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EL IMPOSTOR [NIALL HORAN Y TÚ] (ADAPTADA) (TERMINADA)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: EL IMPOSTOR [NIALL HORAN Y TÚ] (ADAPTADA) (TERMINADA)
MARATÓN 2/¿?
CAPÍTULO 2 (PARTE 3)
El hombre que se hacía llamar Niall Horan se permitió una leve sonrisa pícara cuando la puerta se cerró de un portazo detrás de ________. Había intentado obtener una reacción sincera de ________ desde que ésta había entrado corriendo en la habitación de tía Sally, pero se había controlado de forma impresionante y molesta, reacia a dejar aflorar su feroz incredulidad y desaprobación por más que la presionara.
Se preguntaba por qué. Probablemente tendría algo que ver el hecho de que tuviera cariño a la mujer que le había proporcionado un hogar y una familia. A pesar de ser una mujer aparentemente tranquila y de estar ligeramente reprimida, estaba claro que ________ Smith sentía gran cariño y lealtad por Sally Horan. Tal vez su única debilidad.
Él sabía de ella más de lo que ella misma se podría imaginar jamás. Sabía dónde había trabajado, conocía a sus amigos, incluso había visto su piso próximo a Beacon Hill. Sabía cómo se llamaban todos los hombres con quienes se había acostado. Teniendo en cuenta que esa lista tenía un total de tres nombres, no había sido una hazaña difícil, suponiendo que sus fuentes fueran fidedignas. Hasta ahora lo habían sido, pero estaba preparado para cualquier cosa.
Los ojos marrones de ________ le miraron con impasible antipatía, cosa que le molestaba a la vez que le excitaba. Necesitaba de un aliado en esta vieja y laberíntica casa. Necesitaba poder contar con alguien, alguien a quien pudiera utilizar. ________ Smith era, evidentemente, la candidata perfecta.
No iba a ser un trabajo fácil convencerla, pero lo cierto fue que algunos hechos, reveladores de por sí, vinieron rodados. Si conseguía que la fría y protectora ________ le creyese, nadie se atrevería ya a dudar de él.
No había respondido como él hubiese querido a sus ingeniosos intentos de conquista. ________ tenía algunos asuntos pendientes con el adolescente Niall Horan, probablemente relacionados con sus deseos de juventud. Niall Horan había sido un gamberro por excelencia, con un dominio asombroso para armar follones para lo joven que era. Y muy pocas mujeres, especialmente las adolescentes impresionables, habían podido resistirse a una oveja negra tan terriblemente encantadora. Había estado enamorada del joven Niall y la familia Horan lo sabía.
El hombre que había llegado a la finca de los Horan en el sur de Vermont también podía crear cierto revuelo. Y tenía toda la intención de hacerlo. Podía ser extraordinariamente cautivador, y pretendía que ________ acabara por encontrarle completamente irresistible. Demasiadas cosas dependían de que él consiguiera ganarse su confianza. Teniendo a ________ de su parte, nadie osaría cuestionarle.
A la anciana no le quedaba mucho tiempo de vida; lo había admitido con serenidad. Había visto morir a suficiente gente como para saber cuándo alguien estaba viviendo un tiempo prestado. En verano Sally Horan estaría muerta; sus millones y millones de dólares no podían hacer absolutamente nada para detener el inexorable avance del cáncer.
Durante ese tiempo se las arreglaría sin ninguna dificultad. Estaba acostumbrado a manipular a la gente, a lograr que ésta acabara haciendo lo que él quería. Se le daba bien hacerlo. Sally moriría en paz, con su hijo pródigo junto a ella; ________ vería realizadas sus fantasías de adolescentes en la cama que, contra su voluntad, había abandonado. Y al marcharse, tendría respuesta a todas sus preguntas.
Podría volver a ser simplemente Sam Kinkaid, un solitario encantado de serlo.
Probablemente lo más seguro habría sido mantenerse alejado de ________. Era una mujer inteligente; lo sabía más por lo que le decían sus oscuros ojos marrones que por la cantidad de información que se le había proporcionado. Era lo de menos que se hubiera licenciado en Bennington con distinción honorífica; bastaba con que le mirara con esa expresión alerta y fulminante para que él tuviera la sensatez de no hostigarla.
Se le había preparado cuidadosamente para lidiar con todas las personas que había encontrado en la mansión de Vermont, pero quien le había informado se había equivocado describiendo a ________. Bajo la ropa conservadora, el pelo hábilmente rizado, y los modales discretos y aparentemente tímidos, se ocultaba algo inesperado. Algo feroz y ardiente, reprimido con esmero.
Llegó a la familia Horan como hija adoptada cuando tenía tres años, y ahora, después de que todos los demás se hubieran ido, volvía a estar al lado de Sally. ¿Qué le había hecho volver junto a Sally Horan? ¿El dinero? ¿La lealtad? ¿La codicia?
Niall tenía un gran respeto por la codicia. Era un estímulo poderoso que podía jugar a su favor.
Sabía por qué Sally la quería, por qué los Horan la veían con buenos ojos. Era básicamente una compañía gratuita, leal, incondicional, capaz de hacer cualquier cosa por su familia adoptiva.
Y contaba con aquello que los Horan consideraban de vital importancia.
Era guapa.
Es extraño el valor que concedía a la belleza la familia Horan en el sentido más amplio. Para empezar, habían sido bendecidos con unos genes extraordinarios y una salud abundante; y se habían reproducido de forma admirable. No había un miembro de la familia Horan que fuera feo: incluso en su lecho de muerte, el aspecto de Sally era sublime, su piel, pálida y fina como la seda, y sus ojos, preciosos.
________ había sido el complemento perfecto para los gloriosos Horan. Los álbumes de fotos describían su evolución desde una infancia seria y sensible hasta una adolescencia juguetona. Ahora parecía estar contenida, como quien ve un gran cuadro mal iluminado, descolorido y borroso. Su ropa era clásica, insulsa, y a pesar de pegarse a su cuerpo y entallarlo, lograba esconderlo.
Él se acercó a la ventana y miró fijamente el paisaje cubierto de nieve. No estaba en Vermont desde hacía años; había olvidado cómo era la nieve en los últimos días de primavera. No podía haber programado mejor su reaparición: el tiempo, agitado, coincidía con el efecto perturbador del regreso del hijo pródigo.
Era un hombre que estaba más alerta que la mayoría. Oyó unos pasos en el pasillo que llevaba hasta su habitación y supo de inmediato de quién eran. Los pasos de Rubén eran silenciosos y discretos; los de Constanza, enérgicos. Y era imposible que ________ volviera a esta habitación sin un motivo de peso.
Niall se estiró en la cama, clavando la vista en el techo de vigas. Era una cama cómoda, lo suficientemente grande para que cupiese su cuerpo y aún sobrara espacio. Cuando llamaron a la puerta no se movió.
—Adelante, Warren —dijo con indiferencia, contemplando las grietas de las viejas vigas.
CAPÍTULO 2 (PARTE 3)
El hombre que se hacía llamar Niall Horan se permitió una leve sonrisa pícara cuando la puerta se cerró de un portazo detrás de ________. Había intentado obtener una reacción sincera de ________ desde que ésta había entrado corriendo en la habitación de tía Sally, pero se había controlado de forma impresionante y molesta, reacia a dejar aflorar su feroz incredulidad y desaprobación por más que la presionara.
Se preguntaba por qué. Probablemente tendría algo que ver el hecho de que tuviera cariño a la mujer que le había proporcionado un hogar y una familia. A pesar de ser una mujer aparentemente tranquila y de estar ligeramente reprimida, estaba claro que ________ Smith sentía gran cariño y lealtad por Sally Horan. Tal vez su única debilidad.
Él sabía de ella más de lo que ella misma se podría imaginar jamás. Sabía dónde había trabajado, conocía a sus amigos, incluso había visto su piso próximo a Beacon Hill. Sabía cómo se llamaban todos los hombres con quienes se había acostado. Teniendo en cuenta que esa lista tenía un total de tres nombres, no había sido una hazaña difícil, suponiendo que sus fuentes fueran fidedignas. Hasta ahora lo habían sido, pero estaba preparado para cualquier cosa.
Los ojos marrones de ________ le miraron con impasible antipatía, cosa que le molestaba a la vez que le excitaba. Necesitaba de un aliado en esta vieja y laberíntica casa. Necesitaba poder contar con alguien, alguien a quien pudiera utilizar. ________ Smith era, evidentemente, la candidata perfecta.
No iba a ser un trabajo fácil convencerla, pero lo cierto fue que algunos hechos, reveladores de por sí, vinieron rodados. Si conseguía que la fría y protectora ________ le creyese, nadie se atrevería ya a dudar de él.
No había respondido como él hubiese querido a sus ingeniosos intentos de conquista. ________ tenía algunos asuntos pendientes con el adolescente Niall Horan, probablemente relacionados con sus deseos de juventud. Niall Horan había sido un gamberro por excelencia, con un dominio asombroso para armar follones para lo joven que era. Y muy pocas mujeres, especialmente las adolescentes impresionables, habían podido resistirse a una oveja negra tan terriblemente encantadora. Había estado enamorada del joven Niall y la familia Horan lo sabía.
El hombre que había llegado a la finca de los Horan en el sur de Vermont también podía crear cierto revuelo. Y tenía toda la intención de hacerlo. Podía ser extraordinariamente cautivador, y pretendía que ________ acabara por encontrarle completamente irresistible. Demasiadas cosas dependían de que él consiguiera ganarse su confianza. Teniendo a ________ de su parte, nadie osaría cuestionarle.
A la anciana no le quedaba mucho tiempo de vida; lo había admitido con serenidad. Había visto morir a suficiente gente como para saber cuándo alguien estaba viviendo un tiempo prestado. En verano Sally Horan estaría muerta; sus millones y millones de dólares no podían hacer absolutamente nada para detener el inexorable avance del cáncer.
Durante ese tiempo se las arreglaría sin ninguna dificultad. Estaba acostumbrado a manipular a la gente, a lograr que ésta acabara haciendo lo que él quería. Se le daba bien hacerlo. Sally moriría en paz, con su hijo pródigo junto a ella; ________ vería realizadas sus fantasías de adolescentes en la cama que, contra su voluntad, había abandonado. Y al marcharse, tendría respuesta a todas sus preguntas.
Podría volver a ser simplemente Sam Kinkaid, un solitario encantado de serlo.
Probablemente lo más seguro habría sido mantenerse alejado de ________. Era una mujer inteligente; lo sabía más por lo que le decían sus oscuros ojos marrones que por la cantidad de información que se le había proporcionado. Era lo de menos que se hubiera licenciado en Bennington con distinción honorífica; bastaba con que le mirara con esa expresión alerta y fulminante para que él tuviera la sensatez de no hostigarla.
Se le había preparado cuidadosamente para lidiar con todas las personas que había encontrado en la mansión de Vermont, pero quien le había informado se había equivocado describiendo a ________. Bajo la ropa conservadora, el pelo hábilmente rizado, y los modales discretos y aparentemente tímidos, se ocultaba algo inesperado. Algo feroz y ardiente, reprimido con esmero.
Llegó a la familia Horan como hija adoptada cuando tenía tres años, y ahora, después de que todos los demás se hubieran ido, volvía a estar al lado de Sally. ¿Qué le había hecho volver junto a Sally Horan? ¿El dinero? ¿La lealtad? ¿La codicia?
Niall tenía un gran respeto por la codicia. Era un estímulo poderoso que podía jugar a su favor.
Sabía por qué Sally la quería, por qué los Horan la veían con buenos ojos. Era básicamente una compañía gratuita, leal, incondicional, capaz de hacer cualquier cosa por su familia adoptiva.
Y contaba con aquello que los Horan consideraban de vital importancia.
Era guapa.
Es extraño el valor que concedía a la belleza la familia Horan en el sentido más amplio. Para empezar, habían sido bendecidos con unos genes extraordinarios y una salud abundante; y se habían reproducido de forma admirable. No había un miembro de la familia Horan que fuera feo: incluso en su lecho de muerte, el aspecto de Sally era sublime, su piel, pálida y fina como la seda, y sus ojos, preciosos.
________ había sido el complemento perfecto para los gloriosos Horan. Los álbumes de fotos describían su evolución desde una infancia seria y sensible hasta una adolescencia juguetona. Ahora parecía estar contenida, como quien ve un gran cuadro mal iluminado, descolorido y borroso. Su ropa era clásica, insulsa, y a pesar de pegarse a su cuerpo y entallarlo, lograba esconderlo.
Él se acercó a la ventana y miró fijamente el paisaje cubierto de nieve. No estaba en Vermont desde hacía años; había olvidado cómo era la nieve en los últimos días de primavera. No podía haber programado mejor su reaparición: el tiempo, agitado, coincidía con el efecto perturbador del regreso del hijo pródigo.
Era un hombre que estaba más alerta que la mayoría. Oyó unos pasos en el pasillo que llevaba hasta su habitación y supo de inmediato de quién eran. Los pasos de Rubén eran silenciosos y discretos; los de Constanza, enérgicos. Y era imposible que ________ volviera a esta habitación sin un motivo de peso.
Niall se estiró en la cama, clavando la vista en el techo de vigas. Era una cama cómoda, lo suficientemente grande para que cupiese su cuerpo y aún sobrara espacio. Cuando llamaron a la puerta no se movió.
—Adelante, Warren —dijo con indiferencia, contemplando las grietas de las viejas vigas.
Adriana Horan
Re: EL IMPOSTOR [NIALL HORAN Y TÚ] (ADAPTADA) (TERMINADA)
MARATÓN 3/¿?
CAPÍTULO 3 (PARTE 1)
—Lamento molestarte, jovencito —dijo Warren con altivez, entrando en la habitación y mirándole con desaprobación—, pero pensé que podríamos aprovechar esta oportunidad para aclarar algunas cosas.
Niall echó un vistazo a la puerta, completamente cerrada.
—Corta el rollo, Warren —le espetó—. Esto no es Misión Imposible. La habitación no tiene micrófonos ocultos; nadie nos está escuchando.
La adversión que Warren sentía por él, mudó su elegante rostro.
—Nunca se es demasiado prudente. —Niall esperaba que Warren hubiera hablado con desdén.
—La única que duda de mí es ________, y ya me he asegurado de que se mantenga alejada, al menos de momento.
—Ya te dije que sería la más difícil de convencer —dijo Warren—. Es tímida pero lista. Y estaba más unida que yo al auténtico Niall Horan.
El hombre que estaba tumbado en la cama sonrió con dejadez.
—No me preocupa. Creo que al irse el hijo de Sally, estaba medio enamorada de él. El sentimiento no tardará mucho en reavivarse.
—¡No seas ridículo! —protestó Warren—. Tenía sólo trece años. Puede que le gustara pero no debía de ser nada serio. Era demasiado joven para interesarse por los chicos.
—Por lo que me has dicho, Niall Horan no era un chico cualquiera. Y no subestimes los impulsos hormonales de la pubertad. Es probable que ella le deseara.
—¡Qué asco! —exclamó Warren, esta vez con desdén.
—¿Acaso crees que no puedo hacerlo? —preguntó Niall con tranquilidad.
—No, confío plenamente en tus aptitudes —murmuró Warren—. Espero que acabes convenciendo a todo el mundo de que eres Niall Horan. Es sólo que creo que te será más fácil engañar a ________ que seducirla. Me da la impresión de que no está muy interesada en el sexo opuesto.
Había un ligero tono de orgullo en la voz de Warren, y Niall creía saber el motivo. Para un hombre como Warren Horan la indiferencia sexual era una cuestión de poder. Un poder que Niall no tenía intención de cultivar, por lo menos en esta vida.
—Eso ya lo veremos —comentó Niall—. Si consigo que confíe en mí lo suficiente como para acostarse conmigo, no tendremos absolutamente ningún problema. A no ser que Patsy decida ponérnoslo difícil.
—Deja que me ocupe yo de mi hermana pequeña —sugirió Warren—. Sé cómo tratarla. No pierde el tiempo pensando en aquello que no le interesa. Los temas familiares no le atraen demasiado. Ella va a lo suyo.
—Pero mi repentino regreso, ¿no alterará sus planes?
—Sé cómo manejarla —repitió Warren—. Ha estado casada varias veces, tres para ser exactos, y confía en mí. En realidad estamos bastante unidos. Si yo te acepto, ella también lo hará.
-Y sus hijos?
—Puede que ellos no sean tan fáciles —concedió Warren—. Pero está claro que nunca me hubiera involucrado en esta farsa si no pensara que eres capaz de salir airoso de ella. Una vez hayas conseguido convencer a ________, los demás no pasarán de ser un problema relativamente pequeño si te andas con cuidado.
Niall le miró con recelo: no se hacía ilusiones respecto a su compañero de complot. De todos los célebres Horan, Warren, además de ser quien tenía el sentido del interés propio más acusado, tenía una provechosa falta de moralidad. Cuando se le ocurrió por primera vez la alocada idea de hacerse pasar por el desaparecido heredero, pensó en Warren como el mejor candidato para ser su cómplice. Antes de dirigirse a Warren había considerado otras posibilidades, que descartó rápidamente. Constanza y Rubén eran leales en exceso, Patsy estaba demasiado ocupada con su eterna búsqueda de placer para hacer un esfuerzo en asegurarse de que podría continuar costeándoselo.
Y ________ Smith. Ella hubiera sido su primera opción. Tras años de independencia estaba viviendo con Sally Horan, cuidándola en la recta final de su enfermedad. Sabía más cosas que nadie de la familia Horan; con su ayuda los demás no se atreverían a enfrentarse a él.
Pero en lugar de ello, un sexto sentido le condujo directamente a Warren, y ahora contaba con su habitual buena suerte. ________ nunca hubiera tolerado tal engaño; obviamente poseía un fuerte sentido de la moral.
CAPÍTULO 3 (PARTE 1)
—Lamento molestarte, jovencito —dijo Warren con altivez, entrando en la habitación y mirándole con desaprobación—, pero pensé que podríamos aprovechar esta oportunidad para aclarar algunas cosas.
Niall echó un vistazo a la puerta, completamente cerrada.
—Corta el rollo, Warren —le espetó—. Esto no es Misión Imposible. La habitación no tiene micrófonos ocultos; nadie nos está escuchando.
La adversión que Warren sentía por él, mudó su elegante rostro.
—Nunca se es demasiado prudente. —Niall esperaba que Warren hubiera hablado con desdén.
—La única que duda de mí es ________, y ya me he asegurado de que se mantenga alejada, al menos de momento.
—Ya te dije que sería la más difícil de convencer —dijo Warren—. Es tímida pero lista. Y estaba más unida que yo al auténtico Niall Horan.
El hombre que estaba tumbado en la cama sonrió con dejadez.
—No me preocupa. Creo que al irse el hijo de Sally, estaba medio enamorada de él. El sentimiento no tardará mucho en reavivarse.
—¡No seas ridículo! —protestó Warren—. Tenía sólo trece años. Puede que le gustara pero no debía de ser nada serio. Era demasiado joven para interesarse por los chicos.
—Por lo que me has dicho, Niall Horan no era un chico cualquiera. Y no subestimes los impulsos hormonales de la pubertad. Es probable que ella le deseara.
—¡Qué asco! —exclamó Warren, esta vez con desdén.
—¿Acaso crees que no puedo hacerlo? —preguntó Niall con tranquilidad.
—No, confío plenamente en tus aptitudes —murmuró Warren—. Espero que acabes convenciendo a todo el mundo de que eres Niall Horan. Es sólo que creo que te será más fácil engañar a ________ que seducirla. Me da la impresión de que no está muy interesada en el sexo opuesto.
Había un ligero tono de orgullo en la voz de Warren, y Niall creía saber el motivo. Para un hombre como Warren Horan la indiferencia sexual era una cuestión de poder. Un poder que Niall no tenía intención de cultivar, por lo menos en esta vida.
—Eso ya lo veremos —comentó Niall—. Si consigo que confíe en mí lo suficiente como para acostarse conmigo, no tendremos absolutamente ningún problema. A no ser que Patsy decida ponérnoslo difícil.
—Deja que me ocupe yo de mi hermana pequeña —sugirió Warren—. Sé cómo tratarla. No pierde el tiempo pensando en aquello que no le interesa. Los temas familiares no le atraen demasiado. Ella va a lo suyo.
—Pero mi repentino regreso, ¿no alterará sus planes?
—Sé cómo manejarla —repitió Warren—. Ha estado casada varias veces, tres para ser exactos, y confía en mí. En realidad estamos bastante unidos. Si yo te acepto, ella también lo hará.
-Y sus hijos?
—Puede que ellos no sean tan fáciles —concedió Warren—. Pero está claro que nunca me hubiera involucrado en esta farsa si no pensara que eres capaz de salir airoso de ella. Una vez hayas conseguido convencer a ________, los demás no pasarán de ser un problema relativamente pequeño si te andas con cuidado.
Niall le miró con recelo: no se hacía ilusiones respecto a su compañero de complot. De todos los célebres Horan, Warren, además de ser quien tenía el sentido del interés propio más acusado, tenía una provechosa falta de moralidad. Cuando se le ocurrió por primera vez la alocada idea de hacerse pasar por el desaparecido heredero, pensó en Warren como el mejor candidato para ser su cómplice. Antes de dirigirse a Warren había considerado otras posibilidades, que descartó rápidamente. Constanza y Rubén eran leales en exceso, Patsy estaba demasiado ocupada con su eterna búsqueda de placer para hacer un esfuerzo en asegurarse de que podría continuar costeándoselo.
Y ________ Smith. Ella hubiera sido su primera opción. Tras años de independencia estaba viviendo con Sally Horan, cuidándola en la recta final de su enfermedad. Sabía más cosas que nadie de la familia Horan; con su ayuda los demás no se atreverían a enfrentarse a él.
Pero en lugar de ello, un sexto sentido le condujo directamente a Warren, y ahora contaba con su habitual buena suerte. ________ nunca hubiera tolerado tal engaño; obviamente poseía un fuerte sentido de la moral.
Adriana Horan
Re: EL IMPOSTOR [NIALL HORAN Y TÚ] (ADAPTADA) (TERMINADA)
MARATÓN 4/4
CAPÍTULO 3 (PARTE 2)
—¿Crees que Sally sospecha algo? —preguntó Warren al cabo de un momento.
—En absoluto. Necesita creer en mí. Se está muriendo y no quiere dejar esta vida sin encontrar de nuevo a su hijo.
—Sólo asegúrate que no empiece a acceder a pruebas de ADN y cosas por el estilo. Tenemos ciertos límites y yo no puedo sobornar a todo el mundo.
—No te preocupes, no sucederá —manifestó Niall tranquilo y seguro.
Warren le miró fijamente durante un largo rato, luego asintió con la cabeza, satisfecho.
—Debo reconocer que hasta ahora todo ha salido a las mil maravillas. Los próximos días serán la prueba de fuego.
—Los próximos días serán fáciles —murmuró Niall—, si tú haces tu parte.
—Yo soy quien más tiene que perder aquí —anunció Warren malhumorado.
—Lo dudo. Si alguien me descubre, te limitarás a insistir en que has sido engañado como todos los demás. Me apuesto lo que sea a que no hay ni la más mínima prueba que me relacione contigo. ¿No es cierto?
—¿Crees que no confío en ti?
—Creo que, al igual que yo, no confías en nadie. —Niall se incorporó y se volvió para verle—. No te preocupes, Warren. No me descubrirán. Si lo hacen, cúbrete las espaldas y no te preocupes por mí; soy un experto en salirme con la mía.
—¿Debo pensar que no me traicionarás?
—Si no lo piensas, ¿por qué te has metido en esto? —replicó Niall con suavidad.
—Porque tienes el mismo aspecto siniestro que él —respondió Warren al momento.
—Y porque llamé a tu puerta ofreciéndote la posibilidad de sacar provecho de toda esa cantidad de dinero —añadió Niall sin rodeos—. No lo olvides.
—Mi hermana se está muriendo —dijo Warren—. Morirá feliz si cree que su hijo ha vuelto...
—Te importa un comino que tu hermana muera feliz o no. Lo único que te importa es que al morir su herencia no esté inmovilizada tras tantos años intentando demostrar que el verdadero Niall Horan está muerto.
—¿Y si no está muerto? —preguntó Warren repentinamente— ¿Y si el auténtico Niall aparece de pronto?
—Está muerto, Warren —susurró Niall con frialdad—. Créeme, no volverá.
Es probable que a lo largo de su vida ________ hubiera estado en cenas mucho peores, pero en ese momento se sentía demasiado abatida para recordarlas. En la habitación de Sally se había dispuesto una mesa junto a la ventana que daba a la bahía, y Sally logró incluso sentarse en la silla de ruedas; la felicidad coloreaba sus pálidas mejillas. Niall se sentó junto a ella, encantador y solícito, y Warren se mostró sorprendentemente hablador. ________ se sentó frente al intruso, tranquila, hablando con recato, comiendo aún menos, y escuchando al embustero hilar su telaraña.
No es que él le recordara a una araña, pensó objetivamente. Su físico era demasiado bello y glorioso, con sus rasgados ojos azules, su pelo aclarado por el sol, su piel blanca estirada sobre sus pómulos. Tenía el mismo aspecto ligeramente irlandés que el auténtico Niall, cosa que era un punto a su favor.
Era su boca lo que le fascinaba. La boca de un sátiro, un cínico, voluptuosa, total y completamente sexual. Sonrió y rió exhibiendo una dentadura blanca perfecta; habló con pausado encanto, hechizándolos a todos. Hechizando a ________, pese a su resistencia.
Era bueno. Era más que bueno; era magistral, cautivando a tía Sally, hechizando a tío Warren, contando viejas historias de una infancia nunca vivida. «Alguien debe de estar ayudándolo», pensó ________, poniendo cara de interés mientras su cerebro trabajaba febrilmente. Algunas de las cosas que contaba sólo podían conocerlas los miembros de la familia. Alguien tiene que haberle hablado de la vez en que la policía pilló a Niall bañándose desnudo en South Beach, en Martha’s Vineyard. Alguien tiene que haberle contado que Niall era extremadamente alérgico al crustáceo.
Niall levantó la vista de la fuente de cigalas rebozadas y la miró con un ligero destello de complicidad en los ojos.
—________, ¿ha sido idea tuya este menú? —murmuró, sin intención de servirse.
—El crustáceo es mi debilidad —respondió a la ligera.
—También la mía —dijo Niall—. Una debilidad funesta.
—¡Oh, cielos! —exclamó Sally sorprendida—. Había olvidado que eres alérgico a estas cosas, cariño. ________, ¿cómo has podido hacer algo semejante?
—Han pasado dieciocho años. —Su voz sosegada no traicionó su inesperado sentimiento de culpabilidad: no por poner en peligro al impostor, sino por causarle problemas a Sally—. Yo también lo había olvidado.
—Entonces, ¿no era tu intención matarme? —preguntó Niall amablemente.
Ella jugueteó con su copa de vino y luego le sonrió con frialdad.
—No habría sido un modo muy eficaz de hacerlo, ¿no crees? En definitiva, es bastante fácil reconocer el crustáceo. Si uno sabe que es alérgico al crustáceo no lo prueba y ya está.
A Sally le pasó inadvertido su incisivo comentario.
—No hables con ________ de asesinatos —dijo Sally con lucidez—. Es una experta en el tema.
—¿En serio? —Sus ojos parecían lánguidos—. ¿A cuántas personas has asesinado?
—A ninguna —respondió ella. Y le sonrió—: Todavía.
—Le encanta leer basura —explicó Warren abiertamente—. Crímenes misteriosos y toda esa clase de porquerías. Se considera una experta en criminología moderna por haber leído unas cuantas novelas de suspense.
—Ni mucho menos. —________ contuvo la irritación al hablar.
—Será mejor que te lo pienses dos veces antes de cometer un crimen, muchacho —prosiguió Warren—. ________ es la típica que te sorprende in fraganti. Es una Agatha Christie en toda regla.
—No digas tonterías, Warren —le amonestó Sally con un vigor asombroso—. Yo leo novelas de espionaje y no por ello voy a ingresar en la CIA. ¿Y tú qué lees, cariño? —Se volvió hacia Niall con una sonrisa casi coqueta.
—No tengo tiempo para leer —anunció Warren en voz alta.
—No me refería a ti —dijo Sally—. Y cualquiera con un mínimo de sentido común encuentra tiempo para leer, de lo contrario el cerebro se atrofia y el alma se marchita.
—¿Aunque se lea basura? —espetó Warren.
________ apuró su vaso de vino. Tenía un dolor de cabeza terrible, pero de ninguna manera iba a dejar a Sally sola sin su protección. Warren tenía tendencia a hacerla enfadar, y el inesperado estímulo de su hijo pródigo sin duda alguna la afectaba negativamente. Desde el pasado otoño su salud había caído en picado; a ________ le daba pánico que algo pudiera acelerar el inevitable proceso.
—Depende de lo que entiendas por basura, tío Warren —intervino Niall con tranquilidad—. A mí me gusta leer novelas de terror.
—¡Típico! —murmuró ________. En efecto, siendo adolescente, Niall había estado leyendo a Stephen King antes de desaparecer. Una vez más el intruso había hecho sus deberes.
—Dime, Niall, ¿qué planes tienes ahora que por fin has vuelto al seno familiar? —le preguntó Warren.
—¡Warren! —La voz de Sally tenía un fuerte tono de advertencia.
—No le estoy interrogando sobre su pasado —se defendió Warren con impaciencia—. Aunque debo admitir que me tiene intrigado. No hay razón por la que no se le pueda preguntar qué piensa hacer ahora, ¿no?
—No tiene que responder a nada que no quiera. Es maravilloso el simple hecho de tenerle de vuelta.
En medio de la discusión de los hermanos, los ojos de Niall se encontraron con los de ________, que estaba frente a él. Les iluminaba la suave luz de una vela, y por un momento ________ se embriagó con la inmensa intensidad de sus ojos, con la suntuosa y perturbadora promesa de su boca.
—¿Siempre están así? —preguntó Niall en tono jocoso.
A ________ no le hacía gracia.
—¿No lo recuerdas?
Niall se levantó y se desperezó lentamente, con involuntaria elegancia. Un verdadero Horan nunca se desperezaría, pensó ________, moviendo mucho sus agarrotados músculos. Todos ellos estaban demasiado bien criados, se les había enseñado con excesivo ahínco a comportarse educadamente.
—Solían discutir sobre mí —dijo él.
—Siguen haciéndolo.
Sally alzó la vista en medio de la discusión, había una sombra de preocupación en sus ojos marchitos.
—Lo siento, cariño. No tendrías que estar escuchando discutir a este par de viejos buitres en tu primera noche en casa.
—No me llames viejo —le espetó Warren—. Tienes diez años más que yo.
—Y además me estoy muriendo —le replicó Sally.—. Tú eres viejo, yo soy antigua. —Se alejó de la mesa en su silla de ruedas—. Y ahora marchaos. ________, ve y dile a la señora Hathaway que venga a ayudarme, ¿quieres? Estoy bastante cansada.
—No hace falta que esté la enfermera esta noche —protestó ________—. Yo puedo quedarme...
____________________________________________________________
Aquí os dejo cuatro capítulos. Mañana lo más seguro es que no pueda subir, pero el martes espero que si. Por favor comentad, y los fantasmas que aparezcan! :) :(L):
CAPÍTULO 3 (PARTE 2)
—¿Crees que Sally sospecha algo? —preguntó Warren al cabo de un momento.
—En absoluto. Necesita creer en mí. Se está muriendo y no quiere dejar esta vida sin encontrar de nuevo a su hijo.
—Sólo asegúrate que no empiece a acceder a pruebas de ADN y cosas por el estilo. Tenemos ciertos límites y yo no puedo sobornar a todo el mundo.
—No te preocupes, no sucederá —manifestó Niall tranquilo y seguro.
Warren le miró fijamente durante un largo rato, luego asintió con la cabeza, satisfecho.
—Debo reconocer que hasta ahora todo ha salido a las mil maravillas. Los próximos días serán la prueba de fuego.
—Los próximos días serán fáciles —murmuró Niall—, si tú haces tu parte.
—Yo soy quien más tiene que perder aquí —anunció Warren malhumorado.
—Lo dudo. Si alguien me descubre, te limitarás a insistir en que has sido engañado como todos los demás. Me apuesto lo que sea a que no hay ni la más mínima prueba que me relacione contigo. ¿No es cierto?
—¿Crees que no confío en ti?
—Creo que, al igual que yo, no confías en nadie. —Niall se incorporó y se volvió para verle—. No te preocupes, Warren. No me descubrirán. Si lo hacen, cúbrete las espaldas y no te preocupes por mí; soy un experto en salirme con la mía.
—¿Debo pensar que no me traicionarás?
—Si no lo piensas, ¿por qué te has metido en esto? —replicó Niall con suavidad.
—Porque tienes el mismo aspecto siniestro que él —respondió Warren al momento.
—Y porque llamé a tu puerta ofreciéndote la posibilidad de sacar provecho de toda esa cantidad de dinero —añadió Niall sin rodeos—. No lo olvides.
—Mi hermana se está muriendo —dijo Warren—. Morirá feliz si cree que su hijo ha vuelto...
—Te importa un comino que tu hermana muera feliz o no. Lo único que te importa es que al morir su herencia no esté inmovilizada tras tantos años intentando demostrar que el verdadero Niall Horan está muerto.
—¿Y si no está muerto? —preguntó Warren repentinamente— ¿Y si el auténtico Niall aparece de pronto?
—Está muerto, Warren —susurró Niall con frialdad—. Créeme, no volverá.
Es probable que a lo largo de su vida ________ hubiera estado en cenas mucho peores, pero en ese momento se sentía demasiado abatida para recordarlas. En la habitación de Sally se había dispuesto una mesa junto a la ventana que daba a la bahía, y Sally logró incluso sentarse en la silla de ruedas; la felicidad coloreaba sus pálidas mejillas. Niall se sentó junto a ella, encantador y solícito, y Warren se mostró sorprendentemente hablador. ________ se sentó frente al intruso, tranquila, hablando con recato, comiendo aún menos, y escuchando al embustero hilar su telaraña.
No es que él le recordara a una araña, pensó objetivamente. Su físico era demasiado bello y glorioso, con sus rasgados ojos azules, su pelo aclarado por el sol, su piel blanca estirada sobre sus pómulos. Tenía el mismo aspecto ligeramente irlandés que el auténtico Niall, cosa que era un punto a su favor.
Era su boca lo que le fascinaba. La boca de un sátiro, un cínico, voluptuosa, total y completamente sexual. Sonrió y rió exhibiendo una dentadura blanca perfecta; habló con pausado encanto, hechizándolos a todos. Hechizando a ________, pese a su resistencia.
Era bueno. Era más que bueno; era magistral, cautivando a tía Sally, hechizando a tío Warren, contando viejas historias de una infancia nunca vivida. «Alguien debe de estar ayudándolo», pensó ________, poniendo cara de interés mientras su cerebro trabajaba febrilmente. Algunas de las cosas que contaba sólo podían conocerlas los miembros de la familia. Alguien tiene que haberle hablado de la vez en que la policía pilló a Niall bañándose desnudo en South Beach, en Martha’s Vineyard. Alguien tiene que haberle contado que Niall era extremadamente alérgico al crustáceo.
Niall levantó la vista de la fuente de cigalas rebozadas y la miró con un ligero destello de complicidad en los ojos.
—________, ¿ha sido idea tuya este menú? —murmuró, sin intención de servirse.
—El crustáceo es mi debilidad —respondió a la ligera.
—También la mía —dijo Niall—. Una debilidad funesta.
—¡Oh, cielos! —exclamó Sally sorprendida—. Había olvidado que eres alérgico a estas cosas, cariño. ________, ¿cómo has podido hacer algo semejante?
—Han pasado dieciocho años. —Su voz sosegada no traicionó su inesperado sentimiento de culpabilidad: no por poner en peligro al impostor, sino por causarle problemas a Sally—. Yo también lo había olvidado.
—Entonces, ¿no era tu intención matarme? —preguntó Niall amablemente.
Ella jugueteó con su copa de vino y luego le sonrió con frialdad.
—No habría sido un modo muy eficaz de hacerlo, ¿no crees? En definitiva, es bastante fácil reconocer el crustáceo. Si uno sabe que es alérgico al crustáceo no lo prueba y ya está.
A Sally le pasó inadvertido su incisivo comentario.
—No hables con ________ de asesinatos —dijo Sally con lucidez—. Es una experta en el tema.
—¿En serio? —Sus ojos parecían lánguidos—. ¿A cuántas personas has asesinado?
—A ninguna —respondió ella. Y le sonrió—: Todavía.
—Le encanta leer basura —explicó Warren abiertamente—. Crímenes misteriosos y toda esa clase de porquerías. Se considera una experta en criminología moderna por haber leído unas cuantas novelas de suspense.
—Ni mucho menos. —________ contuvo la irritación al hablar.
—Será mejor que te lo pienses dos veces antes de cometer un crimen, muchacho —prosiguió Warren—. ________ es la típica que te sorprende in fraganti. Es una Agatha Christie en toda regla.
—No digas tonterías, Warren —le amonestó Sally con un vigor asombroso—. Yo leo novelas de espionaje y no por ello voy a ingresar en la CIA. ¿Y tú qué lees, cariño? —Se volvió hacia Niall con una sonrisa casi coqueta.
—No tengo tiempo para leer —anunció Warren en voz alta.
—No me refería a ti —dijo Sally—. Y cualquiera con un mínimo de sentido común encuentra tiempo para leer, de lo contrario el cerebro se atrofia y el alma se marchita.
—¿Aunque se lea basura? —espetó Warren.
________ apuró su vaso de vino. Tenía un dolor de cabeza terrible, pero de ninguna manera iba a dejar a Sally sola sin su protección. Warren tenía tendencia a hacerla enfadar, y el inesperado estímulo de su hijo pródigo sin duda alguna la afectaba negativamente. Desde el pasado otoño su salud había caído en picado; a ________ le daba pánico que algo pudiera acelerar el inevitable proceso.
—Depende de lo que entiendas por basura, tío Warren —intervino Niall con tranquilidad—. A mí me gusta leer novelas de terror.
—¡Típico! —murmuró ________. En efecto, siendo adolescente, Niall había estado leyendo a Stephen King antes de desaparecer. Una vez más el intruso había hecho sus deberes.
—Dime, Niall, ¿qué planes tienes ahora que por fin has vuelto al seno familiar? —le preguntó Warren.
—¡Warren! —La voz de Sally tenía un fuerte tono de advertencia.
—No le estoy interrogando sobre su pasado —se defendió Warren con impaciencia—. Aunque debo admitir que me tiene intrigado. No hay razón por la que no se le pueda preguntar qué piensa hacer ahora, ¿no?
—No tiene que responder a nada que no quiera. Es maravilloso el simple hecho de tenerle de vuelta.
En medio de la discusión de los hermanos, los ojos de Niall se encontraron con los de ________, que estaba frente a él. Les iluminaba la suave luz de una vela, y por un momento ________ se embriagó con la inmensa intensidad de sus ojos, con la suntuosa y perturbadora promesa de su boca.
—¿Siempre están así? —preguntó Niall en tono jocoso.
A ________ no le hacía gracia.
—¿No lo recuerdas?
Niall se levantó y se desperezó lentamente, con involuntaria elegancia. Un verdadero Horan nunca se desperezaría, pensó ________, moviendo mucho sus agarrotados músculos. Todos ellos estaban demasiado bien criados, se les había enseñado con excesivo ahínco a comportarse educadamente.
—Solían discutir sobre mí —dijo él.
—Siguen haciéndolo.
Sally alzó la vista en medio de la discusión, había una sombra de preocupación en sus ojos marchitos.
—Lo siento, cariño. No tendrías que estar escuchando discutir a este par de viejos buitres en tu primera noche en casa.
—No me llames viejo —le espetó Warren—. Tienes diez años más que yo.
—Y además me estoy muriendo —le replicó Sally.—. Tú eres viejo, yo soy antigua. —Se alejó de la mesa en su silla de ruedas—. Y ahora marchaos. ________, ve y dile a la señora Hathaway que venga a ayudarme, ¿quieres? Estoy bastante cansada.
—No hace falta que esté la enfermera esta noche —protestó ________—. Yo puedo quedarme...
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Aquí os dejo cuatro capítulos. Mañana lo más seguro es que no pueda subir, pero el martes espero que si. Por favor comentad, y los fantasmas que aparezcan! :) :(L):
Adriana Horan
Re: EL IMPOSTOR [NIALL HORAN Y TÚ] (ADAPTADA) (TERMINADA)
CAPÍTULO 3 (PARTE 3)
—Ni se te ocurra, querida —dijo Sally cariñosamente. ¿De qué sirve tener una enfermera particular las veinticuatro horas del día sino la aprovecho? Además, tengo algunas... molestias. Le diré que me dé una inyección.
Sally no admitía nunca que algo le podía doler. En realidad, ningún Horan lo hacía. En ocasiones hablaba del largo y duro esfuerzo que había supuesto traer al mundo con dos semanas de retraso a Niall Horan como si de un ligero dolor se hubiera tratado. Según la leyenda familiar, pasó dos semanas ingresada en una clínica privada, rechazando todas las visitas hasta que pudo aparecer con el bebé.
—Si eso es lo que quieres —concedió ________ con renuencia, consciente de haber sido derrotada. No permanecería junto a Sally hasta que se quedara dormida, pero por nada del mundo pasaría el resto de la velada en compañía de Niall—. Yo también estoy cansada. Si no te importa, me voy a la cama.
—¡________ no puedes dejar solo a Niall en su primera noche en casa! —protestó Sally.
—Está Warren. —Lo que dijo fue una grosería, casi una negativa, y a lo largo de su vida ________ jamás se había negado a acceder a una petición de Sally, por pequeña que fuese.
—Ambas sabemos que Warren es un pelmazo y que empezara a interrogar a Niall en cuanto tenga oportunidad. Y no te pongas furioso Warren, sé que me estás escuchando y no tengo inconveniente en decírtelo a la cara. ________ os hará compañía a los dos y se asegurará de que dejes a Niall en paz.
—¿Quieres que me espíe, no? —preguntó Warren enfadado.
—Quiero que te portes como Dios manda —respondió Sally, casi sin voz—. Me encantaría encontrarme lo suficientemente bien para dar una fiesta...
________ sintió náuseas sólo de pensar en ello.
—No te preocupes ahora por la fiesta, tía Sally —dijo con prontitud—. Concéntrate sólo en encontrarte mejor.
—No seas ridícula, niña. Las dos sabemos que no voy a mejorar.
—Eso nunca se sabe...
—Engáñate, si eso te hace sentir mejor —dijo Sally con un débil movimiento de la mano—. Al menos Niall acepta la verdad.
«No debería haberme dolido», pensó ________, sin dejar que ningún sentimiento se plasmara en su cara. Lo había aprendido a hacer años atrás. Estuvo quieta mientras el impostor pasó junto a ella para posar la mano de Sally sobre la suya, fuerte y masculina. Sally la quería, eso lo sabía. No había razón alguna para que se sintiera desconsolada y abandonada.
—Descansa un poco, mamá —aconsejó el embustero en voz baja—. Vendré por la mañana.
Sally suspiró, alegre.
—No te puedes imaginar durante cuánto tiempo he deseado que alguien volviera a llamarme mamá. Buenas noches, hijo. —Levantó la mano y le acarició la cara suavemente.
Y ________ salió de la habitación en silencio.
Era una noche tranquila, fría, la luna creciente flotando en el cielo a poca altura. Dentro de unos días el frío inusual desaparecería, la nieve abundante y húmeda se derretiría en la nada, y una vez más la primavera iniciaría la lenta conquista de las desoladas y heladas tierras de Vermont.
Pero por el momento dominaba un silencio glacial que se extendía sobre el paisaje cubierto de nieve. Las ramas de los árboles eran negras en contraste con la blancura restante, y sobre ellas se cernían a distancia las montañas, una presencia milenaria y protectora.
________ fue hasta la parte posterior de la casa, el abrigo que llevaba se ceñía a su cuerpo mientras caminaba por los senderos que habían sido cuidadosamente despejados de nieve con palas. Sus botas crujían ligeramente sobre el frío suelo, y podía oír los gritos de una lechuza a lo lejos. La oscuridad albergaba criaturas, criaturas salvajes que vivían sus vidas con asombrosa sencillez y libertad. Algún día esa libertad le pertenecería.
Nunca fue tan tonta para pensar que durante sus años en Boston había sido realmente libre. Sally era la única madre que había tenido, una mujer tranquila y desapasionada que siempre había estado allí. Si bien no había exteriorizado su cariño por ella ni tampoco había participado en su vida, al menos ________ sí había sentido su afecto y estabilidad.
Y había sentido ese afecto en el tiempo y en la distancia.
Se lo debía todo a Sally. No en un sentido físico; esa deuda ya había sido pagada. Se lo debía todo emocionalmente, por haberle permitido pertenecer a alguna familia. Los poderosos Horan no se habían fijado en que aquella niña reservada crecía a la sombra del tempestuoso Niall, sin embargo Sally sí, y la siguió de cerca y la quiso a su manera.
Y ________ estaba en deuda con ella. Podía hacer un paréntesis en su vida durante unos meses. Podía quedarse durante unos meses. Hasta que Sally muriese.
Todo el rechazo del mundo no cambiaría lo que iba a pasar; hacía mucho tiempo que ________ había aprendido esa lección. Sentiría su muerte profundamente, pero su vida, al fin, le pertenecería.
Incluso tendría dinero. Nada comparado con las gigantescas sumas de dinero que heredarían los verdaderos Horan; o con el dinero que el impostor intentaría usurparle a una anciana moribunda.
No tenía importancia. Eso la ayudaría a reclamar su independencia provisional. A pesar del cariño que tenía a la familia Horan, incluyendo al remilgado del tío Warren, a tía Patsy y su diversa descendencia, una vez Sally estuviera muerta los lazos se romperían. Su deuda de lealtad y amor ya estaría saldada y ella sería completa y felizmente libre.
Pensó que debería sentirse culpable por ello, por anhelar ser libre, sin embargo no podía. Si pudiera cambiar las cosas, si pudiera dar años de su vida para mantener a Sally sana y feliz, lo haría con mucho gusto. Pero Dios no hacía ese tipo de tratos y Sally se estaba muriendo. Y ________ se iría.
Podía ver su aliento en el aire de la noche, pequeñas bocanadas de vaho que salían al exterior, mientras descendía por el sendero en dirección al estanque helado. Solía patinar en él, tiempo atrás, cuando los Horan iban a Vermont a pasar la Navidad. Eso fue antes de llevar allí a Sally para que muriera. Hacía mucho que no patinaba, pero Rubén se aseguraba de que la superficie estuviera siempre limpia de nieve. Ahora estaba lisa, los últimos restos habían sido apartados a un lado, por si había alguien suficientemente imbé.cil que quisiera patinar.
________ se quedó en el margen del hielo, mirando fijamente la superficie cristalina, y tuvo un impulso repentino, absurdo e irrefrenable. Ni siquiera tenía un par de patines, aunque pedirlos y que se los compraran sería bastante fácil.
Empezó a caminar con cuidado sobre el hielo, que tenía casi un palmo de grosor. Trató de deslizarse por él, pero sus botas oponían demasiada resistencia.
Poco a poco fue acercándose hasta el centro del estanque, el silencio la rodeaba. Hacía años que no intentaba patinar. Hacía tanto tiempo que nisiquiera recordaba cuándo se había puesto unos patines por última vez.
Sí lo recordaba. Fue en una Navidad de hacía muchos años, cuando ella tenía nueve años. Le habían regalado unos patines nuevos, y un Niall sorprendentemente paciente la había llevado fuera para probarlos. Debería haber tenido más juicio y no haber confiado en él. Por gentileza de Niall, que intentó enseñarle los pormenores del patinaje sobre hielo, acabó el día con una fractura de muñeca y ya nunca más volvió a ponerse los patines.
Aún recordaba la expresión impasible y socarrona de la cara de Niall cuando Sally le había dado una reprimenda y más tarde perdonado, como solía hacer. Pero de alguna manera, en su memoria, la cara de Niall era exactamente igual a la del impostor.
—¿Has patinado mucho últimamente, ________?
Su voz le llegó en forma de susurro desde el otro lado del estanque. Ella apenas se movió. Sabía que vendría, ya era tarde para reaccionar. Sabía que iba a seguirla.
____________________________________________________________
Aquí la tercera parte del capítulo, POR FAVOR COMENTAD!! Mañana subiré la última parte del capítulo :) :(L):
—Ni se te ocurra, querida —dijo Sally cariñosamente. ¿De qué sirve tener una enfermera particular las veinticuatro horas del día sino la aprovecho? Además, tengo algunas... molestias. Le diré que me dé una inyección.
Sally no admitía nunca que algo le podía doler. En realidad, ningún Horan lo hacía. En ocasiones hablaba del largo y duro esfuerzo que había supuesto traer al mundo con dos semanas de retraso a Niall Horan como si de un ligero dolor se hubiera tratado. Según la leyenda familiar, pasó dos semanas ingresada en una clínica privada, rechazando todas las visitas hasta que pudo aparecer con el bebé.
—Si eso es lo que quieres —concedió ________ con renuencia, consciente de haber sido derrotada. No permanecería junto a Sally hasta que se quedara dormida, pero por nada del mundo pasaría el resto de la velada en compañía de Niall—. Yo también estoy cansada. Si no te importa, me voy a la cama.
—¡________ no puedes dejar solo a Niall en su primera noche en casa! —protestó Sally.
—Está Warren. —Lo que dijo fue una grosería, casi una negativa, y a lo largo de su vida ________ jamás se había negado a acceder a una petición de Sally, por pequeña que fuese.
—Ambas sabemos que Warren es un pelmazo y que empezara a interrogar a Niall en cuanto tenga oportunidad. Y no te pongas furioso Warren, sé que me estás escuchando y no tengo inconveniente en decírtelo a la cara. ________ os hará compañía a los dos y se asegurará de que dejes a Niall en paz.
—¿Quieres que me espíe, no? —preguntó Warren enfadado.
—Quiero que te portes como Dios manda —respondió Sally, casi sin voz—. Me encantaría encontrarme lo suficientemente bien para dar una fiesta...
________ sintió náuseas sólo de pensar en ello.
—No te preocupes ahora por la fiesta, tía Sally —dijo con prontitud—. Concéntrate sólo en encontrarte mejor.
—No seas ridícula, niña. Las dos sabemos que no voy a mejorar.
—Eso nunca se sabe...
—Engáñate, si eso te hace sentir mejor —dijo Sally con un débil movimiento de la mano—. Al menos Niall acepta la verdad.
«No debería haberme dolido», pensó ________, sin dejar que ningún sentimiento se plasmara en su cara. Lo había aprendido a hacer años atrás. Estuvo quieta mientras el impostor pasó junto a ella para posar la mano de Sally sobre la suya, fuerte y masculina. Sally la quería, eso lo sabía. No había razón alguna para que se sintiera desconsolada y abandonada.
—Descansa un poco, mamá —aconsejó el embustero en voz baja—. Vendré por la mañana.
Sally suspiró, alegre.
—No te puedes imaginar durante cuánto tiempo he deseado que alguien volviera a llamarme mamá. Buenas noches, hijo. —Levantó la mano y le acarició la cara suavemente.
Y ________ salió de la habitación en silencio.
Era una noche tranquila, fría, la luna creciente flotando en el cielo a poca altura. Dentro de unos días el frío inusual desaparecería, la nieve abundante y húmeda se derretiría en la nada, y una vez más la primavera iniciaría la lenta conquista de las desoladas y heladas tierras de Vermont.
Pero por el momento dominaba un silencio glacial que se extendía sobre el paisaje cubierto de nieve. Las ramas de los árboles eran negras en contraste con la blancura restante, y sobre ellas se cernían a distancia las montañas, una presencia milenaria y protectora.
________ fue hasta la parte posterior de la casa, el abrigo que llevaba se ceñía a su cuerpo mientras caminaba por los senderos que habían sido cuidadosamente despejados de nieve con palas. Sus botas crujían ligeramente sobre el frío suelo, y podía oír los gritos de una lechuza a lo lejos. La oscuridad albergaba criaturas, criaturas salvajes que vivían sus vidas con asombrosa sencillez y libertad. Algún día esa libertad le pertenecería.
Nunca fue tan tonta para pensar que durante sus años en Boston había sido realmente libre. Sally era la única madre que había tenido, una mujer tranquila y desapasionada que siempre había estado allí. Si bien no había exteriorizado su cariño por ella ni tampoco había participado en su vida, al menos ________ sí había sentido su afecto y estabilidad.
Y había sentido ese afecto en el tiempo y en la distancia.
Se lo debía todo a Sally. No en un sentido físico; esa deuda ya había sido pagada. Se lo debía todo emocionalmente, por haberle permitido pertenecer a alguna familia. Los poderosos Horan no se habían fijado en que aquella niña reservada crecía a la sombra del tempestuoso Niall, sin embargo Sally sí, y la siguió de cerca y la quiso a su manera.
Y ________ estaba en deuda con ella. Podía hacer un paréntesis en su vida durante unos meses. Podía quedarse durante unos meses. Hasta que Sally muriese.
Todo el rechazo del mundo no cambiaría lo que iba a pasar; hacía mucho tiempo que ________ había aprendido esa lección. Sentiría su muerte profundamente, pero su vida, al fin, le pertenecería.
Incluso tendría dinero. Nada comparado con las gigantescas sumas de dinero que heredarían los verdaderos Horan; o con el dinero que el impostor intentaría usurparle a una anciana moribunda.
No tenía importancia. Eso la ayudaría a reclamar su independencia provisional. A pesar del cariño que tenía a la familia Horan, incluyendo al remilgado del tío Warren, a tía Patsy y su diversa descendencia, una vez Sally estuviera muerta los lazos se romperían. Su deuda de lealtad y amor ya estaría saldada y ella sería completa y felizmente libre.
Pensó que debería sentirse culpable por ello, por anhelar ser libre, sin embargo no podía. Si pudiera cambiar las cosas, si pudiera dar años de su vida para mantener a Sally sana y feliz, lo haría con mucho gusto. Pero Dios no hacía ese tipo de tratos y Sally se estaba muriendo. Y ________ se iría.
Podía ver su aliento en el aire de la noche, pequeñas bocanadas de vaho que salían al exterior, mientras descendía por el sendero en dirección al estanque helado. Solía patinar en él, tiempo atrás, cuando los Horan iban a Vermont a pasar la Navidad. Eso fue antes de llevar allí a Sally para que muriera. Hacía mucho que no patinaba, pero Rubén se aseguraba de que la superficie estuviera siempre limpia de nieve. Ahora estaba lisa, los últimos restos habían sido apartados a un lado, por si había alguien suficientemente imbé.cil que quisiera patinar.
________ se quedó en el margen del hielo, mirando fijamente la superficie cristalina, y tuvo un impulso repentino, absurdo e irrefrenable. Ni siquiera tenía un par de patines, aunque pedirlos y que se los compraran sería bastante fácil.
Empezó a caminar con cuidado sobre el hielo, que tenía casi un palmo de grosor. Trató de deslizarse por él, pero sus botas oponían demasiada resistencia.
Poco a poco fue acercándose hasta el centro del estanque, el silencio la rodeaba. Hacía años que no intentaba patinar. Hacía tanto tiempo que nisiquiera recordaba cuándo se había puesto unos patines por última vez.
Sí lo recordaba. Fue en una Navidad de hacía muchos años, cuando ella tenía nueve años. Le habían regalado unos patines nuevos, y un Niall sorprendentemente paciente la había llevado fuera para probarlos. Debería haber tenido más juicio y no haber confiado en él. Por gentileza de Niall, que intentó enseñarle los pormenores del patinaje sobre hielo, acabó el día con una fractura de muñeca y ya nunca más volvió a ponerse los patines.
Aún recordaba la expresión impasible y socarrona de la cara de Niall cuando Sally le había dado una reprimenda y más tarde perdonado, como solía hacer. Pero de alguna manera, en su memoria, la cara de Niall era exactamente igual a la del impostor.
—¿Has patinado mucho últimamente, ________?
Su voz le llegó en forma de susurro desde el otro lado del estanque. Ella apenas se movió. Sabía que vendría, ya era tarde para reaccionar. Sabía que iba a seguirla.
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Aquí la tercera parte del capítulo, POR FAVOR COMENTAD!! Mañana subiré la última parte del capítulo :) :(L):
Adriana Horan
Re: EL IMPOSTOR [NIALL HORAN Y TÚ] (ADAPTADA) (TERMINADA)
CAPÍTULO 3 (PARTE 4)
Levantó la cabeza para mirarle a través de la extensión de hielo y nieve. Estaba de pie a la orilla del bosque, la luz de la luna recortaba su silueta, y no iba muy abrigado: iba sin guantes y con una fina chaqueta. No parecía tener frío.
________ se hundió aún más en su abrigo de piel.
—Hace veinte años que no patino —respondió.
—Deberías intentarlo de nuevo —dijo él—. Quizá podría darte otra clase.
Seguro que se lo habían contado. No tenía por qué sorprenderse.
—No creo que necesite que me des ninguna clase de nada.
—Yo creo que sí —replicó él amablemente—. Necesitas clases para aprender a no preocuparte de nadie más que de ti misma. Necesitas clases para aprender a decirle a la gente que no te gusta que te manden a paseo. Necesitas clases para aprender a defenderte y no ser…
—Vete a la mier.da.
Podía ver su boca tremendamente sensual sonreír irónicamente.
—A lo mejor no necesitas aprender todo eso. ¿Qué te parecería a no desvivirte tanto por los demás? Te harán daño, ________. Hasta un intruso puede percibirlo.
—¿Estás reconociendo que eres un intruso?
—Me he pasado dieciocho años fuera. Eso apenas me permite conocer con detalle el funcionamiento de esta familia; pero te diré una cosa: no has cambiado nada.
—¿Ah, no? —dijo ella sin moverse de donde estaba, en medio del hielo.
Niall se aproximó a ella. Sus zapatillas de deporte estaban cubiertas de nieve, y se resbaló un poco sobre el hielo. Parecía estar divirtiéndose.
—Sigues siendo aquella niña pequeña que apoyaba la nariz contra los cristales de los escaparates de las tiendas —afirmó él; su voz era fría e insensible como el sólido hielo que había bajo sus pies—. Sigues queriendo lo que no puedes tener.
Se estaba acercando a ella demasiado, pero se mantuvo impertérrita, negándose a apartarse.
—¿Y qué es lo que no puedo tener?
—Una familia de verdad.
________ inspiró profundamente.
—¿La habilidad de herir a la gente es inherente a los impostores? —preguntó— ¿O se trata sólo de un don adicional? Me temo que te han informado mal; yo tengo una familia: Sally.
—No quiero herirte, ________ —dijo él—. Nunca he querido hacerlo. ¿Temes afrontar a la verdad? Antes no te daba miedo.
—Yo diría que tu concepto de verdad es realmente superficial.
—Eso duele —protestó él.
—Daría lo que fuera —dijo ella meditabunda— para que se partiera el hielo que tienes debajo.
Su sonrisa era rabiosamente alegre.
—Me temo que ésa no es una buena manera de matar a una persona. Alguien podría oírme pidiendo ayuda. Y lo más probable es que tú también te hundieras.
—Tal vez valga la pena —replicó ella.
—¿Quieres que me muera? —Parecía haber más que un interés casual detrás de esta pregunta.
—Quiero que te vayas adonde ya no puedas hacer más daño.
—¿Y estás dispuesta a matarme con tal de conseguirlo?
________ suspiró.
—No seas vanidoso. Necesito un móvil mejor para cometer un asesinato.
________ pasó por su lado, sentía una repentina claustrofobia. Él se movió bloqueándole el camino, cosa que de algún modo ella ya esperaba que hiciera.
—Quizá podría convencerte de que soy quien afirmo ser.
—Y quizá las ranas críen pelo, pero no espero que suceda ninguna de las dos cosas en un futuro próximo. ¿Puedo irme ya?
—¿Quién te lo impide? —Estaba tan cerca de ella que resultaba incómodo, pero tenía los brazos cruzados sobre el pecho y no hizo ademán de tocarla.
La noche era glacial, y ________ apenas podía parar de temblar dentro de su abrigo de piel. Allí estaba él, ligero de ropa y aparentemente a sus anchas.
—¿No tienes frío? —preguntó ________ de pronto.
—No te preocupes por mí—respondió Niall—. Hace más de dieciocho años que sé cuidar de mí mismo.
En ese aspecto, al menos, le creía.
____________________________________________________________
Aquí acaba el tercer capítulo, si alguien comenta subo la primera parte del cuarto :) :(L):
Levantó la cabeza para mirarle a través de la extensión de hielo y nieve. Estaba de pie a la orilla del bosque, la luz de la luna recortaba su silueta, y no iba muy abrigado: iba sin guantes y con una fina chaqueta. No parecía tener frío.
________ se hundió aún más en su abrigo de piel.
—Hace veinte años que no patino —respondió.
—Deberías intentarlo de nuevo —dijo él—. Quizá podría darte otra clase.
Seguro que se lo habían contado. No tenía por qué sorprenderse.
—No creo que necesite que me des ninguna clase de nada.
—Yo creo que sí —replicó él amablemente—. Necesitas clases para aprender a no preocuparte de nadie más que de ti misma. Necesitas clases para aprender a decirle a la gente que no te gusta que te manden a paseo. Necesitas clases para aprender a defenderte y no ser…
—Vete a la mier.da.
Podía ver su boca tremendamente sensual sonreír irónicamente.
—A lo mejor no necesitas aprender todo eso. ¿Qué te parecería a no desvivirte tanto por los demás? Te harán daño, ________. Hasta un intruso puede percibirlo.
—¿Estás reconociendo que eres un intruso?
—Me he pasado dieciocho años fuera. Eso apenas me permite conocer con detalle el funcionamiento de esta familia; pero te diré una cosa: no has cambiado nada.
—¿Ah, no? —dijo ella sin moverse de donde estaba, en medio del hielo.
Niall se aproximó a ella. Sus zapatillas de deporte estaban cubiertas de nieve, y se resbaló un poco sobre el hielo. Parecía estar divirtiéndose.
—Sigues siendo aquella niña pequeña que apoyaba la nariz contra los cristales de los escaparates de las tiendas —afirmó él; su voz era fría e insensible como el sólido hielo que había bajo sus pies—. Sigues queriendo lo que no puedes tener.
Se estaba acercando a ella demasiado, pero se mantuvo impertérrita, negándose a apartarse.
—¿Y qué es lo que no puedo tener?
—Una familia de verdad.
________ inspiró profundamente.
—¿La habilidad de herir a la gente es inherente a los impostores? —preguntó— ¿O se trata sólo de un don adicional? Me temo que te han informado mal; yo tengo una familia: Sally.
—No quiero herirte, ________ —dijo él—. Nunca he querido hacerlo. ¿Temes afrontar a la verdad? Antes no te daba miedo.
—Yo diría que tu concepto de verdad es realmente superficial.
—Eso duele —protestó él.
—Daría lo que fuera —dijo ella meditabunda— para que se partiera el hielo que tienes debajo.
Su sonrisa era rabiosamente alegre.
—Me temo que ésa no es una buena manera de matar a una persona. Alguien podría oírme pidiendo ayuda. Y lo más probable es que tú también te hundieras.
—Tal vez valga la pena —replicó ella.
—¿Quieres que me muera? —Parecía haber más que un interés casual detrás de esta pregunta.
—Quiero que te vayas adonde ya no puedas hacer más daño.
—¿Y estás dispuesta a matarme con tal de conseguirlo?
________ suspiró.
—No seas vanidoso. Necesito un móvil mejor para cometer un asesinato.
________ pasó por su lado, sentía una repentina claustrofobia. Él se movió bloqueándole el camino, cosa que de algún modo ella ya esperaba que hiciera.
—Quizá podría convencerte de que soy quien afirmo ser.
—Y quizá las ranas críen pelo, pero no espero que suceda ninguna de las dos cosas en un futuro próximo. ¿Puedo irme ya?
—¿Quién te lo impide? —Estaba tan cerca de ella que resultaba incómodo, pero tenía los brazos cruzados sobre el pecho y no hizo ademán de tocarla.
La noche era glacial, y ________ apenas podía parar de temblar dentro de su abrigo de piel. Allí estaba él, ligero de ropa y aparentemente a sus anchas.
—¿No tienes frío? —preguntó ________ de pronto.
—No te preocupes por mí—respondió Niall—. Hace más de dieciocho años que sé cuidar de mí mismo.
En ese aspecto, al menos, le creía.
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Aquí acaba el tercer capítulo, si alguien comenta subo la primera parte del cuarto :) :(L):
Adriana Horan
Re: EL IMPOSTOR [NIALL HORAN Y TÚ] (ADAPTADA) (TERMINADA)
Holaa!Sandra ha vuelto WEEEEEE!ocno jajajaja sorry por no comentar antes, pero tuve unos problemillas con la contraseña y como no me acordaba de la del msn tampoco.. (es que tengo varios y se me va la cabeza jajaja :/ ) y por eso no me pude meter y comentarte, pero ya esta todo solucionado! (me lo he apuntado y todo por si me vuelve a pasar jajajaja xD) bueno cielo ME HA ENCANTADO LA MARATON como todos los capis que haces son ASDFGHJKLÑ no deberia extrañarte jajajaja por cierto..QUIERO QUE SUBAS LA PRIMERA PARTE DEL CUARTO!jajajaja se que ha sonado amenazante pero es que lo es..si no subes cogere a mi fenix volador y que me lleve a ti para hacerte muuuuchas cosquillas jajaja (que amenaza mas sosa me ha salido hoy..no tengo inspiracion jajaja xD) bueno te dejo ya tranquila que seguro que estaras diciendo..y esta pesada que hace aqui? jajaja pues vengo para darte la lata un rato que me encanta como escribes cielo :3 bye!bss xx tkm <3
Sandriss_lalalol
Re: EL IMPOSTOR [NIALL HORAN Y TÚ] (ADAPTADA) (TERMINADA)
Sandriss_lalalol escribió:Holaa!Sandra ha vuelto WEEEEEE!ocno jajajaja sorry por no comentar antes, pero tuve unos problemillas con la contraseña y como no me acordaba de la del msn tampoco.. (es que tengo varios y se me va la cabeza jajaja :/ ) y por eso no me pude meter y comentarte, pero ya esta todo solucionado! (me lo he apuntado y todo por si me vuelve a pasar jajajaja xD) bueno cielo ME HA ENCANTADO LA MARATON como todos los capis que haces son ASDFGHJKLÑ no deberia extrañarte jajajaja por cierto..QUIERO QUE SUBAS LA PRIMERA PARTE DEL CUARTO!jajajaja se que ha sonado amenazante pero es que lo es..si no subes cogere a mi fenix volador y que me lleve a ti para hacerte muuuuchas cosquillas jajaja (que amenaza mas sosa me ha salido hoy..no tengo inspiracion jajaja xD) bueno te dejo ya tranquila que seguro que estaras diciendo..y esta pesada que hace aqui? jajaja pues vengo para darte la lata un rato que me encanta como escribes cielo :3 bye!bss xx tkm <3
jajajaja, tranquila que ahora subo la primera parte y me alegro de que te guste tanto! :(L):
Adriana Horan
Re: EL IMPOSTOR [NIALL HORAN Y TÚ] (ADAPTADA) (TERMINADA)
CAPÍTULO 4 (PARTE 1)
Por primera vez en muchos años, aquella noche ________ volvió a tener el mismo sueño, un sueño que había deseado no tener nunca más, pero debía haberse imaginado que el regreso de Niall Horan y el recuerdo siempre cambiante de la noche en que murió, le causaría pesadillas recurrentes.
Había perdido la habilidad de separar la verdad de sus sueños. Hubo un tiempo, cuando tenía poco más de veinte años y estaba en su mismo curso en Bennington, en que las pesadillas crecieron hasta niveles incontrolables y finalmente se decidió a buscar ayuda. El terapeuta le sugirió que anotara sus sueños y todo lo que recordara de la noche para, a continuación, compararlo. El esfuerzo acabó en fracaso estrepitoso. Había llegado hasta tal punto que dudaba de todo lo que debía recordar; realidad, memoria y pesadillas se mezclaban formando una espiral psicodélica. Al final, sencillamente, aprendió a olvidarse de aquella tarde, negándose por completo a pensar en el asunto. No había manera de entenderlo, de saberlo que en realidad ocurrió aquella noche. Ni siquiera estaba segura de querer saberlo. Tan sólo quería librarse de los sueños.
Y así fue; hasta que un hombre que afirmaba ser Niall Horan había surgido de una insólita tormenta volviendo su vida patas arriba.
El sueño empezaba igual que siempre. Estaban en la antigua casa Edgartown, en Martha’s Vineyard. Era de madrugada, pasada la medianoche, y ella dormía en una reducida habitación de la zona posterior de la casa, encima de la cocina, parte de la cual solía estar destinada a las habitaciones de los criados. Pero en verano Constanza y Rubén dormían en un piso sobre el garaje, y esas habitaciones habían sido transformadas en pequeños y acogedores dormitorios. ________ dormía en uno de ellos.
Por aquel entonces tenía casi catorce años. Les había oído discutir, el ruido traspasaba el techo y las paredes, pero no se tomaron la molestia de bajar el volumen de sus voces. Niall debe de haber hecho otra de las suyas, pensó medio dormida, tapándose la cabeza con la almohada.
Niall la llevaba por el camino de la amargura; era un niño mimado y egoísta, un completo salvaje. Hacía llorar a su tía, martirizaba a sus primos, y provocaba a ________ con una combinación letal de intimidación fortuita y encanto seductor demasiado fuerte para que una joven lo soportara. Y ella no sabía con seguridad qué era lo que más detestaba: su encanto o sus intimidaciones.
Le oyó entrar en su habitación. La misteriosa luz de la luna, que entraba a raudales por la ventana desprovista de cortinas, recortaba su silueta y le hacía parecer más alto, casi tanto como un adulto. Estaba en su tocador revolviendo entre sus cosas.
—¿Qué estás haciendo?
Se volvió al escuchar su voz, pero ________ no había logrado asustarle.
—Me largo de aquí, ________ —había dicho con voz extraña—. Necesito dinero.
—No tengo dinero.
—Pero tienes esto. —Llevaba un puñado de joyas de oro en una mano, y ella se incorporó, ahogando un grito de protesta en su garganta.
—No puedes coger eso —dijo ella—. Son regalos de tía Sally. Oye, intentaré conseguirte algo de dinero...
Niall cabeceó.
—No tengo tiempo. Ya te comprará más. A mi madre nunca le ha importado comprar cariño a golpes de talonario. —Su voz era fría y amarga.
—Déjame al menos la pulsera de colgantes. —No debería haberse permitido esa debilidad. Cada año Sally añadía un colgante nuevo a la pulsera, algo cautivador y original. Simbolizaba sus años en la familia Horan y era su posesión más preciada.
—No puedo. Lo siento, ________. Si eres sensata, te largarás de aquí cuando tengas edad suficiente para hacerlo. Te destrozarán. —Le parecía extraño y distante, como si ya se hubiera ido.
—Es mi familia —protestó ella. Y de inmediato se arrepintió de sus palabras.
Niall se acercó hasta su cama, proyectando su sombra sobre ella.
—No, no lo es —dijo él—. Y debería alegrarte. Hunden a los suyos en la miseria.
Niall extendió la mano y acarició su rostro a la luz de la luna.
—¡Es una lástima que no te pueda llevar conmigo, ________! —exclamó él—. Pero me complicaría la vida tener que responsabilizarme de alguien tan joven. Cuídate mucho. —Y la besó.
Nunca la había besado, sin contar los breves y castos besos que le había dado en las mejillas cuando así se le ordenaba. Esta vez había sido en la boca, pero no se trataba de ningún Príncipe Encantado despertando a la Bella Durmiente. Era un beso áspero, apresurado y completamente sexual, la boca abierta sobre la de ella, los brazos estrechando el cuerpo de ________ contra el suyo propio. Fue un beso hambriento y perdido, y ella ni siquiera dudó en rodearle el cuello con los brazos y devolverle el beso con toda su inexperta pasión.
Aunque terminó en un abrir y cerrar de ojos, pareció que duraba una eternidad. Niall se esfumó en la oscuridad y se fue de su vida para siempre tras haber cogido un puñado de sus joyas de oro que incluía lo único que realmente le importaba.
________ permaneció inmóvil por el impacto, le temblaba todo el cuerpo; luego se movió y se vistió con abandono. Niall la había estado provocando, molestando y atormentando desde que tenía uso de razón. No iba a salir impune de este robo, pretendiendo encima arreglarlo todo con un beso de despedida, que era más de lo que ella había soñado jamás. Al llegar a la acera de enfrente creyó verle dirigiéndose a Lighthouse Beach, y le siguió silenciosa y decidida.
Escaparse de una isla que está a seis millas de la costa continental no era tarea fácil. Niall lo había intentado con anterioridad, cuando tenía quince años, robando el catamarán de un amigo y desapareciendo durante más de una semana. La policía le halló en Boston y le devolvió a casa, impenitente, hostil y tremendamente experimentado.
¿Qué barca tenía intención de robar esta vez? ¿O acaso pensaba irse a lo grande y coger una de las pequeñas avionetas privadas aparcadas en el aeropuerto de la isla? Al cumplir los dieciséis, Sally le había costeado unas clases de vuelo, algo que desde entonces lamentó.
Pero iba en dirección a la playa, no al aeropuerto; si supiera hacia dónde se dirigía podría pillarle por sorpresa, amenazarle con gritar con todas sus fuerzas si no le devolvía la pulsera de colgantes.
Le dejaba quedarse con todo lo demás. Estaba dispuesta a pagar lo que fuera con tal de que saliera de su vida. Niall estaba en lo cierto: los Horan eran más que generosos con sus talonarios, cosa que no podía decirse de sus sentimientos. Si él se iba tendría a Sally para ella sola, sin que hubiera ningún chico perverso y guapo merodeando a su alrededor.
____________________________________________________________
Bueno, aquí está la primera parte del capítulo, espero que os guste. Seguramente esta tarde subiré la segunda parte. Comentad!! :) :(L):
Por primera vez en muchos años, aquella noche ________ volvió a tener el mismo sueño, un sueño que había deseado no tener nunca más, pero debía haberse imaginado que el regreso de Niall Horan y el recuerdo siempre cambiante de la noche en que murió, le causaría pesadillas recurrentes.
Había perdido la habilidad de separar la verdad de sus sueños. Hubo un tiempo, cuando tenía poco más de veinte años y estaba en su mismo curso en Bennington, en que las pesadillas crecieron hasta niveles incontrolables y finalmente se decidió a buscar ayuda. El terapeuta le sugirió que anotara sus sueños y todo lo que recordara de la noche para, a continuación, compararlo. El esfuerzo acabó en fracaso estrepitoso. Había llegado hasta tal punto que dudaba de todo lo que debía recordar; realidad, memoria y pesadillas se mezclaban formando una espiral psicodélica. Al final, sencillamente, aprendió a olvidarse de aquella tarde, negándose por completo a pensar en el asunto. No había manera de entenderlo, de saberlo que en realidad ocurrió aquella noche. Ni siquiera estaba segura de querer saberlo. Tan sólo quería librarse de los sueños.
Y así fue; hasta que un hombre que afirmaba ser Niall Horan había surgido de una insólita tormenta volviendo su vida patas arriba.
El sueño empezaba igual que siempre. Estaban en la antigua casa Edgartown, en Martha’s Vineyard. Era de madrugada, pasada la medianoche, y ella dormía en una reducida habitación de la zona posterior de la casa, encima de la cocina, parte de la cual solía estar destinada a las habitaciones de los criados. Pero en verano Constanza y Rubén dormían en un piso sobre el garaje, y esas habitaciones habían sido transformadas en pequeños y acogedores dormitorios. ________ dormía en uno de ellos.
Por aquel entonces tenía casi catorce años. Les había oído discutir, el ruido traspasaba el techo y las paredes, pero no se tomaron la molestia de bajar el volumen de sus voces. Niall debe de haber hecho otra de las suyas, pensó medio dormida, tapándose la cabeza con la almohada.
Niall la llevaba por el camino de la amargura; era un niño mimado y egoísta, un completo salvaje. Hacía llorar a su tía, martirizaba a sus primos, y provocaba a ________ con una combinación letal de intimidación fortuita y encanto seductor demasiado fuerte para que una joven lo soportara. Y ella no sabía con seguridad qué era lo que más detestaba: su encanto o sus intimidaciones.
Le oyó entrar en su habitación. La misteriosa luz de la luna, que entraba a raudales por la ventana desprovista de cortinas, recortaba su silueta y le hacía parecer más alto, casi tanto como un adulto. Estaba en su tocador revolviendo entre sus cosas.
—¿Qué estás haciendo?
Se volvió al escuchar su voz, pero ________ no había logrado asustarle.
—Me largo de aquí, ________ —había dicho con voz extraña—. Necesito dinero.
—No tengo dinero.
—Pero tienes esto. —Llevaba un puñado de joyas de oro en una mano, y ella se incorporó, ahogando un grito de protesta en su garganta.
—No puedes coger eso —dijo ella—. Son regalos de tía Sally. Oye, intentaré conseguirte algo de dinero...
Niall cabeceó.
—No tengo tiempo. Ya te comprará más. A mi madre nunca le ha importado comprar cariño a golpes de talonario. —Su voz era fría y amarga.
—Déjame al menos la pulsera de colgantes. —No debería haberse permitido esa debilidad. Cada año Sally añadía un colgante nuevo a la pulsera, algo cautivador y original. Simbolizaba sus años en la familia Horan y era su posesión más preciada.
—No puedo. Lo siento, ________. Si eres sensata, te largarás de aquí cuando tengas edad suficiente para hacerlo. Te destrozarán. —Le parecía extraño y distante, como si ya se hubiera ido.
—Es mi familia —protestó ella. Y de inmediato se arrepintió de sus palabras.
Niall se acercó hasta su cama, proyectando su sombra sobre ella.
—No, no lo es —dijo él—. Y debería alegrarte. Hunden a los suyos en la miseria.
Niall extendió la mano y acarició su rostro a la luz de la luna.
—¡Es una lástima que no te pueda llevar conmigo, ________! —exclamó él—. Pero me complicaría la vida tener que responsabilizarme de alguien tan joven. Cuídate mucho. —Y la besó.
Nunca la había besado, sin contar los breves y castos besos que le había dado en las mejillas cuando así se le ordenaba. Esta vez había sido en la boca, pero no se trataba de ningún Príncipe Encantado despertando a la Bella Durmiente. Era un beso áspero, apresurado y completamente sexual, la boca abierta sobre la de ella, los brazos estrechando el cuerpo de ________ contra el suyo propio. Fue un beso hambriento y perdido, y ella ni siquiera dudó en rodearle el cuello con los brazos y devolverle el beso con toda su inexperta pasión.
Aunque terminó en un abrir y cerrar de ojos, pareció que duraba una eternidad. Niall se esfumó en la oscuridad y se fue de su vida para siempre tras haber cogido un puñado de sus joyas de oro que incluía lo único que realmente le importaba.
________ permaneció inmóvil por el impacto, le temblaba todo el cuerpo; luego se movió y se vistió con abandono. Niall la había estado provocando, molestando y atormentando desde que tenía uso de razón. No iba a salir impune de este robo, pretendiendo encima arreglarlo todo con un beso de despedida, que era más de lo que ella había soñado jamás. Al llegar a la acera de enfrente creyó verle dirigiéndose a Lighthouse Beach, y le siguió silenciosa y decidida.
Escaparse de una isla que está a seis millas de la costa continental no era tarea fácil. Niall lo había intentado con anterioridad, cuando tenía quince años, robando el catamarán de un amigo y desapareciendo durante más de una semana. La policía le halló en Boston y le devolvió a casa, impenitente, hostil y tremendamente experimentado.
¿Qué barca tenía intención de robar esta vez? ¿O acaso pensaba irse a lo grande y coger una de las pequeñas avionetas privadas aparcadas en el aeropuerto de la isla? Al cumplir los dieciséis, Sally le había costeado unas clases de vuelo, algo que desde entonces lamentó.
Pero iba en dirección a la playa, no al aeropuerto; si supiera hacia dónde se dirigía podría pillarle por sorpresa, amenazarle con gritar con todas sus fuerzas si no le devolvía la pulsera de colgantes.
Le dejaba quedarse con todo lo demás. Estaba dispuesta a pagar lo que fuera con tal de que saliera de su vida. Niall estaba en lo cierto: los Horan eran más que generosos con sus talonarios, cosa que no podía decirse de sus sentimientos. Si él se iba tendría a Sally para ella sola, sin que hubiera ningún chico perverso y guapo merodeando a su alrededor.
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Bueno, aquí está la primera parte del capítulo, espero que os guste. Seguramente esta tarde subiré la segunda parte. Comentad!! :) :(L):
Adriana Horan
Re: EL IMPOSTOR [NIALL HORAN Y TÚ] (ADAPTADA) (TERMINADA)
MARATÓN 1/3
CAPÍTULO 4 (PARTE 2)
La luz de la luna creciente era intermitente, y unas nubes negras se deslizaban por el cielo, oscureciéndolo. ________ resbaló en las piedras sueltas que conducían a la playa y cayó sobre una rodilla, clavándose las conchas rotas a través de sus pantalones vaqueros. No le dio importancia. Volvió a levantarse, dejando firmemente a la vista su larga y esbelta espalda.
Se dijo una y otra vez que no le tenía miedo. A pesar de lo mucho que la había hostigado y atormentado a lo largo de los años, Niall había sido como un hermano para ella. No le preocupaba que intentara hacerla callar a la fuerza. Si ella empezaba a chillar para que alguien impidiera que se fuera, él probablemente se limitaría a encogerse de hombros y a sonreír.
Y desaparecería.
Esa noche había marea alta; el mar estaba agitado por los restos de una tormenta de las postrimerías del verano. Niall se detuvo al borde de la playa, mirando fijamente el estrecho canal de agua que llegaba hasta Chapaquidick, luego se giró y miró hacia atrás, hacia Water Street y la antigua casa.
Sin pensarlo, ________ desapareció de la vista escondiéndose detrás de un bote volcado. Allí se ocultó, tratando de contener la respiración. Es una tontería sentir miedo, se dijo furiosa. Cuando empezó a incorporarse y a seguirle, oyó unas voces.
No estaba solo, allí, a la orilla del agua. Tendría que haberse imaginado que Niall no huiría de la isla a nado. Debía de haber acordado encontrarse con alguien.
Todo lo que ________ sabía era que estaban discutiendo. Levantó la cabeza con cuidado, asomándose por encima de la barca. Ahora las nubes habían tapado la luna y las dos siluetas permanecían en la oscuridad. Medían más o menos lo mismo y sus complexiones eran similares, no sabía siquiera cuál de los dos era Niall; ni si la persona con quien discutía era hombre o mujer, joven o mayor, conocida o desconocida.
—¡Vete a la mier.da! —La voz de Niall inundó la noche. Le dio un empujón a la otra persona, le dio la espalda y empezó a caminar por la playa.
Ocurrió con tanta rapidez que ________ creyó haberlo soñado, se quedó contemplando la escena paralizada por el miedo mientras las espantosas imágenes se agitaban en su mente. El destello de una pistola a la luz de la luna. El movimiento súbito y rápido de la figura oscura y anónima. El estallido de un sonido en plena noche, un sonido que podía haber sido el de un coche ahogándose, pero no lo era. El cuerpo de Niall yacía desplomado sobre la arena debido al impacto recibido. ________ podía ver, incluso a esa distancia, el oscuro charco de sangre que salía del agujero de su espalda y se extendía a su alrededor; intentó gritar, pero el único sonido que logró emitir fue un ligero gemido.
Se dejó caer de nuevo, temblando, incapaz de aguantar la respiración, mientras una oleada de terror tras otra recorría su cuerpo. Era preciso que se moviera, que fuese a buscar ayuda, sin embargo su cuerpo estaba petrificado, rígido. El aire estaba atrapado en su pecho, oprimía, y le costó mantenerse consciente, luchar contra el atrayente vacío que quería engullirla.
No tenía la menor idea del tiempo que permaneció allí sentada, luchando por respirar, por serenarse. Cuando dejó de sollozar, cuando logró ponerse de rodillas y mirar con atención por encima de un lado de la barca, ya era demasiado tarde.
La playa estaba vacía. Las nubes se habían ido y el haz de luz que
emanaba de la luna iluminaba la arena desierta.
No había ningún indicio de pisadas. La marea había subido hasta las rocas, y quienquiera que hubiese caminado por la arena, no había rastro alguno a su paso.
La marea había limpiado la sangre. Debió arrastrar el cuerpo de Niall hasta el mar. Probablemente, debido a las fuertes corrientes que producían las tempestades, tardarían días o semanas en encontrarlo. A lo mejor nunca lo encontrarían.
Debía ir a pedir auxilio. Tal vez aún no era demasiado tarde; había perdido la noción del tiempo, pero podían haber pasado sólo algunos minutos desde que habían disparado a Niall. A lo mejor no estaba muerto, a lo mejor la bala no le había dado en el corazón. Empezó a levantarse para, a continuación, dejarse caer de nuevo presa del pánico.
Había alguien que estaba de pie al borde del camino, esperando. Mirando. La farola estaba lo suficientemente lejos para que ________ pudiera ver únicamente su silueta, pero sabía a ciencia cierta que no era Niall. Era el hombre o la mujer que le había disparado. Y estaba esperando para comprobar que no hubiera ningún testigo.
Hacía un frío húmedo. El rocío le había empapado la camiseta, y el aire del océano que la azotaba en la piel estaba helado. ________ se acurrucó como un ovillo, envolviendo su cuerpo con los brazos en un vano intento por mantener el calor. Estaba segura de que nadie la había visto. Quien había matado a Niall se estaba limitando a ser prudente.
Ni siquiera sabía con seguridad si Niall estaba muerto. Había recibido un disparo y ella le había visto caer, había visto la sangre en la arena, pero en realidad no le había visto morir.
________ cerró los ojos y enterró la cabeza entre sus rodillas, respirando con dificultad, buscando el calor en su aliento húmedo. Sólo tenía que esperar. En cuanto la costa estuviera despejada volvería corriendo a la casa de Water Street y despertaría a tía Sally y le diría...
¿Qué le diría? ¿Que su único hijo había muerto? ¿Que alguien le había matado y que ni siquiera sabía si ese alguien era hombre o mujer? ¿Y que ________ no había hecho nada para salvarle? Levantó la cabeza y clavó la vista en el mar encrespado, cuyas olas rompían en la tierra. Era imposible que un nadador, por fuerte que fuera, pudiera aguantar mucho tiempo en ese oleaje embravecido, y mucho menos alguien que acababa de recibir un balazo. Era demasiado tarde para pedir ayuda.
CAPÍTULO 4 (PARTE 2)
La luz de la luna creciente era intermitente, y unas nubes negras se deslizaban por el cielo, oscureciéndolo. ________ resbaló en las piedras sueltas que conducían a la playa y cayó sobre una rodilla, clavándose las conchas rotas a través de sus pantalones vaqueros. No le dio importancia. Volvió a levantarse, dejando firmemente a la vista su larga y esbelta espalda.
Se dijo una y otra vez que no le tenía miedo. A pesar de lo mucho que la había hostigado y atormentado a lo largo de los años, Niall había sido como un hermano para ella. No le preocupaba que intentara hacerla callar a la fuerza. Si ella empezaba a chillar para que alguien impidiera que se fuera, él probablemente se limitaría a encogerse de hombros y a sonreír.
Y desaparecería.
Esa noche había marea alta; el mar estaba agitado por los restos de una tormenta de las postrimerías del verano. Niall se detuvo al borde de la playa, mirando fijamente el estrecho canal de agua que llegaba hasta Chapaquidick, luego se giró y miró hacia atrás, hacia Water Street y la antigua casa.
Sin pensarlo, ________ desapareció de la vista escondiéndose detrás de un bote volcado. Allí se ocultó, tratando de contener la respiración. Es una tontería sentir miedo, se dijo furiosa. Cuando empezó a incorporarse y a seguirle, oyó unas voces.
No estaba solo, allí, a la orilla del agua. Tendría que haberse imaginado que Niall no huiría de la isla a nado. Debía de haber acordado encontrarse con alguien.
Todo lo que ________ sabía era que estaban discutiendo. Levantó la cabeza con cuidado, asomándose por encima de la barca. Ahora las nubes habían tapado la luna y las dos siluetas permanecían en la oscuridad. Medían más o menos lo mismo y sus complexiones eran similares, no sabía siquiera cuál de los dos era Niall; ni si la persona con quien discutía era hombre o mujer, joven o mayor, conocida o desconocida.
—¡Vete a la mier.da! —La voz de Niall inundó la noche. Le dio un empujón a la otra persona, le dio la espalda y empezó a caminar por la playa.
Ocurrió con tanta rapidez que ________ creyó haberlo soñado, se quedó contemplando la escena paralizada por el miedo mientras las espantosas imágenes se agitaban en su mente. El destello de una pistola a la luz de la luna. El movimiento súbito y rápido de la figura oscura y anónima. El estallido de un sonido en plena noche, un sonido que podía haber sido el de un coche ahogándose, pero no lo era. El cuerpo de Niall yacía desplomado sobre la arena debido al impacto recibido. ________ podía ver, incluso a esa distancia, el oscuro charco de sangre que salía del agujero de su espalda y se extendía a su alrededor; intentó gritar, pero el único sonido que logró emitir fue un ligero gemido.
Se dejó caer de nuevo, temblando, incapaz de aguantar la respiración, mientras una oleada de terror tras otra recorría su cuerpo. Era preciso que se moviera, que fuese a buscar ayuda, sin embargo su cuerpo estaba petrificado, rígido. El aire estaba atrapado en su pecho, oprimía, y le costó mantenerse consciente, luchar contra el atrayente vacío que quería engullirla.
No tenía la menor idea del tiempo que permaneció allí sentada, luchando por respirar, por serenarse. Cuando dejó de sollozar, cuando logró ponerse de rodillas y mirar con atención por encima de un lado de la barca, ya era demasiado tarde.
La playa estaba vacía. Las nubes se habían ido y el haz de luz que
emanaba de la luna iluminaba la arena desierta.
No había ningún indicio de pisadas. La marea había subido hasta las rocas, y quienquiera que hubiese caminado por la arena, no había rastro alguno a su paso.
La marea había limpiado la sangre. Debió arrastrar el cuerpo de Niall hasta el mar. Probablemente, debido a las fuertes corrientes que producían las tempestades, tardarían días o semanas en encontrarlo. A lo mejor nunca lo encontrarían.
Debía ir a pedir auxilio. Tal vez aún no era demasiado tarde; había perdido la noción del tiempo, pero podían haber pasado sólo algunos minutos desde que habían disparado a Niall. A lo mejor no estaba muerto, a lo mejor la bala no le había dado en el corazón. Empezó a levantarse para, a continuación, dejarse caer de nuevo presa del pánico.
Había alguien que estaba de pie al borde del camino, esperando. Mirando. La farola estaba lo suficientemente lejos para que ________ pudiera ver únicamente su silueta, pero sabía a ciencia cierta que no era Niall. Era el hombre o la mujer que le había disparado. Y estaba esperando para comprobar que no hubiera ningún testigo.
Hacía un frío húmedo. El rocío le había empapado la camiseta, y el aire del océano que la azotaba en la piel estaba helado. ________ se acurrucó como un ovillo, envolviendo su cuerpo con los brazos en un vano intento por mantener el calor. Estaba segura de que nadie la había visto. Quien había matado a Niall se estaba limitando a ser prudente.
Ni siquiera sabía con seguridad si Niall estaba muerto. Había recibido un disparo y ella le había visto caer, había visto la sangre en la arena, pero en realidad no le había visto morir.
________ cerró los ojos y enterró la cabeza entre sus rodillas, respirando con dificultad, buscando el calor en su aliento húmedo. Sólo tenía que esperar. En cuanto la costa estuviera despejada volvería corriendo a la casa de Water Street y despertaría a tía Sally y le diría...
¿Qué le diría? ¿Que su único hijo había muerto? ¿Que alguien le había matado y que ni siquiera sabía si ese alguien era hombre o mujer? ¿Y que ________ no había hecho nada para salvarle? Levantó la cabeza y clavó la vista en el mar encrespado, cuyas olas rompían en la tierra. Era imposible que un nadador, por fuerte que fuera, pudiera aguantar mucho tiempo en ese oleaje embravecido, y mucho menos alguien que acababa de recibir un balazo. Era demasiado tarde para pedir ayuda.
Adriana Horan
Re: EL IMPOSTOR [NIALL HORAN Y TÚ] (ADAPTADA) (TERMINADA)
MARATÓN 2/3
CAPÍTULO 4 (PARTE 3)
La figura seguía estando allí, mirando hacia el horizonte, esperando con una paciencia que parecía eterna. Y ________ no podía hacer nada salvo esperar también, temblando de frío.
El ruido de unos niños la despertó. Chillidos de regocijo, mientras una niñera bajaba sus bártulos a Lighthouse Beach para dar de comer a las gaviotas. ________ intentó moverse, pero se sentía revestida de hielo, sus huesos y sus músculos estaban congelados.
Aunque aún era muy temprano por la mañana, hacía sol. En lo alto las gaviotas revoloteaban y chirriaban de placer, y la marea estaba volviendo a bajar; llevándose consigo todo rastro del chico que en su día fue Niall Horan.
Hizo acopio de todas sus fuerzas para ponerse de pie. Se sentía magullada y agotada, y retrocedió hasta el sendero andando como una anciana. Los niños la miraron extrañados y su niñera alemana los puso a salvo de todo peligro.
La casa de Water Street estaba tranquila y silenciosa. No había coches de policía aparcados fuera, ni luces encendidas. Había movimiento en el piso de encima del garaje; Rubén y Constanza empezaban ya su jornada. Entró sigilosamente por la puerta de servicio en la cocina desierta, temblando de frío. Subió a su habitación por las escaleras traseras, y se desplomó en la estrecha cama, cubriéndose con las mantas de los pies a la cabeza. Debería quitarse la ropa mojada, pero le quedaban fuerzas. Necesitaba entrar en calor. Se acurrucó aún más bajo el montón de mantas, y tanto tiritaba que oía el crujido de los viejos muelles debajo del colchón nuevo. Lo oyó alejarse, hasta desaparecer, y cerró los ojos.
Había estado a punto de morir. Cuando los demás se inquietaron en descubrir que Niall había huido con todo el dinero suelto o joyas que pudo llevarse consigo, el miedo se apoderó de ellos. Alguien debió de echar un vistazo a ________ para verificar que dormía, arrebujada bajo una sorprendente cantidad de gruesas mantas, pero luego se olvidaron de ella, con tanto jaleo, policía, FBI, pánico, enfado y reproche. Cuando Constanza se percató de que no se la había visto en todo el día, ________ estaba a 40 de fiebre y las convulsiones sacudían su cuerpo.
No le dijeron que Niall había desaparecido hasta que le dieron el alta hospitalaria unos cinco días después. Sally había estado todo el tiempo con ella, durmiendo en una silla junto a su cama, su rostro destrozado por el dolor y la preocupación. Más tarde ________ se enteró de que había permanecido a su lado en vez de ir en busca de su consentido y extraviado hijo. Después de todo Sally la quería de verdad, y ________, en adelante, no pronunció nunca el nombre de Niall en voz alta. Su hijo la había fallado, y a pesar del dolor y la rabia que sentía, sencillamente ignoró su existencia, dedicándose en su lugar a ________.
________ no recordó nada hasta al cabo de unos años, cuando se despertó de una pesadilla gritando, y la trágica noche le volvió a la memoria con toda su fuerza.
Niall Horan había muerto, aquello lo recordaba. Alguien le había disparado y le había matado. Aparte de eso, los sueños se mezclaban con los recuerdos formando una maraña borrosa que le hacía sentir un pánico exacerbado. Había aprendido a no pensar en ello. A no cuestionarse nada.
Eventualmente los sueños pararon, y ella los desterró al olvido. Sally jamás le había preguntado si sabía algo de lo sucedido aquella noche, y con el paso del tiempo, a medida que empezó a añorar a su hijo, nunca se le ocurrió interrogarla. Por su parte, ________ nunca había querido perder la esperanza. Le resultaba más fácil olvidar aquella noche de verano de un pasado lejano, hacer ver que no había existido.
Sin embargo ya no tenía ese privilegio. No con un extraño, un impostor, un criminal intentando ganarse la confianza de Sally y hacerse con su fortuna. No con unas pesadillas que regresaban para arrancarla del sueño.
Tendría que haber confesado la verdad hacía tiempo, aunque hubiera destrozado a Sally; pero no lo hizo. No estaba dispuesta a desenterrar sus imprecisos recuerdos, a causarle tanto dolor a la persona que más quería en el mundo.
Difícilmente podría contar la verdad tantos años después. Se limitaría a mantener la boca cerrada y los ojos bien abiertos, y a esperar a que él se delatara a sí mismo.
Se limitaría a tener la esperanza de que los sueños no volvieran.
CAPÍTULO 4 (PARTE 3)
La figura seguía estando allí, mirando hacia el horizonte, esperando con una paciencia que parecía eterna. Y ________ no podía hacer nada salvo esperar también, temblando de frío.
El ruido de unos niños la despertó. Chillidos de regocijo, mientras una niñera bajaba sus bártulos a Lighthouse Beach para dar de comer a las gaviotas. ________ intentó moverse, pero se sentía revestida de hielo, sus huesos y sus músculos estaban congelados.
Aunque aún era muy temprano por la mañana, hacía sol. En lo alto las gaviotas revoloteaban y chirriaban de placer, y la marea estaba volviendo a bajar; llevándose consigo todo rastro del chico que en su día fue Niall Horan.
Hizo acopio de todas sus fuerzas para ponerse de pie. Se sentía magullada y agotada, y retrocedió hasta el sendero andando como una anciana. Los niños la miraron extrañados y su niñera alemana los puso a salvo de todo peligro.
La casa de Water Street estaba tranquila y silenciosa. No había coches de policía aparcados fuera, ni luces encendidas. Había movimiento en el piso de encima del garaje; Rubén y Constanza empezaban ya su jornada. Entró sigilosamente por la puerta de servicio en la cocina desierta, temblando de frío. Subió a su habitación por las escaleras traseras, y se desplomó en la estrecha cama, cubriéndose con las mantas de los pies a la cabeza. Debería quitarse la ropa mojada, pero le quedaban fuerzas. Necesitaba entrar en calor. Se acurrucó aún más bajo el montón de mantas, y tanto tiritaba que oía el crujido de los viejos muelles debajo del colchón nuevo. Lo oyó alejarse, hasta desaparecer, y cerró los ojos.
Había estado a punto de morir. Cuando los demás se inquietaron en descubrir que Niall había huido con todo el dinero suelto o joyas que pudo llevarse consigo, el miedo se apoderó de ellos. Alguien debió de echar un vistazo a ________ para verificar que dormía, arrebujada bajo una sorprendente cantidad de gruesas mantas, pero luego se olvidaron de ella, con tanto jaleo, policía, FBI, pánico, enfado y reproche. Cuando Constanza se percató de que no se la había visto en todo el día, ________ estaba a 40 de fiebre y las convulsiones sacudían su cuerpo.
No le dijeron que Niall había desaparecido hasta que le dieron el alta hospitalaria unos cinco días después. Sally había estado todo el tiempo con ella, durmiendo en una silla junto a su cama, su rostro destrozado por el dolor y la preocupación. Más tarde ________ se enteró de que había permanecido a su lado en vez de ir en busca de su consentido y extraviado hijo. Después de todo Sally la quería de verdad, y ________, en adelante, no pronunció nunca el nombre de Niall en voz alta. Su hijo la había fallado, y a pesar del dolor y la rabia que sentía, sencillamente ignoró su existencia, dedicándose en su lugar a ________.
________ no recordó nada hasta al cabo de unos años, cuando se despertó de una pesadilla gritando, y la trágica noche le volvió a la memoria con toda su fuerza.
Niall Horan había muerto, aquello lo recordaba. Alguien le había disparado y le había matado. Aparte de eso, los sueños se mezclaban con los recuerdos formando una maraña borrosa que le hacía sentir un pánico exacerbado. Había aprendido a no pensar en ello. A no cuestionarse nada.
Eventualmente los sueños pararon, y ella los desterró al olvido. Sally jamás le había preguntado si sabía algo de lo sucedido aquella noche, y con el paso del tiempo, a medida que empezó a añorar a su hijo, nunca se le ocurrió interrogarla. Por su parte, ________ nunca había querido perder la esperanza. Le resultaba más fácil olvidar aquella noche de verano de un pasado lejano, hacer ver que no había existido.
Sin embargo ya no tenía ese privilegio. No con un extraño, un impostor, un criminal intentando ganarse la confianza de Sally y hacerse con su fortuna. No con unas pesadillas que regresaban para arrancarla del sueño.
Tendría que haber confesado la verdad hacía tiempo, aunque hubiera destrozado a Sally; pero no lo hizo. No estaba dispuesta a desenterrar sus imprecisos recuerdos, a causarle tanto dolor a la persona que más quería en el mundo.
Difícilmente podría contar la verdad tantos años después. Se limitaría a mantener la boca cerrada y los ojos bien abiertos, y a esperar a que él se delatara a sí mismo.
Se limitaría a tener la esperanza de que los sueños no volvieran.
Adriana Horan
Re: EL IMPOSTOR [NIALL HORAN Y TÚ] (ADAPTADA) (TERMINADA)
MARATÓN 3/3
CAPÍTULO 4 (PARTE 4)
Patsy Horan parecía más joven que su hijo George y sólo ligeramente más guapa. Cosa que no era de extrañar teniendo en cuenta que su rostro y su cuerpo, de cincuenta y ocho años, estaban en constante progreso, que continuamente daban fe de los milagros de la cirugía estética, el ejercicio compulsivo y todas las dietas de moda conocidas por las mujeres. Era una perfecta imitación de una Barbie, una combinación de maquillajes de setenta y cinco dólares los cien gramos y bronceado artificial en las más sofisticadas máquinas de rayos ultra violeta. Esta Horan de ojos pardos clavó la vista en ________ con su habitual y ambiguo desinterés, y encendió un cigarrillo con experta elegancia.
—¿Cómo estás, ________? —Ese era su saludo característico. No tenía el menor interés en la respuesta de ________, pero eso no le impidió a ésta decir la verdad.
—Preocupada —respondió rotundamente.
La reacción de Patsy era más una mueca que una sonrisa.
—¿Acaso no lo estamos todos? ¿Dónde está el misterioso heredero desaparecido? No he alterado mis planes de hoy y me he arrastrado hasta aquí sólo para holgazanear y perder el tiempo.
Estaba estirada en el sofá del salón, sus piernas perfectas, decorosamente cruzadas. No era casualidad que se hubiera estirado en un sofá de color rosa que acentuaba su traje de chaqueta beige claro. Patsy sabía cómo escoger los complementos, incluso cuando se trata de servir de adorno a los muebles.
—No he visto a Niall en toda la mañana —comentó ________, omitiendo el hecho de que había procurado evitarle a toda costa desde su llegada a Vermont unos tres días antes—. ¿Hace mucho que has venido?
—Tengo la impresión de que hace horas, cariño —respondió casi bostezando con delicadeza—. Me ha traído George; siempre ha sido un hijo maravilloso. Aun así, todo esto es agotador, ¿no te parece? Anda, ve a buscar a Niall y dile que su querida tía Patsy se muere de ganas de volver a verle. Por no mencionar a su primo George. Los dos tenían la misma edad y de pequeños eran uña y carne.
—Siguen teniendo la misma edad y nunca se han soportado —señaló ________. Patsy la ignoró, siempre dispuesta a cambiar la historia familiar como le convenía.
Las cosas habían ido de mal en peor. Patsy y Warren eran ciertamente malvados; George Horan, conocido en su juventud como George el Granuja, era el peor de todos. Un joven elegante, guapo, sarcástico, que parecía estar siempre observando a todo el mundo, haciendo una lista mental de sus defectos.
—Creo que Niall se ha ido con Warren otra vez. Al parecer se llevan muy bien —dijo con frialdad.
Patsy la miró fijamente.
—¡Qué sorpresa! —susurró—. Nunca me hubiera imaginado que Niall y Warren pudieran congeniar. Claro que han pasado dieciocho años. Las personas cambian.
—Sí.
—Aun así —continuó Patsy—, me parece realmente curioso. Si Warren le acepta sin reservas, entonces no creo que haya razón alguna para que yo dude que es el verdadero Niall. A fin de cuentas, Warren es mucho más observador y desconfiado que yo; me lo dice constantemente. Supongo que debo creerle cuando dice que es el auténtico Niall.
________ no dijo absolutamente nada, ocasión que Patsy no desperdició.
—Sally cree que es él, ¿verdad?
—Totalmente.
—¿Y tú, querida?
________ odiaba que la llamaran querida, y sospechaba que Patsy lo sabía. Logró esbozar una fría sonrisa.
—Soy desconfiada por naturaleza. —Patsy se encogió de hombros.
—Supongo que yo tendré que sacar mis propias conclusiones. —Miró por la ventana. El día era gris y frío, y aún quedaban restos de la reciente nevada cubriendo el paisaje pardo y llano—. No es la mejor época del año para convocar una reunión familiar. Tessa y Grace también vienen hoy, pero al menos he convencido a Grace de que no traiga a sus repugnantes hijos. Los niños me producen urticaria.
________ no se había dado cuenta de que las cosas podían seguir empeorando de forma drástica, pero la inminente llegada del resto de los hijos mayores de Patsy era la gota que colmaba el vaso.
—Iré a decírselo a Constanza —se ofreció, dando vueltas por el salón, deseando largarse de ahí y dar un golpe a algo.
—No será necesario, querida —dijo Patsy con un lánguido movimiento de la mano—. Ya la he avisado. Aunque supongo que habrás estado durmiendo en la habitación que Tessa ocupa normalmente. ¿Te importaría dejarla libre? Tessa es muy especial para esas cosas, y si debe compartir habitación, preferirá que sea con Grace. ¿Lo entiendes, verdad? —Sonrió con dulzura.
—No hay problema —afirmó ________ sin inmutarse.
—Menos mal que Sally renovó la casa hace unos cuantos años, de lo contrario estarías instalada en las dependencias de los criados con Rubén y Constanza. No es que eso sea nada grave; Sally les mima muchísimo, siempre ha sido fácil sacarle el dinero. —Obsequió a ________ con una amable sonrisa.
________ tardó algunos segundos en darse cuenta del hormigueo que sentía en los dedos. Apretaba las manos con tanta fuerza que había perdido toda sensibilidad en ellas. Se obligó a relajarse, a responder a su sonrisa de niña mimada con otra sonrisa. Conocía a Patsy de toda la vida, y sabía distinguir perfectamente entre lo que era pura malicia y lo que era simple consecuencia directa de sus intereses personales.
—Iré a trasladar mis cosas —anunció ________—. ¿A qué hora vendrán Tessa y Grace?
—Oh, estarán aquí de un momento a otro —respondió Patsy con ligereza—. Busca a Niall, ¿quieres?
—Por supuesto —dijo, mintiendo más que hablando. La última persona del mundo que deseaba ver en ese momento era al falso Niall Horan, aunque encontrarse con George el Granuja le iba la zaga.
Como era de suponer, Niall la estaba esperando en el pasillo, justo frente de su habitación.
—Tienes cara de pocos amigos —le dijo con displicencia. Estaba apoyado contra la pared, observándola con ojos entornados y expresión indescifrable. Llevaba puestos unos tejanos desteñidos que se adaptaban a su largo cuerpo, un jersey grueso de algodón y zapatillas de deporte.
________ se detuvo y le miró con expresión crítica.
—No vistes como un verdadero Horan —le espetó con brusquedad.
—Tu comentario no me ha dolido y ni mucho menos me matará —se defendió él—. ¿Y cómo se viste un Horan, si puede saberse?
—¿No te lo ha dicho tu fuente de información?
Niall chascó la lengua.
—¡Mira que llegas a ser cruel, ________! ¿Por qué te resistes a confiar en mí?
—Averígualo tú mismo. —Le apartó de un empujón y entró en su habitación dando un portazo. El detuvo la puerta, entró también y le la cerró despacio. Estaban solos allí dentro.
________ no le hizo caso. Abrió un cajón de golpe y sacó su ropa cuidadosamente doblada. Niall permaneció de pie observándola.
—¿Es éste el tipo de ropa que llevan los Horan? —preguntó con curiosidad, inclinándose para coger sus pantalones caqui perfectamente planchados—. La encuentro aburrida y sosa.
—Dudo mucho que sea sosa —comentó ________ secamente—. Los Horan no pueden ascender más socialmente; ya están en la cima de la pirámide social. Si quieres saber cómo vestirte, fíjate en tu primo George.
—¿Va a venir? — Niall dio un chasquido de disgusto—. ¿Sigue haciendo honor a su apodo?
—No —le respondió—. Ya está aquí, anhelando el conmovedor reencuentro. Si me disculpas, tengo que dejar libre esta habitación para sus hermanas y no dispongo de tiempo para una conversación trivial.
—¿También te echan de aquí? Siempre puedes venir a dormir conmigo.
Era lo que le faltaba por oír tras una serie de espantosos e interminables días. Sin pensárselo dos veces, ________ alargó el brazo y le dio una sonora bofetada que alteró la tranquilidad reinante en la habitación.
Niall no se inmutó, ni siquiera se movió. Su mirada azul se endureció unos instantes, pero a continuación su boca perversamente sensual dibujó una sonrisa.
—Eso ha sido un error, querida ________ —susurró.
—¿Tuyo o mío? —Le sorprendía lo que acababa de decir, pero no estaba dispuesta a exteriorizarlo. Era la primera vez en su vida que pegaba a alguien, y ahí estaba él, con una marca en la cara que enrojecía su piel blanca.
—Lleguemos a un término medio. Yo me guardo para mí mis pensamientos lascivos y tú vigilas que tus manos se estén quietecitas. —Su aspecto arrepentido resultaba cautivador, era tan similar al del auténtico Niall intentando recuperar el favor de alguien, que a ________ se le encogió el corazón.
Le tendió la mano. Tenía unas manos fuertes y bonitas, unas manos masculinas, de largos y elegantes dedos. ________ no lograba recordar cómo eran las manos de Niall.
—¿Hacemos las paces? —preguntó él con amabilidad, mintiendo.
________ miró su mano fijamente.
—Por encima de mi cadáver.
Pensaba que se pondría furioso. Esperaba menosprecio y furia, en su lugar sonrió abiertamente con una suficiencia sagaz que seguía siendo irritablemente atractiva.
—¡Ay, ________! —susurró Niall— ¡Va a ser tan divertido ganar tu confianza!
Y se fue, cerrando la puerta con suavidad al salir.
____________________________________________________________
Bueno, aquí os dejo un pequeño maratón para acabar el capítulo. Esta semana no sé si podré subir muy seguido por los exámenes, pero lo intentaré. Si os ha gustado comentad por favor, y los fantasmas que aparezcan!! :) :(L):
CAPÍTULO 4 (PARTE 4)
Patsy Horan parecía más joven que su hijo George y sólo ligeramente más guapa. Cosa que no era de extrañar teniendo en cuenta que su rostro y su cuerpo, de cincuenta y ocho años, estaban en constante progreso, que continuamente daban fe de los milagros de la cirugía estética, el ejercicio compulsivo y todas las dietas de moda conocidas por las mujeres. Era una perfecta imitación de una Barbie, una combinación de maquillajes de setenta y cinco dólares los cien gramos y bronceado artificial en las más sofisticadas máquinas de rayos ultra violeta. Esta Horan de ojos pardos clavó la vista en ________ con su habitual y ambiguo desinterés, y encendió un cigarrillo con experta elegancia.
—¿Cómo estás, ________? —Ese era su saludo característico. No tenía el menor interés en la respuesta de ________, pero eso no le impidió a ésta decir la verdad.
—Preocupada —respondió rotundamente.
La reacción de Patsy era más una mueca que una sonrisa.
—¿Acaso no lo estamos todos? ¿Dónde está el misterioso heredero desaparecido? No he alterado mis planes de hoy y me he arrastrado hasta aquí sólo para holgazanear y perder el tiempo.
Estaba estirada en el sofá del salón, sus piernas perfectas, decorosamente cruzadas. No era casualidad que se hubiera estirado en un sofá de color rosa que acentuaba su traje de chaqueta beige claro. Patsy sabía cómo escoger los complementos, incluso cuando se trata de servir de adorno a los muebles.
—No he visto a Niall en toda la mañana —comentó ________, omitiendo el hecho de que había procurado evitarle a toda costa desde su llegada a Vermont unos tres días antes—. ¿Hace mucho que has venido?
—Tengo la impresión de que hace horas, cariño —respondió casi bostezando con delicadeza—. Me ha traído George; siempre ha sido un hijo maravilloso. Aun así, todo esto es agotador, ¿no te parece? Anda, ve a buscar a Niall y dile que su querida tía Patsy se muere de ganas de volver a verle. Por no mencionar a su primo George. Los dos tenían la misma edad y de pequeños eran uña y carne.
—Siguen teniendo la misma edad y nunca se han soportado —señaló ________. Patsy la ignoró, siempre dispuesta a cambiar la historia familiar como le convenía.
Las cosas habían ido de mal en peor. Patsy y Warren eran ciertamente malvados; George Horan, conocido en su juventud como George el Granuja, era el peor de todos. Un joven elegante, guapo, sarcástico, que parecía estar siempre observando a todo el mundo, haciendo una lista mental de sus defectos.
—Creo que Niall se ha ido con Warren otra vez. Al parecer se llevan muy bien —dijo con frialdad.
Patsy la miró fijamente.
—¡Qué sorpresa! —susurró—. Nunca me hubiera imaginado que Niall y Warren pudieran congeniar. Claro que han pasado dieciocho años. Las personas cambian.
—Sí.
—Aun así —continuó Patsy—, me parece realmente curioso. Si Warren le acepta sin reservas, entonces no creo que haya razón alguna para que yo dude que es el verdadero Niall. A fin de cuentas, Warren es mucho más observador y desconfiado que yo; me lo dice constantemente. Supongo que debo creerle cuando dice que es el auténtico Niall.
________ no dijo absolutamente nada, ocasión que Patsy no desperdició.
—Sally cree que es él, ¿verdad?
—Totalmente.
—¿Y tú, querida?
________ odiaba que la llamaran querida, y sospechaba que Patsy lo sabía. Logró esbozar una fría sonrisa.
—Soy desconfiada por naturaleza. —Patsy se encogió de hombros.
—Supongo que yo tendré que sacar mis propias conclusiones. —Miró por la ventana. El día era gris y frío, y aún quedaban restos de la reciente nevada cubriendo el paisaje pardo y llano—. No es la mejor época del año para convocar una reunión familiar. Tessa y Grace también vienen hoy, pero al menos he convencido a Grace de que no traiga a sus repugnantes hijos. Los niños me producen urticaria.
________ no se había dado cuenta de que las cosas podían seguir empeorando de forma drástica, pero la inminente llegada del resto de los hijos mayores de Patsy era la gota que colmaba el vaso.
—Iré a decírselo a Constanza —se ofreció, dando vueltas por el salón, deseando largarse de ahí y dar un golpe a algo.
—No será necesario, querida —dijo Patsy con un lánguido movimiento de la mano—. Ya la he avisado. Aunque supongo que habrás estado durmiendo en la habitación que Tessa ocupa normalmente. ¿Te importaría dejarla libre? Tessa es muy especial para esas cosas, y si debe compartir habitación, preferirá que sea con Grace. ¿Lo entiendes, verdad? —Sonrió con dulzura.
—No hay problema —afirmó ________ sin inmutarse.
—Menos mal que Sally renovó la casa hace unos cuantos años, de lo contrario estarías instalada en las dependencias de los criados con Rubén y Constanza. No es que eso sea nada grave; Sally les mima muchísimo, siempre ha sido fácil sacarle el dinero. —Obsequió a ________ con una amable sonrisa.
________ tardó algunos segundos en darse cuenta del hormigueo que sentía en los dedos. Apretaba las manos con tanta fuerza que había perdido toda sensibilidad en ellas. Se obligó a relajarse, a responder a su sonrisa de niña mimada con otra sonrisa. Conocía a Patsy de toda la vida, y sabía distinguir perfectamente entre lo que era pura malicia y lo que era simple consecuencia directa de sus intereses personales.
—Iré a trasladar mis cosas —anunció ________—. ¿A qué hora vendrán Tessa y Grace?
—Oh, estarán aquí de un momento a otro —respondió Patsy con ligereza—. Busca a Niall, ¿quieres?
—Por supuesto —dijo, mintiendo más que hablando. La última persona del mundo que deseaba ver en ese momento era al falso Niall Horan, aunque encontrarse con George el Granuja le iba la zaga.
Como era de suponer, Niall la estaba esperando en el pasillo, justo frente de su habitación.
—Tienes cara de pocos amigos —le dijo con displicencia. Estaba apoyado contra la pared, observándola con ojos entornados y expresión indescifrable. Llevaba puestos unos tejanos desteñidos que se adaptaban a su largo cuerpo, un jersey grueso de algodón y zapatillas de deporte.
________ se detuvo y le miró con expresión crítica.
—No vistes como un verdadero Horan —le espetó con brusquedad.
—Tu comentario no me ha dolido y ni mucho menos me matará —se defendió él—. ¿Y cómo se viste un Horan, si puede saberse?
—¿No te lo ha dicho tu fuente de información?
Niall chascó la lengua.
—¡Mira que llegas a ser cruel, ________! ¿Por qué te resistes a confiar en mí?
—Averígualo tú mismo. —Le apartó de un empujón y entró en su habitación dando un portazo. El detuvo la puerta, entró también y le la cerró despacio. Estaban solos allí dentro.
________ no le hizo caso. Abrió un cajón de golpe y sacó su ropa cuidadosamente doblada. Niall permaneció de pie observándola.
—¿Es éste el tipo de ropa que llevan los Horan? —preguntó con curiosidad, inclinándose para coger sus pantalones caqui perfectamente planchados—. La encuentro aburrida y sosa.
—Dudo mucho que sea sosa —comentó ________ secamente—. Los Horan no pueden ascender más socialmente; ya están en la cima de la pirámide social. Si quieres saber cómo vestirte, fíjate en tu primo George.
—¿Va a venir? — Niall dio un chasquido de disgusto—. ¿Sigue haciendo honor a su apodo?
—No —le respondió—. Ya está aquí, anhelando el conmovedor reencuentro. Si me disculpas, tengo que dejar libre esta habitación para sus hermanas y no dispongo de tiempo para una conversación trivial.
—¿También te echan de aquí? Siempre puedes venir a dormir conmigo.
Era lo que le faltaba por oír tras una serie de espantosos e interminables días. Sin pensárselo dos veces, ________ alargó el brazo y le dio una sonora bofetada que alteró la tranquilidad reinante en la habitación.
Niall no se inmutó, ni siquiera se movió. Su mirada azul se endureció unos instantes, pero a continuación su boca perversamente sensual dibujó una sonrisa.
—Eso ha sido un error, querida ________ —susurró.
—¿Tuyo o mío? —Le sorprendía lo que acababa de decir, pero no estaba dispuesta a exteriorizarlo. Era la primera vez en su vida que pegaba a alguien, y ahí estaba él, con una marca en la cara que enrojecía su piel blanca.
—Lleguemos a un término medio. Yo me guardo para mí mis pensamientos lascivos y tú vigilas que tus manos se estén quietecitas. —Su aspecto arrepentido resultaba cautivador, era tan similar al del auténtico Niall intentando recuperar el favor de alguien, que a ________ se le encogió el corazón.
Le tendió la mano. Tenía unas manos fuertes y bonitas, unas manos masculinas, de largos y elegantes dedos. ________ no lograba recordar cómo eran las manos de Niall.
—¿Hacemos las paces? —preguntó él con amabilidad, mintiendo.
________ miró su mano fijamente.
—Por encima de mi cadáver.
Pensaba que se pondría furioso. Esperaba menosprecio y furia, en su lugar sonrió abiertamente con una suficiencia sagaz que seguía siendo irritablemente atractiva.
—¡Ay, ________! —susurró Niall— ¡Va a ser tan divertido ganar tu confianza!
Y se fue, cerrando la puerta con suavidad al salir.
____________________________________________________________
Bueno, aquí os dejo un pequeño maratón para acabar el capítulo. Esta semana no sé si podré subir muy seguido por los exámenes, pero lo intentaré. Si os ha gustado comentad por favor, y los fantasmas que aparezcan!! :) :(L):
Adriana Horan
Re: EL IMPOSTOR [NIALL HORAN Y TÚ] (ADAPTADA) (TERMINADA)
CAPÍTULO 5 (PARTE 1)
La pequeña de los hermanos Horan, Patsy, era pan comido, pensó Niall con aires de suficiencia mientras la contemplaba desde el otro extremo de la mesa. A Patsy le daba igual si él era o no era el auténtico Niall, siempre y cuando no la desviara de sus objetivos. Estaba timando algo; Niall había visto bastante mundo como para apreciar hasta los síntomas más sutiles, pero Patsy, ayudada por un siempre exquisito Gabernet, estaba ahora bastante entonada.
Sus tres hijos eran harina de otro costal. George el Granuja le miraba como si fuera un terrorista brutal que pretendiera hacer volar a todos por los aires.
Tessa sacudía su melena de color castaño a la menor oportunidad, al tiempo que le observaba con ojos espléndidos y ardientes, y hacía todo lo posible por recordarle: a) que era una modelo famosa cotizada y muy solicitada, y b) que no se tragaba el anzuelo.
Cuando Niall se fue, Grace, la menor de los primos, debía tener unos seis años, por lo que difícilmente podía acordarse de ella. Parecía darles cien vueltas a sus hermanos, que siempre estaban mirándose el ombligo. Incluso se atrevería a afirmar que era una joven agradable, y aunque le hablaba con educación, lo cierto es que apenas si le dirigía la palabra. ________ estuvo todo el rato hablando con Grace en una esquina mientras el resto de sus primos centraba su atención en Niall, ignorándola por completo.
Sally también la ignoró. No tenía fuerzas para sentarse a la mesa, pero congregó a todos junto a su habitación, ya que Rubén, para que pudiera participar en la cena, había trasladado su cama hasta las puertas de grandes ventanales que, abiertas, daban al comedor. Niall sentía los ojos de Sally clavados en él y se preguntaba en qué estaría pensando; se preguntaba si en lo más hondo de su corazón creía realmente que era Niall Horan.
No tenía importancia. No protestaría, ni pediría la prueba de ADN ni ninguna otra prueba, ni nada parecido, de eso estaba completamente seguro. Sally se había convencido de que él era su hijo y nada la haría cambiar de opinión.
—¿________? —Hablaba en voz baja, debilitada por el dolor, sin embargo ésta llegó hasta el otro lado de la mesa, donde ________ y Grace estaban sentadas.
De inmediato, se produjo un respetuoso silencio en el comedor. ________ se levantó, y como ya era habitual Niall admiró su elegancia, a pesar de haberse presentado a la cena con un vestido de cóctel gris muy soso. A su lado Tessa llamaba la atención y parecía pomposa; nadie con buen gusto hubiera mirado dos veces a la famosa belleza.
Pero a ________ no le interesaban la ropa, ni los adornos ni la opinión de Niall, pensó éste con ironía, mirándola con los ojos entornados. La había estado mirando toda la noche, ahora que ella ya no podía evitarle con tanta diligencia.
—¿Estás cansada, tía Sally? —le preguntó, solícita—. Le diré a Rubén que te vuelva a llevar a la cama...
—¡No me mimes tanto, pequeña! —La ligera sonrisa de Sally le quitó hierro a la reprimenda—. Estoy bien. Soy perfectamente capaz de saber cuándo estoy o no estoy cansada. Quisiera que hicieras algo por mí, cariño, si no es pedir demasiado.
La expresión de Niall era imperturbable. Sospechaba que ________ se hubiera cortado las venas por Sally, aunque evidentemente preferían mantener un tono cordial. No lograba comprender qué había hecho Sally para merecer tamaña devoción, pero saltaba a la vista que ________ era demasiado leal.
—Lo que tú quieras —se apresuró a decir ________.
—Niall y yo hemos estado hablando —explicó Sally, y los ojos de ________ se entornaron, aunque se abstuvo de mirarle—. Tiene curiosidad por saber dónde está su retrato. ¿Recuerdas cuál te digo, aquel que le hicieron cuando tenía doce años?
—Te deshiciste de él —respondió rotundamente.
—No seas ridícula, ________ —protestó Warren—. Era un retrato de Wicklander, y esos retratos valen su peso en oro. Sally jamás lo hubiera tirado a la basura.
—No me refería a eso. Me refería a que estaba tan indignada que no podía ni mirarlo —dijo ________, esta vez lanzando una mirada furiosa a Niall. No era una actitud especialmente racional. Debería estar enfadada con el auténtico Niall Horan por haber huido, no un el hombre que sabía era un impostor.
—¿Dónde está, ________? ¿Está guardado? —preguntó George, mando más pomposo, si cabe, que su tío mayor. George había nacido con un alma vieja y amargada, y ponía reparos a todo, hecho que mostraba con su impresionante atractivo físico. De pequeño había sido un soplón y un chismoso; de adulto simplemente juzgaba a todo el mundo.
—Está en la casa de Edgartown —respondió reacia.
—Es lo que me suponía. Lo quiero recuperar —manifestó Sally.
—Me encargaré de que lo manden aquí...
—¡No! No quiero esperar, y además, como bien ha señalado Warren, es un Wicklander. Es demasiado valioso para confiárselo a cualquier empresa de transportes y no quiero extraños fisgando en mi casa. La casa de Vineyard es una joya familiar; no deberíamos poner peligro.
¿Sabía ________ lo que sucedería a continuación?, se preguntó Niall con indiferencia. Parecía prudente pero confiada.
—¿Qué quieres que haga al respecto, tía Sally?
Sally le obsequió con la misma sonrisa que durante sus setenta y ocho años de vida había cautivado a hombres, mujeres y niños.
—Sabía que podía contar contigo, cariño. Quiero que vayas allí y lo cojas.
—Cómo no —concedió ________ efusivamente.
—Niall prefiere usar su coche, a pesar de haberle dicho que sería mejor ir en el Rover...
—¿Niall?—Su voz era un grito de horror ahogado. Niall cayó en la tentación de sonreírle beatíficamente.
—Le dije a mi madre que quería volver a ver la casa de Edgartown y que estaría encantado de llevarte. Así no tendrás que hacer todo el trayecto tú sola.
—Me gusta viajar sola —replicó ________ tajantemente.
—Además el retrato es bastante grande. Necesitarás ayuda para cargarlo.
—No necesito ayuda para nada. —La dureza de sus palabras causó un silencio momentáneo en la habitación, y Sally la miró sorprendida y dolida.
—¡________! —contestó Sally asombrada—. Harás que Niall se sienta incómodo.
—No es ésa mi intención —aclaró ________, pero Niall supo sin duda alguna que mentía—. Es sólo que creo que serías más feliz si él te hiciera compañía. A fin de cuentas, tienes que recuperar los años perdidos...
—No estaréis fuera tanto tiempo, ________ —dijo Sally pacientemente para hacerla sentir culpable—. Serán una o dos noches como mucho. Verás, no pienso morirme en los próximos días. ¡Significaría tanto para mí! —No le costaba mucho trabajo engatusarla. Sabía que la tenía en el bote.
Como Niall esperaba, ________ cedió. Era evidente que se guardaba las fuerzas para luego.
—Por supuesto que iré —declaró ________ con aparente tranquilidad—. Y si Niall quiere conducir, estoy segura de que eso facilitará las cosas. Aunque no creo que sea necesario que durmamos allí. Si salimos de aquí por la mañana temprano, podremos coger el ferry de Woods Hole a mediodía, y estar de vuelta esa misma noche.
—No es necesaria tanta prisa. Has renunciado a tantas cosas para cuidar de mí, has estado a mi entera disposición durante los últimos ocho meses. Te irá bien distraerte un poco con un joven apuesto.
La cara de Niall se mantuvo seria y serena, pero de todas formas ________ le miró furiosa. Antes de que pudiera articular palabra, Tessa intervino.
—Tía Sally, a ________ nunca le han interesado especialmente los jóvenes apuestos —dijo con despreocupación—. Le gustan los estirados e intelectuales. Si quieres, yo estaré encantada de ir en coche con mi querido primo Niall. Así tendríamos oportunidad de recordar viejos tiempos.
Eso no era lo que Niall quería. Tessa era una actriz secundaria en este drama concreto. No le podía importar menos si ella pensaba que no era el verdadero Niall Horan. Lo de ________ era harina de otro costal, y no quería perder ni un minuto. Viendo la cara pálida y demacrada de Sally, sabía que no quedaba mucho margen de tiempo.
—¡Esa sí que es una buena opción! —________ parecía realmente eufórica ante la idea de zafarse del viaje—. Yo puedo quedarme aquí y ocuparme de que todo vaya como la seda y Tessa...
—No —la interrumpió Saily. Su rotundo tono de voz no daba pie a discusiones—. Puede que me esté muriendo, pero sigo al mando de esta casa. No es necesario que te ocupes de nada, ________. Constanza es perfectamente capaz de encargarse de lo que haga falta y, además, mis hermanos estarán conmigo. Te has pasado el invierno entero a mi lado encerrada aquí, y te irá bien salir un poco al mundo real.
—Pero es que no me apetece ir —Estaba actuando como una niña testaruda—. Preferiría quedarme contigo.
Sally cerró los ojos, de pronto parecía muy cansada.
—No me lleves la contraria, ________ —dijo Sally con cansancio—. Casi no tengo fuerzas.
Jaque mate, pensó Niall, mientras la culpabilidad hacía sonrojar a ________.
—¿Cuando quieres que vayamos? —preguntó.
La sonrisa de Sally era deslumbrantemente alegre, pero la astuta anciana no bajó la guardia.
—Ésa es mi ________ —murmuró con debilidad. Y ________ logró esbozar una sonrisa a cambio.
____________________________________________________________
Bueno chicas, aquí os dejo la primera parte del capítulo. Mañana subiré una o dos partes más. COMENTAD POR FAVOR!! :) :(L):
La pequeña de los hermanos Horan, Patsy, era pan comido, pensó Niall con aires de suficiencia mientras la contemplaba desde el otro extremo de la mesa. A Patsy le daba igual si él era o no era el auténtico Niall, siempre y cuando no la desviara de sus objetivos. Estaba timando algo; Niall había visto bastante mundo como para apreciar hasta los síntomas más sutiles, pero Patsy, ayudada por un siempre exquisito Gabernet, estaba ahora bastante entonada.
Sus tres hijos eran harina de otro costal. George el Granuja le miraba como si fuera un terrorista brutal que pretendiera hacer volar a todos por los aires.
Tessa sacudía su melena de color castaño a la menor oportunidad, al tiempo que le observaba con ojos espléndidos y ardientes, y hacía todo lo posible por recordarle: a) que era una modelo famosa cotizada y muy solicitada, y b) que no se tragaba el anzuelo.
Cuando Niall se fue, Grace, la menor de los primos, debía tener unos seis años, por lo que difícilmente podía acordarse de ella. Parecía darles cien vueltas a sus hermanos, que siempre estaban mirándose el ombligo. Incluso se atrevería a afirmar que era una joven agradable, y aunque le hablaba con educación, lo cierto es que apenas si le dirigía la palabra. ________ estuvo todo el rato hablando con Grace en una esquina mientras el resto de sus primos centraba su atención en Niall, ignorándola por completo.
Sally también la ignoró. No tenía fuerzas para sentarse a la mesa, pero congregó a todos junto a su habitación, ya que Rubén, para que pudiera participar en la cena, había trasladado su cama hasta las puertas de grandes ventanales que, abiertas, daban al comedor. Niall sentía los ojos de Sally clavados en él y se preguntaba en qué estaría pensando; se preguntaba si en lo más hondo de su corazón creía realmente que era Niall Horan.
No tenía importancia. No protestaría, ni pediría la prueba de ADN ni ninguna otra prueba, ni nada parecido, de eso estaba completamente seguro. Sally se había convencido de que él era su hijo y nada la haría cambiar de opinión.
—¿________? —Hablaba en voz baja, debilitada por el dolor, sin embargo ésta llegó hasta el otro lado de la mesa, donde ________ y Grace estaban sentadas.
De inmediato, se produjo un respetuoso silencio en el comedor. ________ se levantó, y como ya era habitual Niall admiró su elegancia, a pesar de haberse presentado a la cena con un vestido de cóctel gris muy soso. A su lado Tessa llamaba la atención y parecía pomposa; nadie con buen gusto hubiera mirado dos veces a la famosa belleza.
Pero a ________ no le interesaban la ropa, ni los adornos ni la opinión de Niall, pensó éste con ironía, mirándola con los ojos entornados. La había estado mirando toda la noche, ahora que ella ya no podía evitarle con tanta diligencia.
—¿Estás cansada, tía Sally? —le preguntó, solícita—. Le diré a Rubén que te vuelva a llevar a la cama...
—¡No me mimes tanto, pequeña! —La ligera sonrisa de Sally le quitó hierro a la reprimenda—. Estoy bien. Soy perfectamente capaz de saber cuándo estoy o no estoy cansada. Quisiera que hicieras algo por mí, cariño, si no es pedir demasiado.
La expresión de Niall era imperturbable. Sospechaba que ________ se hubiera cortado las venas por Sally, aunque evidentemente preferían mantener un tono cordial. No lograba comprender qué había hecho Sally para merecer tamaña devoción, pero saltaba a la vista que ________ era demasiado leal.
—Lo que tú quieras —se apresuró a decir ________.
—Niall y yo hemos estado hablando —explicó Sally, y los ojos de ________ se entornaron, aunque se abstuvo de mirarle—. Tiene curiosidad por saber dónde está su retrato. ¿Recuerdas cuál te digo, aquel que le hicieron cuando tenía doce años?
—Te deshiciste de él —respondió rotundamente.
—No seas ridícula, ________ —protestó Warren—. Era un retrato de Wicklander, y esos retratos valen su peso en oro. Sally jamás lo hubiera tirado a la basura.
—No me refería a eso. Me refería a que estaba tan indignada que no podía ni mirarlo —dijo ________, esta vez lanzando una mirada furiosa a Niall. No era una actitud especialmente racional. Debería estar enfadada con el auténtico Niall Horan por haber huido, no un el hombre que sabía era un impostor.
—¿Dónde está, ________? ¿Está guardado? —preguntó George, mando más pomposo, si cabe, que su tío mayor. George había nacido con un alma vieja y amargada, y ponía reparos a todo, hecho que mostraba con su impresionante atractivo físico. De pequeño había sido un soplón y un chismoso; de adulto simplemente juzgaba a todo el mundo.
—Está en la casa de Edgartown —respondió reacia.
—Es lo que me suponía. Lo quiero recuperar —manifestó Sally.
—Me encargaré de que lo manden aquí...
—¡No! No quiero esperar, y además, como bien ha señalado Warren, es un Wicklander. Es demasiado valioso para confiárselo a cualquier empresa de transportes y no quiero extraños fisgando en mi casa. La casa de Vineyard es una joya familiar; no deberíamos poner peligro.
¿Sabía ________ lo que sucedería a continuación?, se preguntó Niall con indiferencia. Parecía prudente pero confiada.
—¿Qué quieres que haga al respecto, tía Sally?
Sally le obsequió con la misma sonrisa que durante sus setenta y ocho años de vida había cautivado a hombres, mujeres y niños.
—Sabía que podía contar contigo, cariño. Quiero que vayas allí y lo cojas.
—Cómo no —concedió ________ efusivamente.
—Niall prefiere usar su coche, a pesar de haberle dicho que sería mejor ir en el Rover...
—¿Niall?—Su voz era un grito de horror ahogado. Niall cayó en la tentación de sonreírle beatíficamente.
—Le dije a mi madre que quería volver a ver la casa de Edgartown y que estaría encantado de llevarte. Así no tendrás que hacer todo el trayecto tú sola.
—Me gusta viajar sola —replicó ________ tajantemente.
—Además el retrato es bastante grande. Necesitarás ayuda para cargarlo.
—No necesito ayuda para nada. —La dureza de sus palabras causó un silencio momentáneo en la habitación, y Sally la miró sorprendida y dolida.
—¡________! —contestó Sally asombrada—. Harás que Niall se sienta incómodo.
—No es ésa mi intención —aclaró ________, pero Niall supo sin duda alguna que mentía—. Es sólo que creo que serías más feliz si él te hiciera compañía. A fin de cuentas, tienes que recuperar los años perdidos...
—No estaréis fuera tanto tiempo, ________ —dijo Sally pacientemente para hacerla sentir culpable—. Serán una o dos noches como mucho. Verás, no pienso morirme en los próximos días. ¡Significaría tanto para mí! —No le costaba mucho trabajo engatusarla. Sabía que la tenía en el bote.
Como Niall esperaba, ________ cedió. Era evidente que se guardaba las fuerzas para luego.
—Por supuesto que iré —declaró ________ con aparente tranquilidad—. Y si Niall quiere conducir, estoy segura de que eso facilitará las cosas. Aunque no creo que sea necesario que durmamos allí. Si salimos de aquí por la mañana temprano, podremos coger el ferry de Woods Hole a mediodía, y estar de vuelta esa misma noche.
—No es necesaria tanta prisa. Has renunciado a tantas cosas para cuidar de mí, has estado a mi entera disposición durante los últimos ocho meses. Te irá bien distraerte un poco con un joven apuesto.
La cara de Niall se mantuvo seria y serena, pero de todas formas ________ le miró furiosa. Antes de que pudiera articular palabra, Tessa intervino.
—Tía Sally, a ________ nunca le han interesado especialmente los jóvenes apuestos —dijo con despreocupación—. Le gustan los estirados e intelectuales. Si quieres, yo estaré encantada de ir en coche con mi querido primo Niall. Así tendríamos oportunidad de recordar viejos tiempos.
Eso no era lo que Niall quería. Tessa era una actriz secundaria en este drama concreto. No le podía importar menos si ella pensaba que no era el verdadero Niall Horan. Lo de ________ era harina de otro costal, y no quería perder ni un minuto. Viendo la cara pálida y demacrada de Sally, sabía que no quedaba mucho margen de tiempo.
—¡Esa sí que es una buena opción! —________ parecía realmente eufórica ante la idea de zafarse del viaje—. Yo puedo quedarme aquí y ocuparme de que todo vaya como la seda y Tessa...
—No —la interrumpió Saily. Su rotundo tono de voz no daba pie a discusiones—. Puede que me esté muriendo, pero sigo al mando de esta casa. No es necesario que te ocupes de nada, ________. Constanza es perfectamente capaz de encargarse de lo que haga falta y, además, mis hermanos estarán conmigo. Te has pasado el invierno entero a mi lado encerrada aquí, y te irá bien salir un poco al mundo real.
—Pero es que no me apetece ir —Estaba actuando como una niña testaruda—. Preferiría quedarme contigo.
Sally cerró los ojos, de pronto parecía muy cansada.
—No me lleves la contraria, ________ —dijo Sally con cansancio—. Casi no tengo fuerzas.
Jaque mate, pensó Niall, mientras la culpabilidad hacía sonrojar a ________.
—¿Cuando quieres que vayamos? —preguntó.
La sonrisa de Sally era deslumbrantemente alegre, pero la astuta anciana no bajó la guardia.
—Ésa es mi ________ —murmuró con debilidad. Y ________ logró esbozar una sonrisa a cambio.
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Bueno chicas, aquí os dejo la primera parte del capítulo. Mañana subiré una o dos partes más. COMENTAD POR FAVOR!! :) :(L):
Adriana Horan
Re: EL IMPOSTOR [NIALL HORAN Y TÚ] (ADAPTADA) (TERMINADA)
CAPÍTULO 5 (PARTE 2)
A ________ le temblaban tanto las manos que se le cayó el bote de tranquilizantes al suelo desierto de la cocina. Las diminutas pastillas blancas se desparramaron por los anchos listones de madera de roble, rodando hasta meterse debajo del inmenso frigorífico, y las vio esconderse desconcertada. El médico de Sally se las había recetado, insistiendo en que tal vez las necesitara mientras durase el largo y lento viaje de Sally hacia la muerte.
No las tomó hasta la aparición de Niall Horan. Si las cosas no mejoraban pronto, además de esas pastillas blancas necesitaría todas las habidas y por haber.
Se arrodilló para recogerlas cuando oyó que alguien abría la puerta de golpe. Seguro que debe ser él, pensó amargamente. De las nueve personas que habitaban la casa, sólo podía ser aquella cuya presencia trataba de evitar a toda costa.
—¿Qué estás rebuscando en el suelo? —La voz grave y ligeramente altanera de George asustó a ________ e hizo que se le cayeran las pastillas que tenía en la mano.
Sin prestarles atención, se levantó elegantemente, demasiado distraída por la inevitable certeza de sentirse decepcionada porque no era Niall, cuando hubiera jurado que se trataba de él.
—¿En qué puedo ayudarte, George?
Al igual que su hermana, George tenía rasgos de modelo y una personalidad a juego con ellos.
—Tengo hambre. ¿Podrías prepararme un sándwich?
—No. —Hacía ya tiempo que ________ había aprendido a tratar a George. Era un manipulador, un experto en conseguir que la gente hiciera lo que él quería, y ella no tenía la menor intención de satisfacer sus caprichos, como hacían su madre y sus hermanas.
George se encogió de hombros, evidentemente esperaba esa respuesta de ________, y se adentró en la cocina arrastrando los pies. Fruto de acudir al mejor de los gimnasios, lucía un bronceado intenso y perfecto. Se mantenía en muy buena forma, y tenía tendencia a acercarse mucho a la gente, exhibiendo su cuerpo esbelto y musculado. En esta ocasión, la mesa de la cocina les separaba.
—Así pues, ¿qué piensas de él, ________? —Preguntó como quien no quiere la cosa—. ¿Crees que es el verdadero Niall?
—¿Qué crees tú?
—No tengo ni la más mínima idea. A mí esto me trae sin cuidado; no soy yo el que estoy a punto de recibir dinero de Sally, bueno, sólo indirectamente, y con eso tengo más que suficiente para mis necesidades.
—Eso me cuesta creerlo.
La sonrisa de George dejó ver unos dientes pequeños y perfectos.
—Está bien, admito que cuanto más dinero tenga, mejor. Pero soy un hombre paciente y las cosas buenas les ocurren a aquellos que saben esperar. Tú, por otra parte, tienes mucho que perder si este hombre es realmente quien dice ser.
________ le miró con frialdad.
—No seas ridículo.
— No me estoy refiriendo al dinero —dijo en voz baja—. Después de todo, ambos sabemos que no estás legalmente adoptada. Estoy convencido de que Sally te dejará una remuneración generosa, pero eres muy lista. Tampoco esperas más dinero. No, podrías perder algo más importante que el dinero.
—No sabía que pensaras que hay algo más importante que el dinero, George.
—Perderás el cariño incondicional de Sally. —dijo George sin inmutarse—Durante estos últimos meses ha dependido enteramente de ti, y la tenías para ti sola. Ya no te necesitará, _______. Tendrá a su adorado hijo para quererle y darle cariño. Serás relegada a un segundo plano.
George no era un hombre muy inteligente, pero compartía con el resto de su familia cierto instinto animal, y tenía una misteriosa habilidad para hacer correr la sangre. Algo con lo que afortunadamente ________ ya contaba.
—Eso no me preocupa nada, George. Tengo un piso esperándome en Boston, y no creo que tarde mucho en encontrar otro trabajo. De todas formas, te agradezco que te intereses por mí.
George parpadeó, y sonrió al advertir la ironía de sus palabras.
—Si es un impostor, ________, te corresponde a ti desvelarlo.
—¿Por qué a mí?
—Porque eres la que vive aquí, ¡por el amor de Dios! Tenías más relación con él que cualquiera de nosotros y estarás con él día y noche. Esta breve visita a Edgartown te irá de perlas para conocerle mejor. Intenta descubrir alguna de sus mentiras.
—¿Mentiras? —repitió ella—. ¿Acaso no crees que sea el verdadero Niall?
—Yo no he dicho tal cosa. Soy un hombre prudente. Observo y escucho. Como te he dicho antes, no es mi dinero el que está en juego, pero pertenece a mi querida tía Sally, y no quisiera que se lo diera a cualquier criminal.
—¡Qué nobleza la tuya! —exclamó a la ligera.
George se le acercó.
—Oye, _______, ¿por qué no pasas por Nueva York a tu vuelta de Vineyard? Echarás de menos la ciudad viviendo en este paraje agreste. Podríamos salir por ahí y divertirnos. Conozco un estupendo restaurante marroquí que te encantaría.
________ le miró con incredulidad.
—¿Qué te hace pensar que querría ir?
—Podrías contarme lo que hayas averiguado de Niall. Además sabes que siempre me has gustado. Eres muy atractiva, ________. —Hablaba en tono más grave, supuestamente para resultar más seductor.
La puerta giratoria se abrió y Tessa irrumpió en la cocina interrumpiendo tan comprometida situación.
—Te estaba buscando, ________. Se requiere tu presencia. Warren, mamá y Grace quieren jugar al bridge, y yo preferiría morirme antes que jugar a eso.
—No. —Era la segunda vez que le decía que no a un Horan, y la experiencia estaba resultando intensa—Lo siento, tengo muchas cosas que hacer. Tendrán que jugar tres.
—No digas tonterías. Seguro que lo que tienes que hacer puede esperar —dijo Tessa con arrogancia.
—No. —Iban tres veces. ________ se sentía tan satisfecha que incluso logró proferir una agradable sonrisa—Tendrán que divertirse sin mí.
Y rodeó con agilidad la mesa de la cocina, dejando las pastillas esparcidas por el suelo de madera, escabulléndose con discreción.
____________________________________________________________
Siento no haber subido mucho, pero estoy de exámenes. Esta tarde intentaré subir lo que queda del capítulo del 5. FANTASMAS NO POR FAVOR!!! :) :(L):
A ________ le temblaban tanto las manos que se le cayó el bote de tranquilizantes al suelo desierto de la cocina. Las diminutas pastillas blancas se desparramaron por los anchos listones de madera de roble, rodando hasta meterse debajo del inmenso frigorífico, y las vio esconderse desconcertada. El médico de Sally se las había recetado, insistiendo en que tal vez las necesitara mientras durase el largo y lento viaje de Sally hacia la muerte.
No las tomó hasta la aparición de Niall Horan. Si las cosas no mejoraban pronto, además de esas pastillas blancas necesitaría todas las habidas y por haber.
Se arrodilló para recogerlas cuando oyó que alguien abría la puerta de golpe. Seguro que debe ser él, pensó amargamente. De las nueve personas que habitaban la casa, sólo podía ser aquella cuya presencia trataba de evitar a toda costa.
—¿Qué estás rebuscando en el suelo? —La voz grave y ligeramente altanera de George asustó a ________ e hizo que se le cayeran las pastillas que tenía en la mano.
Sin prestarles atención, se levantó elegantemente, demasiado distraída por la inevitable certeza de sentirse decepcionada porque no era Niall, cuando hubiera jurado que se trataba de él.
—¿En qué puedo ayudarte, George?
Al igual que su hermana, George tenía rasgos de modelo y una personalidad a juego con ellos.
—Tengo hambre. ¿Podrías prepararme un sándwich?
—No. —Hacía ya tiempo que ________ había aprendido a tratar a George. Era un manipulador, un experto en conseguir que la gente hiciera lo que él quería, y ella no tenía la menor intención de satisfacer sus caprichos, como hacían su madre y sus hermanas.
George se encogió de hombros, evidentemente esperaba esa respuesta de ________, y se adentró en la cocina arrastrando los pies. Fruto de acudir al mejor de los gimnasios, lucía un bronceado intenso y perfecto. Se mantenía en muy buena forma, y tenía tendencia a acercarse mucho a la gente, exhibiendo su cuerpo esbelto y musculado. En esta ocasión, la mesa de la cocina les separaba.
—Así pues, ¿qué piensas de él, ________? —Preguntó como quien no quiere la cosa—. ¿Crees que es el verdadero Niall?
—¿Qué crees tú?
—No tengo ni la más mínima idea. A mí esto me trae sin cuidado; no soy yo el que estoy a punto de recibir dinero de Sally, bueno, sólo indirectamente, y con eso tengo más que suficiente para mis necesidades.
—Eso me cuesta creerlo.
La sonrisa de George dejó ver unos dientes pequeños y perfectos.
—Está bien, admito que cuanto más dinero tenga, mejor. Pero soy un hombre paciente y las cosas buenas les ocurren a aquellos que saben esperar. Tú, por otra parte, tienes mucho que perder si este hombre es realmente quien dice ser.
________ le miró con frialdad.
—No seas ridículo.
— No me estoy refiriendo al dinero —dijo en voz baja—. Después de todo, ambos sabemos que no estás legalmente adoptada. Estoy convencido de que Sally te dejará una remuneración generosa, pero eres muy lista. Tampoco esperas más dinero. No, podrías perder algo más importante que el dinero.
—No sabía que pensaras que hay algo más importante que el dinero, George.
—Perderás el cariño incondicional de Sally. —dijo George sin inmutarse—Durante estos últimos meses ha dependido enteramente de ti, y la tenías para ti sola. Ya no te necesitará, _______. Tendrá a su adorado hijo para quererle y darle cariño. Serás relegada a un segundo plano.
George no era un hombre muy inteligente, pero compartía con el resto de su familia cierto instinto animal, y tenía una misteriosa habilidad para hacer correr la sangre. Algo con lo que afortunadamente ________ ya contaba.
—Eso no me preocupa nada, George. Tengo un piso esperándome en Boston, y no creo que tarde mucho en encontrar otro trabajo. De todas formas, te agradezco que te intereses por mí.
George parpadeó, y sonrió al advertir la ironía de sus palabras.
—Si es un impostor, ________, te corresponde a ti desvelarlo.
—¿Por qué a mí?
—Porque eres la que vive aquí, ¡por el amor de Dios! Tenías más relación con él que cualquiera de nosotros y estarás con él día y noche. Esta breve visita a Edgartown te irá de perlas para conocerle mejor. Intenta descubrir alguna de sus mentiras.
—¿Mentiras? —repitió ella—. ¿Acaso no crees que sea el verdadero Niall?
—Yo no he dicho tal cosa. Soy un hombre prudente. Observo y escucho. Como te he dicho antes, no es mi dinero el que está en juego, pero pertenece a mi querida tía Sally, y no quisiera que se lo diera a cualquier criminal.
—¡Qué nobleza la tuya! —exclamó a la ligera.
George se le acercó.
—Oye, _______, ¿por qué no pasas por Nueva York a tu vuelta de Vineyard? Echarás de menos la ciudad viviendo en este paraje agreste. Podríamos salir por ahí y divertirnos. Conozco un estupendo restaurante marroquí que te encantaría.
________ le miró con incredulidad.
—¿Qué te hace pensar que querría ir?
—Podrías contarme lo que hayas averiguado de Niall. Además sabes que siempre me has gustado. Eres muy atractiva, ________. —Hablaba en tono más grave, supuestamente para resultar más seductor.
La puerta giratoria se abrió y Tessa irrumpió en la cocina interrumpiendo tan comprometida situación.
—Te estaba buscando, ________. Se requiere tu presencia. Warren, mamá y Grace quieren jugar al bridge, y yo preferiría morirme antes que jugar a eso.
—No. —Era la segunda vez que le decía que no a un Horan, y la experiencia estaba resultando intensa—Lo siento, tengo muchas cosas que hacer. Tendrán que jugar tres.
—No digas tonterías. Seguro que lo que tienes que hacer puede esperar —dijo Tessa con arrogancia.
—No. —Iban tres veces. ________ se sentía tan satisfecha que incluso logró proferir una agradable sonrisa—Tendrán que divertirse sin mí.
Y rodeó con agilidad la mesa de la cocina, dejando las pastillas esparcidas por el suelo de madera, escabulléndose con discreción.
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Siento no haber subido mucho, pero estoy de exámenes. Esta tarde intentaré subir lo que queda del capítulo del 5. FANTASMAS NO POR FAVOR!!! :) :(L):
Adriana Horan
Re: EL IMPOSTOR [NIALL HORAN Y TÚ] (ADAPTADA) (TERMINADA)
CAPÍTULO 5 (PARTE 3)
A pesar de las importantes reformas realizadas, la finca de los Horan no era suficientemente grande para albergar holgadamente a toda la familia al completo. Con el recién llegado instalado en la habitación renovada de Niall Horan, y Tessa y Grace compartiendo, la de ________ había sido oficialmente desterrada. Patsy, Warren y George habían exigido ocupar las tres suites y, a menos que se usara dinamita, nada ni nadie les sacaría de allí.
Lo que dejaba a ________ durmiendo en un sofá-cama en la biblioteca.
En circunstancias normales no le hubiera importado, pero es que nada de lo que estaba ocurriendo era normal. George tenía ideas de lo más disparatadas, Warren se mostraba demasiado simpático, y lo peor de todo, había un mentiroso desconocido en casa.
Y por si fuera poco, en la biblioteca, equipada con una gran pantalla de televisión y un bar, se habían instalado al menos dos de los primos Horan.
Por suerte Niall ya se había esfumado. Probablemente estaría haciéndole la pelota a tía Sally, pensó ________ amargamente. No tenía la menor idea de cómo iba a sobrevivir a los próximos días, incluso a las próximas semanas. Le aterrorizaba la sola idea de pasar horas interminables encerrada con él en un coche. Tanto la llegaba a molestar que ni siquiera quería pensar en ello. Era un mentiroso y un estafador, y tal vez mucho más que eso, y nada de lo que ella pudiera hacer u decir impediría que utilizara a los Horan para sus infames propósitos.
La casa era un enorme laberinto y sin embargo ________ no podía esconderse en ningún sitio. Los mayores estaban en el salón, los jóvenes en la biblioteca. No se atrevía a entrar en la cocina, ni siquiera para recoger sus pastillas, y esa noche hacía un frío glacial. No estaba de humor para dar otro paseo a la luz de la luna, sobretodo teniendo en cuenta con quién se había encontrado la vez anterior.
Era más de la una de la madrugada cuando Tessa y George desalojaron por fin la biblioteca. ________ esperó a que la casa estuviera tranquila y silenciosa, a estar segura de que todos dormían, antes de entrar sigilosamente en la cocina para buscar sus tranquilizantes.
No había ni rastro de las pastillas. Algún alma caritativa las había recogido del suelo sin dejar huellas de ellas ni del frasco que las contenía. Quedaba la posibilidad de que Constanza hubiera ido a la cocina para comprobar que todo estuviera en orden de cara a evitar atracos nocturnos y demás, pero pensó que no caería esa breva.
________ había trasladado la mayor parte de su ropa a la habitación que ahora ocupaban Tessa y Grace, pero al menos había logrado coger algunas prendas y esconderlas en el trastero, que se usaba con más frecuencia. Se puso una camiseta blanca y unos shorts grises como pijama, y, con un despertador en la mano, procedió a acostarse en el dudosamente cómodo sofá-cama. Aunque casi todos los Horan se levantarían tarde por la mañana, no estaba dispuesta a que ninguno de ellos la sorprendiera en la cama.
Las ventanas de la biblioteca no tenían persianas ni cortinas y la luna, clara y brillante, se reflejaba en la nieve derretida y deslumbraba a ________ por más que se girara a uno u otro lado.
Se durmió pasadas las cuatro; el intenso sonido del reloj de pared dando las horas resonaba en su cabeza.
Hacia las seis se despertó en medio de la tranquilidad oscura y lóbrega de la biblioteca. Aún dormida, desorientada, sin recordar dónde estaba, parpadeó soñolienta, y deseó únicamente seguir bajo el suave edredón de plumas y olvidarse de todo.
—Es hora de levantarse, encanto. —le susurró alguien al oído con voz seductora—Hay que ponerse en camino.
________ arremetió contra él, presa de un pánico repentino e inexplicable, para darle de lleno en la cara. Niall Horan estaba inclinado sobre ella y la agarró del brazo cuando ésta intentó pegarle.
—Cálmate, preciosidad —le dijo—. No me he metido en la cama contigo. Únicamente he pensado que, ya que pretendes hacer esto en un solo día, querrías salir temprano.
________ retiró el brazo, estremeciéndose en la tranquilidad matutina mientras trataba de recobrar el equilibrio perdido.
—¿Hoy? —preguntó con atemorizada incredulidad.
—Es un buen día como otro cualquiera. Cuanto más tardemos en ir más cuesta arriba se te hará —respondió él.
No le contradijo.
—¡Largate! —exclamó con brusquedad.
Niall no se movió.
—¿Cuánto tardarás en estar lista?
Le habría dicho de todo, pero no tenía escapatoria. Se lo había prometido a Sally y nunca faltaba a su palabra. Sally no le había pedido nada del otro mundo, debería estar encantada de hacerlo.
—Una hora —le contestó.
—Está bien. No pierdas el tiempo preparándote para mí —dijo él.
—Créeme, no lo haré.
Niall se levantó, y ________ casi deseó que no lo hubiera hecho. Le producía una extraña sensación estar echada en la cama suave y caliente con su esbelta figura cerniéndose sobre ella, mirándola con enigmáticos ojos azules.
Su sonrisa no facilitaba las cosas. Fría y estudiada, jugueteaba en su boca increíblemente sensual y parecía estarle diciendo que leía cada uno de sus pensamientos.
—Te he traído una taza de café —anunció Niall, haciendo una señal con la cabeza en dirección a la mesa.
—No tomo café por las mañanas.
—Pues Constanza me ha dicho que te gusta con leche y sin azúcar —continuó él, ignorando su flagrante mentira—. En mi opinión no te iría mal endulzarlo un poco.
—Cuanto más tardes en irte, más tardaré en estar lista —dijo ________ con frialdad.
Los ojos de Niall recorrieron su cuerpo de arriba abajo. No había nada que ver; casi todo estaba tapado por un mullido edredón que ________ solía reservarse para los días más fríos de enero. De todas formas sentía un ligero calor envolviendo su piel bajo las sábanas.
—Te esperaré en la cocina. Por lo menos Constanza se alegra de verme. —Miró en dirección a la puerta, se detuvo y se volvió de nuevo—. ¡Ah, se me olvidaba! —Tiró un pequeño objeto sobre la cama, y por el ruido que hacía ________ supo que era su frasco de pastillas—Te dejaste tus pastillas esparcidas por todo el suelo de la cocina. Ve con cuidado, tía Patsy es adicta a estas cosas. De haberlas encontrado, se las hubiera zampado todas.
________ no se tomó la molestia de negar que eran suyas; su nombre figuraba en el frasco recetado.
—Son para el dolor de cabeza.
—Son tranquilizantes, ________. —le corrigió él—Son suaves, pero no dejan de ser tranquilizantes. Y pienso asegurarme de que los necesites.
Y se fue con una pícara sonrisa dibujada en los labios.
A pesar de las importantes reformas realizadas, la finca de los Horan no era suficientemente grande para albergar holgadamente a toda la familia al completo. Con el recién llegado instalado en la habitación renovada de Niall Horan, y Tessa y Grace compartiendo, la de ________ había sido oficialmente desterrada. Patsy, Warren y George habían exigido ocupar las tres suites y, a menos que se usara dinamita, nada ni nadie les sacaría de allí.
Lo que dejaba a ________ durmiendo en un sofá-cama en la biblioteca.
En circunstancias normales no le hubiera importado, pero es que nada de lo que estaba ocurriendo era normal. George tenía ideas de lo más disparatadas, Warren se mostraba demasiado simpático, y lo peor de todo, había un mentiroso desconocido en casa.
Y por si fuera poco, en la biblioteca, equipada con una gran pantalla de televisión y un bar, se habían instalado al menos dos de los primos Horan.
Por suerte Niall ya se había esfumado. Probablemente estaría haciéndole la pelota a tía Sally, pensó ________ amargamente. No tenía la menor idea de cómo iba a sobrevivir a los próximos días, incluso a las próximas semanas. Le aterrorizaba la sola idea de pasar horas interminables encerrada con él en un coche. Tanto la llegaba a molestar que ni siquiera quería pensar en ello. Era un mentiroso y un estafador, y tal vez mucho más que eso, y nada de lo que ella pudiera hacer u decir impediría que utilizara a los Horan para sus infames propósitos.
La casa era un enorme laberinto y sin embargo ________ no podía esconderse en ningún sitio. Los mayores estaban en el salón, los jóvenes en la biblioteca. No se atrevía a entrar en la cocina, ni siquiera para recoger sus pastillas, y esa noche hacía un frío glacial. No estaba de humor para dar otro paseo a la luz de la luna, sobretodo teniendo en cuenta con quién se había encontrado la vez anterior.
Era más de la una de la madrugada cuando Tessa y George desalojaron por fin la biblioteca. ________ esperó a que la casa estuviera tranquila y silenciosa, a estar segura de que todos dormían, antes de entrar sigilosamente en la cocina para buscar sus tranquilizantes.
No había ni rastro de las pastillas. Algún alma caritativa las había recogido del suelo sin dejar huellas de ellas ni del frasco que las contenía. Quedaba la posibilidad de que Constanza hubiera ido a la cocina para comprobar que todo estuviera en orden de cara a evitar atracos nocturnos y demás, pero pensó que no caería esa breva.
________ había trasladado la mayor parte de su ropa a la habitación que ahora ocupaban Tessa y Grace, pero al menos había logrado coger algunas prendas y esconderlas en el trastero, que se usaba con más frecuencia. Se puso una camiseta blanca y unos shorts grises como pijama, y, con un despertador en la mano, procedió a acostarse en el dudosamente cómodo sofá-cama. Aunque casi todos los Horan se levantarían tarde por la mañana, no estaba dispuesta a que ninguno de ellos la sorprendiera en la cama.
Las ventanas de la biblioteca no tenían persianas ni cortinas y la luna, clara y brillante, se reflejaba en la nieve derretida y deslumbraba a ________ por más que se girara a uno u otro lado.
Se durmió pasadas las cuatro; el intenso sonido del reloj de pared dando las horas resonaba en su cabeza.
Hacia las seis se despertó en medio de la tranquilidad oscura y lóbrega de la biblioteca. Aún dormida, desorientada, sin recordar dónde estaba, parpadeó soñolienta, y deseó únicamente seguir bajo el suave edredón de plumas y olvidarse de todo.
—Es hora de levantarse, encanto. —le susurró alguien al oído con voz seductora—Hay que ponerse en camino.
________ arremetió contra él, presa de un pánico repentino e inexplicable, para darle de lleno en la cara. Niall Horan estaba inclinado sobre ella y la agarró del brazo cuando ésta intentó pegarle.
—Cálmate, preciosidad —le dijo—. No me he metido en la cama contigo. Únicamente he pensado que, ya que pretendes hacer esto en un solo día, querrías salir temprano.
________ retiró el brazo, estremeciéndose en la tranquilidad matutina mientras trataba de recobrar el equilibrio perdido.
—¿Hoy? —preguntó con atemorizada incredulidad.
—Es un buen día como otro cualquiera. Cuanto más tardemos en ir más cuesta arriba se te hará —respondió él.
No le contradijo.
—¡Largate! —exclamó con brusquedad.
Niall no se movió.
—¿Cuánto tardarás en estar lista?
Le habría dicho de todo, pero no tenía escapatoria. Se lo había prometido a Sally y nunca faltaba a su palabra. Sally no le había pedido nada del otro mundo, debería estar encantada de hacerlo.
—Una hora —le contestó.
—Está bien. No pierdas el tiempo preparándote para mí —dijo él.
—Créeme, no lo haré.
Niall se levantó, y ________ casi deseó que no lo hubiera hecho. Le producía una extraña sensación estar echada en la cama suave y caliente con su esbelta figura cerniéndose sobre ella, mirándola con enigmáticos ojos azules.
Su sonrisa no facilitaba las cosas. Fría y estudiada, jugueteaba en su boca increíblemente sensual y parecía estarle diciendo que leía cada uno de sus pensamientos.
—Te he traído una taza de café —anunció Niall, haciendo una señal con la cabeza en dirección a la mesa.
—No tomo café por las mañanas.
—Pues Constanza me ha dicho que te gusta con leche y sin azúcar —continuó él, ignorando su flagrante mentira—. En mi opinión no te iría mal endulzarlo un poco.
—Cuanto más tardes en irte, más tardaré en estar lista —dijo ________ con frialdad.
Los ojos de Niall recorrieron su cuerpo de arriba abajo. No había nada que ver; casi todo estaba tapado por un mullido edredón que ________ solía reservarse para los días más fríos de enero. De todas formas sentía un ligero calor envolviendo su piel bajo las sábanas.
—Te esperaré en la cocina. Por lo menos Constanza se alegra de verme. —Miró en dirección a la puerta, se detuvo y se volvió de nuevo—. ¡Ah, se me olvidaba! —Tiró un pequeño objeto sobre la cama, y por el ruido que hacía ________ supo que era su frasco de pastillas—Te dejaste tus pastillas esparcidas por todo el suelo de la cocina. Ve con cuidado, tía Patsy es adicta a estas cosas. De haberlas encontrado, se las hubiera zampado todas.
________ no se tomó la molestia de negar que eran suyas; su nombre figuraba en el frasco recetado.
—Son para el dolor de cabeza.
—Son tranquilizantes, ________. —le corrigió él—Son suaves, pero no dejan de ser tranquilizantes. Y pienso asegurarme de que los necesites.
Y se fue con una pícara sonrisa dibujada en los labios.
Adriana Horan
Re: EL IMPOSTOR [NIALL HORAN Y TÚ] (ADAPTADA) (TERMINADA)
CAPÍTULO 5 (PARTE 4)
Niall estaba tan ocupado desplegando sus encantos con Constanza que apenas desvió la vista cuando ________ entró en la cocina y dejó su taza vacía sobre la encimera de azulejos.
—Es fantástico que el señorito Niall esté aquí —declaró Constanza entusiasmada.
—¡UFF...! —________ se sirvió otra taza de café en la que metió deliberadamente un tranquilizante que había sacado de su frasco de pastillas. Niall no se sorprendió demasiado.
—Me temo que ________ no está de acuerdo contigo, Tanza —dijo él perezosamente.
Alguien debía haberle dicho cómo apodaba el verdadero Niall a la mujer que durante su infancia había sido medio cocinera medio niñera. ________ no oía ese apodo desde hacía años.
—¿No se alegra de que usted haya vuelto? —preguntó sorprendida.
—No está segura de que sea yo.
Constanza se rió.
—No diga bobadas, señorito Niall. ¿Cómo iba a pensar que no es usted? ¿Cómo podría dudar? La señora Horan le conoce; es imposible que una madre no reconozca a su hijo. Además, está igualito que antes.
—No, por Dios. —comentó él con sinceridad—He ganado en edad y en sabiduría.
—Tal vez —susurró ________. Constanza sacudió la cabeza.
—Se pasaban el día entero discutiendo. No debería sorprenderme que sigan haciéndolo. Y ahora, a sentarse, que haré huevos revueltos para desayunar.
—No tengo hambre, Constanza. Prefiero que salgamos ya.
—Nunca tiene usted hambre, señorita ________.—le regañó Constanza—Es un insulto a mi cocina, y no pienso consentirlo. Si no se sienta y come algo, se lo diré a la señora Horan, y ya sabe lo mucho que se preocupará.
Ambas sabían que era una amenaza llana. Ninguna de las dos tenía intención de inquietar más a Sally, pero ________ se sentó igualmente, resistiendo el impulso de sacarle la lengua a Niall.
—Hazme sólo una tostada —susurró antes de dar un sorbo de café.
—Se morirá de hambre —le advirtió Constanza—. Además, ¿a qué viene tanta prisa?
—Quiero volver lo antes posible.
Constanza se acercó a ________, y se puso las manos en la cadera.
—¿Qué tontería es esa? Necesita tomarse un respiro, apenas ha salido de casa en los últimos ocho meses. La señora Horan no se va a morir en cuestión de horas, y entre todos nos ocuparemos de ella. Tómese unos días libres y diviértase. Le sentará bien la brisa del mar.
Niall contemplaba la escena con gran interés, y ________ hizo acopio de toda su fuerza de voluntad para no prestarle atención.
—Puede que más adelante —comentó.
—¿Te refieres a después de que mamá haya muerto? —murmuró Niall—¡Eres una morbosa!
________ había dormido muy pocas horas y bebido demasiado café.
—Llevo más de un año tratando de aceptar la inminente muerte de Sally. Lo siento si te parezco algo brusca, pero tampoco has estado aquí para poderte hacer a la idea.
—A ver si te aclaras, ________. O soy un maldito farsante sin derecho a acaparar toda la atención, o soy un hijo malvado y desagradecido que ha llegado demasiado tarde para hacer algo positivo.
—Para mí está claro.
—¿Ah, sí? Entonces no hace falta que te pregunte por qué opción te decantas, ¿no?
—De cualquier manera, eres despreciable.
—Querrás decir «dezpreciable».
Soltó la taza de café, mirándole súbitamente sobresaltada. De pequeña sólo le unía una cosa con el salvaje de Niall Horan: una inexplicable pasión por Bugs Bunny y su pandilla. «Dezpreciable» y «¿Qué hay de nuevo, viejo?», eran sus contraseñas.
Sin embargo, Niall estaba muerto y esos dibujos animados, como los del Pato Lucas, los reponían cada cierto tiempo. Cualquier niño de la generación de Niall los habría visto mil veces. Era una casualidad que hubiera acertado, pura lógica.
Era exasperante.
Niall se levantó antes de que ________ dijera nada y ésta se forzó a mirarle. Iba vestido igual que antes, con la misma ropa holgada y desenfadada, unos tejanos descoloridos y un jersey de algodón, y ni siquiera se había tomado la molestia de peinarse esa mañana. Tal vez Niall pensaba que un poco de desorden en su cabello le hacía parecer más atractivo. Estaba en lo cierto.
—Venga, princesa. Eres tú quien tiene tanta prisa. Si tienes hambre pararemos por el camino en un McDonalds.
________ se estremeció sólo de pensarlo.
—Los Horan no comen en McDonalds —dijo.
—Tú no eres una Horan.
Fue una afirmación hecha sin malicia. Necesitó hacer uso de todo su auto-control para que su reacción no se le reflejase en el rostro, para no responderle con el obvio «Tú tampoco». Le ignoró, y se le levantó también.
—Iré un momento a despedirme de Sally. —Caminó en dirección a la puerta pero él la agarró del brazo, acercándola hacia sí; ________. Sus narices chocaban. Tuvo la sensatez de no intentar soltarse.
—Está durmiendo. Ha pasado una mala noche. Ya le he dicho adiós de parte de los dos.
Permaneció quieta durante un instante. No había nada que pudiera decir, ni forma alguna de defenderse. Se limitó a asentir con la cabeza.
—De acuerdo. Entonces iré a buscar mi maleta.
—¿Para qué necesitas una maleta? Creía que estabas decidida a no pasar la noche fuera.
—La señorita ________ es una mujer muy precavida —anunció Constanza, orgullosa—. Siempre le ha gustado estar preparada para todo.
—¡Ah…, pero eso es imposible! —exclamó Niall—. El destino tiene la manía de jugarnos malas pasadas.
________ clavó los ojos en él el tiempo necesario para asegurarse de que supiera que ella le consideraba una de las peores bromas que el destino le había gastado jamás.
—Te veré en el coche.
____________________________________________________________
Aquí tenéis la última parte del capítulo. Mañana subiré el 6. FANTASMA NO POR FAVOR, COMENTAD!!! :) :(L):
Niall estaba tan ocupado desplegando sus encantos con Constanza que apenas desvió la vista cuando ________ entró en la cocina y dejó su taza vacía sobre la encimera de azulejos.
—Es fantástico que el señorito Niall esté aquí —declaró Constanza entusiasmada.
—¡UFF...! —________ se sirvió otra taza de café en la que metió deliberadamente un tranquilizante que había sacado de su frasco de pastillas. Niall no se sorprendió demasiado.
—Me temo que ________ no está de acuerdo contigo, Tanza —dijo él perezosamente.
Alguien debía haberle dicho cómo apodaba el verdadero Niall a la mujer que durante su infancia había sido medio cocinera medio niñera. ________ no oía ese apodo desde hacía años.
—¿No se alegra de que usted haya vuelto? —preguntó sorprendida.
—No está segura de que sea yo.
Constanza se rió.
—No diga bobadas, señorito Niall. ¿Cómo iba a pensar que no es usted? ¿Cómo podría dudar? La señora Horan le conoce; es imposible que una madre no reconozca a su hijo. Además, está igualito que antes.
—No, por Dios. —comentó él con sinceridad—He ganado en edad y en sabiduría.
—Tal vez —susurró ________. Constanza sacudió la cabeza.
—Se pasaban el día entero discutiendo. No debería sorprenderme que sigan haciéndolo. Y ahora, a sentarse, que haré huevos revueltos para desayunar.
—No tengo hambre, Constanza. Prefiero que salgamos ya.
—Nunca tiene usted hambre, señorita ________.—le regañó Constanza—Es un insulto a mi cocina, y no pienso consentirlo. Si no se sienta y come algo, se lo diré a la señora Horan, y ya sabe lo mucho que se preocupará.
Ambas sabían que era una amenaza llana. Ninguna de las dos tenía intención de inquietar más a Sally, pero ________ se sentó igualmente, resistiendo el impulso de sacarle la lengua a Niall.
—Hazme sólo una tostada —susurró antes de dar un sorbo de café.
—Se morirá de hambre —le advirtió Constanza—. Además, ¿a qué viene tanta prisa?
—Quiero volver lo antes posible.
Constanza se acercó a ________, y se puso las manos en la cadera.
—¿Qué tontería es esa? Necesita tomarse un respiro, apenas ha salido de casa en los últimos ocho meses. La señora Horan no se va a morir en cuestión de horas, y entre todos nos ocuparemos de ella. Tómese unos días libres y diviértase. Le sentará bien la brisa del mar.
Niall contemplaba la escena con gran interés, y ________ hizo acopio de toda su fuerza de voluntad para no prestarle atención.
—Puede que más adelante —comentó.
—¿Te refieres a después de que mamá haya muerto? —murmuró Niall—¡Eres una morbosa!
________ había dormido muy pocas horas y bebido demasiado café.
—Llevo más de un año tratando de aceptar la inminente muerte de Sally. Lo siento si te parezco algo brusca, pero tampoco has estado aquí para poderte hacer a la idea.
—A ver si te aclaras, ________. O soy un maldito farsante sin derecho a acaparar toda la atención, o soy un hijo malvado y desagradecido que ha llegado demasiado tarde para hacer algo positivo.
—Para mí está claro.
—¿Ah, sí? Entonces no hace falta que te pregunte por qué opción te decantas, ¿no?
—De cualquier manera, eres despreciable.
—Querrás decir «dezpreciable».
Soltó la taza de café, mirándole súbitamente sobresaltada. De pequeña sólo le unía una cosa con el salvaje de Niall Horan: una inexplicable pasión por Bugs Bunny y su pandilla. «Dezpreciable» y «¿Qué hay de nuevo, viejo?», eran sus contraseñas.
Sin embargo, Niall estaba muerto y esos dibujos animados, como los del Pato Lucas, los reponían cada cierto tiempo. Cualquier niño de la generación de Niall los habría visto mil veces. Era una casualidad que hubiera acertado, pura lógica.
Era exasperante.
Niall se levantó antes de que ________ dijera nada y ésta se forzó a mirarle. Iba vestido igual que antes, con la misma ropa holgada y desenfadada, unos tejanos descoloridos y un jersey de algodón, y ni siquiera se había tomado la molestia de peinarse esa mañana. Tal vez Niall pensaba que un poco de desorden en su cabello le hacía parecer más atractivo. Estaba en lo cierto.
—Venga, princesa. Eres tú quien tiene tanta prisa. Si tienes hambre pararemos por el camino en un McDonalds.
________ se estremeció sólo de pensarlo.
—Los Horan no comen en McDonalds —dijo.
—Tú no eres una Horan.
Fue una afirmación hecha sin malicia. Necesitó hacer uso de todo su auto-control para que su reacción no se le reflejase en el rostro, para no responderle con el obvio «Tú tampoco». Le ignoró, y se le levantó también.
—Iré un momento a despedirme de Sally. —Caminó en dirección a la puerta pero él la agarró del brazo, acercándola hacia sí; ________. Sus narices chocaban. Tuvo la sensatez de no intentar soltarse.
—Está durmiendo. Ha pasado una mala noche. Ya le he dicho adiós de parte de los dos.
Permaneció quieta durante un instante. No había nada que pudiera decir, ni forma alguna de defenderse. Se limitó a asentir con la cabeza.
—De acuerdo. Entonces iré a buscar mi maleta.
—¿Para qué necesitas una maleta? Creía que estabas decidida a no pasar la noche fuera.
—La señorita ________ es una mujer muy precavida —anunció Constanza, orgullosa—. Siempre le ha gustado estar preparada para todo.
—¡Ah…, pero eso es imposible! —exclamó Niall—. El destino tiene la manía de jugarnos malas pasadas.
________ clavó los ojos en él el tiempo necesario para asegurarse de que supiera que ella le consideraba una de las peores bromas que el destino le había gastado jamás.
—Te veré en el coche.
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Aquí tenéis la última parte del capítulo. Mañana subiré el 6. FANTASMA NO POR FAVOR, COMENTAD!!! :) :(L):
Adriana Horan
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