Trouble, love&shows {One Direction} NC. 1er tema terminado

aklsjdlkasd ay, eso me emociona más las forever gorditas dominarán el mundo askdjklasdjlk <3
Mai gad, me pasaré por ahí porque estamos obligadas a ir y soy obediente (?) asjdhasd y ahora tendré mucho tiempo para comentar cuando quiera bueno, dentro de un par de días e,é

Eso, somos lo mejor (?) ah, hay que subirnos un poquito el ego XDD
ya leí el prefacio ;-; y me estás distrayendo de escribir (?) pero no puedo parar ahora sé que voy a llorar cada vez que lea ;-; me da akjsdklasd el tema del cáncer :c
Sí, de hecho terminé con los exámenes y mañana doy mi último trabajo luego me queda ir a clases para reclamar las últimas notas y eso :B alskdjlads ay, ¿te alargan mucho las clases con el paro? D:

Cabras la Consu esta revisando el capitulo hdjsjdjd porque creo que me quedo raro .___.' Se me fue la inspiracion antes de acabarlo u.u hdbdhd en fin, subire en unas horas no se desesperen(?) Shkdkd las amo

Sonrío enormemente cuando observo como la pelota de plástico, de color morado, avanza entre los obstáculos hasta llegar a la boca del payaso. Escucho una risa sorda a un par de metros de mí y me volteo con una sonrisa plasmada en mi rostro. Estoy pateando el trasero de Zayn en el mini golf.

¡Hoyo en uno! Oh sí, bebé.

— Es solo suerte – se queja meneando la cabeza, avanzando para tomar posición delante del hoyo.

— Lo que digas – contesto de manera casi inmediata. A pesar de haber sido obligada, junto con Coraline, a venir aquí con ellos, estamos pasando un buen rato.

En el hoyo número siete, a mi izquierda, se encuentran el duende rubio junto con mi amiga, riendo como si no hubiese un mañana. Veo como Cora intenta golpear la pelota frente a ella y, por segunda vez consecutiva, falla.

— Dame eso – pide el rubio, con la mirada fija en Coraline.

Ella tímidamente le entrega el palo de mini golf, sonrojándose levemente cuando sus dedos rozan al rubio. El muchacho le dice algo antes de inclinarse y balancear el palo de golf y pegarle suavemente. La pelota por inercia se mueve hacia adelante e ingresa a la boca del payaso. Cora aplaude y él le hace una reverencia.

— Ahora tú – dice mientras ríe y le entrega el palo de golf a la rubia.

Sonrío y bajo la mirada para no incomodarla. Me concentro nuevamente en el hoyo de mini golf que tengo en frente y en el cual mi pareja se encuentra tratando de que la pelota avance en la dirección correcta.  

Admito que esto ha sido una excelente distracción. No he pensado en lo que Jay dijo sobre Alejandro desde que salimos del departamento de Carrie, junto con Cora. La competencia y el buen humor del duende y del moreno nos han hecho pasar una tarde lo bastante divertida como para mantener a raya lo que mis emociones puedan provocarme.

— Definitivamente, esto está arreglado – comenta con diversión, chisporroteando por los ojos.

El cambio en el ambiente que nos rodea se hace más intenso a medida en la que Zayn sonríe de la forma en la que su lengua se asoma por los espacios entre sus dientes, algo que se ve realmente tierno en él, y se acerca a medida que le regreso la sonrisa curvando las comisuras de mis labios, aun con la sonrisa plasmada en su rostro.

No sé que es lo que me impide reaccionar cuando él se para frente a mí. No sé si es su forma de sonreír o lo que parecen abejas pinchando directamente en mí estómago, lo que me produce tenerlo a tan solo centímetros de mi rostro. El chico pasa una mano por mi cintura y en un solo movimiento me tiene pegada a él, tan cerca que siento nuestras respiraciones mezclarse.

Es solamente un contrato, me recuerdo mentalmente. No quiero terminar involucrada emocionalmente como le pasó a Emm o lo que pasó con Carrie. Tampoco quiero ser débil y sucumbir ante la presión que significa el contrato, pues hasta ahora, lo he llevado bastante bien, sin importar las consecuencias que éste esté trayendo a mi vida.  

Su respiración se vuelve irregular cuando sus labios se acercan a los míos de manera pausada y tranquila.

— ¡Lo siento!, ¡Lo siento!

Volteo la cabeza al instante en el que el chillido de Coraline llega a mis oídos, desconectándome del trance en el que estaba.

El muchacho aun sostiene mi cintura y me mantiene cerca de él cuando observamos a Coraline correr de un lado a otro alrededor de Niall mientras  que él se soba la cabeza constantemente, permanece sentado en el suelo, recibiendo las caricias que le ofrece mi amiga. Poco parecen notar que estamos observándolos, como también nosotros hace un par de minutos nos habíamos olvidado de su presencia.

Niall ríe y Cora niega con la cabeza una vez más antes de sentarse a su lado, a pesar de que el rubio se negara.

— ¿Doble o nada? – inquiere Zayn, tan cerca de mí oído, haciéndome pegar un pequeño salto ante la sorpresa. – Perderás esta vez – amenaza clavando sus ojos en los míos y yo siento el calor emanado por su piel y la cercanía en la que estamos.

— Está bien, doble o nada – concedo, intentando apartarme de él antes de sonrojarme otra vez. Pero me retiene entre sus brazos, haciéndome que me pregunte otra vez si tiene algún tipo de desorden de personalidad. Aunque se haya comportado mejor durante los últimos días que hemos estado juntos.

Abro los ojos a tope cuando sus labios chocan con los míos de manera veloz y sin que pueda protestar. No duran más de un par de segundos sus labios sobre los míos, antes de que Zayn se aparte y vuelva a caminar hacia donde se dejó el palo de golf.

— Ven, Ellie – me llama cuando se percata que no lo he seguido. Parpadeo – quiero enseñarte lo que es perder.

— Lo dice quien no ha podido hacer llegar la pelota al objetivo – contesto sin pensar, logrando que me frunza el entrecejo.

— Eso lo veremos – comenta con diversión – No te dejaré ganar toda la noche – ríe entre dientes antes de lanzar nuevamente la pelota.

Quince minutos después estoy partiéndome de la risa al ver a Niall y a Zayn intentando, entre los dos,  recoger una bolita de plástico que cayó sobre el molino del hoyo número trece. Cora permanece a mi lado riendo junto a mí cuando Niall intenta subir el molino, un par de centímetros más alto que él, y se aferra como si fuese de doscientos metros de altura.

Mi celular vibra dentro de mi pantalón, lo saco y observo como sigue vibrando ante los mensajes de mis amigas en el grupo de whatsapp “forever gorditas”. Meneo la cabeza antes de desbloquear el aparato y ver lo que las trillizas están hablando.

Jesús, la conversación básicamente se basa en un par de fotos que hay al comienzo. En una Niall y Cora están tomados de la mano y se observan de manera directa y sonríen de una manera que parece especial y en la otra… Zayn aparece a un par de centímetros de mi rostro.

Siento el calor acumularse en mis mejillas cuando los mensajes de Carrie, Emma y Jay continúan llegando.


Le muestro a Cora la conversación ahogando mis risas en mi garganta. La reacción de las chicas me causa gracia y su manera de mantenerse ocupadas revisando fotos en internet de nosotras me perturba y a la vez me hace reír, pues ellas deben estar en el departamento de Carrie bebiendo como unas condenadas, mientras que nosotras nos encontramos en medio de un campo de mini golf, carcajeando por que el par de idiotas no pueden tomar la pelota de plástico.

***

Jesucristo, que no sea lo que estoy pesando.

— Encontré la forma en la que descubriremos que es lo que sucede realmente con Alejandro – dice Emma arrastrando las palabras. Dios, la muchacha está borracha.

Carrie aplaude como una foca y a Jay, parece que se le va a partir la cara ante la gigantesca sonrisa que está en su rostro.

Las tres han estado bebiendo desde que Cora y yo nos marchamos hace un par de horas. Es viernes, cerca de las diez de la noche y mis amigas están más borrachas de lo que cualquiera pudiera pensar. No han dejado de hablar y burlarse de nosotras desde que pisamos el departamento de Wik.

— ¿Recuerdan en séptimo grado lo que hicimos para descubrir si la perra de Luciana Thomson utilizaba relleno en sus pechos y trasero? – inquiere Carrie, en cuanto sus sonrisas aparecen.

— Uhm… esto no nos llevará a nada bueno, Ellie – susurra la rubia hacia mí.

— Creo que han bebido más de la cuenta – murmuro sonriendo ante la idea de que cuando bebemos, todas llegamos al mismo estado. Pero es más divertido verlas borrachas sabiendo que no tendré una resaca mañana por la mañana.

— Dejen de cotorrear ustedes dos y préstenme atención – demanda Jay, tambaleándose hacia nosotras. Llega y se pone en medio, posando sus brazos alrededor de nosotras. – Espiaremos a Alejandro y veremos si el imbécil ha sido lo bastante estúpido como para verse con otra… aunque ya lo hayas cambiado por ese flacucho hambriento.

— Es por el contrato – digo, intentando creerme yo misma mis propias palabras.

***

Después de una noche de risas y más trago, finalmente Coraline y yo nos unimos a las trillizas, ya borrachas, a una noche de diversión, burlas y penas que confesar. Si bien todas estamos pasando por algún tipo de problemas, se me hace más fácil superar todo junto a ellas.

El hecho de que mis padres estén tratando de arreglar las cosas, en parte, se siente bien. Pero hay algo, algo que no sé que es, que me molesta. Sé muy bien que todo lo que se pueda arreglar entre ellos, tarde o temprano se resquebrajará y volverán las pelas y discusiones. No me gusta ser egoísta y es por eso que mi pensamiento se ha expandido un poco más, y llegué a la conclusión de que, quizás, la mejor solución para Rose y Andrew sea el divorcio.

Se me hizo difícil confesarle a mis chicas que eso era lo que me parecía correcto para ellos, pues todas sabemos que con el carácter fuerte de mi madre y, muchas veces, la represión de sentimientos por parte de mi padre, no generan una relación muy buena. La que puede ser o no estable y que termina con peleas monumentales y distanciamientos por parte de toda la familia.

Pero, al fin y al cabo, son ellos los que deben decidir. Lo único que deseo es que hagan lo correcto para ellos y que no se preocupen por Louise y por mí. Somos lo bastante fuertes para soportarlo, creo.

Regreso a la realidad cuando un proyectil impacta contra mi cabeza.

— ¡Au! – exclamo frunciendo el ceño.

— Más te vale que dejes de soñar despierta con Malik – refuta Carrie mirándome con una sonrisa socarrona. Frunzo aun más el entrecejo.

— ¿Están listas para la operación E.A.D.E.S.Z.P.E.E.G.M? – inquiere Jay, acercándose a nosotras con unas enormes galas fe sol cubriendo sus ojos y una peluca rubia mal puesta.

— ¿Ah? – Cora frunce la nariz y deja el maquillaje de lado para observar a la morena con una sonrisa torcida al verla vestida de la manera en la que está.

— Operación espiar a Alejandro para descubrir sí está saliendo con una zorra… – rueda los ojos, como si lo que estuviese diciendo fuese de lo más obvio.

Reprimo mi sonrisa al verla vestida de esa manera, parece que el closet de Carrie le escupió encima. Sería más fácil concentrarse en sus palabras si Jaymie no estuviese calzando unos zapatos con un enorme tacón, una falda con lentejuelas plateadas y una blusa de un color rosa chillón. Admito que la peluca rubia le da el toque de niña fresa que no tiene sentido de la moda. Se ve terriblemente cómica.

— A pesar de que a Ellie le esté gustando Malik –  Continúa, soltando un resoplido con fastidio.
Gruño a lo que las demás ríen.

— Que no me gusta Malik – reclamo casi de inmediato.

— Lo mismo dijo Emma hace un par de semanas – agrega Jaymie acariciando la peluca sobre su cabello, ganándose una mirada envenenada por parte de la rubia de ojos verdes – no me mires con cara de perro envenenado, sabes que es verdad.

Emm aprieta la mandíbula en respuesta.

—  ¿Qué mierda te has puesto? – pregunta Carrie abriendo sus ojos de manera exagerada, ahogándose en sus propias carcajadas. En un intento de cambiar el ritmo de la conversación y me siento agradecida. Últimamente el tema de Liam se ha vuelto un tabú, pues todas pensábamos que el pelón era diferente.

— ¿Ropa? – contesta Jaymie con un aparente buen humor, mejor que el de hace un par de días atrás – Me veo divina – alza su pie derecho y hace un desprecio generalizado – con estos zapatos, Alejandro no sabrá que mierda se le clavó en el trasero.

— ¿Saben? – Me incorporo del sofá de Carrie sosteniendo la peluca que Emma me había entregado minutos atrás – No creo que ésta sea una buena idea. Digo, si él esta con alguien más, está bien.

Bajo mi vista hacia mis dedos al momento en el que la sala se vuelve silenciosa. ¿Qué más quieren que diga? Después de todo, creo que todas sabíamos que la fecha de caducidad del “te voy a esperar” de Alejandro, llegaría tarde o temprano y, no sé si para mí bien o mal, ésta llegó antes.

— No puedo creer que lo cambiaste por ese mono tití – Carrie rueda los ojos. Le lanzo un cojín – ¡Está bien, está bien! ¡No te gusta! – chilla con diversión – pero aun nos queda averiguar si Ale-Alejandro está o no con otra. El idiota se ha mantenido en contacto contigo como si nada hubiese pasado. – razona Carrie queriendo darme un poco más de esperanza en sus ojos claros.

— Mercedes – Emma alza un dedo, mirándome fijamente – los hombres son una mierda – dice seriamente – y si pensamos que el bonito culo de Ale-Alejandro era diferente, nos pudimos equivocar o no y eso es lo que vamos a averiguar ahora.

— Y si él fue lo suficientemente idiota para cambiarte por la primera zorra que se le cruzó por delante, entonces el maricón no vale la pena – Jay apoya su mano en la cadera – y mi tacón se clavará tan profundo en su trasero que no podrá sentarse en una semana.

La carcajada de Carrie resuena por todo su apartamento. Cora niega con la cabeza antes de unirse a las risas de la castaña.
— Así que, Mercedes, terminemos con esto de una vez – Emm frota sus manos con malicia – ahora veremos si Alejandro es tan machito como se ve por fuera.

***

—… ¿esto es lo que se siente estar encubierto? – Cora expele emoción por los poros. – ¡así debe ser para los chicos! – pega un gritito emocionado antes de que Emma la fulmine con la mirada.

Estamos sentadas en las mesas que hay afuera de un café. Las tres nos encontramos completamente camufladas bajo enormes abrigos, lentes de sol y sombreros enormes, además de las pelucas que llevamos cada una. Emma luce tan diferente con esa peluca negra que llega hasta la mitad de la espalda, Cora dejó sus aires infantiles al ponerse aquella peluca de color cobrizo sobre sus cabellos rubios, mientras que yo, con ésta cosa rubia, parezco una mala, muy mala, imitación de Paris Hilton.

Quito el flequillo de mi rostro y observo entre la multitud que pasa delante de nosotras. No diviso aun a Carrie junto con Jay, ambas se vistieron de manera extravagante y completamente diferente, solo para causar un poco de revuelo y ser la distracción. Emma planeó todo de manera exacta. No sé de dónde sacó la información que tiene de Alejandro. Mejor será no preguntar.

— Dame tú teléfono – demanda la rubia ahora pelinegra, estirando su mano por sobre la mesa.

— ¿Qué harás?

— Deja de ser tan preguntona y dame el maldito teléfono – ella me mira de manera en la que todo mi cuerpo se estremece – Gracias – dice cuando se lo entrego.

— Parece que alguien amaneció con el pie izquierdo esta mañana – Cora suelta entre risas.

— Dices eso nuevamente y mi pie izquierdo será el que esté en tú trasero – amenaza de manera seria.
Coraline y yo parpadeamos sorprendidas.

— ¿Está todo bien, Emm? – estiro una mano por sobre la mesa y la tomo, al igual que Cora lo hace con su otra mano. – Pensé que en tú casa las cosas se habían solucionado – murmuro aun más bajo y ella niega.

— Liam no ha dejado de llamarme y mandarme mensajes – susurra, en tono suave.

Subo la mirada para encontrarme con la de Coraline, con la misma expresión que la mía. ¿Qué decimos ahora? ¿Qué hacemos? Decir que las cosas estarán bien, cuando todas sabemos que no es así, sería mentir de manera descarada. Se me hace difícil saber que decir en una situación como esta, porque era a mi a la que las chicas tenían que consolar luego de alguna salida con un chico que nunca más me volvía a llamar, si es que salía con alguno. Pero ahora es a Emma a quien debemos cuidar, ella no merece estar así por Liam y que sea la primera vez que Emm, en todos estos años, se muestra de una manera diferente ante un chico, el que por las mierdas del destino, está junto a ella por un contrato que los une, no nos hace más fácil la tarea de ayudarla.

Me aclaro la garganta para decir lo primero que se me cruza por la mente, cuando el walkie-talkie en medio de la mesa, suena.

— La reina de los brasileños y señora Óscar en la zona, repito, la reina de los brasileños y la señora Óscar en la zona – la voz de Jaymie nos despierta.

— Te dije que no quiero ese nombre – Carrie reclama.

— Cállate, soy la jefa acá.

— ¿Y eso quién lo decidió?

— Yo – contesta Jaymie con diversión en su voz.

— Eso no es justo – vuelve a reclamar Carrie.

— Paren ustedes dos – Emma interrumpe su pequeña pelea y yo, por primera vez desde que estamos sentadas fuera del café, diviso a mis amigas acercarse hacia donde nos encontramos. – Son las cinco con quince minutos, el objetivo debería estar llegando en unos cinco minutos hacia el negocio de revistas, a unos cuantos metros de ustedes.

— Esto parece una película de espías – aplaude Cora y yo río nerviosamente.

— ¿Cómo sabes todas esas cosas? – miro a Emma, ella me entrega una sonrisa torcida y su mirada perdida desaparece cuando hago la pregunta. Al menos toda esta situación es una distracción para todas.

— Tengo contactos – alza las cejas y las mueve.

— Y un gran trasero que ayuda a conseguir información – bromea Carrie a través del walkie-talkie.

— Cállense ustedes dos y concéntrense – ordena la ojiverde con una sonrisa – tengo el teléfono de Ellie, ahora mandaré el mensaje. Veamos si Ale-Alejandro aun sigue jugando con nuestra pequeña.
— Técnicamente, no somos nada así que no puede jugar conmigo…

— Cállate, Mercedes. Nosotras sabremos si está bien o no – demanda Emma.

— Así es – refuta Coraline cruzándose de brazos.

Miro a ambas de manera divertida y a la vez sobrepasada. No sé que haría sin mis cuatro mujeres, sin mis “forever gorditas” siempre tras de mí. Están siempre para mí como yo estoy para ellas. Sinceramente, ellas son lo mejor que me ha pasado.

— Lo estoy viendo, ¡Lo estoy viendo! – chilla Jay a través del aparato. - ¡Auch!

— Compórtate – susurra Carrie – somos profesionales. – Señoritas, es hora de la función.

***

Lanzo el bolso hacia mi cama y me dejo caer en seguida. Suelto un quejido cuando mi cuerpo rebota contra el mullido colchón, suspiro y cierro los ojos de manera inmediata.

Sin importar todos los discursos de mis amigas por lo que vimos hace un par de horas. No me siento mal como debería sentirme, porque creo que es más como un empate o igualación lo que sucedió con Alejandro.

No puedo pretender que me siento molesta al verlo besándose con otra muchacha, porque yo he hecho lo mismo, aunque sea por un maldito contrato. Él puede hacer lo que quiera, como yo sé que puedo hacer lo que se me pegue la gana – a excepción del jodido contrato, el que me ha hecho pasar más de un dolor de cabeza últimamente – , salvo, reprocharle por lo que está haciendo con su vida. No sería ético y no sería maduro de mi parte.

Las chicas quisieron ayudarme, ¿cómo? Invitándome a bailar e insistiendo que eso sería lo mejor que podríamos hacer un sábado por la noche. Solo chicas, sin chicos. Bebidas, música, amigas y muchas risas, pero… hubo un inconveniente: el señor Cowell y su manía de mostrar a las parejas en público y lo que se supone que sería una salida de chicas, pasará a ser una junta de parejas en uno de los pubs más exclusivos de Londres.

— Hey, Lella. – la voz de Louise se filtra en mi oscura habitación. – ¿está todo bien? – escucho crujir el piso bajo su peso.

— Sí – murmuro volteando mi rostro hacia la almohada.

— ¿Crees que me engañas, bastarda? – Pregunta sentarse junto a mí, acurrucándose a mí lado – te conozco mejor que las palmas de mis manos. ¿Qué es lo que te atormenta, hermana mía?

— Suenas como una mala imitación de papá – recrimino medio sonriendo.

— Sus sermones están comenzando a hacerme hablar como él – ríe entre dientes – ahora abre el pico y dime que sucede. Me preocupa verte así y no quiero pensar que tendré que ir a patearle el trasero a
ese novio tuyo otra vez – dice con diversión – no quiero quebrarme una uña, la fiesta de Sheila se acerca y Lukas estará ahí.

— Tiene mi edad – volteo mi rostro para verla sonreír.

— Me gustan los mayores, eso lo sabes, hermana.  Ahora, no me cambies el tema. – cuestiona otra vez.

Termino contándole lo sucedido, diciéndole que no me siento mal ni bien por el asunto. Que hay una extraña emoción abarcándome, pero no sé que es. Ella se limita a asentir cuando debe hacerlo.

— Mm… sinceramente, no creo que hayas estado interesada en él, bueno, como creías. Pero tampoco pienso que estés pensando en Zayn de esa manera – murmura – siempre has sido de las personas que respeta lo que se acuerda, por lo que creo que el contrato te está limitando… más de lo que piensas – dice – no sé, creo que una vez que recuperes tú “libertad” te sentirás bien de salir con otros, y es por eso que lo que pasó con Almendro no te afecta tanto.

— Alejandro – corrijo automáticamente, analizando sus palabras. En ocasiones no puedo creer lo madura que es mi hermanita.

— Como sea. Anastasio puede estar con otra y no te va a molestar a menos que tu no estuvieses con “otro”, pero el punto es que ese “otro” no es tú elección, es una imposición, como una norma, que debes cumplir hasta que el plazo se acabe.

— Tiene sentido – suspiro analizándolo un poco más.

— Lella, por su puesto que tiene sentido. – Habla con aires de superioridad – eres más predecible que una hoja de papel – ríe – y esas cuatro no han sido capaz de ver lo obvio, quizás porque cada una está metida en sus propios problemas. – Se encoge de hombros – creo que podré ganarme un poco de dinero dándoles esta charla a ellas también – agrega con entusiasmo, mientras aplaude – les cobraré por escuchar sus problemas y decir mierdas al respecto. Creo que seré una buena psicóloga – río junto a ella.

Horas son las que mi hermana y yo nos mantenemos hablando. Louise me hace reír con sus comentarios obscenos y sus aventuras en la escuela junto con Sheila. La mayoría de las veces se meten en problemas por estar mirando sin descaro a su profesor de historia, el que según ella parece un verdadero Dios griego.No puedo creer que lo sigan en cada receso y  lo acosan vía internet. El pobre debe tenerle pánico a sus alumnas. Según lo que dice Lou, todas son iguales en su comportamiento con respecto a su profesor.

— ¡Es que es tan hermoso! No puedo evitar mirarlo – se excusa rodando los ojos y estira su teléfono para mostrarme una fotografía del susodicho.

Observo la pantalla y alzo las cejas al notar que mi hermana tiene razón. Jesucristo, el hombre está más bueno de lo que creía. Sus facciones se destacan perfectamente en la fotografía, esa camisa que lleva puesta resalta a la perfección su tez morena y la barba incipiente en su barbilla.

— Se te va a caer la baba.

— Con razón estás tan alterada cuando tienes clases con él.

— ¡Lo sé! Mis hormonas funcionan a toda máquina. Lo único que quiero es quedarme atascada en el elevador con él…

— ¡Louise! – chillo atragantándome con mis carcajadas.

— No me reclames como si nunca hubieses tenido una fantasía con alguno de tus profesores – se queja – sé que tanto Jay como tú estaban loquitas por su profesor de química hace un par de años, cuando estaban en la secundaria – espeta.

— Touché.

— Oye, Lella, creo que tú teléfono acaba de vibrar – busca algo debajo de sus piernas y me entrega el aparato.


Mierda. El tiempo se me pasó volando.

Lanzo el móvil a la cama y me levanto en cosa de segundos a buscar algo que ponerme dentro de mi armario. Saco prendas de ropa y veo de reojo que mi hermana revisa mi celular, mientras se acomoda en mi cama.

— ¿Saldrás otra vez?

— Sí, aunque preferiría quedarme aquí, hay un contrato que cumplir.

— Sí… contrato – ríe para sí misma – estaba pensando… y antes de que digas algo, sí, sí pienso. – Se burla – que, bueno, que no es tan malo que salgan con esos idiotas…

— ¿Ah?

— Mi hermana sale en internet y salgo contigo en algunas fotos. ¡Justin Bieber me sigue en twitter desde hace un par de días! – vocifera con emoción – creo que eso era lo que venía a contarte – vuelve a reír. Niego con la cabeza y vuelvo mi atención al armario.

Busqué y rebusqué en el armario algo que vestir y terminé con un vestido negro que Cora me regaló hace un tiempo. En cinco minutos me alisté y salí de casa para encontrarme con el auto de Emma y mis amigas en el.

— ¡Mujeres! – el grito que se escucha desde mi ventana, nos hace a todas asomarnos por las ventanillas del coche.

Louise se encuentra con la mitad de su cuerpo fuera de la ventana de casa, con su melena desordenada y sus ojos brillando.

— Esta noche hay una junta de celebridades en el pub al que van, no les hará mal pasar unas pocas vergüenzas a sus noviecitos – grita meneando sus brazos con diversión.

— Ellie, a veces me pregunto si Louise no mi hermana perdida – Carcajea Jay desde el asiento del copiloto. - me pregunto que tan desastrosa será si la llevamos – lleva su mano a su barbilla.

— Oh, Dios – suelto.

— No sé si sea una buena idea – agrega Cora – son menores de edad.

— ¿Y tú crees que esas dos –Sheila y Lou– no tienen identificaciones falsas? – pregunta Carrie retóricamente.

— ¿Están seguras de que las quieren llevar? A penas podemos con nosotras borrachas, lo que pasó en la playa…

— Bah, ya pasó. Iremos con las enanas les guste o no – espeta Emma, esbozando una sonrisa más grande que la del gato de Alicia.

***

— No quiero que bebas demasiado – le advierto una vez dentro del club. Lou rueda los ojos.

— No beberé mucho, cálmate Lella. No estoy acá para hacerte pasar un mal rato, al menos no a ti – su lengua chista al ver a alguno de los Erection – ya sabes, Shei y yo tenemos cosas más importantes que hacer esta noche, como hacer un par de bromas por ahí y conseguir que esa belleza baile con nosotras – señala con su mentón a un muchacho de traje, apoyado en la barra. Debe tener unos veintitrés años.

— ¿Qué voy a hacer contigo? – hablo por sobre la música.

— ¿Amarme y respetarme hasta que la muerte nos separe? – Suspiro divertida – no seas amargada, pásala bien esta noche y no te preocupes por mí. No te molestaré y te prometo no beber, si así lo deseas – posa su mano sobre la mía.

— No haremos nada malo – agrega Sheila apareciendo junto a Lou, Carrie llega con ella.

— Están más que advertidas, mocosas – les echa una mirada seria – no queremos que se repita lo de la playa.

— Entendido, jefa – ambas hacen un ademán con la mano y se la llevan a la frente, como si estuviesen frente algún general de la armada.

— Aquí están, zorras, meneen su culo hacia la pista de baile  – Emma toma mi mano y comienza a arrastrarme junto con Wik.

— ¡Diviértanse! – vociferan Shai y Lou al unísono por sobre el bullicio de la multitud.

Serpenteamos ante la gran cantidad de personas que se encuentran en el club. Emma ha vuelto a sonreír y estoy convencida de que está tramando algo, quizá le ofreció dinero a Louise y a Sheila para que les hicieran un par de bromas a los chicos sin ser inculpadas directamente.

Antes de llegar hacia donde se encuentran Jay y Cora, una mano rodea mi muñeca y me detiene antes de llegar a ellas. Volteo mi rostro en un dos por tres, topándome con un par de ojos pardos directamente con los míos.

— Baila conmigo – dice, más que como una pregunta, se escucha como una orden y puedo ver en los ojos de Zayn, que algo no está bien y me preocupa, más de lo que debería.

jelow :