre que quieras que el coche se mueva, claro. Además, tenemos que sacarlo de las rocas.
—Entonces, estamos atrapados.
—Hay que llamar a Holt —dijo él—. ¿Aquí hay cobertura?
—A veces sí, a veces no —respondió _______ sacando su teléfono móvil y viendo que apenas había.
A pesar de todo, marcó el teléfono de la casa de su hermana.
—Hola —respondió Leah—. ______ ¿dónde estáis?
—Es una larga historia —respondió ella—. Estamos atrapados a mitad de camino de la montaña. El jeep está… roto. ¿Crees que Holt podría venir a por nosotros?
—Hola, ______ —dijo Holt poniéndose al teléfono—. Lo intentaré, pero, con este tiempo, voy a tardar un poco en llegar. Lo más importante es que os pongáis a cubierto.
______ miró a su alrededor. La nieve lo cubría todo, pero había ido muchas veces con su padre de excursión. Él le había enseñado técnicas de supervivencia.
—¿Podemos quedarnos en el jeep? —le preguntó a Holt.
—Si la nieve sigue cayendo, no —respondió su cuñado—. Mira, voy a llamar a Reed e intentaremos llegar hasta allí antes de que el paso quede bloqueado. Pero vas a tener que darme alguna indicación de dónde estáis.
—Holt necesita alguna referencia —dijo _____ mirando a Joe.
Sin pensarlo dos veces, Joe salió al exterior, miró a su alrededor, y volvió al interior.
—Holt, estamos a unos tres kilómetros de la cima —dijo tomando el teléfono—. Hay una formación rocosa aquí cerca que parece una iglesia.
Joe sacó un trozo de papel y apuntó algo que debía de estar diciéndole Holt.
—Entendido, intentaré llamarte cuando lleguemos allí. Muchas gracias —y colgó, guardándose el teléfono móvil de ______.
—Vamos —le dijo—, tenemos que llegar hasta una cueva que hay aquí cerca. Holt dice que Corey la usa habitualmente.
—Sí, la conozco —dijo ella intentando que no la dominara el miedo.
Joe tomó la cesta que les había dado Leah, la linterna y una manta.
—Holt dijo que la cueva está a un kilómetro de aquí más o menos. Allí podremos resguardarnos de la tormenta.
______ se abrochó el abrigo y se puso los guantes. Tomó la manta, respiró profundamente y abrió la puerta del coche. Corriendo, siguió a Joe a través de las rocas.
Por primera vez en su vida, tenía que confiar en un hombre que apenas conocía.
______ salió de la carretera al llegar al terreno del que había hablado a Joe.
—Este lugar ha sido propiedad de los Rawlins desde hace tres generaciones. Holt se hizo cargo de la granja hace un año. Para tratarse de un asesor financiero de Nueva York, no lo está haciendo nada mal.
—Además de estar casado con tu hermana pequeña, Leah —observó Joe.
—Veo que mi madre te ha opuesto al tanto de todo —sonrió ella.
—Entre otras cosas. Fue muy amable esta mañana al ofrecerse a cuidar a Lauren —dijo Joe observando el paisaje—. Es un lugar precioso.
—No creo que cuidar a tu hija sea un esfuerzo para ella.
______ miró las montañas que tan acostumbrada estaba a ver. Las diferentes tonalidades ocres se mezclaban con el verde de los árboles y la fina capa de nieve que había caído la noche anterior.
—Sí, es muy bonito, pero los pueblos pequeños también tienen sus desventajas —dijo ______—. Hay pocos restaurantes, no hay cines cerca y todo el mundo se entera de tu vida privada enseguida.
—Si me decido a invertir aquí, el hotel tendrá un gran restaurante y televisión por cable —prometió Joe—. Además, con una hija de cinco años, no es vida social precisamente lo que busco —dijo con gesto serio—. Cuando tu vida ha sido aireada a los cuatro vientos en todos los medios de comunicación habidos y por haber, salir por ahí no es lo que más te apetece. No me preocupo por mí, sino por Lauren. Se merece tener la oportunidad de llevar una vida normal.
Sus palabras la conmovieron. Era un buen padre. Si había un hombre al que pudiera llegar a abrirle las puertas de su vida, era él. Pero, entonces, una profunda tristeza la inundó, porque recordó que ella nunca podría tener una relación normal con nadie.
Ningún hombre quería involucrarse con una mujer con tantas cicatrices emocionales como ella.
—Me siento como si me hubiera escapado del colegio —dijo Joe sonriendo.
—Así es como nos gusta que se sienta la gente cuando viene aquí.
______ detuvo el coche junto al edificio de dos plantas que dominaba la propiedad. La valla que la circundaba había sido restaurada. El edificio había sido pintado de verde y blanco recientemente. Holt no había perdido el tiempo.
—Impresionante —dijo Joe.
—Holt ha pasado todo este último año haciendo mejoras —comentó ______.
Abrió la puerta del coche y salió al exterior. En un acto que ya se había convertido en instintivo, miró al cielo, cubierto de nubes. El parte meteorológico había vuelto a pronosticar nieve. Se puso el abrigo, rezando para que no empezara a descargar todavía y, seguida de Joe, fue hasta la puerta, que se abrió antes de que llegaran.
A pesar de su embarazo, Leah seguía siendo la misma chica bajita, rubia y preciosa de siempre.
—Bienvenidos —dijo haciéndose a un lado para invitarlos a entrar.
Cruzaron un pequeño vestíbulo hasta llegar a una enorme cocina con fogones alimentados por madera y una encimera de granito negro.
—Leah, te presento a Joe Hilliard. Joe, ella es mi hermana Leah.
—Al fin nos conocemos, señor Hilliard —dijo su hermana.
—Por favor, llámame Joe —le pidió él, observando lo hermosas que eran las tres hermanas, aunque él a quien prefería era a _____.
—Estamos muy contentos de tenerte aquí —dijo Leah—. Ojalá no hiciera tanto frío —comentó, y se volvió hacia ______—. Intenté llamarte antes de que salieras del pueblo. Tenemos un pequeño problema.
—¿Le pasa algo al bebé? —preguntó ______ preocupada.
—No, no, el bebé está bien. Se trata de un ternero que está a punto de nacer. Su madre, Shady Lady, está teniendo un parto muy largo y está cansada. Holt está con ella desde esta mañana.
La puerta de la cocina se abrió y un chico rubio de unos ocho o nueve años entró.
—Hola, mamá —dijo—. Papá va a llamar al veterinario. Hola, tía ______.
—Hola, Corey —dijo ella—. ¿Cómo está mi sobrino favorito?
—Bien —contestó el pequeño—. Estoy ayudando a papá con Lady.
—Eso está muy bien, Corey —dijo _______—. Mira, quiero presentarte a Joe Hilliard. Joe, te presento a mi sobrino, Corey Rawlins.
—Encantado de conocerlo, señor —dijo Corey estrechándole la mano.
—Igualmente, jovencito.
Un hombre alto, con el pelo del color de la arena, vestido con unos pantalones vaqueros, botas y sombrero de cowboy, entró.
—Cielos, hace frío ahí fuera —dijo quitándose la chaqueta y el sombrero y colgándolos en el perchero—. Hola, soy Holt Rawlins. Tú debes de ser Joe Hilliard.
—El mismo —dijo él—. Según tu esposa, tienes un pequeño problema.
—Sí, mi yegua favorita está teniendo algunas dificultades para parir —dijo yendo al lado de Leah—. Sólo venía a llamar al veterinario y decirle a ______ que ahora mismo no puedo ausentarme.
—No te preocupes, Holt —dijo ella—. Si nos dejas el jeep iremos nosotros solos.
—Claro, pero no os demoréis mucho, está a punto de estallar una tormenta. Y, ahora, sintiéndolo mucho, debo ir a hacer esa llamada —añadió desapareciendo en una habitación contigua.
—Si vamos a ir, será mejor salir cuanto antes —le dijo Joe a ______.
—Estoy de acuerdo —respondió ella volviéndose hacia su hermana—. Siento tener que irme tan pronto.
—Iría con vosotros, pero no creo que al bebé que llevo le sentara muy bien tanto ajetreo. Pero sí puedo daros un termo de café y algo para picar —dijo tendiéndoles una cesta.
—Gracias, Leah —dijo Joe.
—Sí, gracias —añadió _____.
—Sólo lo hago para colaborar con el proyecto —dijo la hermana pequeña de ______—. Joe, ya verás como te enamoras del lugar en cuanto lo veas.
—El veterinario está en camino —dijo Holt uniéndose de nuevo a ellos—. Iré con vosotros hasta el establo.
Holt le dio un beso largo y apasionado a su esposa, un beso que habría hecho morirse de envidia a cualquiera que no tuviera a nadie especial en su vida. Joe miró a _____. ¿Tenía ella alguien especial?
—¿Listos? —preguntó Holt.
Ambos asintieron y lo siguieron hasta el establo, donde había un viejo jeep aparcado.
Holt los despidió con la mano.
—Bueno, ahora estamos solos —dijo Joe subiéndose al coche.
—No te preocupes. He estado aquí miles de veces.
Quería que Joe viera el lugar, y le daba igual la predicción del tiempo y la amenaza de tormenta. Si posponía todavía más la visita, corría el riesgo de que Joe perdiera su interés, y ella tenía esperanzas de que el proyecto pudiera empezar en primavera.
—Será mejor que nos demos un poco de prisa para que no nos pille la tormenta —dijo ______.
—Entonces, vamos allá. Quiero ver de lo que estamos hablando antes de comprarlo.
Sus palabras llenaron de vigor a ______. Tenía que conseguirlo, aunque el precio fuera pasar mucho tiempo a solas con un hombre. Algo que había evitado desde hacía mucho tiempo.
La carretera de subida era estrecha y llena de curvas, pero era la mejor forma de disfrutar del paisaje, el futuro acceso a la estación de esquí. ______ deseó que a Joe le estuviera gustando Silver Sky Canyon.
Al cabo de unos minutos, detuvo el coche.
—Ven —dijo ella abriendo la puerta—. Quiero enseñarte algo.
Joe salió al exterior. _______ se puso el abrigo y se tapó la cabeza con un pañuelo. Todavía había poca nieve, y podían verse las montañas con toda claridad.
—Tenías razón —dijo Joe—. Este lugar es maravilloso. Casi da pena tocarlo.
—En realidad, no vamos a tocar nada —observó ella—. Recuerda que no vamos a hacer pistas para el gran público. Este sitio es perfecto para hacer esquí extremo.
—He estado informándome un poco al respecto y tienes razón, está muy de moda —dijo Joe.
—Y piensa en la cantidad de complementos de ropa que podríamos vender en el hotel —dijo ella soñando despierta—. Podríamos organizar visitas guiadas y cursillos de aprendizaje. Cualquiera que quiera bajar por estas pistas, deberá pasar antes unas pruebas.
Joe vio los primeros copos de nieve bailando alrededor del rostro de _____ Era difícil concentrarse en algo con semejante belleza a su lado.
—Y seguramente ya habrás pensado en los habitantes del pueblo que podrán encargarse de esos trabajos, ¿verdad? —preguntó él.
—Claro. ¿Por qué no contratar a los mejores? Son los que mejor conocen el lugar, los que han estado esquiando aquí desde niños.
—¿Hay algún acceso desde la autopista? —preguntó Joe acercándose a ella y señalando la carretera.
—Esta es la parte trasera de la propiedad de Holt. Está deseando vendernos lo necesario para que podamos construir la estación.
—¿Qué distancia hay hasta la autopista? —insistió él.
—Doce kilómetros —respondió ______—. Doce kilómetros de un paisaje tan bonito como éste. La única condición que ha puesto Holt es que no pongamos grandes letreros que afeen la vista.
—Estoy de acuerdo con él —comentó Joe—. Este proyecto me gusta cada vez más.
Se miraron a los ojos durante un segundo, pero fue suficiente para que ______ sintiera un estremecimiento en todo su cuerpo.
Intentó apartarse de él, pero perdió el equilibrio. Joe la sujetó inmediatamente.
—Ten cuidado.
—Ya te dije que era un poco torpe —sonrió ella nerviosa.
—Creo que deberíamos volver. La tormenta está cada vez más cerca.
Enfadada consigo misma por la reacción que había tenido hacia Joe, ______ lo guió de nuevo hasta el jeep y entraron. Encendió el motor rezando por que pudiera regresar al rancho de Holt sin contratiempos.
En cuanto puso el vehículo en marcha, supo que no iba a resultar nada fácil. La nieve estaba empezando a caer con fuerza.
—Vaya, el hombre del tiempo por fin ha acertado —sonrió ella intentando quitarle importancia.
Cuando tomó la estrecha carretera, esa vez cuesta abajo, Joe la miró.
—Esto es un poco peligroso —le dijo—. ¿Eres buena conduciendo?
—Sí, no te preocupes —respondió ella—. Voy despacio porque hay poca visibilidad.
—Si quieres que conduzca yo, sólo tienes que decírmelo.
—De verdad, no te preocupes, puedo hacerlo —mintió ______.
¿Cómo había podido cometer la locura de subir con él hasta allí con el tiempo que hacía? ¿Qué iba a pensar de ella?
Pero ya no servía de nada hacerse más preguntas. El jeep bajaba por un camino lleno de obstáculos y acababa de pasar por encima de una roca enorme.
—Esto es como un parque de atracciones —dijo Joe intentando bromear.
Justo en ese momento, una de las ruedas del vehículo impactó con un pequeño bache, se descontroló y, girando, se salió de la carretera y fue a chocarse contra un grupo de rocas. Los viejos cinturones de seguridad no consiguieron contener el golpe y ______ se abalanzó contra el cristal.
—¿Estás bien? —le preguntó Joe inclinándose sobre ella.
—¿Qué ha pasado? —dijo, aturdida.
—Nos hemos salido de la carretera. Quédate aquí, iré a echar un vistazo —dijo sacando una linterna de la guantera y saliendo al exterior.
Al cabo de lo que le pareció una eternidad, Joe entró de nuevo cubierto de nieve. Una masa de aire frío penetró en el vehículo.
—La transmisión se ha roto.
—¿Eso es importante? —preguntó ______, que no tenía ni idea de qué le estaba hablando.
—Sí, es importante. Siempre que quieras que el coche se mueva, claro. Además, tenemos que sacarlo de las rocas.
—Entonces, estamos atrapados.
—Hay que llamar a Holt —dijo él—. ¿Aquí hay cobertura?
—A veces sí, a veces no —respondió _______ sacando su teléfono móvil y viendo que apenas había.
A pesar de todo, marcó el teléfono de la casa de su hermana.
—Hola —respondió Leah—. ______ ¿dónde estáis?
—Es una larga historia —respondió ella—. Estamos atrapados a mitad de camino de la montaña. El jeep está… roto. ¿Crees que Holt podría venir a por nosotros?
—Hola, ______ —dijo Holt poniéndose al teléfono—. Lo intentaré, pero, con este tiempo, voy a tardar un poco en llegar. Lo más importante es que os pongáis a cubierto.
______ miró a su alrededor. La nieve lo cubría todo, pero había ido muchas veces con su padre de excursión. Él le había enseñado técnicas de supervivencia.
—¿Podemos quedarnos en el jeep? —le preguntó a Holt.
—Si la nieve sigue cayendo, no —respondió su cuñado—. Mira, voy a llamar a Reed e intentaremos llegar hasta allí antes de que el paso quede bloqueado. Pero vas a tener que darme alguna indicación de dónde estáis.
—Holt necesita alguna referencia —dijo _____ mirando a Joe.
Sin pensarlo dos veces, Joe salió al exterior, miró a su alrededor, y volvió al interior.
—Holt, estamos a unos tres kilómetros de la cima —dijo tomando el teléfono—. Hay una formación rocosa aquí cerca que parece una iglesia.
Joe sacó un trozo de papel y apuntó algo que debía de estar diciéndole Holt.
—Entendido, intentaré llamarte cuando lleguemos allí. Muchas gracias —y colgó, guardándose el teléfono móvil de ______.
—Vamos —le dijo—, tenemos que llegar hasta una cueva que hay aquí cerca. Holt dice que Corey la usa habitualmente.
—Sí, la conozco —dijo ella intentando que no la dominara el miedo.
Joe tomó la cesta que les había dado Leah, la linterna y una manta.
—Holt dijo que la cueva está a un kilómetro de aquí más o menos. Allí podremos resguardarnos de la tormenta.
______ se abrochó el abrigo y se puso los guantes. Tomó la manta, respiró profundamente y abrió la puerta del coche. Corriendo, siguió a Joe a través de las rocas.
Por primera vez en su vida, tenía que confiar en un hombre que apenas conocía.
DrawyoursmileJB
Re: El amor lo cura todo.[Joe&Tú]
ojala y no les pase nada y lleguen sanos a la cueva ...
me encanto el capitulo
siguela pronto please
me encanto el capitulo
siguela pronto please
ElitzJb
Re: El amor lo cura todo.[Joe&Tú]
Capítulo 3
Con la luz del sol desapareciendo rápidamente y el viento en contra, no le fue fácil encontrar la cueva. Joe intentó proteger a _______ todo lo que pudo del frío.
—Debe de estar por aquí —dijo ______ viendo que reconocía el lugar al tiempo que Joe iluminaba con la linterna.
Joe la sostenía entre sus brazos para darle calor.
—Aquí —anunció ella—. Aquí es —añadió dirigiéndose a la entrada.
Joe entró primero y, cuando vio que todo estaba despejado, volvió a por ella mientras antes de dejar en el suelo de roca la cesta con la comida y todo lo que había sacado del coche antes de salir.
—Parece que la ventilación es buena —observó Joe—. Y lo mejor es que no parece que vayamos a tener que compartirla con otros animales —sonrió fijándose en algunas señales que indicaban que la cueva había sido utilizada antes que ellos, como una hoguera en el centro de la cavidad principal.
—De todos modos, será mejor que salga a buscar leña antes de que se haga de noche —dijo dirigiéndose a la entrada.
______ comenzó a seguirlo.
—No —dijo él—. Creo que será mejor que tú te quedes aquí.
—¿Por qué? Yo también puedo ir a por leña contigo.
—Bueno —accedió Joe—. Pero no te separes de mí —añadió frunciendo el ceño y sacando el teléfono móvil para llamar a Holt.
Aunque la cobertura era mala, fue capaz de decirle que habían conseguido llegar sanos y salvos a la cueva.
—Al menos, Leah no se preocupará —suspiró ______ cuando colgó.
—Holt no correrá el riesgo de venir esta noche —aventuró Joe—. Me alegro de que Lauren esté con tu madre.
—Yo también —dijo ella.
No tuvieron que ir muy lejos para encontrar madera, ya que, a escasos metros de la entrada, había un árbol caído. ______ recogió las ramas pequeñas mientras Joe se encargaba de los trozos grandes. Regresaron de inmediato cargando con lo que habían conseguido encontrar. _______ no dejaba de echarse la culpa por cuanto había ocurrido, porque Joe tuviera que pasar la noche con ella, lejos de su hija.
Por no hablar de que iba a tener que pasar la noche con un hombre que era poco más que un extraño.
Con la ayuda de la linterna, Joe colocó la leña en el centro y sacó un mechero que llevaba en el bolsillo.
—Recuérdame que le dé las gracias a Holt por esto —dijo Joe encendiendo el material inflamable y posándolo sobre la madera.
A los pocos segundos, había prendido una magnífica hoguera.
—No está mal para un tipo de ciudad, ¿eh? —sonrió Joe.
—Te ha salido muy bien —dijo ella—. Ahora hace un poco más de calor —sonrió tímidamente acercándose al fuego—. No sabes cuánto siento todo esto.
—La nieve no es culpa tuya.
—¿Cómo voy a decirle a Holt que he destrozado la parte delantera de su coche? —se lamentó.
Estaba muy disgustada.
—No creo que eso le importe mucho ahora mismo.
—Nos avisó de la tormenta.
—La culpa también es mía. Si no me hubiera demorado tanto en la agencia inmobiliaria, habríamos tenido tiempo suficiente. Creo que es mejor que dejemos de martirizarnos con esas cosas. Lo importante es que estamos a salvo.
______ intentaba no mirarlo, pero era incapaz de resistirse al poder seductor de su voz. Hacía mucho tiempo que un hombre no le había hecho sentirse así.
Cuando sintió la mano de él en su brazo, reaccionó echándose hacia atrás.
—Disculpa —dijo él—. No quería asustarte —añadió confuso.
—No te preocupes. Supongo que todavía estoy un poco alterada.
—Sí, este viaje está resultando una auténtica aventura, ¿eh?
—¿Aventura? —repitió ella riéndose exageradamente.
—Tienes una sonrisa preciosa —dijo mirándola.
—Gracias —respondió sin saber qué decir, e intentó cambiar la conversación abriendo la cesta de la comida—. Vaya, Leah se ha esmerado. Con esto no pasaremos hambre.
_______ rebuscó en la cesta y sirvió dos tazas de café.
Joe la observó mientras lo hacía. Era una mujer cautivadora. Todo en ella lo intrigaba. Era inteligente y valiente y no se quejaba de nada. De haber estado allí Crystal, ya estaría dando gritos y ordenándole que la llevara de vuelta a la civilización a cualquier precio.
—¿Tienes hambre? —le preguntó—. Mi hermana ha hecho unos sándwiches de jamón y queso y otros de pavo.
—Yo prefiero los de jamón y queso, si te parece bien.
—Sí, claro —dijo ella—. Me encanta el pavo.
Joe tomó uno de ellos y probó un bocado. Era el mejor sándwich que había probado en su vida.
—¿Te has quedado atrapada por aquí alguna otra vez? —le preguntó él.
—Hace mucho tiempo que no me interno sola por este sitio. Entiéndeme, me encanta la naturaleza y sé lo importante que es conservarla, pero últimamente he tenido mucho trabajo. Leah, en cambio, se ha pasado toda la vida aquí. Cuando estábamos en el instituto, venía a hacer fotografías de las montañas. Así fue como conoció a Holt. La pilló metiéndose en su propiedad. En aquel momento, no le hizo mucha gracia descubrirla.
—Me cuesta creerlo… Está loco por ella.
—Ahora sí —puntualizó ______.
—Estoy seguro de que todas las hermanas Keenan pueden ser muy convincentes.
______ no quería que la conversación derivara hacia lo personal. Ya tenía suficiente con estar allí dentro a solas con él.
—¿Te he contado que mi sobrino Corey se escondió aquí una vez? —preguntó ella.
—Si no es más que un niño…
—Por entonces era un vagabundo. Leah y Reed lo encontraron, y Holt se hizo cargo de él.
—Y ahora viven felices los tres juntos.
—Sí, a veces las cosas salen bien —dijo ella probando un bocado de su sándwich—. ¿Qué hay de ti? Parece que se te da muy bien recoger leña y encender hogueras.
—Aprendí en los Boys Scouts. Me gustaba mucho ir de camping, pero mi padre nunca tenía tiempo para ir conmigo. Me cansé de escuchar excusas y me apunté.
—Cuánto lo siento —dijo ella.
—No le des mucha importancia.
—Sí la tiene. Los padres deberían pasar tiempo con sus hijos —dijo ______ dándose cuenta de su error—. Oh, disculpa, no tengo derecho a decir algo así. Seguro que tu padre era un hombre muy ocupado.
—No te disculpes. Marshal Hilliard fue un hombre hecho a sí mismo, un gran hombre de negocios, pero no estaba hecho para tener una familia. Yo no quiero eso para Lauren. Por eso estoy valorando la idea de comprar una casa por aquí.
—Ser presidente de una gran empresa conlleva una gran responsabilidad.
—Pero te puede consumir la vida —dijo él recordando su matrimonio fallido—. Además, no tengo vida privada, todo lo que hago se mira con lupa. Cuando lo que deseas es precisamente lo contrario, Puede llegar a ser muy duro.
—Lauren es una niña preciosa. No me extraña que seas tan protector.
—Mi hija es la persona más importante para mí. Ya ha sufrido bastante en su corta vida. Primero el divorcio, después la muerte de su madre en aquel accidente… —dijo mirando al fuego—. Lauren iba en el coche con ella. Cometí muchos errores en mi matrimonio, no pasé con Crystal el tiempo suficiente, pero no me di cuenta hasta que fue demasiado tarde. Entonces descubrí su dependencia del alcohol y su adicción a las drogas.
—No sabes cómo lo siento, Joe.
Pero aquella noche, él no quería recordar los errores del pasado.
—No quiero la compasión de nadie.
—No es compasión, simplemente me da pena que tu hija y tú hayáis tenido que pasar por tantas cosas horribles. Tú no tuviste la culpa de las adicciones de tu mujer. Toda la responsabilidad fue suya.
—Entonces, ¿por qué me siento tan culpable desde entonces?
—Porque cuando alguien a quien quieres te abandona, duele mucho, y es fácil llegar a pensar que la culpa es de uno mismo.
—Lo dices como si supieras perfectamente de lo que estás hablando —sonrió él.
—Sí, bueno… fue algo que pasó hace mucho tiempo —dijo rebuscando en la cesta—. ¿Quieres una galleta?
—Sí, gracias —dijo él tomándola—. ¿Fue el tipo en cuestión el responsable de que dejaras la universidad?
—En parte, sí.
______ se levantó, se puso el abrigo y fue hasta la entrada de la cueva. Esperaba que Joe se diera cuenta de que no quería hablar de aquello.
—¿Te hizo daño, ______?
—Todos tenemos heridas —respondió ella cerrando los ojos para combatir los recuerdos, sintiendo cómo el corazón todavía le dolía después del tiempo que había pasado.
—¿Era tu novio? —insistió Joe dirigiéndose hacia ella.
—Fue hace tanto tiempo… —se resistió _______, que nunca lo había compartido con nadie—. Será mejor que hablemos de otra cosa.
Cuando se dio la vuelta para volver al interior de la cueva, Joe extendió la mano.
—No me toques —dijo ella llena de pánico.
Joe alzó las manos rindiéndose.
—No ha sido mi intención ofenderte. Sólo quería decirte lo mucho que siento que te hiciera daño.
—No, la culpa ha sido mía, he exagerado —dijo ella—. Debe de ser por estar aquí encerrada.
DrawyoursmileJB
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