Trouble, love&shows {One Direction} NC. 1er tema terminado

El día en la facultad estuvo horrible, estoy tan cansada que siento mis pies palpitar, dejé el auto en casa porque Louis me obligó ya que él iría por mí y el muy imbécil no lo hizo, debí haber aceptado que Ethan me trajera a casa, es tan sexy. No entiendo por qué cada año un nuevo amor profesoresco se aparece delante de mí, no puedo evitar no enamorarme de sus ojos azul intenso, es un hombre tan bello.
Tapo mi cara con la almohada al ver a Brittzorra entrar por la puerta, estoy tan fastidiada que no quiero ver su cara de marrano hinchado, finjo estar dormida hasta que ella se va, quisiera que su habitación esté lista ya porque no puedo vivir más tiempo así.

Me levanto de la cama, tomo la notebook y regreso a recostarme. Me provoca ver algunos capítulos de Sailor Moon, me recuerda los viejos tiempos.
Después de unas tres horas de computadora la puerta se abre dejando ver a mi padre, se ve algo serio.

- Hora de comer – anuncia.
- No tengo hambre, gracias – respondo con el mismo tono.
- ¡A comer! – entra a grandes zancadas, toma bruscamente mi notebook y la tira al piso con fuerza.
- ¡¿Qué te pasa?! Ahí estaban todos mis trabajos de la universidad – le digo parada en la cama.

Arnold me mira con fuerza y siento un escalofrío, me toma del brazo y me jala hasta llegar al comedor, ahí se encuentran Amelia y Brittzorra, la chiquilla me mira burlona, en cambio la mamá alíen evita mi mirada, se ve molesta también por lo que doy por sentado que han discutido, sí Arnold no se estuviese desquitando conmigo probablemente estaría brincando en la cama de felicidad.

Una vez que estamos cerca de la mesa me sienta bruscamente en una silla, al instante me duele mi pobre traserito del sentón que he dado. En la esquina del comedor se encuentra Amy observando un tanto asustada.

- ¡¿Qué te sucede?! ¡¿Te he hecho algo para que me estés tratando así?! – mi boca habla y ni siquiera puedo controlarla. Arnold me mira un tanto rojo.
- ¡Cállate y ponte a tragar! – me grita y mi boca se abre al instante.
- Eres un maldito imbécil – le digo y antes de que pueda lanzarme su plato a la cara salgo corriendo.

Doy un portazo y corro lo más que puedo, que son como dos cuadras. Me abrazo mientras camino lentamente, mi padre me ha hecho mierda el día, de por sí ya lo estaba pues ahora más. Suelto un suspiro y busco despistadamente en mi bolsillo para sacar mi celular y llamar a mi amiga rubia pero simplemente no tengo bolsillos.

- Te queda el look de vagabunda – me dicen desde un auto, volteo al instante y puedo ver al jodido esqueleto rumbero reír a carcajadas junto al rubio y el maricón de cabello rizado.
- Y a ti te queda perfecto tu look de lombriz de agua puerca, estúpido – le contesto sin siquiera ocultar mi enojo.
- ¡Uuh! Esta molesta – grita el rubio.
- Espero que te caiga un avión encima – camino molesta porque no tengo un mejor insulto para esa bola de pendejos.

Ni siquiera sé a dónde coño es que me dirijo y no puedo pensar bien con los imbéciles siguiéndome en el auto de Styles mientras me gritan cosas desagradables, quisiera tomar una piedra del piso y lanzarla justo a la cara de uno de ellos, o mejor aún, quisiera encontrar tres piedras y sacarles los ojos.
Aumento mi paso y ellos me siguen, esto es tan molesto. Siento mi pie mojarse y es cuando me doy cuenta de que voy descalza porque el tonto de mi padre ni siquiera me permitió ponerme unas pantuflas, me siento tan avergonzada que mis mejillas arden y no sólo voy descalza, sino que también llevo puesto un short de pijama y una playera de manga corta de los minions, parezco un vagabundo con Alzheimer que camina desorientado por las calles.

- ¡Me encanta tu calzado! – grita Styles y no aguanto el coraje que se forma en mi pecho.

Veo a unos cuantos metros una piedra tirada y agradezco a Dios por ponerla en mi camino, me inclino para tomarla y con fuerza la lanzo al auto del castaño dejando a todos boquiabiertos, sus caras me causan tanta gracia que suelto una larga carcajada y después me echo a correr antes de que puedan matarme a golpes por dañar el preciado auto del imbécil.
Corro hasta llegar a la casa de una de mis amigas.

- ¡Hola Jay… – comienza a saludarme el señor Radcliffe pero se detiene al ver mi aspecto – ¿Te encuentras bien?
- Sí, yo… ¿Está Michelle? – le pregunto y me siento incómoda.
- Sí, está en su habitación. Pasa – me abre la puerta y deja que entre.

Camino cabizbaja por el pasillo que da a su habitación. Una de las puertas se abre de repente y Louise se asoma y me mira con tranquilidad.

- ¡Mamá! ¡Se metió otro peje lagarto! – grita tranquila y la miro con confusión – Mentira, ¡no es cierto, mamá! ¡Se metió la reina de los Brasileños!... Listo – me sonríe y cierra la puerta.

Aquello fue súper raro pero simplemente sigo mi camino hasta la habitación de Michelle. Toco la puerta tres veces y al instante mi amiga se asoma, primero me sonríe pero al verme su expresión es de confusión.

- ¿Qué pasó? – me pregunta con preocupación.
- Cosas – le respondo entrando a su cuarto.

Doy un vistazo y sonrío levemente al ver el cuarto ordenado de mi amiga, su lámpara en el escritorio me hace recordar aquella vez que fuimos de pequeñas a ver Toy Story y le dije que era como la lámpara de Andy. Me recuesto sobre su cama no sin antes limpiar mis pies en el tapete sabiendo que seguro son un desastre. Me coloco en posición fetal y abrazo uno de sus cojines, sin decir nada se recuesta detrás de mí y me abraza, supongo que no es necesario decirle que no estoy de lo mejor ya que ella lo nota, es lo que nos pasa entre amigas, nos conocemos perfectamente, quisiera llamar a Emma pero mi celular se quedó en casa al igual que un cambio de ropa decente.

Por un instante Michelle acaricia mi cabello y recuerdo a Ciara, cada noche ella se recostaba junto a mí, me acariciaba el pelo y me leía un cuento para dormir, me jode el hecho de que tengo el talento de ponerme más mierda recordándola cada vez que me siento triste.

- Arnold me trató muy mal – suelto lentamente – Primero tiró mi notebook porque le dije que no tenía hambre y me llevó a rastras hasta el comedor, casi se me desinfla una pompa por el sentón – Chelle ríe un poco ante aquello.
- ¿Sabes el por qué? – pregunta.
- No exactamente pero sospecho que discutió con Amelia – suspiro.
- Y se desquitó contigo… La verdad es que no entiendo a tu papá – escucho algo de incomodidad – Es raro, Jaymie.
- Lo es – le aseguro – ¿No crees que parecemos lesbianas así?
- Seh, pero me da igual – me abraza con gran fuerza – ¿Te parece si vamos al departamento de Carrie?
- Okay, pero creo que me veo un poquito rara – suelta una carcajada.
- Toma lo que quieras del closet – se levanta – Pero no creo que mis zapatos te queden – hace una mueca.
- ¿Puedo usar tus pantuflas? – le pregunto.
- Claro que puedes – sonríe y sale de su habitación.

Me levanto y camino hasta el closet de mi amiga, tomo unos jeans oscuros y saco sus pantuflas que son los pies de Sulley, el monstruo azul con purpura de Monsters Inc.
Me miro al espejo y la verdad me veo rara, como si un niño de Kiner me hubiera vestido. Sin tomar mucha importancia salgo del cuarto y me encamino hasta la sala, ahí me espera Michelle, al verme me sonríe con ternura.

- No digas nada – hablo antes de que ella pueda decir cualquier cosa.
- No lo iba a hacer – se traga una carcajada – ¡Iré con Carrie, vuelvo en la noche! – grita y me jala hasta la salida – Le dije a Carrie que estamos yendo a su departamento. Coraline va en camino y Emma, pues acaba de llegar… Junto a Liam – dice incómoda y no puedo ocultar una mueca de desagrado.

Me subo en el asiento de copiloto y me pongo el cinturón de seguridad, Michelle arranca el auto y enciende la radio. Me recargo en el asiento y miro por la ventanilla hasta que llegamos al edificio. Me bajo del auto teniendo precaución de que no haya mucha gente, me siento un tanto ridícula.
Camino cabizbaja hasta entrar al enorme edificio y de ahí al elevador, Michelle presiona el número del piso. Una vez que estamos fuera del departamento mi amiga toca tres veces la puerta y esperamos un momento, adentro se escucha como si estuviesen dando una fiesta por lo que Chelle toca más fuerte hasta que la cabeza de Carrie se asoma con una gran sonrisa.

- ¿Qué te pasó? – me pregunta sonriendo y alcanzo a oler el alcohol que emana de su boca.
- Nada – revoloteo los ojos.
- ¿Está todo bien? – pregunta Michelle intentando ver más allá de la puerta.
- Claro, está más que perfecto. ¡Pasen! – abre la puerta y veo como Styles brinca junto a Louis en el sillón que Carrie cuida con su vida.

Trago saliva para contener la rabia que se forma cuando Zayn y Niall señalan las pantuflas de Michelle y ríen a carcajadas. Doy un vistazo a Louis y mis ganas de quebrar un vaso de vidrio en su cabeza aumentan cada segundo, entro a regañadientes y me siento junto a Liam y Emma quienes se mantienen lejos del desastre que está en el lobby.

- ¿Cómo sigues? – le pregunto en el oído.
- ¿Tú cómo crees? – responde, acto seguido recarga la cabeza en el hombro del castaño quien comienza a acariciar el pelo rubio de mi amiga.
- ¡Querida Jaymie! – se siente en el suelo junto a mí Louis, parece un tanto ebrio.
- Aléjate de mí, no quiero que ni me hables – me levanto de ahí y camino hasta Carrie.
- ¿Qué pasa aquí? – pregunto.
- Celebramos – da un sorbo a su bebida.
- ¿Qué celebran? – veo a Coraline dar vueltas como loca.
- El día de nuestro no cumpleaños – levanta los brazos como desquiciada y camina hasta Styles, lo baja del sillón y se lo lleva a quién sabe dónde.
- ¡Jaymie! – se acerca una vez más Louis – No te enojes conmigo, el que no me hables es algo que no puedo soportar – le doy una mirada envenenada.
- Sólo aléjate – camino hasta el mini bar y me sirvo un gran vaso con jugo de uva y vodka.
- ¡No quiero! – me abraza.
- Estas ebrio, loco – lo alejo de mí.
- No estoy ebrio, estoy feliz – sonríe como estúpido y revoloteo los ojos con fastidio.
- No quieres que hable con Ethan, me prohíbes llevar mi auto a clases y lo peor es que me olvidas en la escuela haciéndome caminar por dos horas hasta mi casa – doy un gran sorbo.
- ¿No hay buses? – pregunta pensativo.
- No llevaba un solo centavo – lo dejo ahí y camino hacia el sillón pero antes de llegar Tinker Bell y Aladino se meten en mi camino.
- Eres una loca – dice Tinker Bell mientras bebe del vaso rojo neón.
- Tú eres un maricón, ¿cómo la ves? – le respondo y doy otro gran sorbo de mi bebida.
- No le digas loca, tú eres el loco – me “defiende” Louis el ebrio mientras recarga su pesado cuerpo en mí.
- Hermano, estás ebrio, es obvio que no razonas muy bien. Tan sólo mírala, parece una retrasada mental y eso que tú no la viste caminar como psicópata por la calle… Descalza, fue tan gracioso – carcajea el moreno.
- No sé por qué te empeñas tanto en molestarla, Zayn. Por favor déjala en paz – wow, esto se está poniendo bueno.
- ¿La estas defendiendo? – observo como Tinker Bell disfruta del espectáculo.
- Así es, amigo. Jaymie es MI Jaymie y sólo yo puedo molestarla – era demasiado bueno para ser verdad.
- No discutiré contigo, esperaré a que estés en tus cinco sentidos – Zayn da un sorbo a su bebida y se sienta junto a Michelle, la pobre tiene que soportar al gruñón.
- ¿Tú qué ves? – le pregunta a Niall.
- Nada – levanta los brazos y se aleja ofendido.
- Eso fue muy ridículo, no necesito que me defiendas de nadie – revoloteo los ojos.
- Harry me dijo que le lanzaste una roca a su coche – carcajea.
- En mi defensa puedo decir que estaban molestándome – doy otro sorbo terminando la bebida de mi vaso por lo que camino hasta el mini bar para servirme un poco más.
- Eso debió ser gracioso – sonríe.
- No tan gracioso como yo caminando hasta casa y sola – le reprocho con la mirada – De haber sabido que me dejarías en la universidad, le hubiera pedido a Ethan que me llevara a casa – sirvo una cantidad considerable de vodka al vaso y por el rabillo del ojo puedo ver a Louis muy serio.
- No a él – lo miro divertida.
- ¿Por qué no? – pregunto caminando hasta el sillón.
- Porque es tu profesor – responde incómodo.
- ¿Y? me gusta – doy un sorbo a la bebida sin dejar de ver su expresión de enojo.
- ¿Te gusta Ethan? – pregunta y asiento – ¿Por qué?
- Porque es sexy – me encojo de hombros.
- ¿Sólo te gusta o se podría decir que estas… enamorada de él? – toma un cojín.
- Ambas – sonrío al ver su expresión.
- No creo que eso sea muy correcto – me hago la ofendida.
- En el corazón no se manda – me quejo.
- De hecho – observa a Emma y Liam – En el corazón no se manda – me mira unos segundos a los ojos, acto seguido se levanta del sillón y camina hasta Coraline y Niall.

No sé por qué pero ahora me siento un tanto culpable, estoy sola como cachorro abandonado, todos me ignoran quizá porque tienen mejores cosas que hacer que hablar con la ahora huérfana Jaymie Williams.

Me recargo en el sillón y subo los pies para abrazarlos, no duro ni cinco segundos cuando una despeinada Carrie vuelve y me da un manotazo en las rodillas. Me levanto del sillón y de un sorbo me termino la bebida, camino hasta el mini bar y sirvo en mi vaso un poco de tequila para tomarlo como si fuera un shot, me apetece ponerme hasta las chanclas de ebria. Me sirvo otro shot y me lo tomo, sirvo otro antes de que Emma llegue.

- Tienes ganas de beber, ¿ah? – pregunta con media sonrisa.
- Así es, querida rubia – respondo.
- Yo igual muero por beber hasta vomitar pero alguien no me deja – echa un vistazo a Liam.
- Parece que le importas – termino con el shot y me sirvo otro más.
- Creo que si – hace una pequeña mueca – Se siente tan raro… Es como si lo quisiera – carcajeo ante las palabras de mi amiga.
- Lo quieres, no te hagas la tonta. Se te nota en los ojos de borrego a medio morir – suelta una carcajada.
- ¿Qué hay contigo y Lucho? – se recarga en la barra.
- Lo quiero tanto como a mi querida hermanastra – levanto la ceja y ella sonríe.
- No parece así, él se preocupa por ti también – me mira pícara.
- No seas ridícula, tal parece que cupido está afectándote a nivel neuronal – ¡Shot adentro!
- Se ve a leguas, Jaymie – se inclina y habla más despacio – Dame uno de esos – apunta a mi vaso, le sirvo el shot y me aseguro de que Liam no la vea para que pueda beberlo.
- ¿Mejor? – asiente.
- El dulce néctar de la vida – carcajeamos – Debo volver con mi hombre – sonríe y camina hasta el castaño.

Es tan raro verla así, en una relación que parece estable. Echo un vistazo a Coraline quien carcajea junto a Tinker Bell, en cambio Peter Pan se encuentra demasiado serio para mi gusto, lo ignoro y puedo ver a Carrie besándose con Styles, es tan asqueroso que la cara se me amarga de inmediato. Giro el rostro hacia Michelle, la chica habla muy cerca de los labios de Zayn, un escalofrío me recorre por completo. Todo esto va de mal en peor, cuando los sentimientos se involucran, todo se va directito a la mierda.

Doy un fuerte suspiro, creo que necesito ir al psicólogo y Annette no ha llegado de su largo viaje por el continente africano. Me preparo una bebida con una cantidad considerable de vodka, quizá me ponga al pedo pero me hará bien no sentir tanto. Echo un vistazo a Peter Pan y lo sorprendo mirándome también, le sostengo la mirada hasta que él me sonríe, se ve tan sexy con ese pantalón de mezclilla obscuro y esa playera azul marino, hace que sus azules ojos resalten… Soy tan patética.

***

- ¿Recuerdas aquella vez que te picó la abeja? – pregunta Carrie riendo.
- Parecías Hulk pero en rojo – Emma acompaña las risas.
- Soy alérgica a las abejas, déjenme – se excusa Cora.
- Eres alérgica a la vida – me uno al bullying hacia la pequeña.
- ¿Se acuerdan cuando nos reuníamos todas a ver Sailor Moon? – pregunta Michelle.
- ¡Claro! Cuando decíamos que Lita era Carrie por ser la más alta, Amy era Michelle porque era una pequeña genio, Mina era Emma por ser la mil amores desde pequeña y Ray era Jaymie porque ambas son unas desquiciadas – dice Coraline.
- Y tú Serena por ser una llorona de mierda – le digo con cara de pocos amigos y ella baja la mirada haciendo puchero – ¡¿Ves?! ¡llorona, llorona!
- Que tiempos, creo que ahora nos parecemos más a ellas – dice Carrie recargándose en el hombro de Ricitos de Oro.
- ¿Han sido amigas desde siempre? – pregunta Liam.
- Así es – contesta Cora mirándonos con orgullo – Desde siempre y para siempre.
- Que cursi – le lanzo un cojín.
- Eso debe ser maravilloso – habla ahora Louis.
- Nosotros no hemos sido amigos desde siempre pero tal parece que si – ahora dice Harry.
- ¿Nos estamos poniendo cariñosos? – pregunta Emma.
- Si estuviéramos cariñosos, aquí mismo se formaba una orgía – como siempre el arruina fiestas Malik.
- Tenías que hablar – revoloteo los ojos.
- Tenías que nacer – me lanza un cojín.
- ¡Zayn! – lo regaña Peter Pan.
- Ya pues – revolotea los ojos.
- Y… ¿Cómo fue que entraron al concurso? – pregunta Niall.
- ¡Cora nos obligó! – grita Emma.
- Si no fuera por ella no estuviésemos viviendo este infierno de fans locas que nos amenazan a muerte – digo burlona.
- ¿Te han amenazado? – pregunta Louis.
- Sip, pero no les tomo importancia – me encojo de hombros.
- A veces nuestras fans pueden ser un tanto…
- ¿Envidiosas? – pregunta Chelle.
- Supongo – responde Liam.
- Qué bonito que no estemos peleando… Bueno, que no estemos contaminando con tantos gritos – dice Carrie aplaudiendo.
- Por mí puedo empezar la pelea – levanta la mano Zayn.
- Mejor ni hables – lo mira Louis.

En estos dos meses de contrato, jamás nos habíamos sentado a hablar como personas civilizadas, debo admitir que me gusta más pelear con Lucho y con la lombriz de agua puerca pero es agradable no malgastar tanta saliva en palabras obscenas, además supongo que debo guardarlas para cuando llegue a mi casa.

Platicamos de nuestras locas aventuras de niñas aproximadamente unas dos horas, ya es de noche y si no regreso a casa mi papá me matará.

- Creo que es hora de regresar a casa – dice Cora levantándose del piso.
- Sé que no tienes en qué venir, permíteme llevarte a casa – se ofrece Louis.
- Va, no pongo objeción esta vez – me encojo de hombros.
- ¿Te veo en el estacionamiento? – pregunta.
- De acuerdo.

Camino junto a Michelle, Coraline, Zayn y Niall, adelante van Liam y Emma tomados de la mano, creo que necesito más tiempo para acostumbrarme a aquello. Harry y Carrie se quedaron en el departamento, supongo que a hacer sus cochinadas, Emma me contó lo que vio en la playa, no creí a Carrie capaz de aquello pero es su cuerpo y puede hacer lo que le plazca, sólo que si termina panzona con un hijo del imbécil la regañaré un mes entero sin descanso.

Una vez que estamos afuera me despido de todos y espero a Louis unos tres minutos hasta que sale del edificio con una bolsa en la mano, no le tomo importancia y espero a que quite el seguro de su bello auto para entrar al asiento del copiloto. Me pongo el cinturón de seguridad y espero a que él esté dentro.

- ¿Te apetece un helado? – pregunta sonriendo.
- No lo creo, justo ahora parezco una imitación barata de Barney – respondo sin ganas.
- ¡Vamos! No seas amargada, siempre haces el ridículo en la calle, uno más no manchará tu reputación – lo miro boquiabierta, me dan ganas de reír y golpearlo al mismo tiempo.
- No quiero – me cruzo de brazos.
- Por favor, querida Jaymie. Simon me dijo que debemos besarnos ante las cámaras – al instante la sangre se me baja – Sólo faltamos tú y yo – levanta repetidas veces las cejas.
- Me importa poco, no quiero besarte – miro la radio, quisiera prenderla para que se calle la bocota.
- ¿Por qué no? – frunce el entrecejo – Soy buen besador.
- ¿Oh sí? ¿Quién me lo asegura? – levanto una ceja.
- Puedes comprobarlo tú misma – sonríe y no puedo estar más incómoda.
- No quisiera hacer eso, pero gracias – me recargo en el asiento.
- ¡Vamos! Quiero invitarte un helado, no seas amargada – me toma la mano y al instante clavo la mirada en mi mano temblorosa.
- Bien – digo con poca seguridad.
- ¡YUJU! – levanta las manos como pequeño y acto seguido pone en marcha el auto.

El camino fue corto, llegamos al centro y no quisiera bajar porque hay demasiada gente ahí afuera.

- No bajaré así – me niego.
- Claro que lo harás, te ves sensual – lo miro y me guiña el ojo.
- Pareces un acosador pervertido – revoloteo los ojos – Y no bajaré así.
- Pero te ves bien – me toma del hombro.
- Lo dices porque tú calzas zapatos decentes – quito su mano de mi hombro.
- Sí calzara igual que tú, ¿irías por un helado conmigo? – pregunta mordiéndose el labio inferior. Se ve jodidamente sexy.
- Si – entrecierro los ojos.
- Pues entonces iremos por un helado.

Se gira hacia parte trasera y de la bolsa que llevaba cuando salió del edificio toma unas pantuflas parecidas a las de Michelle, se las pone y yo quedo boquiabierta, a este chico no le importa hacer el ridículo, debo admitir que tengo talento para hacer el ridículo pero no es algo que yo quisiera sino que me nace por sí solo.

Sale del auto, yo dije que lo haría si él se veía igual así que cumpliré lo que dije. Antes de que pueda abrir la puerta él la abre, me ofrece la mano y yo la tomo para salir, cierra la puerta y caminamos tomados de la mano por el centro atrayendo las miradas, veo en la otra calle a unas chicas gritar su nombre y llorar como locas, también veo unas miradas desaprobatorias hacia mí y aprieto el agarre con Louis quien suelta mi mano y me abraza. Echo un vistazo hacia el piso, ambos caminamos con unas ridículas pantuflas, creí que Peter Pan era un soquete pero ya estoy viendo su lado divertido.
Llegamos a un local y entramos.

- Disculpe, ¿tiene helado morado? – pregunta y el chico que sirve los helados lo mira raro.
- Si – responde.
- Quiero un helado morado y otro de zanahoria… Grandes por favor – el chico obedece no sin antes darle una mirada de loco, Louis se va a pagar y yo me quedo esperando.
- Hola – me saluda uno de los chicos que atienden el lugar.
- Hola – respondo el saludo con una mirada coqueta, el chico esta bueno y sus ojos color ámbar son cautivadores.
- ¿Cómo te llamas? – pregunta.
- Jaymie – le sonrío.
- MI Jaymie – interrumpe mi “novio”, revoloteo los ojos e ignoro al chico lindo, Louis toma los helados y me da el de color morado – No querrás ponerme el cuerno, ¿o sí?
- Ni siquiera eres mi novio de verdad – me quejo.
- Pues empieza a imaginar que sí, ahora quita esa cara de amargada – lame su helado.
- No lo haré – revoloteo los ojos.
- Te doy diez libras – se detiene frente a mí.
- Eso es muy poco – entrecierro los ojos.
- Te doy cien – mis ojos se iluminan – Sí me besas.
- No – niego con la cabeza.
- Ciento cincuenta – el corazón me late al escuchar la palabra dinero pero pareceré una urgida.
- Doscientos – propongo. Él me mira con los ojos entrecerrados.
- Hecho, pero debe parecer que en verdad me quieres – lame una vez más su helado.
- Bien – estiro mi mano para cerrar el trato y él la toma.

Debo seguir un tanto ebria porque no sé lo que hago, por un lado siento que quiero besar al imbécil pero por otro quisiera embarrar mi helado en su cara.

Me toma de la mano y caminamos unas cuantas cuadras, puedo ver a los paparazzis dándole vuelo a la hilacha con las fotografías, la verdad es que me siento un poco incómoda pero veo a Louis y él se encuentra tan tranquilo que me quedo como estúpida observándolo, no puedo negar que es muy guapo pero tampoco quiero aceptarlo.

- Louis, ¿puedo tomarme una fotografía contigo? – miro hacia el frente, es una chica de aproximadamente unos quince años de edad.
- Claro, linda – le sonríe.
- ¿Puedes? – me pregunta entregándome su cámara, asiento y les tomo la foto.
- Gracias – le da un beso en la mejilla y se aleja.
- Que rico helado – dice Louis lamiendo el poco helado que le queda, revoloteo los ojos e imito su acción – Deberíamos tomarnos una fotografía – sonríe y toma su celular, me coloco a un lado de él y sonrío para la foto – Perfecto, va a Twitter e instagram.
- Tus fans querrán asesinarme – carcajeo.
- No lo creo – toma mi mano, no doy ni un paso cuando me detiene.

Su expresión es seria y por un momento me imagino lo que está pensando, mi corazón empieza a latir con ganas y me reprendo a mí misma por desear besar sus estúpidos labios, me toma de la cintura y me acerca más hacia él, me siento tan ridícula, sin embargo muero por hacerlo. Corto la poca distancia que hay y ¡PUM! De pronto empiezo a ver fuegos artificiales, supongo que el beso desquita bien esas doscientas libras.

Me separo de él y veo cómo nos toman como cien fotos por minuto, tal parece que esto será la noticia de la revista quincenal de chismes. Miro a Louis quien me mira pícaro y lame su helado para terminárselo, trago saliva incómoda y me concentro en terminar mi helado morado.

***

- Te dije que besaba bien – me dice con tono arrogante.
- Eso no me importa, me darás doscientas libras – me hago la “fuerte”.
- ¿Y qué? Sé que te gustó mi beso y quieres otro – menea la cabeza como niño pequeño.
- Estás loco – revoloteo los ojos.
- Por ti – ríe.
- ¿Qué? – lo miro con los ojos bien abiertos.
- Que tú me vuelves loco, me desesperas – explica y puedo suspirar aliviada, no quisiera que el imbécil sintiera algo que no fuera desagrado hacia mí.
- Bien.

Cinco minutos tardamos para llegar a mi casa, mis manos sudan, espero que a Arnold se le haya pasado el coraje.

- Gracias por traerme, Lucho – sonrío muy a la fuerza.
- Por nada, querida y odiada Jaymie – sonríe.
- Bien, adiós – incómodo.
- Cuídate, nos vemos mañana.
- Bye – abro la puerta del coche y saco una pierna del mismo.
- ¡Espera! – me interrumpe y volteo a verlo, el muy estúpido me toma el rostro y me planta un beso – Ahora sí, adiós.

Salgo casi corriendo, me da miedo que él… ¡Carajo!, en casos así me alejaría del país pero un contrato que me mandará una deuda que mis tátara tátara nietos tendrán que pagar también me lo impide.

Entro a mi casa y veo a mi papá sentado en el sillón del lobby.

- ¿Dónde estabas? – pregunta sin verme a la cara.
- No quería estar soportándote – contesto sin tapujos.
- Eres una desconsiderada – revoloteo los ojos.
- Aquí el único desconsiderado eres tú, desquitas conmigo todo lo que te pasa y no me tienes la confianza para platicarme cómo es que te sientes, pero quieres que yo sea un libro abierto para ti. Esta familia, si se le puede decir así, está más que quebrada pero tú pretendes que todo es perfecto hasta que la loquera se apodera de ti y nos mandas a todos a la mierda – intento no gritar.
- Eso es mentira – se cruza de brazos.
- Arnold… No estoy como para discutir contigo, te sugiero que pienses en lo que has hecho el día de hoy y cuando estés más tranquilo hablamos – suspiro para calmarme.
- Vete a dormir – me ordena.

Le clavo la mirada antes de irme, parece que comienza a darle la andropausia porque está más loco que un adolescente.

Abro la puerta de mi habitación y veo a Brittzorra dormir con un marrano desparramado sobre la cama, en su mesa de noche veo un esmalte de uñas rojo, me acerco hasta él, lo destapo y lo roció sobre el rostro de la chiquilla, acto seguido me acuesto y me arropo para dormir tranquila.

No quiero llegar a casa. No puedo soportar los gritos de mamá dirigidos a papá. Tampoco puedo dejar de pensar en lo que vi hace un día atrás. Necesito decirle.

Puedes hacerlo, puedes hacerlo… a la mierda, no puedo.

No puedo ignorar el hecho de que las cosas con “los Erection” hayan mejorado durante ésta semana, eso sería como querer tapar el sol con un dedo.

Por una parte; Emma parece estar más que cómoda junto con Liam. Aunque la rubia aun no ha olvidado el hecho del embarazo de su madre, Liam la mantiene lo bastante ocupada como para pensar en otra cosa, y eso se le agradece. Porque si no fuera de aquella manera, Emma nos tendría a todas con los pelos de punta a todas nosotras, sin embargo, comprendo en lo absoluto lo que le está sucediendo, adaptarse a esos cambios nunca es fácil y eso lo veo la mayor parte del tiempo en los niños.

Esa es una razón para no hablar.

Por otro lado se encuentra Harry y Carrie, “Carry” –como los han nombrado Louise y Sheila–,  los que desde nuestra visita a la playa no se han separado ni siquiera para respirar. No es necesario ser un experto para saber que hay algo más entre ellos que solo una relación de novio/a falsa. Quizás ellos estén comenzando a creerse el cuento de la relación, aunque conociendo a mi amiga nada de lo que pueda suponer, será realmente cierto. Carrie siempre nos sorprende a todas con sus decisiones, cosa que espero que sean las correctas.

También está Cora, sonriendo y hablando sobre lo maravilloso que han sido los últimos días que hemos pasado con sus amores platónicos. Ella no ha parado de hablar sobre “nuestras relaciones” y lo maravilloso que va cada una de ellas.

Al menos tres de ellas, mejor dicho cuatro.

Zayn se ha disculpado nuevamente sobre la cena con su madre y, luego del incidente en la playa y un par de días estando en casa, su humor suele ser bastante cambiante con la mayoría, sin embargo, conmigo no suele hablar demasiado, a no ser que sea necesario, lo que se toma como un progreso en “nuestro noviazgo”.

Pero no todo es color de rosa.

Siempre uno debe arruinarlo todo. ¿Por qué uno siempre tiene que arruinar todo? ¿Por qué no pueden ser consientes de los demás?

No sé como decirle a Jaymie lo que he visto, luego de todos los avances que estamos teniendo, sobre todo sabiendo que Tomlinson se ha comportado mejor de lo que suele comportarse cuando está cerca de la morena, aunque su comportamiento lo delata, soy la única que sabe el porqué de su cambio de actitud en los últimos días, y eso me carcome por dentro.

—… entonces, ¿te parece?  – murmura cerca de mí oído derecho y su cálido aliento choca contra éste sacándome de manera abrupta de mis propios pensamientos.

Doy un pequeño respingo, logrando sobresaltar también a Zayn.

— ¿Ah? – suelto rápidamente con el corazón latiendo a mil por hora debido al susto. Giro mi rostro para encontrarme a un par de centímetros de la mirada socarrona del moreno.

— Estás distraída – comenta alejándose levemente al momento que mis mejillas se comienzan a tornar de un color rojizo debido a mi distracción – más de lo que normalmente lo estás.

Meneo la cabeza, en un intento de despojarme de mis propios pensamientos. Siento el peso del brazo de Zayn sobre mis hombros, el que no recuerdo cuando puso ahí, por otra parte, su sonrisa y su aparente buen humor me desconciertan más de lo que aun estoy y, más, de lo que intento aparentar.

Continuo negando con la cabeza cuando de repente soy consiente del calor emanado por el cuerpo del moreno, también de la cercanía de ambos logrando que los músculos de mi espalda se tensen de repente, cuando el silencio incómodo se hace presente entre nosotros.

Parpadeo un par de veces y regreso la mirada hacia sus ojos oscuros, los que me miran con cierta pizca de interés y curiosidad, lentamente las comisuras de sus labios se comienzan a curvar hacia arriba en una pequeña sonrisa socarrona, mientras que su mirada se clava en la mía y algo parecido a un escalofrío recorre mi columna vertebral al momento que mis mejillas se vuelven a teñir de rojo.

— No te estaba escuchando, lo siento – me disculpo y bajo mi rostro un tanto avergonzada.

Su agarre en torno a mi hombro se estrecha y su calor se siente más cerca al momento que una carcajada ronca escapa de sus labios, junto con un par de palabras que no soy capaz de comprender.

Enarco una ceja y él me sonríe a lo que la brisa gélida choca contra mi rostro, el sol se está poniendo y los tonos rojizos y anaranjados se toman el cielo mientras que las temperaturas descienden bruscamente en cosa de minutos.

— Te estaba proponiendo; – Zayn carraspea – pasar a mí departamento por mi auto y por un par de cosas que debo recoger antes de llevarte a casa. – finaliza posando sus oscuros ojos en mí.

— Cl-claro – tartamudeo un tanto turbada – no hay problema.

El asiente lentamente y regresa su mirada al frente aun con una sonrisa plasmada en el rostro. Frunzo el ceño levemente, como intentando comprender su humor cambiante al momento que se encuentra conmigo, hace un par de horas no dejaba de fastidiarnos a todos – cuando nos encontrábamos en el departamento de Carrie – y ahora parece que todo su mal humor y sus constantes comentarios ofensivos han sido remplazados por una especie de humor, el que ni siquiera yo comprendo.

— ¿Qué me ves? – inquiere sin mirarme a los ojos, pero por su tono burlón puedo asegurar que me ha estado observando por el rabillo del ojo.

Niego con la cabeza por un par de segundos.

— Vamos, puedes decirlo – asegura observándome directamente a los ojos mientras caminamos hacia su departamento. – No muerdo – comenta con diversión – al menos, no tan fuerte. – bromea y me sorprendo.

— ¿Debería? – pregunto sarcásticamente enarcando una ceja y tal parece que el chico comprende mi punto. — sólo analizaba la posibilidad de que tuvieras algún desorden de personalidad – suelto sin siquiera procesar lo que acabo de decir.

Una sonora carcajada escapa de sus labios dejándome aturdida. ¿Qué más quiere que piense? Lo único que hace cuando estamos juntos es hablar sobre lo molesto que está acerca la mierda del contrato, repitiendo una y otra que le estamos cagando la vida ¿qué más puedo pensar si de un momento a otro cambia su actuar de esa manera?

Me observa y menea la cabeza como si estuviese tratando con algún niño pequeño, su sonrisa parece expandirse cuando frunzo los labios y lo observo de manera extrañamente divertida ¿por qué? No tengo idea, puede que su humor se me esté contagiando.

— Aquí entre nos – murmura acercándose lentamente a mí oído – sólo me gusta fastidiar cuando sé que la otra persona se molestará.

Enarco una ceja y lo observo sin comprender lo que está tratando de decir. Zayn rueda los ojos y suspira aun sonriendo.

— Me gusta fastidiar cuando sé que contestarán y que me atacarán de vuelta – me explica – lo que sé que no harás, dado los pocos meses que llevo conociéndote – me mira esperando que diga algo, pero como no lo hago, el continúa – tienes más paciencia de la que esperaba.

— Supongo que eso es bueno – me atrevo a decir.

— Podría decirse que sí – ríe suavemente – supongo que nos ha salvado a ambos.

— ¿A qué te refieres? – cuestiono de manera automática.

— Podría haberme tocado Carrie – hace una mueca de espanto, la que me hace reír al instante – o quizás Jaymie – y nuevamente la mueca se hace presente, solo que esta vez es más exagerada – o Emma – y estallo en carcajadas ante su rostro – lo que probablemente significaría que estaría enfadado la mayor parte del tiempo.

— ¿Eso es posible? – río y, aunque no lo crea posible, él ríe conmigo.

— Créeme que sí – contesta haciendo un ademán con su mano libre – y digamos que no soy un amante de la efusividad y efervescencia, por lo que probablemente Coraline ya me tendría internado en un hospital psiquiátrico. – finaliza para luego romper en carcajadas, a las que no soy capaz de resistirme y termino riendo junto a él. – Lo digo enserio, Ellie – dice entre risas, sorprendiéndome notoriamente, al llamarme por mi apodo.

— ¿Qué es enserio? – la curiosidad habla por mí.

— Que una parte de mí se alegra que hayas sido tú quien tomara el papel con mí nombre.


Salgo del baño del departamento de Zayn.

Sus palabras rondan por mi cabeza y, al parecer, se niegan a salir de ahí.  ¿Qué quiso de decir con eso?  Puede que no haya sido nada más que las confesiones del momento y, en parte, también me siento, en teoría, bien con él. Aunque sea un completo idiota la mayoría del tiempo.

Observo con detención su departamento a mi paso. Todo está completamente ordenado y estructurado, los sofás de cuero negro en la sala de estar están alineados frente a una enorme televisión de pantalla plana, las paredes de un tono crudo están adornadas con fotografías y adornos que no alcanzo a distinguir, el suelo se encuentra cubierto por una alfombra del mismo tono y todo se encuentra limpio y brillante.

Me sorprende lo ordenado que se ve todo a vista en cuanto comienzo a avanzar con lentitud hacia la cocina, donde se encuentra el moreno.

— Sí, claro que no hay problema – logro escuchar a medida que me acerco – Sería un placer. Haría lo que fuese por estar más tiempo con ella, Señora Rose.

¿Qué? ¿Señora Rose? Esa no será mí… ¡NO!

Me tambaleo hasta la puerta de la cocina en donde me encuentro con Zayn hablando desde mí teléfono celular. Está apoyado contra la encimera, su brazo derecho cruza su pecho mientras que con el izquierdo sostiene mí móvil en su oído, parece estar entretenido hablando con quien creo que es mi madre hasta que me ve entrar a la cocina.

No, no, no, por favor no. Mamá, no de nuevo.

— Aquí está, Ellie – murmura con entusiasmo, el que no puedo distinguir si es verdadero o sólo es mi imaginación.

Lo miro estrechando los ojos con nerviosismo mal disimulado, aparentemente, puesto que Zayn me mira divertido en cuanto tomo el teléfono con manos temblorosas.

— ¿Cómo pudiste? – susurro estrechando aun más los ojos y el continúa mirándome con la misma expresión.

No me interesa comprender, por el momento, el por qué actúa de esa manera cuando está conmigo. Tal parece que el Zayn detestable y fastidioso que conocía ha sido remplazado misteriosamente por esta versión, la cual no estoy segura que me agrade más que la primera.  

— ¡Ellie, cariño! – chilla mi madre una vez que coloco el móvil en mi oreja y susurro un suave “hola” – Princesa, le he pedido a tú novio que las acompañe a Louise y a ti esta noche – dice de manera tan normal que me quedo en blanco observando hacia adelante. – tú padre y yo tenemos un par de cosas que hacer.

No. Por favor, no de nuevo.

Me tambaleo hacia atrás. Esas palabras me hacen estremecerme. La última vez que las escuché, fue cuando decidieron darse un tiempo de su matrimonio hace algunos años atrás, periodo que terminó debido a lo que sucedió con Louise.

Junto con mi hermana siempre hemos sabido lo inestable de la relación, pero este último tiempo las cosas habían estado calmadas, al menos hasta ahora.

— Oh, no te preocupes. Puedo encargarme de mi hermana – contesto con voz áspera.

—Me sentiría más cómoda si están con él – puntualiza usando su tono de voz de “yo soy tú madre”, probablemente esté sacando la máscara de Darth Vader de su armario en la cocina.

— No tenías por qué hacer esto, mamá. Puedo cuidar de Louise – mi voz se endurece y Zayn parpadea rápidamente ante mi cambio de humor.

Él no es el único que tiene problemas con su madre.

— Adiós, mamá. – corto rápidamente, sintiendo como mis lagrimas se aglomeran en mis ojos.

— Zayn, no es necesario que vayas hoy – mascullo con los dientes apretados.

— Lo sé, iré porque quiero – se encoge de hombros rápidamente – mis planes eran una verdadera mierda esta noche hasta que tú madre ha llamado y me ha pedido que las acompañe. No me puedo negar a molestar a tú hermana – vuelve a encogerse de hombros rápidamente.

Eso sonó… ¿comprensivo de su parte?, ¿Qué está pasando con el mundo éste día?

Parpadeo. Abro la boca un centenar de veces y nada sale de ella.

— Vamos, no será tan malo – me alienta posando una mano en mis hombros y mis ojos se llenan de lágrimas. – Hey, si no quieres que vaya… mierda, ¿estás bien?

No. No lo estoy. No he podido hablar con Jay sobre lo que sospecho de Tomlinson luego de haberlo visto con alguien más. Mis padres están peleando de nuevo. Me asusta el hecho de que no he estado con mis amigas –realmente como me gustaría– desde el viaje a la playa.

Una lágrima se me escapa y la quito rápidamente con el dorso de mí mano al momento en el que Zayn estira sus brazos para rodearme con ellos.


— ¡Ábreme la puerta, ahora! – chillo golpeando la puerta como una verdadera descerebrada. Mi corazón late rápidamente y mis pensamientos se encuentran dispersos dentro de mi cabeza – ¡Carrie Elizabeth Benwik, ábreme la maldita puerta en éste mismo instante! – repito intentando que mi voz suene amenazante. – Te necesito – susurro para mí misma.

No puedo dejar de pensar en todo lo que ha pasado durante los últimos días y, también, las últimas horas.

Necesito desahogarme. Necesito a mis chicas. Necesito un abrazo.

— Maldita sea, mueve el trasero, Carrie.

Pego mi frente contra la puerta y espero un par de segundos hasta que ella se digna a abrirme la puerta. Sé que puedo estar estresándome por cosas que no debería, pero se me hace imposible no preocuparme de ella. Es parte de mi familia.

Puede que esté tomando una carga que no es mía, pero yo sola no puedo afrontar todo lo que está sucediendo.

Me abren la puerta e instintivamente me lanzo a los brazos de Carrie. La estrecho contra mí, quizás con más fuerza de la necesaria y ella me devuelve el abrazo rápidamente, sin embargo, su fuerza me hace soltar un quejido. Abro lentamente los ojos cuando escucho una voz lo bastante ronca y gruesa como para tensarme.

— Tarde o temprano, todas caen rendidas a mí – una risa cómplice logra que me aparte completamente.

Harry me suelta de su abrazo y bajo su mirada, algo, preocupada, me observa meticulosamente. Frota sus ojos con sus manos al momento que bosteza y yo me sonrojo al instante en el que me percato que sólo está vistiendo sólo unos bóxers.

— Mierda. Lo siento – me apresuro a disculparme.

— No hay problema – contesta encogiéndose de hombros – ¿estás bien? – inquiere y capto algo de preocupación en su voz.

¿Qué mierda le está pasando al mundo?

Apartando la vista cuando siento mis mejillas calentarse debido a la incomodidad que me provoca que esté con tan sólo unos bóxers delante de mí.

– Tengo que hablar con Carrie – susurro con tono de disculpa cuando tomo su muñeca y arrastro en dirección la puerta. – Gracias por abrirme la puerta – hablo cuando ya le he cerrado la puerta en la cara.

Sin esperar respuesta, tiro mi bolso hacia el sofá de la castaña y me apresuro a caminar hacia su habitación. Titubeo cuando llego a la puerta, aunque finalmente la abro sin darle más vueltas al asunto.

Me arrastro en la cama junto a ella en cuanto bosteza y deja caer uno de sus brazos en mi pierna. Lentamente comienza a mover su mano hacia arriba aun con sus ojos cerrados. Reprimo una sonrisa y le golpeo la mano con suavidad.

— No te sobrepases conmigo, Wik – le advierto con una pequeña mueca de diversión ante el rostro de Carrie.

De golpe se sienta en la cama, observando hacia todos lados. Sus cabellos castaños están enmarañados, sus ojos confundidos me observan y me enfocan cuando tomo mis rodillas y las llevo a mi pecho.

— Necesito hablar – murmuro como explicación a la reciente intromisión en su hogar.

— ¿Qué está mal? – pregunta con voz pastosa y preocupada.

— La mayoría de las cosas – contesto rápidamente y ella se acerca a mí – necesitaba hablar con alguien, pero Emma sigue quedándose con Liam. Jay probablemente me patearía el trasero por despertarla tan temprano, sin contar que están esas mujeres en su casa y… no puedo hablar con ella – suspiro y Benwik frunce el entrecejo – Coraline está con sus hermanos y no quiero molestar. Sólo vine aquí porque pensé que estabas sola – me explico – pero no fue así.

La risita que se escapa de los labios de Carrie me relaja y me dice al mismo tiempo que no está molesta conmigo.

— De todas formas, ¿dónde está? – curiosea sonrojándose levemente.

— Lo saqué del departamento – contesto – pensé que tú me estabas abriendo la puerta y me lancé a abrazarte, pero ¿adivina? No eras tú. – ella se ríe – y, bueno, lo saqué del departamento porque necesito hablar.

— Habla, entonces. Soy toda oídos.

— Se trata de Jaymie – confieso – bueno no de ella. De Tomlinson – escupo – lo vi el día que ella llegó a mi casa – susurro – él estaba con otra y según lo que le pude sacar a Coraline y comparándola con las ex de la fiesta, estoy un ochenta por ciento segura de que estaba con su ex.

Los ojos de Carrie se abren enormemente ante la noticia y conecta las piezas en menos de lo que canta un gallo.

— Es por eso que ha estado actuando de esa manera con Jay.

— Eso es lo que creo – resoplo – pero no sé como decirle a Jaymie.

— No creo que sea necesario, Ellie – murmura Carrie con compresión – pero no sabemos que es lo que él está haciendo, recuerda que siguen siendo amigos para la prensa – se frota las manos para entrar en calor.

¿Ah? ¿Desde cuando Benwik es tan madura?

— ¿Hay algo más? – cuestiona nerviosa clavando sus ojos en los míos. ¿Cómo lo supo? Me pregunta mientras asiento con la cabeza.

— Mamá y papá comenzaron a pelear de nuevo – trago el nudo en mi garganta – y Zayn pasó la noche conmigo.

— ¡¿Qué?! – grita Carrie mirándome fijamente, sus ojos se abren a tope, sus manos viajan a su pecho y su boca permanece abierta de manera realmente graciosa.

— No es lo que piensas – murmuro suavemente.

— ¡Dios, Ellie! – chilla nuevamente colocando sus manos en su cabello. - ¿cómo pudiste? ¿Él… te lastimó? Porque su lo hizo voy de inmediato a patearle el culo. Olvídalo, le patearé el culo de todas formas.

— Carrie… - mascullo al momento en el que se levanta de la cama.

— ¿Por qué él? Es un idiota. Deberías haber esperado – suena abatida y sus mejillas están enrojecidas – sé que no soy quién para hablar, pero él es Zayn… ese aborto de mono robó tú primera vez. Lo mataré, lo torturaré hasta que me aburra, y no creo que eso suceda con facilidad. Mierda, Emma le va a cortar las bolas.

— Oye…

— No lo puedo creer.  Jay se le tirará encima y lo dejará sin ojos.

— ¡Carrie! – chillo, logrando que me preste atención.

— Oh, Dios. Ellie, pensé que tú primera vez, sería diferente…

— Alto ahí, para – señalo a Carrie – yo no soy así y lo sabes – espeto y ella se detiene en seco – mamá le pidió que nos acompañase a mí y a Louise. Él contestó mi teléfono y mamá se lo pidió de manera sorpresiva. Se quedó en casa conmigo, luego de que Louise dejara de joderlo hasta el cansancio, nos quedamos en la sala, viendo películas hasta que nos dormimos en el sofá. Ni siquiera me percaté de ello hasta que amaneció abrazándome esta mañana y yo… tengo miedo.

— ¿Qué? Espera, rebobina – me apunta con su dedo índice – ¿No pasó lo que creo que pasó?
— ¿Qué parte de “nos dormimos en el sofá” no te queda clara? – hablo con cierto sarcasmo.

— No trató de hacerte nada, ¿verdad? – entrecierra los ojos.

— Además de estar actuando diferente… no hizo nada más – confieso – y eso me asusta.


No pasa más de una hora hasta que las chicas aparecen en casa de Carrie, con comida, alcohol y sobre todo su humor, el que me hace sonreír. Llevamos alrededor de una hora esparcidas en los sillones de la sala de Carrie hablando de todo y a la vez de nada.

Les cuento a las chicas sobre los recientes problemas de mis padres y ellas me escuchan y me entienden. Emma nos habla de la situación de sus padres, también. Y, a pesar de ser completamente diferente a la mía, puedo entender su situación. Todas queremos ayudarla, pero el qué decir es complicado en situaciones como esta.

De pronto el tema se desvía nuevamente. Cora se mete de lleno en su computadora, Carrie camina hacia la cocina para preparar los tragos y Jay, Emma y yo nos quedamos en la sala, burlándonos de Bitchany y el escándalo que armó una vez que se despertó toda pegoteada por el esmalte de uñas que Jay le lanzó encima.
Las sonoras carcajadas de Jaymie se hacen escuchar por todo el departamento de Carrie al momento que se lanza sobre mí. Su peso me hace jadear y sus risas escandalosas me hacen reír junto con ella.

— A todo esto, ¿cuándo llegaste aquí, Mercedes? – la voz de Emma llega a mis oídos, preguntando de repente.

— Pasamos por ti, a tú casa – continúa Jay y me tenso levemente – nos atendió Lou y dijo que no sabía donde estabas. Pensamos que te habías escapado con Alejandro, a tener una noche de pasión latina – murmura la morena, aun sobre mí, moviendo las cejas con diversión y yo la golpeo en la cabeza.

— No, pero estuvo cerca – carraspea Carrie.

— Cuidado con lo que dices – la amenazo en broma.

— Uh, ¿qué hay que decir en tú defensa, Benwik? – carcajea Emma mirándola con una sonrisa socarrona.

— ¡Chicas, chicas! – vocifera Coraline, despegando sus ojos de su laptop. Una sonrisa se extiende por su rostro y sus ojos están brillando – ¡Las tengo; tengo las entradas para la película que he querido ver con ustedes!

— No iré a ver una película de princesas – se queja Jay jalando mi cabello de manera juguetona.

— Son tus favoritas – bromeo lanzándole un cojín –  sé que has visto toda la colección de películas de Barbie – río en su cara, Jay frunce el ceño. – Junto con Emma.

— ¡Nos han descubierto, Jay! – dramatiza la rubia.

— ¡Vamos, por favor, chicas! – chilla Cora saltando en medio de la sala – vayan conmigo, por favor, por favor – suplica juntando sus manos.

— Rubia, deja de hacer eso – señala Em – me duele la cabeza, creo que bebí mucho anoche.

— Por favor – continúa Cora haciendo caso omiso, alzando su voz, la que suena más aguda.

— No dejará de chillar hasta que digan que sí – Carrie aparece desde la cocina.

— ¡Por favor!, sé que no se arrepentirán – murmura Cora, pone sus manos juntas en frente de su pecho y comienza a pestañear de manera rápida, cuando hace eso se parece al gato con botas y se me hace imposible decirle que no.

— ¿Qué tan malo puede ser? – me encojo de hombros, aun debajo del cuerpo de Jay mientras las chicas suspiran resignadas.


¿Qué tan malo?, ¿es enserio, Ellie? Creo que la respuesta es… pues, es bastante malo.

Cora aplaude como una niña, chilla y grita emocionada en medio de la sala de cine mientras que todas nosotras nos quedamos tiesas en nuestros asientos a medida que los créditos comienzan a aparecer en la pantalla.

¿Quién hubiese pensado que la rubia habría sido capaz de engañarnos? Nadie, y menos para engatusarnos para ver la película de los erection.

Estamos rodeadas de chicas que nos quieren matar para tomar nuestro lugar, sin embargo, la estamos todas cubiertas, Cora tenía todo planeado. ¿Cómo es que lo hizo? Ni siquiera Emma lo sabe, logró traernos a todas al cine, nos colocó un par de gorros y gafas de sol y ninguna sospechó, hasta que llegamos a la sala de cine.

Al parecer Cora está aprendiendo las tácticas de las trillizas.

Con desgano me hundo en el asiento, me encuentro al lado derecho de Cora y al izquierdo de Jaymie, Emma junto a Jay y Carrie junto a Emma. Las cuatro estamos completamente aturdidas con el centenar de gritos y chillidos que suelta la sala entera de cine, llena de adolescentes completamente hormonales.

Ellos aparecen en la pantalla y todas comienzan a chillar y gritar. Mi cabeza palpita con tanto grito, mientras que a mi lado Jay rueda los ojos y bufa.

Tomo un par de palomitas y me las meto a la boca llenándome de comida para no decir nada. A pesar de que en este momento estemos, en cierta manera, bien con ellos… no significa que debamos andar haciendo este tipo de cosas.

Un chillido colectivo se apodera cuando la película comienza. Ruedo los ojos ante los múltiples comentarios de cómo las chicas de adelante planean secuestrarlos y violarlos hasta que se queden sin ganas. Iugh.

Jay me observa de reojo y señala las palomitas y luego a las chicas que tenemos en frente. Emma, quien está junto a Jay, capta la señal y juntas comienzan a tirar palomitas a las diferentes cabezas que tenemos en frente, haciéndose las desentendidas cuando alguien se atreve a mirarnos.

— Zayn parece aborto de mono tití – carcajea Emma cuando el chico aparece en la pantalla sin camisa.

— Denle de comer algo al pobre – continúa Jay y ambas estallan en carcajadas en medio de la sala de cine.

Una chica se voltea para hacerlas callar, pero su ceño se frunce al máximo cuando entorna los ojos y enfoca su vista en nosotras cinco. Farfulla algo a quien está a su lado y ellas nos miran con el ceño fruncido.

— ¿Qué miran? – Espeta Emm asesinándolas con la mirada.

— Son ellas – dice la chica ignorando a la ojiverde.

— ¿No vas a contestar? – amenaza la rubia y Carrie la calma.

— Son ellas – repite la chica y de repente somos observadas por más espectadoras las que; nos miran furiosas por estar interrumpiendo la película y las que se quedan completamente sin palabras al darse cuenta de quienes somos.

— Es la novia de Liam – comenta una.

— Ella es la de Harry – una rubia señala a Carrie sin ningún descaro.

— ¡Son ellas! – grita alguien detrás de nosotras y mi pulso por alguna razón se acelera. - ¡las que nos quitaron a nuestros hombres!

— Ay, Dios – susurro para mí misma cuando Coraline levanta sus manos. Me encojo aun más en mi asiento.

— Chicas, sólo queremos ver la película – titubea, acomodando el gorro de lana oscura en su cabello.

Todas comienzan a hablar a la vez, mis mujeres se tensan de la misma manera cuando alguien le lanza a Jay un paquete de palomitas en la cabeza, y luego me tiran un baso de soda vacío, seguido de un centenar de palomitas, las que comienzan a caer directamente sobre nosotras. Coloco mis brazos en mi cara cuando los gritos se hacen más sonoros.

— ¿Quién fue la mocosa? – Carrie se levanta y lanza una mirada fulminante a la sala, pero es recibida por más palomitas directamente en su cara.

— Vayámonos de aquí– grita Emma por sobre el bullicio.

— Ven, Cora – hablo y tomo su mano en cuando las demás se levantan de los asientos con una rapidez infinita, sin embargo, aun nos siguen llegando cosas por sobre nuestra cabeza al igual que insultos.

— Pendejas de mierda – alcanzo a escuchar a Jay delante de mí.

— Por aquí – una chica nos señala la salida de la sala – vengan.

— Vamos, vamos – apresura quien está junto a ellas.

Sin más, comienzo a seguirlas.

— Apresúrense – chilla Emma girándose para observarnos y una lata de refresco choca contra su enorme gorro. – a la mierda. ¿Quien fue? – espeta tornándose de un tono rojizo.

— Emma, vamos – pido y la tomo del brazo, aun en los pasillos de la sala de cine. Pero no me hace caso.

Da tumbos hasta quedar en frente de quien le ha lanzado la lata de refresco. Es, quizás, unos cuantos centímetros más alta que Emma, no obstante, Emma no se deja intimidar y la empuja hacia atrás.

— Conmigo y mis amigas, nadie se mete – grita una vez que la chica retrocede un par de metros y todo se descontrola en cosa de segundos.

— Con mis ídolos tampoco, rubiecita – grita una morena lanzándose sobre Emm.

— Rómpele la cara para que Liam no la quiera más – brama con exasperación una chica y alguien me jala el cabello.

— Ya verás cuando te patee el culo – contesta Jay con los dientes apretados, dirigiéndose a quien acaba de gritar.

Me pierdo entre una multitud de chillidos,  gritos, amenazas, me jalan en cabello, me arrastran de un lado a otro, lanzo manotazos y patadas para salir del lugar, diviso a Carrie y a Cora en una esquina.

— Mierda, corre – me dice Emm tomando mi brazo y arrastrándome detrás de ella hacia donde se encuentran las chicas, junto con Jay. El par de chicas que nos habían señalado la salida con anterioridad se encuentran junto a ellas y nos guían hasta la salida en cosa de segundos.

Estamos cubiertas de palomitas, y mientras Emma me arrastra detrás de ella, se gira para observarme, chocando contra un cartel de cartón y cae sobre One Direction.

Llevo una mano a mi frente, golpeándome con ésta. Le lanzo una mano a Emma y la levanto antes de correr en dirección hacia los baños del cine, donde se encuentran mis amigas junto con las dos muchachas que acaban de salvarnos de un tumulto de adolescentes hormonales.

— Alguien quiere decirme lo que acaba de pasar – pregunto retóricamente cerrando la puerta tras de mí.

— Pendejas – escupe Carrie – Cora, cariño ¿estás bien? – inquiere acariciando su cabello con cuidado. Cora levanta su mirada cristalizada observadnos a todas, tiene un pequeño hematoma apareciendo en su mejilla.

— Gracias – dice Jay mirando fijamente a la rubia y la morena que están junto a nosotras – nos salvaron de palomitas de maíz y latas de refresco – ríe amargamente.

— Pequeñas sabandijas, ¿qué se creen? – Emma cuestiona para sí misma.

— Lo siento – se disculpa una – pero aun no todas superan que los chicos estén saliendo con ustedes – baja su mirada.

— No te preocupes – la tranquiliza Carrie – lo sabemos, no es fácil. No me sería fácil saber que Chris Evans está con alguien. – pasa las manos por su cabello.

Me apoyo en un lavamanos y suelto un sonoro suspiro, miro mis dedos y dejo que mi vista recaiga sobre mis pies cuando un incómodo silencio se hace presente en el baño.

— Y... -titubea- ¿cómo son los chicos? – pregunta la morena hablando por primera vez, con cierta expectación en su voz.

— Ellos son geniales – dice Cora sorbiendo su nariz – todos los son – sonríe a medias.

— ¿De verdad? – inquiere la rubia de ojos verdes y unas cuantas pecas en el puente de su nariz. Suena esperanzada.

— Lo son – Em baja la cabeza y me deja sorprendida – Liam es muy dulce – creo verla sonrojarse.

— Diría lo mismo de Louis – Jay se encoge de hombros – es divertido, pero le apestan los pies – ellas ríen sonoramente.

— ¿Qué hay de Harry?, ¿de Niall? ¿De Zayn? – la morena pregunta, casi trabándose con sus preguntas.

— Es… bueno, ¿Harry? – Wik se ríe de su propio chiste – es… bueno, solo es genial – la observo sin comprender si está actuando o no, aunque después de todo, me parece que no.

— Bueno, Niall es fantástico y lo que dicen de él y su apetito es verdad – ríe Coraline haciendo reír a las demás, pero no me salvo de las miradas expectantes de ambas muchachas, quienes deben tener a penas unos quince años.

— Zayn es un caballero – sonrío sin convencer a las chicas, quienes han puesto su mirada en mí, después de todo no me siento capaz de arruinarles las ilusiones que tienen de él – es bastante divertido y bueno – suspiro y parpadeo, lamentablemente la actuación no es lo mío.

— Eso suena romántico – susurra una a la otra – yo sabía que estas chicas no eran unas perras, los chicos tienen suerte de tenerlas.

jai :